Poemas completos Vol. 1 - Publicatuslibros.com
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Luis Benítez<br />
POEMAS COMPLETOS<br />
(1980-1989)<br />
Introducción por<br />
LUIS GONZÁLEZ PLATÓN<br />
Licenciado en Filología Clásica<br />
2
2010. Luis Benítez<br />
Portada diseño: Celeste Ortega (www.cedeceleste.<strong>com</strong>)<br />
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3
LA POESÍA DE LUIS BENÍTEZ<br />
A Alma y a Mario que me han inspirado<br />
desde el vientre materno para redactar esta introducción.<br />
“¡Oh, por amor de Dios, no se estudia a los poetas!”<br />
PHILIP LARKIN<br />
Espero que se me permita <strong>com</strong>enzar esta introducción somera con la<br />
misma cita con la que <strong>com</strong>enzaba la introducción al poemario de Fernando<br />
Pinto do Amaral, La luz de la madrugada, que he traducido hace poco. En<br />
primer lugar, quisiera empezar diciendo que la poesía nació oral, para que<br />
“viviera en el aire”, <strong>com</strong>o dice Agustín García Calvo. Y así la poesía iba de<br />
boca en boca en las caravanas que recorrían las estepas de Asia y viajaba en<br />
los barcos y se recitaba en las plazas públicas en donde un rapsoda, con un<br />
bastón para marcar el ritmo, iba contando los oyentes historias de amor y<br />
guerra. Luego, llegó Homero, el poeta ciego, y la poesía fue “la negra flor de<br />
la tinta”, <strong>com</strong>o la llama mi muy querido Agustín García Calvo; entonces, la<br />
poesía devino escrita y se guardó en rollos de papiro, en códices y, casi hace<br />
nada, en libros 1 . Al final, llegó ese grupo social un tanto cargante y pesado<br />
que somos los profesores y empezó a estudiar y a analizar lo que de bueno<br />
habían hecho los poetas. Ya ocurrió así en fecha muy temprana con los<br />
gramáticos helenísticos y algo después con los gramáticos romanos; y desde<br />
ahí hasta nuestros días, hasta este modesto trabajo que tecleo en el ordenador,<br />
ha habido un intento por parte de los llamados profesionales de la enseñanza<br />
o de la crítica de estudiar a los poetas. La pregunta, creo, que nos tenemos que<br />
hacer es: ¿mejoramos, con nuestro conocimiento, la apreciación y el disfrute<br />
de un poeta o lo enturbiamos con erudiciones que más que dar brillo al<br />
estudiado se lo proporcionan al estudioso? Si se me permite responder a mi<br />
propia pregunta, creo que si el estudio no termina en lo que acabo de decir, es<br />
decir, en servir de fuente de fama al estudioso que, incapaz de escribir lo que<br />
ha escrito su estudiado poeta, pretende ganarse una fama y una gloria que<br />
merece en muy pequeña proporción, el <strong>com</strong>entario y el estudio a un poeta<br />
sirve, y mucho para apreciar mejor su obra. Se ama lo que se conoce y cuanto<br />
mejor se conoce a una persona más se la ama aunque también descubramos<br />
que existen en ella numerosos defectos. Para amar a Rubens tenemos que ver<br />
sus cuadros; para amar a Bach debemos escuchar su música y para amar a<br />
1 No significa esto que no haya seguido habiendo poesía oral. En Argentina están los payadores y en los<br />
Balcanes sigue habiendo recitadores que recorren los pueblos con poemas épicos de corte parecido a los<br />
que cantó Homero. En España, hasta no hace muchos años, no era raro ver en las fiestas de los pueblos la<br />
figura del recitador que hacia las delicias del respetable con poemas de Rafael de León, Manuel Benítez<br />
Carrasco o Rafael Duyos, por citar a algunos de los más conocidos.<br />
4
Goethe es necesario leer sus obras. Sin embargo, este amor se puede<br />
incrementar si a la mera visión, escucha o lectura añadimos un estudio de esas<br />
obras. Cuanto mejor conocemos, más amamos; y esto no sólo es aplicable en<br />
el arte sino en el amor humano que, <strong>com</strong>o ya dijo Erich Fromm hace muchos<br />
años, también es un arte: el arte de amar. Con un mayor conocimiento de lo<br />
contemplado, escuchado, leído o amado conseguimos más placer, más gozo<br />
y más madurez en el amor que sin ese conocimiento. Otra cosa es que el arte,<br />
<strong>com</strong>o el amor, deba hacer que algo brote en nuestro corazón al primer toque.<br />
Pero no menos cierto es que, tras ese primer brote amoroso que surge tras la<br />
flecha que envía ese diosecillo travieso que es Cupido o tras la visión, escucha<br />
o lectura primera, tiene que venir el trabajo para mantenerlo, alimentarlo y<br />
hacerlo crecer; en definitiva, conseguir que el amor, - ya sea humano o<br />
artístico pues tanto da - llegue a ser maduro y que el disfrute con la obra de<br />
arte sea mayor. Si la filosofía fue durante un tiempo la ancilla theologiae, los<br />
críticos y los profesores debemos ser servi poesiae. Sólo de esa manera, siendo<br />
siervos y no sirviéndonos de la obra del estudiado, podemos desobedecer a<br />
Larkin y <strong>com</strong>enzar, <strong>com</strong>o voy a hacer yo ahora, un modesto estudio sobre la<br />
obra poética de Luis Benítez.<br />
Mi conocimiento de este poeta argentino es relativamente reciente y se<br />
la debo a mi amigo y vecino, Hugo Aníbal Busso, que fue quien me introdujo<br />
en ella. Por aquel entonces, yo preparaba una antología de relatos de Marcel<br />
Schwob con un cuento inédito en castellano, La estrella de madera, y se me<br />
ocurrió poner al frente de mi traducción un hermoso poema que Luis Benítez<br />
tiene sobre este autor francés porque él pertenece también a la sacrosanta<br />
cofradía de sus lectores. Cuando el libro se publicó, le envié un ejemplar y él,<br />
a su vez, tuvo a bien enviarme una antología de su obra y un libro sobre su<br />
poética. Sin caer en el tópico, aquello fue el <strong>com</strong>ienzo de una gran amistad<br />
que, hasta este momento, lo es tan sólo por correo electrónico pero que en el<br />
futuro, estamos convencidos los dos, nos llevará al conocimiento personal.<br />
Reconozco que, cuando Luis me pidió que hiciera esta introducción a su<br />
poesía <strong>com</strong>pleta, sentí miedo. Tal y <strong>com</strong>o le dije a él, no era yo digno de tan<br />
importante misión. No obstante, voy a intentar llevarla a cabo porque tengo<br />
un concepto clásico de la amistad que me obliga a cumplir los deseos de los<br />
amigos y, por otra parte, los retos me gustan. Otra cosa será lo que resulte.<br />
Espero la benevolencia de los lectores y, sobre todo, espero la benevolencia<br />
del poeta en esta re incerta que es esta introducción. No me equivoco si digo<br />
que cuento con ella pues, <strong>com</strong>o dijo Cicerón, amicus certus in re incerta cernitur, o<br />
lo que es lo mismo, el amigo verdadero se hace ver en la situación incierta.<br />
Unos y otros tengan en la cabeza aquellas otras palabras latinas, de Ovidio en<br />
este caso, que rezan así: in magnis satis voluisse. En lo grande basta con haberlo<br />
intentado.<br />
5
Biografía<br />
No voy a decir nada más que dos detalles. En parte, por la juventud de<br />
Benítez y, en parte, porque creo que el conocimiento exhaustivo de su vida<br />
poco o nada pueden ayudar a conocer su obra. Sólo en determinados casos<br />
merece la pena entrar en detalles; en el resto de biografías basta con un breve<br />
apunte <strong>com</strong>o vamos a hacer aquí. Isaac B. Singer decía que, si tuviera a<br />
Shakespeare <strong>com</strong>o vecino, no lo iría a visitar porque su conocimiento nada le<br />
aportaría a la lectura y su disfrute. Es muy loable su postura: es mejor leer a<br />
Shakespeare en la casa de al lado que visitarlo sin conocer sus obras que son<br />
lo que, en verdad, importan. Por eso, digamos tan sólo los dos detalles que<br />
señalábamos antes.<br />
Luis Benítez nació en Buenos Aires en 1956. Con esto bastaría. El<br />
contar que Luis Benítez pertenece a numerosas academias de poesía en varios<br />
continentes (que pertenece), que ha recibido numerosos premios<br />
internacionales (que los ha recibido) tampoco puede ser relevante de cara al<br />
estudio de su obra. Sin embargo, sí que nos debemos parar en sus libros<br />
porque será a partir de ellos <strong>com</strong>o iremos haciendo el estudio de su obra. Ya<br />
decía San Pablo que “por sus frutos los conoceréis”. Así pues, sus frutos, sus<br />
obras poéticas son las que siguen:<br />
- <strong>Poemas</strong> de la tierra y la memoria, 1980<br />
- Mitologías / Balada de la Mujer Perdida, 1983<br />
- Behering y otros poemas, 1985<br />
- Guerras, Epitafios y Conversaciones, 1989<br />
- Fractal, 1992<br />
- El pasado y las Vísperas, 1995<br />
- La Yegua de la Noche, 2001<br />
- El Venenero y otros poemas, 2005<br />
- La Tarde del Elefante y otros poemas, 2006.<br />
A esta obra poética habría que añadir una novela, El tango del mudo, una<br />
obra de teatro, 18 Whiskies, y numerosos ensayos sobre diversos temas que<br />
irían desde el estudio sobre Juan L. Ortiz de 1985 al de la novelística de<br />
Teódulo López Meléndez pasando por un estudio del horror en la narrativa<br />
de Alberto Jiménez Ure o el ensayo titulado, La tiniebla y la gloria, dedicado al<br />
maestro Borges. También hay ensayos y estudios sobre el poeta <strong>com</strong>o el de<br />
Carlos Eliff o unas Conversaciones con el poeta Luis Benítez, de Alejandro<br />
Elissagaray y Pamela Nader.<br />
6
Su ubicación en la historia de la literatura argentina<br />
Tengo que reconocer con humildad que mi conocimiento de la<br />
literatura argentina no es muy amplio. Lo primero, porque hasta España<br />
llegan los nombres más sonados pero, sin embargo, son muchos los autores<br />
que no cruzan el Atlántico y se quedan del otro lado. Conozco los que una<br />
persona más o menos culta (no exageremos) puede conocer y así he<br />
a<strong>com</strong>pañado a Borges y juntos hemos ido hasta Creta para ver al Minotauro;<br />
he recorrido el Prado con Mujica Láinez y me he internado en su <strong>com</strong>pañía<br />
por el jardín mágico de Bomarzo; he sido prófugo con Bioy Casares y he<br />
vivido con él en una isla infectada por una enfermedad mortal; he <strong>com</strong>partido<br />
el coche con Cortázar en una autopista atascada o he recorrido un túnel con<br />
Ernesto Sábato para conocer las <strong>com</strong>plejidades del alma humana . No me<br />
avergüenzo de haber leído La calle de la muerte y la vida de Antonio Larreta<br />
(aunque el maestro Borges dijera que uno de sus orgullos era no haber leído<br />
nunca a este autor), ni de que un amigo argentino, Juan Antonio Fornés, me<br />
recitara unos versos de Almafuerte en esa calle abulense que da nombre al<br />
libro de Larreta. Reconozco mi devoción por Oliverio Girondo, por<br />
Alejandra Pizarnik, por Enrique Molina o por Alberto Girri, este último<br />
también presentado por mi amigo Hugo Aníbal Busso. También reconozco<br />
que soy un apasionado lector de la poesía de Borges y tanto es así que he<br />
cogido cierta aprensión por los espejos. Sin embargo, para esa labor de<br />
clasificación, de ubicación dentro de una gaveta en el bargueño de la historia<br />
de la literatura argentina de Luis Benítez, reconozco que tengo que recurrir a<br />
Camilo Fernández Cozman que en su espléndido ensayo La poesía es <strong>com</strong>o el<br />
aroma lo sitúa <strong>com</strong>o sigue:<br />
“Luis Benítez se sitúa en el ámbito de la denominada generación de los<br />
ochenta en Argentina, al lado de Juan Carlos Moisés, Esteban Moore,<br />
Osvaldo Picardo y Mario Sampaolesi entre otros. En ellos se observa el<br />
influjo de la poesía en lengua inglesa. Por eso, podemos identificar allí la<br />
huella de autores <strong>com</strong>o Ezra Pound, T.S. Eliot, William Carlos Williams,<br />
Dylan Thomas, Allen Ginsberg, E.E. Cummings y Edgar Lee Master. Vale<br />
decir, predominan el coloquialismo y el verso narrativo, frente a la metáfora<br />
de cuño simbolista, los poetas de la generación del ochenta se alejan de<br />
Stéphane Mallarmé y Paul Verlaine, para aproximarse al tratamiento directo<br />
de la cosa (sea esta de índole objetiva o subjetiva), procedimiento del cual<br />
hablaba Pound en su famoso imaginista de 1913 2 ”.<br />
Tras esta espléndida ubicación por parte de Fernández Cozman, a la<br />
sazón profesor universitario en Lima, podemos añadir algunas palabras que<br />
coloca Marcelo Ballestrasse en su estudio Luis Benítez: “El otro, el mismo”:<br />
2 CAMILO FERNÁNDEZ COZMAN. La poesía es <strong>com</strong>o el aroma. Editorial Nueva Generación. Buenos Aires,<br />
2009.<br />
7
“Conocido fundamentalmente por su pertenencia a la <strong>com</strong>pleja<br />
generación poética del ’80, podemos considerar a Benítez un intelectual<br />
paradigmático de esa década. Su notable talento lo ha llevado a incursionar<br />
con éxito también en otros géneros literarios. En todos ellos afloran siempre<br />
el pensamiento fino y la exploración de la palabra desde su reminiscencia<br />
universal, peculiaridad que le aproxima al rumbo adoptado por autores que<br />
los precedieron y que, coincidentes o no con su cosmovisión, integran un<br />
destacado segmento de nuestras letras 3 ”.<br />
Quisiera en este proceso de ubicación de la poesía de Benítez fijarme y<br />
hacer que el lector se fije en el momento histórico en que el vate rompe a<br />
cantar su necesario canto. Era el año 1980 y hacía tan sólo cuatro que una<br />
sublevación militar había derrocado a la Presidenta María Estela Martínez de<br />
Perón y había instalado una vergonzosa dictadura que con el tiempo<br />
sabríamos que también llevaría adelante una guerra sucia con terrorismo de<br />
Estado que violó de manera sistemática y masiva los derechos humanos de<br />
muchos miles de argentinos. Es la época tristemente célebre de los<br />
desaparecidos, un eufemismo para referirse a los asesinados. Cuando Luis<br />
Benítez publica su primer libro detentan el poder Videla, Massera y Agosti y<br />
está en marcha el llamado, también de manera eufemística o casi con humor<br />
negro, negrísimo, “Proceso de reorganización nacional”. La manera que<br />
tenían estos militares de reorganizar la patria, peligrosa palabra cuando los que<br />
la pronuncian piensan más en su sables que en los ciudadanos, tuvimos<br />
ocasión de verla en acción durante bastante años. No deberíamos tampoco<br />
pasar por alto el silencio cómplice de las grandes potencias y de los países de<br />
la vieja Europa. Sin embargo, la fecha en que el poeta decide alzar la voz me<br />
parece altamente significativa porque nos demuestra una vez más que el<br />
poeta, pese a estar “cercado por las balas, ansiado por el odio 4 ” no calla<br />
porque no debe ni puede callar; porque, consciente de su labor cívica y<br />
religiosa, <strong>com</strong>o vate que interpreta a los dioses y trasmite al pueblo su<br />
mensaje, su voz tiene que enfrentarse a los tiranos. Si alguien tiene dudas, que<br />
recuerde el origen sagrado de la poesía para los griegos. El poeta es el<br />
libertador, el Moisés que promete a su pueblo que lo sacará de la opresión de<br />
los egipcios; el poeta es, en definitiva, el salvador porque la palabra poética<br />
tiene una función salvadora y curativa. No olvidemos que, en alemán, el verbo<br />
heilen “cuidar” sirve también para lo sagrado, heilig.<br />
Una vez vista su situación dentro de la literatura argentina, creo que es<br />
3 La cita está tomada del libro de ELIZABETH AUSTER, Luis Benítez: Breve Antología Poética. Ediciones<br />
Juglaría. Rosario, 2008 (hay una versión digital en la Biblioteca de Poesía de www.publicatuslibros.<strong>com</strong>).<br />
El libro al que se refiere la nota es 18 Whiskies, teatro de Luis Benítez, con estudio preliminar de Marcelo<br />
Ballestrasse, Editorial Nueva Generación, Buenos Aires, 2006.<br />
4 Le hemos robado este verso a Miguel Hernández. Es de su poema Canción del esposo soldado,<br />
perteneciente a su vez al libro Viento del pueblo (1936 – 1937). Sea ésta, junto con las otras citas que del<br />
poeta de Orihuela hacemos en este trabajo, la manera de celebrar su centenario.<br />
8
necesario que intentemos encontrar cuáles son los temas que Benítez trata en<br />
su obra poética. Diremos los que a juicio de sus críticos son los temas<br />
generales de su obra y luego iremos profundizando en el resto de temas que<br />
va tocando en cada uno de los libros.<br />
Los grandes temas en la poesía de Luis Benítez<br />
De nuevo volvemos a echar mano de la cita que hace Elisabeth Benítez<br />
en su ya mencionado libro para escuchar la voz de Marcelo Ballestrasse:<br />
“Si leemos con atención preferentemente su poesía, advertiremos en<br />
Benítez esa universalidad a la que hacíamos referencia; en sus textos ad-<br />
quieren una presencia capital las problemáticas eternas del hombre,<br />
aquellas que trascienden una ubicación geográfica determinada, aun cuando<br />
aludan a prominentes figuras de la historia nacional o extranjera 5 ”.<br />
Las problemáticas eternas del hombre son los temas eternos de la<br />
poesía desde que ésta existe. Son las “tres heridas” que tan bien cantó Miguel<br />
Hernández en su muy famoso poema:<br />
Llegó con tres heridas:<br />
la del amor,<br />
la de la muerte,<br />
la de la vida.<br />
Con tres heridas viene:<br />
la de la vida,<br />
la del amor,<br />
la de la muerte.<br />
Con tres heridas yo:<br />
la de la vida,<br />
la de la muerte,<br />
la del amor 6 .<br />
Por tanto, las problemáticas eternas del hombre 7 , ese animal inconsolable<br />
según Saramago, son el tratar de la vida, de la muerte y del amor.<br />
Quizás - y espero que, si me equivoco, sea el mismo quien me corrija, - busca<br />
Luis en su poesía aquello que buscaba el gran Eugénio de Andrade:<br />
5 Cf. op. cit. página 8.<br />
6 Este famosísimo poema pertenece al libro de Miguel Hernández, Cancionero y Romancero de<br />
Ausencias (1938-1941). No podemos olvidar la versión musicada de Joan Manuel Serrat ni la<br />
interpretación que de esta versión hacía la cantante norteamericana Joan Baez.<br />
7 Así en Elizabeth Auster, op. cit. página 8.<br />
9
“Yo volví a buscar en la poesía lo que sólo la poesía podía darme, un<br />
lugar limpio donde el alma y el mundo se reconcilian para conjurar la<br />
muerte” 8<br />
En el ya citado libro de Elizabeth Auster, en la página 9 de su<br />
introducción 9 nos hace una revelación trascendental de cara a una mejor<br />
<strong>com</strong>prensión de la poesía del autor que nos ocupa:<br />
“En el volumen inicial de la obra de Luis Benítez, <strong>Poemas</strong> de la tierra y la<br />
memoria, se advierten los gérmenes de los tópicos que desarrollaría en títulos<br />
posteriores. La muerte, la vida impredecible, el amor, la sensación de la<br />
historia <strong>com</strong>o un cruce permanente sólo a veces advertido por el individuo<br />
<strong>com</strong>o el meollo mismo de su existencia, y en otras ocasiones difuminado<br />
entre fantasmas de la misma representación, se aprecian en este primer<br />
volumen, marcadamente influido por el poeta galés Dylan Thomas, <strong>com</strong>o el<br />
mismo Benítez admite en el tomo II de las Conversaciones. Se conforma además<br />
una recordación permanente de la muerte y su sinónimo, el tiempo, en una<br />
poética que inicia su propia vida en los albores de la post-modernidad que se<br />
pretenderá, justamente, ajena al tiempo e ignorante de la historia. Sin<br />
embargo, Benítez todavía está distante del manejo de recursos estilísticos que<br />
mostrará en trabajos posteriores, donde se hará más evidente el empleo de<br />
una continua elusión, <strong>com</strong>o el mejor camino para lograr un efecto de alusión<br />
fantasmática, donde le queda al lector el trabajo de <strong>com</strong>pletar una línea<br />
insinuada por puntos conceptuales, que dibujará la imagen final de lo referido por el<br />
poema. Benítez recurrirá constantemente a la elusión para llegar al imaginario<br />
del lector. Sin embargo, no es la suya una poesía hermética, que deje afuera a<br />
quien la lee ni le obligue a estar dotado de unos conocimientos previos<br />
especializados, para acceder finalmente a las claves de su poesía”. Pasemos a<br />
ver ahora, uno a uno, sus libros:<br />
<strong>Poemas</strong> de la tierra y la memoria. 1980<br />
De cómo el amor, la vida y la muerte se hacían presentes en este libro<br />
de Benítez y, por extensión, en toda su obra ya hemos hablado unas líneas<br />
más arriba. También se hablaba de su vinculación con Dylan Thomas.<br />
Según Margarita Ardanaz Morán, los grandes temas del poeta galés son los<br />
que siguen:<br />
- Los recuerdos de infancia y el contacto con la naturaleza.<br />
- La juventud, la plenitud, el amor.<br />
8 Esta hermosa cita del poeta portugués está tomada de su libro “A la sombra de la memoria”, publicado<br />
por Editorial Pretextos. Conste que esta nota no tiene nada de profesoral sino que tan sólo intento<br />
re<strong>com</strong>endar al lector un buen libro.<br />
9 Remito al lector interesado a esta feliz antología de Elizabeth Auster para que su recorrido por la poesía<br />
de Benítez sea altamente fructífero. Cf. Nota 2.<br />
10
- La relación hombre-mujer.<br />
- El sexo, el cuerpo.<br />
- El nacimiento.<br />
- La relación entre padres e hijos.<br />
- El deseo y la pasión.<br />
- La plenitud, la insatisfacción, la culminación.<br />
- La insatisfacción, el desengaño, el envejecimiento, la muerte.<br />
También es de destacar, <strong>com</strong>o esta autora nos dice, que la poesía de<br />
Thomas está llena de oralidad. También que hay un deseo inalcanzable de<br />
pureza y, para mí, lo más importante: “Dylan Thomas sabía bien que lo único<br />
que sobrevive a la muerte es la palabra” 10 . Luis Benítez lo sabe y en su poema<br />
Prosa poética-prosa de las ciudades nos dice:<br />
Todo es. Nada es. (…)<br />
Los hombres van y vienen <strong>com</strong>o los ríos.<br />
Las ciudades quedan, <strong>com</strong>o las piedras,<br />
esperando en la orilla que vuelva el mismo río.<br />
El mismo río del hombre que abandona las ciudades<br />
para no volver jamás. Y cuando se va el último<br />
y asoman los fantasmas sus ojeras nerviosas<br />
por las ventanas que el viento bate <strong>com</strong>o un insulto,<br />
la ciudad entera <strong>com</strong>prende que está sola<br />
y que se muere. Porque las ciudades se mueren<br />
y se pudren, <strong>com</strong>o los hombres, <strong>com</strong>o el amor.<br />
Frente a esas ciudades que se pudren <strong>com</strong>o los hombres y <strong>com</strong>o el<br />
amor, nos queda, <strong>com</strong>o a Blas de Otero, la palabra:<br />
EN EL PRINCIPIO<br />
Si he perdido la vida, el tiempo, todo<br />
lo que tiré, <strong>com</strong>o un anillo, al agua,<br />
10 Todo lo que venimos diciendo sobre Dylan Thomas proviene del libro Poesía Completa, DYLAN<br />
THOMAS. Visor Libros. Madrid 2008.<br />
11
si he perdido la voz en la maleza,<br />
me queda la palabra.<br />
Si he sufrido la sed, el hambre, todo<br />
lo que era mío y resultó ser nada,<br />
si he segado las sombras en silencio,<br />
me queda la palabra. abios para ver el rostro<br />
Si se me permite y a modo de orientación, diré que muchos de esos<br />
temas que hemos citado unas líneas más arriba están también presentes en la<br />
poesía Benítez. En lo que se refiere a la oralidad, quizás el punto en el que<br />
podríamos estar más en desacuerdo porque no encontramos en Benítez la<br />
repetición de fórmulas poéticas al estilo de los antiguos poetas épicos.,<br />
confesar que he leído en voz alta a algunos amigos una breve selección de<br />
poemas del poeta que nos ocupa y el resultado ha sido magnífico:<br />
conseguimos que “viviera en el aire la negra flor de la tinta” <strong>com</strong>o gusta de<br />
decir Agustín García Calvo. Por tanto, que nadie le niegue a la poesía de Luis<br />
Benítez su oralidad que, por otra parte, toda poesía debe tener porque, no<br />
olvidemos lo dicho al principio de este trabajo, la poesía nació oral y devino<br />
escrita.<br />
El poemario se cierra con uno de los más hermosos poemas de<br />
Benítez, Todo lo que diré de ti y que por su belleza copio <strong>com</strong>pleto para que el<br />
lector acostumbre su sensibilidad al buen hacer poético de Benítez:<br />
TODO LO QUE DIRE DE TI<br />
Boca de pájaro<br />
en tus ojos de hierro hoy se oxida el dolor.<br />
En la mañana que tiembla<br />
y en el sol que la entibia<br />
en el final de la noche con garras de muerto<br />
en todos los lugares <strong>com</strong>unes a saber:<br />
luna<br />
lluvia<br />
estrellas<br />
está tu origen y el origen de tu nombre.<br />
Eres el cuchillo que corta el pan de los pobres<br />
y la mano que enciende el cigarro del triste.<br />
Bienvenida gritan mis cosas mi pasado<br />
juguetes lápices caricias bienvenida<br />
mis años verdes y mis años grises<br />
la alegría de los hombres que ahora puedo ver.<br />
Mi amada con boca de diosa pagana<br />
12
orracha en su manto que sonríe<br />
mi amada con promesas de espanto<br />
mi amada una y mil veces viva y definitiva.<br />
Mitologías /La balada de la mujer perdida (1983)<br />
En 1983, Luis Benítez publica su segundo poemario. Este libro tiene<br />
dos partes diferenciadas: la parte mitológica en la que se hace alusión a la<br />
cultura precolombina, pero también a un montonero del chaco, a un filósofo<br />
del siglo XVII o al mismo Marcel Schwob. También aparecen animales<br />
mitológicos <strong>com</strong>o el uro. Luego el poemario sigue con la mujer perdida, esa<br />
mujer que venía de “los candentes países que no recuerda nadie”.<br />
De nuevo cito a Elizabeth Auster cuando en la página 11 de su<br />
introducción a la antología de Benítez dice lo que sigue:<br />
