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Poemas completos Vol. 1 - Publicatuslibros.com

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Luis Benítez<br />

POEMAS COMPLETOS<br />

(1980-1989)<br />

Introducción por<br />

LUIS GONZÁLEZ PLATÓN<br />

Licenciado en Filología Clásica<br />

2


2010. Luis Benítez<br />

Portada diseño: Celeste Ortega (www.cedeceleste.<strong>com</strong>)<br />

Edición cortesía de www.publicatuslibros.<strong>com</strong>. Debe<br />

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3


LA POESÍA DE LUIS BENÍTEZ<br />

A Alma y a Mario que me han inspirado<br />

desde el vientre materno para redactar esta introducción.<br />

“¡Oh, por amor de Dios, no se estudia a los poetas!”<br />

PHILIP LARKIN<br />

Espero que se me permita <strong>com</strong>enzar esta introducción somera con la<br />

misma cita con la que <strong>com</strong>enzaba la introducción al poemario de Fernando<br />

Pinto do Amaral, La luz de la madrugada, que he traducido hace poco. En<br />

primer lugar, quisiera empezar diciendo que la poesía nació oral, para que<br />

“viviera en el aire”, <strong>com</strong>o dice Agustín García Calvo. Y así la poesía iba de<br />

boca en boca en las caravanas que recorrían las estepas de Asia y viajaba en<br />

los barcos y se recitaba en las plazas públicas en donde un rapsoda, con un<br />

bastón para marcar el ritmo, iba contando los oyentes historias de amor y<br />

guerra. Luego, llegó Homero, el poeta ciego, y la poesía fue “la negra flor de<br />

la tinta”, <strong>com</strong>o la llama mi muy querido Agustín García Calvo; entonces, la<br />

poesía devino escrita y se guardó en rollos de papiro, en códices y, casi hace<br />

nada, en libros 1 . Al final, llegó ese grupo social un tanto cargante y pesado<br />

que somos los profesores y empezó a estudiar y a analizar lo que de bueno<br />

habían hecho los poetas. Ya ocurrió así en fecha muy temprana con los<br />

gramáticos helenísticos y algo después con los gramáticos romanos; y desde<br />

ahí hasta nuestros días, hasta este modesto trabajo que tecleo en el ordenador,<br />

ha habido un intento por parte de los llamados profesionales de la enseñanza<br />

o de la crítica de estudiar a los poetas. La pregunta, creo, que nos tenemos que<br />

hacer es: ¿mejoramos, con nuestro conocimiento, la apreciación y el disfrute<br />

de un poeta o lo enturbiamos con erudiciones que más que dar brillo al<br />

estudiado se lo proporcionan al estudioso? Si se me permite responder a mi<br />

propia pregunta, creo que si el estudio no termina en lo que acabo de decir, es<br />

decir, en servir de fuente de fama al estudioso que, incapaz de escribir lo que<br />

ha escrito su estudiado poeta, pretende ganarse una fama y una gloria que<br />

merece en muy pequeña proporción, el <strong>com</strong>entario y el estudio a un poeta<br />

sirve, y mucho para apreciar mejor su obra. Se ama lo que se conoce y cuanto<br />

mejor se conoce a una persona más se la ama aunque también descubramos<br />

que existen en ella numerosos defectos. Para amar a Rubens tenemos que ver<br />

sus cuadros; para amar a Bach debemos escuchar su música y para amar a<br />

1 No significa esto que no haya seguido habiendo poesía oral. En Argentina están los payadores y en los<br />

Balcanes sigue habiendo recitadores que recorren los pueblos con poemas épicos de corte parecido a los<br />

que cantó Homero. En España, hasta no hace muchos años, no era raro ver en las fiestas de los pueblos la<br />

figura del recitador que hacia las delicias del respetable con poemas de Rafael de León, Manuel Benítez<br />

Carrasco o Rafael Duyos, por citar a algunos de los más conocidos.<br />

4


Goethe es necesario leer sus obras. Sin embargo, este amor se puede<br />

incrementar si a la mera visión, escucha o lectura añadimos un estudio de esas<br />

obras. Cuanto mejor conocemos, más amamos; y esto no sólo es aplicable en<br />

el arte sino en el amor humano que, <strong>com</strong>o ya dijo Erich Fromm hace muchos<br />

años, también es un arte: el arte de amar. Con un mayor conocimiento de lo<br />

contemplado, escuchado, leído o amado conseguimos más placer, más gozo<br />

y más madurez en el amor que sin ese conocimiento. Otra cosa es que el arte,<br />

<strong>com</strong>o el amor, deba hacer que algo brote en nuestro corazón al primer toque.<br />

Pero no menos cierto es que, tras ese primer brote amoroso que surge tras la<br />

flecha que envía ese diosecillo travieso que es Cupido o tras la visión, escucha<br />

o lectura primera, tiene que venir el trabajo para mantenerlo, alimentarlo y<br />

hacerlo crecer; en definitiva, conseguir que el amor, - ya sea humano o<br />

artístico pues tanto da - llegue a ser maduro y que el disfrute con la obra de<br />

arte sea mayor. Si la filosofía fue durante un tiempo la ancilla theologiae, los<br />

críticos y los profesores debemos ser servi poesiae. Sólo de esa manera, siendo<br />

siervos y no sirviéndonos de la obra del estudiado, podemos desobedecer a<br />

Larkin y <strong>com</strong>enzar, <strong>com</strong>o voy a hacer yo ahora, un modesto estudio sobre la<br />

obra poética de Luis Benítez.<br />

Mi conocimiento de este poeta argentino es relativamente reciente y se<br />

la debo a mi amigo y vecino, Hugo Aníbal Busso, que fue quien me introdujo<br />

en ella. Por aquel entonces, yo preparaba una antología de relatos de Marcel<br />

Schwob con un cuento inédito en castellano, La estrella de madera, y se me<br />

ocurrió poner al frente de mi traducción un hermoso poema que Luis Benítez<br />

tiene sobre este autor francés porque él pertenece también a la sacrosanta<br />

cofradía de sus lectores. Cuando el libro se publicó, le envié un ejemplar y él,<br />

a su vez, tuvo a bien enviarme una antología de su obra y un libro sobre su<br />

poética. Sin caer en el tópico, aquello fue el <strong>com</strong>ienzo de una gran amistad<br />

que, hasta este momento, lo es tan sólo por correo electrónico pero que en el<br />

futuro, estamos convencidos los dos, nos llevará al conocimiento personal.<br />

Reconozco que, cuando Luis me pidió que hiciera esta introducción a su<br />

poesía <strong>com</strong>pleta, sentí miedo. Tal y <strong>com</strong>o le dije a él, no era yo digno de tan<br />

importante misión. No obstante, voy a intentar llevarla a cabo porque tengo<br />

un concepto clásico de la amistad que me obliga a cumplir los deseos de los<br />

amigos y, por otra parte, los retos me gustan. Otra cosa será lo que resulte.<br />

Espero la benevolencia de los lectores y, sobre todo, espero la benevolencia<br />

del poeta en esta re incerta que es esta introducción. No me equivoco si digo<br />

que cuento con ella pues, <strong>com</strong>o dijo Cicerón, amicus certus in re incerta cernitur, o<br />

lo que es lo mismo, el amigo verdadero se hace ver en la situación incierta.<br />

Unos y otros tengan en la cabeza aquellas otras palabras latinas, de Ovidio en<br />

este caso, que rezan así: in magnis satis voluisse. En lo grande basta con haberlo<br />

intentado.<br />

5


Biografía<br />

No voy a decir nada más que dos detalles. En parte, por la juventud de<br />

Benítez y, en parte, porque creo que el conocimiento exhaustivo de su vida<br />

poco o nada pueden ayudar a conocer su obra. Sólo en determinados casos<br />

merece la pena entrar en detalles; en el resto de biografías basta con un breve<br />

apunte <strong>com</strong>o vamos a hacer aquí. Isaac B. Singer decía que, si tuviera a<br />

Shakespeare <strong>com</strong>o vecino, no lo iría a visitar porque su conocimiento nada le<br />

aportaría a la lectura y su disfrute. Es muy loable su postura: es mejor leer a<br />

Shakespeare en la casa de al lado que visitarlo sin conocer sus obras que son<br />

lo que, en verdad, importan. Por eso, digamos tan sólo los dos detalles que<br />

señalábamos antes.<br />

Luis Benítez nació en Buenos Aires en 1956. Con esto bastaría. El<br />

contar que Luis Benítez pertenece a numerosas academias de poesía en varios<br />

continentes (que pertenece), que ha recibido numerosos premios<br />

internacionales (que los ha recibido) tampoco puede ser relevante de cara al<br />

estudio de su obra. Sin embargo, sí que nos debemos parar en sus libros<br />

porque será a partir de ellos <strong>com</strong>o iremos haciendo el estudio de su obra. Ya<br />

decía San Pablo que “por sus frutos los conoceréis”. Así pues, sus frutos, sus<br />

obras poéticas son las que siguen:<br />

- <strong>Poemas</strong> de la tierra y la memoria, 1980<br />

- Mitologías / Balada de la Mujer Perdida, 1983<br />

- Behering y otros poemas, 1985<br />

- Guerras, Epitafios y Conversaciones, 1989<br />

- Fractal, 1992<br />

- El pasado y las Vísperas, 1995<br />

- La Yegua de la Noche, 2001<br />

- El Venenero y otros poemas, 2005<br />

- La Tarde del Elefante y otros poemas, 2006.<br />

A esta obra poética habría que añadir una novela, El tango del mudo, una<br />

obra de teatro, 18 Whiskies, y numerosos ensayos sobre diversos temas que<br />

irían desde el estudio sobre Juan L. Ortiz de 1985 al de la novelística de<br />

Teódulo López Meléndez pasando por un estudio del horror en la narrativa<br />

de Alberto Jiménez Ure o el ensayo titulado, La tiniebla y la gloria, dedicado al<br />

maestro Borges. También hay ensayos y estudios sobre el poeta <strong>com</strong>o el de<br />

Carlos Eliff o unas Conversaciones con el poeta Luis Benítez, de Alejandro<br />

Elissagaray y Pamela Nader.<br />

6


Su ubicación en la historia de la literatura argentina<br />

Tengo que reconocer con humildad que mi conocimiento de la<br />

literatura argentina no es muy amplio. Lo primero, porque hasta España<br />

llegan los nombres más sonados pero, sin embargo, son muchos los autores<br />

que no cruzan el Atlántico y se quedan del otro lado. Conozco los que una<br />

persona más o menos culta (no exageremos) puede conocer y así he<br />

a<strong>com</strong>pañado a Borges y juntos hemos ido hasta Creta para ver al Minotauro;<br />

he recorrido el Prado con Mujica Láinez y me he internado en su <strong>com</strong>pañía<br />

por el jardín mágico de Bomarzo; he sido prófugo con Bioy Casares y he<br />

vivido con él en una isla infectada por una enfermedad mortal; he <strong>com</strong>partido<br />

el coche con Cortázar en una autopista atascada o he recorrido un túnel con<br />

Ernesto Sábato para conocer las <strong>com</strong>plejidades del alma humana . No me<br />

avergüenzo de haber leído La calle de la muerte y la vida de Antonio Larreta<br />

(aunque el maestro Borges dijera que uno de sus orgullos era no haber leído<br />

nunca a este autor), ni de que un amigo argentino, Juan Antonio Fornés, me<br />

recitara unos versos de Almafuerte en esa calle abulense que da nombre al<br />

libro de Larreta. Reconozco mi devoción por Oliverio Girondo, por<br />

Alejandra Pizarnik, por Enrique Molina o por Alberto Girri, este último<br />

también presentado por mi amigo Hugo Aníbal Busso. También reconozco<br />

que soy un apasionado lector de la poesía de Borges y tanto es así que he<br />

cogido cierta aprensión por los espejos. Sin embargo, para esa labor de<br />

clasificación, de ubicación dentro de una gaveta en el bargueño de la historia<br />

de la literatura argentina de Luis Benítez, reconozco que tengo que recurrir a<br />

Camilo Fernández Cozman que en su espléndido ensayo La poesía es <strong>com</strong>o el<br />

aroma lo sitúa <strong>com</strong>o sigue:<br />

“Luis Benítez se sitúa en el ámbito de la denominada generación de los<br />

ochenta en Argentina, al lado de Juan Carlos Moisés, Esteban Moore,<br />

Osvaldo Picardo y Mario Sampaolesi entre otros. En ellos se observa el<br />

influjo de la poesía en lengua inglesa. Por eso, podemos identificar allí la<br />

huella de autores <strong>com</strong>o Ezra Pound, T.S. Eliot, William Carlos Williams,<br />

Dylan Thomas, Allen Ginsberg, E.E. Cummings y Edgar Lee Master. Vale<br />

decir, predominan el coloquialismo y el verso narrativo, frente a la metáfora<br />

de cuño simbolista, los poetas de la generación del ochenta se alejan de<br />

Stéphane Mallarmé y Paul Verlaine, para aproximarse al tratamiento directo<br />

de la cosa (sea esta de índole objetiva o subjetiva), procedimiento del cual<br />

hablaba Pound en su famoso imaginista de 1913 2 ”.<br />

Tras esta espléndida ubicación por parte de Fernández Cozman, a la<br />

sazón profesor universitario en Lima, podemos añadir algunas palabras que<br />

coloca Marcelo Ballestrasse en su estudio Luis Benítez: “El otro, el mismo”:<br />

2 CAMILO FERNÁNDEZ COZMAN. La poesía es <strong>com</strong>o el aroma. Editorial Nueva Generación. Buenos Aires,<br />

2009.<br />

7


“Conocido fundamentalmente por su pertenencia a la <strong>com</strong>pleja<br />

generación poética del ’80, podemos considerar a Benítez un intelectual<br />

paradigmático de esa década. Su notable talento lo ha llevado a incursionar<br />

con éxito también en otros géneros literarios. En todos ellos afloran siempre<br />

el pensamiento fino y la exploración de la palabra desde su reminiscencia<br />

universal, peculiaridad que le aproxima al rumbo adoptado por autores que<br />

los precedieron y que, coincidentes o no con su cosmovisión, integran un<br />

destacado segmento de nuestras letras 3 ”.<br />

Quisiera en este proceso de ubicación de la poesía de Benítez fijarme y<br />

hacer que el lector se fije en el momento histórico en que el vate rompe a<br />

cantar su necesario canto. Era el año 1980 y hacía tan sólo cuatro que una<br />

sublevación militar había derrocado a la Presidenta María Estela Martínez de<br />

Perón y había instalado una vergonzosa dictadura que con el tiempo<br />

sabríamos que también llevaría adelante una guerra sucia con terrorismo de<br />

Estado que violó de manera sistemática y masiva los derechos humanos de<br />

muchos miles de argentinos. Es la época tristemente célebre de los<br />

desaparecidos, un eufemismo para referirse a los asesinados. Cuando Luis<br />

Benítez publica su primer libro detentan el poder Videla, Massera y Agosti y<br />

está en marcha el llamado, también de manera eufemística o casi con humor<br />

negro, negrísimo, “Proceso de reorganización nacional”. La manera que<br />

tenían estos militares de reorganizar la patria, peligrosa palabra cuando los que<br />

la pronuncian piensan más en su sables que en los ciudadanos, tuvimos<br />

ocasión de verla en acción durante bastante años. No deberíamos tampoco<br />

pasar por alto el silencio cómplice de las grandes potencias y de los países de<br />

la vieja Europa. Sin embargo, la fecha en que el poeta decide alzar la voz me<br />

parece altamente significativa porque nos demuestra una vez más que el<br />

poeta, pese a estar “cercado por las balas, ansiado por el odio 4 ” no calla<br />

porque no debe ni puede callar; porque, consciente de su labor cívica y<br />

religiosa, <strong>com</strong>o vate que interpreta a los dioses y trasmite al pueblo su<br />

mensaje, su voz tiene que enfrentarse a los tiranos. Si alguien tiene dudas, que<br />

recuerde el origen sagrado de la poesía para los griegos. El poeta es el<br />

libertador, el Moisés que promete a su pueblo que lo sacará de la opresión de<br />

los egipcios; el poeta es, en definitiva, el salvador porque la palabra poética<br />

tiene una función salvadora y curativa. No olvidemos que, en alemán, el verbo<br />

heilen “cuidar” sirve también para lo sagrado, heilig.<br />

Una vez vista su situación dentro de la literatura argentina, creo que es<br />

3 La cita está tomada del libro de ELIZABETH AUSTER, Luis Benítez: Breve Antología Poética. Ediciones<br />

Juglaría. Rosario, 2008 (hay una versión digital en la Biblioteca de Poesía de www.publicatuslibros.<strong>com</strong>).<br />

El libro al que se refiere la nota es 18 Whiskies, teatro de Luis Benítez, con estudio preliminar de Marcelo<br />

Ballestrasse, Editorial Nueva Generación, Buenos Aires, 2006.<br />

4 Le hemos robado este verso a Miguel Hernández. Es de su poema Canción del esposo soldado,<br />

perteneciente a su vez al libro Viento del pueblo (1936 – 1937). Sea ésta, junto con las otras citas que del<br />

poeta de Orihuela hacemos en este trabajo, la manera de celebrar su centenario.<br />

8


necesario que intentemos encontrar cuáles son los temas que Benítez trata en<br />

su obra poética. Diremos los que a juicio de sus críticos son los temas<br />

generales de su obra y luego iremos profundizando en el resto de temas que<br />

va tocando en cada uno de los libros.<br />

Los grandes temas en la poesía de Luis Benítez<br />

De nuevo volvemos a echar mano de la cita que hace Elisabeth Benítez<br />

en su ya mencionado libro para escuchar la voz de Marcelo Ballestrasse:<br />

“Si leemos con atención preferentemente su poesía, advertiremos en<br />

Benítez esa universalidad a la que hacíamos referencia; en sus textos ad-<br />

quieren una presencia capital las problemáticas eternas del hombre,<br />

aquellas que trascienden una ubicación geográfica determinada, aun cuando<br />

aludan a prominentes figuras de la historia nacional o extranjera 5 ”.<br />

Las problemáticas eternas del hombre son los temas eternos de la<br />

poesía desde que ésta existe. Son las “tres heridas” que tan bien cantó Miguel<br />

Hernández en su muy famoso poema:<br />

Llegó con tres heridas:<br />

la del amor,<br />

la de la muerte,<br />

la de la vida.<br />

Con tres heridas viene:<br />

la de la vida,<br />

la del amor,<br />

la de la muerte.<br />

Con tres heridas yo:<br />

la de la vida,<br />

la de la muerte,<br />

la del amor 6 .<br />

Por tanto, las problemáticas eternas del hombre 7 , ese animal inconsolable<br />

según Saramago, son el tratar de la vida, de la muerte y del amor.<br />

Quizás - y espero que, si me equivoco, sea el mismo quien me corrija, - busca<br />

Luis en su poesía aquello que buscaba el gran Eugénio de Andrade:<br />

5 Cf. op. cit. página 8.<br />

6 Este famosísimo poema pertenece al libro de Miguel Hernández, Cancionero y Romancero de<br />

Ausencias (1938-1941). No podemos olvidar la versión musicada de Joan Manuel Serrat ni la<br />

interpretación que de esta versión hacía la cantante norteamericana Joan Baez.<br />

7 Así en Elizabeth Auster, op. cit. página 8.<br />

9


“Yo volví a buscar en la poesía lo que sólo la poesía podía darme, un<br />

lugar limpio donde el alma y el mundo se reconcilian para conjurar la<br />

muerte” 8<br />

En el ya citado libro de Elizabeth Auster, en la página 9 de su<br />

introducción 9 nos hace una revelación trascendental de cara a una mejor<br />

<strong>com</strong>prensión de la poesía del autor que nos ocupa:<br />

“En el volumen inicial de la obra de Luis Benítez, <strong>Poemas</strong> de la tierra y la<br />

memoria, se advierten los gérmenes de los tópicos que desarrollaría en títulos<br />

posteriores. La muerte, la vida impredecible, el amor, la sensación de la<br />

historia <strong>com</strong>o un cruce permanente sólo a veces advertido por el individuo<br />

<strong>com</strong>o el meollo mismo de su existencia, y en otras ocasiones difuminado<br />

entre fantasmas de la misma representación, se aprecian en este primer<br />

volumen, marcadamente influido por el poeta galés Dylan Thomas, <strong>com</strong>o el<br />

mismo Benítez admite en el tomo II de las Conversaciones. Se conforma además<br />

una recordación permanente de la muerte y su sinónimo, el tiempo, en una<br />

poética que inicia su propia vida en los albores de la post-modernidad que se<br />

pretenderá, justamente, ajena al tiempo e ignorante de la historia. Sin<br />

embargo, Benítez todavía está distante del manejo de recursos estilísticos que<br />

mostrará en trabajos posteriores, donde se hará más evidente el empleo de<br />

una continua elusión, <strong>com</strong>o el mejor camino para lograr un efecto de alusión<br />

fantasmática, donde le queda al lector el trabajo de <strong>com</strong>pletar una línea<br />

insinuada por puntos conceptuales, que dibujará la imagen final de lo referido por el<br />

poema. Benítez recurrirá constantemente a la elusión para llegar al imaginario<br />

del lector. Sin embargo, no es la suya una poesía hermética, que deje afuera a<br />

quien la lee ni le obligue a estar dotado de unos conocimientos previos<br />

especializados, para acceder finalmente a las claves de su poesía”. Pasemos a<br />

ver ahora, uno a uno, sus libros:<br />

<strong>Poemas</strong> de la tierra y la memoria. 1980<br />

De cómo el amor, la vida y la muerte se hacían presentes en este libro<br />

de Benítez y, por extensión, en toda su obra ya hemos hablado unas líneas<br />

más arriba. También se hablaba de su vinculación con Dylan Thomas.<br />

Según Margarita Ardanaz Morán, los grandes temas del poeta galés son los<br />

que siguen:<br />

- Los recuerdos de infancia y el contacto con la naturaleza.<br />

- La juventud, la plenitud, el amor.<br />

8 Esta hermosa cita del poeta portugués está tomada de su libro “A la sombra de la memoria”, publicado<br />

por Editorial Pretextos. Conste que esta nota no tiene nada de profesoral sino que tan sólo intento<br />

re<strong>com</strong>endar al lector un buen libro.<br />

9 Remito al lector interesado a esta feliz antología de Elizabeth Auster para que su recorrido por la poesía<br />

de Benítez sea altamente fructífero. Cf. Nota 2.<br />

10


- La relación hombre-mujer.<br />

- El sexo, el cuerpo.<br />

- El nacimiento.<br />

- La relación entre padres e hijos.<br />

- El deseo y la pasión.<br />

- La plenitud, la insatisfacción, la culminación.<br />

- La insatisfacción, el desengaño, el envejecimiento, la muerte.<br />

También es de destacar, <strong>com</strong>o esta autora nos dice, que la poesía de<br />

Thomas está llena de oralidad. También que hay un deseo inalcanzable de<br />

pureza y, para mí, lo más importante: “Dylan Thomas sabía bien que lo único<br />

que sobrevive a la muerte es la palabra” 10 . Luis Benítez lo sabe y en su poema<br />

Prosa poética-prosa de las ciudades nos dice:<br />

Todo es. Nada es. (…)<br />

Los hombres van y vienen <strong>com</strong>o los ríos.<br />

Las ciudades quedan, <strong>com</strong>o las piedras,<br />

esperando en la orilla que vuelva el mismo río.<br />

El mismo río del hombre que abandona las ciudades<br />

para no volver jamás. Y cuando se va el último<br />

y asoman los fantasmas sus ojeras nerviosas<br />

por las ventanas que el viento bate <strong>com</strong>o un insulto,<br />

la ciudad entera <strong>com</strong>prende que está sola<br />

y que se muere. Porque las ciudades se mueren<br />

y se pudren, <strong>com</strong>o los hombres, <strong>com</strong>o el amor.<br />

Frente a esas ciudades que se pudren <strong>com</strong>o los hombres y <strong>com</strong>o el<br />

amor, nos queda, <strong>com</strong>o a Blas de Otero, la palabra:<br />

EN EL PRINCIPIO<br />

Si he perdido la vida, el tiempo, todo<br />

lo que tiré, <strong>com</strong>o un anillo, al agua,<br />

10 Todo lo que venimos diciendo sobre Dylan Thomas proviene del libro Poesía Completa, DYLAN<br />

THOMAS. Visor Libros. Madrid 2008.<br />

11


si he perdido la voz en la maleza,<br />

me queda la palabra.<br />

Si he sufrido la sed, el hambre, todo<br />

lo que era mío y resultó ser nada,<br />

si he segado las sombras en silencio,<br />

me queda la palabra. abios para ver el rostro<br />

Si se me permite y a modo de orientación, diré que muchos de esos<br />

temas que hemos citado unas líneas más arriba están también presentes en la<br />

poesía Benítez. En lo que se refiere a la oralidad, quizás el punto en el que<br />

podríamos estar más en desacuerdo porque no encontramos en Benítez la<br />

repetición de fórmulas poéticas al estilo de los antiguos poetas épicos.,<br />

confesar que he leído en voz alta a algunos amigos una breve selección de<br />

poemas del poeta que nos ocupa y el resultado ha sido magnífico:<br />

conseguimos que “viviera en el aire la negra flor de la tinta” <strong>com</strong>o gusta de<br />

decir Agustín García Calvo. Por tanto, que nadie le niegue a la poesía de Luis<br />

Benítez su oralidad que, por otra parte, toda poesía debe tener porque, no<br />

olvidemos lo dicho al principio de este trabajo, la poesía nació oral y devino<br />

escrita.<br />

El poemario se cierra con uno de los más hermosos poemas de<br />

Benítez, Todo lo que diré de ti y que por su belleza copio <strong>com</strong>pleto para que el<br />

lector acostumbre su sensibilidad al buen hacer poético de Benítez:<br />

TODO LO QUE DIRE DE TI<br />

Boca de pájaro<br />

en tus ojos de hierro hoy se oxida el dolor.<br />

En la mañana que tiembla<br />

y en el sol que la entibia<br />

en el final de la noche con garras de muerto<br />

en todos los lugares <strong>com</strong>unes a saber:<br />

luna<br />

lluvia<br />

estrellas<br />

está tu origen y el origen de tu nombre.<br />

Eres el cuchillo que corta el pan de los pobres<br />

y la mano que enciende el cigarro del triste.<br />

Bienvenida gritan mis cosas mi pasado<br />

juguetes lápices caricias bienvenida<br />

mis años verdes y mis años grises<br />

la alegría de los hombres que ahora puedo ver.<br />

Mi amada con boca de diosa pagana<br />

12


orracha en su manto que sonríe<br />

mi amada con promesas de espanto<br />

mi amada una y mil veces viva y definitiva.<br />

Mitologías /La balada de la mujer perdida (1983)<br />

En 1983, Luis Benítez publica su segundo poemario. Este libro tiene<br />

dos partes diferenciadas: la parte mitológica en la que se hace alusión a la<br />

cultura precolombina, pero también a un montonero del chaco, a un filósofo<br />

del siglo XVII o al mismo Marcel Schwob. También aparecen animales<br />

mitológicos <strong>com</strong>o el uro. Luego el poemario sigue con la mujer perdida, esa<br />

mujer que venía de “los candentes países que no recuerda nadie”.<br />

De nuevo cito a Elizabeth Auster cuando en la página 11 de su<br />

introducción a la antología de Benítez dice lo que sigue:<br />

“Aunque las referencias culturales están bien marcadas, particularmente<br />

a partir del segundo volumen de poesía, Mitologías/La Balada de la Mujer<br />

Perdida, el vehículo preferido por el autor es el sentimiento, la emoción<br />

subrayada y abierta a la interpretación personal, por parte del lector, de lo<br />

inscripto en su poesía. Esta guía continua a través de la sensibilidad es otra<br />

constante de la poesía del autor: poesía para ser sentida, que tiende a tocar las<br />

zonas sensibles del lector, antes que abordada desde las ideas puras o la<br />

referencia cultural” 11 .<br />

A esto habría que añadir lo dicho por Fernández Cozman 12 cuando se<br />

refiere a la poesía intercultural: “La denominada poesía intercultural surge,<br />

fundamentalmente, en el ámbito de la vanguardia o de la posvanguardia,<br />

aunque hay antecedentes en la obra de algunos autores marginales <strong>com</strong>o<br />

