Alimentación - Gobierno de la Provincia de Neuquén

Introducción
Alimentación
La nutrición adecuada es importante para la salud. En los/las niños/as es esencial para
posibilitar la completa expresión de su potencial crecimiento y desarrollo. Los primeros
años de vida constituyen un período crítico, ya que una nutrición inadecuada, por falta de
macro o micronutrientes, ocasionaría una injuria irreversible al crecimiento y desarrollo y
que, a largo plazo, podría afectar el rendimiento intelectual, la capacidad de trabajo, la
salud reproductiva y la salud en general tanto en la adolescencia como en la adultez.
Proveer alimentos es un acto natural de cada especie para lograr su conservación. Es,
además, un derecho fundamental del/la niño/a que hace a su integridad física, psíquica y
a su vida misma, reconocido por Declaraciones, Pactos, Convenciones Internacionales,
Leyes Provinciales y por nuestra Constitución Nacional.
Alimentarse tiene un significado más amplio que comer, ya que implica estímulos
sensoriales y la integración socio-cultural que posibilita el encuentro, la identidad y la
comunicación. Es por ello que el acto de brindar el alimento debe ser percibido por el/la
niño/a y su cuidador/a como una situación placentera. En este sentido es que constituye
una etapa de aprendizaje en la cual se reconocen y satisfacen las necesidades del/la
niño/a (hambre, saciedad). Este proceso, por una parte, fortalece la seguridad y
protección del/la niño/a, brindándole bases a futuro para su independencia, y por otra,
reafirma el rol materno y familiar en su competencia para la crianza. Es muy importante
entonces que el equipo de salud acompañe este proceso, promoviendo comportamientos
y prácticas adecuadas.
Los alimentos se adecúan en cada etapa en base a las necesidades nutricionales del niño
o de la niña, su capacidad de ingestión y absorción, la capacidad de eliminación renal, su
desarrollo psicomotor, siempre respetando la cultura alimentaria familiar. Para la primera
etapa, la naturaleza ha desarrollado un alimento propio para la especie que es la Leche
Humana. Lo ideal es que la lactancia materna se mantenga en forma exclusiva hasta los
seis meses de vida, momento en que es apropiada la incorporación de alimentos
complementarios. En la edad preescolar también es importante que el equipo de salud
aconseje a la familia, ya que en este momento es cuando se definen los hábitos
alimentarios que se mantendrán en el futuro, y ayude a incorporar una alimentación
saludable que servirá para la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles,
como obesidad, diabetes e hipertensión arterial.
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Etapas de la alimentación infantil
Basándonos en las necesidades y capacidades del niño o de la niña, podemos definir
entonces en su alimentación tres etapas:
1. Etapa inicial: lactancia materna exclusiva (LME). Durante esta etapa, el niño o la
niña es capaz de succionar y deglutir, pero no puede digerir ciertas proteínas o
soportar cargas osmolares excesivas a nivel renal. La leche humana es el mejor
alimento. Es por ello que se recomienda que sea el único durante los primeros seis
meses, y luego con la adecuada complementación de otros alimentos continuarla
hasta los dos años de vida.
2. Período de transición: alimentación complementaria oportuna (AC). La maduración
digestiva, renal y neurológica va progresando. El/la niño/a pierde el reflejo de
protrusión lingual, se sienta, puede reconocer la cuchara, prensarla con los labios y
comienza a diferenciar distintos sabores, texturas y colores de los alimentos. El
bebé está en condiciones de iniciar la AC, que complementa la lactancia, sin
desplazarla. Para que la AC sea exitosa es necesario que los alimentos indicados
tengan los nutrientes necesarios, estén disponibles en el hogar y en la comunidad,
sean preparados bajo condiciones mínimas de seguridad, y sean compatibles con
las actitudes, costumbres y creencias de la familia. En nuestra provincia, donde los
niños y las niñas acceden al control de salud, es muy importante acompañar y
aconsejar a la familia en esta etapa, ya que es frecuente observar que la densidad
calórica de los alimentos es baja y no cubre las necesidades nutricionales del/la
niño/a.
