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HERNÁNDEZ HUERTA, José Luis; SÁNCHEZ BLANCO ... - AJITHE

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HISTORIA Y UTOPÍA. Estudios y reflexiones


Historia y Utopía<br />

EstUdios y rEflExionEs<br />

<strong>José</strong> luis Hernández Huerta<br />

laura sánchez Blanco<br />

francisco J. rebordinos Hernando<br />

alexia Cachazo Vasallo<br />

(Editores)<br />

Colección Temas y perspectivas de la Historia, núm. 1


Editores: Dr. <strong>José</strong> <strong>Luis</strong> Hernández Huerta, Laura Sánchez Blanco, Francisco J. Rebordinos<br />

Hernando, Alexia Cachazo Vasallo.<br />

Comité editorial: Iván Pérez Miranda, Álvaro Carvajal Castro, Amaia Goñi Zabalegui,<br />

Clara Hernando Álvarez, Enrique Hernández Prieto, Francisco <strong>José</strong> Vicente Santos, Isaac<br />

Martín Nieto, Javier González-Tablas Nieto, <strong>José</strong> Manuel Aldea Celada, María de los Reyes<br />

Soto García, Paula Ortega Martínez.<br />

Entidades, instituciones y agrupaciones científicas colaboradoras: Universidad de Salamanca,<br />

Fundación Salamanca Ciudad de Saberes, Asociación de Jóvenes Investigadores<br />

de Teoría e Historia de la Educación (<strong>AJITHE</strong>), Asociación de Jóvenes Historiadores<br />

(AJHIS).<br />

© Los autores<br />

© AJHIS<br />

© De la presente edición: Los editores<br />

I.S.B.N.: 978-84-939482-1-4<br />

Depósito legal: S. 1400-2011<br />

Diseño y composición: <strong>José</strong> <strong>Luis</strong> Hernández Huerta<br />

Edita: Hergar ediciones Antema.<br />

Realiza: Gráficas Lope<br />

C/ Laguna Grande, 2 (Pol. Ind. El Montalvo II)<br />

Telfs: 923 19 41 31 - 923 19 39 77<br />

37008 Salamanca<br />

www.graficaslope.com<br />

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden<br />

reproducirse, registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de<br />

información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico,<br />

fotoquímico, magnético o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier<br />

otro, sin permiso previo por escrito de los titulares del Copyright.


Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

sUmario<br />

De la promesa de lo imposible y la posibilidad de lo inverosímil:<br />

Historia y Utopía 7<br />

La democracia en la España del siglo XX: de la intransigencia al pluralismo<br />

Manuel Álvarez Tardío 11<br />

Utopías de ayer y de hoy. Posthumanismo y animalismo, ¿nuevos horizontes<br />

utópicos de la humanidad?<br />

Francisco T. Baciero Ruiz 27<br />

El trabajo femenino: utopía y realidad social<br />

Silvia Medina Quintana 45<br />

En torno a los orígenes empíricos de la utopía del mundo al revés. Seguido<br />

de un apéndice sobre la etimología del témino Cocaingne<br />

Teodoro Crespo Mas 63<br />

El papel del artista africano actual en la construcción del discurso<br />

utópico<br />

Beatriz Leal Riesco 83<br />

Historiadores al rescate<br />

Mercedes Rosúa 103


DE la pRomESa DE lo ImpoSIBlE y la poSIBIlIDaD DE<br />

lo INvERoSímIl:<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

HIStoRIa y Utopía<br />

Posiblemente sea uno de los rasgos definitorios de nuestro tiempo, los<br />

albores del siglo XXI, la progresiva degradación, cuando no absoluto extrañamiento,<br />

de la imaginación. El Hombre ya no se siente capaz de proponer<br />

un mundo mejor, más libre, más justo y más solidario, que trascienda los límites<br />

de los horizontes inmediatos. Las comodidades y seguridades ofrecidas<br />

por el Estado del Bienestar, al menos en Occidente, han mermado la capacidad<br />

de previsión, acción y reacción de los individuos ante los retos que la<br />

existencia lanza. El concepto de progreso, al saberse que no es ni exponencial<br />

ni gratuito, muy al contrario, ha mutado, pasando a designar lo obvio u otra<br />

cosa sustancialmente distinta a la originaria: en una de sus vertientes, suele<br />

hacer referencia a un portentoso avance científico o un notable refinamiento<br />

de la tecnología, y, en otra de ellas, a un totum revolutum donde reina el relativismo<br />

de todo género, el cajón de sastre en el que incluir lo último, lo más in,<br />

sin más criterios para su selección que los impuestos por lo que se ha venido<br />

a denominar politically correct. Los constantes mensajes que auguran un inminente<br />

fin del mundo que nunca llega empobrecen, empequeñecen y arrugan<br />

a la Humanidad, que olvida las generaciones venideras y, sobre todo, las aún<br />

no anunciadas. El aquí y ahora marcan el ritmo vital de individuos, organizaciones<br />

y sociedades por entero. Y así, el futuro, paulatinamente, se va desdibujando<br />

y la historia, ahora mutable y al servicio del presente, cede ante la<br />

memoria.<br />

Son, ciertamente, tiempos de tribulación para utopías, al menos para<br />

esas que se distinguen por su nobleza, envergadura, robustez, profundidad y<br />

amplitud de miras. No así para sus contrarias, que tienden a proliferar en un<br />

clima tal, aprovechando el generalizado letargo –inducido o voluntario- de<br />

las células grises del ciudadano medio, cada vez menos exigente consigo mismo<br />

y con los demás, tendente a no considerar un futuro allende su existencia,<br />

ansioso de certezas y seguridades, habituado a inhibirse en el uso y disfrute<br />

de su libertad, renuente, por imposibilidad o cobardía, a proyectarse más allá<br />

del tiempo y del espacio.<br />

7


HISTORIA Y UTOPíA. ESTUDIOS Y REFLEXIONES<br />

No obstante lo cual, existen individuos, siempre lo han hecho y lo seguirán<br />

haciendo, que, enérgica e infatigablemente, bregan para que utopías<br />

de nobles ideales y escrupulosas formas se hagan realidad, que buscan, encuentran<br />

y propagan esa chispa adecuada que templa la razón e inflama el<br />

valor del Hombre e invita a éste a aventurarse en parajes ignotos, sólo imaginados,<br />

tras la promesa de lo imposible y la posibilidad de lo inverosímil.<br />

Este libro, que lleva por título Historia y Utopía. Estudios y reflexiones,<br />

compuesto por seis trabajos de investigación, tiene la finalidad de arrojar renovada<br />

luz sobre ideas, personas y hechos que han propiciado, progresivamente,<br />

con periodos de apertura y de cierre, no sin notables riesgos, esfuerzos<br />

y sacrificios, la libertad y el progreso de la Humanidad en todos los órdenes<br />

de la vida, cuáles han sido las encrucijadas y las trayectorias posibles, qué<br />

utopías se han realizado y qué realidades han desvelado utopías miserables,<br />

esto es, a fin de cuentas, ahondar en lo que el Hombre, en su infinito afán de<br />

ser y de ser más y mejor, ha hecho de sí mismo y de la realidad circundante<br />

a través del tiempo y el espacio. Es, asimismo, una apuesta por otra Historia,<br />

adaptada a las exigencias de nuestro tiempo, nueva en formas, contenidos y<br />

estilos, sencilla y viva, más rica en reflexiones, alejada del «metodismo» académico,<br />

pero igual de erudita y rigurosa, respetuosa con los principios de realidad<br />

y causalidad, generosa en perspectivas, orientada por la razón y el<br />

sentido común y, sobre todo, desvinculada de ideologías, políticas y justicias.<br />

«La democracia en la España del siglo XX: de la intransigencia al pluralismo».<br />

Así se titula el primero de los estudios compendiados, debido a Manuel<br />

Álvarez Tardío, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid).<br />

Aquél versa acerca del largo y difícil camino recorrido por España durante<br />

el siglo XX para lograr, finalmente, en diciembre de 1978, el imperio de la<br />

ley, de las libertades públicas y privadas, de los deberes de los ciudadanos<br />

para con la res-publica y de las garantías sociales mínimas, materializado todo<br />

ello en un sistema democrático de corte liberal, suficientemente amplio como<br />

para que todos los actores de la vida pública encuentren y dispongan de su<br />

espacio. Para lo cual el autor se ha detenido en dos momentos de inflexión<br />

de la historia reciente de España, la II República y la Transición, echando<br />

por tierra buena parte de los mitos que, interesadamente, han ido surgiendo<br />

en torno a tales períodos.<br />

A continuación, se presenta el estudio del profesor de la Universidad<br />

de Salamanca Francisco T. Baciero Ruiz, titulado «Utopías de ayer y de hoy.<br />

Posthumanismo y animalismo. ¿Nuevos horizontes utópicos de la Humanidad?».<br />

En éste, entre otras cosas, se ha puesto de manifiesto la radical necesidad<br />

que el Hombre tiene de trascender lo circunstancial, de pensar-se más allá<br />

de tiempos y espacios, es decir, la natural propensión utópica del ser humano.<br />

Así, partiendo de la noción moderna de utopía, fuente de inspiración para<br />

todas las que llegaron durante la época contemporánea, ha analizado, de<br />

8 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


DE LA PROMESA DE LO IMPOSIBLE Y LA POSIBILIDAD DE LO INVEROSíMIL: HISTORIA Y UTOPíA<br />

forma crítica, dos de las propuestas utópicas actuales, el animalismo y el posthumanismo,<br />

que anuncian, en buena medida, el fin del Hombre, ya como especie<br />

diferenciada y superior al resto de los animales, ya como forma de vida<br />

supeditada a las leyes de la biología; es decir, que el ser humano deja de serlo<br />

para convertirse en otra cosa, en apariencia semejante, pero sustancialmente<br />

distinta, pasando a gozar de otra condición, situación y papel en el cosmos.<br />

La tercera de las investigaciones, «El trabajo femenino: utopía y realidad<br />

social», es de Silvia Medina Quintana, historiadora de la Universidad de<br />

Oviedo. En aquélla se ha bosquejado las trayectorias seguidas por la mujer<br />

encaminadas hacia la conquista, a través del trabajo, de la emancipación social<br />

y económica, de lo que es, en buena medida, la colonización de más y mejores<br />

parcelas de libertad en la vida pública y privada. Para lo cual la autora, sirviéndose<br />

de textos y otras fuentes de primera mano, ha trazado un recorrido<br />

histórico de amplio espectro, iniciándolo en la Antigüedad, haciendo hincapié<br />

en la Roma clásica y finalizándolo al filo del siglo XXI, desvelando a su paso<br />

las transformaciones estructurales y antropológicas que han propiciado, al<br />

término del camino, la progresiva y, en cierto modo, conflictiva incorporación<br />

de la mujer al mundo profesional y laboral en condiciones semejantes a las<br />

del hombre o, al menos, no tan distantes.<br />

Luego, se presenta el estudio que lleva por título «En torno a los orígenes<br />

empíricos de la utopía como mundo al revés. Seguido de un apéndice sobre<br />

la etimología del término Cocainge», debido a la pluma del investigador de la<br />

Universidad Carlos III (Madrid, España) Teodoro Crespo Mas. El autor, poniendo<br />

de relieve la dimensión mítico-ritual de las utopías y fiestas de inversión<br />

antiguas y populares modernas, casi siempre vinculadas a las regiones<br />

donde los muertos habitan, ha ahondado en los orígenes primigenios de las<br />

utopías, cuyo común denominador fue la consideración de la existencia de<br />

otras realidades, de un más allá posible, de mundos al revés donde la felicidad<br />

campa por sus respetos, principalmente en forma de abundancia y ausencia<br />

de penurias y calamidades. Asimismo, como colofón, se ha lanzado una razonable,<br />

sugerente y novedosa hipótesis acerca de la etimología del término<br />

Cocaingne, haciéndola derivar de la raíz coq (gallo).<br />

En quinto lugar, el estudio Beatriz Leal Riesco, investigadora que<br />

desarrolla su actividad a caballo entre Salamanca (España) y New York<br />

(EEUU), titulado «El papel del artista africano actual en la construcción del<br />

discurso utópico». En éste se hace un repaso de las principales aportaciones<br />

del séptimo arte a la emancipación social, política y cultural de África desde<br />

los procesos de descolonización hasta la actualidad. Se indaga en la necesidad<br />

de construir una nueva idea del continente, en los actuales discursos, ricos<br />

en ideas y variados en contenidos, medios y fines, acerca de aquél que se difunde<br />

a través de la gran pantalla, una de las principales vías, a día de hoy,<br />

dada la pandemia de analfabetismo que sufre el continente, para la extensión<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

9


10<br />

HISTORIA Y UTOPíA. ESTUDIOS Y REFLEXIONES<br />

e incremento del acervo cultural autóctono y foráneo. En definitiva, se presenta<br />

a los cineastas africanos como una de las principales y más eficaces correas<br />

de distribución de las nuevas tendencias del pensamiento encaminadas<br />

a la liberación, dignificación y promoción social, cultural y política de las distintas<br />

naciones que conforman África.<br />

El último de trabajos compendiados es obra de la escritora y pensadora<br />

Mercedes Rosúa. Este ensayo lleva por título «Historiadores al rescate». Partiendo<br />

de la teoría general de las clientelas de la utopía, formulada in extenso por<br />

la autora en 2006, ha desvelado parte de la tupida red de clientelismos históricos<br />

y de la Historia que, poco a poco, con pasmosa meticulosidad y sin pudor<br />

alguno, se ha ido tejiendo en Occidente durante las últimas décadas. Dicho<br />

fenómeno, novedoso por sus proporciones, ha derivado en la proliferación,<br />

cual plaga de hongos, especialmente en España, de las clases parásitas, esas que,<br />

aun sin oficio, mérito, riesgo y capacidad, obtienen pingües privilegios sociales<br />

y beneficios económicos, siempre a costa de terceros y a cuenta de los dineros<br />

públicos, y que, además, se apropian de sociedad, cultura, educación, verdad,<br />

tiempo, espacio, ética y estética, proscribiendo o liquidando a su paso cualesquiera<br />

trazas de lo bueno y lo bello construido por el Hombre. Todo lo cual<br />

acompañado de un amplio y ambicioso plan de acción para los historiadores,<br />

principalmente para los noveles, a través del cual Historia y Utopía serán rescatadas<br />

y Futuro, Justicia y Libertad volverán a ser los combustibles que alimenten<br />

el motor de la Humanidad: «La utopía –dice Rosúa- será el último,<br />

necesario reducto de valores universales, incómodos, no rentables, a la vez<br />

imprescindibles e imposibles por su propia naturaleza. Y, como las guerras<br />

justas y perdidas, la utopía y su rescate, valdrán, una vez más, la pena».<br />

Dr. <strong>José</strong> luis Hernández Huerta<br />

laura Sánchez Blanco<br />

Francisco <strong>José</strong> Rebordinos Hernando<br />

alexia Cachazo vasallo<br />

(Coordinadores de la publicación)<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


La democracia en La españa deL sigLo XX:<br />

de La intransigencia aL pLuraLismo<br />

dr. manuel Álvarez tardío<br />

Universidad Rey Juan Carlos. Madrid<br />

E-mail: manuel.tardio@urjc.es<br />

«Si los ángeles gobernaran a los hombres, no sería necesario imponer controles<br />

internos ni externos sobre el gobierno. La gran dificultad al configurar un gobierno<br />

administrado por hombres y para los hombres es ésta: en primer lugar se ha<br />

de posibilitar que el gobierno controle a los gobernados; y a continuación, se le ha<br />

de obligar a controlarse a sí mismo. La dependencia del pueblo es, sin duda, la principal<br />

contención del gobierno; pero la experiencia ha enseñado a la humanidad que<br />

son necesarias precauciones auxiliares». James Madison, 6 de febrero de 1788.<br />

En 2011 se han cumplido ochenta años de la proclamación de la Segunda<br />

República en España, y setenta cinco del comienzo, en el mes de julio<br />

de 1936, de una terrible guerra civil. Ya está próximo el siglo de historia desde<br />

que aquellos acontecimientos tuvieron lugar, tanto como la posibilidad de<br />

que la democracia española actual logre batir el record que sigue teniendo la<br />

Monarquía de la Restauración (1876-1923) como el período más largo de estabilidad<br />

constitucional –casi cincuenta años– en la historia contemporánea<br />

de España.<br />

No parece, sin embargo, que esa lejanía en el tiempo esté sirviendo<br />

para que el pasado español, en lo concerniente al período de entreguerras,<br />

sea sólo una preocupación de los historiadores. De hecho, no es difícil constatar<br />

que desde mediados de los años noventa, el pasado ha vuelto a planear<br />

sobre la vida pública española. Y lo ha hecho de un modo que casi nadie<br />

pronosticó. En el debate parlamentario, y de forma mucho más clara en la<br />

opinión publicada en la prensa, se ha puesto de manifiesto que una parte de<br />

la sociedad española estaba ansiosa por encontrar el momento político adecuado<br />

para incorporar el pasado a la confrontación ideológica actual. No se<br />

trata, por supuesto, de un debate entre historiadores, aunque también estos<br />

puedan aparecer en la tribuna pública como creadores de opinión. Es algo<br />

bien distinto. Su finalidad no es mejorar el conocimiento científico de nuestro<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones 11


MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />

pasado más reciente y contrastar investigaciones rigurosas sobre el mismo,<br />

sino conformar las diferentes perspectivas sobre el pasado que se utilizan en<br />

el ámbito de la pugna ideológica.<br />

Puede parecer, por lo que a veces se publica en la prensa, que todo<br />

esto se explica como parte de la reparación simbólica o material de las víctimas<br />

de la dictadura franquista. Sin embargo, lo que subyace a esa reimplantación<br />

del pasado en la lucha política tiene que ver con un problema de mayor<br />

enjundia y que los historiadores llevan décadas debatiendo, sin duda con amplio<br />

provecho para sus lectores: por qué no fue posible la consolidación de<br />

una democracia en la España anterior al estallido de la guerra civil.<br />

i<br />

En muchos estudios y en una versión que podríamos calificar de bastante<br />

divulgada, se ha sostenido que la falta de democracia en la España del<br />

siglo XX se debió a problemas de orden estructural, es decir, al peso de supuestos<br />

que durante mucho tiempo se han considerado indiscutibles: una industrialización<br />

fallida y un campo atrasado, con terratenientes egoístas y<br />

cientos de miles de jornaleros explotados o desempleados. a esto suele añadirse<br />

la consideración de que España era un país de analfabetos y que, por<br />

usar una expresión bastante conocida, la España oficial no estaba a la altura<br />

para emprender una profunda modernización y europeización.<br />

Puede haber algo de verdad en todo esto, aunque ya hace tiempo que<br />

diversos estudios han matizado, si no desmontado, este tipo de argumentaciones.<br />

Lo económico puede ser relevante, pero no determinante. Basta observar<br />

el caso alemán para caer en la cuenta de que el país más industrializado<br />

y competitivo de la Europa de 1914 no sólo fue responsable de la I Guerra<br />

Mundial sino también el padre de uno de los totalitarismos más abominables<br />

de la historia de Europa. Por lo demás, y sin entrar en consideraciones más<br />

extensas, ni España fue ese país atrasado, analfabeto y corrupto que tantas<br />

veces se ha descrito, ni hay pruebas concluyentes de que aspectos como el<br />

desempleo, la crisis económica o la estructura de la propiedad agraria fueran<br />

los verdaderamente relevantes para explicar la diferencia entre la Finlandia y<br />

la España de los años treinta. Los estudios dirigidos por Juan <strong>José</strong> Linz y alfred<br />

Stepan demostraron ya a finales de los años setenta del siglo veinte, que<br />

para explicar la quiebra de las democracias en la Europa de entreguerras no<br />

bastaba con acudir a la ecuación crisis económica-desempleo-dictaduras.<br />

Si con algo tiene que ver el problema experimentado por los españoles<br />

para consolidar una democracia, esto es la difícil relación que se ha dado a lo<br />

largo del siglo XX entre libertad, pluralismo y competencia por el voto. al<br />

igual que en otros países de nuestro entorno, la democratización no se agotaba<br />

en el simple hecho de reconocer el derecho al voto de todos los ciuda-<br />

12 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />

danos mayores de edad. Era un proceso complejo que iba desde el diseño<br />

de unas reglas del juego compartidas por todos los que iban a verse implicados<br />

en la disputa electoral, hasta la difícil aceptación de la derrota, si esta llegaba<br />

a producirse. Dicho de otro modo, la democratización era un largo<br />

camino de compromiso con el pluralismo ideológico y de respeto por las reglas<br />

del juego que hacían posible la alternancia pacífica en el poder. Pero no<br />

todos lo vieron y pensaron así; no todos, por supuesto, estaban dispuestos a<br />

asumir que la democracia no era una panacea que resolvería de la noche a la<br />

mañana el conflicto entre los ciudadanos de un mismo Estado, asegurando<br />

la uniformidad de opiniones y permitiendo trasladar un único programa político<br />

a la Constitución. En esa disputa reside, a mi modo de ver, uno de los<br />

laberintos inextricables del debate político de la España del novecientos; por<br />

otro lado, nada diferente a lo ocurrido en Italia, austria, alemania, Grecia,<br />

Portugal y tantos otros países vecinos de la Europa occidental.<br />

«No hay ninguna palabra que haya recibido significaciones más diferentes<br />

y que haya impresionado los ánimos de maneras tan dispares como la<br />

palabra libertad. Unos la han considerado como la facultad de deponer a<br />

quien habían dado un poder tiránico; otros, como la facultad de elegir a quien<br />

deben obedecer; otros, como el derecho de ir armados y poder ejercer la violencia;<br />

y otros, por fin, como el privilegio de no ser gobernados más que por<br />

un hombre de su nación o por sus propias leyes». 1 Esta frase fue escrita por<br />

Montesquieu, pero bien podría haberla firmado algún analista de la política<br />

europea del período de entreguerras. En verdad, las dos décadas que transcurrieron<br />

entre la primera y la segunda guerra mundiales fueron uno de los<br />

momentos de mayor efervescencia política de la era contemporánea. Y como<br />

tal, muchos de los significados habituales hasta entonces en el lenguaje político<br />

experimentaron importantes transformaciones, o simplemente surgieron<br />

o se consolidaron otros nuevos. Esa mudanza en el lenguaje fue reflejo de<br />

una transformación vertiginosa de la vida política, de creciente descrédito de<br />

la práctica parlamentaria, así como de una crisis intelectual que venía del cambio<br />

de siglo y de los efectos morales de la Gran Guerra, cuando «una generación<br />

entera de jóvenes quedó amargada y embrutecida por la experiencia» 2 .<br />

Si en 1919 la Europa de posguerra afrontaba su futuro con la inauguración<br />

de nuevos países tras la desaparición de los últimos imperios y la democracia<br />

se extendía con relativo éxito, a mediados de la década de los treinta<br />

la radiografía de la política europea era sustancialmente diferente: el régimen<br />

1 Montesquieu, Del espíritu de las leyes, Tecnos, Madrid, p. 106.<br />

2 Comillas, en Richard overy, El camino hacia la guerra, Espasa Calpe, Madrid, 2009,<br />

p. 21. La crisis intelectual, en R.N. Stromberg, Historia intelectual europea desde 1789, Debate,<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

ii<br />

13


MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />

fascista se había consolidado en Italia; la República de Weimar había sucumbido<br />

y dado paso a la dictadura nacional-socialista; Portugal, austria y otros<br />

tantos países de la Europa del Este y de los Balcanes estaban regidos por sistemas<br />

autoritarios de diverso cuño; y la dictadura comunista en la Unión Soviética<br />

gozaba de una buena salud que pocos hubieran pronosticado al final<br />

de la Gran Guerra3 .<br />

De este modo, si la política europea posterior a 1919, con alguna excepción<br />

como la de Rusia, parecía estar caracterizada por la expansión de la<br />

participación democrática, la conquista de nuevos derechos sociales y el aumento<br />

del presupuesto y la actividad de los Estados, en apenas dos décadas<br />

una buena parte de las sociedades europeas habían perdido toda esperanza<br />

de consolidar una democracia y estaban inmersas en experimentos de diverso<br />

tipo caracterizados por la desconfianza en los grandes principios liberales<br />

que habían regido el constitucionalismo y el parlamentarismo durante décadas.<br />

El corporativismo autoritario en las derechas y el lenguaje de la revolución<br />

en las izquierdas obreras campaban por sus respetos. «Credos<br />

antiliberales y antidemocráticos» que habían ganado terreno desde finales del<br />

siglo XIX se expandieron rápidamente tras la Gran Guerra «a través de un<br />

evangelio de violencia» 4 .<br />

Esas dos décadas fueron un laboratorio para las ideas políticas y la ingeniería<br />

social. Y como tal, el lenguaje se modificó de forma sustancial. algunos<br />

términos asociados a prácticas políticas consolidadas y respetadas hasta<br />

entonces fueron discutidos y en no pocos casos impugnados. Palabras como<br />

parlamento, representación, libertad o igualdad estuvieron en boca de todos<br />

los protagonistas; unos asumían que su significado había cambiado; otros las<br />

despreciaban para atacar lo que aquellos términos habían representado en<br />

tiempos de la segunda revolución industrial; pocos seguían usándolas como<br />

hasta entonces; y muchos las daban por caducadas y procedían a sustituirlas<br />

o adjetivarlas para nombrar las nuevas realidades de la política dual de entreguerras:<br />

revolución o contrarrevolución. Se generalizó la conclusión de que<br />

el liberalismo era responsable de los graves problemas políticos y sociales del<br />

Madrid, 1990, pp. 259-209. véase también George L. Mosse, La cultura europea del siglo XX,<br />

ariel, Barcelona, 1997, espec. caps. 1 y 5; Stephen Holmes, Anatomía del antiliberalismo,<br />

alianza, Madrid, 1999. pp. 61-89.<br />

3 Un buen estudio en J. Borejsza, La escalada del odio: Movimientos y sistemas autoritarios<br />

y fascistas en Europa, 1919-1945, Siglo XXI, Madrid, 2002. Sobre fascismos y regímenes dictatoriales,<br />

los análisis de Stanley G. Payne, Historia del fascismo, Planeta, Barcelona, 1995; y<br />

Juan <strong>José</strong> Linz, «El fascismo, la quiebra de las democracias y los regímenes autoritarios y totalitarios.<br />

Coincidencias y diferencias», en Obras escogidas, vol. I: Fascismo. Perspectivas históricas y<br />

comparadas, CEPC, Madrid, 2008, pp. 175ss. Más reciente el también general de Richard o.<br />

Paxton, Anatomía del fascismo, Península, Barcelona, 2005.<br />

4 Mark Mazower, La Europa negra, Sinequa Non, Barcelona, 2001, p. 37.<br />

14 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />

período, cómplice de un capitalismo salvaje y un individualismo egoísta. al<br />

liberalismo se le echaba en cara no ofrecer más que contemporización y debate<br />

parlamentario ante los nuevos desafíos, bloqueando una política audaz<br />

que sirviera para atajar los problemas sociales y la crisis económica. En Francia,<br />

pero podría decirse para otros tantos lugares, «izquierda y derecha por<br />

igual», ha escrito Tony Judt, «sentían un profundo desagrado por toda tibieza,<br />

y les fascinaba del mismo modo la idea de un virulento alivio de la mediocridad<br />

reinante» 5 .<br />

La política de entreguerras se asemeja al producto de un laboratorio<br />

en el que buena parte de las convenciones hasta entonces existentes hubieran<br />

sido cuestionadas y las sociedades, con sus individuos, se hubieran convertido<br />

en bancos de pruebas. Todo aquello identificado con los usos y costumbres<br />

del parlamentarismo liberal quedó desacreditado ante esa pasión por las ideologías<br />

que proponían cambios drásticos y que atraían a sus audiencias con<br />

propuestas rompedoras, nada que ver con la política liberal de la transacción<br />

y el pacto.<br />

Pero, como ha escrito Todorov, ahora sabemos que en el período de<br />

entreguerras empezó a escribirse una historia de ida y vuelta. En muchas sociedades<br />

europeas empezó a probarse «un remedio», para advertir luego que<br />

«era peor que el mal» y acabar rechazándolo antes o después6 . Desde ese<br />

punto de vista, la historia política de entreguerras puede ser considerada<br />

como un paréntesis, que si bien se cerró para la Europa occidental en 1945,<br />

quedó abierto para otros muchos europeos hasta finales del siglo. Un paréntesis<br />

en el que algunos supuestos básicos de la política del parlamentarismo<br />

liberal fueron enviados al baúl de los recuerdos, especialmente esa desconfianza<br />

ante todo lo que sonara a concentración y reforzamiento del poder,<br />

incluso si ese proceso se justificaba como una medida emancipadora.<br />

iii<br />

La política española de los años treinta, y en particular la que se refiere<br />

al quinquenio de vida de la Segunda República, presenta una complejidad difícil<br />

de aprehender. aunque no siempre, la historiografía ha captado y explicado<br />

buena parte de esa realidad, mostrando, entre otros factores, el alto<br />

grado de fragmentación ideológica, la complejidad de las alianzas electorales<br />

o las divisiones internas dentro de una misma familia ideológica 7 . También<br />

sabemos que conceptos tan importantes para la política del siglo XX como<br />

5 Tony Judt, Sobre el olvidado siglo XX, Taurus, Madrid, p. 32.<br />

6 Tzvetan Todorov, Memoria del mal, tentación del bien. Indagación sobre el siglo XX, Barcelona,<br />

2002, p. 18.<br />

7 La bibliografía al respecto es muy amplia. No obstante, algunas obras esenciales<br />

para el análisis de la vida política son: Santiago varela, Partidos y Parlamento en la Segunda Re-<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

15


MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />

libertad, democracia o derechos, no tenían un significado unívoco, de tal manera<br />

que según en boca de quien estuvieran podían apelar a realidades sustancialmente<br />

diferentes. De hecho, como en otras partes de Europa, desde<br />

la segunda década del siglo estaba en marcha un auténtico asalto a las certidumbres<br />

del constitucionalismo liberal y la tradición parlamentaria que había<br />

dominado gran parte de la política entre 1870 y 1914. En España, aunque<br />

algunos cambios venían de antes, la ruptura del orden constitucional en 1923<br />

y la dictadura de Primo de Rivera habían contribuido a esa demolición de las<br />

certidumbres liberales8 . así, cuando empezó la campaña para las elecciones<br />

locales de abril de 1931, la que precedió al derrumbe de la Monarquía y la<br />

inesperada marcha de alfonso XIII, los recursos retóricos y los argumentos<br />

de unos y otros pusieron de relieve esa ruptura y anunciaron una política democrática,<br />

la de la Segunda República, radicalmente diferente en muchos aspectos,<br />

no sólo por el brusco aumento de la competencia y la movilización,<br />

sino también por las culturas políticas presentes.<br />

Entre otros muchos problemas derivados de la situación de la economía<br />

y la sociedad española de entreguerras, lo cierto es que el fracaso de la<br />

democratización en la España de los años treinta tuvo mucho que ver con<br />

dos tipos de factores: la cultura política y las reglas del juego.<br />

En cuanto al primero, pocos aceptaban en los años treinta la regla de<br />

oro de una democracia pluralista: las elecciones arbitran una alternancia pacífica<br />

en el poder, lo que implica no sólo aceptar sus resultados sino admitir<br />

la legitimidad del adversario para practicar una política diferente a la propia,<br />

siempre que tanto vencedor como vencido se muevan dentro de principios<br />

básicos comunes. Esto significa, lógicamente, que ni la revolución ni la pura<br />

reacción a cualquier reforma son admisibles dentro del juego democrático,<br />

en la medida en que ambas actitudes exigen que se anatematice al adversario<br />

y se impida por todos los medios su llegada al poder. Como en muchas otras<br />

regiones de la convulsa Europa de entreguerras, en España resultó casi imposible<br />

consensuar esos principios básicos sobre los que debía canalizarse la<br />

movilización de masas propia de la democracia. varios modelos de sociedad<br />

pública, ariel y Fundación Juan March, Barcelona, 1978; Santos Juliá (ed.), «Política en la Segunda<br />

República», Ayer, n. 20, 1995; Javier Tusell, Las elecciones del Frente Popular, Edicusa,<br />

Madrid, 2 vols., 1971; Stanley G. Payne, La primera democracia española. La Segunda República,<br />

1931-1936, Paidós, Barcelona, 1995; Roberto villa García, La República en las Urnas. El despertar<br />

de la democracia en España, Marcial Pons, Madrid, 2011; Fernando del Rey Reguillo (dir.),<br />

Palabras como puños, Tecnos, Madrid, 2011; y Manuel Álvarez Tardío y Roberto villa García,<br />

El precio de la exclusión. La política durante la Segunda República, Encuentro, Madrid, 2010.<br />

8 Fernando del Rey Reguillo: «antiliberalismo y democracia en la España de entreguerras»,<br />

en Marcela García Sebastián y Fernando del Rey Reguillo, Los desafíos de la libertad:<br />

transformación y crisis del liberalismo en Europa y América Latina, Biblioteca Nueva, Madrid, 2008,<br />

pp. 221-244.<br />

16 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />

estaban rivalizando entre sí, de tal forma que al competir por el voto no sólo<br />

se estaba prometiendo una gestión política concreta para el día después de<br />

las elecciones, sino un programa para construir una sociedad distinta, en la<br />

que, por lo normal, no se reservaba espacio para el adversario.<br />

En cuanto al segundo factor citado, las reglas del juego, el problema<br />

vino de la elaboración de una Constitución que no recogía adecuadamente<br />

las garantías para que los poderes públicos respetaran el pluralismo ideológico<br />

y de valores de la sociedad española, es decir, para evitar que la victoria en<br />

las urnas de unos se tradujera en un vía crucis para los otros. La mayoría del<br />

parlamento constituyente elegido en junio de 1931, en el que las derechas<br />

habían obtenido muy pocos escaños, adoptó decisiones que hicieron de las<br />

reglas del juego un reflejo de sus propios programas de partido. Ellos, socialistas<br />

e izquierdas republicanas, consideraban la República como la oportunidad<br />

esperada durante tanto tiempo para modernizar radicalmente el país,<br />

por lo que no creyeron necesario transigir con aquellos que defendían posturas<br />

intermedias, y menos con los sectores políticos y sociales conservadores,<br />

que identificaban con el antiguo régimen.<br />

Por supuesto, no consideraron necesario flexibilizar la implantación<br />

de los ideales del republicanismo para permitir la integración en el nuevo sistema<br />

político de quienes habían acabado hartos de dictadura pero no renegaban<br />

de ser monárquicos. El nuevo republicanismo de izquierdas liderado<br />

por los Radical-socialistas y el grupo de Manuel azaña no tenía en mente<br />

una estrategia de integración, algo que permitiera alcanzar, como en la fundación<br />

de la III República francesa, una convergencia entre los moderados,<br />

aislando a los extremos y proporcionando estabilidad a medio y largo plazo<br />

a la República. Todo lo contrario. Su visión del pasado español imprimía a<br />

su ideología republicana un sello de intransigencia doctrinal. Para ellos, si<br />

algo distinguía la historia de España desde 1808 hasta ese momento era la<br />

falta de verdadera voluntad revolucionaria en sus elites liberales. Salvo episodios<br />

concretos y momentos gloriosos en la lucha por la libertad, la política<br />

española contemporánea se había caracterizado, según ellos, por un exceso<br />

de pacto. así, para que la República proporcionase al país lo que este necesitaba:<br />

una transformación profunda que hiciera posible una nueva ciudadanía<br />

y unos nuevos patrones culturales sobre los que fundar la nación, la<br />

política tendría que ser consecuente con los principios de la revolución.<br />

Desde ese punto de vista, el Estado era un instrumento de acción indispensable<br />

para la transformación social; y la democracia, es decir, la participación<br />

electoral, una forma de corroborar la voluntad popular indiscutible a favor<br />

de la revolución republicana.<br />

Siguiendo esa lógica, el nuevo régimen tendría unas señas de identidad<br />

que no podrían derivarse de un pacto constituyente que se ampliase al máximo<br />

hacia la derecha. Debería ser el resultado del ideal republicano y de los<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

17


MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />

contenidos que los republicanos considerasen esenciales en su revolución.<br />

Quienes aceptaran y respetaran ese propósito, de acuerdo con la voluntad<br />

nacional, podrían competir en el sistema. El resto serían, en palabras del republicano<br />

Marcelino Domingo, los «sometidos»; y estos tendrían que esperar.<br />

así, para la nueva izquierda republicana, la consolidación del régimen habría<br />

de ser proporcional no a la amplitud de los apoyos iniciales que recogiera<br />

sino al grado de determinación con que se aplicaran los principios de la revolución.<br />

Por eso azaña se mostró firme en su determinación de no dar importancia<br />

a la oposición que levantó la política constituyente. «Yo estoy<br />

encantado de que la República tenga enemigos», dijo a mediados de septiembre<br />

de 1931 en la clausura de la II asamblea Nacional de su partido. «La existencia<br />

de los enemigos de la República –reconoció azaña– es una señal de<br />

salud, una señal de robustez, una señal de que la República existe y labora en<br />

republicano» 9 .<br />

De este modo, hubo algunos problemas graves que impidieron la consolidación<br />

de la democracia republicana y generaron una dinámica perversa<br />

de radicalización. Uno de ellos, probablemente el principal, fue la presencia<br />

asfixiante en aquellos años de una actitud política proclive a justificar la exclusión<br />

total del adversario. Sin unos principios básicos comunes sobre los<br />

que elaborar una Constitución pactada, la democracia republicana nació y<br />

afrontó la prueba de la alternancia con un importante problema de origen:<br />

las reglas del juego quedaron identificadas con una parte de la sociedad y de<br />

los grupos políticos. Es verdad que esa parte había sido mayoritaria en las<br />

urnas en 1931 y que contaba con un porcentaje muy elevado del voto popular;<br />

pero no lo es menos que desde finales de aquel mismo año se fue movilizando<br />

y organizando una alternativa conservadora que tenía entre sus<br />

prioridades modificar significativamente la Constitución, cuando no dejar<br />

paso a un sistema político diferente. además, tanto la derecha como el centro<br />

republicanos, que no eran sospechosos de deslealtad alguna, pronto empezaron<br />

a pedir un cambio sustancial en la forma de aplicar la Constitución a<br />

fin de no enajenar a la República el apoyo de las clases medias católicas. así<br />

las cosas, las elecciones generales de 1933 y 1936 no fueron simples competiciones<br />

para alcanzar la mayoría parlamentaria y gobernar. Tuvieron un cierto<br />

carácter de referendos constitucionales, e incluso de luchas de suma cero en<br />

las que el perdedor podía interpretar su derrota como el inicio de una etapa<br />

en la que pasaría a ser el excluido.<br />

Difícilmente podía funcionar una democracia sin que los moderados<br />

convergieran en un espacio común que sirviera como núcleo indestructible<br />

sobre el que edificar una Constitución duradera y mantener a raya a los ex-<br />

9 azaña, en Juan avilés, La izquierda burguesa y la tragedia de la II República, Madrid, Comunidad<br />

de Madrid, 2006, p. 136. Domingo, en El Liberal, 22-XII-1933.<br />

18 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />

tremos. Esto es fundamental. Y esto no fue posible en 1931, pues el centro<br />

republicano y la derecha republicana no sumaban la fuerza parlamentaria ni<br />

el valor suficiente para contrarrestar el jacobinismo de la izquierda republicana<br />

y el exclusivismo postulado por los socialistas. Una alianza entre el centro-derecha<br />

republicano, la derecha católica posibilista y los pequeños grupos<br />

liberal-conservadores de las Cortes elegidas a finales de 1933, podía haber<br />

servido de base para prescindir y aislar a las derechas autoritarias, impulsando<br />

una política diferente a la de las izquierdas y promoviendo una reforma parcial<br />

de la Constitución. Por diferentes razones tampoco fue posible esa opción,<br />

que la izquierda republicana no respaldó y a la que los socialistas, cada<br />

vez más radicalizados, respondieron con la violencia en octubre de 1934.<br />

Tras las elecciones generales de febrero de 1936 los comportamientos excluyentes,<br />

la violencia y los discursos intransigentes camparon por sus respetos,<br />

especialmente entre las izquierdas obreras, acorralando a los partidarios de<br />

la moderación, contribuyendo a desacreditar a la derecha posibilista y alimentando<br />

la reacción autoritaria.<br />

Es indiscutible que la guerra civil empezó en julio de 1936 porque hubo<br />

una sublevación militar que fracasó en el control total de los principales centros<br />

de poder del país y no fue respaldado de forma unánime ni por los propios<br />

militares ni por las fuerzas de policía y guardia civil.<br />

Sin duda, la acción de los militares fue la causa inmediata de la guerra.<br />

No hubo ninguna fuerza impersonal que impidiera a los españoles consolidar<br />

un sistema democrático y evitar un conflicto civil. Sin embargo, sabemos<br />

también que antes de que los militares entraran en escena, las instituciones<br />

de la República atravesaban por una situación muy difícil y la violencia política<br />

había alcanzado cotas intolerables en un sistema democrático. En aquel momento<br />

crítico de la primavera de 1936 predominaron los que no estaban<br />

comprometidos con los medios pacíficos, los mismos que disculpaban las<br />

técnicas de los violentos y justificaban los discursos intransigentes. Pero no<br />

sólo en las derechas golpistas. Las dificultades que experimentó la vida política<br />

republicana en aquellos meses tuvieron que ver con la sensación, compartida<br />

por buena parte de los derrotados en las urnas e incluso por sectores<br />

de la izquierda republicana, de que la victoria del Frente Popular había dado<br />

paso a una situación en la que predominaban los extremistas y en la que la<br />

exclusión del adversario acabaría siendo algo más que simbólica. algunos<br />

autores han sostenido que esto fue un mito, el del miedo a la revolución,<br />

construido por las derechas para justificar la rebelión militar. Pero lo cierto<br />

es que ni siquiera se pudo concluir la consulta electoral con normalidad, al<br />

dimitir el gobierno de forma precipitada cuando ni siquiera se conocían los<br />

resultados oficiales, al no garantizarse los derechos fundamentales durante<br />

la segunda vuelta –y otras elecciones complementarias-, y al permitirse que<br />

cientos, sino miles, de cargos públicos de ayuntamientos, diputaciones y go-<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

19


MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />

biernos civiles fueran cambiados sin ningún respeto por los procedimientos<br />

legales10 .<br />

La Segunda República, por tanto, no pudo ser un régimen estable y<br />

apoyado por una mayoría amplia de españoles. No se crearon las condiciones<br />

institucionales adecuadas para consolidar el moderado, pero significativo,<br />

progreso alcanzado en las décadas anteriores.<br />

En la España de aquella época la irrupción de la política de masas introducía<br />

un factor de riesgo en la vida política: campañas electorales tensas<br />

y reñidas, grandes mítines y, sobre todo, la posibilidad siempre abierta de la<br />

alternancia. Era necesario que la competición democrática se canalizara en<br />

un marco institucional que la mayor parte de los candidatos respetaran. De<br />

lo contrario, la política democrática podía ser simplemente sinónimo de inestabilidad,<br />

o de polarización entre proyectos, no de gobierno, sino de sociedad.<br />

Ciertamente, esta no era una cuestión fácil de resolver. De hecho, estuvo<br />

en la base de los problemas que experimentó el proceso de democratización<br />

en muchos países europeos entre 1919 y 1939. Es significativo que la<br />

enorme expansión de la democracia tras el final de la Primera Guerra Mundial<br />

terminara, en pocos años, en un fracaso tan importante que las dictaduras<br />

de diverso signo fueron extendiéndose por el viejo continente como si de<br />

una epidemia se tratase. Precisamente sólo los países con instituciones liberales<br />

sólidas, previas a la irrupción de la política de masas, fueron capaces de<br />

resistir, como es el caso de Gran Bretaña.<br />

iV<br />

La guerra civil fue para España lo que la Primera Guerra Mundial había<br />

sido para muchos países de la Europa continental, esto es, un punto de no<br />

retorno en la destrucción del orden constitucional liberal que había iniciado<br />

el golpe de Primo de Rivera en 1923, y que la República no supo reconducir.<br />

La dictadura del general Francisco Franco vino, así, a culminar un proceso<br />

en el que muy pocos habían defendido abiertamente el pluralismo político y<br />

la necesidad de contar con un sistema que hiciera posible una alternancia pacífica<br />

mediante el respeto escrupuloso de las normas y de los resultados electorales.<br />

Si nada más empezar la guerra, la legalidad republicana se vino abajo<br />

10 Para una comprensión de la complejidad de la vida social y política en la primavera<br />

de 1936, véase <strong>José</strong> Manuel Macarro, Socialismo, República y Revolución en Andalucía (1931-1936),<br />

Universidad de Sevilla, 2000, pp. 401ss.; Fernando del Rey Reguillo, Paisanos en lucha…, cap.<br />

7; Manuel Álvarez Tardío y Roberto villa García, El precio de la exclusión…, cap. 8; <strong>José</strong> antonio<br />

Parejo Fernández, Las piezas perdidas de la Falange: el sur de España, Universidad de Sevilla,<br />

2008, pp. 40-48.<br />

20 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />

y dio paso a una revolución que cada cual trató de gestionar en su propio<br />

beneficio, siendo improbable que los republicanos recuperaran el control del<br />

régimen, en el bando franquista el alzamiento fue interpretado como una<br />

contrarrevolución, entendida en términos suficientemente amplios como<br />

para no destruir una coalición heterogénea de militares, monárquicos, católicos<br />

y falangistas. La nueva dictadura de Franco, además de violar el derecho<br />

a la vida de miles de españoles y despreciar el pluralismo, arrojó al cubo de<br />

la basura más de cien años de una intensa experiencia parlamentaria y liberal;<br />

una experiencia que, con sus virtudes y defectos, no fue tan diferente a la vivida<br />

por los países del mismo entorno cultural y geográfico.<br />

Hubo que esperar más de 35 años para que se presentara una nueva<br />

oportunidad de demostrar si era posible inaugurar un régimen representativo<br />

en el que predominaran las culturas políticas proclives a conciliar la idea de<br />

democracia con la de libertad, una libertad que pudieran disfrutar todos, sin<br />

excepción.<br />

La Transición a la democracia en España (1975-1978) tuvo, básicamente,<br />

dos etapas. Una primera consistió en un proceso de liberalización política<br />

que culminó con una convocatoria de elecciones libres (junio de 1977)<br />

en la que todos los españoles pudieron escoger a sus representantes en el<br />

primer parlamento democrático de la nueva era. La segunda se prolongó durante<br />

año y medio más y consistió en la difícil tarea de elaborar una nueva<br />

Constitución (diciembre de 1978).<br />

a tenor de varias encuestas realizadas en las últimas tres décadas, muchos<br />

españoles identifican el éxito de aquel proceso con la victoria del procedimiento<br />

de reforma sobre el de ruptura revolucionaria. Los especialistas<br />

en transiciones también han puesto de relieve ese aspecto como elemento<br />

positivo y particular del caso español.<br />

Pero es importante advertir que tras la muerte de Franco, en noviembre<br />

de 1975, ese no era ni el único camino ni, muchos menos, el que buena parte<br />

de la clase política deseaba. Había entonces, grosso modo, cuatro opciones:<br />

