HERNÁNDEZ HUERTA, José Luis; SÁNCHEZ BLANCO ... - AJITHE
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HISTORIA Y UTOPÍA. Estudios y reflexiones
Historia y Utopía<br />
EstUdios y rEflExionEs<br />
<strong>José</strong> luis Hernández Huerta<br />
laura sánchez Blanco<br />
francisco J. rebordinos Hernando<br />
alexia Cachazo Vasallo<br />
(Editores)<br />
Colección Temas y perspectivas de la Historia, núm. 1
Editores: Dr. <strong>José</strong> <strong>Luis</strong> Hernández Huerta, Laura Sánchez Blanco, Francisco J. Rebordinos<br />
Hernando, Alexia Cachazo Vasallo.<br />
Comité editorial: Iván Pérez Miranda, Álvaro Carvajal Castro, Amaia Goñi Zabalegui,<br />
Clara Hernando Álvarez, Enrique Hernández Prieto, Francisco <strong>José</strong> Vicente Santos, Isaac<br />
Martín Nieto, Javier González-Tablas Nieto, <strong>José</strong> Manuel Aldea Celada, María de los Reyes<br />
Soto García, Paula Ortega Martínez.<br />
Entidades, instituciones y agrupaciones científicas colaboradoras: Universidad de Salamanca,<br />
Fundación Salamanca Ciudad de Saberes, Asociación de Jóvenes Investigadores<br />
de Teoría e Historia de la Educación (<strong>AJITHE</strong>), Asociación de Jóvenes Historiadores<br />
(AJHIS).<br />
© Los autores<br />
© AJHIS<br />
© De la presente edición: Los editores<br />
I.S.B.N.: 978-84-939482-1-4<br />
Depósito legal: S. 1400-2011<br />
Diseño y composición: <strong>José</strong> <strong>Luis</strong> Hernández Huerta<br />
Edita: Hergar ediciones Antema.<br />
Realiza: Gráficas Lope<br />
C/ Laguna Grande, 2 (Pol. Ind. El Montalvo II)<br />
Telfs: 923 19 41 31 - 923 19 39 77<br />
37008 Salamanca<br />
www.graficaslope.com<br />
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden<br />
reproducirse, registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de<br />
información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico,<br />
fotoquímico, magnético o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier<br />
otro, sin permiso previo por escrito de los titulares del Copyright.
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
sUmario<br />
De la promesa de lo imposible y la posibilidad de lo inverosímil:<br />
Historia y Utopía 7<br />
La democracia en la España del siglo XX: de la intransigencia al pluralismo<br />
Manuel Álvarez Tardío 11<br />
Utopías de ayer y de hoy. Posthumanismo y animalismo, ¿nuevos horizontes<br />
utópicos de la humanidad?<br />
Francisco T. Baciero Ruiz 27<br />
El trabajo femenino: utopía y realidad social<br />
Silvia Medina Quintana 45<br />
En torno a los orígenes empíricos de la utopía del mundo al revés. Seguido<br />
de un apéndice sobre la etimología del témino Cocaingne<br />
Teodoro Crespo Mas 63<br />
El papel del artista africano actual en la construcción del discurso<br />
utópico<br />
Beatriz Leal Riesco 83<br />
Historiadores al rescate<br />
Mercedes Rosúa 103
DE la pRomESa DE lo ImpoSIBlE y la poSIBIlIDaD DE<br />
lo INvERoSímIl:<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
HIStoRIa y Utopía<br />
Posiblemente sea uno de los rasgos definitorios de nuestro tiempo, los<br />
albores del siglo XXI, la progresiva degradación, cuando no absoluto extrañamiento,<br />
de la imaginación. El Hombre ya no se siente capaz de proponer<br />
un mundo mejor, más libre, más justo y más solidario, que trascienda los límites<br />
de los horizontes inmediatos. Las comodidades y seguridades ofrecidas<br />
por el Estado del Bienestar, al menos en Occidente, han mermado la capacidad<br />
de previsión, acción y reacción de los individuos ante los retos que la<br />
existencia lanza. El concepto de progreso, al saberse que no es ni exponencial<br />
ni gratuito, muy al contrario, ha mutado, pasando a designar lo obvio u otra<br />
cosa sustancialmente distinta a la originaria: en una de sus vertientes, suele<br />
hacer referencia a un portentoso avance científico o un notable refinamiento<br />
de la tecnología, y, en otra de ellas, a un totum revolutum donde reina el relativismo<br />
de todo género, el cajón de sastre en el que incluir lo último, lo más in,<br />
sin más criterios para su selección que los impuestos por lo que se ha venido<br />
a denominar politically correct. Los constantes mensajes que auguran un inminente<br />
fin del mundo que nunca llega empobrecen, empequeñecen y arrugan<br />
a la Humanidad, que olvida las generaciones venideras y, sobre todo, las aún<br />
no anunciadas. El aquí y ahora marcan el ritmo vital de individuos, organizaciones<br />
y sociedades por entero. Y así, el futuro, paulatinamente, se va desdibujando<br />
y la historia, ahora mutable y al servicio del presente, cede ante la<br />
memoria.<br />
Son, ciertamente, tiempos de tribulación para utopías, al menos para<br />
esas que se distinguen por su nobleza, envergadura, robustez, profundidad y<br />
amplitud de miras. No así para sus contrarias, que tienden a proliferar en un<br />
clima tal, aprovechando el generalizado letargo –inducido o voluntario- de<br />
las células grises del ciudadano medio, cada vez menos exigente consigo mismo<br />
y con los demás, tendente a no considerar un futuro allende su existencia,<br />
ansioso de certezas y seguridades, habituado a inhibirse en el uso y disfrute<br />
de su libertad, renuente, por imposibilidad o cobardía, a proyectarse más allá<br />
del tiempo y del espacio.<br />
7
HISTORIA Y UTOPíA. ESTUDIOS Y REFLEXIONES<br />
No obstante lo cual, existen individuos, siempre lo han hecho y lo seguirán<br />
haciendo, que, enérgica e infatigablemente, bregan para que utopías<br />
de nobles ideales y escrupulosas formas se hagan realidad, que buscan, encuentran<br />
y propagan esa chispa adecuada que templa la razón e inflama el<br />
valor del Hombre e invita a éste a aventurarse en parajes ignotos, sólo imaginados,<br />
tras la promesa de lo imposible y la posibilidad de lo inverosímil.<br />
Este libro, que lleva por título Historia y Utopía. Estudios y reflexiones,<br />
compuesto por seis trabajos de investigación, tiene la finalidad de arrojar renovada<br />
luz sobre ideas, personas y hechos que han propiciado, progresivamente,<br />
con periodos de apertura y de cierre, no sin notables riesgos, esfuerzos<br />
y sacrificios, la libertad y el progreso de la Humanidad en todos los órdenes<br />
de la vida, cuáles han sido las encrucijadas y las trayectorias posibles, qué<br />
utopías se han realizado y qué realidades han desvelado utopías miserables,<br />
esto es, a fin de cuentas, ahondar en lo que el Hombre, en su infinito afán de<br />
ser y de ser más y mejor, ha hecho de sí mismo y de la realidad circundante<br />
a través del tiempo y el espacio. Es, asimismo, una apuesta por otra Historia,<br />
adaptada a las exigencias de nuestro tiempo, nueva en formas, contenidos y<br />
estilos, sencilla y viva, más rica en reflexiones, alejada del «metodismo» académico,<br />
pero igual de erudita y rigurosa, respetuosa con los principios de realidad<br />
y causalidad, generosa en perspectivas, orientada por la razón y el<br />
sentido común y, sobre todo, desvinculada de ideologías, políticas y justicias.<br />
«La democracia en la España del siglo XX: de la intransigencia al pluralismo».<br />
Así se titula el primero de los estudios compendiados, debido a Manuel<br />
Álvarez Tardío, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid).<br />
Aquél versa acerca del largo y difícil camino recorrido por España durante<br />
el siglo XX para lograr, finalmente, en diciembre de 1978, el imperio de la<br />
ley, de las libertades públicas y privadas, de los deberes de los ciudadanos<br />
para con la res-publica y de las garantías sociales mínimas, materializado todo<br />
ello en un sistema democrático de corte liberal, suficientemente amplio como<br />
para que todos los actores de la vida pública encuentren y dispongan de su<br />
espacio. Para lo cual el autor se ha detenido en dos momentos de inflexión<br />
de la historia reciente de España, la II República y la Transición, echando<br />
por tierra buena parte de los mitos que, interesadamente, han ido surgiendo<br />
en torno a tales períodos.<br />
A continuación, se presenta el estudio del profesor de la Universidad<br />
de Salamanca Francisco T. Baciero Ruiz, titulado «Utopías de ayer y de hoy.<br />
Posthumanismo y animalismo. ¿Nuevos horizontes utópicos de la Humanidad?».<br />
En éste, entre otras cosas, se ha puesto de manifiesto la radical necesidad<br />
que el Hombre tiene de trascender lo circunstancial, de pensar-se más allá<br />
de tiempos y espacios, es decir, la natural propensión utópica del ser humano.<br />
Así, partiendo de la noción moderna de utopía, fuente de inspiración para<br />
todas las que llegaron durante la época contemporánea, ha analizado, de<br />
8 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
DE LA PROMESA DE LO IMPOSIBLE Y LA POSIBILIDAD DE LO INVEROSíMIL: HISTORIA Y UTOPíA<br />
forma crítica, dos de las propuestas utópicas actuales, el animalismo y el posthumanismo,<br />
que anuncian, en buena medida, el fin del Hombre, ya como especie<br />
diferenciada y superior al resto de los animales, ya como forma de vida<br />
supeditada a las leyes de la biología; es decir, que el ser humano deja de serlo<br />
para convertirse en otra cosa, en apariencia semejante, pero sustancialmente<br />
distinta, pasando a gozar de otra condición, situación y papel en el cosmos.<br />
La tercera de las investigaciones, «El trabajo femenino: utopía y realidad<br />
social», es de Silvia Medina Quintana, historiadora de la Universidad de<br />
Oviedo. En aquélla se ha bosquejado las trayectorias seguidas por la mujer<br />
encaminadas hacia la conquista, a través del trabajo, de la emancipación social<br />
y económica, de lo que es, en buena medida, la colonización de más y mejores<br />
parcelas de libertad en la vida pública y privada. Para lo cual la autora, sirviéndose<br />
de textos y otras fuentes de primera mano, ha trazado un recorrido<br />
histórico de amplio espectro, iniciándolo en la Antigüedad, haciendo hincapié<br />
en la Roma clásica y finalizándolo al filo del siglo XXI, desvelando a su paso<br />
las transformaciones estructurales y antropológicas que han propiciado, al<br />
término del camino, la progresiva y, en cierto modo, conflictiva incorporación<br />
de la mujer al mundo profesional y laboral en condiciones semejantes a las<br />
del hombre o, al menos, no tan distantes.<br />
Luego, se presenta el estudio que lleva por título «En torno a los orígenes<br />
empíricos de la utopía como mundo al revés. Seguido de un apéndice sobre<br />
la etimología del término Cocainge», debido a la pluma del investigador de la<br />
Universidad Carlos III (Madrid, España) Teodoro Crespo Mas. El autor, poniendo<br />
de relieve la dimensión mítico-ritual de las utopías y fiestas de inversión<br />
antiguas y populares modernas, casi siempre vinculadas a las regiones<br />
donde los muertos habitan, ha ahondado en los orígenes primigenios de las<br />
utopías, cuyo común denominador fue la consideración de la existencia de<br />
otras realidades, de un más allá posible, de mundos al revés donde la felicidad<br />
campa por sus respetos, principalmente en forma de abundancia y ausencia<br />
de penurias y calamidades. Asimismo, como colofón, se ha lanzado una razonable,<br />
sugerente y novedosa hipótesis acerca de la etimología del término<br />
Cocaingne, haciéndola derivar de la raíz coq (gallo).<br />
En quinto lugar, el estudio Beatriz Leal Riesco, investigadora que<br />
desarrolla su actividad a caballo entre Salamanca (España) y New York<br />
(EEUU), titulado «El papel del artista africano actual en la construcción del<br />
discurso utópico». En éste se hace un repaso de las principales aportaciones<br />
del séptimo arte a la emancipación social, política y cultural de África desde<br />
los procesos de descolonización hasta la actualidad. Se indaga en la necesidad<br />
de construir una nueva idea del continente, en los actuales discursos, ricos<br />
en ideas y variados en contenidos, medios y fines, acerca de aquél que se difunde<br />
a través de la gran pantalla, una de las principales vías, a día de hoy,<br />
dada la pandemia de analfabetismo que sufre el continente, para la extensión<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
9
10<br />
HISTORIA Y UTOPíA. ESTUDIOS Y REFLEXIONES<br />
e incremento del acervo cultural autóctono y foráneo. En definitiva, se presenta<br />
a los cineastas africanos como una de las principales y más eficaces correas<br />
de distribución de las nuevas tendencias del pensamiento encaminadas<br />
a la liberación, dignificación y promoción social, cultural y política de las distintas<br />
naciones que conforman África.<br />
El último de trabajos compendiados es obra de la escritora y pensadora<br />
Mercedes Rosúa. Este ensayo lleva por título «Historiadores al rescate». Partiendo<br />
de la teoría general de las clientelas de la utopía, formulada in extenso por<br />
la autora en 2006, ha desvelado parte de la tupida red de clientelismos históricos<br />
y de la Historia que, poco a poco, con pasmosa meticulosidad y sin pudor<br />
alguno, se ha ido tejiendo en Occidente durante las últimas décadas. Dicho<br />
fenómeno, novedoso por sus proporciones, ha derivado en la proliferación,<br />
cual plaga de hongos, especialmente en España, de las clases parásitas, esas que,<br />
aun sin oficio, mérito, riesgo y capacidad, obtienen pingües privilegios sociales<br />
y beneficios económicos, siempre a costa de terceros y a cuenta de los dineros<br />
públicos, y que, además, se apropian de sociedad, cultura, educación, verdad,<br />
tiempo, espacio, ética y estética, proscribiendo o liquidando a su paso cualesquiera<br />
trazas de lo bueno y lo bello construido por el Hombre. Todo lo cual<br />
acompañado de un amplio y ambicioso plan de acción para los historiadores,<br />
principalmente para los noveles, a través del cual Historia y Utopía serán rescatadas<br />
y Futuro, Justicia y Libertad volverán a ser los combustibles que alimenten<br />
el motor de la Humanidad: «La utopía –dice Rosúa- será el último,<br />
necesario reducto de valores universales, incómodos, no rentables, a la vez<br />
imprescindibles e imposibles por su propia naturaleza. Y, como las guerras<br />
justas y perdidas, la utopía y su rescate, valdrán, una vez más, la pena».<br />
Dr. <strong>José</strong> luis Hernández Huerta<br />
laura Sánchez Blanco<br />
Francisco <strong>José</strong> Rebordinos Hernando<br />
alexia Cachazo vasallo<br />
(Coordinadores de la publicación)<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
La democracia en La españa deL sigLo XX:<br />
de La intransigencia aL pLuraLismo<br />
dr. manuel Álvarez tardío<br />
Universidad Rey Juan Carlos. Madrid<br />
E-mail: manuel.tardio@urjc.es<br />
«Si los ángeles gobernaran a los hombres, no sería necesario imponer controles<br />
internos ni externos sobre el gobierno. La gran dificultad al configurar un gobierno<br />
administrado por hombres y para los hombres es ésta: en primer lugar se ha<br />
de posibilitar que el gobierno controle a los gobernados; y a continuación, se le ha<br />
de obligar a controlarse a sí mismo. La dependencia del pueblo es, sin duda, la principal<br />
contención del gobierno; pero la experiencia ha enseñado a la humanidad que<br />
son necesarias precauciones auxiliares». James Madison, 6 de febrero de 1788.<br />
En 2011 se han cumplido ochenta años de la proclamación de la Segunda<br />
República en España, y setenta cinco del comienzo, en el mes de julio<br />
de 1936, de una terrible guerra civil. Ya está próximo el siglo de historia desde<br />
que aquellos acontecimientos tuvieron lugar, tanto como la posibilidad de<br />
que la democracia española actual logre batir el record que sigue teniendo la<br />
Monarquía de la Restauración (1876-1923) como el período más largo de estabilidad<br />
constitucional –casi cincuenta años– en la historia contemporánea<br />
de España.<br />
No parece, sin embargo, que esa lejanía en el tiempo esté sirviendo<br />
para que el pasado español, en lo concerniente al período de entreguerras,<br />
sea sólo una preocupación de los historiadores. De hecho, no es difícil constatar<br />
que desde mediados de los años noventa, el pasado ha vuelto a planear<br />
sobre la vida pública española. Y lo ha hecho de un modo que casi nadie<br />
pronosticó. En el debate parlamentario, y de forma mucho más clara en la<br />
opinión publicada en la prensa, se ha puesto de manifiesto que una parte de<br />
la sociedad española estaba ansiosa por encontrar el momento político adecuado<br />
para incorporar el pasado a la confrontación ideológica actual. No se<br />
trata, por supuesto, de un debate entre historiadores, aunque también estos<br />
puedan aparecer en la tribuna pública como creadores de opinión. Es algo<br />
bien distinto. Su finalidad no es mejorar el conocimiento científico de nuestro<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones 11
MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />
pasado más reciente y contrastar investigaciones rigurosas sobre el mismo,<br />
sino conformar las diferentes perspectivas sobre el pasado que se utilizan en<br />
el ámbito de la pugna ideológica.<br />
Puede parecer, por lo que a veces se publica en la prensa, que todo<br />
esto se explica como parte de la reparación simbólica o material de las víctimas<br />
de la dictadura franquista. Sin embargo, lo que subyace a esa reimplantación<br />
del pasado en la lucha política tiene que ver con un problema de mayor<br />
enjundia y que los historiadores llevan décadas debatiendo, sin duda con amplio<br />
provecho para sus lectores: por qué no fue posible la consolidación de<br />
una democracia en la España anterior al estallido de la guerra civil.<br />
i<br />
En muchos estudios y en una versión que podríamos calificar de bastante<br />
divulgada, se ha sostenido que la falta de democracia en la España del<br />
siglo XX se debió a problemas de orden estructural, es decir, al peso de supuestos<br />
que durante mucho tiempo se han considerado indiscutibles: una industrialización<br />
fallida y un campo atrasado, con terratenientes egoístas y<br />
cientos de miles de jornaleros explotados o desempleados. a esto suele añadirse<br />
la consideración de que España era un país de analfabetos y que, por<br />
usar una expresión bastante conocida, la España oficial no estaba a la altura<br />
para emprender una profunda modernización y europeización.<br />
Puede haber algo de verdad en todo esto, aunque ya hace tiempo que<br />
diversos estudios han matizado, si no desmontado, este tipo de argumentaciones.<br />
Lo económico puede ser relevante, pero no determinante. Basta observar<br />
el caso alemán para caer en la cuenta de que el país más industrializado<br />
y competitivo de la Europa de 1914 no sólo fue responsable de la I Guerra<br />
Mundial sino también el padre de uno de los totalitarismos más abominables<br />
de la historia de Europa. Por lo demás, y sin entrar en consideraciones más<br />
extensas, ni España fue ese país atrasado, analfabeto y corrupto que tantas<br />
veces se ha descrito, ni hay pruebas concluyentes de que aspectos como el<br />
desempleo, la crisis económica o la estructura de la propiedad agraria fueran<br />
los verdaderamente relevantes para explicar la diferencia entre la Finlandia y<br />
la España de los años treinta. Los estudios dirigidos por Juan <strong>José</strong> Linz y alfred<br />
Stepan demostraron ya a finales de los años setenta del siglo veinte, que<br />
para explicar la quiebra de las democracias en la Europa de entreguerras no<br />
bastaba con acudir a la ecuación crisis económica-desempleo-dictaduras.<br />
Si con algo tiene que ver el problema experimentado por los españoles<br />
para consolidar una democracia, esto es la difícil relación que se ha dado a lo<br />
largo del siglo XX entre libertad, pluralismo y competencia por el voto. al<br />
igual que en otros países de nuestro entorno, la democratización no se agotaba<br />
en el simple hecho de reconocer el derecho al voto de todos los ciuda-<br />
12 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />
danos mayores de edad. Era un proceso complejo que iba desde el diseño<br />
de unas reglas del juego compartidas por todos los que iban a verse implicados<br />
en la disputa electoral, hasta la difícil aceptación de la derrota, si esta llegaba<br />
a producirse. Dicho de otro modo, la democratización era un largo<br />
camino de compromiso con el pluralismo ideológico y de respeto por las reglas<br />
del juego que hacían posible la alternancia pacífica en el poder. Pero no<br />
todos lo vieron y pensaron así; no todos, por supuesto, estaban dispuestos a<br />
asumir que la democracia no era una panacea que resolvería de la noche a la<br />
mañana el conflicto entre los ciudadanos de un mismo Estado, asegurando<br />
la uniformidad de opiniones y permitiendo trasladar un único programa político<br />
a la Constitución. En esa disputa reside, a mi modo de ver, uno de los<br />
laberintos inextricables del debate político de la España del novecientos; por<br />
otro lado, nada diferente a lo ocurrido en Italia, austria, alemania, Grecia,<br />
Portugal y tantos otros países vecinos de la Europa occidental.<br />
«No hay ninguna palabra que haya recibido significaciones más diferentes<br />
y que haya impresionado los ánimos de maneras tan dispares como la<br />
palabra libertad. Unos la han considerado como la facultad de deponer a<br />
quien habían dado un poder tiránico; otros, como la facultad de elegir a quien<br />
deben obedecer; otros, como el derecho de ir armados y poder ejercer la violencia;<br />
y otros, por fin, como el privilegio de no ser gobernados más que por<br />
un hombre de su nación o por sus propias leyes». 1 Esta frase fue escrita por<br />
Montesquieu, pero bien podría haberla firmado algún analista de la política<br />
europea del período de entreguerras. En verdad, las dos décadas que transcurrieron<br />
entre la primera y la segunda guerra mundiales fueron uno de los<br />
momentos de mayor efervescencia política de la era contemporánea. Y como<br />
tal, muchos de los significados habituales hasta entonces en el lenguaje político<br />
experimentaron importantes transformaciones, o simplemente surgieron<br />
o se consolidaron otros nuevos. Esa mudanza en el lenguaje fue reflejo de<br />
una transformación vertiginosa de la vida política, de creciente descrédito de<br />
la práctica parlamentaria, así como de una crisis intelectual que venía del cambio<br />
de siglo y de los efectos morales de la Gran Guerra, cuando «una generación<br />
entera de jóvenes quedó amargada y embrutecida por la experiencia» 2 .<br />
Si en 1919 la Europa de posguerra afrontaba su futuro con la inauguración<br />
de nuevos países tras la desaparición de los últimos imperios y la democracia<br />
se extendía con relativo éxito, a mediados de la década de los treinta<br />
la radiografía de la política europea era sustancialmente diferente: el régimen<br />
1 Montesquieu, Del espíritu de las leyes, Tecnos, Madrid, p. 106.<br />
2 Comillas, en Richard overy, El camino hacia la guerra, Espasa Calpe, Madrid, 2009,<br />
p. 21. La crisis intelectual, en R.N. Stromberg, Historia intelectual europea desde 1789, Debate,<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
ii<br />
13
MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />
fascista se había consolidado en Italia; la República de Weimar había sucumbido<br />
y dado paso a la dictadura nacional-socialista; Portugal, austria y otros<br />
tantos países de la Europa del Este y de los Balcanes estaban regidos por sistemas<br />
autoritarios de diverso cuño; y la dictadura comunista en la Unión Soviética<br />
gozaba de una buena salud que pocos hubieran pronosticado al final<br />
de la Gran Guerra3 .<br />
De este modo, si la política europea posterior a 1919, con alguna excepción<br />
como la de Rusia, parecía estar caracterizada por la expansión de la<br />
participación democrática, la conquista de nuevos derechos sociales y el aumento<br />
del presupuesto y la actividad de los Estados, en apenas dos décadas<br />
una buena parte de las sociedades europeas habían perdido toda esperanza<br />
de consolidar una democracia y estaban inmersas en experimentos de diverso<br />
tipo caracterizados por la desconfianza en los grandes principios liberales<br />
que habían regido el constitucionalismo y el parlamentarismo durante décadas.<br />
El corporativismo autoritario en las derechas y el lenguaje de la revolución<br />
en las izquierdas obreras campaban por sus respetos. «Credos<br />
antiliberales y antidemocráticos» que habían ganado terreno desde finales del<br />
siglo XIX se expandieron rápidamente tras la Gran Guerra «a través de un<br />
evangelio de violencia» 4 .<br />
Esas dos décadas fueron un laboratorio para las ideas políticas y la ingeniería<br />
social. Y como tal, el lenguaje se modificó de forma sustancial. algunos<br />
términos asociados a prácticas políticas consolidadas y respetadas hasta<br />
entonces fueron discutidos y en no pocos casos impugnados. Palabras como<br />
parlamento, representación, libertad o igualdad estuvieron en boca de todos<br />
los protagonistas; unos asumían que su significado había cambiado; otros las<br />
despreciaban para atacar lo que aquellos términos habían representado en<br />
tiempos de la segunda revolución industrial; pocos seguían usándolas como<br />
hasta entonces; y muchos las daban por caducadas y procedían a sustituirlas<br />
o adjetivarlas para nombrar las nuevas realidades de la política dual de entreguerras:<br />
revolución o contrarrevolución. Se generalizó la conclusión de que<br />
el liberalismo era responsable de los graves problemas políticos y sociales del<br />
Madrid, 1990, pp. 259-209. véase también George L. Mosse, La cultura europea del siglo XX,<br />
ariel, Barcelona, 1997, espec. caps. 1 y 5; Stephen Holmes, Anatomía del antiliberalismo,<br />
alianza, Madrid, 1999. pp. 61-89.<br />
3 Un buen estudio en J. Borejsza, La escalada del odio: Movimientos y sistemas autoritarios<br />
y fascistas en Europa, 1919-1945, Siglo XXI, Madrid, 2002. Sobre fascismos y regímenes dictatoriales,<br />
los análisis de Stanley G. Payne, Historia del fascismo, Planeta, Barcelona, 1995; y<br />
Juan <strong>José</strong> Linz, «El fascismo, la quiebra de las democracias y los regímenes autoritarios y totalitarios.<br />
Coincidencias y diferencias», en Obras escogidas, vol. I: Fascismo. Perspectivas históricas y<br />
comparadas, CEPC, Madrid, 2008, pp. 175ss. Más reciente el también general de Richard o.<br />
Paxton, Anatomía del fascismo, Península, Barcelona, 2005.<br />
4 Mark Mazower, La Europa negra, Sinequa Non, Barcelona, 2001, p. 37.<br />
14 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />
período, cómplice de un capitalismo salvaje y un individualismo egoísta. al<br />
liberalismo se le echaba en cara no ofrecer más que contemporización y debate<br />
parlamentario ante los nuevos desafíos, bloqueando una política audaz<br />
que sirviera para atajar los problemas sociales y la crisis económica. En Francia,<br />
pero podría decirse para otros tantos lugares, «izquierda y derecha por<br />
igual», ha escrito Tony Judt, «sentían un profundo desagrado por toda tibieza,<br />
y les fascinaba del mismo modo la idea de un virulento alivio de la mediocridad<br />
reinante» 5 .<br />
La política de entreguerras se asemeja al producto de un laboratorio<br />
en el que buena parte de las convenciones hasta entonces existentes hubieran<br />
sido cuestionadas y las sociedades, con sus individuos, se hubieran convertido<br />
en bancos de pruebas. Todo aquello identificado con los usos y costumbres<br />
del parlamentarismo liberal quedó desacreditado ante esa pasión por las ideologías<br />
que proponían cambios drásticos y que atraían a sus audiencias con<br />
propuestas rompedoras, nada que ver con la política liberal de la transacción<br />
y el pacto.<br />
Pero, como ha escrito Todorov, ahora sabemos que en el período de<br />
entreguerras empezó a escribirse una historia de ida y vuelta. En muchas sociedades<br />
europeas empezó a probarse «un remedio», para advertir luego que<br />
«era peor que el mal» y acabar rechazándolo antes o después6 . Desde ese<br />
punto de vista, la historia política de entreguerras puede ser considerada<br />
como un paréntesis, que si bien se cerró para la Europa occidental en 1945,<br />
quedó abierto para otros muchos europeos hasta finales del siglo. Un paréntesis<br />
en el que algunos supuestos básicos de la política del parlamentarismo<br />
liberal fueron enviados al baúl de los recuerdos, especialmente esa desconfianza<br />
ante todo lo que sonara a concentración y reforzamiento del poder,<br />
incluso si ese proceso se justificaba como una medida emancipadora.<br />
iii<br />
La política española de los años treinta, y en particular la que se refiere<br />
al quinquenio de vida de la Segunda República, presenta una complejidad difícil<br />
de aprehender. aunque no siempre, la historiografía ha captado y explicado<br />
buena parte de esa realidad, mostrando, entre otros factores, el alto<br />
grado de fragmentación ideológica, la complejidad de las alianzas electorales<br />
o las divisiones internas dentro de una misma familia ideológica 7 . También<br />
sabemos que conceptos tan importantes para la política del siglo XX como<br />
5 Tony Judt, Sobre el olvidado siglo XX, Taurus, Madrid, p. 32.<br />
6 Tzvetan Todorov, Memoria del mal, tentación del bien. Indagación sobre el siglo XX, Barcelona,<br />
2002, p. 18.<br />