3. Período de incorporación a las pautas alimentarias de la familia. Esta etapa
comienza alrededor del año de vida y se prolonga hasta los 6-8 años. Si en este
período se establecen hábitos saludables, éstos pueden persistir a lo largo de la
vida. Muchas familias refieren, y esto resulta un motivo habitual de consulta,
dificultades con la alimentación de los niños y niñas, y es allí donde el equipo de
salud debe estar preparado para acompañar e informar sobre las pautas a seguir
en la alimentación.
1. Etapa inicial: 0 a 6 meses de vida
LACTANCIA MATERNA EXCLUSIVA (LME)
(Ver el Anexo de Lactancia Materna)
2. Etapa de transición: 6 a 12 meses de vida
ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA OPORTUNA (AC)
(Se anexan folletos que pueden ser útiles para fotocopiar y entregar a la familia)
La AC consiste en la incorporación progresiva de otros alimentos, que se “complementan”
a la leche hasta que el/la niño/a pueda llegar a compartir la alimentación familiar.
“Oportuna”, en este caso, alude al momento óptimo para su incorporación.
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Los objetivos de la AC son:
• Aportar energía y nutrientes que ya no se cubren sólo con la leche.
• Estimular el desarrollo psicosensorial del/la niño/a.
• Crear rutinas y hábitos alimentarios.
• Contribuir al desarrollo fisiológico de las estructuras orofaríngeas y la masticación.
• Promover la conducta exploratoria del/la niño/a y su autonomía.
• Promover el desarrollo psicoemocional del/la niño/a y su integración a la vida
familiar.
¿Cuándo debemos indicar la complementación con otros alimentos?
Depende del desarrollo del/la niño/a. En el caso de bebés sanos y nacidos a término,
alrededor del 6º mes de vida desaparece el reflejo de protrusión lingual y progresa la
coordinación y utilización de los músculos de la masticación, lo que posibilita la
incorporación progresiva de alimentos.
¿Qué deben aportar los alimentos? (Ver tabla 1)
Deben asegurar un aporte de energía, proteínas y micronutrientes acorde con los
requerimientos de la edad.
Tabla 1: Requerimiento energético y proteico para niños y niñas amamantados
EDAD (meses) Kcal/día Prot. c/100 kcal Aporte LM (%) Aporte AC (%)
6 a 8 615 1,3g 60-70 40-30
9 a 11 686 1,5g 40-45 60-55
12 a 23 894 1,7g 30 70
¿Cómo incorporar las primeras papillas?
Se recomienda aplicar la alimentación perceptiva, que responde a los principios de
hambre y satisfacción.
• Animar a comer, nunca forzar. Hablar con el/la niño/a y mantener el contacto visual.
• Elegir un momento tranquilo -no importa demasiado la hora del día- en que la
madre o quien le va a dar el alimento esté disponible. El bebé debe estar bien
despierto, evitando estímulos (TV, radio) que lo distraigan. Es conveniente que las
primeras papillas las reciba sentado en la falda, “bien sostenido”, como una
transición entre tomar el pecho y comer sentado a la mesa. Es conveniente, por
otro lado, que las papillas se sirvan en un bol irrompible y que no estén demasiado
calientes, ya que se debe permitir al niño o la niña tocarlas (siempre lavarle las
manitos antes de comer).
• Incorporar los alimentos de a uno por vez, para probar su aceptación y tolerancia.
Nombrarle los alimentos que va probando, estimulándolo a probar nuevos sabores,
no forzándolo. Se debe respetar su apetito. Cuando el/la niño/a rechaza algún
alimento, se recomienda volver a ofrecérselo en otra oportunidad, eventualmente
variando su presentación, para lograr que adquiera una dieta variada. No obstante,
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si rechazara sistemáticamente un tipo de alimento, no se le debe insistir, ya que
esto se describe en situaciones de intolerancia (poco frecuente).
• Siempre es conveniente servir al niño o a la niña en un plato aparte para cuantificar
lo que come. Usar una cuchara pequeña de bordes lisos colocando el alimento en
el centro de la lengua. Empezar por una pequeña cantidad. A medida que el/la
niño/a va creciendo se irá aumentando la cantidad, la consistencia y la variedad de
los alimentos, siempre manteniendo la lactancia materna.
