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HISTORIA DE CHUQUISACA 36 - Archivo y Biblioteca Nacionales ...

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<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

<strong>36</strong>


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

Perú». Centeno hombre distinguido por su espíritu de lealtad, como<br />

pocos de los conquistadores y que desempeñaba un puesto público,<br />

veía con horror las exacciones de Almendras y resolvió dar muerte a<br />

éste proclamando al Rey. En estas circunstancia llegó la noticia de<br />

que el virrey había llegado a Tumbez y que en Quito se organizaban<br />

fuerzas para marchar con Pizarro.<br />

Almendras deseaba ir a Paria a vender los bienes que había<br />

dejado Pedro del Barco, a quien dió muerte en Lima Francisco de<br />

Carvajal y habiéndosele ofrecido para esta comisión Centeno en<br />

quien tenía demasiada confianza, aceptó gustoso aquél, accediendo<br />

a que éste pudiese ver a Lope de Mendoza, que como hemos dicho<br />

se hallaba confinado en aquella localidad, prohibiendo empero que<br />

éste se internase en la villa de La Plata. En Paria se reunió Centeno<br />

con Mendoza, Camargo, Alonzo Pérez Esquivel y Rivadineira y<br />

resolvieron independizar la villa de La Plata de la tiranía de<br />

Almendras y reuniendo toda la gente posible, marchar al Cuzco en<br />

defensa del virrey a quien lo suponían no muy lejos de esta ciudad.<br />

Centeno escribió a Almendras, para que consintiese en que Lope<br />

de Mendoza pudiese entrar en La Plata por algunos días, a lo que<br />

accedió, habiendo llegado juntamente con él y llevado ambos dos<br />

sus armas de caza. Almendras salió en alcance de estos, lo cual los<br />

hizo suponer que talvez hubiesen sido descubiertos en su proyecto,<br />

mas, como manifestase alegría y verdadera satisfacción al verlos, se<br />

tranquilizaron. Reconcilióse con Lope de Mendoza a quien le expresó<br />

que lo había perseguido por orden de Pizarro, y les dió un banquete<br />

en su casa.<br />

Centeno, habló en La Plata a Luis de León, natural de Placencia,<br />

para que ganase voluntades y determinó acelerar la rebelión para no<br />

ser descubierto, Diego Mazo de Alderete, Francisco Hernández<br />

Hidalgo, Alonso de Cueva, Alonso Pérez Castillejo, y Alonso de<br />

Camargo, figuraban entre los complotados. Desde Porco y<br />

Chuquiabo, escribieron a Almendras, avisándole el peligro en que<br />

estaba, mas este en sus vacilaciones confiaba en Centeno que era<br />

su amigo.<br />

El plan revolucionario consistía en qué Centeno penetrase al<br />

alojamiento de Almendras, como en efecto lo hizo, en consorcio de<br />

los mencionados con más Luis de León, Luis Perdomo, Francisco<br />

Negral, Diego de Rivadeneira, Alonso Pérez de Esquivel y otros<br />

cuatro o cinco más, llevando la nueva del triunfo de Gonzalo Pizarro<br />

sobre el virrey, y que en este momento acudirían los confabulados y<br />

tomarían preso a Almendras, para evitar el bullicio que<br />

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<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

necesariamente se produciría sin esta circunstancia. Efectivamente<br />

era muy de madrugada, cuando tuvo lugar la visita de Centeno, que<br />

encontró a Almendras en cama y le refirió la mentida historia que se<br />

había acordado, y cuando notó que todos los conjurados estaban<br />

dentro de la casa, lo abrazó a éste y como alcalde. que era le dijo<br />

que fuese preso por el Rey. 1 Almendras sorprendido, no pudo hacer<br />

resistencia alguna por estar sólo y desnudo, fué llevado preso a casa<br />

de Centeno. Capturaron a Diego de Hernández, criado que había<br />

sido de Hernando Pizarro y lo era entonces de Almendras a quien<br />

ahorcaron e iban a hacer lo mismo con Almendras, cuando<br />

comprendieron que era mejor que su muerte fuese el resultado del<br />

juicio que se le debía seguir y que era indigno ahorcarlo, debiendo<br />

degollársele, en atención a su gerarquía. Sustanciado el proceso por<br />

el Alcalde A. Pérez de Castillejo en nombre de su Majestad, se le<br />

condenó a morir, habiendo confesádose y declarado las muertes que<br />

había hecho dar y todos sus delitos, entre los que figuraban como<br />

principales, el haber tomado la artillería de Guamanga, para que<br />

sirva a Pizarro, haber tomado la caja real, usurpado el Tesoro, haber<br />

dado muerte a Gómez de Luna en la misma ciudad.<br />

Con lastimosas súplicas rogó Almendras que tuviesen conmiseración<br />

con él, pues tenía doce hijos, hizo valer su amistad con<br />

Centeno y aun se prestaba a que le mutilen alguno de sus miembros;<br />

todo fué en vano, habiéndosele ajusticiado por voz de pregonero en<br />

el mismo lugar donde murió Gómez de Luna, el 16 de junio de 1545.<br />

«Antes de ejecutar la sentencia salió Diego de Centeno la vuelta<br />

de Porco, a prender a Pedro de Soria mayordomo de Hernando<br />

Pizarro, por quitar de aquella provincia todas las ocasiones. Lo cual<br />

por ser antes avisado, no pudo hacer: empero aprovechó la ida de<br />

Centeno, en que traxo la gente que avía en aquellas minas reducida<br />

al servicio de su Magestad con que dió luego la buelta, y halló las<br />

sentencias executadas».<br />

Los vecinos de La Plata, organizaron fuerzas y nombraron de<br />

justicia Mayor y Capitán General de la villa a Centeno, quien gastó su<br />

hacienda ayudado de algunos vecinos asi como de la Caja Real, hizo<br />

venir a todos los prófugos, habiendo concurrido mucha gente al<br />

saber que se trataba de servir al Rey.<br />

Era la 5 a . expedición que se organizaba en la noble y leal villa de<br />

La Plata, y la 3 a . en favor del Rey que residía en Castilla a miles de<br />

1 Según el Palentino acababa Almendras de vestirse y la historia consistía en que, Centeno le<br />

dió la noticia de la prisión de Pizarro por el Virrey en Quito, lo echó sobre una cama y lo hirió<br />

con una daga.<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

leguas, del teatro donde se derramaba tanta sangre castellana, que<br />

fecundaría este privilegiado suelo. Lope de Mendoza fué nombrado<br />

Maestro de Campo, Alferez Mayor Alonso de Camargo, Sargento<br />

Mayor Hernán Núñez de Segura y rápidamente se pusieron en<br />

marcha, Lope de Mendoza sobre Arequipa y Centeno sobre<br />

Chucuito, con el objeto de atacar el Cuzco, en donde Alonso de Toro<br />

era autoridad. Centeno llevó 200 españoles de pié y caballo.<br />

El padre Calancha refiere en el libro 1°. de su Crónica la situación<br />

de la época del siguiente modo:<br />

«En este tiempo estaban los Charcas oprimidos de los justicias<br />

por el traidor; todos los pueblos inquietos, y en Chuquisaca mataron<br />

los leales siendo su caudillo Diego Centeno al corregidor del tirano<br />

Francisco Almendras,cortaronle la cabeza y aorcando a sus<br />

secuaces, salieron de la Ciudad (que entonces era villa) Lope de<br />

Mendoza con gente, y fué sujetando al servicio del Rey las Privincias<br />

del Collao y Arequipa, porque uyeron el Corregidor y algunos de su<br />

vando, y los vecinos leales alzaron Cabeza y proclamaron sin<br />

opreción al Rey. Centeno fué la vuelta de Chucuito, juntose a el<br />

Mendoza y gastó Centeno gran suma de azienda suya en armar<br />

soldados y pagar abastimientos».<br />

Toro que a su turno organizó 130 soldados, para sostener a<br />

Pizarro, hizo una expedición con ellos hacia el Norte hasta el punto<br />

de Apurimac, por si acaso el virrey viniese por el camino de la sierra<br />

a quererse internar al Cuzco, según previsión de Pizarro, mas<br />

habiendo recibido cartas de Chuquiabo avisándole las conmociones<br />

que habían tenido lugar en la villa de La Plata, contramarchó en pos<br />

de Centeno que ya avanzó hasta Chucuito. Los vecinos del Cuzco<br />

afearon a Centeno su conducta y escribieron una carta que fué<br />

entregada en aquel lugar por un clérigo llamado Ortún Sánchez de<br />

Ollavi, para que volviese en favor de Pizarro. Centeno contestó: que<br />

era una ignominia para la nación lo que se había hecho,<br />

desconociendo al Virrey y a la Audiencia, sometiéndose a un tirano<br />

como Pizarro. «Que los caballeros de la ciudad de La Plata,<br />

honrados y fieles a su Rey, no podían sufrir la infamia y vergüenza<br />

de estar bajo de una vil sujeción y que habían determinado sacudir<br />

las cadenas que los oprimían; que dejarían a las generaciones<br />

venideras la memoria de que jamás habían sido traidores a su Rey,<br />

que muy al contrario se enorgullecían de ser fieles súbditos».<br />

Alonso de Toro se puso en busca de Centeno, quien se hallaba<br />

enfermo en Chucuito con 150 soldados, 20 de estos inútiles y muy<br />

pocos arcabuces, teniendo desconfianza de algunos, como el<br />

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<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