Mariano Melgar, quien empleó formas estróficas, herederas del mundo<br />

prehispánico”.<br />

Esta llamada poesía intercultural se refiere a una poesía de síntesis entre<br />

el mundo precolombino y el mundo occidental. Esta poesía es habitual en los<br />

poetas hispanoamericanos que ven toda una cultura que precedió a la llegada<br />

de los españoles y, al tiempo, otra cultura que llegó con ellos. No es raro que<br />

la encontremos en Vallejo, Neruda u Octavio Paz. Rubén Darío también trató<br />

temas y mitos precolombinos (baste recordar el poema del Toqui) y,<br />

prácticamente, la mayoría de los poetas americanos quieren dejar claro que su<br />

voz poética procede de dos culturas.<br />

También en este libro encontramos lo que me gusta denominar “la<br />

metáfora americana”. Quiero referirme con este término a un tipo de<br />

metáfora que hace uso de la pujante naturaleza de América y que no sería<br />

11 Cf. Op.cit. Página 11.<br />

12 Cf. op. cit. página 20.<br />

13


dable en Europa de naturaleza más, si se me permite el término, civilizada.<br />

Los bosques ingleses o franceses son jardines en <strong>com</strong>paración con las grandes<br />

extensiones naturales de América. Cuando el viejo Walt Withman dice que “la<br />

hierba es el pañuelo de Dios”, para que esta metáfora cobre su sentido,<br />

tenemos que pensar no en los pequeños campos de la vieja Europa sino en las<br />

enormes praderas americanas; tenemos que pensar en un paisaje, en un tierra<br />

que por sí misma sea un mundo <strong>com</strong>o muy bien lo expresa Joa o<br />

Guimara es Rosa en su hermosa novela Grande Serta o: veredas<br />

cuando Riobaldo dice: “El serta o es todo el mundo”.<br />

Pues bien, en este libro de Benítez y, en general, en toda su obra,<br />

podemos encontrar ejemplos de este tipo de metáfora pujante, fruto de una<br />

tierra también pujante.<br />

Este libro que estamos analizando es el libro de la tierra que alimenta y<br />

sustenta el yo del poeta, la vida del poeta que hunde sus raíces en la madre<br />

Gea. Es esa fuerza que “fluye cuando ya nada se agita”.<br />

Behering y otros poemas (1985)<br />

De nuevo Luis Benítez recurre a un lugar crucial en la historia<br />

americana y se remonta, no ya a la mitología precolombina, sino mucho más<br />

allá, a ese momento prehistórico en que las tribus venidas de Asia cruzaron el<br />

estrecho que da nombre al poema primero y fueron poblando las tierras<br />

americanas. Es, por tanto, un volver al pasado más absoluto de América aquel<br />

en que empezó a ser habitada por las primeras tribus de asiáticos. Luego el<br />

poemario continúa con la mención a personajes que forman la propia<br />

mitología del poeta, su sustento: Keats, Lao-Tse, Alfonsinho da Cunha. Pero<br />

tampoco olvida Benítez la reflexión sobre el lugar en donde se encuentran los<br />

poetas o la reflexión sobre ese lugar de la memoria. En este libro, Luis Benítez<br />

“se nutre no sólo de las culturas amerindias, sino también de los aportes de la<br />

tradición poética simbolista, de la poesía conversacional y de la lírica de Jorge<br />

Luis Borges” 13 . “Pero – sigue diciendo Fernández Cozman- a la vez, revela un<br />

estilo intransferible, personal y enormemente sugestivo”.<br />

Con referencia a este libro, vuelvo a citar a Elizabeth Auster:<br />

“La poesía de Benítez incluye a quien lo lee <strong>com</strong>o una suerte de<br />

coautor de los poemas. No demarca un territorio: establece un rumbo<br />

probable para la lectura, que el lector <strong>com</strong>pletará de acuerdo a su<br />

sensibilidad; una polisemia, algo que abre el juego a las distintas voces<br />

posibles, en vez de cerrarlo a una sola. Este juego verbal, que parece tan<br />

<strong>com</strong>plejo y que Benítez resuelve tan fácilmente - aunque se percibe en su<br />

13 Cf. Op cit de Camilo Fernández Cozman.<br />

14


obra un paulatino aprendizaje, principalmente desde Behering y otros poemas en<br />

adelante- conduce a una falta progresiva del sujeto narrante, ya que el poeta se<br />

despoja en la madurez inicial de su obra, a partir de Fractal, de 1992, aun de la<br />

voz conducente de lo aparentemente referido por sus textos: a partir de Fractal<br />

el poeta parece lograr una suerte de invisibilidad autoral pues el texto se ocupa<br />

del guión de la lectura, mientras le lector, cómplice de la ilusión creada por<br />

Benítez, se convierte en autor de los textos. En la poética de Benítez el<br />

autor, simplemente, se vuelve prescindible: La poesía es absolutamente<br />

egocéntrica; lo que le suceda al poeta no le importa lo más mínimo. Diría más: los temas de<br />

la poesía son meros disfraces. A ella sólo le importa hablar de ella misma 14 .<br />

Esta tendencia del autor a una despersonalización, a favor del libre<br />

juego del lector dentro de su obra, es más clara en las obras posteriores, más<br />

formalmente en las inéditas, donde se acrecienta, <strong>com</strong>o si se tratara de una<br />

corriente estilística predominante en el futuro poético de Luis Benítez.<br />

Un quién sabe que no deja de tentar a quienes leemos sus obras 15 ”.<br />

Guerras, epitafios y conversaciones (1989)<br />

Siguiendo a Fernández Cozman, podemos encontrar en este libro<br />

varios temas esenciales:<br />

a) El hacer poético. Una reflexión sobre el acto de crear poesía.<br />

Este tema no es ajeno a la poesía actual; al contrario, la mayoría de los poetas<br />

modernos así lo hacen. La reflexión sobre el proceso de creación poético se<br />

impone en la poesía moderna.<br />

b) El tiempo. ¿Qué podemos decir de este tema? Ya en los griegos<br />

aparece el paso del tiempo <strong>com</strong>o tema poético: el tiempo sanador y el tiempo<br />

que conduce de manera irrevocable a la muerte. Así en Anacreonte, en el<br />

Fragmento 44 D:<br />

Nos blanquean ya las sienes,<br />

la cabeza cana, y ya la<br />

juventud se fue gozosa<br />

y los dientes van reviejos;<br />

y no es mucho el tiempo de esta<br />

que nos queda dulce vida.<br />

Conque en miedo al otro mundo<br />

suspirando siempre ando;<br />

14<br />

Este texto en cursiva pertenece a una entrevista que le hizo Auster al poeta y que aparece en su ya<br />

citado libro.<br />

15<br />

Que me perdone el lector la extensión de estas citas del libro de Elizabeth Auster, pero es que las<br />

considero esenciales para quien se quiera adentrar en el mágico y apasionante mundo de la poesía de<br />

Luis Benítez. Cf. Op. Cit, Páginas 11 y 12.<br />

15


pues medroso el Hades es en<br />

sus honduras, y es penosa<br />

su bajada: que al que baja<br />

se le da que ya no sube 16 .<br />

Esta idea del tiempo que pasa nos llevaría a Heráclito y su río en<br />

el que no podemos bañarnos dos veces en las mismas aguas; a Homero y a su<br />

<strong>com</strong>paración de las generaciones humanas con las hojas de los bosques; al<br />

propio Borges y a tantos y tantos poetas en la literatura mundial pues el paso<br />

del tiempo es una herida abierta en la poesía.<br />

c) El tema de la otredad.<br />

Tampoco es tema infrecuente en la poesía actual el que poeta<br />

reflexione sobre los otros que no siempre tienen por qué ser el infierno, según<br />

el pensamiento de Sartre. El otro es también el que nos da la existencia pues<br />

vivimos en la individualidad en tanto que nuestro yo se refleja en un tú.<br />

d) El tema de la muerte. Otro tema de enorme trascendencia es la<br />

muerte. Es una de las “tres heridas” de las que hablábamos hace unos<br />

instantes. No podemos descubrir el Mediterráneo si decimos que el tema de la<br />

muerte ha sido uno de los temas fundamentales de la poesía a lo largo de la<br />

historia. No podemos olvidar, <strong>com</strong>o dijimos al principio de esta introducción,<br />

que la palabra poética tiene una función sanadora, que la poesía parte de “lo<br />

sagrado”, que la poesía tiene y debe de redimir al hombre de sus miedos.<br />

Antes los veíamos en el poema de Anacreonte pero lo podríamos ver en el<br />

Arcipreste de Hita o en Francisco Brines. En el poema de Benítez, La rutina de<br />

dios, aparece esa idea de tiempo circular, muy griega, por otra parte, y<br />

enfrentada al tiempo lineal de la tradición hebrea.<br />

Fractal (1992)<br />

El título del libro nos lo dice todo: Si leemos el diccionario de la RAE<br />

encontramos lo que sigue:<br />

“Figura plana o espacial, <strong>com</strong>puesta de infinitos elementos, que tiene la<br />

propiedad de que su aspecto y distribución estadística no cambian cualquiera<br />

que sea la escala con que se observe”.<br />

Nada más claro que esta definición para hacernos ver cómo es la poesía<br />

de Benítez en este libro: una poesía que está <strong>com</strong>puesta por infinitos<br />

elementos. 
<br />

16 Hemos utilizado aquí la traducción maravillosa de Agustín García Calvo en su libro Poesía Antigua<br />

(De Homero a Horacio), Editorial Lucina, Madrid, 1987.<br />

16


Pasando a ver los poemas, encontramos El mar de los antiguos. En este<br />

poema, no sólo se habla del mar de Grecia y Roma sino del mar de los<br />

vikingos (Erik el violento) y del mar de los chinos “con los hombres amarillos<br />

bajo la tensa seda”. Esto es una novedad pues, hasta ahora, al decir mar de los<br />

antiguos estábamos hablando del mar de los clásicos. Sin embargo, Luis<br />

Benítez tiene una visión más amplia y totalizadora del mundo.<br />

En Como por imperio de un sueño, el poeta, en una especie de aleph<br />

borgiano el poeta quiere ver todo el mundo, los hombres de todos los<br />

tiempos. Y ahí están su antepasado, su abuelo que estaquea paisanos,<br />

Mahoma, un cajero del salvaje oeste, Sarmiento un pasaje de la Eneida, Caín y<br />

Abel y otros que son una ansiada respuesta al deseo de multiplicidad del<br />

poeta. Quizás, de todo el poema, sea este en donde la fractalidad está más<br />

presente. De hecho, los poemas son <strong>com</strong>o caleidoscopios y todo el poema a<br />

su vez es <strong>com</strong>o un caleidoscopio que incluye a otros en un hermoso juego de<br />

espejos que está recorrido por “una fuerza inmortal” que le da vida.<br />

En La marcha de un animal desconocido, el animal tiene en su cabeza,<br />

jugando otra vez con lo fractal, las anchas, otras realidades que contienen diez<br />

crepúsculos en uno”. En Anacuatl sueña sangres, el poeta, convertido en vatevidente<br />

ve el futuro.<br />

En Copenhague, 1813, aparece Kierkegaard y su tema religioso. Sigue un<br />

poema dedicado a Nezahualcoyotl y En el manso universo de la abeja, se recoge,<br />

en ese pequeño universo apícola, lo que vieron las abejas antiguas que<br />

estuvieron en contacto con Ovidio y Horacio. De nuevo desde el presente y a<br />

través de un juego de imágenes, llegamos hasta el pasado.<br />

Sigue está idea de que el poeta puede estar en el pasado y que el pasado<br />

está en él vigente en todo el poemario. Así lo vemos en Ah, los pequeños<br />

cazadores del día, en los que el poeta ve a esos cazadores. El lancero se vincula<br />

con el rito impuro, involuntario y femenino de la sangre. El poeta se<br />

encuentra, se ve con la lanza mientras ese continuo de fuerza, del que<br />

hablábamos unas líneas más arriba, le hace verse convertido en un cazador de<br />

las antiguas tribus precolombinas.<br />

De nuevo volvemos al juego del caleidoscopio en Poderosas cigarras del<br />

verano, en las que las cigarras del verano contienen, a su vez, todas las cigarras<br />

que fueron o que serán. Y también participa de esta visión fractal de la<br />

realidad el poema Héroe de la segunda guerra mundial.<br />

El pasado y las vísperas ( 1995)<br />

El poeta <strong>com</strong>ienza reflexionando sobre el acto de la escritura y su<br />

fuerza que es capaz de “modificar dos veces el mundo”. En su reflexión,<br />

vuelve su mirada de nuevo al pasado, a “los siglos de guerras y de paces que<br />

entre las palabras han corrido”. Me parece que estos primeros poemas, que<br />

incluyen uno dedicado a Lope de Vega son poemas sobre la fuerza de la<br />

palabra. Me gustan las palabras de Ángel Gabilondo en su libro Menos que<br />

17


palabras: “Las palabras son un modo privilegiado de (del )hacer, un decir del<br />

hacer. Comportan esa voluntad de unidad del ser, del decir y del hacer que<br />

permite un hacer al hablar, un hacer hablando, un discurrir que obra, y que<br />

posibilita el convencer y el persuadir más acá de toda demostración. La pasión<br />

confirma que deliberamos en relación con alguien, nos sumergimos en algo<br />

con alguien. (…) La pasión de la palabra lo es de la <strong>com</strong>unicación por venir.<br />

Por tanto, arriesgar la palabra es correr sus riesgos. Dejarse ir con ella no es<br />

hacerlo por las ocurrencias de uno, es la acción de escuchar en lo que puede<br />

ser lo que podría ser, su libertad, y de ser convocados por los ecos de lo<br />

imposible. Por eso, la razón sin pasión es la ruina del alma. Las palabras sin<br />

pasión no son libres 17 ”. Estas palabras que cierran el parágrafo de Ángel<br />

Gabilondo creo que deberían ser suscritas por todo poeta que creyera en su<br />

oficio.<br />

De nuevo, en Antepasados, el poeta parece cobrar, tomar sus fuerzas de<br />

otros seres que vinieron antes que él. Es, de nuevo, Miguel Hernández el que<br />

lo dice de manera muy hermosa:<br />

Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,<br />

se besan los primeros pobladores del mundo 18 .<br />

Algo parecido ocurre en La mano que es “el vano prodigio, el milagro<br />

inútil”. Esa mano también le llega al poeta del pasado y viajará en el futuro:<br />

“Todo es un infinito pasamanos”. Además, no debemos de olvidar que la<br />

mano es el instrumento de trabajo del poeta. El poeta es <strong>com</strong>o Dylan<br />

Thomas:<br />

Heredero de venas escaldadas, que sujetaban<br />

la gota del amor, costosa criatura para mis huesos,<br />

redondeado el globo de mi herencia, jornada<br />

camino del fondo, hombre atrapado por la noche 19 .<br />

En el poema Desterrado se hace referencia a Dante y en El observado el<br />

poeta afirma con orgullo su condición de tal, se afirma en su oficio de poeta.<br />

Antes encontramos un poema sobre otro de sus referentes literarios: César<br />

Vallejo.<br />

Al castellano es un hermoso poema, un impresionante poema de amor a<br />

nuestra lengua en la línea de los sonetos que Dámaso escribió a nuestra<br />

lengua. A mi modo de ver, tiene dos partes: en la primera, el castellano es la<br />

lengua de los plurales, la lengua que contiene el universo. De nuevo estamos<br />

17 ÁNGEL GABILONDO. Menos que palabras. Página 164. Alianza Editorial. Madrid, 1999.<br />

18 MIGUEL HERNÁNDEZ. El hombre y su poesía. Edición a cargo de Juan Cano Ballesta. Cátedra, Madrid,<br />

1985. La cita está sacada del poema, Hijo de la luz y de la sombra, la cima poética de la poesía del<br />

alicantino.<br />

19 La cita pertenece al poema de Dylan Thomas, Yo soñé mi génesis. Para la traducción, cf. nota 9.<br />

18


ante el mágico aleph borgiano: el castellano es un universo en sí mismo. En la<br />

segunda parte, vemos <strong>com</strong>o el poeta le otorga al castellano una facultad casi<br />

mágica.<br />

En Yo puedo hacer algo contra el aislamiento, retoma Benítez la idea, que le<br />

es tan querida, de que somos los que somos sobre la ceniza o la historia de los<br />

muertos. Somos, en definitiva, no nuestra historia sino las historias de los<br />

hombres que nos han precedido.<br />

El poeta cierra el poemario con El dolor de lo eterno. El dolor errante,<br />

<strong>com</strong>o aquella fuerza que recorría el universo. En ese dolor de lo eterno que<br />

nos a<strong>com</strong>paña<br />

La Yegua de la Noche (2001)<br />

Con La yegua de la noche llegamos al año 2001. Benítez abre el poemario<br />

con un poema sobre la acción de la poesía que no es sino “otra manera,<br />

posible, de estar vivo”. Sigue con otro poema a la mano, esa mano que nos ha<br />

aparecido en otros poemas y que es una mano que recoge otras manos con lo<br />

que retornamos a ese juego del caleidoscopio fractal que ya vimos unas líneas<br />

más arriba.<br />

A continuación viene el poema que da nombre al libro que es una cita<br />

de Robert Graves.<br />

Fantástico me parece el poema de una mujer maquillándose ya que es<br />

una reflexión sobre la mujer, de ese ser ante el que “estamos siempre solos”.<br />

El recuerdo de Ovidio, en un Tomis que asiste a la caída del<br />

<strong>com</strong>unismo ruso, le hace reflexionar sobre la poesía que “le interesa a nadie”.<br />

En definitiva, encontramos aquí otra de las claves de la poesía de Luis<br />

Benítez: todo poeta es, <strong>com</strong>o Ovidio, un desterrado.<br />

El poema sobre el Hudson se abre con un epígrafe del poeta alemán<br />

Gottfried Benn. Poco a poco, se van definiendo y aclarando los gustos<br />

poéticos de Luis Benítez.<br />

En el poema Del amor por los bárbaros, Benítez, al contrario que Kavafis<br />

que esperaba a los bárbaros con temor, nos hace una declaración de su fe, de<br />

su confianza en los bárbaros. Y nos explica por qué: “Los bárbaros poseen la<br />

ingenuidad de lo que fuimos”. Nuestra cultura es vieja; la misma poesía que<br />

escribimos y que leemos es vieja (hemos llegado tarde y la poesía es vieja,<br />

decía Ruy Belo, el gran poeta portugués). Los bárbaros son <strong>com</strong>o niños tal y<br />

<strong>com</strong>o eran los griegos a los ojos de los egipcios. (Heródoto dixit).<br />

La Carta a Bizancio nos va a cercando al final del poemario. En este<br />

poema y en el siguiente, parece que una cierta astenia o tristeza ha embargado<br />

al poeta cuando dice: “Nadie sale por una carta de amor del laberinto”.<br />

En Canción vespertina y contrapunto, encontramos ese arranque fantástico:<br />

“Solo el hombre a solas, Narciso enamorado de Narciso”. El poema es una<br />

reflexión sobre la muerte y sobre el ser. “Si me voy del lugar la muerte se va<br />

conmigo”. A nada le importa el hombre, ser solitario de la creación por su<br />

19


condición de ser distinto. Cuando el “hombre a solas” parta, ni las estrellas, ni<br />

el bosque ni el verano lo echarán de menos. ¿Ni siquiera las pequeñas cosas<br />

que se quedarán solas, <strong>com</strong>o recordaba en un poema Dámaso Alonso? No lo<br />

sabemos.<br />

Luis Benítez concluye el poemario con un poema que trata sobre una<br />

separación. Antes, un poema dedicado a Wallace Stevens, nos va confirmando<br />

el mapa de los gustos poéticos de nuestro autor que ya a estas alturas tenemos<br />

casi acabado.<br />

El venenero 20 y otros poemas (2005)<br />

El penúltimo, hasta el momento, libro de Luis Benítez <strong>com</strong>ienza con el<br />

poema dedicado al venenero, un alumno vegetal de Borgia cuyo <strong>com</strong>etido es<br />

destilar “pacientemente el cianuro de la historia”. El siguiente poema “En el<br />

arduo aniversario de una boda” parece la mirada desencantada del poeta<br />

sobre el amor, es posible que sobre su propio amor. En los siguientes poemas<br />

se nos habla de diferentes temas: el nacimiento del tango, que “nació de mujer<br />

<strong>com</strong>o los hombres”; de los leopardos, “una bestia que siempre está bajo la<br />

lluvia”; de la renga, que es una mirada al mundo de los marginados, de los<br />

desposeídos. Sigue el poema “Qué fácil perdonar a los que amamos” uno de<br />

mis preferidos en toda la obra de Benítez. En “El cotillón de las tinieblas”<br />

retoma esa idea de que el poeta es un puente, un nexo de unión entre el<br />

presente más vital y el pasado más remoto:<br />

El <strong>com</strong>pacto horror de la tortuga<br />

que nos devuelve al jurásico.<br />

Con el poema “La nadadora” me ha ocurrido algo curioso: su lectura<br />

me hizo acudir a los anaqueles de mi biblioteca y buscar el libro de Gabilondo<br />

que antes he citado pues éste filósofo dedica el primer capítulo de su libro a<br />

ese nadar, a ese arrojarse al ser. Pero creo que es un defecto mío, de<br />

puntilloso profesor y lo que late en el poema es sencillamente la belleza de la<br />

nadadora. El ver en esto del salto de la nadadora un “saltar al ser, al ser en sí,<br />

al ser en sí del pasado” me parece algo exagerado. De todas formas, el lector<br />

tiene la palabra.<br />

El final del poemario es el poema “A quien se olvide de su parte en el<br />

fuego”, un recuerdo del poeta a ese elemento primigenio en el que “nada ni<br />

nadie ya distingue”.<br />

20 El venenero: se trata de un arbusto que puede llegar a alcanzar los siete metros de altura y que en las<br />

Islas Canarias lo llaman también bobo o tabaco moro. Su nombre científico es Nicotiana glauca. El gran<br />

escritor canario Luis Diego Cuscoy habla de él en su libro Entre pastores y ángeles:<br />

“Y el venenero engañaba a los hombres con su esbelta y descamada figura de arbusto arriscado, y<br />

amenazaba a las incautas bestezuelas con la muerte escondida en sus azuladas hojas”. LUIS DIEGO<br />

CUSCOY. Entre pastores y ángeles. Ediciones Idea. Santa Cruz de Tenerife, 2004.<br />

20


La Tarde del Elefante y Otros <strong>Poemas</strong> (2006)<br />

Estamos ante su último libro de poemas. En él nos puede llamar la<br />

atención que algunos poemas ya hayan sido usados en otros libros<br />

precedentes. Oigamos la voz del poeta que nos explica su razón:<br />

"El cuidado de la unidad de estilo ha sido entendido <strong>com</strong>o aspiración,<br />

<strong>com</strong>o logro del autor, <strong>com</strong>o madurez de su obra. Pero sin embargo, cuanto llega<br />

a su apogeo sólo tiene <strong>com</strong>o futuro el decaer. Ello, porque ya no puede ofrecer<br />

el espectáculo de un dinámico desenvolverse, mutarse, metamorfosearse y, en<br />

consecuencia, lo que hace es detenerse. Al detenerse en sí, al no variar, este estilo<br />

encerrado en su unidad buscada ya no refleja un devenir, pues éste ha dejado de<br />

existir, ha muerto. La cristalización de los elementos que constituyen una obra se<br />

produce a fuerza de fijarse, insensiblemente, cada vez más seguidamente en<br />

ubicaciones e intensidades similares, por acostumbramiento de esos elementos<br />

a ocupar dichas posiciones y ofrecerse en esas intensidades. Ello provoca<br />

lentamente una pérdida de polisemia, una fijación en posibilidades determinadas,<br />

aguardables. A esto se le suele llamar estilo o, más bárbaramente, personalidad de<br />

la obra. Inclusive, el estilo puede llegar a buscar adrede, a perseguir <strong>com</strong>o<br />

objetivo a alcanzar, el logro de la repetición -en forma más o menos acentuada,<br />

según el caso- de esos mismos elementos. Contra esta posibilidad se ofrece<br />

otra. Consiste en el empleo de algunos de los varios, infinitos estilos posibles,<br />

<strong>com</strong>o recursos de estilo actuantes en una misma obra. Así, los elementos del poema<br />

guardan relación con los del collage: son capaces de imbricarse e influenciarse,<br />

no para conservar sus cualidades específicas, separados en secciones o partes,<br />

sino para <strong>com</strong>binarse de manera nueva. Entre las variantes que la obra ofrecería,<br />

podría revistar cualquier estilo anterior, rimado o no, sin predominancia en<br />

absoluto sobre los otros a emplear, sino <strong>com</strong>prometido con ellos, <strong>com</strong>promiso<br />

recreado en un logro más abierto, más susceptible de ser significado por la<br />

sensibilidad del contemplador -salvaje o no- que de la manera tradicional. Fractal<br />

es una partícula de un sistema que observa un <strong>com</strong>portamiento anómalo con<br />

respecto al conjunto, modificándolo. Se aspira a que todas las partes del texto se<br />

constituyan en fractales para el contemplador/coautor del mismo".<br />

Esto es lo que el poeta nos dice en la contraportada de su libro Fractal y<br />

creo que nos sirve muy bien para explicar la razón por la que aparecen estos<br />

poemas “repetidos”.<br />

Y llega el momento de que calle el crítico, el profesor, y de que hable el<br />

poeta que es el que debería haber tenido la palabra desde un principio. Espero<br />

que estas líneas sirvan, <strong>com</strong>o decía al principio, sobre todo y ante todo para<br />

una mejor <strong>com</strong>prensión de los textos, <strong>com</strong>o un hilo de Ariadna por la obra de<br />

Luis Benítez. Sin embargo, para entrar en su obra es preferible entrar limpio<br />

21


de juicios preconcebidos. Desnudos “<strong>com</strong>o los hijos de la mar” para que el<br />

poso de su poesía se nos vaya quedando en la piel. No olvidemos que, <strong>com</strong>o<br />

dice Fernández Cozman, “la poesía es <strong>com</strong>o el aroma” y el aroma nos llega<br />

sin estar preparados y es ese la mejor manera de disfrutarlo: con la sorpresa.<br />

Una tarde, cansado ya de la lluvia y de la nieve del invierno, llegó hasta mí el<br />

olor de las flores de un almendro que acababa de florecer. Luego vi sus flores<br />

y sentí que la vida, en medio aún del invierno, salía de las flacas mansiones de<br />

Plutón. Que la poesía de Luis Benítez sea para ustedes, lectores, <strong>com</strong>o el<br />

aroma de ese almendro y que, cuando guiados por él, se coloquen ante su<br />

poesía, sientan la misma intensa emoción que sentí yo aquella tarde de marzo<br />

a las orillas del Duero.<br />

Y, si <strong>com</strong>encé citando a Philip Larkin, quiero que se me permita acabar<br />

citando a Fernando Guerreiro que dice así en un poema de su libro Caminhos<br />

da guía 21 :<br />

Escrevemos sempre de costas voltadas<br />

para a morte, à espera que as palabras<br />

se desprendan das ogivas do silêncio,<br />

iludidas <strong>com</strong>o o cenário que o mundo<br />

<strong>com</strong>põe <strong>com</strong> os restos da aventura.<br />

Escribimos siempre de espaldas<br />

a la muerte, esperando que las palabras<br />

se desprendan de las ojivas del silencio,<br />

burladas <strong>com</strong>o el escenario que el mundo<br />

<strong>com</strong>pone con los restos de la aventura.<br />

Que las palabras de Luis Benítez nos sirvan para poder volvernos de<br />

esa postura de espaldas a la muerte y que con ellas posamos recorrer la vida.<br />

Agradecimientos<br />

A Luis Benítez porque confió en mí para tan grande obra, que supera,<br />

con mucho, mis pobres conocimientos. Cuando me lo propuso, y mucho más<br />

cuando iba pergeñando estas torpes líneas de un profesor de Bachillerato de<br />

