La Revista de la Revolución en Yucatán - Biblioteca Virtual de ...

9º Sebastián Heredia.
10º Clemente Cepeda.
11º Luis G. González.
12º Perfecto Villamil.
13º Ramón Palma.
14º Álvaro Rosado.
15º Ignacio I. Mena.
Síndicos.
Propietarios.
1º Lic. Pastor Esquivel N.
2º Lic. José E. Bolio.
3º Patricio Sabido.
Suplentes.
1º José E. Cámara Ch.
2º Fernando Palma E.
3º Francisco Barrera P.
Mucho tiene que esperar el progreso de
nuestra ciudad de la gestión de sus
representantes, todos ellos activos y
progresistas.
La presidencia del H. Cuerpo, a la cual
con grande acierto es llamado por tercera
vez el respetable Sr. D. Augusto L. Peón,
hace creer que continuará esa era fecunda
de trabajo en que siempre se ve al Sr. Peón
interviniendo personalmente.
El Eco del Comercio, 9 de noviembre de 1905, p. 1.
CONSEJOS PARA JEFES POLÍTICOS.
No rodearse de ningún círculo de amigos.
No oír a los consejeros de oficio.
No dar oídos a los chismosos, sino
conocerlos y despreciarlos.
No tratar con despotismo a nadie.
Tratar a los pobres lo mismo que a los
ricos.
Manejarse con valor, honradez y
energía.
Perseguir a los vagos y a los ebrios, sin
distinción de clases ni personas.
Castigar severamente a los valentones,
ya sean de levita o blusa, que quieran
imponerse a las autoridades.
Prohibir a los menores de edad entrar en
los billares y cantinas, y multar a los dueños
que les permitan la entrada.
Prohibir a las mesalinas pasearse por las
calles y paseos públicos, y frecuentar las
cantinas.
Destituir a los empleados que se
emborrachen, o que no cumplan con sus
obligaciones.
Prohibir que los cargadores transiten
con cargas por las banquetas.
Mandar asear las calles, matar a los
perros vagabundos y apresar a los demás
animales que vaguen por la localidad, sean
aves o cuadrúpedos.
No permitir que ninguna autoridad o
funcionario público tenga de mozos a los
correccionales ni policías.
No invadir la órbita del Ayuntamiento,
ni abrogarse facultades judiciales.
Procurar el mejoramiento de los
caminos vecinales, el de los paseos públicos
y las calles de la población.
Recoger a los desocupados que pasan
las horas charlando en las cantinas.
Nombrar una junta de mejoras
materiales en cada barrio de la ciudad.
Ordenar a la policía que recoja a los
niños que anden en la calle a las horas
escolares y los conduzca a la escuela.
Atender debidamente la higiene y la
moralidad pública.
Proteger la agricultura, puesto que es la
principal fuente de riqueza.
Reformar la policía, poniendo
gendarmes bien pagados, pero que tengan
valor y honradez; que sepan leer y escribir;
que no se emborrachen, y que traten
cortésmente a los ciudadanos.
El Eco del Comercio, 9 de noviembre de 1905, p. 1.
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