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De la jovencita a la transgénero, de la<br />
madre múltiple a la que no quiere<br />
tener hijos, estas mujeres, con vidas<br />
muy distintas, confirman con su<br />
testimonio que el universo femenino<br />
es más complejo que cualquier<br />
estereotipo que pretenda definir<strong>las</strong><br />
como humanas o divinas<br />
POR EFRAÍN CASTILLO<br />
FOTOS: RAFAEL BORRACHERO / CONTRA LA PARED<br />
<strong>Estampas</strong> 16 OCTUBRE 2011 ?
? 16 OCTUBRE 2011 <strong>Estampas</strong>
tengo 68 años”,<br />
suelta entre risas<br />
‘Orgullosamente<br />
‘Orgullosamente<br />
Margarita Clavier,<br />
divorciada, madre de una hija casi<br />
cuarentona y con dos nietas. De hablar<br />
pausado, es practicante del hinduismo<br />
y maestra de yoga, lo que asegura<br />
le ha permitido llegar a su edad<br />
con la capacidad necesaria para<br />
“Contemplar” (así, con mayúscu<strong>las</strong>)<br />
un oficio que no muchos ejercen y<br />
que ella llama “madurez espiritual”.<br />
“Después que uno pasa <strong>las</strong> pasiones<br />
de la juventud, llega la tranquilidad<br />
del alma, la paz interior, el sosiego<br />
cotidiano que te permite fijarte en los<br />
pequeños detalles y detenerte hasta<br />
en tu respiración. Pero la madurez<br />
espiritual sólo se alcanza cuando tienes<br />
fe plena, cuando sabes quién eres<br />
en este universo y entiendes que el<br />
milagro más grande de la divinidad es<br />
la naturaleza. La madurez espiritual<br />
es la que te hace creer en Dios, pero<br />
no en el que va a venir a ungirte con<br />
polvos mágicos para resolver tus problemas<br />
sino en el que vive dentro de<br />
ti, que te hace saber cuál es el camino<br />
del bien y del mal, te hace pensar, hablar<br />
y actuar en armonía. La madurez<br />
espiritual es la que te permite dormir<br />
tranquilo”.<br />
Cercana a <strong>las</strong> siete décadas de existencia,<br />
Margarita cree que cada día<br />
es momento de aprender a vivir, pero<br />
también a morir. “Entender la muerte<br />
es un asunto que debería enseñarse<br />
desde que se nace, porque es la única<br />
certeza que tenemos y puede llegar en<br />
cualquier momento. El asunto es que<br />
hay quienes ni siquiera aprenden a<br />
vivir y llegan a viejos cayendo en el<br />
mismo hueco o tropezando con la<br />
misma piedra sin saber qué hacer<br />
para no cometer los mismos errores”.<br />
Por eso es partidaria de darle a cada<br />
cosa su tiempo. “No se preocupen tanto<br />
que la vida es un saltico y todo pasa,<br />
o mejor dicho, todos pasamos”. No<br />
entiende a esas mujeres que libran<br />
una batalla permanente por una juventud<br />
perpetua. “Es una lucha estúpida<br />
en la que se desfiguran por fuera<br />
y descuidan el enriquecimiento de su<br />
mente y espíritu. Las célu<strong>las</strong> enveje-<br />
Margarita Clavier<br />
cen y no hay cirugía que pueda con<br />
eso. No reconocerse en el espejo es un<br />
signo de inmadurez porque en el fondo<br />
no aceptas tu cuerpo con su edad<br />
y circunstancia”.<br />
Ahora que es mayorcita, disfruta<br />
haberse convertido un poco en niña.<br />
“Soy una vieja adolescente, porque<br />
vivo con mi hija, mis nietas y su esposo<br />
y a veces tengo que escaparme porque<br />
ellos se mueren del susto pensando<br />
lo que hago, a dónde voy o qué<br />
puede pasarme. Es muy lindo volverse<br />
vulnerable y dejar que te cuiden,<br />
aunque gracias al yoga he podido<br />
demostrarme que puedo mantenerme<br />
sana e independiente. Yo soy una vieja<br />
feliz, me llevo muy bien conmigo<br />
misma, porque estoy en paz”.<br />
Una paz que espera legar a quienes<br />
vienen detrás de ella. “Yo confío en la<br />
reencarnación de mi espíritu, por eso<br />
quiero que mis cenizas sean colocadas<br />
en el árbol más cercano al crematorio.<br />
Porque si sirven como abono, será<br />
el logro más maravilloso con el que<br />
retribuiré al universo lo que me dio”.<br />
<strong>Estampas</strong> 16 OCTUBRE 2011 ?
