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GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia

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GENERAL MIGUEL RAMALLO<br />

—————<br />

<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

1824<br />

—————<br />

SUCRE - BOLIVIA


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

PROLOGO PARA “<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong>”<br />

Cuando el “Boletín <strong>de</strong> la Sociedad Geográfica” comenzó a<br />

registrar el interesante trabajo <strong>de</strong> <strong>de</strong>stinado sobre todo a salvar <strong>de</strong>l<br />

naufragio <strong>de</strong>l olvido los acontecimientos mas notables <strong>de</strong>l período en<br />

que se confirmó la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Bajo y Alto Perú, brotó<br />

expontáneo el aplauso <strong>de</strong> lodos los cultivadores <strong>de</strong> las letras, por que<br />

esa labor más que <strong>de</strong> paciencia para remover los documentos que<br />

duermen letárgico sueno en los archivos, é interpretarlos a la luz <strong>de</strong><br />

un criterio recto y <strong>de</strong>sapasionado, revela el intenso afán <strong>de</strong><br />

compren<strong>de</strong>r los elementos <strong>de</strong> nuestra civilización en el estrecho<br />

simbolismo histórico.<br />

El general Ramallo ha sabido presentar a la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> los<br />

contemporáneos una serie <strong>de</strong> acciones que no obstante <strong>de</strong> formar<br />

contraste con los hechos inmortalizados por el heroísmo <strong>de</strong> las<br />

falanges in<strong>de</strong>pendientes, concurren a dar mayor realce al triunfo <strong>de</strong><br />

las armas revolucionarias. I es justo admirar con el autor <strong>de</strong> “Guerra<br />

Doméstica”, la indiferencia con que los historiógrafos bolivianos han<br />

contemplado esos sucesos que tuvieron influencia <strong>de</strong>cisiva en la<br />

emancipación <strong>de</strong> las colonias hispano americanas. Tiene razón para<br />

afirmar que la libertad tan anhelada por los sudamericanos hubiera<br />

quedado estacionaria, tardando más tiempo en ser una realidad. La<br />

discordia entre los más expertos generales <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> la corona<br />

<strong>de</strong> España, distrajo <strong>de</strong> los campos <strong>de</strong> batalla nueve mil soldados más<br />

que menos; la falta <strong>de</strong> unidad en las operaciones <strong>de</strong> los guerreros<br />

españoles, infundió más brío a los libertadores <strong>de</strong> la América Latina;<br />

en fin, el apartamiento <strong>de</strong> los más importantes recursos <strong>de</strong>l<br />

absolutismo monárquico <strong>de</strong> las campañas en que se <strong>de</strong>cidía su<br />

imperio, dió gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>sahogo a los in<strong>de</strong>pendientes. Si unidos los<br />

cinco mil soldados <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z y los cuatro mil comandados<br />

por el general Olañeta, hubiesen concurrido a los campos <strong>de</strong> Junín y<br />

Ayacucho, es seguro que Bolívar y Sucre hubieran visto pali<strong>de</strong>cer su<br />

estrella en los llanos <strong>de</strong> Reyes y en las gargantas <strong>de</strong>l Condorcunca,<br />

aplazando para días más venturosos, pero inciertos el alumbramiento<br />

<strong>de</strong> la libertad: así como es cierto que la acción <strong>de</strong> los libertadores,<br />

teniendo que luchar con dos campeones <strong>de</strong> los más hábiles <strong>de</strong> los<br />

huestes reales, los formidables Val<strong>de</strong>z y Olañeta, y contra todos los<br />

recursos <strong>de</strong> estos, habrían tenido que confesar su impotencia.<br />

Eso que es evi<strong>de</strong>nte como una <strong>de</strong>mostración matemática, ¿cómo<br />

no ha llamado la atención <strong>de</strong> nuestros hombres <strong>de</strong> estudio? La<br />

2


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

respuesta es embarazante, pero urge darla. Eso ha sucedido por que<br />

la inercia habitual <strong>de</strong> todas las mentalida<strong>de</strong>s bolivianas, ha impedido<br />

consagrarse a labores en que se consume atención y se gasta<br />

energía, prefiriéndose siempre tareas <strong>de</strong> fáciles triunfos, aunque ellos<br />

se esfumen luego en la inmensidad <strong>de</strong>l espacio como fuegos fatuos.<br />

Y luego, en materia <strong>de</strong> historia, se ha encontrado más cómodo<br />

copiarse unos a otros y más por el placer <strong>de</strong> brindar extractos para<br />

usos universitarios cine con el fin <strong>de</strong> guardar en páginas <strong>de</strong> erudición<br />

bibliográfica los fastos <strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>senvolvimiento sociológico.<br />

En verdad nadie ha estudiado la historia nacional en sus<br />

verda<strong>de</strong>ras fuentes <strong>de</strong> información: los archivos, los monumentos y<br />

la tradición. Apenas si entre los pacientes investigadores <strong>de</strong> algún<br />

período histórico po<strong>de</strong>mos contar a Juan Ramón Muñoz Cabrera,<br />

René Gabriel Moreno y Valentín Abecia, a quienes seguimos muy<br />

pocos conservando el fuego sagrado <strong>de</strong> la verdad en la historia<br />

patria.<br />

El general Ramallo no es un filósofo, por que le han preocupado<br />

poco las arduas generalizaciones <strong>de</strong> la ciencia, las graves<br />

especulaciones que buscan las síntesis <strong>de</strong> los fenómenos, y las<br />

indagaciones <strong>de</strong> los factores que han <strong>de</strong>terminado el movimiento <strong>de</strong><br />

las socieda<strong>de</strong>s, con los problemas que conciernen al origen, al fin y a<br />

la razón <strong>de</strong> la existencia humana. Pero es un diestro literato, que<br />

sabe contar los sucesos con estilo ameno y atrayente, sin los<br />

amaneramientos <strong>de</strong> la afeminada literatura mo<strong>de</strong>rna, que pervierte el<br />

pensamiento en su verbo divino, por dotar el lenguaje <strong>de</strong> atavíos<br />

relumbrantes, pero <strong>de</strong> estériles e infecundos resultados para la<br />

propagación <strong>de</strong> la verdad. El autor <strong>de</strong> “Guerra Domestica” ha<br />

permanecido fiel a las máximas <strong>de</strong>l arte literario, haciendo cierta la<br />

difícil facilidad <strong>de</strong>l divino Horario.<br />

Ramallo es también un psicólogo, por inspiración: nos da a<br />

conocer con sobrada naturalidad la manera <strong>de</strong> obrar y <strong>de</strong> sentir <strong>de</strong><br />

los héroes <strong>de</strong> sus relatos. Cuando leemos las interesantes páginas<br />

<strong>de</strong> “Guerra Doméstica”, nos sentirnos aptos para juzgar a los<br />

hombres <strong>de</strong>l pasado y sentir sus emociones, palpar sus dudas,<br />

aquilatar sus pasiones y ver sus preocupaciones, enlazando así ese<br />

mundo con el que respira a nuestro lado y unirlo con ese movimiento<br />

general <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as y <strong>de</strong> las costumbres que hace la evolución<br />

humana. En el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> los ciudadanos <strong>de</strong> ayer contemplamos el<br />

nuestro: <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> los individuos arrancamos el carácter<br />

colectivo. De esa intuición genial ha nacido la psicología colectiva,<br />

alma <strong>de</strong> la historia.<br />

3


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

La nueva edición preparada por el general Ramallo,<br />

consi<strong>de</strong>rablemente acumulada, rectificada en muchos pasajes en<br />

vista <strong>de</strong> nuevos documentos, es un aporte valioso a la ciencia<br />

nacional y un abundoso regalo para la juventud.<br />

El país entero ha <strong>de</strong> conce<strong>de</strong>rle la importancia que tiene.<br />

Sucre, 19 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1916.<br />

Agustín ITURRICHA.<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

<strong>GUERRA</strong> DOMÉSTICA<br />

(1824)<br />

Por el general Miguel Ramallo<br />

CAPITULO I<br />

Tienen gran<strong>de</strong> importancia en la historia <strong>de</strong> la emancipación <strong>de</strong>l<br />

Perú los acontecimientos que nos hemos propuesto estudiar y que es<br />

menester no los <strong>de</strong>jemos Olvidados, por que los hechos que se<br />

<strong>de</strong>sarrollaron en el año que nos ocupa, tuvieron una influencia<br />

<strong>de</strong>cisiva en la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l imperio <strong>de</strong> los Incas <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong><br />

los soberanos <strong>de</strong> Castilla.<br />

Vamos a recordar la campaña conocida con el nombre <strong>de</strong><br />

<strong>GUERRA</strong> DOMÉSTICA O SEPARATISTA, guerra civil suscitada<br />

entre dos <strong>de</strong> los más prestigiosos jefes <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l Perú, la<br />

que no sabemos porqué, no ha llamado, como <strong>de</strong>bía ser la<br />

preferente atención <strong>de</strong> los historiógrafos más notables que se han<br />

ocupado <strong>de</strong> narrar los sucesos acaecidos en esa época.<br />

Cierto es que la i<strong>de</strong>a re<strong>de</strong>ntora lanzada en Chuquisaca el 25 <strong>de</strong><br />

mayo <strong>de</strong>l año 1809, halló eco en todo el continente americano: cierto<br />

es que la tea que <strong>de</strong>jó encendida en su cadalzo el protomártir <strong>de</strong> la<br />

libertad, nadie pudo extinguirla; pero sin los acontecimientos que<br />

vamos a rememorar, es posible que esa libertad tan anhelada por los<br />

sud americanos, hubiera quedado estacionaria, tardando mucho más<br />

tiempo en ser una realidad.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> lo dicho, la Guerra doméstica es también un estudio<br />

interesante <strong>de</strong> esa época y da a conocer la psicología <strong>de</strong>l soldado<br />

altoperuano, que en su mayor parte componía el ejército real <strong>de</strong>l<br />

Perú. En ese estudio se manifiesta su bravura, su rapi<strong>de</strong>z y<br />

resistencia en las marchas; su sobriedad, su docilidad y amor a sus<br />

jefes; su régimen disciplinario y finalmente su subordinación y<br />

fortaleza y se compren<strong>de</strong>rá lo que pue<strong>de</strong> hacerse con semejante<br />

material puesto en manos expertas, que sepan gobernarlo<br />

aprovechando sus incomparables aptitu<strong>de</strong>s.<br />

Sin embargo, <strong>de</strong>bemos convenir cine para manejar esos<br />

soldados, se precisaba una mano vigorosa, una voluntad <strong>de</strong> hierro un<br />

carácter inflexible porque con una disciplina y una organización a<br />

medias, nada hubiera podido conseguirse. Está visto que aquel<br />

código español tan severo e inexorable como la guadaña <strong>de</strong> la<br />

5


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

muerte, era en sus preceptos indispensable entonces: solo con esas<br />

or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong> acero podían haberse fundido aquellos toscos y<br />

bravos soldados, verda<strong>de</strong>ros héroes.<br />

Ese “Código militar” <strong>de</strong>l que cuentan dijo un sargento, cierto día<br />

que lo leía a sus reclutas, que asustados escuchaban los preceptos<br />

<strong>de</strong> las “Or<strong>de</strong>nes generales en campaña”, don<strong>de</strong> para todo se aplica<br />

la pena <strong>de</strong> muerte “En fin, muchachos la verdad es que aquí vivimos<br />

por un milagro”, era necesario en aquellos tiempos.<br />

Pero antes <strong>de</strong> entrar en materia, preciso es que trabemos<br />

conocimiento con los principales personajes protagonistas <strong>de</strong> tan<br />

clásico acontecimiento para que una vez que ellos sean conocidos<br />

por nuestros lectores encuentren mayor interés en el relato.<br />

Sucedió en el virreinato <strong>de</strong> Lima al célebre don Fernando <strong>de</strong><br />

Abascal, marqués <strong>de</strong> la Concordia, el teniente general don Joaquín<br />

<strong>de</strong> la Pezuela, general en jefe que fué antes <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l Perú,<br />

ejército al que condujo triunfante en las gran<strong>de</strong>s batallas <strong>de</strong><br />

Yilcapugyu, Ayuhuma y Viluma, contra los ejércitos auxiliares<br />

enviados por el gobierno <strong>de</strong> Buenos Aires en protección <strong>de</strong> sus<br />

provincias <strong>de</strong>l Alto Perú, mandados sucesivamente por los generales<br />

don Manuel Belgrano y don José Ron<strong>de</strong>au.<br />

Pezuela era el tipo <strong>de</strong>l soldado absolutista <strong>de</strong>l militar pegarlo a los<br />

preceptos <strong>de</strong> la antigua escuela, amigo <strong>de</strong> los relumbrones cruces y<br />

entorchados, hinchado <strong>de</strong> vanidad <strong>de</strong> soberbia, se creía superior a<br />

todos y a todo en los vastos dominios cubo gobierno le <strong>de</strong>paró la<br />

suerte.<br />

En la época <strong>de</strong> nuestro relato, rayaba ya en la vejez, y era<br />

entonces uno <strong>de</strong> los más prestigiosos cabos <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l monarca<br />

español. “Su figura era majestuosa, y solemne su apostura; su<br />

estatura regular, su cabello cano, seco y rojo y sañudo el semblante,<br />

no inspiraba simpatía, su persona. Vestía siempre una casaca llena<br />

<strong>de</strong> bordados, espadín <strong>de</strong> oro, banda roja y amarilla, cruzada <strong>de</strong>l<br />

hombro al costado; llevaba alto bastón <strong>de</strong> mando, el que tomaba una<br />

cuarta antes <strong>de</strong>l puño; calzón corto <strong>de</strong> paño blanco, con franjas <strong>de</strong><br />

oro, medias <strong>de</strong> seda hasta la rodilla, con hebillas <strong>de</strong> piedras<br />

preciosas y zapatos con gran<strong>de</strong>s hebillas <strong>de</strong> oro. En campaña usaba<br />

botas a la escu<strong>de</strong>ra, con vueltas <strong>de</strong> tafilete amarillo; capa oscura y<br />

gran tricornio negro con filetes blancos y largas plumas rojas. 1<br />

1 Historia <strong>de</strong> la República Argentina - Vicente F. López, tomo VII.<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

Era uno <strong>de</strong> esos rezagos <strong>de</strong>l siglo XVIII, cortesanos y regañones<br />

al mismo tiempo, que tiranizando las aspiraciones <strong>de</strong>l presente en<br />

nombre <strong>de</strong>l pasado, sirven <strong>de</strong> instrumento a los po<strong>de</strong>res retrógrados.<br />

Pezuela era un verda<strong>de</strong>ro tipo histórico; todo lo arreglaba en los<br />

mol<strong>de</strong>s <strong>de</strong> antaño, estaba persuadido que su opinión tenía que<br />

prepon<strong>de</strong>rar siempre porque él era el representante <strong>de</strong> un rey cuyos<br />

<strong>de</strong>seos y mandatos eran la suprema ley.<br />

Lo que dominaba en el carácter <strong>de</strong> Pezuela era la irritabilidad;<br />

lleno <strong>de</strong> amor propio, nervioso e irascible, no admitía observación ni<br />

réplica sin enfadarse, por eso en Chuquisaca lo llamaban: “El puca<br />

araña”, (araña colorada) por que su carácter y el color <strong>de</strong> su rostro le<br />

daban semejanza a una familia <strong>de</strong> estos bichos, peligrosos por su<br />

veneno.<br />

Sin embargo <strong>de</strong> lo dicho, Pezuela era un hombre <strong>de</strong> buen<br />

sentido, serio, honrado y recto, tenía claras nociones sobre los<br />

asuntos <strong>de</strong>l gobierno, y a fondo conocía los pueblos que gobernaba,<br />

en razón <strong>de</strong> que recorrió gran harte <strong>de</strong> su territorio, en sus múltiples<br />

campañas. Como militar había dado pruebas <strong>de</strong> hábil estratégico y<br />

<strong>de</strong> valiente, siendo un or<strong>de</strong>nancista consumado, severo en todo lo<br />

concerniente a la disciplina, pero muy pegado a sus viejas<br />

tradiciones; odiaba <strong>de</strong> muerte todo lo que olía a innovaciones en el<br />

ejército, mirando con <strong>de</strong>sdén a los militares <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rna escuela<br />

<strong>de</strong> entonces, los que habían aprendido la nueva táctica en la guerra<br />

<strong>de</strong> España contra las huestes napoleónicas a ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> los<br />

generales lord Wellington, Beresfort, Castaños y otros jefes que<br />

tuvieron a raya el po<strong>de</strong>r y la prepon<strong>de</strong>rancia militar <strong>de</strong> los franceses.<br />

Todo lo sacrificaba a la etiqueta oficial y éste era el más grave<br />

asunto <strong>de</strong> su gobierno. ¡Ay <strong>de</strong>l que lo trasgredía <strong>de</strong> alguna manera!<br />

¡Ay <strong>de</strong>l que no asistía a la misa que él rezaba los domingos y fiestas<br />

<strong>de</strong> guardar, o a alguna <strong>de</strong> las ceremonias don<strong>de</strong> concurría con su<br />

corte! Pezuela era tirano por convicción; íntimamente persuadido <strong>de</strong><br />

que todo el que hacía oposición al rey <strong>de</strong> España era enemigo <strong>de</strong><br />

Dios y <strong>de</strong>l monarca, lo sacrificaba a su creencia, <strong>de</strong> ahí que cuando<br />

era general en jefe <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l Perú, no dió cuartel a los patriotas;<br />

para él todos eran insurgentes, indignos <strong>de</strong> compasión y por eso se<br />

multiplicaban los suplicios y los cadalzos, corriendo a torrentes la<br />

generosa sangre <strong>de</strong> los valerosos altoperuanos que luchaban por la<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l suelo que los vió nacer. Sus lugartenientes<br />

siguieron su ejemplo, y aun causa horror el recuerdo <strong>de</strong> esa época<br />

<strong>de</strong> exterminio en la que solo dominaba el capricho <strong>de</strong> los verdugos.<br />

7


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

El gobierno <strong>de</strong> Pezuela no podía por menos que acabar <strong>de</strong> una<br />

manera <strong>de</strong>sastrosa. Su poco tino político y ninguna previsión para el<br />

gobierno, le hicieron cometer una serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>saciertos que cansaron<br />

su caída.<br />

En 1817 cuando el general argentino don José <strong>de</strong> San Martín, al<br />

pie <strong>de</strong> la cordillera andina, organizaba sus legiones para invadir Chile<br />

y el Perú; con capricho insistente, or<strong>de</strong>nó se llevase a<strong>de</strong>lante la<br />

campaña a las provincias argentinas, sin tener un ejército preparado<br />

para verificar esa campaña, ni los medios <strong>de</strong> llevarla a<strong>de</strong>lante; pero<br />

su porfiado capricho venció las juiciosas observaciones <strong>de</strong> su general<br />

en jefe don José <strong>de</strong> La Serna.<br />

En 1821 San Martín, vencedor en Chile amenazaba Lima, el<br />

Callao estaba bloqueado, el <strong>de</strong>scontento en el pueblo y el ejército era<br />

gran<strong>de</strong> y todo esto se atribuía a la ineptitud e incapacidad <strong>de</strong><br />

Pezuela, que <strong>de</strong>sprestigió el ejército en la campaña <strong>de</strong> Salta y con su<br />

lentitud y vacilaciones era una amenaza para los intereses realistas y<br />

un aliento para los planes <strong>de</strong> los in<strong>de</strong>pendientes.<br />

Por todo esto los principales jefes <strong>de</strong>l ejército español <strong>de</strong>l Perú,<br />

reunidos el día 29 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1821 en el campamento <strong>de</strong><br />

Asnacgpugyu, (cercanías <strong>de</strong> Lima), precedidos por el teniente<br />

general don José <strong>de</strong> Canterac, jefe <strong>de</strong> estado mayor general,<br />

resolvieron separar <strong>de</strong>l mando <strong>de</strong>l ejército y <strong>de</strong>l virreinato <strong>de</strong>l Perú al<br />

virrey don Joaquín <strong>de</strong> la Pezuela y reemplazarlo con el general en<br />

jefe <strong>de</strong>l ejército don José <strong>de</strong> La Serna. El acta <strong>de</strong> <strong>de</strong>stitución estaba<br />

firmada por los siguientes jefes: José <strong>de</strong> Canterac, Jerónimo Val<strong>de</strong>z,<br />

el marqués <strong>de</strong> Valleumbroso, Fulgencio Toro, Agustín Otermín,<br />

Ignacio Landazuri, Ramón Rodil, José García Escoli, Ramón Gómez<br />

Vedoya, Valentín Ferraz, Andrés García Camba, Francisco Ortiz,<br />

Antonio Seoane, Ramón García Lemoine, Mateo Ramírez, Antonio<br />

Tur, Pedro Marti, Francisco Narvaez, y Manuel Bedoya.<br />

El virrey Pezuela protestó contra esa <strong>de</strong>stitución, pero le<br />

intimaron su retiro a la península, don<strong>de</strong> S. M. don Fernando VII,<br />

tenía que examinar los actos <strong>de</strong> sus jefes <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l Perú y<br />

nombrar virrey a quien creyese conveniente, por que el general La<br />

Serna lo era solo con carácter provisional, mientras se conociera la<br />

resolución <strong>de</strong>l soberano.<br />

—————————<br />

Cuando en abril <strong>de</strong> 1816 vino <strong>de</strong> la península el teniente general<br />

clon José <strong>de</strong> la Serna, nombrado por el monarca español general en<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

jefe <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l Perú, trajo con él un brillante estado mayor<br />

<strong>de</strong> jefes conocedores <strong>de</strong> la táctica mo<strong>de</strong>rna; ellos habían servido<br />

bajo las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l duque <strong>de</strong> Wellington, y toda esa: pléya<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

jefes españoles e ingleses que tanto brillaron en la guerra <strong>de</strong> la<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia española; algunos <strong>de</strong> ellos habían estado en los<br />

célebres sitios <strong>de</strong> Gerona y Zaragoza, a ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Álvarez y<br />

Palafox, <strong>de</strong> manera que sus conocimientos corrían parejas con su<br />

nombradía. Notábase entre ellos a don José <strong>de</strong> Canterac, don<br />

Jerónimo Val<strong>de</strong>z, don Baldomero Espartero don Felipe Rivero, don<br />

Francisco Narvaez, don Rafael Maroto, don Cayetano Ameller y<br />

otros, algunos <strong>de</strong> los que a su regreso a España, hicieron gran figura<br />

en el ejército y en la política.<br />

El general La Serna y sus compañeros fueron recibidos por el<br />

virrey con todo el aparato que se estilaba entonces; al parecer eran<br />

muy cordiales las relaciones entre ellos, pero la verdad es que ni<br />

Pezuela simpatizaba con La Serna y, sus compañeros, ni éstos con<br />

el virrey y los <strong>de</strong> su séquito. Los <strong>de</strong>l grupo venido con el nuevo<br />

general en jefe, como hemos dicho, eran oficiales <strong>de</strong> escuela,<br />

ilustrados y liberales en sus i<strong>de</strong>as: “que estaban contaminados con<br />

las malas doctrinas”, <strong>de</strong>cían los <strong>de</strong>l círculo <strong>de</strong>l virrey, pero lo cierto<br />

era que esos jefes, engreídos con sus triunfos sobre los soldados <strong>de</strong><br />

Napoleón, que eran los primeros soldados <strong>de</strong>l mundo, no convenían<br />

con la vieja instrucción militar que se daba al ejército <strong>de</strong>l Perú. Por<br />

otra parte, como eran <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as muy in<strong>de</strong>pendientes, no transigían<br />

con la rígida etiqueta <strong>de</strong> la corte <strong>de</strong>l virrey, el que hacía consistir su<br />

po<strong>de</strong>r e importancia <strong>de</strong> gobernante, en esa etiqueta, mirando el<br />

absolutismo <strong>de</strong>l monarca castellano, como emanado <strong>de</strong> la divinidad y<br />

cuyos efluvios alcanzaban a su persona, como a su representante en<br />

el Perú.<br />

Los nuevos jefes liberales <strong>de</strong> convicción, menospreciaban el<br />

absolutismo <strong>de</strong>l monarca, consi<strong>de</strong>rándolo como un cachivache <strong>de</strong><br />

antaño y la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la constitucionalidad <strong>de</strong> su patria estaba<br />

profundamente arraigada en ellos.<br />

Sin embargo <strong>de</strong> lo dicho, se <strong>de</strong>jaba sentir en los jefes y oficiales<br />

venidos con La Serna, <strong>de</strong>masiado quijotismo y <strong>de</strong>sprecio por los<br />

antiguos militares <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l Perú, <strong>de</strong>sprecio que iba en aumento<br />

si ellos, eran americanos. A éstos los miraban con <strong>de</strong>sdén por que no<br />

los encontraban tan gallardos y bien uniformados como ellos, se<br />

burlaban <strong>de</strong> esos jefes y oficiales, por que no conocían los preceptos<br />

<strong>de</strong> la nueva táctica, y se creían muy superiores a ellos, olvidando que<br />

esos jefes, oficiales y soldados a fuerza <strong>de</strong> lealtad y <strong>de</strong> bravura<br />

9


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

impon<strong>de</strong>rable, conservaron el más preciado llorón <strong>de</strong> la corona ibera,<br />

venciendo en Guaqui, Vilcapugyu, Amiraya, Ayuhuma, Venta y<br />

Media, Humachiri, Viluma y otros cien combates, don<strong>de</strong> a fuerza <strong>de</strong><br />

valor y sufrimientos tuvieron a raya los esfuerzos <strong>de</strong> los ejércitos<br />

auxiliares <strong>de</strong>l río <strong>de</strong> La Plata, y los impetuosos, formidables y<br />

continuados ataques <strong>de</strong> los guerrilleros altoperuanos.<br />

Sabido es que en noviembre <strong>de</strong> 1816 ingresó el nuevo general en<br />

jefe en la villa <strong>de</strong> Cotagaita, don<strong>de</strong> estaba concentrado todo el<br />

ejército real <strong>de</strong>l Perú, a ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l teniente general don Juan<br />

Ramírez y Orozco, acreditado y antiguo jefe, que se había hecho<br />

notable en las múltiples campañas en que fue siempre vencedor y al<br />

que su majestad Fernando VII había nombrado presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la<br />

ciudad <strong>de</strong> Quito. Ramírez entregó el mando a La Serna y se retiró a<br />

su <strong>de</strong>stino, con beneplácito <strong>de</strong> los nuevos militares y disgusto <strong>de</strong> los<br />

jefes <strong>de</strong>l viejo ejército, que amaban entrañablemente al legendario<br />

general, que siempre los había conducido a la victoria. Entre los más<br />

notables <strong>de</strong> ese grupo <strong>de</strong> <strong>de</strong>scontentos <strong>de</strong>scollaban los generales<br />

don Pedro Antonio <strong>de</strong> Olañeta y don Mariano Ricafort, pero como<br />

todos, subordinados y obedientes, reconocieron con respeto, al<br />

nuevo general en jefe, acatando sus mandatos.<br />

El teniente general don José La Serna e Inojosa era un cumplido,<br />

pundonoroso e inteligente militar. Educado en los ejércitos que<br />

seguían las ban<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> Mina, Palafox, Álvarez, Beresfort y<br />

Wellington, hizo la guerra <strong>de</strong>l Rosellón y durante la <strong>de</strong> la<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su patria, contra el imperio francés, ganó uno por<br />

uno sus grados militares, distinguiéndose siempre por su valor y<br />

caballerosidad. La Serna podía merecer el gobierna ole cualquier<br />

país, por que a la firmeza <strong>de</strong> su carácter, unía la generosidad y<br />

hombría <strong>de</strong> bien; era honrado a toda prueba y <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as liberales, <strong>de</strong><br />

manera que a su ingreso en el ejército vió con <strong>de</strong>sagracio el modo<br />

con que se disponía <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> los bienes <strong>de</strong> los vencidos; le<br />

indignó que jamás se diera cuartel a los patriotas prisioneros y con su<br />

sagacidad y proce<strong>de</strong>r ecuánime y humanitario regularizó la guerra<br />

dándole un carácter más humano y atrayendo a muchos jefes<br />

insurgentes, los que viendo su proce<strong>de</strong>r franco y correcto se retiraron<br />

a sus hogares, cansados <strong>de</strong> tan larga guerra y convencidos <strong>de</strong> que<br />

serían respetados y vivirían en paz. Con un gobierno como el <strong>de</strong>l<br />

general La Serna hubiera podido hacerse la felicidad <strong>de</strong> cualquier<br />

país. En 1817 el virrey Pezuela alarmado con los aprestos militares<br />

<strong>de</strong>l general don José <strong>de</strong> San Martín, que situado en Mendoza se<br />

disponía a trasmontar los An<strong>de</strong>s, libertar el reino <strong>de</strong> Chile y llevar por<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

esa vía la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia al Perú, or<strong>de</strong>nó reiteradamente al general<br />

La Serna que avanzase con su ejército sobre las provincias <strong>de</strong> Salta<br />

y Tucumán, llamando así la atención <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> Buenos Aires, a<br />

fin <strong>de</strong> obstaculizar los preparativos <strong>de</strong>l general San Martín.<br />

En cumplimiento <strong>de</strong> esta or<strong>de</strong>n La Serna expedicionó por Tarija y<br />

Yavi, estudiando el terreno por don<strong>de</strong> tenía que abrir la campana,<br />

conocer la topografía <strong>de</strong> la frontera y ver si el ejército estaba<br />

preparado con lo necesario para verificarla. Conoció <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que<br />

todo estaba en completo mal estado y que una campaña con los<br />

elementos con que contaba sería un fracaso. Así lo hizo presente al<br />

virrey, quien se obstinó en que se lleve a<strong>de</strong>lante el avance sobre las<br />

provincias <strong>de</strong> abajo, como se <strong>de</strong>nominaban entonces a las provincias<br />

argentinas, y mal <strong>de</strong> su grado tuvo La Serna que abrir campaña,<br />

empezando por ocupar la ciudad <strong>de</strong> Salta. Pero como esas<br />

operaciones <strong>de</strong> guerra no están comprendidas ni forman<br />

absolutamente parte <strong>de</strong> este relato, <strong>de</strong>jando esa digresión<br />

seguiremos con las causas ocasionantes <strong>de</strong> la “Guerra doméstica”,<br />

objeto <strong>de</strong>l presente estudio.<br />

—————————<br />

CAPITULO II.<br />

—————————<br />

LOS GENERALES DON PEDRO ANTONIO DE OLAÑETA Y DON<br />

JERONIMO VALDEZ.<br />

—————————<br />

Voy a presentar a los generales protagonistas <strong>de</strong> estos<br />

acontecimientos, al general <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l alto Perú don Pedro<br />

Antonio <strong>de</strong> Olañeta y al general en jefe <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l sud, don<br />

Jerónimo Val<strong>de</strong>z.<br />

El absolutismo y exagerado amor a la monarquía <strong>de</strong>l general<br />

Olañeta eran proverbiales en el Perú y a causa <strong>de</strong> su adhesión<br />

incondicional a esa monarquía absoluta, había hecho que aquella<br />

famosa regencia <strong>de</strong> La Seo <strong>de</strong> Urgel, compuesta, en su mayor parte<br />

<strong>de</strong> clérigos fanáticos, establecida durante el cautiverio <strong>de</strong> Fernando<br />

VII en Bayona <strong>de</strong> Francia, nombrase esa regencia, al general<br />

11


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

Olañeta, general en jefe <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l alto Perú, confiriéndole<br />

a<strong>de</strong>más el gobierno <strong>de</strong> esas provincias. Olañeta, a pesar <strong>de</strong> su odio<br />

a La Serna y a todo el nuevo elemento militar <strong>de</strong> que estaba<br />

ro<strong>de</strong>ado, acató en 1821 el nombramiento que los jefes reunidos en<br />

Asnagpugyu, que como dijimos anteriormente, había recaído en la<br />

persona <strong>de</strong>l general La Serna; veía el prestigio <strong>de</strong>l nuevo virrey<br />

ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> la más gran<strong>de</strong> popularidad tanto en el pueblo como en el<br />

ejército, y no se atrevió a contrarrestarla, pero esperaba y buscaba<br />

una ocasión propicia para dar a conocer sus propósitos y ésta no se<br />

<strong>de</strong>jó esperar, como vamos a verlo.<br />

Mucho se ha discutido respecto a la personalidad <strong>de</strong>l general<br />

Olañeta y por esto quiero dar a conocer lo que respecto a él han<br />

dicho algunos notables historiadores que se han ocupado <strong>de</strong> este<br />

célebre personaje.<br />

El historiógrafo argentino don Vicente F. Ló<strong>de</strong>z dice: “Aunque<br />

español <strong>de</strong> nacimiento no era Olañeta un verda<strong>de</strong>ro militar español<br />

sino un vecino realista emigrado a Salta. Para él Salta concentraba<br />

los anhelos y los propósitos <strong>de</strong> su porvenir y <strong>de</strong> su persona. Había<br />

pasado allí toda su vida, tenía extensas relaciones <strong>de</strong> familia y<br />

estaba casado con la Pepita Marquiegui, que según se <strong>de</strong>cía en el<br />

ejército realista, no sólo era la más bella sino la más artera <strong>de</strong> las<br />

mujeres <strong>de</strong> la América <strong>de</strong>l Sud, en aquel tiempo. Su marido según<br />

dice el general Paz en sus “memorias” estaba locamente enamorado<br />

<strong>de</strong> ella. Así es que para Olañeta la guerra <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia era<br />

menos que una guerra civil entre argentinos, nada más que una<br />

reyerta <strong>de</strong> vecindario <strong>de</strong> salteños, localizada, en aquella frontera.<br />

Con tal <strong>de</strong> gobernar él en Salta con la familia Marquiegui y con su<br />

partido habría pospuesto todos los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> España; pero<br />

por lo pronto lo uno era indispensable a lo otro. Hombre <strong>de</strong> poca<br />

cabeza pero <strong>de</strong> pasiones bruscas y <strong>de</strong> una energía incontrastable no<br />

comprendía porqué el ejército realista había <strong>de</strong> limitarse a ocupar la<br />

Quebrada <strong>de</strong> Tarija y no había <strong>de</strong> ocupar también Salta, como una<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong> arriba don<strong>de</strong> él quería residir y<br />

mandar, siendo así que poseía las provincias que habían sido<br />

argentinas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Cotagaita hasta La Paz. Con tal <strong>de</strong> que Salta<br />

entrase en esta porción <strong>de</strong> territorio, todo lo <strong>de</strong>más le era indiferente<br />

y por lo mismo suposición social y su genio terco, lo llevaban a<br />

aceptar con placer, toda tentativa que tuviese por objeto segregar a<br />

Salta <strong>de</strong>l territorio <strong>de</strong> abajo”.<br />

“Olañeta ocupaba una posición especialísima en el ejército<br />

realista. Sus servicios en las campañas <strong>de</strong> 1810 eran<br />

12


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

distinguidísimos; v pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que antes <strong>de</strong> que el Alto Perú<br />

contase con un ejército profesional compuesto <strong>de</strong> tropas europeas,<br />

Olañeta había sido el alma y el apoyo <strong>de</strong> todos los esfuerzos que los<br />

realistas <strong>de</strong> aquellas cuatro inten<strong>de</strong>ncias habían hecho por<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse contra las invasiones revolucionarias <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong><br />

Buenos Aires. Y sin embargo Olañeta no había sido jamás militar ni<br />

otra cosa más que simple traficante <strong>de</strong> Salta. Ligado antes <strong>de</strong> la<br />

revolución con las casas <strong>de</strong> comercio <strong>de</strong> Gurrugacha y <strong>de</strong> Mol<strong>de</strong>s,<br />

había pasado una vida activa haciendo el comercio <strong>de</strong> negros, <strong>de</strong><br />

ganado, <strong>de</strong> géneros y <strong>de</strong> pastas metálicas entre Salta, el alto Perú y<br />

Lima; negocio eslabonado con el contrabando <strong>de</strong> Buenos Aires, cuya<br />

llave <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la invasión inglesa, había sido en manos <strong>de</strong> varios<br />

comerciantes <strong>de</strong> Buenos Aires”.<br />

“Por su actividad personal y por las extensas cuadrillas <strong>de</strong><br />

peones que había formado, se hizo Olañeta en poco tiempo uno <strong>de</strong><br />

los adali<strong>de</strong>s más famosos <strong>de</strong> la causa <strong>de</strong>l rey y lo más curioso es,<br />

que al mismo tiempo se entregaba todo entero a la carrera militar,<br />

adquiriendo en ella una notable competencia y merecidísimos<br />

grados, seguía sus negocios con mayor anhelo, tenía sucursales<br />

más o menos <strong>de</strong>claradas y públicas en todas las plazas <strong>de</strong>l Perú,<br />

cuadrillas <strong>de</strong> contrabandistas bien relacionados para tomar efectos y<br />

sacar ganados <strong>de</strong> Salta e introducir pastas; y a la vez que era uno <strong>de</strong><br />

los más famosos coroneles <strong>de</strong>l virrey <strong>de</strong>l Perú era directamente o por<br />

medio <strong>de</strong> sus agentes el proveedor <strong>de</strong> las tropas y surtidor general<br />

<strong>de</strong> los mercados interiores. Guerrillero incansable, intransigente y<br />

cruel también, no le faltaba flexibilidad para enten<strong>de</strong>rse con Güemes<br />

y con otros patriotas acerca <strong>de</strong> las arrias <strong>de</strong> merca<strong>de</strong>rías y <strong>de</strong> pastas<br />

<strong>de</strong> retorno, o <strong>de</strong> una gran tropa <strong>de</strong> ganados, a través <strong>de</strong> la frontera<br />

en que, por lo mismo, preferiría él imperar con exclusión <strong>de</strong> los <strong>de</strong><br />

más jefes realistas que pudieran contrariarlo. Este extenso comercio<br />

le daba un gran número <strong>de</strong> subordinados, guerrilleros a la vez, que<br />

tenían a su cabeza hombres <strong>de</strong>cididos, con el título <strong>de</strong> coroneles o<br />

comandantes, como el valenciano José María Val<strong>de</strong>z, conocido en la<br />

historia <strong>de</strong> esta guerra con el nombre <strong>de</strong> el Barbarucho que tan<br />

pronto era jefe <strong>de</strong> una división realista como mayoral ricamente<br />

interesado por su jefe”. 2<br />

Olañeta fué el verda<strong>de</strong>ro tipo militar rutinario, no tenía más<br />

escuela que la adquirida en el campamento, ni más estudios que las<br />

2 Historia <strong>de</strong> la República Argentina - Vicente F. López, tomo VII, capitulo VII<br />

13


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

observaciones personales hechas en los campos <strong>de</strong> batalla; tenía el<br />

instinto militar y poseía el don <strong>de</strong> imponerse a sus subordinados.<br />

Trasplantado <strong>de</strong> la península ibérica a las llanuras <strong>de</strong> Salta, sentó en<br />

ellas sus reales, allí formó su hogar, se <strong>de</strong>dicó al comercio en el que<br />

progresó admirablemente, llegando a ser uno <strong>de</strong> los más<br />

acaudalados merca<strong>de</strong>res <strong>de</strong> esa región. Cuando la ciudad <strong>de</strong><br />

