MANIFIESTO HUMANITARIO ECOLOGISTA - Bookandyou
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Bien comido, bien dormido y sin haber bebido alcohol, Manuel, que así se llamaba el<br />
joven, recupero las fuerzas enseguida.<br />
Joaquín intentaba enseñarle el oficio y Manuel intentaba rehuir el trabajo todo lo que podía.<br />
Una y otra vez, Joaquín intentaba inculcar en aquella cabeza deteriorada por la vida<br />
disoluta, las ventajas del buen trabajo, del buen nombre y de la vida honesta. Una y otra<br />
vez, Manuel parecía que le entendía y, dos horas o dos días después, volvía a quedarse<br />
dormido o se olvidaba de cumplir con la tarea que Joaquín le había encomendado.<br />
Pasaron meses, y Manuel estaba completamente recuperado. Joaquín había destinado a<br />
Manuel la habitación principal, una participación en el negocio y el primer turno en el<br />
baño, a cambio de la promesa del joven de dedicarse al trabajo.<br />
Una noche, mientras Joaquín dormía, Manuel decidió que seis meses de abstinencia<br />
eran suficientes y creyó que una copa en el pueblo no le haría daño. Por si Joaquín se<br />
despertaba por la noche, cerro la puerta de su habitación desde dentro y salio por la<br />
ventana, dejando la vela encendida para que diera la impresión de que estaba allí.<br />
A la primera copa siguió la segunda, y a esta la tercera, y la cuarta, y otras muchas...<br />
Cantaba con sus compañeros de borrachera, cuando pasaron los bomberos por la puerta<br />
del bar haciendo sonar la sirena. Manuel no asocio este hecho con lo que estaba<br />
pasando hasta que, de madrugada, tambaleándose, llego a la casa y vio la<br />
muchedumbre reunida en la calle...<br />
Solo alguna pared, las maquinas y algunas herramientas se salvaron del incendio.<br />
Todo lo demás quedo destruido por el fuego. De Joaquín solo encontraron cuatro o<br />
cinco huesos chamuscados que enterraron en el cementerio bajo una lapida donde<br />
Manuel hizo grabar el siguiente epitafio:<br />