• Poco a poco es bueno que reconozca el momento en que va a comer (por una
palabra, un gesto, mostrándole el babero) para ir estableciendo una rutina.
• Es útil sugerir que se puede utilizar la misma comida que se prepara para la familia,
separando lo que se usará para el bebé antes de agregar sal u otros condimentos y
triturarlo formando un puré.
Cuanta mayor seguridad, bienestar y regularidad percibe el niño o la niña al momento de
comer, mayor será su interés y receptividad.
Características que debe reunir la alimentación complementaria
• Adecuada densidad energética: > 60 kcal/100g, similar a la leche materna (LM
65kcal/100g) esto es difícil de lograr, especialmente en la primera etapa (puré de
zapallo, zanahoria, sopas) que resultan hipocalóricos.
• Adecuada proporción de proteínas de origen animal: para asegurar el aporte de
todos los aminoácidos esenciales. Se recomienda que éstas representen el 45%
del total proteico y que el porcentaje de calorías aportadas por proteínas (P%) sea
alrededor de 9% en los menores de 1 año, y 5-6%, en los mayores. Se
desaconseja el aporte de soja en menores de 5 años. Las dietas vegetarianas no
logran cubrir las necesidades nutricionales a esta edad, salvo que se usen
suplementos nutricionales.
• Aporte de grasas: se recomienda más del 30% (30-45%) del valor calórico total, ya
que son requeridas para la composición corporal, especialmente del sistema
nervioso central (ácidos grasos esenciales). Además son necesarias para cubrir el
aporte energético y la absorción de vitaminas liposolubles. Las grasas y aceites,
especialmente de origen vegetal, deben añadirse en pequeña cantidad a la comida
(una cucharadita), ya que aumentan la densidad energética y mejoran su
palatabilidad.
• Aporte de hidratos de carbono: incorporar los complejos como tubérculos, cereales
y legumbres, que además aportan otros nutrientes, y evitar el exceso de azúcares
simples (azúcar, dulces).
• Adecuado aporte y biodisponibilidad de hierro: este es un micronutriente que suele
ser deficitario. Se debe estimular el consumo de hierro hemínico (carnes, vísceras),
y, cuando se consume hierro no hemínico (ej. legumbres), asociarlo con alimentos
que faciliten su absorción como jugos, cítricos naturales, tomate o carnes. Evitar
bloqueantes de su absorción como taninos, xantinas que están en las infusiones
(té, mate, café), y los polifosfatos (gaseosas). También se sugiere el uso de
alimentos fortificados con hierro, como leche o harinas, en la preparación de los
alimentos.
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• Incorporación de gluten: se recomienda hacia finales del 6º mes, pero si hay
antecedentes familiares de enfermedad celíaca se recomienda postergar su
introducción hasta los 12 meses de vida.
• Fibras: no es conveniente que el aporte de fibra sea elevado los dos primeros años
de vida, ya que esto puede interferir en la absorción de algunos nutrientes como
hierro, zinc y calcio. Por ello conviene evitar las preparaciones con harina integral y
las cáscaras de cereales.
• Demorar la incorporación de alérgenos potenciales: el huevo puede incorporarse
alrededor del 6º mes y el pescado desde el 7º, si no hay antecedentes familiares de
alergia. En caso de alto riesgo de desarrollar alergia, promover la lactancia materna
y retrasar la incorporación de: otros lácteos hasta el año; huevos hasta los 2 años;
pescado y frutas secas (maníes, nueces) hasta los 3 años. (Aunque hay cierta
controversia respecto a estas restricciones).
• No agregar sal a las comidas y evitar alimentos con alto contenido de sodio, como
caldo en cubitos, sopas deshidratadas, enlatados, embutidos, fiambres y productos
de copetín. La ingesta excesiva de sodio puede provocar sobrecarga renal de
solutos y además condiciona la instalación de hábitos alimentarios no saludables.
• Aumento progresivo de la consistencia y viscosidad a medida que el/la niño/a
crece.