Latín y Griego aficionado a la poesía, me di cuenta de que la obra excedía al<br />

artífice y que, si no andaba con pasos cuidadosos, me podía pasar <strong>com</strong>o<br />

aquellos osados de Babel que querían llegar al cielo mediante una torre . Sin<br />

embargo, me forzó a seguir adelante una de esas fuerzas de las que tanto<br />

21 El poema de Fernando Guerreiro, <strong>com</strong>o ya hemos dicho, pertenece al libro Caminhos da guía.<br />

Editorial Black Sun, Lisboa, 2002.<br />

22


habla Luis en sus poemas: el amor en doble vertiente; pues, en este caso, lo<br />

encontramos en su forma de amistad por alguien que confiaba en mí y al que<br />

no podía traicionar y el amor por una obra poética llena de belleza, de fuerza y<br />

de preocupación por el hombre. (¿Podría la poesía no ocuparse del hombre,<br />

considerar algo del mundo ajeno al hombre?; esto tan fácil y tan difícil me<br />

pregunto y pregunto) Hay que ser muy hombre para contemplar la belleza<br />

venía a decir Antonio Gamoneda en un poema y, decimos nosotros, no hay<br />

que serlo menos para contemplar la poesía de Luis Benítez porque en ella está<br />

reflejado el hombre con su muerte, su vida y su amor. Espero que mi<br />

modesta introducción le haya servido al lector y que no se derrumbe <strong>com</strong>o<br />

aquella torre bíblica; también, por supuesto, espero que sirva, sino <strong>com</strong>o<br />

prólogo a su obra poética <strong>com</strong>pleta, al menos <strong>com</strong>o testimonio del gran<br />

aprecio que tengo por Luis Benítez, gran poeta y mejor persona, al que espero<br />

abrazar un día en una de esas famosas librerías bonaerenses de la calle<br />

Corrientes, para después, sin prisas, tomarnos unos mates mientras en un<br />

piano suena la música de Guastavino o de Ginastera y alguien, herido de<br />

amor, toca en un viejo bandoneón una melodía de Piazzola o un tango de<br />

Gardel que, si se me permite elegir, me gustaría que fuera Por una cabeza.<br />

Boecillo, 4 de abril de 2010<br />

23<br />

Luis González Platón


SOBRE LUIS GONZÁLEZ PLATÓN<br />

RETAZO AUTOBIOGRÁFICO<br />

Para este pequeño curriculum vitae me gustaría <strong>com</strong>enzar con unas palabras del<br />

maestro Azorín: “Yo soy un hombre que en sus ratos de vanidad cree que sabe algo, pero<br />

que en realidad no sabe nada”. Sin embargo, <strong>com</strong>o me pide mi amigo Luis que cuente algo<br />

sobre ese camino que empezamos al nacer y que llamamos la vida, diré que nací en Madrid<br />

cuando los Beatles andaban cantando Please, please me y que allí estudié Filología Clásica y<br />

allí me licenciaron no sé muy bien para qué. Quizás para transmitir a los demás lo poco que<br />

sé. No soy doctor en nada salvo en ver pasar las nubes, en esperar que florezcan las<br />

madreselvas y los lirios y en escuchar la voz del río que pasa cerca del pequeño pueblo en<br />

donde vivo Soy profesor de latín y griego en un Instituto de Bachillerato (ahora en España<br />

los llaman de otra manera, de Secundaria, que suena mal porque decir “enseñanza<br />

secundaria” es <strong>com</strong>o hablar de una segunda división del saber) pero también me hubiera<br />

gustado ser cartero rural para llevar cartas de amor a la niña de ojos azules que vive en el<br />

molino, demandadero de cura o contrabandista en la raya de Portugal. He publicado un<br />

artículo en la revista de filología Capsa y, en otras revistas, relatos breves sobre mi<br />

pequeño mundo. Tengo en el cajón poemas que esperan a que alguien misericordioso los<br />

publique. He traducido el primer libro de las Tristia de Ovidio, el De Senectute de Cicerón<br />

y tengo en preparación una traducción de las Bucólicas de Virgilio en las que hago uso de<br />

los <strong>com</strong>entarios del Padre Juan Luis de la Cerda, gran latinista español que vivió entre los<br />

siglo XVI y XVII, cuyas notas a Virgilio aportan una visión diferente de su obra. También<br />

he traducido a poetas portugueses ( Ruy Belo, António Ramos Rosa, Pinto do Amaral,<br />

Filipa Leal y el gran Camões), alemanes (Wilhem Müller) y al gran Paul Celan; sigo<br />

preparando más portugueses (Manuel Gusmão, Ana Luisa Amaral, Ana Hatherly) y un<br />

griego que me a<strong>com</strong>paña desde la carrera: Lisias. Tengo publicada una novela de viajes que<br />

se llama El camino del Duero y en ella narro un recorrido desde Oporto hasta el nacimiento<br />

del Duero. Me gusta la música, leer y pasear por los sotos “sin presura”. Oír al mirlo en<br />

las mañanas de primavera y, en las tardes de invierno, ver cómo la noche va ocupando<br />

poco a poco la casa mientras vamos buscando el calor materno que hace tiempo que<br />

perdimos. Entonces me gusta sentarme en el piano y evocar las oraciones musicales de<br />

Schubert.<br />

Sin embargo, quiero deciros que todo esto no es sino una triple búsqueda: de la<br />

belleza, del conocimiento y del alivio para el dolor que la vida, en algunas ocasiones tiene a<br />

bien inflingirnos. Y que todo esto tiene que estar hecho sin soberbia porque el hombre no<br />

puede serlo: basta un soplo de viento para que desaparezcamos de la faz de la tierra. No<br />

somos más que unas cañas pensantes, <strong>com</strong>o decía Pascal. Y nada más que deciros o que<br />

contaros. La vida es lo que es y no da para más. Los latinos decían Ars longa, vita brevis;<br />

Charles Chaplin decía que en la vida sólo podemos ser aprendices porque no tenemos<br />

tiempo para más. Don Luís de Camoes, en boca de Jacob cuando estaba de siervo de<br />

Labán nos lo dijo en un hermoso endecasílabo aquello de<br />

Para tão largo amor tão curta vida.<br />

Y a seguir navegando río abajo, hasta la mar.<br />

24<br />

LGP, Boecillo, 29 de abril de 2010


POEMAS DE LA TIERRA Y LA MEMORIA<br />

(1980)<br />

25


ANTES QUE DIGAS NADA<br />

Tú vas por el mundo, reina del país de los ojos infinitos,<br />

con la boca salada y lista, sin saber que todo<br />

ya ha sido partido y repartido.<br />

Antes que digas nada, la vida y la muerte han ocupado<br />

sus lugares y la orquesta ataca con la sangrienta<br />

sinfonía del nacimiento;<br />

(lloran los actores desnudos al salir a escena)<br />

mientras un salvaje verdugo apaga y enciende<br />

las luces a su antojo. Antes que digas nada,<br />

escucha al corazón de la vida golpear con furia<br />

en otros <strong>com</strong>o en ti golpea. Por esos golpes dejamos<br />

que piel y huesos fluyan <strong>com</strong>o ríos.<br />

Somos hombres y por ello, lo olvidamos.<br />

Antes que tu roja boca se abra en un beso o un mordisco<br />

todo estará ya en marcha, el beso ya fue dado,<br />

y las ruedas del día y los remolinos de la noche<br />

tendrán su bailarina loca fugitiva entre ruedas;<br />

eres del asombro y eres de las penas<br />

que jamás cierran los ojos.<br />

Y antes que digas nada el mazo estará mezclado, las cartas dadas.<br />

Pero por esa tu rabia inútil, alerta <strong>com</strong>o una oreja,<br />

hermosa y sin sentido <strong>com</strong>o las flores, es que sigo<br />

tus pasos, Inés Sandín, la de los ojos infinitos,<br />

con las pocas cosas que conozco tan erradas:<br />

mis libros, mi pasado y mis palabras.<br />

26


LA TIERRA Y LA MEMORIA<br />

La memoria es el pasado que nos perdona<br />

y nos dice que ya no importa que nos olvidemos de él,<br />

pues todos sus habitantes nos recuerdan.<br />

Como éramos entonces, <strong>com</strong>o seremos mañana<br />

hueso y lodo ya no importa.<br />

El recuerdo es el futuro que nos saluda de lejos,<br />

el recuerdo es alguien que viene a despedirse<br />

una y otra vez, por penúltima, penúltima vez.<br />

Y todos vamos a dormir: la tierra y la memoria<br />

se reparten sus muertos y sus vivos<br />

sin cerrarles los ojos ni la boca,<br />

sin decirles que están más allá del tiempo<br />

ni confiarles los áridos secretos que sabíamos de niños.<br />

Pero cállate; déjame olvidarte y recordarte<br />

<strong>com</strong>o te amo ahora y sepultarte viva y furiosa<br />

para que vivas siempre en la tierra y la memoria.<br />

27


LA VIDA Y LOS ESPECTROS<br />

Esos papeles por donde pasó tu huella<br />

<strong>com</strong>o la baba de los caracoles,<br />

no recuerdan tu nombre:<br />

son artefactos de la imaginación,<br />

voces perdidas en el griterío del tiempo.<br />

Sus absurdas balanzas y poleas<br />

suben y pesan paisajes que se desvanecen,<br />

objetos que habrá, alguna vez, junto a tu tumba.<br />

Los espectros que fui espían detrás de las palabras<br />

el movimiento de la vida, más caudalosa que el tiempo,<br />

porque yo fui espectro y espectros son las cosas<br />

y los hombres. La vida, esa secreta enemiga,<br />

pulsa sus picos y sus palas, demuele las voces<br />

y las lenguas quedan vacías frente a su cara.<br />

Frente a su cara, que ni ve, ni oye, ni habla al hombre.<br />

28


SIN LUZ NI VOZ QUE ME LLAMARA<br />

Yo rondaba los espacios del sueño<br />

sin cuerpo ni yo, hinchado de aire y música<br />

flotaba era un globo furioso en la oscuridad.<br />

Sin luz ni voz que me llamara,<br />

libre de Dios y de mí mismo,<br />

yo era el hombre.<br />

Dante y Shakespeare e Ibsen y Malreaux:<br />

¿qué pena les dan a los rascacielos?<br />

¿qué infierno mayor que un subterráneo?<br />

¿qué tempestad mayor que cualquier día?<br />

Qué muertos están.<br />

Qué lápidas labradas de octubres y eneros,<br />

mis hermanos y amigos,<br />

MI única familia venerable.<br />

Soy sólo un huérfano sin atrás ni adelante,<br />

que no se aferra a ninguna parte<br />

y tiene en ninguna parte cama y <strong>com</strong>ida puesta.<br />

Ese, el que edificará una casilla, en la Tierra Baldía.<br />

29


EN EL COMIENZO<br />

Mitad de mi padre y de mi madre<br />

y cuarto con la ley sobre la tierra,<br />

mi mundo vino a éste para saber que volvería a la nada<br />

y nueve meses antes de nacer a la muerte<br />

ya sabía al dolor rondando tras las líquidas paredes<br />

Y veía a las estaciones y a las épocas<br />

transitadas por sus raros personajes, bajo mis ojos de duende,<br />

dormidos y cerrados en el vientre.<br />

Distinguía al día de la noche,<br />

robaba de los tejados los huevos de los pájaros,<br />

nadando en el lago interior, sabía el agua;<br />

yo bailé, antes de tener piernas, sobre el césped de los campos.<br />

Espiando por el ombligo de mi madre,<br />

vi las maniobras secretas del crepúsculo,<br />

cuando cambia los objetos del día por los que son de la noche,<br />

y lo que nos rodea estiró entonces<br />

sus frías manos hasta mis blandas mejillas.<br />

El acre olor de esa tristeza que vaga por los rostros<br />

hirió mi mente y mis sentidos respondieron<br />

aullando un escozor desesperado;<br />

la nada soltó su presa para que escapara por ese largo corredor,<br />

donde uno a uno, reconocí los rostros futuros,<br />

amigos y enemigos, que forjarían mi vida golpeada por sus gestos.<br />

El amor y sus caretas, que desde el vientre<br />

puse con torpes dedos en las caras de agrias desconocidas,<br />

rebasándolas, me hizo golpear furioso y precoz<br />

el tibio ladrillo que me ataba.<br />

Cabeza abajo, con el sexo incendiando ya mis primeras raíces,<br />

Soñé que huía entre una lluvia de sangre<br />

Hacia un escenario de locos vanidosos,<br />

Donde yo también usaba un frágil traje lastimable<br />

30


en el que peligraban todos mis deseos.<br />

Hasta que alguien me azotó.<br />

Y desperté llorando.<br />

31


¿DEBO HUIR O QUEDARME?<br />

¿Debo huir a la casa del silencio,<br />

sonriendo con los ojos inmóviles, asintiendo siempre,<br />

o quedarme a recibir en el pecho los gestos<br />

de los extraños, ignorando sus espadas debajo de los gestos?<br />

¿Debo huir o quedarme con la mano extendida ofreciéndoles la fruta,<br />

atento a sus miradas extranjeras, la vela inmóvil de sus barcos<br />

en la rada de mi vida, mercando con ellos la palabra sin temor a los piratas?<br />

¿O escapar por la empinada cuesta de mi sino y a salvo de la mueca ridícula<br />

contemplarme, ocultar la visión de mis días en arcones secretos,<br />

lacrados al engaño? ¿Debo huir o quedarme sin morada,<br />

expuesto al dedo inquisidor y al ojo artero, forzado por miedo<br />

a grabar mi historia en tablillas de arena?<br />

32


DEL UTERO A LA TUMBA UN SUEÑO TE LLEVARA<br />

Del útero a la tumba un sueño te llevará,<br />

desnudo, el escarpín y la mortaja hechos de la misma seda.<br />

Un sueño con mejillas de pétalos que martillea en tu mente,<br />

un beso helado, un golpe en la nuca dado<br />

por un desconocido con guanteletes de hierro,<br />

sonando tras tu puerta en el cerrojo.<br />

Fantasma de metal tu cuerpo,<br />

desde los cortos pantalones al bastón del viejo<br />

transitado por extranjeros que se acercan a escrutar tus vísceras<br />

y las señales del cielo con sus dedos de muerte,<br />

verás asombrado cómo la cuchara colmada<br />

deposita por igual besos y mordiscos en tu alma cóncava.<br />

Del útero a la tumba,<br />

clavado a la tierra que sólo se abre dos veces,<br />

tus ojos noviando con las fotografías<br />

verán al niño libre de pecado y cicatrices,<br />

diáfano, aunque su llanto presienta<br />

y al hierro del amor marcándote la ingle<br />

y al molino del olvido girando, por un viento de huesos.<br />

Del útero a la tumba un sueño te llevará,<br />

las riendas hechas trizas en ese torbellino,<br />

en dos segundos de setenta años,<br />

sólo una muesca, en un reloj enorme.<br />

33


UNA ESTACIÓN SE PUDRE<br />

Una estación se pudre y debajo hay otra,<br />

el grano que corre por el corazón del árbol cae,<br />

se agita invisible en la hierba y en cuatro espasmos<br />

muere, mientras el tiempo lija las cosas hasta dejar tan sólo<br />

el corazón, ofreciendo palabras y rudos balbuceos de vacío.<br />

La savia, la hoja helada, la flor y el fruto entran en el ojo<br />

bajo un cuerpo único que no muere jamás; y del hombre<br />

cae el hueso mortal hasta el puño de la raíz y el ciclo renueva<br />

hasta el labio de la viuda. Húmedos y sin párpados bajo las sábanas<br />

del bosque descansan el muerto y su cazador; hermanos, por fin,<br />

en una oscuridad sin culpas que los trae hacia la luz.<br />

34


ALGO FLUYE, CUANDO YA NADA SE AGITA<br />

Algo fluye cuando ya nada se agita.<br />

Y su paso inadvertido por las tinieblas que duermen con nosotros<br />

trocará en una luz exasperada cuanto de ciega tiene la miseria.<br />

Desde el fondo, pozo o pantano de números,<br />

donde hostigados por el mundo y sus miles de cabezas<br />

caímos quince lenguas dentro de la carne,<br />

algo que sólo puede tocarse munido<br />

de los guantes de la desesperación,<br />

algo fluye, cuando creemos que ya nada se agita.<br />

Obliga al dolorido músculo del corazón<br />

y al cerrado hueso de la mente<br />

a <strong>com</strong>er y beber, aún dentro de sus celdas.<br />

Es una fuerza que nos lleva rudamente de la mano<br />

e inventa un camino de color insólito,<br />

por donde huimos desnudos de los ciegos.<br />

Obediente, ella agitará los párpados de los muertos<br />

y hará huir a la mosca-heraldo, que espera paciente,<br />

colgada de la gula.<br />

Colgará de nuevo el sol, cuando la luna caiga.<br />

Podremos verla latir en medio de nuestras negras sombras,<br />

aun cuando boquiabiertos, observemos día a día<br />

pasar nuestros propios funerales.<br />

Algo fluye cuando ya nada se agita.<br />

Por su gracia habrá fruto en las flores marchitas<br />

(su magia gruñirá en la vértebra)<br />

lanzará por el aire ancianos y guadañas con pasos de diluvio;<br />

nuestras jóvenes canas se ennegrecen,<br />

ante el silbato de plata besado a último momento<br />

con manos temblorosas que arrojan al viento de los lechos.<br />

Y cuando nuestros pálidos huesos<br />

den fuerza y vigor a las margaritas, aún palpitarán desde la tumba.<br />

Porque algo fluye, cuando creemos que ya nada se agita.<br />

35


¡OH! TRAE EL VINO NEGRO<br />

¡Oh! trae el vino negro,<br />

que lleva su bosque, la tierra con muertos y vírgenes<br />

cegadoras en un caudal desesperado hasta mi boca;<br />

él mezcla la sangre y el semen del hombre para darle<br />

un hijo de mirada turbia. Quiero los ojos de fuego y de mareas,<br />

que no dejan entrar la muerte a mis palabras, pero me acercan<br />

con alas de mojados papeles a la risa hueca de mis huesos,<br />

<strong>com</strong>pañeros únicos y fieles en los años navegantes<br />

que bajaron del útero conmigo, a este mundo<br />

de chinches y desgracias. Trae el vino negro<br />

con tapón de seca calavera que me hace oír<br />

en los cuartos vecinos pianos tocados por mi espectro,<br />

mientras el tiempo transcurre despacio entre los dedos<br />

y puedo jugar con él y con sus rudos templos bailarines.<br />

Sólo así puedo mirar tranquilo el mundo de la noche,<br />

mientras el seco rostro del amor me apaga lentamente<br />

cigarrillos sobre el estómago y la garganta<br />

que pronunció su nombre se hace una cisterna<br />

donde chapotean ranas, triángulos, confusos centauros<br />

en desorden. Trae el vino negro.<br />

Esta noche quiero a todos mis fantasmas en las venas.<br />

Ellos despertarán con sus besos la gloria,<br />

en nuestros entristecidos corazones.<br />

36


DAME UNA MENTIRA ENORME<br />

Dame una mentira enorme, que haga temblar los pulsos de la edad<br />

con su pisada grave y significativa,<br />

que espante de mí los pájaros negros y los gusanos<br />

que cosecho sin proponérmelo en la dársena del miedo<br />

y se las arregle para hacerme creer que el hombre puede salir de sí,<br />

ser uno con la mujer y amarla sin destruirse.<br />

Algo que dure un momento y venga de tus labios,<br />

para que yo me esconda y los altivos y los necios no me vean.<br />

Detrás de esos frágiles decorados vivirá feliz y pequeñito,<br />

lejos del tedio y de los ojos que escrutan en la noche.<br />

Sin miedo al silencio y a las fieras,<br />

luego que la mentira fuese pronunciada,<br />

<strong>com</strong>o por un hechizo efímero correrían los talones del infortunio<br />

y ni él, ni la miseria, pescarían ya nada en mis sentidos embotados.<br />

La angustia del hombre ardería <strong>com</strong>o bruja-fénix<br />

y estos ojos y estas pobres manos que rezan sin llegar<br />

al rabo de Dios en las alturas, arrojarían al suelo,<br />

deshecho, el viejo corazón de la amargura,<br />

contentos en su careta nueva.<br />

Dame una mentira enorme,<br />

que haga girar al revés el tiempo en los relojes<br />

y arrúllame en ella,<br />

hasta que en mis labios aparezca<br />

la helada sonrisa del idiota.<br />

37


TE BUSCO ENTRE LOS SIMBOLOS DE ESTA CRUEL ARMONIA<br />

Aquí te amo.<br />

En este barco que rueda entre soles y estrellas,<br />

en la más grande y silenciosa de las noches,<br />

Un hombre sólo atiende a tu silencio;<br />

pendiente de tus ojos más bellos que las novas,<br />

ve que en su negrura alguien descubre las ruedas y el fuego.<br />

Aquí te amo,<br />

aquí te amo,<br />

por unirme a ti aligeraría el paso de los mundos a la nada.<br />

Te busco entre los símbolos de esta cruel armonía:<br />

Mi amor es un amor que <strong>com</strong>o el resto de las cosas<br />

al reducirse se agranda,<br />

penetrando, emigrando <strong>com</strong>o estamos todos, jóvenes y viejos,<br />

a un nuevo mundo que envía en tus ojos dos obscuros milagros,<br />

a un nuevo mundo que anticipa<br />

en tus ojos sus oscuros milagros.<br />

38


HOMBRE MASA<br />

Estaba solo entre las cosas<br />

<strong>com</strong>o una estrella única en el cielo<br />

y un muerto en el centro de la tierra.<br />

A su alrededor los hombres traficaban<br />

Collares de alambre y la vida elevaba su babel,<br />

<strong>com</strong>o una araña exacta y silenciosa. Años y años;<br />

los hilos de las estaciones lo ataban a sus nudos<br />

con la soga de la muerte mientras el silencio<br />

le firmaba la boca. Porque huía entre gritos<br />

de horribles alaridos, de la mano que golpea<br />

la mesa hambrienta en el centro del alma.<br />

Y en todas las cosas y en todos los hombres<br />

el signo de la muerte que reluce en la sombra.<br />

39


POR LOS CAMINOS QUE EMPRENDO PUEDO ESTAR DONDE ESTES<br />

En el párpado que cierra todos los paisajes<br />

en el párpado que baja el telón a todos los paisajes<br />

que no sean mi alma<br />

en la voz que nos habla cuando estamos solos<br />

en las hojas de los árboles cuadernos de la intemperie<br />

en los ojos de los muertos que miran para siempre<br />

en las manos de los niños que juegan muy adentro<br />

en el tiempo en la palabra que une al idiota y al sabio<br />

en tu boca desnuda y en tu boca vestida por el primer sollozo<br />

y el último gemido por la semilla que nace y equivoca el camino<br />

por el mineral que sueña con ser cuchara de un hombre triste<br />

por el triunfo del que todo lo perdió y ganó la vista de paisajes destruidos<br />

por la neblina del pasado y la linterna del porvenir y por la espiga<br />

que hará las sábanas de los amantes cuando todavía el sol la baña y no la luna<br />

por el amor que enfurece la espera inútilmente y que sólo la vista y el tacto<br />

consuelan por el sueño que llega sin usar escaleras.<br />

40


ES EL TIEMPO PERTINAZ<br />

Lo que nos hace ver los tuertos ojos que moran<br />

En las cosas, anuncia el desamparo y al cerebro<br />

su amor a la intemperie. Entonces, lanzado del adolescente<br />

el hombre y su llaga corta, a quienes persiguen el dormitorio,<br />

la mesa <strong>com</strong>partida y las avaras trompetas de la muerte,<br />

sabemos: somos todos grises, por un blanco y negro que no existe.<br />

No son del mundo el bien y el mal dueños y raíces,<br />

hay un tercero, rey bastardo, hijo natural, hechizo de globos<br />

o duende gentil que grita en las torres, malicioso confidente<br />

de ojos color droga y yo, drogado de él, te lo confieso.<br />

El bien parió y dio al mal y a su hijo y este último devoró a los dos primeros.<br />

Mula del deseo entre la eternidad y el sueño, llena siempre el aire de muertos<br />

invisibles, toma en nuestras copas y por las noches arranca las frazadas<br />

donde dormimos un sueño, un sueño, hermano mío, que no nos pertenece.<br />

41


TODO LO QUE DIRE DE TI<br />

Boca de pájaro<br />

en tus ojos de hierro hoy se oxida el dolor.<br />

En la mañana que tiembla<br />

y en el sol que la entibia<br />

en el final de la noche con garras de muerto<br />

en todos los lugares <strong>com</strong>unes a saber:<br />

luna<br />

lluvia<br />

estrellas<br />

está tu origen y el origen de tu nombre.<br />

Eres el cuchillo que corta el pan de los pobres<br />

y la mano que enciende el cigarro del triste.<br />

Bienvenida gritan mis cosas mi pasado<br />

juguetes lápices caricias bienvenida<br />

mis años verdes y mis años grises<br />

la alegría de los hombres que ahora puedo ver.<br />

Mi amada con boca de diosa pagana<br />

borracha en su manto que sonríe<br />

mi amada con promesas de espanto<br />

mi amada una y mil veces viva y definitiva.<br />

42


MITOLOGIAS/LA BALADA DE LA MUJER PERDIDA<br />

(1983)<br />

43


LENGUA MUERTA<br />

No es ella <strong>com</strong>o ésta en que escribo.<br />

No es fruta madura del concepto y lo abstracto.<br />

sino la joven savia, detenida hace mucho,<br />

de un mundo de imágenes: la cantora del sueño.<br />

El sueño que hace mucho encerraba los pasos,<br />

las obras y los labios. Tal vez<br />

no hayamos despertado, sólo cambiado de sueño.<br />

Pero ella ha quedado, detenida y secreta,<br />

<strong>com</strong>o una flor antigua en el libro, en la historia<br />

y en el turbio recuerdo de palabras perdidas.<br />

Hoy que evoco ese estado de las cosas del mundo<br />

en que brilló en imágenes el bautismo de todo,<br />

me da por preguntarle<br />

qué expresaba mortal<br />

y con cuáles sonidos traducía universo.<br />

Pero nunca responden las criaturas del sueño<br />

sino en su propia lengua<br />

y ella toda es el sueño.<br />

44


IDENTIDAD<br />

Somos, sobre todo, el porvenir.<br />

Pero no sucedió nada<br />

sin que lanzara hacia él<br />

eso nuevo que eras.<br />

Extraña es tu fortuna:<br />

ser alguien que es alguien<br />

mientras cambia.<br />

Nombraré relativa a tu figura<br />

y relativa a cada línea de su trazo.<br />

Y voy a nombrar a tu sombrío corazón<br />

porque es a la vez radiante:<br />

vas a lo inverso por lo inverso<br />

y a lo cercano vas por lo distante.<br />

Tan sumido, tan rápido, tan secreto<br />

un hombre, una mujer ven<br />

sus sombras, sus saltos y sus pasos.<br />

Hasta el dolor fue necesario;<br />

tu alegría fue un orfebre,<br />

un abstracto albañil infatigable:<br />

hoy eres lo erecto y además<br />

la piedra destruida.<br />

Mira estas piedras de moler,<br />

tantas puertas y entradas<br />

recuerdan lo borroso,<br />

susurran tu verdadero nombre.<br />

Somos. Y además somos<br />

lo que nunca depende de nosotros.<br />

Tan sumido, tan rápido, tan secreto<br />

un hombre, una mujer ven<br />

sus sombras, sus saltos y sus pasos.<br />

El secreto de estas aguas<br />

45


fue siempre su inmortalidad.<br />

Hacen las manos. Son las manos.<br />

46


SOBRE TENOCHTITLÁN LOS ANTIGUOS DIOSES TOLTECAS DEL<br />

VIENTO, LA LLUVIA Y LA MUERTE, ESPERAN LA LLEGADA DE HERNÁN<br />

CORTES, ABOGADO DE CACERES<br />

I<br />

Mientras ellos flotan <strong>com</strong>o vagas sombras sobre la cúspide del templo,<br />

la pirámide, y se incendian los arrabales construidos por sus manos<br />

cuando el mundo estrenaba el alba, en el llano ruedan las cabezas<br />

y las lanzas perforan pechos <strong>com</strong>o lluvia de raros minerales:<br />

