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Discurso para la entrega de los premios
2010
por el Jurado del CMCH
Confesaba Tomás Segovia en una carta dirigida a Daniel Sada su apremio y reparo al
ser invitado a entregar el premio Villaurrutia a los poetas galardonados en aquella
ocasión. Manifestaba entonces Segovia las reservas que en él generaban los éxitos y
reconocimientos públicos, sobre todo, tratándose de premios que, “creaban un grupo
arbitrario de escritores y poetas, una especie de orden como de la legión de honor
francesa donde los escogidos se supone que forman una ideal orden de caballería u
orden monacal”. Todo aquello, continuaba el poeta y ensayista, era puramente
retórico. “Esa selección”, afirmaba Segovia, “no expresaba ningún agrupamiento real
y espontáneo, sino únicamente las preferencias o las intenciones de quienes hacían la
selección”.
Los premios eran, pues, siempre arbitrarios y la consagración de quienes los recibían
parecía, más bien, problemática. Pero lejos de quitar el mérito a los entonces
homenajeados, el también crítico literario señalaba lo que le parecía que hacía
realmente especial a aquel premio que le invitaban a entregar y que, por cierto, él
mismo había recibido años antes: aquella selección de poetas sobresalientes la habían
llevado a cabo otros poetas, es decir, quien había decidido a quién premiar había sido
la propia comunidad de pares, un grupo de poetas emocionados e interesados en el
trabajo de algunos iguales a quienes entonces reconocían como los mejores entre
muchos.
Como el premio Villaurrutia, el de hoy entregado por el Comité Mexicano de Ciencias
Históricas, no tiene detrás ningún interés institucional, sino únicamente, el
reconocimiento que hacen algunos historiadores del rigor, la originalidad, el trabajo
de investigación, la creatividad y la escritura de otros historiadores. Y esto
parecería darle un valor especial al galardón que hoy se entrega.
Pero, más allá del reconocimiento de los méritos individuales, que, de acuerdo con las
opiniones de los muy distintos miembros que integraron el jurado en esta ocasión,
fueron muchos y muy valiosos, ¿qué es lo que debemos celebrar, realmente, el día de
hoy?

En primer lugar, parecería que tendríamos que festejar que los historiadores
mexicanos nos leemos y eso, no es poca cosa. Y no sólo nos leemos, sino que lo
hacemos con gusto, entusiasmo, admiración, sorpresa e interés, ingredientes todos
indispensables para que la comunidad de historiadores mexicanos pueda mantener
viva la tradición de diálogo, discusión e intercambio constructivo y enriquecedor.
Los premios que hoy se entregan serán recibidos por maestros, alumnos, colegas y
amigos que forman parte de un mismo gremio. Un gremio cuya responsabilidad radica
en conservar viva la memoria de nuestro país. En una sociedad como la nuestra en
donde cada día nos enfrentamos a problemas y retos que nos confrontan con la
desigualdad, la pobreza, la violencia, la ignorancia, la deshumanización nuestra labor
de análisis y reflexión debería importar más que nunca. Y es que tal como señalaba
también otro poeta, cuando uno se ha olvidado a dónde quiere ir, basta con recordar
de dónde viene.
En un año de centenarios y bicentenarios como el 2010, los historiadores mexicanos
reflexionaron y escribieron con mayor ímpetu y afán, mostrando, así, su compromiso
con la sociedad presente en la que viven. Problemas como las identidades individuales
y colectivas, el nacionalismo, la herencia colonial en el discurso indigenista fueron
centrales en los artículos premiados esta noche. También lo fueron los temas de la
religiosidad popular, las fiestas, la vinculación entre los símbolos religiosos y las
prácticas sexuales, la relación entre los individuos y su orden social. El rescate de
nuevos actores como los niños, las reflexiones en torno a la muerte en el mundo
prehispánico, así como el significado de la mexicanidad estuvieron presentes en los
artículos y reseñas que esta noche reconocemos de manera especial.
Relatos e historias, reflexión, narrativa, análisis, crítica y rescate del valor de la
lengua escrita que dice cosas, que explica cosas. Revisión historiográfica, dominio de
las fuentes, minuciosidad, imaginación. Esta noche, todo ello es motivo de fiesta y
celebración.
Pero además de festejar a los propios investigadores premiados, celebremos,
también, el trabajo de los editores, personajes más bien silenciosos que se dan a la
ardua tarea de mantener viva la tradición y la existencia de las revistas, foros de
encuentro entre académicos y sus pares, pero también, entre académicos y el público
menos especializado, deseoso de aprender y comprender la historia de nuestro país.

