Oración de sanación- Vida dominicana- Fr. Thomas Kraft op
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ORACIÓN DE SANACIÓN - VIDA DOMINICANA<br />
FR. THOMAS KRAFT OP<br />
Quisiera invitarte en primer lugar a recordar las experiencias relacionadas con<br />
la Iglesia antes <strong>de</strong> entrar en la Or<strong>de</strong>n, en tus años <strong>de</strong> compromiso con<br />
diferentes grupos, en la parroquia, tu amistad con tal sacerdote o con tal<br />
comunidad <strong>de</strong> religiosas... Allí seguramente hay cosas que sanar, y muy<br />
importantes, porque si no se sanan, pue<strong>de</strong>n ser una traba, no sólo para tu<br />
apostolado y testimonio cristiano, sino también para tu misma vida <strong>de</strong> fe y<br />
acercamiento al Señor. Entonces, Señor, esta hija, este hijo tuyo quiere<br />
ofrecerte todo lo relacionado con tu Iglesia, esta familia gran<strong>de</strong> que es lugar <strong>de</strong><br />
tu presencia, pero también casa <strong>de</strong> pecadores; es instrumento <strong>de</strong> tu gracia<br />
pero también reunión <strong>de</strong> gente débil e imperfecta que constantemente nos<br />
hiere o lastima o <strong>de</strong>cepciona, para que le sanes <strong>de</strong> las cosas negativas que ha<br />
vivido o que ha sabido u oído con relación a tus hijos e hijas en la Iglesia.<br />
Señor, por las malas experiencias que tu hija, tu hijo ha tenido con la gente <strong>de</strong><br />
Iglesia, queremos pedir tu <strong>sanación</strong>. Si, al entrar más a fondo en la vida y<br />
apostolado <strong>de</strong> tu Iglesia, le ha tocado sentir el aguijón <strong>de</strong> la soberbia <strong>de</strong> tus<br />
elegidos, o la ingratitud <strong>de</strong> tus consagradas, pon tu unción sanadora allí don<strong>de</strong><br />
duele, para que este dolor se vuelva re<strong>de</strong>ntor. Y si a este servidor/esta<br />
servidora tuya le ha tocado ver o enterarse <strong>de</strong> cosas sórdidas en la vida <strong>de</strong><br />
algún sacerdote, cosas in<strong>de</strong>bidas en la vida <strong>de</strong> alguna comunidad religiosa:<br />
doblez, alcoholismo, vida materialista o superficial, búsqueda <strong>de</strong> placer sexual<br />
a margen <strong>de</strong> su celibato, injusticias o maltrato a la gente, especialmente a los<br />
más humil<strong>de</strong>s, pedimos que tomes en tus manos estas malas experiencias,<br />
estos recuerdos que lastiman su sentido <strong>de</strong> justicia y chocan con su fe.<br />
Aunque haya sido sólo cuestión <strong>de</strong> egoísmo o indiferencia, falta <strong>de</strong> caridad, <strong>de</strong><br />
generosidad o <strong>de</strong> sensibilidad en el cumplimiento <strong>de</strong> su ministerio, son cosas<br />
que chocan cuando las encuentra en tus ministros, Señor. Esperaba que no<br />
sean así, y le <strong>de</strong>cepcionan cuando se ven tan bajos, tan mezquinos, tan poco<br />
fieles a tu llamada. Señor, estas cosas le pue<strong>de</strong>n hacer mucho daño: pue<strong>de</strong><br />
que le hagan menos dócil a tu voz en la Iglesia, menos dispuesto a verte en tus<br />
ministros, más fría en la recepción <strong>de</strong> tus sacramentos, menos dispuesta a<br />
sacrificarse en el amor fraterno. Por eso te pedimos que ayu<strong>de</strong>s a este hijo, a<br />
esta hija tuya aquí presente a ver a aquel ministro o agente pastoral, a aquella<br />
religiosa o catequista, con tus ojos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tu misericordia, como persona débil,<br />
mal encaminada, también herida, y que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus pr<strong>op</strong>ias carencias va<br />
hiriendo a los <strong>de</strong>más ¡"en tu nombre"! Ayuda a esta persona que cree en ti, en<br />
vez <strong>de</strong> escandalizarse, o alejarse <strong>de</strong> ti o <strong>de</strong> tu Iglesia, en vez <strong>de</strong> volverse<br />
escéptico o irónico en cosas <strong>de</strong> la fe, a encomendar a esas personas a ti, y si<br />
es el caso, a tratar <strong>de</strong> ayudarles a tomar otra actitud, otro camino. Que sea<br />
una pequeña experiencia <strong>de</strong>l sacerdocio común, <strong>de</strong> saber sufrir para bien <strong>de</strong> tu<br />
Iglesia, para que en vez <strong>de</strong> criticar y comentar inútilmente las <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s y<br />
pecados ajenos, en vez <strong>de</strong> ir contando sucesos <strong>de</strong>sedificantes <strong>de</strong> los<br />
sacerdotes o religiosas, pueda contribuir al crecimiento <strong>de</strong> tu Cuerpo Místico<br />
por su discreción y caridad.