Buenos Aires en 1810, dió la voz <strong>de</strong> alerta conmoviendo los<br />

cimientos <strong>de</strong>l solio <strong>de</strong> los virreyes porteños, que arrastró en su caída<br />

el vacilante trono colonial <strong>de</strong> los césares castellanos en la América<br />

<strong>de</strong>l sud, dando libertad a esa porción <strong>de</strong>l nuevo mundo, Olañeta que<br />

estaba alarmado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que Chuquisaca en 1809 lanzó la i<strong>de</strong>a<br />

re<strong>de</strong>ntora que repercutió en todo el continente americano, pensando<br />

que sus pingües negocios estaban comprometidos si no se ponía<br />

pronto remedio al peligro que los amenazaba, <strong>de</strong>jando la vara <strong>de</strong>l<br />

comerciante ciñó el sable <strong>de</strong>l guerrero, alistándose en el ejército real<br />

<strong>de</strong>l Perú don<strong>de</strong> llegó a ser una alta personalidad. Formase en las<br />

rudas campañas <strong>de</strong>l alto Perú que empezaron en 1809 y terminaron<br />

en 1825 con la muerte <strong>de</strong> este célebre caudillo.<br />

Bajo las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l general don José Manuel <strong>de</strong> Goyeneche y<br />

Barreda se distinguió en la batalla <strong>de</strong> Guaqui; en Vilcapugyu merced<br />

a su bravura y bizarría se consiguió la victoria; en Ayuhuma a la<br />

cabeza <strong>de</strong> su batallón “Cazadores” brilló entre los más valientes;<br />

<strong>de</strong>rrotó en la acción <strong>de</strong> Venta y Media al coronel argentino don<br />

Martín Rodríguez; y en Viluma ascendió a brigadier en el campo <strong>de</strong><br />

batalla. El mandó la vanguardia <strong>de</strong>l ejército real en la campaña <strong>de</strong><br />

Salta, y fué uno <strong>de</strong> los empecinados aconsejadores <strong>de</strong>l virrey<br />

Pezuela en la prosecución <strong>de</strong> esta malhadada empeza.<br />

Olañeta era un valiente y severo militar, el primer guerrillero <strong>de</strong>l<br />

ejército real <strong>de</strong>l Perú, conocía a palmos la topografía <strong>de</strong> las cuatro<br />

provincias alto peruanas y muy especialmente la región <strong>de</strong> Tupiza,<br />

Tarija, el Chaco, Jujuy, Salta y todas sus fronteras le eran familiares;<br />

<strong>de</strong> ahí se compren<strong>de</strong> cómo venció siempre a los afamados<br />

guerrilleros tarijeños, asombrándolos con sus rápidas marchas y<br />

dándoles caza en sus más apartadas guaridas; por eso es que tenía<br />

siempre en jaque al mismo general Güemes, el primero y más bravo<br />

<strong>de</strong> los caudillos <strong>de</strong> esa zona, que acabó sus gloriosos días<br />

sorprendido por los ágiles cazadores <strong>de</strong> Olañeta.<br />

Después <strong>de</strong> la proclamación <strong>de</strong>l general La Serna como virrey <strong>de</strong>l<br />

Perú, el general Olañeta fué continuando en el cargo <strong>de</strong> comandante<br />

general <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l alto Perú, y tanto por congratularlo cuanto<br />

por premiar sus servicios, el nuevo virrey en nombre <strong>de</strong> su majestad<br />

14


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

el rey <strong>de</strong> España lo ascendió a Mariscal <strong>de</strong> Campo, poniéndolo a las<br />

ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l general don Jerónimo Val<strong>de</strong>z, el más entendido y<br />

cumplido militar que vino <strong>de</strong> la península, y al que el nuevo virrey dió<br />

el mando en jefe <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l sud.<br />

Olañeta por su manera <strong>de</strong> ser y sus costumbres toleradas por<br />

Goyeneche y Pezuela, no podía congeniar con el nuevo or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

cosas. La Serna militar austero y circunspecto, acostumbrado al<br />

or<strong>de</strong>n y corrección en el manejo <strong>de</strong> cuanto era concerniente al<br />

mando <strong>de</strong>l ejército y al gobierno <strong>de</strong> las provincias que le estaban<br />

encomendadas, veía con <strong>de</strong>sagrado los manejos comerciales <strong>de</strong> su<br />

jefe <strong>de</strong> vanguardia y a pesar <strong>de</strong> todo tenía, si no autorizarlos, al<br />

menos que disimularlos; era Olañeta indispensable en el ejército real;<br />

por su conducto se conocían; <strong>de</strong> un modo seguro, los movimientos<br />

estratégicos <strong>de</strong>l enemigo y muchas veces sus agentes le revelaban<br />

los planes <strong>de</strong> éste; por otra parte, su popularidad era muy gran<strong>de</strong> en<br />

las provincias altoperuanas, muy particularmente en las fronterizas<br />

con las <strong>de</strong> abajo, <strong>de</strong> manera que su influencia era notoria <strong>de</strong>n los<br />

pueblos <strong>de</strong>l sud y aun en los <strong>de</strong>l Río <strong>de</strong> La Plata; así pues Olañeta<br />

era un elemento necesario en las filas reales. Por otra parte se le<br />

consi<strong>de</strong>raba como. el tipo <strong>de</strong>l guerrillero arrojado y <strong>de</strong>l caudillo<br />

audaz, por quien tenían fanatismo los gauchos <strong>de</strong> Chichas y <strong>de</strong><br />

Tarija, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> proporcionaba al ejército una mina inagotable <strong>de</strong><br />

buenos soldados, que a caballo eran verda<strong>de</strong>ros centauros y a pie<br />

consumados andarines, ágiles copio los guanacos y las vicuñas <strong>de</strong>l<br />

altiplano andino, y bravos como los jaguares <strong>de</strong>l gran Chaco.<br />

Olañeta más que español parecía un verda<strong>de</strong>ro gaucho: alto,<br />

<strong>de</strong>lgado, nervioso, mirada viva y penetrante, nariz gran<strong>de</strong> y aguileña,<br />

tipo ele ave <strong>de</strong> rapiña, duro para la fatiga, consumado jinete, valiente<br />

y severo conservador <strong>de</strong> la disciplina militar, llegó a ser el llamado<br />

para mandar las tropas <strong>de</strong> vanguardia <strong>de</strong>l ejército real, puesto en el<br />

que se impuso, haciéndose en él indispensable: y como dice un<br />

ilustre historiador argentino al ocuparse <strong>de</strong> este jefe: “Figuraba en<br />

primera línea el general don Pedro Antonio <strong>de</strong> Olañeta, discípulo <strong>de</strong><br />

la escuela <strong>de</strong> los generales Goyeneche y Tristán, por lo tanto rival <strong>de</strong><br />

la prepon<strong>de</strong>rancia <strong>de</strong> los militares europeos. De traficante se elevó al<br />

rango que ocupaba, acaudillando la reacción <strong>de</strong> los patriotas; como<br />

jefe permanente <strong>de</strong> vanguardia era respecto <strong>de</strong> La Serna, en el alto<br />

Perú, lo que Guemes respecto <strong>de</strong> Belgrano en Salta. Tenía por su<br />

segundo a su cuñado el coronel Marquiegui, y ambos acaudillaban<br />

una fracción <strong>de</strong> americanistas que constituía una entidad aparte y<br />

que <strong>de</strong>cidida por la invasión inmediata a las provincias argentinas,<br />

15


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

murmuraba <strong>de</strong> sus trepidaciones al mismo tiempo que le hacía una<br />

oposición sorda, que minaba su autoridad moral”. 3<br />

Cuando se tuvo noticia <strong>de</strong> que en España se juró la constitución<br />

<strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1812, la que Fernando VII se vió obligado a aceptar por la<br />

presión que en su ánimo hacían las bayonetas <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> don<br />

Rafael Riego, que se sublevó en las Cabezas <strong>de</strong> San Juan, Olañeta<br />

miró con muy mal talante esa evolución <strong>de</strong> la monarquía absolutista.<br />

No podía concebir un monarca que no fuesen netamente absoluto y<br />

odiaba a todo aquel a quien creía liberal, nombre con que se<br />

<strong>de</strong>signaba a los enemigos <strong>de</strong>l trono y <strong>de</strong> la religión y que eran<br />

<strong>de</strong>nominados masones, es <strong>de</strong>cir enemigos <strong>de</strong> todo lo que, según<br />

ellos, ella lícito, honrado y moral. La Serna era liberal y por esto<br />

Olañeta minaba el po<strong>de</strong>r y la autoridad <strong>de</strong> éste, <strong>de</strong>sacreditándole<br />

ante los soldados americanos que en el alto Perú seguían el<br />

estandarte real, y buscando un pretexto para sustraerse <strong>de</strong> su<br />

obediencia pregonaba que el gobierno <strong>de</strong> La Serna era nulo, que<br />

provenía <strong>de</strong> un motín militar contra el virrey legitimo general Pezuela,<br />

que como se sabe tuvo lugar en un campamento, movimiento<br />

subversivo que colocó in<strong>de</strong>bidamente a La Serna en el solio <strong>de</strong> los<br />

virreyes <strong>de</strong>l Perú, cuando a ocupar ese puesto estaba llamado el<br />

teniente general don Juan Ramírez, como el jefe más antiguo y más<br />

prestigioso <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l Perú. Estas y otras razones difundidas<br />

en todos los pueblos <strong>de</strong>l virreinato ocultaban mal su sueño dorado,<br />

que fué llegar a ser virrey, lo que ambicionó toda su vida.<br />

Existía en el alto Perú una fracción americanista, la que<br />

conociendo que nada podía hacerse en pro <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />

esas provincias sin el apoyo <strong>de</strong> un fuerte ejército. ro<strong>de</strong>ó al general<br />

Olañeta halagando su vanidad y mostrándole que era él el llamado<br />

para gobernar esos pueblos, como se lo recomendó la regencia <strong>de</strong><br />

Urgel; que nadie conocía la voluntad <strong>de</strong>l monarca, y que sí, era muy<br />

posible, que él sería <strong>de</strong>signado como sucesor <strong>de</strong> Pezuela en el<br />

cargo <strong>de</strong> que fué violentamente <strong>de</strong>spojado. Entre los que ro<strong>de</strong>aron al<br />

general se encontraban el doctor Manuel María Urcullo, el doctor<br />

Leandro Usín, el doctor Juan <strong>de</strong> Dios Antequera y Calvo, su capellán<br />

el doctor Rodríguez, y sobre todos don Casimiro Olañeta, sobrino <strong>de</strong>l<br />

general, y su secretario particular, joven intrigante, turbulento,<br />

ambicioso y <strong>de</strong> carácter revolucionario; <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as liberales que<br />

ocultaba a su tío y que por otra parte conspiraba secretamente para<br />

la caída <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r hispano en el Perú. Todos estos patriotas<br />

3 General Mitre - Historia <strong>de</strong>l General Belgrano - Tomo II<br />

16


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

trabajaban sordamente para separar a Olañeta <strong>de</strong> la obediencia <strong>de</strong>l<br />

virrey y po<strong>de</strong>r así formar un núcleo <strong>de</strong> resistencia en las provincias<br />

altoperuanas, para en su caso hacer fracasarlos <strong>de</strong>signios <strong>de</strong> La<br />

Serna y dar el golpe <strong>de</strong> gracia a la monarquía. El momento era<br />

propicio; San Martín y Bolívar se disponían para redimir el imperio <strong>de</strong><br />

los incas y había que coadyuvar a la i<strong>de</strong>a re<strong>de</strong>ntora distrayendo <strong>de</strong>l<br />

ejército real <strong>de</strong>l virreinato, algunos centenares <strong>de</strong> soldados<br />

aguerridos sin cuyo auxilio las legiones monarquistas quedarían<br />

<strong>de</strong>bilitadas y truncas.<br />

Sin el po<strong>de</strong>roso ejército <strong>de</strong>l alto Pero, que podía ser engrosado<br />

con los indomables guerrilleros y con todos los que amaban la<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, por la que habían sufrido hasta el martirio, ese<br />

ejército sería la amenaza constante <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Lima, el que forzosamente<br />

tenía que sucumbir, teniendo al frente que aten<strong>de</strong>r el empuje <strong>de</strong> las<br />

huestes libertadoras, que como un torrente se habían <strong>de</strong>sbordado<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las cumbres <strong>de</strong> los An<strong>de</strong>s, y que por retaguardia serían<br />

amagados por tan terribles enemigos.<br />

Veamos como se consiguió tan patriótico intento.<br />

—————————<br />

El año <strong>de</strong> 1823 el general don Pedro Antonio <strong>de</strong> Olañeta<br />

mandaba una división <strong>de</strong> 4,000 hombres <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong>l ejército<br />

<strong>de</strong>l sud mandado por el general don Jerónimo Val<strong>de</strong>z.<br />

Los cuerpos que formaban en esta división eran los siguientes:<br />

INFANTERIA<br />

Regimiento “Unión”. Compuesto <strong>de</strong> cuatro batallones; con<br />

un efectivo <strong>de</strong> 1,400 plazas<br />

Batallón “Partidarios” 600 ”<br />

Id. “Cazadores <strong>de</strong> Chichas” 600 ”<br />

CABALLERIA<br />

Regimiento “Dragones Americanos” 400 ”<br />

Id. “Cazadores montados” 300 ”<br />

Id. “Santa Victoria” 340 ”<br />

Escuadrón “Dragones <strong>de</strong> Charcas” 180 ”<br />

Id. “Dragones <strong>de</strong> La Laguna” 180 ”<br />

Cubría la división <strong>de</strong> Olañeta las provincias <strong>de</strong>l alto Perú, es <strong>de</strong>cir<br />

las que estaban al otro lado <strong>de</strong>l río Desagua<strong>de</strong>ro, <strong>de</strong> cualquiera<br />

17


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

invasión que podía producirse <strong>de</strong> la parte <strong>de</strong>l sud argentino. El río<br />

Desagua<strong>de</strong>ro había sido la línea divisoria entre los virreinatos <strong>de</strong><br />

Lima v Buenos Aires, pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la revolución <strong>de</strong> las provincias<br />

<strong>de</strong>l río <strong>de</strong> La Plata en 1810, las altoperuanas fueron in<strong>de</strong>bidamente<br />

ocupadas por el virrey peruano y el general Olañeta las gobernaba<br />

en su carácter <strong>de</strong> jefe <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> vanguardia, teniendo su cuartel<br />

general situado en la ciudad <strong>de</strong> Oruro, plaza fuerte y céntrica, don<strong>de</strong><br />

se había construido un buen reducto, provisto <strong>de</strong> armas, municiones,<br />

equipos y <strong>de</strong>más pertrechos <strong>de</strong> guerra. Olañeta, como hemos visto,<br />

buscaba un pretexto para romper lanzas con el virrey La Serna, no<br />

podía transigir con las i<strong>de</strong>as liberales <strong>de</strong> éste, todo su anhelo se<br />

citraba en llegar al gobierno <strong>de</strong>l Perú, por que consi<strong>de</strong>raba nulo el <strong>de</strong><br />

La Serna al que miraba como a usurpador <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y enemigo <strong>de</strong>l<br />

altar y <strong>de</strong>l trono; <strong>de</strong> manera que instigado constantemente por el<br />

grupo que lo ro<strong>de</strong>aba resolvió in<strong>de</strong>pendizarse y repentinamente sin<br />

dar conocimiento a su general en jefe, y sin consentimiento <strong>de</strong>l virrey,<br />

que se hallaba en el Cuzco, reunió la mayor parte <strong>de</strong> sus tropas, y<br />

<strong>de</strong>jando tina parte <strong>de</strong>l territorio <strong>de</strong>scubierto, retiró la guarnición <strong>de</strong>l<br />

fuerte <strong>de</strong> Oruro, extrajo <strong>de</strong> él las armas y municiones allí existentes y<br />

con el fútil pretexto <strong>de</strong> marchar a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r las fronteras <strong>de</strong> Chichas y<br />

Tarija, que nadie amenazaba, emprendió marcha y solo <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Challapata dió cuenta al virrey <strong>de</strong> su movimiento sobre Potosí el 27<br />

<strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1823.<br />

El 4 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1824 ingresó Olañeta con su división en la villa<br />

imperial <strong>de</strong> Potosí, <strong>de</strong> cuya provincia era jefe político y militar el<br />

mariscal <strong>de</strong> campo don José Santos La Hera.<br />

Este fué prestigioso entre los prestigiosos jefes <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l<br />

alto Perú. Allí ganó sus grados militares e hizo, casi toda su carrera<br />

combatiendo a los guerrilleros <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong>l suda Cuando el<br />

intrépido patriota coronel Manuel Ascencio Padilla tenía<br />

constantemente en jaque la ciudad <strong>de</strong> Chuquisaca. La Hera, que<br />

comandaba el famoso batallón “Centro”, <strong>de</strong>l que era segundo<br />

comandante el acreditado teniente coronel don Baldomero Espartero,<br />

sostuvo los ataques <strong>de</strong>l 9 <strong>de</strong> febrero y 28 <strong>de</strong> mayo, en los que<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> inminente peligro, logró rechazar a Padilla que asaltó<br />

Chuquisaca con inaudito arrojo. La Hera estuvo en Vilcapugyu,<br />

don<strong>de</strong> murió su hermano don Felipe, y en Ayuhuma y Viluma se<br />

distinguió entre los más valientes. Combatió a lacio <strong>de</strong> La Serna en la<br />

campaña que éste llevó a las provincias argentinas contra el intrépido<br />

Guemes En la mañana <strong>de</strong>l 12 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1817, <strong>de</strong>rrotó al caudillo<br />

Araoz <strong>de</strong> la Madrid que sorpresivamente asaltó Chuquisaca y el 14<br />

18


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

<strong>de</strong> junio <strong>de</strong>l propio año, <strong>de</strong>strozó completamente las fuerzas <strong>de</strong> ese<br />

renombrado caudillo en Sopachui. El 19 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1817 <strong>de</strong>rrotó en<br />

la batalla <strong>de</strong> “Las Garzas” a los caudillos Esteban Fernán<strong>de</strong>z y<br />

Agustín Ravelo, sucesores <strong>de</strong>l coronel Padilla en el mando <strong>de</strong> las<br />

guerrillas <strong>de</strong>l partido <strong>de</strong> Tomina y La Laguna. Por sus méritos y<br />

competencia fué más <strong>de</strong> una vez interinamente, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la real<br />

audiencia <strong>de</strong> Charcas y últimamente el virrey La Serna le confió la<br />

presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Potosí. Herido en La Lava, regresó a<br />

España su patria <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Ayacucho.<br />

—————————<br />

Empezaron las hostilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Olañeta por <strong>de</strong>tener un<br />

contingente <strong>de</strong> 200 reclutas que marchaban con <strong>de</strong>stino al ejército<br />

<strong>de</strong>l norte; interceptó la correspon<strong>de</strong>ncia, or<strong>de</strong>nando a<strong>de</strong>más que se<br />

pongan a su disposición todos los dineros que <strong>de</strong>bían ingresar en las<br />

arcas fiscales.<br />

Como profesaba marcada inquina al mariscal <strong>de</strong> campo don<br />

Rafael Maroto, que entonces <strong>de</strong>sempeñaba el cargo <strong>de</strong> presi<strong>de</strong>nte<br />

<strong>de</strong> la vecina, provincia <strong>de</strong> Charcas, propuso al general La Hera<br />

marchase a Chuquisaca y atropellando con la fuerza a Maroto lo<br />

<strong>de</strong>stituyese <strong>de</strong> su gobierno. La Hera que comprendió el criminoso<br />

intento <strong>de</strong> Olañeta, se negó a <strong>de</strong>sempeñar esa comisión, quedando<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese momento, malquistados ambos generales, por que<br />

Olañeta recibió Como una injuria la enérgica negativa <strong>de</strong> ese<br />

arrogante jefe.<br />

Indignado el general La Serna con la incorrecta conducta <strong>de</strong>l<br />

general <strong>de</strong> vanguardia, or<strong>de</strong>nó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Cuzco; don<strong>de</strong> ala sazón se<br />

encontraba, que: “el regimiento “Unión” quedase en Potosí, bajo las<br />

ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l comandante general y gobernador <strong>de</strong> esa provincia: que<br />

el 2º batallón <strong>de</strong>l regimiento <strong>de</strong> Fernando VII”, con el escuadrón<br />

“Voluntarios <strong>de</strong> Tarija”, pasasen a Cochabamba: que dos<br />

escuadrones <strong>de</strong> “Dragones Americanos”, se sitúen en el pueblo <strong>de</strong><br />

Paria y qué el general Olañeta con el batallón “Chichas” y los<br />

escuadrones “Constitución”, se sitúe en la villa <strong>de</strong> Tapiza; con or<strong>de</strong>n<br />

expresa y terminante <strong>de</strong> no intentar expedición alguna contra las<br />

provincias <strong>de</strong> abajo, porque en Salta se encontraban conferenciando<br />

el brigadier don Baldomero Espartero, por parte <strong>de</strong>l virrey, y el<br />

general Las Heras por el gobierno <strong>de</strong> Buenos Aires.<br />

Al mismo tiempo que daba el virrey estas ór<strong>de</strong>nes al general<br />

Olañeta, mandaba prevenciones directas, tanto a los comandantes<br />

19


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

generales como a los jefes <strong>de</strong> cuerpo, para que sus disposiciones<br />

fueran estrictamente cumplidas. En esta virtud el general La Hera<br />

dispuso que el 12 <strong>de</strong> enero (1824), marchen los “Dragones<br />

Americanos”, mandados por el teniente coronel Rufino Valle y el<br />

batallón “Fernando VII”, a ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> su coronel Juan López Cobos,<br />

a situarse a los lugares señalados por el virrey.<br />

Con anticipación había colocado Olañeta en esos cuerpos<br />

oficiales y clases adictas a su persona y cuando le comunicaron la<br />

or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l general. La Hera, dispuso que esa marcha no se verificase,<br />

mandando la separación <strong>de</strong>l teniente coronel López Cobos <strong>de</strong>l<br />

cuerpo indicado, e interpeló a Valle diciéndole: ¿A quién obe<strong>de</strong>ce<br />

usted, a mí o al virrey? ¡Al virrey, mi general, repuso Valle y Olañeta<br />

lo mandó arrestar.<br />

Al ver estos atropellos, La Hera se encerró en la Moneda, con la<br />

corta guarnición allí existente hizo atrincherar el edificio y esperó en<br />

él.<br />

Olañeta furioso resolvió atacarlo, verificándolo inmediatamente.<br />

El asalto llevado a cabo por los batallones “Unión” y “Chichas”,<br />

mandados respectivamente por sus comandantes Coronel José<br />

María Val<strong>de</strong>z y teniente coronel Carlos Medinaceli, fué recio y<br />

vigoroso; auxiliados por la artillería, que abrió brecha en la trinchera.<br />

Después <strong>de</strong> porfiada e inútil resistencia el general La Hera tuvo que<br />

capitular, como si fuera un general enemigo y no un hele que sirve a<br />

la misma causa que el agresor; en la capitulación se estipuló: que La<br />

Hera podía retirarse a Oruro, llevando los soldados <strong>de</strong> la guarnición,<br />

con las armas y municiones correspondientes, con más 10,000 pesos<br />

en metálico y 100 mulas para conducir su impedimenta.<br />

En el ataque perdió La Hera mucha gente; su competidor tuvo<br />

una sola baja, lo que prueba la saña <strong>de</strong> los asaltantes con los<br />

vencidos.<br />

Esta fué la señal <strong>de</strong> la guerra civil que iba a <strong>de</strong>strozar las<br />

provincias altoperuanas y al mismo tiempo a contribuir a la pérdida<br />

<strong>de</strong> la soberanía <strong>de</strong> los monarcas castellanos en el imperio <strong>de</strong> los<br />

“Hijos <strong>de</strong>l Sol”.<br />

—————————<br />

General en jefe <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l sud era entonces el mariscal<br />

<strong>de</strong> campo don Jerónimo Val<strong>de</strong>z y tenía su cuartel general en<br />

Arequipa, con parte <strong>de</strong> su ejército, estando el resto en cantones en<br />

20


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

los pueblos inmediatos. A este ejército pertenecía la división <strong>de</strong><br />

vanguardia comandada por el general don Pedro Antonio <strong>de</strong> Olañeta.<br />

Era el general Val<strong>de</strong>z un entendido y valiente militar. Nacido en<br />

Asturias en el pueblo ce Villaraín, sus padres lo <strong>de</strong>stinaron a la<br />

iglesia y estudió el latín en el seminario <strong>de</strong> Lugo, pasando a estudiar<br />

los cánones en la universidad <strong>de</strong> Oviedo. En 1808 empezó la guerra<br />

<strong>de</strong> España con Napoleón y nuestro seminarista se alistó en un<br />

regimiento compuesto <strong>de</strong> universitarios, que lo hicieron capitán.<br />

Empezó su carrera a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l general Ballesteros, asistió a la<br />

batalla <strong>de</strong> Espinoza <strong>de</strong> los Monteros, y en 1815 peleó con singular<br />

<strong>de</strong>nuedo en las batallas <strong>de</strong> Ronquillo, Aracena, Cantargallo, Medina<br />

<strong>de</strong>l Campo y Tormes, <strong>de</strong>mostrando especiales dotes militares y una<br />

bravura a todo prueba, tanto que en la gran batalla <strong>de</strong> Albuera, fué<br />

por segunda vez <strong>de</strong>clarado “benemérito a la patria” y ascendido a<br />

teniente coronel. Estuvo en el sitio <strong>de</strong> Tarija, y contribuyó a la <strong>de</strong>rrota<br />

<strong>de</strong>l general Rognan. Fué uño <strong>de</strong> los pocos jefes españoles que se<br />

negó a doblegarse al po<strong>de</strong>r omnímodo <strong>de</strong>l general inglés lord<br />

Wellington, razón por la que fué postergado en su carrera. Terminada<br />

la guerra fué Val<strong>de</strong>z <strong>de</strong>stinado ni ejército real <strong>de</strong>l Perú como segundo<br />

ayudante genera general <strong>de</strong>l estado mayor <strong>de</strong>l general don José <strong>de</strong><br />

La Serna, con quien arribó al puerto <strong>de</strong> Arica el 18 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1816.<br />

El general Val<strong>de</strong>z fué una <strong>de</strong> esas figuras notables <strong>de</strong>l ejército<br />

español; vino al Perú estando con<strong>de</strong> córralo con las cruces <strong>de</strong> “Los<br />

Monteros <strong>de</strong> Espinoza”, “Alva <strong>de</strong> Tormes”, “AIbuera”, “Chiclana”,<br />

“Tarija” y la “Chicana <strong>de</strong> Carlos III”; en América ascendió a brigadier,<br />

mariscal <strong>de</strong> campo, general y teniente general; a<strong>de</strong>más fué hecho<br />

“Con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Torata” y “Con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Villaraín”, para si y para sus<br />

<strong>de</strong>scendientes, esclareciendo más el nombre <strong>de</strong> su ilustre familia.<br />

“Val<strong>de</strong>z era sobrio y activo como una ardilla, <strong>de</strong>scuidado en el<br />

vestir, tanto que generalmente sus amigos te mandaban hacer ropa,<br />

para que pudiera reemplazar la que ya era absolutamente inútil. El<br />

uniforme que vestía en la batalla <strong>de</strong> Ayacucho se lo regalaron los<br />

soldados el año anterior. Era <strong>de</strong> pequeña estatura, <strong>de</strong>lgado, un poco<br />

inclinado a<strong>de</strong>lante, tenía un sombrero <strong>de</strong> ala ancha <strong>de</strong> pelo <strong>de</strong><br />

vicuña, levita cenicienta y botines altos <strong>de</strong> pelo. Eran sus ojos<br />

chispeantes y animados, su rostro tostado por la intemperie y era<br />

muy insinuante y locuaz. Nunca se servían en su mesa otros<br />

manjares que sus raciones; dormíase sobre uno o dos ponchos al<br />

aire libre y siempre a la cabeza <strong>de</strong> su división cuando iba en marcha,<br />

21


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

y por esta razón sus soldados <strong>de</strong>cían: El tío está siempre en su<br />

casa”. 4<br />

“Desplegaba Val<strong>de</strong>z en su palacio toda la actividad oficinesca<br />

que la previa organización <strong>de</strong> la Campaña en lo militar, en lo<br />

administrativo, y en lo sanitario requería. Adiestrado en la guerra <strong>de</strong><br />

América no ignoraba lo que temía entre manos. Era hombre<br />

mo<strong>de</strong>stísimo, afable, <strong>de</strong> “bastante edad, espíritu fuerte, cuerpo flaco<br />

y mísero vestido <strong>de</strong> paisano habría pasado por un clérigo; <strong>de</strong><br />

uniforme representaba la persona <strong>de</strong> un honrado capellán. Al llegar a<br />

Victoria con su nombramiento <strong>de</strong> general en jefe <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l<br />

norte, no llevaba séquito ni escolta; no llevaba equipaje ni dinero, ni<br />

aun siquiera sombrero militar; a tal punto llegaba el menosprecio <strong>de</strong><br />

toda ostentación y boato <strong>de</strong> su propia persona. Comía lo que querían<br />

darle, aceptaba <strong>de</strong> los generales a sus ór<strong>de</strong>nes prendas <strong>de</strong> vestir y<br />

tenía su administración en manos <strong>de</strong> su fiel asistente y al propio<br />

tiempo sabía infundir a todo el mundo respeto; los soldados lo<br />

querían, los jefes lo veneraban. Era el buen padre <strong>de</strong> su ejército. 5<br />

Tal era el jefe <strong>de</strong>stinado contra las fuerzas <strong>de</strong>l general, Olañeta,<br />

que sin más trámites resolvió apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong><br />

Chuquisaca, capital <strong>de</strong>l alto Perú, resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la real Audiencia <strong>de</strong><br />

Charcas, y se<strong>de</strong> <strong>de</strong>l arzobispado <strong>de</strong> La Plata.<br />

Indignado La Serna al tener noticia <strong>de</strong> lo acontecido en Potosí y<br />

<strong>de</strong>seando cortar <strong>de</strong> raíz estos <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes, dirigió al general Olañeta<br />

un oficio que entre otras cosas <strong>de</strong>cía:<br />

“Deseo saber cuales son las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> V. S. pues no “puedo<br />

imaginar sea lo que vulgarmente se dice y <strong>de</strong>nota el procedimiento<br />

<strong>de</strong> V. S. <strong>de</strong> haber hecho salir <strong>de</strong> esa villa al general La Hera,<br />

nombrado por mí jefe político, con otros inci<strong>de</strong>ntes que hacen inferir<br />

que V. S. no obe<strong>de</strong>ce mis ór<strong>de</strong>nes. Así se hace preciso que diga a V.<br />

S. si reconoce o no mi legítima autoridad superior en estos países;<br />

pues aunque repito que no puedo persuadirme <strong>de</strong> que V. S. quiera<br />

echar un borrón sobre su persona, su mujer e hijos, como el rebel<strong>de</strong><br />

perturbador <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n público; la ocurrencia habida en Potosí que V.<br />

S. <strong>de</strong>bió evitar y dar parte, exige cierta explicación <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> V. S.<br />

para que este gobierno superior haga notoria al Perú y a todo el<br />

universo, la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> V. S. al rey <strong>de</strong> la nación, o su traición. En<br />

consecuencia, pues, y hasta que se esclarezcan las causas <strong>de</strong> lo<br />

ocurrido entre V. S. y el “.general La Hera, <strong>de</strong>termino: que el batallón<br />

4 Memorias <strong>de</strong>l General Miller. - Tomo II. Página 183.<br />

5 Benito Pérez Galdos. - Episodios <strong>Nacionales</strong>. - Tercera serie. Zumalacarregui.<br />

22


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

<strong>de</strong> “La Unión” pase <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego a Sicasica, para cubrir aquel punto<br />

interesante y que Lanza no interrumpa las comunicaciones y giro <strong>de</strong><br />

particulares; que en la villa que<strong>de</strong> <strong>de</strong> guarnición el batallón “Chichas”<br />

y <strong>de</strong> comandante militar el teniente coronel Medinaceli, y con el<br />

comando político, el alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> primer voto, cumpliéndose en lo<br />

<strong>de</strong>más mis ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> 10 <strong>de</strong> enero; y <strong>de</strong>biendo V. S. presentarse en<br />

esta capital, así como La Hera, para que formándose las<br />

informaciones correspondientes, pueda esta superioridad hacer<br />

justicia a quien la tenga, pues un asunto tan escandaloso y<br />

perjudicial al or<strong>de</strong>n público, no pue<strong>de</strong> quedar sin este requisito que la<br />

ley previene. El mando <strong>de</strong> las tropas situadas en Chichas lo<br />

entregará V. S. al coronel Marquiegui y no habiendo recelo por ahora<br />

<strong>de</strong> las provincias da abajo, no hay necesidad <strong>de</strong> más tropas. Por el<br />

conducto <strong>de</strong> este espero que V. S. me conteste sencilla y<br />

claramente, pues <strong>de</strong> cuantos perjuicios y males puedan resultar, por<br />

no proce<strong>de</strong>r V. S. como las leyes <strong>de</strong> la razón y la tranquilidad pública<br />

exigen, será responsable ante Dios, a la nación, y al rey. Dios guar<strong>de</strong><br />

a V. S. La Serna”. 6<br />

El general Olañeta lejos <strong>de</strong> acatar las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l virrey, se<br />

apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> las provincias y expulsó <strong>de</strong> la <strong>de</strong> Potosí al<br />

general La Hera y titulándose: “Capitán General <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong>l<br />

río <strong>de</strong> La Plata y Superinten<strong>de</strong>nte ele la real hacienda, correos, etc.,<br />

etc., promovió a tenientes coroneles, mayores <strong>de</strong> caballería y otros<br />

grados, a muchos militares y entre estos a don Felipe Marquiegui y<br />

don Benito Masías sus cuñados; nombró gobernador y presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />

la real audiencia <strong>de</strong> Charcas al coronel don Guillermo Marquiegui,<br />

gobernador <strong>de</strong> Tarija a su hermano el coronel don Gaspar Olañeta y<br />

eligió <strong>de</strong> su secretario privado a su sobrino Casimiro Olañeta, uno <strong>de</strong><br />

los <strong>de</strong>magogos <strong>de</strong> más fama y que tenía sobrado ascendiente en el<br />

general, quien en seguida dirigió esta proclama a los pueblos <strong>de</strong>l<br />

Perú”:<br />

ii “VIVA LA RELIGION!! - OS hablo por primera vez y no dudo<br />

que escuchéis mi voz. No acostumbro otro lenguaje que el <strong>de</strong> la<br />

verdad y ésta constituye mi carácter. Consecuente a los principios <strong>de</strong><br />

la religión en que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi infancia he sido educado, y fiel al<br />

soberano por inclinación y por convencimiento, ya no es posible<br />

disimular por más tiempo la escandalosa corrupción en que algunos<br />

novadores quieren sumergirnos. Ellos han <strong>de</strong>rramado todo el veneno<br />

6 Exposición <strong>de</strong> estos sucesos <strong>de</strong>l virrey La Serna al rey <strong>de</strong> España.<br />

23


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

<strong>de</strong> la falsa filosofía que abrigaban, en su corazón; pretendían con él<br />

persuadirnos <strong>de</strong> nuestra propia felicidad, cuando más distantes<br />

estaban <strong>de</strong> procurarla. Vosotros habéis resistido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego sus<br />

asechanzas; más no han faltado algunos que renunciando sus<br />

primeros principios, han adoptado las perniciosas máximas <strong>de</strong> sus<br />

impíos maestros: han conseguido así triunfar <strong>de</strong> su imbecilidad y la<br />

seducción ha causado estragos amargos. Vosotros sois testigos <strong>de</strong><br />

ello y lamentáis conmigo esta <strong>de</strong>sgracia sin haber podido precaverla.<br />

La religión y el rey, objetos los más: sagrados, han sido profanados<br />

con <strong>de</strong>s vergüenza en concurrencias públicas, aun por las más viles<br />

personas. Se ha hecho alar<strong>de</strong> ele <strong>de</strong>spreciarlos y la tolerancia y<br />

disimulo <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s había afianzado la iniquidad <strong>de</strong> este<br />

horrendo crimen. No me <strong>de</strong>tengo en acusar él vilipendio a que están<br />

con<strong>de</strong>nados los templos y el sacerdocio por no ruborizar con este<br />

recuerdo a unos pueblos católicos que han sido espectadores muslos<br />

<strong>de</strong>l más sacrílego fanatismo, <strong>de</strong>duciéndose en conclusión que la<br />

impiedad un <strong>de</strong>senfrenado libertinaje el odio al rey, la <strong>de</strong>presión, el<br />

total trastorno <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n y la más torpe arbitrariedad eran los<br />

caracteres <strong>de</strong> su <strong>de</strong>cantado liberalismo. Por fortuna han<br />

<strong>de</strong>saparecido en esta villa los más <strong>de</strong>cididos partidarios <strong>de</strong> este<br />

sistema <strong>de</strong>structor <strong>de</strong> la moral cristiana, <strong>de</strong> nuestras costumbres, y<br />

<strong>de</strong> la futura felicidad <strong>de</strong> los pueblos: van cargados <strong>de</strong> confusión y<br />

oprobio y sus inmundas plantas no volverán a manchar este suelo.<br />

“¡¡PERUANOS!!: - Tamaño favor lo <strong>de</strong>béis a la Provi<strong>de</strong>ncia, que<br />

siempre vuela en vuestro socorro, y quiso poneros a la sombra <strong>de</strong> la<br />

división <strong>de</strong> mi mando, antes <strong>de</strong> que fuese disminuida y <strong>de</strong>struida por<br />

la facción <strong>de</strong> jefes conspirados contra su existencia y la mía: cuales<br />

hayan sido sus aspiraciones bien podéis calcularlo. Mis soldados y<br />

yo trabajaremos con heroico entusiasmo por la religión, el rey y los<br />

<strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> la nación española a que tenemos el honor <strong>de</strong><br />

pertenecer. Esta ha sido nuestra divisa y estos los únicos fines a que<br />

se dirigen mis conatos. Para conseguirlos con todas las ventajas<br />

posibles no exijo <strong>de</strong> vosotros sacrificio alguno. La uniformidad <strong>de</strong><br />

vuestros sentimientos con los míos, son los únicos auxilios que<br />

necesito. Sí me los prestáis sometiendo ciega y generosamente<br />

vuestra obediencia a las legítimas autorida<strong>de</strong>s, habremos triunfado;<br />

seréis felices, tendréis gloria <strong>de</strong> cimentar la verda<strong>de</strong>ra felicidad <strong>de</strong>l<br />

Perú y nos quedará la inmortal satisfacción <strong>de</strong> haber llenado los<br />

<strong>de</strong>beres que nos inspira Dios, el rey y la sociedad. Cuartel general <strong>de</strong><br />