No queda más que agradecer el esfuerzo del Comité en su conjunto, así como de su
presidenta, la Dra. Verónica Zárate y de la Dra. Aurora Gómez, para organizar este
certamen y llevarlo a buen fin. Sin ellos, la celebración de hoy hubiera sido imposible.
En realidad, sí queda pendiente algo más: la propia entrega de los premios y las muy
merecidas felicitaciones para todos aquellos que han sido distinguidos con este
reconocimiento. No sabemos en qué lugar del mismo, pero seguramente, la próxima
vez que se lleve a cabo este ritual de premiación, todos ellos volverán a participar en
él, ya sea como miembros del jurado o como nuevos premiados.
Esta permanencia importa mucho, pues no hará sino confirmar que la academia
mexicana está viva y que su vitalidad termina siempre por traducirse en un
interesante debate de ideas del que se nutren nuestra conciencia y nuestro
pensamiento histórico.
Una vez más, ¡muchas felicidades!
Ahora bien para la entrega de premios es importante considerar que:
El jurado compuesto por los catedráticos de las áreas de Historia Antigua, Historia
Novohispana, Historia del Siglo XIX e Historia del Siglo XX, integrado por los
profesores:
Dra. María Concepción Obregón Rodríguez, Dr. Félix Báez-Jorge, Dra. Leticia
Mayer, Dra. Estela Roselló Soberón, Dra. Rosalva Loreto, Mtra. María
Antonieta Ilhui Pacheco Chávez, Dr. Sergio Alejandro Cañedo Gamboa, Dra.
Lillian Briseño Senosiain, Dra. Maria Eugenia Chaoul, Dr. Marco Antonio
Landavazo, Dr. Ricardo Pozas Horcasitas, Lic. Florencio Barrera Gutiérrez, Lic.
Claudio Barrera Gutiérrez, Dra. Rebeca Monroy Nasr, Dra. Claudia Agostoni.
Destacamos que las lecturas realizadas señalaban con precisión una gran producción
historiográfica en esos años debido al Centenario de la Independencia y Bicentenario
de la Revolución, lo que fue en gran medida un factor determinante para una
producción de calidad y que reflexionaba sobre esos eventos. En algunos casos
presentando nuevos estudios y en otros haciendo una reflexión historiográfica o de
crítica de fuentes, lo que enriqueció en gran medida el conocimiento de nuestro
pasado mediato e inmediato.

La producción presentada a concurso constó de :
Categoría Artículos Reseñas
Historia Antigua 12 8
Novohispano 46 33
Siglo XIX 59 37
Siglo XX 59 39
Totales 176 117
En el caso de Historia Antigua el jurado compuesto determinó:
Premio artículo: Patrick Johansson,, "Meiquiztlatzontequiliztli. La muerte como
punición o redención de una falta", en Estudios de Cultura Náhuatl, Núm. 41. En
donde el autor a través de la sistematización de una compleja y variada información
evidencia un magistral manejo de las fuentes, realizando un examen minucioso y
crítico. El abordaje analítico de la problemática epistemológica que enfrenta a
través del manejo de las fuentes consultadas constituye, a nuestro juicio, la
contribución central en este ensayo.
Mención honorífica Jaime Echeverría García y Miriam López Hernández con "La
decapitación como símbolo de castración- y otros grupos mesoamericanos- y sus
connotaciones genéricas", en Estudios de Cultura Náhuatl, Núm. 41. Por sus valiosas
aportaciones analíticas en torno a la decapitación como símbolo de la castración. Este
ensayo teje un fino análisis que conjuga las fuentes arqueológicas, epigráficas y
etnográficas, al lado de los enfoques de la etnología con orientación psicoanalítica.
Mención honorífica al artículo de Rossend Rovira Morgado, “Huitznáhuac: ritual
político y administración segmentaria en el centro de la parcialidad de Teopan
(México-Tenochtitlan)”, en Estudios de Cultura Náhuatl, Núm. 41, que ofrece
nuevas claves para el estudio de los altepemeh. En este sentido sus conclusiones son
pertinentes, sobre todo por cuanto hace una observación en torno al sentido
ontológico de la identidad (individual y colectiva) en México-Tenochtitlan.