Arianna Arianna Arteaga Arteaga<br />
rianna Arteaga<br />
Quintero tiene 31 años<br />
y no tuvo que aplicar<br />
esa conseja según la<br />
cual “para que una mujer se independice<br />
debe matar a su madre”. Se mudó<br />
por su cuenta hace dos años y aunque<br />
dice que no la “echaron” del nido, reconoce<br />
que fue su progenitora, la periodista<br />
Valentina Quintero, quien le<br />
dio el empujoncito. “No es que me<br />
sintiera mal viviendo con mi mamá,<br />
nunca me sentí ahogada. Pero sí quería<br />
tener mi propio espacio y estaba<br />
loquita por irme a vivir con mi novio.<br />
Cuando pensamos alquilar un apartamento,<br />
ella me apoyó económicamente<br />
y me ayudó a conseguir un crédito<br />
que ahora estoy pagando. Yo pensé<br />
que al irme me la pasaría volviendo a<br />
buscar comida o a lavar ropa. Ahora<br />
disfruto tanto mi propio techo y mis<br />
cositas que ella es la que se queja de<br />
que nunca la visito (risas)”.<br />
Pero mucho antes de montar tienda<br />
aparte, @Arianuchis se fue preparando<br />
en el oficio de ser independiente.<br />
“Desde chiquita siempre fuimos sólo<br />
mi mamá y yo. No olvido que me decía<br />
‘tú sólo cuentas contigo en la vida’<br />
y me hacía asumir responsabilidades<br />
para valerme por mí misma. En vacaciones<br />
me inscribía en campamentos<br />
que no conociera para que me adaptara<br />
y a los 17 años me mandó a estudiar<br />
a Estados Unidos. Vivía sola en un<br />
apartamento y aunque me daba el dinero<br />
para los cursos, tuve que trabajar<br />
para pagarme mis cosas. Con todo y<br />
? 16 OCTUBRE 2011 <strong>Estampas</strong><br />
eso terminé viviendo con mi mamá<br />
hasta los 29. Quizás mientras más te<br />
empujan a la independencia, más<br />
quieres que te cuiden (risas)”.<br />
De hecho, contradice a quienes<br />
aseguran que para ser verdaderamente<br />
autónomo hay que cortar el cordón<br />
umbilical. “Yo digo que cuando me<br />
mudé no lo corté sino que lo alargué<br />
unas cuadras porque vivimos muy<br />
cerca. Soy adulta, pago mis cuentas y<br />
asumo <strong>las</strong> consecuencias de mis actos,<br />
pero siempre mantendré una dependencia<br />
emocional hacia mi mamá<br />
porque es una tipaza y la admiro, además<br />
de que nuestro nexo estará allí<br />
toda la vida. Es lógico que tus padres<br />
quieran opinar, aconsejarte e intervenir<br />
en tus cosas. La independencia<br />
está en poner límites y decidir con tu<br />
propio criterio. La libertad es una<br />
condición mental. <strong>Si</strong>empre habrá<br />
cosas externas que te aten. De ti<br />
depende si lo aceptas o te emancipas.<br />
<strong>Si</strong> le haces caso a los demás y no a tu<br />
conciencia no serás independiente<br />
nunca, así vivas sola desde que cump<strong>las</strong><br />
15 años”.<br />
La periodista también ha aprendido<br />
a hacerse vulnerable, sobre todo ahora<br />
que vive en pareja. “Es gracioso,<br />
pero los hombres <strong>las</strong> prefieren dependientes<br />
porque les han enseñado por<br />
siglos a ser los proveedores y si no lo<br />
hacen se sienten inseguros y débiles.<br />
Yo sé que puedo con muchas cosas<br />
pero a veces le pongo una vocecita a<br />
mi novio y le pido que me ayude. De<br />
vez en cuando hay que mostrarle a tu<br />
pareja que lo necesitas muchíiisimo<br />
(risas)”.<br />
Lo que nunca negociará es su independencia<br />
económica. Sabe que al<br />
final es garantía de libertad. “Cuando<br />
veo amigas mías mantenidas por sus<br />
maridos me da una angustia horrenda<br />
nada más imaginar tener que pedirle<br />
permiso a mi pareja para irme de viaje<br />
o comprar algo. <strong>Si</strong> eso ocurriera, todo<br />
lo que me enseñó mi mamá sí que se<br />
habría perdido”.
<strong>Estampas</strong> 16 OCTUBRE 2011 ?
? 16 OCTUBRE 2011 <strong>Estampas</strong>
María G. Colmenares<br />
era niña me<br />
hice dos promesas:<br />
no me voy a casar y<br />
‘Cuando<br />
‘Cuando<br />
no tendré hijos. La<br />
primera la rompí hace dos años para<br />
poder meter a mi esposo en el seguro<br />
médico de la universidad. La segunda<br />
la mantengo”. Las palabras son<br />
de María Gabriela Colmenares, profesora<br />
de la Universidad Central de<br />
Venezuela, de 46 años, para quien<br />
negarse a ser madre no es un capricho<br />
sino una decisión de vida y un<br />
acto de conciencia.<br />
“Obviamente de chama no tenía<br />
clara la razón, pero sí recuerdo que<br />
quería estudiar y tener una carrera y<br />
que los niños nunca estuvieron en mis<br />
planes. A mis muñecas, más que ver<strong>las</strong><br />
como hijas, <strong>las</strong> imaginaba como unas<br />
señoras a <strong>las</strong> que les montaba una maleta<br />
y <strong>las</strong> ponía a viajar y vivir aventuras.<br />
A medida que uno crece, va encontrándole<br />
justificaciones racionales a<br />
<strong>las</strong> cosas. Y más allá de <strong>las</strong> dificultades<br />
económicas que supone mantener a<br />
un muchacho con el sueldo de profesor<br />
en este país, siempre he tratado de<br />
ser una persona que pueda practicar<br />
la libertad, no en un sentido abstracto<br />
sino concreto. <strong>Si</strong>empre he querido<br />
vivir a mi manera, sin tener que someter<br />