“Aunque las referencias culturales están bien marcadas, particularmente<br />
a partir del segundo volumen de poesía, Mitologías/La Balada de la Mujer<br />
Perdida, el vehículo preferido por el autor es el sentimiento, la emoción<br />
subrayada y abierta a la interpretación personal, por parte del lector, de lo<br />
inscripto en su poesía. Esta guía continua a través de la sensibilidad es otra<br />
constante de la poesía del autor: poesía para ser sentida, que tiende a tocar las<br />
zonas sensibles del lector, antes que abordada desde las ideas puras o la<br />
referencia cultural” 11 .<br />
A esto habría que añadir lo dicho por Fernández Cozman 12 cuando se<br />
refiere a la poesía intercultural: “La denominada poesía intercultural surge,<br />
fundamentalmente, en el ámbito de la vanguardia o de la posvanguardia,<br />
aunque hay antecedentes en la obra de algunos autores marginales <strong>com</strong>o<br />
Mariano Melgar, quien empleó formas estróficas, herederas del mundo<br />
prehispánico”.<br />
Esta llamada poesía intercultural se refiere a una poesía de síntesis entre<br />
el mundo precolombino y el mundo occidental. Esta poesía es habitual en los<br />
poetas hispanoamericanos que ven toda una cultura que precedió a la llegada<br />
de los españoles y, al tiempo, otra cultura que llegó con ellos. No es raro que<br />
la encontremos en Vallejo, Neruda u Octavio Paz. Rubén Darío también trató<br />
temas y mitos precolombinos (baste recordar el poema del Toqui) y,<br />
prácticamente, la mayoría de los poetas americanos quieren dejar claro que su<br />
voz poética procede de dos culturas.<br />
También en este libro encontramos lo que me gusta denominar “la<br />
metáfora americana”. Quiero referirme con este término a un tipo de<br />
metáfora que hace uso de la pujante naturaleza de América y que no sería<br />
11 Cf. Op.cit. Página 11.<br />
12 Cf. op. cit. página 20.<br />
13
dable en Europa de naturaleza más, si se me permite el término, civilizada.<br />
Los bosques ingleses o franceses son jardines en <strong>com</strong>paración con las grandes<br />
extensiones naturales de América. Cuando el viejo Walt Withman dice que “la<br />
hierba es el pañuelo de Dios”, para que esta metáfora cobre su sentido,<br />
tenemos que pensar no en los pequeños campos de la vieja Europa sino en las<br />
enormes praderas americanas; tenemos que pensar en un paisaje, en un tierra<br />
que por sí misma sea un mundo <strong>com</strong>o muy bien lo expresa Joa o<br />
Guimara es Rosa en su hermosa novela Grande Serta o: veredas<br />
cuando Riobaldo dice: “El serta o es todo el mundo”.<br />
Pues bien, en este libro de Benítez y, en general, en toda su obra,<br />
podemos encontrar ejemplos de este tipo de metáfora pujante, fruto de una<br />
tierra también pujante.<br />
Este libro que estamos analizando es el libro de la tierra que alimenta y<br />
sustenta el yo del poeta, la vida del poeta que hunde sus raíces en la madre<br />
Gea. Es esa fuerza que “fluye cuando ya nada se agita”.<br />
Behering y otros poemas (1985)<br />
De nuevo Luis Benítez recurre a un lugar crucial en la historia<br />
americana y se remonta, no ya a la mitología precolombina, sino mucho más<br />
allá, a ese momento prehistórico en que las tribus venidas de Asia cruzaron el<br />
estrecho que da nombre al poema primero y fueron poblando las tierras<br />
americanas. Es, por tanto, un volver al pasado más absoluto de América aquel<br />
en que empezó a ser habitada por las primeras tribus de asiáticos. Luego el<br />
poemario continúa con la mención a personajes que forman la propia<br />
mitología del poeta, su sustento: Keats, Lao-Tse, Alfonsinho da Cunha. Pero<br />
tampoco olvida Benítez la reflexión sobre el lugar en donde se encuentran los<br />
poetas o la reflexión sobre ese lugar de la memoria. En este libro, Luis Benítez<br />
“se nutre no sólo de las culturas amerindias, sino también de los aportes de la<br />
tradición poética simbolista, de la poesía conversacional y de la lírica de Jorge<br />
Luis Borges” 13 . “Pero – sigue diciendo Fernández Cozman- a la vez, revela un<br />
estilo intransferible, personal y enormemente sugestivo”.<br />
Con referencia a este libro, vuelvo a citar a Elizabeth Auster:<br />
“La poesía de Benítez incluye a quien lo lee <strong>com</strong>o una suerte de<br />
coautor de los poemas. No demarca un territorio: establece un rumbo<br />
probable para la lectura, que el lector <strong>com</strong>pletará de acuerdo a su<br />
sensibilidad; una polisemia, algo que abre el juego a las distintas voces<br />
posibles, en vez de cerrarlo a una sola. Este juego verbal, que parece tan<br />
<strong>com</strong>plejo y que Benítez resuelve tan fácilmente - aunque se percibe en su<br />
13 Cf. Op cit de Camilo Fernández Cozman.<br />
14
obra un paulatino aprendizaje, principalmente desde Behering y otros poemas en<br />
adelante- conduce a una falta progresiva del sujeto narrante, ya que el poeta se<br />
despoja en la madurez inicial de su obra, a partir de Fractal, de 1992, aun de la<br />
voz conducente de lo aparentemente referido por sus textos: a partir de Fractal<br />
el poeta parece lograr una suerte de invisibilidad autoral pues el texto se ocupa<br />
del guión de la lectura, mientras le lector, cómplice de la ilusión creada por<br />
Benítez, se convierte en autor de los textos. En la poética de Benítez el<br />
autor, simplemente, se vuelve prescindible: La poesía es absolutamente<br />
egocéntrica; lo que le suceda al poeta no le importa lo más mínimo. Diría más: los temas de<br />
la poesía son meros disfraces. A ella sólo le importa hablar de ella misma 14 .<br />
Esta tendencia del autor a una despersonalización, a favor del libre<br />
juego del lector dentro de su obra, es más clara en las obras posteriores, más<br />
formalmente en las inéditas, donde se acrecienta, <strong>com</strong>o si se tratara de una<br />
corriente estilística predominante en el futuro poético de Luis Benítez.<br />
Un quién sabe que no deja de tentar a quienes leemos sus obras 15 ”.<br />
Guerras, epitafios y conversaciones (1989)<br />
Siguiendo a Fernández Cozman, podemos encontrar en este libro<br />
varios temas esenciales:<br />
a) El hacer poético. Una reflexión sobre el acto de crear poesía.<br />
Este tema no es ajeno a la poesía actual; al contrario, la mayoría de los poetas<br />
modernos así lo hacen. La reflexión sobre el proceso de creación poético se<br />
impone en la poesía moderna.<br />
b) El tiempo. ¿Qué podemos decir de este tema? Ya en los griegos<br />
aparece el paso del tiempo <strong>com</strong>o tema poético: el tiempo sanador y el tiempo<br />
que conduce de manera irrevocable a la muerte. Así en Anacreonte, en el<br />
Fragmento 44 D:<br />
Nos blanquean ya las sienes,<br />
la cabeza cana, y ya la<br />
juventud se fue gozosa<br />
y los dientes van reviejos;<br />
y no es mucho el tiempo de esta<br />
que nos queda dulce vida.<br />
Conque en miedo al otro mundo<br />
suspirando siempre ando;<br />
14<br />
Este texto en cursiva pertenece a una entrevista que le hizo Auster al poeta y que aparece en su ya<br />
citado libro.<br />
15<br />
Que me perdone el lector la extensión de estas citas del libro de Elizabeth Auster, pero es que las<br />
considero esenciales para quien se quiera adentrar en el mágico y apasionante mundo de la poesía de<br />
Luis Benítez. Cf. Op. Cit, Páginas 11 y 12.<br />
15
pues medroso el Hades es en<br />
sus honduras, y es penosa<br />
su bajada: que al que baja<br />
se le da que ya no sube 16 .<br />
Esta idea del tiempo que pasa nos llevaría a Heráclito y su río en<br />
el que no podemos bañarnos dos veces en las mismas aguas; a Homero y a su<br />
<strong>com</strong>paración de las generaciones humanas con las hojas de los bosques; al<br />
propio Borges y a tantos y tantos poetas en la literatura mundial pues el paso<br />
del tiempo es una herida abierta en la poesía.<br />
c) El tema de la otredad.<br />
Tampoco es tema infrecuente en la poesía actual el que poeta<br />
reflexione sobre los otros que no siempre tienen por qué ser el infierno, según<br />
el pensamiento de Sartre. El otro es también el que nos da la existencia pues<br />
vivimos en la individualidad en tanto que nuestro yo se refleja en un tú.<br />
d) El tema de la muerte. Otro tema de enorme trascendencia es la<br />
muerte. Es una de las “tres heridas” de las que hablábamos hace unos<br />
instantes. No podemos descubrir el Mediterráneo si decimos que el tema de la<br />
muerte ha sido uno de los temas fundamentales de la poesía a lo largo de la<br />
historia. No podemos olvidar, <strong>com</strong>o dijimos al principio de esta introducción,<br />
que la palabra poética tiene una función sanadora, que la poesía parte de “lo<br />
sagrado”, que la poesía tiene y debe de redimir al hombre de sus miedos.<br />
Antes los veíamos en el poema de Anacreonte pero lo podríamos ver en el<br />
Arcipreste de Hita o en Francisco Brines. En el poema de Benítez, La rutina de<br />
dios, aparece esa idea de tiempo circular, muy griega, por otra parte, y<br />
enfrentada al tiempo lineal de la tradición hebrea.<br />
Fractal (1992)<br />
El título del libro nos lo dice todo: Si leemos el diccionario de la RAE<br />
encontramos lo que sigue:<br />
“Figura plana o espacial, <strong>com</strong>puesta de infinitos elementos, que tiene la<br />
propiedad de que su aspecto y distribución estadística no cambian cualquiera<br />
que sea la escala con que se observe”.<br />
Nada más claro que esta definición para hacernos ver cómo es la poesía<br />
de Benítez en este libro: una poesía que está <strong>com</strong>puesta por infinitos<br />
elementos. <br />
16 Hemos utilizado aquí la traducción maravillosa de Agustín García Calvo en su libro Poesía Antigua<br />
(De Homero a Horacio), Editorial Lucina, Madrid, 1987.<br />
16
Pasando a ver los poemas, encontramos El mar de los antiguos. En este<br />
poema, no sólo se habla del mar de Grecia y Roma sino del mar de los<br />
vikingos (Erik el violento) y del mar de los chinos “con los hombres amarillos<br />
bajo la tensa seda”. Esto es una novedad pues, hasta ahora, al decir mar de los<br />
antiguos estábamos hablando del mar de los clásicos. Sin embargo, Luis<br />
Benítez tiene una visión más amplia y totalizadora del mundo.<br />
En Como por imperio de un sueño, el poeta, en una especie de aleph<br />
borgiano el poeta quiere ver todo el mundo, los hombres de todos los<br />
tiempos. Y ahí están su antepasado, su abuelo que estaquea paisanos,<br />
Mahoma, un cajero del salvaje oeste, Sarmiento un pasaje de la Eneida, Caín y<br />
Abel y otros que son una ansiada respuesta al deseo de multiplicidad del<br />
poeta. Quizás, de todo el poema, sea este en donde la fractalidad está más<br />
presente. De hecho, los poemas son <strong>com</strong>o caleidoscopios y todo el poema a<br />
su vez es <strong>com</strong>o un caleidoscopio que incluye a otros en un hermoso juego de<br />
espejos que está recorrido por “una fuerza inmortal” que le da vida.<br />
En La marcha de un animal desconocido, el animal tiene en su cabeza,<br />
jugando otra vez con lo fractal, las anchas, otras realidades que contienen diez<br />
crepúsculos en uno”. En Anacuatl sueña sangres, el poeta, convertido en vatevidente<br />
ve el futuro.<br />
En Copenhague, 1813, aparece Kierkegaard y su tema religioso. Sigue un<br />
poema dedicado a Nezahualcoyotl y En el manso universo de la abeja, se recoge,<br />
en ese pequeño universo apícola, lo que vieron las abejas antiguas que<br />
estuvieron en contacto con Ovidio y Horacio. De nuevo desde el presente y a<br />
través de un juego de imágenes, llegamos hasta el pasado.<br />
Sigue está idea de que el poeta puede estar en el pasado y que el pasado<br />
está en él vigente en todo el poemario. Así lo vemos en Ah, los pequeños<br />
cazadores del día, en los que el poeta ve a esos cazadores. El lancero se vincula<br />
con el rito impuro, involuntario y femenino de la sangre. El poeta se<br />
encuentra, se ve con la lanza mientras ese continuo de fuerza, del que<br />
hablábamos unas líneas más arriba, le hace verse convertido en un cazador de<br />
las antiguas tribus precolombinas.<br />
De nuevo volvemos al juego del caleidoscopio en Poderosas cigarras del<br />
verano, en las que las cigarras del verano contienen, a su vez, todas las cigarras<br />
que fueron o que serán. Y también participa de esta visión fractal de la<br />
realidad el poema Héroe de la segunda guerra mundial.<br />
El pasado y las vísperas ( 1995)<br />
El poeta <strong>com</strong>ienza reflexionando sobre el acto de la escritura y su<br />
fuerza que es capaz de “modificar dos veces el mundo”. En su reflexión,<br />
vuelve su mirada de nuevo al pasado, a “los siglos de guerras y de paces que<br />
entre las palabras han corrido”. Me parece que estos primeros poemas, que<br />
incluyen uno dedicado a Lope de Vega son poemas sobre la fuerza de la<br />
palabra. Me gustan las palabras de Ángel Gabilondo en su libro Menos que<br />
17
palabras: “Las palabras son un modo privilegiado de (del )hacer, un decir del<br />
hacer. Comportan esa voluntad de unidad del ser, del decir y del hacer que<br />
permite un hacer al hablar, un hacer hablando, un discurrir que obra, y que<br />
posibilita el convencer y el persuadir más acá de toda demostración. La pasión<br />
confirma que deliberamos en relación con alguien, nos sumergimos en algo<br />
con alguien. (…) La pasión de la palabra lo es de la <strong>com</strong>unicación por venir.<br />
Por tanto, arriesgar la palabra es correr sus riesgos. Dejarse ir con ella no es<br />
hacerlo por las ocurrencias de uno, es la acción de escuchar en lo que puede<br />
ser lo que podría ser, su libertad, y de ser convocados por los ecos de lo<br />
imposible. Por eso, la razón sin pasión es la ruina del alma. Las palabras sin<br />
pasión no son libres 17 ”. Estas palabras que cierran el parágrafo de Ángel<br />
Gabilondo creo que deberían ser suscritas por todo poeta que creyera en su<br />
oficio.<br />
De nuevo, en Antepasados, el poeta parece cobrar, tomar sus fuerzas de<br />
otros seres que vinieron antes que él. Es, de nuevo, Miguel Hernández el que<br />
lo dice de manera muy hermosa:<br />
Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,<br />
se besan los primeros pobladores del mundo 18 .<br />
Algo parecido ocurre en La mano que es “el vano prodigio, el milagro<br />
inútil”. Esa mano también le llega al poeta del pasado y viajará en el futuro:<br />
“Todo es un infinito pasamanos”. Además, no debemos de olvidar que la<br />
mano es el instrumento de trabajo del poeta. El poeta es <strong>com</strong>o Dylan<br />
Thomas:<br />
Heredero de venas escaldadas, que sujetaban<br />
la gota del amor, costosa criatura para mis huesos,<br />
redondeado el globo de mi herencia, jornada<br />
camino del fondo, hombre atrapado por la noche 19 .<br />
En el poema Desterrado se hace referencia a Dante y en El observado el<br />
poeta afirma con orgullo su condición de tal, se afirma en su oficio de poeta.<br />
Antes encontramos un poema sobre otro de sus referentes literarios: César<br />
Vallejo.<br />
Al castellano es un hermoso poema, un impresionante poema de amor a<br />
nuestra lengua en la línea de los sonetos que Dámaso escribió a nuestra<br />
lengua. A mi modo de ver, tiene dos partes: en la primera, el castellano es la<br />
lengua de los plurales, la lengua que contiene el universo. De nuevo estamos<br />
17 ÁNGEL GABILONDO. Menos que palabras. Página 164. Alianza Editorial. Madrid, 1999.<br />
18 MIGUEL HERNÁNDEZ. El hombre y su poesía. Edición a cargo de Juan Cano Ballesta. Cátedra, Madrid,<br />
1985. La cita está sacada del poema, Hijo de la luz y de la sombra, la cima poética de la poesía del<br />
alicantino.<br />
19 La cita pertenece al poema de Dylan Thomas, Yo soñé mi génesis. Para la traducción, cf. nota 9.<br />
18
ante el mágico aleph borgiano: el castellano es un universo en sí mismo. En la<br />
segunda parte, vemos <strong>com</strong>o el poeta le otorga al castellano una facultad casi<br />
mágica.<br />
En Yo puedo hacer algo contra el aislamiento, retoma Benítez la idea, que le<br />
es tan querida, de que somos los que somos sobre la ceniza o la historia de los<br />
muertos. Somos, en definitiva, no nuestra historia sino las historias de los<br />
hombres que nos han precedido.<br />
El poeta cierra el poemario con El dolor de lo eterno. El dolor errante,<br />
<strong>com</strong>o aquella fuerza que recorría el universo. En ese dolor de lo eterno que<br />
nos a<strong>com</strong>paña<br />
La Yegua de la Noche (2001)<br />
Con La yegua de la noche llegamos al año 2001. Benítez abre el poemario<br />
con un poema sobre la acción de la poesía que no es sino “otra manera,<br />
posible, de estar vivo”. Sigue con otro poema a la mano, esa mano que nos ha<br />
aparecido en otros poemas y que es una mano que recoge otras manos con lo<br />
que retornamos a ese juego del caleidoscopio fractal que ya vimos unas líneas<br />
más arriba.<br />
A continuación viene el poema que da nombre al libro que es una cita<br />
de Robert Graves.<br />
Fantástico me parece el poema de una mujer maquillándose ya que es<br />
una reflexión sobre la mujer, de ese ser ante el que “estamos siempre solos”.<br />
El recuerdo de Ovidio, en un Tomis que asiste a la caída del<br />
<strong>com</strong>unismo ruso, le hace reflexionar sobre la poesía que “le interesa a nadie”.<br />
En definitiva, encontramos aquí otra de las claves de la poesía de Luis<br />
Benítez: todo poeta es, <strong>com</strong>o Ovidio, un desterrado.<br />
El poema sobre el Hudson se abre con un epígrafe del poeta alemán<br />
Gottfried Benn. Poco a poco, se van definiendo y aclarando los gustos<br />
poéticos de Luis Benítez.<br />
En el poema Del amor por los bárbaros, Benítez, al contrario que Kavafis<br />
que esperaba a los bárbaros con temor, nos hace una declaración de su fe, de<br />
su confianza en los bárbaros. Y nos explica por qué: “Los bárbaros poseen la<br />
ingenuidad de lo que fuimos”. Nuestra cultura es vieja; la misma poesía que<br />
escribimos y que leemos es vieja (hemos llegado tarde y la poesía es vieja,<br />
decía Ruy Belo, el gran poeta portugués). Los bárbaros son <strong>com</strong>o niños tal y<br />
<strong>com</strong>o eran los griegos a los ojos de los egipcios. (Heródoto dixit).<br />
La Carta a Bizancio nos va a cercando al final del poemario. En este<br />
poema y en el siguiente, parece que una cierta astenia o tristeza ha embargado<br />
al poeta cuando dice: “Nadie sale por una carta de amor del laberinto”.<br />
En Canción vespertina y contrapunto, encontramos ese arranque fantástico:<br />
“Solo el hombre a solas, Narciso enamorado de Narciso”. El poema es una<br />
reflexión sobre la muerte y sobre el ser. “Si me voy del lugar la muerte se va<br />
conmigo”. A nada le importa el hombre, ser solitario de la creación por su<br />
19
condición de ser distinto. Cuando el “hombre a solas” parta, ni las estrellas, ni<br />
el bosque ni el verano lo echarán de menos. ¿Ni siquiera las pequeñas cosas<br />
que se quedarán solas, <strong>com</strong>o recordaba en un poema Dámaso Alonso? No lo<br />
sabemos.<br />
Luis Benítez concluye el poemario con un poema que trata sobre una<br />
separación. Antes, un poema dedicado a Wallace Stevens, nos va confirmando<br />
el mapa de los gustos poéticos de nuestro autor que ya a estas alturas tenemos<br />
casi acabado.<br />
El venenero 20 y otros poemas (2005)<br />
El penúltimo, hasta el momento, libro de Luis Benítez <strong>com</strong>ienza con el<br />
poema dedicado al venenero, un alumno vegetal de Borgia cuyo <strong>com</strong>etido es<br />
destilar “pacientemente el cianuro de la historia”. El siguiente poema “En el<br />
arduo aniversario de una boda” parece la mirada desencantada del poeta<br />
sobre el amor, es posible que sobre su propio amor. En los siguientes poemas<br />
se nos habla de diferentes temas: el nacimiento del tango, que “nació de mujer<br />
<strong>com</strong>o los hombres”; de los leopardos, “una bestia que siempre está bajo la<br />
lluvia”; de la renga, que es una mirada al mundo de los marginados, de los<br />
desposeídos. Sigue el poema “Qué fácil perdonar a los que amamos” uno de<br />
mis preferidos en toda la obra de Benítez. En “El cotillón de las tinieblas”<br />
retoma esa idea de que el poeta es un puente, un nexo de unión entre el<br />
presente más vital y el pasado más remoto:<br />
El <strong>com</strong>pacto horror de la tortuga<br />
que nos devuelve al jurásico.<br />
Con el poema “La nadadora” me ha ocurrido algo curioso: su lectura<br />
me hizo acudir a los anaqueles de mi biblioteca y buscar el libro de Gabilondo<br />
que antes he citado pues éste filósofo dedica el primer capítulo de su libro a<br />
ese nadar, a ese arrojarse al ser. Pero creo que es un defecto mío, de<br />
puntilloso profesor y lo que late en el poema es sencillamente la belleza de la<br />
nadadora. El ver en esto del salto de la nadadora un “saltar al ser, al ser en sí,<br />
al ser en sí del pasado” me parece algo exagerado. De todas formas, el lector<br />
tiene la palabra.<br />
El final del poemario es el poema “A quien se olvide de su parte en el<br />
fuego”, un recuerdo del poeta a ese elemento primigenio en el que “nada ni<br />
nadie ya distingue”.<br />
20 El venenero: se trata de un arbusto que puede llegar a alcanzar los siete metros de altura y que en las<br />
Islas Canarias lo llaman también bobo o tabaco moro. Su nombre científico es Nicotiana glauca. El gran<br />
escritor canario Luis Diego Cuscoy habla de él en su libro Entre pastores y ángeles:<br />
“Y el venenero engañaba a los hombres con su esbelta y descamada figura de arbusto arriscado, y<br />
amenazaba a las incautas bestezuelas con la muerte escondida en sus azuladas hojas”. LUIS DIEGO<br />
CUSCOY. Entre pastores y ángeles. Ediciones Idea. Santa Cruz de Tenerife, 2004.<br />
20
La Tarde del Elefante y Otros <strong>Poemas</strong> (2006)<br />
Estamos ante su último libro de poemas. En él nos puede llamar la<br />
atención que algunos poemas ya hayan sido usados en otros libros<br />
precedentes. Oigamos la voz del poeta que nos explica su razón:<br />
"El cuidado de la unidad de estilo ha sido entendido <strong>com</strong>o aspiración,<br />
<strong>com</strong>o logro del autor, <strong>com</strong>o madurez de su obra. Pero sin embargo, cuanto llega<br />
a su apogeo sólo tiene <strong>com</strong>o futuro el decaer. Ello, porque ya no puede ofrecer<br />
el espectáculo de un dinámico desenvolverse, mutarse, metamorfosearse y, en<br />
consecuencia, lo que hace es detenerse. Al detenerse en sí, al no variar, este estilo<br />
encerrado en su unidad buscada ya no refleja un devenir, pues éste ha dejado de<br />
existir, ha muerto. La cristalización de los elementos que constituyen una obra se<br />
produce a fuerza de fijarse, insensiblemente, cada vez más seguidamente en<br />
ubicaciones e intensidades similares, por acostumbramiento de esos elementos<br />
a ocupar dichas posiciones y ofrecerse en esas intensidades. Ello provoca<br />
lentamente una pérdida de polisemia, una fijación en posibilidades determinadas,<br />
aguardables. A esto se le suele llamar estilo o, más bárbaramente, personalidad de<br />
la obra. Inclusive, el estilo puede llegar a buscar adrede, a perseguir <strong>com</strong>o<br />
objetivo a alcanzar, el logro de la repetición -en forma más o menos acentuada,<br />
según el caso- de esos mismos elementos. Contra esta posibilidad se ofrece<br />
otra. Consiste en el empleo de algunos de los varios, infinitos estilos posibles,<br />
<strong>com</strong>o recursos de estilo actuantes en una misma obra. Así, los elementos del poema<br />
guardan relación con los del collage: son capaces de imbricarse e influenciarse,<br />
no para conservar sus cualidades específicas, separados en secciones o partes,<br />
sino para <strong>com</strong>binarse de manera nueva. Entre las variantes que la obra ofrecería,<br />
podría revistar cualquier estilo anterior, rimado o no, sin predominancia en<br />
absoluto sobre los otros a emplear, sino <strong>com</strong>prometido con ellos, <strong>com</strong>promiso<br />
recreado en un logro más abierto, más susceptible de ser significado por la<br />
sensibilidad del contemplador -salvaje o no- que de la manera tradicional. Fractal<br />
es una partícula de un sistema que observa un <strong>com</strong>portamiento anómalo con<br />
respecto al conjunto, modificándolo. Se aspira a que todas las partes del texto se<br />
constituyan en fractales para el contemplador/coautor del mismo".<br />
Esto es lo que el poeta nos dice en la contraportada de su libro Fractal y<br />
creo que nos sirve muy bien para explicar la razón por la que aparecen estos<br />
poemas “repetidos”.<br />
Y llega el momento de que calle el crítico, el profesor, y de que hable el<br />
poeta que es el que debería haber tenido la palabra desde un principio. Espero<br />
que estas líneas sirvan, <strong>com</strong>o decía al principio, sobre todo y ante todo para<br />
una mejor <strong>com</strong>prensión de los textos, <strong>com</strong>o un hilo de Ariadna por la obra de<br />
Luis Benítez. Sin embargo, para entrar en su obra es preferible entrar limpio<br />
21
de juicios preconcebidos. Desnudos “<strong>com</strong>o los hijos de la mar” para que el<br />
poso de su poesía se nos vaya quedando en la piel. No olvidemos que, <strong>com</strong>o<br />
dice Fernández Cozman, “la poesía es <strong>com</strong>o el aroma” y el aroma nos llega<br />
sin estar preparados y es ese la mejor manera de disfrutarlo: con la sorpresa.<br />
Una tarde, cansado ya de la lluvia y de la nieve del invierno, llegó hasta mí el<br />