Número de comidas recomendadas por día según edad (Ver tabla 2)
El número de comidas dependerá de la densidad energética de las mismas. También se
incrementará la consistencia, teniendo en cuenta el desarrollo neuromuscular del niño o la
niña: los primeros meses sólo succiona y traga, a partir del 4º al 7º mes es capaz de
mordisquear, entre los 7 a 12 meses comienza a masticar y entre los 12 y 24 meses logra
los movimientos rotatorios de la masticación.
Tabla 2
EDAD Nº COMIDAS DIARIAS RECOMENDADAS
Hasta 6 meses LECHE MATERNA EXCLUSIVA
6 meses LECHE MATERNA + COMIDA INICIAL
6 – 7 meses LECHE MATERNA + 1 a 2 COMIDAS
7 – 8 meses LECHE MATERNA + 2 a 3 COMIDAS
9 - 23 meses LECHE MATERNA + 3 a 4 COMIDAS
Mayores 24 meses 4 COMIDAS + 1 a 2 COLACIONES (si es necesario)
Alimentación equilibrada y combinación de alimentos
El niño o la niña debe comer preparaciones que combinen diferentes tipos de alimentos:
cereales (arroz, maíz, trigo, avena), tubérculos (papa, batata, mandioca), carnes, huevos,
legumbres (arvejas, lentejas, porotos), verduras, frutas y aceites. Es por ello que los
alimentos que se utilizan para la comida familiar pueden ser la base de una buena papilla.
La papilla, preparada tipo puré (es decir, un poco espesa, no como sopa “caldosa”), puede
ser a base de tubérculos o cereales. Es conveniente que diariamente o al menos 3 veces
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por semana se incorpore a la papilla algún alimento de origen animal (proteínas
completas) que pueden ser carnes (vacuna, ave, pescado, chivo, o cordero según la
accesibilidad). También puede ser hígado o morcilla (la parte cremosa), ambos son muy
ricos en hierro. Las carnes deben picarse finamente al principio y, a medida que el/la
niño/a crece, se las ofrece en trozos más grandes. En cuanto a la cantidad, al principio,
comenzar con una cucharada sopera de carne bien picada o rallada e ir aumentando
paulatinamente, para llegar aproximadamente a los 100g alrededor del año de vida. Es
común ver que le dan al bebé un trozo grande de carne “para que saboree el juguito”
pero, de este modo no come la fibra, que es donde están contenidos los nutrientes
esenciales. Otra opción para aumentar el aporte proteico es agregar a la papilla huevo o
unas cucharadas de leche en polvo fortificada con hierro.
A partir de los 7 u 8 meses se pueden usar legumbres (arvejas, lentejas), en purés, bien
cocidas, tamizadas y sin piel. Las legumbres enteras, recién a partir del año. Conviene
combinarlas con cereales o tubérculos.
Se recomienda incorporar frutas y verduras de variados tipos y colores, siempre frescas y
limpias, al principio cocidas, pisadas o en juegos, luego crudas y en pequeños trozos. Es
preferible aprovechar las frutas de estación y de la zona, que suelen ser las más
económicas, y utilizarlas bien maduras, lo que facilita la digestión. Además, las frutas
pueden combinarse con jugos cítricos, yogurt o leche.
Para beber aconsejar el uso de agua segura, también en algún momento del día puede
ofrecerse algún jugo de fruta natural recién preparado. Es conveniente explicar las
desventajas de la utilización de jugos artificiales o a base de soja y gaseosas (muy
edulcorados, con conservantes, colorantes), que no tienen valor nutricional, crean
sensación de saciedad, e incorporan malos hábitos.
Higiene y conservación de los alimentos
El equipo de salud debe abordar aspectos en relación a la higiene en la conservación,
manipulación, preparación y presentación de los alimentos:
• Es fundamental conocer detalles del medio, por ejemplo cómo es la
provisión de agua potable para la familia y su almacenamiento (limpieza de
tanques y tambores, que deben estar tapados). Si el agua no es segura,
aconsejar su hervido durante 3 a 5 minutos o el agregado de 2 gotas de
lavandina por litro, dejándola reposar durante media hora.
• Aconsejar el lavado de manos antes de preparar alimentos, antes de comer
y después de ir al baño.