mis decisiones a otro que dependa<br />
de mí. Y no es que tenga fobia a los niños<br />
porque me gusta mucho compartir<br />
con ellos. Tampoco creo que los hijos<br />
trunquen la felicidad. Sé de mucha<br />
gente que es feliz y plena con sus chamos,<br />
pero no es lo que quiero para mí”.<br />
María Gabriela reconoce algo de<br />
egoísmo en su decisión, pero aún así<br />
reivindica el derecho a ejercer su libre<br />
albedrío. “Es un egoísmo sano, no el de<br />
quien quiere subordinar a los demás a<br />
sus propios deseos. Se trata de pensar<br />
bien lo que es mejor para uno y actuar<br />
en consecuencia, porque al final quién<br />
te cuida si tú mismo no lo haces.<br />
También se trata de un asunto de conciencia,<br />
porque ¿cuánta gente que tiene<br />
hijos los quiso o los tiene por accidente<br />
o se los encasquetaron? Uno no<br />
puede permitir que en la vida <strong>las</strong> cosas<br />
le pasen porque sí cuando existe el<br />
chance de controlar tu destino”.<br />
Con esa misma firmeza le sale al<br />
paso a quienes creen que evade la<br />
adultez y rechaza <strong>las</strong> presiones sociales<br />
que ha sufrido. “Yo soy adulta no<br />
por tener a alguien a quien criar o<br />
que dependa de mí, sino porque soy<br />
responsable de mis decisiones. Mis<br />
padres nunca me han chantajeado con<br />
el cuento de que les dé un nieto y mi<br />
pareja siempre ha estado de acuerdo<br />
conmigo, pero algunos amigos me han<br />
dicho que voy a llegar a vieja y no tendré<br />
quien me cuide, pero conozco mucha<br />
gente que ha tenido muchachos y<br />
está más sola que un perro. Tener hijos<br />
no te garantiza nada. Además, los hijos<br />
no están para cubrir tus necesidades<br />
futuras”.<br />
También se niega a aceptar que la<br />
mujer sea definida por la maternidad.<br />
“A ningún hombre se le considera<br />
hombre por ser padre. Detrás de eso<br />
hay un concepto machista y mucha<br />
maldad. Es absolutamente discriminatorio<br />
pensar que sólo son mujeres <strong>las</strong><br />
que son madres y <strong>las</strong> demás no somos<br />
nada. Es perverso que te priven de tu<br />
propia identidad porque no cumples<br />
con el requisito social de reproducirte.<br />
No soy mejor ni peor mujer por no<br />
tener hijos. Soy gente y lucho por<br />
tener los derechos y oportunidades<br />
de cualquier ser humano”.<br />
Ahora que tiene 46 años le tranquiliza<br />
saber que pronto la naturaleza alejará<br />
definitivamente de su cuerpo la<br />
posibilidad de tener hijos. “No es verdad<br />
que me estoy perdiendo el chance<br />
de transmitir mis valores y creencias,<br />
porque desde hace casi 20 años estoy<br />
impartiendo conocimientos y visiones<br />
de vida a los estudiantes a los que doy<br />
c<strong>las</strong>es. Esa es mi visión de la trascendencia.<br />
A <strong>las</strong> mujeres que no quieren<br />
tener hijos les digo que es importante<br />
que analicen si eso es lo que realmente<br />
quieren, porque hay muchas que no<br />
son madres porque le tienen miedo<br />
a la idea. En ese caso, deben resolver<br />
su miedo porque podrían frustrarse a<br />
futuro. Ahora, si de verdad no <strong>desea</strong>n<br />
la maternidad sigan adelante que eso<br />
también tiene sus recompensas y trae<br />
la satisfacción de actuar según tu conciencia.<br />
Yo trato de ser feliz haciendo<br />
<strong>las</strong> cosas que me gustan, compartiendo<br />
con la gente que quiero y buscando<br />
alegrías cotidianas en el más mínimo<br />
motivo. Esa es la mejor manera de<br />
vivir. Al menos la mejor para mí”.<br />
<strong>Estampas</strong> 16 OCTUBRE 2011 ?
FOTO: ALFONSO ALFONSO ZAPATA/CORTESÍA MÓNICA PASQUALOTTO<br />
PASQUALOTTO<br />
? 16 OCTUBRE 2011 <strong>Estampas</strong>
Mónica Pasqualotto<br />
iene en YouTube un<br />
reality show de su vida<br />
(Monica’s (Monica’s World) al<br />
mejor estilo de Kim<br />
Kardashian. Desde esa tribuna expone<br />
sus miedos, alegrías y triunfos<br />
personales, con una constante en<br />
muchos de los episodios: la preocupación<br />
por su aspecto físico. Actriz<br />
y animadora, Mónica Pasqualotto<br />
acaba de cumplir 37 años y a los 20<br />
se hizo su primera operación estética.<br />
Desde entonces ha ingresado<br />
varias veces al quirófano para “corregir”<br />
ciertos detalles con los que no<br />
se sentía a gusto. “No son tantas cirugías,<br />
más bien es que nunca <strong>las</strong> he<br />
negado”, dice ella vía e-mail desde<br />
Miami, donde reside desde hace<br />
algún tiempo. Seis operaciones en<br />
el busto, una lipoescultura para quitar<br />
y poner grasa y tallar abdominales<br />
y trasero, además de constantes<br />
retoques en el rostro con Bótox y<br />
ácido hialurónico conforman el paquete<br />
con el que esta venezolana ha<br />
“repotenciado” su gracia corporal.<br />
“A los 18 años tenía unos senos<br />
como los de mi nonna de 93 años.<br />
Tenía una copa doble D afectada<br />
por la ley de gravedad. No saben lo<br />
frustrante que era ir a comprar trajes<br />
de baño… El chiste típico cuando llegaba<br />
a casa era si había conseguido<br />
un chinchorro. Se podrán imaginar<br />
lo que pega eso en la autoestima de<br />
una adolescente. A los 20 tomé la decisión<br />
