50. Primeros Escritos - Truth For the End of Time
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Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego; pero cómo<br />
ve ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene,<br />
preguntadle a él; él hablará por sí mismo. Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos,<br />
por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera<br />
expulsado de la sinagoga. Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él. Entonces volvieron<br />
a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese<br />
hombre es pecador. Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo<br />
sido ciego, ahora veo. Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos ? El les respondió:<br />
Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír; ¿Por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros<br />
haceros sus discípulos? Juan 9:20-27.<br />
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si<br />
algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Si me amáis, guardad mis mandamientos. Juan 14:13-15.<br />
Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, Pedid todo lo que queréis, y os será<br />
hecho. En esto es glorificado mi Padre , en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Juan<br />
15:7, 8.<br />
Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, diciendo: ¡Ah! ¿qué<br />
tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.<br />
Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Mar. 1:23-25.<br />
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo<br />
presente, ni lo porvenir,<br />
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ni lo alto, ni lo pr<strong>of</strong>undo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en<br />
Cristo Jesús Señor nuestro. Rom. 8:38, 39.<br />
Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de<br />
David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto<br />
delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has<br />
guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los<br />
que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten. He aquí, yo haré que vengan y se postren a tus<br />
pies, y reconozcan que yo te he amado. Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo<br />
también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los<br />
que moran sobre la tierra. He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu<br />
corona. Al que Venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y<br />
escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la<br />
cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice<br />
a las iglesias. Apoc. 3:7-13.<br />
Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al<br />
Cordero por doquiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y<br />
para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.<br />
Apoc. 14:4-5.