olor de las flores de un almendro que acababa de florecer. Luego vi sus flores<br />
y sentí que la vida, en medio aún del invierno, salía de las flacas mansiones de<br />
Plutón. Que la poesía de Luis Benítez sea para ustedes, lectores, <strong>com</strong>o el<br />
aroma de ese almendro y que, cuando guiados por él, se coloquen ante su<br />
poesía, sientan la misma intensa emoción que sentí yo aquella tarde de marzo<br />
a las orillas del Duero.<br />
Y, si <strong>com</strong>encé citando a Philip Larkin, quiero que se me permita acabar<br />
citando a Fernando Guerreiro que dice así en un poema de su libro Caminhos<br />
da guía 21 :<br />
Escrevemos sempre de costas voltadas<br />
para a morte, à espera que as palabras<br />
se desprendan das ogivas do silêncio,<br />
iludidas <strong>com</strong>o o cenário que o mundo<br />
<strong>com</strong>põe <strong>com</strong> os restos da aventura.<br />
Escribimos siempre de espaldas<br />
a la muerte, esperando que las palabras<br />
se desprendan de las ojivas del silencio,<br />
burladas <strong>com</strong>o el escenario que el mundo<br />
<strong>com</strong>pone con los restos de la aventura.<br />
Que las palabras de Luis Benítez nos sirvan para poder volvernos de<br />
esa postura de espaldas a la muerte y que con ellas posamos recorrer la vida.<br />
Agradecimientos<br />
A Luis Benítez porque confió en mí para tan grande obra, que supera,<br />
con mucho, mis pobres conocimientos. Cuando me lo propuso, y mucho más<br />
cuando iba pergeñando estas torpes líneas de un profesor de Bachillerato de<br />
Latín y Griego aficionado a la poesía, me di cuenta de que la obra excedía al<br />
artífice y que, si no andaba con pasos cuidadosos, me podía pasar <strong>com</strong>o<br />
aquellos osados de Babel que querían llegar al cielo mediante una torre . Sin<br />
embargo, me forzó a seguir adelante una de esas fuerzas de las que tanto<br />
21 El poema de Fernando Guerreiro, <strong>com</strong>o ya hemos dicho, pertenece al libro Caminhos da guía.<br />
Editorial Black Sun, Lisboa, 2002.<br />
22
habla Luis en sus poemas: el amor en doble vertiente; pues, en este caso, lo<br />
encontramos en su forma de amistad por alguien que confiaba en mí y al que<br />
no podía traicionar y el amor por una obra poética llena de belleza, de fuerza y<br />
de preocupación por el hombre. (¿Podría la poesía no ocuparse del hombre,<br />
considerar algo del mundo ajeno al hombre?; esto tan fácil y tan difícil me<br />
pregunto y pregunto) Hay que ser muy hombre para contemplar la belleza<br />
venía a decir Antonio Gamoneda en un poema y, decimos nosotros, no hay<br />
que serlo menos para contemplar la poesía de Luis Benítez porque en ella está<br />
reflejado el hombre con su muerte, su vida y su amor. Espero que mi<br />
modesta introducción le haya servido al lector y que no se derrumbe <strong>com</strong>o<br />
aquella torre bíblica; también, por supuesto, espero que sirva, sino <strong>com</strong>o<br />
prólogo a su obra poética <strong>com</strong>pleta, al menos <strong>com</strong>o testimonio del gran<br />
aprecio que tengo por Luis Benítez, gran poeta y mejor persona, al que espero<br />
abrazar un día en una de esas famosas librerías bonaerenses de la calle<br />
Corrientes, para después, sin prisas, tomarnos unos mates mientras en un<br />
piano suena la música de Guastavino o de Ginastera y alguien, herido de<br />
amor, toca en un viejo bandoneón una melodía de Piazzola o un tango de<br />
Gardel que, si se me permite elegir, me gustaría que fuera Por una cabeza.<br />
Boecillo, 4 de abril de 2010<br />
23<br />
Luis González Platón
SOBRE LUIS GONZÁLEZ PLATÓN<br />
RETAZO AUTOBIOGRÁFICO<br />
Para este pequeño curriculum vitae me gustaría <strong>com</strong>enzar con unas palabras del<br />
maestro Azorín: “Yo soy un hombre que en sus ratos de vanidad cree que sabe algo, pero<br />
que en realidad no sabe nada”. Sin embargo, <strong>com</strong>o me pide mi amigo Luis que cuente algo<br />
sobre ese camino que empezamos al nacer y que llamamos la vida, diré que nací en Madrid<br />
cuando los Beatles andaban cantando Please, please me y que allí estudié Filología Clásica y<br />
allí me licenciaron no sé muy bien para qué. Quizás para transmitir a los demás lo poco que<br />
sé. No soy doctor en nada salvo en ver pasar las nubes, en esperar que florezcan las<br />
madreselvas y los lirios y en escuchar la voz del río que pasa cerca del pequeño pueblo en<br />
donde vivo Soy profesor de latín y griego en un Instituto de Bachillerato (ahora en España<br />
los llaman de otra manera, de Secundaria, que suena mal porque decir “enseñanza<br />
secundaria” es <strong>com</strong>o hablar de una segunda división del saber) pero también me hubiera<br />
gustado ser cartero rural para llevar cartas de amor a la niña de ojos azules que vive en el<br />
molino, demandadero de cura o contrabandista en la raya de Portugal. He publicado un<br />
artículo en la revista de filología Capsa y, en otras revistas, relatos breves sobre mi<br />
pequeño mundo. Tengo en el cajón poemas que esperan a que alguien misericordioso los<br />
publique. He traducido el primer libro de las Tristia de Ovidio, el De Senectute de Cicerón<br />
y tengo en preparación una traducción de las Bucólicas de Virgilio en las que hago uso de<br />
los <strong>com</strong>entarios del Padre Juan Luis de la Cerda, gran latinista español que vivió entre los<br />
siglo XVI y XVII, cuyas notas a Virgilio aportan una visión diferente de su obra. También<br />
he traducido a poetas portugueses ( Ruy Belo, António Ramos Rosa, Pinto do Amaral,<br />
Filipa Leal y el gran Camões), alemanes (Wilhem Müller) y al gran Paul Celan; sigo<br />
preparando más portugueses (Manuel Gusmão, Ana Luisa Amaral, Ana Hatherly) y un<br />
griego que me a<strong>com</strong>paña desde la carrera: Lisias. Tengo publicada una novela de viajes que<br />
se llama El camino del Duero y en ella narro un recorrido desde Oporto hasta el nacimiento<br />
del Duero. Me gusta la música, leer y pasear por los sotos “sin presura”. Oír al mirlo en<br />
las mañanas de primavera y, en las tardes de invierno, ver cómo la noche va ocupando<br />
poco a poco la casa mientras vamos buscando el calor materno que hace tiempo que<br />
perdimos. Entonces me gusta sentarme en el piano y evocar las oraciones musicales de<br />
Schubert.<br />
Sin embargo, quiero deciros que todo esto no es sino una triple búsqueda: de la<br />
belleza, del conocimiento y del alivio para el dolor que la vida, en algunas ocasiones tiene a<br />
bien inflingirnos. Y que todo esto tiene que estar hecho sin soberbia porque el hombre no<br />
puede serlo: basta un soplo de viento para que desaparezcamos de la faz de la tierra. No<br />
somos más que unas cañas pensantes, <strong>com</strong>o decía Pascal. Y nada más que deciros o que<br />
contaros. La vida es lo que es y no da para más. Los latinos decían Ars longa, vita brevis;<br />
Charles Chaplin decía que en la vida sólo podemos ser aprendices porque no tenemos<br />
tiempo para más. Don Luís de Camoes, en boca de Jacob cuando estaba de siervo de<br />
Labán nos lo dijo en un hermoso endecasílabo aquello de<br />
Para tão largo amor tão curta vida.<br />
Y a seguir navegando río abajo, hasta la mar.<br />
24<br />
LGP, Boecillo, 29 de abril de 2010
POEMAS DE LA TIERRA Y LA MEMORIA<br />
(1980)<br />
25
ANTES QUE DIGAS NADA<br />
Tú vas por el mundo, reina del país de los ojos infinitos,<br />
con la boca salada y lista, sin saber que todo<br />
ya ha sido partido y repartido.<br />
Antes que digas nada, la vida y la muerte han ocupado<br />
sus lugares y la orquesta ataca con la sangrienta<br />
sinfonía del nacimiento;<br />
(lloran los actores desnudos al salir a escena)<br />
mientras un salvaje verdugo apaga y enciende<br />
las luces a su antojo. Antes que digas nada,<br />
escucha al corazón de la vida golpear con furia<br />
en otros <strong>com</strong>o en ti golpea. Por esos golpes dejamos<br />
que piel y huesos fluyan <strong>com</strong>o ríos.<br />
Somos hombres y por ello, lo olvidamos.<br />
Antes que tu roja boca se abra en un beso o un mordisco<br />
todo estará ya en marcha, el beso ya fue dado,<br />
y las ruedas del día y los remolinos de la noche<br />
tendrán su bailarina loca fugitiva entre ruedas;<br />
eres del asombro y eres de las penas<br />
que jamás cierran los ojos.<br />
Y antes que digas nada el mazo estará mezclado, las cartas dadas.<br />
Pero por esa tu rabia inútil, alerta <strong>com</strong>o una oreja,<br />
hermosa y sin sentido <strong>com</strong>o las flores, es que sigo<br />
tus pasos, Inés Sandín, la de los ojos infinitos,<br />
con las pocas cosas que conozco tan erradas:<br />
mis libros, mi pasado y mis palabras.<br />
26
LA TIERRA Y LA MEMORIA<br />
La memoria es el pasado que nos perdona<br />
y nos dice que ya no importa que nos olvidemos de él,<br />
pues todos sus habitantes nos recuerdan.<br />
Como éramos entonces, <strong>com</strong>o seremos mañana<br />
hueso y lodo ya no importa.<br />
El recuerdo es el futuro que nos saluda de lejos,<br />
el recuerdo es alguien que viene a despedirse<br />
una y otra vez, por penúltima, penúltima vez.<br />
Y todos vamos a dormir: la tierra y la memoria<br />
se reparten sus muertos y sus vivos<br />
sin cerrarles los ojos ni la boca,<br />
sin decirles que están más allá del tiempo<br />
ni confiarles los áridos secretos que sabíamos de niños.<br />
Pero cállate; déjame olvidarte y recordarte<br />
<strong>com</strong>o te amo ahora y sepultarte viva y furiosa<br />
para que vivas siempre en la tierra y la memoria.<br />
27
LA VIDA Y LOS ESPECTROS<br />
Esos papeles por donde pasó tu huella<br />
<strong>com</strong>o la baba de los caracoles,<br />
no recuerdan tu nombre:<br />
son artefactos de la imaginación,<br />
voces perdidas en el griterío del tiempo.<br />
Sus absurdas balanzas y poleas<br />
suben y pesan paisajes que se desvanecen,<br />
objetos que habrá, alguna vez, junto a tu tumba.<br />
Los espectros que fui espían detrás de las palabras<br />
el movimiento de la vida, más caudalosa que el tiempo,<br />
porque yo fui espectro y espectros son las cosas<br />
y los hombres. La vida, esa secreta enemiga,<br />
pulsa sus picos y sus palas, demuele las voces<br />
y las lenguas quedan vacías frente a su cara.<br />
Frente a su cara, que ni ve, ni oye, ni habla al hombre.<br />
28
SIN LUZ NI VOZ QUE ME LLAMARA<br />
Yo rondaba los espacios del sueño<br />
sin cuerpo ni yo, hinchado de aire y música<br />
flotaba era un globo furioso en la oscuridad.<br />
Sin luz ni voz que me llamara,<br />
libre de Dios y de mí mismo,<br />
yo era el hombre.<br />
Dante y Shakespeare e Ibsen y Malreaux:<br />
¿qué pena les dan a los rascacielos?<br />
¿qué infierno mayor que un subterráneo?<br />
¿qué tempestad mayor que cualquier día?<br />
Qué muertos están.<br />
Qué lápidas labradas de octubres y eneros,<br />
mis hermanos y amigos,<br />
MI única familia venerable.<br />
Soy sólo un huérfano sin atrás ni adelante,<br />
que no se aferra a ninguna parte<br />
y tiene en ninguna parte cama y <strong>com</strong>ida puesta.<br />
Ese, el que edificará una casilla, en la Tierra Baldía.<br />
29
EN EL COMIENZO<br />
Mitad de mi padre y de mi madre<br />
y cuarto con la ley sobre la tierra,<br />
mi mundo vino a éste para saber que volvería a la nada<br />
y nueve meses antes de nacer a la muerte<br />
ya sabía al dolor rondando tras las líquidas paredes<br />
Y veía a las estaciones y a las épocas<br />
transitadas por sus raros personajes, bajo mis ojos de duende,<br />
dormidos y cerrados en el vientre.<br />
Distinguía al día de la noche,<br />
robaba de los tejados los huevos de los pájaros,<br />
nadando en el lago interior, sabía el agua;<br />
yo bailé, antes de tener piernas, sobre el césped de los campos.<br />
Espiando por el ombligo de mi madre,<br />
vi las maniobras secretas del crepúsculo,<br />
cuando cambia los objetos del día por los que son de la noche,<br />
y lo que nos rodea estiró entonces<br />
sus frías manos hasta mis blandas mejillas.<br />
El acre olor de esa tristeza que vaga por los rostros<br />
hirió mi mente y mis sentidos respondieron<br />
aullando un escozor desesperado;<br />
la nada soltó su presa para que escapara por ese largo corredor,<br />
donde uno a uno, reconocí los rostros futuros,<br />
amigos y enemigos, que forjarían mi vida golpeada por sus gestos.<br />
El amor y sus caretas, que desde el vientre<br />
puse con torpes dedos en las caras de agrias desconocidas,<br />
rebasándolas, me hizo golpear furioso y precoz<br />
el tibio ladrillo que me ataba.<br />
Cabeza abajo, con el sexo incendiando ya mis primeras raíces,<br />
Soñé que huía entre una lluvia de sangre<br />
Hacia un escenario de locos vanidosos,<br />
Donde yo también usaba un frágil traje lastimable<br />
30
en el que peligraban todos mis deseos.<br />
Hasta que alguien me azotó.<br />
Y desperté llorando.<br />
31
¿DEBO HUIR O QUEDARME?<br />
¿Debo huir a la casa del silencio,<br />
sonriendo con los ojos inmóviles, asintiendo siempre,<br />
o quedarme a recibir en el pecho los gestos<br />
de los extraños, ignorando sus espadas debajo de los gestos?<br />
¿Debo huir o quedarme con la mano extendida ofreciéndoles la fruta,<br />
atento a sus miradas extranjeras, la vela inmóvil de sus barcos<br />
en la rada de mi vida, mercando con ellos la palabra sin temor a los piratas?<br />
¿O escapar por la empinada cuesta de mi sino y a salvo de la mueca ridícula<br />
contemplarme, ocultar la visión de mis días en arcones secretos,<br />
lacrados al engaño? ¿Debo huir o quedarme sin morada,<br />
expuesto al dedo inquisidor y al ojo artero, forzado por miedo<br />
a grabar mi historia en tablillas de arena?<br />
32
DEL UTERO A LA TUMBA UN SUEÑO TE LLEVARA<br />
Del útero a la tumba un sueño te llevará,<br />
desnudo, el escarpín y la mortaja hechos de la misma seda.<br />
Un sueño con mejillas de pétalos que martillea en tu mente,<br />
un beso helado, un golpe en la nuca dado<br />
por un desconocido con guanteletes de hierro,<br />
sonando tras tu puerta en el cerrojo.<br />
Fantasma de metal tu cuerpo,<br />
desde los cortos pantalones al bastón del viejo<br />
transitado por extranjeros que se acercan a escrutar tus vísceras<br />
y las señales del cielo con sus dedos de muerte,<br />
verás asombrado cómo la cuchara colmada<br />
deposita por igual besos y mordiscos en tu alma cóncava.<br />
Del útero a la tumba,<br />
clavado a la tierra que sólo se abre dos veces,<br />
tus ojos noviando con las fotografías<br />
verán al niño libre de pecado y cicatrices,<br />
diáfano, aunque su llanto presienta<br />
y al hierro del amor marcándote la ingle<br />
y al molino del olvido girando, por un viento de huesos.<br />
Del útero a la tumba un sueño te llevará,<br />
las riendas hechas trizas en ese torbellino,<br />
en dos segundos de setenta años,<br />
sólo una muesca, en un reloj enorme.<br />
33
UNA ESTACIÓN SE PUDRE<br />
Una estación se pudre y debajo hay otra,<br />
el grano que corre por el corazón del árbol cae,<br />
se agita invisible en la hierba y en cuatro espasmos<br />
muere, mientras el tiempo lija las cosas hasta dejar tan sólo<br />
el corazón, ofreciendo palabras y rudos balbuceos de vacío.<br />
La savia, la hoja helada, la flor y el fruto entran en el ojo<br />
bajo un cuerpo único que no muere jamás; y del hombre<br />
cae el hueso mortal hasta el puño de la raíz y el ciclo renueva<br />
hasta el labio de la viuda. Húmedos y sin párpados bajo las sábanas<br />
del bosque descansan el muerto y su cazador; hermanos, por fin,<br />
en una oscuridad sin culpas que los trae hacia la luz.<br />
34
ALGO FLUYE, CUANDO YA NADA SE AGITA<br />
Algo fluye cuando ya nada se agita.<br />
Y su paso inadvertido por las tinieblas que duermen con nosotros<br />
trocará en una luz exasperada cuanto de ciega tiene la miseria.<br />
Desde el fondo, pozo o pantano de números,<br />
donde hostigados por el mundo y sus miles de cabezas<br />
caímos quince lenguas dentro de la carne,<br />
algo que sólo puede tocarse munido<br />
de los guantes de la desesperación,<br />
algo fluye, cuando creemos que ya nada se agita.<br />
Obliga al dolorido músculo del corazón<br />
y al cerrado hueso de la mente<br />
a <strong>com</strong>er y beber, aún dentro de sus celdas.<br />
Es una fuerza que nos lleva rudamente de la mano<br />
e inventa un camino de color insólito,<br />
por donde huimos desnudos de los ciegos.<br />
Obediente, ella agitará los párpados de los muertos<br />
y hará huir a la mosca-heraldo, que espera paciente,<br />
colgada de la gula.<br />
Colgará de nuevo el sol, cuando la luna caiga.<br />
Podremos verla latir en medio de nuestras negras sombras,<br />
aun cuando boquiabiertos, observemos día a día<br />
pasar nuestros propios funerales.<br />
Algo fluye cuando ya nada se agita.<br />
Por su gracia habrá fruto en las flores marchitas<br />
(su magia gruñirá en la vértebra)<br />
lanzará por el aire ancianos y guadañas con pasos de diluvio;<br />
nuestras jóvenes canas se ennegrecen,<br />
ante el silbato de plata besado a último momento<br />
con manos temblorosas que arrojan al viento de los lechos.<br />
Y cuando nuestros pálidos huesos<br />
den fuerza y vigor a las margaritas, aún palpitarán desde la tumba.<br />
Porque algo fluye, cuando creemos que ya nada se agita.<br />
35
¡OH! TRAE EL VINO NEGRO<br />
¡Oh! trae el vino negro,<br />
que lleva su bosque, la tierra con muertos y vírgenes<br />
cegadoras en un caudal desesperado hasta mi boca;<br />
él mezcla la sangre y el semen del hombre para darle<br />
un hijo de mirada turbia. Quiero los ojos de fuego y de mareas,<br />
que no dejan entrar la muerte a mis palabras, pero me acercan<br />
con alas de mojados papeles a la risa hueca de mis huesos,<br />
<strong>com</strong>pañeros únicos y fieles en los años navegantes<br />
que bajaron del útero conmigo, a este mundo<br />
de chinches y desgracias. Trae el vino negro<br />
con tapón de seca calavera que me hace oír<br />
en los cuartos vecinos pianos tocados por mi espectro,<br />
mientras el tiempo transcurre despacio entre los dedos<br />
y puedo jugar con él y con sus rudos templos bailarines.<br />
Sólo así puedo mirar tranquilo el mundo de la noche,<br />
mientras el seco rostro del amor me apaga lentamente<br />
cigarrillos sobre el estómago y la garganta<br />
que pronunció su nombre se hace una cisterna<br />
donde chapotean ranas, triángulos, confusos centauros<br />
en desorden. Trae el vino negro.<br />
Esta noche quiero a todos mis fantasmas en las venas.<br />
Ellos despertarán con sus besos la gloria,<br />
en nuestros entristecidos corazones.<br />
36
DAME UNA MENTIRA ENORME<br />
Dame una mentira enorme, que haga temblar los pulsos de la edad<br />
con su pisada grave y significativa,<br />
que espante de mí los pájaros negros y los gusanos<br />
que cosecho sin proponérmelo en la dársena del miedo<br />
y se las arregle para hacerme creer que el hombre puede salir de sí,<br />
ser uno con la mujer y amarla sin destruirse.<br />
Algo que dure un momento y venga de tus labios,<br />
para que yo me esconda y los altivos y los necios no me vean.<br />
Detrás de esos frágiles decorados vivirá feliz y pequeñito,<br />
lejos del tedio y de los ojos que escrutan en la noche.<br />
Sin miedo al silencio y a las fieras,<br />
luego que la mentira fuese pronunciada,<br />
<strong>com</strong>o por un hechizo efímero correrían los talones del infortunio<br />
y ni él, ni la miseria, pescarían ya nada en mis sentidos embotados.<br />
La angustia del hombre ardería <strong>com</strong>o bruja-fénix<br />
y estos ojos y estas pobres manos que rezan sin llegar<br />
al rabo de Dios en las alturas, arrojarían al suelo,<br />
deshecho, el viejo corazón de la amargura,<br />
contentos en su careta nueva.<br />
Dame una mentira enorme,<br />
que haga girar al revés el tiempo en los relojes<br />
y arrúllame en ella,<br />
hasta que en mis labios aparezca<br />
la helada sonrisa del idiota.<br />
37
TE BUSCO ENTRE LOS SIMBOLOS DE ESTA CRUEL ARMONIA<br />
Aquí te amo.<br />
En este barco que rueda entre soles y estrellas,<br />
en la más grande y silenciosa de las noches,<br />
Un hombre sólo atiende a tu silencio;<br />
pendiente de tus ojos más bellos que las novas,<br />
ve que en su negrura alguien descubre las ruedas y el fuego.<br />
Aquí te amo,<br />
aquí te amo,<br />
por unirme a ti aligeraría el paso de los mundos a la nada.<br />
Te busco entre los símbolos de esta cruel armonía:<br />
Mi amor es un amor que <strong>com</strong>o el resto de las cosas<br />
al reducirse se agranda,<br />
penetrando, emigrando <strong>com</strong>o estamos todos, jóvenes y viejos,<br />
a un nuevo mundo que envía en tus ojos dos obscuros milagros,<br />
a un nuevo mundo que anticipa<br />
en tus ojos sus oscuros milagros.<br />
38
HOMBRE MASA<br />
Estaba solo entre las cosas<br />
<strong>com</strong>o una estrella única en el cielo<br />
y un muerto en el centro de la tierra.<br />
A su alrededor los hombres traficaban<br />
Collares de alambre y la vida elevaba su babel,<br />
<strong>com</strong>o una araña exacta y silenciosa. Años y años;<br />
los hilos de las estaciones lo ataban a sus nudos<br />
con la soga de la muerte mientras el silencio<br />
le firmaba la boca. Porque huía entre gritos<br />
de horribles alaridos, de la mano que golpea<br />
la mesa hambrienta en el centro del alma.<br />
Y en todas las cosas y en todos los hombres<br />
el signo de la muerte que reluce en la sombra.<br />
39
POR LOS CAMINOS QUE EMPRENDO PUEDO ESTAR DONDE ESTES<br />
En el párpado que cierra todos los paisajes<br />
en el párpado que baja el telón a todos los paisajes<br />
que no sean mi alma<br />
en la voz que nos habla cuando estamos solos<br />
en las hojas de los árboles cuadernos de la intemperie<br />
en los ojos de los muertos que miran para siempre<br />
en las manos de los niños que juegan muy adentro<br />
en el tiempo en la palabra que une al idiota y al sabio<br />
en tu boca desnuda y en tu boca vestida por el primer sollozo<br />
y el último gemido por la semilla que nace y equivoca el camino<br />
por el mineral que sueña con ser cuchara de un hombre triste<br />
por el triunfo del que todo lo perdió y ganó la vista de paisajes destruidos<br />
por la neblina del pasado y la linterna del porvenir y por la espiga<br />
que hará las sábanas de los amantes cuando todavía el sol la baña y no la luna<br />
por el amor que enfurece la espera inútilmente y que sólo la vista y el tacto<br />
consuelan por el sueño que llega sin usar escaleras.<br />
40
ES EL TIEMPO PERTINAZ<br />
Lo que nos hace ver los tuertos ojos que moran<br />
En las cosas, anuncia el desamparo y al cerebro<br />
su amor a la intemperie. Entonces, lanzado del adolescente<br />
el hombre y su llaga corta, a quienes persiguen el dormitorio,<br />
la mesa <strong>com</strong>partida y las avaras trompetas de la muerte,<br />
sabemos: somos todos grises, por un blanco y negro que no existe.<br />
No son del mundo el bien y el mal dueños y raíces,<br />
hay un tercero, rey bastardo, hijo natural, hechizo de globos<br />
o duende gentil que grita en las torres, malicioso confidente<br />
de ojos color droga y yo, drogado de él, te lo confieso.<br />
El bien parió y dio al mal y a su hijo y este último devoró a los dos primeros.<br />
Mula del deseo entre la eternidad y el sueño, llena siempre el aire de muertos<br />
invisibles, toma en nuestras copas y por las noches arranca las frazadas<br />
donde dormimos un sueño, un sueño, hermano mío, que no nos pertenece.<br />
41
TODO LO QUE DIRE DE TI<br />
Boca de pájaro<br />
en tus ojos de hierro hoy se oxida el dolor.<br />
En la mañana que tiembla<br />
y en el sol que la entibia<br />
en el final de la noche con garras de muerto<br />
en todos los lugares <strong>com</strong>unes a saber:<br />
luna<br />
lluvia<br />
estrellas<br />
está tu origen y el origen de tu nombre.<br />
Eres el cuchillo que corta el pan de los pobres<br />
y la mano que enciende el cigarro del triste.<br />
Bienvenida gritan mis cosas mi pasado<br />
juguetes lápices caricias bienvenida<br />
mis años verdes y mis años grises<br />
la alegría de los hombres que ahora puedo ver.<br />
Mi amada con boca de diosa pagana<br />
borracha en su manto que sonríe<br />
mi amada con promesas de espanto<br />
mi amada una y mil veces viva y definitiva.<br />
42
MITOLOGIAS/LA BALADA DE LA MUJER PERDIDA<br />
(1983)<br />
43
LENGUA MUERTA<br />
No es ella <strong>com</strong>o ésta en que escribo.<br />
No es fruta madura del concepto y lo abstracto.<br />
sino la joven savia, detenida hace mucho,<br />
de un mundo de imágenes: la cantora del sueño.<br />
El sueño que hace mucho encerraba los pasos,<br />
las obras y los labios. Tal vez<br />
no hayamos despertado, sólo cambiado de sueño.<br />
Pero ella ha quedado, detenida y secreta,<br />
<strong>com</strong>o una flor antigua en el libro, en la historia<br />
y en el turbio recuerdo de palabras perdidas.<br />
Hoy que evoco ese estado de las cosas del mundo<br />
en que brilló en imágenes el bautismo de todo,<br />
me da por preguntarle<br />
qué expresaba mortal<br />
y con cuáles sonidos traducía universo.<br />
Pero nunca responden las criaturas del sueño<br />
sino en su propia lengua<br />
y ella toda es el sueño.<br />
44
IDENTIDAD<br />
Somos, sobre todo, el porvenir.<br />
Pero no sucedió nada<br />
sin que lanzara hacia él<br />
eso nuevo que eras.<br />
Extraña es tu fortuna:<br />
ser alguien que es alguien<br />
mientras cambia.<br />
Nombraré relativa a tu figura<br />
y relativa a cada línea de su trazo.<br />
Y voy a nombrar a tu sombrío corazón<br />
porque es a la vez radiante:<br />
vas a lo inverso por lo inverso<br />
y a lo cercano vas por lo distante.<br />
Tan sumido, tan rápido, tan secreto<br />