licenciado Barba y Pedro de Soza, ambos clérigos. Habiendo reunido<br />

un consejo para que deliberase sobre lo que debía hacerse, una vez<br />

que Toro se hallaba hacía un mes en Urcos con 200 castellanos<br />

averiguando del paradero de Centeno, a quien los indios favorecían,<br />

se resolvió volver a la ciudad de La Plata. En esta retirada empezó a<br />

desgranarse la gente, hasta el punto de que Centeno dijo a los<br />

suyos, que el que quisiese era libre de marcharse donde quisiese.<br />

Quedaron 60 fieles, con los que siguió su camino hasta La Plata.<br />

Cuando las avanzadas de Centeno descubrieron que Toro se hallaba<br />

a las seis leguas de la villa, acordaron en junta de capitanes retirarse<br />

por los Chichas, a las tierras que descubrió Diego de Rojas, cuando<br />

buscaba en 1542 la comunicación con el Río de La Plata,<br />

abandonando haciendas, familias y fortuna, mientras se tuviese<br />

alguna noticia del Virrey.<br />

Llegado Toro a La Plata, mandó perseguir con fuerzas de a<br />

caballo a Centeno, habiendo tomado prisión a Francisco de<br />

Retamozo, a quien no hizo daño. Cinco días discutieron los de Toro,<br />

sobre lo que debía hacerse en semejante situación, hasta que se<br />

acordó que el vicario Dn. Miguel Pizarro y Diego de Silva, fuesen a<br />

persuadir a Centeno que debería volver a la villa y dispersar su<br />

gente, debiendo ponerse dos alcaldes en ella: uno por el Rey y otro<br />

por Pizarro, a condición precisa de que Centeno entregase a todos<br />

los que tuvieron parte en la muerte de Almendras, en cuyo caso Toro<br />

volvería al Cuzco.<br />

Centeno envió a su vez con los mensajeros a Diego de Zúñiga<br />

pidiendo que Toro evacuase la villa y todos sus territorios, que se hiciese<br />

suspensión de armas hasta que el virrey proveyese lo conveniente,<br />

continuando su camino Toro, respondió: que se acomodasen<br />

a la situación, pues, de lo contrario, los perseguiría hasta quitarles la<br />

vida. Volvió nuevante Zúñiga para tratar lo relativo a los alcaldes,<br />

mientras que Centeno seguía su marcha a los Chichas, provincia<br />

extensa y belicosa.<br />

Indignado Toro con la segunda comisión de Zúñiga y creyendo<br />

ver un entretenimiento dilatorio en estos parlamentarios, salió de La<br />

Plata precipitadamente con 150 soldados de a pié y a caballo en pos<br />

de Centeno y desde Totora hizo adelantar a Alonso de Mendoza con<br />

una pequeña fuerza, quien no pudo alcanzar a Centeno y volvió a La<br />

Plata. Quedó en esta villa en ausencia de Toro el Maestre de Campo<br />

Villacastín y en el entretanto se descubrió una conjuración de 16<br />

soldados para dar muerte a Toro y llamar a Centeno. Toro hizo<br />

ahorcar a algunos habiendo huido otros y se retiró al Cuzco, dejando<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

de autoridad a Alonso de Mendoza con 100 lanzas, algunas picas y<br />

arcabuces, con instrucción de que si el Rey no daba la gobernación<br />

del Perú a Pizarro, él en el Cuzco y Mendoza en La Plata,<br />

proclamarían al Rey. Dejó Toro, destruida la ciudad por su avaricia y<br />

la de sus soldados a quienes disimulaba todos sus excesos.<br />

Una vez que Centeno pasó de los Chichas, envió al capitán Luis<br />

de Rivera, a Martín Arvieto, Juan de Santa Cruz, Francisco de<br />

Santiestevan y otros, para que explorasen la situación de Toro en la<br />

villa de La Plata. Después de algunas jornadas de contramarcha por<br />

el mismo camino que habían llevado, supieron que Toro había<br />

seguido en persecución a Centeno y no pudiendo alcanzarlo volvió a<br />

La Plata y encontraron una carta de aquél, Después de haber<br />

andado más de 200 leguas, volvió Centeno por Casavindo,<br />

Calahoyo, Padcaya y Ticonaya, donde estableció su maestranza<br />

para reponer su armamento y cabalgaduras, siendo 95 los hombres<br />

de a pié y caballo que formaban esta leal legión. Estas comarcas<br />

pertenecían a Hernando Pizarro y las administraba Pedro de Soria,<br />

quien hostilizó a los leales quitándoles todos los víveres y aun dieron<br />

muerte a 3 castellanos de Centeno y a 4 de Toro, estos últimos iban<br />

a unirse a las fuerzas de aquél. Llegaron a Totora de aquí pasaron a<br />

la Palca, 1 donde tomaron 3 de Soria y por uno de ellos supieron que<br />

Toro había vuelto al Cuzco, quedando Alonso de Mendoza de<br />

autoridad. Resolvió Centeno inmediatamente ponerse en marcha<br />

contra Alonso de Mendoza, que a la sazón se hallaba en Porco y a<br />

quien sus amigos aconsejaron no volviese a La Plata, habiendose ido<br />

a Paria.<br />

Centeno así que tuvo conocimiento que Alonso de Mendoza no<br />

volvía a La Plata, mando allí a Lope de Mendoza con algunos<br />

soldados a solicitar recursos, de donde obtuvo armas, caballos y<br />

gente, y se puso en seguimiento de Alonso de Mendoza, le tomó su<br />

equipaje y como 30 hombres, habiendo escapado éste a uña de<br />

caballo. Una vez que Mendoza pasó el Desaguadero, dió aviso al<br />

Cuzco de lo que pasaba en los Charcas y Centeno regresó de Paria<br />

a La Plata donde ahorcó a Vivanco y Juan Pérez espías de Pedro<br />

Soria e hizo cortar la mano a Moreno, corregidor puesto por Toro.<br />

Toro que era autoridad en el Cuzco, escribió a G. Pizarro y a F.<br />

Carvajal a Quito, una carta de la que fué portador Machin de<br />

Vergara, avisando lo que pasaba en La Plata y ordenó a Martín<br />

Guzmán, que era autoridad en el Collao, para que no dejase pasar la<br />

1 Hoy Palca de Flores.<br />

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<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

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<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

gente que quisiese irse a incorporar con Centeno. Pidió con instancia<br />

que viniese Carvajal á sofocar la revolución de la villa de La Plata.<br />

Puesto en marcha Carvajal, con los diez hombres de confianza que<br />

Pizarrro le dió en Quito, llegó a Lima de donde salió el 26 de octubre<br />

de 1.545 con 190 hombres. En Guamanga ahorcó 4 españoles sin<br />

que tengan culpa alguna, en el Cuzco ahorcó 5 entre los que figuran<br />

Diego de Narvaez, Hernando de Aldana y Gregorio Setiel, hombres<br />

riquísimos y honrados; tomóles sus repartimientos y dióles a sus<br />

soldados. Salió de esta última ciudad con 250 hombres de a caballo<br />

y arcabuceros, llevando consigo muchos individuos que por temor de<br />

perder la vida tenían que obedecer a este carnicero, titulado «el<br />

demonio de los Andes».<br />

VI<br />

1546<br />

Carvajal salió del Cuzco el día 3 de mayo de 1546, llegó a Ayaviri<br />

con 280 soldados, traía consigo a Alonso de Mendoza. Centeno<br />

anduvo poco diligente al tratarse de un enemigo tan arrojado como<br />

Carvajal. Salió de La Plata con 180 soldados a quienes pagó de su<br />

peculio y el de sus amigos y se dirigió al Cuzco, en Chayanta se le<br />

reunió Luis de Rivera y determinó descansar en Paria y el 9 de abril<br />

de 1546 supo que Carvajal se hallaba muy cerca. Reunidos L. de<br />

Mendoza, Alonso Pérez de Castillejo, L. de Rivera, Retamozo,<br />

Rivadineira y otros, para determinar lo que debía hacerse, habiendo<br />

llegado al mismo tiempo la noticia de la muerte del virrey Blasco<br />

Núñez acordaron:<br />

«Que pues en todos los reinos del Perú, no tenía el Rey de su<br />

parte declarados a otros, sino a ellos y la fortuna favorecía tanto a<br />

Gonzalo Pizarro, e iba contra ellos tan cruel enemigo, con más<br />

poderosas fuerzas, era bien retirarse, pues, estaban ciertos que<br />

mucha parte que los que allí estaban, se habían de pasar a Carvajal<br />

en descubriendo sus banderas, fuera de 20 soldados inútiles por<br />

enfermos».<br />

Acordaron que L. de Mendoza volviese a La Plata con los<br />

sospechosos y que con los 90 restantes aguardase Centeno a Carvajal,<br />

debiendo volver Mendoza para retirarse todos a los Chichas,<br />

mientras mejorasen los tiempos en favor del Rey.<br />

En honor de Centeno que puede considerarse como una de las<br />

figuras más sobresalientes por su valor y lealtad, debe hacerse<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