• La vajilla y utensilios también deben estar bien limpios. Durante la
preparación de alimentos, evitar manipular los crudos y cocidos con los
mismos utensilios.
• Es importante respetar la cadena de frío: los alimentos frescos (carnes,
lácteos, etc) deben conservarse en heladera a 4ºc. Los alimentos
congelados, una vez descongelados, no deben recongelarse, salvo que se
realice un proceso de cocción de los mismos. Los alimentos ya cocidos,
deben guardarse en heladera.
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• Las carnes que van a consumir los/las niños/as deben estar perfectamente
cocidas, no jugosas, ni rosadas o rojas en el centro. Hay que tener especial
cuidado al cocinar carne picada (hamburguesas, albóndigas, etc), ya que la
flora bacteriana durante su procesamiento puede pasar desde la superficie
al interior del producto, dificultando que llegue a la temperatura de seguridad
(72º) -riesgo de síndrome urémico hemolítico-. Los huevos también deben
cocinarse completamente, quedando la clara y la yema de consistencia
compacta -riesgo de transmisión de salmonella-.
• El consumo de miel está contraindicado hasta el año de vida por el riesgo de
transmisión de botulismo a través de esporas.
• En los menores de 12 meses es mejor ofrecer las verduras cocidas. El uso
de algunas hortalizas, como remolacha, acelga y espinaca, se recomienda
postergarlo hasta el año, ya que pueden contener nitratos del suelo, que a
nivel intestinal se transforman en nitritos -con riesgo de
metahemoglobinemia-.
• Los alimentos deben guardarse en lugares limpios y secos, y consumirse
inmediatamente después de su preparación, de no ser así deben
refrigerarse.
• Evitar el uso de biberones que son difíciles de higienizar.
• La higiene del ambiente es muy importante, evitar la presencia de insectos y
de roedores, y tapar la basura. Interrogar sobre eliminación de excretas y
sobre la disposición de residuos domiciliarios.
4. Etapa: 12 meses en adelante
INCORPORACIÓN A LAS PAUTAS FAMILIARES
(Se anexa un folleto que puede ser útil para fotocopiar y entregar a la familia)
“A medida que el niño crece y progresa en sus logros se irá
integrando a compartir la mesa familiar. Podrá comer junto a otros y
con otros. Donde no sólo satisface sus necesidades de alimentación
sino que además, se comunica con otros, ya que se comparte la
mesa, la comida.
El mundo externo -la familia, la comida juntos- interacciona con su
mundo interno, privado -mastica, saborea, traga, tiene sensaciones
gustativas y olfativas-. Ambos mundos están en constante relación y
construcción.”
“Para poder comer y beber sentados, la sillita y la mesa deben estar
de acuerdo con el tamaño de los niños y niñas. Una silla pequeña
permite tener los pies apoyados en el piso y no colgando. La altura
de la mesa tiene que ser la adecuada para facilitar ver lo que
contiene el plato, usar las manos y brazos y desempeñarse
cómodamente, utilizar el vaso, los cubiertos y utensilios, según su
necesidad” Plan Nacional de Seguridad Alimentaria.
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A partir de los 12 meses ya se le puede facilitar al niño o a la niña una cuchara y
sentarlo/a a la mesa, ayudándole al principio, permitiéndole que se ensucie. Puede
compartir los alimentos con el resto de la familia, pero siempre evitando aquellos capaces
de obstruir la vía aérea y hacer que se atore (como maníes, nueces, uvas, semillas,
zanahoria cruda). Procurar que el momento de la comida sea tranquilo, armonioso, sin
apuro, un espacio de encuentro, diálogo, evitando elementos, como la televisión, que
interfieran en esta interacción.
Cada niño/a tiene un ritmo de maduración y de aprendizaje que le es propio, según el
mismo irá incorporando el uso del vaso, plato y cubiertos. Por ello, no es conveniente usar
la comida como premio o castigo, ya que el/la niño/a debe interpretar que el alimento es
necesario para crecer sano y no para agradar a los otros. En este sentido, el momento de
la comida es una situación de intercambio, contacto afectivo y aprendizaje. No se debe
usar el alimento como sustituto de afecto, esto evitaría que el/la niño/a necesite llamar la
atención de los adultos por medio de la comida.