7 La bibliografía al respecto es muy amplia. No obstante, algunas obras esenciales<br />
para el análisis de la vida política son: Santiago varela, Partidos y Parlamento en la Segunda Re-<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
15
MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />
libertad, democracia o derechos, no tenían un significado unívoco, de tal manera<br />
que según en boca de quien estuvieran podían apelar a realidades sustancialmente<br />
diferentes. De hecho, como en otras partes de Europa, desde<br />
la segunda década del siglo estaba en marcha un auténtico asalto a las certidumbres<br />
del constitucionalismo liberal y la tradición parlamentaria que había<br />
dominado gran parte de la política entre 1870 y 1914. En España, aunque<br />
algunos cambios venían de antes, la ruptura del orden constitucional en 1923<br />
y la dictadura de Primo de Rivera habían contribuido a esa demolición de las<br />
certidumbres liberales8 . así, cuando empezó la campaña para las elecciones<br />
locales de abril de 1931, la que precedió al derrumbe de la Monarquía y la<br />
inesperada marcha de alfonso XIII, los recursos retóricos y los argumentos<br />
de unos y otros pusieron de relieve esa ruptura y anunciaron una política democrática,<br />
la de la Segunda República, radicalmente diferente en muchos aspectos,<br />
no sólo por el brusco aumento de la competencia y la movilización,<br />
sino también por las culturas políticas presentes.<br />
Entre otros muchos problemas derivados de la situación de la economía<br />
y la sociedad española de entreguerras, lo cierto es que el fracaso de la<br />
democratización en la España de los años treinta tuvo mucho que ver con<br />
dos tipos de factores: la cultura política y las reglas del juego.<br />
En cuanto al primero, pocos aceptaban en los años treinta la regla de<br />
oro de una democracia pluralista: las elecciones arbitran una alternancia pacífica<br />
en el poder, lo que implica no sólo aceptar sus resultados sino admitir<br />
la legitimidad del adversario para practicar una política diferente a la propia,<br />
siempre que tanto vencedor como vencido se muevan dentro de principios<br />
básicos comunes. Esto significa, lógicamente, que ni la revolución ni la pura<br />
reacción a cualquier reforma son admisibles dentro del juego democrático,<br />
en la medida en que ambas actitudes exigen que se anatematice al adversario<br />
y se impida por todos los medios su llegada al poder. Como en muchas otras<br />
regiones de la convulsa Europa de entreguerras, en España resultó casi imposible<br />
consensuar esos principios básicos sobre los que debía canalizarse la<br />
movilización de masas propia de la democracia. varios modelos de sociedad<br />
pública, ariel y Fundación Juan March, Barcelona, 1978; Santos Juliá (ed.), «Política en la Segunda<br />
República», Ayer, n. 20, 1995; Javier Tusell, Las elecciones del Frente Popular, Edicusa,<br />
Madrid, 2 vols., 1971; Stanley G. Payne, La primera democracia española. La Segunda República,<br />
1931-1936, Paidós, Barcelona, 1995; Roberto villa García, La República en las Urnas. El despertar<br />
de la democracia en España, Marcial Pons, Madrid, 2011; Fernando del Rey Reguillo (dir.),<br />
Palabras como puños, Tecnos, Madrid, 2011; y Manuel Álvarez Tardío y Roberto villa García,<br />
El precio de la exclusión. La política durante la Segunda República, Encuentro, Madrid, 2010.<br />
8 Fernando del Rey Reguillo: «antiliberalismo y democracia en la España de entreguerras»,<br />
en Marcela García Sebastián y Fernando del Rey Reguillo, Los desafíos de la libertad:<br />
transformación y crisis del liberalismo en Europa y América Latina, Biblioteca Nueva, Madrid, 2008,<br />
pp. 221-244.<br />
16 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />
estaban rivalizando entre sí, de tal forma que al competir por el voto no sólo<br />
se estaba prometiendo una gestión política concreta para el día después de<br />
las elecciones, sino un programa para construir una sociedad distinta, en la<br />
que, por lo normal, no se reservaba espacio para el adversario.<br />
En cuanto al segundo factor citado, las reglas del juego, el problema<br />
vino de la elaboración de una Constitución que no recogía adecuadamente<br />
las garantías para que los poderes públicos respetaran el pluralismo ideológico<br />
y de valores de la sociedad española, es decir, para evitar que la victoria en<br />
las urnas de unos se tradujera en un vía crucis para los otros. La mayoría del<br />
parlamento constituyente elegido en junio de 1931, en el que las derechas<br />
habían obtenido muy pocos escaños, adoptó decisiones que hicieron de las<br />
reglas del juego un reflejo de sus propios programas de partido. Ellos, socialistas<br />
e izquierdas republicanas, consideraban la República como la oportunidad<br />
esperada durante tanto tiempo para modernizar radicalmente el país,<br />
por lo que no creyeron necesario transigir con aquellos que defendían posturas<br />
intermedias, y menos con los sectores políticos y sociales conservadores,<br />
que identificaban con el antiguo régimen.<br />
Por supuesto, no consideraron necesario flexibilizar la implantación<br />
de los ideales del republicanismo para permitir la integración en el nuevo sistema<br />
político de quienes habían acabado hartos de dictadura pero no renegaban<br />
de ser monárquicos. El nuevo republicanismo de izquierdas liderado<br />
por los Radical-socialistas y el grupo de Manuel azaña no tenía en mente<br />
una estrategia de integración, algo que permitiera alcanzar, como en la fundación<br />
de la III República francesa, una convergencia entre los moderados,<br />
aislando a los extremos y proporcionando estabilidad a medio y largo plazo<br />
a la República. Todo lo contrario. Su visión del pasado español imprimía a<br />
su ideología republicana un sello de intransigencia doctrinal. Para ellos, si<br />
algo distinguía la historia de España desde 1808 hasta ese momento era la<br />
falta de verdadera voluntad revolucionaria en sus elites liberales. Salvo episodios<br />
concretos y momentos gloriosos en la lucha por la libertad, la política<br />
española contemporánea se había caracterizado, según ellos, por un exceso<br />
de pacto. así, para que la República proporcionase al país lo que este necesitaba:<br />
una transformación profunda que hiciera posible una nueva ciudadanía<br />
y unos nuevos patrones culturales sobre los que fundar la nación, la<br />
política tendría que ser consecuente con los principios de la revolución.<br />
Desde ese punto de vista, el Estado era un instrumento de acción indispensable<br />
para la transformación social; y la democracia, es decir, la participación<br />
electoral, una forma de corroborar la voluntad popular indiscutible a favor<br />
de la revolución republicana.<br />
Siguiendo esa lógica, el nuevo régimen tendría unas señas de identidad<br />
que no podrían derivarse de un pacto constituyente que se ampliase al máximo<br />
hacia la derecha. Debería ser el resultado del ideal republicano y de los<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
17
MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />
contenidos que los republicanos considerasen esenciales en su revolución.<br />
Quienes aceptaran y respetaran ese propósito, de acuerdo con la voluntad<br />
nacional, podrían competir en el sistema. El resto serían, en palabras del republicano<br />
Marcelino Domingo, los «sometidos»; y estos tendrían que esperar.<br />
así, para la nueva izquierda republicana, la consolidación del régimen habría<br />
de ser proporcional no a la amplitud de los apoyos iniciales que recogiera<br />
sino al grado de determinación con que se aplicaran los principios de la revolución.<br />
Por eso azaña se mostró firme en su determinación de no dar importancia<br />
a la oposición que levantó la política constituyente. «Yo estoy<br />
encantado de que la República tenga enemigos», dijo a mediados de septiembre<br />
de 1931 en la clausura de la II asamblea Nacional de su partido. «La existencia<br />
de los enemigos de la República –reconoció azaña– es una señal de<br />
salud, una señal de robustez, una señal de que la República existe y labora en<br />
republicano» 9 .<br />
De este modo, hubo algunos problemas graves que impidieron la consolidación<br />
de la democracia republicana y generaron una dinámica perversa<br />
de radicalización. Uno de ellos, probablemente el principal, fue la presencia<br />
asfixiante en aquellos años de una actitud política proclive a justificar la exclusión<br />
total del adversario. Sin unos principios básicos comunes sobre los<br />
que elaborar una Constitución pactada, la democracia republicana nació y<br />
afrontó la prueba de la alternancia con un importante problema de origen:<br />
las reglas del juego quedaron identificadas con una parte de la sociedad y de<br />
los grupos políticos. Es verdad que esa parte había sido mayoritaria en las<br />
urnas en 1931 y que contaba con un porcentaje muy elevado del voto popular;<br />
pero no lo es menos que desde finales de aquel mismo año se fue movilizando<br />
y organizando una alternativa conservadora que tenía entre sus<br />
prioridades modificar significativamente la Constitución, cuando no dejar<br />
paso a un sistema político diferente. además, tanto la derecha como el centro<br />
republicanos, que no eran sospechosos de deslealtad alguna, pronto empezaron<br />
a pedir un cambio sustancial en la forma de aplicar la Constitución a<br />
fin de no enajenar a la República el apoyo de las clases medias católicas. así<br />
las cosas, las elecciones generales de 1933 y 1936 no fueron simples competiciones<br />
para alcanzar la mayoría parlamentaria y gobernar. Tuvieron un cierto<br />
carácter de referendos constitucionales, e incluso de luchas de suma cero en<br />
las que el perdedor podía interpretar su derrota como el inicio de una etapa<br />
en la que pasaría a ser el excluido.<br />
Difícilmente podía funcionar una democracia sin que los moderados<br />
convergieran en un espacio común que sirviera como núcleo indestructible<br />
sobre el que edificar una Constitución duradera y mantener a raya a los ex-<br />
9 azaña, en Juan avilés, La izquierda burguesa y la tragedia de la II República, Madrid, Comunidad<br />
de Madrid, 2006, p. 136. Domingo, en El Liberal, 22-XII-1933.<br />
18 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />
tremos. Esto es fundamental. Y esto no fue posible en 1931, pues el centro<br />
republicano y la derecha republicana no sumaban la fuerza parlamentaria ni<br />
el valor suficiente para contrarrestar el jacobinismo de la izquierda republicana<br />
y el exclusivismo postulado por los socialistas. Una alianza entre el centro-derecha<br />
republicano, la derecha católica posibilista y los pequeños grupos<br />
liberal-conservadores de las Cortes elegidas a finales de 1933, podía haber<br />
servido de base para prescindir y aislar a las derechas autoritarias, impulsando<br />
una política diferente a la de las izquierdas y promoviendo una reforma parcial<br />
de la Constitución. Por diferentes razones tampoco fue posible esa opción,<br />
que la izquierda republicana no respaldó y a la que los socialistas, cada<br />
vez más radicalizados, respondieron con la violencia en octubre de 1934.<br />
Tras las elecciones generales de febrero de 1936 los comportamientos excluyentes,<br />
la violencia y los discursos intransigentes camparon por sus respetos,<br />
especialmente entre las izquierdas obreras, acorralando a los partidarios de<br />
la moderación, contribuyendo a desacreditar a la derecha posibilista y alimentando<br />
la reacción autoritaria.<br />
Es indiscutible que la guerra civil empezó en julio de 1936 porque hubo<br />
una sublevación militar que fracasó en el control total de los principales centros<br />
de poder del país y no fue respaldado de forma unánime ni por los propios<br />
militares ni por las fuerzas de policía y guardia civil.<br />
Sin duda, la acción de los militares fue la causa inmediata de la guerra.<br />
No hubo ninguna fuerza impersonal que impidiera a los españoles consolidar<br />
un sistema democrático y evitar un conflicto civil. Sin embargo, sabemos<br />
también que antes de que los militares entraran en escena, las instituciones<br />
de la República atravesaban por una situación muy difícil y la violencia política<br />
había alcanzado cotas intolerables en un sistema democrático. En aquel momento<br />
crítico de la primavera de 1936 predominaron los que no estaban<br />
comprometidos con los medios pacíficos, los mismos que disculpaban las<br />
técnicas de los violentos y justificaban los discursos intransigentes. Pero no<br />
sólo en las derechas golpistas. Las dificultades que experimentó la vida política<br />
republicana en aquellos meses tuvieron que ver con la sensación, compartida<br />
por buena parte de los derrotados en las urnas e incluso por sectores<br />
de la izquierda republicana, de que la victoria del Frente Popular había dado<br />
paso a una situación en la que predominaban los extremistas y en la que la<br />
exclusión del adversario acabaría siendo algo más que simbólica. algunos<br />
autores han sostenido que esto fue un mito, el del miedo a la revolución,<br />
construido por las derechas para justificar la rebelión militar. Pero lo cierto<br />
es que ni siquiera se pudo concluir la consulta electoral con normalidad, al<br />
dimitir el gobierno de forma precipitada cuando ni siquiera se conocían los<br />
resultados oficiales, al no garantizarse los derechos fundamentales durante<br />
la segunda vuelta –y otras elecciones complementarias-, y al permitirse que<br />
cientos, sino miles, de cargos públicos de ayuntamientos, diputaciones y go-<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
19
MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />
biernos civiles fueran cambiados sin ningún respeto por los procedimientos<br />
legales10 .<br />
La Segunda República, por tanto, no pudo ser un régimen estable y<br />
apoyado por una mayoría amplia de españoles. No se crearon las condiciones<br />
institucionales adecuadas para consolidar el moderado, pero significativo,<br />
progreso alcanzado en las décadas anteriores.<br />
En la España de aquella época la irrupción de la política de masas introducía<br />
un factor de riesgo en la vida política: campañas electorales tensas<br />
y reñidas, grandes mítines y, sobre todo, la posibilidad siempre abierta de la<br />
alternancia. Era necesario que la competición democrática se canalizara en<br />
un marco institucional que la mayor parte de los candidatos respetaran. De<br />
lo contrario, la política democrática podía ser simplemente sinónimo de inestabilidad,<br />
o de polarización entre proyectos, no de gobierno, sino de sociedad.<br />
Ciertamente, esta no era una cuestión fácil de resolver. De hecho, estuvo<br />
en la base de los problemas que experimentó el proceso de democratización<br />
en muchos países europeos entre 1919 y 1939. Es significativo que la<br />
enorme expansión de la democracia tras el final de la Primera Guerra Mundial<br />
terminara, en pocos años, en un fracaso tan importante que las dictaduras<br />
de diverso signo fueron extendiéndose por el viejo continente como si de<br />
una epidemia se tratase. Precisamente sólo los países con instituciones liberales<br />
sólidas, previas a la irrupción de la política de masas, fueron capaces de<br />
resistir, como es el caso de Gran Bretaña.<br />
iV<br />
La guerra civil fue para España lo que la Primera Guerra Mundial había<br />
sido para muchos países de la Europa continental, esto es, un punto de no<br />
retorno en la destrucción del orden constitucional liberal que había iniciado<br />
el golpe de Primo de Rivera en 1923, y que la República no supo reconducir.<br />
La dictadura del general Francisco Franco vino, así, a culminar un proceso<br />
en el que muy pocos habían defendido abiertamente el pluralismo político y<br />
la necesidad de contar con un sistema que hiciera posible una alternancia pacífica<br />
mediante el respeto escrupuloso de las normas y de los resultados electorales.<br />
Si nada más empezar la guerra, la legalidad republicana se vino abajo<br />
10 Para una comprensión de la complejidad de la vida social y política en la primavera<br />
de 1936, véase <strong>José</strong> Manuel Macarro, Socialismo, República y Revolución en Andalucía (1931-1936),<br />
Universidad de Sevilla, 2000, pp. 401ss.; Fernando del Rey Reguillo, Paisanos en lucha…, cap.<br />
7; Manuel Álvarez Tardío y Roberto villa García, El precio de la exclusión…, cap. 8; <strong>José</strong> antonio<br />
Parejo Fernández, Las piezas perdidas de la Falange: el sur de España, Universidad de Sevilla,<br />
2008, pp. 40-48.<br />
20 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />
y dio paso a una revolución que cada cual trató de gestionar en su propio<br />
beneficio, siendo improbable que los republicanos recuperaran el control del<br />
régimen, en el bando franquista el alzamiento fue interpretado como una<br />
contrarrevolución, entendida en términos suficientemente amplios como<br />
para no destruir una coalición heterogénea de militares, monárquicos, católicos<br />
y falangistas. La nueva dictadura de Franco, además de violar el derecho<br />
a la vida de miles de españoles y despreciar el pluralismo, arrojó al cubo de<br />
la basura más de cien años de una intensa experiencia parlamentaria y liberal;<br />
una experiencia que, con sus virtudes y defectos, no fue tan diferente a la vivida<br />
por los países del mismo entorno cultural y geográfico.<br />
Hubo que esperar más de 35 años para que se presentara una nueva<br />
oportunidad de demostrar si era posible inaugurar un régimen representativo<br />
en el que predominaran las culturas políticas proclives a conciliar la idea de<br />
democracia con la de libertad, una libertad que pudieran disfrutar todos, sin<br />
excepción.<br />
La Transición a la democracia en España (1975-1978) tuvo, básicamente,<br />
dos etapas. Una primera consistió en un proceso de liberalización política<br />
que culminó con una convocatoria de elecciones libres (junio de 1977)<br />
en la que todos los españoles pudieron escoger a sus representantes en el<br />
primer parlamento democrático de la nueva era. La segunda se prolongó durante<br />
año y medio más y consistió en la difícil tarea de elaborar una nueva<br />
Constitución (diciembre de 1978).<br />
a tenor de varias encuestas realizadas en las últimas tres décadas, muchos<br />
españoles identifican el éxito de aquel proceso con la victoria del procedimiento<br />
de reforma sobre el de ruptura revolucionaria. Los especialistas<br />
en transiciones también han puesto de relieve ese aspecto como elemento<br />
positivo y particular del caso español.<br />
Pero es importante advertir que tras la muerte de Franco, en noviembre<br />
de 1975, ese no era ni el único camino ni, muchos menos, el que buena parte<br />
de la clase política deseaba. Había entonces, grosso modo, cuatro opciones:<br />
Primera, la continuidad de las instituciones, esto es, la dictadura sin Franco.<br />
Segunda, la reforma del régimen y la institucionalización de una monarquía<br />
más tradicional que democrática, con elecciones y participación pero sin total<br />
pluralismo de partidos y con ingredientes corporativos. Esta era la opción<br />
pensada y querida por los antiguos tecnócratas del régimen, que habían pilotado<br />
en los años sesenta la llamada operación «salmón» para que el príncipe<br />
Juan Carlos fuera el heredero. Tercera, la ruptura con la dictadura mediante<br />
la formación de un gobierno provisional en el que estuvieran representadas<br />
todas las fuerzas de la oposición. Este gobierno dirigiría una transición que<br />
desembocaría en nuevas elecciones y una cámara constituyente, en un camino<br />
muy parecido al recorrido por España en la primavera y el verano de 1931,<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
21
MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />
tras la marcha del rey alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República.<br />
Y cuarta, el cambio total de las instituciones políticas, inaugurando un<br />
nuevo sistema político, de monarquía parlamentaria, pero no mediante una<br />
brusca alteración en el control de los mandos de la nave, sino pilotado por<br />
el rey y basado en la curiosa estrategia de utilizar los procedimientos legales<br />
del régimen para propiciar su radical mutación.<br />
Este último camino no era, recién muerto Franco, el que podía resultar<br />
más verosímil. Pocos, sobre todo entre los que estaban en la oposición, podían<br />
creer que quienes entonces se hacían con el control de la nave fueran a<br />
imponer un rumbo que la haría girar ciento ochenta grados y permitiría a los<br />
de fuera acabar influyendo en el mando de aquella. Implicaba elegir un camino<br />
de reforma sustancial que permitiera convocar elecciones generales y<br />
elegir un parlamento representativo, pero sin convocar a las oposiciones a<br />
un gobierno provisional que marcara un nuevo punto cero en la historia de<br />
España. La reforma se haría desde dentro, es decir, programada y dirigida<br />
por un gobierno de la total confianza del rey que lograría el apoyo de las propias<br />
Cortes franquistas y terminaría convocando elecciones, previa legalización<br />
de los partidos políticos y reconocimiento de los derechos y libertades<br />
fundamentales.<br />
al final, para sorpresa de muchos, ocurrió así. Y además esa estrategia,<br />
en la medida en que tuvo éxito y anuló a las demás, fue respaldada por la mayoría<br />
de los españoles en un referéndum celebrado un año después de muerto<br />
Franco, a finales de 1976. En la consulta se aprobó la conocida Ley para la<br />
Reforma Política, cuyo diseño había sido ideado por Torcuato Fernández-<br />
Miranda, un profesor de derecho político que había desempeñado puestos<br />
de gran responsabilidad en los últimos años de la dictadura y que era, por<br />
encima de todo, leal a la Corona y partidario de controlar desde arriba el proceso<br />
de apertura. La ley, como su nombre indica, no pretendía reformar la<br />
dictadura sino señalar el camino que habría de conducir a un régimen representativo<br />
sin que mediara una ruptura. Las reglas de lo que viniese después<br />
se tendrían que decidir más tarde en un parlamento que, aunque no se dijera<br />
explícitamente, muchos intuían ya que habría de ser constituyente.<br />
Existía, por supuesto, la opción de partir nuevamente de cero. Pudo<br />
haber sido posible en el caso de que la oposición hubiera tenido la fuerza suficiente<br />
para imponer la formación de un gobierno provisional –bien por la<br />
vía de la protesta radical en las calles o bien por la de la presión sobre el<br />
nuevo jefe del Estado, el rey– y eso se hubiera combinado con una extrema<br />
debilidad de las instituciones vigentes. Pero esa opción tenía muchos inconvenientes;<br />
para empezar, la incógnita de cómo podían reaccionar los sectores<br />
más duros del franquismo, incluido un sector del alto mando militar. Pero<br />
significaba, sobre todo, un salto en el vacío que introducía mucha incertidumbre.<br />
así lo percibían, de hecho, muchos españoles que no se identificaban<br />
con la dictadura y deseaban la libertad y la democracia. además, como<br />
22 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />
había ocurrido en 1931, ese camino de ruptura exigía, por su propia lógica,<br />
la apertura de un proceso constituyente controlado por las oposiciones, que<br />
seguramente no habrían sentido necesidad alguna de contar con todos aquellos<br />
que aun proclamándose reformistas hubieran colaborado antes con la<br />
dictadura, alcanzándose así una nueva Constitución de la que una parte del<br />
país podía sentirse ajeno. La ruptura podría haber sido más adecuada como<br />
procedimiento para fundar una democracia sobre la condena de la dictadura<br />
y la reparación de las tropelías cometidas por sus acólitos, pero tenía el inconveniente<br />
de abrir un proceso constituyente que desembocara en una<br />
nueva Constitución de partido.<br />
Sin embargo, escogiendo la otra vía, una reforma que abriera el camino<br />
hacia la participación y la reunión de un nuevo parlamento constituyente,<br />
podía conjurarse en mayor medida este último peligro. Podía hacerse siempre<br />
que quienes controlaban el cambio maniobraran de tal forma que las oposiciones<br />
tomaran conciencia de que el rey y su gobierno tenían una voluntad<br />
firme de liberalización política, primero, y democratización, después. ayudaría,<br />
además, que las urnas demostraran que la supuesta fuerza de las oposiciones<br />
–plasmada en huelgas y manifestaciones varias- no era tan<br />
consistente como para pensar que la inmensa mayoría de la población estuviera<br />
deseando la ruptura. En resumen, la reforma dirigida por un gobierno<br />
de la Corona permitía llevar a cabo el cambio desde dentro del sistema, lo<br />
que dejaba sitio en el nuevo mapa político para los reformistas de centroderecha.<br />
a su vez, abría la puerta a la participación de las oposiciones, sin<br />
que éstas pudieran monopolizar de repente el poder e imponer un cambio<br />
brusco, con la consiguiente superación radical del pasado y la celebración de<br />
un juicio de responsabilidades por los años de dictadura y represión.<br />
V<br />
De esta manera, la existencia de una ley para la reforma política hizo de la<br />
Transición española un proceso tan singular como irrepetible, alabado por<br />
muchos y detestado por unos pocos. Esa norma estaba diseñada para hacer<br />
posible el camino de la ley a la ley, esto es, para impedir la ruptura unilateral y<br />
todo lo que ésta podía conllevar, no ya en cuanto a la violencia, sino al hecho,<br />
si cabe más importante, de que todo proceso constituyente basado en esa<br />
premisa sería por definición excluyente con los que representaban a la opinión<br />
del antiguo régimen, fueran o no reformistas. La reforma, en tanto que<br />
no presuponía ajuste de cuentas, a priori no expulsaba a nadie de la tribuna<br />
desde la que se habría de dar la bienvenida a la nueva Constitución. Por lo<br />
tanto, todo el que quisiera renunciar a reivindicar las posiciones maximalistas<br />
del pasado, tanto del lado de la dictadura como del lado de los vencidos en<br />
la guerra, podía encontrar acomodo en la nueva casa. Bastaba –lo que ya era<br />
mucho- con que aceptara algunos principios básicos. Casi todos lo entendieron,<br />
incluidos los entonces importantísimos comunistas, aunque algunos ex-<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
23
MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />
franquistas, unos muy pocos socialistas disgustados y una buena parte de los<br />
nacionalistas vascos no ocultaron su desagrado.<br />
Dentro de esas coordenadas, sólo había una manera de gestionar el<br />
pasado para conseguir que la nueva democracia echara a andar con buen pie:<br />
empezar por considerar que el mismo no podía ser utilizado como arma arrojadiza<br />
en el nuevo marco del combate político. El camino de la reforma y,<br />
más tarde, su continuación en una etapa de consenso constitucional muy amplio,<br />
no exigía a los actores que olvidaran el pasado sino que renunciaran a<br />
mentarlo para desacreditar al adversario. El pasado tenía que estar presente<br />
para aleccionar sobre errores que debían evitarse, pero no para ser utilizado<br />
como una fuente de información que sirviera para distribuir credenciales de<br />
buenos y malos entre la ciudadanía. Era una manera de tener presente la historia<br />
que, quizás, no hiciera demasiada justicia para con algunas víctimas de<br />
la dictadura o incluso con las que sufrieron a manos del llamado bando republicano<br />
en la guerra; pero servía para no reabrir heridas que la modernización<br />
económica y el cambio social habían ido cerrando desde finales de<br />
los cincuenta. Era una manera de no dar y quitar razones a unos y a otros;<br />
pues haber dado razones a unos, los vencidos, hubiera abierto la puerta a la<br />
simple restauración de la República, y eso, como bien sabían incluso los que<br />
teóricamente seguían definiéndose como republicanos, no aseguraba la fundación<br />
de una democracia duradera.<br />
La Transición no exigió a los españoles que fueran amnésicos, como a<br />
veces se dice sin fundamento alguno. Les exigió otra cosa, esto es, que hicieran<br />
un esfuerzo para impedir que su visión de los acontecimientos más traumáticos<br />
del pasado no les impidiera competir en democracia con otros que<br />
no la compartían. Lo que primó en la Transición fue una voluntad firme,<br />
aunque no siempre explícita, de aprender dos o tres lecciones capitales del<br />
turbulento pasado español de entreguerras: Primero, que no podía triunfar<br />
la democracia si no era incluyente. Esto ya había quedado claro incluso en la<br />
alemania de posguerra, en un tenso y difícil contexto en el que había que<br />
construir la democracia después de una dictadura tan siniestra como la nazi.<br />
Segundo, que no podía fundarse un régimen nuevo sobre bases sólidas si a<br />
priori se fijaba una separación insalvable entre quienes se habían opuesto al<br />
anterior y quienes lo habían apoyado, negando a estos últimos cualquier posibilidad<br />
de influir en la configuración de las nuevas instituciones. Y tercero,<br />
que la nueva democracia no podía levantar sus cimientos sobre la recuperación<br />