Primera, la continuidad de las instituciones, esto es, la dictadura sin Franco.<br />

Segunda, la reforma del régimen y la institucionalización de una monarquía<br />

más tradicional que democrática, con elecciones y participación pero sin total<br />

pluralismo de partidos y con ingredientes corporativos. Esta era la opción<br />

pensada y querida por los antiguos tecnócratas del régimen, que habían pilotado<br />

en los años sesenta la llamada operación «salmón» para que el príncipe<br />

Juan Carlos fuera el heredero. Tercera, la ruptura con la dictadura mediante<br />

la formación de un gobierno provisional en el que estuvieran representadas<br />

todas las fuerzas de la oposición. Este gobierno dirigiría una transición que<br />

desembocaría en nuevas elecciones y una cámara constituyente, en un camino<br />

muy parecido al recorrido por España en la primavera y el verano de 1931,<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

21


MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />

tras la marcha del rey alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República.<br />

Y cuarta, el cambio total de las instituciones políticas, inaugurando un<br />

nuevo sistema político, de monarquía parlamentaria, pero no mediante una<br />

brusca alteración en el control de los mandos de la nave, sino pilotado por<br />

el rey y basado en la curiosa estrategia de utilizar los procedimientos legales<br />

del régimen para propiciar su radical mutación.<br />

Este último camino no era, recién muerto Franco, el que podía resultar<br />

más verosímil. Pocos, sobre todo entre los que estaban en la oposición, podían<br />

creer que quienes entonces se hacían con el control de la nave fueran a<br />

imponer un rumbo que la haría girar ciento ochenta grados y permitiría a los<br />

de fuera acabar influyendo en el mando de aquella. Implicaba elegir un camino<br />

de reforma sustancial que permitiera convocar elecciones generales y<br />

elegir un parlamento representativo, pero sin convocar a las oposiciones a<br />

un gobierno provisional que marcara un nuevo punto cero en la historia de<br />

España. La reforma se haría desde dentro, es decir, programada y dirigida<br />

por un gobierno de la total confianza del rey que lograría el apoyo de las propias<br />

Cortes franquistas y terminaría convocando elecciones, previa legalización<br />

de los partidos políticos y reconocimiento de los derechos y libertades<br />

fundamentales.<br />

al final, para sorpresa de muchos, ocurrió así. Y además esa estrategia,<br />

en la medida en que tuvo éxito y anuló a las demás, fue respaldada por la mayoría<br />

de los españoles en un referéndum celebrado un año después de muerto<br />

Franco, a finales de 1976. En la consulta se aprobó la conocida Ley para la<br />

Reforma Política, cuyo diseño había sido ideado por Torcuato Fernández-<br />

Miranda, un profesor de derecho político que había desempeñado puestos<br />

de gran responsabilidad en los últimos años de la dictadura y que era, por<br />

encima de todo, leal a la Corona y partidario de controlar desde arriba el proceso<br />

de apertura. La ley, como su nombre indica, no pretendía reformar la<br />

dictadura sino señalar el camino que habría de conducir a un régimen representativo<br />

sin que mediara una ruptura. Las reglas de lo que viniese después<br />

se tendrían que decidir más tarde en un parlamento que, aunque no se dijera<br />

explícitamente, muchos intuían ya que habría de ser constituyente.<br />

Existía, por supuesto, la opción de partir nuevamente de cero. Pudo<br />

haber sido posible en el caso de que la oposición hubiera tenido la fuerza suficiente<br />

para imponer la formación de un gobierno provisional –bien por la<br />

vía de la protesta radical en las calles o bien por la de la presión sobre el<br />

nuevo jefe del Estado, el rey– y eso se hubiera combinado con una extrema<br />

debilidad de las instituciones vigentes. Pero esa opción tenía muchos inconvenientes;<br />

para empezar, la incógnita de cómo podían reaccionar los sectores<br />

más duros del franquismo, incluido un sector del alto mando militar. Pero<br />

significaba, sobre todo, un salto en el vacío que introducía mucha incertidumbre.<br />

así lo percibían, de hecho, muchos españoles que no se identificaban<br />

con la dictadura y deseaban la libertad y la democracia. además, como<br />

22 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />

había ocurrido en 1931, ese camino de ruptura exigía, por su propia lógica,<br />

la apertura de un proceso constituyente controlado por las oposiciones, que<br />

seguramente no habrían sentido necesidad alguna de contar con todos aquellos<br />

que aun proclamándose reformistas hubieran colaborado antes con la<br />

dictadura, alcanzándose así una nueva Constitución de la que una parte del<br />

país podía sentirse ajeno. La ruptura podría haber sido más adecuada como<br />

procedimiento para fundar una democracia sobre la condena de la dictadura<br />

y la reparación de las tropelías cometidas por sus acólitos, pero tenía el inconveniente<br />

de abrir un proceso constituyente que desembocara en una<br />

nueva Constitución de partido.<br />

Sin embargo, escogiendo la otra vía, una reforma que abriera el camino<br />

hacia la participación y la reunión de un nuevo parlamento constituyente,<br />

podía conjurarse en mayor medida este último peligro. Podía hacerse siempre<br />

que quienes controlaban el cambio maniobraran de tal forma que las oposiciones<br />

tomaran conciencia de que el rey y su gobierno tenían una voluntad<br />

firme de liberalización política, primero, y democratización, después. ayudaría,<br />

además, que las urnas demostraran que la supuesta fuerza de las oposiciones<br />

–plasmada en huelgas y manifestaciones varias- no era tan<br />

consistente como para pensar que la inmensa mayoría de la población estuviera<br />

deseando la ruptura. En resumen, la reforma dirigida por un gobierno<br />

de la Corona permitía llevar a cabo el cambio desde dentro del sistema, lo<br />

que dejaba sitio en el nuevo mapa político para los reformistas de centroderecha.<br />

a su vez, abría la puerta a la participación de las oposiciones, sin<br />

que éstas pudieran monopolizar de repente el poder e imponer un cambio<br />

brusco, con la consiguiente superación radical del pasado y la celebración de<br />

un juicio de responsabilidades por los años de dictadura y represión.<br />

V<br />

De esta manera, la existencia de una ley para la reforma política hizo de la<br />

Transición española un proceso tan singular como irrepetible, alabado por<br />

muchos y detestado por unos pocos. Esa norma estaba diseñada para hacer<br />

posible el camino de la ley a la ley, esto es, para impedir la ruptura unilateral y<br />

todo lo que ésta podía conllevar, no ya en cuanto a la violencia, sino al hecho,<br />

si cabe más importante, de que todo proceso constituyente basado en esa<br />

premisa sería por definición excluyente con los que representaban a la opinión<br />

del antiguo régimen, fueran o no reformistas. La reforma, en tanto que<br />

no presuponía ajuste de cuentas, a priori no expulsaba a nadie de la tribuna<br />

desde la que se habría de dar la bienvenida a la nueva Constitución. Por lo<br />

tanto, todo el que quisiera renunciar a reivindicar las posiciones maximalistas<br />

del pasado, tanto del lado de la dictadura como del lado de los vencidos en<br />

la guerra, podía encontrar acomodo en la nueva casa. Bastaba –lo que ya era<br />

mucho- con que aceptara algunos principios básicos. Casi todos lo entendieron,<br />

incluidos los entonces importantísimos comunistas, aunque algunos ex-<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

23


MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />

franquistas, unos muy pocos socialistas disgustados y una buena parte de los<br />

nacionalistas vascos no ocultaron su desagrado.<br />

Dentro de esas coordenadas, sólo había una manera de gestionar el<br />

pasado para conseguir que la nueva democracia echara a andar con buen pie:<br />

empezar por considerar que el mismo no podía ser utilizado como arma arrojadiza<br />

en el nuevo marco del combate político. El camino de la reforma y,<br />

más tarde, su continuación en una etapa de consenso constitucional muy amplio,<br />

no exigía a los actores que olvidaran el pasado sino que renunciaran a<br />

mentarlo para desacreditar al adversario. El pasado tenía que estar presente<br />

para aleccionar sobre errores que debían evitarse, pero no para ser utilizado<br />

como una fuente de información que sirviera para distribuir credenciales de<br />

buenos y malos entre la ciudadanía. Era una manera de tener presente la historia<br />

que, quizás, no hiciera demasiada justicia para con algunas víctimas de<br />

la dictadura o incluso con las que sufrieron a manos del llamado bando republicano<br />

en la guerra; pero servía para no reabrir heridas que la modernización<br />

económica y el cambio social habían ido cerrando desde finales de<br />

los cincuenta. Era una manera de no dar y quitar razones a unos y a otros;<br />

pues haber dado razones a unos, los vencidos, hubiera abierto la puerta a la<br />

simple restauración de la República, y eso, como bien sabían incluso los que<br />

teóricamente seguían definiéndose como republicanos, no aseguraba la fundación<br />

de una democracia duradera.<br />

La Transición no exigió a los españoles que fueran amnésicos, como a<br />

veces se dice sin fundamento alguno. Les exigió otra cosa, esto es, que hicieran<br />

un esfuerzo para impedir que su visión de los acontecimientos más traumáticos<br />

del pasado no les impidiera competir en democracia con otros que<br />

no la compartían. Lo que primó en la Transición fue una voluntad firme,<br />

aunque no siempre explícita, de aprender dos o tres lecciones capitales del<br />

turbulento pasado español de entreguerras: Primero, que no podía triunfar<br />

la democracia si no era incluyente. Esto ya había quedado claro incluso en la<br />

alemania de posguerra, en un tenso y difícil contexto en el que había que<br />

construir la democracia después de una dictadura tan siniestra como la nazi.<br />

Segundo, que no podía fundarse un régimen nuevo sobre bases sólidas si a<br />

priori se fijaba una separación insalvable entre quienes se habían opuesto al<br />

anterior y quienes lo habían apoyado, negando a estos últimos cualquier posibilidad<br />

de influir en la configuración de las nuevas instituciones. Y tercero,<br />

que la nueva democracia no podía levantar sus cimientos sobre la recuperación<br />

parcial de las víctimas, es decir, que sólo una amplia y generosa amnistía<br />

podía servir para fortalecer la concordia.<br />

Esas lecciones aprendidas del pasado significaban una honesta revisión<br />

crítica de los errores cometidos por muchos protagonistas de la historia reciente,<br />

en las izquierdas y en las derechas. Nadie de los que apoyaron el camino<br />

a la democracia de los años setenta fue obligado a asumir y proclamar<br />

que todos los responsables de la desdichada historia española del siglo XX<br />

24 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />

eran culpables en el mismo grado. Quienes respaldaron plenamente la amnistía<br />

aprobada por el parlamento constituyente en el otoño de 1977 eran<br />

conscientes de ese aspecto y sabían, además, que la exigencia de la concordia<br />

dejaría a algunos verdugos sin un merecido castigo. Pero era un ejercicio de<br />

responsabilidad para impedir que un ajuste público de cuentas por el pasado<br />

se trasladara irremediablemente al debate político e impidiera el consenso<br />

constituyente. Como editorializó un importante periódico de la época, la<br />

«amplitud, la totalización de la amnistía» era la «única garantía» de que la guerra<br />

dejaría de tener efectos sobre la vida cotidiana: «Cancelar el tiempo anterior<br />

al 15 de junio es cancelar la lógica de los vencedores y vencidos» 11 .<br />

Se trataba, entonces, de unir e integrar, no de juzgar responsabilidades<br />

históricas y excluir a los adversarios, al modo cómo se había hecho en 1931.<br />

Porque lo que estaba en juego, en definitiva, era evitar el «trágala», es decir,<br />

que la Constitución fuera una vez más un texto de partido impuesto por una<br />

parte de la sociedad a la otra. El rey, tal y como había dicho en varias ocasiones<br />

desde que se hiciera cargo del Estado tras la muerte de Franco, no quería<br />

eso, no deseaba, como explicaría luego, que «los vencedores de la guerra civil<br />

fueran los vencidos de la democracia».<br />

Vi<br />

En las oposiciones, aunque se había mostrado debilidad por la ruptura,<br />

muchos también lo entendieron así. Buena parte de sus principales dirigentes<br />

habían comprendido el fundamento del consenso europeo de posguerra y<br />

consideraban necesario forjar una nueva actitud política a partir de una revisión<br />

crítica de la estrategia socialista anterior a la guerra. «Hay que enterrar<br />

todos los recuerdos y resentimientos del pasado y firmar, de una vez por<br />

todas, una paz civil que permita llegar a establecer un clima de convivencia<br />

ciudadana en una sociedad organizada en forma tal que nadie sufra discriminación<br />

o quebranto debido a sus opiniones, creencias o adscripciones políticas<br />

y donde las discrepancias políticas se diriman mediante el recurso a las<br />

urnas». Para eso, se añadía en este artículo de la revista Sistema, es «preciso<br />

aceptar que la futura Constitución» ya no podrá ser «una Constitución al<br />

gusto de los socialistas» sino un texto «abierto y flexible que permita, sin necesidad<br />

de rupturas constitucionales, el desarrollo de posibles futuros programas<br />

socialistas de transformaciones socioeconómicas, si esa fuese la<br />

voluntad popular» 12 .<br />

ahora, los socialistas ya no disparaban sus cañones contra la democracia<br />

liberal de los burgueses, sino que reconocían en ella un fundamento sin<br />

el que no podía forjarse un sistema político duradero. En este sentido, las<br />

11 Diario 16, 5 de octubre de 1977.<br />

12 Sistema, nº 17-18, abril de 1977, p. 6 y 10. artículo de <strong>José</strong> Felix Tezanos.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

25


MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />

palabras del representante socialista en la comisión constitucional, Gregorio<br />

Peces-Barba, en el turno de rectificaciones durante el debate a la totalidad<br />

del proyecto de Constitución, fueron muy elocuentes: «La sociedad democrática<br />

necesita de un acervo común de creencias mínimas en las que todos<br />

participen. La comprensión, la renuncia y el sentido del Estado de todos<br />

deben contribuir a que ese acervo común se pueda crear». Y ese acervo debiera<br />

incluir, en su opinión, la «aceptación de las reglas del juego mayoritariamente<br />

establecidas», el «respeto a todos los demás derechos<br />

fundamentales», la «renuncia a la violencia como instrumento de acción política<br />

en la sociedad democrática» y el «respeto a las minorías» 13 .<br />

Se había aprendido una lección histórica primordial sobre lo ocurrido<br />

en la Europa de entreguerras, incluida la España republicana de 1931: la<br />

Constitución no podía ser el instrumento para una política de partido, sino<br />

la llave que facilitara la política de cualquier gobierno que estuviera dispuesto<br />

a respetar las reglas de juego y el pluralismo. Esta era una condición sine qua<br />

non para que ningún sector importante de la opinión pública del país se sintiera<br />

excluido del nuevo marco de juego.<br />

Pero todo eso exigía que se comprendiera bien un argumento primordial<br />

del liberalismo clásico, esto es, que la regla de las mayorías era una técnica<br />

para la alternancia y no una excusa para coaccionar los derechos de las minorías.<br />

Resultaba «muy importante», como había escrito James Madison en<br />

1788, «no sólo proteger a la sociedad contra la opresión de sus gobernantes,<br />

sino también proteger a una parte de la sociedad contra la injusticia procedente<br />

de la otra parte». Es decir, había que aceptar con todas sus consecuencias<br />

algo que en los años treinta sólo habían tenido claro la derecha<br />

republicana, una parte del centro republicano y algunos sectores del mundo<br />

intelectual 14 : «Diferentes clases de ciudadanos forzosamente albergan diferentes<br />

intereses». Por eso es peligroso no establecer mecanismos para evitar<br />

que: «Si una mayoría se une en virtud de un interés común, peligrarán los<br />

derechos de la minoría» 15 .<br />

13 Constitución Española. Trabajos parlamentarios, 4 volúmenes, Congreso de los Diputados,<br />

Madrid, 1989, 2ª edición, p. 721.<br />

14 La derecha republicana fue el único grupo de las Constituyentes de 1931 que desde<br />

una lealtad indiscutible al nuevo régimen pidió una y otra vez que la Constitución no sirviera<br />

para imponer a la sociedad española la ideología de la mayoría de la cámara. Su postura, minoritaria,<br />

resultó inaceptable para una mayoría radicalizada por la competencia izquierdista<br />

entre socialistas y radical-socialistas, una mayoría que no dudó en respaldar el criterio de la<br />

Comisión Constitucional expuesto por su presidente, el socialista Jiménez de asúa, consistente<br />

en la constitucionalización de la revolución. Un estudio detallado, en Manuel Álvarez Tardío,<br />

El camino a la democracia en España. 1931 y 1978, Gota a Gota, Madrid, pp. 340-377.<br />

15 Artículos federalistas y antifederalistas. El debate sobre la Constitución americana, alianza,<br />

Madrid, pp. 151-152.<br />

26 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


Utopías de ayer y de hoy.<br />

PoSthumAnISmo y AnImALISmo,<br />

¿nUevos horizontes Utópicos de la hUmanidad?<br />

dr. Francisco t. Baciero ruiz<br />

Universidad de Salamanca<br />

E-mail: fbaciero@usal.es<br />

i. consideraciones históricas<br />

El concepto y la palabra «utopía» disfrutan de una larga historia en el<br />

marco de la cultura occidental, una historia que en el sentido literario más<br />

preciso del término se remontaría a hace cinco siglos, cuando Tomás Moro<br />

publica en 1516 su celebérrimo De optimo Reipublicae Statu deque nova Insula<br />

utopia Libellus Vere Aureus1 . Por mucho que el humanista francés Guillaume<br />

Budé hubiese preferido designar la isla de su admirado Moro como «Udepotía»<br />

o «País del jamás», el término «Utopía» acabaría imponiéndose, inaugurando<br />

un género literario que conocería una enorme aceptación durante<br />

los dos siglos siguientes2 . En efecto, durante los siglos XVI y XVII toda obra<br />

narrativa enhebrada según el hilo argumental de la utopía moriana: un barco<br />

europeo que naufraga o que conoce un desembarco fortuito en una isla de<br />

costumbres maravillosas y ejemplares, y el regreso final a Europa de los<br />

miembros de la expedición para relatar las maravillas del nuevo mundo pasó<br />

a recibir el nombre de «utopía» 3 . A finales del XVI el adjetivo «utópico» como<br />

rasgo de la personalidad adquiere carta de naturaleza, designando la capacidad<br />

1 Cfr. HÖLSCHER, L., art. «Utopie», en BRUNNER, O., CONZE, W., KOSEL-<br />

LECK, R., Geschichtliche Grundbegriffe: historisches Lexikon zur politisch-sozialen Sprache in Deutschland,<br />

Stuttgart, Klett-Cotta, 1994, vol. 7, pp. 733-788.<br />

2 Cfr. MANUEL, F.E., MANUEL, F.P., El pensamiento utópico en el mundo occidental, 3<br />

vols., Taurus, Madrid, 1981-1984, vol. I, Antecendentes y nacimiento de la utopía (hasta el siglo<br />

XVI), 1981, pp. 13-14; la mayor parte de las referencias históricas las tomamos de esta magna<br />

historia de la utopía en Occidente.<br />

3 El pensamiento …, vol. I, p. 14. Semejante esquema argumental no era original de<br />

Moro, sino que él mismo lo tomó en préstamo de la tradición griega, en particular de Platón,<br />

Aristófanes y del escritor griego del siglo II Luciano de Samosata, cuyo diálogo El tiranicida<br />

Moro había traducido previamente (cfr. ibid., p. 14, p. 148). Luciano, Aristófanes y Platón<br />

historia y utopía. Estudios y Reflexiones 27


FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />

exagerada de idealización de determinados individuos, adquiriendo ya entonces<br />

en ocasiones el matiz despectivo que desde entonces le acompañará4 .<br />

Al lado de la utopía moriana, con sus elementos clásicos y cristianos, aparecerán<br />

por la misma época otros dos géneros utópicos que conocieron una<br />

historia en cierto modo independiente, o muy vagamente conectada con la<br />

utopía moriana: el tipo italiano de los filósofos-arquitectos del siglo XV que<br />

buscaba la construcción de la ciudad estética y urbanísticamente perfecta<br />

(città felice o città perfecta), y la utopía alemana o centro-europea que a partir<br />

del imaginario cristiano intentaba la realización inmediata del reino de Dios<br />

en este mundo y cuyo ejemplo paradigmático es la utopía cristiano-revolucionaria<br />

de Thomas Münzer de la Christliche Verbündniss5 .<br />

En el siglo XVII el término «utopía» pasa a designar, además de un género<br />

narrativo, la descripción teórica de «los principios básicos de una sociedad<br />

óptima» con expectativas más o menos fundadas de poder llevarse un día a la<br />

práctica, de modo que se inicia entonces una paulatina transición del género<br />

literario al género de la utopía discursivo-argumentativa de signo filosófico6 .<br />

A finales del siglo XVIII el género discursivo-filosófico se encuentra<br />

ya consolidado: surge así una nueva utopía que no limita su localización a un<br />

lugar ficticio determinado, aunque imaginario, sino que aspira a proponer un<br />

modelo de sociedad válido para el mundo entero y que debería lograr una<br />

reforma de la especie humana en su totalidad: así los comunistas avant la lèttre<br />

fueron las fuentes utópicas más imitadas por los humanistas del norte de Europa: Moro,<br />

Erasmo y el mismo Melanchton (cfr. ibid., pp. 144-160).<br />

4 John Donne en una carta de 1598 escribía: «Pienso que, si los hombres que viven<br />

en estos lugares [de Italia] se atreviesen a buscarse a sí mismos y a restaurar sus propias<br />

vidas, se saludarían como si fueran desconocidos, al ver que los jóvenes utópicos se han tornado<br />

viejos italianos» (DONNE, J., the Satires, Epigrams and Verse Letters, ed. W. Milgate, Oxford,<br />

Clarendon Press, 1967, p. 72, cit. en El pensamiento …, vol. 1, p. 15 y nota 3).<br />

5 Cfr. ibid., pp. 161-3. Mientras que la utopía italiana de la ciudad perfecta inspirada<br />

en Platón y Vitruvio (cfr. El pensamiento … , vol. I, pp. 219-257, entre las utopías urbanístico-filosóficas<br />

de la «ciudad-ideal» sobresalen las de L. Battista Alberti con su De re aedifcatoria,<br />

de 1485, a la que habría que añadir el Sforzinda de A. Averlindo, Filarete, y el trattato di<br />

Architettura de Francesco di Giorgio Martini, cfr. ibid., p. 221), tuvo una influencia muy limitada<br />

(algunos papas y algún príncipe renacentista llevaron a cabo reformas urbanísticas<br />

siguiendo los modelos de sus arquitectos, cfr. p. 222), la utopía mesiánico-milenarista de<br />

Münzer conocería una amplia progenie durante todo el XVII (especialmente en la Inglaterra<br />

de Cromwell, en el interludio entre la ejecución de Carlos I y la restauración de la monarquía<br />

en 1660, período de florecimiento de los hombres de la Quinta monarquía, ranters, diggers, levellers<br />

y demás movimientos milenaristas), mientras que Moro se habría convertido sobre todo en<br />

el «progenitor nominal» de una rico género literario (ibid., loc. cit.).<br />

6 A este género pertenecerían A Voice in Rhama (1647), del inglés Peter Chamberlen<br />

y John Milton con su Apology for Smectymnuus (1642) (ibid., p. 15).<br />

28 historia y utopía. Estudios y Reflexiones


UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />

Morelly 7 y Restif de la Bretonne 8 , y Condorcet 9 . A esta categoría pertenecen<br />

de pleno derecho todos los socialistas del XIX, tanto utópicos como «científicos»:<br />

Saint-Simon, Owen, Fourier y Marx 10 . Para este tipo de «utopías discursivas<br />

universales» o «utopías predictivas», el problema de la realización<br />

histórica del mundo utópico se convertirá, además de en exigencia moral, en<br />

objeto él mismo de reflexión, de modo que cuestiones como la posible revolución<br />

y sus métodos, la utilidad y justificación o no del empleo de la violencia<br />

en el proceso revolucionario, o la reflexión sobre las leyes de la historia<br />

y su carácter contingente o necesario (la elaboración de una filosofía de la<br />

historia), pasarán a ocupar un primer plano 11 .<br />

ii. la «propensión» utópica como «dimensión natural» del hombre<br />

El género utópico, inaugurado en su versión occidental moderna por<br />

la obra de Moro, es en realidad un género universal en cualquiera de sus modalidades<br />

(como mito etiológico, creencias religiosas en estados paradisíacos,<br />

obra literaria o panfleto político), que tiene que ver a la postre con una «disposición<br />

utópica» coextensiva con el género humano12 . Esta disposición natural<br />

universal surge de la experiencia del sufrimiento insoportable que la<br />

humanidad ha padecido a lo largo de la historia en alguna de sus múltiples<br />

variantes, bajo la forma especialmente de privación material, privación asociada<br />

la mayoría de las veces con abismales desigualdades sociales hasta épocas<br />

recientes. En efecto, hasta hace muy poco tiempo los hombres ha sufrido<br />

crisis alimentarias periódicas, han muerto por miles como consecuencia de<br />

enfermedades desconocidas y misteriosas (la mortalidad infantil perinatal en<br />

la Edad Media parece que alcanzaba el seiscientos por mil), han vivido en<br />

condiciones materiales infrahumanas: sin agua corriente, sistemas de eliminación<br />

de aguas residuales, asfaltado de las calles, en condiciones higiénicas<br />

deplorables, conociendo jornadas inhumanas de trabajo, esclavizados legalmente<br />

o de facto, de modo que hoy nos resulta verdaderamente difícil a partir<br />

de nuestra propia experiencia, llegar a sospechar en toda su crudeza todo el<br />

peso de la privación material que padecían las sociedades preinsdutriales. La<br />

7 Autor del Code de la nature, ou le véritable esprit de ses lois (El pensamiento …, vol. III, p. 38).<br />

8 «No puede haber virtud sin igualdad física y moral» (RESTIF DE LA BRE-<br />

TONNE, L’ Andrographe, París, 1782, p. 28, en ibid. loc. cit.).<br />

9 Quien ya propuso abiertamente la aplicación de las matemáticas y el cálculo de probabilidades<br />

para el análisis de los fenómenos sociales, una mathémathique sociale, en «Tableau<br />

general de la Science, qui a pour objet l’application du calcul aux sciences politiques et morales»,<br />

Journal d’instruction sociale, 22 de junio y 6 de julio de 1795, oeuvres, I, 558, por lo que<br />

influiría decisivamente en los también utópicos Saint-Simon y Comte (El pensamiento …, vol.<br />

II, pp. 429-430 y nota 55).<br />

10 El pensamiento …, vol. I, p. 16.<br />

11 Cfr. ibid., pp. 16-17, p. 19.<br />

12 Ibid., p. 18.<br />

historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />

29


FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />

utopía en cualquiera de sus formas ha surgido siempre de una distopía o antitopía<br />

muy concreta y perfectamente localizable en el aquí y ahora del sufrimiento.<br />

El pensamiento utópico sería en buena medida, parafraseando al Marx<br />

crítico de la religión, el suspiro de la criatura oprimida que se consuela con el<br />

sueño de un mundo fingido donde la abundancia, la supresión de la necesidad<br />

y el reino de la libertad se han convertido en realidades inagotables. A ello<br />

habría que añadir la esperanza entrevista o sospechada siempre de que las<br />

cosas podrían en realidad ser de otro modo, como quería Bloch13 . Con la progresiva<br />

secularización del mundo, el hombre europeo dejará de situar el<br />

mundo idílico soñado en un pasado mítico o en un más allá ultraterreno,<br />

para trasladarlo a un futuro terrenal previsible14 .<br />

Precisamente por ello no se puede reducir el pensamiento utópico a<br />

la categoría de meras ensoñaciones de visionarios sin contacto alguno con la<br />

realidad. Antes al contrario, la utopía, de forma sólo aparentemente paradójica,<br />

puede servir, y de hecho así ha sucedido, de motor impulsor de la historia<br />

que a modo de causa final y ejemplar la arrastra hacia el cumplimiento de<br />

una humanidad más plena. Lo que una vez fue «utopía», al cabo de no mucho<br />

tiempo llega a ser real. Así el socialista francés L. Blanc podía decir en 1850,<br />

en el marco de un discurso en defensa del régimen republicano, lo siguiente:<br />

«Como si, entre las ideas que hoy están en posesión del espíritu humano haya<br />

habido una, una sola que no se haya contado entre el número de las utopías. Sócrates<br />

muerto por haber proclamado la unidad de Dios. ¡Utopista! Galileo postrado de rodillas<br />

y retractándose del impío error del movimiento de la tierra. ¡Utopista! Fulton<br />

viene a someter a la consideración de los sabios de Francia la invención de los barcos<br />

de vapor: es recibido con explosiones de risa. ¡Utopista! y la víspera, sí, la víspera<br />

misma de febrero, ¿no eran utopistas los republicanos?» 15 .<br />

También había pretendido Moro en su utopía, como observaba un comentarista<br />

francés de finales del XVIII, la abolición de la pena de muerte<br />

13 «La esperanza, situada sobre el miedo, no es pasiva como éste, ni, menos aún, está<br />

encerrada en un anonadamiento. El afecto de la esperanza sale de sí, da amplitud a los hombres<br />

en lugar de angostarlos,… No soporta una vida de perro, que sólo se siente pasivamente<br />

arrojada en el ente, … . … busca en el mundo mismo lo que sirve de ayuda al mundo: algo<br />

que es susceptible de ser encontrado» (BLOCH, E., El principio esperanza, Madrid, Aguilar,1977,<br />

vol. I, p. XI).<br />

14 «La imaginación de los poetas colocó la edad de oro en la cuna de la humanidad,<br />

en medio de la ignorancia y brutalidad de los tiempos primitivos. … . La edad de oro de la<br />

especie humana no está detrás de nosotros, sino delante» (SAINT-SIMON, Henri de, De la<br />

réorganistation de la sociéte européene, oeuvres choisies, Bruselas, 1859, en El poensamiento … , vol.<br />

1, p. 111 y nota 13).<br />

15 «Comme si, parmi les idées aujourd’hui en posessión de l´esprit des hommes, il en<br />

était une, une seule, qui n´ait été rangée au nombre des utopies! Socrate meurt pour avoir<br />

proclamé l´unité de Dieu. Utopiste! Galilée tombe à genoux et désavoue l´erreur impie du<br />

mouvement de la terre. Utopiste! Fulton vient soumettre aux savants de France l´invention<br />

30 historia y utopía. Estudios y Reflexiones


UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />

para los ladrones, lo que en la Europa de entonces ya se había convertido en<br />

buena medida en derecho penal positivo16 . Los grandes utopistas de todos<br />

los tiempos, además de su innegable y en ocasiones minuciosa capacidad de<br />

fabulación, han dispuesto al mismo tiempo de un fino sentido de la realidad,<br />

fino sentido para captar precisamente aquella realidad inhumana que ellos<br />

pretendían cuando menos denunciar17 . La utopía tendría por ello mismo la<br />

virtualidad de convertirse en «una idea militante», en «la verdad del mañana» 18 .<br />

El fin de las utopías no sería otro que el de superar las topías históricas de<br />

hecho existentes19 . En este preciso sentido, la pérdida de referencias utópicas,<br />

con su «arsenal de poderosas imágenes de futuro» 20 , podría conducir a un peligroso<br />

empobrecimiento de las perspectivas de la vida humana.<br />

Los dos proveedores fundamentales de pensamiento utópico en el<br />

mundo occidental han sido el pensamiento griego, con sus mitos de la «edad<br />

des bateaux à vapeur: il est accueilli par des éclats de rire. Utopiste! Et la veille, oui, la veille<br />

même de Février, est-ce que les Républicains n´étaient pas de utopistes?» (BLANC, L., De<br />

la véritable théorie du progrès, 1850, Questions d’ aujourd’ hui et de demain, 5ª sér., Paris, 1884, 243,<br />

cit. en HÖLSCHER, p. 782 y nota 267, la traducción es nuestra).<br />

16 «Voilà comme les rêves d’un homme de bien insensiblement adoptés par la postérité»<br />

(BRISSOT DE WARWILLE, J.-P., «Observations concernant l’ Utopie de Thomas<br />

Morus», Journal encyclopédique, t. 7/3 (1784), 490, en FUNKE, H.-G.-, «Utopierezeption und<br />

Utopiekritik in literarischen Zeitschriften der französischen Spätaufklärung (1750-1789)»,<br />

Romanistische Zeitschrift für Literaturgeschichte, 7 (1983), pp. 89 ss., p. 100, en HÖLSCHER, pp.<br />

781-2 y notas 58, 265). Vale la pena citar aquí el pasaje clásico de Moro: «esa pena, excesivamente<br />

severa y ajena a las costumbres públicas, es demasiado cruel para castigar los robos,<br />

pero no suficiente para reprimirlos, pues ni un simple hurto es tan gran crimen que deba<br />

pagarse con la vida ni existe castigo bastante eficaz para apartar del latrocinio a los que no<br />

tienen otro medio de procurarse el sustento» (utopías del Renacimiento. moro-Campanella-Bacon,<br />

Estudio preliminar de E. ímaz, FCE, México, 1982, p. 50).<br />

17 «Aunque resulte paradójico, los grandes utopistas han sido también grandes realistas.<br />

… . Se caracterizan … por su propensión a centrar toda la atención sobre un aspecto<br />

concreto del mundo, dejando muchas otras cosas en la penumbra. Pero, una vez que han<br />

emprendido el estudio de una cara de la realidad, suelen comprender dicha cara con una<br />

clarividencia poco común (El pensamiento …, vol. I, p. 50).<br />

18 «Une utopie, c’est une idée militante, c’est bien souvent la vérité de demain, et par<br />

conséquent la vérité à l’état révolutionnaire» (BLANC, L., «Penser et agir, mais dire ce qu’on<br />

pense et savoir ce qu’on fair», Questions, 5 e sér., 249, cit. en HÖLSCHER, p. 783 y nota 271).<br />

19 «Las utopías trascienden también la situación social, puesto que orientan asimismo<br />

la conducta hacia elementos que esa situación, en el grado en que ésta se realiza en el tiempo,<br />

no contiene. Pero no son ideologías en tanto y en la medida en que consiguen, por medio<br />

de una actividad de oposición, transformar la realidad histórica existente en otra más en<br />

consonancia con sus propias concepciones» (MANNHEIM, K., Ideología y utopía. Introducción<br />

a la sociología del conocimiento, Madrid, Aguilar, 1966 2, -traducc. de la edición inglesa de 1954-,<br />

pp. 264-5).<br />

20 POLAK, F. LODEWIJK, the Image of the Future, Leyden y Nueva york, Oceana<br />

Publications, 1961 (cit. en El pensamiento …., vol. I, p. 28).<br />

historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />

31


FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />

de oro» y de la ciudad ideal (con Platón como paradigma indiscutido) 21 , y el<br />

judeo-cristiano, con su concepción de un estado de naturaleza íntegra paradisíaca<br />

antes de la introducción del mal y del sufrimiento en el mundo a raíz<br />

de la caída por el pecado de Adán, y sobre todo, con la creencia en una redención<br />

al final de la historia que se hace efectiva paulatinamente en su decurso<br />

temporal (el ya, pero todavía no del reino de Dios que se extiende como<br />

un grano de mostaza), hasta llegar a su consumación escatológica al final de<br />

los tiempos. Una versión secularizada de esta escatología estaría representada,<br />

como se ha señalado repetidas veces, por los movimientos utópicos socialistas<br />

del XIX con su creencia en un estadio final definitivo de la historia sustraído<br />

para siempre al reino de la necesidad 22 . Ambas corrientes griega y<br />

judeo-cristiana nunca han sido ajenas entre sí, antes al contrario: si muchas<br />

de las utopías griegas fueron conocidas gracias a las paráfrasis que de ellas<br />

hicieran los Padres de la Iglesia, la irrupción del género literario utópico a<br />

partir de la obra de Moro se sitúa en el contexto de la divulgación de los clásicos<br />

griegos en sus lenguas originales y en sus traducciones latinas y a las<br />

lenguas vernáculas europeas de la época a partir 1450 23 .<br />

iii. el «final de las utopías» en los años sesenta: marcuse y la denuncia<br />

del «fin de la utopía»<br />

Las utopías de cualquier signo surgidas a lo largo de la historia han<br />

sido manifestación y denuncia de un profundo estado distópico real experimentado<br />

como inhumano, y que por ello debía ser superado (al menos en la<br />

imaginación), en un ensueño quizás narcotizante, pero en todo caso lenitivo,<br />

de un mundo mejor situado en un más allá24 .<br />

Sin embargo, es un hecho que en el mundo occidental primero (y en<br />

buena medida, gracias al proceso de «globalización», cada vez más en el<br />

21 «Sin el legado griego sería prácticamente impensable la utopía del Renacimiento<br />

propiamente dicha» (El pensamiento … , vol. I, p. 99).<br />

22 «Hay que aceptar el paraíso en sus formas judeo-cristianas como el estrato arqueológico<br />

más profundo de la utopía occidental» (ibid., p. 55, sobre la tradición utópica cristiana,<br />

cfr.: «El paraíso y el milenio», pp. 55-95). La evidente versión secularizada de motivos cristianos<br />

en las utopías socialistas se pone especialmente de relieve en el rechazo de la propiedad<br />

privada (que para la mayoría de los Padres de la Iglesia era consecuencia del pecado original),<br />

presente en toda la tradición cristiana antigua, también en la utopía de Moro: «estoy absolutamente<br />

persuadido de que, si no se suprime la propiedad, no es posible distribuir las cosas<br />

con un criterio equitativo y justo, ni proceder acertadamente en las cosas humanas. Pues<br />

mientras exista, ha de perdurar entre la mayor y mejor parte de los hombres la angustia y la<br />

inevitable carga de la pobreza y las calamidades» (op. cit., p. 72).<br />

23 El pensamiento … , vol. I, p. 99.<br />

24 Así el primer libro de la utopía de Moro lleva a cabo una cruel descripción de las<br />

patologías sociales de la Inglaterra y Europa de su época (cfr. especialmente las pp. 50-72<br />

de la edición que manejamos).<br />

32 historia y utopía. Estudios y Reflexiones


UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />

mundo tout court), las metas de plenitud humana que los discursos «utopistas»<br />

consideraban en su día como inalcanzables, o a lo sumo, realizables en un<br />

futuro tan lejano que prácticamente no existiría (u-tópico), han dejado de serlo<br />

en el transcurso de los dos últimos siglos. La abolición de las hambrunas periódicas<br />

es una realidad desde hace casi un siglo en el mundo occidental, el<br />

acceso universal a la cultura como medio de promoción humana y económica,<br />

promovido ya por el doctrinario Guizot en la monarquía orleanista, es<br />

hoy una realidad en la mayor parte del mundo. Por último, el logro de un<br />

nivel de vida digno, por encima del mero nivel de subsistencia, para la inmensa<br />

mayoría de la población, es también hoy una meta lograda, al menos<br />

en el mundo occidental, y de modo creciente y paulatino en el resto del<br />

mundo 25 . Lo mismo cabría decir de la libre participación ciudadana en la marcha<br />

de los asuntos públicos, la extensión de las libertades así llamadas «formales»<br />

propias de una cultura democrática, etc.. De modo que a mediados<br />

de los años cincuenta del siglo pasado, eminentes pensadores como Herbert<br />

Marcuse podían certificar «El final de la utopía», tal y como reza el título de<br />

una famosa conferencia pronunciada por el autor en julio de 1967 en la Universidad<br />

Libre de Berlín 26 . Al comienzo de su ponencia Marcuse constataba<br />

precisamente cómo la conquista de muchas de las antiguas aspiraciones «utópicas»,<br />

de las que precisamente había hecho bandera el movimiento socialista<br />

(y el marxismo en particular): el logro de un nivel de vida digno por parte<br />

del proletariado y su perfecta integración dentro el sistema, asumiendo en<br />

su conjunto los discursos legitimadores del mismo, parecían presagiar un<br />

«final de la historia», pues la utopía se habría convertido en un tópos histórico<br />

real 27 . Prolongando consideraciones previas expuestas en Eros y civilización y<br />

El hombre unidimensional, Marcuse, sirviéndose de categorías marxianas y freudianas<br />

a un tiempo, mostraba la necesidad de «discutir una nueva definición<br />

de socialismo», toda vez que la clase obrera, la clase revolucionaria por excelencia,<br />

cuyo nivel creciente de explotación y pauperización en los países capitalistas<br />

debía según Marx desembocar de forma natural y necesaria en una<br />

revolución y toma del poder por parte del proletariado, precisamente en los<br />

países capitalistas más desarrollados, se había integrado a la perfección en<br />

25 Dicho sea todo ello con todos las justas matizaciones que se quieran objetar, pero<br />

sin duda que en su conjunto la humanidad (desde luego la occidental) nunca ha vivido materialmente<br />

tan bien como en los últimos cincuenta años.<br />

26 Recogida en MARCUSE, H., El final de la utopía, Ariel, 1981 2 , pp. 7-18.<br />

27 «He de empezar con una perogrullada: que hoy día toda forma del mundo vivo,<br />

toda transformación del entorno técnico y natural es una posibilidad real; y que su tópos es<br />

histórico. Hoy día podemos convertir el mundo en un infierno; … . También podemos<br />

transformarlo en todo lo contrario. Este final de la utopía –esto es, la refutación [se entiende,<br />

práctica, por la fuerza de los hechos históricos] de las ideas y las teorías que han utilizado la<br />

utopía como denuncia de posibilidades histórico-sociales se puede entender ahora, en un<br />

sentido muy preciso, como final de la historia» (El final …, p. 7).<br />

historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />

33


FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />

sus mecanismos productivos e ideologías legitimadoras. Por ello, la «teoría<br />

marxiana del socialismo» representaría «un estadio ya superado del desarrollo<br />

de las fuerzas productivas» 28 . El nuevo horizonte utópico revolucionario debería<br />

situarse, dadas las circunstancias, en un nuevo modelo de sociedad en<br />

la que no sólo el hombre se habría sustraído al reino de la necesidad y podría<br />

llevar una vida plenamente humana gracias al fruto de su trabajo y a la superación<br />

de los antagonismos de clase, sino en la que de algún modo el trabajo<br />

mismo dejara de serlo, en la que se lograse una perfecta conjunción entre el<br />

trabajo y las aspiraciones lúdico-sensibles del sujeto, un trabajo impregnado,<br />

por decirlo con Marcuse, de «cualidades estético-eróticas» que haría posible<br />

«una convergencia de técnica y arte y una convergencia de trabajo y juego» 29 ,<br />

mixtura feliz que habría sido anticipada en la obra de Fourier30 .<br />

A pesar de los ecos que la postrera propuesta marcusiana tuvo sin duda<br />

un año más tarde en el famoso «Mayo del 68», entre cuyos coreados eslóganes<br />

podían escucharse aquellos tan eróticos y ciertamente lúdicos como: «Haced el<br />

amor, no la guerra. Una revolución que exige el sacrificio por el sacrificio es<br />

una revolución à la papa. Inventad ahora la perversión sexual, La perspectiva<br />

de un placer futuro no me consuela del aburrimiento de ahora» 31 , la realidad<br />

es que la última mitad del siglo XX se caracterizó por un declinar del pensamiento<br />

utópico (del pensamiento eutópico, en cualquier caso), declinar que<br />

otros etiquetaron con el rótulo de «fin de las ideologías», es decir, el fin de<br />

las ideologías políticas como consecuencia de la aparición de un nuevo individuo<br />

materialmente satisfecho, con todas sus necesidades cubiertas en el<br />

seno de una sociedad opulenta, cuyo héroe clásico innombrado sería más bien<br />

el Narciso que se contempla a sí mismo que el Prometeo que lucha contra<br />

los dioses para aliviar las necesidades de los hombres, declinar de las utopías<br />

que en ese preciso sentido perduraría hasta hoy mismo32 .<br />

iv. posthumanismo y animalismo, ¿fin de las utopías o fin del hombre?<br />

A pesar de lo anterior, cabe señalar el surgimiento en los últimos veinte<br />

años del siglo XX y en los inicios del presente, de dos nuevas interpretaciones<br />

del hombre que exhiben en cierto modo rasgos utópicos, y que parecerían<br />

28 Ibid., p. 8.<br />

29 Ibid., p. 17.<br />

30 Loc. cit..<br />

31 BESANÇON, J., Les murs ont la parole: Journal mural, mai 68, Paris, 1968, pp. 14, 15,<br />

25, 54 y 174 (El pensamiento …, vol. III, p. 370, y nota 6).<br />

32 Sobre el fin de las «idelogías» y la nivelación a derecha e izquierda de los discursos<br />

políticos cabe mencionar el en su día controvertido libro de FERNÁNDEZ DE LA MORA,<br />

G., El crepúsculo de las ideologías, Madrid, Rialp, 1965, y el conocido ensayo de 1968 de Habermas<br />

«Ciencia y técnica como ideología» (en HABERMAS, J., Ciencia y técnica como ideología,<br />

Madrid, Tecnos, 1992 2 , pp. 53-112), que insiste en buena medida en las tesis de Marcuse<br />