un hombre, una mujer ven<br />
sus sombras, sus saltos y sus pasos.<br />
Hasta el dolor fue necesario;<br />
tu alegría fue un orfebre,<br />
un abstracto albañil infatigable:<br />
hoy eres lo erecto y además<br />
la piedra destruida.<br />
Mira estas piedras de moler,<br />
tantas puertas y entradas<br />
recuerdan lo borroso,<br />
susurran tu verdadero nombre.<br />
Somos. Y además somos<br />
lo que nunca depende de nosotros.<br />
Tan sumido, tan rápido, tan secreto<br />
un hombre, una mujer ven<br />
sus sombras, sus saltos y sus pasos.<br />
El secreto de estas aguas<br />
45
fue siempre su inmortalidad.<br />
Hacen las manos. Son las manos.<br />
46
SOBRE TENOCHTITLÁN LOS ANTIGUOS DIOSES TOLTECAS DEL<br />
VIENTO, LA LLUVIA Y LA MUERTE, ESPERAN LA LLEGADA DE HERNÁN<br />
CORTES, ABOGADO DE CACERES<br />
I<br />
Mientras ellos flotan <strong>com</strong>o vagas sombras sobre la cúspide del templo,<br />
la pirámide, y se incendian los arrabales construidos por sus manos<br />
cuando el mundo estrenaba el alba, en el llano ruedan las cabezas<br />
y las lanzas perforan pechos <strong>com</strong>o lluvia de raros minerales:<br />
En la noche el lujo de la muerte es llegar<br />
en una hiriente esmeralda al corazón del hombre.<br />
La alegría de morir a filo de amatista.<br />
En la amplia selva el jaguar acecha a los caídos<br />
(otro jaguar, el tiempo, está pendiente de ellos)<br />
y el hoatzín, el pájaro de la locura,<br />
rueda y despliega sus alas por la tierra.<br />
Los dioses esperan su muerte de inmortales:<br />
Un mundo debe concluir, entero, para que ellos<br />
expiren su exacta dignidad de las gargantas.<br />
Todo es espejo del fuego, menos sus soberbias<br />
pupilas. Los hombres han cerrado libros de sabiduría.<br />
Pero sobre Tenochtitlán, la hecha para siempre,<br />
todavía los dioses templan sus instrumentos,<br />
cuentan sus homenajes, examinan los tributos<br />
que un terror mayor que el que inspiraron ellos<br />
en edades remotas ofrendó, de parte de los hombres,<br />
en los altares olvidados hasta esa tarde extranjera.<br />
Es la noche, la noche donde todo culmina<br />
y ellos sobre Tenochtitlán, contando sus regalos.<br />
Relucientes por el incendio de la tierra<br />
Sus colgantes de ágata y de hueso,<br />
sus estandartes de nervios, sus escudos de montañas<br />
47
labradas por la ingenua hechicería.<br />
Erizadas por el viento de la abierta nada sus plumas de papagayo.<br />
Huesos humanos, pendientes de calaveras,<br />
collares de orejas arrancadas al enemigo<br />
por guerreros de la prehistoria:<br />
Eran otros guerreros, otros eran los enemigos.<br />
Hoy veinte arcabuces y caballos famélicos<br />
y una canalla de cárcel bastan<br />
con su esplendor de hierro y de metralla.<br />
Tenochtitlán caerá: está su hora en el vuelo de las aves,<br />
señalada en el hígado del niño recién sacrificado,<br />
marcada hasta en el último doblez de hierba y en<br />
los sueños. Los hombres del maíz desaparecerán,<br />
esa es la sentencia. Los hombres del maíz, <strong>com</strong>o sus dioses,<br />
ya son sólo neblina, estupor, inútiles aplazos:<br />
Hay en el polvo un juego de alucinaciones que horroriza.<br />
En este momento nadie sabe si es hombre o dios<br />
o signo dejado en una tapia. En tanto, lejos de allí,<br />
sentado sobre un hombre, Hernán Cortés lee a Manrique.<br />
Y no <strong>com</strong>prende. En Tenochtitlán algo ha quemado la nave<br />
de los dioses. La retirada es inútil. Inútil la esperanza.<br />
II<br />
Esto sucede y se repite:<br />
los dioses se trasladan a otros dioses,<br />
Cortés cambia de nombre.<br />
De las verdades cambiadas surge la Historia:<br />
Sus muertes y sus retos son el dibujo<br />
del paso de los hombres sobre las cicatrices del mundo.<br />
Del destino de los tiempos es la mano inevitable<br />
que traza en cada roca, corazón y mundo, su arduo palimpsesto.<br />
El dibujo final que es a la vez el Cielo y el Infierno.<br />
48
EL FORASTERO<br />
En la vida de otros <strong>com</strong>o un rostro nómade<br />
entramos con violencia, con sigilo<br />
o sabiéndonos campo de otros que nos cruzan.<br />
Pero somos siempre el forastero.<br />
Gestos y voces que saltan al camino<br />
y en todas direcciones el bosque conmovido<br />
por el susurro incesante de historias invisibles;<br />
nos traspasan y se van: al ligero contacto<br />
llamamos años, semanas, meses.<br />
No podemos retener nada ni a nadie,<br />
cada mirada es pavimento del rumbo.<br />
Cuando todo se quede El dirá que ha llegado.<br />
49
UN MONTONERO DEL CHACHO<br />
El último hombre, tan legendario<br />
<strong>com</strong>o el primero; a pie por el olvido<br />
transita hacia la nada, <strong>com</strong>o todos.<br />
Su pecho, un desgarrón y el arma<br />
(tan sin memoria <strong>com</strong>o él ahora)<br />
son momentáneas victorias sobre el tiempo.<br />
Va con el General y el general ha muerto;<br />
el hombre sin caballo y sin hombre<br />
se afana en la espesura de un país<br />
que piensa en otro:<br />
no ve en la cerrazón del monte<br />
las ciudades y los trenes y los torvos<br />
habitantes que ya están<br />
flotando sobre el páramo.<br />
Otra selva habrá que la que pisa.<br />
No hay lugar para él, que nunca<br />
fue de un lugar sino de todos.<br />
En un sendero pierde la figura:<br />
Distinta de la que agita el poncho<br />
o esgrime larga lanza en los manuales;<br />
va por el camino que contiene<br />
a todos. Esa es la Historia.<br />
Será una fecha, un dato.<br />
Con suerte será un aniversario:<br />
será menos que un nombre.<br />
50
A UNA MOMIA INDÍGENA<br />
Derecho de la muerte es transformar<br />
en horrible lo que en vida fue bello;<br />
en ti la noche da lo inverso<br />
de un ingenuo rostro y una boca florida.<br />
Eres el espanto de un rincón del museo<br />
y sin embargo, viviente,<br />
arrancaste a los hombres miradas prohibidas,<br />
virgen consagrada a los dioses antiguos.<br />
Eres el espanto y una mediana victoria<br />
sobre el perpetuo sello de los siglos señalas.<br />
Del otro lado del tiempo<br />
te envió un puñal de piedra<br />
a pedir por los mortales<br />
ante los que son eternos;<br />
tú eres lo intermedio, a mitad de camino<br />
entre el polvo de unos y la nada divina.<br />
Cuando estos que te miran<br />
de regreso al origen<br />
en los cuatro elementos se dispersen,<br />
perdurará tu rictus<br />
y tu mano deshecha extenderá<br />
el mensaje a los dioses perdidos,<br />
pidiendo clemencia para nuevos sinos.<br />
51
UN FILOSOFO DEL SIGLO XVII<br />
Uno se acostumbra a esta tierra.<br />
A sus hombres, a sus mujeres<br />
y a los cambiantes paisajes<br />
que entran en cada noche:<br />
porque esta tierra está siempre alerta,<br />
esperando el permiso para entrar a las calles.<br />
Cuando se la conoce, ya no hay nada más grato;<br />
la conversación de los sirvientes,<br />
los estúpidos asuntos que ocupaban los ojos<br />
y el tropiezo continuo con los desemejantes,<br />
la furia y el amor, el enojo sin causa,<br />
todo se hace una niebla; es el país del destierro<br />
donde está confinado alguien que se nos parece.<br />
Y yo, cuando soy yo,<br />
lo miro manejarse.<br />
52
UN GENERAL DE ATAHUALPA<br />
No me derrotó Pizarro ni la oscura<br />
traición de los vencidos por mi raza<br />
aproximó la suerte del <strong>com</strong>bate:<br />
otras razones hay para mi muerte.<br />
Tampoco en el hilván de los que saben<br />
interpretar los nudos de los quipos<br />
apareció entreabierta mi garganta:<br />
ni una aurora de sangre ni otro indicio.<br />
Una fuerza mayor hay que el destino.<br />
53
LOS MIEDOS<br />
ah los terrores que nos visitan de noche<br />
que no se ocultan del día<br />
los que no inspira ninguna cosa grande<br />
ningún desconocido continente pisado recién el borde<br />
ni tampoco un leal enemigo<br />
francamente buscado en una tapia<br />
ni el asombroso eclipse que deja el mediodía en sombra<br />
ni un terrible Señor de los Ejércitos<br />
en desiertos abrasados por el sol de los pueblos aventureros<br />
ah los miedos los pequeños miedos de pequeños hombres<br />
no los miedos que eran a su modo honra de un animal<br />
desnudo en la enorme extensión de cosas que no tenían nombre<br />
no a estar solo y de pie<br />
entre un inmenso campo y un inmenso cielo<br />
no a la sombra adornada de ojos fosforescentes<br />
a la muerte de noche<br />
entre los dientes del animal más bello de la tierra<br />
una muerte de hombre<br />
no a la caída propiciada por el rayo<br />
al torrente al alud al fuego de la tierra<br />
ni al otro fuego prometido debajo de la tierra<br />
ah los miedos que no origina<br />
un dios terrible salido de la foresta<br />
ni un pariente medieval con su cohorte de brujas y de fetos<br />
no el sudor frío frente a frente espada contra espada<br />
flecha contra winchester dardo contra lanza<br />
ha cambiado la muerte de palabras<br />
no es la certeza de una lluvia ardiente<br />
ni el pronóstico que un insecto lleva entre raíces<br />
al fin también una buena causa <strong>com</strong>o la antigua peste<br />
ah los miedos que tú conoces<br />
y que son los míos exactamente ésos<br />
54
no se ocultan debajo de la cama<br />
no precisan el crujir de la madera el aullido de nada<br />
pueblan nuestros sueños de rostros y de notas<br />
ellos duermen y caminan con nosotros<br />
beben se alimentan vuelven siempre.<br />
55
EL URO<br />
Detrás del tiempo un animal me mira:<br />
él sabe lo que escribo porque antes de mí<br />
ya ha sido un nombre. Es el uro.<br />
Fantasea quien lo toma por el toro.<br />
A veces es un pájaro, un río, el viento<br />
y a veces es un algo que deja en las ramas<br />
grandes manchas de sangre y un paso<br />
que se aleja, macizo e invisible.<br />
No lo vulnera el hacha ni la piedra<br />
de una arcaica Europa que aún no sueña<br />
con forjar metales y la Historia.<br />
Es el uro. A veces es un hombre<br />
que huye de sí mismo.<br />
Un animal pensante que añora volver al bosque<br />
del eterno presente, a las pasiones soberbias,<br />
a la ira, la furia y la muerte violenta<br />
del dominio y el celo.<br />
Es el uro. En sus ojos rojizos<br />
hay un algo execrable.<br />
Nos aterra que vuelva y que vuelva<br />
Dionisos con su corte de faunos<br />
y el terror y la noche derrumbando ciudades,<br />
sumiéndonos en el fuego de los dioses hambrientos<br />
que reclaman la tierra, la luz, el aire.<br />
Las imaginaciones.<br />
Es el uro. En el linde de las ciudades<br />
todo esto cabe entre sus cuernos.<br />
Allí donde recuerda, una por una,<br />
las traiciones del hombre.<br />
No rumia venganzas, no planea<br />
surgir en la cómplice noche a cobrarse<br />
el desquite con sus dos puñales, si el terror<br />
56
del retorno no bastara para matar a un hombre.<br />
No se mata a los muertos. “Soy el uro.<br />
Zeus usó mi forma para raptar a Europa.<br />
He visto, inmutable, en el rodar de las estaciones<br />
pasar a los fenicios, los partos y los griegos.<br />
El tiempo es un solo día. Maté a un inmortal<br />
en la aurora y en Sumeria y a mediodía<br />
me describió Plinio el Viejo, entusiasmado.<br />
Cartago duró una hora; Roma, quizá dos.<br />
El niño Lutero me temía: ya era una leyenda.<br />
Creyó extinguirme un cortesano del siglo diecisiete:<br />
la tierra que lo cubre tienen a su estirpe,<br />
su esposa y su palacio. Ése es el hombre:<br />
polvo que tragan las colinas.<br />
Soy el uro, lo real. Él es imaginario”.<br />
57
A MARCEL SCHWOB<br />
Ese espléndido encaje de terrores lujosos,<br />
esa trágica risa que viste en los días<br />
sobre hombres y cosas, no abandonó<br />
el mundo contigo, Marcel Schwob.<br />
Evocarte es una tarde en tus libros, mía,<br />
y una noche de escritorio, tuya:<br />
el tiempo, que es el mismo, confunde oscuridades.<br />
Nadie descubre nada, tan sólo desentierra<br />
secretos olvidados, verdades descartadas.<br />
¿Ves? Esta es la mujer que amo:<br />
no ha leído tu Monelle que es su hermana,<br />
no conoce tus Vidas y <strong>com</strong>o la de todos,<br />
la suya es imaginaria.<br />
Sus horas <strong>com</strong>pletan mis tardes, tus palabras.<br />
Entre nosotros tres hemos pactado:<br />
ninguno sabe qué, cómo ni cuándo.<br />
58
LO QUE DECIA EL POETA<br />
Tempranamente nos lanzaba la noche<br />
sus grandes ojos de diosa<br />
había en esas calles otra luz<br />
que no conoce el día<br />
y nada ni nadie sabía de la muerte<br />
venías detrás de tí larga y enigmática<br />
presencia donde me reconozco<br />
otros canten la gloria de lo evidente<br />
y harán lo justo<br />
yo viviré siempre<br />
en esta piel estas manos,<br />
y este cuerpo<br />
bañado por otra luz otra presencia.<br />
Otra guerra hay que la del pan<br />
otra embriaguez que la del vino<br />
otra tierra hay en esta tierra:<br />
Eterna es nuestra primavera.<br />
59<br />
Soy tu enemigo que no tendrá piedad.<br />
Guerra te llamaré y tomaré<br />
contigo las libertades de la guerra.<br />
Y en mis manos tu rostro oscuro y atravesado,<br />
en mi corazón el país que<br />
ilumina la tormenta.<br />
Ives Bonnefoy
YO NO ESPERO MAS PASOS QUE LOS TUYOS POR MI ALMA<br />
Yo no espero más pasos que los tuyos por mi alma,<br />
algo tuyo ha abierto paisajes sumergidos bajo el agua del rostro<br />
y no ansía ese horizonte otra silueta en su noche, otra sombra antes del alba.<br />
¿Ves? largas catedrales que suben a los cielos con tu bandera en sus astas<br />
y una sangre que viene de la infancia remota presintiendo tu historia.<br />
Yo no quiero más pasos que los tuyos por mi alma,<br />
extraña forastera de la negra mirada, eres <strong>com</strong>o la tierra:<br />
todo sale y retorna de tu boca a tu boca. Eres <strong>com</strong>o la mañana<br />
que no tiene ningún fin, una imprecisa fragancia, una presencia muda<br />
entre plantas y flores, no limita el tiempo tu sombrío fulgor.<br />
Yo no espero más pasos que los tuyos por mi alma,<br />
hay caminos que esconden el secreto de verte,<br />
ellos que te conocen mucho más qué mis manos<br />
penetran por mis años hasta hombres que fui, pueblos que tuve.<br />
Donde estarías sola.<br />
60
RETRATO<br />
I<br />
En las cejas, inmóvil, va volando un pájaro<br />
sobre la oscura onda de los ojos, pardos.<br />
Españoles y atentos al gran fluir del mundo,<br />
perturban por lo inquieto de su otro mundo, el alma.<br />
Desde la partida frente ondula todo el óvalo<br />
la pesada, castaña cabellera<br />
y la nada rueda tras de la carne firme;<br />
mujer, eres la nada, que origina las cosas.<br />
Bárbara criatura de la aurora, te estoy cantando.<br />
Todos los días, entre miles de gestos, uno:<br />
la boca que despliega su brillante amenaza,<br />
esa arma antigua que recuerda<br />
la vieja enemistad del macho y de la hembra.<br />
Ante este rostro, vana, siempre<br />
la noche se queda en la ventana.<br />
II<br />
Yo he visto en ti el centro del gran corazón<br />
humano. Oh tú eres el centro del gran corazón humano,<br />
el que ha sufrido y creado siglo tras siglo<br />
la terrestre maravilla. Eres la Venus de la aurora<br />
que en el marfil antiguo de las terribles bestias<br />
labraron los hombres olvidados,<br />
la vigorosa madre de la canción del mundo.<br />
Tú, la primordial ni sobrenatural ni diosa,<br />
tan sólo y toda la concreta mujer que caminó<br />
por Behring para poblar la Tierra.<br />
Hermosa, viven en ti<br />
los muertos ojos de las primeras hembras,<br />
en ti me miran otros morenos rasgos pulidos por los siglos.<br />
61
Eres la que empuñó el arado y la que escondió<br />
a sus hijos de la guerra. Eres las otras.<br />
Tú en la oscura caverna engendraste<br />
cuerpo tras cuerpo las réplicas del tuyo,<br />
mi boca sólo canta y te devuelve <strong>com</strong>o un eco<br />
los ecos de innumerables gemidos que en las cóncavas tinieblas<br />
arrojaste a los días y las noches del tiempo.<br />
Viviente maravilla, de ti no hay partida, no hay llegada,<br />
tú también, humanamente, el Alfa y el Omega.<br />
62
AHORA TE CONOCE EL HOMBRE...<br />
Ahora te conoce el hombre que imprime estas páginas<br />
y el que en la noche silenciosa corrige las pruebas de los versos,<br />
saben ellos de ti, de tu voz clara y de tu oscura pupila<br />
donde se oculta el sol cuando anochece;<br />
alguna vez han amado a otra <strong>com</strong>o tú<br />
pues para todo hombre la vida reserva a tus hermanas,<br />
ésas que son iguales a tu alma.<br />
Oh bella estos versos que nacen en la sangre<br />
yo los veo cruzar por tintas y engranajes,<br />
ir a buscarte a través de máquinas y moldes,<br />
correr hasta tu sombra atravesando las sombras<br />
donde la fotografía alumbra su milagro,<br />
ellos van tras de ti de mano en mano,<br />
los dibuja la fatiga de graves operarios<br />
y el tipógrafo da forma a sus mapas silenciosos,<br />
con su larga habilidad instala la proclamada urdimbre<br />
de tu pelo, la lluvia de tus ojos hecha de letras<br />
y el contorno de tus sueños, joven sol, nueva estrella,<br />
lo conoce ese obrero antes que nadie.<br />
Y sé que evoca, allí, entre la fatiga,<br />
con un mudo cigarrillo y tensa boca,<br />
un sueño que hasta ayer había olvidado.<br />
Son tus perdidas hermanas,<br />
las que no conocerás nunca<br />
ni sabrán de ti por ese hombre,<br />
que despiertan y retornan a su insomnio.<br />
63
UN NOMBRE<br />
Un nombre,<br />
un nombre de mujer<br />
para contener la estirpe de los astros,<br />
un nombre<br />
que suena al fluir del tiempo<br />
en el único idioma de las cosas,<br />
un nombre<br />
que es <strong>com</strong>o una palabra de otra dimensión<br />
pronunciada en ésta; una palabra<br />
que sueña a una mujer.<br />
Un nombre<br />
que en la antigua Al-Andalus,<br />
la otra, la de la media luna<br />
y el canto del sufí,<br />
imaginó el árabe para mayor honor<br />
de un Alá inevitable;<br />
un nombre<br />
que los duros godos robaron<br />
de la Alhambra con la Alhambra,<br />
un nombre que recorrió Europa<br />
cuando aún no era Europa<br />
y anduvo en las bocas de los anónimos,<br />
esos que hubo y no tuvieron nombre,<br />
un nombre<br />
que antes fue amado por los muertos.<br />
Un nombre<br />
que cruzó con otros los mares y los tiempos<br />
hasta la América de los galeones<br />
y el oro inútil de los adelantados,<br />
la América de un extraño animal<br />
al que llaman león y no lo es,<br />
la América de las banderas nuevas<br />
64
y los nombres viejos;<br />
un nombre<br />
que las generaciones guardaban para tu nombre,<br />
de boca en boca, sin ser en su todo pronunciado<br />
hasta que llegó tu sombra,<br />
oh la innombrable,<br />
hasta que llegó tu sombra<br />
a la luz que baña el tiempo.<br />
Un nombre,<br />
un nombre de mujer<br />
para contener tantas otras cosas,<br />
según lo imagine de noche,<br />
según lo sueñe de día:<br />
a veces es un rincón<br />
de una vieja casa que yo sé que existe,<br />
donde hay un gato con ojos de mujer<br />
y una angustia boba cruzando la inmortalidad de los salones;<br />
otras veces un nombre donde alguien descubre,<br />
por vez primera, quién es el que responde en el espejo.<br />
Un nombre<br />
donde un raro pájaro<br />
vuela hacia la hoguera y crea<br />
una leyenda de cenizas que renacen,<br />
un nombre de mujer<br />
oh innombrable,<br />
fatal <strong>com</strong>o la última y la primera de las horas.<br />
Un nombre que agota toda réplica,<br />
un nombre,<br />
un nombre de mujer que es más que esto<br />
y tener de todo esto sólo el nombre.<br />
65
EL AMOR LOCO<br />
Hay un amor. Puedo verlo en las sombras<br />
o ver el otro sol, el que me prometió mi padre<br />
cuando era joven y sonreía entre los vivos,<br />
el que deseó mi madre la primera vez que vio mis ojos tristes,<br />
una lejana tarde, cuando tú ya existías sobre el mundo.<br />
Hay un amor. Ya despliega sus maravillas y sus cárceles,<br />
vuelve gris a todo otro, cualquiera que se acerca<br />
vale en tanto trae un rasgo, un gesto tuyo,<br />
regalos ignorados. Viene con sus noches y sus lobos,<br />
hay un amor y trae su encendida maravilla, hay un amor;<br />
la tierna amistad de los cercanos a mi corazón me rodea<br />
y ya no sirve, la voz intemporal de Hesíodo,<br />
que probablemente sí vio a las musas, canta y yano sirve,<br />
mi amado Dylan Thomas, que observó perplejo cada cosa viva,<br />
grita la gloria de lo creado y ya no sirve,<br />
el placer de ver un nuevo crepúsculo caer me llama<br />
y ya no sirve.<br />
Los objetos, las ocupaciones, las palabras,<br />
las llaves que sugieren una puerta, los extraños<br />
y sus asuntos siempre extraordinarios,<br />
la vaga curiosidad, las calles de una ciudad<br />
que llaman Buenos Aires y que conozco tanto,<br />
todo me invita y ya no sirve. ¿De qué sirvió<br />
querer ser un santo a los seis años,<br />
leer viejas leyendas de épocas más gratas,<br />
saber de la suerte de Ulises y la desdicha de Eneas,<br />
conocer las altas metafísicas con que los hindúes<br />
querían abolir el deseo y el tiempo, esos anchos ríos<br />
donde fluimos ambos, investigar las vastas filosofías<br />
que hoy no pueden responderme, ser admirado<br />
y odiado, despreciado o aplaudido por tantos desconocidos,<br />
ver en un jardín y una tarde un secreto milagro?<br />
66
Hay un amor, ya me indica sus oscuros mandatos,<br />
ya me muestra su puñal y su espejo,<br />
la ausencia y la presencia, esos dos simulacros.<br />
La ansiedad sabe matar a un hombre: ni ciencias<br />
ni artes mágicas pueden con su larga sentencia;<br />
sólo la voz, la mirada, la esperanza sutil, el tacto último,<br />
ese absoluto. Hay un amor: no valió nada saber<br />
de los horóscopos ni de la ciencia exacta de las cartas,<br />
quizá no menos ingenuas mitologías que aquello<br />
en lo que crees: cada época se explica <strong>com</strong>o puede.<br />
Hay un amor, es tiempo de verte crecer e imaginar tu infancia,<br />
ese privilegio que me fue vedado.<br />
67
MAS BELLA QUE MI PROPIA SED, MAS PURA<br />
Como un animal nocturno<br />
mi sombra penetrará en tu sombra<br />
desnuda serás más bella<br />
que el tibio fantasma que queda entre tus ropas<br />
yo iba solo entre bosques<br />
me perseguía el honor de ser un solitario<br />
y todo el amor del mundo<br />
hablaba entre tus brazos<br />
allí te vi<br />
la enorme Buenos Aires<br />
era inútil para ocultar siquiera<br />
el brillo de tu ausencia<br />
desnuda serás más bella<br />
que mi propia sed más pura<br />
aun que las caricias del viento<br />
que derrumbará a la vez tu casa y tu tristeza<br />
yo iba solo de la vida a la muerte<br />
ahora voy del sueño al despertar<br />
desnuda serás más bella: serás mi mediodía.<br />
68
INFANCIA DE LA MARAVILLOSA<br />
Y allí estabas, viva,<br />
venías de los candentes países que no recuerda nadie<br />
sino en el último minuto, al inicio del tiempo estabas<br />
entre la sangre y la luz <strong>com</strong>o una llorosa perla entre raíces,<br />
allí estabas luego de la larga agonía entre dos respiraciones,<br />
luego del largo túnel y el sueño donde eras una sola Humanidad,<br />
¿recuerdas? un minuto antes eran las calles de Ur,<br />
la turbia prehistoria, el ciclo de la savia a la sangre,<br />
la desnuda inocencia de un mezclado universo donde todo convivía;<br />
¿recuerdas? oh sí dime que lo recuerdas largo y centellante amor mío,<br />
dime que te acuerdas de tu rostro en un lago que se secó hace siglos,<br />
que memoras la sangrienta imagen del interior del útero<br />
donde toda la historia pasaba veloz por las paredes<br />
y dime que te acuerdas de alguien que te amó<br />
y que no era yo y que era un fenicio, un tirio,<br />
un hombre de lejanas edades y de tu vestido<br />
desgarrado en la cámara del rey.<br />
Yo hablaré del tiempo en que te he reconocido,<br />
<strong>com</strong>o reconociste al fuego, ese movedizo <strong>com</strong>pañero<br />
que te entibió las manos, que te quemó los dedos.<br />
Tenías dos años, ¿recuerdas? Dime que recuerdas,<br />
un pesado secreto puede hacerse pedazos tan sólo por ese olvido,<br />
dime que te acuerdas de hombres y mujeres gigantes<br />
y de paredes enormes y así sabré que es cierto:<br />
antes, en ese tiempo, danzaba el tiempo<br />
y tú corrías <strong>com</strong>o corrimos todos detrás de duendes y de hadas<br />
que se tragó un lento movimiento hacia nosotros,<br />
hacia estas manos y rostros que insultan el espejo.<br />
¿Tienes presentes a tus muñecas? ¿Te acuerdas de la negra<br />
que odiabas y de la deshilachada rubia que veías,<br />
porque tú la veías, no es cierto, llorar sobre tu falda?<br />
Y los pequeños animales, los míticos y los otros,<br />
69
formaban el cortejo de una niña sola.<br />
Te acuerdas del miedo, ese viejo emisario,<br />
te acuerdas de la sombras en un rincón del cuarto,<br />
de la horrible lámpara que te hacía llorar.<br />
Allí del miedo nació tu risa, ésa que yo solo puedo ver,<br />
ese gesto infinito que borra la muerte de las edades,<br />
esa revancha del hombre sobre el polvo que será.<br />
Y allí seguías viva sobre un billón de muertos,<br />
sobre todos los muertos y nada detenía el pujar de los huesos,<br />
el avance del cuerpo entre los cuerpos, la lanzada<br />
mente hacia la luz corría, entre precipicios y sombras<br />
y entre sangres y olvidos de lo que eras ayer, venías,<br />
sí, tú venías atravesando tu espacio, tu forma, tu materia,<br />
eras un universo en viaje a través del universo.<br />
Pero de dónde vino ese rostro a preocuparme de sí,<br />
de dónde ese olor que se ignora a sí mismo, desde<br />
qué entonces sutil ya te conocía.<br />
¿Te acuerdas de un aula donde ya eras callada y peregrina<br />
entre papeles y canastos y mapas?<br />
Hoy la mitad de esos niños son fantasmas<br />
que erran por el mundo,<br />
ellos no te recuerdan y sin embargo envidio<br />
su inútil privilegio:<br />