Y si entre los miembros <strong>de</strong> los grupos en que participaba ha encontrado<br />
también mezquindad, espíritu partidario, egoísmo, insinceridad, doble vida,<br />
afán <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r o insensibilidad, -todo menos lo que pensaba encontrar entre<br />
cristianos comprometidos- también ayúdale a no juzgarles, a no amargarse, ni<br />
tener una actitud cínica o pesimista. Mantén en su corazón esta juventud<br />
espiritual que siempre cree, que siempre espera, que siempre perdona por<br />
amor.<br />
Tal vez experimentó a la Iglesia como una institución fría y burocrática, que<br />
margine sistemáticamente a la mujer, a los pobres… sana estas heridas,<br />
Señor, y enséñale a esta hija, a este hijo tuyo a contribuir constructivamente a<br />
la Iglesia, para que sea más acogedora, más fraterna. Envuélvale en tu amor,<br />
Señor...<br />
Ahora te invito a recordar las cosas hirientes que has encontrado a lo largo <strong>de</strong><br />
tu caminar en la vida <strong>dominicana</strong>. El carisma y la vida comunitaria <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n<br />
es un hermoso regalo que el Señor te ha hecho, pero no todo es un jardín <strong>de</strong><br />
rosas; sabemos bien que también hay cosas negativas, cosas que no <strong>de</strong>ben<br />
existir <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nuestra familia. Y estas cosas no sólo hacen menos feliz la<br />
vida en comunidad y empañan la imagen <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n; también traban la<br />
realización <strong>de</strong> su misión en la Iglesia porque dificultan relaciones comunitarias,<br />
hacen gastar energías en cosas estériles, quitan fecundidad a tu apostolado, y<br />
hasta pue<strong>de</strong>n poner en jaque tu misma consagración.<br />
Sería bueno recordar en primer lugar las dificulta<strong>de</strong>s que has tenido durante los<br />
años <strong>de</strong> formación antes <strong>de</strong> entrar, en el aspirantado, el postulantado, y el<br />
noviciado... Problemas o crisis en la vida <strong>de</strong> comunidad: conflictos, frialdad,<br />
prejuicios o marginación, o bien relaciones posesivas/<strong>de</strong>masiado íntimas entre<br />
compañeros/as, algún episodio homosexual o lesbiano, malos ejemplos,<br />
abandono <strong>de</strong> la conversión <strong>de</strong> vida, aceptación <strong>de</strong> criterios materialistas, la<br />
doble vida... Señor, te ofrece todo el universo <strong>de</strong> recuerdos <strong>de</strong> esos primeros<br />
años <strong>de</strong> formación inicial: lo bueno y lo malo, las personas con quienes entró,<br />
las que se fueron y las que quedaron, las personas encargadas <strong>de</strong> cada etapa<br />
y los acontecimientos más memorables <strong>de</strong> aquellos años, especialmente los<br />
sucesos <strong>de</strong>sagradables o hirientes. Pue<strong>de</strong> ser, Señor, que incluso los ve más<br />
que como años <strong>de</strong> formación, como años <strong>de</strong> <strong>de</strong>formación. Pero tú en tu<br />
provi<strong>de</strong>ncia pue<strong>de</strong>s sacar bienes <strong>de</strong> lo malo, y transformar nuestros inviernos<br />
en primaveras. Te ofrece por tanto, Señor, cada etapa sucesivamente, con su<br />
carga <strong>de</strong> golpes, pecados, y errores humanos, para que tú los conviertes en<br />
experiencia <strong>de</strong> gracia...<br />
Es importante también recordar y ofrecer al Señor todo lo relacionado con el<br />
proceso <strong>de</strong> evaluación y aprobación para votos [u or<strong>de</strong>nación]: tanto lo bueno:<br />
la confianza, la constatación <strong>de</strong> tu crecimiento, la alegría <strong>de</strong> la consagración a<br />
Dios, como las cosas negativas: exigencias injustas, humillaciones, juicios<br />
temerarios que otros han hecho sobre ti; habladurías, chismes o<br />
interpretaciones <strong>de</strong> tus acciones que influyeron en los informes / las<br />
<strong>de</strong>cisiones... el sentir que otras personas <strong>de</strong>cidieron sobre tu vida sin<br />
consultarte a<strong>de</strong>cuadamente; amenazas o insinuaciones <strong>de</strong> hnos./hnas. que<br />
tenían po<strong>de</strong>r sobre ti/sobre tu futuro; falta <strong>de</strong> confianza en ti; postergación <strong>de</strong><br />
tu profesión o prolongación <strong>de</strong> alguna etapa que te pareció injusta; la
incertidumbre y el temor que viviste ante la posibilidad <strong>de</strong> que te <strong>de</strong>spidan <strong>de</strong> la<br />
comunidad... Todo esto queremos presentarte, Señor, para que lo sanes hasta<br />
la raíz, ya que tiene que ver con su misma i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> religioso/a. Si bien su<br />
consagración es una cosa gran<strong>de</strong> y santa, también es cierto que pasa por<br />
<strong>de</strong>cisiones muy humanas, y a veces queda <strong>de</strong>masiado marcada por ellas...<br />
Haz, Señor, que este hijo, esta hija tuya consagrado a ti se dé cuenta que eres<br />
tú quien le estabas llamando a través <strong>de</strong> todos los caminos tortuosos o<br />
ambiguos por los que le ha tocado andar. Permita, Señor Jesús, que<br />
experimente alegría, confianza y paz al recordar el momento en que por<br />
primera vez prometió vivir sólo por ti, cada vez que renovó el ofrecimiento <strong>de</strong> su<br />
vida, y sobre todo cuando piense en el día <strong>de</strong> su consagración <strong>de</strong>finitiva.<br />
Y luego, te invito a recordar las heridas <strong>de</strong> tu tiempo <strong>de</strong>l juniorado: dificulta<strong>de</strong>s<br />
con las personas mayores en la comunidad; el haber sido tratado como niño/a,<br />
siendo uno muy adulto y capaz <strong>de</strong> pensar para ti y actuar con responsabilidad;<br />
el no haber sido respetado o tomado en cuenta; asignaciones o cambios <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>stino bruscos, inesperados, sin consultar... Y luego, los excesos en la<br />
pastoral: el haberte metido a fondo en tal trabajo, hasta quedar tan<br />
i<strong>de</strong>ntificado/a con ello que te era difícil soltarlo, o que te sentiste herido/a<br />
cuando te sacaron, o cuando otra persona entró con otro estilo, otras i<strong>de</strong>as, y<br />
<strong>de</strong>shizo lo que habías hecho con tanto amor; al verte enredado/a en<br />
situaciones amorosas con una persona que conociste en la pastoral, o por la<br />
falta <strong>de</strong> calor humano en tu comunidad... el haber <strong>de</strong>scuidado la oración hasta<br />
el punto <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista el por qué <strong>de</strong> tu vida consagrada al Señor...<br />
Señor, tú sabes, y --es más-- compren<strong>de</strong>s todas estas dificulta<strong>de</strong>s que esta hija<br />
tuya, que este hijo tuyo ha vivido en aquellos años. Tómalas, sánalas, dales<br />
remedio eficaz para or<strong>de</strong>nar suavemente su vida hacia ti; asienta las bases <strong>de</strong><br />
su vida nuevamente en tu vida divina y en la <strong>op</strong>ción por tus pobres, y no en sí<br />
misma / sí mismo. Y haz que los caminos erróneos <strong>de</strong> esos años sirvan para<br />
compren<strong>de</strong>r y po<strong>de</strong>r orientar a muchas otras personas que viven igualmente<br />
erradas, perdidas, sea en la vida religiosa, en el matrimonio, o lo que sea...<br />
También, probablemente has tenido algunos problemas con tus formadores/as,<br />
con tus superiores/as: el que no escucharon tus <strong>op</strong>iniones, tu parecer o tu<br />
discernimiento, o el no haberse preocupado <strong>de</strong> tus necesida<strong>de</strong>s (especialmente<br />
haberte negado permiso o dinero para la <strong>de</strong>bida atención médica, no haberte<br />
dado permiso para visitar a tu familia en el caso <strong>de</strong> la enfermedad grave o<br />
muerte <strong>de</strong> mamá o papá)... o infinidad <strong>de</strong> otras cosas que saben hacer las<br />
personas en autoridad consciente o inconscientemente que mortifican o hieren<br />
a los miembros <strong>de</strong> sus comunida<strong>de</strong>s...<br />
En fin, Señor, esta consagrada tuya, este consagrado tuyo, quiere presentarte<br />
todo lo que hay <strong>de</strong> negativo en su experiencia inicial <strong>de</strong> vida religiosa, para<br />
que lejos <strong>de</strong> ser un motivo para <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> servirte o <strong>de</strong> servirte menos, <strong>de</strong> mala<br />
gana, o friamente, sea más bien motivo para animarse, elevarse, hacerse más<br />
generoso/a en tu servicio. Por todas las heridas, pues, que provienen <strong>de</strong><br />
cualquier etapa <strong>de</strong> su formación inicial, en cualquier época o situación, sánale<br />
Señor Jesús. Haz que sea una persona íntegra, <strong>de</strong> corazón sencillo y mente<br />
<strong>de</strong>spejada, que pue<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> la vida religiosa, sin cinismo ni reticencias,<br />
como testimonio <strong>de</strong> tu amor y misericordia. Gracias, Señor.