34 historia y utopía. Estudios y Reflexiones


UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />

cuestionar el mentado «fin de las utopías». Me refiero al movimiento defensor<br />

de los así llamados «derechos de los animales», que llamaremos «animalismo»,<br />

y al más reciente todavía que pretendería lograr, gracias al avance creciente<br />

de la biotecnología, un hombre nuevo «posthumano», cuyas capacidades naturales<br />

excederían las del hombre «tradicional» hasta tal punto que, para los<br />

más optimistas de estos autores, sería posible lograr la inmortalidad biológica<br />

del hombre. A pesar de los rasgos aparentemente utópicos que prima facie semejantes<br />

concepciones podrían reclamar para sí, ambas tienen que ver probablemente<br />

mucho más con una concepción distorsionada del ser humano,<br />

y distópica a la postre, que con genuinas propuestas verdaderamente potenciadoras<br />

de una humanidad lograda.<br />

A) Animalismo<br />

Comenzaremos analizando la ideología de los derechos de los animales<br />

o «animalismo», término que nos permitimos emplear toda vez que muchos<br />

de los defensores de esta corriente así la denominan.<br />

Hablar de la ideología o doctrina de los derechos de los animales significa<br />

hablar de Peter Singer, cuya obra ha se ha convertido por derecho propio<br />

en el repertorio doctrinal más completo sobre la materia. El australiano<br />

Peter Singer, profesor actualmente en Princeton, formado en Oxford en el<br />

utilitarismo ético de la mano del filósofo analítico R. Hare, se dio a conocer<br />

a través de su libro-programa Liberación animal (Animal Liberation), de 1975,<br />

en el que esbozaba los puntos principales de un programa de «liberación animal»,<br />

en buena parte conocidos hoy gracias a la difusión social creciente de<br />

los movimientos en defensa de los «derechos de los animales», que han asumido<br />

su programa33 . El libro comienza con una solemne declaración de principios<br />

que es a su vez un programa reivindicativo: «Este libro trata de la tiranía<br />

de los humanos sobre los no humanos, tiranía que ha causado, y sigue causando,<br />

un dolor y un sufrimiento sólo comparables a los que provocaron siglos<br />

de dominio de los hombres blancos sobre los negros. La lucha contra<br />

ella es tan importante como cualquiera de las batallas morales y sociales que<br />

se han librado en años recientes» 34 . Los principios morales que sustentan el<br />

programa reivindicativo animalista se fundarían en las siguientes premisas<br />

éticas: no existe diferencia moral esencial entre hombres y animales (al menos<br />

los superiores), en la medida en que ambos son seres sintientes, siendo esta<br />

facultad (la capacidad de sentir) la que determinaría el estatus moral de un ser<br />

(cfr. esp. las pp. 92-95 sobre la desaparición o «latencia» de los conflictos de clase en las sociedades<br />

capitalistas avanzadas, y en pp. 108-112 su interpretación en clave marcusiana del<br />

mayo del 68).<br />

33 Existe traducción española de la segunda edición de 1990: Liberación animal, Trotta, Madrid,<br />

1999. Una excelente exposición crítica de conjunto sobre Singer puede verse en PRIETO<br />

LóPEZ, L., El hombre y el animal, nuevas fronteras de la antropología, Madrid, 2008, pp. 41-115.<br />

34 Liberación animal, «Prólogo», p. 19.<br />

historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />

35


FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />

vivo35 . Por consiguiente, conceder al hombre un estatuto moral por encima<br />

de los animales sería un crimen de leso especismo: es decir, considerarse pertenecientes<br />

a una especie moralmente privilegiada por razón de nuestra dotación<br />

biológica, lo que para Singer es moralmente tan rechazable como el<br />

racismo entre los seres humanos o el sexismo tradicionales36 . Por ello mismo,<br />

coincidiendo en su carácter sensible la naturaleza humana y la animal (de los<br />

animales al menos vertebrados que disponen de cerebro, muy especialmente<br />

los grandes simios), los individuos pertenecientes a ambas categorías pertenecerían<br />

a una misma «comunidad de iguales», tal y como recoge la así llamada<br />

«Declaración de los grandes simios»:<br />

«Exigimos que la comunidad de los iguales se haga extensiva a todos los<br />

grandes simios: los seres humanos, los chimpancés, los gorilas y los orangutanes»<br />

37 . Semejante «comunidad» moral de «iguales» implicaría una correlativa<br />

igualdad de derechos, especialmente de aquellos derechos fundamentales<br />

como el derecho a la vida, la libertad y la prohibición de la tortura, que las<br />

mencionadas cuatro especies compartirían38 . Como consecuencia de ello el<br />

«vegetarianismo» sería la única postura ética compatible con el respeto debido<br />

a los animales, así como la prohibición de la experimentación con animales<br />

con fines médicos, a no ser en su propio beneficio39 .<br />

35 De acuerdo con un famoso texto del utilitarista Bentham que Singer trae a colación,<br />

tomado de su Introduction to the Principles of morals and Legislation, de 1789: «Puede llegar el<br />

día en que el resto de la creación animal adquiera esos derechos que nunca se le podrían<br />

haber negado de no ser por la acción de la tiranía. … . Puede que llegue un día en que el número<br />

de piernas, la vellosidad de la piel o la terminación del os sacrum sean razones igualmente<br />

insuficientes para abandonar a un ser sensible al mismo destino. ¿Qué otra cosa es la<br />

que podría trazar la línea infranqueable? ¿Es la facultad de la razón, o acaso la facultad del<br />

discurso? Un caballo o un perro adulto es sin comparación un animal más racional, y también<br />

más sociable, que una criatura humana de un día, una semana o incluso un mes. Pero, aun<br />

suponiendo que no fuera así, ¿qué nos esclarecería? No debemos preguntarnos: ¿pueden<br />

razonar?, ni tampoco: ¿pueden hablar?, sino: ¿pueden sufrir?» (ibid., p. 43).<br />

36 Cfr. ibid., p. 45.<br />

37 SINGER, P., CAVALIERI, P. (eds.), «Declaración sobre los grandes simios», en<br />

El proyecto gran simio, Madrid, Trotta, 1998, p. 12.<br />

38 «La «comunidad de los iguales» es una comunidad moral dentro de la cual aceptamos<br />

que determinados principios o derechos morales fundamentales, que se pueden hacer valer<br />

ante la ley, rigen nuestras relaciones mutuas. Entre estos principios o derechos figuran los<br />

siguientes: 1) El derecho a la vida. Debe protegerse la vida de los miembros de la comunidad<br />

de los iguales. No puede darse muerte a los miembros de la comunidad de los iguales, excepto<br />

… en defensa propia 2) La protección de la libertad individual. No puede privarse arbitrariamente<br />

de su libertad a los miembros de la comunidad de los iguales. Si se les aprisiona<br />

sin que medie un proceso legal, tienen el derecho a ser liberados de manera inmediata. 3)<br />

La prohibición de la tortura. Se considera tortura, y por tanto es moralmente condenable, infligir<br />

dolor grave, de manera deliberada, a un miembro de la comunidad de los iguales, ya sea sin<br />

ningún motivo o en supuesto beneficio de otros» (ibid., loc. cit.).<br />

39 Liberación animal, p. 203.<br />

36 historia y utopía. Estudios y Reflexiones


UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />

Paradójicamente, al tiempo que Singer eleva el estatus moral de los animales<br />

a categorías hasta hace poco tiempo reservadas a los seres humanos,<br />

degrada la condición del hombre, o de determinados grupos de seres humanos,<br />

al nivel hasta hace poco reservado a los animales e incluso a uno inferior.<br />

Asumiendo el concepto tradicional boeciano de «persona» (por mediación<br />

de la definición lockeana de la misma en el Ensayo sobre el entendimiento humano),<br />

Singer la caracteriza por los dos rasgos principales de ser un «ser racional y<br />

autoconsciente» 40 . Ahora bien, dando por supuesta la irrelevancia ontológica<br />

de la diferencia categorial clásica aristotélica entre ser en acto y ser en potencia,<br />

Singer disocia el concepto de pertenencia biológica a la especie humana del<br />

concepto de persona, como ha sido habitual hasta hoy, de modo que aquellos<br />

seres humanos que no sean en acto racionales y autoconscientes (por ejemplo:<br />

los recién nacidos, los deficientes psíquicos), no serían personas, al<br />

tiempo que de un modo harto discutible, atribuye esas capacidades a ciertos<br />

animales (delfines, orangutanes, chimpancés, etc.), por lo que concluye que<br />

existen seres humanos que no son personas y animales no humanos que sí lo serían<br />

41 . Como consecuencia de lo anterior, Singer aboga abiertamente por la<br />

licitud moral del infanticidio, supuesta la previa licitud del aborto, en términos<br />

extraordinariamente denigrantes para la dignidad del niño: «He defendido la<br />

posición de que la vida de un feto no tiene mayor valor que la vida de un<br />

animal no humano que se halle en un nivel similar de racionalidad, autoconciencia,<br />

percatación, capacidad de sentir, etc., y que -puesto que ningún feto<br />

es persona- ninguno tiene el mismo derecho a la vida que una persona. Ahora<br />

bien, se ha de admitir que estos argumentos son tan válidos para el recién<br />

nacido como para el feto. Un bebé de una semana no es un ser racional y autoconsciente,<br />

y hay muchos animales no humanos cuya racionalidad, autoconciencia,<br />

percatación, capacidad de sentir y cosas semejantes, exceden a la<br />

de un bebé humano de una semana, un mes y hasta quizá de un año. Si el<br />

feto no tiene el mismo derecho a la vida que una persona, parece que el recién<br />

nacido no lo tiene tampoco, y que la vida de un recién nacido tiene menos<br />

valor que la de un cerdo, un perro o un chimpancé» 42 . A favor de su defensa<br />

de la moralidad del infanticidio aduce Singer precisamente el hecho de que<br />

haya sido practicado en muchas culturas no occidentales, entre ellas las muy<br />

40 Ética práctica, 2ª ed. de 1993 (cit. en SINGER, P., una vida ética. Escritos, Madrid,<br />

Taurus, 2002, p. 160).<br />

41 «podría haber una persona que no es miembro de nuestra especie. Podría también<br />

haber miembros de nuestra especie que no son personas» (Ética práctica, Ariel, Barcelona,<br />

1995 -traducc. de la 2ª ed. de 1993- «¿Qué hay de malo en matar?», en una vida ética, p. 160).<br />

42 Ética práctica, Barcelona, Ariel, 1984, p. 156. En la segunda edición de Practical<br />

Ethics de 1993 suaviza un tanto la redacción por medio de un circunloquio que modifica el<br />

sentido: «Si el feto no cuenta con el mismo derecho a la vida que una persona, parece que<br />

el bebé recién nacido tampoco, y la vida de éste es de menor valor para él que la vida de un<br />

cerdo, un perro o un chimpancé lo es para el animal no humano» (una vida ética, p. 194).<br />

historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />

37


FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />

cultas griega y romana43 , por mucho que, para consuelo de quienes todavía<br />

se escandalicen por el infanticidio, no debería ser admitido indiscriminadamente,<br />

manteniéndose en cualquier caso su licitud moral44 .<br />

Singer abogar abiertamente por una total inversión (una «revolución<br />

copernicana moral»), de la moral europea tradicional basada en el carácter<br />

sagrado de la vida humana, de origen claramente cristiano, que debería ser<br />

sustituida por la suya propia de carácter relativista-utilitarista, y que coincide<br />

en muy buena medida (en sus valoraciones morales de problemas relacionados<br />

con el valor de la vida humana), con los juicios morales hoy ampliamente<br />

difundidos sobre dichas cuestiones45 . Singer, que se considera un pensador<br />

de izquierdas, cree que, una vez caído el muro de Berlín y cuestionada por<br />

los hechos la utopía marxista clásica, la izquierda debería incorporar un programa<br />

político más realista, un «nuevo paradigma» ético-político a partir de<br />

una consideración más adecuada de la naturaleza humana, programa que debería<br />

incluir la información sobre el hombre proporcionada por la biología<br />

darwinista (desde el enfoque de la «sociobiología» que Singer asume, especialmente<br />

según la versión de R. Dawkins en El gen egoísta. Las bases biológicas<br />

de nuestra conducta), que trabajase a su vez «en pos de un estatuto moral mayor<br />

para los animales no humanos» 46 .<br />

B) Posthumanismo<br />

En cuanto al «transhumanismo» o «posthumanismo», se trata de una<br />

novísima interpretación del hombre (que podría considerarse utópica en<br />

cuanto propone un modelo de hombre «nuevo» que debería aparecer en un<br />

futuro no muy lejano), que se gestó a finales de los años ochenta del siglo<br />

43 Lo que efectivamente es el caso, baste recordar el texto de la Política de Aristóteles<br />

aducido por el propio Singer: «Sobre el abandono y la crianza de los hijos, una ley debe prohibir<br />

que se críe a ninguno que esté lisiado» (ARISTóTELES, Política, 1335b, traducc. de C.<br />

García Gual y A. Pérez Jiménez, Madrid, Alianza, 1986, p. 282), o el de Platón en La República,<br />

Libro V, 460d, que habla de «mantener ocultos en un lugar secreto y desconocido» a<br />

los niños hijos de «los peores» o que nazcan lisiados.<br />

44 Cfr. una vida ética, p. 197.<br />

45 Así en Rethinking life and death, de 1994 (Repensar la vida y la muerte: El colapso de nuestra<br />

ética tradicional, Paidós, 1997), donde pretende «reescribir» los cinco mandamientos fundamentales<br />

de la moral cristiana relativos al respeto y la transmisión de la vida humana por<br />

sus propias alternativas utilitaristas: «Trata toda vida humana como de igual valor»/«Reconoce<br />

que el valor de la vida humana es variable», «Nunca mates intencionadamente una vida<br />

humana inocente»/«Ten responsabilidad por las consecuencias de tus decisiones», «Nunca<br />

te quites la vida, e intenta siempre evitar que los demás se quiten la suya»/ «Respeta los deseos<br />

de una persona de vivir o morir», «Creced y multiplicaos»/«Trae niños al mundo sólo<br />

si son deseados», «Trata toda vida humana como siempre más valiosa que cualquier vida no<br />

humana»/«No discrimines sobre la base de la especie»(en una vida ética, pp. 247-261).<br />

46 «Darwin para la izquierda», 1998, en una vida ética, pp. 315-325, p. 324. DAWKINS,<br />

R., El gen egoísta, Barcelona, Labor, 1979 (existe una edición más reciente en Salvat, 2000).<br />

38 historia y utopía. Estudios y Reflexiones


UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />

XX 47 . Se encuentra representanda hoy sobre todo por el sueco Nick Boström,<br />

director del Future of humanity Institute de la universidad de Oxford, y cofundador<br />

de la World transhumanist Association en 1990, y por el médico-filósofo<br />

rumano Julian Savulescu, director del the oxford uehiro Centre for Practical<br />

Ethics de la misma universidad 48 . Brevemente, el ideario de los posthumanistas<br />

sería el siguiente, en palabras de Boström: «un movimiento cultural, intelectual<br />

y científico que afirma el deber moral de mejorar las capacidades físicas<br />

y cognitivas de la especie humana y de aplicar las nuevas tecnologías al hombre,<br />

a fin de que se puedan eliminar aspectos no deseados y no necesarios<br />

de la condición humana como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento<br />

y, por último, el ser mortal» 49 . Para alcanzar estos objetivos, la humanidad<br />

habría de pasar por un estado de transición transhumano entre el hombre<br />

actual y el posthumano, hombre posthumano que sería capaz de alcanzar las siguientes<br />

«sobrehumanas» capacidades: expectativas de vida superiores a los<br />

quinientos años, capacidad cognitiva dos veces superior al máximo posible<br />

para el hombre actual, control de los inputs sensoriales evitando cualquier<br />

tipo de sufrimiento psicológico, amén de un control emocional total. Además<br />

el posthumano, que se podría lograr en un plazo de sólo «cien años», podría<br />

hacer copias de sí mismo 50 . Entre los precursores reconocidos del movimiento<br />

Boström contaría a Hume, Newton, Hobbes y F. Bacon, que habrían<br />

47 La primera vez que se empleó el término transhumanismo parece haber sido en 1957<br />

por el biólogo J. Huxley en su artículo new Bottles for new Wine, en el que habría escrito:<br />

«The human species can, if it wishes, transcend itself –not just sporadically, an individual<br />

here in one way, an individual there in another way, but in its entirety, as humanity. We need<br />

a name for this new belief. Perhaps transhumanism will serve: man remaining man, but<br />

trascending himself, by realizing new possibilities of and for his human nature» (HUXLEy,<br />

J., new Bottles for new Wine, London, Chatto & Windus, 1957, pp. 13-17, en www.transhumanism.org,<br />

órgano virtual de la World transhumanist Association for the ethical use of technology<br />

to extend human capabilities, consulta: 20/05/2011).<br />

48 Entre las obras más representativas hasta la fecha habría que destacar las de:<br />

BOSTRÖM, N., Anthropic Bias: observation Selection Effects in Science and Philosophy, Routledge,<br />

New york & London, 2002, BOSTRÖM, N., SAVULESCU, J. (eds.), human enhancement,<br />

Oxford University Press, 2008, BOSTRÖM, N., SANDBERG, A., the Wisdom of nature:<br />

An Evolutionary heuristic of human Enhancement, 2007 (cfr. www.nickbostrom.com, consulta<br />

de 20/05/2011).<br />

49 BOSTRÖM, N., Intensive Seminar on transhumanism, yale University, 26 junio 2003,<br />

cit. en el art. de POSTIGO SOLANA, E., «Transumanesimo e postumano: principi teorici<br />

e implicazione bioetiche», medicina e morale. Revista internazionale bimestrale di Bioetica, (2009),<br />

2, pp. 271-287, p. 271, artículo que seguiremos en lo fundamental.<br />

50 POSTIGO SOLANA, p. 272, que lo toma de BOSTRÖM, N., ROACHE, R., Ethical<br />

Issues in human Enhancement, en RyBERG, J., PETERSEN, T.S., WOLF, C, et al. (ed.),<br />

new Waves in Applied Ethics, Palgrave: MacMillan, 2007, p. 280. Sobre la historia del transhumanismo,<br />

se pueden consultar las referencias en su propia página web: en 1972 R. ETTIN-<br />

GER escribió man into Superman, que contribuyó ampliamente al surgimiento del<br />

pensamiento transhumanista. Los grupos transhumanistas comenzaron a reunirse a princi-<br />

historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />

39


FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />

sentado las bases del racionalismo científico, y en cuanto a sus premisas éticas,<br />

se declara deudor (como Singer) del utilitarismo de Bentham y Mill, y del<br />

pragmatismo de Peirce y James51 .<br />

El «posthumanismo» guarda relación en algunos puntos con el animalismo,<br />

en la medida en que, además de su común matriz ética utilitarista, Boström<br />

pretende, por ejemplo, que los supuestos beneficios que la<br />

biotecnología aportará a los seres humanos, deberían ser extensibles a «todos<br />

los seres sintientes» 52 .<br />

En cierto modo el posthumanismo sería la utopía «total» o «perfecta», en<br />

la medida en que, de cumplirse sus aspiraciones, puesto que lograría abolir<br />

completamente la enfermedad, el envejecimiento, el dolor físico y psíquico,<br />

y a la postre, la muerte, lograría de una vez por todas la instauración de una<br />

edad dorada, del paraíso en la tierra53 . ya no haría falta esperar a otro mundo<br />

para lograr la redención completa, pues ya en éste sería posible.<br />

v. conclusiones<br />

¿Son animalismo y posthumanismo las últimas manifestaciones de la tradición<br />

utópica occidental inaugurada con la utopía de Moro en su versión moderna?,<br />

¿o más bien habría que incluir sus rasgos aparentemente utópicos entre<br />

las antitopías más famosas de la primera mitad del siglo XX, las de de un Huxley<br />

o un Orwell? A nuestro entender lo segundo se acercaría más a la verdad.<br />

En cuanto al animalismo de Peter Singer, especialmente en lo que concierne<br />

a sus valoraciones morales sobre el respeto a la vida humana en estado<br />

precario, parece evidente su carácter de utopía involutiva, en la medida en que<br />

expresamente pretende poner en valor juicios morales reconocidamente antiguos,<br />

más aún, literalmente «primitivos» (previos en cualquier caso a la apa-<br />

pios de la década de 1980 en la Universidad de California, la artista futurista Natasha Vita-<br />

More escribió en 1982 una aplicación estética en transhumanist Arts Statement. En 1990 los<br />

filósofos Nick Bostrom y David Pearce fundaron la World transhumanist Association (WtA).<br />

Otros pensadores «transhumanistas» serían R. Kurzweil, H. Moravec o K. Warwick.<br />

51 POSTIGO SOLANA, pp. 374-5, que lo toma de BOSTRÖM, N., A history of<br />

transhumanist thought, Journal of Evolution and Technology, 2005; 14 (1): 1-25.<br />

52 «El transhumanismo es favorecedor del bienestar para todos los seres sintientes<br />

(ya sean éstos humanos, inteligencias artificiales, animales o extraterrestres potenciales) e<br />

incluye muchos principios del humanismo moderno» (www.transhumanism.org, consulta<br />

de 20.04.2009, en POSTIGO SOLANA, p. 374). Por lo demás, queda claro por este texto<br />

que la fantasía cyborg no sólo es moneda corriente para estos autores, sino que tampoco parecen<br />

tener en absoluto claros los límites entre hombre y máquina, límites que por lo demás<br />

tiende de forma simplista a borrar.<br />

53 La superación de la muerte, «el más duro rechazo de la utopía, y por ello, su inolvidada<br />

provocadora» (BLOCH, El principio esperanza, pp. xxv-xxvi), constituye el núcleo principal<br />

de muchas utopías, si no todas.<br />

40 historia y utopía. Estudios y Reflexiones


UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />

rición histórica del cristianismo, como Singer subraya). En efecto, no sólo<br />

griegos y romanos disponían de un derecho cuasi omnímodo sobre la vida<br />

de sus infantes, especialmente los deficientes, sino que la práctica del infanticidio<br />

parece una costumbre extendida en la mayoría de sociedades primitivas.<br />

Según M. Harris, el infanticidio de los niños habría sido tan habitual<br />

entre los pueblos paleolíticos, que del 25 al 50 por ciento de los niños no fallecidos<br />

por causas naturales morirían como consecuencia directa del mismo<br />

o de algún tipo de negligencia peri-natal54 . Muchos estudios antropológicos<br />

abundan en el mismo sentido55 . Más aún, la práctica del infanticidio nos emparentaría<br />

directamente con muchas especies animales, y con los primates<br />

en particular56 . En este sentido, las propuestas de Singer son muestras de un<br />

franco «primitivismo», de una vuelta a estados pasados de la humanidad que<br />

percibimos intuitivamente como indeseables por violar una dignidad y unos<br />

derechos humanos que juzgábamos hasta ahora como imprescriptibles.<br />

Respecto al posthumanismo, independientemente de su más que discutible<br />

viabilidad biológica efectiva, del problema demográfico verdaderamente insoluble<br />

que supondría la inmortalidad terrenal de los seres humanos, o de las<br />

amenazadoras consecuencias éticas que implicaría para la autocomprensión<br />

del ser humano la eugenesia obligatoria que propone, borrando las diferencias<br />

entre «lo crecido» y «lo hecho», entre quien tiene un código genético natural<br />

indisponible (determinado sólo por la naturaleza), y aquellos otros que dispondrían<br />

de un código genético fabricado por otros seres humanos, que serían por<br />

tanto un «producto» de sus creadores y no sus «hijos» 57 , no parece que la perspectiva<br />

de una vida eterna mundana, incluso en el que caso de que fuera biológicamente<br />

posible, sea especialmente deseable, dados los incontables<br />

conflictos éticos que generaría: ¿cuántos hombres inmortales podrían vivir en<br />

54 Cfr. HARRIS, M., Introducción a la antropología general, Madrid, Alianza Editorial,<br />

1986, pp. 217-18.<br />

55 Cfr. el art. de BLAFFER HRDy, S. «Infanticide», en LEVINSON, D., EMBER,<br />

M. (eds.) Encyclopedia of Cultural Anthropology, New york, Henry Holt and Company, 1996, 4<br />

vols., vol. 2, pp. 644-648. Según el estudio de DALy, M. y WILSON, M. «A Sociobiological<br />

analysis of Human Infanticide», HAUSFATER, G., BLAFFER HRDy, S. (eds.), Infanticide:<br />

Comparative and Evolutionary Perspectives, New york, york, Aldine/de Gruyter, 1984, realizado<br />

sobre 60 sociedades incluidas en los «Human Relations Area Files» de la Universidad de<br />

yale, en 39 de ellas se tendría noticia del infanticidio, de las que en 35 las circunstancias<br />

serían «bien conocidas» («well-known»).<br />

56 Entre los primates son conocidos los casos de machos que matan a las crías de<br />

una hembra para aparearse con ella (según BARTLETT, THAD, SUSSMAN, R.W., y CHE-<br />

VERUD, M., «Infant Killing in Primates: A review of Observed Cases with Specific Reference<br />

to the Sexual Selection Hypothesis», American Anthropologist, 95 (4), 1994, pp. 958-990,<br />

cit. en BLAFFER HRDy, «Infanticide», p. 647, col. izda.).<br />

57 Cfr. HABERMAS, J., El futuro de la naturaleza humana. ¿hacia una eugenesia liberal?,<br />

Paidós, 2004, pp. 64 ss. y passim.<br />

historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />

41


FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />

la tierra?, ¿cómo serían fecundados, o en su caso hechos?, ¿por quién?, ¿qué<br />

tipo de relación mantendrían con sus progenitores-productores?, ¿quién decidiría<br />

cuántos descendientes se podrían procrear y con qué rasgos?, ¿cuál sería<br />

el límite de la eugenesia perfeccionadora de las capacidades naturales?, ¿se podrían<br />

crear cyborgs esclavos?, etc., cuestiones para las que los posthumanistas<br />

carecen de respuesta y que en general ni siquiera se plantean. El posthumanismo<br />

muestra por tanto más bien la faz de una inquietante distopía futurista,<br />

que haría verdad las pesadillas de cierto género de literatura de ciencia-ficción,<br />

que una verdadera aspiración de la mayoría de los seres humanos58 .<br />

Tanto el animalismo de P. Singer como el posthumanismo de Boström<br />

podrían incluirse a nuestro entender por derecho propio en la tradición de la<br />

«muerte del hombre» inaugurada por el estructuralismo de Lévi-Strauss en<br />

los años sesenta. Para el estructuralismo el hombre estaba muerto como sujeto<br />

agente, no era más que una «cosa entre las cosas», chose parmi les choses59 , una<br />

pieza dentro de un sistema lingüístico o social cuyas reglas determinaban necesariamente<br />

todas las posibilidades de acción e interacción dentro del mismo.<br />

Pero para el estructuralismo la definición del hombre permanecía indiscutida,<br />

al menos en cuanto individuo biológico. Los límites del hombre que se quería<br />

muerto como sujeto estaban en todo caso definidos: se trataba a la postre del<br />

hombre «de siempre», el perteneciente a la especie biológica homo sapiens, netamente<br />

separada de todas las demás. Para el animalismo y el posthumanismo<br />

sin embargo, ni siquiera la definición biológica del hombre disminuido del estructuralismo<br />

sería aceptable, y sus límites podrían rebasarse tanto por debajo<br />

(animalismo) como por arriba (posthumanismo), de modo que ya no sería<br />

posible ni deseable llegar a un acuerdo sobre los límites definitorios de lo humano<br />

frente al reino meramente animal y frente al mundo de la cibernética,<br />

tal y como pretende la ciberfeminista D. Haraway: «Un mundo cyborg podría<br />

tratar de realidades sociales y corporales vividas en las que la gente no tiene<br />

miedo de su parentesco con animales y máquinas ni de identidades permanentemente<br />

parciales ni de puntos de vista contradictorios» 60 .<br />

Las a nuestro juicio distopías del animalismo y posthumanismo parecen<br />

en realidad el último síntoma de lo que ya apuntaba Max Scheler en 1928 en<br />

su escrito programático El puesto del hombre en el cosmos, a saber, que el hombre<br />

occidental cada vez sabe menos quién es, dividido entre antropologías enfrentadas<br />

y aparentemente incompatibles entre sí:<br />

58 Así para F. Fukuyama el tranhumanismo se ha convertido en «una de las ideas más<br />

peligrosas del mundo» (FUKUyAMA, F., our Posthuman Future: Consequences of the Biotehcnology<br />

Revolution, New york, Farrar, Strauss and Giroux, 2002, en POSTIGO SOLANA, p. 280).<br />

59 LÉVI-STRAUS, C., mitológicas I. Lo crudo y lo cocido, México, FCE, pp. 18-19, 1968<br />

(orig. francés de 1964).<br />

60 HARAWAy, D., Ciencia, cyborgs y mujeres: la reinvención de la naturaleza, Madrid, Cátedra,<br />

1995, p. 263, cit. en CALONGE, F., «Post-humanismo y ética: reflexiones para la re-<br />

42 historia y utopía. Estudios y Reflexiones


UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />

«Poseemos, pues, una antropología científica, otra filosófica y otra teológica,<br />

que no se preocupan una de otra. Pero no poseemos una idea unitaria del hombre. Por otra<br />

parte, la multitud siempre creciente de ciencias especiales que se ocupan del hombre,<br />

ocultan la esencia de éste mucho más de lo que la iluminan, por valiosas que sean. Si<br />

se considera, además, que los tres citados círculos de ideas tradicionales están hoy<br />

fuertemente quebrantados, … , cabe decir que en ninguna época de la historia ha resultado<br />

el hombre tan problemático para sí mismo como en la actualidad» 61 .<br />

Ahora bien, de las tres antropologías enfrentadas que Scheler contradistinguía<br />

en 1928 (la científico-biológica de corte darwinista, la filosófica de<br />

origen griego y la teológica de matriz judeo-cristiana, a las quizás pudiéramos<br />

añadir hoy la «cibernética»), sin duda que es la científico-tecnológica la que<br />

ha logrado una hegemonía indiscutida (al paso del debilitamiento progresivo<br />

de sus dos antagonistas), quedando relegadas la visión griega y judeo-cristiana<br />

cada vez más a un baúl de los recuerdos que ya nadie revuelve, cuando no a<br />

material de desecho y derribo.<br />

Ahora bien, como ya observó H. Plessner, paradójicamente, cuanto<br />

más el hombre occidental ha pretendido librarse de su suelo nutricio grecojudeo-cristiano,<br />

en un proceso de autoexaltación iniciado en el Renacimiento<br />

y que continúa hasta hoy, que pretendería prescindir de toda norma más allá<br />

de su pura voluntad (de Dios primero, de cualquier autoridad, de la «esencia»<br />

humana como último criterio normativo por encima del deseo omnímodo<br />

del Único, como pretendía Max Stirner), tanto más acaba degradándose en<br />

su autocomprensión teórica:<br />

«Causa sorpresa comprobar, … , que la confianza ilimitada puesta sobre el<br />

hombre desde el Renacimiento en adelante corre pareja a un progresivo abajamiento<br />

de su posición peculiar en la naturaleza. Cuanto más se ha exaltado al hombre en<br />

abstracto, tanto más ha sido rebajado el aprecio a su ser en concreto; y, sobre todo,<br />

tanto más se han ido confundiendo las fronteras del mundo humano con el animal.<br />

La emancipación del hombre, signo característico de los tiempos nuevos … resultó<br />

posible únicamente … con … el olvido de la imagen con la que el mundo griego, el<br />

judaísmo y el cristianismo habían caracterizado al hombre. Pero en la medida en que<br />

nos alejamos de esta imagen clásica … del hombre, la posición del hombre en el<br />

mundo se vuelve cada vez más problemática» 62 .<br />

Sin duda que el animalismo y el posthumanismo tienen poco que ver<br />

con una continuación del humanismo moderno, como pretende Boström,<br />

construcción de solidaridades en la sociedad moderna avanzada», Foro Interno, 5 (2005), 59-<br />

83, p. 77, nota 53 (hasta el sacrosanto principio metafísico de no-contradicción parecería<br />

llevarse por delante el posthumanismo a lo que parece, con su capacidad de hacer «compatibles<br />

puntos de vista contradictorios»).<br />

61 SCHELER, M., El puesto del hombre en el cosmos, Losada, Buenos Aires, 1968 7 , p. 24.<br />

62 PLESSNER, H., mensch und tier, en Conditio humana, 1964, Plessner Gesammelte Schriften,<br />

VIII, 1983, 52-65, p. 52s. (el artículo original es en realidad de 1938, cfr. PRIETO, L., El hombre y el<br />

animal. nuevas fronteras de la antropología, BAC, Madrid, 2008, pp. 220-1, y p. 220, nota 3).<br />

historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />

43


FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />

sino más bien con su contrario: con la pérdida del genuino humanismo de la<br />

tradición europea, humanismo que una Europa «cansada de sí misma» hace<br />

tiempo que olvidó en los polvorientos anaqueles de las antiguas bibliotecas,<br />

y que sumido en el olvido apenas tiene ya algo que decir:<br />

«Unos objetos postales que ya no se reparten dejan de ser envíos a amigos<br />

posibles: se transforman en objetos archivados. También esto, es decir, que los libros<br />

canónicos de antaño poco a poco hayan ido dejando de ser cartas a los amigos y que<br />

ya no reposen en las mesillas de noche, ni en las de día, de sus lectores, sino que se<br />

hayan sumido en la atemporalidad de los archivos, esto también le ha quitado al movimiento<br />

humanista la mayor parte del empuje que tuvo una vez. Los archiveros<br />

bajan cada vez con menos frecuencia a las profundidades que albergan esas antigüedades<br />

textuales, para consultar opiniones anteriores sobre temas modernos. Quizás<br />

ocurra de cuando en cuando que, mientras están metidos en tales indagaciones por<br />

los sótanos muertos de la cultura, esos papeles largo tiempo no leídos empiecen a<br />

centellear, como si lejanos rayos se precipitaran sobre ellos» 63 .<br />

Si fuera cierto que el pensamiento clásico y la Biblia fueron los dos<br />

grandes proveedores del pensamiento utópico en Occidente, como quería el<br />

matrimonio Manuel, sería lógico esperar que el olvido de sus arquetipos fundacionales<br />

no pueda conducir a las mentes occidentales de hoy sino a las pesadillas<br />

distópicas más dispares, que no sueños, que exhiben los más<br />

inquietantes perfiles.<br />

63 SLOTERDIJK, P., normas para el parque humano, Siruela, Madrid, 2006, pp. 84-85.<br />

44 historia y utopía. Estudios y Reflexiones


El trabajo fEmEnino: utopía y rEalidad social<br />

silvia medina Quintana<br />

Grupo Deméter. Historia, Mujeres y Género. Universidad de Oviedo<br />

E-mail: silvia_medinaq@hotmail.com<br />

Es evidente que el trabajo de las mujeres se configura como una realidad<br />

social durante toda la Historia. En muchas culturas, el modelo de feminidad<br />

estaba vinculado a lo doméstico, pero esa imagen teórica no fue<br />

pensada para las mujeres de las clases populares quienes, lejos de permanecer<br />

encerradas en sus hogares, tuvieron una presencia activa en la vida económica<br />

de todas las sociedades históricas.<br />

Con el concepto de trabajo femenino se aborda, en este artículo, tanto<br />

el remunerado como el que queda invisibilizado tras las labores propias del<br />

sexo femenino»; por tanto, se analizará la participación de las mujeres en la<br />

esfera económica a través de esa doble vertiente: por una parte, diferentes<br />

oficios remunerados que ejercieron (aunque en ciertos casos, como el de las<br />

esclavas, no sean ellas quienes reciban la retribución económica) y, por otra<br />

parte, las actividades domésticas, que no son remuneradas.<br />

Este texto presenta un recorrido histórico lineal, respetando las grandes<br />

divisiones de la Historia, aunque teniendo en cuenta que esos límites cronológicos<br />

pueden resultar artificiales en muchas ocasiones. Concretamente,<br />

se hace especial atención al trabajo de las mujeres en la sociedad romana pues<br />

existe una considerable información al respecto y no se puede obviar que en<br />

las culturas clásicas se configuran unos modelos y unas realidades que están<br />

en la base de nuestra sociedad actual; de ahí que el análisis de este período<br />

sea más extenso y se haya privilegiado frente a otras épocas.<br />

También conviene señalar que dicho recorrido histórico se centra en<br />

Europa y, conscientemente, se han dejado fuera otras realidades en las que<br />

el trabajo de las mujeres fue, y continúa siendo, el pilar del desarrollo económico.<br />

Sin embargo, no se pretende hacer de la historia de las mujeres en Europa<br />

el único modelo válido para realizar ese balance del trabajo femenino.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones 45


SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />

i. desarrollo histórico del trabajo femenino<br />

Por establecer unas líneas generales, ya que esta contribución no pretende<br />

hacer un análisis exhaustivo, comenzaremos en la Prehistoria este recorrido<br />

histórico para rastrear el trabajo de las mujeres.<br />

no sabemos con claridad cómo era el reparto de tareas entre hombres<br />

y mujeres en las etapas prehistóricas. Se puede hablar de espacios diferenciados,<br />

atendiendo al uso que se les daba, por ejemplo, lugares para la transformación<br />

de alimentos, elaboración de útiles y otras tareas, zonas de descanso,<br />

y el campo abierto, pero no parece que estas áreas estuvieran asociadas a uno<br />

u otro género. A la luz de las investigaciones arqueológicas y los materiales<br />

hallados relativos a este período, se puede afirmar que, en ocasiones, se ha<br />

proyectado al paleolítico la división social de épocas posteriores e ideas actuales;<br />

es cierto que los materiales para investigar las etapas prehistóricas son<br />

escasos pero no por ello podemos trasladar esquemas posteriores a etapas<br />

donde no se puede afirmar con seguridad que funcionaban del mismo modo1 .<br />

A finales del neolítico asistimos ya a una clara división social, con la<br />

presencia de jerarquías, diferencias de género y de clase que se reflejan en los<br />

ajuares domésticos y fúnebres, y en la distribución del poblado, donde aparece<br />

una clara división de espacios vinculada a la realización de distintas actividades.<br />

Esta diferenciación evidente no se aprecia de un modo claro durante el período<br />

paleolítico, pero tampoco podemos caer en el poco riguroso recurso de<br />

presentar una imagen idealizada de las primeras culturas humanas2 .<br />

Desconocemos aún muchas cosas sobre la organización social de estos<br />

grupos nómadas, cuya economía se basaba en la caza y la recolección; precisamente,<br />

el tema de la caza fue uno de los más abordados por la historiografía<br />

tradicional, que solía presentar el modelo del hombre cazador y proveedor<br />

de alimento, frente a la mujer que esperaba pasivamente en el ámbito doméstico,<br />

dedicada a labores textiles y a la preparación de comida, mientras el<br />

grupo de hombres jóvenes cazaba grandes piezas3 . Una imagen caricaturesca<br />

que aún se mantuvo mucho tiempo en estudios científicos y rigurosos.<br />

Sin embargo, parece que la economía de estos grupos dependía fundamentalmente<br />

de la caza de pequeños animales, la recolección, la pesca y el<br />

carroñeo, y sólo en momentos puntuales se podrían proveer de grandes pie-<br />

1 Trinidad Escoriza Mateu, 2006: 5-10; Almudena Hernando Gonzalo, 2007: 167;<br />

Trinidad Escoriza Mateu y Pedro V. Castro Martínez, 2009: 207.<br />

2 Es frecuente presentar de una manera romántica estas etapas como un período<br />

igualitario, previo a la civilización y donde no hay conflictos sociales. Otro ejemplo lo encontramos<br />

en la manera en que parte de la historiografía presentaba a ciertos pueblos prerromanos<br />

de la Península Ibérica, con una imagen de grupos igualitarios, frente a lo que<br />

sucederá tras la conquista romana.<br />

3 Mª Ángeles Querol, 2005-06: 47-70.<br />

46 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />

zas. En cualquier caso, la participación de las mujeres se supone fundamental<br />

para la supervivencia del grupo, en variadas actividades y desarrollando todo<br />

tipo de labores. Una muestra de la visión androcéntrica de los estudios históricos<br />

tradicionales es que siempre se presenta a los hombres como los artífices<br />

del arte prehistórico, pero no hay razón para no pensar también en<br />

mujeres artistas.<br />

Siguiendo a Almudena Hernando, se pueden rastrear las primeras divisiones<br />

de género y de clase claramente diferenciadas durante la Edad del<br />

Bronce en Europa, algo que, evidentemente, arranca en la etapa neolítica<br />

aunque esas diferencias no eran todavía tan marcadas; según esta autora, la<br />

sedentarización y el desarrollo de la agricultura y la ganadería no explican la<br />

diversificación de funciones en base al género, y las diferencias sociales.<br />

la aparición de jerarquías masculinas y, por tanto, de una diferenciación<br />

social evidente –hecho registrado en varias necrópolis europeas al final del<br />

neolítico y, especialmente, durante el calcolítico y la edad del Bronce 4 -, se<br />

debe a la denominada revolución de los productos secundarios», que trae<br />

como consecuencia la división sexual del trabajo. A cada género le corresponden<br />

diferentes actividades, enmarcadas en espacios contrapuestos y, a la<br />

vez, complementarios, quedando establecido lo doméstico para las mujeres<br />

y lo público para los varones 5 . En el primer caso, las actividades domésticas,<br />

también denominadas reproductivas por oposición a las productivas», incluyen<br />

una innumerable serie de trabajos que se entienden naturales» en las mujeres:<br />

crianza de la descendencia, cuidado de personas enfermas y ancianas,<br />

preparación de alimentos y tratamiento para su conservación, aprovisionamiento<br />

de agua, elaboración de productos cerámicos, confección del vestido,<br />

atención de la huerta y animales domésticos… Mientras que los varones monopolizan<br />

las tareas que más prestigio social tienen: la defensa del territorio<br />

con las armas y el control ritual 6 .<br />

Siguiendo el recorrido cronológico, encontramos en las sociedades de<br />

la Antigüedad las primeras justificaciones, de carácter religioso, biológico,<br />

moral y jurídico, para ese orden que establecía tareas y espacios diferentes<br />

para cada sexo. De esta forma, el griego jenofonte recuerda en su obra Económico,<br />

que hombres y mujeres tenían capacidades diferentes en función de<br />

su biología, lo que les dirigía hacia distintas tareas, división que, además, estaba<br />

sancionada por las divinidades y por las leyes.<br />

4 Almudena Hernando Gonzalo, 2005-06: 95-109.<br />

5 En relación a estas primeras diferencias de género, Simone de Beauvoir escribió en<br />

El Segundo Sexo: la peor maldición que pesa sobre la mujer es estar excluida de estas expediciones<br />

guerreras; si el hombre se eleva por encima del animal no es dando la vida, sino<br />

arriesgándola; por esta razón, en la humanidad la superioridad no la tiene el sexo que engendra,<br />

sino el que mata» (2005: 128).<br />

6 Agradezco a Mónica González Santana sus oportunas valoraciones y sus consejos<br />

para la realización de este apartado.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

47


SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />

Este ordenamiento hace referencia también al concepto de ocio, otro<br />

de los elementos que definían a los individuos libres y que los distinguía de<br />

las personas de estatuto servil7 . la literatura, tanto griega como latina, ensalza<br />

el modelo virtuoso de una mujer diligente, que permanece siempre en continua<br />

actividad, pues en las mujeres el tiempo libre no se asimila al ocio sino<br />

a la holgazanería. Autores como Hesíodo, jenofonte y Aristóteles para la sociedad<br />

griega, defienden la importancia del trabajo agrícola y los negocios<br />

pero siempre que sea combinado con tiempo de descanso, pues es lo que<br />

distingue al esclavo del hombre libre.<br />

En el mundo romano, del mismo modo, hay un tipo de trabajo que se<br />

entiende como algo honroso, el agrícola, pero los trabajos relacionados con<br />

la artesanía y el comercio no gozan de buena reputación, se consideran indignos.<br />

Así, Catón, Varrón y Columela alaban en sus obras de agronomía el<br />

modelo del campesino libre independiente que no trabaja por una merces, una<br />

retribución, paga o salario, sino para sí mismo. También hay que señalar que<br />

esta imagen peyorativa la ofrecen principalmente las fuentes literarias porque,<br />

según la información epigráfica, algunos artesanos firmaron sus obras, lo<br />

que indica su orgullo, e incluso encontramos ejemplos, tanto de hombres<br />

como de mujeres, que quisieron reflejar en sus epitafios el oficio al que se<br />

dedicaron en vida8 . Es complejo rastrear el trabajo femenino en la literatura<br />

romana, pues los autores no estaban interesados en ese tema, y mucho menos<br />

en la participación de las mujeres en él; sin embargo, a pesar de las dificultades,<br />

tanto en los textos literarios como en la epigrafía se puede rastrear información<br />

sobre las actividades económicas realizadas por las mujeres.<br />

En el mundo rural el trabajo llevado a cabo por las mujeres era fundamental<br />

para el desarrollo de las unidades domésticas9 . Columela, Catón y Varrón<br />

hablan del trabajo en el campo y parten del modelo del vilicus –el capataz,<br />

encargado de dirigir la hacienda- y de la vilica –esposa del vilicus y responsable<br />

también de una parte importante del buen funcionamiento de la hacienda-.<br />

En las grandes propiedades trabajaría un buen número de esclavos y esclavas<br />

bajo la supervisión del vilicus y la vilica que, normalmente, eran también de<br />

condición servil, mientras que en fincas más pequeñas el trabajo productivo<br />

recaería en personas libres que, en algunos casos, y dependiendo de la capacidad<br />

económica de la familia, podrían disponer de algún esclavo o esclava.<br />

En cualquier caso, parece que las labores agrícolas y domésticas de las<br />

mujeres, fuesen libres o esclavas, eran similares. Trabajaban sobre todo en el<br />

7 la literatura griega enaltece la figura de la mujer hacendosa, frente al ciudadano<br />

que goza del ocio, Mª. Dolores Mirón Pérez, 2001: 7-16.<br />

8 juan francisco rodríguez neila, 1999: 13-14.<br />

9 Para un buen análisis de las actividades de las mujeres en las unidades domésticas campesinas,<br />

vid. Cándida Martínez lópez y Mª Dolores Mirón Pérez, 2000, y Cándida Martínez lópez, 2002.<br />

