MANIFIESTO HUMANITARIO ECOLOGISTA - Bookandyou
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EL PLANETA SE MUEVE, EL FUEGO DE ABAJO. LOS TERREMOTOS,<br />
VOLCANES. EL TIEMPO DE HIELO.<br />
El St. Helens inicio sus estruendos amenazadores el 20 de Marzo de 1.980. Al cabo de una<br />
semana, estaba expulsando magma, aunque en cantidades modestas, hasta cien veces al<br />
día, y se estremecía con movimientos de tierra constantes. Se evacuo a la población a 13<br />
kilómetros, una distancia que se considero segura. Cuando aumentaron los estruendos, la<br />
montaña se convirtió en una atracción turística internacional. Los equipos de televisión<br />
efectuaban varios vuelos al día en helicóptero hasta la cima e incluso se veía gente<br />
escalando la montaña a pie. En un solo día volaron sobre la cima más setenta helicópteros y<br />
aeroplanos ligeros Pero a medida que fue pasando el tiempo, la gente empezó a perder la<br />
paciencia y se generalizo la idea de que el volcán no entraría en realidad en erupción<br />
El 19 de Abril empezó a hincharse visiblemente al lado norte de la montaña. Lo más<br />
curioso es que ninguna de las personas que ocupaban cargos de responsabilidad se dio<br />
cuenta de que eso anunciaba una explosión lateral. Los sismologos basaban sus<br />
conclusiones categóricamente en el comportamiento de los volcanes hawaianos, en los que<br />
no se dan los estallidos laterales. La única persona que creyó que podría ocurrir algo grave<br />
fue un profesor de geología que indicó que el St. Helens no tenia chimenea abierta como<br />
los volcanes hawaianos, así que cualquier presión que se acumulase en su interior tenia que<br />
liberarse de forma espectacular y tal vez catastrófica. Sin embargo, sus comentarios<br />
despertaron escaso interés<br />
El domingo 18 de mayo a las 8:32 de la mañana, el lado norte del volcán se desmorono,<br />
lanzando ladera abajo una enorme avalancha en tierra y roca a casi 25 kilómetros por hora.<br />
Era el mayor deslizamiento de tierras de la historia humana y arrastro material suficiente<br />
para enterrar todo Manhattan a una profundidad de 120 metros. Un minuto después, con el<br />
flanco gravemente delimitado, el St. Helens entro en erupción con la potencia de 500<br />
bombas atómicas del tamaño de la de Hiroshima, lanzando una nube caliente asesina a más<br />
de 1.050 kilómetros por hora. Resultaron alcanzadas muchas personas que se creía que<br />
estaban en zona segura, y en muchos casos en lugares desde los que ni siquiera se veía el<br />
volcán.<br />
Vuelve a quedar claro como somos los seres humanos y que verdaderamente hacen falta<br />
medidas de control para algunas personas.<br />
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