Descargar - Gobierno del Estado de Nuevo León
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Una <strong>de</strong> las cosas más importantes que me<br />
enseñaron, fue a ver la labor <strong><strong>de</strong>l</strong> voluntario, no<br />
sólo como la acción <strong>de</strong>sinteresada <strong>de</strong> compartir su<br />
tiempo, dones o dinero con la comunidad sino como<br />
alguien que se convierte en un amigo y que, como<br />
tal, tiene que regar la matita <strong>de</strong> la amistad con<br />
responsabilidad, con alegría y constancia.<br />
Testimonios<br />
Centro<br />
Capullos<br />
Sin duda cuando llegamos como nuevos voluntarios al DIF Capullos, la<br />
primera i<strong>de</strong>a que viene a la mente es que conviviremos con niños pequeños,<br />
sin imaginar que también hay adolescentes. Todavía recuerdo muy bien que<br />
el primer día que llegué, me explicaron que la mayoría <strong>de</strong> los voluntarios<br />
preferían trabajar con niños pequeños o con los bebés que con los adolescentes<br />
y me pidieron que, antes <strong>de</strong> tomar mi <strong>de</strong>cisión sobre a qué grupo enfocar mi<br />
apoyo, visitara cada área. Parte <strong>de</strong> mí, no estaba convencida <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicarse a<br />
la Villa Juvenil, pero como diría el Chicharito, dije: “¿Por qué no?”. Mi primera<br />
actividad salió <strong>de</strong> la nada, recuerdo que nos reunimos en el Auditorio, con<br />
lápiz y hoja en mano, la intención era transmitirles que, si “La mosca parada<br />
en la pared” era una canción, todos podíamos hacer una. Así que <strong>de</strong>jamos fluir<br />
el pensamiento, y con las primeras quince palabras que vinieran a la mente,<br />
construimos oraciones y finalmente hicimos canciones. La imaginación voló,<br />
y así, al cantarlas, ellos compartieron conmigo los anhelos <strong>de</strong> su corazón,<br />
en ese momento viví aquella frase que dice: “<strong>de</strong> la abundancia <strong><strong>de</strong>l</strong> corazón<br />
habla el espíritu”. Des<strong>de</strong> ahí, admiré su actitud aguerrida y que aun, cuando<br />
las personas que antes los ro<strong>de</strong>aban, no siempre actuaron bien con ellos, su<br />
corazón estaba dispuesto a darse la oportunidad <strong>de</strong> conocerte.<br />
Después <strong>de</strong> esta presentación tan genuina <strong>de</strong> quiénes éramos, <strong>de</strong>cidí quedarme.<br />
Con singular alegría me enseñaron las muchachas su villa, los chicos me<br />
contaron <strong>de</strong> sus partidos <strong>de</strong> fútbol. Me compartieron sus mundos, me <strong>de</strong>jaron<br />
ser parte <strong>de</strong> su vida y por eso, siempre me sentiré honrada <strong>de</strong> haber ganado<br />
su cariño y respeto. Y a su vez, ellos formaron parte <strong>de</strong> la mía y una <strong>de</strong> las<br />
cosas más importantes que me enseñaron, fue a ver la labor <strong><strong>de</strong>l</strong> voluntario,<br />
no sólo como la acción <strong>de</strong>sinteresada <strong>de</strong> compartir su tiempo, dones o dinero<br />
con la comunidad sino como alguien que se convierte en un amigo y que como<br />
tal, tiene que regar la matita <strong>de</strong> la amistad con responsabilidad, con alegría<br />
y constancia.<br />
María Fernanda Aguirre Meza