En la noche el lujo de la muerte es llegar<br />

en una hiriente esmeralda al corazón del hombre.<br />

La alegría de morir a filo de amatista.<br />

En la amplia selva el jaguar acecha a los caídos<br />

(otro jaguar, el tiempo, está pendiente de ellos)<br />

y el hoatzín, el pájaro de la locura,<br />

rueda y despliega sus alas por la tierra.<br />

Los dioses esperan su muerte de inmortales:<br />

Un mundo debe concluir, entero, para que ellos<br />

expiren su exacta dignidad de las gargantas.<br />

Todo es espejo del fuego, menos sus soberbias<br />

pupilas. Los hombres han cerrado libros de sabiduría.<br />

Pero sobre Tenochtitlán, la hecha para siempre,<br />

todavía los dioses templan sus instrumentos,<br />

cuentan sus homenajes, examinan los tributos<br />

que un terror mayor que el que inspiraron ellos<br />

en edades remotas ofrendó, de parte de los hombres,<br />

en los altares olvidados hasta esa tarde extranjera.<br />

Es la noche, la noche donde todo culmina<br />

y ellos sobre Tenochtitlán, contando sus regalos.<br />

Relucientes por el incendio de la tierra<br />

Sus colgantes de ágata y de hueso,<br />

sus estandartes de nervios, sus escudos de montañas<br />

47


labradas por la ingenua hechicería.<br />

Erizadas por el viento de la abierta nada sus plumas de papagayo.<br />

Huesos humanos, pendientes de calaveras,<br />

collares de orejas arrancadas al enemigo<br />

por guerreros de la prehistoria:<br />

Eran otros guerreros, otros eran los enemigos.<br />

Hoy veinte arcabuces y caballos famélicos<br />

y una canalla de cárcel bastan<br />

con su esplendor de hierro y de metralla.<br />

Tenochtitlán caerá: está su hora en el vuelo de las aves,<br />

señalada en el hígado del niño recién sacrificado,<br />

marcada hasta en el último doblez de hierba y en<br />

los sueños. Los hombres del maíz desaparecerán,<br />

esa es la sentencia. Los hombres del maíz, <strong>com</strong>o sus dioses,<br />

ya son sólo neblina, estupor, inútiles aplazos:<br />

Hay en el polvo un juego de alucinaciones que horroriza.<br />

En este momento nadie sabe si es hombre o dios<br />

o signo dejado en una tapia. En tanto, lejos de allí,<br />

sentado sobre un hombre, Hernán Cortés lee a Manrique.<br />

Y no <strong>com</strong>prende. En Tenochtitlán algo ha quemado la nave<br />

de los dioses. La retirada es inútil. Inútil la esperanza.<br />

II<br />

Esto sucede y se repite:<br />

los dioses se trasladan a otros dioses,<br />

Cortés cambia de nombre.<br />

De las verdades cambiadas surge la Historia:<br />

Sus muertes y sus retos son el dibujo<br />

del paso de los hombres sobre las cicatrices del mundo.<br />

Del destino de los tiempos es la mano inevitable<br />

que traza en cada roca, corazón y mundo, su arduo palimpsesto.<br />

El dibujo final que es a la vez el Cielo y el Infierno.<br />

48


EL FORASTERO<br />

En la vida de otros <strong>com</strong>o un rostro nómade<br />

entramos con violencia, con sigilo<br />

o sabiéndonos campo de otros que nos cruzan.<br />

Pero somos siempre el forastero.<br />

Gestos y voces que saltan al camino<br />

y en todas direcciones el bosque conmovido<br />

por el susurro incesante de historias invisibles;<br />

nos traspasan y se van: al ligero contacto<br />

llamamos años, semanas, meses.<br />

No podemos retener nada ni a nadie,<br />

cada mirada es pavimento del rumbo.<br />

Cuando todo se quede El dirá que ha llegado.<br />

49


UN MONTONERO DEL CHACHO<br />

El último hombre, tan legendario<br />

<strong>com</strong>o el primero; a pie por el olvido<br />

transita hacia la nada, <strong>com</strong>o todos.<br />

Su pecho, un desgarrón y el arma<br />

(tan sin memoria <strong>com</strong>o él ahora)<br />

son momentáneas victorias sobre el tiempo.<br />

Va con el General y el general ha muerto;<br />

el hombre sin caballo y sin hombre<br />

se afana en la espesura de un país<br />

que piensa en otro:<br />

no ve en la cerrazón del monte<br />

las ciudades y los trenes y los torvos<br />

habitantes que ya están<br />

flotando sobre el páramo.<br />

Otra selva habrá que la que pisa.<br />

No hay lugar para él, que nunca<br />

fue de un lugar sino de todos.<br />

En un sendero pierde la figura:<br />

Distinta de la que agita el poncho<br />

o esgrime larga lanza en los manuales;<br />

va por el camino que contiene<br />

a todos. Esa es la Historia.<br />

Será una fecha, un dato.<br />

Con suerte será un aniversario:<br />

será menos que un nombre.<br />

50


A UNA MOMIA INDÍGENA<br />

Derecho de la muerte es transformar<br />

en horrible lo que en vida fue bello;<br />

en ti la noche da lo inverso<br />

de un ingenuo rostro y una boca florida.<br />

Eres el espanto de un rincón del museo<br />

y sin embargo, viviente,<br />

arrancaste a los hombres miradas prohibidas,<br />

virgen consagrada a los dioses antiguos.<br />

Eres el espanto y una mediana victoria<br />

sobre el perpetuo sello de los siglos señalas.<br />

Del otro lado del tiempo<br />

te envió un puñal de piedra<br />

a pedir por los mortales<br />

ante los que son eternos;<br />

tú eres lo intermedio, a mitad de camino<br />

entre el polvo de unos y la nada divina.<br />

Cuando estos que te miran<br />

de regreso al origen<br />

en los cuatro elementos se dispersen,<br />

perdurará tu rictus<br />

y tu mano deshecha extenderá<br />

el mensaje a los dioses perdidos,<br />

pidiendo clemencia para nuevos sinos.<br />

51


UN FILOSOFO DEL SIGLO XVII<br />

Uno se acostumbra a esta tierra.<br />

A sus hombres, a sus mujeres<br />

y a los cambiantes paisajes<br />

que entran en cada noche:<br />

porque esta tierra está siempre alerta,<br />

esperando el permiso para entrar a las calles.<br />

Cuando se la conoce, ya no hay nada más grato;<br />

la conversación de los sirvientes,<br />

los estúpidos asuntos que ocupaban los ojos<br />

y el tropiezo continuo con los desemejantes,<br />

la furia y el amor, el enojo sin causa,<br />

todo se hace una niebla; es el país del destierro<br />

donde está confinado alguien que se nos parece.<br />

Y yo, cuando soy yo,<br />

lo miro manejarse.<br />

52


UN GENERAL DE ATAHUALPA<br />

No me derrotó Pizarro ni la oscura<br />

traición de los vencidos por mi raza<br />

aproximó la suerte del <strong>com</strong>bate:<br />

otras razones hay para mi muerte.<br />

Tampoco en el hilván de los que saben<br />

interpretar los nudos de los quipos<br />

apareció entreabierta mi garganta:<br />

ni una aurora de sangre ni otro indicio.<br />

Una fuerza mayor hay que el destino.<br />

53


LOS MIEDOS<br />

ah los terrores que nos visitan de noche<br />

que no se ocultan del día<br />

los que no inspira ninguna cosa grande<br />

ningún desconocido continente pisado recién el borde<br />

ni tampoco un leal enemigo<br />

francamente buscado en una tapia<br />

ni el asombroso eclipse que deja el mediodía en sombra<br />

ni un terrible Señor de los Ejércitos<br />

en desiertos abrasados por el sol de los pueblos aventureros<br />

ah los miedos los pequeños miedos de pequeños hombres<br />

no los miedos que eran a su modo honra de un animal<br />

desnudo en la enorme extensión de cosas que no tenían nombre<br />

no a estar solo y de pie<br />

entre un inmenso campo y un inmenso cielo<br />

no a la sombra adornada de ojos fosforescentes<br />

a la muerte de noche<br />

entre los dientes del animal más bello de la tierra<br />

una muerte de hombre<br />

no a la caída propiciada por el rayo<br />

al torrente al alud al fuego de la tierra<br />

ni al otro fuego prometido debajo de la tierra<br />

ah los miedos que no origina<br />

un dios terrible salido de la foresta<br />

ni un pariente medieval con su cohorte de brujas y de fetos<br />

no el sudor frío frente a frente espada contra espada<br />

flecha contra winchester dardo contra lanza<br />

ha cambiado la muerte de palabras<br />

no es la certeza de una lluvia ardiente<br />

ni el pronóstico que un insecto lleva entre raíces<br />

al fin también una buena causa <strong>com</strong>o la antigua peste<br />

ah los miedos que tú conoces<br />

y que son los míos exactamente ésos<br />

54


no se ocultan debajo de la cama<br />

no precisan el crujir de la madera el aullido de nada<br />

pueblan nuestros sueños de rostros y de notas<br />

ellos duermen y caminan con nosotros<br />

beben se alimentan vuelven siempre.<br />

55


EL URO<br />

Detrás del tiempo un animal me mira:<br />

él sabe lo que escribo porque antes de mí<br />

ya ha sido un nombre. Es el uro.<br />

Fantasea quien lo toma por el toro.<br />

A veces es un pájaro, un río, el viento<br />

y a veces es un algo que deja en las ramas<br />

grandes manchas de sangre y un paso<br />

que se aleja, macizo e invisible.<br />

No lo vulnera el hacha ni la piedra<br />

de una arcaica Europa que aún no sueña<br />

con forjar metales y la Historia.<br />

Es el uro. A veces es un hombre<br />

que huye de sí mismo.<br />

Un animal pensante que añora volver al bosque<br />

del eterno presente, a las pasiones soberbias,<br />

a la ira, la furia y la muerte violenta<br />

del dominio y el celo.<br />

Es el uro. En sus ojos rojizos<br />

hay un algo execrable.<br />

Nos aterra que vuelva y que vuelva<br />

Dionisos con su corte de faunos<br />

y el terror y la noche derrumbando ciudades,<br />

sumiéndonos en el fuego de los dioses hambrientos<br />

que reclaman la tierra, la luz, el aire.<br />

Las imaginaciones.<br />

Es el uro. En el linde de las ciudades<br />

todo esto cabe entre sus cuernos.<br />

Allí donde recuerda, una por una,<br />

las traiciones del hombre.<br />

No rumia venganzas, no planea<br />

surgir en la cómplice noche a cobrarse<br />

el desquite con sus dos puñales, si el terror<br />

56


del retorno no bastara para matar a un hombre.<br />

No se mata a los muertos. “Soy el uro.<br />

Zeus usó mi forma para raptar a Europa.<br />

He visto, inmutable, en el rodar de las estaciones<br />

pasar a los fenicios, los partos y los griegos.<br />

El tiempo es un solo día. Maté a un inmortal<br />

en la aurora y en Sumeria y a mediodía<br />

me describió Plinio el Viejo, entusiasmado.<br />

Cartago duró una hora; Roma, quizá dos.<br />

El niño Lutero me temía: ya era una leyenda.<br />

Creyó extinguirme un cortesano del siglo diecisiete:<br />

la tierra que lo cubre tienen a su estirpe,<br />

su esposa y su palacio. Ése es el hombre:<br />

polvo que tragan las colinas.<br />

Soy el uro, lo real. Él es imaginario”.<br />

57


A MARCEL SCHWOB<br />

Ese espléndido encaje de terrores lujosos,<br />

esa trágica risa que viste en los días<br />

sobre hombres y cosas, no abandonó<br />

el mundo contigo, Marcel Schwob.<br />

Evocarte es una tarde en tus libros, mía,<br />

y una noche de escritorio, tuya:<br />

el tiempo, que es el mismo, confunde oscuridades.<br />

Nadie descubre nada, tan sólo desentierra<br />

secretos olvidados, verdades descartadas.<br />

¿Ves? Esta es la mujer que amo:<br />

no ha leído tu Monelle que es su hermana,<br />

no conoce tus Vidas y <strong>com</strong>o la de todos,<br />

la suya es imaginaria.<br />

Sus horas <strong>com</strong>pletan mis tardes, tus palabras.<br />

Entre nosotros tres hemos pactado:<br />

ninguno sabe qué, cómo ni cuándo.<br />

58


LO QUE DECIA EL POETA<br />

Tempranamente nos lanzaba la noche<br />

sus grandes ojos de diosa<br />

había en esas calles otra luz<br />

que no conoce el día<br />

y nada ni nadie sabía de la muerte<br />

venías detrás de tí larga y enigmática<br />

presencia donde me reconozco<br />

otros canten la gloria de lo evidente<br />

y harán lo justo<br />

yo viviré siempre<br />

en esta piel estas manos,<br />

y este cuerpo<br />

bañado por otra luz otra presencia.<br />

Otra guerra hay que la del pan<br />

otra embriaguez que la del vino<br />

otra tierra hay en esta tierra:<br />

Eterna es nuestra primavera.<br />

59<br />

Soy tu enemigo que no tendrá piedad.<br />

Guerra te llamaré y tomaré<br />

contigo las libertades de la guerra.<br />

Y en mis manos tu rostro oscuro y atravesado,<br />

en mi corazón el país que<br />

ilumina la tormenta.<br />

Ives Bonnefoy


YO NO ESPERO MAS PASOS QUE LOS TUYOS POR MI ALMA<br />

Yo no espero más pasos que los tuyos por mi alma,<br />

algo tuyo ha abierto paisajes sumergidos bajo el agua del rostro<br />

y no ansía ese horizonte otra silueta en su noche, otra sombra antes del alba.<br />

¿Ves? largas catedrales que suben a los cielos con tu bandera en sus astas<br />

y una sangre que viene de la infancia remota presintiendo tu historia.<br />

Yo no quiero más pasos que los tuyos por mi alma,<br />

extraña forastera de la negra mirada, eres <strong>com</strong>o la tierra:<br />

todo sale y retorna de tu boca a tu boca. Eres <strong>com</strong>o la mañana<br />

que no tiene ningún fin, una imprecisa fragancia, una presencia muda<br />

entre plantas y flores, no limita el tiempo tu sombrío fulgor.<br />

Yo no espero más pasos que los tuyos por mi alma,<br />

hay caminos que esconden el secreto de verte,<br />

ellos que te conocen mucho más qué mis manos<br />

penetran por mis años hasta hombres que fui, pueblos que tuve.<br />

Donde estarías sola.<br />

60


RETRATO<br />

I<br />

En las cejas, inmóvil, va volando un pájaro<br />

sobre la oscura onda de los ojos, pardos.<br />

Españoles y atentos al gran fluir del mundo,<br />

perturban por lo inquieto de su otro mundo, el alma.<br />

Desde la partida frente ondula todo el óvalo<br />

la pesada, castaña cabellera<br />

y la nada rueda tras de la carne firme;<br />

mujer, eres la nada, que origina las cosas.<br />

Bárbara criatura de la aurora, te estoy cantando.<br />

Todos los días, entre miles de gestos, uno:<br />

la boca que despliega su brillante amenaza,<br />

esa arma antigua que recuerda<br />

la vieja enemistad del macho y de la hembra.<br />

Ante este rostro, vana, siempre<br />

la noche se queda en la ventana.<br />

II<br />

Yo he visto en ti el centro del gran corazón<br />

humano. Oh tú eres el centro del gran corazón humano,<br />

el que ha sufrido y creado siglo tras siglo<br />

la terrestre maravilla. Eres la Venus de la aurora<br />

que en el marfil antiguo de las terribles bestias<br />

labraron los hombres olvidados,<br />

la vigorosa madre de la canción del mundo.<br />

Tú, la primordial ni sobrenatural ni diosa,<br />

tan sólo y toda la concreta mujer que caminó<br />

por Behring para poblar la Tierra.<br />

Hermosa, viven en ti<br />

los muertos ojos de las primeras hembras,<br />

en ti me miran otros morenos rasgos pulidos por los siglos.<br />

61


Eres la que empuñó el arado y la que escondió<br />

a sus hijos de la guerra. Eres las otras.<br />

Tú en la oscura caverna engendraste<br />

cuerpo tras cuerpo las réplicas del tuyo,<br />

mi boca sólo canta y te devuelve <strong>com</strong>o un eco<br />

los ecos de innumerables gemidos que en las cóncavas tinieblas<br />

arrojaste a los días y las noches del tiempo.<br />

Viviente maravilla, de ti no hay partida, no hay llegada,<br />

tú también, humanamente, el Alfa y el Omega.<br />

62


AHORA TE CONOCE EL HOMBRE...<br />

Ahora te conoce el hombre que imprime estas páginas<br />

y el que en la noche silenciosa corrige las pruebas de los versos,<br />

saben ellos de ti, de tu voz clara y de tu oscura pupila<br />

donde se oculta el sol cuando anochece;<br />

alguna vez han amado a otra <strong>com</strong>o tú<br />

pues para todo hombre la vida reserva a tus hermanas,<br />

ésas que son iguales a tu alma.<br />

Oh bella estos versos que nacen en la sangre<br />

yo los veo cruzar por tintas y engranajes,<br />

ir a buscarte a través de máquinas y moldes,<br />

correr hasta tu sombra atravesando las sombras<br />

donde la fotografía alumbra su milagro,<br />

ellos van tras de ti de mano en mano,<br />

los dibuja la fatiga de graves operarios<br />

y el tipógrafo da forma a sus mapas silenciosos,<br />

con su larga habilidad instala la proclamada urdimbre<br />

de tu pelo, la lluvia de tus ojos hecha de letras<br />

y el contorno de tus sueños, joven sol, nueva estrella,<br />

lo conoce ese obrero antes que nadie.<br />

Y sé que evoca, allí, entre la fatiga,<br />

con un mudo cigarrillo y tensa boca,<br />

un sueño que hasta ayer había olvidado.<br />

Son tus perdidas hermanas,<br />

las que no conocerás nunca<br />

ni sabrán de ti por ese hombre,<br />

que despiertan y retornan a su insomnio.<br />

63


UN NOMBRE<br />

Un nombre,<br />

un nombre de mujer<br />

para contener la estirpe de los astros,<br />

un nombre<br />

que suena al fluir del tiempo<br />

en el único idioma de las cosas,<br />

un nombre<br />

que es <strong>com</strong>o una palabra de otra dimensión<br />

pronunciada en ésta; una palabra<br />

que sueña a una mujer.<br />

Un nombre<br />

que en la antigua Al-Andalus,<br />

la otra, la de la media luna<br />

y el canto del sufí,<br />

imaginó el árabe para mayor honor<br />

de un Alá inevitable;<br />

un nombre<br />

que los duros godos robaron<br />

de la Alhambra con la Alhambra,<br />

un nombre que recorrió Europa<br />

cuando aún no era Europa<br />

y anduvo en las bocas de los anónimos,<br />

esos que hubo y no tuvieron nombre,<br />

un nombre<br />

que antes fue amado por los muertos.<br />

Un nombre<br />

que cruzó con otros los mares y los tiempos<br />

hasta la América de los galeones<br />

y el oro inútil de los adelantados,<br />

la América de un extraño animal<br />

al que llaman león y no lo es,<br />

la América de las banderas nuevas<br />

64


y los nombres viejos;<br />

un nombre<br />

que las generaciones guardaban para tu nombre,<br />

de boca en boca, sin ser en su todo pronunciado<br />

hasta que llegó tu sombra,<br />

oh la innombrable,<br />

hasta que llegó tu sombra<br />

a la luz que baña el tiempo.<br />

Un nombre,<br />

un nombre de mujer<br />

para contener tantas otras cosas,<br />

según lo imagine de noche,<br />

según lo sueñe de día:<br />

a veces es un rincón<br />

de una vieja casa que yo sé que existe,<br />

donde hay un gato con ojos de mujer<br />

y una angustia boba cruzando la inmortalidad de los salones;<br />

otras veces un nombre donde alguien descubre,<br />

por vez primera, quién es el que responde en el espejo.<br />

Un nombre<br />

donde un raro pájaro<br />

vuela hacia la hoguera y crea<br />

una leyenda de cenizas que renacen,<br />

un nombre de mujer<br />

oh innombrable,<br />

fatal <strong>com</strong>o la última y la primera de las horas.<br />

Un nombre que agota toda réplica,<br />

un nombre,<br />

un nombre de mujer que es más que esto<br />

y tener de todo esto sólo el nombre.<br />

65


EL AMOR LOCO<br />

Hay un amor. Puedo verlo en las sombras<br />

o ver el otro sol, el que me prometió mi padre<br />

cuando era joven y sonreía entre los vivos,<br />

el que deseó mi madre la primera vez que vio mis ojos tristes,<br />

una lejana tarde, cuando tú ya existías sobre el mundo.<br />

Hay un amor. Ya despliega sus maravillas y sus cárceles,<br />

vuelve gris a todo otro, cualquiera que se acerca<br />

vale en tanto trae un rasgo, un gesto tuyo,<br />

regalos ignorados. Viene con sus noches y sus lobos,<br />

hay un amor y trae su encendida maravilla, hay un amor;<br />

la tierna amistad de los cercanos a mi corazón me rodea<br />

y ya no sirve, la voz intemporal de Hesíodo,<br />

que probablemente sí vio a las musas, canta y yano sirve,<br />

mi amado Dylan Thomas, que observó perplejo cada cosa viva,<br />

grita la gloria de lo creado y ya no sirve,<br />

el placer de ver un nuevo crepúsculo caer me llama<br />

y ya no sirve.<br />

Los objetos, las ocupaciones, las palabras,<br />

las llaves que sugieren una puerta, los extraños<br />

y sus asuntos siempre extraordinarios,<br />

la vaga curiosidad, las calles de una ciudad<br />

que llaman Buenos Aires y que conozco tanto,<br />

todo me invita y ya no sirve. ¿De qué sirvió<br />

querer ser un santo a los seis años,<br />

leer viejas leyendas de épocas más gratas,<br />

saber de la suerte de Ulises y la desdicha de Eneas,<br />

conocer las altas metafísicas con que los hindúes<br />

querían abolir el deseo y el tiempo, esos anchos ríos<br />

donde fluimos ambos, investigar las vastas filosofías<br />

que hoy no pueden responderme, ser admirado<br />

y odiado, despreciado o aplaudido por tantos desconocidos,<br />

ver en un jardín y una tarde un secreto milagro?<br />

66


Hay un amor, ya me indica sus oscuros mandatos,<br />

ya me muestra su puñal y su espejo,<br />

la ausencia y la presencia, esos dos simulacros.<br />

La ansiedad sabe matar a un hombre: ni ciencias<br />

ni artes mágicas pueden con su larga sentencia;<br />

sólo la voz, la mirada, la esperanza sutil, el tacto último,<br />

ese absoluto. Hay un amor: no valió nada saber<br />

de los horóscopos ni de la ciencia exacta de las cartas,<br />

quizá no menos ingenuas mitologías que aquello<br />

en lo que crees: cada época se explica <strong>com</strong>o puede.<br />

Hay un amor, es tiempo de verte crecer e imaginar tu infancia,<br />

ese privilegio que me fue vedado.<br />

67


MAS BELLA QUE MI PROPIA SED, MAS PURA<br />

Como un animal nocturno<br />

mi sombra penetrará en tu sombra<br />

desnuda serás más bella<br />

que el tibio fantasma que queda entre tus ropas<br />

yo iba solo entre bosques<br />

me perseguía el honor de ser un solitario<br />

y todo el amor del mundo<br />

hablaba entre tus brazos<br />

allí te vi<br />

la enorme Buenos Aires<br />

era inútil para ocultar siquiera<br />

el brillo de tu ausencia<br />

desnuda serás más bella<br />

que mi propia sed más pura<br />

aun que las caricias del viento<br />

que derrumbará a la vez tu casa y tu tristeza<br />

yo iba solo de la vida a la muerte<br />

ahora voy del sueño al despertar<br />

desnuda serás más bella: serás mi mediodía.<br />

68


INFANCIA DE LA MARAVILLOSA<br />

Y allí estabas, viva,<br />

venías de los candentes países que no recuerda nadie<br />

sino en el último minuto, al inicio del tiempo estabas<br />

entre la sangre y la luz <strong>com</strong>o una llorosa perla entre raíces,<br />

allí estabas luego de la larga agonía entre dos respiraciones,<br />

luego del largo túnel y el sueño donde eras una sola Humanidad,<br />

¿recuerdas? un minuto antes eran las calles de Ur,<br />

la turbia prehistoria, el ciclo de la savia a la sangre,<br />

la desnuda inocencia de un mezclado universo donde todo convivía;<br />

¿recuerdas? oh sí dime que lo recuerdas largo y centellante amor mío,<br />

dime que te acuerdas de tu rostro en un lago que se secó hace siglos,<br />

que memoras la sangrienta imagen del interior del útero<br />

donde toda la historia pasaba veloz por las paredes<br />

y dime que te acuerdas de alguien que te amó<br />

y que no era yo y que era un fenicio, un tirio,<br />

un hombre de lejanas edades y de tu vestido<br />

desgarrado en la cámara del rey.<br />

Yo hablaré del tiempo en que te he reconocido,<br />

<strong>com</strong>o reconociste al fuego, ese movedizo <strong>com</strong>pañero<br />

que te entibió las manos, que te quemó los dedos.<br />

Tenías dos años, ¿recuerdas? Dime que recuerdas,<br />

un pesado secreto puede hacerse pedazos tan sólo por ese olvido,<br />

dime que te acuerdas de hombres y mujeres gigantes<br />

y de paredes enormes y así sabré que es cierto:<br />

antes, en ese tiempo, danzaba el tiempo<br />

y tú corrías <strong>com</strong>o corrimos todos detrás de duendes y de hadas<br />

