Al borde del acantilado - SERLIB
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56<br />
elizabeth george<br />
taurante al aire libre ahora había una pared para la escalada en<br />
roca. También la pared de cuerdas, los puentes colgantes y las<br />
poleas, el equipo, las cuerdas y los cables de la tirolina. Una cabaña<br />
cuidada albergaba los kayaks y en otra guardaban el material<br />
de submarinismo. El agente McNulty asimiló lo que<br />
veía, o al menos pareció hacerlo, lo que dio tiempo a Ben Kerne<br />
a prepararse para escuchar lo que el policía hubiera venido<br />
a decirle. Pensó en Dellen en fragmentos rojos, en lo resbaladizas<br />
que estaban las carreteras y en las intenciones de su mujer,<br />
que probablemente consistieran en alejarse de la ciudad, ir por<br />
la costa y, tal vez, acabar en una de las cuevas o bahías. Pero llegar<br />
hasta allí con aquel tiempo, sobre todo si no había seguido<br />
la carretera principal, la habría expuesto al peligro. Claro que el<br />
peligro era lo que ella adoraba y deseaba, pero no de la clase<br />
que terminaba con un coche saliéndose de la carretera y despeñándose<br />
por un <strong>acantilado</strong>.<br />
Cuando se expuso la pregunta, no fue la que Ben esperaba.<br />
—¿<strong>Al</strong>exander Kerne es su hijo? —dijo McNulty.<br />
—¿Santo? —dijo Ben, y pensó «Gracias a Dios». Era Santo<br />
el que se había metido en un lío, seguro que lo habían detenido<br />
por entrar en una propiedad privada, algo que Ben le había<br />
advertido una y otra vez que no hiciera—. ¿Qué ha hecho ahora?<br />
—preguntó.<br />
—Ha tenido un accidente —dijo el policía—. Lamento comunicarle<br />
que se ha encontrado un cuerpo que parece ser el de<br />
<strong>Al</strong>exander. Si tiene una foto suya…<br />
Ben oyó la palabra «cuerpo», pero no permitió que calara.<br />
—¿Está en el hospital, entonces? —preguntó—. ¿En cuál?<br />
¿Qué ha pasado? —Pensó en cómo tendría que contárselo a<br />
Dellen, en qué pozo la sumiría la noticia.<br />
—… lo siento muchísimo —estaba diciendo el agente—. Si<br />
tiene una fotografía suya, podríamos…<br />
—¿Qué ha dicho?<br />
El agente McNulty parecía aturullado.<br />
—Está muerto, me temo. El cuerpo. El joven que hemos encontrado.<br />
—¿Santo? ¿Muerto? Pero ¿dónde? ¿Cómo? —Ben miró ha -<br />
cia el mar embravecido justo cuando una ráfaga de viento golpeó