Potosí, febrero 4 <strong>de</strong> 1824 - Pedro Antonio <strong>de</strong> Olañeta”.<br />

24


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

Como se compren<strong>de</strong>, esta célebre proclama es la revolución<br />

encubierta: si Olañeta <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> buena té lo que <strong>de</strong>cía, los <strong>de</strong>l círculo<br />

que lo ro<strong>de</strong>aba pensaban <strong>de</strong> muy distinta manera. Se aproximaba el<br />

momento <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l Perú y Olañeta era uno <strong>de</strong> esos<br />

instrumentos que sirven para verificar los gran<strong>de</strong>s acontecimientos<br />

que se iban preparando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1809.<br />

Algunos días <strong>de</strong>spués el general Olañeta dirigió, en estos<br />

términos, otra proclama al ejército real <strong>de</strong>l Perú:<br />

A LOS SOLDADOS DEL EJERCITO CONSTITUCIONALISTA:<br />

¡Soldados! Sois mis compañeros antiguos y todos juntos hemos<br />

llenado <strong>de</strong> glorias la nación española: esta cara patria ya ve a<br />

nuestro augusto monarca en el trono <strong>de</strong> sus mayores, disfruta <strong>de</strong> su<br />

paternal beneficencia y en breve serán premiados los bravos que en<br />

esta parte <strong>de</strong> la monarquía, han obrado prodigios <strong>de</strong> valor en sostén<br />

<strong>de</strong> sus imprescriptibles <strong>de</strong>rechos. Yo he proclamado su causa y la <strong>de</strong><br />

la religión; tampoco he omitido los medios <strong>de</strong> unión y paz: si sordos<br />

vuestros jefes quieren sostener ese papel titulado “Constitución”,<br />

estad seguros que mis tropas en su fi<strong>de</strong>lidad, han resuelto morir, y<br />

espero que vosotros no manchéis vuestras manos con la sangre <strong>de</strong><br />

amigos. Llevemos nuestros esfuerzos a las huestes enemigas y<br />

aquel ellas tiemblen como siempre, viéndonos unidos bajo unas<br />

mismas ban<strong>de</strong>ras. ¡Soldados! No temáis a las tropas realistas, cuyo<br />

objeto es el bien <strong>de</strong> la nación! Vuestros compañeros os aguardan<br />

con los brazos abiertos: estrecháos en ellos, seamos felices. El<br />

templo <strong>de</strong> la gloria está abierto y el premio os espera para coronar<br />

vuestros heroicos sacrificios. Potosí, febrero 27 <strong>de</strong> 1824. Pedro<br />

Antonio <strong>de</strong> Olañeta”.<br />

—————————<br />

Una vez lanzado Olañeta en el camino <strong>de</strong> la rebelión, resolvió<br />

apo<strong>de</strong>rarse en seguida <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> La Plata, <strong>de</strong> la que era<br />

presi<strong>de</strong>nte el brigadier don Rafael Maroto, al que Olañeta tenía una<br />

aversión <strong>de</strong>masiado marcada y cuya separación <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong><br />

Charcas había solicitado repetidas veces <strong>de</strong>l virrey La Serna, quien<br />

<strong>de</strong>satendió las peticiones <strong>de</strong>l general <strong>de</strong> vanguardia y antes<br />

promovió, en nombre <strong>de</strong> S. M. tanto a Maroto como a Olañeta, al<br />

grado <strong>de</strong> mariscal <strong>de</strong> campo, por los servicios prestados por ellos en<br />

el ejército, particularmente en la última campaña contra el general<br />

republicano don Andrés Santa Cruz, en la que Olañeta se distinguió<br />

por su pericia y actividad y también por su triunfo <strong>de</strong> Falsuri contra el<br />

25


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

bravo guerrillero general Miguel Lanza. Pero una vez verificada la<br />

sublevación, el primer acto <strong>de</strong> Olañeta fué <strong>de</strong>stituir a Maroto <strong>de</strong> su<br />

<strong>de</strong>stino, como se ve por la nota que en seguida trascribimos y la que<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> otras cosas dice lo siguiente:<br />

“………. Por lo que toca a la mala fe con que V. S. proce<strong>de</strong> en su<br />

oficio, estaba muy distante <strong>de</strong> satisfacer su curiosidad, dándole una<br />

i<strong>de</strong>a lo sucedido; pues la conducta traidora que ha observado en este<br />

asunto fomentando la anarquía secretamente, lo hace indigno <strong>de</strong><br />

ella. A mas <strong>de</strong> que V. S. está muy impuesto en el por menor <strong>de</strong> las<br />

cosas, por que estaba complotado con La Hera para arruinarme y<br />

hacerme la guerra. Esta no es una proposición aventurada ni<br />

cimentada en fundamentos siniestros que pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>svanecerse;<br />

está comprobada hasta la evi<strong>de</strong>ncia con los documentos originales<br />

que tengo <strong>de</strong> V. S. En esté supuesto <strong>de</strong>socupe esa plaza a virtud <strong>de</strong><br />

estar nombrado para su gobierno el señor coronel don Guillermo<br />

Marquiegni, tomando V. S. el partido que le acomo<strong>de</strong>, en la<br />

inteligencia que si mis tropas se encaminan a posesionarse <strong>de</strong> ella y<br />

si V. S., es aprehendido será tratado con todo el rigor a que se ha<br />

hecho acreedor por su conducta falsa y fementida…… Dios guar<strong>de</strong> a<br />

V. S. muchos años. Potosí, 29 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1824. Pedro Antonio <strong>de</strong><br />

Olañeta. - Al Señor Mariscal <strong>de</strong> campo don Rafael Maroto”.<br />

—————————<br />

Por el tenor <strong>de</strong> este oficio tan duro y <strong>de</strong>scortés, se compren<strong>de</strong> el<br />

odio <strong>de</strong> Olañeta a Maroto, odio que estalló en Potosí <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

victoria <strong>de</strong> San Roque, que en los suburbios <strong>de</strong> la imperial Villa,<br />

obtuso el entonces brigadier Maroto contra el patriota Hoyos (don<br />

Casimiro) el 12 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1822, odio que fué creciendo y se<br />

compren<strong>de</strong>rá el <strong>de</strong>seo que tenía Olañeta <strong>de</strong> castigar a Maroto, que<br />

alebronado veía <strong>de</strong>sarrollarse estos sucesos, encastillado en su<br />

gobierno <strong>de</strong> Chuquisaca.<br />

—————————<br />

El mariscal <strong>de</strong> campo don Rafael Maroto era español; había<br />

hecho la guerra <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en su país, distinguiéndose en<br />

el sitio <strong>de</strong> Zaragoza a ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Palafox. Terminada esa guerra<br />

pasó al Perú, comandando el renombrado regimiento “Talavera”, que<br />

había sobresalido en la campaña <strong>de</strong> la península. Maroto ascendió<br />

en América a brigadier, sirvió primero en Chile, don<strong>de</strong> fué <strong>de</strong>rrotado<br />

26


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

en Chacabuco por el general San Martín; <strong>de</strong>sempeñó importantes<br />

puestos militares, llegando al may honroso <strong>de</strong> presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la<br />

provincia <strong>de</strong> Charcas.<br />

Mala fama tenía Maroto; se le tachaba <strong>de</strong> sanguinario, cruel y<br />

avaro; no carecía <strong>de</strong> valor personal y era notable como organizador<br />

<strong>de</strong> tropas; a pesar <strong>de</strong> que el “Talavera”, cuerpo educado por él se<br />

distinguió por su bravura, indisciplina, cruelda<strong>de</strong>s, y extraordinario<br />

arrojo en los combates. Este cuerpo formado <strong>de</strong> los presidiarios<br />

sacados <strong>de</strong> los panópticos <strong>de</strong> la península, llegó a ser en Chile y el<br />

Perú el azote <strong>de</strong> las pacíficas al<strong>de</strong>as y el terror <strong>de</strong> las campañas por<br />

su rapacidad y exacciones. El nombre <strong>de</strong> esta tan abominable<br />

patulea era el terror <strong>de</strong> todos y su fama ha llegado hasta nosotros.<br />

Maroto en Chuquisaca hizo horrores; dando una batida en la<br />

campaña con el pretexto <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir a los guerrilleros, asoló, saqueó<br />

y <strong>de</strong>golló a los inofensivos y pacíficos moradores <strong>de</strong> ella, regresando<br />

a la ciudad <strong>de</strong> La Plata con las cabezas <strong>de</strong> los infelices campesinos<br />

clavadas en las bayonetas <strong>de</strong> sus soldados. Maroto era déspota y<br />

altanero; tenía muy pocas relaciones en el vecindario y sólo se le<br />

veía alternar con todos en las riñas <strong>de</strong> gallos, juego por el que tenía<br />

particular predilección. Maroto llegó a ser una notable figura histórica<br />

en su país, don<strong>de</strong> regresó <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> Junín. Afiliado en<br />

el partido absolutista cuando estalló en España la guerra entre<br />

cristinos y carlistas; en 1838 mereció la confianza <strong>de</strong>l pretendiente<br />

don Carlos <strong>de</strong> Borbón, llegando a mandar en jefe los ejércitos <strong>de</strong>l<br />

absolutismo. Vencido repetidas veces por él general don Baldomero<br />

Espartero, ya “Duque <strong>de</strong> la Victoria” y su compañero <strong>de</strong> aricas <strong>de</strong>l<br />

Alto Perú, hizo con él el célebre pacto conocido con el nombre <strong>de</strong><br />

convenio <strong>de</strong> Vergara, tan comentado en la historia española, con el<br />

que terminó la guerra civil y triunfó el partido liberal <strong>de</strong>l conservador,<br />

afianzando el trono <strong>de</strong> Isabel II. Este pacto le valió a Maroto el odio<br />

<strong>de</strong> los carlistas y el menosprecio <strong>de</strong> los liberales, que a pesar <strong>de</strong> que<br />

fueron favorecidos por el pacto, calificaron a su autor <strong>de</strong> traidor a su<br />

causa. Maroto odiado y mal visto por todos, regresó a América, se<br />

estableció en Valparaíso y murió allí en 1847.<br />

—————————<br />

El martes <strong>de</strong> carnaval <strong>de</strong>l año 1824, caía la lluvia a torrentes<br />

sobre la ciudad <strong>de</strong> Chuquisaca. A pesar <strong>de</strong>l chubasco el entusiasmo<br />

era gran<strong>de</strong>; los cascarones y polvos <strong>de</strong> colores se arojaban en<br />

abundancia <strong>de</strong> los balcones en medio <strong>de</strong> una <strong>de</strong>sbordante Alegría<br />

27


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

que se aumentaba por momentos los oficiales <strong>de</strong> los cuerpos <strong>de</strong>l<br />

ejército que guarnecían la capital altoperuana mezclados con los<br />

bulliciosos y alegres estudiantes y vecinos compartían el buen humor<br />

<strong>de</strong> éstos, con el estrépito con que se acostumbra festejar al diós<br />

Momo. El presi<strong>de</strong>nte Maroto encerrado en su casa contemplaba<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí la fiesta popular, cuando un chasqui le trajo la tremebunda<br />

noticia <strong>de</strong> los sucesos <strong>de</strong> Potosí, anunciándole que Olañeta <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> La Hera, tomó, con una fuerte división el camino a la<br />

capital, con propósito <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>rlo y pulverizarlo; pero que<br />

merced a las crecientes <strong>de</strong>l río Pilcomayo, difícil <strong>de</strong> ser va<strong>de</strong>ado en<br />

el mes <strong>de</strong> febrero, quedaba <strong>de</strong>tenido en sus orillas. Maroto se,<br />

alebronó <strong>de</strong> tal manera que hizo tocar llamada y generala en los<br />

cuarteles, or<strong>de</strong>nando que sin pérdida <strong>de</strong> tiempo, salga la división con<br />

rumbo al norte, es <strong>de</strong>cir al lado opuesto por don<strong>de</strong> venía su rival.<br />

Formada la división en la plaza, Maroto se puso a la cabeza <strong>de</strong> ella y<br />

emprendió viaje con rumbo a Oruro, no sin haber antes mandado<br />

emisarios al general Olañeta, a fin <strong>de</strong> entretenerlo en su avance. Al<br />

frente <strong>de</strong> esa comisión iba el oidor Campoblanco, gran amigo <strong>de</strong><br />

Maroto, que nada sacó en limpio <strong>de</strong> su cometido, por que Olañeta<br />

llegó a Chuquisaca nueve días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la salida <strong>de</strong> su contendor.<br />

La tropa que iba con Maroto caminaba <strong>de</strong> muy mala gana, va sea<br />

por que <strong>de</strong>jaba la fiesta <strong>de</strong>trás, o por que estaba influenciada por los<br />

numerosos amigos <strong>de</strong>l general disi<strong>de</strong>nte, lo cierto es que empezó a<br />

rezagarse y acabó dispersándose por fracciones. Maroto que iba<br />

<strong>de</strong>lante con lo precipitado <strong>de</strong> su marcha, no lo notó siquiera y cuando<br />

al anochecer llegó al pueblo <strong>de</strong> Moromoro, iba con él solamente un<br />

escuadrón <strong>de</strong> lanceros, <strong>de</strong>l regimiento <strong>de</strong> “La Laguna”, comandado<br />

por el teniente coronel don Francisco López Quiroga, que le servía<br />

<strong>de</strong> escolta.<br />

Al rayar el alba <strong>de</strong>l siguiente día, Maroto ya estaba a caballo,<br />

pero los lanceros <strong>de</strong> su escolta, en lugar <strong>de</strong> acompañarlo, se<br />

regresaron con su jefe a Chuquisaca, en alcance <strong>de</strong>l general<br />

Olañeta, que cuando ingresó en La Plata, supo que Maroto había<br />

llegado a Oruro acompañado sólo <strong>de</strong> su asistente. De allí pasó al<br />

Cuzco, don<strong>de</strong> tenía su cuartel general La Serna, a darle cuenta <strong>de</strong><br />

sus <strong>de</strong>sventuras.<br />

28


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

CAPITULO III.<br />

—————————<br />

EL GENERAL OLAÑETA EN CHUQUISACA.<br />

—————————<br />

El 13 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1824 se notaba extraordinaria<br />

animación en la ciudad <strong>de</strong> La Plata; las calles que se dirigen al<br />

camino <strong>de</strong> Potosí estaban repletas <strong>de</strong> una multitud que llena <strong>de</strong><br />

curiosidad y entusiasmo, esperaba la entrada <strong>de</strong>l general don Pedro<br />

Antonio <strong>de</strong> Olañeta en la capital <strong>de</strong>l alto Perú.<br />

Las campanas <strong>de</strong> las múltiples iglesias repicaban alegremente;<br />

las gentes iban y venían con aquel <strong>de</strong>sasosiego tan propio y<br />

particular <strong>de</strong> estas circunstancias; los empleados <strong>de</strong> todos los ramos<br />

<strong>de</strong> la administración, precedidos por los oidores <strong>de</strong> la real audiencia,<br />

<strong>de</strong> uniforme <strong>de</strong> gala y en sendos jamelgos, marchaban con dirección<br />

al camino <strong>de</strong>l Tejar por don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bía venir don Pedro Antonio.<br />

También los canónigos <strong>de</strong>l coro metropolitano, acompañados <strong>de</strong><br />

muchos curas y frailes <strong>de</strong> las diferentes ór<strong>de</strong>nes religiosas que<br />

bullían en esta capital, caballeros en gordas y lustrosas mulas, iban<br />

al encuentro <strong>de</strong>l vencedor <strong>de</strong> La Hera y Maroto, cuyos nombres eran<br />

escarnecidos por el populacho, al par <strong>de</strong> los vítores con que<br />

ensalzaban el nombre <strong>de</strong>l audaz disi<strong>de</strong>nte.<br />

Los balcones <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong> San Pedro, (hoy Bustillo) adornados<br />

con lujosas colgaduras y llenos <strong>de</strong> elegantes damas, parecían<br />

enormes maceteros conteniendo tan bellas y <strong>de</strong>licadas flores, las que<br />

esperaban al general y sus valerosos soldados, para llenarlos <strong>de</strong><br />

guirnaldas y perfumes.<br />

Los artesanos colgaban <strong>de</strong> uno a otro balcón enormes arcos,<br />

probablemente triunfales, llenos <strong>de</strong> piezas <strong>de</strong> plata labrada y al<br />

centro <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> ellos se veían los retratos <strong>de</strong> Goyeneche,<br />

García Pizarro, Pezuela, Tristán. Abascal y otros generales y virreyes<br />

<strong>de</strong> renombre y fama. También colgados juntos a éstos estaban los<br />

retratos <strong>de</strong> los arzobispos Moxó, San Alberto, Zerván <strong>de</strong> la<br />

Zerezuela, Cusipo y Auñón y otros prelados <strong>de</strong> prez y nombradía, así<br />

como no faltaban allí Fernando VII, Carlos III, Godoy y otros<br />

personajes históricos.<br />

29


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

El entusiasmo tenía su fundamento; Maroto era aborrecido por<br />

los chuquisaqueños, los que no podían olvidar sus cruelda<strong>de</strong>s,<br />

<strong>de</strong>spotismo y exacciones. No tenía éste comunicación ninguna con<br />

ellos. Su casa situada en la calle hoy Calvo, que es actualmente<br />

propiedad <strong>de</strong> los here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la señora Juana viuda <strong>de</strong> Ibarnegaray,<br />

sólo era frecuentada por uno u otro empleado, como los doctores<br />

Cañete y Campoblanco, el canónigo Iriarte, el magistral Ureta, y otros<br />

eclesiásticos y algunos frailes <strong>de</strong> los múltiples conventos <strong>de</strong> la<br />

católica Charcas. La persona <strong>de</strong> Maroto era resistida; se le miraba<br />

con prevención, <strong>de</strong> manera que cuando se supo la <strong>de</strong>fección <strong>de</strong><br />

Olañeta y su próximo arribo, el contento fue general.<br />

Al medio día se divisó la comitiva en la calle <strong>de</strong> San Pedro; la<br />

multitud se arremolinaba ansiosa y el griterío y movimiento eran<br />

inexplicables. Al fin se <strong>de</strong>jó ver un grupo <strong>de</strong> jinetes entre los que se<br />

<strong>de</strong>stacaba la arrogante figura <strong>de</strong>l general Olañeta, que cabalgaba un<br />

brioso caballo argentino, que mordía el freno y cabrioleaba<br />

alegremente alborotado con el bullicio <strong>de</strong>l populacho y los marciales<br />

acor<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las bandas militares. Como era el general gran jinete<br />

imponía su apostura y brillo <strong>de</strong> su vistoso uniforme <strong>de</strong> parada: lo<br />

ro<strong>de</strong>aban los próceres <strong>de</strong> La Plata y su estado mayor, compuesto<br />

casi en toda su totalidad <strong>de</strong> jefes y oficiales, americanos. La comitiva<br />

la cerraba el escuadrón <strong>de</strong> lanceros <strong>de</strong> “La Laguna” a cuya cabeza<br />

cabalgaba su coronel don Francisco López <strong>de</strong> Quiroga. Hacía pocos<br />

días que este jefe servía en las filas <strong>de</strong> Maroto y que como todos los<br />

<strong>de</strong> la guarnición <strong>de</strong> Chuquisaca, particularmente los americanos, se<br />

pronunciaron por Olañeta.<br />

Oriundo <strong>de</strong> La Laguna era el coronel don Francisco López <strong>de</strong><br />

Quiroga; su padre el comandante don Benito López, sirvió al rey en<br />

las tropas <strong>de</strong> La Hera y fué <strong>de</strong>rrotado en la célebre acción <strong>de</strong> Tarvita<br />

por el coronel Padilla. Don Francisco, que se hallaba con su padre en<br />

esa memorable jornada, perdió en ella un ojo. Sirvió a Olañeta en<br />

toda esta campaña en la división <strong>de</strong>l general Aguilera y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />

triunfo <strong>de</strong> Ayacucho ingresó en Chuquisaca con el escuadrón <strong>de</strong> La<br />

Laguna y con él se pronunció por la causa <strong>de</strong> la libertad,<br />

proclamándola en la capital <strong>de</strong>l alto Perú. Nombrado gobernador <strong>de</strong><br />

Potosí, allí se encontraba cuando el gran Mariscal <strong>de</strong> Ayacucho fué<br />

herido y aprisionado en el nefando motín Militar <strong>de</strong>l 18 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong><br />

1828. López acudió en socorro <strong>de</strong>l general Sucre; atacó y venció a<br />

los revoltosos en la Recoleta y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su triunfo, cuando se<br />

presentó al Gran Mariscal lo saludó éste diciendo: “Gracias, general<br />

López, sois el libertador <strong>de</strong>l libertador”!<br />

30


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

El general don Francisco López <strong>de</strong> Quiroga, tuvo brillante<br />

actuación en los primeros tiempos <strong>de</strong> la república. Murió en la<br />

fortaleza <strong>de</strong> Oruro, don<strong>de</strong> estaba preso en una <strong>de</strong>, nuestras<br />

contiendas civiles. Se dijo que murió envenenado por enemigos<br />

políticos, López fué suegro <strong>de</strong>l general Agustín Morales, presi<strong>de</strong>nte<br />

<strong>de</strong> la república, y es tronco <strong>de</strong> las distinguidas familias <strong>de</strong> Morales y<br />

La Faye.<br />

En seguida por mita<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>sfilaban los batallones <strong>de</strong>l regimiento<br />

“Unión”, famoso cuerpo <strong>de</strong> infantería, mandado por el renombrado<br />

coronel don José María Val<strong>de</strong>z, alias el Barbarucho, más conocido<br />

con este nombre que con el <strong>de</strong> pila. Era proverbial el arrojo y<br />

<strong>de</strong>nuedo <strong>de</strong> este jefe; ninguno en el ejército real <strong>de</strong>l Perú dio las<br />

pruebas <strong>de</strong> valor y audacia que él. En las campañas <strong>de</strong> Jujuy y Salta<br />

se llenó <strong>de</strong> gloria; él fué ese singular jefe que trepando montañas,<br />

que hasta entonces solo habían cruzado las aves <strong>de</strong>l espacio, en<br />

1821 <strong>de</strong>scendió a las llanuras <strong>de</strong> Jujuy y se introdujo en la ciudad sin<br />

ser sentido por nadie, tal era la disciplina y agilidad <strong>de</strong> sus soldados y<br />

sólo así pudo sorpren<strong>de</strong>r al invicto guerrillero general don Martín<br />

Miguel Guemes, el que tuvo que huir herido <strong>de</strong> muerte, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

esta audaz sorpresa. Val<strong>de</strong>z era español, natural <strong>de</strong> Valencia, al lado<br />

<strong>de</strong> Olañeta ganó todos sus grados militares; siempre al frente <strong>de</strong> sus<br />

bravos chicheños, los que no conocían el miedo, el cansancio, ni las<br />

privaciones, haciendo marchas que hoy parecen fabulosas y que en<br />

ellos eran corrientes, siendo este bizarro cuerpo el nervio principal<br />

<strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l Perú. Las malas lenguas aseguraban que Barba<br />

rucho era socio <strong>de</strong> Olañeta en sus negocios <strong>de</strong> contrabando.<br />

En seguida marchaba el bizarro regimiento “Cazadores <strong>de</strong><br />

Chichas”, mandado por su acreditado jefe el teniente coronel don<br />

Carlos Medinaceli, natural <strong>de</strong> Chichas, quien ganó todos sus grados<br />

en el ejército real. En la guerra <strong>de</strong> guerrillas se hizo notable; venció<br />

en Achilla en 1818 (9 <strong>de</strong> febrero) al caudillo Vicente Martínez, quien<br />

acompañado <strong>de</strong>l renombrado Cuiza, mero<strong>de</strong>aba en ese lugar; tomó<br />

Medinaceli muchos prisioneros y entre éstos a los dos hijos <strong>de</strong> Cuiza.<br />

El 11 <strong>de</strong>l mismo mes volvió a <strong>de</strong>rrotar a Martínez en el cerro <strong>de</strong><br />

Incasiri, y a mediados <strong>de</strong> marzo acabó con los cabecillas Agreda,<br />

Molina y Carrillo en el cerro <strong>de</strong> Toroco, persiguiéndolos hasta el río<br />

<strong>de</strong> Turuchipa. Medinaceli era muy popular entre los chicheños <strong>de</strong>l<br />

ejército y muy querido <strong>de</strong> los jefes y oficiales americanos.<br />

Seguía a ese cuerpo el célebre regimiento “Cazadores”, mandado<br />

por el coronel don Antonio Hevia, que empezó su carrera el año<br />

1815, hallándose en todas las campañas <strong>de</strong>l ejército real y siempre a<br />

31


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Olañeta. Fué este jefe el que permaneció más fiel a su<br />

general, acompañándolo hasta el último momento <strong>de</strong> su vida.<br />

El regimiento <strong>de</strong> caballería “Dragones Americanos” <strong>de</strong>splegaba<br />

en seguida sus escuadrones, regidos por su valiente jefe coronel don<br />

Francisco Ostria. Este se distinguió macho en las campañas que hizo<br />

contra las guerrillas <strong>de</strong> Padilla, Fernán<strong>de</strong>z. Cueto y Ravelo, tanto el<br />

general Tacón como el general La Hera. En asalto <strong>de</strong>l cerro <strong>de</strong><br />

Carretas, don<strong>de</strong> se fortificó el gran guerrillero Padilla, Ostria fué el<br />

primero que coronó la cumbre <strong>de</strong> esa fortificación, llave <strong>de</strong> la<br />

posición <strong>de</strong> los patriotas en esa célebre batalla. En 1818 <strong>de</strong>rrotó y dió<br />

muerte al arrojado caudillo Pru<strong>de</strong>ncio Miranda, en el lugar llamado<br />

Papamaragua, y en muchas otras ocasiones Ostria se dió a conocer<br />

como audaz y entendido militar. Cuando entró Olañeta en la Plata, el<br />

1er. comandante <strong>de</strong> los “Dragones Americanos” era el coronel<br />

Marquiegui; pero como éste fué nombrado presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Audiencia<br />

y provincia <strong>de</strong> Charcas, lo reemplazó su 2º el coronel Ostria en el<br />

comando <strong>de</strong> ese cuerpo.<br />

En seguida <strong>de</strong>sfilaban los “Cazadores montados” bizarro<br />

regimiento, regido por el coronel don Benito Masias, concuñado <strong>de</strong>l<br />

general Olañeta, tenido por valiente y entendido en su arma; en la<br />

que servía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 14. Militó en un principio en la filas <strong>de</strong> los<br />

montoneros patriotas, como simple guerrillero. Tongada prisionero<br />

por los realistas fué enrolado en las lilas <strong>de</strong>l rey don<strong>de</strong> hizo brillante<br />

carrera distinguiéndose entre los jefes americanos.<br />

Cerraba la marcha el escuadrón “Puna”, mandado por el<br />

comandante chicheño don Juan Baspineiro, compañero <strong>de</strong><br />

Medinaceli en sus correcías contra los patriotas. 7<br />

Notables jefes traía en su comitiva el general Olañeta, brillando<br />

entre ellos el coronel don Guillermo Marquiegui, natural <strong>de</strong> Salta, en<br />

quien Olañeta tenía puesta su confianza. Marquiegui como Jefe <strong>de</strong><br />

caballería no tuvo rival; su carrera databa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus campañas<br />

contra los porteños; ya en Viluma mandaba la caballería <strong>de</strong>l ejército<br />

real, contrarrestando y haciendo frente las célebres cargas que<br />

dieron en esa gran batalla, los regimientos patriotas “Grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong><br />

los An<strong>de</strong>s” y los “Dragones <strong>de</strong> Buenos Aires”, mandados los unos por<br />

don Mariano Necochea y don Ramón Rojas y los otros por don<br />

Gregorio Arauz <strong>de</strong> La Madrid, que eran la flor <strong>de</strong> los valientes <strong>de</strong>l<br />

ejército <strong>de</strong> la patria. Marquiegui se distinguió también en las<br />

7 Los que <strong>de</strong>seen pormenores <strong>de</strong> las guerras <strong>de</strong> guerrillas mencionadas, vean<br />

nuestra obra “Batallas <strong>de</strong> la Guerra <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia” La Paz -1913.<br />

32


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

campañas <strong>de</strong> Jujuy y Salta contra Güemes y llevó a<strong>de</strong>lante la<br />

campaña a Nueva Orón, don<strong>de</strong> estuvo a punto <strong>de</strong> fracasar a los<br />

esfuerzos y bravura <strong>de</strong> los gauchos que mandaba Pachi Gorriti. 8<br />

No sólo se distinguía Marquiegui como valiente entendido militar,<br />

sino que sus consejos eran escuchados por la oportunidad <strong>de</strong> ellos.<br />

Sin duda por esta razón, el general Olañeta le confió el alto grado <strong>de</strong><br />

presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la real audiencia <strong>de</strong> Charcas y gobernador <strong>de</strong> esa<br />

vasta e importante provincia. Marquiegui como americano era muy<br />

popular en el ejército real <strong>de</strong>l Perú y en todo el virreinato <strong>de</strong> Lima y<br />

en algunas provincias <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Buenos Aires.<br />

Olañeta cruzó lentamente las calles que conducían a la plaza<br />

principal entre una lluvia <strong>de</strong> flores y perfumes y en Medio <strong>de</strong> una<br />

multitud entusiasta que le aclamaba a porfía. Así llegó a las puertas<br />

<strong>de</strong> la catedral metropolitana, penetro en el templo, en cuya puerta<br />

recibió arrodillado el agua bendita que<strong>de</strong> ofrecía uno <strong>de</strong> los<br />

canónigos <strong>de</strong>l coro. Se cantó solemne te<strong>de</strong>um y el general salió<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> él entre los vítores <strong>de</strong> la multitud.<br />

En su alojamiento lo esperaban distinguidas señoras y caballeros<br />

<strong>de</strong>l vecindario para cumplimentarlo; hubo discursos, salutaciones <strong>de</strong>l<br />

ayuntamiento, gremios y corporaciones y lo ro<strong>de</strong>aron con asiduidad<br />

todos aquellos que tenían fijo el pensamiento en la emancipación <strong>de</strong>l<br />

alto Perú. Americano en su mayor parte era el grupo militar que<br />

ingresó en Chuquisaca con el general Olañeta; en él se distinguían<br />

los Marquiegui, Guillermo y Felipe, Medinaceli, Arraya, Ostria,<br />

Baspineiro, Masias, Ortuño Halcón, Muñoz, Aramburo, Con<strong>de</strong>,<br />

Rodríguez <strong>de</strong>l Villar, Ceballos y otros que servían en los diferentes<br />

cupos citados, como segundos comandantes, los que simpatizando<br />

con los chuquisaqueños les manifestaban la mala voluntad que<br />

sentían hacia los militares españoles venidos últimamente con La<br />

Serna. Todos eran ro<strong>de</strong>ados y halagados por los vecinos <strong>de</strong> La<br />

Plata, los que comprendiendo la necesidad que tenían <strong>de</strong> un<br />

po<strong>de</strong>roso ejército, conquistaban la voluntad <strong>de</strong> éstos para que se<br />

llevase a<strong>de</strong>lante el gran pensamiento lanzado allí el 25 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong><br />

1809.<br />

En la noche hubo gran zarao ofrecido por el ayuntamiento a sus<br />

ilustres huéspe<strong>de</strong>s, don<strong>de</strong> brilló la tradicional cultura y elegancia <strong>de</strong><br />

la docta Chuquisaca.<br />

Al siguiente día fué nombrado presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la real Audiencia y<br />

gobernador <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Charcas, el coronel don Guillermo<br />

8 Historia <strong>de</strong> Belgrano y <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia Argentina. Mitre - Tomo II.<br />

33


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

Marquiegui; el coronel don Gaspar Olañeta, hermano <strong>de</strong>l general,<br />

gobernador <strong>de</strong> Tarija; el general don Francisco Javier Aguilera,<br />

gobernador <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Cochabamba; auditor general <strong>de</strong><br />

guerra el doctor Leandro Usín; oidores <strong>de</strong> la real audiencia los<br />

doctores Manuel María Urcullo, Juan <strong>de</strong> Dios Calvo y Antequera,<br />

Callejo, Cabero, y otros; don Casimiro Olañeta, alma <strong>de</strong> este<br />

complot, ya nombrado secretario privado <strong>de</strong>l general, pasó a Buenos<br />

Aires, en comisión reservada y con encargo <strong>de</strong> comprar armas.<br />

El notable abogado argentino clon Mariano Mancilla, en un<br />

extenso artículo publicado en “La Nación” <strong>de</strong> Buenos Aires, asegura<br />

que el viaje <strong>de</strong>l doctor Olañeta tenía por objeto remitir tina buena<br />

libranza <strong>de</strong> dinero, documentos y cartas, para un señor Arteaga,<br />

confi<strong>de</strong>nte y apo<strong>de</strong>rado en la Península <strong>de</strong>l general Olañeta, con<br />

instrucciones <strong>de</strong> que solicitase el cargo <strong>de</strong> Virrey <strong>de</strong>l Perú para el<br />

citado general. En ese entonces se había organizado en la Argentina<br />

una sociedad <strong>de</strong> jóvenes patriotas, que se <strong>de</strong>nominaban “Los amigos<br />

<strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia”, los que intrigados con el viaje <strong>de</strong> don Casimiro,<br />

se valieron <strong>de</strong> mil tramoyas, por <strong>de</strong>más curiosas, a fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir el<br />

objeto <strong>de</strong> su misión. Al fin en Salta, quedaron dueños<br />

momentáneamente <strong>de</strong> sus papeles, <strong>de</strong> los que tomaron copia e<br />

inventarío prolijo y se ocuparon <strong>de</strong> cruzar los planes <strong>de</strong>l emisario.<br />

Después <strong>de</strong> mucho esperar recibió don Casimiro la respuesta en<br />

Montevi<strong>de</strong>o, pero se cree fué una falsificación hecha por los “Amigos<br />

<strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia”, los que en lugar <strong>de</strong> hacerlo virrey <strong>de</strong> Lima lo<br />

hicieron <strong>de</strong> Buenos Aires, a fin <strong>de</strong> mantener latente la guerra civil <strong>de</strong>l<br />

alto Perú. Los patriotas lograron su propósito, por que divididas las<br />

fuerzas realistas, dieron lugar a que se encuentre en Pasto el ejército<br />

patriota que dió en tierra con el po<strong>de</strong>r español en el Perú.<br />

Mucho tiempo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Ayacucho supo don Casimiro la broma<br />

que le habían jugado y la aplaudió mucho diciendo a sus amigos:<br />

“Esa jugada ha sido la más trascen<strong>de</strong>ntal que me han hecho en mi<br />

vida; a mí, a mi tío, y al rey <strong>de</strong> España”.<br />

Los prisioneros tomados en las campañas <strong>de</strong> Jujuy y Salta, así<br />

como los cogidos a los guerrilleros, que estaban <strong>de</strong>stinados a la isla<br />

dé Estévez, y que con motivo <strong>de</strong> la invasión a Arequipa <strong>de</strong>l ejército<br />

<strong>de</strong>l general Santa Cruz fueron trasladados a Chuquisaca, se<br />

encontraban <strong>de</strong>tenidos en los <strong>de</strong>pósitos <strong>de</strong>l palacio, <strong>de</strong> la audiencia.<br />

El general Olañeta pasó en seguida a verlos, conferenció con ellos y<br />

los puso en libertad, autorizando a los jefes y oficiales que gusten<br />

hacerlo voluntariamente, ingresen en el ejército. Los <strong>de</strong> tropa fueron<br />

repartidos en los cuerpos <strong>de</strong> la división. Con esta medida se aumentó<br />

34


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

el ejército en unos mil hombres y adquirió buenos jefes y excelentes<br />

oficiales, que prestaron importantes servicios en esta guerra.<br />

Después convocó el general a los más notables personajes <strong>de</strong>l<br />

país, entre los que se encontraban oidores, cabildantes, canónigos,<br />

comerciantes, mineros y propietarios y a<strong>de</strong>más artesanos <strong>de</strong> los<br />

distintos gremios. Ante esta reunión hizo presenté el general los<br />

justificativos <strong>de</strong> su conducta. Les hizo conocer que en enero <strong>de</strong> 1823<br />

recibió comunicaciones que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Montevi<strong>de</strong>o le remitía un<br />

respetable personaje <strong>de</strong> esa ciudad. La primera <strong>de</strong> esas<br />

comunicaciones contenía tina or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la regencia <strong>de</strong> la Seo <strong>de</strong><br />

Urgel en la que con fecha <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1822, se le prevenía:<br />

Proclamar al gobierno absoluto <strong>de</strong> S. M. el rey don Fernando VII, tal<br />

como había sido instituido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempo inmemorial, allí mismo se le<br />

indicaba la necesidad <strong>de</strong> hacer la guerra a los constitucionalistas<br />

cuya conducta increpaba y acriminaba la regencia, advirtiéndole que<br />

todos los actos <strong>de</strong> éstos eran nulos y sin valor alguno, por que todo<br />

lo hecho bajo ese régimen, había sido arrancado al soberano a la<br />

fuerza: Que este, prisionero en Bayona <strong>de</strong> Francia, no podía obrar<br />

por sí y <strong>de</strong>legaba todos sus po<strong>de</strong>res a su regencia. El presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />

esa real corporación, en carta particular al general Olañeta, prometía<br />

remitirle en breve los <strong>de</strong>spachos <strong>de</strong> virrey <strong>de</strong> Buenos Aires,<br />

previniéndole que mientras esos <strong>de</strong>spachos llegasen a su po<strong>de</strong>r,<br />

tomase el título <strong>de</strong>: “Capitán General <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong>l río <strong>de</strong> la<br />

Plata”, encomendándole a<strong>de</strong>más el mando <strong>de</strong>l alto Perú así como el<br />

<strong>de</strong> su ejército.<br />

Como henos visto. Olañeta aceptó entusiasta el superior mandato<br />

y se dispuso sigilosamente a cumplirlo así como todas las ór<strong>de</strong>nes<br />

recibidas. También les hizo saber que la regencia que estaba en<br />

Francia, tornó a España en 1823, con un ejército francés mandado<br />

por el duque <strong>de</strong> Angulema a principios <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> abril. Que el<br />

ejército francés había hecho su marcha triunfal hasta Cádiz, llevando<br />

al rey Fernando VII, como a prisionero; que lo <strong>de</strong>clararon inhábil para<br />

reinar en Sevilla y que en esa virtud sé constituyeron regencias en<br />

toda España. En todo esto apocaba Olañeta su insurrección, siendo<br />

a<strong>de</strong>más uno <strong>de</strong> los pretextos <strong>de</strong> que se valió para atacar al general<br />

La Heva en Potosí. Para afirmar y justificar sus propósitos sediciosos<br />

añadía. Que la gaceta <strong>de</strong>l Cuzco, órgano oficial <strong>de</strong>l virrey, que se<br />

titulaba “El Depositario”, vituperaba la conducta <strong>de</strong>l duque <strong>de</strong><br />