La presentación variada y agradable de las comidas así como un ambiente tranquilo
estimulan en el niño o en la niña el deseo de comer, además es un momento de
integración social, que le permitirá aprender nuevas conductas (como usar los cubiertos,
el vaso, esperar y compartir). El/la niño/a aprende además por imitación, es bueno
servirse con moderación, masticar bien los alimentos, reconocer la sensación de
saciedad, etc.
En los/las niños/as mayores:
• Aconsejar que no omitan el desayuno (cosa que vemos ocurre con
frecuencia a esa edad): esta comida debiera representar un 25% del valor
calórico diario, ya que mejora el desarrollo físico e intelectual. Debe incluir
lácteos y no infusiones. Los/las niños/as y adolescentes deben ingerir lácteos
diariamente, lo aconsejable es: 500 cc de leche o equivalente = 1 yogur de
200cc = 1 porción de queso fresco equivalente al tamaño de una caja de
fósforos pequeña = 3 fetas de queso de máquina = 6 cdas soperas de queso
untable = 3 cdas soperas de queso rallado.
• Respetar los horarios de las comidas, evitar el “picoteo”, limitar la
incorporación de golosinas y productos de copetín.
• Estimular el consumo de agua, limitando al máximo la ingesta de jugos
artificiales o gaseosas, que incorporan azúcares o edulcorantes.
• Promover una dieta variada, con adecuada ingesta de fibras, verduras y
frutas de diferentes colores.
• Siempre es mejor la comida casera, valorar el “comer en familia”, evitando la
TV u otras pantallas.
• Tratar de que la familia facilite y respete el reconocimiento de las
sensaciones de apetito y saciedad, a esto puede ayudar limitar el tamaño de las
porciones.
• Promover la actividad física.
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Consejería en la alimentación infantil
El objetivo es brindar a la familia y especialmente a quien se ocupa del cuidado del niño o
la niña acompañamiento para facilitar conductas beneficiosas en la alimentación.
Escuchar y luego preguntar:
Hay que escuchar antes de prescribir y conocer la realidad de la familia y su ambiente.
Preguntar de forma abierta cómo se alimenta al niño o a la niña, detectando dificultades y
orientando si hay errores, pero también reafirmando las prácticas adecuadas.
Hay que respetar la cultura alimentaria de la familia, promoviendo el uso de alimentos
locales y accesibles.
Algunos padres pueden necesitar particularmente información sobre el desarrollo
emocional de sus hijos, sus necesidades cambiantes con el paso de los meses y cómo
estos cambios también se manifiestan en la situación de alimentación.
Evaluar la alimentación:
Obviamente, es necesario monitorear y graficar el crecimiento del/la niño/a.
Si no ha aumentado adecuadamente de peso preguntar sobre el apetito, qué come,
cuántas veces, aproximadamente qué cantidad y qué tipo de alimentos, uso de infusiones,
gaseosas, jugos artificiales. Si ha padecido alguna patología desde la última visita, puede
ser de utilidad confeccionar “Un día en la historia del niño o de la niña” (rutina familiar,
sueño, horarios de comida, cantidad aproximada y tipo de alimento ingerido).
No debe omitirse el registro en el apartado de alimentación de la libreta de salud.
La alimentación cuando el/la niño/niña cursa una enfermedad
Generalmente, cuando los/as niños/as cursan alguna patología aguda (infecciones
respiratorias, diarrea), suelen tener menos apetito, por eso es importante transmitirle a la
familia que continúe con el pecho materno y la alimentación, ofreciendo, con mayor
frecuencia y paciencia, raciones pequeñas de comidas sencillas, que le gusten al niño o a
la niña.
A medida que el/la niño/a mejore, también lo hará su apetito y en este caso debe
aconsejarse brindar comidas de buena calidad y con adecuada densidad calórica.
La ingesta inadecuada durante este tipo de enfermedades es causa frecuente de
desnutrición.
