Abril Nº 113 - Biblioteca Virtual El Dorado
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Lola C. de Tapia<br />
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Reflexiones sobre la Semana<br />
San ta y Jesús<br />
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111<br />
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Con apasionado interés, hp leido, traduc).do por Humberto<br />
de Castro, el erudito artículo de Daniel Rops sobre la leng-ua<br />
que habló Jesús. Según él, el hebreo no entró en curso, por<br />
parte del pueblo plegido, sino mucho de,muéH. Se hablaban entonees,<br />
en la región, tres lenguas o, mejor, varios irl;omas que<br />
les eran comunes a "muchos pueblos, desde el Asia Menor<br />
hasta el extremo de Arabia". Cuál de ellos habló Jesús? Es<br />
I1n tema interesante. La oratoria, el vehiculo por excelencia<br />
de las ideas, fue la usada por el "Hiio del hombre". Toda su<br />
cruzada ideológica deHcansa en la palabra, siempre la palabra,<br />
sosegada unas veces; otraH, muy pocas, airadas, como cuando<br />
azota y arroja del templo, a los mercaderes, valerosa temeridad<br />
que fué el arranque de la cruel persecución que se desencadenó<br />
sobre su cabez~. Antes, Jesús había encontrado gentes<br />
,'encillas que corrían a escucharle con arrobamiento, sumándose<br />
muchas de ellas, a los que lo seguían, iluminados por su grada<br />
y su verbo puro y diáfano; pero, al lesionar los intereHes<br />
de los negociantes que representaban a otros grupos poderosoH,<br />
sirviéndoles como revendedores, durante esos lejanos días en<br />
que iba llegando a su fin, se convirtió en un serio peligro para<br />
ellos. Se movieron entonces, las grandes fuerzas subterránea"<br />
que, con dinero, minaron la moral del pueblo y muy en especial<br />
la de los legionarios romanos, agentes del mas poderoso imperio<br />
de la antigüedad. Sólo así, se explica ese brusco cambio<br />
hacia un hombre inerme, que entra a la ciudad humildemente,<br />
en un manso borrIeo y es recibido con encendido júb;Jo por las<br />
multitudes, bajo una lluvia de flores y abanicado por palmas,<br />
LOTERIA<br />
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