_____________________________________<br />
Luego, te invito a recordar, en la época <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tu formación inicial, las<br />
experiencias fuertes o significativas (positivas o negativas) <strong>de</strong> los tres votos.<br />
Los consi<strong>de</strong>raremos uno por uno.<br />
Primero, la castidad consagrada. Por este voto ofrecemos a Dios la totalidad<br />
<strong>de</strong> nuestro ser: nuestro corazón, cuerpo, afectividad e inteligencia, relaciones<br />
personales y nuestro auto-imagen… todo, todo, todo para el Señor que quiere<br />
que seamos plenamente humanos, varón o mujer consagrados a él a su<br />
pueblo. Pero son muchos los caminos <strong>de</strong> confusión, <strong>de</strong> ambigüedad o <strong>de</strong><br />
autoengaño en este campo. Si algún momento y otro tuviste experiencias <strong>de</strong><br />
enamoramiento que no supiste orientar a<strong>de</strong>cuadamente, y cosas nacieron y se<br />
iban tejiendo en tu e-mail o celular, en los contactos más normales <strong>de</strong> la vida<br />
comunitaria o en la pastoral: episodios <strong>de</strong> romance, encuentros <strong>de</strong> <strong>de</strong>masiado<br />
intimidad, si te diste “liberta<strong>de</strong>s” que ahora te das cuenta no eran ni buenas ni<br />
legitimas, activida<strong>de</strong>s sexuales con cualquier persona (heterosexual u<br />
homosexual/lesbiana), o sufriste el acoso o abuso sexual, con mayor carga si<br />
fuera <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> algún sacerdote o religioso, o miembro <strong>de</strong> tu comunidad…<br />
Todo esto queremos presentar al Señor para su <strong>sanación</strong>, para que él ilumine<br />
con su luz misericordioso estos hechos, estas experiencias, y permite que uno<br />
aprenda <strong>de</strong> ellas para po<strong>de</strong>r encaminar mejor su afectividad y su sexualidad<br />
consagrada, y la <strong>de</strong> sus hermanas/os. Hermana, si has tenido alguna<br />
<strong>op</strong>eración que afectó tu integridad corporal (histerectomía, mastectomía) o<br />
algún tratamiento hormonal, que muchas veces <strong>de</strong>sequilibra y zamaquea la<br />
pr<strong>op</strong>ia vida afectiva, te invito a recordar y presentar al Señor estos momentos<br />
que tocaron la fibra <strong>de</strong> tu ser <strong>de</strong> mujer. Haz <strong>de</strong> tu vida, <strong>de</strong> tu sexualidad una<br />
ofrenda preciosa y agradable al Señor. Hermano, hermana: te invito a<br />
agra<strong>de</strong>cer al Señor toda tu vida afectiva, todo tu ser <strong>de</strong> varón o <strong>de</strong> mujer, esa<br />
capacidad que tienes <strong>de</strong> “respuesta” a otras personas, <strong>de</strong> complementar<br />
personas <strong>de</strong>l otro sexo en su manera <strong>de</strong> ver, <strong>de</strong> trabajar, <strong>de</strong> sentir a Dios…<br />
Toda tu sexualidad es buena, es regalo <strong>de</strong> Dios; te invito a consagrarla<br />
nuevamente al Señor en estos momentos, y ben<strong>de</strong>cirle por esta capacidad <strong>de</strong><br />
dar vida, <strong>de</strong> amar y <strong>de</strong> ser amado que ha inscrito en tu mismo ser. Ponla en<br />
sus manos para que él haga <strong>de</strong> ella no solo una cosa bella, sino también una<br />
cosa santa y grata a Dios. Señor, se presenta ante ti tu hijo, tu hija con toda<br />
esta carga <strong>de</strong> la sexualidad herida, problemática, que aflora y a veces<br />
incomoda, para que tú se la resuelves, la sanes, la reorientes, la bendigas y le<br />
restituyes su dignidad <strong>de</strong> persona consagrada a ti, a tu honor y a tu amor<br />
divino. Bendícele Señor, para que pueda experimentar su feminidad, su<br />
masculinidad <strong>de</strong> forma sana y sin vergüenza, sin inclinaciones <strong>de</strong>sviadas, sin<br />
complejos ni tapujos. Dale, Señor esta libertad que nace <strong>de</strong> tu amor divino,<br />
esta castidad hermosa, libre y expansiva que tuvieron nuestro P. Sto. Domingo,<br />
nuestra madre Sta. Catalina, y tantos santos y santas <strong>de</strong> nuestra Or<strong>de</strong>n.<br />
En segundo lugar, el voto <strong>de</strong> pobreza, y la práctica <strong>de</strong> la vida común. Por las<br />
ocasiones en que tu hijo o hija aquí presente ha sido objeto o víctima <strong>de</strong> la<br />
mala administración <strong>de</strong> los bienes <strong>de</strong> la Comunidad <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> otras personas<br />
–sus mismos hermanos o hermanas <strong>de</strong> comunidad o <strong>de</strong> congregación–
sánale, Señor, y permite que “suelte” el rencor o resentimiento que pue<strong>de</strong> sentir<br />
por las injusticias que sufrió. Si experimentó la negación <strong>de</strong> sus legítimas<br />
necesida<strong>de</strong>s: <strong>de</strong> salud, r<strong>op</strong>a, viajes, etc., quita, Señor, esta espina <strong>de</strong> su<br />
memoria, y permite que no sea punto <strong>de</strong> entrada <strong>de</strong>l espíritu malo para <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
allí causar toda una serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarreglos. Pero también Señor, por las veces<br />
en que este hijo/hija tuyo fue responsable <strong>de</strong> administrar mal las cosas o<br />
personas bajo su cargo –intencionalmente o aún sin intención <strong>de</strong> ser injusto,<br />
pedimos que le sanes, Señor. Si <strong>de</strong> cualquier manera ha manejado los<br />
ingresos a qué tenía acceso a margen <strong>de</strong> su comunidad: recepción,<br />
conservación, o uso en forma solapada o a escondidas, falsificación <strong>de</strong> las<br />
cuentas… sana Señor estos hábitos y su autojustificación también, para que<br />
no vuelvan a ser una trampa para esta consagrada/o tuyo. O si se trata <strong>de</strong> la<br />
vida ociosa, acomodada, irresponsable, nada solidaria, o bien <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s<br />
que no entran en el proyecto <strong>de</strong> la Comunidad, pero a las que uno se ha<br />
aferrado a margen <strong>de</strong> sus hermanos/as, sánale también <strong>de</strong> esto, Señor. Pero<br />
a la vez, te damos gracias Señor por lo positivo <strong>de</strong> este voto: por su capacidad<br />
“empresarial”, <strong>de</strong> administrar los bienes y los grupos en tu nombre, o bien la<br />
capacidad <strong>de</strong> austeridad, <strong>de</strong> pobreza voluntaria y <strong>de</strong> solidaridad <strong>de</strong> este hijo /<br />
esta hija tuya. Bendícele, Señor, en estas capacida<strong>de</strong>s, para que con<br />
creatividad y libertad <strong>de</strong> espíritu, pueda seguir viviendo estos valores cristianos<br />
en la economía tan inhumana y tan poco solidaria <strong>de</strong> hoy. Haz que su vivencia<br />
<strong>de</strong>l voto <strong>de</strong> la pobreza, y la <strong>de</strong> su comunidad, sea Buena Nueva y aliento <strong>de</strong><br />
esperanza para muchas personas a su alre<strong>de</strong>dor.<br />
Luego, piensa también en la obediencia, y conjuntamente, todo lo que toca la<br />
autoridad. A lo mejor has sufrido a manos <strong>de</strong> sus formadores y superiores:<br />