el haber visto en flor tus ocho años<br />
cuando el inocente trazo del mundo era feliz.<br />
¿Recuerdas? ¿Recuerdas la jirafa de un domingo lluvioso<br />
de la mano de tu padre? Bien, yo envidio<br />
a ese alto animal que se sonríe siempre,<br />
porque te vio una tarde, hace ya mucho.<br />
El amor es dadivoso: nos da lo irreparable<br />
y no se vuelve a ese ya nunca donde vivimos tanto,<br />
aunque por qué no gozar la fruta de la memoria.<br />
Todo se puede suponer y yo supongo que esa manchada,<br />
elevada arquitectura, desde su tiempo sin límites<br />
70
es la misma que vio lo que ya jamás podrás mostrarme:<br />
esa alma primera que todavía, entonces,<br />
hablaba con todos los animales y el centro de las cosas.<br />
¿Pero de dónde vino este rostro a llamarme<br />
desde un tiempo ido que ni él recuerda<br />
aunque nunca lo olvida?<br />
¿Pero de dónde, dónde?<br />
Los objetos, las llaves, los cuadernos, las aves, los insectos,<br />
las nubes de los cielos que hubo, los paisajes<br />
donde hoy se han derrumbado casas y se han sacado muertos,<br />
las noches y los días por los que has caminado sola,<br />
vuelven en cada medianoche, en cada mediodía,<br />
vamos a llorar sobre esas imágenes,<br />
vemos a gritar sobre esas imágenes y sobre el mismo llanto<br />
que no reconocemos: un hombre, una mujer<br />
que se han perdido son una victoria más<br />
de un cerrado círculo, la sombra sobre la luz<br />
traza su cono arduo, hemos perdido ambos<br />
esta guerra infinita. Hemos perdido ambos lo más preciado:<br />
a un desconocido.<br />
Yo imaginé tu infancia.<br />
Yo fui valiente.<br />
71
BEHERING Y OTROS POEMAS<br />
(1985)<br />
72
BEHERING<br />
En cada uno de ellos era muchos un hombre.<br />
Eran más todavía. Traían la industria de las armas<br />
y el reno rojo, <strong>com</strong>o un bosque ondulante<br />
y detrás el lobo que, en una mañana ya añejo,<br />
sería el perro de la hoguera y de las sobras,<br />
el sirviente blanco.<br />
Eran muchos, no un hombre.<br />
Vagos sus nombres<br />
se referían al viento y a los tótems,<br />
a un hecho que pasó en un nacimiento,<br />
el deshielo que ahogó<br />
o el meteoro fugaz que ardió en la tundra<br />
o la muchacha audaz que en mar abierto,<br />
salvó a su hijo de la cólera brutal de la ballena.<br />
Sus dioses eran el salmón<br />
que cada año retorna <strong>com</strong>o el año<br />
y que va al mar y el oso pardo,<br />
una montaña que muge<br />
y que el filo de lanza abate,<br />
y el pesado bisonte y el tigre rayado,<br />
que se quedó en Siberia<br />
y que la manta del navajo evoca:<br />
extranjeros, ellos serían América,<br />
la múltiple figura que no supo Balboa y que Pizarro<br />
abandonó a la imaginación de un franciscano.<br />
De hueso, no de madera y de noche<br />
serían sus dioses ni de la piedra<br />
que labran los pueblos de una tierra supuesta,<br />
entre la niebla de sus transmigraciones.<br />
Eran crueles y antiguos <strong>com</strong>o el Asia;<br />
fundarían imperios en la aurora y en México,<br />
reinos en Bolivia, fortalezas<br />
73
donde un signo inequívoco mostrara<br />
la voluntad de estos dioses:<br />
un águila en el aire arrebatando la serpiente,<br />
un árbol singular, <strong>com</strong>o un recuerdo<br />
de las llanuras heladas y el Mar Blanco,<br />
que ya sólo evocaban los viejos moribundos<br />
y el Sueño, que es eterno.<br />
Alzarían Tenochtitlán, el Cuzco<br />
y el enigma silencioso, Tiahuanaco,<br />
en la isla de Pascua graves rostros<br />
que contemplan todavía su gran marcha;<br />
otros, sin embargo, volverían<br />
al corazón de las selvas y al olvido,<br />
<strong>com</strong>o los muertos al pasado,<br />
al país de la cuna y de las tumbas.<br />
Mañana, todavía, aún faltaba,<br />
nuevos extranjeros alzarían<br />
ferrocarriles, calles, edificios,<br />
calendarios regidos por el sol y no la luna,<br />
venidos de otros Beherings y otras fechas,<br />
en nuestras claras ciudades, oh ingenuas tierras,<br />
seremos siempre dobles:<br />
uno solo y muchos, hombres de ninguna parte.<br />
74
LA INGENUA<br />
Ella creía que la reflejaban los espejos<br />
que era esos dedos que hurgaban en el rostro<br />
las lentas mutaciones<br />
que era su pulóver sus zapatos<br />
lo que recordaba y lo olvidado<br />
que era una guirnalda detrás suyo<br />
que era su cabeza<br />
que era sus amigas sus trabajos<br />
un hombre en una esquina. Una mañana.<br />
Las casas que habitó sus cuatro barrios<br />
que era las que era tras el portón borroso de los sueños<br />
que alcanzaba para ella el gentilicio<br />
y la historia de un país incierto<br />
el hambre la sed<br />
o lo que amaba<br />
75
JOHN KEATS<br />
Caen sobre él los actos inútiles del día.<br />
John Keats recuerda y es también de otros el recuerdo:<br />
humillaciones, rostros y palabras<br />
hacen de un pozo la noche repetida.<br />
“Fanny Brawne me has alejado,<br />
tú me has acercado a Keats y era lo mismo”.<br />
Suena tan distante el Mar del Norte<br />
para ser cada segundo todos los mares,<br />
pero si lo que fue y será mañana brilla<br />
en su oscura hora presente, ese hombre pequeño,<br />
inclinado sobre el verso, lo adivina.<br />
Presiente que será uno y va a ser todos<br />
cuando es tan caro el precio de eso múltiple:<br />
ya no lo amparará el primer fervor por las palabras,<br />
no aliviará sus horas la furia, perdida, de estar vivo<br />
ni lo protegerá la noche pedida de ningún olvido;<br />
nada lo salvará de tanto<br />
que es, en su medida, tan un poco.<br />
John Keats será John Keats, será nosotros.<br />
76
LA ELEGIDA<br />
De cada mujer todos los rasgos<br />
se pintan en su rostro:<br />
es la que figura en las guías,<br />
la que saludan en los aniversarios,<br />
la que habita con otras fichas, documentos,<br />
cartas que su nombre orienta, recuerdos<br />
en las memorias donde se irá extraviando<br />
y la singular secreta que ha inspirado versos,<br />
sueños que para sí misma tuvo,<br />
otros abecedarios que hoy le pertenecen.<br />
Tú que has sido los rituales<br />
que altivos nos unen a los otros:<br />
la que tuvo trabajos y empeños y vacilaciones,<br />
la que nadie por las calles reconoce,<br />
la que esperó en salas borrosas<br />
momentos pasados que eran entonces el futuro,<br />
ten piedad de los verbos que no pueden<br />
contener lo que has sido, lo que eres, lo viviente.<br />
Tú que diversa y una,<br />
también eres las otras,<br />
ésa que duerme esta noche<br />
bajo la misma luna.<br />
77
JUBILO Y CAIDA<br />
Armonía primera allí te vi, no era necesario<br />
mirar las partes de tu reino entero pero allí te vi<br />
y no quise detenerme en tu orilla, tu orilla<br />
que está en las simples cosas llenas de tu ondulante sombra.<br />
Qué delicadamente, luz en la luz, centro del día,<br />
te corporizas o elijes una sencilla forma cuando nos prestas tus ojos<br />
y cómo un eterno amor nos lleva de la mano<br />
a tus criaturas, allí donde eres sí,<br />
en lo animado, la infinita danza,<br />
la queja misma de cuanto existe.<br />
Alta serenidad todo es tu vaso y cada uno<br />
declara tuyo un color nuevo. Es abril<br />
de un año que para ti no cuenta y sin embargo<br />
un dulce calor te trajo aquí a mi lado. Era yo apenas<br />
una certeza esta mañana y la espuma del sueño<br />
y los lados del día se apagaban en mí.<br />
Bastó pedir, correr a tu contagio,<br />
para que un soplo sobre las cenizas que empolvaban las cosas<br />
encendiera de nuevo el mundo de carbunclos,<br />
las amatistas del aire... ¿las múltiples facetas<br />
de tus brillantes vidrieras, de dónde vienen,<br />
de qué sima profunda o de qué cima pública y expuesta,<br />
de qué otro tiempo apenas visitado,<br />
apenas entrevisto en el fuego del fuego?<br />
Peor ayuno no hay, que el que hay de ti.<br />
78
DE LAS TANTAS COSAS QUE NO PUEDE<br />
De las tantas cosas que no puede<br />
mostrar ciertamente la palabra,<br />
la primera imposible es el olor<br />
tan propio y exacto de las cosas.<br />
La poesía también es <strong>com</strong>o el aroma.<br />
Así quedan sin nombre<br />
el olor definitivo de la lluvia<br />
y el efímero matiz que se respira<br />
al asomarse a las sombras de un aljibe;<br />
el olor del primer mar, a los seis años,<br />
la fragancia, que nos asustaba, de los cielos nublados,<br />
y el olor a <strong>com</strong>ida de una casa<br />
que nos fue querida.<br />
La memoria tal vez sea<br />
sólo visión de olores olvidados,<br />
<strong>com</strong>o este papel a donde llamo<br />
a la presencia ardiente de unas hojas quemadas<br />
y a la clave del enigma de la rosa;<br />
al olor de las sangres<br />
que no vi derramarse,<br />
al olor del incienso y al del alcanfor,<br />
un olor que resplandece;<br />
al de las jóvenes mujeres en los baños públicos,<br />
al de las monedas, que abandonan la mano<br />
y que retornan, al de la tierra de Pinzón<br />
una mañana de octubre, al de los gatos,<br />
al olor milagroso de las cosas vulgares,<br />
de las que apenas se <strong>com</strong>prende<br />
que emanan la noche poderosa,<br />
al de un río que corre lejos<br />
79
y al que sin razón evoco,<br />
al de la palabra marisma, al de retablo,<br />
a los de esta mañana<br />
que partieron a un país sin dónde,<br />
al de una muchacha que se fue,<br />
el 2 de noviembre de 1982,<br />
para que mis palabras<br />
pidieran el perfume de unos versos<br />
y me quedaran la fecha y la balada,<br />
el de las ballenas que tiñen<br />
la espuma de aceite y de tamaño,<br />
el de un hombre que hablaba del origen del día,<br />
al de las tantas cosas<br />
a las que no pude acercarme y que me esperan.<br />
Son otro mundo más sobre este mundo,<br />
veo el bosque y entre el bosque<br />
la selva del aroma.<br />
Yo me voy de los hombres y las cosas<br />
<strong>com</strong>o un salvaje que marcha a las ciudades<br />
y dice adiós a su mundo de olores;<br />
también a mí ellos vuelven<br />
bellos y pesados <strong>com</strong>o un remordimiento.<br />
Serán desde estos versos mi memoria,<br />
seguirán sobre el mundo<br />
cuando me haya muerto.<br />
80
LAO-TSE PREPARA UNA SENTENCIA<br />
Nada de lo que diga<br />
puede desviar la calda de una hoja.<br />
Una sola palabra<br />
no frenara la otra.<br />
Es inútil que a éstos<br />
que me escuchan dedique<br />
una verdad: la harán pedazos.<br />
De sus pedazos nacerá Lao-Tsé.<br />
81
LA CAMBIANTE<br />
El hombre que ama quiere ser la mujer que ama.<br />
Le dice conmigo al reino y sabe dónde<br />
aunque haya perdido uno a uno los poderes de los niños<br />
la extraña le ha recordado la tierra del espejo<br />
la intrusa lo ha maldicho<br />
sólo tú la ves esta es mi forma para ti<br />
acéptala ya nadie podrá matarte sino yo<br />
y las grandes visitas que él ni recordaba<br />
retornaron a sus días <strong>com</strong>o antiguos ministros<br />
que en un tiempo reinaron<br />
qué violento apareció lo que antes era suyo<br />
por qué de está manera Peter Pan<br />
ahora lo asusta la belleza en sus signos<br />
invulnerable y solo en el bosque del mundo.<br />
Conmigo al reino su esperanza dice<br />
repite todavía conmigo<br />
pero ella ha cambiado otra vez su forma<br />
y es lo que no será mañana:<br />
una piedra entre nervios<br />
un empujón brutal de la memoria<br />
algo que rueda lejos en algún camino<br />
sólo necesita estar lo que no se queda para siempre.<br />
82
ALFONSINHO DA CUNHA<br />
No conocí tierra firme.<br />
Por nacer, nací a bordo<br />
entre embalajes de especias<br />
y el raro perfume de la canela extranjera<br />
fue mi país, mi canción<br />
el chirriante sonido del viento<br />
en viejas arboladuras<br />
tendidas a la aventura.<br />
Una pierna corta y otra larga<br />
sólo dan acceso a las cocinas de la Historia.<br />
Y de día el mar y por la noche el mar:<br />
nunca bajé a tierra firme.<br />
Los héroes a los que a<strong>com</strong>pañaba<br />
a través de las auroras<br />
desembarcaban en la sangre y en el vino,<br />
en la lujuria, en la selva y en los puertos<br />
que bautizaban los negros capellanes:<br />
de mañana, la cruz en alto, a cañonazos,<br />
<strong>com</strong>o se bautizan los mundos.<br />
Desde muchos puentes, vi a cinco razas<br />
asombrarse nuevamente de nosotros,<br />
vi la gloria de los grandes<br />
salir y ocultarse, <strong>com</strong>o una estrella más<br />
de huidizas Nortes que se agregaron<br />
al mar desde que conoció a los hombres.<br />
No maté a uno solo,<br />
no di mi nombre a ninguna tierra extraña,<br />
no fundé ciudades ni tomé fortalezas,<br />
pero arrimé tinta y papel, buen vino verde,<br />
velas de esperma y un plato de carne<br />
para que Luis de Camoens escribiera<br />
mi nombre en una página.<br />
83
No conocí tierra firme<br />
pero tuve, entre carcajadas, su promesa<br />
de vivir para siempre en Os Lusíadas.<br />
Los hombres <strong>com</strong>o yo recorrimos el mar.<br />
Los demás sólo fueron y vinieron de tierras firmes.<br />
Una promesa milenaria fue nuestro vellocino.<br />
84
LA PERDIDA<br />
Nueve veces te vi. Nueve te he perdido.<br />
Como en los círculos de Dante<br />
fueron los crímenes la pena<br />
en cada uno soy el pródigo<br />
y el ladrón y también el avaro que recuenta<br />
esos minutos que pudieron ser de otro<br />
y el castigo un rostro que vuelve<br />
una palabra dicha un gesto hecho<br />
nueve veces tus regalos que fueron y devuelven<br />
un amor que pesa <strong>com</strong>o la eternidad.<br />
85
DONDE QUEDA LA MEMORIA<br />
Donde queda la memoria,<br />
ese alegre mediodía encinto o lúgubre gobierno,<br />
danza la primera mañana del mundo todavía,<br />
hay pisadas de ruedas toscas<br />
en un llano que ocupan ahora las montañas,<br />
un milagro que asombra y abriga y calma.<br />
Una libélula que teje amorosamente el aire<br />
reconstruye la invisible historia;<br />
<strong>com</strong>o en tus ojos, las iniciales alas<br />
relumbran en el aire de un antaño primero,<br />
con experimentos de peces y ensayos de serpientes,<br />
con proyectados tigres que bramarían luego, reales,<br />
en la noche. Y ni un ojo,<br />
ni un ojo, ni los tuyos,<br />
para ver en los verdes pantanos<br />
el vuelo de los reptiles<br />
con su membranosa esperanza<br />
y sus escamas verdes,<br />
ni a los primeros inquilinos<br />
del hospicio marino en lo profundo.<br />
Nada: ni el asomo de la huella de una mano<br />
en las húmedas rocas de la orilla<br />
ni la planta de un pie en el cieno<br />
donde crecían arbustos musicales.<br />
Barro y cielo y agua<br />
y la natural sencilla respiración de las cosas:<br />
la novedad de las cortezas arrancadas por el viento<br />
ocupaba, por sí sola, entera tarde.<br />
Entre los álamos pasaba desnudo<br />
el frío que era joven sobre el mundo,<br />
sin saber que era <strong>com</strong>o éste, pausado, de noviembre.<br />
El infinito espacio de los valles<br />
86
donde la luna entera podía suicidarse,<br />
garzas y nubes que subían de la ciénaga<br />
y el grito último de un pesado animal<br />
que moría en lo alto y denso de la selva, noche del mediodía,<br />
y renacía sin saberlo entre los matorrales bajos.<br />
Los gruesos lagartos <strong>com</strong>o edificios vivos en una pesadilla,<br />
oh cotidiano milagro de esas macizas formas<br />
que elevaban sus ojos niños a la bóveda<br />
buscando la explicación del sueño,<br />
oh la temprana marcha de los mil rastros bajo las piedras,<br />
apenas el ocaso resucitaba a la escolopendra de boca mortal<br />
y los mosquitos daban su viviente alfabeto<br />
a las orquídeas blancas,<br />
ah la caricia de la carpa cazando bajo la superficie<br />
y la acechanza del pez-tigre entre los mangles;<br />
bellas y tenebrosas bajo el agua hirviente del mediodía<br />
las algas ocultaban una ya podrido becerro muerto al alba.<br />
Y la hormiga de fuerza prodigiosa inclinaba<br />
los bejucos para su nido colgante<br />
y se enfrentaban furiosas<br />
dos encendidas creaciones bajo una piedra chata.<br />
Y la noche, la noche de donde surgieron todos<br />
corría sus naves y constelaciones<br />
para el paso de los bellos asesinos de la garra,<br />
errantes e invisibles por la meseta baja.<br />
Lo que seriamos vagaba sin lugar todavía<br />
<strong>com</strong>o un vapor inteligente sobre el mundo.<br />
Y un salto, un grito de labios teñidos por la hierba,<br />
una sentencia manchada que besaba un cuello para siempre<br />
desplegaba de nuevo la mañana.<br />
87
CONVERSACIONES<br />
La historia de las constelaciones<br />
grabada en el brillo de una hoja:<br />
quisiera leer la hoja<br />
y recordar aquella forma<br />
de donde nos desprendimos<br />
los seres y las cosas.<br />
Y antes de que nos devore la Gran Noche<br />
oír su nombre,<br />
por empañar la orgullosa oscuridad<br />
con el ardiente sonido de la luz, al quebrantarse.<br />
88
ENTONCES, EL CANTO...<br />
Cruza tu voz los círculos del sueño,<br />
<strong>com</strong>o si un dios antiguo te cerrara la boca,<br />
¿detrás de qué otros cantos<br />
sin estela en qué aguas?<br />
Es de día en tu sueño bajo un sol diferente,<br />
sonámbula a la vez en la orilla y el centro.<br />
Oh no despierten a la elegida<br />
en las profundas gargantas de las cosas,<br />
que nadie, cruzando la habitación,<br />
salte dentro del sueño<br />
por caer en sus huellas sobre cuáles caminos;<br />
nadie, ni los sonidos ni mi mano,<br />
que existen en donde existe el tiempo,<br />
agreguen sus llaves al enigma;<br />
no cantas, eres tú la cantada.<br />
En la mañana ardiente de los ojos cerrados,<br />
escucha los susurros, las vetas minerales,<br />
acaricia las sombras, reclama otra estatura,<br />
la trae hasta los hombres.<br />
89
POEMA DEL NUMERO CERO<br />
Cuando la muerte señala la fibra luminosa que somos,<br />
cómo tiembla su luz, cómo parpadea con el viento repentino,<br />
cómo se aterra al pensar en la oscuridad, el silencio,<br />
el dedo que elige antes, mientras las luces corren ardiendo<br />
hacia el casi supremo resplandor, que es el número 1, antes del cero.<br />
90
EL PESCADOR DE PERLAS<br />
Esta tarde y parte de la noche<br />
volví a sumergirme en el espeso mar<br />
donde flotamos los seres y las cosas.<br />
Bajé por perlas que mostrar a los hombres<br />
que temen siquiera el riesgo de la orilla.<br />
Esta tarde y parte de la noche<br />
estuve en ese silencio, en esas profundidades<br />
donde el más infinito placer sería disolverse<br />
y supe que en todos los caminos<br />
hay monstruos para quien los teme.<br />
Llegué nadando adonde no se ama ni se odia,<br />
sencillamente se flota sobre un eterno presente<br />
y todo lo que miras es tu contemporáneo:<br />
nada más traen las olas del atrás y el adelante.<br />
Tomé allí esta perla y ahora te la ofrezco.<br />
Pero cuando quise volver,<br />
no vi a ningún hombre en la orilla.<br />
No vi orilla. Todo es el mar.<br />
Esos que temen la orilla<br />
no saben que caminan en el mar.<br />
91
NOSOTROS, ELLOS Y AQUELLO<br />
Los poetas estamos escondidos detrás de nuestras sienes,<br />
en la gran selva distante, de madrugada o de noche,<br />
seguimos y perseguimos al mismo animal que huye,<br />
la loca sabiduría que se sumerge en el aire.<br />
Nuestras palabras-redes retienen fragmentos<br />
de la luminosa silueta, algunos pelos,<br />
cuernos del violento animal<br />
que sabe caminar entre palabras sin quedarse.<br />
A veces nuestras trampas detienen en el fondo<br />
a esas pálidas formas que atraviesan la muerte<br />
para poder cazarnos: somos el perseguidor<br />
que persigue mientras le siguen los pasos.<br />
Nos alcanzan y nos vamos sobre sus ásperos lomos<br />
a donde no hay palabras, vendados los ojos, sujetas las manos.<br />
Sólo nuestras sombras quedan,<br />
al acecho, precisas,<br />
y el animal retorna a abrevar en ellas,<br />
ya sin temor,<br />
libre del cazador y de sus flechas.<br />
Los hombres lo ven brillar allá a lo lejos,<br />
durante muchos años, <strong>com</strong>o un camino perdido,<br />
más fuerte aun:<br />
<strong>com</strong>o una estrella que se tragó otra sombra.<br />
92
GANNOVAN<br />
Hemos cantado con valor,<br />
¿Cómo los dioses no entregarán<br />
a nuestra furia la vida de esos hombres?<br />
Con coraje y sin pegar los ojos<br />
durante nueve noches seguimos sus pisadas invisibles.<br />
Durante nueve días hemos animado sus esperanzas<br />
y hecho que, cada mínimo acto,<br />
cobre la soberana importancia de estar vivo.<br />
La que ha tenido siempre.<br />
¿No son de estas espadas las vidas<br />
que, por vez primera,<br />
ante la proximidad del túmulo y el olvido,<br />
han visto entre lagañas de insomnio<br />
lo que en la seguridad de las ciudades,<br />
junto al hogar y los hijos,<br />
cambiaban por la perspectiva de una cena,<br />
por el dormir a cubierto?<br />
El campo está abierto, toda huida es inútil y se ve desde lejos.<br />
Ah, <strong>com</strong>o estimarán ahora la dicha de la siesta,<br />
y a la esmirriada, la insulsa<br />
que besaba con los ojos abiertos<br />
en lo que fue, durante quince años,<br />
una costumbre idiota de la noche.<br />
Todo lo hacemos grande sin que nos importe mucho:<br />
cada brizna de hierba,<br />
cada canto del gallo,<br />
cada soplo del viento.<br />
Al cabo, cuando quede ese bosque<br />
repleto de cadáveres y vuele la corneja<br />
en busca de otras marchas sin prisa y de otras<br />
sigilosas corridas a través de las selvas,<br />
espiando al enemigo, preparándose al salto<br />
93
y al grito sin respuesta, volveremos también<br />
sobre nuestros pasos a las viejas cucharas,<br />
a los muros seguros y a los niños pequeños;<br />
al lento transcurrir del tiempo<br />
de donde habremos sacado a nuevos enemigos.<br />
Nuestras mujeres verán volver a sus maridos;<br />
otras, muy lejos, no sabrán<br />
que en una encrucijada de los bosques<br />
hemos tallado dioses de sueño<br />
en la carne de sus hombres<br />
Hemos hecho el bien de oreja a oreja<br />
y del vientre a la garganta;<br />
el nuestro fue otro modo,<br />
alguno, el horrible, de la eterna verdad.<br />
94
ANALOGAS, LAS COSAS<br />
Las cosas y sus nombres me rodean, <strong>com</strong>o siempre<br />
pero por un regalo de la luz, <strong>com</strong>o esas sombras<br />
que surgen sin un cuerpo y luego se amilanan<br />
o <strong>com</strong>o un transeúnte vago, familiar, de antaño,<br />
brilló para mí —¿o es acaso un sueño más,<br />
una ficción bellísima?— la red inmóvil<br />
que las habita y canta.<br />
No se derrumba jamás esta gracia de lo inerte,<br />
atando y desatando, de continuo, la piedra con la nube<br />
y con las simples toscas cosas que el hombre<br />
trajo al mundo: ¿unas llaves forjadas hace siglos<br />
<strong>com</strong>parten el alma con las mías, no son símbolos<br />
sino objetos repletos de lo mismo?<br />
No la urna de Keats, sino una moneda o un papel, que no hablan,<br />
apenas pueden balbucear, apenas, para que nadie oiga<br />
sus secretos movimientos; una boca se cierra<br />
al darlos vuelta, una boca se abre por su lado oculto.<br />
Acaso los planetas, imbuidos de una vida enorme,<br />
una vida que vive en otro tiempo, inmenso,<br />
otra ficción parecida nos otorgan.<br />
95
LA RUTINA DE DIOS<br />
Todo es un círculo:<br />
cruzamos por su anchura el día de la muerte.<br />
Y el círculo es las veces que volvemos<br />
para decir las mismas palabras, casi al mismo.<br />
A través de las épocas, todos tus fantasmas<br />
fueron lectores de poemas: la leve diferencia<br />
en el arreglo de unas flores y el atuendo,<br />
marca los siglos, la distancia.<br />
Y el cambio de la ropa y el idioma de antaño se agitan<br />
un segundo y en un solo segundo<br />
sentimos la carrera del círculo ciñéndonos la frente.<br />
Cuando te hablo, te he hablado, dejemos el dilema;<br />
donde los mundos se tocan hablaremos de otras cosas<br />
y esperaremos ese día sólo para no presentir,<br />
sólo para no saber las respuestas<br />
de las monótonas preguntas, las mismas viejas preguntas<br />
que nos atan a paisajes que no cambian.<br />
Cuánta desdicha, saber que volveremos a hablar<br />
detrás del polvo, detrás de la pobre oscuridad de un segundo:<br />
un momento es muy poco<br />
y sin principio ni fin es demasiado.<br />
96
GUERRAS, EPITAFIOS Y CONVERSACIONES<br />
(1989)<br />
97
EN UN VIAJE VELOZ HACIA EL INVIERNO DEL TERMINO<br />
En el poema es de día en un inicio,<br />
en un viaje veloz hacia la noche del término:<br />
en el poema es primavera<br />
y las ideas florecen y se abren efímeras,<br />
para ser escritas y dar frutos de tinta,<br />
frutos de espectros,<br />
frutos de voces y de nombres<br />
en un viaje veloz hacia el invierno del término.<br />
En el poema es primavera<br />
(porque yo camino por poemas<br />
<strong>com</strong>o otros por calles,<br />
buscando el final de todas las calles<br />
allí donde <strong>com</strong>ienzan todos los poemas)<br />
y ya la vieja madera que ha dormido<br />
todo el invierno del silencio,<br />
la madera de las puertas de mi alma,<br />
la madera de los violines de mi alma,<br />
las dulces maderas del amor<br />
y las duras maderas de la mente<br />
se desperezan bostezando crujidos,<br />
arrancando de sus fibras, antes secas,<br />
voces de árboles que se quejan,<br />
sonidos del corazón de la madera<br />
que aún recuerda al viento, la lluvia y la tierra.<br />
Porque la idea<br />
(que sube en la primavera del poema<br />
por los conductos de las palabras)<br />
nutre de nuevo las manos y el aliento,<br />
despertando a la madera fibra por fibra,<br />
hasta reconstruir el árbol<br />
y obligarle a dar fruto<br />
98
para la sed del hombre, del extranjero,<br />
del que lee el poema en un viaje veloz<br />
hacia el invierno del término.<br />
99
PROSA POETICA-PROSA DE LAS CIUDADES<br />
Todo es. Nada es.<br />
Y las ciudades que levantó el polvo serán polvo;<br />