48 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />

interior de la casa, realizando diferentes actividades, aunque también participarían<br />

en las tareas del exterior, como la recolección, la vendimia, la recogida<br />

de la aceituna, el cuidado del ganado… Estas labores femeninas extradomésticas<br />

no aparecen claramente señaladas en las obras literarias, aunque se hace<br />

alguna mención a ellas, pues los agrónomos pretenden fijar ese modelo de<br />

domesticidad e insisten en la actividad del interior; sin embargo, en otras<br />

fuentes, como el Digesto, sí hay evidencias de trabajo femenino en el exterior<br />

de la casa, lo que demuestra que ese modelo de mujer encerrada en el hogar<br />

está alejado de la realidad social, especialmente cuando se trata de mujeres<br />

de condición humilde10 .<br />

En estos tratados de agronomía, se insiste en que las mujeres se encargaban<br />

de las labores vinculadas a la esfera doméstica, y aunque se mencionan<br />

diferentes actividades a cumplir por la administradora, que no debe<br />

estar nunca ociosa, se puede considerar que todas ellas se enmarcan en un<br />

genérico trabajo femenino»; en el caso de los varones aparece una larga lista<br />

de términos concretos y específicos de las distintas actividades desarrolladas,<br />

pero no sucede lo mismo con el trabajo de las mujeres11 . Éste incluye la preparación<br />

de la comida diaria, la limpieza y mantenimiento del orden en el<br />

hogar, acudir a por agua, lavar y recoger, cuidar de las personas enfermas, la<br />

realización del pan, confección de ropas y el trabajo de la lana (que incluye<br />

el lavado, cardado, hilado y tejido), preparación de alimentos y transformación<br />

para su conservación (salazones, confituras) 12… En definitiva, todo lo<br />

que implica administrar eficientemente la hacienda.<br />

En el mundo urbano se pueden rastrear diferentes tipos de oficios,<br />

fundamentalmente a través de la epigrafía y la iconografía13 , ejercidos en su<br />

mayoría por esclavas y libertas, aunque también se conoce algún caso de<br />

mujer libre14 .<br />

Uno de los sectores más importantes de participación laboral femenina<br />

es el trabajo textil, pues se consideraba una labor característica de las mujeres.<br />

10 Cándida Martínez lópez y Mª Dolores Mirón Pérez, 2000: 34-37.<br />

11 Quiero agradecer sinceramente a Carla rubiera Cancelas su ayuda y comentarios<br />

respecto al trabajo femenino en las explotaciones agrarias romanas, tema de su tesina de<br />

máster (sin publicar), así como haberme facilitado su lectura.<br />

12 Cándida Martínez lópez, 2002: 74-85.<br />

13 Hay una abundante bibliografía que recoge esta información epigráfica; obras ya<br />

clásicas son las de joël le Gall, 1969 y Susan Treggiari, 1975, 1976 y 1979. En cuanto a iconografía<br />

sobre trabajo femenino, una obra de referencia indiscutible es la de natalie Kampen,<br />

1981. Para el análisis de distintos trabajos ejercidos por mujeres y que aparecen en la epigrafía,<br />

vid. Alfredo Buonopane y francesca Cenerini, 2003.<br />

14 El listado de oficios que se menciona a continuación parte de las obras de joel le<br />

Gall, 1969; Arcadio del Castillo, 1974; Susan Treggiari, 1975, 1976 y 1979; natalie Kampen,<br />

1981; jane f. Gardner, 1990: 233-255 y josé Pérez negre, 1998.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

49


SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />

El trabajo de la lana (lanificium) está vinculado a la honra de las matronas, que<br />

aparecen reflejadas en la literatura y en la epigrafía como virtuosas lanificae.<br />

Encontramos términos muy especializados para diferentes labores relacionadas<br />

con la lana: hilanderas (quasillariae, staminariae), tejedoras (textrices), vendedoras<br />

de lana (lanipendae). De igual forma, hay constancia de mujeres<br />

dedicadas al comercio del lino (linteariae) y tintoreras (purpurariae); parece que<br />

el término purpuraria no sólo serviría para designar a las tintoreras sino también<br />

a las responsables de la comercialización de la púrpura, un sector muy<br />

importante en la roma antigua 15 . Otros oficios relacionados con el mundo<br />

textil y en el que aparecen mujeres, aunque no eran actividades exclusivamente<br />

femeninas –pues se registran igualmente nombres masculinos-, serían<br />

modistas o costureras (vestificae), zurcidoras (sarcinatrices), encargadas de las<br />

prendas de vestir (vestiplicae), y en un comercio de productos de lujo aparecen<br />

oficios como las bordadoras en oro o especialistas en vestidos bordados en<br />

oro (auri vestrices).<br />

Otro sector fundamental en el que se empleaban mujeres era como<br />

vendedoras en el mercado de diferentes productos; se puede suponer que,<br />

como sucede en épocas posteriores, algunas de estas mujeres serían agricultoras<br />

de las zonas rurales próximas a la ciudad que acudían a la urbe para<br />

vender sus propios productos. Entre los términos que aparecen en la epigrafía<br />

encontramos vendedoras de trigo y legumbres (negotiatrices frumentaria et leguminariae),<br />

habas (fabariae), semillas (seminariae) o sazonadores (conditariae), de<br />

pescado (piscatrices), panaderas (furnariae), pasteleras (halicariae), así como relieves<br />

que representan a vendedoras de aves, carnes, verduras y hortalizas.<br />

Además, se constatan diferentes oficios artesanales, muchas veces ejercidos<br />

por libertas en negocios familiares donde trabajan junto su marido; podían<br />

participar en la producción y, especialmente, en la venta de los artículos: zapatos<br />

(sutrices), clavos (clavariae), plomo (plumbeariae), botellas (lagunariae), resina<br />

(resinariae), incienso (thurariae)… y no sólo en artículos de uso cotidiano sino<br />

también para joyas y productos de lujo: perfumes (unguentariae), láminas de<br />

oro para la confección de piezas (brattearia), trabajo y venta de piedras preciosas<br />

(gemmariae).<br />

relacionados con la maternidad y la educación aparecen oficios como<br />

las comadronas (obstetrices), nodrizas y niñeras (nutrices), damas de compañía<br />

(pedisequae) y maestras (magistrae, paedagogae, lectrices). y con el cuidado y atención<br />

del cuerpo: médicas (medicae), masajistas (unctrices), peluqueras de mujeres<br />

(ornatrices) y también para hombres (barberas: tonstrices).<br />

finalmente, se pueden apuntar otros oficios que tenían peor consideración:<br />

el registro iconográfico muestra ejemplos de bailarinas y músicas, y<br />

la epigrafía informa de taberneras y propietarias de posadas (cauponae, hospitae,<br />

popinariae), actrices (mimae), prostitutas (meretrices).<br />

15 Sobre este tema, un estudio completo es el de Pilar fernández Uriel, 2010.<br />

50 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />

Para realizar este texto me he centrado en las mujeres romanas trabajadoras,<br />

aquellas que ejercieron un oficio, pues he querido analizar el trabajo<br />

de mujeres humildes que realizaban distintas funciones por un salario; si eran<br />

libres o libertas se quedaban con él, pero en el caso de las esclavas, pasaría a<br />

manos de su amo o ama. Cabe señalar que otro grupo de mujeres tuvieron<br />

una gran importancia en el desarrollo económico romano, aunque su contribución<br />

no ha sido tratada aquí; me refiero a mujeres de la elite que poseían<br />

terrenos y diferentes negocios (ladrillos, cal, aceite, vino, navieras) y que, en<br />

definitiva, eran empresarias, aunque sus negocios fueran llevados a cabo por<br />

libertos o esclavos, como solía suceder también en el caso de los varones16 .<br />

Continuando en el tiempo, en los siglos medievales se mantiene la contradicción<br />

entre un discurso que obliga a las mujeres a mantenerse en la domesticidad<br />

y una realidad que muestra a mujeres trabajando para sacar<br />

adelante a sus familias, tanto solteras y viudas, como casadas17 . Cristina Segura<br />

propone distinguir entre actividades remuneradas y no remuneradas de las<br />

mujeres, más que entre rurales y urbanas, pues el trabajo que desarrollaron<br />

muchas mujeres en los negocios y talleres familiares, y que no se remuneraba,<br />

quedaría invisibilizado al no encajar en la división rural/urbano18 .<br />

Se mantienen muchos oficios femeninos que vimos en la Antigüedad<br />

y aparecen otros como consecuencia del desarrollo artesanal urbano. no se<br />

pueden olvidar, además de estos oficios, las tareas que las mujeres desarrollaban<br />

en sus hogares, al servicio de sus familias, como ya se ha señalado para<br />

la época clásica. Preparación de alimentos, ir por agua, elaboración del vestido,<br />

entre otras muchas, y, por supuesto, las denominadas actividades de reproducción<br />

social que incluyen no sólo el alumbramiento, sino también la<br />

crianza y educación de la descendencia y la atención a personas enfermas y<br />

mayores.<br />

Entre las actividades económicas desarrolladas por las mujeres en la<br />

Edad Media, destaca la labor de las criadas, las relacionadas con el trabajo<br />

textil y el mercadeo de productos de uso cotidiano: hortelanas, panaderas,<br />

sardineras, alfayatas, tejedoras, fruteras, amas, criadas, nodrizas, lavanderas19 .<br />

Según los fueros las mujeres no tenían permitido el ejercicio de un trabajo,<br />

pues para eso era necesario pertenecer a un gremio, algo imposible para las<br />

mujeres ya que no podían acceder a la categoría de vecino, requisito indis-<br />

16 Hay una considerable bibliografía sobre estas mujeres propietarias y con negocios;<br />

vid., entre otros, Deborah Hobson, 1983; Suzanne Dixon, 1985; Henar Gallego franco,<br />

1991: 98-106 y Päivi Setälä, 2002.<br />

17 Una obra pionera al respecto, donde se recogen diferentes estudios sobre el trabajo<br />

femenino en la Edad Media, es la de Ángela Muñoz fernández y Cristina Segura Graiño,<br />

1988.<br />

18 Cristina Segura Graiño, 2004: 234-235.<br />

19 Cristina Segura Graiño, 2001: 113-116; 2005-06: 524-536.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

51


SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />

pensable para ser sujeto laboral y sujeto político, y, por tanto, para ingresar<br />

en un gremio. Sin embargo, las ordenanzas municipales sí recogen, en ocasiones,<br />

referencias a una actividad laboral ejercida por mujeres; les preocupaba<br />

regular el orden y evitar posibles problemas, pero que aparezca esta<br />

información no implica que tuvieran reconocido el estatus de trabajadoras<br />

oficialmente. Otra muestra de trabajo femenino es que muchas viudas dirigían<br />

los negocios de sus maridos artesanos cuando estos fallecían, y hasta que su<br />

primogénito pudiera hacerse cargo del negocio. Queda de manifiesto así que<br />

tenían la capacidad y el conocimiento suficientes para trabajar en ese campo<br />

con diligencia, pero ante la legislación gremial este hecho era una excepción,<br />

no reconocida legalmente en las disposiciones20 .<br />

En la Edad Moderna se produce el nacimiento y desarrollo de la industrialización,<br />

que tendrá importantes consecuencias en el mundo del trabajo.<br />

Vemos, sin embargo, que las divisiones tradicionales de la historia no<br />

afectan del mismo modo a la historia de las mujeres, pues el renacimiento<br />

no supuso grandes cambios respecto a la situación anterior, en lo que a actividades<br />

femeninas se refiere.<br />

Como en épocas precedentes, las mujeres siguieron desarrollando esas<br />

labores domésticas, esas tareas de reproducción que quedaban oficialmente<br />

al margen de la economía productiva; el modelo ideal siguió siendo el de la<br />

domesticidad, algo que se refleja en diferentes obras literarias y en tratados<br />

y ensayos, como La perfecta casada21 . no obstante, y como se ha señalado anteriormente,<br />

las mujeres de clases humildes quebraron esas barreras morales<br />

y espaciales, pues su situación no permitía el encierro casero22 .<br />

Uno de los trabajos ejercidos por muchas mujeres es el servicio doméstico,<br />

donde se remuneran, en mayor o menor medida, esas actividades<br />

que, en caso de ser realizadas por las mujeres en el seno familiar, no son retribuidas;<br />

de ahí que la consideración económica de estas tareas no esté en el<br />

propio trabajo sino en quién lo realiza23 . De igual forma sucedía en la antigüedad,<br />

mayoritariamente con las esclavas que trabajaban en las grandes<br />

domus, y en el medievo con las criadas y amas, modelo que se extiende hasta<br />

la época contemporánea.<br />

Pero, además, aparecen trabajadoras en las incipientes fábricas o manufacturas<br />

que están en la base del posterior desarrollo industrial, sin olvidar<br />

20 Cristina Segura Graiño, 2001: 111-113, 117; 2005-06: 540-543.<br />

21 Así tituló fray luis de león a su obra, publicada por primera vez en 1583, y dirigida<br />

a su sobrina María Varela Osorio como regalo de bodas.<br />

22 En España, cabe destacar como pionera la obra de Margarita Ortega y Mª jesús<br />

Mantilla, 1996, pues recoge las contribuciones a uno de los primeros encuentros para analizar<br />

el trabajo femenino en época moderna y contemporánea, en 1987.<br />

23 Cristina Segura Graiño, 2001: 110.<br />

52 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />

la importancia del trabajo a domicilio. Se acepta el trabajo femenino en determinados<br />

sectores, al no considerarse una amenaza para los varones, pero<br />

en otros hay una férrea oposición24 ; frente al modelo de la domesticidad, inviable<br />

para muchas mujeres, se extiende la idea de un trabajo adecuado al<br />

sexo femenino. De todas formas, como ocurría anteriormente y como sucederá<br />

con posterioridad, se consideraba que la aportación económica principal<br />

era la del marido, y la esposa contribuía» o ayudaba» en momentos puntuales,<br />

pues debía estar dedicada principalmente a las tareas domésticas25 .<br />

En la época contemporánea, con una sociedad mayoritariamente industrializada,<br />

el modelo de la domesticidad se concreta en el ángel del<br />

hogar» 26 . Aunque, teóricamente, este ideal estaba pensado para las mujeres<br />

burguesas, se consideraba deseable también para las obreras, quienes se veían<br />

en la necesidad de trabajar por un salario27 .<br />

Como en épocas anteriores, pervive la división sexual del trabajo. Así,<br />

se mantiene el trabajo a domicilio y se incrementa la mano de obra femenina<br />

en las fábricas (textiles, químicas, de alimentación, madereras…), aunque los<br />

salarios siguen siendo inferiores a los de sus compañeros. Perviven determinados<br />

oficios, como los relacionados con la producción de alimentos y venta<br />

de productos de uso cotidiano, además de en el mercado, ahora con dependientas<br />

y empleadas de comercio. A finales del siglo XIX y, especialmente,<br />

en el XX, se desarrollan nuevos oficios entre la clase media, algunos de ellos<br />

ejercidos casi en exclusiva por mujeres; por ejemplo, enfermeras (cuyo prestigio<br />

social va paralelo al declive del de las comadronas), oficinistas, mecanógrafas,<br />

telefonistas, secretarias y bibliotecarias28 . Sin embargo, a pesar del<br />

incremento de mujeres trabajadoras, la realidad doméstica seguía siendo únicamente<br />

femenina, y la mayoría de ellas padecen una agotadora doble jornada,<br />

obligadas a conciliar las demandas laborales y las exigencias del trabajo<br />

doméstico.<br />

24 En palabras de laura nuño Gómez: las ausencias del espacio doméstico promovieron<br />

una dura reacción contra el trabajo extradoméstico de las mujeres, pero las presencias<br />

visibilizaron el trabajo de las mujeres y su contribución económica al mantenimiento del<br />

hogar» (2010: 58).<br />

25 Montserrat Carbonell, 2006: 251-255.<br />

26 Mary nash, 2004: 39-45; Sonia García Galán, 2009: 89-105. la denominación del<br />

modelo doméstico para las mujeres de la burguesía está tomada del poema de Coventry Patmore,<br />

The angel in the house», escrito en 1854. Agradezco a la doctora Socorro Suárez lafuente<br />

su desinteresada ayuda y la información proporcionada sobre este modelo de<br />

domesticidad.<br />

27 Una obra de referencia sobre el trabajo femenino y la importancia de la familia en<br />

el desarrollo económico es la de louise A. Tilly y joan W. Scott, 1987, publicada por primera<br />

vez en 1978.<br />

28 Mary nash, 2010: 100-105.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

53


SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />

ii. El trabajo femenino como utopía<br />

El hecho de que muchas mujeres desarrollaran un trabajo extradoméstico<br />

generó una considerable oposición al trabajo femenino, tanto en los discursos<br />

como en la práctica. frente a esta tendencia generalizada, algunas<br />

voces o grupos se erigen en defensores del derecho femenino al trabajo; así,<br />

encontramos diversas manifestaciones que reivindican el salario como la<br />

forma de asegurar la independencia femenina.<br />

En 1872 se celebró en Zaragoza el Congreso de la federación regional<br />

Española de la AIT, donde se proclamó: Si relegamos exclusivamente a la<br />

mujer a las funciones domésticas, es someterla, como hasta aquí, a la dependencia<br />

del hombre y, por lo tanto, quitarle su libertad. ¿Qué medio hay para<br />

poner a la mujer en condiciones de libertad? no hay otro más que el trabajo» 29 .<br />

Sin embargo, a pesar de esta declaración temprana de la AIT, hay constancia<br />

del malestar de los obreros, llegando incluso a manifestarse en contra<br />

de la presencia femenina en las fábricas, y de la nula implicación de los sindicatos<br />

y partidos de izquierdas en reivindicar mejoras laborales para las mujeres.<br />

En general, el movimiento obrero rechazó las ideas feministas por<br />

considerar que los problemas de la mujer» se resolverían con la propia lucha<br />

proletaria. Así opinaban también Clara Zetkin y Alexandra Kollontai, quienes<br />

eran conscientes de que las obreras sufrían una doble opresión, como trabajadoras<br />

y como mujeres, pero consideraban que no era necesaria una lucha<br />

específica, la feminista, sino que debía enmarcarse en la lucha de clases30 .<br />

Por su parte, los moralistas advertían del peligro que suponía para la<br />

familia y para el propio género femenino el hecho de que las mujeres abandonaran,<br />

o rechazaran, su sagrada misión de esposas y madres para acudir al<br />

trabajo; en la España de los años 30 del siglo XX, Gregorio Marañón y<br />

ramón y Cajal insistían en la necesidad de que las mujeres se dedicaran en<br />

exclusividad a ser madres y olvidaran el trabajo extradoméstico, una idea que<br />

pervivió con la moral franquista, empeñada en presentar al hombre como el<br />

cabeza de familia.<br />

A pesar de que cada vez más mujeres desarrollaban un trabajo extradoméstico<br />

y de la aparición de nuevos arquetipos como el de la nueva Mujer<br />

Moderna», el discurso de la domesticidad hacía que la maternidad y el hogar<br />

fueran entendidos como el único destino femenino, y no sólo desde una perspectiva<br />

burguesa sino, como ya se dijo, entre los propios obreros, que veían<br />

en sus compañeras a rivales que hacían peligrar su rol como sustento económico<br />

de la familia. Alexandra Kollontai consideraba que el matrimonio no<br />

podía ser una misión exclusiva en la vida de las mujeres y que debían des-<br />

29 Citado en Mary nash, 1993: 591.<br />

30 Mary nash, 2004: 89-94.<br />

54 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />

arrollar otras inquietudes: Esta finalidad de su vida es, en general, para la<br />

mujer moderna algo mucho más importante: un ideal social, el estudio de la<br />

ciencia, una vocación o el trabajo creador» 31 .<br />

y en la misma línea se habían posicionado Stuart y Taylor Mill al considerar<br />

que: no existe una razón o necesidad inherentes para que todas las<br />

mujeres elijan dedicar sus vidas a una función animal y sus consecuencias. numerosas<br />

mujeres son esposas y madres sólo porque no les queda otra trayectoria<br />

abierta, ninguna otra ocupación para sus sentimientos o actividades» 32 .<br />

las feministas entendían el trabajo como una herramienta para atajar<br />

la inferioridad femenina respecto a los varones, pero reconociendo también<br />

la doble carga laboral que sufrían las obreras. Clara Zetkin, aunque rechazara<br />

el feminismo por considerarlo burgués, explicaba en 1889, en el Congreso<br />

Obrero Internacional, la necesidad de que las mujeres tuvieran acceso a un<br />

empleo: cita modificada Quienes han escrito en su bandera la liberación de<br />

todo aquello que lleva el rostro humano, no pueden condenar a una mitad<br />

de la humanidad a la esclavitud política y social a través de la dependencia<br />

económica. Como el capitalista sojuzga al obrero, así sojuzga el hombre a la<br />

mujer y ella quedará sojuzgada mientras no sea económicamente independiente.<br />

la condición imprescindible de esta independencia económica es el<br />

trabajo» 33 .<br />

En España la organización anarquista Mujeres libres también presentaba<br />

el trabajo femenino como una necesidad para la emancipación: las mujeres<br />

deben ser económicamente libres. Sólo la libertad económica hace que<br />

todas las demás libertades sean posibles, tanto para los individuos como para<br />

los países» 34 . Esta agrupación consideraba que el acceso de las mujeres a la<br />

esfera laboral debía ser permanente, y no fruto de una coyuntura económica<br />

concreta.<br />

Posteriormente, en 1949, Simone de Beauvoir insiste en esta idea al<br />

afirmar que: Sólo un trabajo autónomo puede aportar a la mujer una verdadera<br />

autonomía» 35 . y considera que: Si la mujer ha franqueado en gran me-<br />

31 Alexandra Kollontai, 1977: 72. Kollontai también propuso la socialización del trabajo<br />

doméstico y del cuidado de la descendencia, una idea esta última que, con matices, ya<br />

habían planteado en Inglaterra socialistas utópicas, como frances Wrigth y Emma Martin<br />

(Mary nash, 2004: 86).<br />

32 Cita tomada de Mary nash, 2004: 51.<br />

33 referencia de la obra Clara Zetkin, su vida y su lucha, recogida del texto de Sara Beatriz<br />

Guardia publicado en la página web del CEMHAl y consultado el 28-03-2011:<br />

http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:0EzzaVSrPnkj:webserver.rcp.ne<br />

t.pe/cemhal/revista1.html+discurso+clara+zetkin+socialistas+dependencia+econ%C3%B<br />

3mica&hl=es&gl=es&strip=0<br />

34 Citado en Mary nash, 2010: 115.<br />

35 Simone de Beauvoir, 2005: 620.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

55


SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />

dida la distancia que la separaba del varón, ha sido gracias al trabajo; el trabajo<br />

es lo único que puede garantizarle una libertad concreta. En cuanto deja de<br />

ser un parásito, el sistema basado en su dependencia se desmorona; entre<br />

ella y el universo ya no es necesario un mediador masculino» 36 .<br />

Se puede señalar que tras esta idea de ver al ama de casa como un parásito»<br />

está el prejuicio de considerar el trabajo doméstico como algo secundario<br />

e improductivo. Una estimación que, como vimos, nace en etapas<br />

prehistóricas y se puede rastrear hasta la actualidad en todos los períodos<br />

históricos; sin embargo, esta percepción de las tareas domésticas no es un<br />

hecho universal y en la actualidad se intenta valorar el trabajo doméstico<br />

desde otra perspectiva.<br />

iii. Hacia una nueva valoración de las tareas domésticas<br />

Parece fuera de duda que históricamente las mujeres han ejercido diferentes<br />

trabajos, casi siempre con restricciones y vinculados a determinados<br />

sectores, mientras los modelos teóricos se empeñaban en proclamar lo idóneo<br />

de la domesticidad, a pesar de que la mayoría de las mujeres no podían<br />

cumplirlos37 . ya se señaló anteriormente el esquema que diferencia entre<br />

tiempo de trabajo y tiempo de ocio, presente en las sociedades clásicas pero<br />

que se mantiene, en líneas generales, durante otros períodos históricos. Ese<br />

paradigma, sin embargo, no es aplicable a las mujeres, una de cuyas virtudes<br />

residía, como se dijo, en ser hacendosa; así, el modelo de domesticidad del<br />

ángel del hogar no diferencia entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio, algo<br />

absolutamente normal en el caso de los varones. Tampoco sucede entre las<br />

obreras, cuyos compañeros podían gozar de tiempo libre a la salida de las fábricas<br />

mientras que ellas no finalizaban su jornada laboral sino en sus casas,<br />

realizando solas, o con ayuda de otras mujeres, todo el trabajo doméstico.<br />

Por otra parte, se entienden las actividades domésticas de las mujeres<br />

no propiamente como trabajo, sino como algo natural en ellas, para lo que<br />

están biológicamente dotadas, así como los varones lo están para la política<br />

o los asuntos públicos38 . Trinidad Escoriza señala que se valoran las actividades<br />

masculinas como las de mayor peso económico y valor social, mientras<br />

que las femeninas pasan desapercibidas; no se reconoce que las tareas domésticas<br />

son también actividades productivas, por eso las denomina producción<br />

de mantenimiento», para superar la tradicional división entre<br />

productivas/no productivas o productivas/reproductivas39 .<br />

36 Simone de Beauvoir, 2005: 851.<br />

37 laura nuño Gómez, 2010: 63-64.<br />

38 Cándida Martínez lópez, 2002.<br />

39 Trinidad Escoriza Mateu, 2006: 6.<br />

56 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />

Como señala Cristina Carrasco, sorprende que para la economía, la sociología<br />

y la historia, la actividad femenina, tanto doméstica como extradoméstica,<br />

no haya sido tenida en cuenta hasta fechas muy recientes40 . Así, en<br />

estas disciplinas se ha abierto una importante investigación en las últimas décadas<br />

sobre el trabajo doméstico y la división sexual del trabajo, poniendo<br />

de manifiesto la importante producción económica que suponen las actividades<br />

domésticas desarrolladas en el hogar41 . lo que proponen, entre otras<br />

cosas, son nuevas maneras de concebir la productividad económica pues<br />

siempre se deja al margen este tipo de actividades cuando son enormemente<br />

productivas. la forma de definir lo que es productivo y lo que no, en base al<br />

mercado, arranca de un esquema interpretativo que parte de Adam Smith y<br />

se consolida a medida que se desarrolla el capitalismo, pero también las teorías<br />

marxistas negaron la categoría productiva a las actividades domésticas42 .<br />

Para calcular el PIB (Producto Interior Bruto) o en la EPA (Encuesta<br />

de Población Activa) 43 no se tiene en cuenta la dedicación a las actividades<br />

domésticas; en las cifras oficiales no se refleja todo lo que las amas de casa<br />

producen y su trabajo entra dentro de lo no productivo, pues no se enmarca<br />

en el mundo del mercado. Por eso, la incorporación del género a los estudios<br />

y análisis económicos proponen una nueva manera de reflejar la realidad, visibilizando<br />

el trabajo doméstico, tanto para aquellas personas que se dedican<br />

en exclusiva a él como para quienes tienen que compatibilizarlo con un empleo<br />

extradoméstico. Esta producción no reconocida ni cuantificada es lo<br />

que se denomina Cuentas Satélite» o Contabilidad de actividades económicas<br />

no incluidas en la Contabilidad nacional» 44 . Su incorporación a la economía<br />

real» es uno de los asuntos pendientes, o de las posibles utopías actuales,<br />

como veremos a continuación.<br />

iV. las utopías actuales respecto al trabajo de las mujeres<br />

Para finalizar, podemos cerrar el balance sobre el trabajo femenino<br />

considerando que, a día de hoy, en la sociedad occidental, aún existen utopías<br />

respecto al mundo laboral de las mujeres. Dejando al margen las reivindicaciones<br />

que afectan a ambos géneros, queda pendiente solucionar muchas desigualdades<br />

que afectan a las mujeres en el ámbito del trabajo.<br />

ya se mencionó la necesidad de incluir la actividad doméstica en las<br />

estadísticas oficiales, una producción que pasa desapercibida. Además, aún<br />

40 Cristina Carrasco, 1991: 17.<br />

41 Varios de esos análisis pioneros en el tratamiento del trabajo doméstico aparecen<br />

recogidos en Cristina Borderías, Cristina Carrasco y Carmen Almany, 1994.<br />

42 jean Gardiner, 1999: 85-86.<br />

43 Cristina Carrasco, Anna Alabart, Màrius Dominguez y Maribel Mayordomo, 2001.<br />

44 laura nuño Gómez, 2010: 179.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

57


SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />

la responsabilidad de las tareas domésticas sigue recayendo mayoritariamente<br />

en las mujeres45 .<br />

Por otra parte, también se reivindica la igualdad salarial entre hombres<br />

y mujeres (segregación laboral horizontal), el acceso a puestos de responsabilidad,<br />

monopolizados por varones (segregación laboral vertical), y la normalización<br />

de la presencia femenina en determinados oficios o sectores<br />

laborales.<br />

Hoy en día ya no es válido el modelo del ángel del hogar y los modelos<br />

de familia han cambiado; aunque existen muchos estereotipos y perviven<br />

ciertos roles de género, la mayoría de las mujeres jóvenes piensan, más tarde<br />

o más temprano, en ejercer un trabajo. Quizá en muchos casos, más de lo<br />

que imaginamos, se mantiene el estereotipo del varón como sustentador o<br />

cabeza de familia, pero lo cierto es que la sociedad actual no imagina como<br />

ideal una madre abnegada y esposa sumisa dedicada en exclusiva a las tareas<br />

del hogar. Aún así, la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo laboral<br />

está lejos de conseguirse.<br />

las feministas consideraron el trabajo femenino como una utopía, no<br />

porque parecía irrealizable, sino como una motivación por la que luchar y<br />

con la convicción de que se lograría cambiar la sociedad; en ese sentido, sí<br />

podemos considerar utopías las luchas pendientes.<br />

bibliografía<br />

BEAUVOIr, Simone de: El Segundo Sexo. Madrid, Cátedra, 2005.<br />

BOrDEríAS, Cristina; CArrASCO, Cristina y AlMAny, Carmen (comp.): Las mujeres<br />

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BUOnOPAnE, Alfredo; CEnErInI, francesca: Donna e lavoro nella documentazione<br />

epigrafica. Atti del I Seminario sulla condizione femminile nella documentazione<br />

epigrafica. faenza, Stablimento Grafico lega, 2003.<br />

CArrASCO, Cristina (ed.): Mujeres y economía. Nuevas perspectivas para viejos y nuevos<br />

problemas. Barcelona, Icaria, 1999.<br />

CArrASCO, Cristina; AlABArT, Anna; DOMInGUEZ, Màrius y MAyOrDOMO,<br />

Maribel: Hacia una nueva metodología para el estudio del trabajo: propuesta<br />

para una EPA alternativa» en Cristina Carrasco (ed.), Tiempos,<br />

trabajos y género. Barcelona, Publicacions de la Universitat de Barcelona,<br />

2001, pp. 211-228.<br />

45 la obra de laura nuño, en su capítulo Conciliar lo no conciliable: el doble rol público-privado<br />

de las mujeres» incluye un pormenorizado estudio, con gráficos y datos estadísticos<br />

al respecto (2010: 196-231).<br />

58 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />

CASTIllO, Arcadio del: El papel económico de las mujeres en el alto Imperio<br />

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Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

61


En torno a los orígEnEs emPíRIcos dE la utopía<br />

como mUNDo aL ReVés.<br />

sEguido dE un apéndicE sobrE la Etimología dEl término<br />

cocaINgNe<br />

dr. teodoro crespo mas<br />

Instituto de Historiografía Julio Caro Baroja. Universidad Carlos III de Madrid<br />

E-mail: teocrespo@gmail.com<br />

i. utopías e inversión<br />

Adentrarse en el mundo de las utopías de forma general es siempre<br />

una tarea compleja. En primer lugar, porque antes de empezar hay que tener<br />

cuenta las muchas dimensiones e interrelaciones, tanto históricas como sociales,<br />

que han condicionado su formación, y en segundo lugar porque hay<br />

que ser conscientes de las distintas formas y significados que han adquirido<br />

en sus respectivos contextos históricos1 . Hacer un análisis o una valoración<br />

general de las utopías, por lo tanto, corre siempre el riesgo de simplificar y<br />

banalizar el argumento, por lo que para lanzarnos a este terreno se debería<br />

partir de un elemento que les sea común, al menos a grandes rasgos. El objetivo<br />

de este artículo tiene este carácter generalizador. Nuestra intención es<br />

establecer los orígenes, ir a las raíces históricas y «empíricas», de uno de los<br />

aspectos que es consustancial, estructural incluso, a todas las utopías: el concepto<br />

de «mundo al revés». Teniendo como hilo conductor este argumento,<br />

indagaremos por qué las utopías se han configurado, desde sus inicios (y en<br />

última instancia), sobre la base de ese concepto de inversión que las define y<br />

se encuentra en sus fundamentos2 .<br />

1 Sobre el tema de las utopías la bibliografía es extensísima; véanse entre otros Trousson,<br />

R., 1975: Voyage au Pays de Nulle-Part. Histoire littéraire de la pensée utopique, Université de<br />

Bruxelles, Bruxelles; Id., 1998: D’utopie et d’utopistes, L’Harmattan, Paris; Ruyer, R., 1950: L’utopie<br />

et les utopies, Paris; Servier, J., 1991: Histoire de l’Utopie, Gallimard, Paris; Manuel, F.E. & F.P.,<br />

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grec», Kentros 24: 13-22 para una síntesis general (con relación al País de Cucaña y a las utopías<br />

griegas respectivamente) de las distintas posturas generales ante dicho fenómeno.<br />

2 Nuestro interés por el mundo de las utopías, y más concretamente por la dimensión<br />

Historia y Utopía. estudios y Reflexiones 63


TEoDoRo CRESPo MAS<br />

Antes de empezar, es necesario hacer una distinción metodológica ineludible,<br />

puesto que concierne al material que utilizaremos en este artículo.<br />

Nuestro estudio no partirá del análisis de las utopías modernas que nacen<br />

con la obra de Tomás Moro, sino de las «utopías» presentes en la antigüedad<br />

y en la cultura popular moderna, que relacionaremos asimismo con las llamadas<br />

«fiestas de inversión» de tipo carnavalesco (con las que mantienen<br />

lazos estrechos). La razón de esta elección deriva del problema que nos<br />

hemos propuesto resolver: para adentrarnos en los orígenes históricos del<br />

concepto de inversión tendremos que acudir a la dimensión mítico-ritual de<br />

las utopías, y esta dimensión sólo se encuentra en las «utopías» antiguas, en<br />

sus ramificaciones «populares» y en las fiestas de inversión social. Esto no<br />

significa, no obstante, que no exista una unidad sustancial y unos lazos genéticos<br />

entre las utopías antiguas y modernas: los encontramos justamente<br />

en ese tema de la inversión, que las utopías modernas recogen de las antiguas<br />

3 . Lo que las distinguiría, en todo caso, es el concepto que las articularía,<br />

mítico-ritual de las «utopías» antiguas y populares y por el concepto de mundo invertido<br />

que les es consustancial, surgió en un seminario que se celebró en el Instituto de Historiografía<br />

Julio Caro Baroja (Universidad Carlos III de Madrid) el 14 de enero de 2010, titulado<br />

«La utopía, motor de la historia» e impartido por el Prof. J.J. Tamayo-Acosta. Allí se nos<br />

plantearon una serie de cuestiones que, desde entonces, hemos venido profundizando paulatinamente.<br />

En este artículo, fruto de una investigación aún en curso, exponemos las primeras<br />

hipótesis de partida y los resultados provisionales con los que estamos trabajando.<br />

3 Con todo hay que tener presente que uno los grandes problemas que continúa teniendo<br />

la investigación es detectar cómo las utopías antiguas o «populares» fueron «transvasadas»<br />

a o interactuaron con las modernas. La cuestión de las relaciones, influencias y<br />

transferencias entre unas y otras no es ni mucho menos una cuestión resuelta, ni que se<br />

preste a simplificaciones, y desde este punto de vista obras como las de M. Bakthine (1970:<br />

L’oeuvre de François Rabelais et la culture populaire au moyen-age et à la Renaissance, Paris; sobre<br />

esta obra véase Berrong, R. M., 1986: Rabelais and Bakhtin: Popular culture in gargantua and<br />

Pantagruel, University of Nebraska Press, Lincoln, NE) o C. Ginzburg (1976: el queso y los<br />

gusanos. el cosmos según un molinero del siglo XVI, Muchnik Editores, Barcelona) ya pusieron el<br />

acento en la necesidad de indagar en la relación entre la cultura de las elites y la cultura de<br />

las clases subalternas, que no era ni simple ni unidireccional, y que había que analizar desde<br />

la circularidad de la cultura. Una circularidad cultural que iría, por otra parte, más allá de la<br />

simple división entre cultura letrada y cultura popular: como ha escrito Delpech, «représentations<br />

«savantes» et «populaires», mythiques, religieuses et profanes, spirituelles et matérialistes<br />

y sont inextricablement mêlées. Les conceptions du temps, du bonheur, du paradis,<br />

de l’au-delà et de la résorption finale du multiple dans l’un, de la fin dans le commencement,<br />

donc de tous les aspects de l’inversion qui nous intéressent dépassent le cadre simplificateur<br />

d’une distinctions entre la culture savante et culture populaire» (Delpech, F., 1979: «Aspects<br />

des Pays de Cocagne», en Lafond J. & Redondo, A. (eds.), L’image du monde renversé et ses représentations<br />

littéraires et paralittéraires de la fin du XVIè siecle au milieu du XVIIè, 39, Vrin, Paris).<br />

A todo esto habría que sumar, por otra parte, movimientos históricos como las tendencias<br />

reformistas modernas, el descubrimiento de un Nuevo Mundo, etc., lo que contribuye ciertamente<br />

a presentar un panorama mucho más complejo.<br />

64 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones


EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />

ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />

y en este sentido la investigación ya ha diferenciado entre dos «tipos» de utopías4<br />

. Las pertenecientes a la antigüedad y a la literatura «popular» moderna<br />

(que harían referencia a paisajes míticos, islas divinas, paraísos o edades de<br />

oro de los orígenes y que serían identificables, como veremos, con el moderno<br />

País de Cucaña) estarían proyectadas hacia un pasado ideal, y se presentarían<br />

como un tiempo dorado que ya no volverá y cuyo abandono<br />

permite explicar la «degeneración» progresiva de la sociedad humana. Se trata<br />

de un mundo que, en todo caso, podría «restaurarse», pero siempre desde un<br />

punto de vista «conservador» y sin pretender una ruptura «revolucionaria»<br />

del orden social (pensemos en la aurea aetas que «restableció» Augusto). Las<br />

utopías literarias modernas, si por un lado presentan también un mundo que<br />

funciona al revés de la realidad cotidiana, fueron diseñadas a diferencia de<br />

las «utopías» antiguas como un modelo de proyecto social a imitar, que encerraba<br />

una crítica a las sociedades contemporáneas y cuya proyección, en<br />

consecuencia, se hacía hacia el futuro, con una voluntad transformadora. Por<br />

otra parte, mientras en las utopías del mundo antiguo los hombres viven felizmente<br />

con los dioses en una tierra de abundancia, en las utopías modernas<br />

es el ser humano quien construía una sociedad ideal. Estamos ante dos visiones,<br />

pues, del mismo tema de la sociedad invertida: una mira a un pasado<br />

perfecto e ideal con nostalgia, lamentando su pérdida (la «expulsión del paraíso»),<br />

y otra mira al futuro proyectando, a través tal vez del concepto de<br />

extrañamiento5 que representa la utopía, una sociedad perfecta que sirve al<br />

mismo tiempo de crítica a la propia realidad y de proyecto social de futuro.<br />

No es el lugar para desarrollar esta idea, pero nos preguntamos si esta censura<br />

histórica no estará en íntima relación con el cambio de episteme que M. Foucault<br />

observó en época moderna6 ; en efecto, las nuevas utopías, a diferencia<br />

de las antiguas, surgirían con un deseo de racionalizar al máximo las relaciones<br />

sociales, de «ordenarlas» y «clasificarlas» en base a criterios racionales,<br />

algo que chocaría frontalmente con las edades de oro antiguas y países de<br />

Cucaña que mostraban un mundo en el que ya estaba todo hecho.<br />

Más allá de diferencias de sentido, con todo, el tema de la inversión es<br />

el elemento vertebrador de los dos «tipos» de utopía, y es esta cuestión la<br />

que abordaremos en este artículo. Partiendo del análisis de la dimensión mítico-ritual<br />

y su vinculación con el «más allá» de las utopías antiguas y «popu-<br />

4 R. Trousson ha desarrollado esta división en dos «bloques» de utopías (Trousson,<br />

R., 1975: Voyage au Pays..., op. cit, 24; Id., 1998: D’utopie..., op. cit., 23-24). Una síntesis en Jouanno,<br />

C., 2008: «L’immaginaire...», op. cit., 17.<br />

5 Sobre este concepto remitimos a Ginzburg, C., 2000: «Extrañamiento. Prehistoria<br />

de un procedimiento literario», en Id.: ojazos de madera. Nueve reflexiones sobre la distancia, 15-<br />

39, Barcelona.<br />

6 Foucault, M., 1966: Les mots et les choses. Une archéologie des sciences humaines, Gallimard,<br />

Paris; Id., 1969: L’archéologie du savoir, Gallimard, Paris.<br />

Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />

65


TEoDoRo CRESPo MAS<br />

lares» y las fiestas de inversión (tanto antiguas como modernas) intentaremos<br />

penetrar hasta las raíces remotas, y «empíricas», del concepto de mundo invertido.<br />

ii. Fiestas de inversión y edades de oro antiguas: dimensión y raíces<br />

mítico-rituales<br />

La Antigüedad conoce una gran cantidad de «utopías» 7 (más bien paraísos<br />

míticos o edades de oro) que se definen como un reverso del mundo<br />

en que se vive. Por una parte, están los paraísos originales en los que los<br />

hombres y los dioses vivían juntos y tenían cubiertas todas sus necesidades,<br />

una época feliz que se truncó por culpa (casi siempre) de los seres humanos.<br />

Paisajes míticos como el Edén bíblico, la edad dorada de Saturno en Roma,<br />

la de Cronos en Atenas o la situación de los griegos antes de Prometeo y<br />

Pandora son un buen ejemplo de ello8 . Por otra parte, y tal vez como una<br />

elaboración literaria de este tipo mitos de los orígenes, tenemos en las fuentes<br />

toda una serie de sociedades ideales o utópicas como los Campos Elíseos, la<br />

Isla de los Afortunados que reporta Píndaro, la Heliópolis de Yambulo, la<br />

Merópide de Teopompo, o la Isla Hiperbórea de Hecateo de Abdera, que<br />

están a medio camino entre el mundo de los dioses y el de los humanos y<br />

que en cualquier caso reproducen muchos de los temas comunes presentes<br />

en las edades doradas. Existen, asimismo, una serie de fragmentos en la Comedia<br />

Ática que han sido puestos en relación con una «utopía» popular moderna<br />

como el País de Cucaña, lo que nos hablaría sin duda de las estrechas<br />

relaciones entre las «utopías» antiguas y las utopías populares modernas9 .<br />

7 Sobre las «utopías» en el mundo antiguo, Baldry, H.C., 1956: ancient Utopias, Southampton;<br />

Finley, M.I., 1967: «Utopianism Ancient and Modern», en Wolff, K.H. & Moore,<br />

B. (eds.), The critical spirit. essays in honout to Herbert marcuse, 3-20, Boston; Giannini, A.,<br />

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Hudson, London; Winston, D. 1976: «Iambulus’ Islands of the sun and Hellenistic Literary<br />

Utopias», sFs 3 (http://www.depauw.edu/sfs/backissues/10/winston10art.htm; consultado<br />

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economiche e sociali. 1. L’antichità classica, 463-581, Unione tipografico-editrice torinese, Torino;<br />

Benéitez Prudencio, J.J., 2006: «Eutopía y edad de oro en la antigua Grecia. Un estudio sobre<br />

los albores del pensamiento utópico», Utopia and Utopianism 1: 47-58; Carsana, C., Cioccolo,<br />

S. & Schettino, M.T., 2006: «Pensiero utopico e prassi politica nel mondo antico», Utopia and<br />

Utopianism 1: 9-46, y Jouanno, C., 2008: «L’immaginaire utopique dans le monde grec», Kentros<br />

24: 13-2.<br />

8 Para el análisis del mito de Prometeo, que presenta muchas similitudes con el mito<br />

de la expulsión del Edén bíblico, remitimos al ya clásico artículo de Vernant, J.-P., 2004: «Le<br />

mythe prométhéen chez Hésiode», en Id., mythe et société en grèce ancienne, 177-194, Paris.<br />

9 La relación del tema de Cucaña con las «utopías» antiguas, especialmente con los<br />

textos de la comedia ática, ha sido señalada por muchos autores: Bonner, C. 1910: «Dionysiac<br />

66 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones


EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />

ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />

Justamente a propósito de un análisis del País de Cucaña, F. Delpech<br />

ponía de relieve el sustrato mítico común de todas estas imágenes 10 . La estructura<br />

mítica del tema (tanto de Cucaña como de las utopías antiguas, podríamos<br />

afirmar) presentaba, en su opinión, la existencia de muchos<br />

elementos esenciales relacionados con el material y el escenario simbólico de<br />

la iniciación de mitos, cuentos y romances 11 . Así, estaba presente el viaje al<br />

más allá, que suele ser lejano y ultramarino; había una estrecha relación entre<br />

una estructura mítico-ritual de carácter iniciático y una imagen alimentaria<br />

del más allá como reino de la abundancia; símbolos como el árbol de regalos,<br />

ríos de miel, mesas puestas solas, fuentes de la juventud, instrumentos que<br />

Magic and the Greek Land of Cockaigne», Transactions and Proceedings of the american Philological<br />

association 41: 175-185; Delpech, F., 1979: «Aspects...», op. cit.; Carrière J. C., 1979: Le<br />

carnaval et la Politique. Une introduction à la comédie grecque, Les Belles Lettres, Paris; Ruffell, I.,<br />

2000: «The World Turned Down: Utopia and Utopianism in the Fragments of old Comedy»,<br />

en Harvey, D. & Wilkins, J. (eds.), The Rivals of aristophanes. studies in athenian old<br />

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& Villard, L. (eds.), Vin et santé en grèce ancienne, 23-44, école Française d’Athènes, Athènes.<br />