saber, que opinó en el Consejo para resolver sobre lo que convenía<br />

deliberar, porque se dé la batalla. La mayor parte opinaron porque se<br />

contramarchase, haciendo asaltos nocturnos a Carvajal, notándose<br />

que habían algunos que pensaban desertar de las filas.<br />

Llegado Carvajal a Ayoayo, supo que Centeno estaba en Paria.<br />

De Caracollo envió avanzadas a reconocerle y llegó a saber de que<br />

no estaba en disposición de pelear. Después de que Centeno salió<br />

de Paria donde llegó Carvajal, contramarchó para ver si los de éste<br />

podían pasarse y aun cuando dejó oir su voz de los de Carvajal, no<br />

consiguió nada, porque estos ya sabían que aquellos eran muy<br />

pocos. Carvajal hizo picar la retaguardia a Centeno con Diego de<br />

Almendras. Centeno tomó la ruta de Chayanta, donde ya lo<br />

aguardaba L. de Mendoza. Centeno cubría la retirada de sus fuerzas<br />

y ofrecía momentáneos combates caminando rápidamente. En uno<br />

de ellos hubo de ser tomado por los de Carvajal, porque habiendo<br />

perdido su bestia por cansada iba a ser capturado, si sus<br />

compañeros no derriban a dos hombres de Carvajal, para<br />

aprovecharse de sus cabalgaduras.<br />

Centeno con sus marchas rápidas llegó a Chayanta y emprendió<br />

la vuelta a Paria por el camino de Sacaca para procurar llegar al<br />

Cuzco donde podría encontrar elementos para resistir al enemigo.<br />

Muy en breve se le huyeron los mejores amigos, en Paria quedaron<br />

otros, no llegando los demás a 90, pasó a Ayoayo y aunque Carvajal<br />

no llevaba equipajes y a pesar de sus 80 años y del frío del invierno,<br />

hacía marchas que le permitían ver al enemigo y no poderlo tomar<br />

por el cansancio de sus bestias. En este último lugar quedaron 12<br />

hombres de Centeno, que fueron ahorcados sin confesión no<br />

pensando los desertores sino en huír a los montes para no caer en<br />

manos del cruel Carvajal.<br />

Centeno pasó al Desaguadero e hizo cortar el puente, aquí se le<br />

huyeron otros muchos. Tomó cartas de Arequipa para Carvajal, por<br />

las cuales llegó a saber que en aquel puerto había un navío con<br />

mercaderías para Chile.<br />

Viendo Centeno que no le era posible resistir a fuerzas superiores,<br />

tomó el camino hacia la costa de Arequipa, habiendo enviado<br />

anticipadamente a Rivadineira con algunos hombres para que<br />

consiguiera un navío, que debía arribar, pensando llevar en él su<br />

tropa para irse a incorporar al virrey que lo suponía en Quito. Llegado<br />

a la costa de Arequipa, no encontró ni a Rivadineira, ni el navío, y<br />

acosado por Carvajal, tuvo que dispersar los 80 hombres que aún le<br />

quedaban, ocultándose él, Luis de Rivera y un criado en una cueva,<br />

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<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

donde Miguel Cornejo por medio de un cacique, los mantuvo por<br />

cerca de un año, mientras viniese el virrey. Lope de Mendoza que<br />

era Maese de Campo de Centeno con L. Perdomo, Alonso Camargo<br />

y otros tomaron el camino que conduce al sud por Caranguas con<br />

intención de buscar la ruta que descubrió Diego de Rojas en 1542,<br />

cuando fué al Río de La Plata y probablemente por no caer en manos<br />

de Carvajal.<br />

Terminada la dispersión que Carvajal hizo de Centeno y habiendo<br />

descansado en Arequipa, se encaminó a los Charcas a locupletarse<br />

de oro y plata y a ejercer crueldades. No tardó mucho tiempo en que<br />

Lope de Mendoza en su camino encontrase a los que regresaban de<br />

la expedición al río de La Plata, con Nicolás Heredia, habiendo<br />

muerto en ella sucesivamente sus jefes Diego Rojas, Francisco<br />

Mendoza y Felipe Gutiérrez. Esta expedición se compuso de la gente<br />

más varonil que se había trasportado de la península y aunque<br />

habían perecido muchos en ella, quedaban aún 150 hombres, que<br />

convinieron proclamarse por el Rey, nombrando a Lope de Mendoza<br />

Capitán General, quien tomó el camino de Pocona, donde tuvo lugar<br />

un sangriento ataque, en el que Carvajal, que lo perseguía por medio<br />

de una maniobra hábil, se apoderó del pueblo, del cual salieron las<br />

tropas de Mendoza a batirlo, habiendo intentado reconquistarlo<br />

inútilmente. Mendoza se retiró después del combate y pudo<br />

apoderarse del equipaje de Carvajal, que contenía muchos tejos de<br />

oro, que lo tomó a las siete leguas y siguió su retirada, habiendo<br />

acampado a la orilla de un río, cuyo ruido no le permitió sentir que<br />

Carvajal llegaba sobre él y los suyos.<br />

Los leales se defendieron con valor, pero fueron muertos muchos<br />

y tomados Mendoza y Heredia fueron ahorcados, así como todos los<br />

prisioneros y todos los heridos. Carvajal sólo perdonó a Alonso de<br />

Camargo y Luis Perdomo, vecinos de La Plata, por el interés que<br />

tenía que estos descubriesen el entierro que Diego de Centeno había<br />

hecho de barras de plata en Paria.<br />

En seguida marchó Carvajal a La Plata, donde encontró a<br />

Ramírez de alcalde por el Rey, lo destituyó y nombró a Alonso de<br />

Mendoza y Juan Vásquez de Tapia, quitó los oficiales de la real<br />

hacienda y puso otros y envió a las minas de Potosí a hacer un<br />

repartimiento, de donde por fuerza o por grado le dieron gran suma<br />

de dinero. Trasladó a Potosí el cobro de los quintos del Rey, que<br />

hasta entonces se hacía en La Plata, en castigo a la fidelidad de esta<br />

villa a su majestad.<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

Un año antes de que Carvajal llegase a los Charcas, se descubrió<br />

el cerro de Potosí, abril de 1545, de ahí la razón porque se<br />

registraron las vetas con los nombres de la Centeno, la Mendieta,<br />

etc. En breve tiempo Carvajal tenía gran cantidad de barras de plata,<br />

que pasaban de 70,0000 pesos que cobró por derechos.<br />

Dando rienda suelta a su avaricia, Carvajal se hizo de muchos<br />

enemigos de entre los suyos, que miraban con envidia la riqueza que<br />

éste acumulaba y premeditaron darle muerte. Se complotaron más<br />

de 30 individuos que debían asesinar a Carvajal y a Alonso de<br />

Mendoza. Descubierta la conjuración el 29 de septiembre de 1546<br />

fueron ahorcados 16 individuos. La primera víctima fué Alonso de<br />

Camargo, a quien hicieron cuartos, apesar de habérsele ofrecido por<br />

la vida de éste 6,000 a Carvajal y haberse presentado Doña María<br />

Toledo para matrimoniarse, lo que en esa época bastaba para ser<br />

perdonado. Balmaceda, Bernardino de Balboa, Orbaneja, Argüello,<br />

Espinoza, Morales, Hernando del Castillo, Julián de Umerán y otros,<br />

siendo muchos de estos de la entrada. Luis Perdomo fué comido por<br />

las fieras en el bosque donde fué a refugiarse.<br />

Diego Fernández historia la permanencia de Carvajal en La Plata<br />

del siguiente modo:<br />

«Grande era la codicia de Francisco Carvajal, en allegar y juntar<br />

Plata: mas no por tanto dava cosa alguna a los soldados de que<br />

muchos estavan dessabridos, assí por esto; como por su aspera y<br />

cruel condición. De suerte que vinieron a conjurarse para le matar,<br />

Luys Perdomo, Alonso Camargo, Pedro Gonzales de Prado, Diego<br />

de Luxan, Julian de Humaran, Balboa, Morales de Abbad (el<br />

resucitado que llamaron) Llantadilla y otros, que serian todos hasta<br />

veynte y seys soldados. Y era el concierto, que una noche que<br />

fuessen de guarda, Diego de Balmaseda, y otros que Francisco de<br />

Carvajal tenia por amigos, le diessen de puñaladas: y matassen también,<br />

a Alonso de Mendoza y al capitan Castañeda, y otros tres o<br />

quatro. Y estando concertado para lo effectuar, vispera de Sant<br />

Miguel, se juntaron en casa de Luys Perdomo, Julian de Humaran.<br />

Pedro Gonzales de Prado, Balboa, Llantadilla, y otros quatro o cinco.<br />

Y en casa de Alonso Camargo se juntaron Diego de Balmaseda,<br />

Morales, Diego de Luxan, y otros tantos como en casa de Luys<br />

Perdomo. Y los demas conjurados, estavan por espias, para darles<br />

aviso, al tiempo que Carvajal estuviesse menos acompañado: por<br />

razon que cada noche le tenia palacio mas de dos horas de la noche<br />

la mayor parte de la gente y Carvajal los entretenia en buena conversacion<br />

contando cuentos muy donosos. Y aquella noche acudio<br />

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<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

mucha gente, y Francisco de Carvajal se despidió luego, diziendo,<br />

que se sentia mal dispuesto, y fuesse a acostar. De lo qual siendo<br />

avisado Alonso Camargo; fue con sus compañeros y Luys Perdomo y<br />

los demas, y dixoles lo que passaba: y tratando del negocio, algunos<br />

dixeron; que si aquella noche no se effectuava; todos eran perdidos.<br />

Y que pues Francisco de Carvajal dormia con tanto recato, que no se<br />

podia entrar donde estava; que le pussiesen fuego al galpon de su<br />

morada, y vozeando que era muerto, alzassen vandera por el Rey y<br />

apellidassen su nombre. Otros contradezian esto, diziendo, que lo<br />

dexassen para el dia siguiente. Y luego traxeron alli un crucifixo,<br />

donde todos juraron de guardar secreto, quedando acordado que<br />

otro dia siguiente (que era de señor zant Miguel) se juntassen para lo<br />

poner en obra. Y con esto se despidieron, y de ay a hora y media<br />

teniendo Carvajal aviso de la conjuración; puso gran dilijencia por<br />

prender los conjurados: poniendo guardias al rededor de la villa, para<br />

que no se huyesen. Uno de los conjurados llamado Betanzos<br />

descubrió la conspiración. El primero que prendio fue a Alonso<br />

Camargo, y queriendo prender a Luys Perdomo, se huyó; que no le<br />

pudieron aver. Prendio a algunos sospechosos aquella noche, y<br />

después casi todos los de la entrada. Y luego que fué de dia, mandó<br />

hazer quartos a Alonso Camargo. Y queriendole ya sacar, llegó un<br />

fraile de santo Domingo, con una mujer de amores, llamada doña<br />

María de Toledo, y dixo a Carvajal. Señor, por amor de Nuestro<br />

Señor, que v. m. me oya: Respondió Carvajal. Diga su reverencia.<br />

Dixo el frayle. Señor, ya sabe v. m. que Alonso de Camargo es de la<br />

tierra del señor Governador Gonzalo Pizarro, y que es muy servidor<br />

de su casa; y esto que agora se dize sin falta se le ha levantado:<br />

porque él no se hallaría en ello, aviendole ya v. m. perdonado. Pero<br />

Gutierrez de zafra, dava noche a v. m. seys mil pesos porque le perdonasse:<br />