pero mientras sucede el crecer al nacer y la muerte espera,<br />
tensa en el arco, es preciso tener una ciudad.<br />
Verla allá a lo lejos o verla allá dentro,<br />
en el otro espacio: ciegas, sordas,<br />
mudas para el hombre, <strong>com</strong>o la vida.<br />
Viven de él y morirán con él.<br />
¿Y qué es una ciudad en el conjunto<br />
de las ciudades sino la misma ciudad?<br />
La misma, desde la lejana y primera<br />
con que saludamos a la brutalidad, a la muerte;<br />
la última, desde la que veremos que algo<br />
impulsa el horizonte hacia nosotros.<br />
El vendrá y las ciudades lo contendrán un momento,<br />
hasta que caiga el último suburbio<br />
y con la última ventana el polvo cierre la última ciudad.<br />
Cuando caiga habremos caído para siempre.<br />
La misma ciudad, siempre es la misma.<br />
Siempre la misma calle y doblar en cualquier parte<br />
el mismo callejón y saludar al mismo.<br />
Las ciudades nacen de ciudades <strong>com</strong>o los hombres<br />
de hombres y el miedo de la esperanza.<br />
Yo les digo que estas calles y plazas<br />
y este sudor de sueño y este sabor de pesadilla<br />
y esta canción de siesta eran de otra ciudad.<br />
Los hombres no.<br />
Los hombres van y vienen <strong>com</strong>o los ríos.<br />
Las ciudades quedan, <strong>com</strong>o las piedras,<br />
esperando en la orilla que vuelva el mismo río.<br />
El mismo río del hombre que abandona las ciudades<br />
100
para no volver jamás. Y cuando se va el último<br />
y asoman los fantasmas sus ojeras nerviosas<br />
por las ventanas que el viento bate <strong>com</strong>o un insulto,<br />
la ciudad entera <strong>com</strong>prende que está sola<br />
y que se muere. Porque las ciudades se mueren<br />
y se pudren, <strong>com</strong>o los hombres, <strong>com</strong>o el amor.<br />
101
LAS COSAS DE ESTE MUNDO<br />
Soy débil <strong>com</strong>o si de humo.<br />
Me hacen los demás a semejanza de sus palabras,<br />
que edifican brevemente al hombre líquido:<br />
tengo miedo, miedo, miedo de ser hijo, hermano,<br />
primo, tío y padre y luego morir,<br />
cabrío de cascabeles verdes, tocando el piano<br />
en la colina de truenos, fantasmagoría<br />
dorada y lupanar, sol de la flecha,<br />
vaso de la química y desecho.<br />
El miedo desboca los cubiertos<br />
con los que ceno mi vida:<br />
arde en la garganta,<br />
tapiza los rituales diarios<br />
con los que mi cabeza intenta levantarse<br />
por encima de los árboles.<br />
102
EL POEMA DE HIERRO<br />
Dame un poema de hierro que restalle<br />
sobre las vacías cabezas y una mano firme<br />
en la muesca de la antorcha, un poema<br />
de sangre y de huesos impacientes<br />
y la pluma de carne firmando sentencias<br />
en las culposas mentes de los jinetes locos;<br />
que convierta en sal a los cobardes,<br />
un poema de hierro oxidado y torvo<br />
paleteando en el estanque a medianoche,<br />
cuando ni los muertos sueñan con la aurora.<br />
Un martillo de palabras para dejar al mundo<br />
con las cuencas vacías; rabioso ademán,<br />
piedra encendida en la boca de los que duermen<br />
mientras el agua sube en el Gran Cuarto Esférico;<br />
un puñetazo en el sexo de la muchacha arrodillada,<br />
idiota, paciente humanidad, que no ve, que no oye,<br />
sólo conversa con las cenizas de sus dioses muertos.<br />
103
GUERRAS Y CONVERSACIONES<br />
Las guerras ocupan toda nuestra vida:<br />
ésta y otras las pasaremos peleando<br />
contra y a favor de palabras que nunca se detienen,<br />
símbolos mercenarios que arrojarán sus redes<br />
para que el tiempo esté seguro de nosotros.<br />
Contra nosotros y a favor de nosotros,<br />
contra ella y a favor de ella,<br />
charlamos con la muda esencia seguros del silencio<br />
y éste es el único descanso y no es la tregua.<br />
Las guerras y las conversaciones arman nuestros actos,<br />
erizan la luminosa fibra del guerrero y ésta es su misión:<br />
guerrear y conversar con la esencia, tal vez con su enemigo.<br />
104
DICE EL OTRO<br />
Un día, hace mucho, abriste una guerra: ¿lo sabías?<br />
Ahora debes cerrar la grieta.<br />
No sabes cómo, ni cuándo, ni dónde.<br />
Pero algo se ha roto, algo se ha desgarrado<br />
para siempre: en ese ir y venir, de un lado al otro,<br />
viendo y aprendiendo de los dos paisajes,<br />
tu vida y parte de mi vida pasan.<br />
105
LA PATRIA LA POESÍA<br />
I.<br />
antes el día y la noche eran el mismo lugar<br />
vida y muerte juntas en sus nacimientos<br />
el tigre y la paloma el mismo animal<br />
todo era igual a su vecino<br />
<strong>com</strong>o la piedra es aún a la montaña<br />
el hombre tajeó el mundo<br />
y salieron de sus moldes los pedazos vivos<br />
el hombre cortó los lazos<br />
cuando todavía del cielo y de la tierra<br />
bajaba y subía con indiferencia el sol<br />
para la poesía es <strong>com</strong>poner los lazos<br />
armar de nuevo el mundo sin atrás ni adelante<br />
abolir el tiempo<br />
la poesía viene al hombre por remordimiento<br />
la poesía viene al hombre por memoria<br />
aquí delante mío había un lazo que me unía con los dioses<br />
(todos los dioses son el rompecabezas de Dios)<br />
y era uno con los elementos<br />
y era a la vez el perseguido<br />
y quien le sigue los pasos<br />
todo y yo nos perseguíamos en círculo<br />
trazando en amplias espirales<br />
el sagrado dibujo de los días multiplicados<br />
todavía en ciertos lugares<br />
en ciertos hombres en ciertas noches<br />
yo percibo restos de los lazos flotando ante mis ojos<br />
la poesía le opone al hombre su condición<br />
la poesía su patria su escalera<br />
106
II.<br />
y bien allí están las palabras en ese diccionario<br />
abrazadas juntas reunidas <strong>com</strong>o hojas de un árbol<br />
sin diferencia alguna a la espera del soplo<br />
<strong>com</strong>o esperaba el barro y también están<br />
detrás de esa puerta afuera colgando de las gentes<br />
<strong>com</strong>o trenzas de algas saliendo de sus narices y bolsillos<br />
recorriendo sus días inventando sus noches<br />
doblando las esquinas hay todavía más y más palabras<br />
también la muerte la vida el dolor la alegría son palabras<br />
Dios y el diablo tú y yo mismo somos dos palabras<br />
me arranqué me fui me interné en esos largos pantanos<br />
por un afán de exilio y tú conmigo<br />
ya estamos en el verdadero mundo<br />
Dios el diablo el tiempo<br />
y todos los que vinieron luego<br />
sus nombres ya los has leído y escuchado<br />
sus voces que hablaron para siempre<br />
william dylan rené jean arthur hölderlin<br />
hermanos de los hombres<br />
sabes y recuerdas lo que vas a encontrar<br />
estás a salvo también hay otros<br />
los que abrieron un libro solos en la casa<br />
y se cayeron dentro insomnes perfectos<br />
los que vieron a la belleza y al júbilo de la verdad<br />
incendiar una rama y devorar el paisaje<br />
(de mañana, de tarde o de noche qué más da)<br />
y se quedaron presos del instante siguiente<br />
absortos regresados <strong>com</strong>prendidos<br />
los que reconocieron a algo más que andaba<br />
tras sus pasos en la noche sin señales del alma<br />
y <strong>com</strong>etieron el acierto de volver la mirada a verlo<br />
todos los que vieron están aquí<br />
éste a pesar de los hombres es todavía un lugar seguro<br />
107
aquí donde se realiza siempre el porvenir<br />
III.<br />
vino del origen del origen de todo<br />
bosques montañas ríos llanuras bosques halcones<br />
maleficios dioses símbolos templos redes piedras<br />
peces animales del sueño y la vigilia<br />
estaba con el hombre antes que el hombre<br />
aquí todo está seguro está en calma perdura florece<br />
sólo la palabra es la patria del hombre verdadero<br />
cada verdad es cierta cada silencio habla<br />
así fue así será<br />
mientras haya un hombre<br />
a pesar del exilio del trono de los hombres<br />
vibrar en armonía con todo lo que verás<br />
hará tu canto y ese será mi canto<br />
el canto de lo creado y no creado todavía<br />
nos reconocerán por él<br />
y todos los que lo oigan<br />
lo harán su mismo canto<br />
el dulce y oscuro olor del mundo<br />
absolutamente mágico <strong>com</strong>o todo lo real<br />
en él todo sucede de una vez y a la vez<br />
belleza y verdad son la misma verdad<br />
un hermano lo dijo en la noche de inglaterra<br />
IV.<br />
te llamaré por tu nombre<br />
tu verdadero nombre<br />
que no conoce nadie<br />
de él hablan las estrellas<br />
108
clavadas en la noche sin sombras<br />
y está evidentemente escrito en todo lo que tocas<br />
el que no está en ningún registro de los hombres<br />
el que usa el sueño para dormirte<br />
y la luz para despertarte<br />
el que murmuran los abismos a donde caes<br />
sin protesta posible<br />
el que grita la belleza y la verdad<br />
a tu sordo corazón desobediente<br />
por ese nombre te llamó la vida<br />
y no pudiste resistir su amable invitación<br />
a oler y lamentarte<br />
te llamaré <strong>com</strong>o sabes que te llamas<br />
ese es el nombre que te dará la muerte<br />
quien lo sabe conoce cada imagen del prisma de tus días<br />
es dueño de tus pasos<br />
reconoce el porvenir de tus pisadas<br />
en esta tierra veloz que viene y parte<br />
en todo lo que diga te llamaré <strong>com</strong>o sabes que te llamas<br />
porque todo esto es sólo parte de tu verdadero nombre tu palabra<br />
para entrar a este mundo sólo hace falta saberla<br />
tener lengua boca dientes mente espíritu<br />
persona y mundo donde pronunciarla.<br />
109
HAY VERDADES QUE ESTALLAN COMO POMPAS, HAY MENTIRAS<br />
QUE RUEDAN EN LAS CARAS<br />
El tiempo y las manías de medir<br />
se tirotean con el corazón<br />
en un corredor de desesperados sin victoria.<br />
Y dos con sus metáforas al hombro<br />
las criaturas humanas sueñan y ruedan,<br />
sufren y callan, sin voz.<br />
Serán el dolor con pies sobre las aguas<br />
pero jamás les importará la injuria que a<strong>com</strong>ete,<br />
<strong>com</strong>o bolas de nieve en manos de idiotas,<br />
sus negros corazones que cuelgan de los árboles.<br />
Hay verdades que estallan <strong>com</strong>o pompas,<br />
hay mentiras que ruedan en las caras,<br />
lo valiente nos habla en las máscaras del miedo<br />
y lo limpio gime sucio allí donde el absurdo es rey.<br />
El mundo que gira sopla sus cuerdas en los oídos<br />
que alzamos y que dejamos embucharse de ese viento mecido:<br />
sólo el extremo justifica la existencia del amor<br />
que los caminos de la vida llevan a morar entre desechos.<br />
Pero aun allí la vida romperá en los ojos<br />
de los muertos una a una sus lanzas<br />
y cavará los túneles por donde irá la idea.<br />
110
NO ES EL TIEMPO LO QUE EXISTE SINO SU VELOCIDAD<br />
No es el tiempo lo que existe sino su velocidad,<br />
sólo los dones y poderes están, el resto, la cosa,<br />
no vino nunca. Nunca bajó el tiempo a este lugar,<br />
jamás la muerte: sólo nos toca brevemente su cualidad<br />
de cambiar vivos en vivos de otro lugar.<br />
Y así vamos confundiendo los orígenes<br />
en medio de un bombardeo:<br />
porque es el todo que nos arroja el todo ante los ojos,<br />
continuamente, absolutamente seguro de su integridad.<br />
Perdidos en un valle de espejos trucados, seguros de estar,<br />
cuando todo pasa en otro lugar, vivimos en lo inverso,<br />
moramos en la oscuridad. Tenemos los ojos cerrados,<br />
cosidos por un hilo que sólo cortan las horas afiladas,<br />
esas pequeñas navajas que prueba<br />
cada tanto el tiempo, para ver qué pasa.<br />
111
MAS ALLÁ DEL LLANTO, LA LUZ QUE TODO AGITA<br />
Lejos del arcano yo iba entre fulgores de ensueños,<br />
palpando los lugares y los hombres que se agitan<br />
a mitad de camino entre el invierno y el sol.<br />
Lanzado <strong>com</strong>o bala consciente más allá de la conciencia,<br />
hacia el final último que se agita en la luz,<br />
el deseo flameaba con su rosa de espinas<br />
y sus cumbres de llanto, rozando siempre, sin llegar,<br />
la porción de cielo que vislumbra el mundo <strong>com</strong>o una constelación.<br />
Y entre piedras y llanto y entre cuerpos y llanto<br />
y entre muertes y resurrecciones bañadas por el llanto,<br />
entre las caras y cuerpos del aullante silencio<br />
vi ayer lo que conocí mañana<br />
y hallé el Paso, el Túnel al descubierto,<br />
el Puente antes sumergido;<br />
una visión hoy me enseña esa luz sin rivales<br />
que corre por las venas del Verdadero Sol.<br />
112
VIAJERO DEL TERCER CAMINO<br />
I.<br />
Una Gran Guerra habita las cosas:<br />
el tiempo las golpea y quiebra la cáscara,<br />
que es la cosa, dejando escapar su áspero <strong>com</strong>bate,<br />
la lucha que en su eje<br />
enfrentó a señores más importantes que el bien,<br />
más trascendentes que el mal.<br />
Sí, una ardiente guerra bulle en las cosas,<br />
vive en el corazón de los hombres<br />
y lastima el aire;<br />
en esa Gran Guerra se pierde el paso<br />
y van a morir todos los caminos:<br />
internarse en su oscuridad<br />
que es la vida y es la muerte<br />
y es lo Tercero,<br />
es el camino,<br />
el único camino del guerrero.<br />
II.<br />
Guerrero de la luz, estandarte de vientos,<br />
voy por senderos y noches más oscuros que el tiempo,<br />
buscando entre las espesas palabras aquélla, la perdida,<br />
ésa, la deseada. Por obstáculos recibí mi propio manto,<br />
las espuelas de mis nervios y la pesada camisa de los sueños.<br />
Por entre valles y calles y avenidas y llanuras<br />
trafico con los hombres por encontrar a aquélla, la perdida.<br />
Ellos me dan sus razones, sus cuentas de cristal<br />
llenan mi bolso de pesadas cadenas con la tierra.<br />
También merco los sueños y clandestinamente llevo, en el alma,<br />
un recuerdo del tiempo.<br />
Guerrero de la luz, manchado por la tierra<br />
113
en el camino tercero de la edad humana:<br />
dos ya cayeron. El bien y el mal<br />
sus huecas cáscaras abandonan<br />
a la furia de los elementos.<br />
III.<br />
Y yo salto por encima de mis muertos,<br />
de mis muertos inmóviles <strong>com</strong>o peces,<br />
ansiosos <strong>com</strong>o raíces, eternamente lerdos,<br />
buscando leer, en el moho de los años, la Otredad.<br />
Ella ha dejado sobre las cosas sus blandas láminas abiertas,<br />
desnudas sus tibias bibliotecas.<br />
Pero es preciso leer <strong>com</strong>o leen los ciegos,<br />
acariciar largamente el rostro de las cosas,<br />
descifrar lentamente el origen, remontar<br />
penosamente el olvido hasta la seca raíz,<br />
de cualquier modo.<br />
Guerrero de la luz,<br />
solo y fulgurante <strong>com</strong>o la perdida,<br />
y <strong>com</strong>o ella, nombrado<br />
por las dolientes sombras<br />
del <strong>com</strong>ienzo y del fin.<br />
114
DICE EL OTRO<br />
En todos vibra. En todos duerme.<br />
En todos late el brillo de decepción:<br />
antes de que se apague debes soplar tu vida<br />
sobre la frágil llama de luz para avivarla<br />
y morir en ella, y así, al fin, ver.<br />
Porque ver es verme y verme es Verte.<br />
115
LA AFICION AL PLACER NOS LIGA<br />
La afición al placer nos liga,<br />
nos ata a las campanas de las bocas,<br />
que dicen nuestros nombres entre nubes y tormentas.<br />
Bajo árboles de miedo correrá en el tiempo de soles:<br />
las escaleras personales están hechas para matarle.<br />
¿Podrá la suma dar el peso de una pluma en la balanza?<br />
La suma negativa con peso<br />
de montañas en los hombros de la culpa.<br />
La cópula absurda del hombre y sus alrededores<br />
tiene parte, lo lleva en el trayecto de su edad,<br />
gira envuelto en las ropas sarnosas del sastre<br />
que ha cerrado a medianoche,<br />
luego de coser en su sombra los pecados.<br />
Aunque se abra en un futuro el mar por sus pisadas,<br />
él tal vez no será culpable de todo;<br />
sus ojos de delincuente brillante<br />
redondean en el fondo del cráneo<br />
un sentimiento cálido,<br />
que atado al carro del cuerpo<br />
y a sus cinco locos caballos,<br />
arrastra a todas partes,<br />
sordo de ciudades y de templos:<br />
picado por las abejas del placer en las axilas<br />
tal vez y sólo tal vez<br />
llegará antes a su esqueleto o su victoria.<br />
116
SOBRE EL PELIGRO DE CERRAR LOS OJOS<br />
Vivo en dos instantes de la eternidad.<br />
Ahora hay un peligro que es mío<br />
y patrimonio general de todo hombre.<br />
Cuando cerramos los ojos vemos<br />
el devenir del tiempo, su ardua maquinaria<br />
abrirse paso en la terca, interna oscuridad,<br />
y trabajar las formas, limar<br />
los contornos de épocas distantes<br />
hasta dejarlas idénticas, <strong>com</strong>o lo fueron siempre.<br />
Ayer, Hoy, Devenir.<br />
Tres caras de una moneda sola.<br />
Allí duerme, en el resquicio de los ojos entornados,<br />
una luz que es la misma en todo tiempo.<br />
Es el alivio mayor<br />
la imposible certeza de <strong>com</strong>prenderlo nunca.<br />
Porque bajar los párpados significa<br />
darle al tiempo oportunidad<br />
de volver del revés su clepsidra,<br />
desafiarlo a que pruebe suerte<br />
con sus dados de arena.<br />
Cuando cerramos los ojos algo de nosotros,<br />
<strong>com</strong>o en los sueños, se desintegra y parte.<br />
Así, cuando cansados de manchas y colores<br />
y tercas nebulosas: las que forman un paisaje<br />
donde estuvimos, las que se agrupan en un rostro<br />
sin nombre al que juramos no olvidar,<br />
las que arman el largo cinematógrafo<br />
de los fragmentos de la memoria, entreabrimos los ojos,<br />
bien pudiera sucedemos en una calle de Tiro,<br />
cambiando desconocidas monedas con un desconocido,<br />
visiblemente nervioso, que repite una y otra vez,<br />
sin que entendamos, lo que en su lengua fue,<br />
117
alguna vez, una pregunta insistente.<br />
Mientras nos preguntamos<br />
en qué esquina, detrás de cuáles puertas,<br />
en dónde está Buenos Aires.<br />
118
LAS VIDAS ASOMBROSAS<br />
Muchos son los rostros que habitan<br />
el enorme país de la distancia.<br />
Largas caravanas han partido y luego otras,<br />
las guiadas por dioses imprevistos,<br />
han colocado extranjeros a nuestro lado:<br />
ellos nos han mostrado<br />
sus telas multicolores, sus palabras,<br />
los exóticos animales de la infancia<br />
y algunos, sólo algunos,<br />
flores de oro irremediablemente perdidas<br />
entre vagas memorias y sentencias.<br />
Trabajadas lejos, en vidas asombrosas.<br />
Quién lograra cubrir a grandes pasos<br />
el enorme país de la distancia,<br />
ver el conjunto de los rostros<br />
y oír en la noche sin asombro<br />
el coro de las voces,<br />
el coro de las voces que retumban allá lejos,<br />
en los ignotos campamentos<br />
que preparan sus caravanas para venir a vernos.<br />
Ir más allá de sus fuegos, de sus distantes señales,<br />
llegar antes que Dios al pecho de los hombres.<br />
119
LAS GRANDES PALABRAS<br />
Así la poesía en que perviven<br />
Antiguos hombres que han visto<br />
Se han asombrado han legislado y partido<br />
Guarda la memoria de cosas memorables:<br />
La original palabra que designaba al viento<br />
O aquella que se pronunciaba para mover los astros.<br />
Las originales palabras eran de otra boca<br />
Se decían para distinta vida y distinta muerte.<br />
En ese tiempo ellas eran<br />
La conversación corriente de los hombres.<br />
120<br />
Los poetas son<br />
los legisladores de los hombres.<br />
Hölderlin
Y DIOS TIENE UN INSTANTE EN EL ALIENTO DE DIOS<br />
En el <strong>com</strong>ienzo un aliento agitó las sombras,<br />
dicen las escrituras, todas las escrituras,<br />
y surgió la materia, toda la materia,<br />
el Creador oculto sabe todo lo que esconde<br />
cada rincón de su aliento. Nosotros que lo ignoramos,<br />
<strong>com</strong>o El respiramos nuestros largos segundos,<br />
el corto mundo de otros en una inmensa cadena,<br />
el verdadero lugar en donde estamos,<br />
mucho más grande aun, lleno de alientos, suspiros,<br />
largos gritos, bostezos que entrecruzan lugares,<br />
muertes y desolaciones, con tiempos y lugares<br />
donde felices, todos ignoran el dato de los mundos.<br />
Porque ya no hay paz para el que sabe<br />
que respira universos, hay alianza eterna<br />
con aquello que lo tiene preso en la burbuja<br />
de un instante frágil: hombres y dioses<br />
conviven tranquilos en la misma cabeza,<br />
un Puente, un Corredor entre dos respiraciones y no yo,<br />
escribe estas palabras mientras mundos fantasmas<br />
se desploman y exaltan y vuelven a desplomarse<br />
delante de mí y soy sólo un segundo en un segundo<br />
de Dios y Dios tiene un instante en otro Aliento Mayor.<br />
121
NOSOTROS, ELLOS Y AQUELLO<br />
Los poetas estamos escondidos detrás de nuestras sienes,<br />
en la gran selva distante, de madrugada o de noche,<br />
seguimos y perseguimos al mismo animal que huye,<br />
la loca sabiduría que se sumerge en el aire.<br />
Nuestras palabras-redes retienen fragmentos de la luminosa silueta,<br />
algunos pelos, cuernos del violento animal que sabe caminar<br />
entre palabras sin quedarse. A veces nuestras trampas<br />
detienen en el fondo a esas pálidas formas que atraviesan la muerte<br />
para poder cazarnos: somos el perseguidor que persigue<br />
mientras le siguen los pasos. Nos alcanzan y nos vamos<br />
sobre sus ásperos lomos adonde no hay palabras,<br />
vendados los ojos, sujetas las manos. Sólo nuestras sombras<br />
quedan, al acecho, precisas, y el animal retorna a abrevar en ellas,<br />
ya sin temor, libre del cazador y de sus flechas. Los hombres<br />
lo ven brillar allá a lo lejos, durante muchos años,<br />
<strong>com</strong>o un camino perdido, más fuerte aun:<br />
<strong>com</strong>o una estrella que se tragó otra sombra.<br />
122
POR QUITARLE A LA MUERTE SU SOBERBIA<br />
Un amor absoluto, para el que no existe<br />
primero ni último, golpea sobre el mundo:<br />
en el más humilde y en el más soberbio<br />
canta la canción del hombre.<br />
Bajo las máscaras vacías e intermedias<br />
un amor absoluto, para el que no existe<br />
primero ni último, resuena escondido,<br />
más allá de los gritos<br />
y la apretada melodía de la desesperación.<br />
Aún más allá. Es el eje íntimo y viviente<br />
el que canta, el que musita las palabras<br />
<strong>com</strong>o un talismán sonoro,<br />
una pedrada en la frente<br />
de los desmoronados mundos.<br />
Un amor absoluto,<br />
para el que no existe<br />
primero ni último,<br />
anima estos silencios,<br />
estas ficciones que tan sólo intento<br />
por quitarle a la muerte su soberbia.<br />
123
LAS LINEAS DEL MUNDO<br />
Quien ve a las líneas del mundo<br />
unir a la desdicha<br />
con la alegría sin tiempo ni motivo,<br />
a la ceguera del hombre con lo luminoso del hombre,<br />
al cobarde, al justo y al tonto<br />
(que asiste a la ceremonia del crepúsculo<br />
asombrado, muy quieto, flotando sobre las aguas),<br />
nunca se vuelve altivo<br />
a contemplar la guerra que incendia<br />
el lugar donde vibra todo esto.<br />
Ya nunca sueña.<br />
Abre los ojos despierto, abre los ojos dormido.<br />
El que ve a las líneas del mundo<br />
servir de trampolín a los pájaros<br />
y de escalera a las almas,<br />
sabe por qué no vuelan<br />
y se guarda de contarlo.<br />
Otro será su interés:<br />
él querrá trepar por ellas<br />
disimuladamente, sin un solo <strong>com</strong>entario,<br />
sin que nadie note la ausencia del desertor.<br />
Feliz, ignorado por todos,<br />
vagará por la tierra sin nombre<br />
con su precioso secreto, ese momento en que espió:<br />
él conoce signos que lo conocen,<br />
hace su propia ley.<br />
Y por fin, cuando se retira,<br />
<strong>com</strong>o un oscuro bulto con corazones de tormenta,<br />
hacia la tierra oculta en esta misma tierra,<br />
que guarda de toda noche el sol,<br />
no olvida, ni por un momento,<br />
que el tiempo está en su red.<br />
124
Sabe que no hay milagros, sabe qué cosa son.<br />
Algún día todo será plenitud.<br />
125
UNIVERSOS CONTRARIOS<br />
Universos contrarios,<br />
usan a los hombres<br />
(a los señores y a sus amos<br />
y a las sonrientes hijas del corazón)<br />
en juegos largos, amplios movimientos<br />
de los que el tiempo es árbitro.<br />
Universos contrarios<br />
sin el hombre no tendrían hogar,<br />
ni campo de batalla en carne dócil;<br />
usan a los tristes y al borracho alegre<br />
(y a los mudos y rengos<br />
y a los ciegos, amigos del sueño débil),<br />
para sombrías partidas<br />
que el crepúsculo no acaba,<br />
ni acortan las súplicas<br />
ni detienen nuestros ojos<br />
al clavarse en altos trucos.<br />
Universos contrarios,<br />
señores del sí y del no,<br />
lugares donde Dios se cobra<br />
el sagrado impuesto de la vida:<br />
vivir es pagar la muerte<br />
que heredamos con la luz.<br />
Universos contrarios<br />
lucran cuando la conciencia es frágil,<br />
apuestan con el amor,<br />
pierden con la última oscuridad<br />
(un peón, una dama,<br />
los restos de una torre),<br />
se sjrven una copa a carcajadas<br />
y colocan las fichas de otra edad.<br />
126
DOS HOMBRES HACEN EL POEMA QUE CAMINAN<br />
Ansias de morir, para ver finalmente y no morir,<br />
gobiernan el fondo de las cosas. Los hombres van más allá.<br />
Redoblan los embates contra el secreto enemigo<br />
y logran el doble, el aliado etéreo<br />
que permite 'vibrar luminoso en dos lugares.<br />
Así andamos seguros por la cañada en sombras,<br />
porque si hay dos mundos hay dos hombres<br />
y uno de ellos, quién, sabe del otro porque lo ha soñado.<br />
Dos hombres andan a la par uno ignora al otro<br />
y el otro finge ignorarlo. Dos hombres escriben el poema:<br />
dos hombres hacen uno que jamás se encuentra.<br />
127
DICE EL OTRO<br />
Tira tu historia, el animal del pasado<br />
<strong>com</strong>o una novela mal escrita<br />
con dedos de fuego por un necio,<br />
