MANIFIESTO HUMANITARIO ECOLOGISTA - Bookandyou
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Varios retoños fueron pisoteados y dañados durante la pelea. El viejo ombú también sufrió<br />
severos daños en su tronco y en sus ramas.<br />
Más de veinte defensores de ambos bandos terminaron la noche internados en el hospital,<br />
con heridas de más o menos gravedad.<br />
A la mañana siguiente, la plaza apareció con un panorama distinto. Los Defensores del<br />
Ombú habían levantado un cerco alrededor del árbol y lo custodiaban permanentemente<br />
cuatro personas armadas.<br />
Los Defensores de la Vida, por su parte, habían cavado un foso y habían instalado alambre<br />
de púas alrededor de los retoños que quedaban, a fin de repeler cualquier ataque.<br />
Entre el resto del pueblo, la situación también se había vuelto insostenible: cada grupo, en<br />
su afán por conseguir mas apoyo, había politizado la situación y obligaba al resto de los<br />
habitantes a tomar posición. Quien defendía el ombú era, por tanto, enemigo de los<br />
Defensores de la Vida, y quien defendía a los retoños debía, por tanto, odiar a muerte a los<br />
Defensores del Ombú.<br />
Finalmente, se decidió llevar la decisión ante el juez de paz, a la sazón el sacerdote de la<br />
pequeña iglesia del pueblo, que deberia dar su veredicto el domingo siguiente.<br />
Dividido el público por una cuerda, los dos bandos se agredían verbalmente. El griterío era<br />
terrible y nadie conseguía hacerse escuchar.<br />
De pronto, se abrió la puerta y, por el pasillo, seguido de la mirada de ambos bandos, el<br />
Viejo avanzaba apoyado en su bastón.<br />
El Viejo, que debía tener mas de cien años, había fundado aquel pueblo en su juventud,<br />
había planificado sus calles, había sorteado los terrenos y, por supuesto, había plantado el<br />
árbol.<br />
El Viejo era respetado por todos y su palabra conservaba la lucidez que le había<br />
acompañado toda su vida.<br />
El anciano rechazo los brazos que se ofrecían para ayudarlo y, con dificultad, subió al<br />
estrado y les hablo.<br />
— ¡Imbeciles! —dijo—. Os llamáis a vosotros mismos Defensores del Ombú, Defensores<br />
de la Vida... ¿Defensores? Sois incapaces de defender nada, porque vuestra única intención<br />
es hacer daño a aquellos que piensen de manera diferente.<br />
No os dais cuenta de vuestro error y tanto unos como otros estáis equivocados.<br />
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