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Nosotros somos Francisco López Ortiz y María de Jesús Álvarez, queremos
decirles que tenemos 60 años de casados, que juntos procreamos 9 hijos, de
nombres Eulogio, Francisco Javier, Arturo, María Guadalupe, Armando, María
Concepción, Eduardo, Jorge y Silvia, todos de apellidos López Álvarez. Nos
dedicamos toda la vida a trabajar vendiendo ropa nueva, zapatería y muchas
otras cosas más, nuestros hijos siempre nos acompañaban a todos lados, iban
como “pollitos” detrás de nosotros, a medida que pasó el tiempo nuestros hijos
fueron haciendo su vida y nosotros la nuestra. Pasando el tiempo se nos fue
complicando nuestra salud; yo Francisco padezco problemas de presión alta y
problemas del riñón, por el cual me tengo que dializar diariamente; yo María de
Jesús a raíz de una caída ya no me pude levantar.
Testimonios
Adulto Mayor
Por tal motivo no podíamos seguir viviendo solos y vendimos nuestra casa,
pero el dinero de la venta de la propiedad ya se acabó, con eso habíamos
vivido.
Después nos enfrentamos con el problema de que no todos los hijos nos
apoyaban y no todos venían a visitarnos, sólo dos de nuestras hijas de
nombres María Concepción y Silvia, quienes preocupadas por la situación
en la que nos encontrábamos, reportaron nuestra problemática a la
Procuraduría de la Defensa del Adulto Mayor.
Nosotros no sabíamos que existía la Procuraduría, hasta que un día
llegaron las licenciadas a visitarnos y después de platicar con nosotros,
nos propusieron que podían hablar con nuestros hijos por medio de una
junta y una plática, y si nosotros lo deseábamos, se citarían en la institución
para ver de qué manera ellos como hijos nuestros podían apoyar con lo
que necesitábamos. Y así fue como aceptamos su ayuda, porque no todos
nuestros hijos nos visitaban ni nos apoyaban económicamente. Por lo que
después de que nuestros hijos acudieron a la junta conciliatoria nuestra
situación cambió, ya que ahora todos nuestros hijos nos visitan y nos brindan
apoyo económico, claro, con lo que ellos pueden, cuando no viene uno pues
viene el otro, pero no nos dejan solos.
A mí, María de Jesús, me da mucho gusto de que exista alguien que se preocupe
por nosotros, ahora nuestros hijos si nos están ayudando de acuerdo a sus
posibilidades, rentamos la casita en donde vivimos porque queríamos vivir
solos y no estar con una hija ni con otra, porque juntos somos felices.
Yo, Francisco quiero decirles que después de que hablaron con nuestros
hijos, nos ayudan económicamente con lo que pueden y como que ahora
sienten más la responsabilidad y el compromiso para con nosotros. Me
alegra que nuestros hijos nos visiten y nos procuren.
Estamos muy agradecidos con ustedes el DIF Nuevo León, agradecemos
que nos apoyen y nos visiten, que bueno que la Procuraduría si funciona,
aconsejan a las familias, logran que se reúnan, que se junten, que lleguen a
acuerdos que nos beneficien.
Cuando al adulto mayor se le brinda cariño se alivia, le vuelve la sonrisa a la
boca, lo bueno es que hay gente que se preocupa por los viejitos.
Francisco López Ortiz y María de Jesús Álvarez