10 Delpech, F., 1979: «Aspects...», op. cit. Se trata, en nuestra opinión, de uno de los<br />

artículos más penetrantes sobre el análisis de los orígenes y composición del país de Cucaña<br />

(que veremos después), cuyas hipótesis de trabajo compartimos absolutamente.<br />

11 El autor partía, en este punto, de las teorías de V. Propp para poner en relación<br />

todo este mundo de las utopías con mitos antiguos y cuentos populares, un territorio que<br />

en nuestra opinión se presenta extraordinariamente fecundo. Sobre este tema, y sobre los<br />

paisajes y elementos del más allá presentes en cuentos populares y mitos antiguos ligados a<br />

las iniciaciones, véase Propp, V., 2001: morfología del cuento, Ed. Fundamentos, Madrid; Id.,<br />

1998: Las raíces históricas del cuento, Ed. Fundamentos, Madrid; Saintyves, P., 1987: Les contes de<br />

Perrault et les récits parallèles, Laffont, Coll. Bouquins, Paris. o Moreau, A., 1994: «Les éléments<br />

folkloriques dans les mythes grecs», en Cazier, P. (Ed.), mythe et création (Arras, 1992), Presses<br />

Universitaires Lille, pp. 81-101, Lille; Id., 1992: «Initiation en Grèce antique», Dialogues d’histoire<br />

ancienne 18.1, pp. 191-244, e Id., 2004: mythes grecs II. L’initiation, Montpellier: Publications<br />

de l’Université Paul Valéry – Montpellier III (Moreau es quizás el autor que con más éxito<br />

ha aplicado las teorías de Propp a los mitos antiguos, especialmente griegos); Ginzburg, C.,<br />

1989: storia notturna. Una decifrazione del sabba, Torino; Jeanmaire, H., 1939: couroi et couretes.<br />

essai sur l’éducation spartiate et les rites d’adolescence dans l’antiquité hellénique, Lille; Brelich, A.,<br />

1981: Paides et parthenoi, Roma; Id., 2009: Le iniziazioni, Editori Riuniti Univ. Press; Vernant,<br />

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du colloque international de Montpellier 11-14 avril 1991 organisé par le SEMA, Montpellier:<br />

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II: L’acquisition d’un savoir ou d’un pouvoir. Le lieu initiatique. Parodies et perspectives. Actes du colloque<br />

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Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />

67


TEoDoRo CRESPo MAS<br />

funcionan solos, etc. En estos paraísos de los orígenes o edades de oro, en<br />

resumen, se pueden reconocer los elementos que definían, en mitos y cuentos<br />

de trasfondo iniciático, el más allá que tenía que alcanzar el héroe, y por lo<br />

tanto habría que entenderlos como una especie de reelaboración, transposición<br />

o identificación de ese más allá con el mundo de los orígenes que la humanidad<br />

acabaría perdiendo o del que sería expulsada.<br />

Por otra parte, al lado de estos paraísos míticos vinculados a la idea de<br />

más allá, y en ocasiones estrechamente asociados con ellos, tenemos en la antigüedad<br />

fiestas en las que se teatralizaba un mundo invertido, que constituirían<br />

la contrapartida «ritual», si podemos decirlo así, de esos mitos de la edad de<br />

oro. Se trata de las denominadas fiestas de inversión. Así por ejemplo las Saturnalia<br />

en Roma, las Kronia en Atenas y en cierto modo las Antesterias dedicadas<br />

a Dionisos en Grecia (que aunque sin hacer referencia a una edad<br />

mítica, presenta también los elementos de inversión equiparables a este tipo<br />

de celebraciones) 12 . H.S. Versnel ha resumido bien las dos principales características<br />

de este tipo de celebraciones: como en el Carnaval o la «fête des<br />

fous» medievales y modernas, «two aspects are combined here: on the one reversal<br />

of roles, and on the other, the elation caused by collective abundance<br />

of hand, the food and drink» 13 . Eran festividades anuales, por lo tanto, en las<br />

que se alteraban los roles sociales y entraban en escena los elementos de abundancia,<br />

caos y licencia que contribuían a crear un mundo al revés del cotidiano,<br />

que intentaba reproducir en principio la edad de oro de los orígenes.<br />

Celebraciones que rememoran las épocas doradas de los orígenes, y<br />

que ponen en escena un mundo al revés. Se trata, en realidad, del mismo tipo<br />

de fiestas de inversión que encontramos en el período del Carnaval14 , con la<br />

12 Sobre las Saturnalia y las Kronia, especialmente por las relaciones que se establecen<br />

entre mito y rito, véase Versnel, H.S., 1993: Inconsistencies in greek and Roman Religion II. Transition<br />

and Reversal in myth and Ritual, 90-135 (para las Kronia) y 136-189 (para las Saturnalia),<br />

Brill, Leiden-New York-Köln. Para las Antesterias como «fiesta de los muertos», remitimos<br />

al clásico trabajo de Jeanmaire, H., 1951: Dionysos, Payot, Paris, y es interesante asimismo<br />

Dawkins, R.M., 1906: «Modern Carnival in Thrace and the Cult of Dyonisus», Journal of Hellenic<br />

studies XXVI: 191-206. Por otra parte, sobre las relaciones de los «países de Cucaña»<br />

de la antigüedad con la mitología que envuelve la figura de Dionisos, véase Bonner, C., 1910:<br />

«Dionysiac Magic...», op. cit.<br />

13 Versnel, H.S. 1993: Inconsistencies..., op. cit., 115.<br />

14 Sobre el Carnaval y fiestas análogas véase Caro Baroja, J., 1979: el carnaval: análisis<br />

histórico-cultural, Taurus, Madrid; Gaignebet, C. & Florentin, M.C., 1974: Le carnavale: essais de<br />

mythologie populaire, Payot, Paris; Gaignebet, C. 1972: «Le combat de Carnaval et Carême», annales<br />

e.s.c. 27 anée, n. 2: 313-345; Gaignebet, C. & Lajoux, J.D., 1985: art profane et religion<br />

populaire au moyen-age, PUF, Paris, y más recientemente Lombard-Jourdan, A. (2005), aux<br />

origines de carnaval, Paris. Sobre una interesante interpretación etimológica del término «Carnaval»,<br />

véase Pauvert, D., 2007: «Sa majesté des cornes», BsFm 229: 52-66, que puede complementarse<br />

con el estudio de Moya Maleno, P.R., 2007: «Ritos de paso y fratrías en la Hispania<br />

68 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones


EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />

ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />

diferencia de que cada una de ellas ha adoptado una fisionomía particular<br />

según sus vicisitudes históricas y sus raíces culturales. El Carnaval, y otras<br />

fiestas estructuralmente análogas como Halloween, el período del 25 de diciembre<br />

hasta la Epifanía dominado por grupos de «locos», las fiestas de San<br />

Blas o de la Candelaria (con sus típicas Fiestas del oso en el Rosellón francés,<br />

Trangas de Bielsa, Endiabladas de Almonacid del Marquesado, Zampanzar<br />

de Ituren en la península Ibérica etc.), pueden considerarse pues como la<br />

continuación de ese tipo de ritos antiguos, presentes en todas las sociedades<br />

europeas antiguas, que han sobrevivido hasta nuestros días despojados de<br />

sus raíces mítico-rituales originales y a menudo como puro folklore (aunque<br />

manteniendo muchos elementos estructuralmente significativos).<br />

El significado de estas fiestas de tipo carnavalesco ha sido interpretado<br />

de muy distintas formas15 . H.S. Versnel ha resumido, en una visión integradora,<br />

muchas de las teorías formuladas sobre el fenómeno:<br />

«reversal rituals are found predominantly in the ceremonies accompanying a<br />

critical passage in the agricultural or social year, moments of stagnation or rupture<br />

at which chaos threatens, such as initiation, festivals of the dead, and in particular<br />

the opening, eating/drinking or offering of the first fruits of the harvest or the first<br />

wine as recurrent, or the accessions of new rulers as incidental incisions in the progress<br />

of time. […] This primeval chaos manifest itself as a temporary elimination<br />

of all contours, a return to a state undefined by bounds and moral standards, expressing<br />

itself in the creation of monsters and monstrosities; a period of total freedom<br />

manifesting itself in both total lawlessness and total abundance. This lends to<br />

the festival an atmosphere of complete ambivalence: sadness, anxiety, despair because<br />

of the catastrophe of the disrupted order; elation, joy and hope because of the liberation<br />

from chafing bonds, and the pleasant experience of temporary abundance.<br />

Thus the reversed world of society in crisis mirrors the cosmic chaos of mythical<br />

times. […] Both myth and rite ‘say’ the same thing: the Utopian cannot, the reverse<br />

utopian must not exist in reality» 16 .<br />

Como vemos, la dimensión económica, social o iniciática de estas fiestas<br />

(y de los mitos asociados que las explican) explica su importancia para<br />

Céltica a través de la Etnología y de la Arqueología», en R. Sainero (coord.): Pasado y Presente<br />

de los estudios celtas, Fundación ortegalia-Instituto de Estudios Celtas, pp. 169-242, A Coruña<br />

(en internet: http://www.arqueologopedrormoya.es/fratrias.php; consultado en 2008).<br />

15 Han sido vistas como una práctica ritual de magia simpática para propiciar el renacimiento<br />

de la naturaleza (Frazer), como una inversión periódica, tiempo fuera del tiempo,<br />

una recreación recreativa, una suspensión de la monótona cotidianeidad por el retorno paroxístico<br />

del caos primitivo (escuela fenomenológica de otto, Van der Leeuw, Caillois), como<br />

bandas de guerreros salvajes, iniciáticos y disfrazados de animales, que durante unos días de<br />

fin de año hacen reinar un desorden regenerador (Dumézil), como períodos de agresión e<br />

inversión que neutralizarían los peligros de una revolución real (Nilsson, Bömer), etc. (véase<br />

al respecto Gaignebet, C. & Florentin, M.C., 1974: Le carnaval, op. cit., 153-154 y Versnel,<br />

H.S. 1993: Inconsistencies..., op. cit., 115).<br />

16 Versnel, H.S. 1993: Inconsistencies..., op. cit., 119, 121, 135.<br />

Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />

69


TEoDoRo CRESPo MAS<br />

las sociedades que las practican. Más allá, con todo, de estas explicaciones<br />

funcionales, lo que nos interesa subrayar aquí de nuevo, para el problema<br />

que estamos tratando, es el simbolismo relacionado con el más allá que suelen<br />

presentan estas festividades, y su vinculación directa ya sea con una edad de<br />

oro de los orígenes ya sea con el mundo de los muertos, una relación que<br />

han puesto de relieve muchos autores 17 . Estos períodos críticos son momentos<br />

en los que el Más Allá se apodera del Más Acá, son fiestas o ritos en los<br />

que los «muertos» (a identificar especialmente con fratrias iniciáticas; recordemos<br />

que los iniciados, como seres muertos y resucitados simbólicamente,<br />

son jóvenes que pertenecen al mundo del más allá) asaltan el mundo siguiendo<br />

a su «rey», invirtiendo su orden e implantando el caos. Estas celebraciones,<br />

naturalmente, se presentan bajo formas distintas en cada época y<br />

sociedad, y según la articulación y complejidad social de cada una (no presenta<br />

las mismas características evidentemente la celebración de la Roma imperial<br />

que la de las tribus germanas). En todas ellas, no obstante, «el mundo<br />

invertido de la sociedad en crisis se refleja en el caos cósmico de los tiempos<br />

míticos», como decía Versnel. Comprender la dimensión de «más allá» presente<br />

en estos complejos mítico-rituales es esencial para el desarrollo de nuestro<br />

argumento. Esta premisa, como veremos a continuación, nos da la clave<br />

para acceder a los orígenes del concepto de inversión.<br />

iii. Experiencia y conceptualización del «más allá»: la creación de un<br />

mundo invertido<br />

Es a partir de esta vinculación de las utopías antiguas a los paisajes del<br />

más allá desde donde podemos rastrear los orígenes «empíricos» del concepto<br />

de inversión. En este sentido, la literatura antropológica ya ha señalado hace<br />

tiempo que el mundo de los muertos constituye el reverso exacto del mundo<br />

de los vivos. Lévy-Brhul, en su conocida obra el alma primitiva, escribía lo siguiente<br />

a propósito de la configuración del mundo de los muertos en distintas<br />

sociedades:<br />

«Un trait néanmoins est assez constant: le monde des morts est le contrepied<br />

exact de celui des vivants. Tout y est à l’envers. «Dans le monde d’en-bas, les<br />

conditions sont à tous les points de vue à l’opposé de elles de ce monde-ci. Là, par<br />

exemple, le soleil et la lune voyagent de l’ouest à l’est, bien que ce soient les mêmes<br />

astres qui éclairent notre monde» [S.A. Barret, The Capaya Indians of Ecuador, II,<br />

p. 352]. Tout s’y fait à rebours. «Quand les morts descendent l’escalier, ils vont la<br />

tête la première... Ils se rendent au marché, mais la nuit: leurs assemblées, et d’une<br />

façon générale, toute leur activité sont nocturnes. Le jour, ils dorment, la nuit ils cou-<br />

17 Ginzburg, C., 1989: storia notturna, op. cit., y Moya Maleno, P.R., 2007: «Ritos de<br />

paso y fratrías...», op. cit. Por otra parte, sobre la estrecha correlación temporal y simbólica<br />

entre los ciclos iniciáticos y socioeconómicos en el marco ritual de calendario, remitimos al<br />

ilustrativo Barley, N., 1995, el antropólogo inocente, Barcelona.<br />

70 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones


EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />

ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />

rent de côté et d’autre, de préférence pendant les premières phases de la lune» [J.<br />

Warneck, Die Religion der Batak, p. 74]. Dans l’île d’Aua (Pacifique) «les canots du<br />

monde des morts (spirit world) flottent au-dessus des villages des morts, et l’équipage<br />

est assis la tête en bas dans les canots» [G.L.F. Pitt-Rivers, Aua island. Ethnographical<br />

and sociological features of a South Sea pagan society, JAI XLV (1925), p. 434]. «Ils<br />

parlent la même langue que les vivants, mais les mots ont le sens opposé: blanc veut<br />

dire noir, noir blanc, etc.» [W.C. Schadee, «Het familienleben en familienrecht der<br />

Dajaks van Landak en Tajan», Bijdragen tot de taal-, land- en volkenkunde van Nederlandsch-Indië,<br />

1910, p. 413] – «Dans le pays des âmes, elles parlent la même langue<br />

que sur la terre, seulement chaque mot a juste le sens contraire à celui qu’il avait; par<br />

exemple, doux veut dire amer, et amer veut dire doux. Être debout veut dire couché,<br />

etc.» [A. C. Kruyt, Het animisme in den indischen Archipel, p. 380]. Cette croyance<br />

n’est pas moins répandue dans le reste du monde qu’en Indonésie. Elle explique,<br />

pour une part, pourquoi les primitifs, presque partout, ont si peur de se trouver dehors<br />

quand il fait nuit noire. Ils ne consentent guère alors à sortir qu’à plusieurs, et<br />

en portant du feu. Ils ne craignent pas tant les bêtes féroces qui pourraient les attaquer,<br />

que les morts qu’ils sont exposées à rencontrer. Car, pour les morts, notre nuit<br />

est le jour. Dès que l’aube paraît, le danger est passé. Les morts à leur tour sont allés<br />

dormir »18 .<br />

El mundo de los muertos sería, por lo tanto, un mundo al revés, y es<br />

esa realidad invertida la que intenta gobernar el mundo durante cada invierno<br />

o cada período liminal del calendario. Es el mundo de los dioses, y asimismo<br />

el de los orígenes. Cuando llega la estación de la muerte se abren las puertas<br />

del más allá, y los grupos (iniciáticos) de trangas, de endiablados y botargas,<br />

de niños disfrazados de fantasmas en Halloween, de locos de los carnavales,<br />

inundan el mundo dándole la vuelta. Los esclavos se convierten en amos y<br />

los amos en esclavos. Es el reinado de Carnestolendas, de Saturno, de Cronos<br />

o Dionisos, que representan a los seres venidos del más allá que irrumpen<br />

en el mundo para imponer su reino sobre la sociedad de los vivos, y lo hacen<br />

invirtiendo el orden existente, creando el caos y la confusión, y poniendo en<br />

escena un mundo de abundancia y ausencia de normas.<br />

El concepto de inversión presente en las utopías antiguas puede relacionarse<br />

por lo tanto, con ese mundo al revés representado por el mundo de<br />

los muertos. Es en este terreno mítico-ritual, que hunde sus raíces en la prehistoria,<br />

donde habría en consecuencia que buscar los cimientos de las utopías<br />

modernas. La pregunta que habría que hacerse ahora, por lo tanto, es<br />

de dónde surgió esta idea de un más allá como un mundo al revés. Es decir:<br />

¿de qué experiencia primigenia pudo surgir este concepto? ¿Cómo se creó<br />

18 Lévy-Bruhl, L., 1963: L’âme primitive, Quadrige-PUF, 385-386, Paris. Citado (en<br />

la traducción castellana) en González Terriza, A.A., 2001/02-2003/04: «Verónica, la virgen<br />

del espejo y las tijeras. Leyendas etiológicas y rituales de evocación (I y II)», Estudos de Literatura<br />

oral 7-8: 131-160 y 9-10: 129-154 (artículo disponible en internet:<br />

perso.wanadoo.es/al.59/Veronica.doc. Consultado el 12/7/2010).<br />

Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />

71


TEoDoRo CRESPo MAS<br />

un más allá, y a partir de qué elementos se lo definió como un mundo invertido?<br />

Veamos una hipótesis.<br />

No hay duda de que para las poblaciones prehistóricas las vivencias<br />

del mundo onírico, y asimismo de los estados alterados de conciencia provocados<br />

por la ingestión de sustancias alucinógenas o por bailes frenéticos,<br />

debió de jugar un papel muy importante en la percepción de «otra realidad»<br />

diferente a la normal. No obstante, estos procedimientos no asegurarían, por<br />

vía de principio, el «acceso» a una realidad invertida. Habría que buscar, por<br />

lo tanto, en otro sitio, y en este sentido la experiencia cotidiana de interacción<br />

con el mundo que les rodeaba debió constituir un terreno muy fecundo para<br />

especular sobre otras realidades. Es muy ilustrativo, desde este punto de vista,<br />

acudir (de nuevo) a esos mitos y cuentos de trasfondo iniciático (cuyos orígenes<br />

más remotos podemos situar en la prehistoria, a partir de los trabajos<br />

de autores como P. Sayntives o V. Propp), ya que en ellos se nos muestran<br />

los paisajes del más allá y, sobre todo, los accesos al mundo de los muertos,<br />

lo que nos da una serie de claves para entender cómo se pudo configurar la<br />

experiencia de un mundo aparte. En estos relatos el acceso o el contacto al<br />

más allá se hace muy a menudo a través de lagos (pensemos en la Laguna<br />

Estigia, o la laguna en la que Gilgamesh encuentra la flor de la inmortalidad),<br />

de ríos que separan este mundo del más allá (como los que «delimitan» el<br />

Jardín del Edén), de mares (como los que tuvieron que travesar Teseo para<br />

ir al laberinto del Minotauro o Jasón para recuperar el vellocino de oro),<br />

pozos (como al que baja en algunas versiones Juan del oso para enfrentarse<br />

a unos monstruos y rescatar una princesa), o bien intervienen espejos19 (el<br />

«espejito espejito mágico», del cuento de la Bella durmiente) o piedras cristalinas,<br />

que aparecen en numerosos rituales de iniciación chamánicos y que<br />

encontramos en la cabeza de serpientes o de heroínas que van al más allá en<br />

muchos cuentos populares20 .<br />

Estamos, pues, ante superficies que muestran reflejos del mundo real,<br />

ante materiales que actúan como espejos mostrando otra realidad dentro de<br />

la realidad. La experiencia cotidiana de las poblaciones prehistóricas, en efecto,<br />

estaría repleta de lugares en los que el mundo se presentaría duplicado: el agua,<br />

principalmente, pero también diversos tipos de minerales reflejantes como<br />

cuarzos, cristales, etc. Ahora bien, cuando nos preguntamos sobre cómo se<br />

debió configurar inicialmente ese más allá, hemos de pensar que la reacción<br />

19 Sobre la cuestión, véase González Terriza, A.A., 2001/02-2003/04: «Verónica, la<br />

virgen del espejo...», op. cit.<br />

20 Los cristales de roca, que el chamán se incrustaba en el cuerpo, le otorgaban la faculta<br />

de ascender al cielo, o de volar. El espejo, asimismo, ayuda al chamán a ver el mundo,<br />

a situar los espíritus (Eliade, M., 1976: el chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, 125, 136,<br />

F.C.E., México). En Egli, H., 1993: Il simbolo del serpente, Genova, por otra parte, se pueden<br />

encontrar ejemplos de estas «serpientes» con diamantes en la cabeza.<br />

72 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones


EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />

ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />

inmediata a esta realidad mostrada por la experiencia cotidiana, la racionalización<br />

de esta constatación empírica prehistórica, debió de ser tajante: en ausencia<br />

de un conocimiento científico sobre el comportamiento de la luz ante<br />

cierto tipo de materiales, lo que allí se estaba mostrando a los sentidos era,<br />

sin duda, la existencia de una realidad dentro del mundo de los vivos. Era una<br />

realidad, no obstante, diferente en muchos sentidos a la propia, ya que era inmaterial,<br />

evanescente, poblada por apariencias o reflejos incorpóreos, y que<br />

presentaba sobre todo una característica que no debió pasar inadvertida ya<br />

desde el primer momento: que se trataba de un mundo que se mostraba al<br />

revés, es decir, un reflejo invertido de la realidad. La conceptualización originaria<br />

del mundo de los muertos como un mundo invertido debió de tener<br />

muy en cuenta, sin duda, estas primeras observaciones «empíricas» de esa realidad<br />

aparte que aparecía por doquier en superficies reflectantes. Una imagen<br />

asociada al más allá cuya fuerza, reelaborada a través de los siglos bajo múltiples<br />

formas y sentidos, se mantendría inalterada hasta desembocar, en su última<br />

metamorfosis, en la invención de mundos al revés que actuarían, a partir<br />

de ese momento, como «motores» de la historia: las utopías modernas.<br />

El complejo mítico-ritual de las utopías antiguas presenta con el mundo<br />

posterior de las utopías modernas una similitud fundamental, que permite relacionarlas<br />

de forma estructural e incluso establecer lazos genéticos: su configuración<br />

como mundo al revés. En este ensayo hemos querido proponer,<br />

seleccionando un elemento «estructural» de las utopías y haciendo un análisis<br />

de (muy) larga duración, una explicación de uno de sus elementos esenciales<br />

y en muchos aspectos definitorio. Las conclusiones a las que hemos llegado<br />

avalan, pensamos, la elección del método utilizado: la estructura de las utopías<br />

como realidad invertida tendría sus orígenes, en última instancia, en la configuración<br />

del concepto de más allá durante la prehistoria de la humanidad.<br />

iV. apéndice: una propuesta etimológica para el término cocaingne<br />

«Et quatre Pasques a en l’an, […]<br />

[…] quatre Noex, […]<br />

Et quatre quaresmiaux-prenanz,<br />

Et un quaresme a en vint anz»<br />

Li Fabliaus di Coquaigne21 «Carnestoltes moltes voltes,<br />

Quaresma no tornes més,<br />

Pasqua totes les setmanes<br />

i Nadal de mes a mes»<br />

(Refrán popular catalán)<br />

21 Citamos de Martin Méon, D., 1808: Fabliaux et contes des poètes françois des XI, XII, XII,<br />

XIVe et XVe siècles, t. IV, 178, B. Warée oncle, Paris.<br />

Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />

73


TEoDoRo CRESPo MAS<br />

Paralelamente al desarrollo del argumento anterior, a lo largo de la investigación<br />

que hemos llevado a cabo hemos ido profundizando, de forma<br />

tangencial, en una hipótesis sobre la etimología de uno de esos paisajes utópicos<br />

que dominó el mundo simbólico de la Europa moderna: el País de Cucaña<br />

22 . Esta isla «mítica», cuya primera composición está documentada en<br />

22 cocaingne o cocagne en francés, cuccagna en italiano, cockaigne en inglés y cocanha en<br />

portugués; en alemán se suele identificar con el schlaraffenlande. El tema del país de Cucaña<br />

ha dado pie a una cantidad innumerable de estudios. Los que (hasta el momento) hemos<br />

podido recoger dan buena muestra del interés que ha suscitado la cuestión: Poeschel, F.J.,<br />

1878: Das märchen vom schlaraffenlande, Halle a.s.; Rossi, V., 1888: «Il Paese di Cuccagna nella<br />

letteratura italiana», apéndice a Le lettere di messer andrea calmo, 398-410, Torino; Ackermann,<br />

E.M., «Das schlaraffenland» in german Literature and Folksongs. social aspects of an earthly Paradise,<br />

with an Inquiry into its History in european Literature, PhD Diss., University of Chicago, 1944;<br />

Väänänen, V., 1947: «Li «fabliau» de Cocagne», Neuphilologische mitteilungen 8: 3-36; Lebeer,<br />

L., 1955: «Le Pays de Cocagne (Het Luilekkerland)», en miscellanea erwin Panofsky, 199-214,<br />

Brussels, Musées Royaux des Beaux-Arts; Cocchiara G., 1956: Il paese di cuccagna, Torino;<br />

Tassy, F., 1959: «Il Paese di Cuccagna. Contributo alla letteratura universale della tematica»,<br />

acta literaria academiae scientiarum Hungaricae 2: 369-381; Sluys, F. & Cl., 1961: «Le Pays de<br />

Cocagne,» Problèmes 77, 8-35; Graus, F., 1967: «Social Utopias in the Middle Ages», Past and<br />

Present 38: 2-39; Cioranescu, A., 1971: «Utopie: Cocagne et âge d’or», Diogène 75: 86-123;<br />

Delumeau, J. (éd.), 1976: La mort des pays de cocagne. comportements collectifs de la Renaissance à<br />

l’âge classique, Paris, Publications de la Sorbonne (études, 12); Camporesi P., 1978: « Scienza<br />

del ventre. Declino e morte di Cuccagna», en Id., Il paese della fame, 77-125, Bologna; Delpech,<br />

F., 1979: «Aspects...», op. cit.; Demerson, G., 1980: «L’utopie populaire...», op. cit., 75-83 (versión<br />

ampliada en Demerson, G., 1981: «Cocagne...», op. cit., 529-553); Richter, D., 1984: schlaraffenland.<br />

geschichte einer populären Phantasie, Eugen Diederichs, Cologne; Payen, J. C., 1984:<br />

«Fabliaux et Cocagne», en Bianciotto, G. & Salvat, M. (éds): épopée, fable, fabliau. actes du IV e<br />

colloque de la société internationale renardienne, évreux, 7-11 septembre 1981, Cahiers d’études médiévales<br />

2/3, Publications de l’Université de Rouen 83, 435-448, Paris; Le Goff, J., 1989:<br />

«L’utopie médiévale: le Pays de Cocagne», cahiers Vilfredo Pareto. Revue europeénne des sciences<br />

sociales 27: 271-286; Graf, A., 1993: «Il paese di Cuccagna e i paradisi artificiali», en Id., miti,<br />

leggende e superstizioni del medio evo, 194-202, Ed. Studio Tesi srl, Pordenone; Scafoglio, D.,<br />

1994: La maschera della cuccagna: spreco, rivolta, sacrificio nel carnevale napoletano del 1764, Guida<br />

Editori, Napoli; De Carli, N., 1996: «Il paese di Cuccagna. Mito o parodia?», Quaderni di storia<br />

di semantica 17.1: 101-130; Franco Júnior, H., 1998a: cocanha. a história de um país imaginário,<br />

Companhia das Letras, Sāo Paulo (resumido en Id., 1998b: cocanha: várias faces de uma utopia,<br />

Ateliê, São Paulo); Pleij, H., 2001: Dreaming of cockaigne: medieval Fantasies of the Perfect Life,<br />

Columbia University Press, New York; Aubert, E.H., 2003: «Entre Cocuce e Cocanha: percurso<br />

de um diálogo», Revista de história, 148: 47-102; Silantieva, o., 2006: Le Pays de cocagne<br />

et le schlaraffenland dans la littérature française et allemande aux XVIII-XIX siècles (Résume de la thèse<br />

de doctorat), moscou, Paris (C:\Users\teo\Desktop\SilantievaResumeFrancais; consultado el<br />

10/05/2011); Boiteux, M., 2007: «L’immaginario dell’abbondanza alimentare. Il paese di<br />

Cuccagna nel Rinascimento», en Di Renzo, E. (a cura di), atti del X congresso Nazionale<br />

aIsea «cibo e alimentazione. Tradizione, simboli, saperi (Roma 5, 6, 7 luglio 2007), Etnoantropologia<br />

online 2: 36-45 (http://digidownload.libero.it/aisea/atti_2006/ATTI%20X%20CoN-<br />

GRESSo%20AISEA.pdf; consultado el 30/03/2011). Sobre el país de Cucaña en la pintura<br />

de P. Bruegel, véase Frank, R. H., 1991: «An Interpretation of Land of cockaigne (1567) by<br />

Pieter Bruegel the Elder», sixteenth century Journal XXII.2: 299-329.<br />

74 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones


EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />

ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />

un manuscrito del s. XIII en el norte de Francia (Li Fabliaus de cocaigne), puede<br />

definirse, en sus rasgos principales, como un paraíso alimentario, una isla de<br />

abundancia en la que las casas están hechas de salchichas y de peces, las ocas<br />

se cocinan a sí mismas por las calles, hay mesas con comida y bebida por<br />

todos sitios y se come sin pagar. Hay un rio medio de vino tinto y blanco, dinero<br />

por los suelos, no hace falta trabajar, se satisfacen todos los deseos sexuales<br />

y una fuente de la juventud impide envejecer a sus habitantes. En<br />

resumen, como dice el poema, «Li païs a à non Cocaingne, qui plus i dort,<br />

plus i gaaigne»; «si puet-l’en et boivre et mangier, tuit cel qui vuelent sanz<br />

dangier».<br />

Sobre la etimología de Cucaña no hay acuerdo entre los investigadores.<br />

Ya en el s. XVIII P.J.-B. Legrand d’Aussy se burlaba de este hecho cuando<br />

decía «c’est une chose risible de voir dans les dictionnaires toute la peine que<br />

se sont donnée les étymologistes pour en chercher l’origine. La clef étoit perdue,<br />

et chacun est venu apporter la sienne» 23 . No obstante, y aunque se tiende<br />

a aceptar que la etimología es de origen incierto, hay cierto consenso en reconocer<br />

que en el origen del término estaría en relación con cocca o couque, el<br />

nombre de una torta propia de ciertas regiones francesas, lo que en principio<br />

sería lógico para definir un país de la abundancia alimentaria. El Littré francés<br />

(1872), por ejemplo, afirmaba que «d’après Diez il vient de coquere, cuire,<br />

à l’aide des mots suivants: catalan coca; pays de Coire, cocca; languedocien,<br />

coco; picard, couque, qui tous signifient cuisine; c’est là la vraie étymologie» 24 .<br />

El Vocabulario etimologico italiano de Pianigiani, por su parte, seguía el mismo<br />

razonamiento y traducía cuccagna como il paese della buona cucina, a significar<br />

un país de abundancia alimentaria25 . Esta sería, por lo tanto, la etimología<br />

más extendida y aceptada, aunque habría otras propuestas que la pondrían<br />

en relación con lugares físicos como un castillo documentado en Treviso que<br />

se llamaría Cuccagna, o con un tal Warnerius de Cuccagna que aparece en<br />

una carta de 118826 .<br />

Nuestra hipótesis, abordando el tema desde otro ángulo, pasa por interpretar<br />

el término cocaingne a partir de la raiz coq (gallo en francés) 27 . Esta<br />

23 Legrand d’Aussy, P.J.-B. 1829: Fabliaux ou contes, fables et romans du XIIe et du XIIIe<br />

siècle, 303, Paris (3ª ed).<br />

24 Citamos de la versión del diccionario en internet:<br />

http://francois.gannaz.free.fr/Littre/xmlittre.php?rand=&requete=cocagne (consultado el<br />

14/04/11).<br />

25 Pianigiani, o., 1907: Vocabolario etimologico della lingua italiana, vol. I, 876, Albrighi,<br />

Segati e C., Roma.<br />

26 Graf, A., 1993: «Il paese di Cuccagna...», op. cit., 196 (que recoge los ejemplos aportados<br />

por Poeschel, F.J., 1878: Das märchen...», op. cit., obra que no hemos podido consultar).<br />

27 Queremos remarcar nuevamente el hecho de que en este artículo se exponen unas<br />

hipótesis de trabajo de una investigación en curso. Para el caso concreto que nos ocupa, se<br />

Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />

75


TEoDoRo CRESPo MAS<br />

propuesta ha sido formulada, hasta donde sabemos, por dos autores. Uno<br />

de ellos, H. Pleij, ha planteado recientemente una derivación etimológica que<br />

nos parece muy acertada, pero el razonamiento histórico con la que lo justifica<br />

no es en absoluto convincente28 . Para este autor cockainge procedería de<br />

la suma de la raíz coq (gallo) más el sufijo –agne, que sería utilizado en Francia<br />

para construir el nombre de un país (como allemagne o espagne), por lo que<br />

se podría traducir como «País del Gallo». Hasta aquí estamos totalmente de<br />

acuerdo con el autor. Ahora bien, la relación que Pleij parece establecer entre<br />

el gallo y el país de Cucaña es que el gallo sería el guardián del paraíso islámico,<br />

y en consecuencia esta asociación entre gallo y paraíso habría dado<br />

lugar al país de Cucaña. Esta justificación de la etimología propuesta, como<br />

decíamos, no tendría mucho sentido, ya que no parece tener cabida en el contexto<br />

de la aparición de las primeras referencias de cocaingne, en pleno corazón<br />

de la Europa medieval cristiana. Para aceptarla habría que explicar, entre<br />

otras cosas, por qué un país de Cucaña de raíz islámica apareció en la Europa<br />

cristiana, y asimismo por qué el tema no se desarrolló, paradójicamente, en<br />

el mundo islámico. Nuestra propuesta etimológica, aceptando la derivación<br />

hecha por H. Pleijn, parte en cambio de la posibilidad de situar, de forma<br />

precisa, un «Reino del Gallo» en la Europa medieval y moderna, y en un contexto<br />

asimismo de abundancia alimentaria y de inversión social: el Carnaval.<br />

Para desarrollar este argumento debemos empezar trayendo a colación,<br />

en primer lugar, el otro autor que señalo una etimología de cocaingne a partir<br />

de la raíz coq. En la primera acepción del término cocagne del diccionario de<br />

trata de una idea en pleno proceso de desarrollo, cuyas primeras líneas de trabajo e impresiones<br />

queremos apuntar aquí y cuyas primeras conclusiones son, necesariamente, provisionales.<br />

Por otra parte, si hemos decidido exponerla, aun cuando no hemos podido consultar<br />

de forma exhaustiva toda la bibliografía existente sobre el tema, es porque nos ha sorprendido<br />

que, de las obras que hemos leído hasta el momento, algunas muy recientes y bien documentadas<br />

(Camporesi P., 1978: «Scienza del ventre...», op. cit.; Delpech, F., 1979:<br />

«Aspects...», op. cit.; Demerson, G., 1980: «L’utopie...», op. cit.; Demerson, G., 1981: «Cocagne...»,<br />

op. cit.; Graf, A., 1993: «Il paese di Cuccagna...», op. cit.; Scafoglio, D., 1994: La maschera...,<br />

op. cit.; Franco Júnior, H., 1998b: cocanha: várias faces..., op. cit.; Silantieva, o., 2006: Le<br />

Pays de cocagne..., op. cit., y Boiteux, M., 2007: «L’immaginario...», op. cit.), no aparezca ni una<br />

sola mención a la hipótesis que estábamos desarrollando (excepto en una obra que comentaremos<br />

a continuación pero que, por su planteamiento y su razonamiento, está muy lejos<br />

de equipararse a nuestra tesis).<br />

28 Pleij, H., 2001: Dreaming of cockaigne..., op.cit. No hemos podido consultar la obra,<br />

pero conocemos el argumento, en términos generales, a través de la cita que del mismo se<br />

hace en Pina e Cunha, M., Cabral-Cardoso, C. & Clegg, S.R., 2008: «Manna from Heaven:<br />

The Esuberance os Food as a Topic for Research in Management and organization», Human<br />

Relations 61.7: 935-963 (http://fesrvsd.fe.unl.pt/WPFEUNL/WP2007/wp515.pdf; consultado<br />

el 02/05/11). La explicación del argumento, por lo tanto, se ha hecho en función del<br />

resumen que aparece en este artículo.<br />

76 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones


EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />

ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />

émile Littré encontramos la siguiente afirmación (que el autor hacía después<br />

de decantarse por la «vraie étymologie» coquere):<br />

«on trouve, dans l’ancien français, cocaingne en un autre sens: Le traversiers<br />

jura seur saintes evangiles, que il n’arrestera ne fera arrester malicieusement le dit<br />

navel ou naviaux de l’Esglise dou Gart, pour cause de cocaingne, ne pour fere ennui<br />

ne domage à esciant (DU CANGE cocagium, en 1314). ce cocaingne-là vient de<br />

coq; c’est le combat de deux coqs» 29 .<br />

«Ce cocaingne-là», por lo tanto, podría significar, y derivar de, «combat<br />

de deux coqs» 30 ; en cualquier caso, lo seguro sería su relación directa con la<br />

raíz coq. Así pues, tenemos un término cocaingne que se asociaría posiblemente<br />

a un enfrentamiento, una riña, y cuya raíz habría que ponerla en relación con<br />

los gallos. Ahora bien, ¿cómo podría esto vincularse al Carnaval?<br />

La primera vez que pensamos en una posible relación entre cocaingne<br />

y la raíz coq (gallo) fue desde otras latitudes muy distintas. Fue con ocasión<br />

de trabajar un cuento popular muy extendido en Francia y en España, conocido<br />

como Demicoq, moitié de coq, moitié de poulet, o el cuento del Medio pollito<br />

(tipo ATU31 715), cuando se nos ocurrió la posible vinculación32 . Las razones<br />

de partida de esta asociación, muy generales, eran las siguientes: moitié de coq<br />

es un cuento que se puede leer según la estructura del cuento definida por<br />

Propp, y en el cual se observa en consecuencia un trasfondo iniciático claro<br />

29 Citamos de la versión del diccionario en internet:<br />

http://francois.gannaz.free.fr/Littre/xmlittre.php?rand=&requete=cocagne (consultado el<br />

14/04/11). La negrita es nuestra.<br />

30 El autor sacaba esta conclusión de las propuestas de traducción que hacía Du<br />

Cange et al., 1883-1887: glossarium mediae et infimae latinitatis, ed. augm., t. 2, col. 382c.,<br />

L. Favre, Niort (versión en internet: http://ducange.enc.sorbonne.fr/CoCAGIUM; consultado<br />

el 14/04/11), que traducía el término como «contentio» o «controversia» («contestation» o<br />

«querelle» en Du Cagne, Ch. Du F., 1879: glossaire françois: faisant suite au «Glossarium mediae<br />

et infimae latinitatis», t. 1, 167, L. Favre, Niort). Littré, aparentemente, relacionaría esta traducción<br />

con el término «cocagium», de donde concluiría, al parecer, «combat de deux coqs».<br />

31 Uther, H.-J., 2004: The Types of International Folktales. a classification and Bibliography.<br />

Parts I-III, Helsinki.<br />

32 El cuento narra la historia de un medio-pollo (un pollo cortado literalmente por<br />

la mitad) que se encuentra una gran cantidad de dinero, que alguien le roba o le pide prestada<br />

y después no le devuelve. Medio pollo iniciará un viaje (iniciático) para reclamarle ese dinero,<br />

y con el auxilio de unos ayudantes mágicos a los que ha socorrido durante el trayecto, podrá<br />

conseguir recuperar al final su dinero. De este cuento hay documentadas hasta 82 versiones<br />

en Francia (Delarue, P. & Teneze, M.-L., 1997: Le conte populaire français, t. II, 672-688, Maisonneuve<br />

et Larose, Paris). Sobre el tema véase en general el trabajo que le dedicó Boggs,<br />

R.S., 1933: The Halfchick Tale in spain and France, Helsinki y para los casos españoles remitimos<br />

a Beltran, R. & Rico, A., 2003: «Notas para un catálogo tipológico de los cuentos tradicionales<br />

valencianos, VI: cuentos de la Serrania», Revista de Folklore 269, t. 23a, 149-154.<br />

Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />

77


TEoDoRo CRESPo MAS<br />

(y por tanto una vinculación con un más allá) 33 . Por otra parte, el país de Cucaña,<br />

como el resto de utopías que hemos visto, presenta muchas relaciones<br />

con el más allá que encontramos en mitos antiguos y cuentos de trasfondo<br />

iniciático, algo que ya han señalado autores F. Delpech 34 o M. Boiteaux 35 . La<br />

asociación iniciado/muerto y Cucaña/más allá nos llevó en un primer momento,<br />

pues, a imaginar una posible etimología derivada de coq, entendiendo<br />

Cucaña como el país en el que reinara un gallo mítico como animal «totémico»<br />

de jóvenes iniciados. Partíamos también, en este sentido, de una hipótesis<br />

sugerente que había traducido el término «Carnaval» como «Príncipe<br />

de los Cuernos» (a partir del galo cern + valos) 36 , que era relacionado con una<br />

figura como la del dios celta cernunnos y con todas las fiestas de cornudos<br />

que se documentan en la geografía europea vinculados de una forma u otra<br />

al contexto del Carnaval. Así pues, si el Príncipe de los Cuernos podía ser el<br />

rey de un mundo al revés como Carnaval y le daba nombre, ¿por qué no otro<br />

personaje mítico como un posible «rey-gallo» podía ser el gobernante de otro<br />

país al revés como Cucaña y darle asimismo nombre? A todo esto, añadíamos<br />

la simbología histórica del gallo como un animal liminal, a medio camino<br />

entre dos mundos (la noche y el día), y vinculado en la antigüedad a dioses<br />

como Mercurio, dios psicopompo por excelencia encargado de llevar las<br />

almas al más allá.<br />

33 Sobre las figuras de los seres «demediados», de los que creemos haber podido demostrar<br />

su dimensión iniciática en algunos relatos, remitimos a un artículo nuestro: Crespo<br />

Mas, T., 2009: «Silai (ce qui n’a qu’un côté): à propos d’un type déterminé de moitiés d’homme»,<br />

Quaderns-e de l’Ica 13, s/p, revista on-line: http://www.antropologia.cat/quaderns-e-134.<br />

34 Delpech, F., 1979: «Aspects...», op. cit., 39-44. Para este autor, por otra parte, Cucaña<br />

sería un pseudomito, fabricado artificialmente con elementos tomados de diversos estratos<br />

culturales de la antigüedad y a los que el mundo medieval habría puesto nombre y tonos de<br />

parodia anticlerical.<br />

35 Boiteux, M., 2007: «L’immaginario...», op. cit., 40: «La presentazione dell’aldilà, nel mondo<br />

antico o nel medioevo, è sempre fatta all’occasione di una relazione di viaggio e il sogno della cuccagna<br />

assume l’eredità della tradizione. […] Questo viaggio potrebbe ricordare anche altre spedizioni notturne:<br />

come il sabba che, oltre l’ingresso, rivela numerose identità col paese di cuccagna».<br />

36 Pauvert, D., 2007: «Sa majesté...», op. cit. otra hipótesis sobre la etimología de cocaingne,<br />

que dejamos apuntada aquí, podría ser la que lo hiciera derivar de «cocu», nombre que<br />

reciben los cornudos («hombres salvajes») de muchas fiestas de Carnaval en Francia. Esto<br />

entroncaría con la idea de un Carnaval como «Príncipe de los cornudos». Cucaña, un mundo<br />

de roles invertidos y de abundancia alimentaria igual que lo es el mundo del Carnaval, sería<br />

desde este punto de vista el país del Príncipe cornudo, o de los cornudos. Sobre los cocus<br />

véase Gaignebet, C. & Florentin, M.C., 1974: Le carnavale, op. cit., 135-138, 158-170; Gaignebet,<br />

C. & Lajoux, J.D., 1985: art profane..., op. cit., Pauvert, D., 2007: «Sa majesté...», op. cit., y<br />

para ejemplos de la Península Ibérica véase Moya Maleno, P.R., 2007: «Ritos de paso y fratrías...»,<br />

op. cit.<br />

78 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones


EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />

ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />

Con todo, la pista que nos permitió continuar con este argumento la<br />

encontramos en una obra de E. Le Roy Ladurie, carnaval en Romans. En este<br />

estudio el autor, después de haber relacionado el Carnaval con otro mundo<br />

mítico invertido presente en la época como lo era el País de Cucaña, afirmaba<br />

(aunque sin relacionarlo directamente con el término cocagne):<br />

«Le royaume de Jacquemart, au départ, était celui d’un coq. Animal massacré<br />

dans le combat mutuel (avec un autre coq), ou décapité par les jeunes dans un<br />

concours d’habileté, on tué à coups de fronde ou de cailloux par les écoliers, le coq<br />

est l’une des bêtes de Carnaval les plus répandues dans toute l’Europe (Dauphiné<br />

bien sûr, mais aussi Italie, Espagne, France du Sud et du Nord, Allemagne, Angleterre,<br />

écosse). Il est au Carnaval ce que le taureau est à la culture espagnole. Gorgé<br />

de significations jusqu’à la crête, le coq proclame la virilité, le courage, la sexualité<br />

mâle. Ce coq veut couvrir sa poulette» 37 .<br />

La importancia del gallo en las fiestas de Carnaval, desde esta nueva<br />

perspectiva, permitía ir más allá y encuadrar perfectamente el País de Cucaña<br />

en este contexto festivo, en este mundo al revés con el que tantos elementos<br />

compartía. Es más, un repaso a la literatura concerniente a las fiestas de Carnaval<br />

nos ha permitido comprobar que las celebraciones carnavalescas en las<br />

que el gallo era el protagonista presentaban una elaboración mucho mayor:<br />

en muchas zonas de Francia y España era tradición, en época moderna, elegir<br />

entre los niños a un «Rey de gallos», generalmente el Jueves Lardero de Carnaval<br />