Angulema y <strong>de</strong> la Francia toda: Demostraba que no le convenía ya el<br />

régimen colonial, opinando y aconsejándole a La Serna, la formación<br />

<strong>de</strong>l imperio peruano, que <strong>de</strong>bía exten<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Tupiza hasta<br />

35


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

Tumbes, y concluía exclamando: ¡“O La Serna restablece el imperio<br />

peruano o nadie lo preservará <strong>de</strong> infinitos extragos!”, añadiendo en<br />

seguida:”Permita el cielo que logre sus <strong>de</strong>seos, para que militar y<br />

políticamente: digamos: “Nadie ha hecho tanto beneficio al Perú<br />

como el último <strong>de</strong> sus virreyes” En otro número se expresaba así:<br />

¡“Los días se acercan y acaso en el Cuzco se datarán unos actos<br />

que recuer<strong>de</strong>n con gratitud las futuras generaciones!”<br />

También manifestó que sus amigos <strong>de</strong>l Cuzco, partidarios <strong>de</strong>l<br />

absolutismo, le dieron aviso que La Serna trataba <strong>de</strong> revelarse contra<br />

el monarca; proclamando la libertad <strong>de</strong>l Perú; proporcionando así un<br />

asilo seguro a los constitucionalistas <strong>de</strong> la península, perseguidos<br />

por los absolutistas. Añadían estas informaciones, que La Serna<br />

trataba <strong>de</strong> hacer seguir cansa al general Olañeta acusándole<br />

criminalmente como a contrabandista, y suscitando tantas otras<br />

especies que Olañeta estalló como lo hemos referido anteriormente.<br />

Agregó el general: Que el año <strong>de</strong> 1824, (día 23 <strong>de</strong> enero) al llegar<br />

a Potosí, supo que Fernando VII salió <strong>de</strong> Cádiz el 4 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong><br />

1823 y que fué recibido por el duque <strong>de</strong> Angulema en el puerto <strong>de</strong><br />

Santa María; que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que se vió libre el rey; abolió<br />

por completo todos sus actos durante el régimen constitucional,<br />

manifestando que las cosas volvían al mismo estado en que se<br />

encontraban el año <strong>de</strong> 1819, “Por que nunca había sido afecto a<br />

esos sistemas representativos que siempre han conducido a los<br />

pueblos a un espantoso abismo <strong>de</strong> crímenes y <strong>de</strong>sventuras”. Que<br />

todas estas noticias las recibió en una gaceta que bajo cubierta se la<br />

remitieron <strong>de</strong> España, y que todos los <strong>de</strong>cretos en ella insertos<br />

tenían la autorización <strong>de</strong> don Víctor Saenz, ministro <strong>de</strong> estado <strong>de</strong> S.<br />

M. razón por la que procedió a hacer en Potosí lo que hizo con La<br />

Hera y en La Plata con Maroto. Por lo expuesto <strong>de</strong>claró: Que había<br />

resuelto abolir la constitución <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1812 en las provincias <strong>de</strong>l<br />

alto Perú, don<strong>de</strong> solo él era jefe y que así iba a verificarlo.<br />

Al siguiente día <strong>de</strong> estos sucesos, los cuerpos <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l<br />

alto Perú, uniformados <strong>de</strong> gran gala, formaron en la plaza principal<br />

<strong>de</strong> Chuquisaca, mandados por el coronel don Guillermo Marquiegui,<br />

para acompañar el solemne bando por medio <strong>de</strong>l que el general don<br />

Pedro Antonio <strong>de</strong> Olañeta, general en jefe <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l alto<br />

Perú y único gobernador <strong>de</strong> sus provincias, hacía saber a los<br />

estantes y habitantes <strong>de</strong> ellas: “Que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese momento quedaba<br />

abolida la llamada constitución <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1812, proclamada por el<br />

titulado virrey <strong>de</strong>l Perú: Que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese momento solo se reconocía<br />

como rey absoluto <strong>de</strong> España y América; a su magestad el rey don<br />

36


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

Fernando VII, que Dios guar<strong>de</strong>, <strong>de</strong> quien era único representante en<br />

las supradichas provincias <strong>de</strong>l alto Perú, el Exmo. señor General don<br />

Pedro Antonio <strong>de</strong> Olañeta, puesto que habiéndose abolido el nefando<br />

sistema constitucional, todos los nombramientos y actos producidos<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él quedaban completamente nulos, y que siendo el general<br />

don José <strong>de</strong> La Serna nombrado virrey <strong>de</strong>l Perú por acto <strong>de</strong> motín<br />

militar, su nombramiento no tenía valor alguno”.<br />

Así quedó cancelado el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los virreyes <strong>de</strong> Lima en el alto<br />

Perú. Esta medida fué celebrada con fiestas y regocijos populares;<br />

se trasmitió la noticia a las otras provincias y el nombre <strong>de</strong> Olañeta<br />

subió como la espuma; los amigos <strong>de</strong> la causa <strong>de</strong> la monarquía<br />

miraban en él á un traidor, y les a<strong>de</strong>ptos a la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su<br />

patria, comprendían que sólo dividiendo a los secuaces <strong>de</strong>l monarca<br />

español, la libertad iluminaría esta oscura porción <strong>de</strong>l nuevo <strong>de</strong>l<br />

mundo.<br />

—————————<br />

El guante estaba arrojado. Contaba Olañeta con su pericia en la<br />

guerra <strong>de</strong> guerrillas, don<strong>de</strong> sus expertos jefes e infatigables<br />

soldados, tendrían siempre en jaque a los soldados <strong>de</strong> La Serna. Su<br />

plan consistía en no presentarles línea <strong>de</strong> batalla ni aceptar combate;<br />

guerra <strong>de</strong> recursos, guerra <strong>de</strong> talones, presentarse al enemigo<br />

siempre por don<strong>de</strong> no eran esperados; trasmontar cordilleras hacer<br />

marchas inverosímiles, cansarlos, diezmarlos, aburrirlos, fatigarlos<br />

esa era su táctica a fe que consiguió su propósito.<br />

Antes <strong>de</strong> empezar la campaña envió su esposa la señora Josefa<br />

Marquiegui a la ciudad <strong>de</strong> Salta, a fin <strong>de</strong> que estuviera segura en su<br />

país y le <strong>de</strong>jase entera libertad <strong>de</strong> obrar. Comprometió a muchos <strong>de</strong><br />

los que permanecían alejados <strong>de</strong> la política, y se ro<strong>de</strong>ó <strong>de</strong> todo el<br />

elemento adverso al Po<strong>de</strong>r español, que en Chuquisaca se componía<br />

en su mayor parte <strong>de</strong> la juventud que se educaba en los claustros <strong>de</strong><br />

la universidad <strong>de</strong> San Francisco Xavier, juventud que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 25 <strong>de</strong><br />

mayo <strong>de</strong> 1809 mostró su apego A. las i<strong>de</strong>as emancipadoras; y al<br />

pueblo, a ese pueblo que era el que pa<strong>de</strong>cía y que selló con su<br />

sangre el primer grito <strong>de</strong> libertad a ese pueblo sobre el que pesaban<br />

las gabelas y el tributo <strong>de</strong> sangre, a ese pueblo que no <strong>de</strong>bía al<br />

po<strong>de</strong>r colonial mas que ignorancia, atraso y miseria; que nada pedía<br />

y nada esperaba <strong>de</strong> sus opresores, y que fue siempre el primero en<br />

verter su generosa sangre en holocausto a su libertad, <strong>de</strong>idad por él<br />

adorada y que la era completamente <strong>de</strong>sconocida.<br />

37


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

Tuvo una brillante adquisición el general Olañeta con el<br />

pronunciamiento en pro <strong>de</strong> la causa que proclamaba, <strong>de</strong>l general don<br />

Francisco Javier <strong>de</strong> Aguilera, gobernador entonces <strong>de</strong> Santa Cruz <strong>de</strong><br />

la Sierra.<br />

Este era uno <strong>de</strong> los jefes más prestigiosos <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l<br />

Perú. Nació en Santa Cruz <strong>de</strong> padre español y madre indígena; fué<br />

<strong>de</strong>stinado a la iglesia y enviado al colegio seminario <strong>de</strong> Chuquisaca;<br />

fugó <strong>de</strong> él para alistarse en el ejército <strong>de</strong> Goyeneche, que empezaba<br />

la campaña contra el ejército auxiliar <strong>de</strong> Buenos Aires; allí hizo<br />

Aguilera su aprendizaje; ganó sus grados como valiente,<br />

distinguiéndose siempre en primera línea entre los oficiales<br />

americanos que allí servían. De carácter cruel y sanguinario, tuvo<br />

excelentes Maestros en los lemas. Ricafort, Huisi, Ramírez, La vín,<br />

Maroto y otros monstruos que llenaron <strong>de</strong> lágrimas y sangre el suelo<br />

altoperuano; Aguilera llegó a igualarlos y aun a superarlos; era<br />

absolutista fanático, tenía por el rey adoración, y el altar y el trono<br />

eran su <strong>de</strong>lirio; <strong>de</strong> modo que al ver a Olañeta que los proclamaba se<br />

plegó a sus ban<strong>de</strong>ras. Aguilera como soldado era muy notable; tuvo<br />

la fortuna <strong>de</strong> vencer al gran caudillo patriota coronel don Manuel<br />

Ascencio Padilla, al que mató en la batalla <strong>de</strong>l Villar, (14 <strong>de</strong><br />

Septiembre <strong>de</strong> 1816) y mandó asesinar setenta y ocho prisioneros<br />

tomados en esa acción, a palos y a pedradas, bajo <strong>de</strong>l poste don<strong>de</strong><br />

mandó clavar la cabeza <strong>de</strong> Padilla. Igualmente en la terrible batalla<br />

<strong>de</strong>l Pari. (21 <strong>de</strong> noviembre ele 1816) venció y mató al indomable<br />

guerrillero coronel don Ignacio Warnes, hizo <strong>de</strong>gollar a todos los<br />

prisioneros, y continuó la matanza en la ciudad <strong>de</strong> Santa Cruz, don<strong>de</strong><br />

en el espacio <strong>de</strong> tres meses hizo fusilar y ahorcar 914 patriotas.<br />

Aguilera era formidable apoyo para Olañeta quien lo nombró<br />

gobernador <strong>de</strong> Cochabamba.<br />

Su división se componía <strong>de</strong> los cuerpos siguientes.<br />

Batallón <strong>de</strong> Fernando VII. (Los fernandinos) 600 Plazas.<br />

Infantería <strong>de</strong> Santa Cruz. 180 ”<br />

Dragones <strong>de</strong> Santa Cruz. 300 ”<br />

Posteriormente se incorporó a esta división el escuadrón<br />

“Dragones <strong>de</strong> La Laguna” con 300 plazas.<br />

Tales fueron los preliminares <strong>de</strong> esta guerra. Ella fué tramada a la<br />

sombra y los patriotas se regocijaron <strong>de</strong> ver que iban a <strong>de</strong>spedazarse<br />

sus más tremendos verdugos, ayudando <strong>de</strong> este modo el avance <strong>de</strong><br />

las huestes colombianas, que <strong>de</strong>scendiendo <strong>de</strong> las cumbres <strong>de</strong> los<br />

An<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales, llegaron a las orillas <strong>de</strong>l caudaloso Guayas,<br />

llevando a su frente al genio <strong>de</strong> la libertad, al gran BOLIVAR!<br />

38


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

La trama se urdió paciente y lentamente; uno <strong>de</strong> los primeros<br />

personajes <strong>de</strong> esta intriga fué el célebre doctor don Casimiro<br />

Olañeta, quien todos los días azuzaba a su tío el general, a que se<br />

sustrajera <strong>de</strong>l mando <strong>de</strong> La Serna y <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z, lo que al fin<br />

consiguió.<br />

Don Casimiro, como hemos dicho, era secretario privado <strong>de</strong> su<br />

tío, con quien se mostraba como él el absolutista más fanático y el<br />

más sincero creyente; <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l general lo superaba en su amor al<br />

altar y al tronó; él era quien urdía todos los complots y atraía a los<br />

jefes persuadiéndolos con su fácil y elocuente palabra sobre la<br />

necesidad <strong>de</strong> romper con el virrey La Serna y sostener la religión y el<br />

trono con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la autoridad establecida in<strong>de</strong>bidamente<br />

en el Pero por los jefes amotinados el año <strong>de</strong> 1821 en un<br />

campamento militar. A los jefes americanos les hablaba <strong>de</strong> la<br />

necesidad <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pendizarse <strong>de</strong>l dominio peninsular y hacer <strong>de</strong>l Perú<br />

un estado in<strong>de</strong>pendiente y en su correspon<strong>de</strong>ncia particular con el<br />

general Bolívar y que ocultaba <strong>de</strong> todos, le <strong>de</strong>cía: “Hay que dividirlos,<br />

por que es necesario que el germen <strong>de</strong> la discordia sea productivo.”<br />

—————————<br />

CAPITULO IV<br />

—————————<br />

CONVENIO DE TARAPAYA<br />

Después <strong>de</strong> verificar todos sus arreglos en Chuquisaca el general<br />

Olañeta regresó a Potosí, centro <strong>de</strong> sus operaciones militares,<br />

llevando consigo en calidad <strong>de</strong> asesor al doctor José María Urcullo.<br />

También regresaron con él los cuerpos <strong>de</strong> su ejército, y en La Plata<br />

<strong>de</strong>jó una guarnición, haciendo jefe militar <strong>de</strong> ella al coronel Goiburu.<br />

Los fernandinos y el regimiento <strong>de</strong> “La Laguna”, pasaron a la<br />

frontera <strong>de</strong> Tomina a engrosar la división <strong>de</strong>l general Aguilera, pie<br />

<strong>de</strong>bía con su fuerza ocupar el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> Cochabamba, don<strong>de</strong><br />

estaba <strong>de</strong> gobernador el brigadier Somocurcio, que fué ahuyentado<br />

por el mencionado jefe. 9<br />

9 Manuel Sánchez <strong>de</strong> Velasco - Memorias para la historia <strong>de</strong> <strong>Bolivia</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año <strong>de</strong><br />

1808 - Existen inéditas en la Sociedad Geográfica Sucre.<br />

39


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

El momento en que se <strong>de</strong>sarrollaban estos acontecimientos era<br />

verda<strong>de</strong>ramente histórico. Iba a jugarse por las armas una <strong>de</strong> las<br />

joyas más preciadas <strong>de</strong> la corona <strong>de</strong> Castilla y en este juego<br />

peligroso Olañeta podía inclinar la balanza en favor <strong>de</strong> cualesquiera<br />

<strong>de</strong> los contendientes.<br />

Bolívar, el paladín <strong>de</strong> la libertad sud americana, y San Martín, el<br />

coloso <strong>de</strong> los Ar<strong>de</strong>s, que acababa <strong>de</strong> libertar Chile y el Perú, se<br />

Habían entrevistado en Guayaquil, resolviendo in<strong>de</strong>pendizar la tierra<br />

<strong>de</strong> los Incas.<br />

Después <strong>de</strong> ardientes discusiones, que va no son un misterio<br />

para la historia, el vencedor <strong>de</strong> Chacahuco y Maipú regresó a<br />

Europa, quedando el caudillo <strong>de</strong> Bomboná y Carabobo, encargado<br />

<strong>de</strong> libertar a los hijos <strong>de</strong>l sol <strong>de</strong>l peso <strong>de</strong> cinco siglos <strong>de</strong> esclavitud.<br />

Ya los cascos <strong>de</strong> los caballos <strong>de</strong> los “Grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> los an<strong>de</strong>s” y<br />

<strong>de</strong> los “Húsares <strong>de</strong> Colombia” habían resonado en las calles <strong>de</strong> la<br />

ciudad <strong>de</strong> los Reyes; ya en el palacio <strong>de</strong> los virreyes no flameaba<br />

orgulloso el pendón <strong>de</strong> los césares iberos; ya el último <strong>de</strong> los virreyes<br />

<strong>de</strong> Lima abandonó la ciudad <strong>de</strong> Pizarro, moraba en la capital <strong>de</strong>l<br />

imperio <strong>de</strong> los Incas, y los habitantes <strong>de</strong>l Cuzco miraban aterrados a<br />

sus conquistadores disciplinar sus ejércitos para reconquistar la tierra<br />

que habían perdido.<br />

El cuartel general <strong>de</strong>l virrey La Serna estaba situado en el Cuzco<br />

y su ejército fuerte en 18,000 combatientes se había dividido en dos<br />

fracciones, <strong>de</strong>nominadas: ejército <strong>de</strong>l norte, mandado por el general<br />

don José <strong>de</strong> Canterac y el <strong>de</strong>l Sud a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l mariscal <strong>de</strong><br />

campo don Jerónimo Val<strong>de</strong>z.<br />

Este jefe situado en la provincia <strong>de</strong> Arequipa, tenía su ejército<br />

diseminado en las poblaciones comarcanas, y a esta fracción<br />

pertenecía la división <strong>de</strong> vanguardia mandada por el general Olañeta,<br />

fuerte en 4,000 combatientes, en su mayor parte altoperuanos,<br />

soldados aguerridos y acostumbrados a la vida <strong>de</strong> campaña.<br />

El virrey encomendó al general Val<strong>de</strong>z la pacificación <strong>de</strong> las<br />

provincias <strong>de</strong>l alto Perú, recomendándole que antes <strong>de</strong> emplear la<br />

fuerza, procurase atraer al general disi<strong>de</strong>nte, por todos los medios<br />

aconsejados por la pru<strong>de</strong>ncia. Olañeta importaba mucho en estos<br />

momentos para per<strong>de</strong>rlo, por no emplear con él todos los medios<br />

diplomáticos que pudieran hacerlo volver sobre sus pasos. A<strong>de</strong>más<br />

<strong>de</strong>bía tenerse en cuenta que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Guaqui, como soldado, había<br />

dado pruebas <strong>de</strong> valor y patriotismo, su adhesión al rey, absoluto era<br />

proverbial en el alto Perú, y gran<strong>de</strong> su influjo en todo el país.<br />

40


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

Por otra parte, las provincias ocupadas por él eran una fuente<br />

inagotable <strong>de</strong> recursos para el gobierno peninsular, Potosí con sus<br />

minas y casa <strong>de</strong> amonedación, le daba recursos pecuniarios para el<br />

sostenimiento <strong>de</strong>l ejército y para los empleados civiles <strong>de</strong> un modo<br />

constante. Charcas le proporcionaba hombres y dinero en<br />

abundancia, así como Cochabamba que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los buenos<br />

soldados, daba abundantes víveres para las reiteradas campañas; lo<br />

mismo sucedía con La Paz, cuya riqueza era notoria y Pareja y<br />

Chichas eran la fuente <strong>de</strong> don<strong>de</strong> se tomaban los incomparables<br />

jinetes y los infatigables infantes, resorte principal <strong>de</strong>l ejército; <strong>de</strong><br />

manera que comprendía La Serna que sin esos recursos estaba<br />

perdido sin remedio. Por otra parte si tomando la ofensiva amagaba<br />

al ejército libertador, tenía a retaguardia un po<strong>de</strong>roso ejército, que<br />

podía ser su salvación en caso <strong>de</strong> un contraste, si éste le era adicto,<br />

y su ruina si le era contrario.<br />

Comprendía la aversión <strong>de</strong> su rival por todo lo que era opuesto al<br />

rey absoluto, y el odio que profesaba al régimen constitucional, y a fin<br />

<strong>de</strong> complacerle le escribió varias cartas, y finalmente envió cerca <strong>de</strong><br />

él a su e<strong>de</strong>cán el coronel don Diego Pacheco, portador <strong>de</strong> una<br />

comunicación escrita en 27 <strong>de</strong> febrero, ofreciéndole que a los nueve<br />

días <strong>de</strong> esa fecha, que era el tiempo preciso para que llegara la<br />

aprobación <strong>de</strong>l virrey, la constitución seria abolida en su ejército y en<br />

las provincias que <strong>de</strong> él <strong>de</strong>pendían; pero llevado <strong>de</strong> su impaciencia<br />

por congratular a su rival, publicó un bando solemne en Oruro, don<strong>de</strong><br />

se hacía saber a las provincias y al ejército <strong>de</strong> su mando, que el<br />

régimen constitucional estaba abolido; lo que no solo aprobó La<br />

Serna, sino que por su parte, or<strong>de</strong>nó igual abolición en todo el<br />

virreinato <strong>de</strong>l Perú, por <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> 11 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1824.<br />

El <strong>de</strong>seo ardiente <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z era entrevistarse con<br />

Olañeta, lo que éste rehuía con uno y otro pretexto; al fin, y <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> muchos inconvenientes y merced a los buenos oficios <strong>de</strong>l coronel<br />

Pacheco, que permanecía aun cerca <strong>de</strong> Olañeta, consiguieron se<br />

verificase una entrevista entre ambos generales, la que tuvo lugar en<br />

el pueblo <strong>de</strong> Tarapaya, pueblo próximo a Potosí, el 9 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong>l<br />

citado año 24.<br />

Naturalmente Val<strong>de</strong>z quiso indagar los motivos <strong>de</strong> la disi<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong> Olañeta, y el por qué bahía rehuido tantas veces que se verificase<br />

una conferencia entre dos jefes amigos, que servían en un mismo<br />

ejército y ambos adictos a una misma causa y con sorpresa escuchó<br />

que se le dijo: “Que los periódicos <strong>de</strong> Buenos Aires publicaban el<br />

texto <strong>de</strong>l real <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> 1° <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1823, <strong>de</strong>creto en el que S.<br />

41


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

M. el rey <strong>de</strong> España, anulaba todos los actos verificados durante el<br />

período constitucional y que como el general La Serna fué durante él<br />

nombrado virrey <strong>de</strong>l Perú, y los generales Canterac y Val<strong>de</strong>z<br />

encargados <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> sus actuales cargos, todo era nulo; <strong>de</strong><br />

manera que en el virreinato <strong>de</strong> Buenos Aires, al que pertenecían las<br />

provincias alto peruanas, solo podía haber una autoridad esa era la<br />

suya: Que como el límite <strong>de</strong>l virrey nato <strong>de</strong>l Perú y <strong>de</strong> la Argentina<br />

era el río Desagua<strong>de</strong>ro, él reconocería la autoridad <strong>de</strong>l virrey La<br />

Serna, siempre que éste reconociera la suya como único jefe <strong>de</strong> las<br />

provincias <strong>de</strong> Charcas, Potosí, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz <strong>de</strong><br />

la Sierra”, objetó Val<strong>de</strong>z la segregación <strong>de</strong> esas provincias <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

año <strong>de</strong> 1809, en que pasaron a formar parte <strong>de</strong>l virreinato peruano;<br />

pero Olañeta se encastilló en sus pretensiones y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muchos<br />

razonamientos se vino a firmar el siguiente convenio:<br />

CONVENIO DE TARAPAYA<br />

“Los señores generales mariscales <strong>de</strong> campo don Jerónimo<br />

Val<strong>de</strong>z, general en jefe <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l sud, y el señor mariscal <strong>de</strong><br />

campo don Pedro Antonio <strong>de</strong> Olañeta, para corlar <strong>de</strong> raíz disputas y<br />

disenciones en lo sucesivo, que puedan perjudicar al real servicio, y<br />

para quedar <strong>de</strong> acuerdo y en buena inteligencia, han acordado los<br />

artículos simientes para la superior aprobación <strong>de</strong>l Exmo. virrey don<br />

José <strong>de</strong> La Serna.<br />

Artículo 1º.- Que el general don Pedro Antonio <strong>de</strong> Olañeta<br />

reconoce v obe<strong>de</strong>ce en lo militar v político al Exmo. virrey don José<br />

<strong>de</strong> La Serna, como lo ha hecho siempre, sin que haya la menor<br />

variación <strong>de</strong>l estado en que ha estado siempre, como así mismo al<br />

señor general en jefe <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l sud, mariscal <strong>de</strong> campo don<br />

Jerónimo Val<strong>de</strong>z.<br />

Artículo 2º.- Siempre que los enemigos invadan la costar <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Iquique hasta Arequipa, se remitirán por el general Olañeta las<br />

fuerzas que fueren necesarias para <strong>de</strong>struirlos, dirigiéndolas al punto<br />

que or<strong>de</strong>ne dicho Exmo. virrey o general en jefe: igualmente el<br />

general Olañeta operará sobre su frente cuando convenga S. E. lo<br />

or<strong>de</strong>ne, sin que por esto le puedan coartar sus faculta<strong>de</strong>s para<br />

movimientos parciales.<br />

Artículo 3º.- Para que dicho señor Olañeta pueda organizar y<br />

aumentar sus fuerzas y operar con más ventaja sobre los enemigos<br />

<strong>de</strong> su frente, bien sea en él caso <strong>de</strong> ofensiva o <strong>de</strong>fensiva, tendrá el<br />

atando puramente militar <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong>l Desagua<strong>de</strong>ro a la<br />

42


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

parte <strong>de</strong> Potosí, mientras permanezca en las actuales posiciones;<br />

pero siempre con sujeción al Exmo. señor virrey y general en jefe.<br />

Artículo 4º.- Hecho cargo el general Olañeta <strong>de</strong> las escaseces <strong>de</strong><br />

numerario para la manutención <strong>de</strong> los ejércitos, se compromete a<br />

remitir a disposición <strong>de</strong>l Exmo. señor virrey 10,000 pesos mensuales<br />

<strong>de</strong> los productos y arbitrios <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong> Charcas y Potosí,<br />

quedando el resto para sostener en todos sus ramos su división.<br />

Artículo 5º.- Principiarán los contingentes <strong>de</strong> los 10,000 pesos el<br />

1º <strong>de</strong> abril en consi<strong>de</strong>ración al atraso en que se halla la división, por<br />

no haber sido satisfecha en los últimos meses, que se empleó en<br />

expediciones.<br />

Artículo 6º.- No siendo conveniente que los señores generales La<br />

Hera y Maroto ocupen sus antiguos <strong>de</strong>stinos, para evitar disturbios y<br />

<strong>de</strong>saveniencias <strong>de</strong>sagradables, pasará <strong>de</strong> presi<strong>de</strong>nte interino <strong>de</strong><br />

Chuquisaca, el brigadier don Francisco Javier ale Aguilera, y si<br />

hubiese por su parte algún inconveniente, el señor coronel don<br />

Guillermo Marquiegui y a Potosí el general Olañeta, con retención <strong>de</strong>l<br />

mando <strong>de</strong> la división <strong>de</strong> vanguardia, con faculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sustituir en su<br />

lugar cuando las operaciones militares lo obliguen a ausentarse, en<br />

la persona que crea por conveniente, previa aprobación <strong>de</strong>l Exmo.<br />

señor virrey.<br />

Artículo 7º.- La división se compondrá <strong>de</strong> los batallones <strong>de</strong> la<br />

“Unión”, “Cazadores” antes “Chichas”, “Dragones Americanas”,<br />

<strong>de</strong>biendo aumentarse hasta la fuerza <strong>de</strong> cuatro escuadrones; el <strong>de</strong><br />

“Cazadores montados”, antes <strong>de</strong> Tarija, el cual se podrá aumentar a<br />

la fuera <strong>de</strong> dos, si es posible, el <strong>de</strong> “Dragones <strong>de</strong> Santa Victoria” y el<br />

<strong>de</strong> “La Laguna”, siempre que no sea necesario en aquellas provincias<br />

y seis piezas <strong>de</strong> artillería con sus respectivos artilleros.<br />

Artículo 8º.- Los jefes y oficiales que hayan sido agraciados por el<br />

general Olañeta, quedarán con las gracias que hayan obtenido; pero<br />

en lo sucesivo serán remitidas las propuestas, al Exmo. señor virrey.<br />

Artículo 9º.- Los empleados civiles que hayan emigrado volverán<br />

a sus <strong>de</strong>stinos, menos Sierra y Celis, que serán empleados<br />

oportunamente por el Exmo. virrey.<br />

10.- Continuará en el mando <strong>de</strong> “Dragones Americanos” el<br />

coronel Marquiegui, no siendo conveniente que vuelva a él el señor<br />

brigadier don Antonio Viril y el teniente coronel Rufino Valle.<br />

Tarapaya marzo 9 <strong>de</strong> 1824, Jerónimo Val<strong>de</strong>z - Pedro Antonio <strong>de</strong><br />

Olañeta.<br />

—————————<br />

43


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

El general. Val<strong>de</strong>z <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> verificarse el mencionado<br />

convenio, regresó a Oruro con las Puertas <strong>de</strong> su mando allí tuvo<br />

aviso <strong>de</strong> que el infatigable caudillo patriota don José Miguel Lanza,<br />

vencido no hacía mucho tiempo, por el general Olañeta en Falzuri, el<br />

16 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong>l año anterior, <strong>de</strong>jando las breñas <strong>de</strong> Ayopaya, su<br />

habitual refugio, se aprestaba a empren<strong>de</strong>r nuevas correrías.<br />

Val<strong>de</strong>z solo con los cuerpos <strong>de</strong> su infantería, emprendió activa<br />

campaña contra el mencionado caudillo, al que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> marchas<br />

y contramarchas encontró en el lugar que se llama La Palca. No<br />

pudo Lanza eludir el combate que fué porfiado y sangriento: la<br />

partida <strong>de</strong> Lanza fué tomada y el bravo patriota quedó prisionero.<br />

Val<strong>de</strong>z lo trató con <strong>de</strong>ferencia y consi<strong>de</strong>ración y lo retuvo prisionero.<br />

Lanza permaneció en esta condición Basta que se supo el Triunfo <strong>de</strong><br />

Ayacucho y a raíz <strong>de</strong> él proclamó la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en la ciudad <strong>de</strong><br />

La Paz.<br />

Esta campaña ruda y prolongada ocasionó al general Val<strong>de</strong>z una<br />

enfermedad epatitia, que lo tuvo al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l sepulcro durante algún<br />

tiempo en la ciudad <strong>de</strong> Arequipa.<br />

Entre tanto el general Olañeta no perdió su tiempo inútilmente;<br />

siguió aumentando los cuerpos <strong>de</strong> su ejército con buenos soldados;<br />

distribuyó los cuerpos <strong>de</strong> él en diferentes puntos, sin previo aviso al<br />

jefe <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l que era <strong>de</strong>pendiente y tampoco solicito para ello<br />

la venia <strong>de</strong>l virrey concedió ascensos; llamó al servicio a diferentes<br />

jefes y oficiales; dio los puestos civiles a personas fachadas <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>safecto al gobierno español, haciendo gala <strong>de</strong> su comportamiento,<br />

aplaudido por sus parciales y por los opositores a los peninsulares, y<br />

censurado por los adictos a éstos.<br />

Esta extraña conducta tenía alarmado al virrey, quien recibía<br />

frecuentes avisos <strong>de</strong> sus amigos, <strong>de</strong> que Olañeta se encontraba <strong>de</strong><br />

acuerdo con los in<strong>de</strong>pendientes y que en la campaña próxima, el<br />

general Bolívar operaría por el norte secundado por el sud por el<br />

general Olañeta.<br />

Temiendo el virrey que resultara cierto lo que se <strong>de</strong>cía reforzó las<br />

tropas <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z con el regimiento “Imperial Alejandro” y el<br />

regimiento <strong>de</strong> Caballería “Grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la guardia”, or<strong>de</strong>nando que<br />

si se agotaban las medidas conciliadoras, redujese a Olañeta por la<br />

fuerza <strong>de</strong> las armas.<br />

Otra vez se renovaron las negociaciones y se envió cerca <strong>de</strong><br />

Olañeta al Obispo <strong>de</strong> La Paz, a su provisor el canónigo don José<br />

María Mendizábal, al gobernador eclesiástico <strong>de</strong> la diócesis <strong>de</strong> La<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

Plata don Matías Terrazas, al canónigo magistral don Julian Ureta y<br />

varios otros sujetos <strong>de</strong> valía a fin <strong>de</strong> que se alistasen con don Pedro<br />

Antonio, insinuándole que era llegado el momento <strong>de</strong> mostrar su<br />

amor al rey <strong>de</strong> España y ayudar al virrey <strong>de</strong>l Perú a conjurarla<br />

tormenta que amenazaba <strong>de</strong>splomarse sobre él.<br />

Todo fué en vano: mas pudieron los consejos <strong>de</strong> Urcullo,<br />

Antequera y Calvo, Usin y otros patriotas, que los ruegos y<br />

amenazas <strong>de</strong> los sacerdotes y amigos <strong>de</strong> la monarquía.<br />

Olañeta estaba convencido que abolida la constitución y anulados<br />

por el mismo rey los actos ejercidos bajo ese régimen, ni La Serna, ni<br />

Canteras, ni Val<strong>de</strong>z, eran legalmente administradores <strong>de</strong> los ejércitos<br />

e intereses <strong>de</strong>l alto Perú, por estar él nombrado gobernador <strong>de</strong> esas<br />

provincias por la regencia <strong>de</strong> la Seo <strong>de</strong> Urgel, representante nato <strong>de</strong>l<br />

rey absoluto, y por consiguiente nada tenía que ver con los<br />

usurpadores <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, como lo eran los que <strong>de</strong>pusieren <strong>de</strong>l solio <strong>de</strong><br />

los virreyes <strong>de</strong>l Perú, al ínclito general don Joaquín <strong>de</strong> la Pezuela.<br />

En vista <strong>de</strong> lo expuesto el general Val<strong>de</strong>z con su ejército fuerte en<br />

5.000 hombres, ocupó la ciudad <strong>de</strong> Oruro y allí dictó la siguiente<br />

“Or<strong>de</strong>n General”.<br />

“EL GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO REAL DEL PERÚ”:<br />

Cuartel general <strong>de</strong> Oruro 16 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1821.<br />

“Son bien conocidos y notorios los criminales atentados <strong>de</strong>l señor<br />

Mariscal <strong>de</strong> Campo D. Pedro Antonio <strong>de</strong> Olañeta, contra los señores<br />

gobernadores políticos y militares <strong>de</strong> Potosí y Charcas, así como<br />

infundados y fútiles los pretextos con que ha pretendido cubrirlos;<br />

llegando al extremo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer la autoridad legítima <strong>de</strong>l Exmo.<br />

señor virrey <strong>de</strong>l Perú y ha atacado directamente al rey nuestro señor<br />

y a la nación, cuyos sagrados nombres ha invocado también <strong>de</strong>l<br />

mismo modo que hicieron a su vez los revolucionarios <strong>de</strong> Buenos<br />

Aires y todos los <strong>de</strong>más <strong>de</strong> América.<br />

Yo estuve autorizado por S. E. para castigar y corregir al referido<br />

general tan pronto como supo sus escandalosos e injustos<br />

procedimientos y propuesto a hacerlo entrar en el or<strong>de</strong>n y en<br />

cumplimiento <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>beres; sin recurrir al uso <strong>de</strong> las armas celebré<br />

con él un tratado en Tarapaya, <strong>de</strong> que usted se halla bastante<br />

impuesto. El es el mejor garante <strong>de</strong> mis i<strong>de</strong>as pacíficas.<br />

Concediéndole cuanto <strong>de</strong>seaba, formé el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> preferir todo<br />

45


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

sacrificio y <strong>de</strong>presión <strong>de</strong> autoridad <strong>de</strong> S. E. y <strong>de</strong> la mía, a un funesto<br />

rompimiento.<br />

Era <strong>de</strong> esperarse que el general Olañeta quedase satisfecho con<br />

aquella transacción; más por <strong>de</strong>sgracia no ha sucedido así, y su<br />

conducta y ambición son <strong>de</strong> tal naturaleza, que lo han precipitado en<br />

nuevos excesos. Nada ó casi nada ha cumplido <strong>de</strong> cuanto<br />

acordamos en Tarapaya. Ha creado nuevos cuerpos <strong>de</strong> infantería y<br />

<strong>de</strong> caballería sin or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la superioridad; no ha perdonado ningún<br />

medio <strong>de</strong> seducción, provocando a la <strong>de</strong>serción <strong>de</strong> las ban<strong>de</strong>ras <strong>de</strong><br />

S. M. a los jefes oficiales y tropa <strong>de</strong> los cuerpos que no estaban a<br />

sus ór<strong>de</strong>nes priva <strong>de</strong> gran parte <strong>de</strong>l prest a la tropa <strong>de</strong> su división, a<br />

pesar <strong>de</strong> las enormes sumas que ha extraído <strong>de</strong> Potosí; y por último<br />

<strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ce las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l Exmo, señor virrey y las mías, puesto<br />

que habiéndose pedido por S. E. y por mí tropa <strong>de</strong> su división, se<br />

negó a su envío absolutamente. Estos y otros <strong>de</strong>litos que omito por<br />

ser propios <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> un consejo <strong>de</strong> guerra, prueban hasta<br />

la evi<strong>de</strong>ncia, que el general Olañeta es un verda<strong>de</strong>ro conspirador<br />

contra las legítimas autorida<strong>de</strong>s. No pudiendo ni <strong>de</strong>biendo el Exmo.<br />

señor virrey tolerar por más tiempo que el general Olañeta abusase<br />

<strong>de</strong> las leyes y trastorne el or<strong>de</strong>n social, me ha autorizado <strong>de</strong> nuevo<br />

para poner término a tan escandalosos hechos <strong>de</strong>l modo que<br />

consi<strong>de</strong>re más oportuno, usando <strong>de</strong> la fuerza armada, como es<br />

indispensable, hacerlo a fin <strong>de</strong> castigar a dicho general y a cuantos<br />

coadyuven en a<strong>de</strong>lante sus inicuos planes, <strong>de</strong>clarándoles libres <strong>de</strong><br />

todo cargo por hechos anteriores hasta el día <strong>de</strong>l recibo <strong>de</strong> esta<br />

circular ya hayan obrado pública u ocultamente en su favor: respecto<br />

<strong>de</strong> que estando a sus ór<strong>de</strong>nes y bajo <strong>de</strong> su mando no les era<br />

permitido ni asequible examinar la legitimidad <strong>de</strong> su ejercicio ni eludir<br />

el influjo <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r sin el apoyo <strong>de</strong> las armas <strong>de</strong> S. M. En<br />

consecuencia:<br />

DECRETO<br />

Primero:- El Señor Mariscal <strong>de</strong> Campo don Pedro Antonio <strong>de</strong><br />