de reducirlos… El primer cirujano<br />
que me operó se equivocó dos<br />
veces: no una, dos. Y si antes necesitaba<br />
un chinchorro, ahora ni quería<br />
salir de mi casa. Gracias a esos errores<br />
tuve que someterme a cinco cirugías<br />
más para corregir lo que el primero<br />
había hecho… Hoy en día tengo<br />
<strong>las</strong> ‘lo<strong>las</strong>’ que siempre pensé debí<br />
tener. Años después viajé a Colombia<br />
a hacerme una lipoescultura para<br />
tallar la musculatura de mi cuerpo,<br />
quitar la grasa donde sobraba y ponerla<br />
donde faltaba. A los seis meses<br />
los cambios estaban ahí, visibles.<br />
Verte en el espejo y sentir tu cuerpo<br />
como te gusta es chévere. Ahora, no<br />
hay magia que dure mil años, tienes<br />
que mantenerte haciendo ejercicios<br />
y comiendo saludable”.<br />
Pasqualotto reivindica su derecho<br />
a usar la ciencia para perfeccionar<br />
lo que la naturaleza le dio. “<strong>Si</strong> alguien<br />
está inconforme con algo y tiene la<br />
posibilidad de mejorarlo o transformarlo,<br />
¿por qué no hacerlo? <strong>Si</strong> tienes<br />
un carro y no te gusta y luego logras<br />
tener el carro de tus sueños, te sientes<br />
contento y tu ánimo cambia”. <strong>Si</strong>n<br />
embargo, reconoce que la carrera por<br />
la belleza puede resultar peligrosa<br />
porque en ella hay mucho de mirarse<br />
en la imagen que te devuelven otros<br />
y no en lo que ves tú mismo de ti.<br />
“Yo hago todo esto para mí y por mí.<br />
Pero uno siempre quiere sentirse<br />
bien ante los demás. No vives aislada.<br />
Es muy difícil no juzgarte haciendo<br />
suposiciones de lo que podrían pensar<br />
los demás. Quizás la madurez o<br />
<strong>las</strong> experiencias de vida te hacen más<br />
seguro de ti mismo. Qué bueno aquellos<br />
que lo logran y pobres de los que<br />
lo predican de la boca para afuera y<br />
viven un infierno interior”.<br />
Aun así, Mónica niega que su búsqueda<br />
de belleza física encubra una<br />
baja autoestima. “Cuando no me<br />
sentía bien con mis senos no dejé<br />
de estudiar, de salir, de vivir. Que alguien<br />
quiera unas tetas más grandes<br />
o más pequeñas no quiere decir que<br />
tenga un problema emocional. No<br />
aceptar la imagen que ves en el espejo<br />
y llegar al cirujano con la foto de<br />
otra persona para que te deje como<br />
ella ya es otra cosa. Yo no quiero<br />
dejar de ser yo. No quiero otros ojos<br />
ni otra nariz ni otra forma de cara.<br />
Claro que me da sustito pensar cómo<br />
voy a ser cuando tenga 50, 70 o 96<br />
como mi abuelita. Yo le pregunto a<br />
mi mamá qué se siente verse en el<br />
espejo y recordar cómo era antes.<br />
Y la respuesta es: diferente. ¿Qué<br />
mujer veo cuando me miro? La que<br />
soy y la que quiero, la que tiene sueños,<br />
miedos, metas… Una mujer que<br />
se acuesta y se levanta sin maquillaje.<br />
Una mujer que ya no tiene 20, pero<br />
que ama sus 30”.<br />
<strong>Estampas</strong> 16 OCTUBRE 2011 ?
Tania Tania Sarabia Sarabia<br />
Tania Sarabia tiene 64 años<br />
y 10 de graduada de menopáusica,<br />
una experiencia<br />
que, según dice, puede<br />
sumar con gusto a su currículum de<br />
actriz, pero sobre todo a su hoja de<br />
ruta como mujer. “Son tantas <strong>las</strong> cosas<br />
que he vivido desde que la menstruación<br />
dejó de visitarme que pudiera armar<br />
un personaje sabrosísimo y echar<br />
un cuento largo. Creo que hasta deberían<br />
darme mi diploma”, dice ella entre<br />
risas. “A veces llego con retraso a<br />
<strong>las</strong> cosas y en este caso fue igual. Así<br />
como me vino por primera vez tarde,<br />
la regla se me fue para siempre como<br />
a los 54 años”.<br />
Recuerda que la llegada de esta<br />
etapa fue dura. “Nunca le tuve miedo,<br />
porque sabía que podía recurrir al<br />
reemplazo hormonal para hacerle<br />
frente. Pero cuando pasó se mezcló<br />
con mi cáncer de seno y por supuesto<br />
que no le paré ni media pelota porque<br />
de lo que estaba pendiente era de luchar<br />
por mi vida. Ahora, debo reconocer<br />
que fue una etapa fastidiosísima.<br />
Te pones de mal humor, todo te da rabia.<br />
Vives como si el mundo estuviera<br />
en tu contra. Además, los vaporones<br />
corporales son insoportables. En ese<br />
momento, un médico me recomendó<br />
tomar antidepresivos y fueron como<br />
pastil<strong>las</strong> de felicidad porque atajaban<br />
los cambios de humor. Cuando llega<br />
la menopausia dejas de producir serotonina,<br />
que es una hormona del placer<br />
y la tranquilidad, por lo que el antidepresivo<br />
colabora mucho”.<br />
? 16 OCTUBRE 2011 <strong>Estampas</strong><br />
Pero contrario a lo que piensan mujeres,<br />
para Sarabia la menopausia no<br />
significó el final de un ciclo. “Ni es el<br />
fin de la juventud ni el comienzo de la<br />
vejez. Yo creo profundamente que el<br />
espíritu humano envejece sólo si lo<br />
permites. <strong>Si</strong> mantienes tu alma llena<br />
de estímulos no hay menopausia ni<br />
años que puedan contigo. Es cierto<br />
que físicamente aumentan <strong>las</strong> arrugas,<br />
se caen <strong>las</strong> cosas, se van <strong>las</strong> hormonas,<br />
pero uno no tiene que estar todo el<br />
