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Oasis Y Desierto Libio - Cultura Africana y Viajes

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situadas entre las rocas transcurrió buena parte de la vida de nuestros “abuelos”. Allí, en trazo<br />

fino y con colores hermosos, pueden verse mujeres bailando, cazadores ayudados por sus<br />

perros, rebaños de vacas y animales salvajes, que forman un conjunto de pinturas de primer<br />

orden. Entre las dos masas de dunas antes descritas se encuentra el Wadi (río) Mathendush,<br />

donde las pinturas dejan paso a los grabados: se trata de escenas de caza y de la vida<br />

cotidiana pero, lo más interesante, son los animales salvajes en toda su grandeza.<br />

Hacia el este, zona poco visitada y que no está abierta al gran turismo, habría que destacar el<br />

gran desierto libio, cuyas arenas se extienden más allá de las imposibles fronteras con su<br />

vecino Egipto y proporcionan esa belleza tan especial al oasis de Siwa... ¡Pero esto ya es otro<br />

país!<br />

Hacia el sur y una vez cruzado Ramlat Rabianah, otra zona de dunas, éstas dan paso al jabal<br />

Nuqay y, si continuamos por estos montes, llegamos al Tibesti, tierra de hombres terribles<br />

como los tubus... Pero esto también es otra historia.<br />

EGIPTO.- Sin lugar a dudas, Egipto es destino turístico desde la más remota antigüedad. Si<br />

leemos las fuentes más fiables que nos transmiten la historia de este singular país, las de<br />

griegos y romanos, nos enteramos de que los personajes importantes -emperadores, etc.- no<br />

sólo quedaban fascinados por las maravillas que allí se encontraban sino también por la<br />

fertilidad de sus tierras, a las que dedicaron grandes tratados y elogios. Fue tal la atracción que<br />

causó –y sigue causando- en los primeros pueblos cultos de Occidente que, hasta bien entrada<br />

la era cristiana, influyó en el conocimiento, las religiones y la forma de vida, que por otra parte<br />

en Alejandría tenía su faro.<br />

Los intelectuales persas, griegos y, más tarde romanos, ya viajaban hasta Egipto para<br />

contemplar sus maravillosos templos (¿podemos imaginarnos los templos de Luxor y Karnak<br />

en aquella época, hace 4.000 años?) y luego dar cuenta de todo ello al regresar a sus países.<br />

La influencia continuó sobre los árabes a mediados de nuestro primer milenio. Luego vendrían<br />

los turcos, más tarde los franceses (los grandes impulsores de la egiptología) y los ingleses a<br />

comienzos del siglo XX.<br />

Todos los pueblos que han tenido algún contacto con la civilización egipcia han sacado buen<br />

provecho del encuentro. Así, en cualquier museo europeo todavía se puede ver gran parte de<br />

los tesoros expoliados.<br />

A grandes rasgos, el país se ofrece al viajero de forma ordenada. Las visitas están controladas<br />

y uno sólo puede perderse en las ciudades donde, por otra parte, existe una policía turística<br />

para mayor seguridad de los visitantes. En El Cairo puedes visitar los mercados, viajar en

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