HISTORIA DE CHUQUISACA 36 - Archivo y Biblioteca Nacionales ...

ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA
saber, que opinó en el Consejo para resolver sobre lo que convenía
deliberar, porque se dé la batalla. La mayor parte opinaron porque se
contramarchase, haciendo asaltos nocturnos a Carvajal, notándose
que habían algunos que pensaban desertar de las filas.
Llegado Carvajal a Ayoayo, supo que Centeno estaba en Paria.
De Caracollo envió avanzadas a reconocerle y llegó a saber de que
no estaba en disposición de pelear. Después de que Centeno salió
de Paria donde llegó Carvajal, contramarchó para ver si los de éste
podían pasarse y aun cuando dejó oir su voz de los de Carvajal, no
consiguió nada, porque estos ya sabían que aquellos eran muy
pocos. Carvajal hizo picar la retaguardia a Centeno con Diego de
Almendras. Centeno tomó la ruta de Chayanta, donde ya lo
aguardaba L. de Mendoza. Centeno cubría la retirada de sus fuerzas
y ofrecía momentáneos combates caminando rápidamente. En uno
de ellos hubo de ser tomado por los de Carvajal, porque habiendo
perdido su bestia por cansada iba a ser capturado, si sus
compañeros no derriban a dos hombres de Carvajal, para
aprovecharse de sus cabalgaduras.
Centeno con sus marchas rápidas llegó a Chayanta y emprendió
la vuelta a Paria por el camino de Sacaca para procurar llegar al
Cuzco donde podría encontrar elementos para resistir al enemigo.
Muy en breve se le huyeron los mejores amigos, en Paria quedaron
otros, no llegando los demás a 90, pasó a Ayoayo y aunque Carvajal
no llevaba equipajes y a pesar de sus 80 años y del frío del invierno,
hacía marchas que le permitían ver al enemigo y no poderlo tomar
por el cansancio de sus bestias. En este último lugar quedaron 12
hombres de Centeno, que fueron ahorcados sin confesión no
pensando los desertores sino en huír a los montes para no caer en
manos del cruel Carvajal.
Centeno pasó al Desaguadero e hizo cortar el puente, aquí se le
huyeron otros muchos. Tomó cartas de Arequipa para Carvajal, por
las cuales llegó a saber que en aquel puerto había un navío con
mercaderías para Chile.
Viendo Centeno que no le era posible resistir a fuerzas superiores,
tomó el camino hacia la costa de Arequipa, habiendo enviado
anticipadamente a Rivadineira con algunos hombres para que
consiguiera un navío, que debía arribar, pensando llevar en él su
tropa para irse a incorporar al virrey que lo suponía en Quito. Llegado
a la costa de Arequipa, no encontró ni a Rivadineira, ni el navío, y
acosado por Carvajal, tuvo que dispersar los 80 hombres que aún le
quedaban, ocultándose él, Luis de Rivera y un criado en una cueva,
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