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añándose en la playa de la Ribera, rodeado de cientos de pavanas… Ese<br />
¡Ese es mi padre!... Y yo estoy orgulloso de ser tu hijo…<br />
Pero hoy, y ellos se que me lo van a permitir, el protagonista de esta<br />
historia, junto a Jesús y María, es mi abuelo… Es el Pregón de un nieto y su<br />
abuelo… El Pregón de un Ángel…<br />
Por que yo tengo un Ángel en el Cielo y que no es otro que mi abuelo…<br />
El Lelo Rafael…<br />
El día veinticinco de Marzo celebramos la Anunciación a María… “El<br />
Ángel del Señor, saludo a María”…<br />
La palabra ángel significa mensajero de Dios. El que trae buenas noticias<br />
de parte de Dios… Y eso es lo que yo hoy, con la ayuda de ese “Ángel”<br />
voy a intentar hacer… Pregonar la Semana Santa es traer el mensaje de la<br />
Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo y reflejadas en<br />
estas cuarenta cuartillas…<br />
Aunque ya son casi catorce los años en que no te tengo físicamente a mi<br />
lado, hoy sigues, más que nunca, estando presente en aquel crucificado de<br />
tu habitación, aquel que desde mucho antes de que yo existiera ya presidía<br />
y velaba los sueños de tu numerosa familia… y de la que aún pende aquella<br />
primera escarapela que un día yo te regale.<br />
Estoy convencido que si ahora extendiese mi mano estarías a mi lado<br />
¡Cómo siempre!... Alentándome <strong>para</strong> que lo que hoy salga de <strong>aquí</strong> este a<br />
la altura de lo que de mí se espera… Llevándome de la mano por nuestra<br />
Semana Santa como lo hacías tiempo atrás, cuando en el portal de la Calle<br />
Cervantes, nos ibas relatando los pormenores, los detalles de cada una de las<br />
Cofradías que por allí iban pasando, calle arriba, camino de la Carrera Oficial<br />
en la Plaza de los Reyes… velando por mí, como en aquel amargo trance…<br />
Los dos sabemos, Lelo, que hoy es un día muy especial <strong>para</strong> mí. Hace<br />
justamente un año, tal día como el de hoy desperté <strong>para</strong>lizado desde el<br />
cuello hasta los pies… Once largos días y con sus noches <strong>para</strong> no dormirme<br />
a veces por el miedo a no despertar; de pensar el que sería de uno de<br />
quedarse así… atado de pies y manos… Once largos días <strong>para</strong> luchar y no<br />
desfallecer, aunque a veces me asaltaran los miedos… de no rendirse… Con<br />
Esperanza, Divina Enfermera.<br />
Y allí estuviste tú, durante aquellos once días… “Medicina de Dios”,<br />
Rafael. Mientras en la habitación de aquella casa, al final del pasillo, ante<br />
aquel crucificado descolorido ya de tantas y tantas oraciones a lo largo de<br />
toda una vida ¡Cuántas veces habrá besado sus pies!..Una anciana mujer<br />
elevaba una última plegaria…<br />
Que cerca estuve de ti… Que cerca estuve de Él… Solo con Fe y con el<br />
apoyo de todos, especialmente de nuestra familia, sigo pudiendo <strong>ver</strong> la vida<br />
de la misma manera…<br />
Quisiera, Lelo, aprovechar la ocasión, creo que una de las cosas por<br />
las que tenía ganas de ser yo el que diera el Pregón es por la oportunidad<br />
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