suplico a v. m. le perdone y darse los ha: y el se casará con<br />

esta muger. En lo qual v. m. hara buena obra y la sacará de pecado.<br />

Carvajal le respondió. Padre, padre, a eso que su reverencia dize,<br />

quiero le contar un cuento. Ha de saber que en un pueblo succedió<br />

un negocio a un hombre muy honrado, sobre que quiso matar al<br />

Corregidor de aquel pueblo, el y otros. Sabido por el Corregidor<br />

prendiole, y sabida la verdad, condenole a muerte. Y sacandole a<br />

justiciar los alguaziles; salio una putana feona muy vellaca, con una<br />

cuchilladaza por la cara y muy suzia, dando gritos. Señores, señores,<br />

no mateys al señor fulano, dadmelo por marido. Y en aquella tierra<br />

era ley (como en otras) que quando una muger que esta ganando<br />

con su cuerpo, pidiesse por marido a uno que estuviesse condenado<br />

48


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

a muerte; que si aquel quisiesse cassar con ella, no le matassen. Y a<br />

los gritos que dava la mujer pasaron los alguaziles. Y como llegó<br />

diziendo dadmele por marido; dixeron los alguaziles. Señor fulano<br />

casaos con esta mujer y no morireys. El bolvió la cabeza, y como la<br />

vió, que debía ser del arte de esa mujer; y como el era hombre<br />

honrado, y de tanta presunción, dixo. Señores: ande el azno, que no<br />

quiero tal mujer. Assí que padre reverendo, el señor Alonso<br />

Camargo, vezino y Regidor desta villa, ha de dezir lo que dixo aquel<br />

buen hombre: y el sin falta morira, y el señor Balmaseda y otros<br />

muchos cavalleros de la entrada del Río de la Plata, que me querían<br />

matar, sobre tratarlos bien, y hazerlos más honra que a los servidores<br />

del Governador Gonzalo Pizarro mi señor. Con esto se fueron<br />

el padre y la muger muy desconsolados, y luego sacaron a quartos a<br />

Alonso Camargo, y a Balmaseda día del señor sant Miguel. Y embió<br />

a Diego Cavallero con diez arcabuzeros a Paria, y otros tantos a<br />

Chuquiabo, para buscar algunos que se avian huydo, y ausentado:<br />

echando assí mismo gente de cavallo por los alrededores de la villa.<br />

Y puso chasquis por los caminos (que son Indios que corren a legua,<br />

y legua y media a manera de postas). Avia sido Bernardino de<br />

Balboa en esta conjuración, y aviase casado pocos dias avia con<br />

Mari Lopez su amiga. Y fuesse a Carvajal una mañana, y pidióle<br />

licencía para yrse. Dixole Carvajal. Señor Balboa, si que también<br />

querra v. m. llevar consigo la señora su mujer? Pues buelvase<br />

después de comer que para todo se abra bastante recado. Fuesse<br />

con esto Balboa, y bolvió a la hora que se le mandó por la licencia. Y<br />

en viéndole Francisco Carvajal, le dixo. Señor Balboa, entre se v. m.<br />

en aquella cámara, porque ha de morir; y llámenle un clérigo si lo<br />

uviere. Luego vino un clérigo quele confesso (que para Carvajal no<br />

era poca caridad) y luego le hizo dar garrote, y cortar la cabeza, e<br />

hizo la llevar a la plaza; y el cuerpo mandó que le llevasen a su<br />

muger. Supo en esto Carvajal que Luys Perdomo y Espinosa estavan<br />

escondidos en el campo: y embió un Yanacona que los llevava de<br />

comer con gente para que los buscassen. Los quales fueron al monte<br />

con el Yanacona, y hallaron a Espinosa con el qual se bolvieron a<br />

Carvajal no pudiendo hallar a Luys Perdomo (que después se supo<br />

averle comido los Tigres). Traxeron también los que fueron a Chuquiavo,<br />

a Morales de Abbad, y otros quatro o cinco. Y como pusieron<br />

a Morales muy atado ante Francisco de Carvajal; arrodillóse para<br />

besarle los pies; Carvajal le digo. Pues como señor Morales, no me<br />

pudiste matar, y quereys me agora morder? Dezidme una verdad, y<br />

no morireys: donde está vuestro amigo Pedro Gonzales de Prado el<br />

49


<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

de la entrada, que fué en este motin? Morales respondió, que era<br />

verdad que avia sido Pedro Gonzales de los principales, y que la<br />

noche vispera de sant Miguel, avia sido de parecer que se pusiesse<br />

fuego al galpón de su estancia: y que dixessen que era muerto. Más<br />

que ciertamente no sabía del. Dixole Carvajal. Señor Morales, pues<br />

no me dezis del, yo os prometo que aveys de morir y que no<br />

resuciteys agora, porque le harán cuartos, y ninguno llevaran al<br />

agua. Lo qual fué luego executado, y lo mismo en Espinosa. De ay a<br />

poco traxeron presos a Castillo, vezino de la villa de Plata, y otros<br />

cinco o seys, y luego assí mismo los mandó ahorcar y hazer quartos.<br />

Y aviendo hecho justicia de diez y seys personas, perdonó a Julian<br />

de Humaran, y a Llantadilla y otros algunos. Y por muchos ruegos<br />

que intervinieron, e importunación de Camorano clérigo, perdonó<br />

también a Pedro Gonzales de Prado. Después desto, Francisco de<br />

Carvajal tratava mejor a su gente, y dava algunas pagas y socorros<br />

para vestirse, y otras necesidades: y a los de la entrada procuró<br />

echarlos de sí, y embiólo de tres en tres, y de quatro en quatro, al<br />

Cuzco y a Arequipa, y a Guamanga: pareciendole que assí convenía,<br />

para seguro de su persona, y por otros motivos que para ello tuvo.»<br />

En seguida Carvajal envió por delante los tesoros a Lima<br />

1.400,000 $ y marchó él, dejando a Alonso de Mendoza de autoridad.<br />

Habiendo llegado a América el primer Virrey Blasco Núñez Vela<br />

en 10 de enero de 1544, fué preso por los oidores y batido por<br />

Gonzalo Pizarro, en Añaquito a 2 leguas de Quito el 18 de enero de<br />

1546, de dicha batalla murió el Virrey y 70 hombres, habiendo sido<br />

victimados más de 60, 20 de los muertos eran de Pizarro. Carvajal se<br />

hallaba entretanto, pacificando los Charcas y llenándose de oprobio<br />

con sus crímenes y de riquezas con su avaricia en La Plata. El 13 de<br />

agosto de este mismo año, el licenciado Gasca llega a Panamá.<br />

Mientras marchaba Carvajal a Lima a donde llegó con 150 lanzas<br />

y 300 hombres, Gonzalo Pizarro estaba en disposición de darle la<br />

muerte, porque al fin las crueldades y robos de aquél, llenaron la<br />

medida de la tolerancia. El licenciado Cepeda que era el Teniente<br />

General de Pizarro, contribuyó para despertar esta odiosidad, pues,<br />

quería ser único en el ánimo de Pizarro, mas, la circunstancia de que<br />

se aproximaba el día de la batalla con el Virrey, que recibió seis<br />

navíos, gente, armas y caballos, de don Antonio de Mendoza virrey<br />

de Nueva España, así como de Nicaragua y Guatemala, lo obligaban<br />

a ser deferente con él.<br />

Pizarro que con más de 900 hombres de tropa se preparaba para<br />

la lucha, habiendo pagado a sus capitanes las sumas de 20, 30, 40 y<br />

50


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

50 mil pesos castellanos, envió todavía al Sargento Mayor Silvera<br />

con 30 hombres a la villa de La Plata, para que sacase gente y<br />

dinero. En esta villa era autoridad A. de Mendoza.<br />

Pizarro pensó coronarse y llamó a todos los vecinos notables del<br />

Perú, para que presenciasen el acto, especialmente a Carvajal que<br />

se hallaba en el Cuzco y a Pedro Puelles que estaba en Quito.<br />

Cerca de un año estuvo Centeno oculto con Luis de Rivera en la<br />

cueva que se ha dicho. Así mismo estaban Diego Alvarez del<br />

Almendral, Alonso de Esquivel, Juan de Segovia y Domingo Ruiz,<br />

llamado el Padre Vizcaino. Estos últimos fueron a la Nasca, donde<br />

supieron que la armada en Panama estaba por el Rey y marcharon<br />

en pos de Centeno, quien pudo reunir unos 48 hombres de su tropa<br />

antigua y determinó atacar el Cuzco donde Antonio de Robles era<br />

autoridad, que puso 300 hombres sobre las armas. Entró de noche,<br />

víspera del Corpus y atacó con tal denuedo, que derrotó a los de<br />

Pizarro, habiendo muerto 8 y quedado muchos heridos. Al día<br />

siguiente fué ajusticiado Robles, día del Corpus Cristi. Acompañaron<br />

en esta jornada a Centeno, que salió herido y casi todos los suyos,<br />

Alonso Pérez de Esquival, Diego Alvarez, Diego Ortiz de Zárate,<br />

Negral y el padre Domingo Ruiz. Centeno fué elegido Capitán<br />

General en nombre de su Majestad, tomó 100,000 pesos que halló<br />

