Drácula, el no muerto - Roca Editorial
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drácula, <strong>el</strong> <strong>no</strong> <strong>muerto</strong><br />
Mientras yacía apaleado y destrozado, supo al instante que<br />
<strong>no</strong> sólo le había fallado al Benefactor, si<strong>no</strong> que también le había<br />
fallado a Dios. La vergüenza que sentía era aún mayor que<br />
<strong>el</strong> dolor de su destrozado cuerpo. A través d<strong>el</strong> escozor de las lágrimas,<br />
vio que las mujeres de blanco daban rápidamente alcance<br />
al v<strong>el</strong>oz carruaje y saltaban a bordo sin esfuerzo. El demonio<br />
de cab<strong>el</strong>lo oscuro se volvió para reírse de él antes de<br />
subir al coche.<br />
Seward vio su r<strong>el</strong>oj en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. Trató de recuperarlo, pero<br />
cuando se movió <strong>el</strong> dolor fue demasiado intenso. Tosió sangre,<br />
pugnando por gritar. Un hombre se cernía sobre él; Seward<br />
trató de hacerle señas para que le diera su r<strong>el</strong>oj. El hombre siguió<br />
la dirección de la mirada de Seward y recogió <strong>el</strong> preciado<br />
r<strong>el</strong>oj.<br />
—No va a necesitarlo en <strong>el</strong> lugar al que va —dijo tranquilamente<br />
en francés.<br />
Mientras su cuerpo se vaciaba lentamente de vida, Seward<br />
observó con impotencia al hombre que huía con su posesión<br />
más preciada.<br />
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