Septiembre… - Campus Cultural - Tecnológico de Monterrey

Xavier Villaurrutia
Nació el 27 de marzo de 1903 en la Ciudad
de México y murió en el mismo lugar, el 25
de diciembre de 1950. Estudió en el Colegio
Francés, hecho que marcó su prosa, pues más
que castellana se consideraba afrancesada. En
sus estudios medios superiores conoció a Jaime
Torres y Salvador Novo, junto con otros jóvenes
intelectuales mexicanos formaron el grupo de
intelectuales “Los contemporáneos”, cuya misión
fue dar a conocer las innovaciones culturales
y artísticas a la sociedad mexicana, además de
renovar y purificar la literatura mexicana, esto a
través de la revista Contemporáneos (1928).
Villaurrutia se inclinó por el derecho; sin embargo,
abandonó los estudios para dedicarse de lleno a
las letras, realizando primero estudios de teatro
en el Departamento de Bellas Artes y después,
becado por la Fundación Rockerfeller, en la
Universidad de Yale.
Al igual que sus compañeros contemporáneos
ya no podía creer en los revolucionarios ni en lo
que proponían, por lo que se aisló en un mundo
privado –lo que hoy llamamos exilio interior–
poblado por los fantasmas del erotismo, el sueño
y la muerte. Cerró sus ojos a los aspectos grotescos
de la realidad y sustituyó la realidad de México
colorida, sórdida y viva, por una gris e irreal.
Influenciado por López Velarde y mayormente por
el surrealismo, su obra se enfocó más en la prosa
y en el teatro; sin embargo, no logró plasmar en
ellos las mismas ideas modernas y estimulantes
que llevó a cabo en su poesía. Sus primeros
poemas comenzaron aparecer en revistas cuando
recién tenía 16 años, y aunque eran considerados
imitaciones y ejercicios, ya revelaban una
sensibilidad intensa y fina que siguió presente en
su obra poética posterior.
Reflejos, su primer libro publicado en 1926, no
contó con la vanguardia que caracterizaba a
la época ya que sólo logró mostrar murmullos
de poetas como López Velarde y Juan Ramón
Jiménez, aunque varios poemas como Cuadro,
Amplificaciones y Suite de Insomnio dan inicio a
su obra posterior.
Nocturno de la estatua, “donde el insomnio se
inclina sobre el pozo de los sueños y comienza
a convocar a su pueblo de fantasmas (Paz 55)”,
publicado en 1929 en la revista Contemporáneos
marca el camino a los demás Nocturnos, hasta que
en 1938 aparece Nostalgia de la muerte, quizás su
obra más importante.
Objetos como estatuas, muros, espejos, calles
desiertas, sombras y humo forman la atmósfera
que caracteriza la poesía de Villaurrutia, todo tiene
una solidez pura, sin embargo con la consistencia
de los sueños.