de Pizarro que repartió entre los capitanes nombrando a Luis de<br />

Rivera de Maesse de Campo, a Negral Capitán de a caballo, a Pedro<br />

de los Ríos y a Juan Vargas, capitanes de infantería y con 400<br />

soldados volvió a la villa de La Plata a requerir a Alonso de Mendoza.<br />

Noticioso Pizarro de la actitud de Centeno y cuando ya empezaban a<br />

pronunciarse por el Rey, muchos que le habían sido adictos, como la<br />

fuerza de Arequipa de 130 hombres, de Lucas Martín, que fué preso<br />

que a órdenes de Jerónimo Villegas marchaban a reunirse a<br />

Centeno, envió a Juan de Acosta a La Plata con 300 soldados,<br />

llevando como Maesse de Campo a Paez de Sotomayor, mas, viose<br />

obligado a llamarlo nuevamente, desde Guamanga, para que<br />

retrocediese hasta los Reyes, lo que dió lugar a la deserción de la<br />

gente que apenas pudo conjurarse por medio de la crueldad.<br />

VII<br />

1547<br />

51


<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

El licenciado Pero de la Gasca, clérigo del Consejo de la<br />

Inquisición, fué nombrado Virrey en reemplazo de Blasco Núnez<br />

Vela. Desde el momento en que desembarcó en Panamá y comunicó<br />

que traía la revocación de las ordenanzas, empezaron a reaccionarse<br />

los partidarios de Pizarro, quien contramarchó a Lima.<br />

Después que los vecinos de Lima prestaron juramento a Pizarro<br />

de obedecerle en todo y habiendo aparejado su ejército, salió hacia<br />

al Sud, habiendo mandado como se ha dicho a Juan de Acosta en<br />

busca de Centeno por el camino de la sierra, saliendo él con el resto<br />

del ejército. A poco de esto tuvo de llamarlo nuevamente. Mientras se<br />

desgranaban todos los capitanes y soldados de Pizarro en el camino<br />

que llevaban a Arequipa, en Lima se levantó bandera por el Rey,<br />

estando la armada en el Callao con Lorenzo de Aldana a favor de<br />

éste aún antes de la salida de Pizarro. Aldana envió un fraile a la<br />

costa de Arequipa, con cartas del Presidente Gasca, para Centeno,<br />

Alonso de Mendoza y el mayor Silvera.<br />

Centeno al marchar a La Plata, envió a Pedro Gonzales de<br />

Zárate y a Luis García de Samanes, al Arcediano Rodrigo Pérez<br />

comisionados ante Alonso de Mendoza, para que reflexionándole<br />

volviese a la causa de los leales. Mendoza comprendía que llegaba a<br />

su fin la tiranía de A. de Toro, Carvajal y Pizarro, pues, cada día<br />

abandonaban las filas de éste aún sus mejores amigos, y resolvió<br />

pronunciarse por el Rey a condición de que no se molestase a su<br />

gente ni se reclamase de la plata, oro, armas y caballos que habían<br />

adquirido durante la guerra civil y que Centeno fuese jefe de los<br />

suyos. Salió Mendoza con los suyos en alcance de Centeno, se<br />

reconciliaron «con alegría y contento, ofreciondose el uno al otro, la<br />

amistad sin fraude y sin malicia como hija de la virtud». El Palentino<br />

dice que Centeno no fué a La Plata, sino que en habiéndosele<br />

reunido la gente de Arequipa con Jerónimo de Villegas, y después de<br />

haber permanecido algún tiempo en Chucuito, lugar provisto de<br />

víveres, vino Martín de Guzmán a avisarle que venía la gente de La<br />

Plata, con Alonso de Mendoza y Silvera y que habían cortado el<br />

puente del Desaguadero. Vino Centeno hasta Ayoayo, donde<br />

supieron que el Virrey llegó a Tumbez, que la armada de Pizarro se<br />

entregó al Rey y que Lorenzo de Aldana estaba en el Callao con los<br />

navíos. Allí proclamó Centeno a su tropa y Alonso de Mendoza, vino<br />

con más de 300 hombres de La Plata a reunirse, bajo las condiciones<br />

expresadas y que allí se trasladaron al Desaguadero. De este lugar<br />

escribió Centeno al Virrey avisándole su unión con Mendoza y<br />

Silvera, así como el Obispo del Cuzco, por medio del Padre Juan<br />

52


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

Pantaleón que cayó en manos de las avanzadas de Pizarro,<br />

habiéndolo hecho ahorcar Carvajal con el breviario al cuello.<br />

Tenían los dos jefes más de 1.000 hombres regularmente armados<br />

y resolvieron marchar al Collao en busca de Pizarro, para<br />

evitar que se les escapase a Chile o al Río de la Plata, tomándole<br />

los, pasos principales.<br />

De Arequipa escribió Pizarro a Centeno, lo mismo que Carvajal y<br />

el licenciado Cepeda, invitándolo a que abandonase la causa del<br />

Rey, y haciéndole recuerdo Pizarro, que cuando se dió muerte a<br />

Rodríguez de Campó—Redondo; hermano de Pedro el fundador de<br />

Chuquisaca y habiendo opinado todos porque se le diese muerte a<br />

Centeno, solo Gonzalo Pizarro lo había librado. Centeno les contestó<br />

invitándoles a que volviesen sobre sus pasos y que se declarasen<br />

fieles al Rey. A Carvajal que era codicioso le ofrecía la seguridad de<br />

su vida y 100,000 pesos castellanos. Pizarro que había expresado a<br />

Centeno que lo dejase pasar a Chile y que no lo provocase a la<br />

batalla, recibiendo la contestación de éste, la rasgó públicamente y<br />

ordenó a su tropa salir de Arequipa en pos de Centeno. Insistió por<br />

segunda vez por atraer a Centeno enviándole un Cápellan, que fué<br />

detenido por el Obispo del Cuzco que estaba con Centeno, con las<br />

mismas proposiciones y que éste rompió las cartas. Al fin se<br />

aproximaron los ejércitos y se pusieron frente a frente.<br />

En esta situación pensó Pizarro hacer asesinar a Centeno con<br />

Juan de Acosta, haciendo que éste penetrase acompañado de 30<br />

hombres hasta el toldo de Centeno que estaba muy enfermo, pues<br />

habíanle hecho seis sangrías. Mas, puesta en obra la empresa,<br />

Acosta fué sentido y tuvo que retirarse a su campamento, dejando en<br />

desorden el de los leales, por la voz de alarma que fué iniciada por<br />

un negro que sintió la penetración de Acosta en el de Centeno.<br />

La organización del ejército de Centeno, que era de 900 hombres<br />

fué la siguiente: Alonso de Mendoza, capitán de las tropas de La<br />

Plata y Jerónimo de Villegas de las de Arequipa, debían atacar la<br />

caballería de Pizarro, Pedro de los Ríos de Córdova y Antonio de<br />

Ulloa de Cáseres capitanes, debían atacar a la infantería enemiga.<br />

Luis de Rivera era Maesse de Campo caballero de Sevilla, valiente y<br />

honrado y Negral, de sobresalientes. Alferes, Diego de Alvarez del<br />

Almendral, capitanes de infantería Juan de Silvera, Juan de Vargas,<br />

hermano de Garcilazo de la Vega, Francisco de Retamozo, Diego<br />

López de Zúñiga y Rodrigo de Pantoja y sargento mayor Luis García<br />

de Samanes. Centeno iba en andas por su dolencia y un paje le<br />

llevaba el caballo. Hervas soldado viejo iba también en andas por ser<br />

53


<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

54


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

55


<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

gotoso. La gente de Pizarro ascendía a 500 y tenía de capitanes al<br />

licenciado Cepeda, el bachiller Guevara, Hernando Bachicao, Juan<br />

de Acosta, Juan de la Torre y Diego Guillén.<br />

La precipitación en el ataque, por parte de los de Centeno fué la<br />

causa principal para su derrota y a pesar de la bravura con que se<br />

batieron, y de que se les pasaron muchos de los de Pizarro, fué<br />

grande el desorden, hasta el punto que Carvajal decía: «Ea señores,<br />

a todos, a todos, amigos y a enemigos que así conviene» Se jactó de<br />

haber muerto en esta batalla 100 individuos y entre ellos un fraile de<br />

misa.<br />

La batalla de Huarina, que tuvo lugar el 20 de octubre de 1547,<br />

ha sido la más sangrienta de todas las que han tenido lugar en la<br />

guerra civil. Murieron de Centeno más de 350 por 400 heridos, de<br />

Pízarro más de 100 muertos y 200 heridos. El botín tomado pasaba<br />

de 1.500,000 y murieron aquellos honrados y leales vecinos de<br />

Chuquisaca que vencedores en la batalla de Chupas, sacrificaron su<br />

vida en aras de su Rey: Luis de Rivera, Silvera, Diego López de<br />

Zúñiga, Pedro de los Ríos, Juan Vargas Retamozo, Francisco<br />

Negral, Pantoja, Diego Alvarez y otros que desempeñaron notable<br />

papel. Centeno, el Obispo y el Padre Vizcaino, huyeron hacia<br />

Lima.—En Huarina recibió Pizarro, muchos recursos pecuniarios de<br />

Charcas.<br />