38 . En esta fiesta tenían lugar, entre otras cosas, corridas y peleas de gallos<br />

(cocaingne!), y el propietario del gallo vencedor era nombrado «rey de los<br />

gallos». A éste lo engalanaban y salía a la cabeza de los demás montado a caballo,<br />

y entre las pruebas que tenía que cumplir estaban, por ejemplo, la de<br />

decapitar, con una espada y cabalgando, un gallo colgado de las patas. Hoy<br />

en día estas fiestas han derivado en juegos de niños como la Cucaña (una piñata<br />

llena de dulces colgada en el aire que hay que romper), o el collin-maillard<br />

en Francia (la gallinita ciega). Encontramos aquí, por lo tanto, un rey de los<br />

gallos en pleno contexto del Carnaval. o yendo incluso más allá: «C’était un<br />

roi de Carnaval qui s’identifiait au coq lui-même», como ha afirmado C. Gaignebet<br />

39 . Se trata, podríamos decir, de uno de los tantos «reyes» que pudieron<br />

37 Le Roy Ladurie, E., 1979: Le carnaval de Romans. De la chandeleur au mercredi des cendres<br />

(1579-1580, 358, Gallimard, Paris.<br />

38 Sobre las celebraciones del «Rey de los gallos» en el Carnaval, véase Caro Baroja,<br />

J., 1989: el carnaval, op. cit., 75-80 (que documenta las noticias que aparecen en la literatura<br />

del siglo XVII en el Quijote de Avellaneda, el Guzmán de Alfarache o La vida del buscón<br />

don Pablo); Gaignebet, C., 1968: «Jeudi Jeudio. étude du Roi des enfants des écoles dans<br />

les textes, du XIIIe au XXe siècle», Bulletin folklorique d’Ile de France; Gaignebet, C. & Florentin,<br />

M.C., 1974: Le carnaval, op. cit., 133-135; Gaignebet, C. & Lajoux, J.D., 1985: art profane..., op.<br />

cit., 170-174, PUF, Paris; Pauvert, D., 2007: «Sa majesté...», op. cit. Sobre el «Rey de los gallos»<br />

(o de los niños) en la pintura de Bruegel, Gaignebet, C. 1972: «Le combat de Carnaval...»,<br />

op. cit., 329, 342.<br />

39 Gaignebet, C. & Florentin, M.C., 1974: Le carnaval, op. cit., 134.<br />

Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />

79


TEoDoRo CRESPo MAS<br />

existir en el Carnaval, y que se solían asociar a las distintas cofradías existentes<br />

representadas por diversos animales: osos, cornudos, gallos... El carnaval de<br />

Romans que estudió E. Le Roy Ladurie, en este sentido, nos ofrece una buena<br />

muestra de la complejidad de estas celebraciones.<br />

Una fiesta de un Rey de los gallos en pleno Carnaval, donde los protagonistas<br />

son niños («demicoqs», pues), que hacen justamente los gallitos, es<br />

decir, comportarse como hombres mayores, y lo hacen en un contexto de<br />

inversión como el que supone el período carnavalesco. Un contexto, además,<br />

de peleas de gallos, que sería un posible significado del término cocaingne. En<br />

este marco, la interpretación de cocaingne como «País del Gallo» o «País del<br />

Rey de los gallos» surgido del contexto del Carnaval no es inverosímil: como<br />

país de la abundancia, de la ausencia de reglas, y repleto de motivos míticos<br />

que lo hacen aparecer con un más allá, Cucaña pudo haber nacido perfectamente<br />

de toda la simbología y los atributos licenciosos asociados al mundo<br />

carnavalesco. Un más allá que tendría en origen como protagonistas, en cualidad<br />

de gallos (lo que vendría a resaltar su carácter viril), a los iniciados, seres<br />

a mitad camino entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, jóvenes<br />

(o demicoqs) prestos a convertirse en guerreros («gallos de pelea») que<br />

tomarían el mundo y, siguiendo a su «rey», lo pondrían patas arriba, instaurando<br />

así el reino de Cucaña. Todos estos elementos, como vemos, convergerían<br />

hacia un sistema de significados coherente, y permiten considerar a<br />

cocaingne, cual paraíso de la abundancia, de los placeres y de la inmortalidad,<br />

como un mito de referencia, casi etiológico, para el «rito» del Carnaval; del<br />

mismo modo que como la edad dorada de Saturno lo era, en este sentido,<br />

para las saturnalia40 .<br />

40 Cabría además la posibilidad, para cerrar un poco más el argumento, de contextualizar<br />

más precisamente el personaje Demicoq en la época del Carnaval. En muchas de las<br />

versiones del cuento, cada vez que Demicoq ayuda a cada uno de los seres que después se<br />

convertirán en sus ayudantes mágicos, se los lleva consigo metiéndolos en un lugar en principio<br />

extraño: el ano (en otras versiones los mete en el pico). De ahí los sacará cuando le<br />

sean necesarios para enfrentar los peligros que le acechan. Ahora bien, más allá de ser un<br />

puro elemento folclórico, este hecho podría encajar perfectamente con lo que C. Gaignebet<br />

ha denominado, en el contexto del Carnaval, «la circulation des souffles», y más concretamente<br />

con la figura de los soufflaculs: cofradías carnavalescas de jóvenes fous disfrazados en ocasiones<br />

de gallo, que llevaban un sombrero llamado «coqueluchon» (un sombrero-capucha coronado<br />

con una cabeza de gallo que tendría connotaciones fálicas, y que con el tiempo se convertiría<br />

en una cresta roja de gallo), y que iban en fila con sus silbatos soplando el trasero de los de<br />

delante. Esta práctica ha sido relacionada por Gaignebet (con una argumentación compleja<br />

que intentaremos resumir) con un rito antiguo tendente a crear un equilibrio de los «vientos-almas»<br />

de los muertos (tema relacionado con el «soplo del vida») que vagarían por la tierra<br />

durante el período del Carnaval. En este marco, el gallo, como animal protector de la<br />

voz y sanador de la tos (una función relacionada con la potencia de su garganta a la hora de<br />

cantar), simbolizaría en las cofradías de soufflaculs el control de los «vientos-almas» que ha-<br />

80 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones


EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />

ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />

* * *<br />

Diversos estudiosos han observado que, con el paso del tiempo, el<br />

tema del País de Cucaña y el del Carnaval se fueron confundiendo progresivamente,<br />

hasta llegar en cierto modo a «fusionarse» en el momento en que<br />

Carnaval viajó a Cucaña para convertirse en su rey41 . Las profundas similitudes<br />

entre estos dos mundos fantásticos no han pasado nunca, en efecto, desapercibidas,<br />

y el destino final convergente que tuvieron ya en época moderna<br />

lo demuestra claramente. Estas semejanzas también han sido destacadas en<br />

la moderna literatura científica. G. Demerson observaba, por ejemplo, que<br />

el mito de Cucaña era la imagen de la realización plena de los ritos festivos<br />

exuberantes que tenían lugar en tiempo de Carnaval, y que Carnaval y Cucaña<br />

intercambiaban sin problemas elementos como el calendario («Toz jors festes<br />

& diemenches... Et .iiij. pasques a en l’an...») 42 . Escribía también F. Delpech<br />

que las inversiones de Carnaval y de la fiesta de los locos no serían más que<br />

especificaciones calendáricas, lúdicas y rituales, de un vasto complejo mitológico<br />

del cual el paraíso alimentario representado por Cucaña era la manifestación<br />

más coherente y estable43 . P. Camporesi44 , explicándolo como el<br />

reflejo de una Italia hambrienta que aspiraba sólo a la supervivencia, constataba<br />

también, en el contexto de Contrarreforma y de crítica a los vicios, la<br />

reducción de Cucaña a un puro y simple hecho gastronómico y su progresiva<br />

asimilación a la fiesta del Carnaval. Finalmente, M. Boiteaux ha concluido<br />

que «come genere, Cuccagna e Carnevale sono vicini. E quando Carnevale<br />

entra vincitore nel Paese di Cuccagna questa faccenda dimostra come il tema<br />

di Carnevale sia più complesso e tenda a contaminare e ad integrare l’altro.<br />

Carnevale, mitico eroe, è anche lui un viaggiatore. Però, trasporta con lui il<br />

brían sido creados en sus barrigas por la ingestión de alimentos flatulentos típicos del Carnaval.<br />

Así, sanando la tos se controlarían, por una parte, los «vientos» que pudieran salir de<br />

la garganta, y con la práctica de los soufflaculs los que salieran del ano (Gaignebet, C. & Florentin,<br />

M.-C., 1974: «La circulation des souffles», en Id., Le carnaval, op. cit., 9-16, 117-130,<br />

133-135; Gaignebet, C. & Lajoux, J.D., 1985: art profane..., op. cit., 210-219, que aportan iconografía<br />

de estos soufflaculs y coqueluchons; Pauvert, D., 2007: «Sa majesté...», op. cit.). En esta<br />

práctica ritual el cuento de Demicoq encontraría tal vez un contexto perfecto porque, ¿qué es<br />

lo que hacía al fin y al cabo Demicoq sino mantener en su barriga las «almas» de sus ayudantes<br />

mágicos, y expulsarlos por el ano cuando le eran necesarios? Por otra parte, y en relación<br />

con el término «cocu», D. Pauvert ha establecido interesantes relaciones entre los «cornudos»<br />

del carnaval y los soufflaculs (Pauvert, D., 2007: «Sa majesté...», op. cit., 52-53).<br />

41 El motivo lo encontramos en Nelli, N., 1564: Il trionfo del carnevale nel Paese di cuccagna,<br />

B.N. Est; Bertelli, F. (1562), Trionfo di carnevale nel paese di cuccagna; La partenza di carnevale<br />

in cuccagna (Ronciglione, 1615); citados en Demerson, G., 1980: «L’utopie populaire...»,<br />

op. cit., y Boiteux, M., 2007: «L’immaginario...», op. cit., 37-39, 45.<br />

42 Demerson, G., 1980: «L’utopie populaire...», op. cit., 78.<br />

43 Delpech, F., 1979: «Aspects...», op. cit., 40-41.<br />

44 Camporesi P., 1978: «Scienza del ventre...», op. cit., 102.<br />

Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />

81


TEoDoRo CRESPo MAS<br />

suo potere e stabilisce, dove si trova, il suo regno di cui si puo parlare anche<br />

in termini di Cuccagna» 45 .<br />

Visto desde esta perspectiva, un extraño «País de Cucaña», surgido en<br />

época medieval de origen desconocido y con muchas similitudes con mundo<br />

carnavalesco, habría ido paulatinamente convergiendo con la fiesta del Carnaval<br />

a lo largo de cinco siglos, hasta acabar fundiéndose. De la etimología<br />

del término cocaingne que hemos propuesto aquí, en cambio, se desprende<br />

otra cosa: que con esta unión final no se estaba procediendo a la confluencia<br />

(y confusión) de dos «utopías» en origen diferentes, sino que, por el contrario,<br />

lo que en realidad estaba teniendo lugar era el reencuentro, la re-unión entre<br />

dos mundos que habían visto bifurcada, accidentalmente, su trayectoria conjunta.<br />

La disociación que había tenido lugar en época medieval entre la fiesta<br />

del Carnaval y el paraíso de Cucaña se reparaba, la traumática separación era<br />

ahora restaurada. El mito satírico y la fiesta irreverente volvían a ser uno sólo,<br />

y Carnaval se reencontraba, en el país de la abundancia, con su homónimo<br />

el Rey de los Gallos46 .<br />

45 Boiteux, M., 2007: «L’immaginario...», op. cit., 40.<br />

46 Al momento de entregar este artículo para su publicación cae en nuestras manos<br />

una obra que vendría a confirmar, en principio, la relación «directa» del cuento de Demicoq<br />

con el país de Cucaña (podría hacernos suponer, incluso, que muchos aspectos del mismo<br />

derivaran del cuento). Se trata de la obra de Rétif de la Bretonne, N.-E., 1779: Le nouvel abeilard<br />

ou Lettres de deux amans qui ne se sont jamais vous, t. II, Libraires Associés, Suisse, en la que<br />

se recoge una versión extendida (completa, más bien) del cuento «suite du Demi poulet» (pp.<br />

262-357), y en la que encontramos gran cantidad de elementos significativos que podrían<br />

vincularse a Cucaña. Desarrollaremos el tema en otro artículo, pero entre los motivos interesantes<br />

que aparecen podemos destacar los siguientes: Demi poulet encuentra monedas de<br />

oro picando en la tierra; a Demi poulet le enseña a comprender el lenguaje humano un alquimista<br />

llamado soufflisoufflinsoufflot (hecho que lo relacionaría con el Carnaval y los soufflaculs);<br />

el protagonista del cuento llega a un castillo (rodeado por un mar) al que puede entrar después<br />

de haber dormido una noche; en él hay gran cantidad de gente asando corderos, ovejas,<br />

cabras, pollos, etc... muy baratos y comiendo en abundancia; el rey del castillo, Lustrucru-croquetout,<br />

es «conde de LaFricassé, marqués del Asado, vizconde de los Menudos de cerdo,<br />

barón de Lengua rellena, señor de Jamón, Mollejas, Lengua de Vaca, civet, Paté, cervelets,<br />

Estofado de buey, Habichuelas, olla podrida y otros lugares» (¿quién a parte de éste podría<br />

ser rey de Cucaña?), y sobre todo, cuando Demi poulet encuentra al zorro que le ayudará en<br />

sus aventuras, lo saluda diciendo: «Bel enfant d’amour, / cher renard, bon jour /Pour toi cette campagne<br />

/est pays de cocagne». ¿Habría que pensar en una elaboración literaria posterior, o formaría<br />

parte de la versión original del cuento...?<br />

82 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones


EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA<br />

CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO UTÓPICO<br />

Dra. Beatriz Leal Riesco<br />

Universidad de Salamanca<br />

Email: leal78@usal.es<br />

I. La necesidad de pensar África<br />

«¿Qué hacer? Propongo que en cada país africano se proceda inmediatamente<br />

a una recolección tan minuciosa como posible de las estatuas y monumentos coloniales.<br />

Que se reúnan en un único parque, que servirá al mismo tiempo de museo<br />

para las generaciones futuras. Este parque-museo panafricano se usará como sepultura<br />

simbólica al colonialismo de este continente. Una vez realizado el entierro, que nunca<br />

más nos sea permitido utilizar la colonización como pretexto para justificar nuestras<br />

actuales desgracias. Asimismo, prometamos igualmente dejar de erigir estatuas, sea a<br />

quien sea. Y que, al contrario, florezcan por todos lados bibliotecas, teatros, talleres<br />

culturales, en definitiva, todo lo que alimentará la creatividad cultural del mañana» 1 .<br />

La tarea de «pensar África» 2 en profundidad y de manera rigurosa resulta<br />

un compromiso pendiente en la actualidad. El que este continente permanezca<br />

desconocido para la mayoría de los habitantes de Occidente es<br />

síntoma ineludible de una ausencia lacerante en el discurso geopolítico global<br />

y del persistente silenciamiento al que se le ha sometido durante siglos. La<br />

necesidad de recuperar una historia de África y desde África, de hacer visibles<br />

unas imágenes y unas voces ocultadas sistemáticamente, de dejar salir a la<br />

luz unas narrativas y unas reflexiones propias se empezó a realizar sistemáticamente<br />

con los movimientos de independencia de los años 50 y 60 del<br />

siglo pasado, en un acompasado baile conjunto con el Black Power emergente<br />

en aquel momento en los Estados Unidos. En esta lucha comunitaria por la<br />

1 Achille Mbembe, «Por un entierro simbólico del colonialismo Imaginario y espacio<br />

público en África»..Le Messager (Duala, Camerún): 2008. Traducción: oozebap.org. Recogido<br />

en Africaneando, revista de actualidad y experiencias. Última consulta: 20/04/2011. En<br />

http://www.oozebap.org/text/colonialismo_mbembe.htm [Traducción de la autora].<br />

2 Uno de los últimos números de la revista Africultures se titula precisamente así Penser<br />

l’Afrique: des objets de pensée aux sujets pensants. Africultures nº 82, L’Harmattan, París, septiembre<br />

2010.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones 83


BEATRIz LEAL RIESCO<br />

liberación y autodeterminación de pueblos y culturas fueron determinantes<br />

ideólogos, activistas, políticos, artistas, filósofos e intelectuales, responsables<br />

en la creación de un mapa de identidades difusas y permeables, en buena<br />

parte debido al espíritu optimista de la época y a la menor compartimentación<br />

de profesiones en un continente donde, a menudo, se ha de saber de todo<br />

para conseguir algo. Es éste el caso de buena parte de los cineastas que configuran<br />

la historia del cine africano, es decir, de aquel cine realizado por africanos<br />

desde África, en la diáspora o desde el extranjero, pero que comparten<br />

entre sí el hacer películas ligadas a su continente, su historia, sus conflictos,<br />

sus realidades y sus gentes de una manera clara. Estos «artistas totales» pues<br />

son a la vez escritores, productores, pintores, fotógrafos, músicos, historiadores,<br />

pensadores, coreógrafos, etc., se encuentran en una posición de negociación<br />

constante. Teniendo en mente la noción de Homi K. Bhabha de<br />

que «apropiación es negociación, y negociación es de lo que realmente trata<br />

la política» 3 , los artistas audiovisuales, debido a la naturaleza del medio y a<br />

las peculiaridades de la industria del cine africano, se ven embarcados en procesos<br />

de negociación complejos desde las primeras etapas de producción de<br />

una película. A lo largo de todo el proceso de realización de un filme se han<br />

de rendir cuentas, firmar pactos y capitulaciones a diferentes instancias (ideológica,<br />

productiva, poética, política, histórica, humana…) en mayor medida<br />

que en otras latitudes. Sólo así será posible ver terminada una obra, aunque<br />

a veces la hazaña se convierta en una odisea de años 4 . La capacidad de adaptación<br />

sin recapitular en los principios, repensándolos y actualizándolos, extendiéndolos<br />

e incorporando nuevas ideas y espacios, da como fruto una<br />

nómina de películas de singular valor, síntomas y fuentes privilegiadas para<br />

entender realidades presentes y asomarse con lucidez al futuro.<br />

II. Visiones actuales sobre África<br />

La imagen de África creada por Occidente ha venido construyéndose<br />

desde la Ilustración, asentándose y afianzándose en la época de los gran-<br />

3 Citado por N. Frank Ukadike, «Video booms and the manifestation of «first» cinema<br />

in anglophone Africa», en Anthony Guneratne R. & Wimal Dissanayake (eds.), Rethinking<br />

Third Cinema. Routledge. Nueva York y Londres: 2003. P. 127. [Traducción de la<br />

autora]. 4 Éste es el caso del director etíope residente hace años en los USA Haile Gerima<br />

quien, para poder tener completo dominio de todas las etapas para realizar su último filme<br />

Teza (2008), ha visto como pasaban 10 años desde su planteamiento inicial. Durante éstos<br />

ha reunido el dinero necesario de variados inversores independientes al que ha sumado sus<br />

propios ahorros, lo que le ha permitido no sucumbir a las exigencias de la industria con sus<br />

censuras y limitaciones. La película resultante, una obra maestra sobre la historia etíope contemporánea<br />

y el mundo actual, ha sido premiada en una miríada de Festivales, entre ellos<br />

FESPACO en su 21ª edición (2009) y FCAT 2010.<br />

84 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />

des imperios coloniales para convertirse hoy en día en un lugar común para<br />

teóricos, periodistas y comunicadores generalistas. El discurso compartido<br />

de nuestro mundo globalizado se sustenta en dos tendencias principales,<br />

complementarias en su paradójica oposición, al ser fruto de ideologías y planteamientos<br />

teórico-analíticos comunes:<br />

* Las narrativas distópicas que transmiten los Medios de Comunicación<br />

generalistas, donde el hambre, las guerras étnicas, el SIDA y los regímenes<br />

políticos inestables proliferan. En esta línea afirma director maliense<br />

Aberrahmane Sissako: «Nous sommes nombreuses de Moussa Touré es una película<br />

extraordinaria porque hay horror y también humanidad. Generalmente<br />

África se reduce al horror» 5 .<br />

En oposición a esta brutalidad e indiferencia contemporáneas se encuentra<br />

un África atemporal pre-moderna y nativista. Esta idea resultante es<br />

comúnmente compartida y, en muchas ocasiones, la única en el imaginario<br />

occidental. En esta línea de aproximación a la realidad africana, instrumentos<br />

de análisis como el exotismo y la alteridad son frecuentes, no sólo en la teoría<br />

sino en la praxis. Ejemplo de las contradicciones y problemas que plantean<br />

en la actualidad ciertas ideas compartidas sobre lo que sea África y su crítica<br />

desde Occidente es la película del alemán Ulrich Köhler Schlafkrankheit (Sleeping<br />

Sickness, 2011) ganadora del Oso de Plata a la mejor dirección en la última<br />

edición de la Berlinale. Este filme trata de «un doctor alemán en<br />

Camerún y un doctor francés de ascendencia africana enviado desde París<br />

para evaluarlo. Mr. Köhler, hijo de padres que habían trabajado como cooperantes<br />

en zaire, ahora República Democrática del Congo, intenta captar<br />

los enredados sentimientos de alienación y pertenencia de sus protagonistas,<br />

así como algo mucho más elusivo: la idea de África de la imaginación europea»<br />

6 . A pesar de las buenas intenciones, los leitmotivs ineludibles desde el<br />

punto de vista occidental (la enfermedad endémica, la asistencia –caridad- al<br />

3º Mundo, el contacto con el otro,…) se convierten en constantes limitadoras<br />

en la visión de África para el público que, desgraciadamente, verá con más<br />

facilidad esta coproducción europea (Alemania, Francia, Holanda) que importantes<br />

películas nativas con precaria o imposible distribución más allá del<br />

circuito de festivales o pequeños espacios de mal llamada «multiculturalidad».<br />

* Las narraciones utópicas o posibilistas: producidas por aquellos<br />

que se acercan al continente con entusiasmo por su cultura, tratando de ofre-<br />

5 Declaraciones de Abderrahmane Sissako recogidas por Olivier Barlet en Ouagadougou,<br />

febrero de 2003; «La leçon de Cinéma d´Abderrahmane Sissako». En Africultures.<br />

Última consulta: 20/04/2011. En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=2796<br />

[Traducción de la autora].<br />

6 Dennis Lim, «Somber Themes Dominate Berlinale», New York Times, 16/02/2011.<br />

Última consulta: 20/04/2011. En http://www.nytimes.com/2011/02/17/arts/17iht-berfest17.html<br />

[Traducción de la autora].<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

85


BEATRIz LEAL RIESCO<br />

cer una versión positiva esperanzadora opuesta a la anterior. La visión resultante<br />

es una pre-modernidad de resistencia de África, su gente y su cultura,<br />

contrapuesta a la manida y mal entendida Modernidad de Occidente. En esta<br />

tendencia se encuentran las películas denominadas «Return to the Source»<br />

que vieron la luz desde África en los años 80-90, en una ola de recuperación<br />

de la identidad perdida en la etapa colonial aunque, paradójicamente, ofreciendo<br />

una imagen idealizada y atemporal pre-histórica del gusto del espectador<br />

occidental especializado, asiduo a cine-club y festivales y que sólo<br />

buscaba una reafirmación de su conocimiento idealizado previo. De nuevo,<br />

la dificultad de trascender este planteamiento a primera vista dicotómico limita<br />

su operatividad.<br />

Ambas visiones comparten problemas decisivos al desligarse de cuestiones<br />

económicas e históricas concretas, apartando a África del movimiento<br />

globalizador general en el que los demás participantes estamos inmersos.<br />

Como herramienta de análisis las narrativas distópicas no ofrecen más que<br />

posibilidades de examen negativo; bien cerrándose sobre sí mismas, bien<br />

produciendo un discurso improductivo de oposición basado en dicotomías<br />

estériles. La segunda propuesta, aunque positiva en su entusiasmo, recurre a<br />

conceptos esencialistas de carácter abstracto desligados del presente y sobredimensionando<br />

lo cultural en su análisis. Para los teóricos de esta tendencia,<br />

las relaciones transnacionales básicas del mundo contemporáneo se alejan<br />

de lo económico, anclándose en la (supuesta) asepsia de lo cultural que, injustificadamente7<br />

, tiene su centro neurálgico en la población en la Diáspora.<br />

Común a las dos visiones de África es la afirmación de universalizaciones,<br />

ejercicio con consecuencias restrictivas por ocultar dinámicas de poder político-económicas,<br />

impedir forjar una imagen correcta de las realidades del<br />

continente y limitar la posibilidad de formular alternativas. Por último, para<br />

ambas perspectivas la mirada exógena tiene un peso excesivo, relegando la<br />

realidad continental a un segundo plano.<br />

* Existen, por supuesto, las visiones a partir del continente. Nacidas<br />

como revulsivo frente al discurso occidental y con ansias revolucionarias,<br />

«durante casi un siglo el discurso africano ha estado dominado por tres paradigmas<br />

político-intelectuales (…) no excluyentes» 8 . Parafraseando a Achille<br />

Mbembe, se trata de: variantes de nacionalismo anticolonial, relecturas del<br />

marxismo (que han producido el «socialismo africano») y, finalmente, un pa-<br />

7 Aunque comprensible por ser una teoría fundamentalmente norteamericana, nacida<br />

en los años 60 con la afirmación paralela del Black Power y fuertemente vitalista, en la que<br />

sus ideólogos estaban sufriendo en carne propia la realidad de la Diáspora.<br />

8 Achille Mbembe, «Afropolitanism», en el número 66 de Africultures, 1º semestre<br />

2006, publicado previamente online en diciembre de 2005. Última consulta: 20/04/2011.<br />

En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&texte_recherche=4248<br />

[Traducción de la autora].<br />

86 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />

nafricanismo basado en dos tipos de solidaridad: racial y transnacional, e internacionalista<br />

y anti-imperialista. Corrientes de pensamiento oriundas de<br />

África y su población diaspórica, si algo aúna a estas tres tendencias es su<br />

componente crítico-negativo, que a la postre ha sido incapaz de ofrecer propuestas<br />

positivas de reforma. En efecto, no hacen sino bloquear e impedir la<br />

creatividad vital, artística y filosófica así como el cambio social, sostenidas<br />

por unas instituciones incapaces de entender los profundos cambios en el<br />

continente. Nos estamos refiriendo al panafricanismo de Frantz Fanon (Martinica),<br />

Patrice Lumumba (Rep. Dem. Del Congo) y Cheick Anta Diop (Senegal)<br />

9 , entre otros, que siguen dando coletazos con nuevos enunciados y<br />

tendencias. Grandes transformaciones hasta llegar a su casi total desaparición<br />

ha sufrido también el movimiento racial utópico de la negritude que enarbolaron<br />

desde los años 30 intelectuales francófonos con Leopold Sédar Senghor<br />

(Presidente de Senegal), Aimée Cesaire (Martinica) y el guineano León Damas<br />

a la cabeza. La búsqueda del hecho diferencial a través del color de la piel,<br />

característica hermanadora universal, se ha probado ineficaz en su esencialismo.<br />

Todos ellos literatos, políticos y activistas, postulaban un paradigma<br />

poético utópico que, a la postre, se ha mostrado insuficiente. Las posturas<br />

que las han reemplazado se muestran más calibradas en sus afirmaciones, sometiéndose<br />

a una reformulación endógena profunda en marcha desde los<br />

años 70, momento en el que las tendencias anteriores empiezan a ser cuestionadas,<br />

analizadas, criticadas y replanteadas para adaptarse a la diversificada<br />

realidad contemporánea. Pensadores, filósofos, antropólogos, sociólogos y<br />

politólogos africanos han tenido un papel determinante en esta tarea. Encontramos<br />

entre ellos de manera destacada al filósofo beninés Paulin J. Hountondji;<br />

al antropólogo, filósofo y especialista en literatura comparada del<br />

Congo M. V. Mudimbe y al semiólogo y teórico del discurso anglo-ganés<br />

Kwame Anthony Appiah 10 . Cada uno desde sus respectivas especialidades,<br />

han venido cuestionando sistemáticamente los paradigmas compartidos<br />

sobre el pensamiento africano de raigambre eurocéntrica y con origen en la<br />

etnofilosofía de raíces hegelianas, dando el paso a ser considerados por derecho<br />

propio sujetos y no, como venía sucediendo por siglos, objetos del discurso.<br />

Un paso más allá se está dando en los últimos años, siendo el<br />

camerunés Achille Mbembe su principal exponente, quien ha venido realizado<br />

una dura crítica al pensamiento africano, que él postula todavía postco-<br />

9 Este pensador lo denominaría «afrocentrité», como alternativa y reafirmación frente<br />

al «eurocentrismo».<br />

10 Paulin J. Hountondji, African Philolophy. Myth and Reality. Indiana University Press.<br />

Bloomington e Indianápolis: 1976; V. Y. Mudimbe, The Invention of Africa. Gnosis, Philosophy,<br />

and the Order of Knowledge. Indiana University Press. Bloomington e Indianápolis: 1988; V.Y.<br />

Mudimbe, The Idea of Africa. Indiana University Press. Bloomington e Indianápolis: 1994;<br />

Kwame Anthony Appiah, In My Father’s House. Africa in the Philosophy of Culture. Oxford University<br />

Press. Londres: 1992.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

87


BEATRIz LEAL RIESCO<br />

lonial y dependiente de Occidente y sus miserias. Este filósofo, politólogo y<br />

pensador residente en Sudáfrica resulta hoy día referencia obligada por su<br />

clarividencia, comprensión y rigor en la exposición de unas ideas históricopolíticas<br />

precisas sobre la situación de África en el movimiento geopolítico<br />

global 11 . Desafiando la conmiseración e indulgencia propias a la que tantos<br />

africanos recurren para no ofrecer alternativas culpabilizando a los fantasmas<br />

del colonialismo, Mbembe promulga como corriente de pensamiento y actuación<br />

contemporánea el «afropolitanismo», definido como «una estilística,<br />

una estética y una cierta poética del mundo» 12 . Se trataría de una modernidad<br />

actualizada desde África y la cultura transnacional que la conforma, con características<br />

propias y distintivas y en la que artistas e intelectuales tienen un<br />

rol destacado. En línea con lo expuesto por Achille Mbembe en su último<br />

libro Sortir de la grande Nuit. Essai pur l’Afrique décolonisée (2010); es necesaria<br />

una mezcla de utopía y pragmatismo en las nuevas propuestas, guiadas por<br />

los creadores y a través de una nueva sociedad civil. En el dominio del arte,<br />

tres son los puntos interrelacionados entre sí, sobre los que se ha de poner<br />

el acento: en primer lugar, tanto en el contenido como en la forma, las manifestaciones<br />

artísticas han de basarse en el movimiento. El cine, la música,<br />

la literatura, las artes plásticas… todas ellas se caracterizan por su componente<br />

nómada, itinerante, caravanero. Este movimiento engendra, en su dinámica<br />

cuestionadora, un lenguaje artístico imaginativo, fecundador de<br />

potencialidades emergentes, aún no definidas pero ya posibles. Nos encontramos<br />

en el dominio de la utopía real, y será a través de este acento en el<br />

lenguaje artístico y la imaginación de sus creadores que se plantea un futuro<br />

en el que África será uno de los protagonistas, reconstituyéndose como<br />

fuerza en sí misma. El «afropolitanismo» del que habla Achillle Mbembe 13 ,<br />

es una modernidad desconocida, fruto de una realidad contemporánea africana<br />

que, anteriormente en Dakar, Abidjan y Nairobi, y ahora en Johannesburgo,<br />

«se nutre en la base de múltiples herencias raciales, de una economía<br />

vibrante, de una democracia liberal, de una cultura de la consumación que<br />

participa directamente de los flujos de la globalización. Aquí estamos en el<br />

proceso de crear una ética de la tolerancia susceptible de reanimar la creatividad<br />

estética y cultural africana».<br />

11 Achille Mbembe, De la poscolonie: essai sur l’imagination politique dans l’Afrique contemporaine.<br />

Karthala. París: 2000. Sortir de la grande nuit: essai sur l’Afrique décolonisée. Editions La<br />

Découverte. París: 2010.<br />

12 Achille Mbembe, «Afropolitanism», en el número 66 de Africultures, 1º semestre<br />

2006, publicado previamente online en diciembre de 2005. Última consulta: 20/04/2011.<br />

En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&texte_recherche=4248<br />

[Traducción de la autora].<br />

13 Achille Mbembe, «Afropolitanism», en el número 66 de Africultures, 1º semestre<br />

2006, publicado previamente online en diciembre de 2005. Última consulta: 20/04/2011.<br />

En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&texte_recherche=4248<br />

[Traducción de la autora].<br />

88 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />

Los dualismos y negaciones anteriores se están actualmente cuestionando<br />

y analizando por artistas africanos contemporáneos. Una creatividad<br />

estética tolerante es capaz de convocar a las potencialidades emergentes en<br />

tránsito que suponen los creadores africanos allí de donde provengan, independientemente<br />

de donde residan y gracias a su capacidad de adaptación,<br />

negociación y cambio. A través de sus obras se reafirma la ciudad como centro<br />

neurálgico frente al nativismo de la aldea; el encuentro y el viaje en oposición<br />

a la autenticidad inmutable de la tradición; y el flujo de personas y de<br />

herencias culturales rivalizan con el estático confinamiento de ideas, propuestas<br />

políticas y ayudas económicas ajenas carentes de imaginación. Temáticas,<br />

poéticas y estéticas mestizas y bastardas de los creadores africanos contemporáneos<br />

en su tarea de reconfiguración de un imaginario y una nueva sociedad<br />

civil, en su empeño en la transmisión de un África real y futura, ligada<br />

a personas, espacios y encuentros.<br />

Son los directores de cine contemporáneos los que se encuentran, gracias<br />

al medio con el que trabajan, en el epicentro de esta misión. Actores excepcionales<br />

en la vida cultural y en la creatividad estética y política,<br />

determinados cineastas se han consagrado a este encargo, vital en el proceso<br />

de construcción de un África donde la ética de la tolerancia va de la mano<br />

de la creación estética.<br />

III. Tomando el relevo a la literatura: el cine como medio y lenguaje<br />

utópico<br />

«Éste es el papel que se atribuye el cineasta; despertar las conciencias sin dar<br />

lecciones. Se trata de recurrir a la moral más que a modelos de conducta, a costa de<br />

privilegiar al individuo frente al colectivo: la responsabilidad es la de cada uno mientras<br />

que los deberes son los del grupo» 14 .<br />

En un continente con altísimas tasas de analfabetismo, el reto ante el<br />

que se encontraron los primeros directores de cine africano, escritores en sus<br />

inicios, fue el de dar el paso a servirse del lenguaje y el medio cinematográficos<br />

frente al literario. La constatación de la imposibilidad de hacer llegar su<br />

mensaje e historias a una masa sin preparación ni recursos les llevaría a considerar<br />

el medio cinematográfico como idóneo hacer escuchar su voz a una<br />

audiencia mayor. Tras siglos de explotación, negación y aculturación de los<br />

africanos por parte de Occidente, los cineastas se convirtieron en los griots<br />

modernos de sus pueblos, culturas y tradiciones, encargados de salvaguardar<br />

esta triple tarea que viene caracterizándolos desde su origen épico en la epopeya<br />

fundacional de la cultura Mandika: preservar la tradición, honrar el pre-<br />

14 Oliver Barlet, «France, je t’aime; France, je te hais: les cinémas d’Afrique Dans le<br />

trouble de la coopération». En VVAA, Indépendances africaines: chroniques d’une relation. Africultures<br />

nº83, L’Harmattan. París: junio 2010. P. 60.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

89


BEATRIz LEAL RIESCO<br />

sente y velar por el futuro. Desde diferentes disciplinas y afirmado por los<br />

reconocidos pioneros Ousmane Sembene y Djibril Diop Mambety, el artista<br />

africano contemporáneo se convierte en un «griot moderno», que adopta camaleónicamente<br />

y a su mejor conveniencia alguna de las múltiples funciones<br />

del griot tradicional15 .<br />

En esta línea se encuentra Jean-Marie Teno (Chad, 1954), uno de los<br />

documentalistas más importantes en la actualidad, cuando habla de la labor<br />

del director africano como griot, ligándolo a diversas tradiciones narrativas<br />

originarias de las que el griot era su protagonista y difusor, situándose a la vez<br />

en relación directa con los fundadores apuntados16 .<br />

Se trata, pues, de servirse de la privilegiada voz de los directores de<br />

cine a través de obras y práctica diaria, para ofrecer una imagen diferente y<br />

opuesta a la del discurso generalista, caritativo, miserabilista o apocalíptico<br />

que inunda los medios. Tras sufrir un continuado silenciamiento y aculturación,<br />

ha llegado el momento en el que desde África se ofrezcan posibilidades<br />

para el presente y el futuro, porque, como apunta Myriam Montrat: «La visión<br />

de África en la mente estadounidense está formada por las películas, la música,<br />

el arte, el entretenimiento y las noticias de los medios de comunicación<br />

… [pero] no sólo éstos tienen la misión de informar. En lo que atañe a África,<br />

los medios de comunicación fracasan en la misión» 17 . Si queremos acceder a<br />

una imagen real de África que se oponga a la malograda empresa de los medios<br />

generalistas, hemos de recurrir a los directores de cine, acompañados<br />

15 Pueden ser denominados bardos, historiadores, músicos, narradores de genealogías,<br />

músicos, cantantes y coreógrafos, mediadores, negociadores… La capacidad de adaptación<br />

del concepto de griot a la teoría es enorme y su éxito imperecedero. Sin embargo, si una cualidad<br />

es reseñable por encima de otras para este estudio es el de ser los portadores de la palabra<br />

y transmisores de una historia que dibuja un futuro posible y utópico en su esperanza<br />

de progreso. Una ctualización matizada sería el concepto de «griauteurs» que mantiene David<br />

Murphy y Patrick William en su libro: Postcolonial African Cinema. Ten directors. Manchester<br />

University Press. Manchester y Nueva York: 2007.<br />

16 En una entrevista con motivo de Lieux Saints en el AFF, en Nueva York en 2009,<br />

cita las declaraciones de ambos directores: «Sembene : «Le cinéaste africain est comme le<br />

griot, qui ressemble au troubadour du Moyen Âge, un homme de savoir et de bon sens qui<br />

est l’historien, le raconteur, la mémoire vivante et la conscience de son peuple». Et ces mots<br />

de Mambéty : «Griot est le mot qui convient à ce que je fais, et aux rôles que le cinéaste<br />

joue dans la société. Plus qu’un conteur, le griot est un messager de son temps, un visionnaire<br />

et le créateur du futur». «Entrevista de Christine Sitchet con Jean-Marie Teno, a propósito<br />

de Lieux Saints. «On risque d’avoir une génération de jeunes qui vont grandir san savoir vu<br />

de Films africains. Africultures, Nueva York, 2009. Última consulta: 20/04/2011. En<br />

http://www.africultures.com/php/?nav=article&no=8968 [Traducción de la autora].<br />

17 Myriam Montrat, From the Heart of an African (1988). Citado en el prefacio de<br />

Aya, Marguerite Abouet y Clement Oubrier. Helge Dascher, tr. Montreal. Drawn & Quarterly<br />

(Farrar, Straus & Giroux, distr.). Montreal: 2007.<br />

90 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />

por historiadores y críticos. Su labor resulta incuestionable en el seguimiento<br />

de aquellos cineastas al rellenar vacíos, construir estructuras, recuperar y explicar<br />

historias desconocidas y ofrecer así el complemento necesario a sus<br />

miradas, ampliándolas y contextualizándolas convenientemente para un público<br />

ignorante de su desconocimiento. Como medio poderosos que son, los<br />

filmes «pueden tener un papel único en familiarizar a los occidentales con<br />

África, en entender el continente y a su gente, y en comprometerse con las<br />

experiencias africanas» 18 . Las películas, oportunamente situadas en un espacio<br />

y un tiempo históricos reales, se nos ofrecen en su complejidad como las<br />

fuentes historiográficas privilegiadas que son desde el nacimiento del medio<br />

cinematográfico hace más de un siglo ya.<br />

Si bien desde otras latitudes el cine se ha visto relegado a mero entretenimiento,<br />

la conciencia de la necesidad de cambio y progreso en sus países<br />

de origen, obliga a la mayoría de los cineastas africanos a adoptar una postura<br />

de compromiso con su gente y con el contexto histórico en el que viven.<br />

Nos encontramos ante un cine de intereses político-sociales, en su objetivo<br />

de cambio y apertura, de visibilización y denuncia, de posicionamiento y<br />

lucha pero también profundamente autoral. Resulta ineludible afirmar un<br />

concepto de autor apartado del de la «Politique des auteurs» de la Nouvelle<br />

Vague que fue acuñado por los crítico-directores de la revista parisina Cahiers,<br />

artífices de una versión del cineasta-genio, en el que primaba su subjetividad<br />

por encima de todo. Siguiendo a Olivier Barlet19 , los directores de cine africano<br />

siempre han privilegiado una faceta documental frente a la individualsubjetiva<br />

y egocéntrica occidental. Acercarse a éstos y a sus obras empleando<br />

dualismos de estirpe cartesiana es erróneo. Al tratarse de cineastas inmersos<br />

en un proceso de legitimación de una identidad, de una historia, de una cultura<br />

y de una realidad silenciada constantemente, sus voces se alzan para dar<br />

a conocer la autenticidad de su realidad. Si, tal y como veremos, a esta tarea<br />

se han encomendado desde los inicios de este cine sus protagonistas más<br />

destacados, en la actualidad las estrategias de los «autores» contemporáneos<br />

es menos didáctica y panfletaria y más abierta, indirecta y respetuosa con la<br />

propia capacidad de análisis y evocación del espectador, dotado ya de la posibilidad<br />

de recurrir a unas fuentes cinematográficas notables con más de un<br />

siglo de antigüedad. El documentalista Jean-Marie Teno (Camerún, 1954), el<br />

último africano premiado en Cannes Mahamat-Saleh Haroun (Chad, 1961),<br />

el internacional Abderrahmane Sissko (Mauritania, 1961) y tantos otros, se<br />

han embarcado en una tarea de dar a conocer la voz propia, enriquecida y<br />

18 Josef Gugler, «Fiction, Fact, and the Critic’s Responsability». En Focus on African Film.<br />

Françoise Pfaff (ed.), Indiana University Press. Bloomington e Indianápolis: 2004. P. 69.<br />

19 Oliver Barlet, «France, je t’aime; France, je te hais: les cinémas d’Afrique Dans le<br />

trouble de la coopération». En VVAA, Indépendances africaines: chroniques d’une relation. Africultures<br />

nº83, L’Harmattan. París: junio 2010. Pp. 59-60.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

91


BEATRIz LEAL RIESCO<br />

cuestionada por las duras realidades de las que forman parte. Tal y como<br />

afirma Teno al hablar de la tradición documental africana y su película Lieux<br />

Saints20 , el cineasta debe de mantenerse independiente de los medios de financiación,<br />

hacer películas que hablen sobre y para sus comunidades, y servirse<br />

de las nuevas tecnologías a fin de ampliar su alcance a un público<br />

transnacional. Obligado es conversar sobre el pasado, sobre la historia, sobre<br />

la necesidad de conocer a los predecesores para entender el presente. Como<br />

testigos privilegiados, estos directores se convierten en transmisores de su<br />

propia historia. Es ilustrativa la siguiente declaración de Moustapha Alassane<br />

(Níger, 1942), realizador caracterizado por su constancia en la renovación e<br />

investigación estética y formal del lenguaje cinematográfico, aspectos a los<br />

que se une el ser portador de un fuerte compromiso político-social visible<br />

en sus obras:<br />

«Para mí, el cine puede y debe servir para modificar la mentalidad de la masa.<br />

Cada uno de mis filmes toca la política, aunque sólo sea porque suscita un interés cercano<br />

a la masa y es susceptible de hacerla tomar conciencia de su cultura. Pienso que,<br />

por el momento, el cine no ha demostrado suficientemente al mundo que África tiene<br />

una cultura propia. Debe poder despertar las conciencias del espectador sobre los<br />

problemas específicamente africanos y guiar a África en la dirección más viable» 21 .<br />

Es ésta es una declaración, entre tantas otras que pueblan ya la literatura<br />

y la crítica del cine africano, a favor del cine como medio de cambio social<br />

y promoción de la imagen real de África fuera de sus fronteras, sin<br />

clientelismos, independiente y orgullosa. El cine se relaciona directamente<br />

con la masa y sitúa al espectador como agente activo de la historia guiado<br />

por los creadores cinematográficos, liberados ya de las ansias didácticas de<br />

sus predecesores.<br />

Los directores cinematográficos contemporáneos, diseminados, viajeros,<br />

diaspóricos y endogámicos, son testigos privilegiados de la realidad africana<br />

por su emplazamiento a caballo entre dos mundos. Si algo caracteriza<br />

a la historia cultural del continente es que «no se comprende sin el paradigma<br />

cultural de la itinerancia, de la movilidad y del desplazamiento» 22 . El recurso<br />

de directores de recurrir al topos del viaje (a Occidente o a otros países del<br />

20 Jean-Marie Teno, «Writing on Walls Documentary, the future of African cinema?», en Africultures,<br />

Marzo 2010. Última consulta: 20/04/2011. En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=10003<br />

21 Declaración recogida en la Biografía de Moustapha Alassane por Olivier Barlet en Africultures.<br />

Última consulta: 20/04/2011. En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=personne&no=3565<br />

[Traducción de la autora].<br />

22 Achille Mbembe, «Afropolitanism», en el número 66 de Africultures, 1º semestre<br />

2006, publicado previamente online en diciembre de 2005. Última consulta: 20/04/2011.<br />

En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&texte_recherche=4248<br />