parcial de las víctimas, es decir, que sólo una amplia y generosa amnistía<br />
podía servir para fortalecer la concordia.<br />
Esas lecciones aprendidas del pasado significaban una honesta revisión<br />
crítica de los errores cometidos por muchos protagonistas de la historia reciente,<br />
en las izquierdas y en las derechas. Nadie de los que apoyaron el camino<br />
a la democracia de los años setenta fue obligado a asumir y proclamar<br />
que todos los responsables de la desdichada historia española del siglo XX<br />
24 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
La DEMoCRaCIa EN La ESPaña DEL SIGLo XX: DE La INTRaNSIGENCIa aL PLURaLISMo<br />
eran culpables en el mismo grado. Quienes respaldaron plenamente la amnistía<br />
aprobada por el parlamento constituyente en el otoño de 1977 eran<br />
conscientes de ese aspecto y sabían, además, que la exigencia de la concordia<br />
dejaría a algunos verdugos sin un merecido castigo. Pero era un ejercicio de<br />
responsabilidad para impedir que un ajuste público de cuentas por el pasado<br />
se trasladara irremediablemente al debate político e impidiera el consenso<br />
constituyente. Como editorializó un importante periódico de la época, la<br />
«amplitud, la totalización de la amnistía» era la «única garantía» de que la guerra<br />
dejaría de tener efectos sobre la vida cotidiana: «Cancelar el tiempo anterior<br />
al 15 de junio es cancelar la lógica de los vencedores y vencidos» 11 .<br />
Se trataba, entonces, de unir e integrar, no de juzgar responsabilidades<br />
históricas y excluir a los adversarios, al modo cómo se había hecho en 1931.<br />
Porque lo que estaba en juego, en definitiva, era evitar el «trágala», es decir,<br />
que la Constitución fuera una vez más un texto de partido impuesto por una<br />
parte de la sociedad a la otra. El rey, tal y como había dicho en varias ocasiones<br />
desde que se hiciera cargo del Estado tras la muerte de Franco, no quería<br />
eso, no deseaba, como explicaría luego, que «los vencedores de la guerra civil<br />
fueran los vencidos de la democracia».<br />
Vi<br />
En las oposiciones, aunque se había mostrado debilidad por la ruptura,<br />
muchos también lo entendieron así. Buena parte de sus principales dirigentes<br />
habían comprendido el fundamento del consenso europeo de posguerra y<br />
consideraban necesario forjar una nueva actitud política a partir de una revisión<br />
crítica de la estrategia socialista anterior a la guerra. «Hay que enterrar<br />
todos los recuerdos y resentimientos del pasado y firmar, de una vez por<br />
todas, una paz civil que permita llegar a establecer un clima de convivencia<br />
ciudadana en una sociedad organizada en forma tal que nadie sufra discriminación<br />
o quebranto debido a sus opiniones, creencias o adscripciones políticas<br />
y donde las discrepancias políticas se diriman mediante el recurso a las<br />
urnas». Para eso, se añadía en este artículo de la revista Sistema, es «preciso<br />
aceptar que la futura Constitución» ya no podrá ser «una Constitución al<br />
gusto de los socialistas» sino un texto «abierto y flexible que permita, sin necesidad<br />
de rupturas constitucionales, el desarrollo de posibles futuros programas<br />
socialistas de transformaciones socioeconómicas, si esa fuese la<br />
voluntad popular» 12 .<br />
ahora, los socialistas ya no disparaban sus cañones contra la democracia<br />
liberal de los burgueses, sino que reconocían en ella un fundamento sin<br />
el que no podía forjarse un sistema político duradero. En este sentido, las<br />
11 Diario 16, 5 de octubre de 1977.<br />
12 Sistema, nº 17-18, abril de 1977, p. 6 y 10. artículo de <strong>José</strong> Felix Tezanos.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
25
MaNUEL ÁLvaREz TaRDío<br />
palabras del representante socialista en la comisión constitucional, Gregorio<br />
Peces-Barba, en el turno de rectificaciones durante el debate a la totalidad<br />
del proyecto de Constitución, fueron muy elocuentes: «La sociedad democrática<br />
necesita de un acervo común de creencias mínimas en las que todos<br />
participen. La comprensión, la renuncia y el sentido del Estado de todos<br />
deben contribuir a que ese acervo común se pueda crear». Y ese acervo debiera<br />
incluir, en su opinión, la «aceptación de las reglas del juego mayoritariamente<br />
establecidas», el «respeto a todos los demás derechos<br />
fundamentales», la «renuncia a la violencia como instrumento de acción política<br />
en la sociedad democrática» y el «respeto a las minorías» 13 .<br />
Se había aprendido una lección histórica primordial sobre lo ocurrido<br />
en la Europa de entreguerras, incluida la España republicana de 1931: la<br />
Constitución no podía ser el instrumento para una política de partido, sino<br />
la llave que facilitara la política de cualquier gobierno que estuviera dispuesto<br />
a respetar las reglas de juego y el pluralismo. Esta era una condición sine qua<br />
non para que ningún sector importante de la opinión pública del país se sintiera<br />
excluido del nuevo marco de juego.<br />
Pero todo eso exigía que se comprendiera bien un argumento primordial<br />
del liberalismo clásico, esto es, que la regla de las mayorías era una técnica<br />
para la alternancia y no una excusa para coaccionar los derechos de las minorías.<br />
Resultaba «muy importante», como había escrito James Madison en<br />
1788, «no sólo proteger a la sociedad contra la opresión de sus gobernantes,<br />
sino también proteger a una parte de la sociedad contra la injusticia procedente<br />
de la otra parte». Es decir, había que aceptar con todas sus consecuencias<br />
algo que en los años treinta sólo habían tenido claro la derecha<br />
republicana, una parte del centro republicano y algunos sectores del mundo<br />
intelectual 14 : «Diferentes clases de ciudadanos forzosamente albergan diferentes<br />
intereses». Por eso es peligroso no establecer mecanismos para evitar<br />
que: «Si una mayoría se une en virtud de un interés común, peligrarán los<br />
derechos de la minoría» 15 .<br />
13 Constitución Española. Trabajos parlamentarios, 4 volúmenes, Congreso de los Diputados,<br />
Madrid, 1989, 2ª edición, p. 721.<br />
14 La derecha republicana fue el único grupo de las Constituyentes de 1931 que desde<br />
una lealtad indiscutible al nuevo régimen pidió una y otra vez que la Constitución no sirviera<br />
para imponer a la sociedad española la ideología de la mayoría de la cámara. Su postura, minoritaria,<br />
resultó inaceptable para una mayoría radicalizada por la competencia izquierdista<br />
entre socialistas y radical-socialistas, una mayoría que no dudó en respaldar el criterio de la<br />
Comisión Constitucional expuesto por su presidente, el socialista Jiménez de asúa, consistente<br />
en la constitucionalización de la revolución. Un estudio detallado, en Manuel Álvarez Tardío,<br />
El camino a la democracia en España. 1931 y 1978, Gota a Gota, Madrid, pp. 340-377.<br />
15 Artículos federalistas y antifederalistas. El debate sobre la Constitución americana, alianza,<br />
Madrid, pp. 151-152.<br />
26 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
Utopías de ayer y de hoy.<br />
PoSthumAnISmo y AnImALISmo,<br />
¿nUevos horizontes Utópicos de la hUmanidad?<br />
dr. Francisco t. Baciero ruiz<br />
Universidad de Salamanca<br />
E-mail: fbaciero@usal.es<br />
i. consideraciones históricas<br />
El concepto y la palabra «utopía» disfrutan de una larga historia en el<br />
marco de la cultura occidental, una historia que en el sentido literario más<br />
preciso del término se remontaría a hace cinco siglos, cuando Tomás Moro<br />
publica en 1516 su celebérrimo De optimo Reipublicae Statu deque nova Insula<br />
utopia Libellus Vere Aureus1 . Por mucho que el humanista francés Guillaume<br />
Budé hubiese preferido designar la isla de su admirado Moro como «Udepotía»<br />
o «País del jamás», el término «Utopía» acabaría imponiéndose, inaugurando<br />
un género literario que conocería una enorme aceptación durante<br />
los dos siglos siguientes2 . En efecto, durante los siglos XVI y XVII toda obra<br />
narrativa enhebrada según el hilo argumental de la utopía moriana: un barco<br />
europeo que naufraga o que conoce un desembarco fortuito en una isla de<br />
costumbres maravillosas y ejemplares, y el regreso final a Europa de los<br />
miembros de la expedición para relatar las maravillas del nuevo mundo pasó<br />
a recibir el nombre de «utopía» 3 . A finales del XVI el adjetivo «utópico» como<br />
rasgo de la personalidad adquiere carta de naturaleza, designando la capacidad<br />
1 Cfr. HÖLSCHER, L., art. «Utopie», en BRUNNER, O., CONZE, W., KOSEL-<br />
LECK, R., Geschichtliche Grundbegriffe: historisches Lexikon zur politisch-sozialen Sprache in Deutschland,<br />
Stuttgart, Klett-Cotta, 1994, vol. 7, pp. 733-788.<br />
2 Cfr. MANUEL, F.E., MANUEL, F.P., El pensamiento utópico en el mundo occidental, 3<br />
vols., Taurus, Madrid, 1981-1984, vol. I, Antecendentes y nacimiento de la utopía (hasta el siglo<br />
XVI), 1981, pp. 13-14; la mayor parte de las referencias históricas las tomamos de esta magna<br />
historia de la utopía en Occidente.<br />
3 El pensamiento …, vol. I, p. 14. Semejante esquema argumental no era original de<br />
Moro, sino que él mismo lo tomó en préstamo de la tradición griega, en particular de Platón,<br />
Aristófanes y del escritor griego del siglo II Luciano de Samosata, cuyo diálogo El tiranicida<br />
Moro había traducido previamente (cfr. ibid., p. 14, p. 148). Luciano, Aristófanes y Platón<br />
historia y utopía. Estudios y Reflexiones 27
FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />
exagerada de idealización de determinados individuos, adquiriendo ya entonces<br />
en ocasiones el matiz despectivo que desde entonces le acompañará4 .<br />
Al lado de la utopía moriana, con sus elementos clásicos y cristianos, aparecerán<br />
por la misma época otros dos géneros utópicos que conocieron una<br />
historia en cierto modo independiente, o muy vagamente conectada con la<br />
utopía moriana: el tipo italiano de los filósofos-arquitectos del siglo XV que<br />
buscaba la construcción de la ciudad estética y urbanísticamente perfecta<br />
(città felice o città perfecta), y la utopía alemana o centro-europea que a partir<br />
del imaginario cristiano intentaba la realización inmediata del reino de Dios<br />
en este mundo y cuyo ejemplo paradigmático es la utopía cristiano-revolucionaria<br />
de Thomas Münzer de la Christliche Verbündniss5 .<br />
En el siglo XVII el término «utopía» pasa a designar, además de un género<br />
narrativo, la descripción teórica de «los principios básicos de una sociedad<br />
óptima» con expectativas más o menos fundadas de poder llevarse un día a la<br />
práctica, de modo que se inicia entonces una paulatina transición del género<br />
literario al género de la utopía discursivo-argumentativa de signo filosófico6 .<br />
A finales del siglo XVIII el género discursivo-filosófico se encuentra<br />
ya consolidado: surge así una nueva utopía que no limita su localización a un<br />
lugar ficticio determinado, aunque imaginario, sino que aspira a proponer un<br />
modelo de sociedad válido para el mundo entero y que debería lograr una<br />
reforma de la especie humana en su totalidad: así los comunistas avant la lèttre<br />
fueron las fuentes utópicas más imitadas por los humanistas del norte de Europa: Moro,<br />
Erasmo y el mismo Melanchton (cfr. ibid., pp. 144-160).<br />
4 John Donne en una carta de 1598 escribía: «Pienso que, si los hombres que viven<br />
en estos lugares [de Italia] se atreviesen a buscarse a sí mismos y a restaurar sus propias<br />
vidas, se saludarían como si fueran desconocidos, al ver que los jóvenes utópicos se han tornado<br />
viejos italianos» (DONNE, J., the Satires, Epigrams and Verse Letters, ed. W. Milgate, Oxford,<br />
Clarendon Press, 1967, p. 72, cit. en El pensamiento …, vol. 1, p. 15 y nota 3).<br />
5 Cfr. ibid., pp. 161-3. Mientras que la utopía italiana de la ciudad perfecta inspirada<br />
en Platón y Vitruvio (cfr. El pensamiento … , vol. I, pp. 219-257, entre las utopías urbanístico-filosóficas<br />
de la «ciudad-ideal» sobresalen las de L. Battista Alberti con su De re aedifcatoria,<br />
de 1485, a la que habría que añadir el Sforzinda de A. Averlindo, Filarete, y el trattato di<br />
Architettura de Francesco di Giorgio Martini, cfr. ibid., p. 221), tuvo una influencia muy limitada<br />
(algunos papas y algún príncipe renacentista llevaron a cabo reformas urbanísticas<br />
siguiendo los modelos de sus arquitectos, cfr. p. 222), la utopía mesiánico-milenarista de<br />
Münzer conocería una amplia progenie durante todo el XVII (especialmente en la Inglaterra<br />
de Cromwell, en el interludio entre la ejecución de Carlos I y la restauración de la monarquía<br />
en 1660, período de florecimiento de los hombres de la Quinta monarquía, ranters, diggers, levellers<br />
y demás movimientos milenaristas), mientras que Moro se habría convertido sobre todo en<br />
el «progenitor nominal» de una rico género literario (ibid., loc. cit.).<br />
6 A este género pertenecerían A Voice in Rhama (1647), del inglés Peter Chamberlen<br />
y John Milton con su Apology for Smectymnuus (1642) (ibid., p. 15).<br />
28 historia y utopía. Estudios y Reflexiones
UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />
Morelly 7 y Restif de la Bretonne 8 , y Condorcet 9 . A esta categoría pertenecen<br />
de pleno derecho todos los socialistas del XIX, tanto utópicos como «científicos»:<br />
Saint-Simon, Owen, Fourier y Marx 10 . Para este tipo de «utopías discursivas<br />
universales» o «utopías predictivas», el problema de la realización<br />
histórica del mundo utópico se convertirá, además de en exigencia moral, en<br />
objeto él mismo de reflexión, de modo que cuestiones como la posible revolución<br />
y sus métodos, la utilidad y justificación o no del empleo de la violencia<br />
en el proceso revolucionario, o la reflexión sobre las leyes de la historia<br />
y su carácter contingente o necesario (la elaboración de una filosofía de la<br />
historia), pasarán a ocupar un primer plano 11 .<br />
ii. la «propensión» utópica como «dimensión natural» del hombre<br />
El género utópico, inaugurado en su versión occidental moderna por<br />
la obra de Moro, es en realidad un género universal en cualquiera de sus modalidades<br />
(como mito etiológico, creencias religiosas en estados paradisíacos,<br />
obra literaria o panfleto político), que tiene que ver a la postre con una «disposición<br />
utópica» coextensiva con el género humano12 . Esta disposición natural<br />
universal surge de la experiencia del sufrimiento insoportable que la<br />
humanidad ha padecido a lo largo de la historia en alguna de sus múltiples<br />
variantes, bajo la forma especialmente de privación material, privación asociada<br />
la mayoría de las veces con abismales desigualdades sociales hasta épocas<br />
recientes. En efecto, hasta hace muy poco tiempo los hombres ha sufrido<br />
crisis alimentarias periódicas, han muerto por miles como consecuencia de<br />
enfermedades desconocidas y misteriosas (la mortalidad infantil perinatal en<br />
la Edad Media parece que alcanzaba el seiscientos por mil), han vivido en<br />
condiciones materiales infrahumanas: sin agua corriente, sistemas de eliminación<br />
de aguas residuales, asfaltado de las calles, en condiciones higiénicas<br />
deplorables, conociendo jornadas inhumanas de trabajo, esclavizados legalmente<br />
o de facto, de modo que hoy nos resulta verdaderamente difícil a partir<br />
de nuestra propia experiencia, llegar a sospechar en toda su crudeza todo el<br />
peso de la privación material que padecían las sociedades preinsdutriales. La<br />
7 Autor del Code de la nature, ou le véritable esprit de ses lois (El pensamiento …, vol. III, p. 38).<br />
8 «No puede haber virtud sin igualdad física y moral» (RESTIF DE LA BRE-<br />
TONNE, L’ Andrographe, París, 1782, p. 28, en ibid. loc. cit.).<br />
9 Quien ya propuso abiertamente la aplicación de las matemáticas y el cálculo de probabilidades<br />
para el análisis de los fenómenos sociales, una mathémathique sociale, en «Tableau<br />
general de la Science, qui a pour objet l’application du calcul aux sciences politiques et morales»,<br />
Journal d’instruction sociale, 22 de junio y 6 de julio de 1795, oeuvres, I, 558, por lo que<br />
influiría decisivamente en los también utópicos Saint-Simon y Comte (El pensamiento …, vol.<br />
II, pp. 429-430 y nota 55).<br />
10 El pensamiento …, vol. I, p. 16.<br />
11 Cfr. ibid., pp. 16-17, p. 19.<br />
12 Ibid., p. 18.<br />
historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />
29
FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />
utopía en cualquiera de sus formas ha surgido siempre de una distopía o antitopía<br />
muy concreta y perfectamente localizable en el aquí y ahora del sufrimiento.<br />
El pensamiento utópico sería en buena medida, parafraseando al Marx<br />
crítico de la religión, el suspiro de la criatura oprimida que se consuela con el<br />
sueño de un mundo fingido donde la abundancia, la supresión de la necesidad<br />
y el reino de la libertad se han convertido en realidades inagotables. A ello<br />
habría que añadir la esperanza entrevista o sospechada siempre de que las<br />
cosas podrían en realidad ser de otro modo, como quería Bloch13 . Con la progresiva<br />
secularización del mundo, el hombre europeo dejará de situar el<br />
mundo idílico soñado en un pasado mítico o en un más allá ultraterreno,<br />
para trasladarlo a un futuro terrenal previsible14 .<br />
Precisamente por ello no se puede reducir el pensamiento utópico a<br />
la categoría de meras ensoñaciones de visionarios sin contacto alguno con la<br />
realidad. Antes al contrario, la utopía, de forma sólo aparentemente paradójica,<br />
puede servir, y de hecho así ha sucedido, de motor impulsor de la historia<br />
que a modo de causa final y ejemplar la arrastra hacia el cumplimiento de<br />
una humanidad más plena. Lo que una vez fue «utopía», al cabo de no mucho<br />
tiempo llega a ser real. Así el socialista francés L. Blanc podía decir en 1850,<br />
en el marco de un discurso en defensa del régimen republicano, lo siguiente:<br />
«Como si, entre las ideas que hoy están en posesión del espíritu humano haya<br />
habido una, una sola que no se haya contado entre el número de las utopías. Sócrates<br />
muerto por haber proclamado la unidad de Dios. ¡Utopista! Galileo postrado de rodillas<br />
y retractándose del impío error del movimiento de la tierra. ¡Utopista! Fulton<br />
viene a someter a la consideración de los sabios de Francia la invención de los barcos<br />
de vapor: es recibido con explosiones de risa. ¡Utopista! y la víspera, sí, la víspera<br />
misma de febrero, ¿no eran utopistas los republicanos?» 15 .<br />
También había pretendido Moro en su utopía, como observaba un comentarista<br />
francés de finales del XVIII, la abolición de la pena de muerte<br />
13 «La esperanza, situada sobre el miedo, no es pasiva como éste, ni, menos aún, está<br />
encerrada en un anonadamiento. El afecto de la esperanza sale de sí, da amplitud a los hombres<br />
en lugar de angostarlos,… No soporta una vida de perro, que sólo se siente pasivamente<br />
arrojada en el ente, … . … busca en el mundo mismo lo que sirve de ayuda al mundo: algo<br />
que es susceptible de ser encontrado» (BLOCH, E., El principio esperanza, Madrid, Aguilar,1977,<br />
vol. I, p. XI).<br />
14 «La imaginación de los poetas colocó la edad de oro en la cuna de la humanidad,<br />
en medio de la ignorancia y brutalidad de los tiempos primitivos. … . La edad de oro de la<br />
especie humana no está detrás de nosotros, sino delante» (SAINT-SIMON, Henri de, De la<br />
réorganistation de la sociéte européene, oeuvres choisies, Bruselas, 1859, en El poensamiento … , vol.<br />
1, p. 111 y nota 13).<br />
15 «Comme si, parmi les idées aujourd’hui en posessión de l´esprit des hommes, il en<br />
était une, une seule, qui n´ait été rangée au nombre des utopies! Socrate meurt pour avoir<br />
proclamé l´unité de Dieu. Utopiste! Galilée tombe à genoux et désavoue l´erreur impie du<br />
mouvement de la terre. Utopiste! Fulton vient soumettre aux savants de France l´invention<br />
30 historia y utopía. Estudios y Reflexiones
UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />
para los ladrones, lo que en la Europa de entonces ya se había convertido en<br />
buena medida en derecho penal positivo16 . Los grandes utopistas de todos<br />
los tiempos, además de su innegable y en ocasiones minuciosa capacidad de<br />
fabulación, han dispuesto al mismo tiempo de un fino sentido de la realidad,<br />
fino sentido para captar precisamente aquella realidad inhumana que ellos<br />
pretendían cuando menos denunciar17 . La utopía tendría por ello mismo la<br />
virtualidad de convertirse en «una idea militante», en «la verdad del mañana» 18 .<br />
El fin de las utopías no sería otro que el de superar las topías históricas de<br />
hecho existentes19 . En este preciso sentido, la pérdida de referencias utópicas,<br />
con su «arsenal de poderosas imágenes de futuro» 20 , podría conducir a un peligroso<br />
empobrecimiento de las perspectivas de la vida humana.<br />
Los dos proveedores fundamentales de pensamiento utópico en el<br />
mundo occidental han sido el pensamiento griego, con sus mitos de la «edad<br />
des bateaux à vapeur: il est accueilli par des éclats de rire. Utopiste! Et la veille, oui, la veille<br />
même de Février, est-ce que les Républicains n´étaient pas de utopistes?» (BLANC, L., De<br />
la véritable théorie du progrès, 1850, Questions d’ aujourd’ hui et de demain, 5ª sér., Paris, 1884, 243,<br />
cit. en HÖLSCHER, p. 782 y nota 267, la traducción es nuestra).<br />
16 «Voilà comme les rêves d’un homme de bien insensiblement adoptés par la postérité»<br />
(BRISSOT DE WARWILLE, J.-P., «Observations concernant l’ Utopie de Thomas<br />
Morus», Journal encyclopédique, t. 7/3 (1784), 490, en FUNKE, H.-G.-, «Utopierezeption und<br />
Utopiekritik in literarischen Zeitschriften der französischen Spätaufklärung (1750-1789)»,<br />
Romanistische Zeitschrift für Literaturgeschichte, 7 (1983), pp. 89 ss., p. 100, en HÖLSCHER, pp.<br />
781-2 y notas 58, 265). Vale la pena citar aquí el pasaje clásico de Moro: «esa pena, excesivamente<br />
severa y ajena a las costumbres públicas, es demasiado cruel para castigar los robos,<br />
pero no suficiente para reprimirlos, pues ni un simple hurto es tan gran crimen que deba<br />
pagarse con la vida ni existe castigo bastante eficaz para apartar del latrocinio a los que no<br />
tienen otro medio de procurarse el sustento» (utopías del Renacimiento. moro-Campanella-Bacon,<br />
Estudio preliminar de E. ímaz, FCE, México, 1982, p. 50).<br />
17 «Aunque resulte paradójico, los grandes utopistas han sido también grandes realistas.<br />
… . Se caracterizan … por su propensión a centrar toda la atención sobre un aspecto<br />
concreto del mundo, dejando muchas otras cosas en la penumbra. Pero, una vez que han<br />
emprendido el estudio de una cara de la realidad, suelen comprender dicha cara con una<br />
clarividencia poco común (El pensamiento …, vol. I, p. 50).<br />
18 «Une utopie, c’est une idée militante, c’est bien souvent la vérité de demain, et par<br />
conséquent la vérité à l’état révolutionnaire» (BLANC, L., «Penser et agir, mais dire ce qu’on<br />
pense et savoir ce qu’on fair», Questions, 5 e sér., 249, cit. en HÖLSCHER, p. 783 y nota 271).<br />
19 «Las utopías trascienden también la situación social, puesto que orientan asimismo<br />
la conducta hacia elementos que esa situación, en el grado en que ésta se realiza en el tiempo,<br />
no contiene. Pero no son ideologías en tanto y en la medida en que consiguen, por medio<br />
de una actividad de oposición, transformar la realidad histórica existente en otra más en<br />
consonancia con sus propias concepciones» (MANNHEIM, K., Ideología y utopía. Introducción<br />
a la sociología del conocimiento, Madrid, Aguilar, 1966 2, -traducc. de la edición inglesa de 1954-,<br />
pp. 264-5).<br />
20 POLAK, F. LODEWIJK, the Image of the Future, Leyden y Nueva york, Oceana<br />
Publications, 1961 (cit. en El pensamiento …., vol. I, p. 28).<br />
historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />
31
FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />
de oro» y de la ciudad ideal (con Platón como paradigma indiscutido) 21 , y el<br />
judeo-cristiano, con su concepción de un estado de naturaleza íntegra paradisíaca<br />
antes de la introducción del mal y del sufrimiento en el mundo a raíz<br />
de la caída por el pecado de Adán, y sobre todo, con la creencia en una redención<br />
al final de la historia que se hace efectiva paulatinamente en su decurso<br />
temporal (el ya, pero todavía no del reino de Dios que se extiende como<br />
un grano de mostaza), hasta llegar a su consumación escatológica al final de<br />
los tiempos. Una versión secularizada de esta escatología estaría representada,<br />
como se ha señalado repetidas veces, por los movimientos utópicos socialistas<br />
del XIX con su creencia en un estadio final definitivo de la historia sustraído<br />
para siempre al reino de la necesidad 22 . Ambas corrientes griega y<br />
judeo-cristiana nunca han sido ajenas entre sí, antes al contrario: si muchas<br />
de las utopías griegas fueron conocidas gracias a las paráfrasis que de ellas<br />
hicieran los Padres de la Iglesia, la irrupción del género literario utópico a<br />
partir de la obra de Moro se sitúa en el contexto de la divulgación de los clásicos<br />
griegos en sus lenguas originales y en sus traducciones latinas y a las<br />
lenguas vernáculas europeas de la época a partir 1450 23 .<br />
iii. el «final de las utopías» en los años sesenta: marcuse y la denuncia<br />
del «fin de la utopía»<br />
Las utopías de cualquier signo surgidas a lo largo de la historia han<br />
sido manifestación y denuncia de un profundo estado distópico real experimentado<br />
como inhumano, y que por ello debía ser superado (al menos en la<br />
imaginación), en un ensueño quizás narcotizante, pero en todo caso lenitivo,<br />
de un mundo mejor situado en un más allá24 .<br />
Sin embargo, es un hecho que en el mundo occidental primero (y en<br />
buena medida, gracias al proceso de «globalización», cada vez más en el<br />
21 «Sin el legado griego sería prácticamente impensable la utopía del Renacimiento<br />
propiamente dicha» (El pensamiento … , vol. I, p. 99).<br />
22 «Hay que aceptar el paraíso en sus formas judeo-cristianas como el estrato arqueológico<br />
más profundo de la utopía occidental» (ibid., p. 55, sobre la tradición utópica cristiana,<br />
cfr.: «El paraíso y el milenio», pp. 55-95). La evidente versión secularizada de motivos cristianos<br />
en las utopías socialistas se pone especialmente de relieve en el rechazo de la propiedad<br />
privada (que para la mayoría de los Padres de la Iglesia era consecuencia del pecado original),<br />
presente en toda la tradición cristiana antigua, también en la utopía de Moro: «estoy absolutamente<br />
persuadido de que, si no se suprime la propiedad, no es posible distribuir las cosas<br />
con un criterio equitativo y justo, ni proceder acertadamente en las cosas humanas. Pues<br />
mientras exista, ha de perdurar entre la mayor y mejor parte de los hombres la angustia y la<br />
inevitable carga de la pobreza y las calamidades» (op. cit., p. 72).<br />
23 El pensamiento … , vol. I, p. 99.<br />
24 Así el primer libro de la utopía de Moro lleva a cabo una cruel descripción de las<br />
patologías sociales de la Inglaterra y Europa de su época (cfr. especialmente las pp. 50-72<br />
de la edición que manejamos).<br />
32 historia y utopía. Estudios y Reflexiones
UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />
mundo tout court), las metas de plenitud humana que los discursos «utopistas»<br />
consideraban en su día como inalcanzables, o a lo sumo, realizables en un<br />
futuro tan lejano que prácticamente no existiría (u-tópico), han dejado de serlo<br />
en el transcurso de los dos últimos siglos. La abolición de las hambrunas periódicas<br />
es una realidad desde hace casi un siglo en el mundo occidental, el<br />
acceso universal a la cultura como medio de promoción humana y económica,<br />
promovido ya por el doctrinario Guizot en la monarquía orleanista, es<br />
hoy una realidad en la mayor parte del mundo. Por último, el logro de un<br />
nivel de vida digno, por encima del mero nivel de subsistencia, para la inmensa<br />
mayoría de la población, es también hoy una meta lograda, al menos<br />
en el mundo occidental, y de modo creciente y paulatino en el resto del<br />
mundo 25 . Lo mismo cabría decir de la libre participación ciudadana en la marcha<br />
de los asuntos públicos, la extensión de las libertades así llamadas «formales»<br />
propias de una cultura democrática, etc.. De modo que a mediados<br />
de los años cincuenta del siglo pasado, eminentes pensadores como Herbert<br />
Marcuse podían certificar «El final de la utopía», tal y como reza el título de<br />
una famosa conferencia pronunciada por el autor en julio de 1967 en la Universidad<br />
Libre de Berlín 26 . Al comienzo de su ponencia Marcuse constataba<br />
precisamente cómo la conquista de muchas de las antiguas aspiraciones «utópicas»,<br />
de las que precisamente había hecho bandera el movimiento socialista<br />
(y el marxismo en particular): el logro de un nivel de vida digno por parte<br />
del proletariado y su perfecta integración dentro el sistema, asumiendo en<br />