Inmediatamente Pizarro empezó a repartir la tierra a los suyos,<br />

mandó a Dionisio Bobadilla a La Plata con 30 hombres, con orden de<br />

que sacase todo el oro y plata que pudiese, para castigar de ese<br />

modo la fidelidad de esta villa al mismo tiempo que tenía listo el<br />

camino. No contento con esto, envió una vez que hizo su entrada<br />

triunfal en el Cuzco, a Francisco Espinosa con 30 arcabuceros, quién<br />

ahorcó en esta población al Regidor y al Alguacil, por ser realistas,<br />

habiendo robado 600,000 pesos a los particulares. Este célebre<br />

esbirro que ahorcó a Alarcón y Viera vecinos de Arequipa a su paso<br />

a La Plata, de regreso quemó seis indios, por el delito de haber<br />

avisado su viaje. Reunió 40 hombres y contramarchó a lo de Pizarro,<br />

habiendo llegado después de la batalla de Sacsahuana, en diciembre<br />

de 1548. 1<br />

Entre tanto el virrey la Gasca avanzó sobre Xauja, Guamanga y<br />

Andahuaillas, donde vino Centeno con 60 hombres a incorporarse,<br />

juntamente que Pedro Valdivia venido de Chile. Mucha alegría causó<br />

en el campamento real, la llegada de Centeno y Valdivia, «jugaron<br />

1 Los cronistas antiguos escriben Xaquijaxaguana.<br />

56


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

cañas y corrieron sortija». Desde enero de 1548 se detuvo el virrey<br />

en este lugar por esperar que pasen las lluvias, las cuales pasadas<br />

continuó al valle de Abancai. Pasó el Apurimac mandando construir<br />

un puente en el punto de Cotabamba.<br />

Hasta esta época habían muerto entre ahorcados y degollados<br />

380 y 700 los muertos en batallas, gente honrada y valiente.<br />

Llegado a Sacsahuana, cuatro leguas del Cuzco se hallaba<br />

Pizarro, en un llano al pié del camino por donde debía pasar el<br />

ejército. En momento de darse la batalla el 9 de abril día lunes, se<br />

desbandó el ejército de Pizarro, habiendo sido tomados él, Carvajal,<br />

Acosta y Guevara. El licenciado Cepeda y Garcilazo se pasaron al<br />

principio, a las filas reales.<br />

Como hemos dicho, después de la acción de Sacsahuana, llegó<br />

Espinosa de los Charcas, a quiénes se le cortó la cabeza, así como a<br />

Bobadilla que también logró estar en Sacsahuana.<br />

Gasea partió para Lima y envió a Alonso de Mendoza de medio<br />

camino, a fundar el pueblo nuevo en Chuquiabo, en medio del<br />

camino entre Arequipa y La Plata. El 17 de septiembre entró en Lima<br />

el virrey, juntamente con el sello real para establecer la audiencia;<br />

fué recibido con las más fastuosas demostraciones. En esta<br />

recepción en que se agotaron las manifestaciones de lujo, se<br />

presentó una comparsa compuesta de nueve actores, cada uno de<br />

los cuales representaba una de las principales ciudades del Perú y<br />

repetía una copla en nombre de su pueblo. La siguiente es la que<br />

pronunció el que representaba a Charcas.<br />

«Preclarísimo varón<br />

luz de nuestra oscuridad<br />

Parnaso de perfección<br />

de esta cristiana región<br />

por la divina bondad.<br />

En los Charcas floreció<br />

Centeno discretamente<br />

y puesto que no venció<br />

fué que Dios lo permitió<br />

por guardarlo al Presidente»,<br />

1547—1548<br />

57


<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

Después de Sacsahuana se ajusticiaron 16 individuos en el<br />

Cuzco, muchos otros fueron echados a galeras y desterrados a Castilla<br />

o castigados con penas pecuniarias, declarándose traidores a los<br />

que ya habían muerto como el Marqués Alonso de Toro y 14 más,<br />

entre ellos Francisco de Almendras vecino de La Plata, cuya casa fué<br />

asolada y sembrada de sal y puesto un padrón en el que se<br />

declaraba su delito.<br />

En un informe dado por el cabildo de La Plata, en 4 de octubre de<br />

1781, con motivo de la rebelión de los Catari en Chayanta y al<br />

narrarse los méritos de la ciudad, entre las referencias de la guerra<br />

civil en el Perú, se lee lo siguiente que corresponde a la época que<br />

historiamos:<br />

«No era necesaria tanta recomendación a calificar la lealtad de<br />

esta República: sus servicios no sólo en las presentes revoluciones<br />

sinó en otras semejantes, son el mejor garante de su constante celo<br />

en el Real obsequio. No pretendo con esto, ni es propio de la<br />

autoridad que represento, encarecerlos con injuria de la verdad, ni<br />

que las voces participen de pasión: bien impreso tengo en mi<br />

corazón y puedo dar fiel testimonio de que habiéndoseme destinado<br />

para la primera expedición de Chayanta, se me ofrecieron los más de<br />

los vecinos a acompañarme en calidad de voluntarios, con sus<br />

personas vidas y haciendas. Pero que mucho se vea esto en el día,<br />

cuando en los levantamientos de Gonzalo Pizarro, Francisco<br />

Hernández Girón y don Sebastián de Castilla, solo esta ciudad, aún<br />

siendo desleales la de Guamanga, Lima y el Cuzco, se mantuvo<br />

inalterable: solo ella digo, y su ilustre Regimiento, congregado en la<br />

Iglesia Catedral, levantó bandera por el Rey el año 1544. Armáronse<br />

sus vecinos, y padecieron indecibles trabajos, con la persecución de<br />

Francisco de Carvajal, y otros tiranos: gastaron más de 500,000<br />

pesos y por último perdieron sus haciendas; pero con tal constancia,<br />

que habiendo quedado solo seis vecinos, se encaminaron al Cuzco,<br />

y en consorcio de otros lograron desbaratar a Gonzalo Pizarro, y sus<br />

secuaces, que degollados pagaron su delito.<br />

«En fuerza de acciones tan ilustres, y tan ventajosos méritos de<br />

que no hago conmemoración individual, por notorios, adquirió el<br />

distinguido título de muy noble y leal, el que obtenía ya el año de<br />

1546 cuando no era más que villa. El señor Virrey don Francisco de<br />

Toledo, dió claro testimonio de este proceder, cuando vino aquí el<br />

año 1574, pues, en la Ordenanza Municipal, que formó para el<br />

Gobierno, dice a la ciudad lo siguiente:<br />

58


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

«Yo os confieso y habéis tenido guerra y necesidad de cumplir<br />

vuestras obligaciones en servicio de S. M. en el cual por testigos y<br />

escrituras bastantes, estoy bien satisfecho, que una de las repúblicas<br />

que más afecto y mejor ha aventurado las vidas y haciendas de sus<br />

moradores, es esta ciudad de la Plata, en todo lo que se ha ofrecido<br />

con tanto celo, y determinación y limpios servicios, que cualquiera<br />

premio, que os diere tenéis bastante merecido.—(Firmado en Real<br />

acuerdo) Pedro Antonio Zernadas Bermúdez. Siguen doce<br />

rúbricas». 1<br />

VIII<br />

1549—1552<br />

Como consecuencia del repartimiento que hizo la Gasca en<br />

Cuaynarina en 18 de agosto de 1548, dejó muchos descontentos. El<br />

Capitán Francisco Hernández Girón a quién tocó este repartimiento,<br />

produjo un desorden en el Cuzco, que tuvo de reprimir el oidor<br />

Cianca.<br />

A Centeno dió el virrey instrucciones para el descubrimiento,<br />

conquista y población del Río de La Plata, que son un modelo de<br />

buen gobierno, mas, cuando se preparaba a marchar, murió.<br />

«Y su muerte hizo mucha falta, porque si llegara a las Provincias<br />

del Río de La Plata fuera el total remedio de ellas, porque era<br />

Caballero de buenas inclinaciones y deseos, fiel a su Rey, por cuyo<br />

servicio constantemente padeció grandes trabajos y fué el único que<br />

llegó a pelear campalmente de poder a poder con los tiranos».<br />

Sin embargo Gomara dice que La Gasca:<br />

«Proveió a Diego Centeno para las minas de Potosí, que caen en<br />

las Charcas, y que son las mejores del Perú, y aun del Mundo; cá de<br />

un quintal de Minero, sale medio de Plata, y mucho más: y una<br />

cuesta aí allí todo veteada de Plata, que tiene media legua de alto, y<br />

una de circuito». 2<br />

Otros cronistas dicen que Centeno se retiró a Chuquisaca donde<br />

tenía su casa y su repartimiento de tierras. Que a poco de haber<br />

llegado sus fingidos amigos le dieron un espléndido banquete, en el<br />

1 Boletin y Catálogo del <strong>Archivo</strong> Nacional No. 49. Tomo 10 de las Reales Cédulas de fojas 570<br />

a 575.<br />

2<br />

Historiadores primitivos de las Indias Occidentales, don Andrés Gonzales Barcia. Tomo II.<br />