¡Tantas cosas que uno pue<strong>de</strong> sufrir, a veces sin que los superiores se <strong>de</strong>n<br />
cuenta <strong>de</strong> cómo estaban violentando a las personas bajo su autoridad! Y peor<br />
todavía cuando son conscientes <strong>de</strong> ello, y sin embargo persisten en hacerlo.<br />
Señor, por todas las <strong>de</strong>cisiones tomadas sobre esta persona que se ha puesto<br />
en sus manos confiando en Ti, te pedimos <strong>sanación</strong>. No solo sánale, Señor,<br />
sino también ayúdale a <strong>de</strong>scubrir hoy como <strong>de</strong> las mismas <strong>de</strong>cisiones más<br />
negativas, más escandalosas (por sus motivaciones humanas tan mezquinas),<br />
pudiste sacar cosas para su verda<strong>de</strong>ro beneficio espiritual. Sí, Señor: tu eres<br />
maravilloso, y nada queda fuera <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> tu Provi<strong>de</strong>ncia. Por ello te<br />
alabamos, Señor, y pedimos el don <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r ver todos estos hechos amargos<br />
con nuevos ojos; con ojos <strong>de</strong> tu increíble plan <strong>de</strong> Amor. Y te encomendamos,<br />
Señor, a esa persona o personas que más daño o sufrimiento han causado a<br />
este consagrado tuyo, y a sus seres queridos. Te las encomendamos, Señor,<br />
para que tú les bendigas: sí, para que tú les bendigas y les ayu<strong>de</strong>s a ser<br />
mejores personas, más humanas, más comprensivas. No te pedimos que les<br />
<strong>de</strong>vuelvas la misma moneda, sino al contrario, que les abres el corazón ante<br />
otras personas <strong>de</strong> auténtico amor y respeto, y que aprendan cómo respetar a<br />
los <strong>de</strong>más… Pero también habrá, Señor, faltas <strong>de</strong> esta hija / este hijo tuyo<br />
respecto a este exigente voto: mentiras o “vivezas”, cosas o activida<strong>de</strong>s<br />
mantenidas en secreto ante la persona en autoridad para no “escandalizar” o<br />
“para que no me las prohiban”. Decisiones precipitadas o tercas que tomó a<br />
margen <strong>de</strong> la comunidad, o por motivos a fin <strong>de</strong> cuentas muy cuestionables…<br />
Tal vez vivió durante cierto tiempo vida in<strong>de</strong>pendiente (como solterón/a) en<br />
algún ámbito <strong>de</strong> su vida: vacaciones, cuenta bancaria, teléfono celular, correo
electrónico, o vida muy calculada, en vez <strong>de</strong> abandonarse a Ti y confiar en tu<br />
acción a través <strong>de</strong> la comunidad… Si ha experimentado tanta inseguridad que<br />
le ha llevado a tergiversar su práctica <strong>de</strong> la obediencia, sánale, Señor <strong>de</strong> esta<br />
carencia y permítele que experimente la libertad <strong>de</strong> vivir bajo tu Provi<strong>de</strong>ncia…<br />
También, Señor, queremos ben<strong>de</strong>cirte y agra<strong>de</strong>certe por las cualida<strong>de</strong>s que<br />
permiten que cada uno <strong>de</strong> nosotros viva bajo la obediencia, no como niños ni<br />
esclavos, ni siquiera como soldados, funcionarios o empleadas, sino con toda<br />
la libertad e iniciativa <strong>de</strong> los hijos /hijas <strong>de</strong> Dios; sánanos profundamente a<br />
nosotros y a nuestros hermanos/as <strong>de</strong> comunidad, para po<strong>de</strong>r vivir la<br />
obediencia como cosa liberadora, y glorificarte con nuestras obras. Gracias,<br />
Señor por ese libre albedrío que nos invitas, no a cohibir ni menos a renunciar,<br />
sino más bien a entregarte y hacer <strong>de</strong> él una ofrenda grata a ti. Gracias<br />
también por el don <strong>de</strong> nuestra creatividad, que es parte <strong>de</strong> nuestra vivencia <strong>de</strong><br />
ese voto… Gracias, Señor.<br />
Canto: “Mirad cual amor”<br />
Salud. Ofrezcamos al Señor, todos los recuerdos, todas las experiencias<br />
tenidas durante estos años <strong>de</strong> vida religiosa en cuanto la salud: los acci<strong>de</strong>ntes,<br />
enfermeda<strong>de</strong>s, las crisis <strong>de</strong> salud: no solo las nuestras, sino también las <strong>de</strong><br />
nuestros hermanos y hermanas, y la reacción o acogida <strong>de</strong> la comunidad al<br />
respecto. Hermano/a, si has experimentado indiferencia, insensibilidad, falta<br />
<strong>de</strong> atención o <strong>de</strong> preocupación <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más por tus problemas <strong>de</strong><br />
salud, o la falta <strong>de</strong> apoyo, comprensión, o la negación <strong>de</strong> permisos para asistir<br />
a tus familiares en el momento <strong>de</strong> su enfermedad grave o muerte, preséntalo al<br />
Señor. Te quiere sanar, aliviar, consolar. ¡Suelta las palabras hirientes que te<br />
dijeron a ese entonces, las faltas egregias <strong>de</strong> caridad que cometieron contigo o<br />
tu familiar o con otra hermana/o… suéltalas y <strong>de</strong>ja que el Señor bendiga a<br />
estas personas que no supieron mostrarte la caridad <strong>de</strong> Cristo; pi<strong>de</strong> a Jesús<br />
que les llene <strong>de</strong> su amor, para que no sigan siendo así <strong>de</strong> corazón duro. A la<br />
vez, te invito a recordar a todas las personas --personal médico, amista<strong>de</strong>s,<br />
otras hermanas/os <strong>de</strong> comunidad, familiares-- que estaban a tu lado en tus<br />
momentos <strong>de</strong> mayor necesidad, tus enfermeda<strong>de</strong>s, tus acci<strong>de</strong>ntes, o bien que<br />
estaban al lado <strong>de</strong> tus hnos./as. <strong>de</strong> comunidad cuando estaban mal. Da<br />
gracias al Señor por cada uno <strong>de</strong> ellas, y <strong>de</strong>ja que el recuerdo consolador <strong>de</strong><br />
estas personas, estos “buenos samaritanos” vaya aliviando los recuerdos<br />
punzantes <strong>de</strong> las reacciones negativas e inesperadas <strong>de</strong> algunas otras<br />
personas. Bendice al Señor por estas personas llenas <strong>de</strong> solidaridad y amor, y<br />
pi<strong>de</strong> que puedas ser tú siempre como ellas. Y lo que es más, pi<strong>de</strong> por los<br />
<strong>de</strong>más, por aquellos que te hirieron con sus reacciones insensibles, y pi<strong>de</strong> que<br />
sean como esos otros, ya no contigo, sino con cualquier otra persona enferma<br />
o necesitada con quien se encuentran.. Piensa también en todo lo que has<br />
aprendido durante tus tiempos <strong>de</strong> salud <strong>de</strong>licada; cómo te han hecho<br />
recapacitar, incluso como te han salvado <strong>de</strong> males mayores en los que estabas<br />
en peligro <strong>de</strong> caer; piensa también como buscabas al Señor en ese tiempo <strong>de</strong><br />
mayor sufri-miento, tal vez mucho más <strong>de</strong> lo que solías hacer, y así el Señor te<br />
llamaba a acercarte más a él. Señor, te damos gracias por nuestra salud, sea<br />
fuerte o frágil, y en particular por nuestras crisis <strong>de</strong> salud. Ayúdanos a<br />
escuchar tu llamada que nos viene a través <strong>de</strong> ellas, y a través <strong>de</strong> las<br />
necesidad <strong>de</strong> nuestros hermanos y hermanas enfermos.