que se tragó un lento movimiento hacia nosotros,<br />

hacia estas manos y rostros que insultan el espejo.<br />

¿Tienes presentes a tus muñecas? ¿Te acuerdas de la negra<br />

que odiabas y de la deshilachada rubia que veías,<br />

porque tú la veías, no es cierto, llorar sobre tu falda?<br />

Y los pequeños animales, los míticos y los otros,<br />

69


formaban el cortejo de una niña sola.<br />

Te acuerdas del miedo, ese viejo emisario,<br />

te acuerdas de la sombras en un rincón del cuarto,<br />

de la horrible lámpara que te hacía llorar.<br />

Allí del miedo nació tu risa, ésa que yo solo puedo ver,<br />

ese gesto infinito que borra la muerte de las edades,<br />

esa revancha del hombre sobre el polvo que será.<br />

Y allí seguías viva sobre un billón de muertos,<br />

sobre todos los muertos y nada detenía el pujar de los huesos,<br />

el avance del cuerpo entre los cuerpos, la lanzada<br />

mente hacia la luz corría, entre precipicios y sombras<br />

y entre sangres y olvidos de lo que eras ayer, venías,<br />

sí, tú venías atravesando tu espacio, tu forma, tu materia,<br />

eras un universo en viaje a través del universo.<br />

Pero de dónde vino ese rostro a preocuparme de sí,<br />

de dónde ese olor que se ignora a sí mismo, desde<br />

qué entonces sutil ya te conocía.<br />

¿Te acuerdas de un aula donde ya eras callada y peregrina<br />

entre papeles y canastos y mapas?<br />

Hoy la mitad de esos niños son fantasmas<br />

que erran por el mundo,<br />

ellos no te recuerdan y sin embargo envidio<br />

su inútil privilegio:<br />

el haber visto en flor tus ocho años<br />

cuando el inocente trazo del mundo era feliz.<br />

¿Recuerdas? ¿Recuerdas la jirafa de un domingo lluvioso<br />

de la mano de tu padre? Bien, yo envidio<br />

a ese alto animal que se sonríe siempre,<br />

porque te vio una tarde, hace ya mucho.<br />

El amor es dadivoso: nos da lo irreparable<br />

y no se vuelve a ese ya nunca donde vivimos tanto,<br />

aunque por qué no gozar la fruta de la memoria.<br />

Todo se puede suponer y yo supongo que esa manchada,<br />

elevada arquitectura, desde su tiempo sin límites<br />

70


es la misma que vio lo que ya jamás podrás mostrarme:<br />

esa alma primera que todavía, entonces,<br />

hablaba con todos los animales y el centro de las cosas.<br />

¿Pero de dónde vino este rostro a llamarme<br />

desde un tiempo ido que ni él recuerda<br />

aunque nunca lo olvida?<br />

¿Pero de dónde, dónde?<br />

Los objetos, las llaves, los cuadernos, las aves, los insectos,<br />

las nubes de los cielos que hubo, los paisajes<br />

donde hoy se han derrumbado casas y se han sacado muertos,<br />

las noches y los días por los que has caminado sola,<br />

vuelven en cada medianoche, en cada mediodía,<br />

vamos a llorar sobre esas imágenes,<br />

vemos a gritar sobre esas imágenes y sobre el mismo llanto<br />

que no reconocemos: un hombre, una mujer<br />

que se han perdido son una victoria más<br />

de un cerrado círculo, la sombra sobre la luz<br />

traza su cono arduo, hemos perdido ambos<br />

esta guerra infinita. Hemos perdido ambos lo más preciado:<br />

a un desconocido.<br />

Yo imaginé tu infancia.<br />

Yo fui valiente.<br />

71


BEHERING Y OTROS POEMAS<br />

(1985)<br />

72


BEHERING<br />

En cada uno de ellos era muchos un hombre.<br />

Eran más todavía. Traían la industria de las armas<br />

y el reno rojo, <strong>com</strong>o un bosque ondulante<br />

y detrás el lobo que, en una mañana ya añejo,<br />

sería el perro de la hoguera y de las sobras,<br />

el sirviente blanco.<br />

Eran muchos, no un hombre.<br />

Vagos sus nombres<br />

se referían al viento y a los tótems,<br />

a un hecho que pasó en un nacimiento,<br />

el deshielo que ahogó<br />

o el meteoro fugaz que ardió en la tundra<br />

o la muchacha audaz que en mar abierto,<br />

salvó a su hijo de la cólera brutal de la ballena.<br />

Sus dioses eran el salmón<br />

que cada año retorna <strong>com</strong>o el año<br />

y que va al mar y el oso pardo,<br />

una montaña que muge<br />

y que el filo de lanza abate,<br />

y el pesado bisonte y el tigre rayado,<br />

que se quedó en Siberia<br />

y que la manta del navajo evoca:<br />

extranjeros, ellos serían América,<br />

la múltiple figura que no supo Balboa y que Pizarro<br />

abandonó a la imaginación de un franciscano.<br />

De hueso, no de madera y de noche<br />

serían sus dioses ni de la piedra<br />

que labran los pueblos de una tierra supuesta,<br />

entre la niebla de sus transmigraciones.<br />

Eran crueles y antiguos <strong>com</strong>o el Asia;<br />

fundarían imperios en la aurora y en México,<br />

reinos en Bolivia, fortalezas<br />

73


donde un signo inequívoco mostrara<br />

la voluntad de estos dioses:<br />

un águila en el aire arrebatando la serpiente,<br />

un árbol singular, <strong>com</strong>o un recuerdo<br />

de las llanuras heladas y el Mar Blanco,<br />

que ya sólo evocaban los viejos moribundos<br />

y el Sueño, que es eterno.<br />

Alzarían Tenochtitlán, el Cuzco<br />

y el enigma silencioso, Tiahuanaco,<br />

en la isla de Pascua graves rostros<br />

que contemplan todavía su gran marcha;<br />

otros, sin embargo, volverían<br />

al corazón de las selvas y al olvido,<br />

<strong>com</strong>o los muertos al pasado,<br />

al país de la cuna y de las tumbas.<br />

Mañana, todavía, aún faltaba,<br />

nuevos extranjeros alzarían<br />

ferrocarriles, calles, edificios,<br />

calendarios regidos por el sol y no la luna,<br />

venidos de otros Beherings y otras fechas,<br />

en nuestras claras ciudades, oh ingenuas tierras,<br />

seremos siempre dobles:<br />

uno solo y muchos, hombres de ninguna parte.<br />

74


LA INGENUA<br />

Ella creía que la reflejaban los espejos<br />

que era esos dedos que hurgaban en el rostro<br />

las lentas mutaciones<br />

que era su pulóver sus zapatos<br />

lo que recordaba y lo olvidado<br />

que era una guirnalda detrás suyo<br />

que era su cabeza<br />

que era sus amigas sus trabajos<br />

un hombre en una esquina. Una mañana.<br />

Las casas que habitó sus cuatro barrios<br />

que era las que era tras el portón borroso de los sueños<br />

que alcanzaba para ella el gentilicio<br />

y la historia de un país incierto<br />

el hambre la sed<br />

o lo que amaba<br />

75


JOHN KEATS<br />

Caen sobre él los actos inútiles del día.<br />

John Keats recuerda y es también de otros el recuerdo:<br />

humillaciones, rostros y palabras<br />

hacen de un pozo la noche repetida.<br />

“Fanny Brawne me has alejado,<br />

tú me has acercado a Keats y era lo mismo”.<br />

Suena tan distante el Mar del Norte<br />

para ser cada segundo todos los mares,<br />

pero si lo que fue y será mañana brilla<br />

en su oscura hora presente, ese hombre pequeño,<br />

inclinado sobre el verso, lo adivina.<br />

Presiente que será uno y va a ser todos<br />

cuando es tan caro el precio de eso múltiple:<br />

ya no lo amparará el primer fervor por las palabras,<br />

no aliviará sus horas la furia, perdida, de estar vivo<br />

ni lo protegerá la noche pedida de ningún olvido;<br />

nada lo salvará de tanto<br />

que es, en su medida, tan un poco.<br />

John Keats será John Keats, será nosotros.<br />

76


LA ELEGIDA<br />

De cada mujer todos los rasgos<br />

se pintan en su rostro:<br />

es la que figura en las guías,<br />

la que saludan en los aniversarios,<br />

la que habita con otras fichas, documentos,<br />

cartas que su nombre orienta, recuerdos<br />

en las memorias donde se irá extraviando<br />

y la singular secreta que ha inspirado versos,<br />

sueños que para sí misma tuvo,<br />

otros abecedarios que hoy le pertenecen.<br />

Tú que has sido los rituales<br />

que altivos nos unen a los otros:<br />

la que tuvo trabajos y empeños y vacilaciones,<br />

la que nadie por las calles reconoce,<br />

la que esperó en salas borrosas<br />

momentos pasados que eran entonces el futuro,<br />

ten piedad de los verbos que no pueden<br />

contener lo que has sido, lo que eres, lo viviente.<br />

Tú que diversa y una,<br />

también eres las otras,<br />

ésa que duerme esta noche<br />

bajo la misma luna.<br />

77


JUBILO Y CAIDA<br />

Armonía primera allí te vi, no era necesario<br />

mirar las partes de tu reino entero pero allí te vi<br />

y no quise detenerme en tu orilla, tu orilla<br />

que está en las simples cosas llenas de tu ondulante sombra.<br />

Qué delicadamente, luz en la luz, centro del día,<br />

te corporizas o elijes una sencilla forma cuando nos prestas tus ojos<br />

y cómo un eterno amor nos lleva de la mano<br />

a tus criaturas, allí donde eres sí,<br />

en lo animado, la infinita danza,<br />

la queja misma de cuanto existe.<br />

Alta serenidad todo es tu vaso y cada uno<br />

declara tuyo un color nuevo. Es abril<br />

de un año que para ti no cuenta y sin embargo<br />

un dulce calor te trajo aquí a mi lado. Era yo apenas<br />

una certeza esta mañana y la espuma del sueño<br />

y los lados del día se apagaban en mí.<br />

Bastó pedir, correr a tu contagio,<br />

para que un soplo sobre las cenizas que empolvaban las cosas<br />

encendiera de nuevo el mundo de carbunclos,<br />

las amatistas del aire... ¿las múltiples facetas<br />

de tus brillantes vidrieras, de dónde vienen,<br />

de qué sima profunda o de qué cima pública y expuesta,<br />

de qué otro tiempo apenas visitado,<br />

apenas entrevisto en el fuego del fuego?<br />

Peor ayuno no hay, que el que hay de ti.<br />

78


DE LAS TANTAS COSAS QUE NO PUEDE<br />

De las tantas cosas que no puede<br />

mostrar ciertamente la palabra,<br />

la primera imposible es el olor<br />

tan propio y exacto de las cosas.<br />

La poesía también es <strong>com</strong>o el aroma.<br />

Así quedan sin nombre<br />

el olor definitivo de la lluvia<br />

y el efímero matiz que se respira<br />

al asomarse a las sombras de un aljibe;<br />

el olor del primer mar, a los seis años,<br />

la fragancia, que nos asustaba, de los cielos nublados,<br />

y el olor a <strong>com</strong>ida de una casa<br />

que nos fue querida.<br />

La memoria tal vez sea<br />

sólo visión de olores olvidados,<br />

<strong>com</strong>o este papel a donde llamo<br />

a la presencia ardiente de unas hojas quemadas<br />

y a la clave del enigma de la rosa;<br />

al olor de las sangres<br />

que no vi derramarse,<br />

al olor del incienso y al del alcanfor,<br />

un olor que resplandece;<br />

al de las jóvenes mujeres en los baños públicos,<br />

al de las monedas, que abandonan la mano<br />

y que retornan, al de la tierra de Pinzón<br />

una mañana de octubre, al de los gatos,<br />

al olor milagroso de las cosas vulgares,<br />

de las que apenas se <strong>com</strong>prende<br />

que emanan la noche poderosa,<br />

al de un río que corre lejos<br />

79


y al que sin razón evoco,<br />

al de la palabra marisma, al de retablo,<br />

a los de esta mañana<br />

que partieron a un país sin dónde,<br />

al de una muchacha que se fue,<br />

el 2 de noviembre de 1982,<br />

para que mis palabras<br />

pidieran el perfume de unos versos<br />

y me quedaran la fecha y la balada,<br />

el de las ballenas que tiñen<br />

la espuma de aceite y de tamaño,<br />

el de un hombre que hablaba del origen del día,<br />

al de las tantas cosas<br />

a las que no pude acercarme y que me esperan.<br />

Son otro mundo más sobre este mundo,<br />

veo el bosque y entre el bosque<br />

la selva del aroma.<br />

Yo me voy de los hombres y las cosas<br />

<strong>com</strong>o un salvaje que marcha a las ciudades<br />

y dice adiós a su mundo de olores;<br />

también a mí ellos vuelven<br />

bellos y pesados <strong>com</strong>o un remordimiento.<br />

Serán desde estos versos mi memoria,<br />

seguirán sobre el mundo<br />

cuando me haya muerto.<br />

80


LAO-TSE PREPARA UNA SENTENCIA<br />

Nada de lo que diga<br />

puede desviar la calda de una hoja.<br />

Una sola palabra<br />

no frenara la otra.<br />

Es inútil que a éstos<br />

que me escuchan dedique<br />

una verdad: la harán pedazos.<br />

De sus pedazos nacerá Lao-Tsé.<br />

81


LA CAMBIANTE<br />

El hombre que ama quiere ser la mujer que ama.<br />

Le dice conmigo al reino y sabe dónde<br />

aunque haya perdido uno a uno los poderes de los niños<br />

la extraña le ha recordado la tierra del espejo<br />

la intrusa lo ha maldicho<br />

sólo tú la ves esta es mi forma para ti<br />

acéptala ya nadie podrá matarte sino yo<br />

y las grandes visitas que él ni recordaba<br />

retornaron a sus días <strong>com</strong>o antiguos ministros<br />

que en un tiempo reinaron<br />

qué violento apareció lo que antes era suyo<br />

por qué de está manera Peter Pan<br />

ahora lo asusta la belleza en sus signos<br />

invulnerable y solo en el bosque del mundo.<br />

Conmigo al reino su esperanza dice<br />

repite todavía conmigo<br />

pero ella ha cambiado otra vez su forma<br />

y es lo que no será mañana:<br />

una piedra entre nervios<br />

un empujón brutal de la memoria<br />

algo que rueda lejos en algún camino<br />

sólo necesita estar lo que no se queda para siempre.<br />

82


ALFONSINHO DA CUNHA<br />

No conocí tierra firme.<br />

Por nacer, nací a bordo<br />

entre embalajes de especias<br />

y el raro perfume de la canela extranjera<br />

fue mi país, mi canción<br />

el chirriante sonido del viento<br />

en viejas arboladuras<br />

tendidas a la aventura.<br />

Una pierna corta y otra larga<br />

sólo dan acceso a las cocinas de la Historia.<br />

Y de día el mar y por la noche el mar:<br />

nunca bajé a tierra firme.<br />

Los héroes a los que a<strong>com</strong>pañaba<br />

a través de las auroras<br />

desembarcaban en la sangre y en el vino,<br />

en la lujuria, en la selva y en los puertos<br />

que bautizaban los negros capellanes:<br />

de mañana, la cruz en alto, a cañonazos,<br />

<strong>com</strong>o se bautizan los mundos.<br />

Desde muchos puentes, vi a cinco razas<br />

asombrarse nuevamente de nosotros,<br />

vi la gloria de los grandes<br />

salir y ocultarse, <strong>com</strong>o una estrella más<br />

de huidizas Nortes que se agregaron<br />

al mar desde que conoció a los hombres.<br />

No maté a uno solo,<br />

no di mi nombre a ninguna tierra extraña,<br />

no fundé ciudades ni tomé fortalezas,<br />

pero arrimé tinta y papel, buen vino verde,<br />

velas de esperma y un plato de carne<br />

para que Luis de Camoens escribiera<br />

mi nombre en una página.<br />

83


No conocí tierra firme<br />

pero tuve, entre carcajadas, su promesa<br />

de vivir para siempre en Os Lusíadas.<br />

Los hombres <strong>com</strong>o yo recorrimos el mar.<br />

Los demás sólo fueron y vinieron de tierras firmes.<br />

Una promesa milenaria fue nuestro vellocino.<br />

84


LA PERDIDA<br />

Nueve veces te vi. Nueve te he perdido.<br />

Como en los círculos de Dante<br />

fueron los crímenes la pena<br />

en cada uno soy el pródigo<br />

y el ladrón y también el avaro que recuenta<br />

esos minutos que pudieron ser de otro<br />

y el castigo un rostro que vuelve<br />

una palabra dicha un gesto hecho<br />

nueve veces tus regalos que fueron y devuelven<br />

un amor que pesa <strong>com</strong>o la eternidad.<br />

85


DONDE QUEDA LA MEMORIA<br />

Donde queda la memoria,<br />

ese alegre mediodía encinto o lúgubre gobierno,<br />

danza la primera mañana del mundo todavía,<br />

hay pisadas de ruedas toscas<br />

en un llano que ocupan ahora las montañas,<br />

un milagro que asombra y abriga y calma.<br />

Una libélula que teje amorosamente el aire<br />

reconstruye la invisible historia;<br />

<strong>com</strong>o en tus ojos, las iniciales alas<br />

relumbran en el aire de un antaño primero,<br />

con experimentos de peces y ensayos de serpientes,<br />

con proyectados tigres que bramarían luego, reales,<br />

en la noche. Y ni un ojo,<br />

ni un ojo, ni los tuyos,<br />

para ver en los verdes pantanos<br />

el vuelo de los reptiles<br />

con su membranosa esperanza<br />

y sus escamas verdes,<br />

ni a los primeros inquilinos<br />

del hospicio marino en lo profundo.<br />

Nada: ni el asomo de la huella de una mano<br />

en las húmedas rocas de la orilla<br />

ni la planta de un pie en el cieno<br />

donde crecían arbustos musicales.<br />

Barro y cielo y agua<br />

y la natural sencilla respiración de las cosas:<br />

la novedad de las cortezas arrancadas por el viento<br />

ocupaba, por sí sola, entera tarde.<br />

Entre los álamos pasaba desnudo<br />

el frío que era joven sobre el mundo,<br />

sin saber que era <strong>com</strong>o éste, pausado, de noviembre.<br />

El infinito espacio de los valles<br />

86


donde la luna entera podía suicidarse,<br />

garzas y nubes que subían de la ciénaga<br />

y el grito último de un pesado animal<br />

que moría en lo alto y denso de la selva, noche del mediodía,<br />

y renacía sin saberlo entre los matorrales bajos.<br />

Los gruesos lagartos <strong>com</strong>o edificios vivos en una pesadilla,<br />

oh cotidiano milagro de esas macizas formas<br />

que elevaban sus ojos niños a la bóveda<br />

buscando la explicación del sueño,<br />

oh la temprana marcha de los mil rastros bajo las piedras,<br />

apenas el ocaso resucitaba a la escolopendra de boca mortal<br />

y los mosquitos daban su viviente alfabeto<br />

a las orquídeas blancas,<br />

ah la caricia de la carpa cazando bajo la superficie<br />

y la acechanza del pez-tigre entre los mangles;<br />

bellas y tenebrosas bajo el agua hirviente del mediodía<br />

las algas ocultaban una ya podrido becerro muerto al alba.<br />

Y la hormiga de fuerza prodigiosa inclinaba<br />

los bejucos para su nido colgante<br />

y se enfrentaban furiosas<br />

dos encendidas creaciones bajo una piedra chata.<br />

Y la noche, la noche de donde surgieron todos<br />

corría sus naves y constelaciones<br />

para el paso de los bellos asesinos de la garra,<br />

errantes e invisibles por la meseta baja.<br />

Lo que seriamos vagaba sin lugar todavía<br />

<strong>com</strong>o un vapor inteligente sobre el mundo.<br />

Y un salto, un grito de labios teñidos por la hierba,<br />

una sentencia manchada que besaba un cuello para siempre<br />

desplegaba de nuevo la mañana.<br />

87


CONVERSACIONES<br />

La historia de las constelaciones<br />

grabada en el brillo de una hoja:<br />

quisiera leer la hoja<br />

y recordar aquella forma<br />

de donde nos desprendimos<br />

los seres y las cosas.<br />

Y antes de que nos devore la Gran Noche<br />

oír su nombre,<br />

por empañar la orgullosa oscuridad<br />

con el ardiente sonido de la luz, al quebrantarse.<br />

88


ENTONCES, EL CANTO...<br />

Cruza tu voz los círculos del sueño,<br />

<strong>com</strong>o si un dios antiguo te cerrara la boca,<br />

¿detrás de qué otros cantos<br />

sin estela en qué aguas?<br />

Es de día en tu sueño bajo un sol diferente,<br />

sonámbula a la vez en la orilla y el centro.<br />

Oh no despierten a la elegida<br />

en las profundas gargantas de las cosas,<br />

que nadie, cruzando la habitación,<br />

salte dentro del sueño<br />

por caer en sus huellas sobre cuáles caminos;<br />

nadie, ni los sonidos ni mi mano,<br />

que existen en donde existe el tiempo,<br />

agreguen sus llaves al enigma;<br />

no cantas, eres tú la cantada.<br />

En la mañana ardiente de los ojos cerrados,<br />

escucha los susurros, las vetas minerales,<br />

acaricia las sombras, reclama otra estatura,<br />

la trae hasta los hombres.<br />

89


POEMA DEL NUMERO CERO<br />

Cuando la muerte señala la fibra luminosa que somos,<br />

cómo tiembla su luz, cómo parpadea con el viento repentino,<br />

cómo se aterra al pensar en la oscuridad, el silencio,<br />

el dedo que elige antes, mientras las luces corren ardiendo<br />

hacia el casi supremo resplandor, que es el número 1, antes del cero.<br />

90


EL PESCADOR DE PERLAS<br />

Esta tarde y parte de la noche<br />

volví a sumergirme en el espeso mar<br />

donde flotamos los seres y las cosas.<br />

Bajé por perlas que mostrar a los hombres<br />

que temen siquiera el riesgo de la orilla.<br />

Esta tarde y parte de la noche<br />

estuve en ese silencio, en esas profundidades<br />

donde el más infinito placer sería disolverse<br />

y supe que en todos los caminos<br />

hay monstruos para quien los teme.<br />

Llegué nadando adonde no se ama ni se odia,<br />

sencillamente se flota sobre un eterno presente<br />

y todo lo que miras es tu contemporáneo:<br />

nada más traen las olas del atrás y el adelante.<br />

Tomé allí esta perla y ahora te la ofrezco.<br />

Pero cuando quise volver,<br />

no vi a ningún hombre en la orilla.<br />

No vi orilla. Todo es el mar.<br />

Esos que temen la orilla<br />

no saben que caminan en el mar.<br />

91


NOSOTROS, ELLOS Y AQUELLO<br />

Los poetas estamos escondidos detrás de nuestras sienes,<br />

en la gran selva distante, de madrugada o de noche,<br />

seguimos y perseguimos al mismo animal que huye,<br />

la loca sabiduría que se sumerge en el aire.<br />

Nuestras palabras-redes retienen fragmentos<br />

de la luminosa silueta, algunos pelos,<br />

cuernos del violento animal<br />

que sabe caminar entre palabras sin quedarse.<br />

A veces nuestras trampas detienen en el fondo<br />

a esas pálidas formas que atraviesan la muerte<br />

para poder cazarnos: somos el perseguidor<br />

que persigue mientras le siguen los pasos.<br />

Nos alcanzan y nos vamos sobre sus ásperos lomos<br />

a donde no hay palabras, vendados los ojos, sujetas las manos.<br />

Sólo nuestras sombras quedan,<br />

al acecho, precisas,<br />

y el animal retorna a abrevar en ellas,<br />

ya sin temor,<br />

libre del cazador y de sus flechas.<br />

Los hombres lo ven brillar allá a lo lejos,<br />

durante muchos años, <strong>com</strong>o un camino perdido,<br />

más fuerte aun:<br />

<strong>com</strong>o una estrella que se tragó otra sombra.<br />

92


GANNOVAN<br />

Hemos cantado con valor,<br />

¿Cómo los dioses no entregarán<br />

a nuestra furia la vida de esos hombres?<br />

Con coraje y sin pegar los ojos<br />

durante nueve noches seguimos sus pisadas invisibles.<br />

Durante nueve días hemos animado sus esperanzas<br />

y hecho que, cada mínimo acto,<br />

cobre la soberana importancia de estar vivo.<br />

La que ha tenido siempre.<br />

¿No son de estas espadas las vidas<br />

que, por vez primera,<br />

ante la proximidad del túmulo y el olvido,<br />

han visto entre lagañas de insomnio<br />

lo que en la seguridad de las ciudades,<br />

junto al hogar y los hijos,<br />

cambiaban por la perspectiva de una cena,<br />

por el dormir a cubierto?<br />

El campo está abierto, toda huida es inútil y se ve desde lejos.<br />

Ah, <strong>com</strong>o estimarán ahora la dicha de la siesta,<br />

y a la esmirriada, la insulsa<br />

que besaba con los ojos abiertos<br />

en lo que fue, durante quince años,<br />

una costumbre idiota de la noche.<br />

Todo lo hacemos grande sin que nos importe mucho:<br />

cada brizna de hierba,<br />

cada canto del gallo,<br />

cada soplo del viento.<br />

Al cabo, cuando quede ese bosque<br />

repleto de cadáveres y vuele la corneja<br />

en busca de otras marchas sin prisa y de otras<br />

sigilosas corridas a través de las selvas,<br />

espiando al enemigo, preparándose al salto<br />

93


y al grito sin respuesta, volveremos también<br />

sobre nuestros pasos a las viejas cucharas,<br />

a los muros seguros y a los niños pequeños;<br />

al lento transcurrir del tiempo<br />

de donde habremos sacado a nuevos enemigos.<br />

Nuestras mujeres verán volver a sus maridos;<br />

otras, muy lejos, no sabrán<br />

que en una encrucijada de los bosques<br />

hemos tallado dioses de sueño<br />

en la carne de sus hombres<br />

Hemos hecho el bien de oreja a oreja<br />

y del vientre a la garganta;<br />

el nuestro fue otro modo,<br />

alguno, el horrible, de la eterna verdad.<br />

94


ANALOGAS, LAS COSAS<br />

Las cosas y sus nombres me rodean, <strong>com</strong>o siempre<br />

pero por un regalo de la luz, <strong>com</strong>o esas sombras<br />

que surgen sin un cuerpo y luego se amilanan<br />

o <strong>com</strong>o un transeúnte vago, familiar, de antaño,<br />

brilló para mí —¿o es acaso un sueño más,<br />

una ficción bellísima?— la red inmóvil<br />

que las habita y canta.<br />

No se derrumba jamás esta gracia de lo inerte,<br />

atando y desatando, de continuo, la piedra con la nube<br />

y con las simples toscas cosas que el hombre<br />

trajo al mundo: ¿unas llaves forjadas hace siglos<br />

<strong>com</strong>parten el alma con las mías, no son símbolos<br />

sino objetos repletos de lo mismo?<br />

No la urna de Keats, sino una moneda o un papel, que no hablan,<br />

apenas pueden balbucear, apenas, para que nadie oiga<br />

sus secretos movimientos; una boca se cierra<br />

al darlos vuelta, una boca se abre por su lado oculto.<br />

Acaso los planetas, imbuidos de una vida enorme,<br />

una vida que vive en otro tiempo, inmenso,<br />

otra ficción parecida nos otorgan.<br />

95


LA RUTINA DE DIOS<br />

Todo es un círculo:<br />

cruzamos por su anchura el día de la muerte.<br />

Y el círculo es las veces que volvemos<br />

para decir las mismas palabras, casi al mismo.<br />

A través de las épocas, todos tus fantasmas<br />

fueron lectores de poemas: la leve diferencia<br />

en el arreglo de unas flores y el atuendo,<br />

marca los siglos, la distancia.<br />

Y el cambio de la ropa y el idioma de antaño se agitan<br />

un segundo y en un solo segundo<br />

sentimos la carrera del círculo ciñéndonos la frente.<br />

Cuando te hablo, te he hablado, dejemos el dilema;<br />

donde los mundos se tocan hablaremos de otras cosas<br />

y esperaremos ese día sólo para no presentir,<br />

sólo para no saber las respuestas<br />

de las monótonas preguntas, las mismas viejas preguntas<br />

que nos atan a paisajes que no cambian.<br />

Cuánta desdicha, saber que volveremos a hablar<br />

detrás del polvo, detrás de la pobre oscuridad de un segundo:<br />

un momento es muy poco<br />

y sin principio ni fin es demasiado.<br />

96


GUERRAS, EPITAFIOS Y CONVERSACIONES<br />

(1989)<br />

97


EN UN VIAJE VELOZ HACIA EL INVIERNO DEL TERMINO<br />

En el poema es de día en un inicio,<br />

en un viaje veloz hacia la noche del término:<br />

en el poema es primavera<br />

y las ideas florecen y se abren efímeras,<br />

para ser escritas y dar frutos de tinta,<br />

frutos de espectros,<br />

frutos de voces y de nombres<br />

en un viaje veloz hacia el invierno del término.<br />

En el poema es primavera<br />

(porque yo camino por poemas<br />

<strong>com</strong>o otros por calles,<br />

buscando el final de todas las calles<br />

allí donde <strong>com</strong>ienzan todos los poemas)<br />

y ya la vieja madera que ha dormido<br />

todo el invierno del silencio,<br />

la madera de las puertas de mi alma,<br />

la madera de los violines de mi alma,<br />

las dulces maderas del amor<br />

y las duras maderas de la mente<br />

se desperezan bostezando crujidos,<br />

arrancando de sus fibras, antes secas,<br />

voces de árboles que se quejan,<br />

sonidos del corazón de la madera<br />

que aún recuerda al viento, la lluvia y la tierra.<br />

Porque la idea<br />

(que sube en la primavera del poema<br />

por los conductos de las palabras)<br />

nutre de nuevo las manos y el aliento,<br />

despertando a la madera fibra por fibra,<br />

hasta reconstruir el árbol<br />

y obligarle a dar fruto<br />

98


para la sed del hombre, del extranjero,<br />

del que lee el poema en un viaje veloz<br />

hacia el invierno del término.<br />

99


PROSA POETICA-PROSA DE LAS CIUDADES<br />

Todo es. Nada es.<br />

Y las ciudades que levantó el polvo serán polvo;<br />

pero mientras sucede el crecer al nacer y la muerte espera,<br />

tensa en el arco, es preciso tener una ciudad.<br />

Verla allá a lo lejos o verla allá dentro,<br />

en el otro espacio: ciegas, sordas,<br />

mudas para el hombre, <strong>com</strong>o la vida.<br />

Viven de él y morirán con él.<br />

¿Y qué es una ciudad en el conjunto<br />

de las ciudades sino la misma ciudad?<br />

La misma, desde la lejana y primera<br />

con que saludamos a la brutalidad, a la muerte;<br />

la última, desde la que veremos que algo<br />

impulsa el horizonte hacia nosotros.<br />

El vendrá y las ciudades lo contendrán un momento,<br />

hasta que caiga el último suburbio<br />

y con la última ventana el polvo cierre la última ciudad.<br />

Cuando caiga habremos caído para siempre.<br />

La misma ciudad, siempre es la misma.<br />

Siempre la misma calle y doblar en cualquier parte<br />

el mismo callejón y saludar al mismo.<br />

Las ciudades nacen de ciudades <strong>com</strong>o los hombres<br />

de hombres y el miedo de la esperanza.<br />

Yo les digo que estas calles y plazas<br />

y este sudor de sueño y este sabor de pesadilla<br />

y esta canción de siesta eran de otra ciudad.<br />

Los hombres no.<br />

Los hombres van y vienen <strong>com</strong>o los ríos.<br />

Las ciudades quedan, <strong>com</strong>o las piedras,<br />

esperando en la orilla que vuelva el mismo río.<br />

El mismo río del hombre que abandona las ciudades<br />

100


para no volver jamás. Y cuando se va el último<br />

y asoman los fantasmas sus ojeras nerviosas<br />

por las ventanas que el viento bate <strong>com</strong>o un insulto,<br />

la ciudad entera <strong>com</strong>prende que está sola<br />

y que se muere. Porque las ciudades se mueren<br />

y se pudren, <strong>com</strong>o los hombres, <strong>com</strong>o el amor.<br />

