04 DEIA 20/05/2011 North Mississippi Allstars / <strong>Los</strong> hermanos <strong>Dickinson</strong>, que estarán mañana en Bilbao, dedican su último disco, ‘Keys to the kingdom’ a su progenitor fallecido Andrés Portero HONRAR AL PADRE JIM <strong>Dickinson</strong>, afamado músico y productor estadounidense que ha compartido estudio y escenarios con luminarias como Bob Dylan, Aretha Franklin, Rolling Stones o Willy de Ville, falleció en 2009. Sus hijos, que siguen por sus mismos fueros al frente <strong>del</strong> grupo de blues North Mississippi Allstars (NMA), han aparcado sus carreras respectivas, uno de ellos en el seno de Black Crowes, para honrar al progenitor en el último y fantástico disco de este trío, Keys to the kingdom, cuya larga gira estatal de presentación se inició la semana pasada y concluye mañana, sábado, en Bilbao, en el Kafe Antzokia, con los salvajes canadienses White Cowbell Oklahoma como grupo telonero. No teníamos noticias de NMA desde 2008, cuando editaron el incendiario Hernando, que incluía temas como Shake, Long way from home y Blow out. La muerte de Jim <strong>Dickinson</strong> sacó <strong>del</strong> letargo al trío liderado por sus dos hijos, Luther, que ha ejercido (y muy bien) de sustituto de Marc Ford como guitarrista de The Black Crowes en los últimos tiempos, y Cody, batería que destacó en la formación Hill Country Revue. El dúo fraterno, que al parecer nos visita sin su orondo acompañante, el bajista de color Chris Chew, acaba de publicar su octavo disco, Keys to the kingdom. El álbum, excelso y casi obligado para los amantes <strong>del</strong> blues El dúo acaba de publicar su octavo disco, un álbum obligado para los amantes <strong>del</strong> blues y rock de raíces. y el rock de raíces de origen esta- hay un amanecer tras la noche, la ira y la incomprensión ante la como familia pero fue una expedounidense, es un homenaje hijos <strong>del</strong> Mississippi cantad, sa- muerte a la aceptación y la esperiencia muy intensa”, ha expli- explícito al padre fallecido, que lid de la oscuridad, tocad vuestras ranza final. “Su enfermedad fue cado Cody. dejó escrito estos versos que apa- canciones siempre, no os rindáis, rápida y cuando llegó, estuvo mal “Tengo que reír para evitar llorecen en el encarte <strong>del</strong> álbum: no os dejéis derrotar”. Y a ello se durante mucho tiempo, enrar”, clama Luther en This a’way, “estoy seguro de que hay luz más han puesto sus hijos en una dotrando y saliendo <strong>del</strong> hospital. el tema inicial <strong>del</strong> disco, un blues allá de la oscuridad, como de que cena de canciones que pasan de Definitivamente, eso nos unió repetitivo y encolerizado. La pul- Sergio Makaroff / El argentino da a conocer hoy su último trabajo, ‘El inventor <strong>del</strong> rompehielos’, en Bilbao EXPLORADOR TERRENAL DE chico me di un golpe en al cabeza…”, canta Sergio Makaroff en su último disco, El inventor <strong>del</strong> rompehielos, que solo está a la venta en formato físico en las tiendas Fnac. Quizás por ello el compositor y cantante argentino residente en Barcelona parece vivir en un planeta paralelo, ajeno al dictado de las normas. Y no solo de la industria musical. El es feliz aunque venda pocos discos. Y quienes le escuchan, también. Si quieres ser uno de ellos te tendrás que pasar hoy por la sala Cotton Club de Bilbao, donde presentará sus canciones a partir de las 20.30 horas. Makaroff, lúcido letrista y un buen artesano de melodías, se dio a conocer en el Estado español hace más de 30 años, cuando El disco <strong>del</strong> argentino está producido por Jose Nortes. prestó algunas canciones a Tequila, justo antes de editar la que quizás sea su canción más popular, Explorador celeste, junto a Tranqui tronqui. Fito Páez, Jorge Drexler, Calamaro o Sabina disfrutan con la música de este kamikaze de la fe, el buen humor y la ironía, como prueban títulos de sus discos como Número uno o Rico y famoso. Como suele decir, “los billetitos siguen estando en un segundo puesto en mi escala de valores”. Y los hechos lo demuestran, ya que edita cuando le apetece o se lo puede permitir, porque las discográficas no confían en él. Makaroff no suele fallar. Tampoco lo hace en El inventor <strong>del</strong> rompehielos, un disco continuista, sí, y que debe su título a un antepa- sión <strong>del</strong> blues es la columna vertebral de este disco, como retrata la doliente y fúnebre Let it roll, la acústica Ol’ cannonball o el sonido de la armónica metálica en New Orleans walkin’ dead. Pero ahí no queda la cosa. El dúo fraterno se despacha a gusto con los aires country en Jumpercable blues; juega a evocar a los Stones en los 70 –cuando su aita grabó con ellos el piano de Wild horses–en la enorme How I wish my train would come; emponzoña de gospel el blues <strong>del</strong> Delta titulado The meeting, con participación excelsa de Mavis Staples; y firma baladas enternecedoras como Hear the hills. La gira de presentación de su último trabajo concluye mañana en el Kafe Antzokia, con White Cowbell Oklahoma como teloneros A El disco, que incluye también colaboraciones de Ry Cooder y <strong>del</strong> mítico pianista Spooner Oldham, incluye una versión <strong>del</strong> clásico Stuck inside of mobile with the Memphis blues again, de Dylan, sugerencia de Jim en su lecho de muerte. El álbum, en el que se oye el verso “descansa en paz”, concluye con el alegre y redentor Jellyrollin’ all over heaven, a ritmo de sonido de Nueva Orleáns. “El disco se grabó de forma rápida, cruda y honesta. El único requisito previo fue que cada canción fuera capaz de poder ser tocada con una guitarra acústica y convertirse en un simple tema folk”, indica Luther, que parece llamar, como Dylan, a las puertas <strong>del</strong> cielo con estas canciones. ■ sado inventor <strong>del</strong> argentino. Sigue agradeciéndose su capacidad para engarzar bonitas melodías –usando patrones eclécticos que van <strong>del</strong> funk y el hip hop al rock, el country, la rumba eléctrica y la flamenca, el soul, la balada de aires tex mex– con letras costumbristas, cotidianas y claras sobre esos temas que funcionan como gasolina para el ser humano, <strong>del</strong> amor –“estar juntos”, eso es lo que da sentido a la vida, canta– a la amistad, con una reivindicación de la locura –aboga por “no volverse responsable, ni respetable”–. Musicalmente cuenta con las voces de Jaime Gabinete Caligari Urrutia y, sobre todo, con la dirección musical y la guitarra –absolutamente excelsa– de su compatriota y lugarteniente Ariel Rot. Será feo –lo reconoce él en una canción–,pero se muestra muy lúcido aunque titule una canción El suicidio de los caracoles. A. P.■
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