Olañeta queda <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la fecha suspenso <strong>de</strong> su empleo y mando<br />

político y militar en todo el distrito que antes se le había <strong>de</strong>marcado,<br />

así como también <strong>de</strong> su división, hasta que formada la<br />

correspondiente causa, y juzgado en un consejo <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong><br />

oficiales generales, se proceda <strong>de</strong>l modo que exija justicia, o S. M.<br />

resuelva.<br />

46


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

Segundo:- Se prohíbe a todas las corporaciones civiles, jefes <strong>de</strong><br />

provincia, sub<strong>de</strong>legados, autorida<strong>de</strong>s eclesiásticas, jefes <strong>de</strong> cuerpo,<br />

oficiales, tropa, y empleados <strong>de</strong> todos ramos, obe<strong>de</strong>zcan <strong>de</strong> modo<br />

alguno al referido general Olañeta, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día <strong>de</strong>l recibo o<br />

comunicación <strong>de</strong> esta or<strong>de</strong>n.<br />

Tercero:- Cualquiera <strong>de</strong> las clases indicadas en el artículo<br />

anterior, ya sea en cuerpo o individualmente cooperen directa o<br />

indirectamente a los planes inicuos <strong>de</strong>l general Olañeta o le presten<br />

siquiera obediencia a alguna or<strong>de</strong>n suya, serán castigados con la<br />

pena señalada a los traidores o reos <strong>de</strong> lesa majestad.<br />

Cuarto:- En las mismas penas incurre: Todo el que teniendo en<br />

su po<strong>de</strong>r o sabiendo don<strong>de</strong> se hallan armas, dinero u otros efectos<br />

que pertenecieron antes a la real hacienda, estaban antes a<br />

disposición <strong>de</strong>l mismo general, no los <strong>de</strong>scubra a las autorida<strong>de</strong>s a<br />

quienes corresponda tan luego como se lo permitan las<br />

circunstancias.<br />

Quinto:- No será <strong>de</strong> abono en ningún caso, ninguna cantidad que<br />

cualquiera empleado <strong>de</strong> la real hacienda, entregue por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l<br />

general Olañeta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día en que se publicó el rompimiento,<br />

puesto que si así sucediese están en sus manos las medidas <strong>de</strong><br />

ocultación <strong>de</strong> los intereses <strong>de</strong> su cargo y <strong>de</strong> fuga <strong>de</strong> su persona a los<br />

puntos en que se hallan los cuerpos <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> mi mando.<br />

Sexto:- Quedando como queda en toda la fuerza y vigor, las<br />

prevenciones y exenciones concedidas por el Exmo. señor virrey <strong>de</strong>l<br />

reino, teniente general don José <strong>de</strong> La Serna, según manifiesta la<br />

adjunta copia; <strong>de</strong>claro: 1º. Que todos los jefes y oficiales <strong>de</strong> la<br />

división <strong>de</strong>l general Olañeta, serán conservados en sus actuales<br />

empleos y grados: 2º. Que a los sargentos se les dará el ascenso<br />

inmediato y 3º. Que a los cabos y soldados se les conce<strong>de</strong>rá un<br />

escudo <strong>de</strong> diez reales mensuales en premio, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su prest,<br />

entendiéndose todo esto en el caso <strong>de</strong> que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento <strong>de</strong><br />

llegar a su noticia esta or<strong>de</strong>n se Presenten a mi disposición.<br />

Séptimo:- Cualquiera individuo <strong>de</strong> las clases referidas en el<br />

anterior artículo, que baga algún servicio señalado en favor <strong>de</strong> las<br />

armas <strong>de</strong>l rey, presentándose con tropa <strong>de</strong> la división, o cooperando<br />

con ella a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> sus sagrados <strong>de</strong>rechos contra el general<br />

Olañeta, será premiado generosamente según el grado <strong>de</strong> su<br />

esfuerzo.<br />

Octavo:- Todo individuo particular que se Baya mantenido<br />

tranquilo durante las ocurrencias, continuará en su casa y en el<br />

ejercicio <strong>de</strong> su profesión sin cuidados ni zozobra, mediante a que ni<br />

47


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

el ánimo <strong>de</strong> S. E. ni el mío es otro que el <strong>de</strong> refrenar únicamente a<br />

los malvados, y proteger a los vasallos pacíficos que habitan en<br />

estas provincias.<br />

Impuesto usted <strong>de</strong> esta or<strong>de</strong>n general, la hará publicar por bando<br />

en la capital <strong>de</strong> la provincia, y la circulará a los sub<strong>de</strong>legados <strong>de</strong> los<br />

partidos, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> transcribirla a los ayuntamientos, al ministerio<br />

<strong>de</strong> la real hacienda y a los <strong>de</strong>más a quienes corresponda, para que<br />

ninguno alegue ignorancia con perjuicio <strong>de</strong> los intereses <strong>de</strong>l rey y <strong>de</strong><br />

la nación, <strong>de</strong>biendo usted acusarme su recibo para mi conocimiento<br />

Jerónimo Val<strong>de</strong>z.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> esta terminante “Or<strong>de</strong>n General” fué el general<br />

Olañeta conminado por el propio virrey La Serna, a presentarse en el<br />

perentorio término <strong>de</strong> tres días contados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento <strong>de</strong><br />

imponerse <strong>de</strong> la merituada or<strong>de</strong>n, en el Cuzco, cuartel general <strong>de</strong>l<br />

virrey, con objeto <strong>de</strong> ser juzgado según lo dispuesto por las<br />

or<strong>de</strong>nanzas militares; en caso <strong>de</strong> negarse a hacerlo se le permitía<br />

marchar a la península para respon<strong>de</strong>r directamente ante el<br />

soberano <strong>de</strong> los cargos formulados por su <strong>de</strong>sobediencia a las<br />

autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l virreinato.<br />

El 19 <strong>de</strong> junio se presentó en Potosí el coronel don Diego<br />

Pacheco e<strong>de</strong>cán <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z, intimando a Olañeta se<br />

presentó ante el consejo <strong>de</strong> guerra para su juzgamiento, o en caso<br />

<strong>de</strong> negativa se le prevenía que: a<strong>de</strong>lantarían las tropas <strong>de</strong>l ejército<br />

<strong>de</strong>l sud con el general Val<strong>de</strong>z a la cabeza a castigar su<br />

<strong>de</strong>sobediencia.<br />

Olañeta se negó a todo avenimiento, sosteniendo su legitimidad<br />

en el mando <strong>de</strong> las provincias altoperuanas, haciendo saber a los<br />

usurpadores que él estaba dispuesto a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r sus <strong>de</strong>rechos y<br />

hacer cumplir los mandatos <strong>de</strong>l rey absoluto.<br />

Su plan era diseminar sus tropas por diferentes puntos, con el<br />

objeto <strong>de</strong> distraer por todas partes la atención <strong>de</strong>l enemigo, cansarlo,<br />

fatigarlo, procurar que se <strong>de</strong>biliten y disminuyan las filas <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z<br />

antes <strong>de</strong> presentarle una batalla formal; entretenerlo con<br />

escaramuzas y cuando esté completamente <strong>de</strong>bilítalo <strong>de</strong>struirlo. Era<br />

la misma guerra <strong>de</strong> guerrillas que los caudillos altoperuanos<br />

opusieron durante diez y seis años contra el po<strong>de</strong>r peninsular; era<br />

esa guerra característica, peculiar <strong>de</strong> los montoneros, con la<br />

diferencia que ahora él la hacía con tropas organizadas y aguerridas,<br />

y acostumbradas a este género <strong>de</strong> guerra: por otra parte tenía<br />

armas, dinero, municiones y toda clase <strong>de</strong> recursos y contaba con<br />

48


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

sublevar el país en masa, no <strong>de</strong>jando a sus enemigos más terreno<br />

que el que pisasen.<br />

Empezó or<strong>de</strong>nando al brigadier Aguilera, que ocupaba el<br />

Vallegran<strong>de</strong> con la división <strong>de</strong> su mando, que aumente el número <strong>de</strong><br />

ésta y ocupe la provincia <strong>de</strong> Cochabamba, con objeto <strong>de</strong> que<br />

verificando el avance <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z al interior <strong>de</strong>l país, le tomase la<br />

retaguardia ocupando Oruro. Después envió emisarios a Tarija, Cinti,<br />

Chichas y a las provincias <strong>de</strong>l norte para que todas se levanten en<br />

armas contra los invasores, corno dieron en dominar a Val<strong>de</strong>z y sus<br />

a<strong>de</strong>ptos, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tomar cuantas medidas halló convenientes<br />

para su <strong>de</strong>fensa, dirigió las proclamas y el manifiesto que con otros<br />

documentos análogos encontrará el lector en el apéndice a este<br />

estudio. 10<br />

CAPITULO V.<br />

—————————<br />

LA CAMPANA.<br />

Val<strong>de</strong>z y Olañeta se movieron al mismo tiempo.<br />

El primero <strong>de</strong> estos generales salió <strong>de</strong> Oruro el 20 <strong>de</strong> Julio <strong>de</strong><br />

1824, con rumbo a Potosí.<br />

Llevaba consigo dos batallones <strong>de</strong>l regimiento “Gerona”,<br />

mandado por el brigadier Cayetano AmeIler, distinguido jefe que se<br />

había hecho notable en la última campaña que finalizó con las<br />

batallas <strong>de</strong> Torata y Moquegua, en el Bajo Perú; allí Ameller se llenó<br />

<strong>de</strong> gloria, por que en gran parte asos triunfos se <strong>de</strong>bieron a su valor y<br />

pericia militar. Este jefe era el predilecto amigo y compañero<br />

inseparable <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z.<br />

El 1º batallón <strong>de</strong>l regimiento “Grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>l Cuzco” el 2º <strong>de</strong>l<br />

“Imperial Alejandro”; tres escuadrones <strong>de</strong>l regimiento “Grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong><br />

la Guardia”, el escuadrón “Cochabamba”, y tina sección <strong>de</strong> dos<br />

piezas <strong>de</strong> “Artillería <strong>de</strong> montaña”, completaban estas fuerzas, todas<br />

<strong>de</strong> línea, sumando 5.000 hombres.<br />

10<br />

García Camba - Memorias para la historia <strong>de</strong> las armas españolas en el Perú -<br />

Véase el Apéndice <strong>de</strong>l tomo II <strong>de</strong> la citada obra.<br />

49


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

El general Olañeta situado en Potosí, tenía a sus ór<strong>de</strong>nes las<br />

fuerzas siguientes: “El regimiento <strong>de</strong> infantería “Cazadores <strong>de</strong><br />

Chichas”, dos batallones <strong>de</strong>l regimiento <strong>de</strong> “La Unión”: el regimiento<br />

<strong>de</strong> caballería “Dragones Americanos” y los escuadrones “Puna” y<br />

“Tarija”, En Chuquisaca, a ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l coronel Marquiegui, quien<br />

tenía por segundo al bravísimo coronel Val<strong>de</strong>z, más conocido con el<br />

nombre <strong>de</strong>l Barbarucho, con el que <strong>de</strong>signaremos en a<strong>de</strong>lante a este<br />

jefe a fin <strong>de</strong> no confundirlo con el general Val<strong>de</strong>z, quedaron dos<br />

batallones <strong>de</strong>l regimiento <strong>de</strong> “La Unión” <strong>de</strong>l que era jefe Barbarucho.<br />

El general Aguilera tenía a sus ór<strong>de</strong>nes el regimiento <strong>de</strong><br />

“Fernando VII”, conocido por los fernandinos; algunos cuerpos <strong>de</strong><br />

milicianos nacionales sacados <strong>de</strong> Santa Cruz y Vallegran<strong>de</strong> y el<br />

regimiento “Dragones <strong>de</strong> La Laguna”, <strong>de</strong>l que era primer comandante<br />

el coronel López <strong>de</strong> Quiroga. También contaba Olañeta con dos<br />

escuadrones: el San Lorenzo”, formado en Tarija por el teniente<br />

coronel Eustaquio Mén<strong>de</strong>z, conocido por el sobrenombre <strong>de</strong> el Moto,<br />

quien tenía por segundo al comandante don Bernabé Baca; y el<br />

“Santa Victoria”, clic lo n andaban el coronel don Pedro Arraya,<br />

siendo sus otros jefes Felipe Marquiegui y Juan Ortuño. Todas estas<br />

tropas eran altoperuanas, notables por su valor, audacia y agilidad,<br />

no conocían el cansancio en marchas que hoy parecen fabulosas y<br />

no <strong>de</strong>jaba nada que <strong>de</strong>sear su moralidad y disciplina. Todas ellas<br />

sumaban 4.000 combatientes.<br />

—————————<br />

Es muy disconforme la relación <strong>de</strong> esta campaña en los<br />

diferentes historiadores que hemos consultado. Los españoles<br />

siempre tratan <strong>de</strong> <strong>de</strong>primir al general Olañeta, atribuyéndole abusos<br />

y atropellos <strong>de</strong>masiado censurables: 11 los historiógrafos alto<br />

peruanos, que tratan con mucha y punible ligereza tan interesante<br />

asunto, o dicen muy poco, o manifiestan parcialidad en el relato; 12<br />

generalmente mostrándose muy hostiles contra los actos <strong>de</strong>l general<br />

Val<strong>de</strong>z. Existe un muy raro folleto en la biblioteca <strong>de</strong> la “Sociedad<br />

Geográfica Sucre”, que se titula: Diario <strong>de</strong> las operaciones <strong>de</strong>l<br />

11 Don Mariano Torrente, Historia <strong>de</strong> la revolución Hispano-Americana.<br />

12 Cortés “Ensayo sobre la Historia <strong>de</strong> <strong>Bolivia</strong>” - Unos Patriotas - “Apuntes para la<br />

historia <strong>de</strong> la revolución <strong>de</strong>l Alto Perú” - Luís M. Guzmán - “Historia <strong>de</strong> <strong>Bolivia</strong>” -<br />

Mo<strong>de</strong>sto Omiste - “Historia <strong>de</strong> <strong>Bolivia</strong>” - Martín Castro - “La civilización <strong>de</strong>l indio”.<br />

50


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

ejército real <strong>de</strong>l Perú, en la campaña que ha sostenido contra los<br />

constitucionales - 1824 - Imprenta <strong>de</strong>l Ejército real <strong>de</strong>l Perú”. 13 Este<br />

documento escrito sin duda por alguno <strong>de</strong> los parciales <strong>de</strong>l general<br />

Olañeta, es muy exagerado en sus relatos y apreciaciones; no<br />

conce<strong>de</strong> un solo éxito a las armas <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z y todo lo pinta<br />

como contrastes para éste, tratando con insistencia <strong>de</strong> oscurecer la<br />

noble figura <strong>de</strong>l simpático y bizarro con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Torata. Ambos ejércitos<br />

tuvieron triunfos y <strong>de</strong>rrotas, ambos jefes se mostraron como bravos y<br />

expertos Militares, <strong>de</strong> manera que hay que reconocer que la gloria <strong>de</strong><br />

esta sangrienta epopeya, pertenece a tinos y otros. Hemos<br />

escudriñado documentos, en las ricas bibliotecas <strong>de</strong> ésta, <strong>de</strong> manera<br />

que po<strong>de</strong>mos ofrecer un estudio, sino completo, al menos bastante<br />

extenso e imparcial <strong>de</strong> este acontecimiento, que sin eluda ninguna,<br />

es el que más ha contribuido a la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Perú.<br />

—————————<br />

En Vilcapugyu tuvo conocimiento el general Val<strong>de</strong>z <strong>de</strong> las<br />

disposiciones <strong>de</strong>l general Olañeta, y <strong>de</strong>jando a la <strong>de</strong>recha el camino<br />

<strong>de</strong> Potosí, se dirigió al partido <strong>de</strong> Chayanta, con objeto <strong>de</strong> batir<br />

separadamente las tropas <strong>de</strong> Chuquisaca, cortando por el centro a<br />

Olañeta, quien en vista <strong>de</strong> esta maniobra, tenía que <strong>de</strong>jar<br />

forzosamente la plaza <strong>de</strong> Potosí, punto estratégico <strong>de</strong> gran<br />

importancia, que él esperaba ocupar sin resistencia.<br />

Efectivamente, viendo Olañeta su flanco <strong>de</strong>recho ocupado y<br />

amenazado su retaguardia, por el hábil movimiento <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z, <strong>de</strong>jó<br />

Potosí el 28 <strong>de</strong> junio, dirigiéndose a Tarija por la vía <strong>de</strong> Cinti.<br />

Antes <strong>de</strong> abandonar la rica y coronada villa imperial, hizo extraer<br />

los tesoros <strong>de</strong> la casa nacional <strong>de</strong> amonedación, y a fin <strong>de</strong> que la<br />

maquinaria no fuera utilizada por los constitucionalistas, le hizo quitar<br />

las principales piezas, que se llevó consigo. A<strong>de</strong>más, tomó todos los<br />

fondos existentes en el banco <strong>de</strong> rescates <strong>de</strong> San Carlos y cuantos<br />

valores encontró en el tesoro público, y según cuentan los<br />

historiadores españoles, se llevó la plata labrada <strong>de</strong> algunas iglesias<br />

y hasta los vasos sagrados <strong>de</strong> éstas, los que dice fueron encontrados<br />

en los campos <strong>de</strong> batalla en las mochilas <strong>de</strong> algunos soldados <strong>de</strong>l<br />

ejército disi<strong>de</strong>nte. 14<br />

13 Veasé el Apéndice a este estudio.<br />

14 García Camba - “Memorias <strong>de</strong> las armas españolas en el Perú” - Tomo II<br />

51


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

El 8 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1824 ingresó a Chuquisaca el general don<br />

Jerónimo Val<strong>de</strong>z a la cabeza <strong>de</strong> su ejército. Día antes <strong>de</strong>socuparon<br />

esa ciudad los coroneles Marquiegui y Barbarucho: el primero se<br />

dirigió al partido <strong>de</strong> la Laguna, a fin <strong>de</strong> incorporarse al 2º escuadrón<br />

<strong>de</strong> los “Dragones <strong>de</strong> La Laguna”, que allí situó el brigadier Aguilera,<br />

encomendándolo al 2º comandante <strong>de</strong> este regimiento, don Ignacio<br />

Rivas, que seducido por los emisarios <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z, que lo<br />

eran el canónigo magistral Ureta y el coronel Pacheco, se pasó a las<br />

ban<strong>de</strong>ras <strong>de</strong>l virrey. El coronel Marquiegui ignorando la <strong>de</strong>fección <strong>de</strong><br />

esa tropa, estuvo en grave peligro <strong>de</strong> caer en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ella. El<br />

coronel Barbarucho con su batallón <strong>de</strong>seando incorporarse al general<br />

Olañeta, había tornado la dirección <strong>de</strong> Tarabuco, para no tropezar<br />

con las fuerzas constitucionales.<br />

Val<strong>de</strong>z permaneció solo tres días en Chuquisaca. El brigadier don<br />

Antonio Vigil fué nombrado, con carácter provisional, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la<br />

real audiencia <strong>de</strong> Charcas y gobernador <strong>de</strong> esa provincia. Los<br />

oidores nombrados por Olañeta fueron <strong>de</strong>stituidos <strong>de</strong> sus curules y<br />

reemplazados por los que separó el general disi<strong>de</strong>nte. Con una<br />

columna <strong>de</strong> 200 infantes partió sin pérdida <strong>de</strong> tiempo a Potosí, el<br />

general Carratalá, encargado <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> esa imperial villa, y<br />

Val<strong>de</strong>z, <strong>de</strong>jando una pequeña guarnición en Chuquisaca, salió con<br />

su ejército en pos <strong>de</strong>l coronel Barbarucho.<br />

BATALLA DE TARABUQUILLO.<br />

12 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1824.<br />

Barbarucho había hecho jornadas relativamente cortas, tanto<br />

para observar los movimientos <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z, cuanto por esperar se le<br />

incorporase el coronel don Guillermo Marquiegui.<br />

No sabía la salida <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z, que ron la rapi<strong>de</strong>z que le era<br />

peculiar ejecutaba sus movimientos, <strong>de</strong> manera que logró alcanzarlo<br />

en el lugar llamado Tarabuquillo. Esta es una extensa llanura don<strong>de</strong><br />

hay algunos montículos o pequeñas colinas, que se suce<strong>de</strong>n unas a<br />

otras, formando ligeras hondonadas. Por allí caminaban los soldados<br />

<strong>de</strong>l Batallón “Unión”, en columna <strong>de</strong> viaje, cuando fueron avistados<br />

por Val<strong>de</strong>z, quien acompañado <strong>de</strong> dos ayudantes y cuatro lanceros<br />

<strong>de</strong> su escolta, se había a<strong>de</strong>lantado a su ejército. Cuando llegó a la<br />

cola <strong>de</strong>l batallón, le mandó hacer alto. Muy audaz se necesitaba ser<br />

lira dar este paso, pero el general Val<strong>de</strong>z lo era en extremo y<br />

52


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

refrenando su caballo se encaró a los soldados enemigos,<br />

proclamándolos lleno <strong>de</strong> elocuente brío; los llamó al or<strong>de</strong>n,<br />

haciéndoles ver lo que perdía el país y la sacrosanta causa <strong>de</strong>l rey,<br />

con esta rebelión inmotivada e incomprensible. La compañía que<br />

hizo alto, así como 25 jinetes que cubrían la retaguardia <strong>de</strong>l batallón,<br />

se impresionaron con la elocuencia y persuasión con que les hablaba<br />

su valiente y antiguo general, tan querido y prestigiado en todo el<br />

ejército real <strong>de</strong>l Perú, tan lo, que logró seducirlos e iba tal vez a<br />

conseguir su intento, cuando Barbarucho, advertido <strong>de</strong> lo que<br />

sucedía, retrocedió furioso, llevando consigo una compañía <strong>de</strong><br />

grana<strong>de</strong>ros y afrontándose al general mandó hacer fuego. Sonó la<br />

<strong>de</strong>scarga y cayó muerto el caballo <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z y los <strong>de</strong> sus ayudantes,<br />

quedando heridos dos <strong>de</strong> los lanceros.<br />

Se supone que esta <strong>de</strong>scarga a quemarropa, que equivalía a<br />

fusilar al general, fué dada con puntería muy baja ya sea porque así<br />

lo dispuso la suerte, o porque los soldados apuntaron solo al caballo<br />

<strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z, porque, como hemos dicho, era el jefe más querido y<br />

popular en el ejército y los soldados repugnaron fusilarlo. Lo cierto es<br />

que Val<strong>de</strong>z dió media vuelta y corrió a refugiarse entre los suyos,<br />

cuando ya venía a toda carrera en su auxilio un escuadrón <strong>de</strong><br />

caballería que estaba cerca <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong>l suceso. Al ver esto el<br />

Barbarucho se replegó sobre los montículos más altos situados a la<br />

falda <strong>de</strong> un elevado cerro. Como los seguía amagando la caballería,<br />

mandó formar cuadros, movimiento ejecutado con la maravillosa<br />

presición con que maniobraba aquel aguerrido cuerpo.<br />

En esto llegaron los geromas tendidos en guerrilla, pretendiendo<br />

flanquear a los <strong>de</strong> la Unión, los que también <strong>de</strong>splegando sus<br />

tiradores con extraordinaria rapi<strong>de</strong>z y serenidad, burlaron los<br />

movimientos <strong>de</strong> sus numerosos contrarios; tan pronto amagaban la<br />

<strong>de</strong>recha como se replegaban sobre la izquierda, formaban grupos si<br />

los hostigaba la caballería, y sin <strong>de</strong>jarse envolver no perdían terreno,<br />

sino cuando les convenía tomar la altura que los protegía contra los<br />

múltiples escuadrones <strong>de</strong> caballería enemigos. Así escaramucearon<br />

hasta la tar<strong>de</strong>, que fué muy corta, por lo avanzado <strong>de</strong> la estación<br />

invernal, a lo que sin duda <strong>de</strong>bieron su salvación ese día.<br />

El batallón “Unión” se cubrió <strong>de</strong> gloria, por que él solo presentó y<br />

sostuvo larga batalla, contra todo un ejército empeñado en<br />

<strong>de</strong>strozara. La noche lóbrega <strong>de</strong> invierno se paró a los combatientes.<br />

Pronto brillaron las fogatas al pie <strong>de</strong>l elevado cerro que protegía la<br />

retaguardia <strong>de</strong> aquel terrible cuerpo: no muy lejos <strong>de</strong> él acamparon<br />

los <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z quien no los perdía <strong>de</strong> vista, por que se<br />

53


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

proponía atacarlos antes, <strong>de</strong> que raye la aurora. Estaba el general<br />

fuertemente excitado con los sucesos <strong>de</strong> ese día, poco lucido para él<br />

y sus batallones y <strong>de</strong>seaba castigar a los disi<strong>de</strong>ntes.<br />

Seguía el bullicio en uno otro campamento y en ambos brillaban<br />

fogatas. En el campamento real sonó el te que <strong>de</strong> silencio; poco<br />

<strong>de</strong>spués se oyó igual toque <strong>de</strong> corneta en el campamento <strong>de</strong> los<br />

altoperuanos se fueron apagando lentamente las fogatas <strong>de</strong> los<br />

realistas y brillaron con mayor intensidad las <strong>de</strong>l campamento <strong>de</strong><br />

Barbarucho. Cuando éste notó extinguido el fuego enemigo, con<br />

profundo silencio hizo formar su batallón y emprendió la marcha con<br />

rumbo a Potosí, con aquel misterioso silencio con que caminaría una<br />

tropa <strong>de</strong> fantasmas. Sus enemigos dormían profundamente y las<br />

centinelas que los guardaban, viendo el brillo <strong>de</strong> las fogatas, <strong>de</strong> nada<br />

se apercibieron permaneciendo impasibles.<br />

Al rayar el día 13 <strong>de</strong> julio las columnas <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z, con gran<br />

silencio, circunvalaron por todas partes el campamento <strong>de</strong><br />

Barbarucho y pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rse cual sería la rabia y sorpresa <strong>de</strong>l<br />

general, cuando lo encontró vacío.<br />

Solo cadáveres y tizones <strong>de</strong> carbón encontraron en el lugar<br />

don<strong>de</strong> vivaqueron los altoperuanos:<br />

Las pérdidas <strong>de</strong> los constitucionales fueron enormes, cerca <strong>de</strong><br />

500 hombres quedaron fuera e combate, y los rebel<strong>de</strong>s solo tuvieron<br />

80 bajas. El general Val<strong>de</strong>z comprendió viaje con rumbo a Tarija; en<br />

vano indagó antes por los soldados <strong>de</strong> Barbarucho; éstos habían<br />

<strong>de</strong>saparecido como el humo <strong>de</strong> las fogatas <strong>de</strong> su campamento.<br />

EL DÍA 14 DE JULIO EX POTOSÍ.<br />

En la fecha indicada ingreso en la imperial y real villa <strong>de</strong> Potosí el<br />

general don José <strong>de</strong> Carratalá y se hizo cargo <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> esta<br />

provincia en nombre <strong>de</strong>l virrey <strong>de</strong>l Perú don José <strong>de</strong> La Serna. Tanto<br />

él coma la columna <strong>de</strong> su mando se alojaron en la casa real <strong>de</strong><br />

moneda, que era al mismo tiempo una especie <strong>de</strong> fortaleza, don<strong>de</strong><br />

nunca faltaba una fuerte guarnición.<br />

Potosí, como todos los pueblos <strong>de</strong>l alto Perú, estaba muy dividido<br />

en opiniones políticas. En él había absolutistas renegados y<br />

constitucionalistas furiosos. Los parciales <strong>de</strong>l general Olañeta, que<br />

en su mayor parte eran patriotas cubiertos con la máscara <strong>de</strong>l<br />

absolutismo, no cesaban <strong>de</strong> trabajar por la causa <strong>de</strong> la<br />

emancipación. Estos tenían al corriente <strong>de</strong> cuanto pasaba en la villa<br />

a los amigos <strong>de</strong> Olañeta <strong>de</strong> manera que no tardaron en dar aviso <strong>de</strong><br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

la llegada <strong>de</strong> Carratalá al comandante <strong>de</strong>l escuadrón <strong>de</strong> “Santa<br />

Victoria”, que lo era el coronel don Pedro Arraya, quien tenía por su<br />

segundo y tercer comandante a don Felipe Marquiegui y a don Juan<br />

Ortuño respectivamente. Arraya era chicheño, como los <strong>de</strong>más jefes<br />

oficiales soldados <strong>de</strong>l mencionado escuadrón, que constaba <strong>de</strong> 300<br />

plazas, toda gente <strong>de</strong> pelea, tenidos pos incomparables jinetes, y <strong>de</strong><br />

una audacia extraordinaria, Arraya que había servido en las filas<br />

patriotas como guerrillero, llamó la atención a los realistas<br />

poniéndolos más <strong>de</strong> una vez en serios apuros.<br />

Para que nuestros lectores conozcan lo que era capaz <strong>de</strong> hacer<br />

este jefe vamos a referir una <strong>de</strong> sus aventuras <strong>de</strong> montonero: En<br />

1818 se encontraba en Tupiza un batallón <strong>de</strong> 500 plazas, mandado<br />

por el coronel don Mariano Ricafort, notable por sus cruelda<strong>de</strong>s y<br />

odio a los patriotas.<br />

El día <strong>de</strong>l Corpus, la procesión, que era muy concurrida, llegó a<br />

la plaza <strong>de</strong> la villa, escoltada por el batallón que <strong>de</strong> gran parada<br />

solemnizaba tan magna fiesta. Repentinamente se armó en la plaza<br />

y en Cada la población un barullo inexplicable el caso fué que el<br />

guerrillero don Pedro Arraya, valiente entre los valientes en esa<br />

época <strong>de</strong> bravos, mero<strong>de</strong>ando en los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> Tupiza con 100<br />

jinetes <strong>de</strong> su partida, supuso <strong>de</strong>sprevenidos a los realistas y se le<br />

ocurrió acuchillarlos. Dejando 40 <strong>de</strong> sus jinetes en las afueras <strong>de</strong>l<br />

pueblo, con los restantes se metió en él como un tobernillo y<br />

arremetió con los soldados <strong>de</strong> Ricafort, que rodaron por el suelo<br />

atropellado por los montoneros. Pero los realistas no estaban<br />

<strong>de</strong>sprevenidos, llevaban los fusiles cargados y rehaciéndose <strong>de</strong> la<br />

sorpresa rompieron en terrible fuego contra los guerrilleros. Arraya<br />

cayó herido <strong>de</strong> un balazo, lo levantaron sus compañeros que salieron<br />

corro un huracán, auxiliados por los que los esperaban, <strong>de</strong>rribándolo<br />

todo y sembrando el terror en todas partes.<br />

Este valiente patriota tomó servicio en las tilas <strong>de</strong>l rey por una<br />

circunstancia muy especial. Cuando la invasión <strong>de</strong> La Serna en las<br />

provincias <strong>de</strong> abajo, en una <strong>de</strong> tantas correrías Arraya fué herido<br />

gravemente; cogido por los “Húsares <strong>de</strong> Fernando VII”, fué<br />

presentado al general en jefe. La Serna bondadoso y sagaz, conoció<br />

la importancia <strong>de</strong>l prisionero, al que trató con distinción e hizo curar<br />

con esmero, procurando atraerlo a su causa. Cuando lo vió can salud<br />

completa, le impuso como castigo, servir con su misma graduación<br />

militar, en la vanguardia a ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l general Olañeta, Arraya,<br />

agra<strong>de</strong>cido por las bonda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l virrey y por la manera como fué<br />

recibido y tratado por su nuevo Jefe, con quien lo ligaban antiguas<br />

55


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

relaciones, tomó cariño al servicio <strong>de</strong> vanguardia y cuando la<br />

<strong>de</strong>fección <strong>de</strong> Olañeta, comprendiendo que era un pretexto para<br />

sacudir el yugo colonial, continuó a su lado sirviéndolo con mayor<br />

entusiasmo. Así fué como procedieron los patriotas y hasta el célebre<br />

caudillo <strong>de</strong> Ayopaya, llamado justamente: “el Pelayo Americano”, don<br />

José Miguel Lanza, tomo partido entre los parciales <strong>de</strong>l general<br />

Olañeta, instado por don Casimiro, y todos ellos, a raíz <strong>de</strong> la batalla<br />

<strong>de</strong> Ayacucho, proclamaron la libertad <strong>de</strong>l alto Perú.<br />

Noticioso Arraya <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong>l general Carratalá a Potosí,<br />

resolvió sorpren<strong>de</strong>rlo y dirigiéndose <strong>de</strong> las inmediaciones <strong>de</strong> Puna a<br />

Potosí, llegó a los estramuros <strong>de</strong> la villa la noche <strong>de</strong>l 13 <strong>de</strong> julio. El<br />

día 14 a las seis <strong>de</strong> la mañana, se presentó repentinamente en las<br />

puertas <strong>de</strong> la moneda, que acababan <strong>de</strong> abrirse. Ya se oían los<br />

primeros toques <strong>de</strong> diana, estando por consiguiente la guarnición<br />

ocupada en sus faenas matinales, cuando el Escuadrón “Santa<br />

Victoria” invadía la plazoleta por diferentes partes. Arraya, metiendo<br />

espuelas a su brioso corcel, subió a saltos las gradas que conducen<br />

al segundo piso, llegó al corredor <strong>de</strong> él y con una pechada <strong>de</strong> su<br />

caballo <strong>de</strong>rribó la puerta <strong>de</strong> la habitación don<strong>de</strong> Carratalá dormía<br />

tranquilo, gozando <strong>de</strong>l dulce sueño que ofrece una mañana <strong>de</strong><br />

invierno. Despertando tan bruscamente se aterró, quedando<br />

confundido al ver al terrible Arraya, que poniéndole una pistola en la<br />

cabeza lo mandaba entregarse: no había resistencia posible y<br />

temblando tuvo que <strong>de</strong>jar el lecho y así, en paños menores, montó<br />

en la grupa <strong>de</strong>l caballo <strong>de</strong> su enemigo, quien salió <strong>de</strong> allí a brincos,<br />

escoltado por Ortuño, que había subido tras él. Entre tanto<br />

Marquiegui con sus jinetes, contenía la guarnición, que asombrada<br />

no podía darse cuenta <strong>de</strong> tamaña audacia.<br />

Salió Arraya y sus soldados galoparon tras él, entonces recién<br />

entonces, comprendiendo lo que había sucedido, corrieron a las<br />

armas y les hicieron fuego <strong>de</strong> las ventanas y <strong>de</strong> los balcones <strong>de</strong>l<br />

edificio, pero era tar<strong>de</strong>, los cóndores habían <strong>de</strong>saparecido llevándose<br />

sorpresa.<br />

—————————<br />

OCUPACIÓN DE POTOSÍ<br />

El coronel Barbarucho, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> burlar a sus enemigos y<br />

noticioso <strong>de</strong> que Carratalá estaba en Potosí, dijimos que <strong>de</strong><br />

56


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

Tarabuquillo se dirigió a esa villa a la que sorpresivamente llegó el<br />

día 18.<br />

Encontró la ciudad abandonada por que la fuerza que la<br />

guarnecía <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la captura <strong>de</strong> Carratalá, se alejó<br />

apresuradamente a Oruro, haciendo marchas forzadas para llegar a<br />

esa ciudad. Bárbarucho ocupó la plaza y en los parques <strong>de</strong> la cala <strong>de</strong><br />

moneda encontró muchos pertrechos <strong>de</strong> guerra, vestuario y gran<br />

número <strong>de</strong> juegos <strong>de</strong> herraduras para mulas; todo lo habían <strong>de</strong>jado<br />

los constitucionales con la premura <strong>de</strong> su marcha. Barbarucho hizo<br />

provisión <strong>de</strong> todo cuanto encontró útil y el día 19 siguió su marcha en<br />

pos <strong>de</strong> Olañeta, que se hallaba en las proximida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l río <strong>de</strong> San<br />

Juan.<br />

—————————<br />

NEGOCIACIONES.<br />

El general Aguilera, con el rápido movimiento <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z y la<br />

ocupación <strong>de</strong> Chuquisaca, se había visto cortado separado <strong>de</strong> su jefe<br />

principal y <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> operaciones, <strong>de</strong> manera que se vio sin<br />

saber a qué atenerse respecto <strong>de</strong> su avance sobre la provincia <strong>de</strong><br />

Cochabamba.<br />

Cuando en Vallegran<strong>de</strong> recibió la visita <strong>de</strong>l canónigo magistral <strong>de</strong>l<br />

coro <strong>de</strong> Chuquisaca, doctor Julián Ureta y <strong>de</strong>l coronel don Diego<br />

Pacheco, e<strong>de</strong>cán <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z, quienes, comisionados por éste<br />

iban a hacerle proposiciones, a fin <strong>de</strong> que abandonando la causa <strong>de</strong><br />

Olañeta, volviera a las filas <strong>de</strong>l virrey. Ya hemos visto como estos<br />

mismos negociadores atrajeron al comandante <strong>de</strong>l 2º escuadrón <strong>de</strong>l<br />

regimiento <strong>de</strong> “La Laguna”, don Ignacio Rivas a las filas <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z,<br />

las que <strong>de</strong>jó cuando en Moromoro López <strong>de</strong> Quiroga abandonando al<br />

brigadier Maroto, se plegó al general Olañeta; lo que pretendían<br />

hiciera el brigadier Aguilera, quien estaba muy inclinado a ello<br />

cuando tuvo conocimiento <strong>de</strong> que Val<strong>de</strong>z puso a su frente un batallón<br />

y el cuerpo <strong>de</strong> caballería <strong>de</strong> que hemos hecho mención; a<strong>de</strong>más<br />

supo que Olañeta y Val<strong>de</strong>z escaramuceando en el partido <strong>de</strong><br />

Chichas, estaban próximos a librar un combate, que en el parecer <strong>de</strong><br />

Aguilera sería <strong>de</strong>cisivo. Entonces queriendo ganar tiempo y no<br />

contraer compromisos que pudieran perjudicarlo posteriormente,<br />

repentinamente rompió con los negociadores, que tuvieron que<br />

regresar a Chuquisaca, habiendo no obstante conseguido adquirir un<br />

57


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

escuadrón y un buen jefe como era, en concepto <strong>de</strong> ellos, el<br />

comandante Rivas.<br />

—————————<br />

EL GENERAL VALDEZ EN TARIJA.<br />

El general Val<strong>de</strong>z marchaba entre tanto trepando montañas y<br />

pasando sen<strong>de</strong>ros casi impracticables, cruzando montes y va<strong>de</strong>ando<br />

ríos caudalosos, como el Pilcomayo y el Pilaya; marchas que al<br />

presente parecen inverosímiles, por que es preciso conocer esos<br />

lugares para imaginarse cuanto sería el sufrimiento, privaciones y<br />

energía <strong>de</strong> los que con tanto entusiasmo hacían tan ruda campaña.<br />

La fatiga y los inconvenientes todos eran superados por esos<br />

admirables soldados, dirigidos por jefes dignos <strong>de</strong> mandarlos.<br />

El 26 <strong>de</strong> julio llegó el general Val<strong>de</strong>z al pueblo <strong>de</strong> San Lorenzo,<br />

situado al pie <strong>de</strong> la áspera cordillera <strong>de</strong> Iscayachi, que está a una<br />

distancia <strong>de</strong> tres leguas <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Tarija. Este risueño y fértil<br />

valle regado por el río Guadalquivir, es uno <strong>de</strong> los más pintorescos<br />

<strong>de</strong>l alto Perú; todo es allí vegetación, aire embalsamado, calor, vida,<br />

allí podían los soldados <strong>de</strong>l virrey <strong>de</strong>scansar <strong>de</strong> sus fatigas y<br />

prepararse a nuevos viajes y a mayores correrías.<br />

En el pueblo <strong>de</strong> San Lorenzo se había acantonado par or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

Olañeta, un escuadrón <strong>de</strong> caballería, que también se llamaba<br />

escuadrón “San Lorenzo”; lo mandaba el conocido caudillo <strong>de</strong> esa<br />

región don Eustaquio Mén<strong>de</strong>z, llamado el Moto, por que te faltaba<br />

una <strong>de</strong> las manos. Este fué notable como guerrillero y al lado <strong>de</strong><br />

