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Simón Bolívar - Ministerio del Poder Popular del Despacho de la ...

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ALFONSO RUMAZO GONZÁLEZ<br />

que los va a ap<strong>la</strong>star. Hace un calor <strong>de</strong> infierno y el sudor se confun<strong>de</strong><br />

con <strong>la</strong> sangre en los rostros.<br />

De pronto, ve <strong>Bolívar</strong> que en esa mezco<strong>la</strong>nza <strong>de</strong> hombres y<br />

<strong>de</strong> animales su caballería <strong>de</strong> Barinas empieza a retroce<strong>de</strong>r; el instante<br />

es <strong>de</strong>cisivo, y hay que tomar una resolución heroica, puesto que<br />

está empeñada toda <strong>la</strong> infantería y sólo restan disponibles hombres<br />

a caballo. Aprieta <strong>la</strong>s espue<strong>la</strong>s a los ijares <strong>de</strong> su caballo y al trote<br />

pasa revista a los dragones y <strong>la</strong>nceros que le quedan; advierte que<br />

ha llegado el momento culminante y les or<strong>de</strong>na seguirle. Desenvaina<br />

su espada y se <strong>la</strong>nza con todos al galope, a <strong>la</strong> carga contra el f<strong>la</strong>nco<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> caballería enemiga. Los hombres, al ver a su propio jefe en <strong>la</strong><br />

lucha como uno <strong>de</strong> ellos, llegan al frenesí y arrol<strong>la</strong>n al enemigo,<br />

cuyas fuerzas restantes escuchan los toques <strong>de</strong> corneta que les<br />

or<strong>de</strong>nan replegarse y retirarse. <strong>Bolívar</strong> ha triunfado; <strong>la</strong> batal<strong>la</strong> ha<br />

durado seis tremendas horas. Es <strong>la</strong> una <strong>de</strong> <strong>la</strong> tar<strong>de</strong>; más <strong>de</strong> dos mil<br />

han quedado muertos o heridos, <strong>de</strong> <strong>la</strong>do y <strong>la</strong>do; <strong>la</strong> mayor parte son<br />

realistas. Los monárquicos sobrevivientes huyen en todas<br />

direcciones.<br />

No haya sosiego. <strong>Bolívar</strong> es imp<strong>la</strong>cable en el triunfo. Sin dar<br />

tiempo ni al <strong>de</strong>scanso ni al júbilo, ni al almuerzo, or<strong>de</strong>na a sus<br />

hombres perseguir al enemigo, y él mismo, en persona se pone a <strong>la</strong><br />

cabeza. Los <strong>de</strong>rrotados, a caballo o a pie, corren <strong>de</strong>sesperados. Los<br />

triunfadores los alcanzan y les apresan o les matan; algunos se trepan<br />

a los árboles para salvarse; allí les dan caza, como a pájaros. Sólo a<br />

<strong>la</strong>s once <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche cesa el acosamiento, cuando ya no queda nada<br />

que perseguir. Ceballos ha logrado escaparse hacia el Sur, y hacia el<br />

Norte, Yáñez, con veinte hombres cada uno, gracias a <strong>la</strong> calidad <strong>de</strong><br />

sus caballos. Es todo lo que queda <strong><strong>de</strong>l</strong> más po<strong>de</strong>roso ejército realista<br />

<strong>de</strong> ese momento en Venezue<strong>la</strong>. A <strong>la</strong>s once <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche se concentran<br />

los soldados patriotas, según <strong>la</strong> or<strong>de</strong>n que se les ha dado, en el<br />

pueblecillo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Virgen <strong>de</strong> <strong>la</strong> Aparición <strong>de</strong> <strong>la</strong> Corteza, don<strong>de</strong> están<br />

acorra<strong>la</strong>dos unos seiscientos fugitivos, que son fusi<strong>la</strong>dos<br />

inmediatamente en gran parte. Está vengada <strong>la</strong> vanguardia que<br />

cayera en <strong>la</strong> emboscada <strong>de</strong> <strong>la</strong> mañana. ¡La “guerra a muerte”!<br />

Todos duermen profundamente esa noche, agobiados <strong>de</strong><br />

emociones y <strong>de</strong> fatiga; todos, excepto los heridos y los que lloran al<br />

compañero, al hermano, al pariente. <strong>Bolívar</strong> no duerme; ocúpase<br />

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