página 174<br />

59


<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

cual habían preparado sólo para él unos postres que contenían<br />

veneno activo, y de cuyas consecuencias murió al tercer día.<br />

Centeno dejo dos hijos, el varón llamado Gaspar gozaba de una<br />

renta de 4,000 pesos fijados en !a caja real de La Plata.<br />

Gasca gastó 900,000 pesos en oro en la guerra y llevó 1.300,000<br />

ducados a España.<br />

Eran manifiestas las tentativas de rebelión que se sentían en el<br />

Cuzco, con motivo de las nuevas provisiones y si bien Francisco<br />

Hernández Girón, fué halagado por el virrey Antonio de Mendoza,<br />

quien le dió después el repartimiento de los Chunchos no tardaron en<br />

hacerse sentir en el mismo Lima y en La Plata iguales tendencias.<br />

Luis de Vargas promotor en la ciudad de los Reyes, fué sentenciado<br />

a muerte. Dn. Pedro de Hinojosa fué nombrado Corregidor de<br />

Charcas, como el más notable vecino de esta provincia, caballero,<br />

antiguo capitán y hombre muy rico, sobre todo se trataba de enviarlo<br />

a La Plata, para que no hiciese daño en Lima, pues temían se<br />

revolucionase.<br />

Cuando los Oidores le hicieron llamar para el acuerdo y darle la<br />

provisión y habiéndole pedido el portero la espada, dijo: «que a un<br />

Capitán General del Rey no se le quitaba la espada en ninguna<br />

parte, especialmente en su casa»; lo que revelaba el orgullo de<br />

Hinojosa. Al enviarlo el virrey le dijo: «cuan preciosa joya era la<br />

lealtad a su príncipe natural, y el gran bien que los hombres<br />

conseguían con ser útiles a su República».<br />

En esta época 1,552 corrió la voz de que Dña. Juana de los Ríos,<br />

mujer de Martín Robles, cuyo repartimiento era Chayanta, tenía<br />

relaciones ilícitas con Pablo Meneses, que era Corregidor en La<br />

Plata. Estos rumores fueron avisados por la propia mujer que escribió<br />

a Robles, que se hallaba en Lima, atribuyéndolos a Egas de Guzmán<br />

y Vasco Godines que habían tratado de abusar de los bienes que<br />

poseía. Con este motivo, Robles, salió precipitadamente de Lima y<br />

se oyó decir que marchaba de acuerdo con Hinojosa a levantar la<br />

bandera de la rebelión, por haber marchado con algunos soldados,<br />

pues, era general el temor que debía acontecer una rebelión que la<br />

suponían encabezada yá por Hinojosa en los Charcas, ya por Dn.<br />

Sebastián de Castilla en el Cuzco, razón por la que se tomaron<br />

medidas para que no fuese gente arriba dando órdenes a las<br />

autoridades del Cuzco y Arequipa.<br />

Una vez que Hinojosa se puso en marcha a La Plata, enviaron<br />

tras él, al Secretario de la Audiencia para que le notificase la<br />

provisión real de que los solteros debían casarse dentro de cierto<br />

60


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

término, como él era soltero y había rogado en Lima ante el Oidor<br />

Cianea de que aplazasen la notificación por dos días, ausentándose<br />

dentro de ese término, se tomó esta medida. No pudo el Secretario<br />

Avendaño encontrar a Hinojosa en el camino, porque se le ocultó,<br />

habiendo continuado su camino a La Plata, una vez que aquél<br />

regresó a Lima. Esta circunstancia hacía suponer que Hinojosa iba<br />

también revolucionado.<br />

Pablo de Meneses, se afectó demasiado por los rumores en los<br />

que lo envolvieron, trató de prender a Egas de Guzmán que se fugó<br />

al Cuzco, en donde se ocultó en el convento de Santo Domingo y<br />

empezó a tratar la rebelión con Sebastián de Castilla.<br />

Llegados a Arequipa Martín de Robles y Gómez de Solís,<br />

hallaron a Vasco Godines que había ido enviado por Meneses desde<br />

La Plata, para explorar el ánimo de Robles y asegurarse si conocía<br />

los rumores relativos a su mujer. Este extrañaba cómo siendo su<br />

amigo Meneses, había consentido y disimulado, especialmente en su<br />

carácter de Corregidor. Robles y Godines acordaron hacer tropas<br />

bajo el pretexto de la infamia que se había divulgado y salió este<br />

último con Gómez Magallón de Arequipa con diez soldados, al mismo<br />

tiempo que hacían propaganda contra los Oidores, por la prohibición<br />

del servicio personal. En Caracollo se les agregaron otros soldados.<br />

Robles y Solís quedaron en Arequipa y se dice juraron proceder<br />

siempre de acuerdo. En seguida Robles se puso en marcha a La Paz<br />

para esperar allí al General Pedro Hinojosa con una docena de<br />

soldados y amigos. En esta ciudad compró armas y llamó soldados,<br />

diciendo que Meneses se guarnecía en La Plata. Hinojosa llegó a<br />

Chucuito con Gómez de Solís, donde supieron que Robles avanzó de<br />

La Paz y que en los Charcas había rebelión por parte de Meneses<br />

que tomó precauciones contra Martín de Robles que iba armado.<br />

Con este motivo el General ordenó a Lorenzo Estopiñán que era<br />

autoridad en La Paz, que se preparase y a Meneses que estuviese<br />

con recato. Llegado a La Paz, reconvino a Estopiñán por no haber<br />

hecho preso a Robles, de quien se afirmaba que marchaba<br />

revolucionado con alguna gente insolente.<br />

Hinojosa salió de La Paz con 100 hombres y en Caracollo supo<br />

que Robles estaba en Chayanta con solo seis soldados a donde<br />

marchó por ver a su mujer. Licenció a toda su gente y prosiguió solo<br />

su camino a Potosí, no siendo exacto—<br />

«Que Hinojosa hubiese solicitado fuerza armada para emprender<br />

campaña sobre la ciudad de La Plata, que se encontraba acosada<br />

fuertemente por un alzamiento de indios. Esta es la segunda vez que<br />

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<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