su conjunto los discursos legitimadores del mismo, parecían presagiar un<br />
«final de la historia», pues la utopía se habría convertido en un tópos histórico<br />
real 27 . Prolongando consideraciones previas expuestas en Eros y civilización y<br />
El hombre unidimensional, Marcuse, sirviéndose de categorías marxianas y freudianas<br />
a un tiempo, mostraba la necesidad de «discutir una nueva definición<br />
de socialismo», toda vez que la clase obrera, la clase revolucionaria por excelencia,<br />
cuyo nivel creciente de explotación y pauperización en los países capitalistas<br />
debía según Marx desembocar de forma natural y necesaria en una<br />
revolución y toma del poder por parte del proletariado, precisamente en los<br />
países capitalistas más desarrollados, se había integrado a la perfección en<br />
25 Dicho sea todo ello con todos las justas matizaciones que se quieran objetar, pero<br />
sin duda que en su conjunto la humanidad (desde luego la occidental) nunca ha vivido materialmente<br />
tan bien como en los últimos cincuenta años.<br />
26 Recogida en MARCUSE, H., El final de la utopía, Ariel, 1981 2 , pp. 7-18.<br />
27 «He de empezar con una perogrullada: que hoy día toda forma del mundo vivo,<br />
toda transformación del entorno técnico y natural es una posibilidad real; y que su tópos es<br />
histórico. Hoy día podemos convertir el mundo en un infierno; … . También podemos<br />
transformarlo en todo lo contrario. Este final de la utopía –esto es, la refutación [se entiende,<br />
práctica, por la fuerza de los hechos históricos] de las ideas y las teorías que han utilizado la<br />
utopía como denuncia de posibilidades histórico-sociales se puede entender ahora, en un<br />
sentido muy preciso, como final de la historia» (El final …, p. 7).<br />
historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />
33
FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />
sus mecanismos productivos e ideologías legitimadoras. Por ello, la «teoría<br />
marxiana del socialismo» representaría «un estadio ya superado del desarrollo<br />
de las fuerzas productivas» 28 . El nuevo horizonte utópico revolucionario debería<br />
situarse, dadas las circunstancias, en un nuevo modelo de sociedad en<br />
la que no sólo el hombre se habría sustraído al reino de la necesidad y podría<br />
llevar una vida plenamente humana gracias al fruto de su trabajo y a la superación<br />
de los antagonismos de clase, sino en la que de algún modo el trabajo<br />
mismo dejara de serlo, en la que se lograse una perfecta conjunción entre el<br />
trabajo y las aspiraciones lúdico-sensibles del sujeto, un trabajo impregnado,<br />
por decirlo con Marcuse, de «cualidades estético-eróticas» que haría posible<br />
«una convergencia de técnica y arte y una convergencia de trabajo y juego» 29 ,<br />
mixtura feliz que habría sido anticipada en la obra de Fourier30 .<br />
A pesar de los ecos que la postrera propuesta marcusiana tuvo sin duda<br />
un año más tarde en el famoso «Mayo del 68», entre cuyos coreados eslóganes<br />
podían escucharse aquellos tan eróticos y ciertamente lúdicos como: «Haced el<br />
amor, no la guerra. Una revolución que exige el sacrificio por el sacrificio es<br />
una revolución à la papa. Inventad ahora la perversión sexual, La perspectiva<br />
de un placer futuro no me consuela del aburrimiento de ahora» 31 , la realidad<br />
es que la última mitad del siglo XX se caracterizó por un declinar del pensamiento<br />
utópico (del pensamiento eutópico, en cualquier caso), declinar que<br />
otros etiquetaron con el rótulo de «fin de las ideologías», es decir, el fin de<br />
las ideologías políticas como consecuencia de la aparición de un nuevo individuo<br />
materialmente satisfecho, con todas sus necesidades cubiertas en el<br />
seno de una sociedad opulenta, cuyo héroe clásico innombrado sería más bien<br />
el Narciso que se contempla a sí mismo que el Prometeo que lucha contra<br />
los dioses para aliviar las necesidades de los hombres, declinar de las utopías<br />
que en ese preciso sentido perduraría hasta hoy mismo32 .<br />
iv. posthumanismo y animalismo, ¿fin de las utopías o fin del hombre?<br />
A pesar de lo anterior, cabe señalar el surgimiento en los últimos veinte<br />
años del siglo XX y en los inicios del presente, de dos nuevas interpretaciones<br />
del hombre que exhiben en cierto modo rasgos utópicos, y que parecerían<br />
28 Ibid., p. 8.<br />
29 Ibid., p. 17.<br />
30 Loc. cit..<br />
31 BESANÇON, J., Les murs ont la parole: Journal mural, mai 68, Paris, 1968, pp. 14, 15,<br />
25, 54 y 174 (El pensamiento …, vol. III, p. 370, y nota 6).<br />
32 Sobre el fin de las «idelogías» y la nivelación a derecha e izquierda de los discursos<br />
políticos cabe mencionar el en su día controvertido libro de FERNÁNDEZ DE LA MORA,<br />
G., El crepúsculo de las ideologías, Madrid, Rialp, 1965, y el conocido ensayo de 1968 de Habermas<br />
«Ciencia y técnica como ideología» (en HABERMAS, J., Ciencia y técnica como ideología,<br />
Madrid, Tecnos, 1992 2 , pp. 53-112), que insiste en buena medida en las tesis de Marcuse<br />
34 historia y utopía. Estudios y Reflexiones
UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />
cuestionar el mentado «fin de las utopías». Me refiero al movimiento defensor<br />
de los así llamados «derechos de los animales», que llamaremos «animalismo»,<br />
y al más reciente todavía que pretendería lograr, gracias al avance creciente<br />
de la biotecnología, un hombre nuevo «posthumano», cuyas capacidades naturales<br />
excederían las del hombre «tradicional» hasta tal punto que, para los<br />
más optimistas de estos autores, sería posible lograr la inmortalidad biológica<br />
del hombre. A pesar de los rasgos aparentemente utópicos que prima facie semejantes<br />
concepciones podrían reclamar para sí, ambas tienen que ver probablemente<br />
mucho más con una concepción distorsionada del ser humano,<br />
y distópica a la postre, que con genuinas propuestas verdaderamente potenciadoras<br />
de una humanidad lograda.<br />
A) Animalismo<br />
Comenzaremos analizando la ideología de los derechos de los animales<br />
o «animalismo», término que nos permitimos emplear toda vez que muchos<br />
de los defensores de esta corriente así la denominan.<br />
Hablar de la ideología o doctrina de los derechos de los animales significa<br />
hablar de Peter Singer, cuya obra ha se ha convertido por derecho propio<br />
en el repertorio doctrinal más completo sobre la materia. El australiano<br />
Peter Singer, profesor actualmente en Princeton, formado en Oxford en el<br />
utilitarismo ético de la mano del filósofo analítico R. Hare, se dio a conocer<br />
a través de su libro-programa Liberación animal (Animal Liberation), de 1975,<br />
en el que esbozaba los puntos principales de un programa de «liberación animal»,<br />
en buena parte conocidos hoy gracias a la difusión social creciente de<br />
los movimientos en defensa de los «derechos de los animales», que han asumido<br />
su programa33 . El libro comienza con una solemne declaración de principios<br />
que es a su vez un programa reivindicativo: «Este libro trata de la tiranía<br />
de los humanos sobre los no humanos, tiranía que ha causado, y sigue causando,<br />
un dolor y un sufrimiento sólo comparables a los que provocaron siglos<br />
de dominio de los hombres blancos sobre los negros. La lucha contra<br />
ella es tan importante como cualquiera de las batallas morales y sociales que<br />
se han librado en años recientes» 34 . Los principios morales que sustentan el<br />
programa reivindicativo animalista se fundarían en las siguientes premisas<br />
éticas: no existe diferencia moral esencial entre hombres y animales (al menos<br />
los superiores), en la medida en que ambos son seres sintientes, siendo esta<br />
facultad (la capacidad de sentir) la que determinaría el estatus moral de un ser<br />
(cfr. esp. las pp. 92-95 sobre la desaparición o «latencia» de los conflictos de clase en las sociedades<br />
capitalistas avanzadas, y en pp. 108-112 su interpretación en clave marcusiana del<br />
mayo del 68).<br />
33 Existe traducción española de la segunda edición de 1990: Liberación animal, Trotta, Madrid,<br />
1999. Una excelente exposición crítica de conjunto sobre Singer puede verse en PRIETO<br />
LóPEZ, L., El hombre y el animal, nuevas fronteras de la antropología, Madrid, 2008, pp. 41-115.<br />
34 Liberación animal, «Prólogo», p. 19.<br />
historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />
35
FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />
vivo35 . Por consiguiente, conceder al hombre un estatuto moral por encima<br />
de los animales sería un crimen de leso especismo: es decir, considerarse pertenecientes<br />
a una especie moralmente privilegiada por razón de nuestra dotación<br />
biológica, lo que para Singer es moralmente tan rechazable como el<br />
racismo entre los seres humanos o el sexismo tradicionales36 . Por ello mismo,<br />
coincidiendo en su carácter sensible la naturaleza humana y la animal (de los<br />
animales al menos vertebrados que disponen de cerebro, muy especialmente<br />
los grandes simios), los individuos pertenecientes a ambas categorías pertenecerían<br />
a una misma «comunidad de iguales», tal y como recoge la así llamada<br />
«Declaración de los grandes simios»:<br />
«Exigimos que la comunidad de los iguales se haga extensiva a todos los<br />
grandes simios: los seres humanos, los chimpancés, los gorilas y los orangutanes»<br />
37 . Semejante «comunidad» moral de «iguales» implicaría una correlativa<br />
igualdad de derechos, especialmente de aquellos derechos fundamentales<br />
como el derecho a la vida, la libertad y la prohibición de la tortura, que las<br />
mencionadas cuatro especies compartirían38 . Como consecuencia de ello el<br />
«vegetarianismo» sería la única postura ética compatible con el respeto debido<br />
a los animales, así como la prohibición de la experimentación con animales<br />
con fines médicos, a no ser en su propio beneficio39 .<br />
35 De acuerdo con un famoso texto del utilitarista Bentham que Singer trae a colación,<br />
tomado de su Introduction to the Principles of morals and Legislation, de 1789: «Puede llegar el<br />
día en que el resto de la creación animal adquiera esos derechos que nunca se le podrían<br />
haber negado de no ser por la acción de la tiranía. … . Puede que llegue un día en que el número<br />
de piernas, la vellosidad de la piel o la terminación del os sacrum sean razones igualmente<br />
insuficientes para abandonar a un ser sensible al mismo destino. ¿Qué otra cosa es la<br />
que podría trazar la línea infranqueable? ¿Es la facultad de la razón, o acaso la facultad del<br />
discurso? Un caballo o un perro adulto es sin comparación un animal más racional, y también<br />
más sociable, que una criatura humana de un día, una semana o incluso un mes. Pero, aun<br />
suponiendo que no fuera así, ¿qué nos esclarecería? No debemos preguntarnos: ¿pueden<br />
razonar?, ni tampoco: ¿pueden hablar?, sino: ¿pueden sufrir?» (ibid., p. 43).<br />
36 Cfr. ibid., p. 45.<br />
37 SINGER, P., CAVALIERI, P. (eds.), «Declaración sobre los grandes simios», en<br />
El proyecto gran simio, Madrid, Trotta, 1998, p. 12.<br />
38 «La «comunidad de los iguales» es una comunidad moral dentro de la cual aceptamos<br />
que determinados principios o derechos morales fundamentales, que se pueden hacer valer<br />
ante la ley, rigen nuestras relaciones mutuas. Entre estos principios o derechos figuran los<br />
siguientes: 1) El derecho a la vida. Debe protegerse la vida de los miembros de la comunidad<br />
de los iguales. No puede darse muerte a los miembros de la comunidad de los iguales, excepto<br />
… en defensa propia 2) La protección de la libertad individual. No puede privarse arbitrariamente<br />
de su libertad a los miembros de la comunidad de los iguales. Si se les aprisiona<br />
sin que medie un proceso legal, tienen el derecho a ser liberados de manera inmediata. 3)<br />
La prohibición de la tortura. Se considera tortura, y por tanto es moralmente condenable, infligir<br />
dolor grave, de manera deliberada, a un miembro de la comunidad de los iguales, ya sea sin<br />
ningún motivo o en supuesto beneficio de otros» (ibid., loc. cit.).<br />
39 Liberación animal, p. 203.<br />
36 historia y utopía. Estudios y Reflexiones
UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />
Paradójicamente, al tiempo que Singer eleva el estatus moral de los animales<br />
a categorías hasta hace poco tiempo reservadas a los seres humanos,<br />
degrada la condición del hombre, o de determinados grupos de seres humanos,<br />
al nivel hasta hace poco reservado a los animales e incluso a uno inferior.<br />
Asumiendo el concepto tradicional boeciano de «persona» (por mediación<br />
de la definición lockeana de la misma en el Ensayo sobre el entendimiento humano),<br />
Singer la caracteriza por los dos rasgos principales de ser un «ser racional y<br />
autoconsciente» 40 . Ahora bien, dando por supuesta la irrelevancia ontológica<br />
de la diferencia categorial clásica aristotélica entre ser en acto y ser en potencia,<br />
Singer disocia el concepto de pertenencia biológica a la especie humana del<br />
concepto de persona, como ha sido habitual hasta hoy, de modo que aquellos<br />
seres humanos que no sean en acto racionales y autoconscientes (por ejemplo:<br />
los recién nacidos, los deficientes psíquicos), no serían personas, al<br />
tiempo que de un modo harto discutible, atribuye esas capacidades a ciertos<br />
animales (delfines, orangutanes, chimpancés, etc.), por lo que concluye que<br />
existen seres humanos que no son personas y animales no humanos que sí lo serían<br />
41 . Como consecuencia de lo anterior, Singer aboga abiertamente por la<br />
licitud moral del infanticidio, supuesta la previa licitud del aborto, en términos<br />
extraordinariamente denigrantes para la dignidad del niño: «He defendido la<br />
posición de que la vida de un feto no tiene mayor valor que la vida de un<br />
animal no humano que se halle en un nivel similar de racionalidad, autoconciencia,<br />
percatación, capacidad de sentir, etc., y que -puesto que ningún feto<br />
es persona- ninguno tiene el mismo derecho a la vida que una persona. Ahora<br />
bien, se ha de admitir que estos argumentos son tan válidos para el recién<br />
nacido como para el feto. Un bebé de una semana no es un ser racional y autoconsciente,<br />
y hay muchos animales no humanos cuya racionalidad, autoconciencia,<br />
percatación, capacidad de sentir y cosas semejantes, exceden a la<br />
de un bebé humano de una semana, un mes y hasta quizá de un año. Si el<br />
feto no tiene el mismo derecho a la vida que una persona, parece que el recién<br />
nacido no lo tiene tampoco, y que la vida de un recién nacido tiene menos<br />
valor que la de un cerdo, un perro o un chimpancé» 42 . A favor de su defensa<br />
de la moralidad del infanticidio aduce Singer precisamente el hecho de que<br />
haya sido practicado en muchas culturas no occidentales, entre ellas las muy<br />
40 Ética práctica, 2ª ed. de 1993 (cit. en SINGER, P., una vida ética. Escritos, Madrid,<br />
Taurus, 2002, p. 160).<br />
41 «podría haber una persona que no es miembro de nuestra especie. Podría también<br />
haber miembros de nuestra especie que no son personas» (Ética práctica, Ariel, Barcelona,<br />
1995 -traducc. de la 2ª ed. de 1993- «¿Qué hay de malo en matar?», en una vida ética, p. 160).<br />
42 Ética práctica, Barcelona, Ariel, 1984, p. 156. En la segunda edición de Practical<br />
Ethics de 1993 suaviza un tanto la redacción por medio de un circunloquio que modifica el<br />
sentido: «Si el feto no cuenta con el mismo derecho a la vida que una persona, parece que<br />
el bebé recién nacido tampoco, y la vida de éste es de menor valor para él que la vida de un<br />
cerdo, un perro o un chimpancé lo es para el animal no humano» (una vida ética, p. 194).<br />
historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />
37
FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />
cultas griega y romana43 , por mucho que, para consuelo de quienes todavía<br />
se escandalicen por el infanticidio, no debería ser admitido indiscriminadamente,<br />
manteniéndose en cualquier caso su licitud moral44 .<br />
Singer abogar abiertamente por una total inversión (una «revolución<br />
copernicana moral»), de la moral europea tradicional basada en el carácter<br />
sagrado de la vida humana, de origen claramente cristiano, que debería ser<br />
sustituida por la suya propia de carácter relativista-utilitarista, y que coincide<br />
en muy buena medida (en sus valoraciones morales de problemas relacionados<br />
con el valor de la vida humana), con los juicios morales hoy ampliamente<br />
difundidos sobre dichas cuestiones45 . Singer, que se considera un pensador<br />
de izquierdas, cree que, una vez caído el muro de Berlín y cuestionada por<br />
los hechos la utopía marxista clásica, la izquierda debería incorporar un programa<br />
político más realista, un «nuevo paradigma» ético-político a partir de<br />
una consideración más adecuada de la naturaleza humana, programa que debería<br />
incluir la información sobre el hombre proporcionada por la biología<br />
darwinista (desde el enfoque de la «sociobiología» que Singer asume, especialmente<br />
según la versión de R. Dawkins en El gen egoísta. Las bases biológicas<br />
de nuestra conducta), que trabajase a su vez «en pos de un estatuto moral mayor<br />
para los animales no humanos» 46 .<br />
B) Posthumanismo<br />
En cuanto al «transhumanismo» o «posthumanismo», se trata de una<br />
novísima interpretación del hombre (que podría considerarse utópica en<br />
cuanto propone un modelo de hombre «nuevo» que debería aparecer en un<br />
futuro no muy lejano), que se gestó a finales de los años ochenta del siglo<br />
43 Lo que efectivamente es el caso, baste recordar el texto de la Política de Aristóteles<br />
aducido por el propio Singer: «Sobre el abandono y la crianza de los hijos, una ley debe prohibir<br />
que se críe a ninguno que esté lisiado» (ARISTóTELES, Política, 1335b, traducc. de C.<br />
García Gual y A. Pérez Jiménez, Madrid, Alianza, 1986, p. 282), o el de Platón en La República,<br />
Libro V, 460d, que habla de «mantener ocultos en un lugar secreto y desconocido» a<br />
los niños hijos de «los peores» o que nazcan lisiados.<br />
44 Cfr. una vida ética, p. 197.<br />
45 Así en Rethinking life and death, de 1994 (Repensar la vida y la muerte: El colapso de nuestra<br />
ética tradicional, Paidós, 1997), donde pretende «reescribir» los cinco mandamientos fundamentales<br />
de la moral cristiana relativos al respeto y la transmisión de la vida humana por<br />
sus propias alternativas utilitaristas: «Trata toda vida humana como de igual valor»/«Reconoce<br />
que el valor de la vida humana es variable», «Nunca mates intencionadamente una vida<br />
humana inocente»/«Ten responsabilidad por las consecuencias de tus decisiones», «Nunca<br />
te quites la vida, e intenta siempre evitar que los demás se quiten la suya»/ «Respeta los deseos<br />
de una persona de vivir o morir», «Creced y multiplicaos»/«Trae niños al mundo sólo<br />
si son deseados», «Trata toda vida humana como siempre más valiosa que cualquier vida no<br />
humana»/«No discrimines sobre la base de la especie»(en una vida ética, pp. 247-261).<br />
46 «Darwin para la izquierda», 1998, en una vida ética, pp. 315-325, p. 324. DAWKINS,<br />
R., El gen egoísta, Barcelona, Labor, 1979 (existe una edición más reciente en Salvat, 2000).<br />
38 historia y utopía. Estudios y Reflexiones
UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />
XX 47 . Se encuentra representanda hoy sobre todo por el sueco Nick Boström,<br />
director del Future of humanity Institute de la universidad de Oxford, y cofundador<br />
de la World transhumanist Association en 1990, y por el médico-filósofo<br />
rumano Julian Savulescu, director del the oxford uehiro Centre for Practical<br />
Ethics de la misma universidad 48 . Brevemente, el ideario de los posthumanistas<br />
sería el siguiente, en palabras de Boström: «un movimiento cultural, intelectual<br />
y científico que afirma el deber moral de mejorar las capacidades físicas<br />
y cognitivas de la especie humana y de aplicar las nuevas tecnologías al hombre,<br />
a fin de que se puedan eliminar aspectos no deseados y no necesarios<br />
de la condición humana como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento<br />
y, por último, el ser mortal» 49 . Para alcanzar estos objetivos, la humanidad<br />
habría de pasar por un estado de transición transhumano entre el hombre<br />
actual y el posthumano, hombre posthumano que sería capaz de alcanzar las siguientes<br />
«sobrehumanas» capacidades: expectativas de vida superiores a los<br />
quinientos años, capacidad cognitiva dos veces superior al máximo posible<br />
para el hombre actual, control de los inputs sensoriales evitando cualquier<br />
tipo de sufrimiento psicológico, amén de un control emocional total. Además<br />
el posthumano, que se podría lograr en un plazo de sólo «cien años», podría<br />
hacer copias de sí mismo 50 . Entre los precursores reconocidos del movimiento<br />
Boström contaría a Hume, Newton, Hobbes y F. Bacon, que habrían<br />
47 La primera vez que se empleó el término transhumanismo parece haber sido en 1957<br />
por el biólogo J. Huxley en su artículo new Bottles for new Wine, en el que habría escrito:<br />
«The human species can, if it wishes, transcend itself –not just sporadically, an individual<br />
here in one way, an individual there in another way, but in its entirety, as humanity. We need<br />
a name for this new belief. Perhaps transhumanism will serve: man remaining man, but<br />
trascending himself, by realizing new possibilities of and for his human nature» (HUXLEy,<br />
J., new Bottles for new Wine, London, Chatto & Windus, 1957, pp. 13-17, en www.transhumanism.org,<br />
órgano virtual de la World transhumanist Association for the ethical use of technology<br />
to extend human capabilities, consulta: 20/05/2011).<br />
48 Entre las obras más representativas hasta la fecha habría que destacar las de:<br />
BOSTRÖM, N., Anthropic Bias: observation Selection Effects in Science and Philosophy, Routledge,<br />
New york & London, 2002, BOSTRÖM, N., SAVULESCU, J. (eds.), human enhancement,<br />
Oxford University Press, 2008, BOSTRÖM, N., SANDBERG, A., the Wisdom of nature:<br />
An Evolutionary heuristic of human Enhancement, 2007 (cfr. www.nickbostrom.com, consulta<br />
de 20/05/2011).<br />
49 BOSTRÖM, N., Intensive Seminar on transhumanism, yale University, 26 junio 2003,<br />
cit. en el art. de POSTIGO SOLANA, E., «Transumanesimo e postumano: principi teorici<br />
e implicazione bioetiche», medicina e morale. Revista internazionale bimestrale di Bioetica, (2009),<br />
2, pp. 271-287, p. 271, artículo que seguiremos en lo fundamental.<br />
50 POSTIGO SOLANA, p. 272, que lo toma de BOSTRÖM, N., ROACHE, R., Ethical<br />
Issues in human Enhancement, en RyBERG, J., PETERSEN, T.S., WOLF, C, et al. (ed.),<br />
new Waves in Applied Ethics, Palgrave: MacMillan, 2007, p. 280. Sobre la historia del transhumanismo,<br />
se pueden consultar las referencias en su propia página web: en 1972 R. ETTIN-<br />
GER escribió man into Superman, que contribuyó ampliamente al surgimiento del<br />
pensamiento transhumanista. Los grupos transhumanistas comenzaron a reunirse a princi-<br />
historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />
39
FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />
sentado las bases del racionalismo científico, y en cuanto a sus premisas éticas,<br />
se declara deudor (como Singer) del utilitarismo de Bentham y Mill, y del<br />
pragmatismo de Peirce y James51 .<br />
El «posthumanismo» guarda relación en algunos puntos con el animalismo,<br />
en la medida en que, además de su común matriz ética utilitarista, Boström<br />
pretende, por ejemplo, que los supuestos beneficios que la<br />
biotecnología aportará a los seres humanos, deberían ser extensibles a «todos<br />
los seres sintientes» 52 .<br />
En cierto modo el posthumanismo sería la utopía «total» o «perfecta», en<br />
la medida en que, de cumplirse sus aspiraciones, puesto que lograría abolir<br />
completamente la enfermedad, el envejecimiento, el dolor físico y psíquico,<br />
y a la postre, la muerte, lograría de una vez por todas la instauración de una<br />
edad dorada, del paraíso en la tierra53 . ya no haría falta esperar a otro mundo<br />
para lograr la redención completa, pues ya en éste sería posible.<br />
v. conclusiones<br />
¿Son animalismo y posthumanismo las últimas manifestaciones de la tradición<br />
utópica occidental inaugurada con la utopía de Moro en su versión moderna?,<br />
¿o más bien habría que incluir sus rasgos aparentemente utópicos entre<br />
las antitopías más famosas de la primera mitad del siglo XX, las de de un Huxley<br />
o un Orwell? A nuestro entender lo segundo se acercaría más a la verdad.<br />
En cuanto al animalismo de Peter Singer, especialmente en lo que concierne<br />
a sus valoraciones morales sobre el respeto a la vida humana en estado<br />
precario, parece evidente su carácter de utopía involutiva, en la medida en que<br />
expresamente pretende poner en valor juicios morales reconocidamente antiguos,<br />
más aún, literalmente «primitivos» (previos en cualquier caso a la apa-<br />
pios de la década de 1980 en la Universidad de California, la artista futurista Natasha Vita-<br />
More escribió en 1982 una aplicación estética en transhumanist Arts Statement. En 1990 los<br />
filósofos Nick Bostrom y David Pearce fundaron la World transhumanist Association (WtA).<br />
Otros pensadores «transhumanistas» serían R. Kurzweil, H. Moravec o K. Warwick.<br />
51 POSTIGO SOLANA, pp. 374-5, que lo toma de BOSTRÖM, N., A history of<br />
transhumanist thought, Journal of Evolution and Technology, 2005; 14 (1): 1-25.<br />
52 «El transhumanismo es favorecedor del bienestar para todos los seres sintientes<br />
(ya sean éstos humanos, inteligencias artificiales, animales o extraterrestres potenciales) e<br />
incluye muchos principios del humanismo moderno» (www.transhumanism.org, consulta<br />
de 20.04.2009, en POSTIGO SOLANA, p. 374). Por lo demás, queda claro por este texto<br />
que la fantasía cyborg no sólo es moneda corriente para estos autores, sino que tampoco parecen<br />
tener en absoluto claros los límites entre hombre y máquina, límites que por lo demás<br />
tiende de forma simplista a borrar.<br />
53 La superación de la muerte, «el más duro rechazo de la utopía, y por ello, su inolvidada<br />
provocadora» (BLOCH, El principio esperanza, pp. xxv-xxvi), constituye el núcleo principal<br />
de muchas utopías, si no todas.<br />
40 historia y utopía. Estudios y Reflexiones
UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />
rición histórica del cristianismo, como Singer subraya). En efecto, no sólo<br />
griegos y romanos disponían de un derecho cuasi omnímodo sobre la vida<br />
de sus infantes, especialmente los deficientes, sino que la práctica del infanticidio<br />
parece una costumbre extendida en la mayoría de sociedades primitivas.<br />
Según M. Harris, el infanticidio de los niños habría sido tan habitual<br />
entre los pueblos paleolíticos, que del 25 al 50 por ciento de los niños no fallecidos<br />
por causas naturales morirían como consecuencia directa del mismo<br />
o de algún tipo de negligencia peri-natal54 . Muchos estudios antropológicos<br />
abundan en el mismo sentido55 . Más aún, la práctica del infanticidio nos emparentaría<br />
directamente con muchas especies animales, y con los primates<br />
en particular56 . En este sentido, las propuestas de Singer son muestras de un<br />
franco «primitivismo», de una vuelta a estados pasados de la humanidad que<br />
percibimos intuitivamente como indeseables por violar una dignidad y unos<br />
derechos humanos que juzgábamos hasta ahora como imprescriptibles.<br />
Respecto al posthumanismo, independientemente de su más que discutible<br />
viabilidad biológica efectiva, del problema demográfico verdaderamente insoluble<br />
que supondría la inmortalidad terrenal de los seres humanos, o de las<br />
amenazadoras consecuencias éticas que implicaría para la autocomprensión<br />
del ser humano la eugenesia obligatoria que propone, borrando las diferencias<br />
entre «lo crecido» y «lo hecho», entre quien tiene un código genético natural<br />
indisponible (determinado sólo por la naturaleza), y aquellos otros que dispondrían<br />
de un código genético fabricado por otros seres humanos, que serían por<br />
tanto un «producto» de sus creadores y no sus «hijos» 57 , no parece que la perspectiva<br />
de una vida eterna mundana, incluso en el que caso de que fuera biológicamente<br />
posible, sea especialmente deseable, dados los incontables<br />
conflictos éticos que generaría: ¿cuántos hombres inmortales podrían vivir en<br />
54 Cfr. HARRIS, M., Introducción a la antropología general, Madrid, Alianza Editorial,<br />
1986, pp. 217-18.<br />
55 Cfr. el art. de BLAFFER HRDy, S. «Infanticide», en LEVINSON, D., EMBER,<br />
M. (eds.) Encyclopedia of Cultural Anthropology, New york, Henry Holt and Company, 1996, 4<br />
vols., vol. 2, pp. 644-648. Según el estudio de DALy, M. y WILSON, M. «A Sociobiological<br />
analysis of Human Infanticide», HAUSFATER, G., BLAFFER HRDy, S. (eds.), Infanticide:<br />
Comparative and Evolutionary Perspectives, New york, york, Aldine/de Gruyter, 1984, realizado<br />