Premio a la mejor reseña: Ernesto González Licón, sobre Joyce Marcus, Monte
Albán, México, El Colegio de México/FCE, 2008, en Dimensión Antropológica, año 17,
vol. 48, Enero-Abril 2010. Este texto ofrece una acertada idea del contenido del
libro sin incurrir en un resumen simplista, y explica las aportaciones que Joyce
Marcus ha hecho a la investigación y la discusión general sobre los temas abordados,
contribuciones que la convierten en una autoridad en la materia.
Mención honorífica a reseña para Jorge Traslosheros sobre Miguel Pastrana, Entre
los hombres y los dioses. El sacerdocio de calpulli entre los antiguos nahuas, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, 2008, en Estudios de Cultura Náhuatl,
Núm. 41, quien ofrece un texto en el que sobresale su postura analítica por cuanto
hace a la utilización del concepto de religiosidad popular aplicado de manera
pertinente a la sociedad precolombina.
En lo que se refiere a la historia Novohipana el jurado consideró:
Premio artículo: Solange Alberro, “Los efectos especiales en las fiestas virreinales
de la Nueva España y Perú”, en Historia Mexicana, Vol. LIX, Núm. 3 (235), Enero-
Marzo 2010, por la novedosa perspectiva que propone la autora al analizar la fiesta
barroca en el contexto de la innovación tecnológica y los avances de la mecánica.
Premio reseña: al trabajo de Diana Arauz Mercado sobre el libro de Patricio Hidalgo
Nuchera Entre Castro del Rio y Mexico. Correspondencia privada de Diego de la
Cueva y su hermano Juan, emigrante en Indias (1601-1641), Córdoba, Universidad de
Córdoba, Servicio de Publicaciones, 2006, en Estudios de Historia Moderna y
Contemporánea de México, Núm. 39, Enero-Junio 2010. En este caso se consideró
que la reseña está muy bien escrita, es sugerente y analiza bien las temáticas que se
presentan en el libro recomendado.
Los miembros del jurado del siglo XIX acordaron:
Para premio al mejor artículo sobre el siglo XIX: el de Michael P. Costeloe “(In
Memoriam), “El Panorama de México Bullock/Burford, 1823-1864: historia de una
pintura”, en Historia Mexicana, Vol. LIX, Núm. 4 (236), Abril-Junio 2010. Porque
consideran que el autor centra el argumento de su artículo en un tema poco común en
la historiografía mexicana, escrita tanto en México como en el extranjero en los
últimos cuarenta años.