Misión. Te invito a presentar a Cristo también las experiencias hirientes en el<br />
contexto <strong>de</strong> tu trabajo pastoral o <strong>de</strong> misión: envío sin preparación a las aulas, a<br />
una institución o un pueblo que te hacía sentir inútil, ina<strong>de</strong>cuada o confundido,<br />
la incomprensión o rechazo <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> una comunidad cristiana o todo un<br />
pueblo, que no te aceptaba, o no aceptaba a toda tu comunidad (que es<br />
especialmente duro aguantar), calumnias, juicios, prejuicios, presiones<br />
<strong>de</strong>sleales o insinuaciones <strong>de</strong> un colega, envidias y celos por la jale que tenías<br />
con la gente, experiencias <strong>de</strong> marginación o exclusión por parte <strong>de</strong> un párroco,<br />
el obispo u otros agente pastorales, o cualquier otra ofensa que sufriste en el<br />
curso <strong>de</strong> tu trabajo misionero o pastoral. También si te retiraron <strong>de</strong> un trabajo<br />
en el cual estabas metido <strong>de</strong> todo corazón, alma y vida, sin consultarte, o<br />
precipitadamente, cuando no querías, sin agra<strong>de</strong>cimientos por los años que<br />
<strong>de</strong>dicaste a esta misión… Hay mucho allí que uno puedo sufrir en la pastoral<br />
emprendida con fe en el nombre <strong>de</strong>l Señor, mucho que quiere hacer que uno<br />
pierda la ilusión, se vaya cohibiendo o amargando, y que termina matando tu<br />
entusiasmo y ternura con la gente. Señor, tu hijo/hija aquí presente te ofrece el<br />
rosario <strong>de</strong> problemas, ofensas, disgustos o enfrentamientos que ha tenido a lo<br />
largo <strong>de</strong> estos años <strong>de</strong> misión en comunidad local, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las experiencias<br />
pastorales <strong>de</strong> la formación inicial, hasta hoy. Tú, Señor, sabes todo lo que ha<br />
sufrido, tratando <strong>de</strong> servirte a ti y a tu pueblo. Sana estas heridas también,<br />
Señor, suaviza sus recuerdos, permite que suelta la ira y la rabia y los juicios<br />
someros contra quienes le ofendieron. Pon en su lugar la disposición <strong>de</strong><br />
ben<strong>de</strong>cir a las personas que le han hecho imposible la vida, que le han<br />
injuriado gratuitamente, y los que tal vez sin querer también han terminado<br />
dándole más sufrimientos. Bendícelos, Señor, y haz que ellos puedan ser<br />
mejores instrumentos <strong>de</strong> tu amor, mejores signos <strong>de</strong> tu Reino en medio <strong>de</strong>l<br />
pueblo. Haz que un día ellos puedan reconciliarse con tu hijo, tu hija aquí<br />
presente, no <strong>de</strong> manera fingida como “show” para la gente, sino en realidad,<br />
con una aceptación sincera y acogida cálida. Aunque a nosotros nos parezca<br />
imposible, todo es posible para ti. Bendícelos, Señor; bendícelos<br />
abundantemente, y que nuestro hermano/a formador/a sea instrumento <strong>de</strong> esta<br />
bendición tuya, por su intercesión, por abrirle el corazón, liberando al otro <strong>de</strong><br />
los efectos negativos <strong>de</strong> su rencor. Libera a los dos, Señor; sana a los dos.<br />
¡Bendice a los dos!… Y hermana/o, si en la pastoral había cosas negativas<br />
<strong>de</strong> tu pr<strong>op</strong>ia parte, que también han terminado hiriéndote, como la pr<strong>op</strong>ia<br />
<strong>de</strong>sidia, la soberbia, o la incapacidad <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r a los <strong>de</strong> otra cultura, <strong>de</strong><br />
otra experiencia <strong>de</strong> vida, tu abandono tempestiva <strong>de</strong> una misión por disgusto o<br />
cólera o capricho, --o aunque por motivos justificados, pero que <strong>de</strong> todas<br />
maneras hirió a las personas que trabajaban contigo, y terminabas sintiéndote<br />
culpable por ello--; todo esto sería bueno ponerlo también en las manos <strong>de</strong>l<br />
Señor, que ya lo sabe todo, pero que espera que tú le hables <strong>de</strong> esto y se lo<br />
entregues. A la vez te invito a pensar en el privilegio que ha sido participar en<br />
las diferentes misiones y trabajos pastorales que la congregación te ha<br />
encomendado o permitido hasta el día <strong>de</strong> hoy: ese carisma pr<strong>op</strong>ia <strong>de</strong> tu<br />
congregación que tanto te ha motivado como para entregar tu vida a ello; tus<br />
dones y cualida<strong>de</strong>s, y las habilida<strong>de</strong>s que has <strong>de</strong>sarrollado a través <strong>de</strong> los<br />
años, tu entrega y sensibilidad pastoral, tu ternura, tesón y terquedad<br />
evangélica al querer lo mejor para “tu gente
<strong>Vida</strong> comunitaria. Es otra área para pedir al Señor su <strong>sanación</strong> y para<br />
ben<strong>de</strong>cirle por todo (lo bueno y lo malo) porque todo pue<strong>de</strong> servir, es más,<br />
todo sirve para sus planes provi<strong>de</strong>nciales. Te invito a ofrecer al Señor todo lo<br />
disfuncional <strong>de</strong> la vida comunitaria en las diferentes casas en que te ha tocado<br />
vivir, a lo largo <strong>de</strong> tu vida consagrada. Las comunida<strong>de</strong>s que giraban alre<strong>de</strong>dor<br />
<strong>de</strong> una persona con personalidad dominante o problemas profundos, --una<br />
persona enferma ¡o que enfermaba a otros!-- …Las comunida<strong>de</strong>s<br />
superficiales, <strong>de</strong> fachada, <strong>de</strong> apariencia muy fraternas, pero don<strong>de</strong> corría<br />
corrientes profundas <strong>de</strong> celos, <strong>de</strong> antipatías, <strong>de</strong> marginación o <strong>de</strong>sprecios<br />
culturales. Las comunida<strong>de</strong>s cerradas a todo lo nuevo, don<strong>de</strong> todo tenía que<br />
hacerse igualito porque tales o cuales hermanos/as estaban allí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> años, y<br />
siempre se había hecho así las cosas… Experiencias <strong>de</strong> conflictos abiertos en<br />
comunidad, <strong>de</strong> enfrentamientos, <strong>de</strong> acusaciones o divisiones entre grupos<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la congregación... Señor, si a veces la experiencia <strong>de</strong> tu hijo/hija<br />
