Historia de los Aventureros, filibusteros y bucaneros de ... - BAGN

jo: "Vosotros ten& ya bastante exneriencik, para no con^^-^ L L 4 L A
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ligro que corremos y sois demas iado v4 alientc! o. Es necesario
ahora, no perder ticrnpo, - arríes _ - - -,prlo i rse y a .mcar
al mismo tieinpe. El valor, 1; 1 astuc ia, Ia t emeridacl y 1; 1 deses PCracI6n
misma, todo debe usarse en est: 3 ocasi, On: O, si caer nos en tre
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las manos de nucstras enemigos, 110 ucvcnros esperar m;'i YUC to-
da clase de infamias y lus mas crueles tormentos y por fin, perder
la vida. Tratemos, pues, de escapcrr o su barbarie; y para eso, es necesar
ir combatir".
E ste discurso Iiizo una gran imprcsi6n cn el esp iiritii de los Mi-
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busteros, y e1 capitin Lorenzo, deseando aprovecliar la bucna disposiclbn
en que los veía, irnaginri, para someterlos a la última prucba.
llamar al más intrépido de clIos, y le di6 la orden, en su prcscncia
, de pegar fiiego al pafiel de la pólvora, a 1 a prim era señal
que é 1 hiciera y Ic ordeni 6 con i este objeto quedarse a dos pams dc
allí, siempre atento y con la ruecha encendida. Les hacia comrircrider
con esta resoIuciOn que no había m:ls s:~lvaciÓn que en ~erte
inisma o en su valor, En ese morncnto Liié al centro de ULLLIUC
hacer ui:a ciescarga dc fusilería de uno y otro Eadl u al
ecutado en seguida. DespuCs, Icvantando la voz para ido
idos y cnsciiando con la mano a los enemigos, dijo: "Es necepasar
entre siis buques y disparar vigorosamente sobre ellos.
~~uecrc ser suc cnlpIcara este ~neciio para tcner siempre en jaque a
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los dc is buqi LICS y tenerlos occipiirlos igualrncntc disparanclo a dercclza
e izqu ie rda, irnpidiéndaIes asi venir a echíirscles encima y aca-
I~arlos por el gran núrncro. De cualq~iier modo que sea, los filibusteros
se metieron entre los dos grrleones y aguantaron al pasar todas
las descargas de sus cañones. Ellos contestaronJcon descargas [le sus
fusiles, que fueron tan sangrientas que, a la primera, los cspnfioles
vieron caer, en uno y otro cle sus galeones, por lo inenos cuarenta
y ach o de szis hombres.
E ,I fucgo continu6 así hasta que un caíionazo vino a dar cn cl
u
uuquc del capitiin Lorcnzo, quien result6 con una herida contusa
cn un muslo, que lo hizo caer al suelo. Pero se IevantO inmediatamente
y al ver a su gente sorprcndicla, grit6 con tono Iirmc: "No
es na4 da". Aquel hombre, m;ls vigoroso y treincndo que nunca, con
SLI pis tala en una mano y su sable en la otra, hizo aIIí cosas quc pu-
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dieron verse pero que scrian clil'iciles de describir.
Sin embargo, al ver que el combate se prolongaba e irnpacicnte
por librar a los suyos o perecer, pensii acudir al cañón y dirigir
la puntería 61 mismo, con tan bucna fortuna que el tiro rompi0 cI
palo malor del buque almirante español. No teniendo ya nada que