[Traducción de la autora].<br />

92 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />

continente) resulta una actualización de este paradigma en el cine. El viaje<br />

será, por tanto, el concepto central que guiará mi análisis en su capacidad de<br />

descubrir fructíferas vías de reflexión. Los contemporáneos africanos en la<br />

diáspora son receptores de una narrativa común a intelectuales y compatriotas<br />

donde la travesía a Occidente con su retorno son temas centrales, además<br />

de ser depositaria de una mitología de lugares comunes. Estos artistas reevalúan<br />

el encuentro a través del acto de transitar espacios diversos ofreciendo<br />

respuestas múltiples y críticas a los discursos de la negritud, el pan-africanismo<br />

o el neocolonialismo; teorías que han jalonado la reflexión sobre<br />

África hasta la actualidad. El viaje funciona, por tanto, como catalizador de<br />

un obligado cuestionamiento de valores, experiencias y actitudes causados<br />

por el choque con Occidente, la necesidad de emigrar o el encuentro con<br />

otras culturas en el continente por motivaciones diversas (guerras, cambio<br />

climático, reagrupación familiar…). El topos de la odisea transoceánica o continental,<br />

compartida por tantísimos africanos residentes o no en el extranjero<br />

ha sido instaurado, mantenido y también discutido por las narrativas individuales<br />

de artífices de variados ámbitos, sirviendo como engranaje analítico<br />

central de la situación africana para escritores, músicos, cineastas, historiadores,<br />

teóricos de la cultura… desde que comenzase la formulación del discurso<br />

anticolonial un siglo atrás. Se trata de analizar, a través de las películas<br />

y sus autores (de sus textos y protagonistas) esa manera peculiar y diferente<br />

de «ser mundo, de habitar en el mundo», como dice Mbembe 23 . El papel de los<br />

directores de cine en este discurso colectivo ha resultado crucial en todo el<br />

siglo XX hasta la actualidad. Centrándome en determinados autores y obras<br />

como fuentes principales y tomando el concepto del viaje como eje organizador,<br />

es posible trazar un mapa de la evolución de las narrativas utópicas<br />

desde los primeros momentos de las independencias hasta llegar a nuestros<br />

días. Los guías en este recorrido serán un grupo de directores comprometidos,<br />

autores de películas que analizan y proponen, tanto en lo ético como en<br />

lo estético, unos discursos de posibilidad ligados a la utopía y con una base<br />

histórica real y crítica. De este modo, autores y narrativas se enmarcan objetivamente<br />

y en plano de igualdad con el resto de actores, dentro del movimiento<br />

globalizador contemporáneo afirmándose como sujetos pensantes y<br />

no como objetos del discurso. Concluiremos cómo han ido a veces a la par<br />

de los planteamientos ideológico-filosóficos, en otras ocasiones adelantándose<br />

a ellos o proponiendo nuevos paradigmas, hasta nuestros días, momento<br />

en el que un nuevo cine independiente económica, industrial, simbólica y<br />

creativamente se está estableciendo gracias a las nuevas tecnologías y a una<br />

comprensión de las necesidades reales de un público en aumento con acceso<br />

23 Ibid, continúa: «tout cela s’est toujours effectué sous le signe sinon du métissage<br />

culturel, du moins de l’imbrication des mondes, dans une lente et parfois incohérente danse<br />

avec des signes que nous n’avons guère eu le loisir de choisir librement, mais que nous sommes<br />

parvenus, tant bien que mal, à domestiquer et à mettre à notre service».<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

93


BEATRIz LEAL RIESCO<br />

a teléfonos móviles e Internet. En esta línea, el pensador ineludible de cine<br />

africano Manthia Diawara y Lydie Diakhaté, afirman:<br />

«Los cines africanos contemporáneos asumen actualmente el papel que la literatura<br />

africana tenía en los años sesenta. Hoy están emergiendo en África nuevos<br />

posicionamientos críticos y nuevos lenguajes cinematográficos, muchas veces en<br />

competición o incluso en conflicto unos con otros, cuya visibilidad ha sido puesta<br />

en duda por la visión monolítica y políticamente correcta de la definición de cine<br />

africano vehiculada por las casas de cultura y por los festivales de Occidente. Lo que<br />

es fascinante en este nuevo cine de África es la capacidad de sus cineastas de dar voz<br />

a los africanos, de manera que son capaces de comunicar sus mensajes más allá de<br />

sus fronteras y con públicos de otras esferas» 24 .<br />

Apartándose de la servidumbre impuesta por el neocolonialismo y de<br />

la que Francia con sus excolonias es todavía buen ejemplo a través de políticas<br />

de cooperación, coproducción y de instituciones potentes como los Festivales,<br />

Nigeria (Nollywood) y Ghana con su sorprendente producción de vídeo<br />

o la pujante y original cinematografía genérica de Sudáfrica, resultan exponentes<br />

de un cine hecho desde, por y para la audiencia del continente. El<br />

África resultante de este proyecto histórico y artístico es dinámica y vital,<br />

fruto de una historia humana, política y económica y se enfrenta valiente a<br />

los desafíos y posibilidades de retos futuros.<br />

IV. Viajando en secuencias: la necesidad de una utopía en tránsito<br />

La aparición del cine africano como tal (realizado desde África por y<br />

para africanos) se desarrolla a la par que las recién creadas naciones. Los especialistas<br />

aceptaban como obra inaugural de esta cinematografía el corto de<br />

1963 Borom Sarret del senegalés «padre del cine africano» Osumane Sembene;<br />

un retrato de la sociedad post-colonial de Dakar a través del viaje de un carretero<br />

desde su barrio periférico al centro aristocrático de la capital, excusa<br />

para mostrar las contradicciones, diferencias y problemas de aquella África.<br />

En la actualidad se está revisando una historia de fechas simbólicas, aunque<br />

el valor de Sembene es incuestionable. A este iniciático descenso a los infiernos<br />

de la desigualdad social le seguirá, apenas tres años después, el considerado<br />

primer largo de ficción del África subsahariana La noir de…; la historia<br />

de una mujer africana que va a Francia a trabajar para la pareja francesa que<br />

la contrata en Dakar. Pronto verá la cara más dura de la emigración y experimentará<br />

el racismo, el aislamiento y la dificultad de entendimiento entre<br />

Occidente y África en su propia carne, suicidándose al final de la cinta. Esta<br />

adaptación de un relato homónimo del propio autor, se encarga de dar el<br />

24 Manthia Diawara y Lydie Diakhaté; «Um arquipélago crioulo: Novos Cinemas de<br />

África». En BUALA, revista contemporânea africana (Trilíngüe: Pt/En/Fr). Última consulta:<br />

20/04/2011. En http://www.buala.org/pt/afroscreen/um-arquipelago-crioulonovos-cinemas-de-africa<br />

[Traducción de la autora].<br />

94 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />

verdadero pistoletazo de salida a una historia conjunta que irá creándose<br />

entre los cineastas africanos y el sueño de construcción de un África postcolonial<br />

y crítica, que quiere desembarazarse de su conexión con Occidente y<br />

con los directores como destacados voceros de tal realidad. No en vano Sembene,<br />

como tantos otros después, sintió la obligación de dar el salto de la escritura<br />

al cine para lograr una mayor difusión de sus mensajes,<br />

posicionándose en su tarea de artista responsable en la construcción de los<br />

nuevos estados y la educación de su gente25 .<br />

Durante estos primeros años tras la oleada de independencias, el cine<br />

fue de la mano de los procesos de construcción nacional26 , proponiendo una<br />

imagen utópica de las posibilidades futuras ligadas a una herencia cultural e<br />

histórica propia. Temas como la injusticia social, la corrupción o la opresión<br />

retratados con un toque social-realista caracterizaron estas películas de los<br />

años 60, configurando una «escuela sembeniana» que sigue dando sus frutos<br />

hoy en día. Al final de la década y en la siguiente, comenzaron a darse nuevos<br />

estilos y tendencias, entre ellos la experimentalidad abiertamente política de<br />

Med Hondo (Mauritania, 1936), el surrealismo rupturista de Djibril Diop<br />

Mambety (Senegal 1945-1998), el retrato de tradiciones y culturas pre-coloniales<br />

o, en fin, el recurso al humor y la sátira como herramienta estilística y<br />

discursiva (Cheick Oumar Sissoko –Mali, 1945-, Adama Drabo –Mali, 1948-<br />

2009-, Fanta Regina Nacro –Burkina Fasso, 1963-…). A partir de los 80 la<br />

diversificación va en aumento, «sirviendo las películas para interrogarse sobre<br />

el pasado de África, de manera que éste informe y haga reflexionar sobre el<br />

presente y el futuro». 27 Estamos ante un presente y un futuro africanos singularizados<br />

a través de la mezcla de tradiciones culturales diversas con el<br />

medio cinematográfico y que dará lugar a un conjunto de películas denominadas<br />

de «regreso a las fuentes», en la línea de visibilización o rescate de un<br />

pasado silenciado, pero ahora con una aproximación menos didáctica y más<br />

alegórica, ofreciendo análisis más complejos de las cambiantes realidades africanas.<br />

Si es posible encontrar una característica en años 90 es la imposibilidad<br />

de marcar como preponderantes determinadas tendencias, estilos o temáticas.<br />

El África contemporánea es urbana, veloz, híbrida y bastarda; un magma de<br />

25 Esta responsabilidad del artista aparecía claramente definida en los Acuerdos de<br />

Argel y Niamey en 1975 y 1982, respectivamente. Similares afirmaciones son propias de<br />

otros movimientos fílmico-sociales como el Cinema Novo de Brasil contemporáneo, el previo<br />

neo-realismo italiano o el realismo social de la URSS, que claramente influenciaron a<br />

estos pioneros africanos.<br />

26 También la música, presente en festivales, encuentros y celebraciones de toda índole<br />

y compañera insaciable de mítines políticos, hasta el punto de que muchos cantantes y<br />

músicos ocuparían las filas de los partidos del gobierno.<br />

27 Melissa Thackway, África Shoots Back. Alternative Perspectives in Sub-Saharan Francophone<br />

African Film. Indiana University Press., James Currey y David Philip. Bloomington, Oxford<br />

y Ciudad del Cabo: 2003. P. 10. [Traducción de la autora].<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

95


BEATRIz LEAL RIESCO<br />

identidades, tradiciones, culturas, influencias endógenas y exógenas; un espacio<br />

de encuentros e hibridaciones. Como dirá uno de sus más originales y<br />

críticos exponentes, el director camerunés Jean-Pierre Bekolo (1966): «La<br />

idea de compararme con otros directores africanos es inapropiada. Si dos cineastas<br />

provienen del mismo continente, ¿significa esto que sus películas tienen<br />

que ser parecidas? Nadie debería sorprenderse de que son diferentes» 28 .<br />

En efecto, la nomádica e itinerante África está compuesta de una miríada de<br />

voces, ideas, realidades y producciones fílmicas, por lo que no interesa ocuparse<br />

de temáticas, géneros o tendencias dominantes. Las tradicionales clasificaciones<br />

de teoría y crítica favorecían un determinado consumo occidental<br />

de connaisseurs y facilitaban la asimilación de las obras, pero resultan reductoras,<br />

limitadoras e inapropiadas para el rico mosaico que es la producción cinematográfica<br />

africana actual. Las películas contemporáneas son obras<br />

mestizas, amalgama de tendencias, identidades y poéticas, superposición de<br />

experiencias y realidades; producciones híbridas fruto de una inmersión en<br />

la endogamia; sugerentes e indescriptibles bastardos culturales… Se muestra<br />

improductivo, por tanto, realizar un análisis exhaustivo de autores y obras,<br />

aunque el topos recurrente del viaje resuena por su utilidad para apuntar tendencias,<br />

opciones y posibilidades.<br />

A raíz de las celebraciones de los 50 años de independencias que se<br />

vienen produciendo desde el año 2010, el cine se sitúa en el centro de un<br />

palpitante proceso crítico de lectura y reflexión de intelectuales y artistas africanos<br />

acerca de las cinco décadas pasadas. El simbolismo de la fecha invita<br />

al análisis ponderado sobre el proceso posterior al colonialismo, en el que<br />

las actuaciones propias relevan a las actitudes de oposición crítica sobre la<br />

conflictiva posición de las antiguas metrópolis europeas con respecto a sus<br />

excolonias. Sólo así es posible enfrentarse al reto de un presente y un futuro<br />

cambiantes. Comenta la periodista y cineasta egipcia Jihan El Tahri sobre su<br />

último trabajo hasta la fecha Behind the Rainbow (2008), documental con el<br />

que, a través de las historias del presidente de Sudáfrica y el vicepresidente<br />

(Jacob zuma y Thabo Mbeki) «trato de mirar/observar las ideas, los principios<br />

y los sueños de los movimientos de liberación y qué es lo que pasa<br />

cuando se transforman en el partido de poder. Aunque se desarrolla sobre<br />

todo en Sudáfrica, en realidad es una historia que concierne a todos los continentes<br />

porque, todos los países del continente han pasado por ese momento<br />

de transformación, de soñar la liberación hasta llegar a nuestros días» 29 . A<br />

28 Entrevista a Jean-Pierre Bekolo. En Through African Eyes. Dialogues with the Directors.<br />

VVAA. African Film Festival. Nueva York: 2003. P. 82.<br />

29 Entrevista a Jihan El Tahri por la Radio Nacional de Guinea Ecuatorial durante<br />

su participación en el Foro «Independencias. Utopía y realidad», con motivo del II FCAT-<br />

Guinea Ecuatorial ; 11/02/2011. Última consulta: 20/04/2011. En<br />

http://vimeo.com/19968507 [Traducción de la autora].<br />

96 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />

este ejercicio de autoanálisis crítico le precedió Cuba, una odisea africana (2007),<br />

cuyo tema principal era la recuperación de una historia común afro-americana<br />

en el proceso de lucha por las independencias, hasta ahora silenciada por el<br />

discurso occidental. Otro aspecto determinante, efecto de una población africana<br />

en continuo tránsito, es la construcción de la identidad africana desde<br />

la diáspora. Este reflejo constante e ineludible de ida y vuelta lo encontramos<br />

también, desde otra perspectiva, en las películas del cineasta etíope, residente<br />

en los EEUU, Haile Gerima. En todas sus obras y, en especial, en Sankofa<br />

(1993), el pasado esclavista hace las cuentas con el presente diaspórico e imperialista,<br />

en una negociación de límites e identidades perpetua. El viaje, la<br />

esperanza del cambio y la decepción del regreso, es la línea argumental seguida<br />

en la epopeya de la historia de Etiopía a lo largo del siglo pasado que<br />

es Teza (2009), filme de una fuerza e intensidad arrolladoras.<br />

No sólo a través de formatos establecidos como el documental y la<br />

ficción los cineastas contemporáneos se encargan de la reevaluación crítica<br />

de sus propias actuaciones e historias post-independencia, analizando con<br />

lucidez espacios hasta ahora no explorados. Están aflorando con vigor géneros<br />

mal llamados «menores», entre ellos: los melodramas con su enorme<br />

capacidad de llegar al gran público al retratar la vida urbana diaria, con sus<br />

conflictos de religión, sexo, paro, corrupción… y, en especial, en la producción<br />

de vídeo nigeriana; la ciencia ficción en pleno con el corto Pumzi (2009)<br />

de la keniata Wanuri Kahui y su mensaje de alerta sobre la posibilidad de una<br />

distopía futurista ecológica, o el uso radical y renovador del género que resulta<br />

el inclasificable largometraje de Jean-Pierre Bekolo Les Saignantes (2005); la<br />

colaboración mestiza entre cómic, telenovelas y música popular ha llevado a<br />

producir el soberbio experimento que es el largo de animación AYA, basado<br />

en la novela gráfica homónima de la escritora de Costa de Marfil Marguerite<br />

Abouet y Clement Oubrier, parte de una corriente de afirmación de una identidad<br />

africana en tránsito que encontramos asimismo en el cómic Malamine,<br />

un africain à Paris, del tándem camerunés Christophe N. Edimo y Simon-Pierre<br />

Mbumbo, y a los que hay que añadir el gabonés Pahé y sus viñetas de aguzada<br />

crítica político-social.<br />

En estas obras contemporáneas difíciles de clasificar en lo formal (docuficción,<br />

ficción documental, ensayo fílmico, diario filmado…), ejemplos<br />

de un rico mestizaje de temas y poéticas y resultado de una colaboración basada<br />

en el encuentro y la negociación, las mujeres están adquiriendo gran<br />

protagonismo. Estas propuestas se están pudiendo realizar sin duda animadas<br />

por el impresionante fenómeno cinematográfico autosuficiente e indígena<br />

que es, desde hace una década, la industria del vídeo en Nigeria o «Nollywood»;<br />

término acuñado en 2002 por el periodista del New York Times Matt<br />

Steinglass en clara referencia a los dos únicas industrias mundiales cinematográficas<br />

mayores que aquella: Hollywood y Bollywood. Resultado de diver-<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

97


BEATRIz LEAL RIESCO<br />

sos factores en colisión, esta industria produce más de 1000 películas anualmente<br />

rodadas en diversas lenguas nativas, convirtiéndose en un espacio de<br />

debate de los problemas corrientes de un público que ya ha trascendido las<br />

fronteras nacionales, rodadas gracias a las nuevas tecnologías, creadoras de<br />

un Star System local que marca los ritmos de la moda de la población urbana<br />

y que, como colofón, ha permitido instaurar desde 2005 el African Movie<br />

Academy Award, los «oscars africanos», promovidos por la gran productora<br />

nigeriana Peace Anyiam-Osigwe30 .<br />

Dentro de este maremoto que es el cine contemporáneo africano:<br />

¿dónde ha quedado y qué función tiene el movimiento autoral, hasta hace<br />

nada el único visible desde/para Occidente y sus críticos? Sin duda, autores<br />

de la talla de Jean-Marie Teno, Mahamat Saleh-Haroun y Abderrahamene<br />

Sissako, entre otros, tienen un espacio en nuestro mundo globalizado para<br />

situar unas propuestas graves y necesarias, complicadas todas ellas de clasificar<br />

formal y temáticamente, y experimentales dentro de su respetuosa comprensión<br />

de los seres humanos individuales de África, sus problemas, su<br />

historia y sus anhelos. El mediometraje de Sissako Rostov-Luanda (1997), peregrinación<br />

autobiográfica del director en búsqueda de su amigo de juventud<br />

angolano, lo lleva de su ciudad natal en Mauritania a Berlín, (re)conociendo<br />

en el camino personas, espacios y tiempos de una Angola que ha sufrido una<br />

cruenta guerra civil de más de una década desde su independencia y, al mismo<br />

tiempo, obligando al cineasta y a sus compañeros a preguntarse sobre los<br />

sueños truncados de la historia postcolonial. Viajes de discernimiento y toma<br />

de conciencia a través de un flujo de espacios de la memoria y el presente<br />

son asimismo las obras que seguirán: al pueblo paterno en La vie sur Terre<br />

(1998), al hogar materno en Heremakono (2023) y a la terrible realidad africana<br />

que hace cuentas con Occidente desde un patio urbano en Bamako (2006).<br />

El encuentro desde la posición privilegiada de testigo y vocero del cineasta<br />

se da en todos los documentales de Jean-Marie Teno, desde sus primeras<br />

producciones en los 80 hasta el reciente Lieux Saints (2009), película donde<br />

se duplica su voz en el propietario de un cineclub en Burkina Faso, idealista<br />

empeñado en proyectar películas nacionales en lucha con los musicales indios.<br />

Finalmente y dejándome a tantos por el camino, merece la pena detenerse<br />

en el filme de Haroun, Premio Especial del Jurado en Cannes’2010, Un homme<br />

qui crie. No estamos ante héroes ni figuras a imitar, simplemente ante un padre<br />

y un hijo con dilemas personales, acaso una metáfora carnal de la historia del<br />

continente hecha de luchas, desgarros e historias profundamente humanas…<br />

Esta obra resulta paradigmática del cambio producido desde el pistoletazo<br />

de salida del cine africano; ya no se trata de afirmar la identidad del cineasta,<br />

30 Para una aproximación detallada a la realidad de Nollywood en castellano, acudir<br />

al artículo de Fernando González García «Nollywood Boulevard». En Cahiers du Cinema España.<br />

Nº 28, noviembre 2009. Pp. 48-50.<br />

98 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />

recuperar unas voces oprimidas y educar a una audiencia analfabeta, sino de<br />

dejar espacio y espacio al espectador, capaz de navegar entre un sinfín de<br />

mensajes que le llegan desde el terminal de Internet, la televisión o su teléfono<br />

móvil. Ha llegado el momento, como dice Olivier Barlet, de «despertar<br />

conciencias, pero no de dar lecciones». Junto a otros actores sociales y sirviéndose<br />

del lenguaje cinematográfico, ésta es la labor que le quedará siempre<br />

reservada al cineasta…<br />

V. A modo de epílogo y recopilación<br />

Siguiendo a Achille Mbembe, la tarea pendiente para los africanos de<br />

hoy en día es la de crear una metáfora viva idónea para transmitir una nueva<br />

democracia, válida y autónoma para el África del presente. Habiendo quedado<br />

relegada Europa a ser un museo en el futuro, sólo cabrá recurrir a ésta<br />

como lugar de visita pero no de residencia, espacio frente al que el nuevo<br />

imaginario de poder se ha de establecer oponiéndose al actual en la política<br />

africana, heredero del colonialismo y basado en la guerra civil y la brujería.<br />

Los bidonvilles («musseques» en Angola…), centros de enfrentamiento social,<br />

espacios donde la lucha de clases, etnias, razas, credos religiosos y creencias<br />

supersticiosas, muestran síntomas de la reconfiguración social en marcha y<br />

hacen visibles las luchas informales e improvisadas impidiendo la posibilidad<br />

de alianzas. La debilidad de estas posiciones es conocida, siendo necesario<br />

un cambio a través, en gran parte, de los artistas e intelectuales, que ayudarán<br />

a crear una nueva sociedad civil e imaginar un futuro.<br />

Desde las películas, los directores y directoras contemporáneos abogan<br />

por ese «afropolitanismo» de Mbembe, que él entiende como:<br />

«La consciencia de esta imbricación entre el aquí y el allá, la presencia del<br />

allá en el aquí y viceversa; esta relativización de raíces y de pertenencias primarias y<br />

esta manera de abrazar, con todo conocimiento de causa, lo extraño, lo extranjero y<br />

lo lejano; esta capacidad de reconocer el rostro propio en la cara del extranjero y de<br />

valorar los rastros de lo lejano en lo próximo; de domesticar lo no familiar, de trabajar<br />

con aquello que tiene toda la apariencia de lo opuesto; ésta es la sensibilidad cultural,<br />

histórica y estética a la que alude el término «afropolitanismo» 31 .<br />

Cada uno con un estilo y poética propia, se embarca en el objetivo de<br />

acabar con un pasado inmovilizador y carente de propuestas para así, a través<br />

de la cultura y el arte resultantes del ajuste de cuentas con el presente y el futuro<br />

inminente, construir una nueva África y ver realizada la utopía…<br />

31 Achille Mbembe, «Afropolitanism», en el número 66 de Africultures, 1º semestre<br />

2006, publicado previamente online en diciembre de 2005. Última consulta: 20/04/2011.<br />

En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&texte_recherche=4248<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

99


Bibliografía<br />

BEATRIz LEAL RIESCO<br />

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L’Harmattan. París: septiembre 2010.<br />

100 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />

Artículos<br />

Declaración recogida en la Biografía de Moustapha ALASSANE por Olivier<br />

Barlet en Africultures. Última consulta: 20/04/2011. En<br />

http://www.africultures.com/php/index.php?nav=personne&no=35<br />

65<br />

Homi K. BHABHA, «The Third Space: Inteview with Homi Bhabha», in Jonathan<br />

Rutherford (ed.), Identity: Community, Culture, Difference. Lawrence<br />

and Wishart. Londres: 1990.<br />

Manthia DIAWARA y Lydie DIAKHATÉ; «Um arquipélago crioulo: Novos<br />

Cinemas de África». En BUALA, revista contemporânea africana (Trilíngüe:<br />

Pt/En/Fr). Última consulta: 20/04/2011. En<br />

http://www.buala.org/pt/afroscreen/um-arquipelago-crioulo-novoscinemas-de-africa<br />

Entrevista a Jihan EL TAHRI por la Radio Nacional de Guinea Ecuatorial<br />

en el Foro «Independencias. Utopía y realidad», II FCAT-Guinea Ecuatorial,<br />

11/02/2011. Última consulta: 20/04/2011. En<br />

http://vimeo.com/19968507<br />

Fernando GONzÁLEz GARCÍA, «Nollywood Boulevard». En Cahiers du<br />

Cinema España. Nº 28, noviembre 2009.<br />

Dennis LIM, «Somber Themes Dominate Berlinale», New York Times,<br />

16/02/2011. Última consulta: 20/04/2011. En<br />

http://www.nytimes.com/2011/02/17/arts/17iht-berfest17.html<br />

Achille MBEMBE, «Afropolitanism», en Africultures, 2005. Última consulta:<br />

20/04/2011. En<br />

http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&<br />

texte_recherche=4248<br />

Achille MBEMBE, «Por un entierro simbólico del colonialismo Imaginario<br />

y espacio público en África»..En Africaneando, revista de actualidad y experiencias.<br />

Última consulta: 20/04/2011. En<br />

http://www.oozebap.org/text/colonialismo_mbembe.htm<br />

Entrevista de Christine Sitchet con Jean-Marie TENO, a propósito de Lieux<br />

Saints. «On risque d’avoir une génération de jeunes qui vont grandir<br />

san savoir vu de Films africains. Africultures, NY, 2009. Última consulta:<br />

20/04/2011. En<br />

http://www.africultures.com/php/?nav=article&no=8968<br />

«Writing on Walls Documentary, the future of African cinema?», Jean-Marie<br />

TENO, en Africultures, Marzo 2010. Última consulta: 20/04/2011. En<br />

http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=10003<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

101


BEATRIz LEAL RIESCO<br />

«La leçon de Cinéma d´Abderrahmane Sissako». Declaraciones de Abderrahmane<br />

SISSAKO a Olivier Barlet, Ouagadougou, febrero de 2003. En<br />

Africultures. Última consulta: 20/04/2011. En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=2796<br />

102 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


HISTORIADORES AL RESCATE<br />

Dra. Mercedes Rosúa<br />

Escritora. Madrid<br />

www.elrincondecasandra.es<br />

Si no fuera por el desastre, educativo y mucho más, que ha marcado<br />

las últimas décadas y de no ser por las bajas en forma de generaciones robadas<br />

de su herencia cultural, de ignorantes, de dependientes profundos creados<br />

a efectos de coreografía y voto, de aspirantes, frustrados, a la independencia<br />

laboral y económica, de víctimas físicas y no físicas utilizadas para, subido a<br />

ellas, tocar poder, de no ser por esto, cumpliría felicitar a cuantos investigadores<br />

se sientan a la mesa de trabajo, cara al futuro, con los materiales del<br />

presente y del pasado sobre ella.<br />

Porque éste es tiempo de historiadores, que, como el biólogo que descubre<br />

especies nuevas, tienen ante sí fenómenos que no por formados, como<br />

el universo, con materias antiguas dejan de ser una excitante novedad. Les<br />

esperan batallas difíciles y peligrosas dada la trama de intereses que se nutre<br />

del ocultamiento de los hechos, pero es lucha necesaria. Los aplazamientos,<br />

como el miedo, se han ido agotando; los sucedáneos y rodeos tienen sabor<br />

a marchito y a cansino; el ataque a la prolífica especie parásita que vive en el<br />

ecosistema de los tópicos ofrece pocas recompensas y muchos riesgos.<br />

Pero es la lucha por la verdad y la libertad.<br />

I. La visión de lo obvio<br />

Los historiadores se enfrentan, aquí y ahora, a un enemigo que no pueden<br />

percibir como tal porque la mayoría viven inmersos en el espacio comunicativo<br />

en buena parte por él determinado y carecen de vivencias que les<br />

permitan la comparación cronológica. Son espectadores de un durable y<br />

vasto rapto de cuantos valores y sectores enriquecen, en todos los sentidos,<br />

a un país; asisten al expolio y empobrecimiento acelerados de la sociedad en<br />

la que viven y tienen asumido, por la fuerza de las reiteraciones, que tribalización<br />

equivale a democracia. Incluso podría subyacer, en el inconsciente<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones 103


MErcEdES roSúa<br />

formado por capas de mensajes efímeros, una neoutopía de redes de socialismos<br />

comunitarios, con todas las bondades y ninguno de los males de los<br />

sistemas conocidos. En la práctica, ésta se plasma en el establecimiento durable<br />

de redes parásitas sostenidas por la demagogia asamblearia al compás<br />

del dominio de gran número de los medios de comunicación.<br />

Pero tanto los historiadores como buena parte de la opinión pública<br />

son incapaces de reaccionar, denunciar y ni siquiera de percibir y de dar un<br />

nombre al enemigo porque están maniatados por el chantaje verbal y mediático.<br />

El enemigo son las clientelas de la Utopía, fenómeno de connotaciones<br />

antiguas pero novísimo en sí y digno de estudio por lo original, nocivo y por<br />

el silencio que lo recubre.<br />

II. El rescate del verbo<br />

Y no se trata del divino (aunque está cerca en la medida en que el despegue<br />

de la pura animalidad pasa por la rampa del lenguaje). Izquierdas, derechas,<br />

progresistas, reaccionarios, fascistas, proletarios, patronos, obreros, Caín, Abel, las<br />

dos Españas, capitalistas, trabajadores, revolucionarios, burgueses, pueblo, patronos, socialistas,<br />

liberales, elitistas, demócratas, pacifistas, violentos, imperialistas, tolerantes: Muy<br />

más allá de su puntual referencia sociológica, todos estos vocablos son elementos<br />

con los que se ha edificado, y mantiene, una cárcel verbal cuyo preso<br />

más antiguo es sin duda el pensamiento, pero que nada tiene, en la práctica,<br />

de abstracta y metafísica. Por el contrario, sirve eficazmente a los intereses<br />

de un sector concreto, ruinoso, improductivo y fruto, como la especie nueva<br />

que es, de la época. Tales términos, solidificados y en apariencia legitimados<br />

por la reiteración y la asociación a referentes-icono presentados como positivos<br />

al efecto, se utilizan en dualidades igualmente falsas que fuerzan a la<br />

adopción de una visión maniquea de la realidad y que se cargan de un enorme<br />

poder de identificación tribal y sociológica.<br />

amén de que las dualidades pertenecen al mundo de la acción en cada<br />

caso, se ha creado, a efectos de posterior uso, una división malos/buenos<br />

que iría, a efecto retroactivo, hasta el alba de los tiempos, tomaría cuerpo<br />

doctrinal en el XIX, con anteriores referencias a la distribución parlamentaria<br />

durante la revolución Francesa, y asentaría in perpétuum la necesidad de adscripción<br />

dual con la Lucha de clases, de manera que los hechos e individuos<br />

en sí, la responsabilidad de cada uno de éstos en cada acción concreta, desaparecerían<br />

del reino de la conciencia, se hurtarían al análisis y juicios de<br />

valor, para integrarse en primer lugar en un colectivo del que recibirían el<br />

marchamo de aceptable o no aceptable. Es decir, la censura previa configuraría<br />

el pensamiento, la expresión verbal de éste, los mensajes multiplicados<br />

por cuantos medios de comunicación existen en la vida social e incluso en la<br />

soledad del despacho del investigador, que se siente forzado a pagar peaje al<br />

104 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


HISTorIadorES aL rEScaTE<br />

dios bueno de la dualidad maniquea para hacerse oír, publicar sus libros, dar<br />

clase o encontrar un empleo.<br />

La dualidad izquierdas/derechas es, junto con progresista/reaccionario, probablemente<br />

el arma más falaz, la trampa más usada y el recurso de facilidad<br />

más socorrido de cuantos permiten encarcelar al pensamiento, raptar al legítimo<br />

sujeto ético e impedir el análisis de las realidades. Hasta tal punto que<br />

aquéllos que, con no poco valor y mérito, han denunciado al clan que vive<br />

de esos términos han recurrido sin embargo a su utilización para identificarse<br />

a sí mismos, de manera que a la Izquierda correspondería como elemento antagónico<br />

la Derecha, en un mundo bipolar que es precisamente el que resulta<br />

imprescindible combatir.<br />

Porque sólo deberían emplearse estos términos en contextos históricos<br />

y coyunturales precisos, en citas concretas y por exigencias de su valor explicativo<br />

sociológico. de lo contrario se perpetúa el rapto espurio del lenguaje<br />

y, por simple recurso de facilidad, se bloquean los debidos análisis y descripciones<br />

y las muy reales responsabilidades de los individuos.<br />

Medida inicial y profiláctica sería vetarse a sí mismo el empleo<br />

de izquierdas, derechas y descalificar de entrada a cuantos recurren a<br />

esta taxonomía como argumento de autoridad y de descalificación del<br />

oponente. El tratamiento de desintoxicación sería, al principio, duro por la<br />

fuerza del automatismo y por el sentimiento de soledad y carencia que el desgajamiento<br />

del grupo de los Buenos supone. Navegar ajeno, e incluso con<br />

franco rechazo, al mapa bipolar reprobable/Encomiable significa hacerlo<br />

corriente arriba, trillando y juzgando a cada paso múltiples datos, implicándose<br />

en juicios personales, aceptando con frecuencia un horizonte ético de<br />

valores universales que entra en confrontación con la objetividad que el historiador<br />

juzga su mejor instrumento de trabajo. El rescate del lenguaje<br />

exige, además, la renuncia a las gratificaciones reflejas que brinda la automática<br />

inclusión en el clan Positivo.<br />

III. Almenas lejanas<br />

deshacer los interesados entuertos que acompañan al rapto y tergiversación<br />

de las palabras supone batirse en varios frentes, atacar círculos sucesivos<br />

de castillos cuyos señores participan de los beneficios de la cautividad<br />

de las palabras. El estudioso tiene ante sí una labor de zoom que se extiende<br />

desde España hacia Europa, Estados Unidos y luego el resto del mundo, o<br />

a la inversa. Siempre habían existido justificaciones políticas, religiosas, ideológicas<br />

para despojo, robo, asesinato, pero nunca antes se había instalado<br />

una enorme maquinaria dual de alcance temporal y físico ilimitado en la que<br />

bastaba con introducir fenómenos y seres para que éstos salieran clasificados<br />

y provistos de etiquetas tan binarias como el código de base de los ordena-<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

105


MErcEdES roSúa<br />

dores. Paralelamente, tampoco había existido jamás una plaga tan extendida<br />

de ceguera voluntaria como la que marca el siglo XX y llega, pese a<br />

todas las evidencias, hasta el XXI.<br />

La Era de cegueras Voluntarias se asienta sobre la monopolización del<br />

sujeto ético por los términos de socialismo, comunismo, progresismo e izquierdas.<br />

El relato histórico y la conciencia popular se impregnan, con la tenacidad de<br />

la lluvia fina, en la creencia, con frecuencia inconsciente, de que cuanto y<br />

cuantos se reclamen de esos referentes disfrutan de una licencia que envidiaría<br />

el 007. La intención solidaria y la recta filiación les redimen de sus<br />

fallos. La razón les asiste por principio porque son de los nuestros, a diferencia<br />

de las derechas, un conglomerado difuso de capitalistas, burgueses, y dictaduras con<br />

ribetes de fascismos y nazismos, que pertenecen por siempre y por derecho propio<br />

al exclusivo terreno de la maldad.<br />

En este mundo dual del pensamiento totalitario, que persiste y que sobrevive<br />

a los sistemas que oficialmente lo practicaron, los hechos desaparecen,<br />

dependen, para salir a la luz de su etiqueta. de ahí la importancia de<br />

historiadores y de luchadores empeñados en la dura guerra del rescate<br />

de las palabras. Yacen todavía en la sombra demasiados millones de víctimas,<br />

apenas se ha comenzado a levantar la esquina de la alfombra bajo la que<br />

se esconden los muertos, represaliados, desaparecidos en el silencio de campos<br />

de concentración, exterminios en masa, hambrunas forzadas, cárceles<br />

de dimensiones infinitas ajustadas a cada minuto de la vida cotidiana, ruina,<br />

atraso, control, grisura. Es aún una sorpresa para la mayor parte del público<br />

occidental, un dato prácticamente ausente de los libros de historia: el hecho<br />

de que el totalitarismo de corte marxista haya sido mucho más letal que el<br />

afortunadamente breve y localizado del régimen nazi.<br />

Gozan todavía de más discreción, si cabe, los miniestados totalitarios,<br />

en forma de bandas cuyos actos, en sí criminales, crueles, fanáticos y repulsivos,<br />

pasan a ser simplemente violentos y sus proyectos, que en nada envidian<br />

a los de Pol Pot, Lenin, Stalin, Hitler o Mao excepto en el formato, se acogen<br />

al sagrado del idealismo y la reivindicación, envuelto el conjunto en la lógica<br />

de la guerra inmemorial y, con extrema frecuencia, alimentado por las donaciones<br />

y ventajas del sistema objeto de escarnio.<br />

Y esto es a nivel mundial, aunque una fina línea delimita en el mapa<br />

aquellos territorios de países que, sea porque sí han vivido en sus carnes sistemas<br />

totalitarios y ruinosos, sea por la dureza de la supervivencia, se atienen<br />

a su trabajo y a la memoria nefasta de pasadas experiencias. Sin embargo la<br />

sombra del chantaje ideológico dual, de la verbología totalitaria, se hace más<br />

espesa según se aproxima el observador a los países desarrollados, porque la<br />

impunidad de la pertenencia a los buenos y la tergiversación de los términos<br />

permiten seguir funcionando a pleno rendimiento una multinacional espe-<br />

106 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


HISTorIadorES aL rEScaTE<br />

cializada en el ordeño de los individuos productores y en la exigencia de resarcimiento<br />

de un inagotable cúmulo de deudas atrasadas.<br />

de ahí que las tareas de rescate de los historiadores estén lejos de<br />

limitarse a la clarificación del pasado. Atañen profundamente al presente<br />

y de ellas depende el futuro. Porque la escisión entre realidades y<br />

comportamientos, entre universo comunicativo y dinámica socioeconómica,<br />

entre valores universales que osan decir su nombre e iconos al uso es brutal.<br />

Y está sirviendo para que se desvíen cada día generosidad, trabajo, fuerza,<br />

fondos, iniciativa, arte hacia un sumidero de inutilidad interesada cuya estructura<br />

no tiene, si la despojamos del ropaje terminológico, otro fin que medrar<br />

sin mérito, enriquecerse mientras hay de qué y luego, al menos,<br />

mantenerse a sí misma.<br />

IV. El más cercano de los muros<br />

Todo lo expuesto es infinitamente más cotidiano, manido y tierra a tierra<br />

de lo que parece. Hasta el punto de que en la familiaridad y costumbre<br />

de sus manifestaciones reside una de las grandes armas del totalitarismo cotidiano,<br />

de ese archipiélago orwell multiforme, cambiante y adaptable que<br />

sustenta la neolengua y cubre, con significantes vaciados y rellenados según<br />

exigencias del guión, la mayor parte del espacio perceptivo. Estamos en el<br />

reino de los Ministerios de la Paz, el Amor, la Igualdad, el Clima Planetario, las<br />

Culturas Protegidas y las Especies Sagradas. Vivimos una censura, caciquismo y<br />

repentes de ordenancismo cuartelero, un derecho de pernada respecto a la<br />

expresión personal y la vida privada como no soñó ni por asomo la dictadura<br />

franquista. Se viene aceptando con total mansedumbre un rosario de falsedades<br />

históricas engarzadas en la más completa ignorancia orgullosa de serlo.<br />

Hace muchos lustros que los asesinos son luchadores a lo sumo equivocados,<br />

que los robos son transferencias de propiedad, los expolios rescates, los chantajes<br />

indemnizaciones a cuenta de la interminable guerra poderosos/oprimidos,<br />

los terroristas héroes, los muertos por tiro o bomba el lamentable saldo<br />

de un accidente, los atracos impuestos revolucionarios, los caníbales y los lapidadores<br />

de mujeres respetables representantes de culturas seculares, los<br />

gorrones exponenciales receptores de los diezmos que la sociedad debe al<br />

que concentra su energía en reclamación, queja, apropiación y/o destrozo<br />

de lo que por sí no ha producido.<br />

El último término empleado, y creado en este mismo instante, exige<br />

glosa: El Gorrón Exponencial es una categoría sociológica de peculiar y actual<br />

cuño. La especie del gorrón común siempre ha existido, pero su proliferación y<br />

ocupación de variados nichos ecológicos es fenómeno propio de esta época.<br />

No se habían avistado anteriormente bandadas tan numerosas de seres improductivos,<br />

ávidos de la cosecha ajena y, simultáneamente, blindados por la<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

107


MErcEdES roSúa<br />

capa de justificación verbo-ideológica que segregan. Tampoco se había observado<br />

con anterioridad el fenómeno paralelo por el que la sociedad, en<br />

principio sana, pierde sus reflejos de defensa y queda inerme y amedrentada<br />

ante la amenaza de improperios como derechas, fascista, reaccionario o la exhibición<br />

de pendones que remiten a los iconos socialista, sindical de clase, progresista,<br />

nacionalista, izquierda.<br />

de haber oposición institucional al expolio, normalmente en el enfrentamiento<br />

se produce un acuerdo pactado, que en el caso que nos ocupa tiene<br />

un carácter muy especial: Se da por bueno de manera implícita y sine die un<br />

estado de rendición permanente en el que toda la victoria moral corresponde<br />

al adversario, el cual, graciosamente, acepta que los enemigos se ocupen de<br />

las tareas propias del general mantenimiento a cambio de tributos, confiscaciones<br />

e indiscutibles derechos del gorrón exponencial a la totalidad. Tales<br />

derechos son efectivamente reclamados a un ritmo cíclico, que permita la<br />

acumulación de bienes por parte del vencido de forma semejante a los lapsos<br />

de descanso de la tierra, meses en que se deja crecer la lana de las ovejas o<br />

temporada de veda de la caza en época de cría.<br />

En las zonas orientales, asiáticas, africanas, este proceso tiene poco<br />

predicamento. Es también el caso de países del este de Europa que ya han<br />

degustado opciones políticas que imponían la instalación del paraíso en la<br />

Tierra. asia ha vivido infiernos, trabaja con intensidad y no admite otras cigarras<br />

que las justas, como es evidente, por ejemplo, en la ausencia de mendigos<br />

y vagabundos chinos en colonias de inmigración. En África el nuevo<br />

archipiélago totalitario se vive en un plan más bien rústico, a base de machetes<br />

tribales, bombardeos del dictador que se propone salvar el mundo y al que<br />

hasta ayer occidente distinguía con sus mimos y sus ventas de armas, y personas<br />

abandonadas a su suerte entre la Edad Media más oscura, la civilización,<br />

modernización y progreso que un día entrevieron y el desdén del que<br />

se sienten objeto. También ahí la Historia espera a historiadores que<br />

osen tener valores y criterio, desbrocen el camino de las falsas palabras,<br />

distingan los hechos que marcan mejoras y no se sometan de entrada<br />

a la censura y el temor de ser tachados de imperialistas,<br />

eurocentristas y parciales. Hace falta gente que se atreva a alzar la vista,<br />

que no tema al horizonte, que considere la amplitud y unidad del planeta y<br />

la generalidad de unas aspiraciones a la libertad, la justicia y la dicha que no<br />

por enturbiadas, traicionadas y revueltas son menos dignas de rescate.<br />

V. Volver a Alejandría<br />

Si la desaparecida biblioteca de alejandría pudiera hablar reclamaría<br />

de inmediato el regreso de los escritores de la historia, señalaría los huecos<br />

que deberían ocupar volúmenes que nunca o apenas se escribieron, supliría<br />

108 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


HISTorIadorES aL rEScaTE<br />

con la simple visión de personas y hechos los largos silencios, componendas<br />

y medrosidades que velan, como un confuso palimpsesto, la percepción de<br />

África del Norte. El rescate significa aquí vanguardia. No todo va a ser desalojar<br />

al enemigo; también habrá que ir por delante, apresurar el paso, esperar<br />

a pie firme el futuro. El estallido en cadena de oriente Medio no resultaría<br />

tan sorprendente si le hubiera precedido una adecuada labor investigadora,<br />

descriptiva e informativa. occidente ha preferido, por una parte, la suave<br />

trampa de la irracionalidad ofrecida por el enemigo, la Umma, la Gran Madre<br />

Islámica, la unidad ideal y futurible de un imperio árabe unificado por la religión<br />

que es fuerza política, marco social y ley civil. Mientras, por otra parte,<br />

los negocios se trataban con el jeque visible.<br />

Por cómoda que la visión resulte, es y siempre fue perfectamente falsa<br />

y esconde, además, una gran traición: El área nominalmente islámica encierra<br />

un maremágnum de personas de adscripciones, origen, intereses y rasgos<br />

muy diferentes, marcadas en sus variadas regiones por la onda expansiva de<br />

tribus guerreras de corte clánico, premedieval, con cuyos jefes procedentes<br />

de arabia interesó identificarse en gentilicio, usos, ritos y nombre. El siglo<br />

XIX, el siglo XX y el alborear del actual han visto en esos lugares, aparentemente<br />

estancados en un callejón sin salida hacia el progreso, la formación<br />

de la clave de la modernización y el cambio: Un tejido de clase media, de aspiraciones<br />

a la laicidad, la separación de poderes, la liberación femenina (caso<br />

de segregación infinitamente superior a apartheid racial alguno que haya visto<br />

el planeta), la conciencia de la libertad y el derecho individual. Todo esto, que<br />

era visible hace tres o cuatro décadas en tales lugares, hoy se ignora, y se prefiere<br />

creer en el eterno peso secular de las inmutables tradiciones. Poca historia<br />

se ha escrito sobre la fenomenal regresión de los países llamados<br />

abusivamente árabes. a esa ola de modernización, a esas gentes genuinamente<br />

progresistas las vendieron, por contratos, facilidades y petróleo, lo hicieron<br />

desde Estados Unidos y sobre todo en Europa. Y les dieron un golpe<br />

de muerte con multiculturalismos y alianzas de las civilizaciones, una forma<br />

particularmente viscosa y dañina del racismo inmisericorde. Naturalmente a<br />

esto le acompañó el indispensable rapto del lenguaje, que eliminaba, no la<br />

barbarie, sino la palabra que la expresa y, por ende, la posibilidad mental<br />

misma del manejo del concepto y la expresión de la denuncia.<br />

Hoy hierve en África y Eurasia una demografía cuya extrema abundancia<br />

en juventud puede prometer todos los bienes y todos los males. Tampoco<br />

ellos recuerdan que hubo una regresión, otras expectativas y horizonte,<br />

hace más de tres décadas. Por entonces se sellaron las grandes traiciones, se<br />

expulsó a un emperador para imponer la dictadura teocrática de un imán<br />

iraní mimado por la gauche divine francesa y sus homólogos. También se favoreció,<br />

en los vaivenes de la Guerra Fría, a patanes del peor cuño. Porque<br />

los tiranos dejaban de serlo al convertirse en aliados. Tampoco aquí había<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