pero sé siempre la nave de carne y sangre,<br />
anclada en el presente<br />
bajo los rudos vientos del futuro.<br />
Los imbéciles, los asesinos de sí mismos,<br />
entre las cajas donde guardan su cinismo<br />
y los cobardes, tienen costumbres de ahogados<br />
y están ciegos aunque miren.<br />
Pero tú no apagues<br />
tus jóvenes ojos ahora,<br />
<strong>com</strong>o viejas hostias<br />
que alguien lleva hacia la muerte.<br />
128
LA PALABRA HACE LA ALQUIMIA<br />
El tiempo golpea sobre esta mesa<br />
donde no escribo para el olvido:<br />
se amontona el futuro sobre el papel,<br />
la palabra hace la alquimia<br />
y este acto primero de poder<br />
es el recuerdo <strong>com</strong>o un eco<br />
de otro mayor y ajeno,<br />
que aún detona en la noche del origen.<br />
Y así escribimos por imitar<br />
actos de poder mucho mayores,<br />
sobre blancos papeles,<br />
sobre años y hombres asombrados<br />
del uso que damos a sus sombras:<br />
molestar a los hombres,<br />
molestar a las cosas,<br />
todo por darle<br />
un recuerdo nuevo a la memoria.<br />
129
EL ANZUELO DE LAS SOMBRAS<br />
Lancé esta noche el anzuelo a las sombras.<br />
Y al recoger mi hilo<br />
lo que arrojé a este mundo<br />
me dejó mudo y absorto<br />
por toda una eternidad.<br />
Este es el objeto<br />
de la vida de un hombre:<br />
atrapar con tibios lazos<br />
el gobierno de sus otras muertes.<br />
Me atrapé a mí mismo,<br />
huyendo veloz,<br />
bajo las agitadas aguas de lo Eterno.<br />
130
AQUÍ Y ALLÁ<br />
Entre aquí y allá cuando una puerta se abre,<br />
ya no se puede cerrar. Esta<br />
y aquélla son la misma verdad.<br />
El que sepa ver, verá, el que sepa leer, leerá<br />
y sólo entrará despierto aquel<br />
que desde el primer latido sea su invitado.<br />
Pensar que sólo es volver<br />
a un lugar que nos conoce<br />
y que allá, cuando alguien muere,<br />
lo entierran en la vida, lo devuelven:<br />
cuando alguien muere aquí, nace allí.<br />
Mientras entre ambos mundos pasa,<br />
lo alumbra con su linterna un instante<br />
esa vieja tenebrosa y veloz,<br />
a la que llama,<br />
sin que lo sea, la eternidad.<br />
131
LAO-TSE PREPARA UNA SENTENCIA<br />
Nada de lo que diga<br />
Puede desviar la caída de una hoja.<br />
Una palabra no<br />
Frenará la otra.<br />
Es inútil que a éstos<br />
Que me escuchan dedique<br />
Una verdad: la harán pedazos.<br />
De sus pedazos nacerá Lao-Tsé.<br />
132
EPITAFIOS<br />
Sombras. Sólo sombras han venido a saludarme.<br />
Ya los mundos por propia voluntad se rajan<br />
y se abren las puertas<br />
en este cuarto donde escribo.<br />
No quiero la visión, sino la sombra<br />
del vacío en que nadan:<br />
escribo por cobardía sobre la hoja en blanco<br />
y no sobre la hoja llena de la vida.<br />
No los he invocado a ellos,<br />
sino a sus sombras,<br />
que han venido a saludarme<br />
con sus raros regalos:<br />
el oro, la mirra y el incienso de las sombras.<br />
Por propia voluntad y por cuidado<br />
elijo el papel de un hombre que escribe<br />
lo que le dicen y regalan las sombras.<br />
Esos tres torpes versos indican<br />
mi pobreza y mi nada:<br />
el oro son las guerras por las revelaciones<br />
y la mirra funeraria lo que quemo en sus tumbas<br />
entre el incienso inútil de mis conversaciones.<br />
133
CON OTRO OJO<br />
La verdadera poesía está desnuda:<br />
por eso estas palabras van dejando sus ropas.<br />
La poesía debe ser la lengua<br />
de la boca que dice la verdad,<br />
la verdad que se agita y desprende<br />
de ese núcleo vivo, no-vivo,<br />
esa primera cosa que dejó<br />
la huella que llamamos cosa<br />
al llegar aquí.<br />
Vivir, escribir poesía <strong>com</strong>o quien talla madera,<br />
buscando el eje viviente, que está en todo,<br />
en todos y es el mismo.<br />
134
DICE EL OTRO<br />
Morir, nacer, carece de significado.<br />
Lo importante es ese sonido seco,<br />
ese sabor amargo,<br />
eso que se esconde al fijar la vista,<br />
el olor a nada que desprende<br />
el todo cuando pasa<br />
y te toca a toda velocidad.<br />
Continuamente, a cada instante,<br />
en la selva del pasado, el presente y el futuro<br />
estás perdido en el mismo lugar.<br />
135
EPITAFIOS<br />
A un desconocido:<br />
bárbaro y brutal e ignorante y sucio<br />
te llamaron los soberbios hombres<br />
que vinieron luego.<br />
Pero sólo tú y yo sabemos<br />
quién acudía hasta el fondo de la caverna<br />
cuando lo invocabas,<br />
con sólo murmurar oraciones sin lenguaje<br />
y dirigir tu mugriento instrumental<br />
hacia el centro de la tierra.<br />
136
GANNOVAN<br />
Hemos cantado con valor,<br />
¿Cómo los dioses no entregarán<br />
a nuestra furia la vida de esos hombres?<br />
Con coraje y sin pegar los ojos<br />
durante nueve noches seguimos sus pisadas invisibles.<br />
Durante nueve días hemos animado sus esperanzas<br />
y hecho que, cada mínimo acto,<br />
cobre la soberana importancia de estar vivo.<br />
La que ha tenido siempre.<br />
¿No son de estas espadas las vidas<br />
que, por vez primera,<br />
ante la proximidad del túmulo y el olvido,<br />
han visto entre lagañas de insomnio<br />
lo que en la seguridad de las ciudades,<br />
junto al hogar y los hijos,<br />
cambiaban por la perspectiva de una cena,<br />
por el dormir a cubierto?<br />
El campo está abierto, toda huida es inútil y se ve desde lejos.<br />
Ah, <strong>com</strong>o estimarán ahora la dicha de la siesta,<br />
y a la esmirriada, la insulsa<br />
que besaba con los ojos abiertos<br />
en lo que fue, durante quince años,<br />
una costumbre idiota de la noche.<br />
Todo lo hacemos grande sin que nos importe mucho:<br />
cada brizna de hierba,<br />
cada canto del gallo,<br />
cada soplo del viento.<br />
Al cabo, cuando quede ese bosque<br />
repleto de cadáveres y vuele la corneja<br />
en busca de otras marchas sin prisa y de otras<br />
sigilosas corridas a través de las selvas,<br />
espiando al enemigo, preparándose al salto<br />
137
y al grito sin respuesta, volveremos también<br />
sobre nuestros pasos a las viejas cucharas,<br />
a los muros seguros y a los niños pequeños;<br />
al lento transcurrir del tiempo<br />
de donde habremos sacado a nuevos enemigos.<br />
Nuestras mujeres verán volver a sus maridos;<br />
otras, muy lejos, no sabrán<br />
que en una encrucijada de los bosques<br />
hemos tallado dioses de sueño<br />
en la carne de sus hombres<br />
Hemos hecho el bien de oreja a oreja<br />
y del vientre a la garganta;<br />
el nuestro fue otro modo,<br />
alguno, el horrible, de la eterna verdad.<br />
138
EL PESCADOR DE PERLAS<br />
Esta tarde y parte de la noche<br />
volví a sumergirme en el espeso mar<br />
donde flotamos los seres y las cosas.<br />
Bajé por perlas que mostrar a los hombres<br />
que temen siquiera el riesgo de la orilla.<br />
Esta tarde y parte de la noche<br />
estuve en ese silencio, en esas profundidades<br />
donde el más infinito placer sería disolverse<br />
y supe que en todos los caminos<br />
hay monstruos para quien los teme.<br />
Llegué nadando adonde no se ama ni se odia,<br />
sencillamente se flota sobre un eterno presente<br />
y todo lo que miras es tu contemporáneo:<br />
nada más traen las olas del atrás y el adelante.<br />
Tomé allí esta perla y ahora te la ofrezco.<br />
Pero cuando quise volver,<br />
no vi a ningún hombre en la orilla.<br />
No vi orilla. Todo es el mar.<br />
Esos que temen la orilla<br />
no saben que caminan en el mar.<br />
139
EPITAFIOS<br />
Pitágoras nos ha dejado,<br />
sin resolver el último Teorema:<br />
aunque sabía demostrar<br />
el paso de la Fuerza<br />
por el más pequeño objeto<br />
de éste y el otro y aquel mundo,<br />
con sólo trazar el círculo humano<br />
sobre la música de las esferas<br />
y la risa del misterio en el gran juego oculto.<br />
140
LOS SERES LUMINOSOS<br />
Acaba de cambiar, termina hace un instante<br />
de mostrar su cara debajo de la máscara;<br />
un mundo se abrió detrás de esas facciones,<br />
brilló una luz, no lo era; un horizonte se levantó<br />
<strong>com</strong>o una ciudad hacia el final del rostro<br />
y volvió a sumergirse en la multitud, dejándome cegado,<br />
sordo para siempre a la apariencia.<br />
Ese hombre era la metáfora de un hombre,<br />
era uña señal y una certeza y otra.<br />
141
PERO EL DÍA TENDRÁ SU PALADIN<br />
I<br />
Ni tan débil ni tan poderoso <strong>com</strong>o la noche,<br />
busco más allá del tiempo<br />
las palabras de los hombres que enloquecen,<br />
todo, porque los días enseñan<br />
cosas que los años desconocen,<br />
nada, porque la memoria es sólo<br />
un pájaro perdido en la neblina.<br />
Y allí, más allá, veo los pasos de los hombres,<br />
sus manos indecisas, sus manos melancólicas<br />
cargadas de recuerdos, y en sus mentes<br />
mis gritos sin un eco quisieran renovarlos,<br />
hacerlos de una pieza,<br />
<strong>com</strong>o esas negras piedras que el rayo desentierra.<br />
Manos que atrajeron los cielos<br />
hasta el pobre espejo del hombre,<br />
manos que arrojaron al oído del mundo<br />
millones de sonidos nuevos, la voz de las ciudades,<br />
el grito del cemento y el rugir del acero<br />
que deja para siempre su cuna incandescente,<br />
poleas que levantan para la soledad<br />
del hombre sus duros escenarios.<br />
Manos, gobiernan él timón, pero no tienen tiempo.<br />
Deben nacer, hacer y morir.<br />
Pero el día tendrá su paladín,<br />
sus paladines, claridad, oscuridad,<br />
éste es su áspero <strong>com</strong>ienzo,<br />
éste su áspero retomo,<br />
la arcilla del mundo<br />
y un futuro escenario donde, de una vez,<br />
será la acción hermana y criada del sueño.<br />
142
DICE EL OTRO<br />
Cabe por todas las puertas,<br />
entra por todos los muros,<br />
ante su luz, nada conserva sombra.<br />
Y con la sombra se deja<br />
toda huella, toda ropa cae,<br />
muere toda imagen.<br />
Nace el Nuevo, antes del Otro.<br />
143
JAKO KAMOTO<br />
Detrás de la locura<br />
El del Espejo<br />
tiende los brazos<br />
-Ven- dice.<br />
-Y la próxima vez<br />
que pasemos por allí<br />
no te sueltes de mi mano.<br />
Estar loco es estar seguro de lo indudable.<br />
Mis contemporáneos, en el fondo de sus corazones,<br />
estaban seguros de que el siglo XVII<br />
duraría para siempre.<br />
Desde la jaula de cañas donde me confinaron<br />
yo les gritaba que no, que no era cierto.<br />
Y ahora estamos todos muertos.<br />
Los cuerdos y los locos detrás del Espejo<br />
caminamos por el paisaje tomados de la mano.<br />
Del otro lado<br />
da a una vieja postal:<br />
extraña correspondencia<br />
entre los objetos y los mundos.<br />
Yo soy el de la izquierda,<br />
ese que agita los brazos,<br />
el único que parece haber advertido algo.<br />
144
LAS BANDERAS<br />
Cada cosa tiene su bandera,<br />
la que flota por encima,<br />
al paso de vientos invisibles;<br />
la vida pasa, la muerte pasa, la cosa pasa<br />
y la bandera queda, rota, desgastada,<br />
haciendo flamear sus flecos, todavía.<br />
Al paso de vientos invisibles,<br />
en dirección a la abierta nada,<br />
mientras la nada susurra,<br />
mientras los vientos pasan.<br />
145
ALFONSINHO DA CUNHA<br />
No conocí tierra firme.<br />
Por nacer, nací a bordo<br />
entre embalajes de especias<br />
y el raro perfume de la canela extranjera<br />
fue mi país, mi canción<br />
el chirriante sonido del viento<br />
en viejas arboladuras<br />
tendidas a la aventura.<br />
Una pierna corta y otra larga<br />
sólo dan acceso a las cocinas de la Historia.<br />
Y de día el mar y por la noche el mar:<br />
nunca bajé a tierra firme.<br />
Los héroes a los que a<strong>com</strong>pañaba<br />
a través de las auroras<br />
desembarcaban en la sangre y en el vino,<br />
en la lujuria, en la selva y en los puertos<br />
que bautizaban los negros capellanes:<br />
de mañana, la cruz en alto, a cañonazos,<br />
<strong>com</strong>o se bautizan los mundos.<br />
Desde muchos puentes, vi a cinco razas<br />
asombrarse nuevamente de nosotros,<br />
vi la gloria de los grandes<br />
salir y ocultarse, <strong>com</strong>o una estrella más<br />
de huidizas Nortes que se agregaron<br />
al mar desde que conoció a los hombres.<br />
No maté a uno solo,<br />
no di mi nombre a ninguna tierra extraña,<br />
np fundé ciudades ni tomé fortalezas,<br />
pero arrimé tinta y papel, buen vino verde,<br />
velas de esperma y un plato de carne<br />
para que Luis de Camoens escribiera<br />
mi nombre en una página.<br />
146
No conocí tierra firme<br />
pero tuve, entre carcajadas, su promesa<br />
de vivir para siempre en Os Lusíadas.<br />
Los hombres <strong>com</strong>o yo recorrimos el mar.<br />
Los demás sólo fueron y vinieron de tierras firmes.<br />
Una promesa milenaria fue nuestro vellocino.<br />
147
PALABRAS PARA TODO LO QUE SE HA VUELTO EXTRAÑO<br />
Al mismo tiempo era el reír y era la pena<br />
de ver después el rostro que sucede a la risa.<br />
En ese tiempo ambiguo yo jugaba<br />
sumergido en el mundo: la infancia mi escafandra,<br />
era la infancia del mundo y sus paisajes y hombres<br />
otros niños, los espectros pueriles,<br />
inocentes la vida y su amiga la muerte,<br />
que jugaban afuera en la lluvia desnuda.<br />
Y no voy a describírtelo. Tú ya lo sabes.<br />
Como una moneda o una navaja rota<br />
viajaste conmigo por esas islas bárbaras.<br />
Cuando lo que es grande me interrogue en la sala<br />
Tan llena, le diré lo que amaba: El sonreirá<br />
tristemente y me mostrará en su libro la primera palabra.<br />
Siguiendo sus duras páginas, los días y las noches<br />
de truenos y maravillas. El me dirá: era sólo un momento,<br />
había cosas más grandes en la tierra y el cielo.<br />
Pero yo soy sólo un hombre y en mi universo,<br />
alfileres y continentes tienen el mismo tamaño.<br />
Extraño, extraño, todo se ha vuelto extraño.<br />
Los años alejaron a los días, el espacio de las revelaciones<br />
dejó atrás los pequeños placeres, la torpeza ingenua<br />
de creerte sin sombra. Lo grande ha mandado<br />
sus lecciones y ha prometido abrirme anticipadamente el libro:<br />
pero yo soy sólo y todavía un hombre,<br />
que en el umbral de lo verdadero,<br />
vuelve la vista al destruido paisaje de lo ficticio y suyo.<br />
Porque todo lo que amé fue humareda,<br />
yo escribo estas palabras de insólitos vientos:<br />
también yo quiero abrir un día un libro<br />
para contárselo a la nada, mientras lo grande<br />
desmiente mis palabras al todo. El habla al todo<br />
148
y yo a la nada que no me escucha,<br />
y tú le hablas a los hombres en su mismo lenguaje;<br />
yo debiera hablarte con palabras que entiendas,<br />
pero le hablo a la nada sin emociones,<br />
sin ese sonido extraño que <strong>com</strong>enta,<br />
allá a lo lejos, el paso de los hombres.<br />
23 años y la clave rompiendo los decorados<br />
que a otros protegen y encantan:<br />
lentejuelas y engaños, <strong>com</strong>o quisiera<br />
creerles para estar a salvo<br />
de esta aurora, de estos afilados perfiles<br />
que la luz introduce, desgarrándolo todo.<br />
Porque ahora <strong>com</strong>prendo, porque ahora entiendo<br />
lo que no me fue asignado en ninguna página,<br />
y entre la luz y su sombra,<br />
quiero ese débil fantasma que jugaba conmigo<br />
en los alegres bosques que jamás existieron.<br />
Y toda pista es vana, todo sendero enterrado,<br />
cualquier huella en el barro<br />
no conduce a ninguna parte.<br />
Es el olvido <strong>com</strong>o un leñador amargo<br />
que ha talado los bosques de la infancia;<br />
leña de la verdad, hará la luz y el calor<br />
que me consolarán cuando sea un viejo,<br />
luminoso y lejano en su casa de estrellas:<br />
Esta, de mis guerras, es la más dolorosa:<br />
haber dejado todo en manos del leñador<br />
y que sus brazos de músculos violentos<br />
no conozcan la piedad a la mentira indefensa,<br />
el último falso tesoro de mis despojados reinos.<br />
149
EL FÉNIX<br />
La primera vez nos vimos en un libro:<br />
él, o uno de sus dobles, llevaba a Simbad, el marinero.<br />
Luego los manuales y las <strong>com</strong>paraciones<br />
trajeron a la memoria el Fénix olvidado.<br />
El Único: más memorable es esta parte de su mito<br />
que aquella que habla del fuego y de una ceniza que renace.<br />
Un pájaro imaginario es la metáfora del universo.<br />
Un pájaro es todos los pájaros<br />
y también los cielos y las tierras<br />
y el tiempo, que mueren y resurgen<br />
del último de los Fuegos.<br />
Un pájaro que es único y es diverso<br />
contiene la historia, el mar, las tardes,<br />
el amor, a Colón, a mi lector y al papel<br />
donde escribo sus detalles.<br />
Y en una pluma a sí mismo<br />
camino de las llamas, el silencio<br />
y el viento que barrerá su rastro,<br />
el mismo viento en que vuela<br />
único, de nuevo y resurrecto.<br />
150
CAMINO A MI, CAMINO A EL<br />
"La vida es simple: vagar desesperado,<br />
reír, amar y coquetear todos los días<br />
con la dama de hueso se lleva en una mano<br />
todo lo que apostamos<br />
en el curso del año".<br />
Trabar la rueda que gira en las nubes<br />
por respirar el sabor de un minuto,<br />
es tarea implacable que llena los ojos de infinito.<br />
Pero ansioso del beso justo<br />
que atraviesa volando las balanzas,<br />
quiero andar por entre el bambú humano<br />
de prisa, hacia ese conocido<br />
que me observa y tiende el arco.<br />
151
EPITAFIOS<br />
Sólo unas palabras para juzgar tu entreacto:<br />
cómo se las arregla la tierra<br />
para conservar en su vientre<br />
la boca de Novalis<br />
que pertenece a la noche.<br />
152
ELIPHAS TORRES<br />
Mi profesión fue recibir y guardar<br />
para el olvido los regalos de los reyes.<br />
Ellos tomaban las gemas, las gruesas barras<br />
de metales preciosos y los otros tributos<br />
de más allá del mar, que eran<br />
<strong>com</strong>o el tributo de la muerte.<br />
Yo recibía los obsequios de anónimos capitanes,<br />
las fantasías que, por cumplimiento,<br />
por burla o por delirio enviaban<br />
con frutas y especias desconocidas<br />
de la tierra incógnita:<br />
fui Guardador de Monstruos de Ultramar.<br />
Me volví viejo entre sirenas rellenas de estopa,<br />
mitad-mono, mitad-pez, cosidas muy lejos,<br />
a las carcajadas. Y entre centauros<br />
fraudulentos y unicornios falsos.<br />
Oro e ingenios alientan las empresas de los reyes.<br />
Los tesoreros y prebostes y los caballeros<br />
se reían de los sueños que, una vez al año,<br />
se exhibían en la plaza decretada<br />
para regocijo y diversión del populacho:<br />
eran sus mismos sueños.<br />
En mi época la gloria quedaba más allá del mar.<br />
Yo vi brillar el oro mejor de América,<br />
allí, en mi oscuro gabinete:<br />
un hipogrifo de Indias, intacto,<br />
muerto seis meses antes camino de El Dorado.<br />
153
CONVERSACIONES<br />
La historia de las constelaciones<br />
grabada en el brillo de una hoja:<br />
quisiera leer la hoja y<br />
recordar aquella forma<br />
de donde nos desprendimos<br />
los seres y las cosas.<br />
Y antes de que nos devore la Gran Noche<br />
oír su nombre,<br />
por empañar la orgullosa oscuridad<br />
con el ardiente sonido de la luz,<br />
al quebrantarse.<br />
154
SIMON GARCIA ESTUDILLO<br />
Yo que fui el médico rural supe<br />
de la puerta con la que cerraban la lluvia<br />
y el paisaje dos manos estremecidas<br />
(yo pasé infinitas veces al ambiente de cebollas,<br />
de repollos, de botas amontonadas, de herramientas:<br />
el único ambiente de la casa, sacudido<br />
por el viento, la noche, los gemidos<br />
o por una sola gran herida, que lleva<br />
o trae del otro mundo una mirada);<br />
supe de las manos estremecidas y la súplica ardiente<br />
bajo la fiebre, conozco la gangrena y los cólicos,<br />
apenas dos maneras de ese vasto arsenal:<br />
ellos cambian la mirada, vuelven a creer en Dios,<br />
evocan los momentos felices, desdeñados, olvidados;<br />
sé de la mano blanca y la mano negra<br />
cerradas sobre el gabán y del agua de los ojos<br />
pidiendo el agua de la vida.<br />
59 años en medio de la noche.<br />
Pero yo vi dentro de los hombres<br />
esa inocencia que engarza<br />
en el dolor edades con edades.<br />
Un pequeño animal, un accidente, igualan<br />
al hombre, a la mujer, postergan sus idiomas.<br />
Vida y muerte pasaron por mis manos<br />
y los vivos y los muertos agradecieron<br />
mi llegada y mi partida, cuando ya nada es posible,<br />
o cuando el niño llora a mis espaldas,<br />
deteniendo la lluvia, parando nuevamente<br />
en su primera hora mis horas y mis días.<br />
155
EPITAFIOS<br />
Juan Arturo Nicolás Rimbaud:<br />
¿junto a qué sagrado terror<br />
por lo entrevisto, navegó por tu alma<br />
la certeza atroz de perder para siempre<br />
la visión, al abandonar la Ciencia?<br />
Ya no hubo tiempo, ni otra oportunidad<br />
de contemplar aturdido el incendio de las estrellas,<br />
para traducirlo al hombre ya no hubo tiempo.<br />
156
ANTES DEL SIGLO XXI<br />
El alma ha escondido un grito<br />
y una horda de cuerpos saldrá a buscarlo<br />
antes de la noche peligrosa,<br />
antes de que los duros cielos templen sus palas<br />
en pozos de olvido: Barquero,<br />
antes de la última aurora,<br />
ese grito hará bañar a los títeres de alambre<br />
y un pobre circo de actores<br />
se volverá loco en los caminos.<br />
Barquero negro de la luna menguante,<br />
siempre solo en la montura de mareas,<br />
con cetro de calaveras diriges una nube de ríos<br />
que caerá sobre el circo dormido<br />
antes de que el grito, arrancado de su pérdida,<br />
pueda siquiera despertarlo.<br />
El deja bramar inútilmente a las gordas fieras<br />
que contemplan, impávidas, la caída vertical<br />
de los apóstoles, sorprendidos por su paso<br />
a través de nubes y constelaciones.<br />
Ya los cuerpos de los acróbatas<br />
dejan de pender cabeza abajo<br />
(ellos también caen en la boca de la muerte,<br />
aunque caminen por el cielo de los dormidos apóstoles);<br />
el público se ha cortado las manos<br />
para no aplaudir jamás el camino del Barquero<br />
y el sol titiritero se hizo cargo del sombrero del mago:<br />
con todas las señales en sus picas, ya se raja la tela<br />
del campamento dormido y el grito congelado por la altura<br />
se arroja sobre ellos, aplastándolo todo.<br />
157
CONVERSACIONES<br />
Allí, en todas partes, está la muda,<br />
la serena, la terrible esencia,<br />
la invisible a ojos y a ojos de la mente.<br />
Más allá, aun más allá,<br />
donde la mano no llega<br />
y se extinguen, desde lejos,<br />
los ecos del llamado,<br />
las súplicas y las preguntas,<br />
las preguntas hechas cuando siempre es tarde.<br />
indiferente. Sólo podemos interrogarla<br />
sabiendo de antemano que no habrá respuesta.<br />
Y aún le preguntamos<br />
y le preguntamos siempre, porfiadamente,<br />
las vanas tonterías que nos sugieren<br />
el miedo, la inquietud, la duda mordedora.<br />
A ella, la que no ve, ni oye, ni habla al hombre<br />
y ni siquiera se molesta en contestar<br />
las preguntas de la Vida, los mundos,<br />
las dudas de sus inquietas y huérfanas manifestaciones:<br />
otra muda película en la que no hay intervalo.<br />
158
LINEAS BLANCAS, LINEAS NEGRAS SOBRE EL DESIERTO EN<br />
SOMBRAS<br />
La gran Fuerza que empuja los caminos del nacimiento<br />
hacia la hora de la nueva oscuridad, ha mandado,<br />
desde su cono en sombras, la ardua ordenanza:<br />
ninguna linterna ni tabla de náufrago, todas las pistas<br />
y ningún cómodo guía para nuestros pasos diestros por la vida veloz.<br />
La gran Fuerza nos ha dejado las riendas de una línea negra<br />
y de una línea blanca y ha partido sin decir cuál<br />
es nuestra montura, cuáles los áridos caminos<br />
que nos llevarán de nuevo al inicio de esta travesía en llamas:<br />
anochece, el desierto vuelve sobre nosotros<br />
mientras la gente <strong>com</strong>e, duerme, se alimenta de sí,<br />
se desintegra, pervive en sus linternas que han partido.<br />
Allá, a lo lejos, un turbio animal en sombras decide nuestra meta,<br />
arma nuestras verdades y nosotros los injustos,<br />
los que no <strong>com</strong>emos ni dormimos mientras es la aurora<br />
(mentiras que creemos entre fulgores de orgullo, humaredas)<br />
vemos sus cuernos y el brillo de su sombra.<br />
No hacemos caso del cartel que dice:<br />
allí, en ese horizonte en llamas,<br />
está el fuego fatuo que incendia la verdad<br />
y está la sombra que gobierna tus pasos<br />
del nacimiento a la gran sombra que viene,<br />
es la luz o es la sombra<br />
y tú sin la linterna falsa, sin la mentira<br />
para creer que llegaste al gran punto de huida,<br />
al rapto de lo eterno,<br />
a la candente luz que no ha visto nadie.<br />
159
LA RUTINA DE DIOS<br />
Todo es un círculo:<br />
cruzamos por su anchura el día de la muerte.<br />
Y el círculo es las veces que volvemos<br />
para decir las mismas palabras, casi al mismo.<br />
A través de las épocas, todos tus fantasmas<br />
fueron lectores de poemas: la leve diferencia<br />
en el arreglo de unas flores y el atuendo,<br />
marcan los siglos, la distancia.<br />
Y el cambio de la ropa y el idioma de antaño<br />
se agitan un segundo y en un solo segundo<br />
sentimos la carrera del círculo ciñéndonos la frente.<br />
Cuando te hablo, te he hablado, dejemos el dilema;<br />
donde los mundos se tocan hablaremos de otras cosas<br />
y esperaremos ese día sólo para no presentir,<br />
sólo para no saber las respuestas de las monótonas preguntas,<br />
las mismas viejas preguntas que nos atan<br />
a paisajes que no cambian. Cuánta desdicha,<br />
saber que volveremos a hablar detrás del polvo,<br />
detrás de la pobre oscuridad de un segundo:<br />
un momento es muy poco<br />
y sin principio ni fin es demasiado.<br />
160
EPITAFIOS<br />