tiempo mirándose al espejo. Lo peor<br />
que puedes hacer es lamentarte. <strong>Si</strong><br />
estás encerrado en la casa te friegas.<br />
Tienes que hacer cosas por ti, ejercitarte,<br />
pero también tienes que ayudar<br />
a los demás. Cada vez que yo tengo<br />
la oportunidad de hacerlo con<br />
SenosAyuda u otra fundación mis problemas<br />
se hacen chiquiticos. El discurso<br />
del ‘pobrecito yo’ acaba con uno”.<br />
Reconoce que el deseo sexual merma<br />
y que también puede disminuir el<br />
atractivo generado ante los hombres,<br />
pero insiste en que cada cosa tiene<br />
su momento y que se puede recuperar<br />
terreno en caso de que los deseos se alboroten.<br />
“Te puedes volver invisible<br />
para muchos hombres porque ya no<br />
estás buena, pero te dejas afectar por<br />
eso sólo si quieres. Yo pasé esa materia<br />
con honores y decidí archivarla con<br />
carpeta amarilla y todo. Mi deseo<br />
sexual se encuentra hibernando como<br />
un oso bajo un edredón, pero si llega<br />
alguien y lo despierta, bienvenido será.<br />
Yo bajé la Santamaría, pero no le puse<br />
candado por si alguien que valga la<br />
pena quiere abrirla (risas)”.<br />
La risa ha sido precisamente una de<br />
sus mejores compañeras para sacarle<br />
provecho a los cambios que han venido<br />
en esta etapa de su vida. “<strong>Si</strong> antes<br />
me la pasaba hablando de hombres<br />
con <strong>las</strong> amigas, ahora me toca conversar<br />
sobre la última rebaja de la farmacia,<br />
los descuentos del seguro o la nueva<br />
pastilla para <strong>las</strong> coyunturas o los<br />
huesos y créeme que eso puede resultar<br />
animadísimo (risas). Lo que quiero<br />
decir es que el humor es bueno para<br />
cualquier época, estado o situación.<br />
Es el santo remedio porque cura el<br />
espíritu. Yo soy feliz con mi edad, mi<br />
situación y mi circunstancia. Eso sí,<br />
después de 10 años menopáusica todavía<br />
no puedo con los calorones. Tengo<br />
ocho abanicos que me combino con<br />
cada vestido porque no puedo salir<br />
sin ellos ni que sea invierno”.
<strong>Estampas</strong> 16 OCTUBRE 2011 ?
? 16 OCTUBRE 2011 <strong>Estampas</strong>
on 44 años y cuatro<br />
hijos (los dos últimos<br />
morochos), Patricia<br />
Zerpa de Novelli se<br />
reparte diariamente entre criar, ser<br />
periodista en ejercicio, manejar un<br />
matrimonio exitoso (es esposa del<br />
también periodista Sergio Novelli),<br />
además de ser hija, hermana y amiga.<br />
Para ella, su cotidianidad dominada<br />
por la maternidad múltiple<br />
no le impide ser mujer sino que,<br />
al contrario, la define y moldea.<br />
“Hay tiempo para todo… Son diferentes<br />
roles que vivimos a diario,<br />
el desafío es lograr el equilibrio. Lo<br />
más difícil, sin duda, es compaginar<br />
los diferentes papeles. A veces bromeo<br />
con que debería ganarme un<br />
premio como gerente de planificación<br />
o de logística y distribución”.<br />
Sobreviviente de cáncer, Patricia<br />
recuerda que su historia médica le<br />
hizo creer que no podría ser madre.<br />
“Cada uno de nuestros hijos fue<br />
buscado con mucho anhelo. Es más,<br />
puedo decir que son literalmente un<br />
regalo de Dios. Sufrí de linfoma de<br />
Hodgkin antes de casarme y recibí<br />
más de dos años de quimioterapia,<br />
lo que hacía sumamente difícil —por<br />
no decir imposible— para mí el tener<br />
hijos. En algún momento evaluamos<br />
someternos a un tratamiento de fertilidad,<br />
pero decidimos dejarlo en <strong>las</strong><br />
manos de Dios. Al fin y al cabo estaba<br />
sana por su gracia y su obra siempre<br />
es perfecta. Como prueba de eso<br />
vino Renzo, luego Mauro y para<br />
cerrar con broche de oro vinieron<br />
los morochos Fabio y Paola”.<br />
Aunque está convencida de que<br />
con los hijos “la vida cobra un nuevo<br />
sentido”, entiende a quienes no quieren<br />
ser madres. “Es su decisión y la<br />
respeto, pero yo les digo que la maternidad<br />
es el regalo más grande que<br />
puede recibir una mujer”. Se pone<br />
como ejemplo vivo ante <strong>las</strong> damas<br />
que no han podido gestar por más<br />
que lo intentan. “Era mi caso. A el<strong>las</strong><br />
sólo puedo decirles que para Dios<br />
nada es imposible. Lo más importante<br />
es descansar en Él, entender y<br />
confiar en que Dios tiene un plan<br />
para nuestra vida”.<br />
También rechaza la idea de tener<br />
hijos por complacer presiones o<br />
cumplir convencionalismos. “No<br />
creo que una decisión tan importante<br />
deba llegar por lo que ‘exija’ la sociedad.<br />
Se trata de una decisión de<br />
Patricia Zerpa<br />
vida que debe tomarse en pareja y en<br />
la que ambos deben estar totalmente<br />
de acuerdo. Lo correcto es lo que<br />
mejor funcione para cada familia”.<br />
Por eso niega haber tenido que<br />
sacrificar proyectos o sueños personales.<br />
“La vida se trata de elecciones.<br />
Yo elegí ser madre de varios hijos,<br />
ser esposa y profesional. Que posiblemente<br />
a nivel laboral hubiera podido<br />
alcanzar mayores logros de no<br />
ser madre de cuatro hijos puede ser,<br />
pero no creo que eso compensará lo<br />
feliz y satisfecha que me siento con<br />