109


MErcEdES roSúa<br />

crímenes, torturas, fanatismo, matanzas, robos. Sólo usos y costumbres de<br />

culturas respetables por lo distintas.<br />

obligados a veces a manifestar cierto reproche, los medios occidentales<br />

expresaban su desagrado por los lamentables, pero comprensibles, actos<br />

de barbarie a los que se veían abocados sujetos empujados por la opresión –<br />

preferentemente ancestral- , el marco social o la pobreza. Por poner un ejemplo,<br />

la abolición en la India por parte de los británicos, del satee, la muerte de<br />

las viudas en la pira funeraria de su marido, sería hoy un claro ejemplo de intrusismo<br />

cultural, una interferencia foránea en el desarrollo milenario de esa<br />

rama zoológica de la especie.<br />

Y sin embargo hubo, siempre ha habido a lo largo de esos años, otros<br />

hechos y otra gente, que no hacía ruido, ni se atrevía a oponerse a la fuerza<br />

bruta de la policía, los vecinos del barrio liderados por los imanes, los maridos<br />

y padres. Su historia simplemente no existe, o espera, en el limbo de<br />

los justos, ser escrita y difundida. Ha sido, hasta ahora, laminada por<br />

la utilísima censura, por la vasta y perdurable campaña de terror intelectual<br />

para no ser tachado de imperialista y enemigo de la paz y la<br />

tolerancia. Es tan sumamente cómodo, y, a la vez, práctico, abandonar toda<br />

idea de valores universales, de criterio y jerarquía entre civilización y barbarie,<br />

y promocionar, con el nombre de democracia como icono útil, las preferencias<br />

mayoritarias puntuales, ya sean a favor de la lapidación o del sátrapa. Se obtiene,<br />

desde el exterior, un enorme beneficio: grandes cantidades de soma ideológico<br />

para embriaguez de buena conciencia gratuita por parte de la opinión<br />

pública occidental y grandes negocios, sin trabas, para las tribus de nuevos<br />

ricos europeos (y ahora transatlánticos) del régimen adeptos a la vasta Iglesia<br />

New age del Pluralismo cultural.<br />

No por casualidad, surgen en este momento, 2011, en países como<br />

Gran Bretaña denuncias, análisis y proyectos de Ley encaminados a rectificar<br />

el gran error del multiculturalismo, que ha sembrado de ghettos las ciudades<br />

de Europa, alfombrado el camino a los propagandistas de la discriminación,<br />

el fundamentalismo y la violencia y ofrecido escuelas, pagadas por el ciudadano<br />

contribuyente, donde lo que se enseña está en contradicción con los<br />

valores básicos del país de acogida y alimenta la hostilidad y el fanatismo del<br />

alumnado1 . conviene subrayar que esos jóvenes ilustrados en el odio a occidente<br />

gracias al Estado de Bienestar occidental no proceden con frecuencia<br />

de medios pobres y marginados sino de acomodadas clases medias. como<br />

sucedió en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, como ha ocurrido en España<br />

con ETa y con el silencio acomodaticio respecto al 11 M, la indignidad,<br />

la cobardía disfrazada de tolerancia no sirven para obtener la paz sino el deshonor<br />

y las diversas formas de la guerra. El Gobierno de Londres ha cons-<br />

1 «Bagehot: Muscle v multiculturalism». The Economist. Feb. 12 th -2011.<br />

110 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


HISTorIadorES aL rEScaTE<br />

tatado que el aparente liberalismo del apoyo económico a la proliferación de<br />

escuelas de confesión religiosa ha servido para que éstas dediquen la mitad<br />

del horario a teología y estudios coránicos y eludan las materias humanísticas.<br />

El proyecto actual propugna la general defensa de valores que no son negociables<br />

ni deben estar sometidos, en nombre del relativismo (por no hablar<br />

de la Alianza de Civilizaciones) a abandono oportunista alguno. Se trata, entre<br />

otros, de la libertad de expresión, la libertad de cultos, la separación de poderes,<br />

el Estado de derecho, la igualdad sin discriminación de raza o sexo.<br />

La Enseñanza se muestra, de nuevo, como el buque insignia del buen<br />

o mal gobierno de los países. La política educativa de las clientelas españolas<br />

lleva muchos años utilizando, además del folklore maoísta, una especie de<br />

fotocopias borrosas y desfasadas de las directivas británicas, a manera de<br />

hojas de parra con las que ocultar el crudo reparto de las seis o siete horas<br />

diarias del horario escolar entre sus clanes a golpe de batido igualitario. de<br />

ahí la importación de términos –como destrezas, habilidades- que son puros<br />

calcos del inglés y cuadran más con el mundo circense que con la adquisición<br />

de conocimientos. Esto cuando la experiencia británica de las comprehensive<br />

schools se había reconocido allí como un error manifiesto. Siguiendo su tradición<br />

de importar alimentos caducos, existe ahora en España el claro riesgo<br />

de que se caiga en la constelación de escuelitas alimentadas con cheques escolares<br />

y ajenas tanto al cuerpo general de asignaturas de base, a la envergadura<br />

real de las materias, como a los valores universales, el sustrato de<br />

civilización y los derechos humanos.<br />

¿Está la esperanza, o, al menos, una parte de ella, en el trabajo<br />

de los historiadores? Tienen ante sí la recuperación, para la conciencia<br />

propia y ajena, de la ribera sur mediterránea, de lo que fue el otro batiente<br />

de la puerta del mundo grecorromano, de la Tingitana, la cirenaica,<br />

del esplendor de alejandría. Y, con ellas, no de un imposible y muy lejano<br />

pasado, sino de una corriente que dejó semillas y que anegaron invasiones<br />

tribales. Harán falta cronistas del final auténtico del Imperio otomano, del<br />

leve, pero quizás premonitorio, rompimiento de nubes que marque la aparición<br />

de Estados, en contraposición al ficticio, y letal, mito totalitario-teológico<br />

de la Umma. ocultas por su opacidad y su peso, silenciadas por el ruido y la<br />

furia, hubo, hay en los llamados países árabes personas a las que se les deben<br />

la palabra y la luz de la superficie. Son, además, necesarias para sus vecinos<br />

del norte, pertenecen a la borda meridional del común barco mediterráneo<br />

y a la nave mayor en la que la generalidad de los humanos es cada vez más<br />

consciente de moverse. En un rincón de África está apuntando una nación<br />

nueva, la más joven, no definida por la pertenencia religiosa, que podría llamarse<br />

Sudán del Sur o Nubia. Hay mucho por describir y por escribir. a pie<br />

de Historia.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

111


MErcEdES roSúa<br />

VI. De la utopía y sus dividendos<br />

En abierta oposición a la facilidad del tópico y a la dificultad de distinguir<br />

la estructura del presente, conviene decir que la Historia no se repite<br />

jamás, que se asemejan trazos de su superficie, momentos, intervenciones<br />

de sus actores. Y ahí acaban los parecidos.<br />

como una caterva de dioses malos, se han instalado en la edad contemporánea<br />

sectas de extraordinaria rapacidad y avidez que corren paralelas<br />

a lo improductivo de su substancia. al carecer de valores propios, de aporte<br />

real a la civilización, la sociedad y el bienestar de sus paisanos, se definen por<br />

la apropiación del sujeto ético y por la invasión y ocupación agresiva del espacio<br />

mediático. No hubieran podido existir en épocas anteriores. aunque,<br />

por supuesto, tienen rasgos comunes y familiares con hechos tan habituales<br />

y antiguos como la corrupción, la explotación de la credulidad para lucro del<br />

gurú o el clero, el fraude y las diversas artimañas de la vida política, se trata<br />

de un fenómeno nuevo y, como tal, merecedor de estudio. Su nicho ecológico<br />

es el de las sociedades protegidas, las ventajas del estado de bienestar, que<br />

pretende ofrecer a su público el apetecible lujo de la superioridad moral y, al<br />

tiempo, la gratuidad de cuanto se disfruta, en un clima de compra de voto<br />

rápido y lluvia de sensaciones, fatiga perceptiva y ausencia de espacio crítico.<br />

Neolengua y cegueras voluntarias, hábito del mínimo esfuerzo, chantaje,<br />

distorsión selectiva y planificado olvido histórico, todo confluye en la<br />

creación y alimentación de la nueva especie. La utopía ha podido, anteriormente,<br />

ser letal, y también la palanca que ha movido el fondo más generoso<br />

de las personas hacia la mejora de la existencia. Pero, en cualquier caso, sus<br />

seguidores tomaban iniciativas, renunciaban a otras opciones, luchaban, corrían<br />

riesgos. Por primera vez, en el siglo XX y en lo que va del actual, surge<br />

la utopía subvencionada, que, en la práctica, consiste en un tejido, similar<br />

al de las sectas, nutrido con la regularidad de los fondos oficiales. El anterior<br />

edificio se invierte: no hay en primer lugar ideales que amalgaman luego a<br />

los interesados en trabajar para lograrlos. Las consignas, aunque se vistan de<br />

viejos tópicos, sirven desde su gestación misma para garantizar la colocación,<br />

lucro, perdurabilidad y crecimiento de cuantos se apiñan en la pirámide que<br />

recibe, con garantizada regularidad, los favores de un poder al que, a su vez,<br />

éstos, sea legitiman directamente haciéndose caja de resonancia de sus directivas,<br />

sea amenazan –con la inestimable ayuda del chantaje lingüístico dual,<br />

la agitación y la propaganda- con hacerle perder votantes de no comprarse<br />

su silencio.<br />

El fenómeno va mucho más allá de la dolencia que aqueja a las sociedades<br />

modernas: la creación de castas burocráticas que se constituyen en fin<br />

en sí mismas. cuando las condiciones son especialmente propicias, y éste es<br />

el caso español, las clientelas extienden una red parásita que se rige por el con-<br />

112 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


HISTorIadorES aL rEScaTE<br />

trol ciudadano y la persecución de la excelencia, hasta llevar al país a las peores<br />

cotas de ruina material e intelectual. Hay un común denominador en<br />

sus miembros: El ingreso y permanencia en situaciones de privilegio, no por<br />

mérito personal alguno, sino por identificación genérica, gregaria, social. Se<br />

multiplica, incrustada al cuerpo productivo, la red de nódulos que viven, prosperan<br />

y votan según consigna, fidelidad al pagador y ruido mediático que<br />

son capaces de generar. Las utopías son icono y compañero de viaje de beneficiarios<br />

sin otra labor, producto, envergadura ni currículum que la adscripción<br />

sexual, de clase, de etnia, de clan local, acompañada de la devoción<br />

a iconos siempre vagos y preferentemente lejanos para evitar las consecuencias<br />

reales de su puesta en práctica: mitos obreristas y guerracivilistas, buenismo<br />

primitivo, tribus de inocencia primigenia, edenes ecológicos, paz<br />

universal y amor planetario. En el área inmediata de acción de las clientelas,<br />

se impone el canon del listón más bajo, con exhibición de una auténtica animosidad<br />

contra grandeza y excelencia, y difusión, en defensa propia, de una<br />

doctrina de la mediocridad preceptiva y del feísmo como normas.<br />

VII. Las Clientelas de la Utopía<br />

Las clientelas de la Utopía son, pues, un fenómeno nuevo, extraordinariamente<br />

peligroso, que aparece y prospera en el siglo XX y principios del<br />

XXI. Esta red de núcleos parásitos se hace mantener, acapara bienes y se impone<br />

a costa de la extorsión oficializada. El método se basa, sea en subvenciones<br />

y transferencias de fondos directas, sea en la implantación, ocupación<br />

y gestión de organismos de control cuya función es que los individuos válidos<br />

y productivos se vean obligados a pagar peaje y someterse.<br />

Nacen con el Estado de Bienestar y son su contrapartida cancerígena.<br />

Su primera táctica es crear dualidades falsas Buenos/Malos en la opinión pública<br />

por medio del recurso totalitario de la neolengua, adaptada a los sistemas<br />

democráticos gracias al control mayoritario de los medios de comunicación,<br />

de la Educación y de la cultura.<br />

Las clientelas viven de los fondos que absorben de los ciudadanos vía<br />

Estado complaciente y sumiso, y hacen depender a aquéllos y a éste de ellas<br />

de dos formas: Por el miedo si el Gobierno no les es afín o integrándose<br />

como propagandistas y correos de transmisión del Partido en el poder. Éste<br />

último es particularmente el caso, interesante para el historiador por<br />

lo descarnado y nítido, de la España actual y reciente. Las clientelas se<br />

diferencian radicalmente de anteriores grupos en apariencia similares: Son<br />

institucionales; no corren riesgos ni se lanzan, en pro de un mejor futuro, a<br />

inciertas empresas. La causa, la adhesión al ideal, no precede al efecto. Su<br />

proceso clientelar es inverso al de los utópicos tradicionales: Las normas,<br />

disposiciones, leyes, entidades, organismos se crean porque sirven al grupo<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

113


MErcEdES roSúa<br />

de presión, cuya voracidad y tendencia expansiva son proporcionales a su<br />

necesidad de cubrir el vacío con el ruido. La utopía invocada (Igualdad, Paz,<br />

Pueblo, Progreso) es puro revestimiento. El combustible psicosocial del que se<br />

valen consiste en cualquiera de las formas de anular al individuo como sujeto<br />

responsable, ya que los elementos que forman su ecosistema funcionan en<br />

tanto que unidades gregarias alimentadas en buena parte de victimismo y de<br />

premisas antagónicas respecto a los demás, de forma que el parásito quede<br />

definido, y justificado, por su pertenencia al grupo del Bien.<br />

En términos más pedestres, y apegados al terruño, pululan los comuneros<br />

de la vida natural y la energía alternativa subvencionada siempre y<br />

cuando el dentista (que no el brujo de la tribu), el tratamiento hospitalario y<br />

el todo terreno para desplazarse hasta el refugio campestre estén a su disposición.<br />

Son legión las arriesgadas amazonas del feminismo igualitario y los<br />

valentísimos luchadores sexuales contra la Iglesia y el sistema que viven en<br />

la guardería indefinida que les procura el Gobierno y se entretienen con la<br />

guerrilla gratis total en términos de esfuerzo y coste. Proliferan los amantes<br />

de la Tierra (que nunca tuvo tantos amigos como desde que se los pagan),<br />

los adeptos a la irracionalidad total, parcial o ecolátrica confortablemente<br />

aferrados a la ubre de las catástrofes. Por no hablar de los defensores a ultranza,<br />

y a toque de manifestación y de consigna, de la paz y del amor mientras<br />

con ello puedan atacar a las encarnaciones cercanas de su dios del Mal y<br />

la oportuna ceguera les permita obviar, como si no existieran, criminales, dictadores<br />

e injusticias manifiestos.<br />

Pero los ruidosos defensores de la utopía todo a cien y el socialismo<br />

con facturas a cargo del capitalismo odioso y de la abominable burguesía de<br />

mercado no pasan de ser la espuma folklórica, los coros esporádicamente<br />

convocados ad maiorem gloriam del distribuidor de mercedes. La fiel infantería<br />

de las clientelas, el grueso de la tropa, consiste en un híbrido de clonación y<br />

holograma que extiende su red por toda la administración y organismos del<br />

Estado, vigila, exige, consume y vive para mantenerse a sí y a los suyos. El<br />

fenómeno sobrepasa con mucho cualquier tipo de corrupción clásica, es estructural,<br />

se multiplica en sucesivas metástasis por todo el cuerpo burocrático<br />

y por los puntos de contacto de los sectores socio-laborales y se envuelve en<br />

banderas de falsa libertad. La masa parásita no se conforma con ser pagada:<br />

no perdona la superioridad ajena. a la clientela puramente gástrica se superpone<br />

y mezcla la psicológica, que recibe de la Iglesia-Secta sociopolítica su<br />

reconfortante cupo cotidiano de identidad y seguridad. Los fieles repiten los<br />

mantras de rigor, participan en liturgia y exorcismos y, en el mejor estilo de<br />

las sesiones orwellianas de odio, sostienen al Gran Economato (que sustituye<br />

con ventaja al Gran Hermano) con el mantenimiento, para ellos vital, de un<br />

Mega Enemigo reaccionario.<br />

114 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


HISTorIadorES aL rEScaTE<br />

Estas huestes de nómina y prebenda vienen recibiendo en España sucesivas<br />

hornadas de tropas de refresco salidas del horno de un guerracivilismo<br />

y guerracristianismo montados y mimados para mantener<br />

indefinidamente la gallina oficial de los huevos de oro, a cuya puesta se deben,<br />

por ejemplo, las películas más aburridas y reiterativas de la historia del cine<br />

español, las agresiones más cobardes a gente indefensa y la estupidez más<br />

impresionante, extensa, abrumadora y cerril en el campo de la Enseñanza.<br />

Estamos, en lo que respecta a las clientelas actuales, no ya a años luz, sino en<br />

el extremo opuesto del universo de los defensores de utopías. Ninguna relación,<br />

excepto la perversión antinómica, con los que abandonaron todo para<br />

fundar, en territorios ingratos y durísimas circunstancias, comunas; nada que<br />

ver con las feministas de pro y de nobleza; ni asomo de semejanza con los<br />

líderes sindicales sostenidos por su honestidad y sus afiliados; distancia astral<br />

en cuanto a los solitarios luchadores en defensa de la verdad, el bien, los valores<br />

humanos universales, la libertad, la belleza. Los miembros de sectas,<br />

clanes, tribus y coros oficiosos que guían sus actos por la envidia, el odio a<br />

la excelencia ajena y el deseo de adueñarse de lo que no se han ganado ni<br />

merecen difícilmente pueden comprender la mera existencia de una calidad<br />

y unos seres que pagaban sus ideales con sus actos.<br />

Las clientelas de la Utopía no pueden asimilarse a los grupos mafiosos<br />

aunque se valgan del miedo, de la violencia (véanse sindicatos del partido en<br />

el poder) o, continuamente, del chantaje mediático. Son oficiales, perfectamente<br />

legales e incluso, como viene siendo el caso de España, instrumentos<br />

del Gobierno. En términos generales, ofrecen seguridad a cambio de la imposición<br />

del mínimo común denominador personal, ético, profesional e intelectual.<br />

Su arma más poderosa es la exclusión, para lo que se adueñan de<br />

los sectores productivos, especialmente de Enseñanza y cultura, generando<br />

e implantando controles (cursillos de capacitación, certificados de formación,<br />

etc.) que impiden y anulan el paso directo al mundo laboral por conocimientos,<br />

diplomas, oposiciones y selecciones objetivamente comprobables. Esto<br />

se efectúa en un ambiente de indefensión ciudadana generalizada, que difumina<br />

las fronteras de lo público y lo privado, crea inseguridad, culpabiliza la<br />

libre expresión y actuación individuales y monopoliza por parte del Estado<br />

el sujeto ético, debilitando y desprestigiando, de forma simultánea, a todos<br />

los posibles competidores (círculos amistosos, familiares, cuerpos profesionales,<br />

entidades religiosas). Paralelamente, la libertad crítica es sustituida por<br />

su simulacro en forma de zafiedad impositiva, con el fin de asimilar democracia<br />

a la adopción de las formas más bajas, fáciles y míseras de moral, pensamiento,<br />

artes plásticas y conducta. Las clientelas incrustan así en la<br />

sociedad una red de candados, un sistema que irremisiblemente causa el empobrecimiento<br />

del país y la degradación de ciudadanos e instituciones. Mientras,<br />

se produce paralelamente el engorde del cuerpo parasitario, en una<br />

dinámica normalmente periódica, al ritmo de los nutrientes acumulados por<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

115


MErcEdES roSúa<br />

la víctima-huésped, sin que, a falta de una toma de conciencia cívica, el ciclo<br />

pueda romperse si no es por la completa bancarrota.<br />

VIII. La incultura como poder<br />

El desastre programado de la Enseñanza española es un ejemplo perfecto<br />

de la actuación de las clientelas. La Ley –LoGSE, LoE y sus secuelas-eliminó<br />

los conocimientos y el valor mismo del hecho de adquirirlos,<br />

junto con el mérito del estudio, la valía intelectual y el esfuerzo. Se trató de<br />

un vasto golpe de Estado, que perdura, contra la jerarquía de los saberes, los<br />

derechos y valores individuales, la civilización, el Humanismo y la inteligencia.<br />

La imposición de una bolsa global de Trabajadores de la Enseñanza, al<br />

tiempo que infantilizó y mezcló todo tipo de asignaturas, alumnos, edades y<br />

niveles, permitió la sustitución de los cuerpos Profesionales, la titulación y<br />

los méritos objetivos por una red de comisariados pedagógicos, apoyados en<br />

los sectores de Maestros de Enseñanza Primaria y Formación Profesional, a<br />

los que ofrecieron promociones vertiginosas dando clase a alumnos de cualquier<br />

edad de cualquier materia. de no servir a la clientela de los dos sindicatos<br />

del partido del Gobierno, comisiones obreras y UGT, al PSoE y a<br />

las tribus autonómicas que lo sostenían en el poder, la LoGSE no se hubiera<br />

promulgado jamás. El maoísmo revenido de su fachada no fue sino decorativo<br />

aditamento.<br />

IX. Un país en la UVI<br />

En términos más amplios, España es el hombre enfermo de Europa<br />

por el largo chantaje dual del que las clientelas de una supuesta e interminable<br />

batalla antifranquista vienen haciendo objeto a todos los sectores valiosos<br />

y válidos del país. La tergiversación y el secuestro continuo de la Historia, la<br />

manipulación comunicativa, la cultura impuesta como única y la omertá cotidiana<br />

son proporcionales a la ruina, desguace, saqueo y endeudamiento de<br />

la nación. Lógica y paralelamente, feísmo, relativismo, zafiedad e incultura<br />

son recompensados e impuestos en todas sus formas. Porque cualquier superioridad<br />

individual es el enemigo a abatir en un sistema que se quiere in<br />

péctore de partido único mantenido en o por el poder.<br />

Para aquéllos a los que es difícil ver lo obvio, los que desconocen el<br />

pasado próximo y son incapaces de llamar a las cosas por sus nombres (robo,<br />

mentira, extorsión, barbarie, estulticia), que sepan que las cosas no fueron<br />

así siempre, que tampoco son como se las imponen los dogmas de obligatorio<br />

asentimiento, y que podrían ser de otra manera. Los comisariados de capacitación,<br />

accesos, cursitos y cursillos y sus correspondientes liberados<br />

sindicales instalados en la prebenda de impartirlos así como el enjambre tribal<br />

de promotores de la diferencia lingüística podrían suprimirse. El nivel de inteligencia,<br />

formación, productividad comenzaría a elevarse instantáneamente.<br />

116 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


HISTorIadorES aL rEScaTE<br />

La salud del hombre enfermo de Europa pasa por la liberación de ese entramado<br />

de cadenas que está asfixiando a su sociedad.<br />

X. La fabricación del olvido<br />

Irremisiblemente, se extiende ante los historiadores una nueva<br />

tarea, impuesta por la sociedad de la comunicación, los mensajes numerosos,<br />

la información volátil y la formación paupérrima. Además<br />

de la incidencia telemática en el curso de la historia, habrán de estudiar<br />

dos técnicas inseparables del fenómeno mismo comunicativo: la<br />

fabricación del silencio y la fabricación del olvido.<br />

afirma el ex Secretario de Estado estadounidense, dr. Henry Kissinger,<br />

en sus memorias y consideraciones sobre la época actual, que los políticos<br />

son hoy mucho peores, menos fiables y de escasa envergadura<br />

precisamente por su dependencia del mundo instantáneo de los mensajes,<br />

que les hace tener menor rigor intelectual y solidez de criterio. Precisamente<br />

por la inmensa cantidad de palabras que circulan, nunca antes fue tan importante<br />

el papel del silencio. Lo omitido, lo minimizado, las noticias que se<br />

deslizan hacia las últimas columnas y páginas de un periódico, la envergadura<br />

de personajes y hechos medida en telediarios, la nada de la pantalla y de las<br />

ondas rápidamente ocupada por referentes que no añaden, sino que borran<br />

lo anterior y lo reducen en breve a la absoluta inexistencia, todo ello funciona<br />

con mecanismos que configuran, de forma tan eficaz y sólida como el buril<br />

de un escultor, la masa de realidad perceptible. En el archipiélago totalitario<br />

de los Economatos, la represión y la censura son tareas prescindibles. Para<br />

la aniquilación del adversario, el tiro en la nuca y el cadáver en la cuneta son<br />

tosquedades de mal gusto. Basta con la adecuada dosificación televisiva, con<br />

la vacuna repetida y oportunamente aplicada de imágenes y mensajes destinados<br />

a ocupar lo que podría haber sido el espacio mental y receptivo de la<br />

realidad indeseable. Por ello, se hará mal en desdeñar las anécdotas. En la<br />

historia del olvido no puede faltar, como botón de muestra, alguna tan reciente<br />

-2010, 2011- como el veto en todas las salas de cine y en todas las televisiones<br />

de la última película de un director que, casualmente, rechaza las<br />

subvenciones y es ajeno a las clientelas fidelísimas al régimen2 . raya en el<br />

misterio la animosidad mostrada por algunos comentaristas, que incluso prohiben<br />

al espectador verla; sin duda para salvaguardar el alto nivel de exigencia<br />

estética del público español.<br />

2 Se trata de La sombra prohibida, segunda parte de La herencia Valdemar, de <strong>José</strong> <strong>Luis</strong><br />

alemán. Sea cual fuere su calidad, el fenómeno de su completa desaparición, simultánea al<br />

estreno, de todo medio visual es en España insólito. El autor es objeto de un asombroso<br />

bloqueo incluso en la web. El tema de sus películas es terror basado en los ritos y mitos demoniacos<br />

de cthulhu, de Lovecraft. El caso Valdemar era atractiva y desde luego superior a<br />

gran cantidad de bodrios hispánicos exhibidos en cine y televisión.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

117


MErcEdES roSúa<br />

España se ofrece de nuevo como perfecto espécimen de muestra.<br />

Sólo los pacientes investigadores podrían saber, de lo hecho público desde<br />

hace, el mes en que esto se escribe, siete años, que hubo manifestaciones<br />

grandes, pequeñas, medianas pidiendo que se supiera la verdad de la matanza<br />

del 11 M, que existieron concentraciones de las que apenas dan fe otros que<br />

los que las vivieron y un puñado escaso de medios de comunicación, y que<br />

esas manifestaciones tuvieron un carácter extremadamente irreal, el de una<br />

multitud que desfilaba en el orden de la dignidad y la tristeza, con carteles<br />

improvisados, por un centro urbano casi vacío, entre balcones y ventanales<br />

que se entreabrían en ocasiones para dejar paso a un rostro curioso. Las televisiones<br />

los ignoraban, las cámaras y las torres de transmisión estaban ausentes.<br />

Los participantes podían ser miles pero todo se producía en el<br />

ambiente onírico de las realidades paralelas, en el silencio que sólo se da en<br />

las ciudades de los sueños.<br />

Una y otra vez, uno y otro año, la pila de muertos del 11 M ha yacido<br />

ahí, en el centro mismo de la sociedad, del país, de su historia, de las conciencias,<br />

y un día y otro se barría con silencio, con la distancia de lo incómodo<br />

y lo zanjado, y se esparcía, para anular el olor de un cadáver que no ha cesado<br />

de aflorar, el ambientador de la vileza generalizada y asumida. Los jóvenes<br />

historiadores comprenderán difícilmente que hubo un tiempo en el que se<br />

acusó de asesino, no a los asesinos que volaron trenes en Madrid, sino al entonces<br />

Presidente legítimo de la nación, un tiempo en que se derramó y encauzó<br />

sabiamente sobre la sociedad, tres días antes de las elecciones generales,<br />

un baño de bien dirigido odio. Y no entenderán en absoluto cómo desapareció,<br />

casi en horas veinticuatro, el vasto escenario de metales retorcidos.<br />

Igualmente se fue esfumando un hecho turbio y enorme, del que pronto sólo<br />

asomaban puntos testimoniales, sin gran transcendencia pero bañados por<br />

los focos que les conferían la importancia de lo únicamente existente.<br />

El historiador avezado en la paciencia y en la exploración del aparente<br />

vacío descubrirá que muy pronto nada pareció haber sucedido, y se extrañará<br />

del empeño con el que políticos, en y sin el poder, borraron las imágenes,<br />

pasaron fugazmente, cuando pasaron, por las conmemoraciones y ritos de<br />

rigor, y el investigador observará cómo se despliegan ante él lentamente los<br />

hilos finísimos de la retícula que envolvió a la mayor parte del cuerpo social<br />

haciéndole participar, de manera activa o pasiva, en la comunión con la actitud<br />

oficial respecto a los hechos. La fabricación del olvido corre pareja a la<br />

de la impunidad y ambas confluyen en el trazado de un pavimento por el<br />

que avanza el usuario sin reparar en que únicamente se le han proporcionado<br />

fragmentos del suelo. Ha transcurrido más de medio siglo desde que en 1946<br />

el disidente arthur Koestler vendió en Francia cuatrocientos mil ejemplares<br />

de El cero y el infinito, y conviene recordar que por entonces el Partido comunista<br />

Francés adquirió partidas del libro para destruirlas y amenazó a los edi-<br />

118 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


HISTorIadorES aL rEScaTE<br />

tores. Mientras, en la universidad, un conocido intelectual aseguraba que toda<br />

crítica contra la UrSS era un acto de guerra. Los métodos han cambiado<br />

menos de lo que pudiera parecer; son menos rústicos, de coacción y agresión<br />

físicas maquilladas; están inmersos en la revolución telemática. Pero las horas<br />

del día y la capacidad de percepción y de atención del ser humano continúan<br />

siendo limitadas. El estado bélico potencial y perpetuo frente al Enemigo<br />

Malo es, ayer y hoy, instrumento indispensable para el sistema de clientelas<br />

y clanes y suele ir asociado a la defensa angélica y abstracta de la paz universal.<br />

El mundo ya sabía de cegueras selectivas, pero el ejemplo de España<br />

es extremo. No hay en Europa nación tan avergonzada e insegura, de<br />

libros de texto cortados al servicio de tribus y caciques, no hay país en el que<br />

se prohíba la enseñanza y la expresión en la propia lengua como ocurre en<br />

grandes regiones españolas con el español. durante décadas se ha cultivado<br />

un relato del pasado hemipléjico, un guerracivilismo de supervivencia, por<br />

ordeno y mando de la clientela. Los sucesos de 2004, la matanza de la estación<br />

de atocha y su utilización deliberada para cambiar el Gobierno, el brutal<br />

giro político, la ocupación, apropiación en beneficio de los innegables clanes<br />

del cui prodest y las irremisibles ruina y endeudamiento del país, en el sentido<br />

más amplio, han marcado una inflexión que carece de parangones. Al historiador<br />

le tocará investigar el más difícil de los documentos: el de las<br />

páginas cortadas y el silencio.<br />

XI. El rescate del tiempo<br />

No se trata de un relato de ficción. de los libros de texto, y no de texto,<br />

se ha eliminado la sucesión lineal. Sus páginas son un puñado de hechos escogidos<br />

al albur de los intereses de la clientela en plaza y mando. Paralelamente,<br />

el espacio geográfico está sujeto a la misma metodología, y en ambos<br />

casos el interés esencial es reducir lo percibido a un maremágnum arbitrario<br />

cuya clave e hilo conductor proporciona el comisario que en cada caso corresponde.<br />

No hay jerarquías: El descubrimiento de américa, si se cita, no<br />

tiene mayor rango que las expediciones comerciales del gremio de tenderos<br />

local desde su pueblo a la costa; la cerda trasladada por dos vagabundos sustituye,<br />

con ventaja, a Babieca y a Bucéfalo; las últimas pateras arribadas a canarias<br />

desbancan a La Pinta, La Niña y la Santa María. En esa bruma confusa<br />

en la que han desaparecido o se confunden personas, fechas y cosas es extraordinariamente<br />

fácil seleccionar, moldear y falsear la Historia, empobrecerla<br />

hasta los insospechados límites que permiten la mediocridad normativa, la tribalización<br />

acelerada y la infantilización simplista de los planes de estudio.<br />

Sin cronología lineal ni localizaciones espaciales no hay tampoco posibilidad<br />

de juicio ético alguno porque, al eliminar el tiempo, desaparecen las<br />

relaciones causa-efecto, la responsabilidad moral y el perfil existencial de cada<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

119


MErcEdES roSúa<br />

individuo. Éste sobrenada, fugazmente, en un mar de sensaciones digitales a<br />

las que responde con actos prácticamente reflejos y originados por las substancias<br />

que, como también ocurre con sus congéneres, discurren por su persona.<br />

a partir de ahí el mecanismo de vileza asumida, que convierte en<br />

cómplices de las acciones del Gobierno, por muy canallas que éstas sean, a<br />

los ciudadanos, tiene paso franco, como lo tiene la división de la sociedad<br />

en, por una parte, la grey de clientelas-víctimas y, por otra, los trabajadores<br />

expoliados para cebar a los primeros con el producto de su esfuerzo.<br />

La memoria está, lógicamente, proscrita. La habitación mental de los<br />

conocimientos personales, de esa sabiduría intransferible que cristaliza desde<br />

edades tempranas de la vida y constituye a partir de ahí el seguro alimento<br />

de la existencia, se encuentra desvencijada y casi vacía. Por su puerta abierta<br />

entran y salen las corrientes de mensajes demasiado numerosos, breves y preparados<br />

para el inmediato consumo como para ser transformados en sabiduría.<br />

Ninguno de esos retazos de sapiencia tiene el marchamo del esfuerzo<br />

propio, de la lentitud laboriosa y la gratificación final del hallazgo, de la plasticidad<br />

y ambición sin límites de la primera juventud y de la infancia. Hay<br />

una habitación vacía en quienes tienen derecho a saber. Y espera a los<br />

historiadores que recuperen las eras, los siglos, las épocas, los grandes<br />

sucesos, las figuras señeras, los hitos que marcaron la singladura de<br />

millones de vidas, el mal y el bien que no llovieron de los modelos platónicos<br />

sino de seres con apellidos y nombres. como los de los que arrebataron<br />

la enseñanza, la cultura, el saber, la excelencia, hasta el día de hoy.<br />

Quizás éstos nunca contaron conque los historiadores acabarían viniendo<br />

al rescate.<br />

XII. Rescate de presos<br />

derribado el castillo del lenguaje, totalitario por parcelas y al hispánico<br />

modo, abiertas las mazmorras, el rescate de presos deberá complementarse<br />

con una larga recuperación. Ha sido muy larga la imposición dual,<br />

la ficción maniquea. En principio existirá el instintivo miedo a la herejía ante<br />

afirmaciones como que nunca hubo dos Españas, que jamás existieron dos<br />

bloques monolíticos, caínes y abeles, república idílica y fascismo malvado;<br />

que lo que vale en poesía o como expresión coyuntural sociológica no es de<br />

recibo en análisis dignos de ese nombre. Será difícil la renuncia al automatismo<br />

derechas, izquierdas. Y no sólo en el caso de los que así se consideran,<br />

sin mayor trabajo intelectual ni moral, incluidos en el grupo de izquierdas, ergo,<br />

de los buenos, sino también entre los que, por reacción a la manipulación<br />

neototalitaria de los términos y a la ruinosa opresión de las clientelas, han<br />

adoptado verbología y formas del adversario, se confiesan orgullosamente<br />

de derechas y, con la alegría del converso, se dejan llevar por el entusiasmo más<br />

120 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


HISTorIadorES aL rEScaTE<br />

allá de la lucidez, claman por la privatización de absolutamente hasta el último<br />

servicio y resumen la solidaridad al ejercicio de la caridad en casos extremos.<br />

En este sentido, una notable y no poco irónica distopía sería la justificación<br />

de agresiones de todo tipo a países y gentes sin sistemas democráticos en<br />

nombre de la democracia. La utopía seguirá mereciendo la pena, y también<br />

habrá que salvarla, no sólo de los que han vivido oficialmente a su costa, sino<br />

también de la lógica reacción contra ellos.<br />

XIII. Utopías segunda fase<br />

Tímidamente, a través de la espesa capa de desilusión que cubre lo que<br />

fueron proyectos, esperanzas, ideales, emergen análisis nuevos en los que la<br />

crisis económica actúa a la vez como enterrador de confortables credos platónicos<br />

y como partera de un porvenir y una toma de conciencia apegados<br />

a la tierra. como observan algunas publicaciones3 , los europeos gritan, gimen<br />

y se indignan ante la idea, probada por los hechos, de que el sistema de bienestar<br />

gratuito para todos, la seguridad de la cuna a la tumba y el progreso<br />

continuo tan fiable como la aparición del Sol y de la Luna sólo fueron hermosas<br />

quimeras ajenas a los imperativos de la realidad. Fue bello, mientras<br />

duró, apurar sorbitos de utopía con las espaldas bien cubiertas y las fronteras,<br />

en caso de auténtica necesidad, defendidas por los soldados y el dinero de<br />

otros. de repente la necesidad de trabajar y producir más y mejor, de vivir<br />

con menos, de sentirse seguro y de buscarse las formas de mejorar la propia<br />

existencia ha sacudido y hecho caer un edificio fragilísimo porque carecía del<br />

cemento y del cimiento de la clara conciencia del esfuerzo y de los precios:<br />

Ha volado de un soplo la casita de paja de la felicidad progresiva y por decreto,<br />

en la que, una vez todas las necesidades básicas ampliamente garantizadas,<br />

se podía incluso jugar a la angustia de buen tono y a la manifestación<br />

antisistema semanal.<br />

La desaparecida felicidad de renta fija no deja como panorama el vacío,<br />

sino algo mucho más peligroso: la rapiña inmisericorde de las hordas que<br />

han vivido, y aún viven, del moribundo mito del Seguro Progreso y que tienen<br />

larga práctica en picotear víctimas y en arrebatar despojos. Porque la regresión<br />

puede ser durísima y llevarse por delante logros, en derechos<br />

humanos y laborales, en equidad legal y en protección de los más débiles,<br />

que en Europa constituyen la médula de su idea de civilización. Ésta puede<br />

ser salvada, pero no sin la eliminación del cáncer tribal de cuantos aspiran a<br />

vivir de las indefinidas rentas del chantaje en nombre de las profesiones de<br />

fe angélicas y gracias a los dividendos de la partitocracia. cuanto más sube<br />

el petróleo y cuanto más inseguras e imprevisibles se hacen las fuentes de<br />

aprovisionamiento y la situación mundial, más se desmorona la fachada de<br />

3 «charlemagne: calling time on progress». The Economist. July. 17 th -2010.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

121


MErcEdES roSúa<br />

hipocresía que ha permitido, a gobiernos de corto plazo electoral y muchas<br />

ganas de reparto del pastel estatal, prometer el trabajo, estudio, vida laboral<br />

y productividad mínimos y el bienestar máximo. Por supuesto, es perfectamente<br />

posible retirarse a una comuna rupestre, trabajar dos horas al día, enmarcar<br />

diplomas de estudios sin el menor rigor ni relevancia, desplazarse sin<br />

gastar energía externa alguna, jubilarse a los cincuenta años. Pero esto no se<br />

compadece con moderna atención hospitalaria, calor en invierno, tres comidas<br />

al día, posibilidad de largos desplazamientos, envejecimiento soportable<br />

y larga esperanza de vida. Por no hablar del panorama que hallarían los<br />

amigos del todo el mundo es bueno en un simple periplo por África, en cuyas<br />

profundidades podrían, por ejemplo, disfrutar el espectáculo de la esposa a<br />

la que, tras cortarle la pierna en un rapto de mal humor, el marido ha dejado<br />

tranquilamente desangrarse y que las fieras se encarguen de la limpieza de<br />

restos. Un evento más entre los masai, esos chicos tan fotogénicos, a cuyas<br />

mujeres no hay feminista que les escriba. Porque hay otro fenómeno perfectamente<br />

nuevo en espera de cronistas: coexisten por primera vez en el Planeta<br />

todas las eras de la especie humana, de la espacial a la de piedra, de la<br />

magia y los ritos tribales como únicas leyes al código de derecho internacional.<br />

No hay mito del Progreso que valga sin que los individuos lo vayan construyendo<br />

con la adaptación y cambio de sus formas de vida y con la lucidez<br />

respecto a los precios y las consecuencias que tienen todos y cada uno de los<br />

bienes y de los actos. En este sentido, con un poco de suerte, podríamos<br />

estar asistiendo, no al final de las utopías, sino al de sus clientelas.<br />

El desolador panorama de las clientelas de la Utopía tiene como víctima<br />

principal cuanto de positivo las utopías representaron y representan. El<br />

sistema de clientelas no es un error, ni un desvío en la aspiración a mundos<br />

mejores. Es exactamente su perversión, su opuesto. Las clientelas se nutren<br />

extrayendo la sustancia misma de lo que fueron nobles ideales, generosos<br />

sentimientos, y dejan la cáscara gris, el señuelo de lo que fue solidaridad, desprendimiento,<br />

audacia. El rescate es posible, pero sólo si se extiende la clara<br />

conciencia de que quienes viven –y son multitud- de esta trama no abandonarán<br />

sin áspera lucha la piel y venas de su huésped, el rosario de feudos, tribus<br />

localistas, comisariados sociales, políticos, sexuales, pedagógicos, las<br />

células de vigilantes para la igualdad y la fraternidad, las agrupaciones pro<br />

reparto de ayudas para películas edificantes basadas en el catecismo de la<br />

iglesia política oficial, la nómina, casi infinita del victimario que, además, en<br />

España se nutre del cuerpo de una nación débil, desmembrada, acomplejada<br />

y acéfala en la que, durante décadas, ha bastado con la amenaza ¡Que te digo<br />

franquista, que te digo facha! para silenciar al oponente y cometer, con patente<br />

de corso, las peores tropelías. El vasto sector de los utópicos subvencionados<br />

tiene a su favor un arma primordial: la falta de escrúpulos soldada a la imposibilidad<br />

de vivir de otra manera, puesto que no les asisten valía, trabajo, obra<br />

ni mérito. Es un formidable blindaje.<br />

122 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones


HISTorIadorES aL rEScaTE<br />

Y sin embargo la aspiración a lo mejor, a la humanización de lo humano,<br />

posee una fuerza irrenunciable que impulsa hacia arriba cuando se<br />

toca el fondo, que perdura como el sabor de la verdadera libertad. Hará falta<br />

una larga tarea de limpieza y rescate, será difícil renunciar a los cómodos automatismos<br />

duales, a la aparente bondad garantizada por simple imposición<br />

de lo mediocre. A España le espera la tarea de su verdadera transición,<br />

la más difícil, sin tribus y contra las tribus, con Educación, conocimientos,<br />

sabiduría, Humanismo, Historia. Sólo con un mosaico de libertades e individuos<br />

puede hacerse. Vivimos en un movible, cambiante archipiélago de<br />

parcelas totalitarias. Y, asimismo, el idealismo utópico configura de continuo<br />

sus propios archipiélagos, que pueden ser benéficos<br />

Las utopías han servido, y continuarán aún sirviendo, a fines tan espurios<br />

que éstas pueden parecer irrecuperables, patologías de edades pasadas<br />

afines al fanatismo. Han tenido, con los totalitarismos, los más letales y después,<br />

con las clientelas, los más viles compañeros de viaje. Pero, de perderse<br />

las utopías de manera absoluta, las iglesias del clero estatal podrían instalarse<br />

como sujeto histórico que miraría con el mayor desdén, desde su trono papal,<br />

cuanto no fuera ellas mismas, englobado en el calificativo de superstición e<br />

idealismo improductivo. El objeto sería reemplazado por la cantidad y rapidez<br />

de su elaboración, por la accesibilidad inmediata, como la copia en tres dimensiones<br />

que está anunciando la posibilidad de inundar el mercado de auténticos<br />

Stradivarius4 , perfectos y perfectamente ajenos al desarrollo individual,<br />

a lo irrepetible del factor humano.<br />

La utopía será el último, necesario reducto de valores universales, incómodos,<br />

no rentables, a la vez imprescindibles e imposibles por su propia<br />

naturaleza.<br />

Y, como las guerras justas y perdidas, la utopía y su rescate, valdrán,<br />

una vez más, la pena.<br />

4 «Print me a Stradivarius». The Economist. Feb. 12th-2011.<br />

Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />

123


Learning to Fly<br />

Into the distance, a ribbon of black<br />

Stretched to the point of no turning back<br />

a flight of fancy on a windswept field<br />

Standing alone my senses reeled<br />

a fatal attraction is holding me fast,<br />

How can I escape this irresistible grasp?<br />

can't keep my eyes from the circling skies<br />

Tongue-tied and twisted, just an earth-bound misfit, I<br />

Ice is forming on the tips of my wings<br />

Unheeded warnings, I thought, I thought of everything<br />

No navigator to find my way home<br />

Unladened, empty and turned to stone<br />

a soul in tension -- that's learning to fly<br />

condition grounded but determined to try<br />

can't keep my eyes from the circling skies<br />

Tongue-tied and twisted just an earth-bound misfit, I<br />

above the planet on a wing and a prayer,<br />

My grubby halo, a vapour trail in the empty air,<br />

across the clouds I see my shadow fly<br />

out of the corner of my watering eye<br />

a dream unthreatened by the morning light<br />

could blow this soul right through the roof of the night<br />

There's no sensation to compare with this<br />

Suspended animation, a state of bliss<br />

can't keep my mind from the circling skies<br />

Tongue-tied and twisted just an earth-bound misfit, I<br />

(Pink Floyd. A Momentary Lapse of Reason. 1987)


Nota editorial<br />

Este libro constituye el primer número de la colección Temas y perspectivas<br />

de la Historia, editada por la asociación de Jóvenes Historiadores - Estudios<br />

Interdisciplinares (aJHIS).<br />

Iván Pérez Miranda y Javier González-Tablas Nieto<br />

(coordinadores de la comisión editorial de aJHIS)<br />

Salamanca, septiembre de 2011<br />

Más información sobre aJHIS en:<br />

http://sites.google.com/site/ajhisei

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