Emilia en Baltimore:<br />
¿qué montaña de ruidos y de carros<br />
te tapó los ojos,<br />
qué te hizo huir a los veintiséis años,<br />
virgen y alcohólica,<br />
a espiar a los hombres,<br />
sin conocer el mar?<br />
Si ya habías aprendido,<br />
Emilia, a conversar con los rincones<br />
donde golpeaba el mar,<br />
en las horas solas, los días imposibles.<br />
161
DICE EL OTRO<br />
Todo hombre es deudor, desde el huevo,<br />
de sus ojos, piel y oídos,<br />
debe la sangre y aquello que ama:<br />
toda la alegría o la tristeza que corre por sus venas.<br />
Fiado por la vida,<br />
las doce tareas le juntan tallos<br />
para que haga un fruto claro,<br />
edifique la causa por la cual sus pies<br />
aún ensucian las mantas floridas de los muertos.<br />
Ningún hombre debería morir,<br />
hasta no haber dicho su palabra.<br />
162
CONVERSACIONES<br />
El nombre que cuando niños<br />
nos daba el viento del invierno,<br />
viene siempre a golpear las cosas olvidadas:<br />
¿Quién sino aquel delgado invierno,<br />
caminando con sigilo de duende<br />
las escaleras del tiempo,<br />
dejó para que lo halláramos<br />
un álbum de fotos extraviadas,<br />
una flor cursi, tijeras oxidadas<br />
con las que el pasado corta,<br />
por un doloroso instante,<br />
el río que nunca se detiene?<br />
163
EPITAFIOS<br />
Milosz, el gran viejo de Praga,<br />
y la sombra que más evoqué;<br />
pero sólo una sonrisa he visto<br />
en un rincón del cuarto,<br />
sólo un saludo bondadoso<br />
que una ráfaga de viento<br />
disipó en un instante:<br />
<strong>com</strong>prendo.<br />
Para qué volver,<br />
si rehusar es mejor que aceptar,<br />
si ahora estás entre las cosas que has visto,<br />
viéndonos, Viéndolo en todas direcciones.<br />
164
HANS VON LIPPS<br />
Veo cómo este juguete<br />
va deteniendo lentamente su cuerda:<br />
cada día se hace más amplio<br />
y no se sabe, de cierto, si<br />
llegará la tarde.<br />
Todo en todo momento<br />
puede ser detenido: la vejez<br />
es una manera de apostar<br />
a que será dentro de media hora.<br />
Nada puede ser recordado.<br />
Nada existió y este largo incendio<br />
pudo haber durado, objetivamente, una sola semana.<br />
Los largos días repletos de invitados,<br />
de saludos a manos y rostros borrosos,<br />
en habitaciones de niebla,<br />
extrañas, detalladas, familiares.<br />
Se queman los recuerdos<br />
y el vacío animal no hace memoria:<br />
la carne, tributo que va y viene de la muerte,<br />
nace vieja, siempre fue esta máquina que,<br />
al fallar movimientos, no estorba el pensamiento.<br />
Porque siempre fui esta libertad,<br />
este gozo de no saber de qué lado<br />
se encuentra cada nuevo día. Nunca<br />
hubo certeza, pero sólo de viejo se <strong>com</strong>prende.<br />
¿Para qué quiero la memoria?<br />
Los que deducen dicen que, antes del final,<br />
el <strong>com</strong>ienzo y desarrollo de la película<br />
pasa y yerran: al llegar aquí se sabe<br />
que no hay posible olvido.<br />
Tampoco figurada decadencia.<br />
Se ve la continuidad, se es feliz<br />
165
por el mero soplo del viento sobre la cara:<br />
aquí un golpe de lluvia puede ser fatal,<br />
el animal es frágil y cada parpadeo<br />
puede dar a la noche. El cansado caballo<br />
quiere pastorear por patios de donde han huido<br />
hijos y nietos, sucesivamente,<br />
los que algún día (hoy, mañana, no existen),<br />
se inclinarán sobre una hoja de malva<br />
a ver y conversar con este patio lejano,<br />
libres ya de la vergüenza de ser<br />
un descarnado fruto que <strong>com</strong>prende.<br />
Una segunda inocencia ve en la pared,<br />
sobre las manchas de humedad,<br />
el nuevo fresco rostro preparado,<br />
la alegría de saber que tras la oscuridad,<br />
que se siente <strong>com</strong>o un segundo en blanco,<br />
estrenaremos la mirada nueva del próximo<br />
habitante del mapa de los días.<br />
En la vejez, esto está en la pared:<br />
Yo que casi he muerto ignoro si he pasado.<br />
De viejo la duda sonríe y es certeza.<br />
Quién será mi padre, quién será mi madre<br />
dentro de pocos años, cuando el olvido<br />
ponga una sonrisa de dientes nuevos<br />
al abrir y cerrar de ojos que nadie puede recordar.<br />
Si dejara en alguna parte<br />
esta historia anotada, moriría<br />
mi segunda muerte buscando este relato.<br />
166
DICE EL OTRO<br />
A veces sucede que no has visto<br />
más que signos y pases,<br />
más que indicios y huellas huecas,<br />
que imprimen la verdad en todas partes.<br />
Algo te señala desde algún lugar.<br />
Y desenvuelves las reglas del tiempo bailarín,<br />
las ceremonias del continuo movimiento,<br />
el juego que emborracha al que aprende a jugar.<br />
Porque <strong>com</strong>prendes que todo gira en su eje,<br />
que todo encastra en lo opuesto,<br />
que todo está en orden en este alegre universo.<br />
Y luego todas mis máquinas<br />
te vuelven a dar la espalda:<br />
aún eres ajeno, aún eres la ficha<br />
que otro apuesta en el juego.<br />
167
INTENTAMOS DOS LINEAS EN EL TIEMPO<br />
Intentamos dos líneas en el tiempo<br />
y apenas lo logramos las borra para siempre,<br />
sin importarle que sean el <strong>com</strong>ienzo<br />
de un dibujo inacabable, intentado por un hombre<br />
en un rincón lejano de su mente.<br />
El corazón en la mitad del trazo se desprende y cae,<br />
el corazón, abusando de su raro privilegio<br />
de medir el tiempo y girando, girando siempre,<br />
<strong>com</strong>o un planeta que dejó la vida<br />
en su paso veloz hacia otra forma.<br />
Comenzó el dibujo el asombro<br />
de un niño ante el primer espejo<br />
y quedan desde entonces las noches y los días<br />
sin imagen posible, volcando en la memoria<br />
sus recuerdos inútiles, armados de retazos, harapientos.<br />
"Quedan la belleza y el júbilo, la ira y el deseo<br />
con espadas de espuma<br />
y el sabor de los labios que han perdido sus besos."<br />
También otras estupideces semejantes.<br />
Y antes de que los ojos cierren los paisajes<br />
y decline el corazón su privilegio,<br />
todavía marcará el dibujo una cita nueva:<br />
a la mañana siguiente, con el tiempo,<br />
que volverá a empujar los huesos y la mente<br />
sin que la muerte sirva de escondite.<br />
168
POEMA DEL NUMERO CERO<br />
Cuando la muerte señala la fibra luminosa que somos,<br />
cómo tiembla su luz, cómo parpadea con el viento repentino,<br />
cómo se aterra al pensar en la oscuridad, el silencio,<br />
el dedo que elige antes, mientras las luces corren ardiendo<br />
hacia el casi supremo resplandor, que es el número 1, antes del cero.<br />
169
EDWARD WHISTWHISH<br />
Casi viví <strong>com</strong>o todo hombre:<br />
de aquí para allá, a merced<br />
del tiempo, de la época y de los otros hombres.<br />
Magullado, iba a morir <strong>com</strong>o cualquier otro:<br />
entre feliz y contento, con una colección<br />
de anécdotas por vida, con <strong>com</strong>promisos<br />
y amigos y zapatos. Mi vida no valía<br />
un enemigo firme. Yo que lo supe todo<br />
no sé cuándo fue, pero poco a poco<br />
empecé a <strong>com</strong>prender.<br />
Me hice otro. Un hombre sorprendido<br />
en medio de un bombardeo.<br />
Las cosas y los hechos caían sobre los otros<br />
tomándolos desprevenidos, desplomando,<br />
moldeando, reduciendo y cambiando lo que es igual,<br />
<strong>com</strong>o un pedazo de goma en manos de un niño<br />
se hace estrella, barco o muerto.<br />
Y yo veía hacer al niño.<br />
¿Quién más sorprendido que yo,<br />
a cada paso, de sus evidentes movimientos?<br />
Pensé en contárselo a mi esposa,<br />
en declararlo a mis vecinos,<br />
en anunciárselo al mundo.<br />
Pero ¿para qué? Estaba bien así.<br />
Lo público se envilece a sí mismo<br />
y además, éste es un juego peligroso.<br />
Mejor así. Luego <strong>com</strong>prendí cuántos éramos<br />
y que no nos saludábamos por la calle.<br />
Morí ignorado. Me costó gran esfuerzo<br />
esa hazaña cotidiana de ser un mediocre<br />
a solas con todos los secretos de los días.<br />
Fallecí preguntando para qué.<br />
170
CONVERSACIONES<br />
Cuando golpee la puerta el mundo de mañana,<br />
¿Con qué frase, con qué gesto dócil le abriré<br />
para indicarle el cuarto preparado y la mesa lista?<br />
Recorreré la casa de su brazo,<br />
mostrándole las imágenes del que fui,<br />
mis ancestros gemelos, allá, en el tiempo.<br />
¿Con qué modales sentarse a almorzar<br />
y referirle las conversaciones de los necios,<br />
chismes previos a su llegada,<br />
fabulosas historias que recibirá riendo,<br />
con la boca llena de fechas<br />
y de viejos periódicos de esa misma tarde?<br />
Qué irá a suceder cuando llegue el mundo de mañana<br />
y sepa que nada ha sido preparado,<br />
que sigue siendo un solitario pasajero<br />
que bajó, del ómnibus y <strong>com</strong>enzó a andar,<br />
detrás de huellas irreconocibles,<br />
en dirección a la ignota casa alerta.<br />
171
LAS VISIONES DESCENDENTES<br />
Las visiones se entrevén,<br />
pero también se acercan al oído<br />
a murmurar palabras que no terminan nunca,<br />
se palpan en la oscuridad perpetua de las cosas<br />
y tienen un olor a vacío que horroriza.<br />
¿Quién no sintió, alguna vez,<br />
el sabor de los muertos subir por la garganta?<br />
Por eso renunciamos y nos vamos sin mirar allí,<br />
a ese rincón que brilla y no está,<br />
esa caja vacía o la puerta que acaba de moverse<br />
sin que atrás haya nadie,<br />
sin que nadie reclame esa sombra en el piso.<br />
172
ELMER GRUNDIG<br />
He cerrado la puerta. Adentro mi mujer<br />
me habla mientras guisa y tampoco oigo<br />
al bebé que orina y gruñe. El periódico<br />
está en blanco, la vida es un fracaso<br />
y la mesa está puesta, pero yo<br />
tan sólo espero mientras mastico y escupo<br />
dos o tres palabras, la función de hoy<br />
que me alimente. Hace muchos años<br />
<strong>com</strong>prendí y estoy contento: conservo<br />
mi cabeza. La vida es un fracaso,<br />
vivimos en el infierno, dormimos en el cielo.<br />
Los libros son sólo un sucedáneo.<br />
Cuando todo es aflicción, aúllan<br />
los perros, el alma se entristece<br />
y en la noche caen <strong>com</strong>o bombas<br />
las lágrimas que no nos salvarán<br />
de un nuevo día, sube, sube<br />
de las aguas más profundas del hombre<br />
un animal hechizado; él, delicadamente,<br />
nos toma con sus pinzas y nos saca<br />
de la cama a la calle que ocupan muchedumbres.<br />
Y allí el barco de Ulises espera<br />
preparado, alerta, vigilante,<br />
sobre el lomo de un buey.<br />
Al final de la calle amanecen<br />
nuevos carros y dos olas<br />
se abren y se cierran a la aventura.<br />
Desnudos, con sólo un portafolios<br />
y la vieja gorra de los 11 años<br />
subimos al pescante. Ya vienen<br />
los enanos del tiempo a consolar<br />
al hombre de sí mismo, ya se abren<br />
173
los telones del cielo al circo<br />
de las maravillas. Pasen y vean,<br />
pasen y vean los propios paraísos<br />
que esperan, siempre esperan<br />
en el camino oscuro de pronto iluminado,<br />
a la dolorida cabeza reclinada y así perdida,<br />
hundida en el vacío sin fin<br />
de la almohada sin fondo, que linda<br />
con las cámaras de Ulises,<br />
el tabique roto que permite hundir<br />
la frente en el polvo de la Luna,<br />
en un eterno sueño sin nombre y sin motivo.<br />
Subirse las frazadas, <strong>com</strong>enzar el asombrado paseo<br />
y todo el universo alcanzado por fin,<br />
recuperada la estatura y el signo que lo abre.<br />
Partimos o llegamos,<br />
morimos y resucitamos, soñamos<br />
o despertamos y son solamente cambios<br />
de posición en el lecho; con los ojos abiertos,<br />
con los ojos cerrados, pasamos de un sueño al otro,<br />
del cielo al infierno y de nuevo Arriba.<br />
Todas las mañanas todos los que conozco<br />
vuelven de la ignorancia a la oficina<br />
de aduanas y yo les preparo el café,<br />
les digo buenos días y lavo las ventanas.<br />
Por la tarde, cuando ya se han ido,<br />
mientras barro sonrío y me preparo.<br />
Soy Elmer Grundig. Todas las noches<br />
la vida me llena de propinas.<br />
174
DICE EL OTRO<br />
Nadie tuvo piedad, ni el centavo ni el búho.<br />
La pequeña maga extraviada en el valle de espejismos<br />
buscaba a tientas no ya una roca, siquiera un silencio<br />
donde dormir un solo sueño firme. Ciegos la vieron<br />
pasar los profetas y los mudos y los eternos perdedores<br />
en el ajedrez del tiempo no apartaron las manos<br />
para saber de su pequeña suerte, de su sonrisa<br />
errante que ve más allá de la última jugada.<br />
Los lúgubres pescadores no olvidaron por ella su ambición,<br />
aunque su boca merecía más anzuelos que los restos del mar.<br />
No se desvió el sol ni habló la tierra cuando el oleaje de su alma<br />
rompió las rocas del mar, pero entre cúpulas y fantasmas<br />
ella fundó un reino de polvo y telarañas destinado a persistir<br />
más allá del ocaso de las girantes constelaciones.<br />
Y su perla de oro no mereció todavía el beso de las redes,<br />
ni el lazo con que caza el viento, desnudo por los bosques.<br />
175
STEFANO DINETTI<br />
Mi vida dio refranes a los hombres.<br />
Menos idiota que, o más idiota que Stefano,<br />
es aún el metro humano de mi pueblo.<br />
¿Qué puede creérsele a un hombre<br />
que anda entre un revuelo de moscas<br />
y duerme entre los perros?<br />
Fui el que sonreía entre pedradas de siesta,<br />
escuchando otras voces imponerse al griterío.<br />
Por las noches, sin que nadie<br />
velara por escuchar mis temas,<br />
yo hablaba sin hablar con los escarabajos y las peñas<br />
y el aire me traía desde lejos los ecos<br />
de vagas conversaciones del cielo con la tierra.<br />
Y de las profundidades a mi oído llegaban<br />
los susurros de asuntos subterráneos;<br />
las piedras y los montes relatan con reserva<br />
antiguas historias sabidas de memoria.<br />
Sus silencios aún cantan, bajo, muy bajo,<br />
a hombres, animales y dioses<br />
pasados a espada por el tiempo.<br />
Lo que es, no es,<br />
y lo que fue, será.<br />
Así dicen, mientras viven, los insectos.<br />
Todo ser quieto o viviente<br />
me habló, salvo los hombres:<br />
a mí me tocó oír,<br />
cuando a tantos ser sordos.<br />
¿Cómo contarles, yo que escuché<br />
la coronación de Carlomagno<br />
por boca de una losa, palabra por palabra,<br />
más allá del polvo, palabra por palabra,<br />
sin tartamudear y jadear,<br />
176
sin agitarme en la iglesia?<br />
Yo cambiaba lo oído por naranjas.<br />
Yo, Stefano Dinetti,<br />
el sabio idiota del pueblo,<br />
refrán alpino, iluminado.<br />
Todo lo que existe canta.<br />
177
HORA DE PODER<br />
Mundos sobre mundos aquí, en éste,<br />
delante de nosotros y ya es hora<br />
de abrir sus velos y espiar lo que acaba de moverse,<br />
terminar de abrir la puerta hacia afuera,<br />
hacia adentro; tan neblinoso e imprevisible<br />
y peligroso e inquietante es,<br />
<strong>com</strong>o aquel que me abre sus anchas realidades<br />
en este quinto lustro iluminado.<br />
Mundos sobre mundos y apenas separados,<br />
tan lejos, que sólo el salto<br />
de un hombre sobre su hombre de rayos<br />
tiene el poder de verlo y tocarse a sí mismo,<br />
mientras ambos estiran la mano dentro de la Otredad.<br />
Morir por aferrar sin ver y sin temer,<br />
algo vivo y caliente que patalea delante de nosotros:<br />
el Nuestro, agazapado en el umbral,<br />
contempla nuestros pasos y dice que sí,<br />
dice que sí al fiero desembarco.<br />
178
XAXES ASTRONOMO<br />
Fui hombre de estrellas en la noche y en el día,<br />
en la amplia noche caldea, escondido de todos,<br />
abierto a los abiertos mapas de la eternidad<br />
y a la cordura de los mundos donde primero<br />
el <strong>com</strong>pás y luego la mirada descubren la armonía sucesiva,<br />
el camino del alma de los hombres:<br />
de Oriente a Occidente hay un hombre extendido.<br />
Yo que vi arder en el fuego de la inteligencia que no ilumina,<br />
aquella que sólo sabe preguntar, a tantos, en tantos tiempos,<br />
sé que nada de lo que sucede deja de ser cierto al bajar los ojos<br />
y al volver al mundo: en la gran madre noche<br />
otro fuego se ocupa del insomnio.<br />
Es la noche del alma de las cosas:<br />
sólo allí ellas se explican, se relatan su secreto <strong>com</strong>ún<br />
donde lo opuesto encastra en lo contrario.<br />
Morí de hambre y de sed sobre una alta colina<br />
por no mover la vista de los cielos:<br />
cuando se ve el secreto hay que ser fuerte<br />
para querer mover, todavía, un dedo.<br />
¿Hacerlo, para qué? se hace la pregunta.<br />
Me vi a mí mismo escribir estas palabras<br />
lejano, muy lejano en el tiempo y en todo:<br />
entre oscuridad y oscuridad vi en la noche un cuarto,<br />
el mundo, la pluma difícil<br />
y cada paso suyo entre una horda de pasos.<br />
Mis dos mujeres y mis suegros vinieron a pedirme<br />
con los niños, vino el rey, vino mi madre. Inútil y se fueron.<br />
Fuera de mi visión los hombres sin saberlo<br />
seguirían construyendo la perfecta belleza de lo visto.<br />
179
VIUDOS DE LA LUZ O TRISTES BARCOS DONDE ENCALLO LA MUERTE<br />
Donde para mi inmenso amor<br />
están los muertos, guardados por el cerrojo<br />
implacable de la noche y de los días,<br />
arden <strong>com</strong>o miradas y son castos<br />
<strong>com</strong>o quebrados, <strong>com</strong>o desnudados<br />
por el rayo certero de la tierra voraz.<br />
Allí donde los muertos de la humanidad<br />
-un vivo que ha olvidado el equipaje<br />
que cansaba sus pasos- realizan<br />
sus sueños de polvo y flores secas,<br />
los que murieron sin decir,<br />
los que pasaron sin pasar,<br />
ellos, los que renunciaron,<br />
los que cerraron sus ojos<br />
y los cierran al soplo furioso<br />
desde el primer relámpago del bosque matutino,<br />
ellos no pueden volver a decirle que sí<br />
ni al más pequeño sueño de los vivos:<br />
ya son parte del sueño.<br />
Ellos van y vienen por los bosques<br />
de la muerte con la cesta vacía,<br />
aquello que no llenaron nunca<br />
no contesta el pedido de otra aurora.<br />
Y ya que en vida no ahorraron palabras<br />
para ocultarse de ella, pasarán en silencio<br />
el resto de su muerte, una muerte espesa y mercurial<br />
donde no existe la prisa, ni el olvido.<br />
Otros van a buscar ciertos lugares adonde se llega sin cuerpo,<br />
porque el cuerpo vale sus acciones de barro<br />
y la infantil esperanza de una distracción del tiempo.<br />
Otros cambian y la flor de oro despliega<br />
contra el negro de la muerte el fruto final<br />
180
entre sus brazos; otros, yo lo sé, me lo han dicho<br />
todos los avisos, me lo han repetido mil veces<br />
voces que venían del vacío, otros golpean<br />
para siempre la última pared y la derrumban;<br />
denme, para mi viaje veloz, un pozo de viejos violines<br />
donde dormir con estos muertos y la charla<br />
de mi propia calavera y el ritmo incesante que parte<br />
de las cosas vivas, lejano y estruendoso<br />
detrás de la Gran Puerta.<br />
181
Y LA VERDAD NO ARDERÁ<br />
"Sus casas se incendiaron hace mucho y la Verdad no arderá"<br />
nos dicen las señales culpables del incendio.<br />
"Sus casas eran el refugio de la mente acallada<br />
por el gesto imperioso que les daba placer, el sueño de estar vivos<br />
fue ama de llaves allí donde la muerte preparaba su hogar",<br />
murmuran las chispas de este camino en llamas.<br />
Nuestras casas se incendiaron hace mucho,<br />
cuando una sombra entró, del brazo de la duda,<br />
a preguntar por nosotros en esos cuartos interiores<br />
donde creíamos estar a salvo, para siempre jamás,<br />
de la mueca y los gritos, la impaciencia en la puerta,<br />
el asomo en la ventana del rostro furioso de la Verdad.<br />
Ella nos sacó a calles desconocidas,<br />
señaló el camino que sube hasta su frente y nos empujó,<br />
en su búsqueda, al interior de todo lo que existe.<br />
Con nuestra pobre certeza al hombro,<br />
alimentamos nuestro paso con la victoria de ayer,<br />
hasta que el plan secreto del cielo y de la tierra<br />
nos preste su linterna y la verdad no arda bajo su luz,<br />
porque es la Verdad. La sombra y la duda cerraron toda puerta,<br />
incendiaron los muebles de los sentimientos y prendieron,<br />
en las cortinas de la ilusión, las llamas de un fuego gris y frío,<br />
que acabó con la casa, la sombra y toda duda.<br />
Desde el quemado umbral nos lanzamos a caminos<br />
de lazos, trampas y cerrojos entreabiertos, donde la confusión<br />
acecha la visión de cosas que no son de aquí:<br />
ya no somos felices pero estamos despiertos,<br />
caminando junto a otros que dejaron sus casas<br />
en una mañana caliente de cualquier lugar.<br />
Atrás, todos juntos éramos una ciudad que giraba<br />
<strong>com</strong>o una loca risueña sobre el eje caído de su propio dolor.<br />
Ahora atravesamos mundos que enseñan y sombras que nos educan,<br />
182
astros que dan claves, estaciones que pasamos hacia el centro<br />
de todo lo invisible: en ese gran ombligo cobraremos por la casa<br />
el Todo, a la Verdad que nos ha firmado una promesa en los ojos.<br />
Una segunda mañana en llamas, en cualquier lugar,<br />
esta segunda casa arderá, arderá para mostramos<br />
un paisaje que se quitará la máscara cuando hayamos llegado:<br />
allí estarás tú y tu hermano y el hombre que vendía los diarios,<br />
en un traje nuevo, irreconocible; muchos habrán quedado en el camino,<br />
todos llegarán la víspera del asombro. Y la Verdad no arderá<br />
y será la casa grande, de todos, revelada.<br />
183
EL CENTRO DEL MUNDO<br />
Eres el impulso que mueve la caída del carro<br />
y la ira del carretero.<br />
Eres la calma del carretero bajando al pozo<br />
y el esfuerzo por sacar su carro del pozo.<br />
Eres el peso del carro.<br />
El barro del pozo y lo que está<br />
entre el barro y la rueda, firmemente adherido.<br />
Eres el que pasa y ve la escena<br />
y su historia personal y su desinterés<br />
por el momento de su historia.<br />
Eres la soga que cae al pozo<br />
y saca al carro y al carretero.<br />
Eres lo que queda del carro y del carretero<br />
en el fondo del pozo cuando ambos se han ido.<br />
Y eres todo lo que no se enteró del episodio<br />
y sigue igual, aunque distinto,<br />
aunque igual, después de que el carro<br />
y el carretero cayeron en el pozo.<br />
Eres lo eterno: el carro, el pozo y el carretero<br />
no existen ni dentro ni fuera de esta historia.<br />
Eres lo eterno: infinitas veces más que tú mismo.<br />
Eres el cuchillo sin mango y sin hoja<br />
al que hay que mirar.<br />
184
DESPUES DE LAS PALABRAS<br />
Y ahora te devuelvo, te exhalo:<br />
entre mundos contrarios siempre estarás perdido.<br />
Doblemente exiliada, criatura del sueño,<br />
entre aquí y allí, donde estás parada.<br />
Serás mi huérfano en un mundo de emblemas<br />
y te perseguirán la espada, el gancho y la fría risotada:<br />
sólo tú sabrás dónde queda Itaca.<br />
Serás mi huérfano en un mundo de emblemas<br />
pero sabrás qué mástiles sostienen esas lágrimas:<br />
conversaciones, teléfonos y rostros serán tu escarnio,<br />
dos días tus verdugos, pero a ti te hará llorar una palabra.<br />
No volveremos a vernos nunca y nos veremos siempre:<br />
esta sola ironía hará que todo exista y se contemple.<br />
Pero serás sagrado. Itaca no se olvida de lo que arroja al mar.<br />
Sabrás que en cada cosa y hombre hay una porción de tu isla.<br />
Te asomarás a ella para verte desnudo, solitario, repleto de tu alma, intacto.<br />
Tu isla será cualquier cosa: un fragmento de pan peculiar,<br />
la insólita confirmación de esta noticia grave.<br />
Tu isla será cualquier hombre. Pero será casi siempre<br />
una puerta cerrada. Itaca no se olvida de lo que arroja al mar.<br />
Y así sabrás que Itaca no existe y que no existe el mar.<br />
Las dos caras de una moneda caerán sobre tu mano.<br />
Serás sagrado y algún día (sólo yo tengo tu Palabra)<br />
Algún día todo será plenitud.<br />
Itaca inundará el mar.<br />
185
------------------------------------------------<br />
SOBRE LUIS BENÍTEZ<br />
El poeta, narrador, ensayista y dramaturgo Luis Benítez nació en Buenos Aires<br />
el 10 de noviembre de 1956. Es miembro de la Academia Iberoamericana de<br />
Poesía, Capítulo de New York, (EE.UU.) con sede en la Columbia University,<br />
de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia) y del Advisory<br />
Board de Poetry Press (La India). Ha recibido el título de Compagnon de la<br />
Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La<br />
Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Sociedad de Escritoras y Escritores<br />
de la República Argentina. Ha recibido numerosos premios nacionales e<br />
internacionales por su obra literaria, entre ellos el Primer Premio Internacional<br />
de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); la Mención de Honor del<br />
Concurso Municipal de Literatura (Poesía, Buenos Aires, 1991); el Segundo<br />
Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio<br />
Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos<br />
Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción<br />
(Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum di Poesia (Sicilia, Italia,<br />
1996); el Tercer Premio Eduardo Mallea de Narrativa (Buenos Aires, período<br />
1995-1997); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el<br />
Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer<br />
Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México,<br />
2008).<br />
Sus 24 libros de poesía, ensayo, narrativa y teatro han sido publicados en<br />
Argentina, Chile, España, Estados Unidos, México, Venezuela y Uruguay.<br />
Obras suyas fueron traducidas al inglés, francés, alemán, italiano, holandés,<br />
griego y macedonio.<br />
186