el pueblo paceño enviaba sus hijos al Sud para develar esas terribles<br />

azonadas de esa raza altiva, que quería a toda costa, el esterminio<br />

de sus conquistadores». 1<br />

No hubo tal asonada de indios, sino los rumores de que Meneses<br />

se preparaba a contrarrestar a Robles y nada más, habiendo de<br />

Caracollo el General Hinojosa enviado a sus casas a todos los<br />

soldados. Más después se verá las tropas que la ciudad de La Plata<br />

envió a La Paz, en 1781, así como hasta aquí hemos visto remesar<br />

contingentes sucesivos, ya en exploraciones al Río de La Plata con<br />

Anzures y Diego de Rojas ya mandando tropas a combatir las<br />

revoluciones en el bajo Perú por tres veces.<br />

En el camino a Potosí, salió Robles a encontrar al General<br />

Hinojosa, que aunque lo recibió mal, terminó por avenirse con aquél,<br />

quien después de conferenciar largamente, volvió a repetirle lo que<br />

en carta particular le había expuesto, de que él era un vasallo fiel,<br />

que tendría honor de obedecer al Ministro del Rey y a Dn. Pedro de<br />

Hinojosa y que no hacía otra cosa que buscar a Pablo de Meneses.<br />

Robles se volvió a Chayanta que era su repartimiento e Hinojosa<br />

entró en Potosí a donde llegó Vasco Godines con Gómez de Solís,<br />

Diego de Almendras y otros soldados, llevando una carta de desafío<br />

y la satisfacción que Robles exigía de Meneses, que consistía en que<br />

dijese en presencia de Dn. Pedro de Portugal, Pedro Hernández<br />

Paniagua, y otros caballeros:<br />

«Que no era hombre para pedir cosa alguna a Doña Juana de los<br />

Ríos, porque si lo pidiera, élla era persona tal, que le pelara las<br />

barbas, y diera de chapinazos y que demás de estas palabras, le<br />

rindiese una daga».<br />

Godines pasó a La Plata con Gómez de Solís, Diego de Almendras<br />

y otros llevando la carta para Meneses, habiéndole escrito<br />

el mismo Hinojosa, para que vaya Meneses á entregarle la vara de la<br />

autoridad.<br />

Cuando Meneses recibió a Vasco Godines, le dijo:<br />

«Que tenía Oficio de Justicia, por lo cual no era suyo, ni podía<br />

disponer de sí mismo, y que no le presenten aquel papel, porque no<br />

le vería y que él iba a Potosí adonde tratarían de aquél negocio.<br />

En seguida se encaminó a Potosí con 30 buenos soldados bien<br />

armados y estuvo a punto de encaminarse a Chayanta para cortar la<br />

cabeza a Robles, por haber faltado a su autoridad habiendo enviado<br />

un papel tan desatento e irse en seguida hasta Lima a dar parte a la<br />

1 Guia del Viajero en La Paz por N. Acosta; pág. 7.<br />

62


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

Audiencia, mas, sus amigos le reflexionaron, que no sería prudente<br />

hacer tal cosa, pues, que ya existía la autoridad de Hinojosa y que se<br />

diría que tal conducta obedecía a actos de venganza.<br />

En Potosí tomó la vara Hinojosa y Gómez de Solís intervino en<br />

las cuestiones de Robles y Meneses, para terminarlas. Meneses dijo:<br />

que para evitar mayores escándalos saldría al campo con Robles a<br />

darle la satisfacción que fuese justa y que si no la admitía se mataría<br />

con él de bueno a bueno con Espada y Daga, en camisa. Se trató<br />

sobre si habría o no padrinos y por último se resolvió llamar a Robles<br />

para que solo con Meneses sin padrino, ni terceros realizase el<br />

desafío. Si acaso Robles nombraba padrino Meneses nombraba de<br />

su parte a Juan Ramón. Los amigos de Robles, le anunciaron que se<br />

viniese de Chayanta donde estaba hasta Yocalla a donde iría<br />

Meneses. En efecto llegado a este punto con 17 soldados de fama,<br />

recibió una carta de un primo suyo Pedro de Castro, en la que le<br />

decía que retrocediese porque en Potosí podían darle muerte.<br />

Robles, que marchaba solo con su paje, así que recibió la carta<br />

de Castro, envió a decir a Egas de Guzmán y a los 17 amigos que le<br />

segían, quienes fueron encontrados a la media legua de Yocalla, que<br />

contramarchasen. Continuaudo éstos su camino vieron que Robles<br />

retrocedía con la carta en mano a persuadirlos para que desistieren<br />

de seguir adelante, pues, que en Potosí ya se sabía de su llegada.<br />

Egas de Guzmán y varios otros porfiaron a Robles que siguiese su<br />

viaje conjuntamente con ellos a tomar la Villa y el Asiento 1 y dar<br />

muerte a Hinojosa y a Meneses. Continuaban su marcha hacia<br />

Chayanta, cuando llegaron de Potosí Vasco Godinez y Pedro de<br />

Santa Cruz, con una carta del General Hinojosa. Godinez expresó a<br />

Robles que convenía que llegase a la Villa y éste replicó que no lo<br />

haría porque temía que el General le hiciese cortar la cabeza. Porfió<br />

aquél expresándole a fe de caballero y a nombre de Hinojosa, que<br />

podia estar seguro de su vida y entrar a Potosí, siempre que no<br />

llevase consigo más de 3 o 4 amigos.<br />

Después de esta conferencia, Robles dió espuelas a su bestia<br />

despidiéndose de los suyos y tomó camino a Potosí con Godinez y<br />

Santa Cruz. Gómez de Solís y el General, convinieron en atraer a<br />

Robles a Potosí y así lo escribió Hinojosa, expresándole: «que en<br />

todas maneras convenía que se llegase a Potosí, y que allí se<br />

mataría con Pablo de Meneses» y aún lo amenazaba si no obedecía.<br />

1 Así se designaban por ese entonces las ciudades de La Plata y Potosí.<br />

63


<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

Llegado Robles a la casa de Hinojosa, éste lo hospedó y lo tuvo<br />

como detenido mientras se discutía la cuestión con Meneses y se<br />

consegía hacerlos amistar nuevamente. Averiguada la falsedad de<br />

las voces que se hicieron circular contra la honra de la mujer de<br />

Robles, sustentadas únicamente por todos los soldados que ociosos<br />

fomentaban la inquietud para producir la alteración, se acordó que<br />

Pablo de Meneses que tenía 70 años casase con María, hija de<br />

Robles que tenía 7 años, tan luego que cumpliese los 12 y que<br />

además llevaría $ 34,000 como dote.<br />

Antes de la muerte del 2°. Virrey don Antonio de Mendoza, que<br />

tuvo lugar el 21 de julio de 1552, no pudiendo personalmente este<br />

Virrey visitar su distrito—<br />

«Mandó a don Francisco de Mendoza, su hijo, fuese a las<br />

Provincias de Charcas a tomar entera y verdadera posesión del cerro<br />

de Potosí y de otros asuntos sobre los que le dió instrucciones, sobre<br />

todo para ver sí podría sacar a los indios de las minas, como estava<br />

mandado por una real provisión. Don Francisco cumplió fielmente las<br />

instrucciones, figurando en pintura y dibujo, la traza del cerro de<br />

Potosí y tierra del Collao y fue enviado a España con la relación que<br />

había hecho ante su Magestad».<br />

Estas visitas las inició don Pedro de la Gasca y don Francisco<br />

Mendoza que era un hombre docto hizo el estudio—<br />

«De las condiciones geográficas, productos naturales y artificiales,<br />

manera de obtenerlos, sus habitantes, modo que tuvieron<br />

de gobernarse, regirse, tributar y servir en tiempos pasados, para<br />

poder ajustar a un tipo equitativo la taza de los tributos y servicio que<br />

entonces se daba a sus encomenderos».<br />

Estas visitas que dieron lugar a informes importantes sobre la<br />

idolatría, costumbres y supersticiones de los indios, sus antigüedades<br />

etc. etc., constituyen fuente fecunda de la historia primitiva<br />

del Perú.<br />

A 1551 se refiere la erección del Obispado de Charcas, mas,<br />

como la ejecución de sus letras constitucionales se hizo posteriormente,<br />

habiéndose posesionado su primer Obispo Fr. Tomás de San<br />

Martín años después, se narrará este punto en capítulo especial.<br />

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

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<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

68<br />

IX


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

1553<br />

Terminadas las diferencias entre los valerosos Pablo de Meneses<br />

y Martín de Robles, toda la soldadesca que se agitaba en<br />

Chuquisaca y Potosí, venida desde Lima y el Cuzco con la esperanza<br />

de medrar en la conmoción que se anunciaba, quedó muy<br />

contrariada. Robles que repartía dádivas a todos los que le rodeaban<br />

cuando venía en actitud agresiva contra Meneses, se burlaba de sus<br />

amigos a quienes les decía que habían quedado hechos matachines.<br />

Meneses que sostenía para ulteriores fines escogidos amigos<br />

cuando desempeñaba el Corregimiento de La Plata, había olvidado<br />

también a los suyos una vez que vivía en paz con Robles.<br />

«En aquellos tiempos andaban los soldados tan belicosos en el Perú,<br />

particularmente en los Charcas y en Potosí, y en sus términos que<br />

cada día había muchas pendencias singulares, no solamente de<br />

soldados principales y famosos sinó también de mercaderes y otros<br />

tratantes, hasta los que llaman pulperos, nombre impuesto a los más<br />

pobres vendedores, porque en la tienda de uno de ellos, hallaron<br />

vendiéndose un pulpo. Y fueron estas pendencias tantas y tan<br />

contínuas, que no podía la justicia resistirlas; y pareciendole, que<br />

sería alguna manera de remedio, mandó hechar bando, que ninguno<br />

se atreviese a meter paz, entre los que riñesen, so pena de incurrir<br />

en el mismo delito. Más no aprovechó nada eso, ni otras diligencias<br />

eclesiásticas, que los predicadores hacían y decían en sus<br />

sermones; que parece que la discordia, y todos sus Ministros<br />

maquinaban, trazaban y amenazaban con lo que pocos meses<br />

después sucedió en aquella provincia, de motín y guerra al des—<br />

cubierto. Entre los muchos desafíos singulares, que entonces huvo,<br />

pasaron algunos, dignos de memoria, que pudiéramos contar, que<br />

unos fueron en calzas y camisas, otros en cueros de la cinta arriba,<br />

otros con calzones y camisa de tafetán Carmesí; porque la sangre<br />

que saliese de las heridas, no los desmayase.<br />

«Con estas nuevas acudieron muchos soldados a los Charcas y<br />

entre ellos fué un caballero, que se decía don Sebastián de Castilla,<br />

hijo del Conde de la Gomera y hermano de don Baltazar de Castilla,<br />

de quién la Historia ha hecho larga mención. Salió del Cuzco este<br />

caballero, con otros seis soldados famosos y nobles; porque Vasco<br />

Godinez que era el mayor solicitador de la Rebelión que deseaban<br />

hacer, le escribió una carta en cifra, dándole brevemente cuenta de<br />

lo que trataban hacer, y como Pedro de Hinojosa había prometido de<br />

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<strong>HISTORIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CHUQUISACA</strong><br />

ser el General de éllos, Don Sebastián y sus compañeros salieron de<br />

noche del Cuzco, sin decir a donde iban; porque el Corregidor no<br />

embiase gente en pos de ellos. Fueron desmintiendo las espías y<br />

torciendo los caminos, sendas y veredas, por pueblos desiertos y<br />

despoblados, hasta llegar a Potosí, donde fueron muy bien recibidos.<br />

Y aunque el Corregidor del Cuzco, sabiendo que se habían ido, envió<br />

gente tras ellos, y avisos a los pueblos de españoles, para que los<br />

prendiesen, do quiera que los hallasen, no le aprovecharon nada:<br />

porque los soldados, que iban con don Sebastián, eran prácticos en<br />

paz y en guerra: y don Sebastián era más para galán de una Corte<br />

Real, que para General de una tiranía, como la que hicieron; y así<br />

feneció presto el pobre caballero, más por la traición de los mismos<br />

que le levantaron; y porque no quiso hacer las crueldades y muertes<br />

que le pedían, que no por sus maldades, que no las hizo, como la<br />

historia lo dirá presto».<br />

El Mariscal Alonso de Alvarado, autoridad en el Cuzco, escribió a<br />

Hinojosa que don Sebastián de Castilla, había ingresado en el<br />

territorio de Charcas y que debía prenderlo y guardarse de él, porque<br />

llevaba intención de darle muerte. Mas, Hinojosa que parecía tener<br />

algún resentimiento contra Alvarado, no hizo caso de estos avisos,<br />

muy al contrario, dijo a algunos amigos de don Sebastián, que tenía<br />

por él la mejor voluntad, lo cual sabido por éste no tardó en<br />

presentarse a Hinojosa por la Navidad (1552), quién lo recibió<br />

cordialmente, habiéndole mostrado las cartas del Mariscal, sobre<br />

todo aquella en las que le recomendaba que lo prendiese.<br />

Hinojosa se fué a Potosí, dijo a los soldados que encontró en este<br />

Asiento, que se vayan a La Plata que les daría habitaciones y pasó<br />

revista de las armas con que contaba y volvióse a la Villa.<br />

Don Sebastián de Castilla que aparecía a la sazón como caudillo,<br />

había concertado con muchos soldados hacer para el Carnaval<br />

(1553) un paseo a las afueras de la Villa de La Plata, paseo al cual<br />

había sido invitado el General, que no concurrió por consejo del<br />

Licenciado Polo de Ondegardo que insistió fuertemente en que se<br />

excusase Hinojosa, porque creía que bajo este pretexto se trataba de<br />

asesinarlo, así como a los demás vecinos, lo cual se comprobó<br />

posteriormente ser cierto.<br />

Una noche Castilla se presentó en casa de Meneses con 10<br />

soldados y solicitó jugar, que allí el jugar era cuotidiano. Meneses<br />

que estaba con Martín Robles, se excusó diciendo que no tenía gana<br />

de jugar porque jugando al fiado se cobraba mal. Habiéndole<br />

preguntado entonces Meneses a don Sebastián, si quería jugar al<br />

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