50. Primeros Escritos - Truth For the End of Time
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PREPARACIÓN PARA EL FIN<br />
En Oswego, estado de Nueva York, el 7 de septiembre de 1850, el Señor me mostró que una gran obra<br />
debe ser hecha en favor de su pueblo antes que pueda subsistir en la batalla del día del Señor. Me<br />
fueron mostrados aquellos que aseveran ser adventistas, pero que rechazan la verdad presente, y vi que<br />
se estaban desmoronando y que la mano del Señor estaba en su medio para dividirlos y esparcirlos<br />
ahora en el tiempo de reunir la mies, para que las joyas preciosas que haya entre ellos, que estuvieron<br />
antes engañadas, puedan abrir los ojos para ver su verdadera condición. Y ahora cuando los mensajeros<br />
del Señor les presentan la verdad están preparados para escuchar, y para ver su belleza y armonía, dejar<br />
a sus antiguos compañeros y sus errores, abrazar la verdad preciosa y elevarse hasta donde puedan<br />
definir su posición.<br />
Vi que aquellos que se oponen al sábado del Señor no podían tomar la Biblia y demostrar que nuestra<br />
posición es incorrecta; por lo tanto calumniaban a los que creen y enseñan<br />
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la verdad, y los atacaban en su carácter. Muchos que fueron una vez concienzudos y amaban a Dios y a<br />
su Palabra se han endurecido de tal manera al rechazar la luz de la verdad que no vacilan en calumniar<br />
en forma alevosa y acusar falsamente a los que aman el santo sábado, si con ello pueden minar la<br />
influencia de aquellos que de manera intrépida declaran la verdad. Pero esas cosas no estorbarán la<br />
obra de Dios. De hecho, esta conducta de parte de los que odian la verdad será precisamente el medio<br />
de abrir los ojos de algunos. Toda joya se destacará y será recogida, porque la mano del Señor se ha<br />
extendido para recobrar el residuo de su pueblo, y realizará esta obra gloriosamente.<br />
Los que creemos la verdad debemos ser muy cuidadosos para no dar ocasión de que se hable mal de lo<br />
bueno que tengamos. Debemos estar seguros de que cada paso que demos concuerde con la Biblia,<br />
porque los que odian los mandamientos de Dios se regocijarán por los pasos que demos en falso y por<br />
nuestros defectos, como lo hicieron los impíos en 1843.<br />
El 14 de mayo de 1851, vi la hermosura y amabilidad de Jesús. Al contemplar su gloria, no se me<br />
ocurrió pensar que pudiera verme separada alguna vez de su presencia. Vi una luz proveniente de la<br />
gloria que circula al Padre, y cuando se me acercó la luz, se estremeció mi cuerpo y temblé como una<br />
hoja. Creí que si llegaba a mí perdería la existencia; pero la luz pasó de largo. Tuve entonces una<br />
noción del grande y terrible Dios con quien hemos de tratar. Comprendí cuán débil idea tienen algunos<br />
de la santidad de Dios, y cuán a menudo toman su santo y venerable nombre en vano, sin advertir que<br />
hablan de Dios, del grande y terrible Dios. Mientras oran, muchos emplean expresiones irreverentes y<br />
descuidadas que agravian al tierno Espíritu del Señor y motivan que sus peticiones no lleguen al cielo.<br />
También vi que muchos ignoran lo que deben ser a fin de vivir a la vista del Señor durante el tiempo<br />
de angustia,<br />
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cuando no haya sumo sacerdote en el santuario. Los que reciban el sello del Dios vivo y sean<br />
protegidos en el tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús.