EL EDEN Nº 1

Año 1, Nº 1 Agosto 2010 Pagina 8
dictados del corazón, no es esclavo ni opresor, marcha por el sendero de la verdad y ninguna consideración humana le
harán cometer una bajeza.
La concepción del hombre masón se basa en el estudio, ya que un hombre instruido es libre por más que duela
a los astutos y ambiciosos. Buscando la perfección individual, la cual jamás podrá alcanzarse…. Pues en lo humano no
cabe la perfección……como hombres debemos todo lo que tenemos al trabajo tanto físico como intelectual, el que
estudia, el que inventa, el que produce y el que crea es digno de admiración.
En el mundo profano hay un afán por el saber, los centros de educación se multiplican, la sociedad se está
dando cuenta que el conocimiento abre nuevas puertas, en lo laboral y lo intelectual. Pero es necesario decirles que los
títulos no bastan para lograr el desarrollo humano. Hemos visto que la falta de ética la corrupción, la falta de valores
morales que son amenaza para las instituciones, la sociedad y al género humano no son obras de simples analfabetos.
La masonería propone al hombre una educación que garantice una verdadera libertad de conciencia para que el
hombre marche hacia una moral sin dogmas e iluminada por la inteligencia surgida por el portentoso avance de la
ciencia.
Durante el desarrollo de este tema he nombrado las palabras estudio y educación en varias oportunidades
pero les digo: esto no es suficiente; no basta tener ese cumulo de conocimientos, estar consciente de ellos, y hablamos
de ellos. HH.·. todo este saber es para el beneficio de la humanidad, así que hay que ponerlo en práctica. Por eso la
Orden nos enseña una Máxima “PENSAMIENTO PALABRA Y ACCIÓN”.
De esta Máxima voy a tomar dos palabras la Primera es PENSAMIENTO:
La más noble herramienta del Masón es su mente, y su valor se mide por el uso que se le de a dicha herramienta.
Atento a todas las cosas, el que aspira a la sabiduría transcendente llega a la realidad en deseo sincero, en meditación
y silencio.
La otra Palabra es la ACCION:
QQ.·.HH.·. Esta acción no las reclama la Orden: la santificación de nuestra vida, la regeneración del cuerpo, la
purificación del alma y la ordenación del espíritu. Tenemos el privilegio de la obra iluminada, muchos trabajan en
tinieblas, conocemos los objetivos trazados pongámonos en marcha, no confinemos nuestros trabajos en la logia,
tenemos que irradiar las cualidades de la orden. No debemos brillar solo en la logia; también ese brillo debe estar en
nuestros hogares en la sociedad y ser modelo de fe y constancia en toda labor que se emprenda.
A estas dos palabras traen a colación un suceso en la historia antigua:
Diógenes de Sinope, quien vivió en el 413-327 A.C. crítico ingenioso de las costumbres y creencias de su tiempo
pero más conocido por sus excentricidades, caminaba por las calles de Atenas a plena Luz del día con una lámpara
encendida y afirmando que buscaba a un hombre, Sus amigos no entendían su extravagancia puesto que la plaza
estaba repleta de hombres. Entonces Diógenes les explico: hay muchos hombres pero pocos viven como tal. Estoy
buscando a un hombre probo, integro, recto e incorruptible. Un hombre que no solo hablara de virtud, sino que la
practicara.
Nuestra Sociedad es un Diógenes, que busca incesantemente a esos Hombres, ¿que esperamos?
Pongamos en práctica todo lo que la orden nos enseña para que podamos liberarlos de los perjuicios que los
mantienen en las Tinieblas.
Por el Q.·.H.·. Wilfredo Rincón Segnini