Uriundo, los Rojas, Avilés y Mendieta. Se llenó <strong>de</strong> gloria combatiendo<br />

en La Tablada, Guerra Guico, Toldos, Concepción. Yeseras. Orozas,<br />

Campanario, Pilaya Cuyambuyu y otros combates <strong>de</strong> las guerrillas,<br />

contra los realistas Lavin, Ramírez (Mateo), Olañeta, Marquiegui, y<br />

<strong>de</strong>más prestigiosos militares <strong>de</strong> rey, distinguiéndose siempre por<br />

bravo y afortunado.<br />

Cuando el general La Serna, haciendo la campaña <strong>de</strong> Salta,<br />

penetró en el territorio tarijeño, en un encuentro <strong>de</strong> esos que<br />

sucedían continuamente, los ganchos <strong>de</strong>l Moto fueron <strong>de</strong>strozados<br />

por los “Húsares <strong>de</strong> Fernando VII” y Mén<strong>de</strong>z cayó prisionero en<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> éstos. Estaba mal herido y fué presentado al general La<br />

Serna, quien lo recibió con bondad, lo hizo curar con esmero y una<br />

vez fuera <strong>de</strong> peligro, el general lo indultó, reconociéndole su grado<br />

militar y señalándole una pensión para él y uno <strong>de</strong> sus hijos: le<br />

58


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

exigió antes su palabra <strong>de</strong> no tomar las armas contra el rey; Mén<strong>de</strong>z<br />

agra<strong>de</strong>cido, prometió cumplir lo que se le pedía; disolvió su partida y<br />

se retiró a su casa situada en el pueblo <strong>de</strong> San Lorenzo, resuelto a<br />

vivir en paz, lo que cumplió el valeroso caudillo, según lo afirman<br />

prestigiosos historiógrafos. 15<br />

Cuando la insurrección <strong>de</strong> Olañeta aparece otra ves en la escena<br />

política el citado guerrillero, comandando un escuadrón en San<br />

Lorenzo, como parcial <strong>de</strong> Olañeta, pero se pasa él y el comandante<br />

Bernabé Baca al general Val<strong>de</strong>z, como lo afirma el diario oficial <strong>de</strong><br />

esta campaña, publicado en la imprenta <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l general<br />

OIañeta, que textualmente dice: “El general Val<strong>de</strong>z continuó su<br />

marcha con dirección a la villa <strong>de</strong> Tarija. El día 26 llego al pueblo <strong>de</strong><br />

San Lorenzo: allí fué recibido por los débiles comandantes D.<br />

Eustaquio Mén<strong>de</strong>z y D. Bernabé Baca que se le presentaron<br />

pérfidamente, poniendo a su disposición los escuadrones que se les<br />

había confiado y dando libertad al general Carratalá conducido<br />

aquella villa en calidad <strong>de</strong> prisionero. Ellos mismos, olvidados una<br />

vez <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>beres, persiguieron el 27 y 28 siguientes por la<br />

Concepción y Toldos, el convoy que habían mandado retirar <strong>de</strong><br />

aquella plaza, y remaron seis piezas <strong>de</strong> artillería, trescientos fusiles,<br />

parque, municiones y vestuario”. 16<br />

Nada más dicen los cronistas respecto <strong>de</strong>l caudillo Mén<strong>de</strong>z, el<br />

que el año <strong>de</strong> 1849 murió en un combate cerca <strong>de</strong> Tarija, en el hogar<br />

llamados Santa Bárbara, a manos <strong>de</strong>l coronel Rosendi, jefe <strong>de</strong> una<br />

columna perteneciente a las fuerzas <strong>de</strong>l general Velasco, que<br />

guerreaba contra el general Belzu.<br />

Como se ve, Val<strong>de</strong>z no encontró resistencia en el territorio<br />

tarijeño y antes adquirió tropas, armas y cañones pertenecientes a su<br />

rival, que estaba en la provincia <strong>de</strong> Chichas. Val<strong>de</strong>z avanzó sobre el<br />

pueblo <strong>de</strong> Livilivi don<strong>de</strong> se había situado el general Olañeta resuelto<br />

a acabar con él. Antes <strong>de</strong> hacerlo y a fin <strong>de</strong> proseguir sus<br />

operaciones con actividad y <strong>de</strong>sembarazo, comisionó al general<br />

Carratalá para que con una columna <strong>de</strong> 600 hombres condujese a<br />

Potosí, los cansados, enfermos, equipajes, efectos <strong>de</strong> guerra y la<br />

gran impedimenta que lo <strong>de</strong>tenía y no lo <strong>de</strong>jaba obrar con la rapi<strong>de</strong>z<br />

15 García Camba - Memorias para la historia las arma españolas en el Perú. Tomo 1º<br />

Capítulo XI. - Páginas 288-289 - Luís M. Guzmán - Historia <strong>de</strong> <strong>Bolivia</strong>, Capítulo VIII -<br />

Apuntes para la Historia <strong>de</strong> <strong>Bolivia</strong> - Unos patriotas Capitulo VII.<br />

16 “Diario <strong>de</strong> las operaciones <strong>de</strong>l ejercito real <strong>de</strong>l Perú, en la campaña que ha<br />

sostenido contra los constitucionales - 1824”. Folleto existente en el archivo <strong>de</strong> la<br />

Sociedad Geográfica Sucre legajo Nº. 1 - Véase el Apéndice.<br />

59


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

que le era peculiar en sus operaciones militares. Este movimiento no<br />

lo encontró comprometido por haber sus adversarios tomado rumbo<br />

opuesto. Tomada esta medida continuó marchando sobre el<br />

enemigo, al que dió alcance el día 31 cerca <strong>de</strong> la Abra <strong>de</strong> Quenta. El<br />

1º <strong>de</strong> agosto, a las cinco <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, Otañeta como aceptando el<br />

combate, formó su línea <strong>de</strong> batalla y arengó a sus tropas; pero el<br />

general Val<strong>de</strong>z, consi<strong>de</strong>rando que ya era muy avanzada la hora para<br />

empezar la batalla y conociendo que su tropa necesitaba algún<br />

<strong>de</strong>scanso, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la larga y fatigosa marcha <strong>de</strong> ese día,<br />

suspendió el ataque hasta la mañana siguiente, situando su<br />

campamento en una elevada serranía don<strong>de</strong> pasó la noche.<br />

Olañeta, entretanto, se aprovechó <strong>de</strong> esta dilación, dispersó sus<br />

tropas en diferentes columnas: EL coronel Barbarucho con los<br />

batallones <strong>de</strong> “La Unión” tomó el camino <strong>de</strong> Suipacha; el teniente<br />

coronel Medinaceli con el batallón “Chichas”, se dirigió a Cotagaita; el<br />

coronel don Guillermo Marquiegui con todos los equipajes e<br />

impedimenta partió a Santa Victoria; el coronel don Francisco Ostria<br />

con los “dragones Americanos” se trasladó a Cinti y el general<br />

Olañeta, personalmente, con un escuadrón <strong>de</strong> caballería, se dirigió a<br />

Tarija.<br />

Perplejo y absorto quedo el general Val<strong>de</strong>z sin saber por don<strong>de</strong><br />

había tomado rumbo su enemigo; por todas partes existían huellas<br />

<strong>de</strong> reciente marcha <strong>de</strong> tropas y viendo las mis numerosas por el<br />

camino que va a Santa Victoria, tomó el general resueltamente<br />

aquella dirección.<br />

—————————<br />

EL DÍA 5 DE AGOSTO<br />

Este día fue clásico en la presente guerra; en el sucedieron<br />

acontecimientos <strong>de</strong>masiados notables y que contribuyeron al<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> ella.<br />

El general Val<strong>de</strong>z, persuadido <strong>de</strong> que su enemigo se le escurrió<br />

por el camino que va a los valles <strong>de</strong> Jujuy, redoblando su marcha el<br />

día 5 <strong>de</strong> agosto alcanzó en Santa Victoria la columna mandada por el<br />

coronel don Guillermo Marquiegui, que conducía los equipajes,<br />

parque sobrante, y toda la impedimenta <strong>de</strong> los disi<strong>de</strong>ntes. Allí cayó<br />

prisionero el coronel Marquiegui, y su hermano don Felipe; el coronel<br />

don Gaspar Olañeta, hermano <strong>de</strong>l general, gobernador <strong>de</strong> Tarija<br />

treinta y tantos individuos más entre jefes y oficiales que<br />

60


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

acompañaban el convoy, Val<strong>de</strong>z trató a todos ellos con la mesura y<br />

cortesía que le era característica.<br />

En la madrugada <strong>de</strong> ese mismo día, repentinamente, penetró el<br />

general Olañeta en Tarija con las fuerzas <strong>de</strong> su mando, sorprendió e<br />

hizo prisioneros a sesenta soldados, un oficial y al comandante don<br />

Diego Roldán, que en esa ciudad <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> guarnición el general<br />

Val<strong>de</strong>z.<br />

Ese mismo día y a ésa misma hora el coronel don Francisco<br />

López <strong>de</strong> Quiroga sorprendió la villa <strong>de</strong> la Laguna con el 1º<br />

escuadrón <strong>de</strong> Dragones <strong>de</strong> “La Laguna”, tomó el 2º escuadrón <strong>de</strong>l<br />

mismo regimiento, mandado por el comandante don Ignacio Rivas,<br />

que como dijimos se pasó al ejército <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z, hizo prisionero a este<br />

jefe y recuperó su cuerpo. López había marchado a La Laguna,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Vallegran<strong>de</strong>, enviado por el brigadier Aguilera.<br />

La noche <strong>de</strong> ese notable día el general don José <strong>de</strong> Carratalá<br />

llegó al lugar <strong>de</strong>nominado Salo con la fuerza <strong>de</strong> su mando y el<br />

enorme cargamento que a Potosí conducía para <strong>de</strong>positarlo en los<br />

almacenes <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Moneda, y situarse él con la guarnición por<br />

haber sido nombrado gobernador <strong>de</strong> la villa imperial: Pero no<br />

contaba que el terrible Barbarucho noticioso <strong>de</strong> su marcha, resolvió<br />

sorpren<strong>de</strong>rlo y apropiarse <strong>de</strong> tan espléndido botín <strong>de</strong> guerra.<br />

Carratalá llegó a Salo y hallando muy a<strong>de</strong>cuado el lugar para<br />

acampar, mandó hacer alto; pocos momentos <strong>de</strong>spués las tropas<br />

hicieron pabellones <strong>de</strong> sus fusiles, arreglaron las cargas, dieron<br />

pasto al ganado y se entregaron al <strong>de</strong>scanso. Serían las nueve <strong>de</strong><br />

una noche oscura y fría, todos dormían <strong>de</strong>scuidados en el campo<br />

realista, cuando cautelosamente se presentaron en él los temidos<br />

soldados <strong>de</strong>l batallón “Unión” y sin ser sentidos cayeron sobre los<br />

<strong>de</strong>scuidados enemigos, que <strong>de</strong>spertaron al estruendo <strong>de</strong> la fusilería y<br />

vivas al rey que daban los soldados <strong>de</strong> Barbarucho. Los <strong>de</strong> Carratalá<br />

vueltos <strong>de</strong> sorpresa intentaron resistir pero todo fué inútil, fueron<br />

prisioneros, y los que no, se dispersaron, quedando en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />

audaz Barbarucho todo cuanto Carratalá conducía a Potosí; el mismo<br />

general quedo segunda ves prisionero y enviado a ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l<br />

general Olañeta, pero Carratalá tuvo la suerte <strong>de</strong> seducir a los<br />

guardianes que lo conducían y reunirse luego a las tropas <strong>de</strong>l general<br />

Val<strong>de</strong>z.<br />

—————————<br />

CONTINÚA LA CAMPAÑA<br />

61


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

El estratégico plan <strong>de</strong>l general Olañeta al diseminar sus fuerzas<br />

por todas partes tuvo felices resultados; toda partida que se<br />

<strong>de</strong>stacaba <strong>de</strong>l grueso <strong>de</strong> las fuerzas <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l virrey era<br />

perdida.<br />

Olañeta rápidamente emprendió la marcha sobre valle <strong>de</strong> la<br />

Concepción, paso a<strong>de</strong>lante y en las inmediaciones <strong>de</strong>l a pueblo <strong>de</strong><br />

Padcaya supo que allí estaba el comandante don Bernabé Baca con<br />

el escuadrón con que se paso a Val<strong>de</strong>z en San Lorenzo. Olañeta,<br />

tomó en Padcaya al citado escuadrón compuesto <strong>de</strong> 160 hombres,<br />

montados y bien armados <strong>de</strong> sables y carabinas, rescató las seis<br />

piezas <strong>de</strong> artillería que había perdido con más 300 fusiles y todo su<br />

parque e impedimenta.<br />

En el alto <strong>de</strong> Colnaca el capitán don Francisco CebaIlos, tomó<br />

prisioneros sesenta hombres mandados por el capitán Simón Poó y<br />

los oficiales Lucena y Lordiera.<br />

En Ramadas el comandante don Juan Ortuño, con una columna<br />

<strong>de</strong> su regimiento, tomó 120 cabezas <strong>de</strong> ganado que conducían<br />

fuerzas <strong>de</strong> infantería y caballería <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>z.<br />

El día 11 <strong>de</strong>l mismo mes el cuartel <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Torata fué<br />

atacado por 60 cazadores y 30 dragones <strong>de</strong> la división <strong>de</strong>l general<br />

Aguilera; esta fuerza mandada por el comandante don Francisco<br />

Muñoz, rindió la guarnición <strong>de</strong> ese pueblo, que cayó íntegra con sus<br />

comandantes los Capitanes Auñón y Guerra y abundante número <strong>de</strong><br />

armas, municiones y cabalgaduras.<br />

Aguilera avanzó sobre Chuquisaca, pero no llegó allí y se<br />

contentó con mero<strong>de</strong>ar en las inmediaciones. En el pueblo <strong>de</strong> Yotala<br />

fusiló a los coroneles Ignacio Rivas, Ta<strong>de</strong>o Lezama, y al capitán<br />

Auñón el primero había sido tomado por López en La Laguna,<br />

cuando se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong>l 2º escuadrón <strong>de</strong> “Dragones <strong>de</strong> la Frontera”<br />

que comandaba el citado jefe. Lezama merecía el odio <strong>de</strong> Aguilera<br />

por que no quiso <strong>de</strong>cirle la verdad <strong>de</strong>l estado y número <strong>de</strong> la<br />

guarnición <strong>de</strong> Cochabamba que mandaba el brigadier Somocurcio.<br />

El general Val<strong>de</strong>z fué exageradamente informado <strong>de</strong> los triunfos<br />

obtenidos por Aguilera en la provincia <strong>de</strong>l Charcas, y con razón<br />

alarmado, resolvió replegarse sobre Potosí, base principal <strong>de</strong> sus<br />

operaciones a fin <strong>de</strong> reparar el mal que creía gran<strong>de</strong>, y sobre todo<br />

temía per<strong>de</strong>r su comunicación con el virrey; en consecuencia<br />

emprendió marcha sobre Potosí por el camino más corto; que es el<br />

<strong>de</strong> la posta. Pero al llegar a Cotagaita supo que era esperado por el<br />

coronel Barbarucho, posesionado en las fuertes posiciones<br />

62


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

inmediatas al citado pueblo, y que había aumentado sus tuerzas<br />

consi<strong>de</strong>rablemente, con los “Voluntarios <strong>de</strong> la fé”; que eran las<br />

milicias urbanas <strong>de</strong> Chichas; el batallón “Cazadores” y 100<br />

“Dragones Americanos”, que lo esperaban en línea <strong>de</strong> batalla.<br />

Examinando el general Val<strong>de</strong>z tan formidables y bien <strong>de</strong>fendidas<br />

posiciones comprendió que era antitáctico atacarlas <strong>de</strong> frente, por<br />

que su pérdida sería segura y resolvió flanquearlas, a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />

seguir su marcha a Potosí, mientras se verificaba el movimiento por<br />

la <strong>de</strong>recha. Para el efecto comisionó al general La Hera que con una<br />

mitad <strong>de</strong>l batallón “Gerona.”, otra <strong>de</strong>l “Imperial Alejandro” y cincuenta<br />

“Grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> caballo” <strong>de</strong> la guardia, verifique esa importante<br />

operación militar.<br />

La Hera, impetuoso y bravo como era, llevó a<strong>de</strong>lante con brío su<br />

cometido, sosteniendo un porfiado combate con fuerzas <strong>de</strong>siguales,<br />

las <strong>de</strong>l enemigo eran muy superiores a las suyas. De manera que fué<br />

arrollado y tuvo sensibles pérdidas, entre otras la <strong>de</strong>l valeroso<br />

capitán Herrera, muchos muertos <strong>de</strong> tropa y numerosos heridos entra<br />

los que se contaba el propio La Hera que lo fué gravemente.<br />

Continuó la retirada <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z los días 14, 15, y 16,<br />

durante ellos maniobró con rara habilidad y simulando internarse en<br />

el <strong>de</strong>spoblado, a fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>sorientar a sus enemigos sobre el<br />

verda<strong>de</strong>ro objeto <strong>de</strong> su marcha, repentinamente volvió sobre el<br />

camino real que conduce a Potosí y el día 16 acampó en la Lava,<br />

lugar situado a nueve leguas <strong>de</strong> la villa imperial.<br />

BATALLA DE LA LAVA<br />

Barbarucho, que seguía <strong>de</strong> cerca al general Val<strong>de</strong>z, llegó allí el<br />

día 17 y llevado <strong>de</strong> su ardimiento atacó temerariamente a su<br />

adversario, al rayar la aurora <strong>de</strong> ese día.<br />

La Lava es un ingenio <strong>de</strong> beneficiar metales <strong>de</strong> plata, entonces<br />

perteneciente al con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Casa Real <strong>de</strong> moneda. En el ingenio<br />

existían gran<strong>de</strong>s caserías <strong>de</strong>l establecimiento y Barbarucho<br />

suponiendo que allí estaba el ejército <strong>de</strong>l virrey abrigándose <strong>de</strong>l frío<br />

<strong>de</strong> una helada noche <strong>de</strong> agosto, arremetió <strong>de</strong> frente la posición<br />

Barbarucho llevó el ataque por la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l campamento, pero no<br />

pudo forzarlo y se dirigió al centro que estaba <strong>de</strong>fendido por el mismo<br />

general Val<strong>de</strong>z. No se vio en esos tiempos <strong>de</strong> combates y batallas,<br />

una más sangrienta ni más porfiada que la <strong>de</strong> La Lava; ambos jefes<br />

rivalizaban en valor y ardimiento, el furor y la obstinación <strong>de</strong> ambos<br />

acreditó su bien sentada fama. Los dos jefes buscaron la muerte con<br />

63


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

verda<strong>de</strong>ra rabia y las tropas hicieron prodigios <strong>de</strong> valor, luchando<br />

cuerpo a cuerpo y ensangrentando sus bayonetas al grito <strong>de</strong> “Viva el<br />

Rey” por el que ambos se <strong>de</strong>strozaban.<br />

Si el ataque <strong>de</strong> Barbarucho hubiera persistido por la <strong>de</strong>recha y no<br />

se hubiese inclinado al centro, talvez hubiera logrado su atrevido<br />

intento, pero una vez que atacó por terreno plano fué envuelto por la<br />

caballería mandada por el brigadier don Valentín Ferraz, que lo<br />

acuchilló terriblemente; solo 40 o 50 individuos montados salvaron <strong>de</strong><br />

la espantosa catástrofe.<br />

Completa fué la victoria <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z, pero la compró muy<br />

cara y a costa <strong>de</strong> preciosas existencias, entre ellas la <strong>de</strong>l brigadier<br />

don Cayetano Ameller, distinguidísimo jefe, el más firme apoyo <strong>de</strong>l<br />

general, comandante <strong>de</strong>l regimiento “Gerona”; y <strong>de</strong> otros distinguidos<br />

oficiales.<br />

Más <strong>de</strong> trescientos muertos <strong>de</strong> tropa y veintidos oficiales<br />

perdieron los disi<strong>de</strong>ntes en esa terrible jornada; todos los <strong>de</strong>más<br />

estaban prisioneros, entre ellos el mismo coronel Barbarucho, quien<br />

fué presentado al general Val<strong>de</strong>z, que lo trató con perfecta cortesía.<br />

Todos creyeron que iba a or<strong>de</strong>nar fuese pasado por las armas,<br />

acordándose <strong>de</strong>l episodio <strong>de</strong> Tarabuquillo, don<strong>de</strong> Barbarucho mandó<br />

hacer fuego a quema ropa sobre él; pero quedaron sorprendidos <strong>de</strong><br />

la cortesía y hasta emoción conque trató á su furioso enemigo.<br />

También mandó que los heridos <strong>de</strong>l ejército disi<strong>de</strong>nte fueran curados<br />

con el mismo esmero que los suyos, a pesar <strong>de</strong> que le habían sido<br />

comunicadas ór<strong>de</strong>nes superiores prescribiendo la pronta aplicación<br />

<strong>de</strong> la pena capital sobre cuantos rebel<strong>de</strong>s cayesen a sus manos.<br />

En seguida mandó a los enfermos, heridos y prisioneros a Potosí<br />

y <strong>de</strong>jando el grueso <strong>de</strong> sus tropas en Puna; pasó a Chuquisaca<br />

llevando solo 300 infantes y 160 caballos, cuya fuerza reunida con la<br />

que tenía el brigadier Vigil, la encontraba suficiente para reducir y<br />

hacer entrar en or<strong>de</strong>n al brigadier Aguilera. Las tropas <strong>de</strong> Puna<br />

quedaron a ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l brigadier Ferraz.<br />

Afirma un historiador español 17 que los oficiales que en Cinti<br />

acompañaban al general Olañeta, que se había allí situado <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Tarija, propusieron secretamente al<br />

brigadier Ferraz entregar a su jefe, tan pronto como tuvieron noticia<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre <strong>de</strong> La Lava, pero como el brigadier Ferraz no se creyó<br />

autorizado para mover sus tropas <strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> fué situado, y que<br />

era lo que solicitaron los indicados jefes, se perdió tiempo en<br />

17 Mariano Torrente - Historia <strong>de</strong> la revolución Hispano Americana - T. II - C. 22.<br />

64


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

consultas y todo quedó en proyecto. No po<strong>de</strong>mos afirmar sobre la<br />

certidumbre <strong>de</strong> esto, pero no sería extraño que así fuera vistas las<br />

circunstancias excepcionales <strong>de</strong> esos momentos.<br />

Cuando el general Olañeta tuvo aviso <strong>de</strong> la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> La Lava se<br />

llenó <strong>de</strong> pesar, pero no <strong>de</strong>smayó y continuando su marcha sobre<br />

Tarija or<strong>de</strong>nó la concentración <strong>de</strong> sus fuerzas, que constaba <strong>de</strong> tres<br />

escuadrones <strong>de</strong> “Cazadores montados”, el escuadrón “Santa<br />

Victoria” y el <strong>de</strong> “Dragones Americanos” . El 2º batallón <strong>de</strong> la “Unión”,<br />

“Cazadores” y “Voluntarios <strong>de</strong> la fé”, con objeto <strong>de</strong> reforzarlos y<br />

atacar nuevamente al ejército <strong>de</strong>l virrey, que se hallaba, como hemos<br />

dicho, en Puna.<br />

El general Val<strong>de</strong>z estaba en Chuquisaca disponiéndose a<br />

proseguir sus operaciones contra el brigadier Aguilera, cuando<br />

recibió, la para él infausta noticia, <strong>de</strong> que el ejército <strong>de</strong>l norte había<br />

sido <strong>de</strong>rrotado en Junín por las tropas <strong>de</strong>l general Bolívar, y al mismo<br />

tiempo la or<strong>de</strong>n perentoria <strong>de</strong>l virrey, <strong>de</strong> que con todas sus fuerzas<br />

se incorporase al Cuzco para atajar la irrupción colombiana que se<br />

les venía a pasos <strong>de</strong> gigante.<br />

El general Val<strong>de</strong>z al cumplir este <strong>de</strong>ber, creyó que era<br />

indispensable manifestar al general Olañeta la or<strong>de</strong>n superior, y con<br />

fecha 25 <strong>de</strong> agosto le impuso <strong>de</strong>l peligro que corría la causa<br />

española, haciéndole a<strong>de</strong>más presente que S. M. en el ejercicio<br />

absoluto <strong>de</strong> sus prerrogativas, había confirmado el nombramiento <strong>de</strong><br />

virrey en la persona <strong>de</strong>l general La Serna. Todo esto no mereció más<br />

que respuestas verbales <strong>de</strong>l general Olañeta.<br />

Val<strong>de</strong>z envió nuevamente al comandante don Vicente Miranda<br />

con un <strong>de</strong>spacho dirigido a Olañeta en el que le <strong>de</strong>cía: “Basta <strong>de</strong><br />

sangre”, le encomendaba se encargue <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong>l alto Perú<br />

hasta el Desagua<strong>de</strong>ro, por que él regresaba al Cuzco: que ambos<br />

dieran libertad a todos los oficiales prisioneros, sin distinción <strong>de</strong><br />

clases y que si realmente era buen español y amaba al rey <strong>de</strong><br />

España, pusiese en La Paz o en Cochabamba 2,000 hombres,<br />

siendo 500 <strong>de</strong> caballería a fin <strong>de</strong> que el virrey, en caso <strong>de</strong><br />

necesitarlos, disponga <strong>de</strong> ellos, por que Bolívar se dirigía con rapi<strong>de</strong>z<br />

sobre Lima.<br />

Olañeta accedió a todo, dió libertad a los prisioneros, para que se<br />

incorporen a sus regimientos; pero el general Val<strong>de</strong>z solo dió libertad<br />

a los oficiales y tropa, llevando consigo al coronel Barbarucho y al<br />

capitán Ceballos, los que pronto lograron fugarse e incorporarse a<br />

sus ban<strong>de</strong>ras.<br />

65


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

El 28 <strong>de</strong> agosto evacuaron las fuerzas <strong>de</strong>l virrey la ciudad <strong>de</strong><br />

Chuquisaca, el 30 la <strong>de</strong> Potosí, y en los primeros días <strong>de</strong> septiembre<br />

las <strong>de</strong> La Paz y Cochabamba, las que fueron sucesivamente<br />

ocupadas por las fuerzas <strong>de</strong>l general Olañeta, quien estando en<br />

Oruro, recibió una comunicación gratulatoria <strong>de</strong>l general Simón<br />

Bolívar en la que lo felicitaba por su comportamiento con los<br />

constitucionalistas <strong>de</strong>l Perú.<br />

Olañeta siguió engrosando su ejército y en octubre tenía ya en<br />

Cochabamba 2,000 hombres inclusos los 600 fernandinos<br />

proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la división <strong>de</strong> Aguilera. También en estos días se<br />

sometió a sus ban<strong>de</strong>ras el general don José Miguel Lanza y muchos<br />

jefes facciosos que permanecieron separados <strong>de</strong> esta lucha llamada<br />

doméstica y cuyo estudio terminaremos con algunas consi<strong>de</strong>raciones<br />

respecto a las consecuencias y móviles <strong>de</strong> ella.<br />

—————————<br />

CAPITULO VI.<br />

Conclusión<br />

Así terminó esta corta y ruda campaña entre los absolutistas y los<br />

liberales, como entonces se llamaba a los soldados y partidarios <strong>de</strong>l<br />

virrey <strong>de</strong>l Perú.<br />

El motivo <strong>de</strong> ella ya lo, henos hecho conocer a nuestros lectores,<br />

pero no será <strong>de</strong>más hacer respecto a tan trascen<strong>de</strong>ntal<br />

acontecimiento algunas aclaraciones, a fin <strong>de</strong> aproximarse más a<br />

esclarecerla verdad histórica, que siempre <strong>de</strong>be buscarse en esta<br />

clase <strong>de</strong> estudios.<br />

La ambición <strong>de</strong>l general Olañeta, por una parte, por que como el<br />

más antiguo y acreditado entre los generales <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l<br />

Perú <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Pezuela y Ramírez, creía que una vez separados<br />

éstos <strong>de</strong> la escena, a él <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho le correspondía el gobierno <strong>de</strong>l<br />

virreinato.<br />

La <strong>de</strong>posición <strong>de</strong> Pezuela, si bien la aceptó en silencio, trié por<br />

que el prestigio <strong>de</strong> La Serna que venía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la península, como<br />

general en jefe <strong>de</strong>l ejército, era gran<strong>de</strong> su nombramiento emanaba<br />

<strong>de</strong>l mismo rey y tuvo que obe<strong>de</strong>cerle, pero siempre tratando <strong>de</strong><br />

hacerle una guerra sorda en unión <strong>de</strong>l virrey Pezuela, que tenía<br />

ojeriza por La Serna y sus compañeros y profunda estimación por<br />

Olañeta y sus amigos.<br />

66


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

Si Olañeta se sometió a La Serna como a general en jefe, cuando<br />

fué separado <strong>de</strong>l mando su amigo el virrey Pezuela, empezó a<br />

manifestar su <strong>de</strong>scontento, tomando pretexto <strong>de</strong> la animadversión<br />

entre los oficiales y jefes venidos últimamente con La Serna y los que<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un principio servían a sus ór<strong>de</strong>nes, y en lugar <strong>de</strong> aplacar este<br />

<strong>de</strong>scontento, trató <strong>de</strong> darle pábulo, poniéndose al frente <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>scontentos.<br />

Los amigos <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, aquellos que cansados <strong>de</strong>l yugo<br />

colonial trataban <strong>de</strong> sacudirlo, ro<strong>de</strong>aron al general Olañeta<br />

aconsejándole no se <strong>de</strong>jase sojuzgar por los mazones y liberales que<br />

formaban el círculo <strong>de</strong> La Serna y Canterac, y encontraron en el<br />

fanatismo <strong>de</strong> Olañeta y en su entrañable amor al altar y al trono, un<br />

filón que explotaron con habilidad y astucia sorpren<strong>de</strong>ntes. Ellos que<br />

eran <strong>de</strong> principios verda<strong>de</strong>ramente liberales, que anhelaban la<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l suelo altoperuano, que odiaban al rey absoluto,<br />

encarnación <strong>de</strong>l atraso y el oscurantismo, y comprendían que la<br />

<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su país en que lo habían sumido los absolutistas y la<br />

clerigalla, que se apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong> estos lugares y que los explotaban y<br />

aniquilaban por medio <strong>de</strong>l fanatismo religioso, que fué el padre <strong>de</strong> la<br />

ignorancia y <strong>de</strong> la ruina <strong>de</strong> esta nación, como llevamos dicho, ro<strong>de</strong>ó<br />

al general Olañeta, haciéndose en la apariencia más absolutista y<br />

más frailuno que él, llevando con disimulo y maña su gran obra: la<br />

re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l alto Perú.<br />

Por esta gran i<strong>de</strong>a se habían sacrificado centenares <strong>de</strong> patriotas;<br />

había corrido la sangre en los cadalzos; las poblaciones habían<br />

chispeado incendiadas y sus habitantes, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> saqueados,<br />

habían sido pasados a <strong>de</strong>güello. Esa era la historia <strong>de</strong>l alto Perú y<br />

sus hijos no podían sacudir sus ca<strong>de</strong>nas, no podían in<strong>de</strong>pendizarse,<br />

ser libres y gozar <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos y prerrogativas <strong>de</strong> los pueblos que<br />

lo son. Estaban agotadas sus energías, sus ca<strong>de</strong>nas eran muy<br />

sólidas y resistentes para romperse; mil veces lo habían intentado y<br />

siempre habían sucumbido en la <strong>de</strong>manda, sus enemigos eran muy<br />

fuertes y siempre quedaban <strong>de</strong>strozados y a merced <strong>de</strong> sus<br />

verdugos. ¡Olañeta fué uno <strong>de</strong> ellos! Pocos jefes hubieron más<br />

adictos al modo <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> los Goyeneches, Ramírez y Pezuela como<br />

don Pedro Antonio. Tirano por organización, se asimiló a la tiranía.<br />

Déspota por convencimiento, amó al absolutismo que era el summun<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>spotismo.<br />

En Guaqui y Amiraya luchó por la causa <strong>de</strong>l rey asistió al martirio<br />

<strong>de</strong> Cochabamba a lado <strong>de</strong>l infernal Goyeneche.<br />

67


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

En Vilcapugyo y Ayuhuma se mostró ya jefe <strong>de</strong> importancia, lo<br />

que consolidó con su victoria <strong>de</strong> Venta y Media don<strong>de</strong> <strong>de</strong>rrotó al<br />

general argentino don Martín Rodríguez. En Viloma se hizo notar por<br />

su bravura y su persecución a los prisioneros que inmoló sin piedad<br />

en su tránsito a Chuquisaca.<br />

El invadió las provincias argentinas a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> La Serna, al<br />

que procuraba indisponer con el virrey Pezuela, y él fué quien inspiró<br />

el plan <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r a Güemes, llevada con tanto arrojo y bizarría<br />

por el coronel Barbarucho, sorpresa en que fué herido <strong>de</strong> muerte el<br />

valeroso general Güemes, el gran <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

argentina.<br />

Después <strong>de</strong> tantas hazañas era muy justo que el general Olañeta<br />

ambicionase el trono <strong>de</strong> los virreyes <strong>de</strong>l Perú, que según él con un<br />

motín militar, le arrebató La Serna. Ese virreinato o el <strong>de</strong> Buenos<br />

Aires fueron siempre el sueño <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> toda su vida, y allí lo<br />

impedía la ambición <strong>de</strong> su bella esposa, a la que él adoraba, cuyas<br />

sienes quería adornar con la dia<strong>de</strong>ma <strong>de</strong> las virreinas.<br />

Por esto es que la elevación <strong>de</strong> La Serna lo sublevó por completo<br />

y aprovechando <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> España a causa <strong>de</strong> la guerra<br />

con Napoleón, se hizo paladín <strong>de</strong>l más inepto <strong>de</strong> los Borbones, al<br />

que los franceses tenían prisionero en Bayona.<br />

Los que ro<strong>de</strong>aban a Olañeta viendo que el momento era<br />

oportuno, precipitaron la explosión <strong>de</strong> la catástrofe e hicieron que el<br />

general <strong>de</strong> la vanguardia <strong>de</strong>l ejército real, apareciese como una<br />

personalidad histórica.<br />

Mucho se tramó entonces, muchas intrigas se cruzaron entre uno<br />

y otro bando y al fin se logró lo que se pretendía: el rompimiento, la<br />

segregación <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l alto Perú <strong>de</strong>l virreinato <strong>de</strong> Lima; el apoyo<br />

<strong>de</strong> tropa profesional, con jefes en su mayor parte americanos<br />

dirigidos, no por un jefe absolutista y fanático como se creía<br />

entonces, sino por cabezas <strong>de</strong> pensadores patriotas que veían tras la<br />

figura <strong>de</strong>l general Olañeta, la imagen <strong>de</strong> la patria por la que todo<br />

sacrificio era pequeño.<br />

El resultado no se <strong>de</strong>jó esperar <strong>de</strong>masiado.<br />

Val<strong>de</strong>z fué a la guerra con 5.000 soldados aguerridos, valientes y<br />

acostumbrados a vencer; cuando regresó al Cuzco, <strong>de</strong> éstos le<br />

quedaban apenas 2,000 cansados, con el ánimo abatido y sin los<br />

bríos que al empezar la campaña.<br />

Olañeta tenía 4,000 soldados que entraron en campana contra el<br />

ejército <strong>de</strong>l sud, y que hubieran sido <strong>de</strong>strozados si se presentan al<br />

frente <strong>de</strong> éste; pero Olañeta adoptando la táctica <strong>de</strong> los caudillos<br />

68


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

altoperuanos, con gran<strong>de</strong>s recursos para llevarla a<strong>de</strong>lante, pudo<br />

<strong>de</strong>sbaratar los planes estratégicos <strong>de</strong>l inteligente y valeroso general<br />

Val<strong>de</strong>z, y a pesar <strong>de</strong> que este hizo marchas que hoy parecen<br />

imposibles, nada pudieron contra los ágiles infantes y los diestros<br />

jinetes altoperuanos que tan pronto aparecían a la vista <strong>de</strong>l ejercito<br />

<strong>de</strong>l virrey como a su retaguardia; lo acometían, lo amagaban, lo<br />

fatigaban, <strong>de</strong>sapareciendo luego como <strong>de</strong>saparece una bandada <strong>de</strong><br />

aves en el espacio.<br />

No podía <strong>de</strong>stacar Val<strong>de</strong>z una partida <strong>de</strong> su ejercito que no fuese<br />

sorprendida aprisionada; este género <strong>de</strong> guerra y la <strong>de</strong> talones<br />

acabaron por <strong>de</strong>sesperarlo y cuando <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> Junín<br />

lo llamó el general La Serna, regresó al Cuzco con su ejército<br />

<strong>de</strong>strozado y con pérdida <strong>de</strong> jefes tan notables como el brigadier<br />

Ameller, que murió en La Lava y el general La Hera que gravemente<br />

herido, no pudo ya incorporarse al ejército real.<br />

Si Olañeta auxilia al virrey con sus 4,000 soldados <strong>de</strong> vanguardia<br />

unidos a los 5,000 <strong>de</strong> la división Val<strong>de</strong>z, creernos que nada hubieran<br />

podido los esfuerzos <strong>de</strong>l general Sucre contra tan formidables<br />

enemigos. Tal vez no se hubiese aventurado a librar la batalla <strong>de</strong><br />

Ayacucho, por que el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> las armas españolas hubiese sido<br />

incontrolable entonces habría retardado más la hora <strong>de</strong> la libertad.<br />

La rebelión <strong>de</strong>l general Olañeta es en nuestro juicio la causa<br />

principal tic la pérdida <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r hispano en el Perú; esa revolución<br />

dió aliento a los libertadores y aterró a los opresores. Por eso es que<br />

a raíz <strong>de</strong> la victoria <strong>de</strong> Junín, <strong>de</strong>cía el general Bolívar en una<br />

proclama a los peruanos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su cuartel general <strong>de</strong> Huancayo:<br />

“PERUANOS:- La campaña que <strong>de</strong>be completar vuestra libertad<br />

ha empezado bajo los auspicios más favorables. El ejército <strong>de</strong>l<br />

general Canterac ha recibido en Junín un golpe mortal habiendo<br />

perdido por consecuencia <strong>de</strong> este suceso un tercio <strong>de</strong> su fuerza y<br />

toda su moral. Los españoles huyen <strong>de</strong>spavoridos abandonando las<br />

más fértiles provincias, mientras el general Olañeta ocupe el alto<br />

Perú con un ejército verda<strong>de</strong>ramente patriota y protector <strong>de</strong> la<br />

libertad.<br />

PERUANOS:- Dos gran<strong>de</strong>s enemigos acosan a los opresores <strong>de</strong>l<br />

Perú, el ejército unido, y el ejército <strong>de</strong>l bravo Olañeta, que<br />