aquí presente hacer pensar en ese dicho cínico sobre los religiosos: que<br />
“entran sin conocerse, viven sin amarse y mueren sin lamentarse”, te pedimos<br />
que cambies el corazón <strong>de</strong> este hijo /hija tuya, para que pueda recuperar la<br />
ilusión y el amor a la vida comunitaria, para que pueda ver a su congregación<br />
como tú la ves, como una familia, tu familia. Abre sus ojos, Señor, para ver y<br />
recordar y valorar todo lo bueno y noble que hay allí: todos los gestos <strong>de</strong><br />
acogida y respeto, todos los servicios callados <strong>de</strong> cada miembro, todas las<br />
virtu<strong>de</strong>s escondidas y las ofensas perdonadas, todas las renuncias y<br />
mortificaciones ofrecidas por amor, todos los esfuerzos <strong>de</strong> cada miembro, joven<br />
o mayor, todas las oraciones que cualquier <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la comunidad<br />
ha ofrecido pidiéndote amor, perdón, bendiciones para los <strong>de</strong>más… Señor,<br />
realmente son incalculables los beneficios <strong>de</strong> nuestra vida en comunidad.<br />
Pecamos <strong>de</strong> ingratos si nos fijamos solo en lo negativo; ayúdanos a saber<br />
cantarte una acción <strong>de</strong> gracias por todo lo que nos entregas a través <strong>de</strong><br />
nuestros hermanos y hermanas <strong>de</strong> comunidad, <strong>de</strong> congregación. A pesar <strong>de</strong><br />
todo lo malo o mezquino en ellos, tú los has llamado, y no es por nada; tú los<br />
has puesto en nuestro camino, más bien en nuestra misma casa y los has<br />
hecho familia nuestra, hasta la muerte. Haz que los amemos, Señor, y que<br />
sepamos reconocerte presente en ellos, y que podamos servirte en ellos.<br />
Gracias, Señor, por cada uno <strong>de</strong> nuestras hermanas y hermanos. Gracias,<br />
Señor, porque son tus instrumentos en nuestra vida, con sus <strong>de</strong>fectos y todo,<br />
pero también con todos sus dones y cualida<strong>de</strong>s…<br />
___________________________________<br />
Te invito ahora, hermano / hermana, a recordar ante el Señor todos los<br />
acontecimientos más significativos que has tenido en tu tiempo como<br />
formador/a, tanto los que solemos llamar “buenos” como los que nos parecen<br />
“malos”. Todos entran en el misterio <strong>de</strong> su Provi<strong>de</strong>ncia; todos los po<strong>de</strong>mos<br />
poner en sus manos… Señor, te damos gracias en primer lugar por esta<br />
segunda llamada que ha puesto a tu hijo / tu hija aquí presente en el ministerio<br />
<strong>de</strong> la formación, que es a la vez reto, responsabilidad y privilegio. Gracias,<br />
Señor, por haberle escogido para este papel <strong>de</strong> acompañante <strong>de</strong> sus<br />
hermanos, sus hermanas jóvenes.
Pero <strong>de</strong> repente, tu elección para este cargo ha ocurrido tan pronto en tu vida<br />
religiosa, --apenas terminada tu pr<strong>op</strong>ia formación inicial, sin <strong>op</strong>ortunidad <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>dicarte al trabajo pastoral que te atraía, o sin po<strong>de</strong>r experimentar unos años<br />
<strong>de</strong> tranquilidad como profesa perpetua antes <strong>de</strong> meterte en la refriega <strong>de</strong> la<br />
formación, que todo esto provocó en ti rechazo, actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> rebeldía y<br />
sentimientos encontrados. Posiblemente supiste <strong>de</strong> los factores humanos que<br />
entraron en la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> nombrarte para esta tarea, y has escuchado que te<br />
han puesto allí porque “no había nadie más”, o porque eras “el menos dañino<br />
<strong>de</strong> los candidatos”, o algo por el estilo, y estás tentado <strong>de</strong> ver tu presencia en la<br />
formación a través <strong>de</strong> estas motivaciones ajenas, <strong>de</strong>masiado humanas. Y si tu<br />
colocación en el puesto <strong>de</strong> formador/a ha sido impuesto en vez <strong>de</strong> consultado<br />
y discernido a<strong>de</strong>cuadamente, o si hubo cambios bruscos a la hora <strong>de</strong><br />
conformar el equipo <strong>de</strong> formadores/as, <strong>de</strong>jando resentimientos o cosas no<br />
resueltas, pi<strong>de</strong> al Señor su <strong>sanación</strong>. Si vienes pidiendo apoyo en tu trabajo<br />
<strong>de</strong> formación, y no te han asignado a nadie, o bien has pedido el cambio <strong>de</strong><br />
una hermana, un hermano con quien no pue<strong>de</strong>s trabajar, y no se te ha hecho<br />
caso, esto también ofrécele al Señor. Señor, sana todas estas cosas que<br />
acaba <strong>de</strong> recordar, u otras que ocurrieron en el proceso <strong>de</strong> asumir esta<br />
<strong>de</strong>licada tarea, para que no contaminen su ejercicio <strong>de</strong>l papel formador.<br />
Permítale ver a través <strong>de</strong> tus ojos este ministerio encomendado: ver que tú no<br />
te equivocas, ni actúas por motivos mezquinos, ni menos por azar, sino más<br />
bien actúas con maravillosa provi<strong>de</strong>ncia para nuestro pr<strong>op</strong>io bien y el <strong>de</strong><br />
nuestros hermanos / hermanas. Y si no ha recibido ninguna preparación para<br />
esta tarea tan compleja hasta el presente curso, y se ha sentido ina<strong>de</strong>cuado, o<br />
hasta culpable <strong>de</strong> hacer daño o no saber orientar a las personas bajo su cargo,<br />
hazle ver, Señor, que lo más importante aporte lo das tú, y que tú pue<strong>de</strong>s<br />
suplir en estos casos lo que falta humanamente. Y gracias, Señor, por este<br />
curso, que es también tu regalo para esta hija, este hijo tuyo formador.<br />
Y si en el ejercicio <strong>de</strong> tu tarea ha habido sinsabores y <strong>de</strong>cepciones, luchas y<br />
antagonismos, ofrece todo esto también al Señor. La persona que ocupa el<br />
puesto <strong>de</strong> formador/a está muchas veces en el punto focal <strong>de</strong> todas las<br />
tensiones <strong>de</strong> la congregación, vicariato o provincia: tiene que respon<strong>de</strong>r ante la<br />
comunidad <strong>de</strong> mayores por los <strong>de</strong>smanes, rebeldías y noveda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />
jóvenes, y representar a sus hermanos/as mayores con el peso <strong>de</strong> tradición,<br />
incoherencias y críticas a los jóvenes que están <strong>op</strong>tando por esta comunidad<br />
concreta. No es fácil. Por la soledad que tu hijo, tu hija ha sentido en este<br />
trabajo, por sentirse juzgado/a por unos y otros, por las veces en que ha tenido<br />
que guardar silencio por respetar las confi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> una persona, y ha sido<br />
criticado duramente por los/las que no saben realmente que pasó, sánale<br />
Señor, y conce<strong>de</strong> que los <strong>de</strong>más también pue<strong>de</strong>n tomar conciencia <strong>de</strong> su<br />
mezquindad <strong>de</strong> óptica. Haznos a todos generosos y caritativos en nuestros<br />
juicios, Señor Jesús.<br />
Posiblemente has sufrido mucho al ver a las jóvenes, a los muchachos que has<br />
acompañado durante años salir <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tu casa, o mientras estaban<br />
en otra etapa <strong>de</strong> la formación. Pue<strong>de</strong>s incluso haber llegado al punto <strong>de</strong> sentir<br />
que estabas allí por gusto, si es que terminaban saliendo (o terminaban<br />
<strong>de</strong>spidiendo a) los / las que habías orientado con tanta paciencia y<br />
misericordia, en quienes habías cultivado la frágil semilla <strong>de</strong> la vocación, para
que en una momento posterior se van… Que el Señor te dé el regalo <strong>de</strong> ver a<br />
muchos <strong>de</strong> estos jóvenes, ahora adultos, viviendo una sana y madura vida<br />
cristiana, para que sepas que aunque no han seguido en la Or<strong>de</strong>n, has<br />
contribuido a su bien. Pero <strong>de</strong> repente todas estas salidas te han hecho<br />
preguntarte sobre la idoneidad <strong>de</strong> los otros formadores/as, o has<br />
experimentado dudas sobre tu pr<strong>op</strong>ia idoneidad, incluso <strong>de</strong> tu misma vocación<br />
religiosa. O bien, consciente <strong>de</strong> estar manejando las vidas <strong>de</strong> jóvenes mujeres<br />
y hombres, por tus errores, por tus limitaciones, tu ceguera o tu falta <strong>de</strong><br />
discernimiento, por haber tomado <strong>de</strong>cisiones que luego se vieron equivocadas,<br />
te persigue el sentido <strong>de</strong> culpabiliad… Queremos presentarte, Señor, toda<br />
esta carga <strong>de</strong> culpabilidad, <strong>de</strong> autorrecriminación, <strong>de</strong> dudas radicales sobre el<br />
trabajo <strong>de</strong> formador <strong>de</strong> tu hijo, tu hija formadora, porque tú no le has puesto en<br />
este rol para su con<strong>de</strong>nación, ni para hacer daño a los <strong>de</strong>más, sino para ser tu<br />
instrumento –tal cual es, con todos sus <strong>de</strong>fectos: sí, a ser tu instrumento.<br />
Gracias, Señor, que tú sabes utilizar a perfección los instrumentos más<br />
<strong>de</strong>fectuosos: tú que escribes <strong>de</strong>recho con renglones torcidos… Señor,<br />
ayúdale a encomendarte todos sus errores, todas las <strong>de</strong>cisiones o actos que<br />
hoy lamenta haber hecho, para que en tu provi<strong>de</strong>ncia puedan ser convertidos<br />
en momentos <strong>de</strong> gracia.<br />
Pue<strong>de</strong> ser que tu comunidad <strong>de</strong> formación vive <strong>de</strong>s<strong>de</strong> años la difícil integración<br />
<strong>de</strong> personas <strong>de</strong> diferentes culturas: <strong>de</strong> formandos/as entre sí, entre tú y tus<br />
hermanos formandos/as, o entre formadores y el resto <strong>de</strong> la provincia / vicariato<br />
/ congregación; italianas y peruanas; alemanes y bolivianos; españolas y<br />
centroamericanas; colombianos y ecuatorianos; irlan<strong>de</strong>ses y paraguayos,<br />
norteamericanas, filipinas, argentinas, chilenas; caribeños <strong>de</strong> diferentes islas e<br />
idiomas… hermanas criollas y hermanas indígenas…, cada uno con sus<br />
reacciones y juicios, sus maneras curiosas <strong>de</strong> ver y hacer y las cosas, sus<br />
reticencias y su sensibilidad hiriente… Te encomienda, Señor Jesús, hermano<br />
universal, este acci<strong>de</strong>ntado esfuerzo <strong>de</strong> vivir la fraternidad “por encima <strong>de</strong><br />
razas y lugar”. Enséñale tu exquisita caridad en todo para que, como Santo<br />
Domingo, pue<strong>de</strong> ser firme sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser tierno, exigente y comprensivo,<br />
hacer respetar los valores pero también manejar la dispensa.<br />
Recor<strong>de</strong>mos también las experiencias hirientes que has tenido con los mismos<br />
jóvenes en formación, con tus mismas formandas. Ya que has <strong>de</strong>dicado estos<br />
años <strong>de</strong> su vida a la tarea formadora, renunciando otros trabajos a los que te<br />
entregabas con todo gusto o que anhelabas vivir, la superficialidad <strong>de</strong> las<br />
postulantes, el egoísmo <strong>de</strong> un novicio, la no correspon<strong>de</strong>ncia a la vida<br />
consagrada <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> las junioras o los estudiantes, o la ingratitud <strong>de</strong> gente<br />
joven que termina la formación y parece haberlo tomado todo en broma, como<br />
juego <strong>de</strong> aguante y disimulación, hiere tu sensibilidad <strong>de</strong> formador/a. Pue<strong>de</strong><br />
causarte <strong>de</strong>sánimo hasta el punto <strong>de</strong> querer arrojar la toalla… Y esto sin<br />
hablar <strong>de</strong> los casos más difíciles, <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ras tragedias que se van<br />
cocinando <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la misma comunidad <strong>de</strong> formación, a veces con la<br />
anuencia consciente <strong>de</strong> ciertos formandos/as u otros miembros <strong>de</strong> la<br />
comunidad. Como los trabajadores en el campo <strong>de</strong> trigo sembrado con cizaña,<br />
a veces te pue<strong>de</strong> parecer viciado todo el mundo <strong>de</strong> la formación. Y si te ha<br />
tocado vivir robos entre hermanos, cartas anónimas, chismes internas,<br />