101


LAS COSAS DE ESTE MUNDO<br />

Soy débil <strong>com</strong>o si de humo.<br />

Me hacen los demás a semejanza de sus palabras,<br />

que edifican brevemente al hombre líquido:<br />

tengo miedo, miedo, miedo de ser hijo, hermano,<br />

primo, tío y padre y luego morir,<br />

cabrío de cascabeles verdes, tocando el piano<br />

en la colina de truenos, fantasmagoría<br />

dorada y lupanar, sol de la flecha,<br />

vaso de la química y desecho.<br />

El miedo desboca los cubiertos<br />

con los que ceno mi vida:<br />

arde en la garganta,<br />

tapiza los rituales diarios<br />

con los que mi cabeza intenta levantarse<br />

por encima de los árboles.<br />

102


EL POEMA DE HIERRO<br />

Dame un poema de hierro que restalle<br />

sobre las vacías cabezas y una mano firme<br />

en la muesca de la antorcha, un poema<br />

de sangre y de huesos impacientes<br />

y la pluma de carne firmando sentencias<br />

en las culposas mentes de los jinetes locos;<br />

que convierta en sal a los cobardes,<br />

un poema de hierro oxidado y torvo<br />

paleteando en el estanque a medianoche,<br />

cuando ni los muertos sueñan con la aurora.<br />

Un martillo de palabras para dejar al mundo<br />

con las cuencas vacías; rabioso ademán,<br />

piedra encendida en la boca de los que duermen<br />

mientras el agua sube en el Gran Cuarto Esférico;<br />

un puñetazo en el sexo de la muchacha arrodillada,<br />

idiota, paciente humanidad, que no ve, que no oye,<br />

sólo conversa con las cenizas de sus dioses muertos.<br />

103


GUERRAS Y CONVERSACIONES<br />

Las guerras ocupan toda nuestra vida:<br />

ésta y otras las pasaremos peleando<br />

contra y a favor de palabras que nunca se detienen,<br />

símbolos mercenarios que arrojarán sus redes<br />

para que el tiempo esté seguro de nosotros.<br />

Contra nosotros y a favor de nosotros,<br />

contra ella y a favor de ella,<br />

charlamos con la muda esencia seguros del silencio<br />

y éste es el único descanso y no es la tregua.<br />

Las guerras y las conversaciones arman nuestros actos,<br />

erizan la luminosa fibra del guerrero y ésta es su misión:<br />

guerrear y conversar con la esencia, tal vez con su enemigo.<br />

104


DICE EL OTRO<br />

Un día, hace mucho, abriste una guerra: ¿lo sabías?<br />

Ahora debes cerrar la grieta.<br />

No sabes cómo, ni cuándo, ni dónde.<br />

Pero algo se ha roto, algo se ha desgarrado<br />

para siempre: en ese ir y venir, de un lado al otro,<br />

viendo y aprendiendo de los dos paisajes,<br />

tu vida y parte de mi vida pasan.<br />

105


LA PATRIA LA POESÍA<br />

I.<br />

antes el día y la noche eran el mismo lugar<br />

vida y muerte juntas en sus nacimientos<br />

el tigre y la paloma el mismo animal<br />

todo era igual a su vecino<br />

<strong>com</strong>o la piedra es aún a la montaña<br />

el hombre tajeó el mundo<br />

y salieron de sus moldes los pedazos vivos<br />

el hombre cortó los lazos<br />

cuando todavía del cielo y de la tierra<br />

bajaba y subía con indiferencia el sol<br />

para la poesía es <strong>com</strong>poner los lazos<br />

armar de nuevo el mundo sin atrás ni adelante<br />

abolir el tiempo<br />

la poesía viene al hombre por remordimiento<br />

la poesía viene al hombre por memoria<br />

aquí delante mío había un lazo que me unía con los dioses<br />

(todos los dioses son el rompecabezas de Dios)<br />

y era uno con los elementos<br />

y era a la vez el perseguido<br />

y quien le sigue los pasos<br />

todo y yo nos perseguíamos en círculo<br />

trazando en amplias espirales<br />

el sagrado dibujo de los días multiplicados<br />

todavía en ciertos lugares<br />

en ciertos hombres en ciertas noches<br />

yo percibo restos de los lazos flotando ante mis ojos<br />

la poesía le opone al hombre su condición<br />

la poesía su patria su escalera<br />

106


II.<br />

y bien allí están las palabras en ese diccionario<br />

abrazadas juntas reunidas <strong>com</strong>o hojas de un árbol<br />

sin diferencia alguna a la espera del soplo<br />

<strong>com</strong>o esperaba el barro y también están<br />

detrás de esa puerta afuera colgando de las gentes<br />

<strong>com</strong>o trenzas de algas saliendo de sus narices y bolsillos<br />

recorriendo sus días inventando sus noches<br />

doblando las esquinas hay todavía más y más palabras<br />

también la muerte la vida el dolor la alegría son palabras<br />

Dios y el diablo tú y yo mismo somos dos palabras<br />

me arranqué me fui me interné en esos largos pantanos<br />

por un afán de exilio y tú conmigo<br />

ya estamos en el verdadero mundo<br />

Dios el diablo el tiempo<br />

y todos los que vinieron luego<br />

sus nombres ya los has leído y escuchado<br />

sus voces que hablaron para siempre<br />

william dylan rené jean arthur hölderlin<br />

hermanos de los hombres<br />

sabes y recuerdas lo que vas a encontrar<br />

estás a salvo también hay otros<br />

los que abrieron un libro solos en la casa<br />

y se cayeron dentro insomnes perfectos<br />

los que vieron a la belleza y al júbilo de la verdad<br />

incendiar una rama y devorar el paisaje<br />

(de mañana, de tarde o de noche qué más da)<br />

y se quedaron presos del instante siguiente<br />

absortos regresados <strong>com</strong>prendidos<br />

los que reconocieron a algo más que andaba<br />

tras sus pasos en la noche sin señales del alma<br />

y <strong>com</strong>etieron el acierto de volver la mirada a verlo<br />

todos los que vieron están aquí<br />

éste a pesar de los hombres es todavía un lugar seguro<br />

107


aquí donde se realiza siempre el porvenir<br />

III.<br />

vino del origen del origen de todo<br />

bosques montañas ríos llanuras bosques halcones<br />

maleficios dioses símbolos templos redes piedras<br />

peces animales del sueño y la vigilia<br />

estaba con el hombre antes que el hombre<br />

aquí todo está seguro está en calma perdura florece<br />

sólo la palabra es la patria del hombre verdadero<br />

cada verdad es cierta cada silencio habla<br />

así fue así será<br />

mientras haya un hombre<br />

a pesar del exilio del trono de los hombres<br />

vibrar en armonía con todo lo que verás<br />

hará tu canto y ese será mi canto<br />

el canto de lo creado y no creado todavía<br />

nos reconocerán por él<br />

y todos los que lo oigan<br />

lo harán su mismo canto<br />

el dulce y oscuro olor del mundo<br />

absolutamente mágico <strong>com</strong>o todo lo real<br />

en él todo sucede de una vez y a la vez<br />

belleza y verdad son la misma verdad<br />

un hermano lo dijo en la noche de inglaterra<br />

IV.<br />

te llamaré por tu nombre<br />

tu verdadero nombre<br />

que no conoce nadie<br />

de él hablan las estrellas<br />

108


clavadas en la noche sin sombras<br />

y está evidentemente escrito en todo lo que tocas<br />

el que no está en ningún registro de los hombres<br />

el que usa el sueño para dormirte<br />

y la luz para despertarte<br />

el que murmuran los abismos a donde caes<br />

sin protesta posible<br />

el que grita la belleza y la verdad<br />

a tu sordo corazón desobediente<br />

por ese nombre te llamó la vida<br />

y no pudiste resistir su amable invitación<br />

a oler y lamentarte<br />

te llamaré <strong>com</strong>o sabes que te llamas<br />

ese es el nombre que te dará la muerte<br />

quien lo sabe conoce cada imagen del prisma de tus días<br />

es dueño de tus pasos<br />

reconoce el porvenir de tus pisadas<br />

en esta tierra veloz que viene y parte<br />

en todo lo que diga te llamaré <strong>com</strong>o sabes que te llamas<br />

porque todo esto es sólo parte de tu verdadero nombre tu palabra<br />

para entrar a este mundo sólo hace falta saberla<br />

tener lengua boca dientes mente espíritu<br />

persona y mundo donde pronunciarla.<br />

109


HAY VERDADES QUE ESTALLAN COMO POMPAS, HAY MENTIRAS<br />

QUE RUEDAN EN LAS CARAS<br />

El tiempo y las manías de medir<br />

se tirotean con el corazón<br />

en un corredor de desesperados sin victoria.<br />

Y dos con sus metáforas al hombro<br />

las criaturas humanas sueñan y ruedan,<br />

sufren y callan, sin voz.<br />

Serán el dolor con pies sobre las aguas<br />

pero jamás les importará la injuria que a<strong>com</strong>ete,<br />

<strong>com</strong>o bolas de nieve en manos de idiotas,<br />

sus negros corazones que cuelgan de los árboles.<br />

Hay verdades que estallan <strong>com</strong>o pompas,<br />

hay mentiras que ruedan en las caras,<br />

lo valiente nos habla en las máscaras del miedo<br />

y lo limpio gime sucio allí donde el absurdo es rey.<br />

El mundo que gira sopla sus cuerdas en los oídos<br />

que alzamos y que dejamos embucharse de ese viento mecido:<br />

sólo el extremo justifica la existencia del amor<br />

que los caminos de la vida llevan a morar entre desechos.<br />

Pero aun allí la vida romperá en los ojos<br />

de los muertos una a una sus lanzas<br />

y cavará los túneles por donde irá la idea.<br />

110


NO ES EL TIEMPO LO QUE EXISTE SINO SU VELOCIDAD<br />

No es el tiempo lo que existe sino su velocidad,<br />

sólo los dones y poderes están, el resto, la cosa,<br />

no vino nunca. Nunca bajó el tiempo a este lugar,<br />

jamás la muerte: sólo nos toca brevemente su cualidad<br />

de cambiar vivos en vivos de otro lugar.<br />

Y así vamos confundiendo los orígenes<br />

en medio de un bombardeo:<br />

porque es el todo que nos arroja el todo ante los ojos,<br />

continuamente, absolutamente seguro de su integridad.<br />

Perdidos en un valle de espejos trucados, seguros de estar,<br />

cuando todo pasa en otro lugar, vivimos en lo inverso,<br />

moramos en la oscuridad. Tenemos los ojos cerrados,<br />

cosidos por un hilo que sólo cortan las horas afiladas,<br />

esas pequeñas navajas que prueba<br />

cada tanto el tiempo, para ver qué pasa.<br />

111


MAS ALLÁ DEL LLANTO, LA LUZ QUE TODO AGITA<br />

Lejos del arcano yo iba entre fulgores de ensueños,<br />

palpando los lugares y los hombres que se agitan<br />

a mitad de camino entre el invierno y el sol.<br />

Lanzado <strong>com</strong>o bala consciente más allá de la conciencia,<br />

hacia el final último que se agita en la luz,<br />

el deseo flameaba con su rosa de espinas<br />

y sus cumbres de llanto, rozando siempre, sin llegar,<br />

la porción de cielo que vislumbra el mundo <strong>com</strong>o una constelación.<br />