sobre 60 sociedades incluidas en los «Human Relations Area Files» de la Universidad de<br />
yale, en 39 de ellas se tendría noticia del infanticidio, de las que en 35 las circunstancias<br />
serían «bien conocidas» («well-known»).<br />
56 Entre los primates son conocidos los casos de machos que matan a las crías de<br />
una hembra para aparearse con ella (según BARTLETT, THAD, SUSSMAN, R.W., y CHE-<br />
VERUD, M., «Infant Killing in Primates: A review of Observed Cases with Specific Reference<br />
to the Sexual Selection Hypothesis», American Anthropologist, 95 (4), 1994, pp. 958-990,<br />
cit. en BLAFFER HRDy, «Infanticide», p. 647, col. izda.).<br />
57 Cfr. HABERMAS, J., El futuro de la naturaleza humana. ¿hacia una eugenesia liberal?,<br />
Paidós, 2004, pp. 64 ss. y passim.<br />
historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />
41
FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />
la tierra?, ¿cómo serían fecundados, o en su caso hechos?, ¿por quién?, ¿qué<br />
tipo de relación mantendrían con sus progenitores-productores?, ¿quién decidiría<br />
cuántos descendientes se podrían procrear y con qué rasgos?, ¿cuál sería<br />
el límite de la eugenesia perfeccionadora de las capacidades naturales?, ¿se podrían<br />
crear cyborgs esclavos?, etc., cuestiones para las que los posthumanistas<br />
carecen de respuesta y que en general ni siquiera se plantean. El posthumanismo<br />
muestra por tanto más bien la faz de una inquietante distopía futurista,<br />
que haría verdad las pesadillas de cierto género de literatura de ciencia-ficción,<br />
que una verdadera aspiración de la mayoría de los seres humanos58 .<br />
Tanto el animalismo de P. Singer como el posthumanismo de Boström<br />
podrían incluirse a nuestro entender por derecho propio en la tradición de la<br />
«muerte del hombre» inaugurada por el estructuralismo de Lévi-Strauss en<br />
los años sesenta. Para el estructuralismo el hombre estaba muerto como sujeto<br />
agente, no era más que una «cosa entre las cosas», chose parmi les choses59 , una<br />
pieza dentro de un sistema lingüístico o social cuyas reglas determinaban necesariamente<br />
todas las posibilidades de acción e interacción dentro del mismo.<br />
Pero para el estructuralismo la definición del hombre permanecía indiscutida,<br />
al menos en cuanto individuo biológico. Los límites del hombre que se quería<br />
muerto como sujeto estaban en todo caso definidos: se trataba a la postre del<br />
hombre «de siempre», el perteneciente a la especie biológica homo sapiens, netamente<br />
separada de todas las demás. Para el animalismo y el posthumanismo<br />
sin embargo, ni siquiera la definición biológica del hombre disminuido del estructuralismo<br />
sería aceptable, y sus límites podrían rebasarse tanto por debajo<br />
(animalismo) como por arriba (posthumanismo), de modo que ya no sería<br />
posible ni deseable llegar a un acuerdo sobre los límites definitorios de lo humano<br />
frente al reino meramente animal y frente al mundo de la cibernética,<br />
tal y como pretende la ciberfeminista D. Haraway: «Un mundo cyborg podría<br />
tratar de realidades sociales y corporales vividas en las que la gente no tiene<br />
miedo de su parentesco con animales y máquinas ni de identidades permanentemente<br />
parciales ni de puntos de vista contradictorios» 60 .<br />
Las a nuestro juicio distopías del animalismo y posthumanismo parecen<br />
en realidad el último síntoma de lo que ya apuntaba Max Scheler en 1928 en<br />
su escrito programático El puesto del hombre en el cosmos, a saber, que el hombre<br />
occidental cada vez sabe menos quién es, dividido entre antropologías enfrentadas<br />
y aparentemente incompatibles entre sí:<br />
58 Así para F. Fukuyama el tranhumanismo se ha convertido en «una de las ideas más<br />
peligrosas del mundo» (FUKUyAMA, F., our Posthuman Future: Consequences of the Biotehcnology<br />
Revolution, New york, Farrar, Strauss and Giroux, 2002, en POSTIGO SOLANA, p. 280).<br />
59 LÉVI-STRAUS, C., mitológicas I. Lo crudo y lo cocido, México, FCE, pp. 18-19, 1968<br />
(orig. francés de 1964).<br />
60 HARAWAy, D., Ciencia, cyborgs y mujeres: la reinvención de la naturaleza, Madrid, Cátedra,<br />
1995, p. 263, cit. en CALONGE, F., «Post-humanismo y ética: reflexiones para la re-<br />
42 historia y utopía. Estudios y Reflexiones
UTOPíAS DE AyER y DE HOy. PoSthumAnISmo y AnImALISmo, ¿NUEVOS HORIZONTES UTóPICOS DE LA HUMANIDAD?<br />
«Poseemos, pues, una antropología científica, otra filosófica y otra teológica,<br />
que no se preocupan una de otra. Pero no poseemos una idea unitaria del hombre. Por otra<br />
parte, la multitud siempre creciente de ciencias especiales que se ocupan del hombre,<br />
ocultan la esencia de éste mucho más de lo que la iluminan, por valiosas que sean. Si<br />
se considera, además, que los tres citados círculos de ideas tradicionales están hoy<br />
fuertemente quebrantados, … , cabe decir que en ninguna época de la historia ha resultado<br />
el hombre tan problemático para sí mismo como en la actualidad» 61 .<br />
Ahora bien, de las tres antropologías enfrentadas que Scheler contradistinguía<br />
en 1928 (la científico-biológica de corte darwinista, la filosófica de<br />
origen griego y la teológica de matriz judeo-cristiana, a las quizás pudiéramos<br />
añadir hoy la «cibernética»), sin duda que es la científico-tecnológica la que<br />
ha logrado una hegemonía indiscutida (al paso del debilitamiento progresivo<br />
de sus dos antagonistas), quedando relegadas la visión griega y judeo-cristiana<br />
cada vez más a un baúl de los recuerdos que ya nadie revuelve, cuando no a<br />
material de desecho y derribo.<br />
Ahora bien, como ya observó H. Plessner, paradójicamente, cuanto<br />
más el hombre occidental ha pretendido librarse de su suelo nutricio grecojudeo-cristiano,<br />
en un proceso de autoexaltación iniciado en el Renacimiento<br />
y que continúa hasta hoy, que pretendería prescindir de toda norma más allá<br />
de su pura voluntad (de Dios primero, de cualquier autoridad, de la «esencia»<br />
humana como último criterio normativo por encima del deseo omnímodo<br />
del Único, como pretendía Max Stirner), tanto más acaba degradándose en<br />
su autocomprensión teórica:<br />
«Causa sorpresa comprobar, … , que la confianza ilimitada puesta sobre el<br />
hombre desde el Renacimiento en adelante corre pareja a un progresivo abajamiento<br />
de su posición peculiar en la naturaleza. Cuanto más se ha exaltado al hombre en<br />
abstracto, tanto más ha sido rebajado el aprecio a su ser en concreto; y, sobre todo,<br />
tanto más se han ido confundiendo las fronteras del mundo humano con el animal.<br />
La emancipación del hombre, signo característico de los tiempos nuevos … resultó<br />
posible únicamente … con … el olvido de la imagen con la que el mundo griego, el<br />
judaísmo y el cristianismo habían caracterizado al hombre. Pero en la medida en que<br />
nos alejamos de esta imagen clásica … del hombre, la posición del hombre en el<br />
mundo se vuelve cada vez más problemática» 62 .<br />
Sin duda que el animalismo y el posthumanismo tienen poco que ver<br />
con una continuación del humanismo moderno, como pretende Boström,<br />
construcción de solidaridades en la sociedad moderna avanzada», Foro Interno, 5 (2005), 59-<br />
83, p. 77, nota 53 (hasta el sacrosanto principio metafísico de no-contradicción parecería<br />
llevarse por delante el posthumanismo a lo que parece, con su capacidad de hacer «compatibles<br />
puntos de vista contradictorios»).<br />
61 SCHELER, M., El puesto del hombre en el cosmos, Losada, Buenos Aires, 1968 7 , p. 24.<br />
62 PLESSNER, H., mensch und tier, en Conditio humana, 1964, Plessner Gesammelte Schriften,<br />
VIII, 1983, 52-65, p. 52s. (el artículo original es en realidad de 1938, cfr. PRIETO, L., El hombre y el<br />
animal. nuevas fronteras de la antropología, BAC, Madrid, 2008, pp. 220-1, y p. 220, nota 3).<br />
historia y utopía. Estudios y Reflexiones<br />
43
FRANCISCO T. BACIERO RUIZ<br />
sino más bien con su contrario: con la pérdida del genuino humanismo de la<br />
tradición europea, humanismo que una Europa «cansada de sí misma» hace<br />
tiempo que olvidó en los polvorientos anaqueles de las antiguas bibliotecas,<br />
y que sumido en el olvido apenas tiene ya algo que decir:<br />
«Unos objetos postales que ya no se reparten dejan de ser envíos a amigos<br />
posibles: se transforman en objetos archivados. También esto, es decir, que los libros<br />
canónicos de antaño poco a poco hayan ido dejando de ser cartas a los amigos y que<br />
ya no reposen en las mesillas de noche, ni en las de día, de sus lectores, sino que se<br />
hayan sumido en la atemporalidad de los archivos, esto también le ha quitado al movimiento<br />
humanista la mayor parte del empuje que tuvo una vez. Los archiveros<br />
bajan cada vez con menos frecuencia a las profundidades que albergan esas antigüedades<br />
textuales, para consultar opiniones anteriores sobre temas modernos. Quizás<br />
ocurra de cuando en cuando que, mientras están metidos en tales indagaciones por<br />
los sótanos muertos de la cultura, esos papeles largo tiempo no leídos empiecen a<br />
centellear, como si lejanos rayos se precipitaran sobre ellos» 63 .<br />
Si fuera cierto que el pensamiento clásico y la Biblia fueron los dos<br />
grandes proveedores del pensamiento utópico en Occidente, como quería el<br />
matrimonio Manuel, sería lógico esperar que el olvido de sus arquetipos fundacionales<br />
no pueda conducir a las mentes occidentales de hoy sino a las pesadillas<br />
distópicas más dispares, que no sueños, que exhiben los más<br />
inquietantes perfiles.<br />
63 SLOTERDIJK, P., normas para el parque humano, Siruela, Madrid, 2006, pp. 84-85.<br />
44 historia y utopía. Estudios y Reflexiones
El trabajo fEmEnino: utopía y rEalidad social<br />
silvia medina Quintana<br />
Grupo Deméter. Historia, Mujeres y Género. Universidad de Oviedo<br />
E-mail: silvia_medinaq@hotmail.com<br />
Es evidente que el trabajo de las mujeres se configura como una realidad<br />
social durante toda la Historia. En muchas culturas, el modelo de feminidad<br />
estaba vinculado a lo doméstico, pero esa imagen teórica no fue<br />
pensada para las mujeres de las clases populares quienes, lejos de permanecer<br />
encerradas en sus hogares, tuvieron una presencia activa en la vida económica<br />
de todas las sociedades históricas.<br />
Con el concepto de trabajo femenino se aborda, en este artículo, tanto<br />
el remunerado como el que queda invisibilizado tras las labores propias del<br />
sexo femenino»; por tanto, se analizará la participación de las mujeres en la<br />
esfera económica a través de esa doble vertiente: por una parte, diferentes<br />
oficios remunerados que ejercieron (aunque en ciertos casos, como el de las<br />
esclavas, no sean ellas quienes reciban la retribución económica) y, por otra<br />
parte, las actividades domésticas, que no son remuneradas.<br />
Este texto presenta un recorrido histórico lineal, respetando las grandes<br />
divisiones de la Historia, aunque teniendo en cuenta que esos límites cronológicos<br />
pueden resultar artificiales en muchas ocasiones. Concretamente,<br />
se hace especial atención al trabajo de las mujeres en la sociedad romana pues<br />
existe una considerable información al respecto y no se puede obviar que en<br />
las culturas clásicas se configuran unos modelos y unas realidades que están<br />
en la base de nuestra sociedad actual; de ahí que el análisis de este período<br />
sea más extenso y se haya privilegiado frente a otras épocas.<br />
También conviene señalar que dicho recorrido histórico se centra en<br />
Europa y, conscientemente, se han dejado fuera otras realidades en las que<br />
el trabajo de las mujeres fue, y continúa siendo, el pilar del desarrollo económico.<br />
Sin embargo, no se pretende hacer de la historia de las mujeres en Europa<br />
el único modelo válido para realizar ese balance del trabajo femenino.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones 45
SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />
i. desarrollo histórico del trabajo femenino<br />
Por establecer unas líneas generales, ya que esta contribución no pretende<br />
hacer un análisis exhaustivo, comenzaremos en la Prehistoria este recorrido<br />
histórico para rastrear el trabajo de las mujeres.<br />
no sabemos con claridad cómo era el reparto de tareas entre hombres<br />
y mujeres en las etapas prehistóricas. Se puede hablar de espacios diferenciados,<br />
atendiendo al uso que se les daba, por ejemplo, lugares para la transformación<br />
de alimentos, elaboración de útiles y otras tareas, zonas de descanso,<br />
y el campo abierto, pero no parece que estas áreas estuvieran asociadas a uno<br />
u otro género. A la luz de las investigaciones arqueológicas y los materiales<br />
hallados relativos a este período, se puede afirmar que, en ocasiones, se ha<br />
proyectado al paleolítico la división social de épocas posteriores e ideas actuales;<br />
es cierto que los materiales para investigar las etapas prehistóricas son<br />
escasos pero no por ello podemos trasladar esquemas posteriores a etapas<br />
donde no se puede afirmar con seguridad que funcionaban del mismo modo1 .<br />
A finales del neolítico asistimos ya a una clara división social, con la<br />
presencia de jerarquías, diferencias de género y de clase que se reflejan en los<br />
ajuares domésticos y fúnebres, y en la distribución del poblado, donde aparece<br />
una clara división de espacios vinculada a la realización de distintas actividades.<br />
Esta diferenciación evidente no se aprecia de un modo claro durante el período<br />
paleolítico, pero tampoco podemos caer en el poco riguroso recurso de<br />
presentar una imagen idealizada de las primeras culturas humanas2 .<br />
Desconocemos aún muchas cosas sobre la organización social de estos<br />
grupos nómadas, cuya economía se basaba en la caza y la recolección; precisamente,<br />
el tema de la caza fue uno de los más abordados por la historiografía<br />
tradicional, que solía presentar el modelo del hombre cazador y proveedor<br />
de alimento, frente a la mujer que esperaba pasivamente en el ámbito doméstico,<br />
dedicada a labores textiles y a la preparación de comida, mientras el<br />
grupo de hombres jóvenes cazaba grandes piezas3 . Una imagen caricaturesca<br />
que aún se mantuvo mucho tiempo en estudios científicos y rigurosos.<br />
Sin embargo, parece que la economía de estos grupos dependía fundamentalmente<br />
de la caza de pequeños animales, la recolección, la pesca y el<br />
carroñeo, y sólo en momentos puntuales se podrían proveer de grandes pie-<br />
1 Trinidad Escoriza Mateu, 2006: 5-10; Almudena Hernando Gonzalo, 2007: 167;<br />
Trinidad Escoriza Mateu y Pedro V. Castro Martínez, 2009: 207.<br />
2 Es frecuente presentar de una manera romántica estas etapas como un período<br />
igualitario, previo a la civilización y donde no hay conflictos sociales. Otro ejemplo lo encontramos<br />
en la manera en que parte de la historiografía presentaba a ciertos pueblos prerromanos<br />
de la Península Ibérica, con una imagen de grupos igualitarios, frente a lo que<br />
sucederá tras la conquista romana.<br />
3 Mª Ángeles Querol, 2005-06: 47-70.<br />
46 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />
zas. En cualquier caso, la participación de las mujeres se supone fundamental<br />
para la supervivencia del grupo, en variadas actividades y desarrollando todo<br />
tipo de labores. Una muestra de la visión androcéntrica de los estudios históricos<br />
tradicionales es que siempre se presenta a los hombres como los artífices<br />
del arte prehistórico, pero no hay razón para no pensar también en<br />
mujeres artistas.<br />
Siguiendo a Almudena Hernando, se pueden rastrear las primeras divisiones<br />
de género y de clase claramente diferenciadas durante la Edad del<br />
Bronce en Europa, algo que, evidentemente, arranca en la etapa neolítica<br />
aunque esas diferencias no eran todavía tan marcadas; según esta autora, la<br />
sedentarización y el desarrollo de la agricultura y la ganadería no explican la<br />
diversificación de funciones en base al género, y las diferencias sociales.<br />
la aparición de jerarquías masculinas y, por tanto, de una diferenciación<br />
social evidente –hecho registrado en varias necrópolis europeas al final del<br />
neolítico y, especialmente, durante el calcolítico y la edad del Bronce 4 -, se<br />
debe a la denominada revolución de los productos secundarios», que trae<br />
como consecuencia la división sexual del trabajo. A cada género le corresponden<br />
diferentes actividades, enmarcadas en espacios contrapuestos y, a la<br />
vez, complementarios, quedando establecido lo doméstico para las mujeres<br />
y lo público para los varones 5 . En el primer caso, las actividades domésticas,<br />
también denominadas reproductivas por oposición a las productivas», incluyen<br />
una innumerable serie de trabajos que se entienden naturales» en las mujeres:<br />
crianza de la descendencia, cuidado de personas enfermas y ancianas,<br />
preparación de alimentos y tratamiento para su conservación, aprovisionamiento<br />
de agua, elaboración de productos cerámicos, confección del vestido,<br />
atención de la huerta y animales domésticos… Mientras que los varones monopolizan<br />
las tareas que más prestigio social tienen: la defensa del territorio<br />
con las armas y el control ritual 6 .<br />
Siguiendo el recorrido cronológico, encontramos en las sociedades de<br />
la Antigüedad las primeras justificaciones, de carácter religioso, biológico,<br />
moral y jurídico, para ese orden que establecía tareas y espacios diferentes<br />
para cada sexo. De esta forma, el griego jenofonte recuerda en su obra Económico,<br />
que hombres y mujeres tenían capacidades diferentes en función de<br />
su biología, lo que les dirigía hacia distintas tareas, división que, además, estaba<br />
sancionada por las divinidades y por las leyes.<br />
4 Almudena Hernando Gonzalo, 2005-06: 95-109.<br />
5 En relación a estas primeras diferencias de género, Simone de Beauvoir escribió en<br />
El Segundo Sexo: la peor maldición que pesa sobre la mujer es estar excluida de estas expediciones<br />
guerreras; si el hombre se eleva por encima del animal no es dando la vida, sino<br />
arriesgándola; por esta razón, en la humanidad la superioridad no la tiene el sexo que engendra,<br />
sino el que mata» (2005: 128).<br />
6 Agradezco a Mónica González Santana sus oportunas valoraciones y sus consejos<br />
para la realización de este apartado.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
47
SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />
Este ordenamiento hace referencia también al concepto de ocio, otro<br />
de los elementos que definían a los individuos libres y que los distinguía de<br />
las personas de estatuto servil7 . la literatura, tanto griega como latina, ensalza<br />
el modelo virtuoso de una mujer diligente, que permanece siempre en continua<br />
actividad, pues en las mujeres el tiempo libre no se asimila al ocio sino<br />
a la holgazanería. Autores como Hesíodo, jenofonte y Aristóteles para la sociedad<br />
griega, defienden la importancia del trabajo agrícola y los negocios<br />
pero siempre que sea combinado con tiempo de descanso, pues es lo que<br />
distingue al esclavo del hombre libre.<br />
En el mundo romano, del mismo modo, hay un tipo de trabajo que se<br />
entiende como algo honroso, el agrícola, pero los trabajos relacionados con<br />
la artesanía y el comercio no gozan de buena reputación, se consideran indignos.<br />
Así, Catón, Varrón y Columela alaban en sus obras de agronomía el<br />
modelo del campesino libre independiente que no trabaja por una merces, una<br />
retribución, paga o salario, sino para sí mismo. También hay que señalar que<br />
esta imagen peyorativa la ofrecen principalmente las fuentes literarias porque,<br />
según la información epigráfica, algunos artesanos firmaron sus obras, lo<br />
que indica su orgullo, e incluso encontramos ejemplos, tanto de hombres<br />
como de mujeres, que quisieron reflejar en sus epitafios el oficio al que se<br />
dedicaron en vida8 . Es complejo rastrear el trabajo femenino en la literatura<br />
romana, pues los autores no estaban interesados en ese tema, y mucho menos<br />
en la participación de las mujeres en él; sin embargo, a pesar de las dificultades,<br />
tanto en los textos literarios como en la epigrafía se puede rastrear información<br />
sobre las actividades económicas realizadas por las mujeres.<br />
En el mundo rural el trabajo llevado a cabo por las mujeres era fundamental<br />
para el desarrollo de las unidades domésticas9 . Columela, Catón y Varrón<br />
hablan del trabajo en el campo y parten del modelo del vilicus –el capataz,<br />
encargado de dirigir la hacienda- y de la vilica –esposa del vilicus y responsable<br />
también de una parte importante del buen funcionamiento de la hacienda-.<br />
En las grandes propiedades trabajaría un buen número de esclavos y esclavas<br />
bajo la supervisión del vilicus y la vilica que, normalmente, eran también de<br />
condición servil, mientras que en fincas más pequeñas el trabajo productivo<br />
recaería en personas libres que, en algunos casos, y dependiendo de la capacidad<br />
económica de la familia, podrían disponer de algún esclavo o esclava.<br />
En cualquier caso, parece que las labores agrícolas y domésticas de las<br />
mujeres, fuesen libres o esclavas, eran similares. Trabajaban sobre todo en el<br />
7 la literatura griega enaltece la figura de la mujer hacendosa, frente al ciudadano<br />
que goza del ocio, Mª. Dolores Mirón Pérez, 2001: 7-16.<br />
8 juan francisco rodríguez neila, 1999: 13-14.<br />
9 Para un buen análisis de las actividades de las mujeres en las unidades domésticas campesinas,<br />
vid. Cándida Martínez lópez y Mª Dolores Mirón Pérez, 2000, y Cándida Martínez lópez, 2002.<br />
48 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />
interior de la casa, realizando diferentes actividades, aunque también participarían<br />
en las tareas del exterior, como la recolección, la vendimia, la recogida<br />
de la aceituna, el cuidado del ganado… Estas labores femeninas extradomésticas<br />
no aparecen claramente señaladas en las obras literarias, aunque se hace<br />
alguna mención a ellas, pues los agrónomos pretenden fijar ese modelo de<br />
domesticidad e insisten en la actividad del interior; sin embargo, en otras<br />
fuentes, como el Digesto, sí hay evidencias de trabajo femenino en el exterior<br />
de la casa, lo que demuestra que ese modelo de mujer encerrada en el hogar<br />
está alejado de la realidad social, especialmente cuando se trata de mujeres<br />
de condición humilde10 .<br />
En estos tratados de agronomía, se insiste en que las mujeres se encargaban<br />
de las labores vinculadas a la esfera doméstica, y aunque se mencionan<br />
diferentes actividades a cumplir por la administradora, que no debe<br />
estar nunca ociosa, se puede considerar que todas ellas se enmarcan en un<br />
genérico trabajo femenino»; en el caso de los varones aparece una larga lista<br />
de términos concretos y específicos de las distintas actividades desarrolladas,<br />
pero no sucede lo mismo con el trabajo de las mujeres11 . Éste incluye la preparación<br />
de la comida diaria, la limpieza y mantenimiento del orden en el<br />
hogar, acudir a por agua, lavar y recoger, cuidar de las personas enfermas, la<br />
realización del pan, confección de ropas y el trabajo de la lana (que incluye<br />
el lavado, cardado, hilado y tejido), preparación de alimentos y transformación<br />
para su conservación (salazones, confituras) 12… En definitiva, todo lo<br />
que implica administrar eficientemente la hacienda.<br />
En el mundo urbano se pueden rastrear diferentes tipos de oficios,<br />
fundamentalmente a través de la epigrafía y la iconografía13 , ejercidos en su<br />
mayoría por esclavas y libertas, aunque también se conoce algún caso de<br />
mujer libre14 .<br />
Uno de los sectores más importantes de participación laboral femenina<br />
es el trabajo textil, pues se consideraba una labor característica de las mujeres.<br />
10 Cándida Martínez lópez y Mª Dolores Mirón Pérez, 2000: 34-37.<br />
11 Quiero agradecer sinceramente a Carla rubiera Cancelas su ayuda y comentarios<br />
respecto al trabajo femenino en las explotaciones agrarias romanas, tema de su tesina de<br />
máster (sin publicar), así como haberme facilitado su lectura.<br />
12 Cándida Martínez lópez, 2002: 74-85.<br />
13 Hay una abundante bibliografía que recoge esta información epigráfica; obras ya<br />
clásicas son las de joël le Gall, 1969 y Susan Treggiari, 1975, 1976 y 1979. En cuanto a iconografía<br />
sobre trabajo femenino, una obra de referencia indiscutible es la de natalie Kampen,<br />
1981. Para el análisis de distintos trabajos ejercidos por mujeres y que aparecen en la epigrafía,<br />
vid. Alfredo Buonopane y francesca Cenerini, 2003.<br />
14 El listado de oficios que se menciona a continuación parte de las obras de joel le<br />
Gall, 1969; Arcadio del Castillo, 1974; Susan Treggiari, 1975, 1976 y 1979; natalie Kampen,<br />
1981; jane f. Gardner, 1990: 233-255 y josé Pérez negre, 1998.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
49
SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />
El trabajo de la lana (lanificium) está vinculado a la honra de las matronas, que<br />
aparecen reflejadas en la literatura y en la epigrafía como virtuosas lanificae.<br />
Encontramos términos muy especializados para diferentes labores relacionadas<br />
con la lana: hilanderas (quasillariae, staminariae), tejedoras (textrices), vendedoras<br />
de lana (lanipendae). De igual forma, hay constancia de mujeres<br />
dedicadas al comercio del lino (linteariae) y tintoreras (purpurariae); parece que<br />
el término purpuraria no sólo serviría para designar a las tintoreras sino también<br />
a las responsables de la comercialización de la púrpura, un sector muy<br />
importante en la roma antigua 15 . Otros oficios relacionados con el mundo<br />
textil y en el que aparecen mujeres, aunque no eran actividades exclusivamente<br />
femeninas –pues se registran igualmente nombres masculinos-, serían<br />
modistas o costureras (vestificae), zurcidoras (sarcinatrices), encargadas de las<br />
prendas de vestir (vestiplicae), y en un comercio de productos de lujo aparecen<br />
oficios como las bordadoras en oro o especialistas en vestidos bordados en<br />
oro (auri vestrices).<br />
Otro sector fundamental en el que se empleaban mujeres era como<br />
vendedoras en el mercado de diferentes productos; se puede suponer que,<br />
como sucede en épocas posteriores, algunas de estas mujeres serían agricultoras<br />
de las zonas rurales próximas a la ciudad que acudían a la urbe para<br />
vender sus propios productos. Entre los términos que aparecen en la epigrafía<br />
encontramos vendedoras de trigo y legumbres (negotiatrices frumentaria et leguminariae),<br />
habas (fabariae), semillas (seminariae) o sazonadores (conditariae), de<br />
pescado (piscatrices), panaderas (furnariae), pasteleras (halicariae), así como relieves<br />
que representan a vendedoras de aves, carnes, verduras y hortalizas.<br />
Además, se constatan diferentes oficios artesanales, muchas veces ejercidos<br />
por libertas en negocios familiares donde trabajan junto su marido; podían<br />
participar en la producción y, especialmente, en la venta de los artículos: zapatos<br />
(sutrices), clavos (clavariae), plomo (plumbeariae), botellas (lagunariae), resina<br />
(resinariae), incienso (thurariae)… y no sólo en artículos de uso cotidiano sino<br />
también para joyas y productos de lujo: perfumes (unguentariae), láminas de<br />
oro para la confección de piezas (brattearia), trabajo y venta de piedras preciosas<br />
(gemmariae).<br />
relacionados con la maternidad y la educación aparecen oficios como<br />
las comadronas (obstetrices), nodrizas y niñeras (nutrices), damas de compañía<br />
(pedisequae) y maestras (magistrae, paedagogae, lectrices). y con el cuidado y atención<br />
del cuerpo: médicas (medicae), masajistas (unctrices), peluqueras de mujeres<br />
(ornatrices) y también para hombres (barberas: tonstrices).<br />
finalmente, se pueden apuntar otros oficios que tenían peor consideración:<br />
el registro iconográfico muestra ejemplos de bailarinas y músicas, y<br />
la epigrafía informa de taberneras y propietarias de posadas (cauponae, hospitae,<br />
popinariae), actrices (mimae), prostitutas (meretrices).<br />
15 Sobre este tema, un estudio completo es el de Pilar fernández Uriel, 2010.<br />
50 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />
Para realizar este texto me he centrado en las mujeres romanas trabajadoras,<br />
aquellas que ejercieron un oficio, pues he querido analizar el trabajo<br />
de mujeres humildes que realizaban distintas funciones por un salario; si eran<br />
libres o libertas se quedaban con él, pero en el caso de las esclavas, pasaría a<br />
manos de su amo o ama. Cabe señalar que otro grupo de mujeres tuvieron<br />
una gran importancia en el desarrollo económico romano, aunque su contribución<br />
no ha sido tratada aquí; me refiero a mujeres de la elite que poseían<br />
terrenos y diferentes negocios (ladrillos, cal, aceite, vino, navieras) y que, en<br />
definitiva, eran empresarias, aunque sus negocios fueran llevados a cabo por<br />
libertos o esclavos, como solía suceder también en el caso de los varones16 .<br />