mi familia. <strong>Si</strong>n duda alguna éste es<br />
el escenario que prefiero, con el que<br />
me siento plenamente realizada, así<br />
que realmente no he tenido que<br />
sacrificar nada”.<br />
Con muchachos de 15, 11 y ocho<br />
años, sabe que el oficio de criar apenas<br />
está comenzando y comparte<br />
con su esposo la tarea de convertirlos<br />
en gente de bien. Para el momento<br />
en que sus hijos crezcan y se independicen<br />
imagina lo primero que<br />
hará con su marido: “Mudarnos a<br />
un apartamento estudio facilito de<br />
limpiar, viajar y hacer una maestría<br />
o estudiar idiomas”. Bastante tiempo<br />
le sobrará para entonces.<br />
<strong>Estampas</strong> 16 OCTUBRE 2011 ?
FOTO: ARCHIVO<br />
ARCHIVO<br />
? 16 OCTUBRE 2011 <strong>Estampas</strong>
Lupita Ferrer<br />
No dice su edad —“los<br />
artistas debemos guardar<br />
cierto misterio sobre<br />
nuestras vidas”—,<br />
pero ella misma reconoce que “con<br />
buscar en Internet puede sacarse<br />
la cuenta”. Hecha la diligencia vía<br />
Google queda establecido que el 6<br />
de diciembre cumplirá 64 años, cifra<br />
que la halaga porque poco tiene que<br />
ver con lo que muestra su rostro.<br />
El público tiene más de cuatro<br />
décadas viéndola frente a <strong>las</strong> cámaras,<br />
pero cada vez que encarna a algún<br />
personaje de telenovela se escuchan<br />
frases como “está igualita”, “qué bien<br />
se conserva” o “cómo lo hace”, dejando<br />
una estela de admiración —o envidia—<br />
sobre la gracia física que sigue<br />
iluminando su camino. Hasta el medio<br />
artístico en el que se desenvuelve<br />
—adorador de caras y cuerpos frescos—<br />
ha reconocido la generosidad<br />
con la que el tiempo la ha tratado. En<br />
2010 fue incluida en la lista de los personajes<br />
latinos más bellos de la revista<br />
People en español, distinción por lo<br />
general reservada a estrel<strong>las</strong> que no<br />
superan los cuarenta.<br />
“No me he sometido a grandes<br />
cirugías plásticas”, es lo primero que<br />
suelta, luego de asegurar que tampoco<br />
le ha obsesionado el tema de la juventud.<br />
“No le doy importancia extrema.<br />
Trato de estar lo mejor posible, más<br />
que nada por coquetería, pero también<br />
porque la televisión es demandante<br />
con el aspecto físico. Pero no<br />
es que haga grandes sacrificios. Llevo<br />
una vida sana y sin excesos. Mi interés<br />
no es verme cada día más joven y mucho<br />
menos apelar al quirófano para<br />
lograrlo. Más bien mi prioridad es<br />
mantener un buen estado de salud.<br />
Yo he hecho muchas cosas en <strong>las</strong><br />
distintas etapas de la vida y me siento<br />
más o menos satisfecha con lo que<br />
he conseguido. No tengo por qué sentirme<br />
frustrada porque estoy envejeciendo.<br />
No es un trauma para mí”.<br />
Aunque asegura que la genética<br />
familiar la ha privilegiado —“mi<br />
mamá tiene 86 años y tiene su piel<br />
lisita”— y se siente una mujer con sexappeal,appeal,<br />
cree que la mejor manera de<br />
ganar batal<strong>las</strong> al reloj es escogiendo<br />
mejor el espejo. “Yo estoy consciente<br />
de que debo conservarme. Me cuido<br />
muchísimo la piel, trato de alejarme<br />
de los rayos solares, me acuesto temprano,<br />
hago ejercicios y mantengo mi<br />
peso comiendo sano. Pero va a llegar<br />
un momento en que quizás eso no me<br />
interese mucho. Además no puedo<br />
hacer nada porque el tiempo corre<br />
para todos. La edad es mucho lo que<br />
uno siente por dentro. Yo trato de estar<br />
activa, aprovechar cada oportunidad,<br />
plantearme y alcanzar nuevas<br />
metas, porque si te sientes viejo y<br />
acabado así también te verás. Pero<br />
eso implica cuidar la salud, porque<br />
el cuerpo es tu templo. <strong>Si</strong> yo pudiera<br />
hacer un pacto con el tiempo, más<br />
que juventud le pediría salud. Y eso<br />
incluye el enriquecimiento espiritual,<br />
el no darle importancia a <strong>las</strong> cosas que<br />
no la tienen y procurar la paz individual.<br />
Las mujeres queremos ser jóvenes<br />
y bel<strong>las</strong> por siempre, pero eso<br />
no es posible. Yo he entendido que lo<br />
mejor es dejar que el tiempo fluya”.<br />
Por eso se atreve a aconsejar a quienes<br />
buscan en el quirófano la juventud<br />
perpetua. “Me parece absurdo,<br />
agobiante y peligroso. Las cirugías van<br />
deformando. Muchas mujeres se desfiguran<br />
y no se les conoce la cara de<br />
tanto que se han hecho. Hay que prolongar<br />
la juventud, pero con mejores<br />
hábitos de vida, no con una obsesión<br />
enfermiza por ocultar <strong>las</strong> arrugas.<br />
Quizás es el momento de romper<br />
ciertos moldes”.<br />
¿Cómo convive Lupita con la edad<br />
que tiene, la que aparenta y la que vive<br />
internamente? “Con la que aparento<br />
me llevo muy bien porque he tenido<br />
la bendición de verme más joven y<br />
hasta cierto punto es agradable. La<br />
que tengo la asumo y la digiero sin<br />
complejos, pero la rejuvenezco con la<br />
de mi espíritu, que es activo y animado.<br />
No me aterra la vejez. Más miedo<br />
le tengo a la vejez sola, porque creo<br />
que la vida se hizo para compartirla”.<br />
<strong>Estampas</strong> 16 OCTUBRE 2011 ?