Y entre piedras y llanto y entre cuerpos y llanto<br />

y entre muertes y resurrecciones bañadas por el llanto,<br />

entre las caras y cuerpos del aullante silencio<br />

vi ayer lo que conocí mañana<br />

y hallé el Paso, el Túnel al descubierto,<br />

el Puente antes sumergido;<br />

una visión hoy me enseña esa luz sin rivales<br />

que corre por las venas del Verdadero Sol.<br />

112


VIAJERO DEL TERCER CAMINO<br />

I.<br />

Una Gran Guerra habita las cosas:<br />

el tiempo las golpea y quiebra la cáscara,<br />

que es la cosa, dejando escapar su áspero <strong>com</strong>bate,<br />

la lucha que en su eje<br />

enfrentó a señores más importantes que el bien,<br />

más trascendentes que el mal.<br />

Sí, una ardiente guerra bulle en las cosas,<br />

vive en el corazón de los hombres<br />

y lastima el aire;<br />

en esa Gran Guerra se pierde el paso<br />

y van a morir todos los caminos:<br />

internarse en su oscuridad<br />

que es la vida y es la muerte<br />

y es lo Tercero,<br />

es el camino,<br />

el único camino del guerrero.<br />

II.<br />

Guerrero de la luz, estandarte de vientos,<br />

voy por senderos y noches más oscuros que el tiempo,<br />

buscando entre las espesas palabras aquélla, la perdida,<br />

ésa, la deseada. Por obstáculos recibí mi propio manto,<br />

las espuelas de mis nervios y la pesada camisa de los sueños.<br />

Por entre valles y calles y avenidas y llanuras<br />

trafico con los hombres por encontrar a aquélla, la perdida.<br />

Ellos me dan sus razones, sus cuentas de cristal<br />

llenan mi bolso de pesadas cadenas con la tierra.<br />

También merco los sueños y clandestinamente llevo, en el alma,<br />

un recuerdo del tiempo.<br />

Guerrero de la luz, manchado por la tierra<br />

113


en el camino tercero de la edad humana:<br />

dos ya cayeron. El bien y el mal<br />

sus huecas cáscaras abandonan<br />

a la furia de los elementos.<br />

III.<br />

Y yo salto por encima de mis muertos,<br />

de mis muertos inmóviles <strong>com</strong>o peces,<br />

ansiosos <strong>com</strong>o raíces, eternamente lerdos,<br />

buscando leer, en el moho de los años, la Otredad.<br />

Ella ha dejado sobre las cosas sus blandas láminas abiertas,<br />

desnudas sus tibias bibliotecas.<br />

Pero es preciso leer <strong>com</strong>o leen los ciegos,<br />

acariciar largamente el rostro de las cosas,<br />

descifrar lentamente el origen, remontar<br />

penosamente el olvido hasta la seca raíz,<br />

de cualquier modo.<br />

Guerrero de la luz,<br />

solo y fulgurante <strong>com</strong>o la perdida,<br />

y <strong>com</strong>o ella, nombrado<br />

por las dolientes sombras<br />

del <strong>com</strong>ienzo y del fin.<br />

114


DICE EL OTRO<br />

En todos vibra. En todos duerme.<br />

En todos late el brillo de decepción:<br />

antes de que se apague debes soplar tu vida<br />

sobre la frágil llama de luz para avivarla<br />

y morir en ella, y así, al fin, ver.<br />

Porque ver es verme y verme es Verte.<br />

115


LA AFICION AL PLACER NOS LIGA<br />

La afición al placer nos liga,<br />

nos ata a las campanas de las bocas,<br />

que dicen nuestros nombres entre nubes y tormentas.<br />

Bajo árboles de miedo correrá en el tiempo de soles:<br />

las escaleras personales están hechas para matarle.<br />

¿Podrá la suma dar el peso de una pluma en la balanza?<br />

La suma negativa con peso<br />

de montañas en los hombros de la culpa.<br />

La cópula absurda del hombre y sus alrededores<br />

tiene parte, lo lleva en el trayecto de su edad,<br />

gira envuelto en las ropas sarnosas del sastre<br />

que ha cerrado a medianoche,<br />

luego de coser en su sombra los pecados.<br />

Aunque se abra en un futuro el mar por sus pisadas,<br />

él tal vez no será culpable de todo;<br />

sus ojos de delincuente brillante<br />

redondean en el fondo del cráneo<br />

un sentimiento cálido,<br />

que atado al carro del cuerpo<br />

y a sus cinco locos caballos,<br />

arrastra a todas partes,<br />

sordo de ciudades y de templos:<br />

picado por las abejas del placer en las axilas<br />

tal vez y sólo tal vez<br />

llegará antes a su esqueleto o su victoria.<br />

116


SOBRE EL PELIGRO DE CERRAR LOS OJOS<br />

Vivo en dos instantes de la eternidad.<br />

Ahora hay un peligro que es mío<br />

y patrimonio general de todo hombre.<br />

Cuando cerramos los ojos vemos<br />

el devenir del tiempo, su ardua maquinaria<br />

abrirse paso en la terca, interna oscuridad,<br />

y trabajar las formas, limar<br />

los contornos de épocas distantes<br />

hasta dejarlas idénticas, <strong>com</strong>o lo fueron siempre.<br />

Ayer, Hoy, Devenir.<br />

Tres caras de una moneda sola.<br />

Allí duerme, en el resquicio de los ojos entornados,<br />

una luz que es la misma en todo tiempo.<br />

Es el alivio mayor<br />

la imposible certeza de <strong>com</strong>prenderlo nunca.<br />

Porque bajar los párpados significa<br />

darle al tiempo oportunidad<br />

de volver del revés su clepsidra,<br />

desafiarlo a que pruebe suerte<br />

con sus dados de arena.<br />

Cuando cerramos los ojos algo de nosotros,<br />

<strong>com</strong>o en los sueños, se desintegra y parte.<br />

Así, cuando cansados de manchas y colores<br />

y tercas nebulosas: las que forman un paisaje<br />

donde estuvimos, las que se agrupan en un rostro<br />

sin nombre al que juramos no olvidar,<br />

las que arman el largo cinematógrafo<br />

de los fragmentos de la memoria, entreabrimos los ojos,<br />

bien pudiera sucedemos en una calle de Tiro,<br />

cambiando desconocidas monedas con un desconocido,<br />

visiblemente nervioso, que repite una y otra vez,<br />

sin que entendamos, lo que en su lengua fue,<br />

117


alguna vez, una pregunta insistente.<br />

Mientras nos preguntamos<br />

en qué esquina, detrás de cuáles puertas,<br />

en dónde está Buenos Aires.<br />

118


LAS VIDAS ASOMBROSAS<br />

Muchos son los rostros que habitan<br />

el enorme país de la distancia.<br />

Largas caravanas han partido y luego otras,<br />

las guiadas por dioses imprevistos,<br />

han colocado extranjeros a nuestro lado:<br />

ellos nos han mostrado<br />

sus telas multicolores, sus palabras,<br />

los exóticos animales de la infancia<br />

y algunos, sólo algunos,<br />

flores de oro irremediablemente perdidas<br />

entre vagas memorias y sentencias.<br />

Trabajadas lejos, en vidas asombrosas.<br />

Quién lograra cubrir a grandes pasos<br />

el enorme país de la distancia,<br />

ver el conjunto de los rostros<br />

y oír en la noche sin asombro<br />

el coro de las voces,<br />

el coro de las voces que retumban allá lejos,<br />

en los ignotos campamentos<br />

que preparan sus caravanas para venir a vernos.<br />

Ir más allá de sus fuegos, de sus distantes señales,<br />

llegar antes que Dios al pecho de los hombres.<br />

119


LAS GRANDES PALABRAS<br />

Así la poesía en que perviven<br />

Antiguos hombres que han visto<br />

Se han asombrado han legislado y partido<br />

Guarda la memoria de cosas memorables:<br />

La original palabra que designaba al viento<br />

O aquella que se pronunciaba para mover los astros.<br />

Las originales palabras eran de otra boca<br />

Se decían para distinta vida y distinta muerte.<br />

En ese tiempo ellas eran<br />

La conversación corriente de los hombres.<br />

120<br />

Los poetas son<br />

los legisladores de los hombres.<br />

Hölderlin


Y DIOS TIENE UN INSTANTE EN EL ALIENTO DE DIOS<br />

En el <strong>com</strong>ienzo un aliento agitó las sombras,<br />

dicen las escrituras, todas las escrituras,<br />

y surgió la materia, toda la materia,<br />

el Creador oculto sabe todo lo que esconde<br />

cada rincón de su aliento. Nosotros que lo ignoramos,<br />

<strong>com</strong>o El respiramos nuestros largos segundos,<br />

el corto mundo de otros en una inmensa cadena,<br />

el verdadero lugar en donde estamos,<br />

mucho más grande aun, lleno de alientos, suspiros,<br />

largos gritos, bostezos que entrecruzan lugares,<br />

muertes y desolaciones, con tiempos y lugares<br />

donde felices, todos ignoran el dato de los mundos.<br />

Porque ya no hay paz para el que sabe<br />

que respira universos, hay alianza eterna<br />

con aquello que lo tiene preso en la burbuja<br />

de un instante frágil: hombres y dioses<br />

conviven tranquilos en la misma cabeza,<br />

un Puente, un Corredor entre dos respiraciones y no yo,<br />

escribe estas palabras mientras mundos fantasmas<br />

se desploman y exaltan y vuelven a desplomarse<br />

delante de mí y soy sólo un segundo en un segundo<br />

de Dios y Dios tiene un instante en otro Aliento Mayor.<br />

121


NOSOTROS, ELLOS Y AQUELLO<br />

Los poetas estamos escondidos detrás de nuestras sienes,<br />

en la gran selva distante, de madrugada o de noche,<br />

seguimos y perseguimos al mismo animal que huye,<br />

la loca sabiduría que se sumerge en el aire.<br />

Nuestras palabras-redes retienen fragmentos de la luminosa silueta,<br />

algunos pelos, cuernos del violento animal que sabe caminar<br />

entre palabras sin quedarse. A veces nuestras trampas<br />

detienen en el fondo a esas pálidas formas que atraviesan la muerte<br />

para poder cazarnos: somos el perseguidor que persigue<br />

mientras le siguen los pasos. Nos alcanzan y nos vamos<br />

sobre sus ásperos lomos adonde no hay palabras,<br />

vendados los ojos, sujetas las manos. Sólo nuestras sombras<br />

quedan, al acecho, precisas, y el animal retorna a abrevar en ellas,<br />

ya sin temor, libre del cazador y de sus flechas. Los hombres<br />

lo ven brillar allá a lo lejos, durante muchos años,<br />

<strong>com</strong>o un camino perdido, más fuerte aun:<br />

<strong>com</strong>o una estrella que se tragó otra sombra.<br />

122


POR QUITARLE A LA MUERTE SU SOBERBIA<br />

Un amor absoluto, para el que no existe<br />

primero ni último, golpea sobre el mundo:<br />

en el más humilde y en el más soberbio<br />

canta la canción del hombre.<br />

Bajo las máscaras vacías e intermedias<br />

un amor absoluto, para el que no existe<br />

primero ni último, resuena escondido,<br />

más allá de los gritos<br />

y la apretada melodía de la desesperación.<br />

Aún más allá. Es el eje íntimo y viviente<br />

el que canta, el que musita las palabras<br />

<strong>com</strong>o un talismán sonoro,<br />

una pedrada en la frente<br />

de los desmoronados mundos.<br />

Un amor absoluto,<br />

para el que no existe<br />

primero ni último,<br />

anima estos silencios,<br />

estas ficciones que tan sólo intento<br />

por quitarle a la muerte su soberbia.<br />

123


LAS LINEAS DEL MUNDO<br />

Quien ve a las líneas del mundo<br />

unir a la desdicha<br />

con la alegría sin tiempo ni motivo,<br />

a la ceguera del hombre con lo luminoso del hombre,<br />

al cobarde, al justo y al tonto<br />

(que asiste a la ceremonia del crepúsculo<br />

asombrado, muy quieto, flotando sobre las aguas),<br />

nunca se vuelve altivo<br />

a contemplar la guerra que incendia<br />

el lugar donde vibra todo esto.<br />

Ya nunca sueña.<br />

Abre los ojos despierto, abre los ojos dormido.<br />

El que ve a las líneas del mundo<br />

servir de trampolín a los pájaros<br />

y de escalera a las almas,<br />

sabe por qué no vuelan<br />

y se guarda de contarlo.<br />

Otro será su interés:<br />

él querrá trepar por ellas<br />

disimuladamente, sin un solo <strong>com</strong>entario,<br />

sin que nadie note la ausencia del desertor.<br />

Feliz, ignorado por todos,<br />

vagará por la tierra sin nombre<br />

con su precioso secreto, ese momento en que espió:<br />

él conoce signos que lo conocen,<br />

hace su propia ley.<br />

Y por fin, cuando se retira,<br />

<strong>com</strong>o un oscuro bulto con corazones de tormenta,<br />

hacia la tierra oculta en esta misma tierra,<br />

que guarda de toda noche el sol,<br />

no olvida, ni por un momento,<br />

que el tiempo está en su red.<br />

124


Sabe que no hay milagros, sabe qué cosa son.<br />

Algún día todo será plenitud.<br />

125


UNIVERSOS CONTRARIOS<br />

Universos contrarios,<br />

usan a los hombres<br />

(a los señores y a sus amos<br />

y a las sonrientes hijas del corazón)<br />

en juegos largos, amplios movimientos<br />

de los que el tiempo es árbitro.<br />

Universos contrarios<br />

sin el hombre no tendrían hogar,<br />

ni campo de batalla en carne dócil;<br />

usan a los tristes y al borracho alegre<br />

(y a los mudos y rengos<br />

y a los ciegos, amigos del sueño débil),<br />

para sombrías partidas<br />

que el crepúsculo no acaba,<br />

ni acortan las súplicas<br />

ni detienen nuestros ojos<br />

al clavarse en altos trucos.<br />

Universos contrarios,<br />

señores del sí y del no,<br />

lugares donde Dios se cobra<br />

el sagrado impuesto de la vida:<br />

vivir es pagar la muerte<br />

que heredamos con la luz.<br />

Universos contrarios<br />

lucran cuando la conciencia es frágil,<br />

apuestan con el amor,<br />

pierden con la última oscuridad<br />

(un peón, una dama,<br />

los restos de una torre),<br />

se sjrven una copa a carcajadas<br />

y colocan las fichas de otra edad.<br />

126


DOS HOMBRES HACEN EL POEMA QUE CAMINAN<br />

Ansias de morir, para ver finalmente y no morir,<br />

gobiernan el fondo de las cosas. Los hombres van más allá.<br />

Redoblan los embates contra el secreto enemigo<br />

y logran el doble, el aliado etéreo<br />

que permite 'vibrar luminoso en dos lugares.<br />

Así andamos seguros por la cañada en sombras,<br />

porque si hay dos mundos hay dos hombres<br />

y uno de ellos, quién, sabe del otro porque lo ha soñado.<br />

Dos hombres andan a la par uno ignora al otro<br />

y el otro finge ignorarlo. Dos hombres escriben el poema:<br />

dos hombres hacen uno que jamás se encuentra.<br />

127


DICE EL OTRO<br />

Tira tu historia, el animal del pasado<br />

<strong>com</strong>o una novela mal escrita<br />

con dedos de fuego por un necio,<br />

pero sé siempre la nave de carne y sangre,<br />

anclada en el presente<br />

bajo los rudos vientos del futuro.<br />

Los imbéciles, los asesinos de sí mismos,<br />

entre las cajas donde guardan su cinismo<br />

y los cobardes, tienen costumbres de ahogados<br />

y están ciegos aunque miren.<br />

Pero tú no apagues<br />

tus jóvenes ojos ahora,<br />

<strong>com</strong>o viejas hostias<br />

que alguien lleva hacia la muerte.<br />

128


LA PALABRA HACE LA ALQUIMIA<br />

El tiempo golpea sobre esta mesa<br />

donde no escribo para el olvido:<br />

se amontona el futuro sobre el papel,<br />

la palabra hace la alquimia<br />

y este acto primero de poder<br />

es el recuerdo <strong>com</strong>o un eco<br />

de otro mayor y ajeno,<br />

que aún detona en la noche del origen.<br />

Y así escribimos por imitar<br />

actos de poder mucho mayores,<br />

sobre blancos papeles,<br />

sobre años y hombres asombrados<br />

del uso que damos a sus sombras:<br />

molestar a los hombres,<br />

molestar a las cosas,<br />

todo por darle<br />

un recuerdo nuevo a la memoria.<br />

129


EL ANZUELO DE LAS SOMBRAS<br />

Lancé esta noche el anzuelo a las sombras.<br />

Y al recoger mi hilo<br />

lo que arrojé a este mundo<br />

me dejó mudo y absorto<br />

por toda una eternidad.<br />

Este es el objeto<br />

de la vida de un hombre:<br />

atrapar con tibios lazos<br />

el gobierno de sus otras muertes.<br />

Me atrapé a mí mismo,<br />

huyendo veloz,<br />

bajo las agitadas aguas de lo Eterno.<br />

130


AQUÍ Y ALLÁ<br />

Entre aquí y allá cuando una puerta se abre,<br />

ya no se puede cerrar. Esta<br />

y aquélla son la misma verdad.<br />

El que sepa ver, verá, el que sepa leer, leerá<br />

y sólo entrará despierto aquel<br />

que desde el primer latido sea su invitado.<br />

Pensar que sólo es volver<br />

a un lugar que nos conoce<br />

y que allá, cuando alguien muere,<br />

lo entierran en la vida, lo devuelven:<br />

cuando alguien muere aquí, nace allí.<br />

Mientras entre ambos mundos pasa,<br />

lo alumbra con su linterna un instante<br />

esa vieja tenebrosa y veloz,<br />

a la que llama,<br />

sin que lo sea, la eternidad.<br />

131


LAO-TSE PREPARA UNA SENTENCIA<br />

Nada de lo que diga<br />

Puede desviar la caída de una hoja.<br />

Una palabra no<br />

Frenará la otra.<br />

Es inútil que a éstos<br />

Que me escuchan dedique<br />

Una verdad: la harán pedazos.<br />

De sus pedazos nacerá Lao-Tsé.<br />

132


EPITAFIOS<br />

Sombras. Sólo sombras han venido a saludarme.<br />

Ya los mundos por propia voluntad se rajan<br />

y se abren las puertas<br />

en este cuarto donde escribo.<br />

No quiero la visión, sino la sombra<br />

del vacío en que nadan:<br />

escribo por cobardía sobre la hoja en blanco<br />

y no sobre la hoja llena de la vida.<br />

No los he invocado a ellos,<br />

sino a sus sombras,<br />

que han venido a saludarme<br />

con sus raros regalos:<br />

el oro, la mirra y el incienso de las sombras.<br />

Por propia voluntad y por cuidado<br />

elijo el papel de un hombre que escribe<br />

lo que le dicen y regalan las sombras.<br />

Esos tres torpes versos indican<br />

mi pobreza y mi nada:<br />

el oro son las guerras por las revelaciones<br />

y la mirra funeraria lo que quemo en sus tumbas<br />

entre el incienso inútil de mis conversaciones.<br />

133


CON OTRO OJO<br />

La verdadera poesía está desnuda:<br />

por eso estas palabras van dejando sus ropas.<br />

La poesía debe ser la lengua<br />

de la boca que dice la verdad,<br />

la verdad que se agita y desprende<br />

de ese núcleo vivo, no-vivo,<br />

esa primera cosa que dejó<br />

la huella que llamamos cosa<br />

al llegar aquí.<br />

Vivir, escribir poesía <strong>com</strong>o quien talla madera,<br />

buscando el eje viviente, que está en todo,<br />

en todos y es el mismo.<br />

134


DICE EL OTRO<br />

Morir, nacer, carece de significado.<br />

Lo importante es ese sonido seco,<br />

ese sabor amargo,<br />

eso que se esconde al fijar la vista,<br />

el olor a nada que desprende<br />

el todo cuando pasa<br />

y te toca a toda velocidad.<br />

Continuamente, a cada instante,<br />

en la selva del pasado, el presente y el futuro<br />

estás perdido en el mismo lugar.<br />

135


EPITAFIOS<br />

A un desconocido:<br />

bárbaro y brutal e ignorante y sucio<br />

te llamaron los soberbios hombres<br />

que vinieron luego.<br />

Pero sólo tú y yo sabemos<br />

quién acudía hasta el fondo de la caverna<br />

cuando lo invocabas,<br />

con sólo murmurar oraciones sin lenguaje<br />

y dirigir tu mugriento instrumental<br />

hacia el centro de la tierra.<br />

136


GANNOVAN<br />

Hemos cantado con valor,<br />

¿Cómo los dioses no entregarán<br />

a nuestra furia la vida de esos hombres?<br />

Con coraje y sin pegar los ojos<br />

durante nueve noches seguimos sus pisadas invisibles.<br />

Durante nueve días hemos animado sus esperanzas<br />

y hecho que, cada mínimo acto,<br />

cobre la soberana importancia de estar vivo.<br />

La que ha tenido siempre.<br />

¿No son de estas espadas las vidas<br />

que, por vez primera,<br />

ante la proximidad del túmulo y el olvido,<br />

han visto entre lagañas de insomnio<br />

lo que en la seguridad de las ciudades,<br />

junto al hogar y los hijos,<br />

cambiaban por la perspectiva de una cena,<br />

por el dormir a cubierto?<br />

El campo está abierto, toda huida es inútil y se ve desde lejos.<br />

Ah, <strong>com</strong>o estimarán ahora la dicha de la siesta,<br />

y a la esmirriada, la insulsa<br />

que besaba con los ojos abiertos<br />

en lo que fue, durante quince años,<br />

una costumbre idiota de la noche.<br />

Todo lo hacemos grande sin que nos importe mucho:<br />

cada brizna de hierba,<br />

cada canto del gallo,<br />

cada soplo del viento.<br />

Al cabo, cuando quede ese bosque<br />

repleto de cadáveres y vuele la corneja<br />

en busca de otras marchas sin prisa y de otras<br />

sigilosas corridas a través de las selvas,<br />

espiando al enemigo, preparándose al salto<br />

137


y al grito sin respuesta, volveremos también<br />

sobre nuestros pasos a las viejas cucharas,<br />

a los muros seguros y a los niños pequeños;<br />

al lento transcurrir del tiempo<br />

de donde habremos sacado a nuevos enemigos.<br />

Nuestras mujeres verán volver a sus maridos;<br />

otras, muy lejos, no sabrán<br />

que en una encrucijada de los bosques<br />

hemos tallado dioses de sueño<br />

en la carne de sus hombres<br />

Hemos hecho el bien de oreja a oreja<br />

y del vientre a la garganta;<br />

el nuestro fue otro modo,<br />

alguno, el horrible, de la eterna verdad.<br />

138


EL PESCADOR DE PERLAS<br />

Esta tarde y parte de la noche<br />

volví a sumergirme en el espeso mar<br />

donde flotamos los seres y las cosas.<br />

Bajé por perlas que mostrar a los hombres<br />

que temen siquiera el riesgo de la orilla.<br />

Esta tarde y parte de la noche<br />

estuve en ese silencio, en esas profundidades<br />

donde el más infinito placer sería disolverse<br />

y supe que en todos los caminos<br />

hay monstruos para quien los teme.<br />

Llegué nadando adonde no se ama ni se odia,<br />

sencillamente se flota sobre un eterno presente<br />

y todo lo que miras es tu contemporáneo:<br />

nada más traen las olas del atrás y el adelante.<br />

Tomé allí esta perla y ahora te la ofrezco.<br />

Pero cuando quise volver,<br />

no vi a ningún hombre en la orilla.<br />

No vi orilla. Todo es el mar.<br />

Esos que temen la orilla<br />

no saben que caminan en el mar.<br />

139


EPITAFIOS<br />

Pitágoras nos ha dejado,<br />

sin resolver el último Teorema:<br />

aunque sabía demostrar<br />

el paso de la Fuerza<br />

por el más pequeño objeto<br />

de éste y el otro y aquel mundo,<br />

con sólo trazar el círculo humano<br />

sobre la música de las esferas<br />

y la risa del misterio en el gran juego oculto.<br />

140


LOS SERES LUMINOSOS<br />

Acaba de cambiar, termina hace un instante<br />

de mostrar su cara debajo de la máscara;<br />

un mundo se abrió detrás de esas facciones,<br />

brilló una luz, no lo era; un horizonte se levantó<br />

<strong>com</strong>o una ciudad hacia el final del rostro<br />

y volvió a sumergirse en la multitud, dejándome cegado,<br />

sordo para siempre a la apariencia.<br />

Ese hombre era la metáfora de un hombre,<br />

era uña señal y una certeza y otra.<br />

141


PERO EL DÍA TENDRÁ SU PALADIN<br />

I<br />

Ni tan débil ni tan poderoso <strong>com</strong>o la noche,<br />

busco más allá del tiempo<br />

las palabras de los hombres que enloquecen,<br />

todo, porque los días enseñan<br />

cosas que los años desconocen,<br />

nada, porque la memoria es sólo<br />

un pájaro perdido en la neblina.<br />

Y allí, más allá, veo los pasos de los hombres,<br />

sus manos indecisas, sus manos melancólicas<br />

cargadas de recuerdos, y en sus mentes<br />

mis gritos sin un eco quisieran renovarlos,<br />

hacerlos de una pieza,<br />

<strong>com</strong>o esas negras piedras que el rayo desentierra.<br />

Manos que atrajeron los cielos<br />

hasta el pobre espejo del hombre,<br />

manos que arrojaron al oído del mundo<br />

millones de sonidos nuevos, la voz de las ciudades,<br />

el grito del cemento y el rugir del acero<br />

que deja para siempre su cuna incandescente,<br />

poleas que levantan para la soledad<br />

del hombre sus duros escenarios.<br />

Manos, gobiernan él timón, pero no tienen tiempo.<br />

Deben nacer, hacer y morir.<br />

Pero el día tendrá su paladín,<br />

sus paladines, claridad, oscuridad,<br />

éste es su áspero <strong>com</strong>ienzo,<br />

éste su áspero retomo,<br />

la arcilla del mundo<br />

y un futuro escenario donde, de una vez,<br />

será la acción hermana y criada del sueño.<br />

142


DICE EL OTRO<br />

Cabe por todas las puertas,<br />

entra por todos los muros,<br />

ante su luz, nada conserva sombra.<br />

Y con la sombra se deja<br />

toda huella, toda ropa cae,<br />

muere toda imagen.<br />

Nace el Nuevo, antes del Otro.<br />

143


JAKO KAMOTO<br />

Detrás de la locura<br />

El del Espejo<br />

tiende los brazos<br />

-Ven- dice.<br />

-Y la próxima vez<br />

que pasemos por allí<br />

no te sueltes de mi mano.<br />

Estar loco es estar seguro de lo indudable.<br />

Mis contemporáneos, en el fondo de sus corazones,<br />

estaban seguros de que el siglo XVII<br />

duraría para siempre.<br />

Desde la jaula de cañas donde me confinaron<br />

yo les gritaba que no, que no era cierto.<br />

Y ahora estamos todos muertos.<br />

Los cuerdos y los locos detrás del Espejo<br />

caminamos por el paisaje tomados de la mano.<br />

Del otro lado<br />

da a una vieja postal:<br />

extraña correspondencia<br />

entre los objetos y los mundos.<br />

Yo soy el de la izquierda,<br />

ese que agita los brazos,<br />

el único que parece haber advertido algo.<br />

144


LAS BANDERAS<br />

Cada cosa tiene su bandera,<br />

la que flota por encima,<br />

al paso de vientos invisibles;<br />

la vida pasa, la muerte pasa, la cosa pasa<br />

y la bandera queda, rota, desgastada,<br />

haciendo flamear sus flecos, todavía.<br />

Al paso de vientos invisibles,<br />

en dirección a la abierta nada,<br />

mientras la nada susurra,<br />

mientras los vientos pasan.<br />

145


ALFONSINHO DA CUNHA<br />

No conocí tierra firme.<br />

Por nacer, nací a bordo<br />

entre embalajes de especias<br />

y el raro perfume de la canela extranjera<br />

fue mi país, mi canción<br />

el chirriante sonido del viento<br />

en viejas arboladuras<br />

tendidas a la aventura.<br />

Una pierna corta y otra larga<br />

sólo dan acceso a las cocinas de la Historia.<br />

Y de día el mar y por la noche el mar:<br />

nunca bajé a tierra firme.<br />

Los héroes a los que a<strong>com</strong>pañaba<br />

a través de las auroras<br />

desembarcaban en la sangre y en el vino,<br />

en la lujuria, en la selva y en los puertos<br />

que bautizaban los negros capellanes:<br />

de mañana, la cruz en alto, a cañonazos,<br />

<strong>com</strong>o se bautizan los mundos.<br />

Desde muchos puentes, vi a cinco razas<br />

asombrarse nuevamente de nosotros,<br />

vi la gloria de los grandes<br />

salir y ocultarse, <strong>com</strong>o una estrella más<br />

de huidizas Nortes que se agregaron<br />

al mar desde que conoció a los hombres.<br />

No maté a uno solo,<br />

no di mi nombre a ninguna tierra extraña,<br />

np fundé ciudades ni tomé fortalezas,<br />

pero arrimé tinta y papel, buen vino verde,<br />

velas de esperma y un plato de carne<br />

para que Luis de Camoens escribiera<br />

mi nombre en una página.<br />

146


No conocí tierra firme<br />

pero tuve, entre carcajadas, su promesa<br />

de vivir para siempre en Os Lusíadas.<br />

Los hombres <strong>com</strong>o yo recorrimos el mar.<br />

Los demás sólo fueron y vinieron de tierras firmes.<br />

Una promesa milenaria fue nuestro vellocino.<br />

147


PALABRAS PARA TODO LO QUE SE HA VUELTO EXTRAÑO<br />

Al mismo tiempo era el reír y era la pena<br />

de ver después el rostro que sucede a la risa.<br />

En ese tiempo ambiguo yo jugaba<br />

sumergido en el mundo: la infancia mi escafandra,<br />

era la infancia del mundo y sus paisajes y hombres<br />

otros niños, los espectros pueriles,<br />

inocentes la vida y su amiga la muerte,<br />

que jugaban afuera en la lluvia desnuda.<br />

Y no voy a describírtelo. Tú ya lo sabes.<br />

Como una moneda o una navaja rota<br />

viajaste conmigo por esas islas bárbaras.<br />

Cuando lo que es grande me interrogue en la sala<br />

Tan llena, le diré lo que amaba: El sonreirá<br />

tristemente y me mostrará en su libro la primera palabra.<br />

Siguiendo sus duras páginas, los días y las noches<br />

de truenos y maravillas. El me dirá: era sólo un momento,<br />

había cosas más grandes en la tierra y el cielo.<br />

Pero yo soy sólo un hombre y en mi universo,<br />

alfileres y continentes tienen el mismo tamaño.<br />

Extraño, extraño, todo se ha vuelto extraño.<br />

Los años alejaron a los días, el espacio de las revelaciones<br />

dejó atrás los pequeños placeres, la torpeza ingenua<br />

de creerte sin sombra. Lo grande ha mandado<br />

sus lecciones y ha prometido abrirme anticipadamente el libro:<br />

pero yo soy sólo y todavía un hombre,<br />

que en el umbral de lo verdadero,<br />

vuelve la vista al destruido paisaje de lo ficticio y suyo.<br />

Porque todo lo que amé fue humareda,<br />

yo escribo estas palabras de insólitos vientos:<br />

también yo quiero abrir un día un libro<br />

para contárselo a la nada, mientras lo grande<br />

desmiente mis palabras al todo. El habla al todo<br />

148


y yo a la nada que no me escucha,<br />

y tú le hablas a los hombres en su mismo lenguaje;<br />

yo debiera hablarte con palabras que entiendas,<br />

pero le hablo a la nada sin emociones,<br />

sin ese sonido extraño que <strong>com</strong>enta,<br />

allá a lo lejos, el paso de los hombres.<br />

23 años y la clave rompiendo los decorados<br />

que a otros protegen y encantan:<br />

lentejuelas y engaños, <strong>com</strong>o quisiera<br />

creerles para estar a salvo<br />

de esta aurora, de estos afilados perfiles<br />

que la luz introduce, desgarrándolo todo.<br />

Porque ahora <strong>com</strong>prendo, porque ahora entiendo<br />

lo que no me fue asignado en ninguna página,<br />

y entre la luz y su sombra,<br />

quiero ese débil fantasma que jugaba conmigo<br />

en los alegres bosques que jamás existieron.<br />

Y toda pista es vana, todo sendero enterrado,<br />

cualquier huella en el barro<br />

no conduce a ninguna parte.<br />

Es el olvido <strong>com</strong>o un leñador amargo<br />

que ha talado los bosques de la infancia;<br />

leña de la verdad, hará la luz y el calor<br />

que me consolarán cuando sea un viejo,<br />

luminoso y lejano en su casa de estrellas:<br />

Esta, de mis guerras, es la más dolorosa:<br />

haber dejado todo en manos del leñador<br />

y que sus brazos de músculos violentos<br />

no conozcan la piedad a la mentira indefensa,<br />

el último falso tesoro de mis despojados reinos.<br />

149


EL FÉNIX<br />

La primera vez nos vimos en un libro:<br />

él, o uno de sus dobles, llevaba a Simbad, el marinero.<br />

Luego los manuales y las <strong>com</strong>paraciones<br />

trajeron a la memoria el Fénix olvidado.<br />

El Único: más memorable es esta parte de su mito<br />

que aquella que habla del fuego y de una ceniza que renace.<br />

Un pájaro imaginario es la metáfora del universo.<br />

Un pájaro es todos los pájaros<br />

y también los cielos y las tierras<br />

y el tiempo, que mueren y resurgen<br />

del último de los Fuegos.<br />

Un pájaro que es único y es diverso<br />

contiene la historia, el mar, las tardes,<br />

el amor, a Colón, a mi lector y al papel<br />

donde escribo sus detalles.<br />

Y en una pluma a sí mismo<br />

camino de las llamas, el silencio<br />

y el viento que barrerá su rastro,<br />

el mismo viento en que vuela<br />

único, de nuevo y resurrecto.<br />

150


CAMINO A MI, CAMINO A EL<br />

"La vida es simple: vagar desesperado,<br />

reír, amar y coquetear todos los días<br />

con la dama de hueso se lleva en una mano<br />

todo lo que apostamos<br />

en el curso del año".<br />

Trabar la rueda que gira en las nubes<br />

por respirar el sabor de un minuto,<br />

es tarea implacable que llena los ojos de infinito.<br />

Pero ansioso del beso justo<br />

que atraviesa volando las balanzas,<br />

quiero andar por entre el bambú humano<br />

de prisa, hacia ese conocido<br />

que me observa y tiende el arco.<br />

151


EPITAFIOS<br />

Sólo unas palabras para juzgar tu entreacto:<br />

cómo se las arregla la tierra<br />

para conservar en su vientre<br />

la boca de Novalis<br />

que pertenece a la noche.<br />

152


ELIPHAS TORRES<br />

Mi profesión fue recibir y guardar<br />

para el olvido los regalos de los reyes.<br />

Ellos tomaban las gemas, las gruesas barras<br />

de metales preciosos y los otros tributos<br />

de más allá del mar, que eran<br />

<strong>com</strong>o el tributo de la muerte.<br />

Yo recibía los obsequios de anónimos capitanes,<br />

las fantasías que, por cumplimiento,<br />

por burla o por delirio enviaban<br />

con frutas y especias desconocidas<br />

de la tierra incógnita:<br />

fui Guardador de Monstruos de Ultramar.<br />

Me volví viejo entre sirenas rellenas de estopa,<br />

mitad-mono, mitad-pez, cosidas muy lejos,<br />

a las carcajadas. Y entre centauros<br />

fraudulentos y unicornios falsos.<br />

Oro e ingenios alientan las empresas de los reyes.<br />

Los tesoreros y prebostes y los caballeros<br />

se reían de los sueños que, una vez al año,<br />

se exhibían en la plaza decretada<br />

para regocijo y diversión del populacho:<br />

eran sus mismos sueños.<br />

En mi época la gloria quedaba más allá del mar.<br />

Yo vi brillar el oro mejor de América,<br />

allí, en mi oscuro gabinete:<br />

un hipogrifo de Indias, intacto,<br />

muerto seis meses antes camino de El Dorado.<br />

153


CONVERSACIONES<br />

La historia de las constelaciones<br />

grabada en el brillo de una hoja:<br />