Continuando en el tiempo, en los siglos medievales se mantiene la contradicción<br />
entre un discurso que obliga a las mujeres a mantenerse en la domesticidad<br />
y una realidad que muestra a mujeres trabajando para sacar<br />
adelante a sus familias, tanto solteras y viudas, como casadas17 . Cristina Segura<br />
propone distinguir entre actividades remuneradas y no remuneradas de las<br />
mujeres, más que entre rurales y urbanas, pues el trabajo que desarrollaron<br />
muchas mujeres en los negocios y talleres familiares, y que no se remuneraba,<br />
quedaría invisibilizado al no encajar en la división rural/urbano18 .<br />
Se mantienen muchos oficios femeninos que vimos en la Antigüedad<br />
y aparecen otros como consecuencia del desarrollo artesanal urbano. no se<br />
pueden olvidar, además de estos oficios, las tareas que las mujeres desarrollaban<br />
en sus hogares, al servicio de sus familias, como ya se ha señalado para<br />
la época clásica. Preparación de alimentos, ir por agua, elaboración del vestido,<br />
entre otras muchas, y, por supuesto, las denominadas actividades de reproducción<br />
social que incluyen no sólo el alumbramiento, sino también la<br />
crianza y educación de la descendencia y la atención a personas enfermas y<br />
mayores.<br />
Entre las actividades económicas desarrolladas por las mujeres en la<br />
Edad Media, destaca la labor de las criadas, las relacionadas con el trabajo<br />
textil y el mercadeo de productos de uso cotidiano: hortelanas, panaderas,<br />
sardineras, alfayatas, tejedoras, fruteras, amas, criadas, nodrizas, lavanderas19 .<br />
Según los fueros las mujeres no tenían permitido el ejercicio de un trabajo,<br />
pues para eso era necesario pertenecer a un gremio, algo imposible para las<br />
mujeres ya que no podían acceder a la categoría de vecino, requisito indis-<br />
16 Hay una considerable bibliografía sobre estas mujeres propietarias y con negocios;<br />
vid., entre otros, Deborah Hobson, 1983; Suzanne Dixon, 1985; Henar Gallego franco,<br />
1991: 98-106 y Päivi Setälä, 2002.<br />
17 Una obra pionera al respecto, donde se recogen diferentes estudios sobre el trabajo<br />
femenino en la Edad Media, es la de Ángela Muñoz fernández y Cristina Segura Graiño,<br />
1988.<br />
18 Cristina Segura Graiño, 2004: 234-235.<br />
19 Cristina Segura Graiño, 2001: 113-116; 2005-06: 524-536.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
51
SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />
pensable para ser sujeto laboral y sujeto político, y, por tanto, para ingresar<br />
en un gremio. Sin embargo, las ordenanzas municipales sí recogen, en ocasiones,<br />
referencias a una actividad laboral ejercida por mujeres; les preocupaba<br />
regular el orden y evitar posibles problemas, pero que aparezca esta<br />
información no implica que tuvieran reconocido el estatus de trabajadoras<br />
oficialmente. Otra muestra de trabajo femenino es que muchas viudas dirigían<br />
los negocios de sus maridos artesanos cuando estos fallecían, y hasta que su<br />
primogénito pudiera hacerse cargo del negocio. Queda de manifiesto así que<br />
tenían la capacidad y el conocimiento suficientes para trabajar en ese campo<br />
con diligencia, pero ante la legislación gremial este hecho era una excepción,<br />
no reconocida legalmente en las disposiciones20 .<br />
En la Edad Moderna se produce el nacimiento y desarrollo de la industrialización,<br />
que tendrá importantes consecuencias en el mundo del trabajo.<br />
Vemos, sin embargo, que las divisiones tradicionales de la historia no<br />
afectan del mismo modo a la historia de las mujeres, pues el renacimiento<br />
no supuso grandes cambios respecto a la situación anterior, en lo que a actividades<br />
femeninas se refiere.<br />
Como en épocas precedentes, las mujeres siguieron desarrollando esas<br />
labores domésticas, esas tareas de reproducción que quedaban oficialmente<br />
al margen de la economía productiva; el modelo ideal siguió siendo el de la<br />
domesticidad, algo que se refleja en diferentes obras literarias y en tratados<br />
y ensayos, como La perfecta casada21 . no obstante, y como se ha señalado anteriormente,<br />
las mujeres de clases humildes quebraron esas barreras morales<br />
y espaciales, pues su situación no permitía el encierro casero22 .<br />
Uno de los trabajos ejercidos por muchas mujeres es el servicio doméstico,<br />
donde se remuneran, en mayor o menor medida, esas actividades<br />
que, en caso de ser realizadas por las mujeres en el seno familiar, no son retribuidas;<br />
de ahí que la consideración económica de estas tareas no esté en el<br />
propio trabajo sino en quién lo realiza23 . De igual forma sucedía en la antigüedad,<br />
mayoritariamente con las esclavas que trabajaban en las grandes<br />
domus, y en el medievo con las criadas y amas, modelo que se extiende hasta<br />
la época contemporánea.<br />
Pero, además, aparecen trabajadoras en las incipientes fábricas o manufacturas<br />
que están en la base del posterior desarrollo industrial, sin olvidar<br />
20 Cristina Segura Graiño, 2001: 111-113, 117; 2005-06: 540-543.<br />
21 Así tituló fray luis de león a su obra, publicada por primera vez en 1583, y dirigida<br />
a su sobrina María Varela Osorio como regalo de bodas.<br />
22 En España, cabe destacar como pionera la obra de Margarita Ortega y Mª jesús<br />
Mantilla, 1996, pues recoge las contribuciones a uno de los primeros encuentros para analizar<br />
el trabajo femenino en época moderna y contemporánea, en 1987.<br />
23 Cristina Segura Graiño, 2001: 110.<br />
52 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />
la importancia del trabajo a domicilio. Se acepta el trabajo femenino en determinados<br />
sectores, al no considerarse una amenaza para los varones, pero<br />
en otros hay una férrea oposición24 ; frente al modelo de la domesticidad, inviable<br />
para muchas mujeres, se extiende la idea de un trabajo adecuado al<br />
sexo femenino. De todas formas, como ocurría anteriormente y como sucederá<br />
con posterioridad, se consideraba que la aportación económica principal<br />
era la del marido, y la esposa contribuía» o ayudaba» en momentos puntuales,<br />
pues debía estar dedicada principalmente a las tareas domésticas25 .<br />
En la época contemporánea, con una sociedad mayoritariamente industrializada,<br />
el modelo de la domesticidad se concreta en el ángel del<br />
hogar» 26 . Aunque, teóricamente, este ideal estaba pensado para las mujeres<br />
burguesas, se consideraba deseable también para las obreras, quienes se veían<br />
en la necesidad de trabajar por un salario27 .<br />
Como en épocas anteriores, pervive la división sexual del trabajo. Así,<br />
se mantiene el trabajo a domicilio y se incrementa la mano de obra femenina<br />
en las fábricas (textiles, químicas, de alimentación, madereras…), aunque los<br />
salarios siguen siendo inferiores a los de sus compañeros. Perviven determinados<br />
oficios, como los relacionados con la producción de alimentos y venta<br />
de productos de uso cotidiano, además de en el mercado, ahora con dependientas<br />
y empleadas de comercio. A finales del siglo XIX y, especialmente,<br />
en el XX, se desarrollan nuevos oficios entre la clase media, algunos de ellos<br />
ejercidos casi en exclusiva por mujeres; por ejemplo, enfermeras (cuyo prestigio<br />
social va paralelo al declive del de las comadronas), oficinistas, mecanógrafas,<br />
telefonistas, secretarias y bibliotecarias28 . Sin embargo, a pesar del<br />
incremento de mujeres trabajadoras, la realidad doméstica seguía siendo únicamente<br />
femenina, y la mayoría de ellas padecen una agotadora doble jornada,<br />
obligadas a conciliar las demandas laborales y las exigencias del trabajo<br />
doméstico.<br />
24 En palabras de laura nuño Gómez: las ausencias del espacio doméstico promovieron<br />
una dura reacción contra el trabajo extradoméstico de las mujeres, pero las presencias<br />
visibilizaron el trabajo de las mujeres y su contribución económica al mantenimiento del<br />
hogar» (2010: 58).<br />
25 Montserrat Carbonell, 2006: 251-255.<br />
26 Mary nash, 2004: 39-45; Sonia García Galán, 2009: 89-105. la denominación del<br />
modelo doméstico para las mujeres de la burguesía está tomada del poema de Coventry Patmore,<br />
The angel in the house», escrito en 1854. Agradezco a la doctora Socorro Suárez lafuente<br />
su desinteresada ayuda y la información proporcionada sobre este modelo de<br />
domesticidad.<br />
27 Una obra de referencia sobre el trabajo femenino y la importancia de la familia en<br />
el desarrollo económico es la de louise A. Tilly y joan W. Scott, 1987, publicada por primera<br />
vez en 1978.<br />
28 Mary nash, 2010: 100-105.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
53
SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />
ii. El trabajo femenino como utopía<br />
El hecho de que muchas mujeres desarrollaran un trabajo extradoméstico<br />
generó una considerable oposición al trabajo femenino, tanto en los discursos<br />
como en la práctica. frente a esta tendencia generalizada, algunas<br />
voces o grupos se erigen en defensores del derecho femenino al trabajo; así,<br />
encontramos diversas manifestaciones que reivindican el salario como la<br />
forma de asegurar la independencia femenina.<br />
En 1872 se celebró en Zaragoza el Congreso de la federación regional<br />
Española de la AIT, donde se proclamó: Si relegamos exclusivamente a la<br />
mujer a las funciones domésticas, es someterla, como hasta aquí, a la dependencia<br />
del hombre y, por lo tanto, quitarle su libertad. ¿Qué medio hay para<br />
poner a la mujer en condiciones de libertad? no hay otro más que el trabajo» 29 .<br />
Sin embargo, a pesar de esta declaración temprana de la AIT, hay constancia<br />
del malestar de los obreros, llegando incluso a manifestarse en contra<br />
de la presencia femenina en las fábricas, y de la nula implicación de los sindicatos<br />
y partidos de izquierdas en reivindicar mejoras laborales para las mujeres.<br />
En general, el movimiento obrero rechazó las ideas feministas por<br />
considerar que los problemas de la mujer» se resolverían con la propia lucha<br />
proletaria. Así opinaban también Clara Zetkin y Alexandra Kollontai, quienes<br />
eran conscientes de que las obreras sufrían una doble opresión, como trabajadoras<br />
y como mujeres, pero consideraban que no era necesaria una lucha<br />
específica, la feminista, sino que debía enmarcarse en la lucha de clases30 .<br />
Por su parte, los moralistas advertían del peligro que suponía para la<br />
familia y para el propio género femenino el hecho de que las mujeres abandonaran,<br />
o rechazaran, su sagrada misión de esposas y madres para acudir al<br />
trabajo; en la España de los años 30 del siglo XX, Gregorio Marañón y<br />
ramón y Cajal insistían en la necesidad de que las mujeres se dedicaran en<br />
exclusividad a ser madres y olvidaran el trabajo extradoméstico, una idea que<br />
pervivió con la moral franquista, empeñada en presentar al hombre como el<br />
cabeza de familia.<br />
A pesar de que cada vez más mujeres desarrollaban un trabajo extradoméstico<br />
y de la aparición de nuevos arquetipos como el de la nueva Mujer<br />
Moderna», el discurso de la domesticidad hacía que la maternidad y el hogar<br />
fueran entendidos como el único destino femenino, y no sólo desde una perspectiva<br />
burguesa sino, como ya se dijo, entre los propios obreros, que veían<br />
en sus compañeras a rivales que hacían peligrar su rol como sustento económico<br />
de la familia. Alexandra Kollontai consideraba que el matrimonio no<br />
podía ser una misión exclusiva en la vida de las mujeres y que debían des-<br />
29 Citado en Mary nash, 1993: 591.<br />
30 Mary nash, 2004: 89-94.<br />
54 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />
arrollar otras inquietudes: Esta finalidad de su vida es, en general, para la<br />
mujer moderna algo mucho más importante: un ideal social, el estudio de la<br />
ciencia, una vocación o el trabajo creador» 31 .<br />
y en la misma línea se habían posicionado Stuart y Taylor Mill al considerar<br />
que: no existe una razón o necesidad inherentes para que todas las<br />
mujeres elijan dedicar sus vidas a una función animal y sus consecuencias. numerosas<br />
mujeres son esposas y madres sólo porque no les queda otra trayectoria<br />
abierta, ninguna otra ocupación para sus sentimientos o actividades» 32 .<br />
las feministas entendían el trabajo como una herramienta para atajar<br />
la inferioridad femenina respecto a los varones, pero reconociendo también<br />
la doble carga laboral que sufrían las obreras. Clara Zetkin, aunque rechazara<br />
el feminismo por considerarlo burgués, explicaba en 1889, en el Congreso<br />
Obrero Internacional, la necesidad de que las mujeres tuvieran acceso a un<br />
empleo: cita modificada Quienes han escrito en su bandera la liberación de<br />
todo aquello que lleva el rostro humano, no pueden condenar a una mitad<br />
de la humanidad a la esclavitud política y social a través de la dependencia<br />
económica. Como el capitalista sojuzga al obrero, así sojuzga el hombre a la<br />
mujer y ella quedará sojuzgada mientras no sea económicamente independiente.<br />
la condición imprescindible de esta independencia económica es el<br />
trabajo» 33 .<br />
En España la organización anarquista Mujeres libres también presentaba<br />
el trabajo femenino como una necesidad para la emancipación: las mujeres<br />
deben ser económicamente libres. Sólo la libertad económica hace que<br />
todas las demás libertades sean posibles, tanto para los individuos como para<br />
los países» 34 . Esta agrupación consideraba que el acceso de las mujeres a la<br />
esfera laboral debía ser permanente, y no fruto de una coyuntura económica<br />
concreta.<br />
Posteriormente, en 1949, Simone de Beauvoir insiste en esta idea al<br />
afirmar que: Sólo un trabajo autónomo puede aportar a la mujer una verdadera<br />
autonomía» 35 . y considera que: Si la mujer ha franqueado en gran me-<br />
31 Alexandra Kollontai, 1977: 72. Kollontai también propuso la socialización del trabajo<br />
doméstico y del cuidado de la descendencia, una idea esta última que, con matices, ya<br />
habían planteado en Inglaterra socialistas utópicas, como frances Wrigth y Emma Martin<br />
(Mary nash, 2004: 86).<br />
32 Cita tomada de Mary nash, 2004: 51.<br />
33 referencia de la obra Clara Zetkin, su vida y su lucha, recogida del texto de Sara Beatriz<br />
Guardia publicado en la página web del CEMHAl y consultado el 28-03-2011:<br />
http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:0EzzaVSrPnkj:webserver.rcp.ne<br />
t.pe/cemhal/revista1.html+discurso+clara+zetkin+socialistas+dependencia+econ%C3%B<br />
3mica&hl=es&gl=es&strip=0<br />
34 Citado en Mary nash, 2010: 115.<br />
35 Simone de Beauvoir, 2005: 620.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
55
SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />
dida la distancia que la separaba del varón, ha sido gracias al trabajo; el trabajo<br />
es lo único que puede garantizarle una libertad concreta. En cuanto deja de<br />
ser un parásito, el sistema basado en su dependencia se desmorona; entre<br />
ella y el universo ya no es necesario un mediador masculino» 36 .<br />
Se puede señalar que tras esta idea de ver al ama de casa como un parásito»<br />
está el prejuicio de considerar el trabajo doméstico como algo secundario<br />
e improductivo. Una estimación que, como vimos, nace en etapas<br />
prehistóricas y se puede rastrear hasta la actualidad en todos los períodos<br />
históricos; sin embargo, esta percepción de las tareas domésticas no es un<br />
hecho universal y en la actualidad se intenta valorar el trabajo doméstico<br />
desde otra perspectiva.<br />
iii. Hacia una nueva valoración de las tareas domésticas<br />
Parece fuera de duda que históricamente las mujeres han ejercido diferentes<br />
trabajos, casi siempre con restricciones y vinculados a determinados<br />
sectores, mientras los modelos teóricos se empeñaban en proclamar lo idóneo<br />
de la domesticidad, a pesar de que la mayoría de las mujeres no podían<br />
cumplirlos37 . ya se señaló anteriormente el esquema que diferencia entre<br />
tiempo de trabajo y tiempo de ocio, presente en las sociedades clásicas pero<br />
que se mantiene, en líneas generales, durante otros períodos históricos. Ese<br />
paradigma, sin embargo, no es aplicable a las mujeres, una de cuyas virtudes<br />
residía, como se dijo, en ser hacendosa; así, el modelo de domesticidad del<br />
ángel del hogar no diferencia entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio, algo<br />
absolutamente normal en el caso de los varones. Tampoco sucede entre las<br />
obreras, cuyos compañeros podían gozar de tiempo libre a la salida de las fábricas<br />
mientras que ellas no finalizaban su jornada laboral sino en sus casas,<br />
realizando solas, o con ayuda de otras mujeres, todo el trabajo doméstico.<br />
Por otra parte, se entienden las actividades domésticas de las mujeres<br />
no propiamente como trabajo, sino como algo natural en ellas, para lo que<br />
están biológicamente dotadas, así como los varones lo están para la política<br />
o los asuntos públicos38 . Trinidad Escoriza señala que se valoran las actividades<br />
masculinas como las de mayor peso económico y valor social, mientras<br />
que las femeninas pasan desapercibidas; no se reconoce que las tareas domésticas<br />
son también actividades productivas, por eso las denomina producción<br />
de mantenimiento», para superar la tradicional división entre<br />
productivas/no productivas o productivas/reproductivas39 .<br />
36 Simone de Beauvoir, 2005: 851.<br />
37 laura nuño Gómez, 2010: 63-64.<br />
38 Cándida Martínez lópez, 2002.<br />
39 Trinidad Escoriza Mateu, 2006: 6.<br />
56 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
El TrABAjO fEMEnInO: UTOPíA y rEAlIDAD SOCIAl<br />
Como señala Cristina Carrasco, sorprende que para la economía, la sociología<br />
y la historia, la actividad femenina, tanto doméstica como extradoméstica,<br />
no haya sido tenida en cuenta hasta fechas muy recientes40 . Así, en<br />
estas disciplinas se ha abierto una importante investigación en las últimas décadas<br />
sobre el trabajo doméstico y la división sexual del trabajo, poniendo<br />
de manifiesto la importante producción económica que suponen las actividades<br />
domésticas desarrolladas en el hogar41 . lo que proponen, entre otras<br />
cosas, son nuevas maneras de concebir la productividad económica pues<br />
siempre se deja al margen este tipo de actividades cuando son enormemente<br />
productivas. la forma de definir lo que es productivo y lo que no, en base al<br />
mercado, arranca de un esquema interpretativo que parte de Adam Smith y<br />
se consolida a medida que se desarrolla el capitalismo, pero también las teorías<br />
marxistas negaron la categoría productiva a las actividades domésticas42 .<br />
Para calcular el PIB (Producto Interior Bruto) o en la EPA (Encuesta<br />
de Población Activa) 43 no se tiene en cuenta la dedicación a las actividades<br />
domésticas; en las cifras oficiales no se refleja todo lo que las amas de casa<br />
producen y su trabajo entra dentro de lo no productivo, pues no se enmarca<br />
en el mundo del mercado. Por eso, la incorporación del género a los estudios<br />
y análisis económicos proponen una nueva manera de reflejar la realidad, visibilizando<br />
el trabajo doméstico, tanto para aquellas personas que se dedican<br />
en exclusiva a él como para quienes tienen que compatibilizarlo con un empleo<br />
extradoméstico. Esta producción no reconocida ni cuantificada es lo<br />
que se denomina Cuentas Satélite» o Contabilidad de actividades económicas<br />
no incluidas en la Contabilidad nacional» 44 . Su incorporación a la economía<br />
real» es uno de los asuntos pendientes, o de las posibles utopías actuales,<br />
como veremos a continuación.<br />
iV. las utopías actuales respecto al trabajo de las mujeres<br />
Para finalizar, podemos cerrar el balance sobre el trabajo femenino<br />
considerando que, a día de hoy, en la sociedad occidental, aún existen utopías<br />
respecto al mundo laboral de las mujeres. Dejando al margen las reivindicaciones<br />
que afectan a ambos géneros, queda pendiente solucionar muchas desigualdades<br />
que afectan a las mujeres en el ámbito del trabajo.<br />
ya se mencionó la necesidad de incluir la actividad doméstica en las<br />
estadísticas oficiales, una producción que pasa desapercibida. Además, aún<br />
40 Cristina Carrasco, 1991: 17.<br />
41 Varios de esos análisis pioneros en el tratamiento del trabajo doméstico aparecen<br />
recogidos en Cristina Borderías, Cristina Carrasco y Carmen Almany, 1994.<br />
42 jean Gardiner, 1999: 85-86.<br />
43 Cristina Carrasco, Anna Alabart, Màrius Dominguez y Maribel Mayordomo, 2001.<br />
44 laura nuño Gómez, 2010: 179.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
57
SIlVIA MEDInA QUInTAnA<br />
la responsabilidad de las tareas domésticas sigue recayendo mayoritariamente<br />
en las mujeres45 .<br />
Por otra parte, también se reivindica la igualdad salarial entre hombres<br />
y mujeres (segregación laboral horizontal), el acceso a puestos de responsabilidad,<br />
monopolizados por varones (segregación laboral vertical), y la normalización<br />
de la presencia femenina en determinados oficios o sectores<br />
laborales.<br />
Hoy en día ya no es válido el modelo del ángel del hogar y los modelos<br />
de familia han cambiado; aunque existen muchos estereotipos y perviven<br />
ciertos roles de género, la mayoría de las mujeres jóvenes piensan, más tarde<br />
o más temprano, en ejercer un trabajo. Quizá en muchos casos, más de lo<br />
que imaginamos, se mantiene el estereotipo del varón como sustentador o<br />
cabeza de familia, pero lo cierto es que la sociedad actual no imagina como<br />
ideal una madre abnegada y esposa sumisa dedicada en exclusiva a las tareas<br />
del hogar. Aún así, la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo laboral<br />
está lejos de conseguirse.<br />
las feministas consideraron el trabajo femenino como una utopía, no<br />
porque parecía irrealizable, sino como una motivación por la que luchar y<br />
con la convicción de que se lograría cambiar la sociedad; en ese sentido, sí<br />
podemos considerar utopías las luchas pendientes.<br />
bibliografía<br />
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BOrDEríAS, Cristina; CArrASCO, Cristina y AlMAny, Carmen (comp.): Las mujeres<br />
y el trabajo. Rupturas conceptuales. Barcelona, Icaria-fuhem, 1994.<br />
BUOnOPAnE, Alfredo; CEnErInI, francesca: Donna e lavoro nella documentazione<br />
epigrafica. Atti del I Seminario sulla condizione femminile nella documentazione<br />
epigrafica. faenza, Stablimento Grafico lega, 2003.<br />
CArrASCO, Cristina (ed.): Mujeres y economía. Nuevas perspectivas para viejos y nuevos<br />
problemas. Barcelona, Icaria, 1999.<br />
CArrASCO, Cristina; AlABArT, Anna; DOMInGUEZ, Màrius y MAyOrDOMO,<br />
Maribel: Hacia una nueva metodología para el estudio del trabajo: propuesta<br />
para una EPA alternativa» en Cristina Carrasco (ed.), Tiempos,<br />
trabajos y género. Barcelona, Publicacions de la Universitat de Barcelona,<br />
2001, pp. 211-228.<br />
45 la obra de laura nuño, en su capítulo Conciliar lo no conciliable: el doble rol público-privado<br />
de las mujeres» incluye un pormenorizado estudio, con gráficos y datos estadísticos<br />
al respecto (2010: 196-231).<br />
58 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
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CASTIllO, Arcadio del: El papel económico de las mujeres en el alto Imperio<br />
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Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
61
En torno a los orígEnEs emPíRIcos dE la utopía<br />
como mUNDo aL ReVés.<br />
sEguido dE un apéndicE sobrE la Etimología dEl término<br />
cocaINgNe<br />
dr. teodoro crespo mas<br />
Instituto de Historiografía Julio Caro Baroja. Universidad Carlos III de Madrid<br />
E-mail: teocrespo@gmail.com<br />
i. utopías e inversión<br />
Adentrarse en el mundo de las utopías de forma general es siempre<br />
una tarea compleja. En primer lugar, porque antes de empezar hay que tener<br />
cuenta las muchas dimensiones e interrelaciones, tanto históricas como sociales,<br />
que han condicionado su formación, y en segundo lugar porque hay<br />
que ser conscientes de las distintas formas y significados que han adquirido<br />
en sus respectivos contextos históricos1 . Hacer un análisis o una valoración<br />
general de las utopías, por lo tanto, corre siempre el riesgo de simplificar y<br />
banalizar el argumento, por lo que para lanzarnos a este terreno se debería<br />
partir de un elemento que les sea común, al menos a grandes rasgos. El objetivo<br />
de este artículo tiene este carácter generalizador. Nuestra intención es<br />
establecer los orígenes, ir a las raíces históricas y «empíricas», de uno de los<br />
aspectos que es consustancial, estructural incluso, a todas las utopías: el concepto<br />
de «mundo al revés». Teniendo como hilo conductor este argumento,<br />
indagaremos por qué las utopías se han configurado, desde sus inicios (y en<br />
última instancia), sobre la base de ese concepto de inversión que las define y<br />
se encuentra en sus fundamentos2 .<br />
1 Sobre el tema de las utopías la bibliografía es extensísima; véanse entre otros Trousson,<br />
R., 1975: Voyage au Pays de Nulle-Part. Histoire littéraire de la pensée utopique, Université de<br />
Bruxelles, Bruxelles; Id., 1998: D’utopie et d’utopistes, L’Harmattan, Paris; Ruyer, R., 1950: L’utopie<br />
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grec», Kentros 24: 13-22 para una síntesis general (con relación al País de Cucaña y a las utopías<br />
griegas respectivamente) de las distintas posturas generales ante dicho fenómeno.<br />
2 Nuestro interés por el mundo de las utopías, y más concretamente por la dimensión<br />
Historia y Utopía. estudios y Reflexiones 63
TEoDoRo CRESPo MAS<br />
Antes de empezar, es necesario hacer una distinción metodológica ineludible,<br />
puesto que concierne al material que utilizaremos en este artículo.<br />
Nuestro estudio no partirá del análisis de las utopías modernas que nacen<br />
con la obra de Tomás Moro, sino de las «utopías» presentes en la antigüedad<br />
y en la cultura popular moderna, que relacionaremos asimismo con las llamadas<br />
«fiestas de inversión» de tipo carnavalesco (con las que mantienen<br />
lazos estrechos). La razón de esta elección deriva del problema que nos<br />
hemos propuesto resolver: para adentrarnos en los orígenes históricos del<br />
concepto de inversión tendremos que acudir a la dimensión mítico-ritual de<br />
las utopías, y esta dimensión sólo se encuentra en las «utopías» antiguas, en<br />
sus ramificaciones «populares» y en las fiestas de inversión social. Esto no<br />
significa, no obstante, que no exista una unidad sustancial y unos lazos genéticos<br />
entre las utopías antiguas y modernas: los encontramos justamente<br />
en ese tema de la inversión, que las utopías modernas recogen de las antiguas<br />
3 . Lo que las distinguiría, en todo caso, es el concepto que las articularía,<br />
mítico-ritual de las «utopías» antiguas y populares y por el concepto de mundo invertido<br />
que les es consustancial, surgió en un seminario que se celebró en el Instituto de Historiografía<br />
Julio Caro Baroja (Universidad Carlos III de Madrid) el 14 de enero de 2010, titulado<br />
«La utopía, motor de la historia» e impartido por el Prof. J.J. Tamayo-Acosta. Allí se nos<br />
plantearon una serie de cuestiones que, desde entonces, hemos venido profundizando paulatinamente.<br />
En este artículo, fruto de una investigación aún en curso, exponemos las primeras<br />
hipótesis de partida y los resultados provisionales con los que estamos trabajando.<br />
3 Con todo hay que tener presente que uno los grandes problemas que continúa teniendo<br />
la investigación es detectar cómo las utopías antiguas o «populares» fueron «transvasadas»<br />
a o interactuaron con las modernas. La cuestión de las relaciones, influencias y<br />
transferencias entre unas y otras no es ni mucho menos una cuestión resuelta, ni que se<br />
preste a simplificaciones, y desde este punto de vista obras como las de M. Bakthine (1970:<br />
L’oeuvre de François Rabelais et la culture populaire au moyen-age et à la Renaissance, Paris; sobre<br />
esta obra véase Berrong, R. M., 1986: Rabelais and Bakhtin: Popular culture in gargantua and<br />
Pantagruel, University of Nebraska Press, Lincoln, NE) o C. Ginzburg (1976: el queso y los<br />
gusanos. el cosmos según un molinero del siglo XVI, Muchnik Editores, Barcelona) ya pusieron el<br />
acento en la necesidad de indagar en la relación entre la cultura de las elites y la cultura de<br />
las clases subalternas, que no era ni simple ni unidireccional, y que había que analizar desde<br />
la circularidad de la cultura. Una circularidad cultural que iría, por otra parte, más allá de la<br />
simple división entre cultura letrada y cultura popular: como ha escrito Delpech, «représentations<br />
«savantes» et «populaires», mythiques, religieuses et profanes, spirituelles et matérialistes<br />
y sont inextricablement mêlées. Les conceptions du temps, du bonheur, du paradis,<br />
de l’au-delà et de la résorption finale du multiple dans l’un, de la fin dans le commencement,<br />
donc de tous les aspects de l’inversion qui nous intéressent dépassent le cadre simplificateur<br />