Ruth Ruth de de Krivoy Krivoy<br />
l dinero y el poder<br />
económico han sido<br />
asociados al hombre.<br />
En Venezuela, 36 de <strong>las</strong><br />
38 instituciones afiliadas al Consejo<br />
Bancario Nacional son presididas por<br />
caballeros y sólo dos mujeres encabezan<br />
juntas directivas.<br />
En ese mundo Ruth de Krivoy ha<br />
escalado <strong>las</strong> más altas posiciones.<br />
Titular, hoy, de una empresa de consultoría<br />
financiera, entre 1992 y 1994<br />
fue presidenta del Banco Central de<br />
Venezuela; en otras palabras, la política<br />
monetaria del país estuvo en sus<br />
manos. Graduada Summa Cum Laude<br />
en la Universidad Central de Vene -<br />
zuela, esta economista es consultora<br />
del Banco Mundial, del Banco<br />
Interamericano de Desarrollo,<br />
conferencista del Fondo Monetario<br />
Internacional, además de miembro<br />
del directorio de la Cámara venezolano<br />
americana de industria y comercio<br />
(Venamcham), por sólo nombrar<br />
algunos entes de impacto colectivo.<br />
Su vida pública es entonces un manifiesto<br />
de superación femenina y de<br />
igualdad de género. Algo que ella confirma<br />
dejando claro que para una fémina<br />
no es fácil conseguirlo, más aun<br />
cuando el camino del ejercicio profesional<br />
puede estar lleno de zancadil<strong>las</strong><br />
sexistas. “He tenido la fortuna de salir<br />
ilesa de los sesgos de género. Los enfrenté<br />
con la confianza de que estaba<br />
actuando correctamente. Para la mujer,<br />
el reto de manejar el poder es exi-<br />
? 16 OCTUBRE 2011 <strong>Estampas</strong><br />
gente. Requiere visión estratégica,<br />
aplomo, perseverancia y ejercicio<br />
efectivo de la autoridad”.<br />
Aun nadando en aguas “masculinas”<br />
cree que “lo mejor es ser amada y respetada”,<br />
algo que responde cuando se<br />
le pregunta si resulta más conveniente<br />
ser temida para mantenerse a flote.<br />
“Los que les temen a <strong>las</strong> mujeres inteligentes<br />
sufren un severo problema de<br />
autoestima. Probablemente también<br />
le temen a los hombres inteligentes”,<br />
dice antes de mencionar que al laborar,<br />
su preferencia olvida el género.<br />
“Aspiro trabajar con personas inteligentes,<br />
honestas, bien dispuestas y<br />
con motivación al logro, sean hombres<br />
o mujeres. En equipos, el balance<br />
de género siempre ayuda”.<br />
Con más de 40 años de carrera y habiendo<br />
dedicado tanto tiempo a ocupaciones<br />
de envergadura, niega haber<br />
tenido que ahogar anhelos personales.<br />
“Yo no tuve que sacrificar mi hogar o<br />
el amor por mi carrera. He logrado el<br />
balance entre mis aspiraciones profesionales<br />
y mis roles como madre y esposa,<br />
pero siempre mi familia ha venido<br />
primero”, sentencia afirmando<br />
además que su esposo ha sido su gran<br />
aliado. “Comparte mis éxitos con el<br />
mismo entusiasmo con el que yo comparto<br />
los suyos. Cada uno tiene su espacio<br />
de realizaciones. No es asunto<br />
de competencia sino de colaboración”.<br />
Con su propia historia como ejemplo,<br />
Krivoy está convencida de que la<br />
presencia femenina en la vida pública<br />
es imprescindible. “La voz y la capacidad<br />
de decisión de la mujer enriquecen<br />
la toma de decisiones al incorporar<br />
en toda su dimensión <strong>las</strong> necesidades<br />
de la familia, la educación, la salud<br />
de hijos e hijas, los servicios públicos,<br />
la seguridad personal, el manejo de<br />
la cosa pública y la resolución de<br />
conflictos”.<br />
Incluso se atreve a disertar cómo<br />
sería el país conducido por una dama.<br />
“Venezuela es grande, nos gobierne<br />
un hombre o una mujer. La clave<br />
está en <strong>las</strong> cualidades de quien nos<br />
gobierne. Una mujer puede hacerlo<br />
muy bien”. En cuanto a si Venezuela<br />
está preparada para eso, responde:<br />
“Pronto lo sabremos”.