Premio a la mejor reseña del siglo XIX:
Carlos Riojas, sobre Alejandro Tortolero Villaseñor, Notarios y agricultores.
Crecimiento y atraso en el campo mexicano, 1780-1920. Propiedad, crédito, irrigación
y conflictos sociales en el agro mexicano, Universidad Autónoma de México
Iztapalapa, 2008, en Relaciones: Estudios de Historia y sociedad, Núm. 123,
Verano 2010. En donde el autor ofrece un análisis crítico del libro al dimensionar el
texto a partir de un seguimiento de las obras producidas por el mismo autor y un
balance de las últimas investigaciones sobre el tema.
En el caso del siglo XX el jurado acordó otorgar el:
Premio de Artículo del siglo XX a: Javier Garciadiego Dantán, “José Inés Chávez
García, ¿rebelde, bandido social, simple bandolero o precursor de los cristeros”,
Historia Mexicana, vol. LX, núm. 2 (238), octubre-diciembre 2010. El texto es claro y
creativo y desarrolla uno de los temas centrales del análisis histórico: la relación
entre el individuo y el proceso social; entre la biografía y la historia, entre el
individuo que, en procesos políticos dados, deviene sujeto histórico.
Mención Honorífica de artículo siglo XX: Johanna Lozoya, “¿Nosotros, ustedes o
ellos?: Lo español en la memoria nacionalista de la arquitectura mexicana”, Historia
Mexicana, (vol. LIX, núm. 3 (235), enero-marzo 2010. El artículo presenta una serie
de reflexiones alrededor de lo que significa la identidad, la mexicanidad, la
construcción de lo criollo, las herencias del pasado de la etapa colonial o
novohispana, vinculado al nacionalismo e indigenismo oficialista del siglo pasado
producto de la posrevolución y muestra la manera en que se ha ido construyendo esta
identidad producto del mestizaje indigenista, lo hispanista, en estrecho vinculo con la
construcción cultural de un nacionalismo moderno.
Mención Honorífica de artículo siglo XX: Susana Sosenski, “Entre practicas,
instituciones y discursos: trabajadores infantiles en la ciudad de México (1920-
1934)”, (Historia Mexicana, vol. LX, núm. 2 (238), octubre-diciembre 2010. La autora
tiene como objeto de estudio a la niñez, no como sujeto pasivo sino como actor social,
inmerso tanto en el aparato productivo de la industria privada como desde el
gobierno posrevolucionario en turno.

Premio para Reseña siglo XX: Roberto Lima sobre Luis Aboites Aguilar, La
decadencia del agua de la nación: estudio sobre desigualdad social y cambio político
en México, segunda mitad del siglo XX, México, El Colegio de México, 2009, 145 pp.,
en Historia Mexicana, vol. LX, núm. 2 (238), octubre-diciembre 2010. Roberto Lima
nos dice cómo el investigador marca claramente los dos periodos de la historia
nacional y cómo establece las funciones de las dos formas de Estado y su relación
con la economía nacional y la sociedad mexicana en su conjunto, su mercantilización
extrema e irracional con el manejo privatizado de otros bienes naturales de la
nación.
Mención Honorífica para Reseña siglo XX: Cristina V. Mansferrer León sobre Pilar
Gonzalbo Aizpuru, Anne Staples y Valentina Torres Septién (eds.), Una historia de
los usos del miedo, México, El Colegio de México, Universidad Iberoamericana, 2009,
327 pp., en Historia Mexicana, vol. LX, núm. 2 (238), octubre-diciembre 2010. La
reseña presenta de manera clara cómo en el libro se van mostrando los usos del
miedo históricamente, como parte del factor social y de los usos político del mismo,
desde tiempos atávicos. Y sus usos que dan la apariencia de lo individualizado pero en
realidad están inmersos en un mundo de lo colectivo.
Finalmente quisiéramos como parte del Jurado del Comité Mexicano de Ciencias
Históricas del 2010 agradecer el esfuerzo del Comité en su conjunto así como de su
presidenta Dra. Verónica Zárate a la Dra. Aurora Gómez y la Mtra. Leonor Correa, y
a su equipo de trabajo, para llevar a cabo este tipo de eventos que constituyen un
reconocimiento al trabajo arduo y profundo de los investigadores sociales, y de los
historiadores en particular, así como el dar mérito al esfuerzo que se realiza para la
difusión de dichos materiales por parte de editoriales y revistas que con gran
constancia y dedicación llevan a cabo. Esto permite reconocer la importancia que
tiene nuestra labor en un ámbito donde la tecnología y la rapidez de las fuentes
parece abundar, pero carecen del rigor y el análisis puntual. La reflexión, la
investigación, la metodología, el análisis y las aportaciones que hacemos a la historia
en este país, también merecen un reconocimiento de los pares, por lo que
consideramos que este tipo de premiaciones fomentan y motivan el trabajo fecundo y
creador que nos hemos propuesto realizar. ¡Muchas gracias!

Atentamente
Dra. Estela Roselló Dra. Rebeca Monroy Nasr
Instituto de Investigaciones Dirección de Estudios Históricas, UNAM
Históricos, INAH