<strong>de</strong>sesperado <strong>de</strong> tanta tiranía española ha sacudido el yugo y<br />

combate con el mayor <strong>de</strong>nuedo a los enemigos <strong>de</strong> la América y a los<br />

propios suyos. El general Olañeta y sus ilustres compañeros son<br />

dignos <strong>de</strong> gratitud <strong>de</strong> América, y yo los consi<strong>de</strong>ro como<br />

eminentemente beneméritos y acreedores a las mayores<br />

69


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

recompensas. Así el Perú y la América toda <strong>de</strong>be al general Olañeta,<br />

como a uno <strong>de</strong> sus libertadores.<br />

PERUANOS:- Bien pronto visitaremos la cuna <strong>de</strong>l imperio<br />

peruano y el templo <strong>de</strong>l Sol. El Cuzco tendrá en el primer día <strong>de</strong> su<br />

libertad más placer y más gloria que bajo el dorado reino <strong>de</strong> los<br />

Incas.<br />

Cuartel general libertador en Huancamayo, a 15 <strong>de</strong> Agosto <strong>de</strong><br />

1824. BOLIVAR”.<br />

—————————<br />

A pesar <strong>de</strong> lo expuesto estamos persuadidos <strong>de</strong> que el general<br />

don Pedro Antonio <strong>de</strong> Olañeta no fué infiel ni traidor al rey <strong>de</strong><br />

España. Fué solamente un ambicioso que soñaba con el gobierno<br />

<strong>de</strong>l Perú y obraba ciegamente por llegar a él, asusado por sus más<br />

adictos servidores que lo hacían servir <strong>de</strong> instrumento a sus secretos<br />

planes. Estos lo impulsaron a rebelarse contra el virrey La Serna y a<br />

sostener la campaña contra el ejército <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z; ellos lo<br />

inducían a que <strong>de</strong>jara <strong>de</strong> enviar socorros <strong>de</strong> hombres y dinero al<br />

ejército real mandado por el general Canterac; ellos le aconsejaron<br />

se ro<strong>de</strong>ara <strong>de</strong> los jefes y oficiales patriotas y <strong>de</strong>safectos a la causa<br />

<strong>de</strong> los peninsulares en el alto Perú, y a sostener correspon<strong>de</strong>ncia con<br />

los generales Bolívar, Sucre, Arenales y otros personajes que<br />

figuraban en primera línea entre los disi<strong>de</strong>ntes; la prueba es que se<br />

negó a firmar, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Ayacucho, el convenio que proponía el<br />

teniente coronel Antonio Elizal<strong>de</strong>, ayudante <strong>de</strong>l general Sucre y que<br />

contenía las bases siguientes:<br />

“1º Reconocimiento <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia americana y cesación <strong>de</strong><br />

la guerra en cuyo caso quedarían las provincias <strong>de</strong> las que era<br />

capital Charcas, bajo el mando <strong>de</strong>l general Olañeta, y tanto él como<br />

sus tropas pertenecerían al ejército libertador. 2º Que el partido <strong>de</strong><br />

Tarapacá ocupado por Olañeta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 22 y que había<br />

incorporado al Río <strong>de</strong> la Plata, continúe bajo sus or<strong>de</strong>nes: pero con la<br />

condición <strong>de</strong> que el partido <strong>de</strong> Apolobamba quedase incorporado a la<br />

provincia <strong>de</strong> Puno; pudiendo salir <strong>de</strong> allí el sub<strong>de</strong>legado Abeleira y su<br />

familia, así como los <strong>de</strong>más vecinos libremente si lo creían<br />

conveniente.<br />

Olañeta se negó y Elizal<strong>de</strong> pudo solo conseguir se firme un<br />

armisticio por cuatro meses que fué ajustado en La Paz con el<br />

coronel inten<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> esa ciudad, don José <strong>de</strong> Mendizábal y el<br />

teniente coronel Elizal<strong>de</strong>, el 12 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1825. Este acuerdo fué<br />

70


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

ratificado por el general Sucre, por que recibió or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l libertador <strong>de</strong><br />

pasar el río Desagua<strong>de</strong>ro y proseguir la campaña en el Perú.<br />

Entonces todos aquellos jefes americanos que con tanto brío<br />

sostuvieron la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l general Olañeta, se pronunciaron contra<br />

él proclamando libertad <strong>de</strong>l alto Perú, como sucedió en Cochabamba<br />

el 16 <strong>de</strong> enero, don<strong>de</strong> se sublevó el coronel Martínez. El coronel don<br />

Pedro Arraya con su escuadrón “Santa Victoria” y “Los Dragones<br />

Americanos”, secundó el movimiento, y con esos cuerpos pasó a<br />

chayanta a proclamar la revolución; el 29 el general José Miguel<br />

Lanza, la proclamó en La Paz, el 2º batallón <strong>de</strong> “Fernandinos”,<br />

<strong>de</strong>poniendo <strong>de</strong>l mando al brigadier Aguilera, lo hizo en Vallegran<strong>de</strong>, y<br />

fueron secundados por el coronel don José Manuel Mercado en<br />

Santa Cruz, el 26 <strong>de</strong>l propio mes, y mas <strong>de</strong>spués en Chuquisaca el<br />

coronel don Francisco López <strong>de</strong> Quiroga con el escuadrón “Dragones<br />

<strong>de</strong> la Laguna”, proclamó la libertad, el día 22 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1825.<br />

Entonces sus concejeros e investigadores, don Casimiro Olañeta,<br />

el doctor Leandro Usín, el capellán Rodríguez, el señor Urcullo y otro<br />

callaron o se pasaron <strong>de</strong> acuerdo con el héroe <strong>de</strong> Ayacucho.<br />

Olañeta, con su leal Barbaducho, Mendizábal y otros jefes<br />

españoles, reunió un consejo <strong>de</strong> guerra en Potosí, y allí acordaron<br />

seguir la campaña bajo el plan que presentar <strong>de</strong>bía el coronel don<br />

Francisco <strong>de</strong>l Valle, que en la última, sirvió como ayudante <strong>de</strong>l<br />

general Val<strong>de</strong>z, y en esta virtud y resuelta la guerra, salió Barbarucho<br />

con los restos <strong>de</strong> su batallón <strong>de</strong> “La Unión”, a Chuquisaca a engrosar<br />

sus filas: a Cotagaita partieron los “Cazadores”, mandados por el<br />

coronel don Ángel Hevia y a Tumusla el batallón “Chichas”, a<br />

ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> su antiguo Jefe el coronel don Carlos Medinaceli.<br />

Olañeta salió el 28 <strong>de</strong> marzo, al medio día <strong>de</strong> Potosí a reunirse,<br />

según lo acordado, con sus fuerzas en Cotagaita y ese mismo día<br />

por la tar<strong>de</strong> ocupó Potosí la vanguardia <strong>de</strong>l ejército libertador<br />

mandada por el coronel don Pedro Arraya, que venía a la cabeza <strong>de</strong><br />

los “Dragones Americanos”.<br />

Cuando el coronel Hevia llegó a las inmediaciones <strong>de</strong> Cotagaita<br />

supo que en Tumusla el Coronel Medinaceli, con el cuerpo <strong>de</strong> su<br />

mando, proclamó la libertad: no hizo más que retroce<strong>de</strong>r a Vitichi a<br />

esperar ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> su general que venía apresurado a castigar a<br />

Medinaceli.<br />

El general Olañeta estaba <strong>de</strong>sesperado: se veía abandonado <strong>de</strong><br />

sus mejores jefes, y traicionado por los americanos a los que más<br />

confianza y cariño había mostrado, y dicen que su solo <strong>de</strong>seo era<br />

71


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

morir por la causa <strong>de</strong> su rey, que tantos sacrificios y anhelos le había<br />

costado sostener.<br />

Llegó el 2 <strong>de</strong> abril a las tres y media <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> a Tumusla con<br />

los “Cazadores” <strong>de</strong> Hevia y dos escuadrones <strong>de</strong> caballería que<br />

formaban su escolta. En todo tenía unos 700 hombres, suficientes<br />

para <strong>de</strong>strozar a los 300 chicheños <strong>de</strong> Medinaceli, que al verlo se<br />

afrontaron resueltamente en la banda opuesta <strong>de</strong>l río. Olañeta<br />

empeñó una reñida acción, pero al cerrar la noche una bala lo <strong>de</strong>rribó<br />

<strong>de</strong> su caballo; dicen que disparó contra él uno <strong>de</strong> sus propios<br />

soldados; el general mal herido, fué trasladado al pueblo <strong>de</strong> Tumusla<br />

y su tropa huyó perseguida por la <strong>de</strong> Medinaceli. Así acabó el tan<br />

renombrado ejército real <strong>de</strong>l Perú, que luchó contra la emancipación<br />

sud americana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año <strong>de</strong> 1809.<br />

En la mañana <strong>de</strong>l siguiente día espiró el general don Pedro<br />

Antonio <strong>de</strong> Olañeta<br />

Su figura es <strong>de</strong>masiado notable en la historia americana.<br />

Por amor al altar y al trono se rebeló contra los que él, <strong>de</strong> buena<br />

fé, creía eran infieles a esa causa. Hizo la guerra al rey en nombre <strong>de</strong><br />

ese rey mismo y murió sellando con su sangre la tumba <strong>de</strong>l tiránico<br />

dominio peninsular en la América <strong>de</strong>l Sur.<br />

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞<br />

72<br />

Sucre, marzo 18 <strong>de</strong> 1915.


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

Apéndice<br />

Algunos documentos que dan a luz sobre los sucesos que hemos<br />

narrado anteriormente<br />

COMUNICACIÓN DEL GENERAL EN JEFE AL GENERAL<br />

OLAÑETA.<br />

El general enemigo Bolívar se ha movido sobre el valle <strong>de</strong> Jauja<br />

con una fuerza muy respetable, habiendo conseguido ventajas <strong>de</strong><br />

consi<strong>de</strong>ración, sobre nuestra caballería especialmente. Por esto me<br />

or<strong>de</strong>na el Exmo. señor virrey ponga en marcha en dirección <strong>de</strong>l norte<br />

cuantas fuerzas pueda para contener los progresos <strong>de</strong> Bolívar. Así<br />

que juzgando ser necesarias todas las <strong>de</strong> mi mando las pongo en<br />

marcha, <strong>de</strong>jando a disposición <strong>de</strong> V. S. las provincias <strong>de</strong> este lado<br />

<strong>de</strong>l Desagua<strong>de</strong>ro y los fuertes <strong>de</strong> Oruro y el mismo Desagua<strong>de</strong>ro. El<br />

Exmo. señor virrey se halla confirmado por S. M. como manifiesta la<br />

adjunta Gaceta, y por lo mismo creo que V. S. le prestara la <strong>de</strong>bida<br />

obediencia, que se concluirán todas nuestras <strong>de</strong>savenencias y que<br />

V. S. por su parte coadyuvara a <strong>de</strong>struir al enemigo común, Bolívar,<br />

<strong>de</strong>jando a que S. M. <strong>de</strong>cida <strong>de</strong> nuestras <strong>de</strong>savenencias y motivos.<br />

No dudo que V. S. continuara facilitando al ejército cuantos recursos<br />

pueda <strong>de</strong> hombres y dinero. Los empleados <strong>de</strong>ben continuar los<br />

mismos como una prueba <strong>de</strong> su obediencia al Exmo. señor virrey, y<br />

yo ruego a V. S. que sofoque toda personalidad con aquellos que en<br />

nuestras <strong>de</strong>savenencias se hayan mostrado contrarios a su opinión.<br />

La Paz y Cochabamba conviene que V. S. las haga guarnecer sin<br />

per<strong>de</strong>r momento, aunque tal vez <strong>de</strong>jaré en Cochabamba la fuerza<br />

que tiene ó alguna parte por no ser movible.-Espero en toda<br />

diligencia la contestación <strong>de</strong> V. S. vía recta a Oruro, a don<strong>de</strong> marcho<br />

a disponer lo conveniente para el transito <strong>de</strong> las tropas. Dios guar<strong>de</strong><br />

a V. S. muchos años. Yamparaes 25 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1824.-<br />

JERÓNIMO VALDÉS.- Señor mariscal <strong>de</strong> campo D. PEDRO<br />

ANTONIO OLAÑETA.<br />

—————————<br />

CARTA DEL GENERAL OLAÑETA AL GENERAL VALDEZ<br />

73


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

Cinti, agosto 30 agosto <strong>de</strong> 1824.- Mi apreciado amigo.- No es V.<br />

capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear con tanto interés como yo el término <strong>de</strong> la guerra en<br />

que nada más se ha hecho que tenerme a la <strong>de</strong>fensiva. Si, basta <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sgracias, basta <strong>de</strong> sangre: pero que estas miras pacíficas estén <strong>de</strong><br />

acuerdo con los principios <strong>de</strong> la justicia. Quedando yo a mandar<br />

todas estas provincias, por lo <strong>de</strong>más estoy muy dispuesto a concluir<br />

nuestras <strong>de</strong>savenencias. Yo jamás olvidaré los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> español,<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>ré el territorio <strong>de</strong> la invasión <strong>de</strong> Colombia, mezclaré con<br />

uste<strong>de</strong>s la última gota <strong>de</strong> sangre en servicio <strong>de</strong>l rey y contribuiré con<br />

los auxilios pecuniarios que estén a mis alcances para socorrer al<br />

ejército <strong>de</strong>l norte. Siendo estas las bases <strong>de</strong> nuestra negociación,<br />

estoy dispuesto a transigir amistuosamente. Abusando el general<br />

Carratalá <strong>de</strong> las precauciones que yo tomé sobre su seguridad, a<br />

pesar <strong>de</strong> ser segunda vez prisionero, ha fugado. Esto es lo mismo<br />

que si hubiese recibido su libertad. Así es que espero tenga usted<br />

por hecho el canje el coronel Marquiegui, avisándome oficialmente su<br />

resolución para doblar en lo sucesivo mis medidas y agregando al<br />

coronel Val<strong>de</strong>z para equilibrar el canje.- Nada influye en mis<br />

invariables resoluciones y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> cumplir mis <strong>de</strong>beres el estado<br />

<strong>de</strong> los señores Pezuela y Ramírez: en esta virtud vea lo que resuelve<br />

y man<strong>de</strong> a su seguro servidor Q. B. S. M.- PEDRO ANTONIO DE<br />

OLAÑETA.- Señor Mariscal <strong>de</strong> Campo D. JERÓNIMO VALDEZ.<br />

—————————<br />

Cuartel general en Cochabamba y diciembre 22 <strong>de</strong> 1824.- Señor<br />

general D. José Antonio Sucre, jefe <strong>de</strong>l ejército Unido.- Señor<br />

general.- Por conducto <strong>de</strong> D. Valerio Arrisueño he recibido el<br />

duplicado <strong>de</strong> la comunicación <strong>de</strong> V. S., fecha 14 <strong>de</strong> octubre en<br />

Mamara, y con ella la nota que me incluye <strong>de</strong>l Exmo. Sr. Bolívar.- A<br />

mediados <strong>de</strong> septiembre ya mis tropas guarnecían la ciudad <strong>de</strong> la<br />

Paz, y si hasta ahora no he podido arrimar todas ellas hacia el<br />

Desagua<strong>de</strong>ro ha sido por motivos urgentísimos. El general Valdés<br />

minó aun las más remotas plazas <strong>de</strong> estas provincias, diseminó sus<br />

agentes por todas partes para sostener la Constitución ó su soñado<br />

imperio. Sucesivamente he tenido que contener los levantamientos<br />

que en su favor hicieron la frontera <strong>de</strong> Charcas, Mojos, Chiquitos, y<br />

últimamente la Paz. Lanza mismo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberse puesto a mis<br />

ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 20 <strong>de</strong> junio, seducido por Valdés, ha entretenido<br />

una buena parte <strong>de</strong> mi ejército con diferencias que por fin hemos<br />

tranzado.- Felizmente todo se ha pacificado: ya no tengo atenciones<br />

74


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

algunas a retaguardia, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ocho días me dirijo a la Paz con<br />

cuatro batallones y seis escuadrones. El general D. Francisco Javier<br />

Aguilera, mi segundo, seguirá la marcha con los restantes cuerpos, y<br />

muy en breve serán más fáciles y continuadas mis relaciones con V.<br />

S. Entonces arreglaremos tratados útiles a la causa que sostengo y<br />

al Perú todo, según lo <strong>de</strong>sea S. E., a quien se dignara V. S. pasar el<br />

adjunto pliego.- Tengo el honor <strong>de</strong> ponerme a las ór<strong>de</strong>nes como su<br />

más atento y seguro servidor Q. S. M. B.- PEDRO ANTONIO DE<br />

OLAÑETA.<br />

—————————<br />

Cuartel general en Oruro y octubre 2 <strong>de</strong> 1824.- Exmo. Sr. don<br />

Simón Bolívar, libertador <strong>de</strong> Colombia y dictador <strong>de</strong>l Perú.- Muy<br />

señor mío y <strong>de</strong> mi mayor consi<strong>de</strong>ración y respeto: acabo <strong>de</strong> recibir la<br />

carta <strong>de</strong> V. E. fecha 21 <strong>de</strong> mayo último, conducida por el sargento<br />

mayor D. Miguel Jiménez. Son exactos los juicios <strong>de</strong> V. E.<br />

expresados en ella, efectivamente mi convencimiento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fección<br />

<strong>de</strong> La Serna y sus socios; una experiencia <strong>de</strong> lo perjudicial y ruinoso<br />

que era el sistema Constitucional, me <strong>de</strong>terminó a <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rme <strong>de</strong><br />

la obediencia al virrey y a negarme absolutamente a la sujeción <strong>de</strong><br />

sus ór<strong>de</strong>nes. Si algo tenia <strong>de</strong> bueno la Constitución <strong>de</strong>l año 12 jamás<br />

se observó en el Perú y solo se cumplían aquellos <strong>de</strong>cretos <strong>de</strong> cortes<br />

que hollaban la religión. La Serna, asaltando la legítima autoridad <strong>de</strong>l<br />

Exmo. señor Pezuela, dió un ejemplo funesto <strong>de</strong> insubordinación.<br />

Los resortes que <strong>de</strong>spués ha tocado para nunca reconocer en el<br />

mando el respeto <strong>de</strong> su origen <strong>de</strong>ben ser conocidos por V. E., quizás<br />

más que por otros que no estamos al cabo <strong>de</strong> sus manejos. Se<br />

acercaba el día en que se habían <strong>de</strong> consumar las malda<strong>de</strong>s y no<br />

<strong>de</strong>bía <strong>de</strong> mostrarme por más tiempo indiferente.- Más mi proce<strong>de</strong>r<br />

irritó hasta lo sumo a esa frenética ansia <strong>de</strong> mandar y dominar.<br />

Calumnias atroces se han vomitado contra mí, ha sido mi honor<br />

zaherido en lo más sensible y por ultimo se me ha hecho la guerra<br />

con un furor barbaro. La provi<strong>de</strong>ncia y el valor <strong>de</strong> mis tropas han<br />

hecho que triunfe completamente en el espacio <strong>de</strong> dos meses. De<br />

sus resultas mando las provincias <strong>de</strong>l alto Perú hasta el<br />

Desagua<strong>de</strong>ro y quedan en mi po<strong>de</strong>r casi todas las fuerzas<br />

<strong>de</strong>stinadas a la agresión. Estoy persuadido que trabajo en beneficio<br />

<strong>de</strong> la América y mis <strong>de</strong>seos nunca han sido otros. Un sistema sólido<br />

a mi ver es el único que pue<strong>de</strong> calmar la agitación <strong>de</strong> las pasiones,<br />

reprimir la ambición que ha <strong>de</strong>rramado tanta sangre y poner fin a las<br />

75


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

calamidad <strong>de</strong> toda especie que ha experimentado la América. La<br />

tiranía anárquica ha <strong>de</strong>struido los fértiles pueblos <strong>de</strong>l Río <strong>de</strong> la Plata<br />

y los ha puesto en un estado <strong>de</strong> nulidad é impotencia. Los mismos<br />

sacudimientos <strong>de</strong> tierra firme y <strong>de</strong>l Perú habrán manifestado a V. E.<br />

los vicios <strong>de</strong> un gobierno popular y la falta <strong>de</strong> garantías para una<br />

estabilidad futura. En fin, señor, ojala pudiésemos uniformar nuestros<br />

sentimientos y dar un día <strong>de</strong> regocijo a la América y a la humanidad.<br />

Feliz yo si consiguiera tanta dicha: feliz también si V. E. acepta mis<br />

respetos con los que tengo el honor <strong>de</strong> B. S. M.- PEDRO ANTONIO<br />

DE OLAÑETA.<br />

—————————<br />

CARTA DEL DOCTOR CASIMIRO OLAÑETA AL GENERAL<br />

BOLIVAR<br />

Excmo. Señor D. Simón Bolívar.- Cochabamba diciembre 23 <strong>de</strong><br />

1824.- Muy señor mío y <strong>de</strong> todo mi respeto: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Buenos-Aires yo<br />

tuve el honor <strong>de</strong> dirigirme a V. E. por conducto <strong>de</strong>l Sr. Dr. D. Gregorio<br />

Funes, encargado <strong>de</strong> los negocios <strong>de</strong> Colombia en aquel gobierno.<br />

Entonces aseguré a V. E. que las diferencias entre los generales<br />

españoles opresores <strong>de</strong>l Perú eran <strong>de</strong> tal naturaleza que parcela<br />

imposible una transacción, siendo por consiguiente muy preciosos<br />

los momentos para abrir la campaña.- Obrando V. E. con el mejor<br />

cálculo la emprendió antes <strong>de</strong> recibir mi comunicación. El éxito ha<br />

correspondido a los esfuerzos. V. E. dió al Perú en Junín un segundo<br />

día <strong>de</strong> Boyaca. Un americano amante <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong> su patria, a<br />

quien los españoles han perseguido tanto, no pue<strong>de</strong> menos que<br />

tributar el homenaje <strong>de</strong> su gratitud al héroe <strong>de</strong> Colombia, salvador <strong>de</strong>l<br />

Perú. Ruego a V. E. quiera admitir estos sentimientos.<br />

Tan luego como el general Olañeta hizo una señal a los pueblos<br />

para sustraerse <strong>de</strong> la dominación <strong>de</strong>l injusto po<strong>de</strong>r aristócrata <strong>de</strong> La<br />

Serna, fui el primero en seguir la causa <strong>de</strong>l rey absoluto: era<br />

necesario que el germen <strong>de</strong> la discordia se hiciese reproductivo. La<br />

patria <strong>de</strong>bía recoger gran<strong>de</strong>s frutos y no me negué a servirla bajo<br />

cualquiera apariencia. Los resultados han sido felices, me lisongeo<br />

que la obra llegara a su fin hablo a V. E. con la mejor buena fé y el<br />

interés que <strong>de</strong>manda la suerte <strong>de</strong>l país. Como secretario y amigo <strong>de</strong>l<br />

general Olañeta estoy impuesto en pormenores que no pue<strong>de</strong>n fiarse<br />

a la pluma en tan largas distancias y con peligros que frustrarían mis<br />

i<strong>de</strong>as. Debe V. E. creerme tanto más cuanto que sentenciado a<br />

76


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

muerte por La Serna, como adicto a la causa <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia,<br />

según V. E. lo habrá visto en sus papeles públicos, yo pertenezco<br />

enteramente a la revolución.- Este ejército se halla a las or<strong>de</strong>nes <strong>de</strong><br />

V. E. <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que se le man<strong>de</strong> obrar, sin embargo <strong>de</strong><br />

que todavía no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cidirse públicamente. Hay mil dificulta<strong>de</strong>s<br />

que vencer y elementos muy encontrados que pronto se unirán.<br />

¿Qué importa, señor, marchar por diferentes caminos si hemos <strong>de</strong><br />

llegar a la jornada? Poco significa que se lleve la voz <strong>de</strong>l rey: las<br />

consecuencias son las que han <strong>de</strong> examinarse. Cierto en la verdad<br />

<strong>de</strong> este hecho, mi empeño y mayor conato se reducen a que el genio<br />

<strong>de</strong>l mal sople incesantemente la discordia haciendo irreconciliables<br />

los ánimos. De aquí <strong>de</strong>be resultar indispensablemente la nulidad <strong>de</strong><br />

La Serna, sin los recursos <strong>de</strong>l dinero que extraía <strong>de</strong> estas provincias;<br />

ya su ejército empieza a sentir una extrema necesidad. El<br />

<strong>de</strong>scontento es general, gran<strong>de</strong> la <strong>de</strong>serción y la hambre fatal. ¡Ojala<br />

sea tanta que lo veamos disolverse sin per<strong>de</strong>r un americano! Al<br />

retirarse Valdés <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tres consecutivas <strong>de</strong>rrotas en<br />

Tarabuquillo, Salo y Cotagaita, su triunfo parcial en la Lava no le dió<br />

ventaja alguna. Dos mil veteranos había perdido y en su marcha al<br />

Cuzco llevó consigo 4,000 hombres casi todos reclutas que tomaba a<br />

su transito en los pueblos. No por esto <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> intrigar contra<br />

nosotros. Preparó una revolución en la frontera <strong>de</strong> Chuquisaca y otra<br />

en Mojos. Para terminarlas han pasado tres meses, y cuando el<br />

ejército se hallaba pronto a empren<strong>de</strong>r sus operaciones sucedió otra<br />

en la Paz, y el general Lanza seducido por el mismo Valdés nos<br />

<strong>de</strong>claró la guerra. Ha sido preciso que yo en persona allane mil<br />

dificulta<strong>de</strong>s. Lanza esta unido, y libres <strong>de</strong> inconvenientes nos<br />

aproximamos al Desagua<strong>de</strong>ro. Será, señor, mi mayor fortuna saludar<br />

personalmente a V. E., para que ligados <strong>de</strong> un modo indisoluble<br />

<strong>de</strong>saparezcan los tiranos y la América se llene <strong>de</strong> gloria disfrutando<br />

<strong>de</strong> los días venturosos que la esperan. Entonces sabrá V. E. cuanto<br />

han trabajado los buenos para la salvación <strong>de</strong> la patria, por esta tan<br />

cara patria y que tanto nos cuesta. Ruego a V. E. la mayor reserva<br />

<strong>de</strong> esta carta. Por lo que respecta a mí todo me es indiferente. No<br />

seria yo la primera víctima sacrificada al viejo furor <strong>de</strong> los españoles,<br />

ni la primera que enterrasen en el gran cementerio <strong>de</strong> la América, <strong>de</strong><br />

que han sido los sepultureros ha 300 años. La nulidad <strong>de</strong> mis planes<br />

es el único que sentiría al acercarse los momentos <strong>de</strong> conseguirlo<br />

todo, todo. En este ejército hay una porción <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ros liberales<br />

que trabajan por la conclusión <strong>de</strong> la obra que V. E. ha empezado.<br />

Uno <strong>de</strong> ellos es el auditor <strong>de</strong>l ejército muy antiguo y benemérito<br />

77


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

patriota. Por lo que respecta a los realistas, locos adoradores <strong>de</strong><br />

Fernando, sin pensarlo ni quererlo, van a sellar con V. E. la suerte<br />

<strong>de</strong>l país. ¡Qué día, señor, aquel en que unidos todos los americanos<br />

en torno <strong>de</strong>l árbol santo <strong>de</strong> la libertad cantemos himnos <strong>de</strong> gratitud a<br />

la memoria <strong>de</strong> nuestro libertador! Parece que se aproxima.- Entre<br />

tanto, al saludar a V. E. respetuosamente, yo tengo el honor <strong>de</strong><br />

llamarme su más atento obediente súbdito Q. S. M. B.- Excmo.<br />

Señor.- CASIMIRO DE OLAÑETA.<br />

—————————<br />

MANIFIESTO DEL GENERAL OLAÑETA A LOS HABITANTES DEL<br />

PERÚ.<br />

Apurado ya el sufrimiento, y el sistema paciente que me propuse<br />

en la crisis <strong>de</strong>l Estado, faltaría a mi <strong>de</strong>ber si guardase por más<br />

tiempo un silencio que pudiese arriesgar mi opinión. Voy a hablaros<br />

con aquella franqueza, que asegura el noble procedimiento contra las<br />

insidias <strong>de</strong> la calumnia y <strong>de</strong> la intriga. La obligación <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r y<br />

conservar puros los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>l rey, me estrecha gran<strong>de</strong>mente a<br />

tomar disposiciones tan repugnantes para mí, como forzadas por las<br />

imperiosas circunstancias. Mientras ha existido una sombra <strong>de</strong><br />

esperanza <strong>de</strong> que los Constitucionales <strong>de</strong>l Perú, guardando<br />

religiosamente el convenio celebrado en Tarapaya reconociesen sus<br />

yerros, y no excediesen los límites <strong>de</strong> sus faculta<strong>de</strong>s, me ha <strong>de</strong>tenido<br />

el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> evitar una guerra <strong>de</strong>soladora, y las nuevas<br />

<strong>de</strong>vastaciones que amagaban. Movido <strong>de</strong> tan po<strong>de</strong>rosas<br />

consi<strong>de</strong>raciones he tentado los medios suaves <strong>de</strong>l razonamiento y <strong>de</strong><br />

las reconvenciones; más viendo la inutilidad <strong>de</strong> ellas tengo <strong>de</strong> acudir,<br />

bien a mi pesar, al extremo y último recurso <strong>de</strong> las armas.<br />

Obstinados siempre en seguir con teson un empeño, no solo<br />

incompatible con la tranquilidad pública, sino <strong>de</strong>structor <strong>de</strong> la<br />

soberanía actual, me ponen al fin en la dura pero indispensable<br />

necesidad <strong>de</strong> estar a la <strong>de</strong>fensiva en la agresión más injusta. Así lo<br />

exige la ley <strong>de</strong> la conservación, más sagrada aun cuando se trata <strong>de</strong><br />

la existencia <strong>de</strong> un gobierno, que cuando peligra la vida <strong>de</strong> un<br />

individuo. La sencilla exposición <strong>de</strong> los hechos al paso que ilustre el<br />

concepto <strong>de</strong> todos, hará ver la mala fé y peligrosos manejos <strong>de</strong> los<br />

liberales, a la par <strong>de</strong> mi mo<strong>de</strong>ración.<br />

Nunca he sido afecto a esos sistemas representativos que<br />

siempre han conducido a los pueblos a un espantoso abismo <strong>de</strong><br />

78


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

crímenes y <strong>de</strong>sventuras. Nunca me he unido a los regeneradores,<br />

que <strong>de</strong>struyendo todos los principios <strong>de</strong> la moralidad y <strong>de</strong>l honor, han<br />

pretendido usurpar el cetro español. Nunca he sido Constitucional.<br />

Ya sea por una inclinación irresistible, ó ya por un convencimiento <strong>de</strong><br />

que esa falsa libertad no es más que una quimera funesta a la<br />

felicidad <strong>de</strong> los mortales, he respetado y constantemente obe<strong>de</strong>cido<br />

al paternal gobierno bajo cuya protección hemos vivido: he amado a<br />

nuestros reyes; y he venerado a los ungidos <strong>de</strong>l señor que han<br />

<strong>de</strong>rramado sobre nosotros multitud <strong>de</strong> beneficios. Públicas y<br />

particulares son las pruebas <strong>de</strong> mi fi<strong>de</strong>lidad y adhesión a la<br />

soberanía real: <strong>de</strong> aquí han provenido las rivalida<strong>de</strong>s, los odios, y el<br />

encono <strong>de</strong> los Constitucionales <strong>de</strong>l Perú para conmigo; <strong>de</strong> aquí el ser<br />

tratado tanto por estos, como por los disi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Buenos-Aires <strong>de</strong><br />

realista neto, <strong>de</strong> servil y <strong>de</strong> fanatico.<br />

No obstante estos dictados <strong>de</strong> que me lisongeo, jamás he<br />

ostentado un po<strong>de</strong>r sobre la autoridad y fuerza <strong>de</strong> las leyes mismas,<br />

ni tampoco he contemporizado con la licencia y el <strong>de</strong>senfreno. Con<br />

una consoladora esperanza he sentido los extravíos <strong>de</strong> la nación, y<br />

su precipicio a los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia. Tranquilo aguardé<br />

un porvenir venturoso, a que encaminaban todas las habitu<strong>de</strong>s civiles<br />

y morales <strong>de</strong> un gobierno establecido, y adoptado por tantos años.<br />

Más este día suspirado <strong>de</strong> los buenos parecía alejarse <strong>de</strong>l Perú,<br />

porque la facciosa inquietud <strong>de</strong> los jacobinos <strong>de</strong>smoralizando los<br />

sentimientos honrados y religiosos, y agitando sin cesar los espíritus<br />

con i<strong>de</strong>as seductoras, y máximas <strong>de</strong>testables, minaba la obra<br />

augusta y santa <strong>de</strong> la religión; conmovía los fundamentos <strong>de</strong> este<br />

glorioso edificio; guiaba los pueblos a la rebelión contra el rey;<br />

<strong>de</strong>bilitaba y sofocaba en el corazón <strong>de</strong> los vasallos los principios<br />

sagrados <strong>de</strong> toda subordinación. Siento el <strong>de</strong>cirlo; pero estoy en el<br />

caso <strong>de</strong> manifestar con sinceridad los males que muchos hemos<br />

llorado.<br />

Difícil seria trazar el cuadro <strong>de</strong> calamida<strong>de</strong>s que nos esperaban, y<br />

el numerar los riesgos que corríamos. Los novadores aliando su<br />

actividad y efervescencia para conspirar a la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l altar y el<br />

trono, trabajaban en el nefando y sacrílego proyecto <strong>de</strong> introducir la<br />

abominación en el santuario, poniendo en ridículo las cosas más<br />

sagradas <strong>de</strong>l culto y <strong>de</strong> la fé; y <strong>de</strong> multiplicar el numero <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>tractores y maldicientes, corrompiendo y <strong>de</strong>snaturalizando la<br />

virtud. Abrieron las puertas a la inobediencia, a la prevaricación, y a<br />

las conjuraciones, dieron un funesto ejemplo, especialmente en una<br />

época en que los espíritus aquejados <strong>de</strong> todos los achaques <strong>de</strong>l<br />

79


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

orgullo, tienen tanto trabajo en someterse a la autoridad que los<br />

protege: é intentaron sumergirnos en el torrente <strong>de</strong> <strong>de</strong>sgracias que<br />

acarrea consigo un trastorno <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n. Se preparaba una nueva<br />

revolución, que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber aniquilado todos los recursos <strong>de</strong>l<br />

Perú, lo abismaría en el caos horrendo <strong>de</strong> la anarquía, y <strong>de</strong> un<br />

<strong>de</strong>spotismo el más opresivo y cruel.<br />

Quién aunque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego se hubiera puesto en todo lo que es<br />

posible, ¿quién podría preveer, que los más favorecidos y los más<br />

obligados por su fortuna y <strong>de</strong>stinos, olvidados <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>ben al<br />

soberano fuesen los más ingratos <strong>de</strong>sleales, é inli<strong>de</strong>ntes? ¿Qué los<br />

<strong>de</strong>stinados a la pacificación <strong>de</strong> estas provincias, conmoviesen los<br />

ánimos, <strong>de</strong>rramasen el veneno <strong>de</strong> la seducción, y fomentasen los<br />

tumultos? ¿Qué los enviados a poner término a la insurrección,<br />

inflamasen las pasiones, activasen el fuego <strong>de</strong> la discordia, y<br />

encendiesen las sediciones? Más hemos visto con escandalo y con<br />

horror turbado por estos mismos el sosiego público, y atropellados<br />

los respetos <strong>de</strong>bidos a la majestad. Por una asonada militar fué<br />

<strong>de</strong>puesto el legítimo virrey D. Joaquín <strong>de</strong> la Pezuela; y con poco<br />

menos <strong>de</strong>sautorizado, y ultrajado el general <strong>de</strong> real nombramiento D.<br />

Juan Ramírez.<br />

Se puso el mayor cuidado en separar <strong>de</strong> los puestos a los que<br />

por fieles se les hacían sospechosos, y ensalzaron a sus secuaces.<br />

Para apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong>shicieron los antiguos regimientos,<br />

<strong>de</strong>spidieron cuantos jefes y oficiales no podían abrazar su partido, y<br />

colocaron a los dispuestos a seguir en todo sus <strong>de</strong>terminaciones. A<br />

las principales plazas, y a casi todas las sub<strong>de</strong>legaciones mandaron<br />

gobernantes <strong>de</strong> su parcialidad, y confi<strong>de</strong>ntes que sostuvieron a pesar<br />

<strong>de</strong> las más justas reclamaciones y quejas. Se me prohibió la<br />

comunicación con los individuos que las Cortes <strong>de</strong> España diputaron<br />

cerca <strong>de</strong> Buenos-Aires, sin más <strong>de</strong>signio que entablar una reservada,<br />

con cuyo objeto fué enviado a Salta el brigadier D. Baldomero<br />

Espartero. Se publicó en la imprenta <strong>de</strong>l Cuzco la predicción aleve <strong>de</strong><br />

un imperio y paz, viendo allí al ejército y al general La Serna; y este<br />

propuso a Lima tratados y negociaciones secretas, en las que<br />

pretendió ser el arbitro <strong>de</strong> la suerte <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> hombres, y <strong>de</strong> la<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l nuevo mundo.<br />

Sucesivamente se dieron a luz pérfidos anuncios en los que<br />

señalando por límites Tupiza y Tumbes aseguraban, que nadie<br />

preservaría <strong>de</strong> estragos este hermoso país, si el mismo La Serna no<br />

establecía el imperio Peruano. Luego se añadió: “permita el Cielo<br />

que logre sus <strong>de</strong>seos para que militar y políticamente digamos un<br />

80


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

día: nadie ha hecho tantos beneficios al Perú como el último <strong>de</strong> sus<br />

virreyes”. Con motivo <strong>de</strong> haberse abrogado la facultad soberana <strong>de</strong><br />

mandar constituir en el Cuzco casa <strong>de</strong> Moneda, se dijo en tono <strong>de</strong><br />

oraculo: “los días se acercan, y acaso en el Cuzco se dataran unos<br />

actos que recuer<strong>de</strong>n con gratitud las futuras generaciones.” Apenas<br />

seria creíble que al cabo <strong>de</strong> tantos y tan costosos esfuerzos como<br />

hacia la España para restablecer su antigua reputación y brillantez:<br />

cuando la Constitución <strong>de</strong>l año 12 no solo estaba vacilante, sino<br />

abolida <strong>de</strong> hecho por el universal clamor: y en el momento en que el<br />

rey restituido a la plenitud <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r anulaba todos los actos <strong>de</strong>l<br />

gobierno llamado Constitucional, hubiese españoles que inspirados<br />

por el orgullo, y ciegos con el <strong>de</strong>svario <strong>de</strong> su ilimitada ambición<br />

maquinasen herir mortalmente a su patria; prolongar los furores <strong>de</strong><br />

las pasiones más humillantes y atroces, y llevar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Tupiza a<br />

Tumbes la guerra civil, la <strong>de</strong>solación y el horror.<br />

“Tal ha sido, peruanos, el <strong>de</strong>pravado intento <strong>de</strong> los<br />