d’une distinctions entre la culture savante et culture populaire» (Delpech, F., 1979: «Aspects<br />
des Pays de Cocagne», en Lafond J. & Redondo, A. (eds.), L’image du monde renversé et ses représentations<br />
littéraires et paralittéraires de la fin du XVIè siecle au milieu du XVIIè, 39, Vrin, Paris).<br />
A todo esto habría que sumar, por otra parte, movimientos históricos como las tendencias<br />
reformistas modernas, el descubrimiento de un Nuevo Mundo, etc., lo que contribuye ciertamente<br />
a presentar un panorama mucho más complejo.<br />
64 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones
EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />
ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />
y en este sentido la investigación ya ha diferenciado entre dos «tipos» de utopías4<br />
. Las pertenecientes a la antigüedad y a la literatura «popular» moderna<br />
(que harían referencia a paisajes míticos, islas divinas, paraísos o edades de<br />
oro de los orígenes y que serían identificables, como veremos, con el moderno<br />
País de Cucaña) estarían proyectadas hacia un pasado ideal, y se presentarían<br />
como un tiempo dorado que ya no volverá y cuyo abandono<br />
permite explicar la «degeneración» progresiva de la sociedad humana. Se trata<br />
de un mundo que, en todo caso, podría «restaurarse», pero siempre desde un<br />
punto de vista «conservador» y sin pretender una ruptura «revolucionaria»<br />
del orden social (pensemos en la aurea aetas que «restableció» Augusto). Las<br />
utopías literarias modernas, si por un lado presentan también un mundo que<br />
funciona al revés de la realidad cotidiana, fueron diseñadas a diferencia de<br />
las «utopías» antiguas como un modelo de proyecto social a imitar, que encerraba<br />
una crítica a las sociedades contemporáneas y cuya proyección, en<br />
consecuencia, se hacía hacia el futuro, con una voluntad transformadora. Por<br />
otra parte, mientras en las utopías del mundo antiguo los hombres viven felizmente<br />
con los dioses en una tierra de abundancia, en las utopías modernas<br />
es el ser humano quien construía una sociedad ideal. Estamos ante dos visiones,<br />
pues, del mismo tema de la sociedad invertida: una mira a un pasado<br />
perfecto e ideal con nostalgia, lamentando su pérdida (la «expulsión del paraíso»),<br />
y otra mira al futuro proyectando, a través tal vez del concepto de<br />
extrañamiento5 que representa la utopía, una sociedad perfecta que sirve al<br />
mismo tiempo de crítica a la propia realidad y de proyecto social de futuro.<br />
No es el lugar para desarrollar esta idea, pero nos preguntamos si esta censura<br />
histórica no estará en íntima relación con el cambio de episteme que M. Foucault<br />
observó en época moderna6 ; en efecto, las nuevas utopías, a diferencia<br />
de las antiguas, surgirían con un deseo de racionalizar al máximo las relaciones<br />
sociales, de «ordenarlas» y «clasificarlas» en base a criterios racionales,<br />
algo que chocaría frontalmente con las edades de oro antiguas y países de<br />
Cucaña que mostraban un mundo en el que ya estaba todo hecho.<br />
Más allá de diferencias de sentido, con todo, el tema de la inversión es<br />
el elemento vertebrador de los dos «tipos» de utopía, y es esta cuestión la<br />
que abordaremos en este artículo. Partiendo del análisis de la dimensión mítico-ritual<br />
y su vinculación con el «más allá» de las utopías antiguas y «popu-<br />
4 R. Trousson ha desarrollado esta división en dos «bloques» de utopías (Trousson,<br />
R., 1975: Voyage au Pays..., op. cit, 24; Id., 1998: D’utopie..., op. cit., 23-24). Una síntesis en Jouanno,<br />
C., 2008: «L’immaginaire...», op. cit., 17.<br />
5 Sobre este concepto remitimos a Ginzburg, C., 2000: «Extrañamiento. Prehistoria<br />
de un procedimiento literario», en Id.: ojazos de madera. Nueve reflexiones sobre la distancia, 15-<br />
39, Barcelona.<br />
6 Foucault, M., 1966: Les mots et les choses. Une archéologie des sciences humaines, Gallimard,<br />
Paris; Id., 1969: L’archéologie du savoir, Gallimard, Paris.<br />
Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />
65
TEoDoRo CRESPo MAS<br />
lares» y las fiestas de inversión (tanto antiguas como modernas) intentaremos<br />
penetrar hasta las raíces remotas, y «empíricas», del concepto de mundo invertido.<br />
ii. Fiestas de inversión y edades de oro antiguas: dimensión y raíces<br />
mítico-rituales<br />
La Antigüedad conoce una gran cantidad de «utopías» 7 (más bien paraísos<br />
míticos o edades de oro) que se definen como un reverso del mundo<br />
en que se vive. Por una parte, están los paraísos originales en los que los<br />
hombres y los dioses vivían juntos y tenían cubiertas todas sus necesidades,<br />
una época feliz que se truncó por culpa (casi siempre) de los seres humanos.<br />
Paisajes míticos como el Edén bíblico, la edad dorada de Saturno en Roma,<br />
la de Cronos en Atenas o la situación de los griegos antes de Prometeo y<br />
Pandora son un buen ejemplo de ello8 . Por otra parte, y tal vez como una<br />
elaboración literaria de este tipo mitos de los orígenes, tenemos en las fuentes<br />
toda una serie de sociedades ideales o utópicas como los Campos Elíseos, la<br />
Isla de los Afortunados que reporta Píndaro, la Heliópolis de Yambulo, la<br />
Merópide de Teopompo, o la Isla Hiperbórea de Hecateo de Abdera, que<br />
están a medio camino entre el mundo de los dioses y el de los humanos y<br />
que en cualquier caso reproducen muchos de los temas comunes presentes<br />
en las edades doradas. Existen, asimismo, una serie de fragmentos en la Comedia<br />
Ática que han sido puestos en relación con una «utopía» popular moderna<br />
como el País de Cucaña, lo que nos hablaría sin duda de las estrechas<br />
relaciones entre las «utopías» antiguas y las utopías populares modernas9 .<br />
7 Sobre las «utopías» en el mundo antiguo, Baldry, H.C., 1956: ancient Utopias, Southampton;<br />
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Utopianism 1: 9-46, y Jouanno, C., 2008: «L’immaginaire utopique dans le monde grec», Kentros<br />
24: 13-2.<br />
8 Para el análisis del mito de Prometeo, que presenta muchas similitudes con el mito<br />
de la expulsión del Edén bíblico, remitimos al ya clásico artículo de Vernant, J.-P., 2004: «Le<br />
mythe prométhéen chez Hésiode», en Id., mythe et société en grèce ancienne, 177-194, Paris.<br />
9 La relación del tema de Cucaña con las «utopías» antiguas, especialmente con los<br />
textos de la comedia ática, ha sido señalada por muchos autores: Bonner, C. 1910: «Dionysiac<br />
66 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones
EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />
ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />
Justamente a propósito de un análisis del País de Cucaña, F. Delpech<br />
ponía de relieve el sustrato mítico común de todas estas imágenes 10 . La estructura<br />
mítica del tema (tanto de Cucaña como de las utopías antiguas, podríamos<br />
afirmar) presentaba, en su opinión, la existencia de muchos<br />
elementos esenciales relacionados con el material y el escenario simbólico de<br />
la iniciación de mitos, cuentos y romances 11 . Así, estaba presente el viaje al<br />
más allá, que suele ser lejano y ultramarino; había una estrecha relación entre<br />
una estructura mítico-ritual de carácter iniciático y una imagen alimentaria<br />
del más allá como reino de la abundancia; símbolos como el árbol de regalos,<br />
ríos de miel, mesas puestas solas, fuentes de la juventud, instrumentos que<br />
Magic and the Greek Land of Cockaigne», Transactions and Proceedings of the american Philological<br />
association 41: 175-185; Delpech, F., 1979: «Aspects...», op. cit.; Carrière J. C., 1979: Le<br />
carnaval et la Politique. Une introduction à la comédie grecque, Les Belles Lettres, Paris; Ruffell, I.,<br />
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10 Delpech, F., 1979: «Aspects...», op. cit. Se trata, en nuestra opinión, de uno de los<br />
artículos más penetrantes sobre el análisis de los orígenes y composición del país de Cucaña<br />
(que veremos después), cuyas hipótesis de trabajo compartimos absolutamente.<br />
11 El autor partía, en este punto, de las teorías de V. Propp para poner en relación<br />
todo este mundo de las utopías con mitos antiguos y cuentos populares, un territorio que<br />
en nuestra opinión se presenta extraordinariamente fecundo. Sobre este tema, y sobre los<br />
paisajes y elementos del más allá presentes en cuentos populares y mitos antiguos ligados a<br />
las iniciaciones, véase Propp, V., 2001: morfología del cuento, Ed. Fundamentos, Madrid; Id.,<br />
1998: Las raíces históricas del cuento, Ed. Fundamentos, Madrid; Saintyves, P., 1987: Les contes de<br />
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ha aplicado las teorías de Propp a los mitos antiguos, especialmente griegos); Ginzburg, C.,<br />
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II: L’acquisition d’un savoir ou d’un pouvoir. Le lieu initiatique. Parodies et perspectives. Actes du colloque<br />
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Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />
67
TEoDoRo CRESPo MAS<br />
funcionan solos, etc. En estos paraísos de los orígenes o edades de oro, en<br />
resumen, se pueden reconocer los elementos que definían, en mitos y cuentos<br />
de trasfondo iniciático, el más allá que tenía que alcanzar el héroe, y por lo<br />
tanto habría que entenderlos como una especie de reelaboración, transposición<br />
o identificación de ese más allá con el mundo de los orígenes que la humanidad<br />
acabaría perdiendo o del que sería expulsada.<br />
Por otra parte, al lado de estos paraísos míticos vinculados a la idea de<br />
más allá, y en ocasiones estrechamente asociados con ellos, tenemos en la antigüedad<br />
fiestas en las que se teatralizaba un mundo invertido, que constituirían<br />
la contrapartida «ritual», si podemos decirlo así, de esos mitos de la edad de<br />
oro. Se trata de las denominadas fiestas de inversión. Así por ejemplo las Saturnalia<br />
en Roma, las Kronia en Atenas y en cierto modo las Antesterias dedicadas<br />
a Dionisos en Grecia (que aunque sin hacer referencia a una edad<br />
mítica, presenta también los elementos de inversión equiparables a este tipo<br />
de celebraciones) 12 . H.S. Versnel ha resumido bien las dos principales características<br />
de este tipo de celebraciones: como en el Carnaval o la «fête des<br />
fous» medievales y modernas, «two aspects are combined here: on the one reversal<br />
of roles, and on the other, the elation caused by collective abundance<br />
of hand, the food and drink» 13 . Eran festividades anuales, por lo tanto, en las<br />
que se alteraban los roles sociales y entraban en escena los elementos de abundancia,<br />
caos y licencia que contribuían a crear un mundo al revés del cotidiano,<br />
que intentaba reproducir en principio la edad de oro de los orígenes.<br />
Celebraciones que rememoran las épocas doradas de los orígenes, y<br />
que ponen en escena un mundo al revés. Se trata, en realidad, del mismo tipo<br />
de fiestas de inversión que encontramos en el período del Carnaval14 , con la<br />
12 Sobre las Saturnalia y las Kronia, especialmente por las relaciones que se establecen<br />
entre mito y rito, véase Versnel, H.S., 1993: Inconsistencies in greek and Roman Religion II. Transition<br />
and Reversal in myth and Ritual, 90-135 (para las Kronia) y 136-189 (para las Saturnalia),<br />
Brill, Leiden-New York-Köln. Para las Antesterias como «fiesta de los muertos», remitimos<br />
al clásico trabajo de Jeanmaire, H., 1951: Dionysos, Payot, Paris, y es interesante asimismo<br />
Dawkins, R.M., 1906: «Modern Carnival in Thrace and the Cult of Dyonisus», Journal of Hellenic<br />
studies XXVI: 191-206. Por otra parte, sobre las relaciones de los «países de Cucaña»<br />
de la antigüedad con la mitología que envuelve la figura de Dionisos, véase Bonner, C., 1910:<br />
«Dionysiac Magic...», op. cit.<br />
13 Versnel, H.S. 1993: Inconsistencies..., op. cit., 115.<br />
14 Sobre el Carnaval y fiestas análogas véase Caro Baroja, J., 1979: el carnaval: análisis<br />
histórico-cultural, Taurus, Madrid; Gaignebet, C. & Florentin, M.C., 1974: Le carnavale: essais de<br />
mythologie populaire, Payot, Paris; Gaignebet, C. 1972: «Le combat de Carnaval et Carême», annales<br />
e.s.c. 27 anée, n. 2: 313-345; Gaignebet, C. & Lajoux, J.D., 1985: art profane et religion<br />
populaire au moyen-age, PUF, Paris, y más recientemente Lombard-Jourdan, A. (2005), aux<br />
origines de carnaval, Paris. Sobre una interesante interpretación etimológica del término «Carnaval»,<br />
véase Pauvert, D., 2007: «Sa majesté des cornes», BsFm 229: 52-66, que puede complementarse<br />
con el estudio de Moya Maleno, P.R., 2007: «Ritos de paso y fratrías en la Hispania<br />
68 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones
EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />
ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />
diferencia de que cada una de ellas ha adoptado una fisionomía particular<br />
según sus vicisitudes históricas y sus raíces culturales. El Carnaval, y otras<br />
fiestas estructuralmente análogas como Halloween, el período del 25 de diciembre<br />
hasta la Epifanía dominado por grupos de «locos», las fiestas de San<br />
Blas o de la Candelaria (con sus típicas Fiestas del oso en el Rosellón francés,<br />
Trangas de Bielsa, Endiabladas de Almonacid del Marquesado, Zampanzar<br />
de Ituren en la península Ibérica etc.), pueden considerarse pues como la<br />
continuación de ese tipo de ritos antiguos, presentes en todas las sociedades<br />
europeas antiguas, que han sobrevivido hasta nuestros días despojados de<br />
sus raíces mítico-rituales originales y a menudo como puro folklore (aunque<br />
manteniendo muchos elementos estructuralmente significativos).<br />
El significado de estas fiestas de tipo carnavalesco ha sido interpretado<br />
de muy distintas formas15 . H.S. Versnel ha resumido, en una visión integradora,<br />
muchas de las teorías formuladas sobre el fenómeno:<br />
«reversal rituals are found predominantly in the ceremonies accompanying a<br />
critical passage in the agricultural or social year, moments of stagnation or rupture<br />
at which chaos threatens, such as initiation, festivals of the dead, and in particular<br />
the opening, eating/drinking or offering of the first fruits of the harvest or the first<br />
wine as recurrent, or the accessions of new rulers as incidental incisions in the progress<br />
of time. […] This primeval chaos manifest itself as a temporary elimination<br />
of all contours, a return to a state undefined by bounds and moral standards, expressing<br />
itself in the creation of monsters and monstrosities; a period of total freedom<br />
manifesting itself in both total lawlessness and total abundance. This lends to<br />
the festival an atmosphere of complete ambivalence: sadness, anxiety, despair because<br />
of the catastrophe of the disrupted order; elation, joy and hope because of the liberation<br />
from chafing bonds, and the pleasant experience of temporary abundance.<br />
Thus the reversed world of society in crisis mirrors the cosmic chaos of mythical<br />
times. […] Both myth and rite ‘say’ the same thing: the Utopian cannot, the reverse<br />
utopian must not exist in reality» 16 .<br />
Como vemos, la dimensión económica, social o iniciática de estas fiestas<br />
(y de los mitos asociados que las explican) explica su importancia para<br />
Céltica a través de la Etnología y de la Arqueología», en R. Sainero (coord.): Pasado y Presente<br />
de los estudios celtas, Fundación ortegalia-Instituto de Estudios Celtas, pp. 169-242, A Coruña<br />
(en internet: http://www.arqueologopedrormoya.es/fratrias.php; consultado en 2008).<br />
15 Han sido vistas como una práctica ritual de magia simpática para propiciar el renacimiento<br />
de la naturaleza (Frazer), como una inversión periódica, tiempo fuera del tiempo,<br />
una recreación recreativa, una suspensión de la monótona cotidianeidad por el retorno paroxístico<br />
del caos primitivo (escuela fenomenológica de otto, Van der Leeuw, Caillois), como<br />
bandas de guerreros salvajes, iniciáticos y disfrazados de animales, que durante unos días de<br />
fin de año hacen reinar un desorden regenerador (Dumézil), como períodos de agresión e<br />
inversión que neutralizarían los peligros de una revolución real (Nilsson, Bömer), etc. (véase<br />
al respecto Gaignebet, C. & Florentin, M.C., 1974: Le carnaval, op. cit., 153-154 y Versnel,<br />
H.S. 1993: Inconsistencies..., op. cit., 115).<br />
16 Versnel, H.S. 1993: Inconsistencies..., op. cit., 119, 121, 135.<br />
Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />
69
TEoDoRo CRESPo MAS<br />
las sociedades que las practican. Más allá, con todo, de estas explicaciones<br />
funcionales, lo que nos interesa subrayar aquí de nuevo, para el problema<br />
que estamos tratando, es el simbolismo relacionado con el más allá que suelen<br />
presentan estas festividades, y su vinculación directa ya sea con una edad de<br />
oro de los orígenes ya sea con el mundo de los muertos, una relación que<br />
han puesto de relieve muchos autores 17 . Estos períodos críticos son momentos<br />
en los que el Más Allá se apodera del Más Acá, son fiestas o ritos en los<br />
que los «muertos» (a identificar especialmente con fratrias iniciáticas; recordemos<br />
que los iniciados, como seres muertos y resucitados simbólicamente,<br />
son jóvenes que pertenecen al mundo del más allá) asaltan el mundo siguiendo<br />
a su «rey», invirtiendo su orden e implantando el caos. Estas celebraciones,<br />
naturalmente, se presentan bajo formas distintas en cada época y<br />
sociedad, y según la articulación y complejidad social de cada una (no presenta<br />
las mismas características evidentemente la celebración de la Roma imperial<br />
que la de las tribus germanas). En todas ellas, no obstante, «el mundo<br />
invertido de la sociedad en crisis se refleja en el caos cósmico de los tiempos<br />
míticos», como decía Versnel. Comprender la dimensión de «más allá» presente<br />
en estos complejos mítico-rituales es esencial para el desarrollo de nuestro<br />
argumento. Esta premisa, como veremos a continuación, nos da la clave<br />
para acceder a los orígenes del concepto de inversión.<br />
iii. Experiencia y conceptualización del «más allá»: la creación de un<br />
mundo invertido<br />
Es a partir de esta vinculación de las utopías antiguas a los paisajes del<br />
más allá desde donde podemos rastrear los orígenes «empíricos» del concepto<br />
de inversión. En este sentido, la literatura antropológica ya ha señalado hace<br />
tiempo que el mundo de los muertos constituye el reverso exacto del mundo<br />
de los vivos. Lévy-Brhul, en su conocida obra el alma primitiva, escribía lo siguiente<br />
a propósito de la configuración del mundo de los muertos en distintas<br />
sociedades:<br />
«Un trait néanmoins est assez constant: le monde des morts est le contrepied<br />
exact de celui des vivants. Tout y est à l’envers. «Dans le monde d’en-bas, les<br />
conditions sont à tous les points de vue à l’opposé de elles de ce monde-ci. Là, par<br />
exemple, le soleil et la lune voyagent de l’ouest à l’est, bien que ce soient les mêmes<br />
astres qui éclairent notre monde» [S.A. Barret, The Capaya Indians of Ecuador, II,<br />
p. 352]. Tout s’y fait à rebours. «Quand les morts descendent l’escalier, ils vont la<br />
tête la première... Ils se rendent au marché, mais la nuit: leurs assemblées, et d’une<br />
façon générale, toute leur activité sont nocturnes. Le jour, ils dorment, la nuit ils cou-<br />
17 Ginzburg, C., 1989: storia notturna, op. cit., y Moya Maleno, P.R., 2007: «Ritos de<br />
paso y fratrías...», op. cit. Por otra parte, sobre la estrecha correlación temporal y simbólica<br />
entre los ciclos iniciáticos y socioeconómicos en el marco ritual de calendario, remitimos al<br />
ilustrativo Barley, N., 1995, el antropólogo inocente, Barcelona.<br />
70 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones
EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />
ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />
rent de côté et d’autre, de préférence pendant les premières phases de la lune» [J.<br />
Warneck, Die Religion der Batak, p. 74]. Dans l’île d’Aua (Pacifique) «les canots du<br />
monde des morts (spirit world) flottent au-dessus des villages des morts, et l’équipage<br />
est assis la tête en bas dans les canots» [G.L.F. Pitt-Rivers, Aua island. Ethnographical<br />
and sociological features of a South Sea pagan society, JAI XLV (1925), p. 434]. «Ils<br />
parlent la même langue que les vivants, mais les mots ont le sens opposé: blanc veut<br />
dire noir, noir blanc, etc.» [W.C. Schadee, «Het familienleben en familienrecht der<br />
Dajaks van Landak en Tajan», Bijdragen tot de taal-, land- en volkenkunde van Nederlandsch-Indië,<br />
1910, p. 413] – «Dans le pays des âmes, elles parlent la même langue<br />
que sur la terre, seulement chaque mot a juste le sens contraire à celui qu’il avait; par<br />
exemple, doux veut dire amer, et amer veut dire doux. Être debout veut dire couché,<br />
etc.» [A. C. Kruyt, Het animisme in den indischen Archipel, p. 380]. Cette croyance<br />
n’est pas moins répandue dans le reste du monde qu’en Indonésie. Elle explique,<br />
pour une part, pourquoi les primitifs, presque partout, ont si peur de se trouver dehors<br />
quand il fait nuit noire. Ils ne consentent guère alors à sortir qu’à plusieurs, et<br />
en portant du feu. Ils ne craignent pas tant les bêtes féroces qui pourraient les attaquer,<br />
que les morts qu’ils sont exposées à rencontrer. Car, pour les morts, notre nuit<br />
est le jour. Dès que l’aube paraît, le danger est passé. Les morts à leur tour sont allés<br />
dormir »18 .<br />
El mundo de los muertos sería, por lo tanto, un mundo al revés, y es<br />
esa realidad invertida la que intenta gobernar el mundo durante cada invierno<br />
o cada período liminal del calendario. Es el mundo de los dioses, y asimismo<br />
el de los orígenes. Cuando llega la estación de la muerte se abren las puertas<br />
del más allá, y los grupos (iniciáticos) de trangas, de endiablados y botargas,<br />
de niños disfrazados de fantasmas en Halloween, de locos de los carnavales,<br />
inundan el mundo dándole la vuelta. Los esclavos se convierten en amos y<br />
los amos en esclavos. Es el reinado de Carnestolendas, de Saturno, de Cronos<br />
o Dionisos, que representan a los seres venidos del más allá que irrumpen<br />
en el mundo para imponer su reino sobre la sociedad de los vivos, y lo hacen<br />
invirtiendo el orden existente, creando el caos y la confusión, y poniendo en<br />
escena un mundo de abundancia y ausencia de normas.<br />
El concepto de inversión presente en las utopías antiguas puede relacionarse<br />
por lo tanto, con ese mundo al revés representado por el mundo de<br />
los muertos. Es en este terreno mítico-ritual, que hunde sus raíces en la prehistoria,<br />
donde habría en consecuencia que buscar los cimientos de las utopías<br />
modernas. La pregunta que habría que hacerse ahora, por lo tanto, es<br />
de dónde surgió esta idea de un más allá como un mundo al revés. Es decir:<br />
¿de qué experiencia primigenia pudo surgir este concepto? ¿Cómo se creó<br />
18 Lévy-Bruhl, L., 1963: L’âme primitive, Quadrige-PUF, 385-386, Paris. Citado (en<br />
la traducción castellana) en González Terriza, A.A., 2001/02-2003/04: «Verónica, la virgen<br />
del espejo y las tijeras. Leyendas etiológicas y rituales de evocación (I y II)», Estudos de Literatura<br />
oral 7-8: 131-160 y 9-10: 129-154 (artículo disponible en internet:<br />
perso.wanadoo.es/al.59/Veronica.doc. Consultado el 12/7/2010).<br />
Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />
71
TEoDoRo CRESPo MAS<br />
un más allá, y a partir de qué elementos se lo definió como un mundo invertido?<br />
Veamos una hipótesis.<br />
No hay duda de que para las poblaciones prehistóricas las vivencias<br />
del mundo onírico, y asimismo de los estados alterados de conciencia provocados<br />
por la ingestión de sustancias alucinógenas o por bailes frenéticos,<br />
debió de jugar un papel muy importante en la percepción de «otra realidad»<br />
diferente a la normal. No obstante, estos procedimientos no asegurarían, por<br />
vía de principio, el «acceso» a una realidad invertida. Habría que buscar, por<br />
lo tanto, en otro sitio, y en este sentido la experiencia cotidiana de interacción<br />
con el mundo que les rodeaba debió constituir un terreno muy fecundo para<br />
especular sobre otras realidades. Es muy ilustrativo, desde este punto de vista,<br />
acudir (de nuevo) a esos mitos y cuentos de trasfondo iniciático (cuyos orígenes<br />
más remotos podemos situar en la prehistoria, a partir de los trabajos<br />
de autores como P. Sayntives o V. Propp), ya que en ellos se nos muestran<br />
los paisajes del más allá y, sobre todo, los accesos al mundo de los muertos,<br />
lo que nos da una serie de claves para entender cómo se pudo configurar la<br />
experiencia de un mundo aparte. En estos relatos el acceso o el contacto al<br />
más allá se hace muy a menudo a través de lagos (pensemos en la Laguna<br />
Estigia, o la laguna en la que Gilgamesh encuentra la flor de la inmortalidad),<br />
de ríos que separan este mundo del más allá (como los que «delimitan» el<br />
Jardín del Edén), de mares (como los que tuvieron que travesar Teseo para<br />
ir al laberinto del Minotauro o Jasón para recuperar el vellocino de oro),<br />
pozos (como al que baja en algunas versiones Juan del oso para enfrentarse<br />
a unos monstruos y rescatar una princesa), o bien intervienen espejos19 (el<br />
«espejito espejito mágico», del cuento de la Bella durmiente) o piedras cristalinas,<br />
que aparecen en numerosos rituales de iniciación chamánicos y que<br />
encontramos en la cabeza de serpientes o de heroínas que van al más allá en<br />
muchos cuentos populares20 .<br />
Estamos, pues, ante superficies que muestran reflejos del mundo real,<br />
ante materiales que actúan como espejos mostrando otra realidad dentro de<br />
la realidad. La experiencia cotidiana de las poblaciones prehistóricas, en efecto,<br />
estaría repleta de lugares en los que el mundo se presentaría duplicado: el agua,<br />
principalmente, pero también diversos tipos de minerales reflejantes como<br />
cuarzos, cristales, etc. Ahora bien, cuando nos preguntamos sobre cómo se<br />
debió configurar inicialmente ese más allá, hemos de pensar que la reacción<br />
19 Sobre la cuestión, véase González Terriza, A.A., 2001/02-2003/04: «Verónica, la<br />
virgen del espejo...», op. cit.<br />
20 Los cristales de roca, que el chamán se incrustaba en el cuerpo, le otorgaban la faculta<br />
de ascender al cielo, o de volar. El espejo, asimismo, ayuda al chamán a ver el mundo,<br />
a situar los espíritus (Eliade, M., 1976: el chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, 125, 136,<br />
F.C.E., México). En Egli, H., 1993: Il simbolo del serpente, Genova, por otra parte, se pueden<br />
encontrar ejemplos de estas «serpientes» con diamantes en la cabeza.<br />
72 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones
EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />
ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />
inmediata a esta realidad mostrada por la experiencia cotidiana, la racionalización<br />
de esta constatación empírica prehistórica, debió de ser tajante: en ausencia<br />
de un conocimiento científico sobre el comportamiento de la luz ante<br />
cierto tipo de materiales, lo que allí se estaba mostrando a los sentidos era,<br />
sin duda, la existencia de una realidad dentro del mundo de los vivos. Era una<br />
realidad, no obstante, diferente en muchos sentidos a la propia, ya que era inmaterial,<br />
evanescente, poblada por apariencias o reflejos incorpóreos, y que<br />
presentaba sobre todo una característica que no debió pasar inadvertida ya<br />
desde el primer momento: que se trataba de un mundo que se mostraba al<br />
revés, es decir, un reflejo invertido de la realidad. La conceptualización originaria<br />
del mundo de los muertos como un mundo invertido debió de tener<br />
muy en cuenta, sin duda, estas primeras observaciones «empíricas» de esa realidad<br />
aparte que aparecía por doquier en superficies reflectantes. Una imagen<br />
asociada al más allá cuya fuerza, reelaborada a través de los siglos bajo múltiples<br />
formas y sentidos, se mantendría inalterada hasta desembocar, en su última<br />
metamorfosis, en la invención de mundos al revés que actuarían, a partir<br />
de ese momento, como «motores» de la historia: las utopías modernas.<br />
El complejo mítico-ritual de las utopías antiguas presenta con el mundo<br />
posterior de las utopías modernas una similitud fundamental, que permite relacionarlas<br />
de forma estructural e incluso establecer lazos genéticos: su configuración<br />
como mundo al revés. En este ensayo hemos querido proponer,<br />
seleccionando un elemento «estructural» de las utopías y haciendo un análisis<br />
de (muy) larga duración, una explicación de uno de sus elementos esenciales<br />
y en muchos aspectos definitorio. Las conclusiones a las que hemos llegado<br />
avalan, pensamos, la elección del método utilizado: la estructura de las utopías<br />
como realidad invertida tendría sus orígenes, en última instancia, en la configuración<br />
