Ir al libro

126
Hacía falta un centro donde se pudiera hacer pruebas
metalúrjicas para trabajos en gran escala. Después de tomar
en consideración los lejanos reales de Tasco, Zacualpan,
Temascaltepec y Sultepec, más allá de la cordillera volcánica
que rodea el Valle de México, Medina escogió a la relativamente
cercana Pachuca. En esta próspera comunidad se archivaban
nuevas denuncias mineras casi a diario, ya que los exploradores
hacían descubrimientos verdaderos e imaginarios. Antes de
que se encontrara plata, sólo era un pueblo pastoril de 1275
habitantes, 51 incluyendo a los indígenas empleados de dos
estancias, Caliuacan, 52 río abajo, y Santiago, río arriba. Pero
la búsqueda frenética de la plata, atizada por los documentos
de dos denuncias mineras originales en abril de 1552, 53 cambió
todo eso. Los exploradores llegaron en incontable número y
buscaron en todo arroyo, pico y loma. Después de dos años
el entusiasmo persistía y Medina creyó poder establecer una
planta de beneficio de amalgamación de plata con esperanzas
fundadas de un buen éxito financiero. Dos arroyos tributarios
que circundaban el Cerro de la Magdalena se unían para
formar el cauce principal del Río de las Avenidas que partía
el abanico aluvial bordeado en forma de V por rocosos cerros
volcánicos. El pueblo de Pachuca ocupaba las orillas del río,
abajo de la confluencia.
Medina escogió un lugar en esta unión de arroyos en
las faldas del Cerro de la Magdalena. Agua corriente a un
lado, abundante mineral pobre en el terreno de la mina
“Descubridora Vieja” en la loma, y piedra esparcida por
todos lados para la construcción de paredes y edificios, eran
condiciones ideales para su propósito. Como en todos los
pueblos de encomienda, Pachuca estaba prohibida como zona
51.-Fracisco del Paso y Troncoso, Papeles de Nueva España, Madrid,
1905-1948, Ser. 2, Vol. I, pp. 175 -176.
52.-Paso y Troncoso, ibid, Vol. III, p. 77, n. 1.
53.-Col. doc. inéd... Am. y Oceanía, ibid., pp. 192-193.