Constitucionales en la América meridional. Tal el fin que se<br />

propusieron en la tumultuaria jornada <strong>de</strong> Asnapugyo. ¿Y qué <strong>de</strong>bería<br />

hacer un verda<strong>de</strong>ro español, un general realista? Oponerse con<br />

todas sus fuerzas a tan ignominiosa <strong>de</strong>gradación. Morir antes que<br />

consentir tamaña infamia. Estas fueron mis resoluciones. Firme en el<br />

propósito <strong>de</strong> sostener a toda costa los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> la Religión y <strong>de</strong>l<br />

Rey, y con la reserva que exigía el peligro m los medios <strong>de</strong> reprimir la<br />

osadía <strong>de</strong> aquellas almas bajas, a quienes ni el amor ni la conciencia<br />

sabían mo<strong>de</strong>rar. Lo crítico <strong>de</strong> las circunstancias, la gravedad <strong>de</strong>l mal,<br />

y <strong>de</strong> la impaciencia con que los pueblos ansiaban las leyes que<br />

hicieron la felicidad <strong>de</strong> nuestros padres, llamaban mi atención <strong>de</strong> un<br />

modo imponente y urgentísimo: pero aguardaba a que el<br />

enca<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong> los sucesos dictase la senda que <strong>de</strong>bía seguir:<br />

llegaron por fin y se cruzaron las noticias <strong>de</strong> la entera mudanza <strong>de</strong><br />

gobierno en España: entonces se apresuraron los Constitucionales<br />

<strong>de</strong>l Perú a realizar sus execrables planes para facilitar un refugio a<br />

sus sectarios que fugaban <strong>de</strong> Cadiz, y dieron a conocer sus<br />

<strong>de</strong>signios <strong>de</strong> no obe<strong>de</strong>cer, ni dar curso a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> la corte. No<br />

contentos con publicar el triunfo <strong>de</strong> los liberales que ya no existían,<br />

vituperaron con acrimonia é injusticia al augusto duque <strong>de</strong> Angulema,<br />

a la Regencia instalada en Madrid y a los franceses que <strong>de</strong>fendían<br />

las prerrogativas <strong>de</strong> la Corona, y la sumisión <strong>de</strong>bida a la sagrada<br />

persona <strong>de</strong>l Rey. Ciertos <strong>de</strong> que mi división era la única que podía<br />

contrastar su po<strong>de</strong>río para resistirlo, trataron <strong>de</strong> disolverla<br />

resueltamente. Después <strong>de</strong> mandar que no fuese pagada, se dirigió<br />

81


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

oficio al comandante D. Benito Macias para que en el punto en que lo<br />

recibiera, y aunque fuese a una legua <strong>de</strong> Potosí, hiciera alto con el<br />

escuadrón <strong>de</strong> voluntarios <strong>de</strong> Tarija, y regresase a Cochabamba sin<br />

obe<strong>de</strong>cer mis ór<strong>de</strong>nes, sean cuales fueren Otro igual se comunicó al<br />

comandante don Rufino Valle, para que con los escuadrones <strong>de</strong><br />

Dragones-Americanos se situase en Paria. A los jefes políticos <strong>de</strong><br />

Potosí, Cochabamba, la Paz, Charcas, y aun el subalterno <strong>de</strong> Oruro<br />

se les nombró comandantes generales sin la menor <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

mía, y se me redujo a solo el mando <strong>de</strong>l batallón miliciano <strong>de</strong><br />

Chichas. También se me previno estrechando el cumplimiento que<br />

no <strong>de</strong>bía disponer por ningunas direcciones expedición sobre las<br />

provincias <strong>de</strong> abajo; y se <strong>de</strong>terminó que el batallón <strong>de</strong> la Unión<br />

quedase aquí a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l jefe <strong>de</strong> la plaza, y el segundo <strong>de</strong><br />

Fernandinos marchara a Cochabamba luego, luego.<br />

Por estos mismos días en el Cuzco, don<strong>de</strong> a la sombra <strong>de</strong>l<br />

oscuro velo <strong>de</strong> la Constitución han reinado tiranicamente el<br />

insoportable abuso, la arbitrariedad y las violaciones: en el Cuzco se<br />

me formaba <strong>de</strong> oficio causa por anti-Constitucional; y se trató <strong>de</strong><br />

pren<strong>de</strong>rme. El jefe político <strong>de</strong> Potosí recibía sobre lo mismo secretas<br />

sumarias, haciendo servir <strong>de</strong> instrumento a sus inicuas miras la<br />

diputación provincial y el cabildo <strong>de</strong> la villa, cuyas acusaciones fueron<br />

conducidas al Cuzco por D. Bartolomé Fernan<strong>de</strong>z, y el oficial<br />

<strong>de</strong>sertor pasado al enemigo D. Ambrosio Acosta. Des<strong>de</strong> Chuquisaca<br />

D. Rafael Maroto que oprima y exprimía la provincia <strong>de</strong> Charcas en<br />

clase <strong>de</strong> jefe, encaminaba al virrey informes al efecto; y complotado<br />

con el mariscal <strong>de</strong> campo don José Santos La Hera le pedía cuantas<br />

armas pudiese remitir, protestando su cooperación a mi exterminio.<br />

Confiado en esto La Hera se encerró en la casa <strong>de</strong> Moneda, hizo<br />

fuego a mi tropa, y anticipó mis <strong>de</strong>seos. Yo acogí con gusto tan<br />

oportuna y afortunada ocasión para <strong>de</strong>sconcertar malignas medidas.<br />

Tales han sido los acontecimientos que antecedieron y<br />

prepararon el cambio <strong>de</strong> cosas en el Perú. A fuerza <strong>de</strong> bayonetas<br />

proclamé al Rey, separé <strong>de</strong> la cabeza <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong> Potosí y<br />

Charcas a los jefes <strong>de</strong> la infeliz liga, y proscribí el perjudicial código<br />

<strong>de</strong> la Constitución. Invité los pueblos a confe<strong>de</strong>rarse en favor <strong>de</strong>l<br />

or<strong>de</strong>n y <strong>de</strong> la Religión, limpiamente atacada. Hablé al virrey para que<br />

se contuviese en los límites que le circunscribían su <strong>de</strong>ber, y el po<strong>de</strong>r<br />

precario que tenia en sus manos; y le pedí el mando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

Desagua<strong>de</strong>ro a Chichas, con el fin único <strong>de</strong> evitar pérdidas<br />

irreparables. Así es, que sin sustraerme <strong>de</strong> su <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia le ofrecí<br />

remitir los contingentes con que mensualmente era auxiliado el<br />

82


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

ejército; aten<strong>de</strong>r a todo el flanco <strong>de</strong> Tupiza; y volar a la costa siempre<br />

que lo pidiese la necesidad. El resultado fué que el virrey, sin<br />

escuchar la razón en el frenesí <strong>de</strong> su furor, é irritado con la<br />

frustración <strong>de</strong> sus prevenciones y artificios, reprobó en un todo mi<br />

conducta; me llenó públicamente <strong>de</strong> baldones; me amenazó con las<br />

consecuencias <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> la venganza; y <strong>de</strong>stacó el ejército <strong>de</strong>l<br />

Sud sobre mí. Entretanto el general Valdés ofrecía 20,000 pesos y<br />

dos empleos por mi vida; y los <strong>de</strong>más Constitucionales ponían sus<br />

conatos en <strong>de</strong>sviar la opinión pública; contra<strong>de</strong>cir las noticias <strong>de</strong> la<br />

Península, sembrar la <strong>de</strong>sconfianza en los pueblos, y apartar <strong>de</strong>l<br />

camino <strong>de</strong>l honor a la oficialidad y tropa, especialmente al leal y<br />

valeroso brigadier D. Francisco Javier <strong>de</strong> Aguilera.<br />

Celebraron el convenio <strong>de</strong> Tarapaya por una medida dirigida a<br />

solo ganar tiempo, a engrosar su división, y hacer inútiles mis<br />

aspiraciones Era preciso dar un simulacro a las <strong>de</strong>testables i<strong>de</strong>as<br />

que los animan; y para acallar el <strong>de</strong>scontento y quejas <strong>de</strong> los que<br />

sufrían con impaciencia sus caprichos, hicieron viciosa y falsamente<br />

lo que nosotros por amor.- Jurar al Rey. A ellos les es indiferente<br />

llevar el nombre <strong>de</strong> S. M., que profanan, el Constitucional, ó cualquier<br />

otro, porque siguiendo los impulsos <strong>de</strong> la criminal ambición que los<br />

<strong>de</strong>vora, mi<strong>de</strong>n el acierto por la conducencia <strong>de</strong> los medios a su<br />

<strong>de</strong>fección. No bien firmó los tratados <strong>de</strong> Tarapaya, el general Valdés<br />

escribió al virrey que la necesidad <strong>de</strong> recatar los <strong>de</strong>signios y<br />

adormecer el general entusiasmo le hacia abrazar este partido hasta<br />

mejor ocasión. Esta ha sido acechada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel mismo día; y sus<br />

agentes diseminados por todas partes han trabajado incesantemente<br />

en <strong>de</strong>bilitar nuestra unión, fatigar nuestra perseverancia, corromper la<br />

virtud y seducir la lealtad.<br />

Al paso que he cumplido religiosamente con cuanto me obligué<br />

por el pacto <strong>de</strong> Tarapaya, ellos se han propuesto eludirlo con<br />

pretextos, envolverlo con frau<strong>de</strong>s y quebrantarlo con <strong>de</strong>scaro. Remití<br />

el contingente a<strong>de</strong>lantado hasta el 15 <strong>de</strong>l presente. En virtud <strong>de</strong><br />

ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l virrey, sin embargo <strong>de</strong> ser dirigidas a <strong>de</strong>sairarme, han<br />

sido puestos en sus empleos los agraciados por él. He consentido la<br />

vuelta <strong>de</strong> los que por enero <strong>de</strong>rramaron la sangre <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensores<br />

<strong>de</strong>l rey, quienes con<strong>de</strong>corados con grados militares en premio <strong>de</strong> su<br />

traición, y como en triunfo han insultado impunemente a tantos<br />

vasallos amantes <strong>de</strong>l soberano. Se me pidió la compañía <strong>de</strong> inválidos<br />

para guarnecer Cochabamba; la mandé. En fin, he hecho por mi<br />

parte lo posible para escusar un rompimiento y mantener la quietud<br />

83


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

<strong>de</strong> estos pueblos. Para conseguirlo, soldados, dinero, <strong>de</strong>ferencias,<br />

todo he sacrificado, todo he sufrido.<br />

Por el contrario, los liberales a pretexto <strong>de</strong>l caudillo Lanza han<br />

ocupado Cochabamba, Oruro y la Paz, cuyas provincias se me<br />

<strong>de</strong>jaron por el articulo tercero. Apenas confirmó el virrey los tratados<br />

cuando el general Valdés circuló or<strong>de</strong>n haciendo saber que reasumía<br />

el mando militar confiado a mí, y aprobado sin tal restricción. Uno <strong>de</strong><br />

los resortes que pusieron inmediatamente en uso fué el <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sarmarme; más no combinaron los motivos. Todos me han exigido<br />

la mitad <strong>de</strong> mi fuerza, sean las que fueren las atenciones que pueda<br />

tener. El general Valdés asegurando un nuevo <strong>de</strong>sembarco <strong>de</strong> tropas<br />

enemigas en la costa. El virrey para auxilio <strong>de</strong>l general Canterac<br />

contra Bolívar antes que reciba los refuerzos que espera. El general<br />

Canterac para resguardo <strong>de</strong> las costas, ú otro punto que <strong>de</strong>signe el<br />

virrey. Este al pedirme la gente dijo que la infantería que ocupaba los<br />

valles a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l general <strong>de</strong>l Sud iba al Cuzco; más lejos <strong>de</strong><br />

eso ha hecho marchar sobre Oruro todas las tropas <strong>de</strong> que pudo<br />

disponer. A vista <strong>de</strong> tan torpes medios, y tan infames tramas puestas<br />

en obra para avasallarnos y dar el último golpe, mi división toda ha<br />

jurado <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r con su sangre y su vida la causa más<br />

santa.<br />

El artificio y la perfidia luchan contra el honor, la inocencia y la<br />

buena fé. Distantes <strong>de</strong> abandonar su insensato plan <strong>de</strong> imperio y<br />

paz, se proponen llevarle a<strong>de</strong>lante con más empeño; pero yo<br />

constante en la causa <strong>de</strong> la religión y el rey preferiré la muerte a la<br />

pérdida <strong>de</strong> tan importantes bienes. Peruanos: el verda<strong>de</strong>ro imperio<br />

consiste en reunir nuestros esfuerzos con los <strong>de</strong>l monarca. Solo<br />

manteniéndonos unidos al rey disfrutaremos los hechizos <strong>de</strong> la paz,<br />

que no se logran sino con los sacrosantos vínculos <strong>de</strong> la religión y<br />

<strong>de</strong>l reconocimiento. Este es el único medio <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> la servidumbre<br />

que os ha envilecido, <strong>de</strong>l sistema ruinoso <strong>de</strong> pedidos y<br />

contribuciones enormes, y <strong>de</strong> la miseria en que os ha sumido una<br />

feroz administración.<br />

Convencido <strong>de</strong> que preten<strong>de</strong>n establecer un gobierno traidor é<br />

incompatible con la tranquilidad <strong>de</strong> la América, tengo <strong>de</strong> vencer mi<br />

repugnancia y valerme <strong>de</strong> las armas para repelerlo. Mi anhelo es<br />

favorecer el voto público siendo útil al rey, objeto <strong>de</strong> mi amor y mis<br />

fatigas. Debo manifestar al Perú los fundamentos que tengo para<br />

sostener la guerra que se me <strong>de</strong>clara. No temo publicarlos, porque la<br />

franca exposición <strong>de</strong> las razones <strong>de</strong>mostrara, que nada hay<br />

exce<strong>de</strong>nte al <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> sacrificarme por la religión, por el rey, y<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

sabias leyes que por <strong>de</strong>sgracia se dieron al <strong>de</strong>sprecio. Creo <strong>de</strong> mi<br />

<strong>de</strong>ber hacéroslo presente para que teniendo a la vista los hechos<br />

cuya verdad es indisputable cerréis los oídos a la engañosa<br />

seductora voz <strong>de</strong> pérfidas sugestiones. Potosí junio 20 <strong>de</strong> 1824.-<br />

PEDRO ANTONIO DE OLAÑETA.<br />

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞<br />

DIARÍO<br />

De operaciones <strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l Perú, en la campaña que ha<br />

sostenido contra los constitucionales, el año <strong>de</strong> 1824.<br />

Nadie ignora los motivos que han concurrido a ,una <strong>de</strong>claración<br />

<strong>de</strong> guerra entra dos generales que en otro tiempo pertenecieron a<br />

unas mismas ban<strong>de</strong>ras, y que asociaron sus esfuerzos en <strong>de</strong>fensa<br />

<strong>de</strong> la corona <strong>de</strong> España: el contagio <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as liberales y la ambición<br />

<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r en los unos; el sentimiento <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lidad y el honor en los<br />

otros, han dividido las fuerzas <strong>de</strong> un mismo ejército, y han suscitado<br />

la más sangrienta lucha entre compañeros <strong>de</strong> armas, que tantas<br />

veces corrieron bajo un mismo pabellón los riesgos <strong>de</strong> la guerra; la<br />

rapi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> las marchas, y la confusión <strong>de</strong> una campaña que, podía<br />

llamarse doméstica, no han permitido comunicar los sucesos en el<br />

or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> su ejecución; más <strong>de</strong>seando instruir al público en unos<br />

acontecimientos que no pue<strong>de</strong>n ser indiferentes, se ha creído<br />

conveniente publicar este diario, en que la imparcialidad y buena fe<br />

son constantemente observadas.<br />

Declarada la guerra por el general La Serna en la furibunda<br />

intimación hecha por el coronel Pacheco, el ejército constitucional en<br />

el número <strong>de</strong> cuatro mil hombres, al mando <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z, salió<br />

<strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> Oruro sobre las provincias interiores el 27 <strong>de</strong> junio. El<br />

general Olañeta <strong>de</strong>socupó las plazas <strong>de</strong> Chuquisaca y Potosí, en los<br />

días 25 y 28 <strong>de</strong>l mismo, por que las medidas violentas y<br />

<strong>de</strong>sesperadas convenían solo a la empresa <strong>de</strong> los constitucionales, y<br />

a los riesgos <strong>de</strong> su situación: Su temeridad no <strong>de</strong>bía hacernos<br />

impru<strong>de</strong>ntes, abandonando las ventajas que estaban <strong>de</strong> nuestra<br />

parte. El objeta <strong>de</strong> ellos era internarse por las partes <strong>de</strong> Tarija y Yavi:<br />

en hora buena ¿pero acaso podían con la posesión momentánea <strong>de</strong><br />

estos países conquistarlos y subyugarlos? Distantes <strong>de</strong> sus recursos<br />

la victoria misma les habría sido funesta. Las baladronadas <strong>de</strong>l<br />

85


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

enemigo irritaba al impaciente valor, que ardía en el corazón <strong>de</strong> los<br />

soldados, que esperaban con ansia el día <strong>de</strong> la batalla; les<br />

incomodaba la dilación, y la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una retirada los avergonzaba.<br />

Más esta cruel necesidad no <strong>de</strong>bía durar mucho tiempo. Los pueblos<br />

<strong>de</strong> Chichas y Cinti se armaban en masa para amenazar por la<br />

retaguardia al enemigo internado y cuando intentara retirarse, tendría<br />

que combatir con los elementos, contra el hambre, y con una multitud<br />

<strong>de</strong> valientes que menoscabasen su fuerza, en parciales e incesantes<br />

encuentros.<br />

El ejército gran<strong>de</strong>, inunda como un torrente hasta las<br />

inmediaciones <strong>de</strong> Tarabuco, sin encontrar la menor resistencia; y se<br />

creyó impru<strong>de</strong>ntemente dueño <strong>de</strong> una campaña hecha sobre las más<br />

acertadas combinaciones. El día 12 <strong>de</strong> julio vió por primera vez a los<br />

bravos que habían <strong>de</strong> domar su orgullo. En las llanuras <strong>de</strong><br />

Tarabuquillo se le presentó el intrépido Coronel D. José. María<br />

Val<strong>de</strong>z, con trescientos cincuenta hombres <strong>de</strong>l primer batallón <strong>de</strong> su<br />

mando: esta pequeña porción <strong>de</strong> leales chocó <strong>de</strong> frente con todo el<br />

enemigo ejército, sosteniendo el fuego toda una tar<strong>de</strong> contra la<br />

infantería, artillería y caballería a pesar <strong>de</strong> la llanura <strong>de</strong>l terreno, y<br />

con solo la pérdida <strong>de</strong> ochenta hombres, causó un gran estrago en<br />

las filas <strong>de</strong>l general Val<strong>de</strong>z, replegándose al fin a una posición <strong>de</strong><br />

que se retiró en la noche.<br />

El día 13 siguiente el comandante Don Ignacio Rivas, dócil a la<br />

seducción y penetrado <strong>de</strong> los más pérfidos sentimientos, abandonó<br />

sus ban<strong>de</strong>ras con todo el 2º escuadrón <strong>de</strong> Dragones De La Laguna y<br />

pasó al ejército enemigo, llevándose los equipajes <strong>de</strong> sus<br />

compañeros que no suscribieron a la traición, y cuantos elementos<br />

<strong>de</strong> guerra pudo tener a sus manos. Que poco duró su impunidad!<br />

El general Don José Carratalá, que había: ocupado la plaza <strong>de</strong><br />

Potosí con cien hombres <strong>de</strong> infantería, fué sorprendido el día 14 a las<br />

siete <strong>de</strong> la mañana, con sesenta dragones <strong>de</strong> Santa Victoria, por los<br />

valerosos comandan les don Juan Ortuño, don Felipe Marquiegui y<br />

don Pedro Arraya: arrebatado <strong>de</strong> su lecho se le condujo prisionero a<br />

la faz <strong>de</strong> todo el pueblo y en presencia <strong>de</strong> la guarnición, que<br />

espantada <strong>de</strong> un tal arrojo se encerró en el cuartel, haciendo un<br />

fuego activo <strong>de</strong>l balcón que dominaba la plaza. Este acontecimiento y<br />

el <strong>de</strong>l día 12 en Tarabuquillo, hicieren inclinar la balanza <strong>de</strong> la opinión<br />

y manifestaron a los pueblos que el ejército <strong>de</strong>l rey no era semejante<br />

a los vencidas <strong>de</strong> lea y Moquegua.<br />

El coronel Don José María Val<strong>de</strong>z había meditado en su retirada<br />

sorpren<strong>de</strong>r la guarnición <strong>de</strong> Potosí, y con este objeto ocupó la plaza<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

la noche <strong>de</strong>l 18; más ya los cien hombres se habían retirado en fuga<br />

por la sorpresa <strong>de</strong>l 14 y el coronel Val<strong>de</strong>z salió el 19, llevando<br />

algunos útiles <strong>de</strong> guerra.<br />

El general Val<strong>de</strong>z continuó su marcha con dirección a la Villa <strong>de</strong><br />

Tarija. El día 26 llegó al pueblo <strong>de</strong> San Lorenzo: allí fué recibido por<br />

los débiles comandantes D. Eustaquio Mén<strong>de</strong>z y D. Bernabé Baca,<br />

que se le presentaron pérfidamente, poniendo a su disposición los<br />

escuadrones que se les habían confiado, y dando libertad al general<br />

Carratalá conducido a aquella villa en calidad <strong>de</strong> prisionero. Ellos<br />

mismos olvidados una vez <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>beres, persiguieron el 27 y 28<br />

siguientes por la Concepción y Toldos, el convoy que se había<br />

mandado retirar <strong>de</strong> la plaza, y tomaron seis piezas <strong>de</strong> artillería,<br />

trescientos fusiles, parque, municiones y vestuario.<br />

El ejército constitucional siguió entre tanto marchando y al<br />

anochecer <strong>de</strong>l 30 se avistó con las tropas <strong>de</strong>l general Olañeta en el<br />

punto <strong>de</strong> Livilivi. Estas pasaron el 31 a la Abra rota: Allí<br />

permanecieron el 1º <strong>de</strong> Agosto, cuando a las <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> se <strong>de</strong>jó ver<br />

otra vez el enemigo. El general <strong>de</strong>l rey resuelto a <strong>de</strong>cidir una<br />

campaña <strong>de</strong>structora ale los pueblos y a escarmentar al agresor,<br />

formó su línea <strong>de</strong> batalla, recordó a sus tropas el juramento <strong>de</strong><br />

fi<strong>de</strong>lidad, y esperó el choque con aquella presencia <strong>de</strong> ánimo que le<br />

inspiraban el entusiasmo <strong>de</strong> sus oficiales y soldados, y la justicia <strong>de</strong><br />

su causa. Nadie <strong>de</strong>jó conocer que el general Val<strong>de</strong>z; a pesar <strong>de</strong> la<br />

excesiva superioridad <strong>de</strong> sus fuerzas temía: el acto <strong>de</strong> una batalla<br />

¡Desdichado si la empren<strong>de</strong>! El intrépido comandante don Pedro<br />

Arraya se hallaba emboscado a su retaguardia con todo el escuadrón<br />

Sta. Victoria. En efecto el ejército constitucional tomó la altura <strong>de</strong> un<br />

elevado cerró, en que pasó la noche, mientras que el general<br />

Olañeta marchó retrogradando con dirección a Tojo.<br />

Al amanecer <strong>de</strong>l 2 el ejército <strong>de</strong> arriba continuó su marcha a Sta.<br />

Victoria en pos <strong>de</strong> los equipajes que el día anterior habían sido<br />

enviados con los asistentes y algunos oficiales y soldados, al mando<br />

<strong>de</strong>l coronel don Guillermo Marquiegui. Mientras tanto el general<br />

Olañeta, dispersó toda su fuerza, mandando al coronel Don José<br />

María Val<strong>de</strong>z con los cuerpos <strong>de</strong> la Unión por Suipacha; al teniente<br />

coronel don Carlos Medinaceli, con el batallón <strong>de</strong> cazadores a<br />

Cotagaita, al coronel don Francisco Ostria con los Dragones<br />

Americanos a Cinti, a fin <strong>de</strong> proteger la efervescencia <strong>de</strong> esos<br />

partidos y alarmarlos y él personalmente marchó con un escuadrón<br />

<strong>de</strong> caballería a restaurar las pérdidas <strong>de</strong> Tarija. Esta sabia medida<br />

<strong>de</strong>cidió la campaña y la puso en el plan meditado. Mientras el<br />

87


<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

general Val<strong>de</strong>z se marchaba a Sta. Victoria, don<strong>de</strong> sacó las<br />

pequeñas ventajas <strong>de</strong> que se le presentase el día 3 el cobar<strong>de</strong><br />

comandante don Vicente Amusquivar con un escuadrón <strong>de</strong> su<br />

mando; y tomó el 5 los equipajes que salieron <strong>de</strong> Rota, con algunas<br />

mujeres oficiales sueltos y soldados que se habían entresacado <strong>de</strong><br />

las filas; las tropas <strong>de</strong>l rey continuaron su marcha en las direcciones<br />

indicadas.<br />

El memorable día 5 <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que amaneció fué una serie <strong>de</strong><br />

prosperida<strong>de</strong>s para las armas <strong>de</strong>l rey. El general Olañeta sorprendió<br />

la villa <strong>de</strong> Tarija, ocupó la plaza, tomó prisioneros a su gobernador<br />

Don Diego Roldán y al Capitán Don Pedro Val<strong>de</strong>z, con sesenta<br />

hombres <strong>de</strong> la guarnición, cuarenta fusiles, quince sables, tres<br />

clarines, cuarenta y dos bestias y enseguida salió a buscar al<br />

comandante Baca que se hallaba situado en el punto <strong>de</strong> Padcaya; el<br />

resultado <strong>de</strong> esta marcha fué la presa <strong>de</strong>l escuadrón compuesto<br />

<strong>de</strong>ciento sesenta hombres montados y armados <strong>de</strong> carabinas y<br />

sables y el rescate <strong>de</strong> seis piezas <strong>de</strong> artillería, los trescientos fusiles<br />

y todo lo que se había perdido en la traición <strong>de</strong>l 26 anterior.<br />

El valeroso y constante coronel don Francisco López enviado por<br />

el señor general don Francisco Xavier Aguilera, sorprendió: en la villa<br />

<strong>de</strong> La Laguna al Traidor comandante don Ignacio Rivas, con toda la<br />

oficialidad tropa <strong>de</strong>l escuadrón <strong>de</strong> su mando; recogiendo por fruto <strong>de</strong><br />

ese triunfo en que no se <strong>de</strong>rramó una gota <strong>de</strong> sangre, noventa y una<br />

armas <strong>de</strong> chispa, cinco sables, dos pares <strong>de</strong> pistolas, seiscientos<br />

cincuenta cartuchos, setenta y ocho caballos, ochenta sillas, setenta<br />

y dos frenos, doce pares <strong>de</strong> espuelas, y cuarenta y ocho bandoleras.<br />

En la noche do ese mismo día el heroico coronel don José María<br />

Val<strong>de</strong>z, con doscientos cincuenta hombres <strong>de</strong> la Unión sorprendió<br />

una división <strong>de</strong> setecientos hombres al mando <strong>de</strong>l general Carratalá<br />

en los campos <strong>de</strong> Salo: el resultado <strong>de</strong> esta ardua empresa fué tomar<br />

los fusiles en pabellones y todos los oficiales y soldados a excepción<br />

<strong>de</strong> muy pocos que sucesivamente se tomaron dispersos, la ban<strong>de</strong>ra<br />

<strong>de</strong> Gerona; veinticuatro hombres <strong>de</strong> la guardia, dos piezas <strong>de</strong><br />

artillería con veintidos soldados <strong>de</strong> esta arma, y quince cajones <strong>de</strong><br />

metralla y bala rasa, doce mil cartuchos <strong>de</strong> fusil, veintiséis cajas <strong>de</strong><br />

guerra, doce cornetas y clarines, con parte <strong>de</strong> la música y banda <strong>de</strong><br />

Gerona, doscientos treinta y seis bestias; y en fin nueve oficiales y el<br />

mismo general Carratalá, segunda vez prisionero y segunda vez<br />

tratado con generosidad.<br />

El día 8 en el punto <strong>de</strong> Ramadas el bravo comandante don Juan<br />

Ortuño con una partida <strong>de</strong> su mando, tomó doce hombres <strong>de</strong><br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

infantería, y otros tantos <strong>de</strong> caballería completamente armados y<br />

ciento veinte vacas que conducían.<br />

En los altos <strong>de</strong> Colnaca el intrépido y leal capitán don Francisco<br />

Ceballos, tomo sin disparar un tiro al capitán don Simón Poo, al<br />

ayudante don José Lucena, y al sub teniente don Manuel Lordiera,<br />

con sesenta hombres, intimándoles por conducto <strong>de</strong>l subteniente<br />

Cándano, prisionero <strong>de</strong> Salo.<br />

El día 11 el comandante don Francisco Muñoz, <strong>de</strong> la división <strong>de</strong>l<br />

Sr. general D. Francisco Xavier <strong>de</strong> Aguilera, por la fuerza <strong>de</strong> sesenta<br />

cazadores y treinta dragones, asaltó el cuartel <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Totora,<br />

sacando por ventaja <strong>de</strong> esta empresa la toma <strong>de</strong> los capitanes<br />

Auñón Guerra, treinta hombres <strong>de</strong> tropa, treinta y ocho tercerolas,<br />

cuatro pares <strong>de</strong> pistolas, cinco sables, tres espadas, diez y seis<br />

lanzas, cincuenta caballos, cuarenta sillas, tres clarines, treinta y<br />

ocho ban<strong>de</strong>rolas, y la dotación <strong>de</strong> dos paquetes por plaza.<br />

El ejército constitucional marchaba con el objeto <strong>de</strong> restaurar la<br />

pérdida <strong>de</strong> Salo. Los Jefes se Hallaban divididos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la dispersión<br />

<strong>de</strong> Tojo volaron por un impulso uniforme a estorbarle la retirada: y<br />

toda la provincia <strong>de</strong> Chichas estaba ya armada en masa. En las<br />

inmediaciones <strong>de</strong> Cotagaita se le presentó una línea compuesta <strong>de</strong><br />

dos batallones <strong>de</strong> la Unión, el <strong>de</strong> cazadores, el <strong>de</strong> voluntarios <strong>de</strong> la fé<br />

(antes Urbanos <strong>de</strong> Chichas) y cien Dragones Americanos. Las<br />

huestes invasoras perdieron el campo y fueron rechazadas más <strong>de</strong><br />

media legua <strong>de</strong>jando en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l ejército real sesenta y cinco<br />

flanqueadores <strong>de</strong> la guardia, treinta infantes, dos oficiales <strong>de</strong><br />

caballería y abandonando más <strong>de</strong> treinta prisioneros que conducían,<br />

tomados en Sta. Victoria y Hornillos. Una <strong>de</strong> tantas balas que vuelan<br />

en una acción hirió al general La Hera en la actitud <strong>de</strong> observar con<br />

anteojo. No será muy corta la distancia. La noche <strong>de</strong> ese día<br />

emprendieron una retirada vergonzosa que continuó el 14, 15 y 16,<br />

hasta el punto <strong>de</strong> La Lava, perdiendo en ella el número <strong>de</strong> 700<br />

hombres y muchos oficiales.<br />

Se admirará quizás encontrar en esta relación una serie tan<br />

continuada <strong>de</strong> triunfos, y que las armas <strong>de</strong>l rey no hayan pa<strong>de</strong>cido<br />

más contrastes, que la pérdida <strong>de</strong> algunos traidores, sin que el<br />

ejército invasor pava <strong>de</strong>bido alguna ventaja al valor y a la pericia.<br />

Al amanecer <strong>de</strong>l 17 conducidas por un ardor heroico envistieron<br />

nuevamente las tropas <strong>de</strong>l general Olañeta a todo el grueso <strong>de</strong>l<br />

ejército constitucional, situado en la posición más difícil <strong>de</strong> penetrar:<br />

a beneficio <strong>de</strong> ella, y por uno <strong>de</strong> aquellos esfuerzos que suele dictar<br />

la <strong>de</strong>sesperación se <strong>de</strong>fendió en la altura: el impertérrito coronel D.<br />

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<strong>GUERRA</strong> <strong>DOMESTICA</strong><br />

José María Val<strong>de</strong>z quito forzarla <strong>de</strong> frente con parte <strong>de</strong> su batallón y<br />

perdió 350 soldados, 22 oficiales incluso el mismo. Estos últimos<br />

fueron acuchillados <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> rendidos, a excepción <strong>de</strong>l teniente<br />

Casanova, que se fingió soldado. Esta única ventaja costó un gran<strong>de</strong><br />

estrago al enemigo, y la muerte <strong>de</strong>l brigadier Ameller y <strong>de</strong>l capitán<br />

Casanova.<br />

Esta pequeña pérdida no podía influir en la suerte <strong>de</strong> la campaña<br />

<strong>de</strong>cidida ya en tantos triunfos. Sin embargo el general Olañeta que<br />

había <strong>de</strong>cretado la total <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l enemigo, tan luego como<br />

recibió el aviso en su marcha a Tarija, dispuso la reunión <strong>de</strong> los tres<br />

escuadrones <strong>de</strong> Cazadores montados con el <strong>de</strong> Sta. Victoria, el<br />

regimiento <strong>de</strong> Dragones Americanos y los batallones <strong>de</strong> la Unión,<br />

Cazadores y Voluntarios <strong>de</strong> La Fé, con objeto <strong>de</strong> atacar al ejército<br />

constitucional que se había replegado a Puna y <strong>de</strong> perseguirlo en su<br />

retirada hasta las márgenes <strong>de</strong>l Desagua<strong>de</strong>ro.<br />

Los enemigos estaban en fuga, En efecto el 28 abandonaron la<br />

plaza <strong>de</strong> Chuquisaca y el 30 la <strong>de</strong> Potosí que ocuparon las armas<br />

<strong>de</strong>l rey el día 2 <strong>de</strong> Septiembre. El general Val<strong>de</strong>z quiso aun sacar<br />

algún partido <strong>de</strong> su situación apurada, y con este objeto envió en<br />

clase <strong>de</strong> parlamento al comandante <strong>de</strong> Gerona D. Vicente Miranda,<br />

haciendo proposiciones que otras veces habían sido rechazadas, y<br />

llamando a una composición que ya era fuera <strong>de</strong> tiempo.<br />

Desengañado <strong>de</strong> esta medida trató <strong>de</strong> practicar el último acto <strong>de</strong><br />

autoridad sobre las provincias y en oficios <strong>de</strong> 25 y 27 las puso al<br />

mando <strong>de</strong>l general Olañeta <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que el valor y las armas<br />

habían <strong>de</strong>cidido ya la suerte <strong>de</strong> los pueblos. El ejército invasor<br />

marchaba en retirada para Oruro, <strong>de</strong>sbastando el tránsito <strong>de</strong>jando<br />

tras si las lágrimas y la <strong>de</strong>solación y cometiendo en fin cuantos<br />

excesos es capaz <strong>de</strong> dictar el <strong>de</strong>specho.<br />

El general Olañeta entró en la Villa <strong>de</strong> Potosí el 5 a medio día.<br />

Ninguna pluma sería capaz <strong>de</strong> pintar los aparatos <strong>de</strong> un pueblo que<br />

va veía a su libertador. Pue<strong>de</strong>n haber habido recepciones más<br />

solemnes por la regularidad <strong>de</strong> concurso, y por aquellas<br />

<strong>de</strong>mostraciones fingidas que nacen <strong>de</strong> la adulación, o la necesidad;<br />

pero ninguna en que el sentimiento <strong>de</strong>l entusiasmo, <strong>de</strong> la gratitud y<br />

<strong>de</strong>l amor se hayan manifestado con más sinceridad; ninguna en que<br />

las aclamaciones <strong>de</strong> todo un pueblo reunido hayan sido mas<br />

ingenuas.<br />

Para concluir este diario y dar una mejor i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> esta<br />

campaña, permítase hacer un pequeño paralelo <strong>de</strong> la conducta que<br />

se ha observado con los prisioneros <strong>de</strong> guerra. El general Olañeta ha<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

recibido a los unos con aquella compostura, aquella mo<strong>de</strong>ración,<br />

aquella benignidad que son prendas propias <strong>de</strong> su persona. El no los<br />

ha tenido jamás oprimidos en una prisión, les ha prestado auxilios,<br />

les ha franqueado pasaportes, y no ha <strong>de</strong>tenido uno solo, guardando<br />

la buena fé que es su divisa. El general <strong>de</strong>l Sud ha injuriado a los<br />

otros con reconvenciones ajenas <strong>de</strong> su representación. El los ha<br />

tenido siempre presos, privándolos <strong>de</strong> todo, oprimidos y violentos. El<br />

mandó ligar las manos al coronel Val<strong>de</strong>z, en quien <strong>de</strong>bía respetar la<br />

<strong>de</strong>sgracia, cuando no la graduación y la persona; igual bajeza<br />

cometió con el valiente capitán D. Francisco Ceballos.<br />

Todos caminaban a pie y a pie han sido conducidos hasta la<br />

ciudad <strong>de</strong> la Paz, faltando a un canje general que estipularon; él en<br />

fin or<strong>de</strong>nó el asesinato <strong>de</strong>l coronel Val<strong>de</strong>z y el capitán Ceballos,<br />

como está plenamente justificado. Este solo acto basta para teñir su<br />

reputación en la presencia <strong>de</strong> todo el mundo.<br />

Nada es falso, nada es exagerado: existen unos y otros y todos<br />

pue<strong>de</strong>n dar testimonio <strong>de</strong> los sucesos. El ejército constitucional ha<br />

perdido la mitad <strong>de</strong> sus fuerzas, ha perdido las provincias que invadió<br />

injustamente y sobre todo ha perdido la opinión que queda sepultada<br />

en el Perú para eterno monumento <strong>de</strong> que el hombre honrado que<br />

<strong>de</strong>fien<strong>de</strong> la razón y la justicia, es superior a los vanos esfuerzos <strong>de</strong> la<br />

ambición y la intriga.<br />

Pueblos ya no seréis la presa <strong>de</strong> una política rastrera, ni el<br />

patrimonio <strong>de</strong> algunos aristócratas, que quisieron elevar sus cabezas<br />

sobre vuestras ruinas: la razón y la justicia presidirán todas las<br />

<strong>de</strong>liberaciones; y <strong>de</strong>saparecerá para siempre ese sistema <strong>de</strong>structor<br />

<strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s, y el gobierno volviendo sobre los principios <strong>de</strong> su<br />

nacimiento, que le hicieron <strong>de</strong>generar la ambición y el interés, será el<br />

protector <strong>de</strong> los hombres. Ben<strong>de</strong>cid la mano que os libró <strong>de</strong> tamaños<br />

males. Potosí 20 <strong>de</strong> Septiembre <strong>de</strong> 1824.-<br />

FIN<br />

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞<br />

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