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Sucedáneos de la leche materna
El principal objetivo del equipo de salud debe ser estimular y apoyar la lactancia
exclusiva los primeros 6 meses de la vida. Recordemos que hay equipos preparados a
quien consultar ante dudas y/o dificultades (ver Etapa Inicial y anexo de Lactancia
Materna)
La ingesta de leche de vaca entera en los lactantes pequeños puede contribuir a la
anemia, debido a que puede provocar pérdidas de sangre por materia fecal.
La leche materna, a pesar de no tener un elevado contenido de hierro, posee la mejor
biodisponibilidad, y presenta la máxima absorción de este mineral.
Sólo se indicará sucedáneo de la leche humana, tras un cuidadoso análisis de su
indicación, en los siguientes casos:
a- Enfermedades maternas que contraindiquen la lactancia.
b- Cuando la madre no desee o no pueda amamantar.
c- Patología del/la niño/a que contraindique o dificulte la lactancia (por ejemplo,
galactosemia)
d- Patología del/la niño/a que implique requerimientos nutricionales específicos (por
ejemplo, aumento de la densidad calórica o restricción proteica) que no puedan ser
cubiertos por la leche materna (cardiopatías, neuropatías, colestasis crónica).
e- Niño/a con aumento diario de peso que persiste por debajo de lo normal en dos o más
controles, luego de haber intentado mantener la LME (supervisar la técnica de
amamantamiento, intentar relactación o indicar lactagogos) y después de haber
descartado otras causas de retardo ponderal, asumiendo que el origen del mismo esté
vinculado a hipogalactia materna..
De 0 a 6 meses
1º opción:
Fórmula infantil de inicio, se prepara según instrucciones del fabricante. El volumen será
a demanda, aproximadamente 150cc/k/día.
2º opción:
Leche entera en polvo fortificada con hierro al 6% + 5% de azúcar + 2% de aceite (girasol,
maíz, soja). Se prepara con 2 cucharaditas (tamaño té colmadas) de leche en polvo + 1
cucharadita (tamaño té) de azúcar + 1 cucharadita (tamaño café) de aceite, completando
a 100 cc con agua previamente hervida.
Leche fluida diluída al ½ + 5% de azúcar + 2% de aceite. Se prepara 50cc de leche fluída
+ 50cc de agua hervida + 1 cucharadita (tamaño té) de azúcar + 1 cucharadita (tamaño
café) de aceite.
3º opción:
Si la familia no utiliza aceite, y sólo en niños/as mayores de 3 meses, se puede indicar
Leche entera en polvo fortificada con hierro al 8% + 7% de azúcar. Se prepara con 3
cucharaditas (tamaño té colmadas) de leche + 1 cucharadita (tamaño té colmada) de
azúcar. Su equivalente con leche fluída se prepara con 65cc de leche fluída + 35cc de
agua hervida + 1 cucharadita (tamaño té) colmada de azúcar.
De 6 a 12 meses
1º opción:
Fórmula infantil de seguimiento: cada 30cc de agua diluir 1 medida de leche en polvo.
2º opción:
Leche entera en polvo fortificada con hierro al 12,5% + 5% de azúcar. Se prepara con 4
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cucharaditas (tamaño té colmadas) de leche en polvo + 1 cucharadita (tamaño té) de
azúcar, completando a 100 cc con agua previamente hervida.
3º opción:
Leche entera fluída + 5 % de azúcar
A partir de los 12 meses
El/la niño/a debe continuar con fórmula de seguimiento o con leche entera -en polvo o
fluída- fortificada con hierro. Es importante que a partir de esta edad se estimule el
consumo de dos raciones de leche, en el desayuno y merienda, evitando que se
combinen con té o mate para que no se disminuya la absorción de hierro. No es
recomendable la utilización de leche descremada o parcialmente descremada en los/las
niños/as menores de 2 años. El yogurt favorece el aprovechamiento de calcio, magnesio y
fósforo, y si bien podría ser un reemplazo útil de la leche de vaca -es leche cruda
fermentada-, tiene la desventaja de su mayor costo y de que, al igual que la leche de
vaca, provoca expoliación de hierro y sobrecarga renal de solutos en los lactantes.
Al preparar la leche se recomienda:
• -Preparar sólo la cantidad que se va a utilizar.