<strong>Estampas</strong> 16 OCTUBRE 2011 ?
? 16 OCTUBRE 2011 <strong>Estampas</strong>
Tamara Adrián<br />
Nació como varón<br />
en 1954, pero nunca<br />
se sintió como tal.<br />
Durante décadas<br />
batalló contra la realidad biológica que<br />
veía en el espejo, una lucha personal<br />
que culminó en Tailandia en 2002<br />
con una operación de reasignación<br />
de sexo. Abogada de la Universidad<br />
Católica Andrés Bello y doctora en<br />
Derecho de la Universidad de París,<br />
es la primera mujer transgénero<br />
venezolana que pide ante el Tribunal<br />
Supremo de Justicia el reconocimiento<br />
de su identidad. La querella jurídica<br />
lleva siete años y medio y el expediente<br />
está engavetado. Ante la ley sigue<br />
llamándose Tomás, como aparece en<br />
su cédula; sin embargo, ella es Tamara<br />
Adrián, uno de los rostros más reconocidos<br />
de la contienda por los derechos<br />
de la comunidad homosexual, bisexual,<br />
transexual e intersex del país.<br />
“Me he sentido mujer desde que<br />
tenía tres o cuatro años, que es cuando<br />
comencé a tener uso de razón, sólo<br />
que mi cuerpo no me acompañaba.<br />
Cuando te haces la operación de<br />
reasignación de género, lo que haces<br />
es adaptar tu cuerpo a lo que tu mente<br />
te dice que eres como persona —a un<br />
costo muy grande, por cierto. Y no<br />
es una decisión que tomas a la ligera<br />
o por capricho, sino una necesidad<br />
de coherencia entre lo que eres, lo que<br />
piensas y lo que ves en tu exterior”.<br />
Pero Tamara cree que la mente no<br />
tiene género. “La mujer no nace, se<br />
hace. Los hombres y mujeres son<br />
iguales en 99%. Lo único que los separa<br />
son aspectos biológicos relacionados<br />
con la procreación, pero nada<br />
más. De resto, todos tenemos aspectos<br />
femeninos y masculinos en un<br />
yin y yang perfecto, sólo que en el desarrollo<br />
social se suprime uno de los<br />
dos lados de la moneda. Los hombres<br />
y mujeres piensan distinto no porque<br />
sus cerebros sean diferentes sino por<br />
la educación que reciben. A <strong>las</strong> niñas<br />
se les enseña a actuar de una forma y<br />
a los varones de otra y eso determina<br />
<strong>las</strong> nociones de feminidad y masculinidad.<br />
Pero en el siglo XXI, creo que<br />
ser mujer —y hombre— es aprender<br />
a integrar los aspectos femeninos y<br />
masculinos que toda persona tiene”.<br />
Además de superar la intolerancia,<br />
su reto ha sido superar los estereotipos<br />
de feminidad. “En algún momento<br />
puedes sentirte una caricatura de mujer<br />
o una caricatura de hombre. Las<br />
personas trans femeninas aprendemos<br />
a ser mujeres tardíamente porque<br />
nacemos y nos forman como varones.<br />
Pero una vez que asumimos lo que se<br />
supone es la conducta femenina, debemos<br />
también desaprenderla porque<br />
la familia y la escuela te enseñan a ser<br />
mujer inculcándote conductas de sumisión,<br />
como si tuviéramos capacidades<br />
menores. Lo más complejo para<br />
mí fue entender que una mujer es<br />
aquella que puede expresarse emocional<br />
y racionalmente como un ser a<br />
parte entera, más allá de patrones o<br />
etiquetas. Me identifico como feminista<br />
de tercera generación: no me planteo<br />
una guerra contra el hombre, sino<br />
una lucha contra el machismo, estructura<br />
de poder institucionalizada y<br />
arraigada en muchos y muchas”.<br />
Es al machismo y su violencia a lo<br />
que más le teme. “Pese a haber nacido<br />
como hombre, mi miedo es el de<br />
todas <strong>las</strong> mujeres, el de ser parte de<br />
<strong>las</strong> estadísticas de violencia patriarcal,<br />
esa que va desde los piropos mal<br />
entendidos hasta el asesinato. La intolerancia<br />
me preocupa menos porque<br />
en la sociedad venezolana hay<br />
una mayor apertura y respeto a <strong>las</strong><br />
diferencias de identidad y preferencia<br />
sexual. Los que no se han enterado<br />
son los políticos, que temen<br />
asumir la bandera de la igualdad”.<br />
A sus 57 años, se siente satisfecha,<br />
aunque aún no pueda llamarse legalmente<br />
Tamara. “Más que una mujer<br />
transgénero, soy una mujer. Y si alguna<br />
vez le pregunté a Dios: ¿por qué me hiciste<br />
esto?, hoy le agradezco la oportunidad<br />
de abrir caminos por el derecho<br />
a tener iguales derechos. La vida me<br />
hizo luchadora. Y estoy orgullosa”. ❋<br />
efcastillo@eluniversal.com<br />
<strong>Estampas</strong> 16 OCTUBRE 2011 ?