acusaciones sin fundamento u otras cosas que minan la confianza <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la
misma comunidad y crean un ambiente <strong>de</strong> sospecha en la formación, o cuando<br />
todo se explota en un escándalo para la congregación, la parroquia o el<br />
vecindario… y están en la boca <strong>de</strong> la gente, entonces necesitas más que<br />
nunca <strong>de</strong> la <strong>sanación</strong> <strong>de</strong>l Señor. Si la salida <strong>de</strong> ciertos hermanos te ha<br />
causado una pesa<strong>de</strong>z que no logras arrojar <strong>de</strong> tu corazón, si has <strong>de</strong>scubierto<br />
un apego en tu sensibilidad hacia alguna <strong>de</strong> tus formandas/os, o hacia una<br />
promoción (<strong>de</strong> manera que a la siguiente te costó <strong>de</strong>masiado abrir tu corazón, y<br />
siempre comparabas…) Te invito a ofrecer todo esto también a Dios nuestro<br />
padre y madre. Señor, si tu hija / tu hijo aquí presente que tú has llamado a<br />
ser formador/a ha vivido estas lacras en el seno <strong>de</strong> su comunidad <strong>de</strong><br />
formación, te pedimos Señor que le <strong>de</strong>vuelves la ilusión, la esperanza, que<br />
<strong>de</strong>vuelves a su comunidad la confianza que se ha dañado y que tanto se echa<br />
<strong>de</strong> menos. Haz, Señor, que el clima <strong>de</strong> apertura y respeto, <strong>de</strong> alegre<br />
fraternidad que experimentamos en estos días sea una semilla que pueda<br />
transplantar para renovar ese campo lleno <strong>de</strong> cizaña. Llénale su corazón <strong>de</strong><br />
esperanza, Señor, como la tenía Santo Domingo ante las fallas <strong>de</strong> sus<br />
hermanos. Gracias, Señor. ¡Gracias por enseñarnos así, e infundir en<br />
nosotros la misericordia!<br />
Pero también hay mucho <strong>de</strong> bueno, <strong>de</strong> hermoso, <strong>de</strong> privilegio en eso <strong>de</strong> ser<br />
formador / a. Te invito hermano, hermana, a recordar ante el Señor --para<br />
<strong>de</strong>círselo en tu interior--, todas las cosas buenas que has vivido en estos<br />
meses o años <strong>de</strong> la tarea formadora en la Or<strong>de</strong>n. Tantas vidas jóvenes que tú<br />
has sido privilegiado <strong>de</strong> conocer y orientar, tantos procesos <strong>de</strong> gracia, <strong>de</strong><br />
conversión <strong>de</strong> vida, <strong>de</strong> recuperación y <strong>de</strong> respuesta valiente a la llamada <strong>de</strong>l<br />
Señor en los y las jóvenes que tenemos el privilegio <strong>de</strong> llamar hermanos/as.<br />
Gracias, Señor Jesús, por el privilegio <strong>de</strong> vislumbrar tu obra <strong>de</strong> gracia en tantas<br />
personas que luchan por disponer su corazón y su vida para los proyectos <strong>de</strong><br />
tu Reino. Gracias por sentirnos parte <strong>de</strong> tu obra en estos jóvenes que has<br />
puesto en nuestro camino, en nuestras manos, a nuestro cuidado. Y gracias,<br />
porque el hecho <strong>de</strong> ayudarles a ellos, <strong>de</strong> acompañarles a ellas es una gracia<br />
para nosotros mismos. Nos mantiene jóvenes, nos reta y exige seguir<br />
respondiendo con generosidad y sacrificio, nos obliga a mantenernos al día en<br />
la escucha <strong>de</strong> tu voz en los signos <strong>de</strong> nuestros tiempos, y <strong>de</strong> repente incluso<br />
nos ha salvado la vocación. ¿Dón<strong>de</strong> estaríamos hoy, Señor, si no hubiéramos<br />
entrado en este mundo <strong>de</strong> la formación? ¿Qué sería <strong>de</strong> nuestra vida<br />
consagrada? ¿Cuántas cosas que hemos recibido, cuántos bienes que nos<br />
han venido por estar en la formación nos faltaría? Nos has llamado a ser<br />
madres, a ser padres, a ser hermanos y hermanas mayores, y también<br />
iguales <strong>de</strong> estos jóvenes (y algunos no tan jóvenes, incluso mayores que<br />
nosotros) que has puesto en nuestro camino. Tu eres maravilloso, Señor, y tu<br />
provi<strong>de</strong>ncia es un misterio <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong>, que no po<strong>de</strong>mos abarcar.<br />
Te alabamos, Señor, por lo contento que sentimos cuando vemos a las jóvenes<br />
profesas / a los jóvenes profesos o sacerdotes <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n, sabiendo que<br />
hemos tenido algo que ver con quienes son hoy, con su formación y su<br />
perseverancia, con su predicación y su vida íntima contigo, con su<br />
sensibilidad humana y su capacidad crítica. Bendito seas, Señor, por las crisis<br />
que han superado y que ahora pue<strong>de</strong> tomar con más equilibrio, por los dones<br />
y aptitu<strong>de</strong>s que han <strong>de</strong>scubierto y ahora seguirán <strong>de</strong>scubriendo a su pr<strong>op</strong>ia
cuenta, por sus capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> estudio e investigación que han afinado en el<br />
servicio <strong>de</strong> tu Reino, por su ternura y afecto, su sensibilidad pastoral y<br />
fraternidad que son dones para la Or<strong>de</strong>n y para tu Iglesia, por el testimonio <strong>de</strong><br />
ti que dan más por su vida que por sus palabras… Gracias por los y las que<br />
viven con radicalidad su <strong>op</strong>ción por ti y por los pobres… y gracias también por<br />
los que todavía luchan con sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s y ambigüeda<strong>de</strong>s, sus<br />
contradicciones y retrocesos --que realmente somos todos nosotros--,<br />
queriendo ser totalmente tuyos, tuyas. Gracias también por las madres y los<br />
padres <strong>de</strong> familia con espiritu dominicano por haber pasado algunos años<br />
formativos con nosotros: bendíceles a ellos y a sus familiares.<br />
Gracias, mil veces gracias, Señor. Te alabamos y te ben<strong>de</strong>cimos: ¡Jesús,<br />
Maestro! Y queremos retomar el <strong>de</strong>safío <strong>de</strong> la formación, fortalecidos/as por lo<br />
que hemos vivido aquí en estos días y lo que todavía viviremos en los días que<br />
vienen. Renúevanos, Señor, Jesús, y haznos como tú. Que se haga tu<br />
voluntad en nosotros, y en nuestros formandos/as, en toda la Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
Predicadores consagrada a ti.