quisiera leer la hoja y<br />

recordar aquella forma<br />

de donde nos desprendimos<br />

los seres y las cosas.<br />

Y antes de que nos devore la Gran Noche<br />

oír su nombre,<br />

por empañar la orgullosa oscuridad<br />

con el ardiente sonido de la luz,<br />

al quebrantarse.<br />

154


SIMON GARCIA ESTUDILLO<br />

Yo que fui el médico rural supe<br />

de la puerta con la que cerraban la lluvia<br />

y el paisaje dos manos estremecidas<br />

(yo pasé infinitas veces al ambiente de cebollas,<br />

de repollos, de botas amontonadas, de herramientas:<br />

el único ambiente de la casa, sacudido<br />

por el viento, la noche, los gemidos<br />

o por una sola gran herida, que lleva<br />

o trae del otro mundo una mirada);<br />

supe de las manos estremecidas y la súplica ardiente<br />

bajo la fiebre, conozco la gangrena y los cólicos,<br />

apenas dos maneras de ese vasto arsenal:<br />

ellos cambian la mirada, vuelven a creer en Dios,<br />

evocan los momentos felices, desdeñados, olvidados;<br />

sé de la mano blanca y la mano negra<br />

cerradas sobre el gabán y del agua de los ojos<br />

pidiendo el agua de la vida.<br />

59 años en medio de la noche.<br />

Pero yo vi dentro de los hombres<br />

esa inocencia que engarza<br />

en el dolor edades con edades.<br />

Un pequeño animal, un accidente, igualan<br />

al hombre, a la mujer, postergan sus idiomas.<br />

Vida y muerte pasaron por mis manos<br />

y los vivos y los muertos agradecieron<br />

mi llegada y mi partida, cuando ya nada es posible,<br />

o cuando el niño llora a mis espaldas,<br />

deteniendo la lluvia, parando nuevamente<br />

en su primera hora mis horas y mis días.<br />

155


EPITAFIOS<br />

Juan Arturo Nicolás Rimbaud:<br />

¿junto a qué sagrado terror<br />

por lo entrevisto, navegó por tu alma<br />

la certeza atroz de perder para siempre<br />

la visión, al abandonar la Ciencia?<br />

Ya no hubo tiempo, ni otra oportunidad<br />

de contemplar aturdido el incendio de las estrellas,<br />

para traducirlo al hombre ya no hubo tiempo.<br />

156


ANTES DEL SIGLO XXI<br />

El alma ha escondido un grito<br />

y una horda de cuerpos saldrá a buscarlo<br />

antes de la noche peligrosa,<br />

antes de que los duros cielos templen sus palas<br />

en pozos de olvido: Barquero,<br />

antes de la última aurora,<br />

ese grito hará bañar a los títeres de alambre<br />

y un pobre circo de actores<br />

se volverá loco en los caminos.<br />

Barquero negro de la luna menguante,<br />

siempre solo en la montura de mareas,<br />

con cetro de calaveras diriges una nube de ríos<br />

que caerá sobre el circo dormido<br />

antes de que el grito, arrancado de su pérdida,<br />

pueda siquiera despertarlo.<br />

El deja bramar inútilmente a las gordas fieras<br />

que contemplan, impávidas, la caída vertical<br />

de los apóstoles, sorprendidos por su paso<br />

a través de nubes y constelaciones.<br />

Ya los cuerpos de los acróbatas<br />

dejan de pender cabeza abajo<br />

(ellos también caen en la boca de la muerte,<br />

aunque caminen por el cielo de los dormidos apóstoles);<br />

el público se ha cortado las manos<br />

para no aplaudir jamás el camino del Barquero<br />

y el sol titiritero se hizo cargo del sombrero del mago:<br />

con todas las señales en sus picas, ya se raja la tela<br />

del campamento dormido y el grito congelado por la altura<br />

se arroja sobre ellos, aplastándolo todo.<br />

157


CONVERSACIONES<br />

Allí, en todas partes, está la muda,<br />

la serena, la terrible esencia,<br />

la invisible a ojos y a ojos de la mente.<br />

Más allá, aun más allá,<br />

donde la mano no llega<br />

y se extinguen, desde lejos,<br />

los ecos del llamado,<br />

las súplicas y las preguntas,<br />

las preguntas hechas cuando siempre es tarde.<br />

indiferente. Sólo podemos interrogarla<br />

sabiendo de antemano que no habrá respuesta.<br />

Y aún le preguntamos<br />

y le preguntamos siempre, porfiadamente,<br />

las vanas tonterías que nos sugieren<br />

el miedo, la inquietud, la duda mordedora.<br />

A ella, la que no ve, ni oye, ni habla al hombre<br />

y ni siquiera se molesta en contestar<br />

las preguntas de la Vida, los mundos,<br />

las dudas de sus inquietas y huérfanas manifestaciones:<br />

otra muda película en la que no hay intervalo.<br />

158


LINEAS BLANCAS, LINEAS NEGRAS SOBRE EL DESIERTO EN<br />

SOMBRAS<br />

La gran Fuerza que empuja los caminos del nacimiento<br />

hacia la hora de la nueva oscuridad, ha mandado,<br />

desde su cono en sombras, la ardua ordenanza:<br />

ninguna linterna ni tabla de náufrago, todas las pistas<br />

y ningún cómodo guía para nuestros pasos diestros por la vida veloz.<br />

La gran Fuerza nos ha dejado las riendas de una línea negra<br />

y de una línea blanca y ha partido sin decir cuál<br />

es nuestra montura, cuáles los áridos caminos<br />

que nos llevarán de nuevo al inicio de esta travesía en llamas:<br />

anochece, el desierto vuelve sobre nosotros<br />

mientras la gente <strong>com</strong>e, duerme, se alimenta de sí,<br />

se desintegra, pervive en sus linternas que han partido.<br />

Allá, a lo lejos, un turbio animal en sombras decide nuestra meta,<br />

arma nuestras verdades y nosotros los injustos,<br />

los que no <strong>com</strong>emos ni dormimos mientras es la aurora<br />

(mentiras que creemos entre fulgores de orgullo, humaredas)<br />

vemos sus cuernos y el brillo de su sombra.<br />

No hacemos caso del cartel que dice:<br />

allí, en ese horizonte en llamas,<br />

está el fuego fatuo que incendia la verdad<br />

y está la sombra que gobierna tus pasos<br />

del nacimiento a la gran sombra que viene,<br />

es la luz o es la sombra<br />

y tú sin la linterna falsa, sin la mentira<br />

para creer que llegaste al gran punto de huida,<br />

al rapto de lo eterno,<br />

a la candente luz que no ha visto nadie.<br />

159


LA RUTINA DE DIOS<br />

Todo es un círculo:<br />

cruzamos por su anchura el día de la muerte.<br />

Y el círculo es las veces que volvemos<br />

para decir las mismas palabras, casi al mismo.<br />

A través de las épocas, todos tus fantasmas<br />

fueron lectores de poemas: la leve diferencia<br />

en el arreglo de unas flores y el atuendo,<br />

marcan los siglos, la distancia.<br />

Y el cambio de la ropa y el idioma de antaño<br />

se agitan un segundo y en un solo segundo<br />

sentimos la carrera del círculo ciñéndonos la frente.<br />

Cuando te hablo, te he hablado, dejemos el dilema;<br />

donde los mundos se tocan hablaremos de otras cosas<br />

y esperaremos ese día sólo para no presentir,<br />

sólo para no saber las respuestas de las monótonas preguntas,<br />

las mismas viejas preguntas que nos atan<br />

a paisajes que no cambian. Cuánta desdicha,<br />

saber que volveremos a hablar detrás del polvo,<br />

detrás de la pobre oscuridad de un segundo:<br />

un momento es muy poco<br />

y sin principio ni fin es demasiado.<br />

160


EPITAFIOS<br />

Emilia en Baltimore:<br />

¿qué montaña de ruidos y de carros<br />

te tapó los ojos,<br />

qué te hizo huir a los veintiséis años,<br />

virgen y alcohólica,<br />

a espiar a los hombres,<br />

sin conocer el mar?<br />

Si ya habías aprendido,<br />

Emilia, a conversar con los rincones<br />

donde golpeaba el mar,<br />

en las horas solas, los días imposibles.<br />

161


DICE EL OTRO<br />

Todo hombre es deudor, desde el huevo,<br />

de sus ojos, piel y oídos,<br />

debe la sangre y aquello que ama:<br />

toda la alegría o la tristeza que corre por sus venas.<br />

Fiado por la vida,<br />

las doce tareas le juntan tallos<br />

para que haga un fruto claro,<br />

edifique la causa por la cual sus pies<br />

aún ensucian las mantas floridas de los muertos.<br />

Ningún hombre debería morir,<br />

hasta no haber dicho su palabra.<br />

162


CONVERSACIONES<br />

El nombre que cuando niños<br />

nos daba el viento del invierno,<br />

viene siempre a golpear las cosas olvidadas:<br />

¿Quién sino aquel delgado invierno,<br />

caminando con sigilo de duende<br />

las escaleras del tiempo,<br />

dejó para que lo halláramos<br />

un álbum de fotos extraviadas,<br />

una flor cursi, tijeras oxidadas<br />

con las que el pasado corta,<br />

por un doloroso instante,<br />

el río que nunca se detiene?<br />

163


EPITAFIOS<br />

Milosz, el gran viejo de Praga,<br />

y la sombra que más evoqué;<br />

pero sólo una sonrisa he visto<br />

en un rincón del cuarto,<br />

sólo un saludo bondadoso<br />

que una ráfaga de viento<br />

disipó en un instante:<br />

<strong>com</strong>prendo.<br />

Para qué volver,<br />

si rehusar es mejor que aceptar,<br />

si ahora estás entre las cosas que has visto,<br />

viéndonos, Viéndolo en todas direcciones.<br />

164


HANS VON LIPPS<br />

Veo cómo este juguete<br />

va deteniendo lentamente su cuerda:<br />

cada día se hace más amplio<br />

y no se sabe, de cierto, si<br />

llegará la tarde.<br />

Todo en todo momento<br />

puede ser detenido: la vejez<br />

es una manera de apostar<br />

a que será dentro de media hora.<br />

Nada puede ser recordado.<br />

Nada existió y este largo incendio<br />

pudo haber durado, objetivamente, una sola semana.<br />

Los largos días repletos de invitados,<br />

de saludos a manos y rostros borrosos,<br />

en habitaciones de niebla,<br />

extrañas, detalladas, familiares.<br />

Se queman los recuerdos<br />

y el vacío animal no hace memoria:<br />

la carne, tributo que va y viene de la muerte,<br />

nace vieja, siempre fue esta máquina que,<br />

al fallar movimientos, no estorba el pensamiento.<br />

Porque siempre fui esta libertad,<br />

este gozo de no saber de qué lado<br />

se encuentra cada nuevo día. Nunca<br />

hubo certeza, pero sólo de viejo se <strong>com</strong>prende.<br />

¿Para qué quiero la memoria?<br />

Los que deducen dicen que, antes del final,<br />

el <strong>com</strong>ienzo y desarrollo de la película<br />

pasa y yerran: al llegar aquí se sabe<br />

que no hay posible olvido.<br />

Tampoco figurada decadencia.<br />

Se ve la continuidad, se es feliz<br />

165


por el mero soplo del viento sobre la cara:<br />

aquí un golpe de lluvia puede ser fatal,<br />

el animal es frágil y cada parpadeo<br />

puede dar a la noche. El cansado caballo<br />

quiere pastorear por patios de donde han huido<br />

hijos y nietos, sucesivamente,<br />

los que algún día (hoy, mañana, no existen),<br />

se inclinarán sobre una hoja de malva<br />

a ver y conversar con este patio lejano,<br />

libres ya de la vergüenza de ser<br />

un descarnado fruto que <strong>com</strong>prende.<br />

Una segunda inocencia ve en la pared,<br />

sobre las manchas de humedad,<br />

el nuevo fresco rostro preparado,<br />

la alegría de saber que tras la oscuridad,<br />

que se siente <strong>com</strong>o un segundo en blanco,<br />

estrenaremos la mirada nueva del próximo<br />

habitante del mapa de los días.<br />

En la vejez, esto está en la pared:<br />

Yo que casi he muerto ignoro si he pasado.<br />

De viejo la duda sonríe y es certeza.<br />

Quién será mi padre, quién será mi madre<br />

dentro de pocos años, cuando el olvido<br />

ponga una sonrisa de dientes nuevos<br />

al abrir y cerrar de ojos que nadie puede recordar.<br />

Si dejara en alguna parte<br />

esta historia anotada, moriría<br />

mi segunda muerte buscando este relato.<br />

166


DICE EL OTRO<br />

A veces sucede que no has visto<br />

más que signos y pases,<br />

más que indicios y huellas huecas,<br />

que imprimen la verdad en todas partes.<br />

Algo te señala desde algún lugar.<br />

Y desenvuelves las reglas del tiempo bailarín,<br />

las ceremonias del continuo movimiento,<br />

el juego que emborracha al que aprende a jugar.<br />

Porque <strong>com</strong>prendes que todo gira en su eje,<br />

que todo encastra en lo opuesto,<br />

que todo está en orden en este alegre universo.<br />

Y luego todas mis máquinas<br />

te vuelven a dar la espalda:<br />

aún eres ajeno, aún eres la ficha<br />

que otro apuesta en el juego.<br />

167


INTENTAMOS DOS LINEAS EN EL TIEMPO<br />

Intentamos dos líneas en el tiempo<br />

y apenas lo logramos las borra para siempre,<br />

sin importarle que sean el <strong>com</strong>ienzo<br />

de un dibujo inacabable, intentado por un hombre<br />

en un rincón lejano de su mente.<br />

El corazón en la mitad del trazo se desprende y cae,<br />

el corazón, abusando de su raro privilegio<br />

de medir el tiempo y girando, girando siempre,<br />

<strong>com</strong>o un planeta que dejó la vida<br />

en su paso veloz hacia otra forma.<br />

Comenzó el dibujo el asombro<br />

de un niño ante el primer espejo<br />

y quedan desde entonces las noches y los días<br />

sin imagen posible, volcando en la memoria<br />

sus recuerdos inútiles, armados de retazos, harapientos.<br />

"Quedan la belleza y el júbilo, la ira y el deseo<br />

con espadas de espuma<br />

y el sabor de los labios que han perdido sus besos."<br />

También otras estupideces semejantes.<br />

Y antes de que los ojos cierren los paisajes<br />

y decline el corazón su privilegio,<br />

todavía marcará el dibujo una cita nueva:<br />

a la mañana siguiente, con el tiempo,<br />

que volverá a empujar los huesos y la mente<br />

sin que la muerte sirva de escondite.<br />

168


POEMA DEL NUMERO CERO<br />

Cuando la muerte señala la fibra luminosa que somos,<br />

cómo tiembla su luz, cómo parpadea con el viento repentino,<br />

cómo se aterra al pensar en la oscuridad, el silencio,<br />

el dedo que elige antes, mientras las luces corren ardiendo<br />

hacia el casi supremo resplandor, que es el número 1, antes del cero.<br />

169


EDWARD WHISTWHISH<br />

Casi viví <strong>com</strong>o todo hombre:<br />

de aquí para allá, a merced<br />

del tiempo, de la época y de los otros hombres.<br />

Magullado, iba a morir <strong>com</strong>o cualquier otro:<br />

entre feliz y contento, con una colección<br />

de anécdotas por vida, con <strong>com</strong>promisos<br />

y amigos y zapatos. Mi vida no valía<br />

un enemigo firme. Yo que lo supe todo<br />

no sé cuándo fue, pero poco a poco<br />

empecé a <strong>com</strong>prender.<br />

Me hice otro. Un hombre sorprendido<br />

en medio de un bombardeo.<br />

Las cosas y los hechos caían sobre los otros<br />

tomándolos desprevenidos, desplomando,<br />

moldeando, reduciendo y cambiando lo que es igual,<br />

<strong>com</strong>o un pedazo de goma en manos de un niño<br />

se hace estrella, barco o muerto.<br />

Y yo veía hacer al niño.<br />

¿Quién más sorprendido que yo,<br />

a cada paso, de sus evidentes movimientos?<br />

Pensé en contárselo a mi esposa,<br />

en declararlo a mis vecinos,<br />

en anunciárselo al mundo.<br />

Pero ¿para qué? Estaba bien así.<br />

Lo público se envilece a sí mismo<br />

y además, éste es un juego peligroso.<br />

Mejor así. Luego <strong>com</strong>prendí cuántos éramos<br />

y que no nos saludábamos por la calle.<br />

Morí ignorado. Me costó gran esfuerzo<br />

esa hazaña cotidiana de ser un mediocre<br />

a solas con todos los secretos de los días.<br />

Fallecí preguntando para qué.<br />

170


CONVERSACIONES<br />

Cuando golpee la puerta el mundo de mañana,<br />

¿Con qué frase, con qué gesto dócil le abriré<br />

para indicarle el cuarto preparado y la mesa lista?<br />

Recorreré la casa de su brazo,<br />

mostrándole las imágenes del que fui,<br />

mis ancestros gemelos, allá, en el tiempo.<br />

¿Con qué modales sentarse a almorzar<br />

y referirle las conversaciones de los necios,<br />

chismes previos a su llegada,<br />

fabulosas historias que recibirá riendo,<br />

con la boca llena de fechas<br />

y de viejos periódicos de esa misma tarde?<br />

Qué irá a suceder cuando llegue el mundo de mañana<br />

y sepa que nada ha sido preparado,<br />

que sigue siendo un solitario pasajero<br />

que bajó, del ómnibus y <strong>com</strong>enzó a andar,<br />

detrás de huellas irreconocibles,<br />

en dirección a la ignota casa alerta.<br />

171


LAS VISIONES DESCENDENTES<br />

Las visiones se entrevén,<br />

pero también se acercan al oído<br />

a murmurar palabras que no terminan nunca,<br />

se palpan en la oscuridad perpetua de las cosas<br />

y tienen un olor a vacío que horroriza.<br />

¿Quién no sintió, alguna vez,<br />

el sabor de los muertos subir por la garganta?<br />

Por eso renunciamos y nos vamos sin mirar allí,<br />

a ese rincón que brilla y no está,<br />

esa caja vacía o la puerta que acaba de moverse<br />

sin que atrás haya nadie,<br />

sin que nadie reclame esa sombra en el piso.<br />

172


ELMER GRUNDIG<br />

He cerrado la puerta. Adentro mi mujer<br />

me habla mientras guisa y tampoco oigo<br />

al bebé que orina y gruñe. El periódico<br />

está en blanco, la vida es un fracaso<br />

y la mesa está puesta, pero yo<br />

tan sólo espero mientras mastico y escupo<br />

dos o tres palabras, la función de hoy<br />

que me alimente. Hace muchos años<br />

<strong>com</strong>prendí y estoy contento: conservo<br />

mi cabeza. La vida es un fracaso,<br />

vivimos en el infierno, dormimos en el cielo.<br />

Los libros son sólo un sucedáneo.<br />

Cuando todo es aflicción, aúllan<br />

los perros, el alma se entristece<br />

y en la noche caen <strong>com</strong>o bombas<br />

las lágrimas que no nos salvarán<br />

de un nuevo día, sube, sube<br />

de las aguas más profundas del hombre<br />

un animal hechizado; él, delicadamente,<br />

nos toma con sus pinzas y nos saca<br />

de la cama a la calle que ocupan muchedumbres.<br />

Y allí el barco de Ulises espera<br />

preparado, alerta, vigilante,<br />

sobre el lomo de un buey.<br />

Al final de la calle amanecen<br />

nuevos carros y dos olas<br />

se abren y se cierran a la aventura.<br />

Desnudos, con sólo un portafolios<br />

y la vieja gorra de los 11 años<br />

subimos al pescante. Ya vienen<br />

los enanos del tiempo a consolar<br />

al hombre de sí mismo, ya se abren<br />

173


los telones del cielo al circo<br />

de las maravillas. Pasen y vean,<br />

pasen y vean los propios paraísos<br />

que esperan, siempre esperan<br />

en el camino oscuro de pronto iluminado,<br />

a la dolorida cabeza reclinada y así perdida,<br />

hundida en el vacío sin fin<br />

de la almohada sin fondo, que linda<br />

con las cámaras de Ulises,<br />

el tabique roto que permite hundir<br />

la frente en el polvo de la Luna,<br />

en un eterno sueño sin nombre y sin motivo.<br />

Subirse las frazadas, <strong>com</strong>enzar el asombrado paseo<br />

y todo el universo alcanzado por fin,<br />

recuperada la estatura y el signo que lo abre.<br />

Partimos o llegamos,<br />

morimos y resucitamos, soñamos<br />

o despertamos y son solamente cambios<br />

de posición en el lecho; con los ojos abiertos,<br />

con los ojos cerrados, pasamos de un sueño al otro,<br />

del cielo al infierno y de nuevo Arriba.<br />

Todas las mañanas todos los que conozco<br />

vuelven de la ignorancia a la oficina<br />

de aduanas y yo les preparo el café,<br />

les digo buenos días y lavo las ventanas.<br />

Por la tarde, cuando ya se han ido,<br />

mientras barro sonrío y me preparo.<br />

Soy Elmer Grundig. Todas las noches<br />

la vida me llena de propinas.<br />

174


DICE EL OTRO<br />

Nadie tuvo piedad, ni el centavo ni el búho.<br />

La pequeña maga extraviada en el valle de espejismos<br />

buscaba a tientas no ya una roca, siquiera un silencio<br />

donde dormir un solo sueño firme. Ciegos la vieron<br />

pasar los profetas y los mudos y los eternos perdedores<br />

en el ajedrez del tiempo no apartaron las manos<br />

para saber de su pequeña suerte, de su sonrisa<br />

errante que ve más allá de la última jugada.<br />

Los lúgubres pescadores no olvidaron por ella su ambición,<br />

aunque su boca merecía más anzuelos que los restos del mar.<br />

No se desvió el sol ni habló la tierra cuando el oleaje de su alma<br />

rompió las rocas del mar, pero entre cúpulas y fantasmas<br />

ella fundó un reino de polvo y telarañas destinado a persistir<br />

más allá del ocaso de las girantes constelaciones.<br />

Y su perla de oro no mereció todavía el beso de las redes,<br />

ni el lazo con que caza el viento, desnudo por los bosques.<br />

175


STEFANO DINETTI<br />

Mi vida dio refranes a los hombres.<br />

Menos idiota que, o más idiota que Stefano,<br />

es aún el metro humano de mi pueblo.<br />

¿Qué puede creérsele a un hombre<br />

que anda entre un revuelo de moscas<br />

y duerme entre los perros?<br />

Fui el que sonreía entre pedradas de siesta,<br />

escuchando otras voces imponerse al griterío.<br />

Por las noches, sin que nadie<br />

velara por escuchar mis temas,<br />

yo hablaba sin hablar con los escarabajos y las peñas<br />

y el aire me traía desde lejos los ecos<br />

de vagas conversaciones del cielo con la tierra.<br />

Y de las profundidades a mi oído llegaban<br />

los susurros de asuntos subterráneos;<br />

las piedras y los montes relatan con reserva<br />

antiguas historias sabidas de memoria.<br />

Sus silencios aún cantan, bajo, muy bajo,<br />

a hombres, animales y dioses<br />

pasados a espada por el tiempo.<br />

Lo que es, no es,<br />

y lo que fue, será.<br />

Así dicen, mientras viven, los insectos.<br />

Todo ser quieto o viviente<br />

me habló, salvo los hombres:<br />

a mí me tocó oír,<br />

cuando a tantos ser sordos.<br />

¿Cómo contarles, yo que escuché<br />

la coronación de Carlomagno<br />

por boca de una losa, palabra por palabra,<br />

más allá del polvo, palabra por palabra,<br />

sin tartamudear y jadear,<br />

176


sin agitarme en la iglesia?<br />

Yo cambiaba lo oído por naranjas.<br />

Yo, Stefano Dinetti,<br />

el sabio idiota del pueblo,<br />

refrán alpino, iluminado.<br />

Todo lo que existe canta.<br />

177


HORA DE PODER<br />

Mundos sobre mundos aquí, en éste,<br />

delante de nosotros y ya es hora<br />

de abrir sus velos y espiar lo que acaba de moverse,<br />

terminar de abrir la puerta hacia afuera,<br />

hacia adentro; tan neblinoso e imprevisible<br />

y peligroso e inquietante es,<br />

<strong>com</strong>o aquel que me abre sus anchas realidades<br />

en este quinto lustro iluminado.<br />

Mundos sobre mundos y apenas separados,<br />

tan lejos, que sólo el salto<br />

de un hombre sobre su hombre de rayos<br />

tiene el poder de verlo y tocarse a sí mismo,<br />

mientras ambos estiran la mano dentro de la Otredad.<br />

Morir por aferrar sin ver y sin temer,<br />

algo vivo y caliente que patalea delante de nosotros:<br />

el Nuestro, agazapado en el umbral,<br />

contempla nuestros pasos y dice que sí,<br />

dice que sí al fiero desembarco.<br />

178


XAXES ASTRONOMO<br />

Fui hombre de estrellas en la noche y en el día,<br />

en la amplia noche caldea, escondido de todos,<br />

abierto a los abiertos mapas de la eternidad<br />

y a la cordura de los mundos donde primero<br />

el <strong>com</strong>pás y luego la mirada descubren la armonía sucesiva,<br />

el camino del alma de los hombres:<br />

de Oriente a Occidente hay un hombre extendido.<br />

Yo que vi arder en el fuego de la inteligencia que no ilumina,<br />

aquella que sólo sabe preguntar, a tantos, en tantos tiempos,<br />

sé que nada de lo que sucede deja de ser cierto al bajar los ojos<br />

y al volver al mundo: en la gran madre noche<br />

otro fuego se ocupa del insomnio.<br />

Es la noche del alma de las cosas:<br />

sólo allí ellas se explican, se relatan su secreto <strong>com</strong>ún<br />

donde lo opuesto encastra en lo contrario.<br />

Morí de hambre y de sed sobre una alta colina<br />

por no mover la vista de los cielos:<br />

cuando se ve el secreto hay que ser fuerte<br />

para querer mover, todavía, un dedo.<br />

¿Hacerlo, para qué? se hace la pregunta.<br />

Me vi a mí mismo escribir estas palabras<br />

lejano, muy lejano en el tiempo y en todo:<br />

entre oscuridad y oscuridad vi en la noche un cuarto,<br />

el mundo, la pluma difícil<br />

y cada paso suyo entre una horda de pasos.<br />

Mis dos mujeres y mis suegros vinieron a pedirme<br />

con los niños, vino el rey, vino mi madre. Inútil y se fueron.<br />

Fuera de mi visión los hombres sin saberlo<br />

seguirían construyendo la perfecta belleza de lo visto.<br />

179


VIUDOS DE LA LUZ O TRISTES BARCOS DONDE ENCALLO LA MUERTE<br />

Donde para mi inmenso amor<br />

están los muertos, guardados por el cerrojo<br />

implacable de la noche y de los días,<br />

arden <strong>com</strong>o miradas y son castos<br />

<strong>com</strong>o quebrados, <strong>com</strong>o desnudados<br />

por el rayo certero de la tierra voraz.<br />

Allí donde los muertos de la humanidad<br />

-un vivo que ha olvidado el equipaje<br />

que cansaba sus pasos- realizan<br />

sus sueños de polvo y flores secas,<br />

los que murieron sin decir,<br />

los que pasaron sin pasar,<br />

ellos, los que renunciaron,<br />

los que cerraron sus ojos<br />

y los cierran al soplo furioso<br />

desde el primer relámpago del bosque matutino,<br />

ellos no pueden volver a decirle que sí<br />

ni al más pequeño sueño de los vivos:<br />

ya son parte del sueño.<br />

Ellos van y vienen por los bosques<br />

de la muerte con la cesta vacía,<br />

aquello que no llenaron nunca<br />

no contesta el pedido de otra aurora.<br />

Y ya que en vida no ahorraron palabras<br />

para ocultarse de ella, pasarán en silencio<br />

el resto de su muerte, una muerte espesa y mercurial<br />

donde no existe la prisa, ni el olvido.<br />

Otros van a buscar ciertos lugares adonde se llega sin cuerpo,<br />

porque el cuerpo vale sus acciones de barro<br />

y la infantil esperanza de una distracción del tiempo.<br />

Otros cambian y la flor de oro despliega<br />

contra el negro de la muerte el fruto final<br />

180


entre sus brazos; otros, yo lo sé, me lo han dicho<br />

todos los avisos, me lo han repetido mil veces<br />

voces que venían del vacío, otros golpean<br />

para siempre la última pared y la derrumban;<br />

denme, para mi viaje veloz, un pozo de viejos violines<br />

donde dormir con estos muertos y la charla<br />

de mi propia calavera y el ritmo incesante que parte<br />

de las cosas vivas, lejano y estruendoso<br />

detrás de la Gran Puerta.<br />

181


Y LA VERDAD NO ARDERÁ<br />

"Sus casas se incendiaron hace mucho y la Verdad no arderá"<br />

nos dicen las señales culpables del incendio.<br />

"Sus casas eran el refugio de la mente acallada<br />

por el gesto imperioso que les daba placer, el sueño de estar vivos<br />

fue ama de llaves allí donde la muerte preparaba su hogar",<br />

murmuran las chispas de este camino en llamas.<br />

Nuestras casas se incendiaron hace mucho,<br />

cuando una sombra entró, del brazo de la duda,<br />

a preguntar por nosotros en esos cuartos interiores<br />

donde creíamos estar a salvo, para siempre jamás,<br />

de la mueca y los gritos, la impaciencia en la puerta,<br />

el asomo en la ventana del rostro furioso de la Verdad.<br />

Ella nos sacó a calles desconocidas,<br />

señaló el camino que sube hasta su frente y nos empujó,<br />

en su búsqueda, al interior de todo lo que existe.<br />

Con nuestra pobre certeza al hombro,<br />

alimentamos nuestro paso con la victoria de ayer,<br />

hasta que el plan secreto del cielo y de la tierra<br />

nos preste su linterna y la verdad no arda bajo su luz,<br />

porque es la Verdad. La sombra y la duda cerraron toda puerta,<br />

incendiaron los muebles de los sentimientos y prendieron,<br />

en las cortinas de la ilusión, las llamas de un fuego gris y frío,<br />

que acabó con la casa, la sombra y toda duda.<br />

Desde el quemado umbral nos lanzamos a caminos<br />

de lazos, trampas y cerrojos entreabiertos, donde la confusión<br />

acecha la visión de cosas que no son de aquí:<br />

ya no somos felices pero estamos despiertos,<br />

caminando junto a otros que dejaron sus casas<br />

en una mañana caliente de cualquier lugar.<br />

Atrás, todos juntos éramos una ciudad que giraba<br />

<strong>com</strong>o una loca risueña sobre el eje caído de su propio dolor.<br />

Ahora atravesamos mundos que enseñan y sombras que nos educan,<br />

182


astros que dan claves, estaciones que pasamos hacia el centro<br />

de todo lo invisible: en ese gran ombligo cobraremos por la casa<br />

el Todo, a la Verdad que nos ha firmado una promesa en los ojos.<br />

Una segunda mañana en llamas, en cualquier lugar,<br />

esta segunda casa arderá, arderá para mostramos<br />

un paisaje que se quitará la máscara cuando hayamos llegado:<br />

allí estarás tú y tu hermano y el hombre que vendía los diarios,<br />

en un traje nuevo, irreconocible; muchos habrán quedado en el camino,<br />

todos llegarán la víspera del asombro. Y la Verdad no arderá<br />

y será la casa grande, de todos, revelada.<br />

183


EL CENTRO DEL MUNDO<br />

Eres el impulso que mueve la caída del carro<br />

y la ira del carretero.<br />

Eres la calma del carretero bajando al pozo<br />

y el esfuerzo por sacar su carro del pozo.<br />

Eres el peso del carro.<br />

El barro del pozo y lo que está<br />

entre el barro y la rueda, firmemente adherido.<br />

Eres el que pasa y ve la escena<br />

y su historia personal y su desinterés<br />

por el momento de su historia.<br />

Eres la soga que cae al pozo<br />

y saca al carro y al carretero.<br />

Eres lo que queda del carro y del carretero<br />

en el fondo del pozo cuando ambos se han ido.<br />

Y eres todo lo que no se enteró del episodio<br />

y sigue igual, aunque distinto,<br />

aunque igual, después de que el carro<br />

y el carretero cayeron en el pozo.<br />

Eres lo eterno: el carro, el pozo y el carretero<br />

no existen ni dentro ni fuera de esta historia.<br />

Eres lo eterno: infinitas veces más que tú mismo.<br />

Eres el cuchillo sin mango y sin hoja<br />

al que hay que mirar.<br />

184


DESPUES DE LAS PALABRAS<br />

Y ahora te devuelvo, te exhalo:<br />

entre mundos contrarios siempre estarás perdido.<br />

Doblemente exiliada, criatura del sueño,<br />

entre aquí y allí, donde estás parada.<br />

Serás mi huérfano en un mundo de emblemas<br />

y te perseguirán la espada, el gancho y la fría risotada:<br />

sólo tú sabrás dónde queda Itaca.<br />

Serás mi huérfano en un mundo de emblemas<br />

pero sabrás qué mástiles sostienen esas lágrimas:<br />

conversaciones, teléfonos y rostros serán tu escarnio,<br />

dos días tus verdugos, pero a ti te hará llorar una palabra.<br />

No volveremos a vernos nunca y nos veremos siempre:<br />

esta sola ironía hará que todo exista y se contemple.<br />

Pero serás sagrado. Itaca no se olvida de lo que arroja al mar.<br />

Sabrás que en cada cosa y hombre hay una porción de tu isla.<br />

Te asomarás a ella para verte desnudo, solitario, repleto de tu alma, intacto.<br />

Tu isla será cualquier cosa: un fragmento de pan peculiar,<br />

la insólita confirmación de esta noticia grave.<br />

Tu isla será cualquier hombre. Pero será casi siempre<br />

una puerta cerrada. Itaca no se olvida de lo que arroja al mar.<br />

Y así sabrás que Itaca no existe y que no existe el mar.<br />

Las dos caras de una moneda caerán sobre tu mano.<br />

Serás sagrado y algún día (sólo yo tengo tu Palabra)<br />

Algún día todo será plenitud.<br />

Itaca inundará el mar.<br />

185


------------------------------------------------<br />

SOBRE LUIS BENÍTEZ<br />

El poeta, narrador, ensayista y dramaturgo Luis Benítez nació en Buenos Aires<br />

el 10 de noviembre de 1956. Es miembro de la Academia Iberoamericana de<br />

Poesía, Capítulo de New York, (EE.UU.) con sede en la Columbia University,<br />

de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia) y del Advisory<br />

Board de Poetry Press (La India). Ha recibido el título de Compagnon de la<br />

Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La<br />

Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Sociedad de Escritoras y Escritores<br />

de la República Argentina. Ha recibido numerosos premios nacionales e<br />

internacionales por su obra literaria, entre ellos el Primer Premio Internacional<br />

de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); la Mención de Honor del<br />

Concurso Municipal de Literatura (Poesía, Buenos Aires, 1991); el Segundo<br />

Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio<br />

Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos<br />

Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción<br />

(Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum di Poesia (Sicilia, Italia,<br />

1996); el Tercer Premio Eduardo Mallea de Narrativa (Buenos Aires, período<br />

1995-1997); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el<br />

Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer<br />

Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México,<br />

2008).<br />

Sus 24 libros de poesía, ensayo, narrativa y teatro han sido publicados en<br />

Argentina, Chile, España, Estados Unidos, México, Venezuela y Uruguay.<br />

Obras suyas fueron traducidas al inglés, francés, alemán, italiano, holandés,<br />

griego y macedonio.<br />

186

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