bhelma vi - Ejército de tierra - Ministerio de Defensa

EL AGUA
Se ha de administrar de manera que se consuma
la mínima cantidad necesaria. Para ello, hay que saciar la
sed sorbiéndola de la cantimplora humedeciendo la boca
y la garganta; nunca bebiendo agua o líquidos a la manera
corriente, ni de una sola vez; porque sólo sirve para desperdiciarla,
ya que los líquidos consumidos rápidamente, se
expulsan por el cuerpo como excedente en forma de sudor.
Para evitar el calor y la necesidad de beber es bueno
permanecer a la sombra todo el tiempo que sea posible
(los nativos del desierto mantienen sus jaimas abiertas en
todas las direcciones para mantener la circulación del aire).
Además, hay que tener en cuenta que durante el día el suelo
está muy caliente, por lo que no es conveniente sentarse
ni tumbarse directamente sobre él, sino escavando unos
30 centímetros de arena para ganar algunos grados de
"frescor".
Y como siempre, el tabaco y el alcohol son malos. El
tabaco seca la boca y la garganta aumentando el ansia de
agua y el alcohol aumenta la deshidratación y la sensación
de sequedad en la boca.
EL VESTUARIO
En contra de las costumbres de los 60 y 70 en el
Sáhara (marchas e instrucción en pantalón corto, camisa
remangada y nailas –sandalias-), llegadas las operaciones
de verdad se adoptó una uniformidad operativa, usando
un uniforme árido mimetizado con mangas y pantalones
completos (aunque llevando la ropa algo floja para liberar
calor), con un pañuelo siroquero, unas gafas de ventisca y
sol con cristal de color denso y, por supuesto, con botas;
en la certeza de que de esta manera se logra:
- Mejor protección contra las quemaduras del sol
(o del fuego en caso de incendio por accidente o
ataque), frente a insectos, y arañazos y raspaduras
por piedras, vegetación, etc.
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- Mejor mimetismo con el terreno.
- Perder menos agua del organismo, porque se transpira
menos aislando la piel del calor cubriéndola con
la ropa, que impide que el sudor se evapore rápidamente.
Es verdad que nos sentimos más cómodos
sin camisa o con pantalón corto, porque el sudor se
evapora antes y al hacerlo nos proporciona un cierto
frescor, pero ello ocasiona un nuevo sudor más
rápidamente y nuestro proceso de deshidratación se
acelera.
En particular, ante tempestades de arena, hay que
protegerse con el pañuelo siroquero (de manera que tape
totalmente y sin apretar, boca, nariz, cara -menos los ojoscabeza
y cuello) y las gafas de ventisca y sol (tener en
cuenta que si entra alguna partícula en los ojos, no restregarlos,
sino limpiarlos con irrigaciones de agua limpia).
Igualmente, es muy importante que la ropa cubra totalmente
el cuerpo para evitar heridas producidas por la abrasión
sobre la piel de los materiales arrastrados por el viento.
Las extremas oscilaciones de temperaturas entre el
día y la noche (no es extraña que sea de 25º en un día)
recomiendan tener previsto el empleo, durante la noche y
en cualquier época del año, de prendas de abrigo y saco
de dormir.
OPERATIVIDAD DE LOS MATERIALES
En las zonas arenosas, y en cualquier parte del
desierto en general, es necesario dedicar al material y
equipo cuidados especiales, pues la arena y el polvo los
deterioran rápidamente. Para prevenir averías y desgastes
prematuros, es necesario:
- Envolver el material y equipo sensibles con telas o
plástico (particularmente importante los cargadores en las
cartucheras, cintas de ametralladora, etc, si queremos que
funcionen puntualmente en el momento que se necesitan).
- El material más sensible debe cubrirse con lona,
dejando como carga exterior en los vehículos lo menos
sensible, como mochilas y petacas.
- Limpiar los materiales con más frecuencia de lo
normal, sin emplear aceites, sólo cepillos, brochas y paños
limpios y secos.