• -Es importante transmitir las pautas de higiene: lavado de manos, cuidadoso
lavado y hervido de los utensilios y no guardar los restos de alimento no
consumido.
• -En caso de utilizar biberones, lavarlos bien con agua potable y hervir en
forma separada el recipiente, el aro y la tetina. Guardarlos en la heladera o
cubiertos con un paño limpio para evitar contacto con moscas u otros insectos.
• -Si se usa leche fluída es mejor que sea estéril (es la envasada en sistema
“tetrapack”, uperización-UAT). Si no lo es, o si el envase fue abierto hace más de
12 hs., es mejor hervirla durante un minuto e ir revolviéndola a medida que se
calienta hasta que se forme espuma, no seguir hirviéndola hasta que se forme nata
para evitar la pérdida de nutrientes. Las leches envasadas conviene consumirlas
una vez abiertas dentro de las 48 hs, ya que aumenta el recuento de bacterias.
• -Se recomienda no consumir leche no pasteurizada (recién ordeñada y
cruda), pero si es la única disponible para el consumo, debe hervirse a 100º, bajar
el fuego y mantener la temperatura durante 10 minutos, conservarla luego en
heladera, tapada y consumirla dentro de las 24 hs.
• -Lo ideal es administrar la fórmula al niño o la niña a temperatura ambiente,
si se usa el horno de microondas para calentarla, hacerlo en recipientes de vidrio y
no de plástico, para evitar la liberación de bisfenol A, que es un componente tóxico
de las resinas plásticas.
ES IMPORTANTE EXPLICAR A LA FAMILIA QUE LAS INFUSIONES NO TIENEN
VALOR NUTRICIONAL Y NUNCA DEBEN REEMPLAZAR A LA LECHE O LAS
PREPARACIONES HECHAS CON ESTA, ADEMÁS INTERFIEREN CON LA
ABSORCIÓN DE NUTRIENTES COMO HIERRO Y CALCIO.
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Suplementación de vitaminas y minerales
Hierro medicinal
En el/la niño/a nacido a término con > 2500g de peso al nacer se recomienda suplementar
con SULFATO FERROSO 1 mg/kg/día a partir del 6º mes si recibe lactancia exclusiva, o a
partir del 4º mes si es alimentado con leche de vaca. Esta suplementación se indicará
hasta el año de vida, pero es recomendable prolongarla hasta los 18 o 24 meses en
aquellos niños/as con una dieta pobre en hierro.
El sulfato ferroso debe administrarse alejado de las comidas -media hora antes o dos
horas después-. Recordar la importancia de la lactancia materna y la introducción en la
dieta de alimentos con hierro hemo, de alta biodisponibilidad (como las carnes), y también
de ser posible alimentos fortificados con hierro (como leche de vaca fortificada). El hierro
no hemo es útil suministrarlo con facilitadores de su absorción, como la vitamina C,
presente en jugos de cítricos y verduras frescas.
En Argentina, la ley 25.459/01 estableció la fortificación con hierro, zinc y vitamina C de la
leche que se distribuye a nivel del Programa de Salud Materno Infantil de Nación.
Tabla 3: Absorción de hierro de distintos alimentos
ALIMENTO ABSORCIÓN (%)
Carne vacuna 20
Hígado 15
Pollo 12
Pescado 10
Cereales 3
Espinaca 2
Arroz 1
Tabla 4: Biodisponibilidad del hierro en distintas leches
TIPO DE LECHE Fe (mg/l o mg/g) % absorción
Humana 0,3 50
Leche de vaca 0,8 10
Fórmula enriquecida 12,8 4
Leche fluída fortificada 15 10
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Vitaminas
Vitamina D: la fuente más importante es la activación por la luz solar, pero en nuestra
zona geográfica esto no sería fácil o seguro de garantizar por lo que se indica una dosis
profiláctica de 400 U/día de vitamina D, que cubre las necesidades diarias, desde la
primera visita hasta los 12 meses de vida.
Acido fólico: recordar la importancia de su aporte a las mujeres en edad reproductiva.
La ley 25630/02 establece la fortificación de la harina de trigo con hierro, ácido fólico y
vitaminas del grupo B.
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Bibliografía
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