La marca en el derecho mexicano - Intelegis

..:: Noviembre - Diciembre 2009
..:: Lic. ARTURO BAZALDÚA
GUARDIOLA
Licenciado en Derecho,
Asesor Jurídico Externo
La marca, como figura jurídica, es una institución
que, en mi concepto no ha sido lo
suficientemente protegida por el Estado
Mexicano, a pesar de los esfuerzos contenidos
en la Ley de la Propiedad Industrial en
vigor.
RAFAEL PEREZ MIRANDA, en su obra DERE-
CHO DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL,
afirma que la Marca, como tal, es un derecho
subjetivo que otorga a su titular la
facultad de explotarla con exclusividad,
derecho que incluye el de cederla total o
parcialmente y, en su caso, definitiva o temporalmente.
A su vez, el numeral 88 de la
Ley de la Propiedad Industrial que establece:
"Se entiende por marca a todo signo
visible que distinga productos o servicios
de otros de su misma especie o clase en el
mercado.", de donde se desprende que,
para el Estado Mexicano, marca es el signo,
denominativo, gráfico o mixto, que requiere
materializarse en un ente, producto o
expresión publicitaria, y vincula psicológicamente
a una idea, concepto de un
producto o prestación de un servicio,
evocando en el consumidor las características,
procedencia empresarial, nivel de
calidad o reputación.
En este orden de ideas, en mi concepto,
Marca será cualesquier signo visible capaz
La marca en
el derecho mexicano
de identificar, por si misma, productos o servicios, diferenciándolos
de otros de la misma clase o rubro en un
determinado mercado.
Recordemos que nuestro sistema jurídico reconoce
dos tipos de marca:
a) Las marcas de hecho, que son aquellas que, por
exclusión, no se encuentran inscritas o registradas en
el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, sin
afectar los derechos de una marca ya registrada ya que,
desde la fecha en que su usuario la empieza a explotar,
genera derechos a su titular.
b) Las marcas registradas, que son aquellas que si
están inscritas ante el IMPI y que, en razón de lo anterior,
la Ley protege y tutela a su titular o usuario el derecho
a explotarla, de manera exclusiva, en los términos y
condiciones que dispone la Ley de la materia.
En otro orden de ideas, las marcas se clasifican en:
a) Nominativas, que son aquellas que identifican un
producto mediante una palabra o pluralidad de palabras;
éstas deben distinguirse fonéticamente y pueden consistir
en nombres propios de las personas físicas, susceptibles de
registrarse como marca, siempre que no se confundan con
una registrada o un nombre comercial publicado, aceptándose
aun que carezcan de significado o sean caprichosas,
fantasiosas, arbitrarias, absurdas o ser sugestivas de la naturaleza
y características del producto o servicio;
b) Innominadas, son figuras que fungen como
una marca y pueden reconocerse en forma
visual pero no fonéticamente, ya que su
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característica consiste en ser símbolos,
diseños, logotipos o cualquier elemento
figurativo que sea distintivo;
c) Mixtas, que mezclan palabras con
elementos figurativos que muestran a la
marca como un elemento o como un
conjunto distintivo; y, d) Tridimensionales,
aquellas que tutelan los envoltorios, empaques,
envases, la forma o la presentación de
los productos en sí mismos, si éstos resultan
distintivos de otros de su misma especie o
clase.
Así las cosas, en mi muy particular concepto,
la marca es, por antonomasia, la institución
jurídica mas representativa del Derecho
de Propiedad Industrial y, a pesar de
ello, no esta lo suficientemente protegida.
Cierto, por excelencia, la marca constituye
la apariencia con la que un bien o servicio
se da a conocer en el mercado. Es la cara del
producto o servicio cuya identidad y originalidad,
el Estado mexicano está obligado a
respetar y a hacer que la respeten.
Constituye una "imagen comercial" que
tiene una función dinámica y posee un
ingrediente psicológico, ya que deja grabado
en la mente del consumidor un conjunto
de las peculiaridades del producto o
servicio, ya sea por distintividad inherente
o adquirida por el uso. Todo lo anterior
conlleva que la marca adquiera un valor,
tasable obviamente de manera económica
o pecuniaria.
Si esto es así, que la Marca posee un valor
per se, traducible en un valor económico
altamente significativo, la legislación mexicana
debería tomar medidas protectoras
que realmente tutelaran esta Institución de
Derecho.
Empresarial

Llama la atención que, desde un inicio,
registrar o inscribir una marca ante el Instituto
Mexicano de la Propiedad Industrial, se
traduce en un trámite tedioso, obsoleto y
burocrático que, en ocasiones lleva meses y
meses su gestión para que a final de cuentas
pretendan negar su registro en base a
argumentaciones, las mas de las veces,
alejadas del texto y del espíritu de la Ley de
la materia, que refieren aplicar. Creo que, en
este sentido, se debe llevar a cabo una
reforma a fondo para hacer mas expedito
tal trámite e incrementar el número de
delegaciones del IMPI para que haya por lo
menos una en cada entidad federativa,
haciendo a un lado las Subdelegaciones o
Delegaciones de la Secretaria de Economía
cuya función, como gestoras del IMPI, deja
mucho que desear.
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En el mismo tenor se encuentran los procedimientos
administrativos contemplados por la ley en cita para
reclamar a particulares que hacen uso indebido de una
marca o pretenden “piratearla”. Como está redactada la
ley, amen de excesivamente largo y fastidioso el procedimiento,
tal parece que fue diseñado para que lo ejercieran
solo en el área metropolitana del Distrito Federal,
pues a los tenedores de marcas registradas cuyos domicilios
están fuera del Valle de México, sede del IMPI, les
resulta por demás difícil y oneroso llevar a cabo un
procedimiento de esta índole, por los tiempos y costos
que ello implica.
Ahora bien, ya para finalizar este breve comentario, el
numeral 229 de la Ley de Propiedad Industrial refiere
que, para ejercitar las acciones civiles o penales derivadas
de una violación a la Ley de la materia, se requiere
que por cualesquier medio se haya hecho del conocimiento
del publico en general, que el producto o servi-
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cio se encontraba amparado por un derecho
de propiedad industrial. En términos
llanos, debió asentarse o incluirse en la
marca la leyenda: Marca Registrada o cualquiera
de los siguientes símbolos: ©, , o ®.
Disposición que, amen de anacrónica, en mi
concepto, es además contradictoria pues,
como ya se dijo, nuestro sistema legal
contempla las llamadas Marcas de hecho
que son aquellas que, sin estar registradas,
merecen respeto por el solo hecho de que
ha sido usada consuetudinariamente por
una persona sin invadir los derechos de una
marca ya registrada o con mejores dere-
Empresarial
chos que aun no hubiere sido registrada. Como claramente
se advertirá, tal parece que al Estado le merece
mayor amparo, en las anteriores consideraciones, la de
hecho, sin registro, que la registrada sin la publicitación
o manifestación externa de “marca registrada”. Al
menos para mí, lo anterior constituye un absurdo.
Como se aprecia, el tema da para mucho mas, pero
creo que todos coincidiremos en que nos falta aun
mucho, mucho mas por regular en materia de Propiedad
Industrial, ciencia jurídica que por cierto aun no es
obligatoria en los Planes de Estudios de muchas Facultades
o Escuelas de Derecho del País y por ese lado,
estimo yo, deberíamos empezar.