Gaizka Fernández Soldevilla (Universidad del País Vasco/EHU)
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3. Nosotros: de la raza a la lengua, de la lengua al nacionalismo<br />
ETA fue fundada el 31 de julio de 1959, el día de San Ignacio, el mismo en el<br />
que sesenta y cuatro años antes Sabino Arana había creado el PNV. Era toda una<br />
declaración de intenciones: se trataba de recuperar la pureza <strong>del</strong> proyecto nacionalista<br />
original y de sustituir a un PNV pasivo e inoperante. La nueva organización se<br />
apropiaba de la versión más extremista <strong>del</strong> nacionalismo vasco, la aranista, con todos<br />
sus dogmas y prejuicios (excepto el integrismo católico) 18 . Uno de los pilares<br />
ideológicos de Sabino Arana había sido el racismo: vasca era aquella persona cuya<br />
pureza podía demostrarse a través <strong>del</strong> examen de sus apellidos. Al estatus de no vascos<br />
quedaba condenado el resto de los residentes en las provincias vasco-navarras: los<br />
inmigrantes (maketos), los mestizos y los autóctonos ideológicamente contaminados<br />
(liberales, socialistas o no católicos).<br />
La obsesión por el lugar de origen, aunque aparentemente ha sido superada con<br />
el tiempo, ha permanecido latente en el nacionalismo radical. Por ejemplo, en el<br />
proyecto de Estatuto de Autonomía que HB (Herri Batasuna, Unidad Popular) presentó<br />
en 1979, se dividía a los habitantes de Euskadi entre los nacidos allí y sus<br />
descendientes, que era considerados automáticamente “nacionales vascos” (con todos<br />
los derechos), y los inmigrantes (sin derechos pero con deberes), independientemente<br />
<strong>del</strong> tiempo que llevaran en el <strong>País</strong> <strong>Vasco</strong>. Estos últimos, si habían llegado “por<br />
necesidades de trabajo”, podían solicitar la nacionalidad vasca, algo que les estaba<br />
totalmente vedado a los funcionarios estatales. No se decía nada de los que habían<br />
inmigrado por otros motivos (por ejemplo, familiares) 19 .<br />
Sin embargo, la ETA de los años sesenta <strong>del</strong> siglo XX no podía mantener el<br />
sueño sabiniano de una Euskadi independiente habitada sólo por hombres y mujeres de<br />
pura raza vasca. En primer lugar, porque los habitantes <strong>del</strong> <strong>País</strong> <strong>Vasco</strong> y Navarra que<br />
cumplían el requisito de los apellidos eran una minoría decreciente 20 . En segundo lugar,<br />
porque el racismo había quedado desprestigiado tras la II Guerra Mundial. Y en tercer<br />
lugar, porque algunos de los líderes de la primera ETA no habrían podido ser<br />
18 JÁUREGUI, G.: Ideología y estrategia política… op. cit., pp. 87-129; ELORZA, A.: Tras la huella de<br />
Sabino Arana. Los orígenes totalitarios <strong>del</strong> nacionalismo vasco, Madrid, Temas de Hoy, 2005, pp. 189-<br />
241.<br />
19 Egin, 18 de febrero de 1979.<br />
20 ARANDA, J.: «La mezcla <strong>del</strong> pueblo vasco», en Empiria, 1 (1998), pp. 121-177.<br />
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