del concepto de más allá durante la prehistoria de la humanidad.<br />
iV. apéndice: una propuesta etimológica para el término cocaingne<br />
«Et quatre Pasques a en l’an, […]<br />
[…] quatre Noex, […]<br />
Et quatre quaresmiaux-prenanz,<br />
Et un quaresme a en vint anz»<br />
Li Fabliaus di Coquaigne21 «Carnestoltes moltes voltes,<br />
Quaresma no tornes més,<br />
Pasqua totes les setmanes<br />
i Nadal de mes a mes»<br />
(Refrán popular catalán)<br />
21 Citamos de Martin Méon, D., 1808: Fabliaux et contes des poètes françois des XI, XII, XII,<br />
XIVe et XVe siècles, t. IV, 178, B. Warée oncle, Paris.<br />
Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />
73
TEoDoRo CRESPo MAS<br />
Paralelamente al desarrollo del argumento anterior, a lo largo de la investigación<br />
que hemos llevado a cabo hemos ido profundizando, de forma<br />
tangencial, en una hipótesis sobre la etimología de uno de esos paisajes utópicos<br />
que dominó el mundo simbólico de la Europa moderna: el País de Cucaña<br />
22 . Esta isla «mítica», cuya primera composición está documentada en<br />
22 cocaingne o cocagne en francés, cuccagna en italiano, cockaigne en inglés y cocanha en<br />
portugués; en alemán se suele identificar con el schlaraffenlande. El tema del país de Cucaña<br />
ha dado pie a una cantidad innumerable de estudios. Los que (hasta el momento) hemos<br />
podido recoger dan buena muestra del interés que ha suscitado la cuestión: Poeschel, F.J.,<br />
1878: Das märchen vom schlaraffenlande, Halle a.s.; Rossi, V., 1888: «Il Paese di Cuccagna nella<br />
letteratura italiana», apéndice a Le lettere di messer andrea calmo, 398-410, Torino; Ackermann,<br />
E.M., «Das schlaraffenland» in german Literature and Folksongs. social aspects of an earthly Paradise,<br />
with an Inquiry into its History in european Literature, PhD Diss., University of Chicago, 1944;<br />
Väänänen, V., 1947: «Li «fabliau» de Cocagne», Neuphilologische mitteilungen 8: 3-36; Lebeer,<br />
L., 1955: «Le Pays de Cocagne (Het Luilekkerland)», en miscellanea erwin Panofsky, 199-214,<br />
Brussels, Musées Royaux des Beaux-Arts; Cocchiara G., 1956: Il paese di cuccagna, Torino;<br />
Tassy, F., 1959: «Il Paese di Cuccagna. Contributo alla letteratura universale della tematica»,<br />
acta literaria academiae scientiarum Hungaricae 2: 369-381; Sluys, F. & Cl., 1961: «Le Pays de<br />
Cocagne,» Problèmes 77, 8-35; Graus, F., 1967: «Social Utopias in the Middle Ages», Past and<br />
Present 38: 2-39; Cioranescu, A., 1971: «Utopie: Cocagne et âge d’or», Diogène 75: 86-123;<br />
Delumeau, J. (éd.), 1976: La mort des pays de cocagne. comportements collectifs de la Renaissance à<br />
l’âge classique, Paris, Publications de la Sorbonne (études, 12); Camporesi P., 1978: « Scienza<br />
del ventre. Declino e morte di Cuccagna», en Id., Il paese della fame, 77-125, Bologna; Delpech,<br />
F., 1979: «Aspects...», op. cit.; Demerson, G., 1980: «L’utopie populaire...», op. cit., 75-83 (versión<br />
ampliada en Demerson, G., 1981: «Cocagne...», op. cit., 529-553); Richter, D., 1984: schlaraffenland.<br />
geschichte einer populären Phantasie, Eugen Diederichs, Cologne; Payen, J. C., 1984:<br />
«Fabliaux et Cocagne», en Bianciotto, G. & Salvat, M. (éds): épopée, fable, fabliau. actes du IV e<br />
colloque de la société internationale renardienne, évreux, 7-11 septembre 1981, Cahiers d’études médiévales<br />
2/3, Publications de l’Université de Rouen 83, 435-448, Paris; Le Goff, J., 1989:<br />
«L’utopie médiévale: le Pays de Cocagne», cahiers Vilfredo Pareto. Revue europeénne des sciences<br />
sociales 27: 271-286; Graf, A., 1993: «Il paese di Cuccagna e i paradisi artificiali», en Id., miti,<br />
leggende e superstizioni del medio evo, 194-202, Ed. Studio Tesi srl, Pordenone; Scafoglio, D.,<br />
1994: La maschera della cuccagna: spreco, rivolta, sacrificio nel carnevale napoletano del 1764, Guida<br />
Editori, Napoli; De Carli, N., 1996: «Il paese di Cuccagna. Mito o parodia?», Quaderni di storia<br />
di semantica 17.1: 101-130; Franco Júnior, H., 1998a: cocanha. a história de um país imaginário,<br />
Companhia das Letras, Sāo Paulo (resumido en Id., 1998b: cocanha: várias faces de uma utopia,<br />
Ateliê, São Paulo); Pleij, H., 2001: Dreaming of cockaigne: medieval Fantasies of the Perfect Life,<br />
Columbia University Press, New York; Aubert, E.H., 2003: «Entre Cocuce e Cocanha: percurso<br />
de um diálogo», Revista de história, 148: 47-102; Silantieva, o., 2006: Le Pays de cocagne<br />
et le schlaraffenland dans la littérature française et allemande aux XVIII-XIX siècles (Résume de la thèse<br />
de doctorat), moscou, Paris (C:\Users\teo\Desktop\SilantievaResumeFrancais; consultado el<br />
10/05/2011); Boiteux, M., 2007: «L’immaginario dell’abbondanza alimentare. Il paese di<br />
Cuccagna nel Rinascimento», en Di Renzo, E. (a cura di), atti del X congresso Nazionale<br />
aIsea «cibo e alimentazione. Tradizione, simboli, saperi (Roma 5, 6, 7 luglio 2007), Etnoantropologia<br />
online 2: 36-45 (http://digidownload.libero.it/aisea/atti_2006/ATTI%20X%20CoN-<br />
GRESSo%20AISEA.pdf; consultado el 30/03/2011). Sobre el país de Cucaña en la pintura<br />
de P. Bruegel, véase Frank, R. H., 1991: «An Interpretation of Land of cockaigne (1567) by<br />
Pieter Bruegel the Elder», sixteenth century Journal XXII.2: 299-329.<br />
74 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones
EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />
ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />
un manuscrito del s. XIII en el norte de Francia (Li Fabliaus de cocaigne), puede<br />
definirse, en sus rasgos principales, como un paraíso alimentario, una isla de<br />
abundancia en la que las casas están hechas de salchichas y de peces, las ocas<br />
se cocinan a sí mismas por las calles, hay mesas con comida y bebida por<br />
todos sitios y se come sin pagar. Hay un rio medio de vino tinto y blanco, dinero<br />
por los suelos, no hace falta trabajar, se satisfacen todos los deseos sexuales<br />
y una fuente de la juventud impide envejecer a sus habitantes. En<br />
resumen, como dice el poema, «Li païs a à non Cocaingne, qui plus i dort,<br />
plus i gaaigne»; «si puet-l’en et boivre et mangier, tuit cel qui vuelent sanz<br />
dangier».<br />
Sobre la etimología de Cucaña no hay acuerdo entre los investigadores.<br />
Ya en el s. XVIII P.J.-B. Legrand d’Aussy se burlaba de este hecho cuando<br />
decía «c’est une chose risible de voir dans les dictionnaires toute la peine que<br />
se sont donnée les étymologistes pour en chercher l’origine. La clef étoit perdue,<br />
et chacun est venu apporter la sienne» 23 . No obstante, y aunque se tiende<br />
a aceptar que la etimología es de origen incierto, hay cierto consenso en reconocer<br />
que en el origen del término estaría en relación con cocca o couque, el<br />
nombre de una torta propia de ciertas regiones francesas, lo que en principio<br />
sería lógico para definir un país de la abundancia alimentaria. El Littré francés<br />
(1872), por ejemplo, afirmaba que «d’après Diez il vient de coquere, cuire,<br />
à l’aide des mots suivants: catalan coca; pays de Coire, cocca; languedocien,<br />
coco; picard, couque, qui tous signifient cuisine; c’est là la vraie étymologie» 24 .<br />
El Vocabulario etimologico italiano de Pianigiani, por su parte, seguía el mismo<br />
razonamiento y traducía cuccagna como il paese della buona cucina, a significar<br />
un país de abundancia alimentaria25 . Esta sería, por lo tanto, la etimología<br />
más extendida y aceptada, aunque habría otras propuestas que la pondrían<br />
en relación con lugares físicos como un castillo documentado en Treviso que<br />
se llamaría Cuccagna, o con un tal Warnerius de Cuccagna que aparece en<br />
una carta de 118826 .<br />
Nuestra hipótesis, abordando el tema desde otro ángulo, pasa por interpretar<br />
el término cocaingne a partir de la raiz coq (gallo en francés) 27 . Esta<br />
23 Legrand d’Aussy, P.J.-B. 1829: Fabliaux ou contes, fables et romans du XIIe et du XIIIe<br />
siècle, 303, Paris (3ª ed).<br />
24 Citamos de la versión del diccionario en internet:<br />
http://francois.gannaz.free.fr/Littre/xmlittre.php?rand=&requete=cocagne (consultado el<br />
14/04/11).<br />
25 Pianigiani, o., 1907: Vocabolario etimologico della lingua italiana, vol. I, 876, Albrighi,<br />
Segati e C., Roma.<br />
26 Graf, A., 1993: «Il paese di Cuccagna...», op. cit., 196 (que recoge los ejemplos aportados<br />
por Poeschel, F.J., 1878: Das märchen...», op. cit., obra que no hemos podido consultar).<br />
27 Queremos remarcar nuevamente el hecho de que en este artículo se exponen unas<br />
hipótesis de trabajo de una investigación en curso. Para el caso concreto que nos ocupa, se<br />
Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />
75
TEoDoRo CRESPo MAS<br />
propuesta ha sido formulada, hasta donde sabemos, por dos autores. Uno<br />
de ellos, H. Pleij, ha planteado recientemente una derivación etimológica que<br />
nos parece muy acertada, pero el razonamiento histórico con la que lo justifica<br />
no es en absoluto convincente28 . Para este autor cockainge procedería de<br />
la suma de la raíz coq (gallo) más el sufijo –agne, que sería utilizado en Francia<br />
para construir el nombre de un país (como allemagne o espagne), por lo que<br />
se podría traducir como «País del Gallo». Hasta aquí estamos totalmente de<br />
acuerdo con el autor. Ahora bien, la relación que Pleij parece establecer entre<br />
el gallo y el país de Cucaña es que el gallo sería el guardián del paraíso islámico,<br />
y en consecuencia esta asociación entre gallo y paraíso habría dado<br />
lugar al país de Cucaña. Esta justificación de la etimología propuesta, como<br />
decíamos, no tendría mucho sentido, ya que no parece tener cabida en el contexto<br />
de la aparición de las primeras referencias de cocaingne, en pleno corazón<br />
de la Europa medieval cristiana. Para aceptarla habría que explicar, entre<br />
otras cosas, por qué un país de Cucaña de raíz islámica apareció en la Europa<br />
cristiana, y asimismo por qué el tema no se desarrolló, paradójicamente, en<br />
el mundo islámico. Nuestra propuesta etimológica, aceptando la derivación<br />
hecha por H. Pleijn, parte en cambio de la posibilidad de situar, de forma<br />
precisa, un «Reino del Gallo» en la Europa medieval y moderna, y en un contexto<br />
asimismo de abundancia alimentaria y de inversión social: el Carnaval.<br />
Para desarrollar este argumento debemos empezar trayendo a colación,<br />
en primer lugar, el otro autor que señalo una etimología de cocaingne a partir<br />
de la raíz coq. En la primera acepción del término cocagne del diccionario de<br />
trata de una idea en pleno proceso de desarrollo, cuyas primeras líneas de trabajo e impresiones<br />
queremos apuntar aquí y cuyas primeras conclusiones son, necesariamente, provisionales.<br />
Por otra parte, si hemos decidido exponerla, aun cuando no hemos podido consultar<br />
de forma exhaustiva toda la bibliografía existente sobre el tema, es porque nos ha sorprendido<br />
que, de las obras que hemos leído hasta el momento, algunas muy recientes y bien documentadas<br />
(Camporesi P., 1978: «Scienza del ventre...», op. cit.; Delpech, F., 1979:<br />
«Aspects...», op. cit.; Demerson, G., 1980: «L’utopie...», op. cit.; Demerson, G., 1981: «Cocagne...»,<br />
op. cit.; Graf, A., 1993: «Il paese di Cuccagna...», op. cit.; Scafoglio, D., 1994: La maschera...,<br />
op. cit.; Franco Júnior, H., 1998b: cocanha: várias faces..., op. cit.; Silantieva, o., 2006: Le<br />
Pays de cocagne..., op. cit., y Boiteux, M., 2007: «L’immaginario...», op. cit.), no aparezca ni una<br />
sola mención a la hipótesis que estábamos desarrollando (excepto en una obra que comentaremos<br />
a continuación pero que, por su planteamiento y su razonamiento, está muy lejos<br />
de equipararse a nuestra tesis).<br />
28 Pleij, H., 2001: Dreaming of cockaigne..., op.cit. No hemos podido consultar la obra,<br />
pero conocemos el argumento, en términos generales, a través de la cita que del mismo se<br />
hace en Pina e Cunha, M., Cabral-Cardoso, C. & Clegg, S.R., 2008: «Manna from Heaven:<br />
The Esuberance os Food as a Topic for Research in Management and organization», Human<br />
Relations 61.7: 935-963 (http://fesrvsd.fe.unl.pt/WPFEUNL/WP2007/wp515.pdf; consultado<br />
el 02/05/11). La explicación del argumento, por lo tanto, se ha hecho en función del<br />
resumen que aparece en este artículo.<br />
76 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones
EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />
ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />
émile Littré encontramos la siguiente afirmación (que el autor hacía después<br />
de decantarse por la «vraie étymologie» coquere):<br />
«on trouve, dans l’ancien français, cocaingne en un autre sens: Le traversiers<br />
jura seur saintes evangiles, que il n’arrestera ne fera arrester malicieusement le dit<br />
navel ou naviaux de l’Esglise dou Gart, pour cause de cocaingne, ne pour fere ennui<br />
ne domage à esciant (DU CANGE cocagium, en 1314). ce cocaingne-là vient de<br />
coq; c’est le combat de deux coqs» 29 .<br />
«Ce cocaingne-là», por lo tanto, podría significar, y derivar de, «combat<br />
de deux coqs» 30 ; en cualquier caso, lo seguro sería su relación directa con la<br />
raíz coq. Así pues, tenemos un término cocaingne que se asociaría posiblemente<br />
a un enfrentamiento, una riña, y cuya raíz habría que ponerla en relación con<br />
los gallos. Ahora bien, ¿cómo podría esto vincularse al Carnaval?<br />
La primera vez que pensamos en una posible relación entre cocaingne<br />
y la raíz coq (gallo) fue desde otras latitudes muy distintas. Fue con ocasión<br />
de trabajar un cuento popular muy extendido en Francia y en España, conocido<br />
como Demicoq, moitié de coq, moitié de poulet, o el cuento del Medio pollito<br />
(tipo ATU31 715), cuando se nos ocurrió la posible vinculación32 . Las razones<br />
de partida de esta asociación, muy generales, eran las siguientes: moitié de coq<br />
es un cuento que se puede leer según la estructura del cuento definida por<br />
Propp, y en el cual se observa en consecuencia un trasfondo iniciático claro<br />
29 Citamos de la versión del diccionario en internet:<br />
http://francois.gannaz.free.fr/Littre/xmlittre.php?rand=&requete=cocagne (consultado el<br />
14/04/11). La negrita es nuestra.<br />
30 El autor sacaba esta conclusión de las propuestas de traducción que hacía Du<br />
Cange et al., 1883-1887: glossarium mediae et infimae latinitatis, ed. augm., t. 2, col. 382c.,<br />
L. Favre, Niort (versión en internet: http://ducange.enc.sorbonne.fr/CoCAGIUM; consultado<br />
el 14/04/11), que traducía el término como «contentio» o «controversia» («contestation» o<br />
«querelle» en Du Cagne, Ch. Du F., 1879: glossaire françois: faisant suite au «Glossarium mediae<br />
et infimae latinitatis», t. 1, 167, L. Favre, Niort). Littré, aparentemente, relacionaría esta traducción<br />
con el término «cocagium», de donde concluiría, al parecer, «combat de deux coqs».<br />
31 Uther, H.-J., 2004: The Types of International Folktales. a classification and Bibliography.<br />
Parts I-III, Helsinki.<br />
32 El cuento narra la historia de un medio-pollo (un pollo cortado literalmente por<br />
la mitad) que se encuentra una gran cantidad de dinero, que alguien le roba o le pide prestada<br />
y después no le devuelve. Medio pollo iniciará un viaje (iniciático) para reclamarle ese dinero,<br />
y con el auxilio de unos ayudantes mágicos a los que ha socorrido durante el trayecto, podrá<br />
conseguir recuperar al final su dinero. De este cuento hay documentadas hasta 82 versiones<br />
en Francia (Delarue, P. & Teneze, M.-L., 1997: Le conte populaire français, t. II, 672-688, Maisonneuve<br />
et Larose, Paris). Sobre el tema véase en general el trabajo que le dedicó Boggs,<br />
R.S., 1933: The Halfchick Tale in spain and France, Helsinki y para los casos españoles remitimos<br />
a Beltran, R. & Rico, A., 2003: «Notas para un catálogo tipológico de los cuentos tradicionales<br />
valencianos, VI: cuentos de la Serrania», Revista de Folklore 269, t. 23a, 149-154.<br />
Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />
77
TEoDoRo CRESPo MAS<br />
(y por tanto una vinculación con un más allá) 33 . Por otra parte, el país de Cucaña,<br />
como el resto de utopías que hemos visto, presenta muchas relaciones<br />
con el más allá que encontramos en mitos antiguos y cuentos de trasfondo<br />
iniciático, algo que ya han señalado autores F. Delpech 34 o M. Boiteaux 35 . La<br />
asociación iniciado/muerto y Cucaña/más allá nos llevó en un primer momento,<br />
pues, a imaginar una posible etimología derivada de coq, entendiendo<br />
Cucaña como el país en el que reinara un gallo mítico como animal «totémico»<br />
de jóvenes iniciados. Partíamos también, en este sentido, de una hipótesis<br />
sugerente que había traducido el término «Carnaval» como «Príncipe<br />
de los Cuernos» (a partir del galo cern + valos) 36 , que era relacionado con una<br />
figura como la del dios celta cernunnos y con todas las fiestas de cornudos<br />
que se documentan en la geografía europea vinculados de una forma u otra<br />
al contexto del Carnaval. Así pues, si el Príncipe de los Cuernos podía ser el<br />
rey de un mundo al revés como Carnaval y le daba nombre, ¿por qué no otro<br />
personaje mítico como un posible «rey-gallo» podía ser el gobernante de otro<br />
país al revés como Cucaña y darle asimismo nombre? A todo esto, añadíamos<br />
la simbología histórica del gallo como un animal liminal, a medio camino<br />
entre dos mundos (la noche y el día), y vinculado en la antigüedad a dioses<br />
como Mercurio, dios psicopompo por excelencia encargado de llevar las<br />
almas al más allá.<br />
33 Sobre las figuras de los seres «demediados», de los que creemos haber podido demostrar<br />
su dimensión iniciática en algunos relatos, remitimos a un artículo nuestro: Crespo<br />
Mas, T., 2009: «Silai (ce qui n’a qu’un côté): à propos d’un type déterminé de moitiés d’homme»,<br />
Quaderns-e de l’Ica 13, s/p, revista on-line: http://www.antropologia.cat/quaderns-e-134.<br />
34 Delpech, F., 1979: «Aspects...», op. cit., 39-44. Para este autor, por otra parte, Cucaña<br />
sería un pseudomito, fabricado artificialmente con elementos tomados de diversos estratos<br />
culturales de la antigüedad y a los que el mundo medieval habría puesto nombre y tonos de<br />
parodia anticlerical.<br />
35 Boiteux, M., 2007: «L’immaginario...», op. cit., 40: «La presentazione dell’aldilà, nel mondo<br />
antico o nel medioevo, è sempre fatta all’occasione di una relazione di viaggio e il sogno della cuccagna<br />
assume l’eredità della tradizione. […] Questo viaggio potrebbe ricordare anche altre spedizioni notturne:<br />
come il sabba che, oltre l’ingresso, rivela numerose identità col paese di cuccagna».<br />
36 Pauvert, D., 2007: «Sa majesté...», op. cit. otra hipótesis sobre la etimología de cocaingne,<br />
que dejamos apuntada aquí, podría ser la que lo hiciera derivar de «cocu», nombre que<br />
reciben los cornudos («hombres salvajes») de muchas fiestas de Carnaval en Francia. Esto<br />
entroncaría con la idea de un Carnaval como «Príncipe de los cornudos». Cucaña, un mundo<br />
de roles invertidos y de abundancia alimentaria igual que lo es el mundo del Carnaval, sería<br />
desde este punto de vista el país del Príncipe cornudo, o de los cornudos. Sobre los cocus<br />
véase Gaignebet, C. & Florentin, M.C., 1974: Le carnavale, op. cit., 135-138, 158-170; Gaignebet,<br />
C. & Lajoux, J.D., 1985: art profane..., op. cit., Pauvert, D., 2007: «Sa majesté...», op. cit., y<br />
para ejemplos de la Península Ibérica véase Moya Maleno, P.R., 2007: «Ritos de paso y fratrías...»,<br />
op. cit.<br />
78 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones
EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />
ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />
Con todo, la pista que nos permitió continuar con este argumento la<br />
encontramos en una obra de E. Le Roy Ladurie, carnaval en Romans. En este<br />
estudio el autor, después de haber relacionado el Carnaval con otro mundo<br />
mítico invertido presente en la época como lo era el País de Cucaña, afirmaba<br />
(aunque sin relacionarlo directamente con el término cocagne):<br />
«Le royaume de Jacquemart, au départ, était celui d’un coq. Animal massacré<br />
dans le combat mutuel (avec un autre coq), ou décapité par les jeunes dans un<br />
concours d’habileté, on tué à coups de fronde ou de cailloux par les écoliers, le coq<br />
est l’une des bêtes de Carnaval les plus répandues dans toute l’Europe (Dauphiné<br />
bien sûr, mais aussi Italie, Espagne, France du Sud et du Nord, Allemagne, Angleterre,<br />
écosse). Il est au Carnaval ce que le taureau est à la culture espagnole. Gorgé<br />
de significations jusqu’à la crête, le coq proclame la virilité, le courage, la sexualité<br />
mâle. Ce coq veut couvrir sa poulette» 37 .<br />
La importancia del gallo en las fiestas de Carnaval, desde esta nueva<br />
perspectiva, permitía ir más allá y encuadrar perfectamente el País de Cucaña<br />
en este contexto festivo, en este mundo al revés con el que tantos elementos<br />
compartía. Es más, un repaso a la literatura concerniente a las fiestas de Carnaval<br />
nos ha permitido comprobar que las celebraciones carnavalescas en las<br />
que el gallo era el protagonista presentaban una elaboración mucho mayor:<br />
en muchas zonas de Francia y España era tradición, en época moderna, elegir<br />
entre los niños a un «Rey de gallos», generalmente el Jueves Lardero de Carnaval<br />
38 . En esta fiesta tenían lugar, entre otras cosas, corridas y peleas de gallos<br />
(cocaingne!), y el propietario del gallo vencedor era nombrado «rey de los<br />
gallos». A éste lo engalanaban y salía a la cabeza de los demás montado a caballo,<br />
y entre las pruebas que tenía que cumplir estaban, por ejemplo, la de<br />
decapitar, con una espada y cabalgando, un gallo colgado de las patas. Hoy<br />
en día estas fiestas han derivado en juegos de niños como la Cucaña (una piñata<br />
llena de dulces colgada en el aire que hay que romper), o el collin-maillard<br />
en Francia (la gallinita ciega). Encontramos aquí, por lo tanto, un rey de los<br />
gallos en pleno contexto del Carnaval. o yendo incluso más allá: «C’était un<br />
roi de Carnaval qui s’identifiait au coq lui-même», como ha afirmado C. Gaignebet<br />
39 . Se trata, podríamos decir, de uno de los tantos «reyes» que pudieron<br />
37 Le Roy Ladurie, E., 1979: Le carnaval de Romans. De la chandeleur au mercredi des cendres<br />
(1579-1580, 358, Gallimard, Paris.<br />
38 Sobre las celebraciones del «Rey de los gallos» en el Carnaval, véase Caro Baroja,<br />
J., 1989: el carnaval, op. cit., 75-80 (que documenta las noticias que aparecen en la literatura<br />
del siglo XVII en el Quijote de Avellaneda, el Guzmán de Alfarache o La vida del buscón<br />
don Pablo); Gaignebet, C., 1968: «Jeudi Jeudio. étude du Roi des enfants des écoles dans<br />
les textes, du XIIIe au XXe siècle», Bulletin folklorique d’Ile de France; Gaignebet, C. & Florentin,<br />
M.C., 1974: Le carnaval, op. cit., 133-135; Gaignebet, C. & Lajoux, J.D., 1985: art profane..., op.<br />
cit., 170-174, PUF, Paris; Pauvert, D., 2007: «Sa majesté...», op. cit. Sobre el «Rey de los gallos»<br />
(o de los niños) en la pintura de Bruegel, Gaignebet, C. 1972: «Le combat de Carnaval...»,<br />
op. cit., 329, 342.<br />
39 Gaignebet, C. & Florentin, M.C., 1974: Le carnaval, op. cit., 134.<br />
Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />
79
TEoDoRo CRESPo MAS<br />
existir en el Carnaval, y que se solían asociar a las distintas cofradías existentes<br />
representadas por diversos animales: osos, cornudos, gallos... El carnaval de<br />
Romans que estudió E. Le Roy Ladurie, en este sentido, nos ofrece una buena<br />
muestra de la complejidad de estas celebraciones.<br />
Una fiesta de un Rey de los gallos en pleno Carnaval, donde los protagonistas<br />
son niños («demicoqs», pues), que hacen justamente los gallitos, es<br />
decir, comportarse como hombres mayores, y lo hacen en un contexto de<br />
inversión como el que supone el período carnavalesco. Un contexto, además,<br />
de peleas de gallos, que sería un posible significado del término cocaingne. En<br />
este marco, la interpretación de cocaingne como «País del Gallo» o «País del<br />
Rey de los gallos» surgido del contexto del Carnaval no es inverosímil: como<br />
país de la abundancia, de la ausencia de reglas, y repleto de motivos míticos<br />
que lo hacen aparecer con un más allá, Cucaña pudo haber nacido perfectamente<br />
de toda la simbología y los atributos licenciosos asociados al mundo<br />
carnavalesco. Un más allá que tendría en origen como protagonistas, en cualidad<br />
de gallos (lo que vendría a resaltar su carácter viril), a los iniciados, seres<br />
a mitad camino entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, jóvenes<br />
(o demicoqs) prestos a convertirse en guerreros («gallos de pelea») que<br />
tomarían el mundo y, siguiendo a su «rey», lo pondrían patas arriba, instaurando<br />
así el reino de Cucaña. Todos estos elementos, como vemos, convergerían<br />
hacia un sistema de significados coherente, y permiten considerar a<br />
cocaingne, cual paraíso de la abundancia, de los placeres y de la inmortalidad,<br />
como un mito de referencia, casi etiológico, para el «rito» del Carnaval; del<br />
mismo modo que como la edad dorada de Saturno lo era, en este sentido,<br />
para las saturnalia40 .<br />
40 Cabría además la posibilidad, para cerrar un poco más el argumento, de contextualizar<br />
más precisamente el personaje Demicoq en la época del Carnaval. En muchas de las<br />
versiones del cuento, cada vez que Demicoq ayuda a cada uno de los seres que después se<br />
convertirán en sus ayudantes mágicos, se los lleva consigo metiéndolos en un lugar en principio<br />
extraño: el ano (en otras versiones los mete en el pico). De ahí los sacará cuando le<br />
sean necesarios para enfrentar los peligros que le acechan. Ahora bien, más allá de ser un<br />
puro elemento folclórico, este hecho podría encajar perfectamente con lo que C. Gaignebet<br />
ha denominado, en el contexto del Carnaval, «la circulation des souffles», y más concretamente<br />
con la figura de los soufflaculs: cofradías carnavalescas de jóvenes fous disfrazados en ocasiones<br />
de gallo, que llevaban un sombrero llamado «coqueluchon» (un sombrero-capucha coronado<br />
con una cabeza de gallo que tendría connotaciones fálicas, y que con el tiempo se convertiría<br />
en una cresta roja de gallo), y que iban en fila con sus silbatos soplando el trasero de los de<br />
delante. Esta práctica ha sido relacionada por Gaignebet (con una argumentación compleja<br />
que intentaremos resumir) con un rito antiguo tendente a crear un equilibrio de los «vientos-almas»<br />
de los muertos (tema relacionado con el «soplo del vida») que vagarían por la tierra<br />
durante el período del Carnaval. En este marco, el gallo, como animal protector de la<br />
voz y sanador de la tos (una función relacionada con la potencia de su garganta a la hora de<br />
cantar), simbolizaría en las cofradías de soufflaculs el control de los «vientos-almas» que ha-<br />
80 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones
EN ToRNo A LoS oRíGENES emPíRIcos DE LA UToPíA CoMo mUNDo aL ReVés. SEGUIDo DE UN APéNDICE SoBRE LA<br />
ETIMoLoGíA DEL TéRMINo cocaINgNe<br />
* * *<br />
Diversos estudiosos han observado que, con el paso del tiempo, el<br />
tema del País de Cucaña y el del Carnaval se fueron confundiendo progresivamente,<br />
hasta llegar en cierto modo a «fusionarse» en el momento en que<br />
Carnaval viajó a Cucaña para convertirse en su rey41 . Las profundas similitudes<br />
entre estos dos mundos fantásticos no han pasado nunca, en efecto, desapercibidas,<br />
y el destino final convergente que tuvieron ya en época moderna<br />
lo demuestra claramente. Estas semejanzas también han sido destacadas en<br />
la moderna literatura científica. G. Demerson observaba, por ejemplo, que<br />
el mito de Cucaña era la imagen de la realización plena de los ritos festivos<br />
exuberantes que tenían lugar en tiempo de Carnaval, y que Carnaval y Cucaña<br />
intercambiaban sin problemas elementos como el calendario («Toz jors festes<br />
& diemenches... Et .iiij. pasques a en l’an...») 42 . Escribía también F. Delpech<br />
que las inversiones de Carnaval y de la fiesta de los locos no serían más que<br />
especificaciones calendáricas, lúdicas y rituales, de un vasto complejo mitológico<br />
del cual el paraíso alimentario representado por Cucaña era la manifestación<br />
más coherente y estable43 . P. Camporesi44 , explicándolo como el<br />
reflejo de una Italia hambrienta que aspiraba sólo a la supervivencia, constataba<br />
también, en el contexto de Contrarreforma y de crítica a los vicios, la<br />
reducción de Cucaña a un puro y simple hecho gastronómico y su progresiva<br />
asimilación a la fiesta del Carnaval. Finalmente, M. Boiteaux ha concluido<br />
que «come genere, Cuccagna e Carnevale sono vicini. E quando Carnevale<br />
entra vincitore nel Paese di Cuccagna questa faccenda dimostra come il tema<br />
di Carnevale sia più complesso e tenda a contaminare e ad integrare l’altro.<br />
Carnevale, mitico eroe, è anche lui un viaggiatore. Però, trasporta con lui il<br />
brían sido creados en sus barrigas por la ingestión de alimentos flatulentos típicos del Carnaval.<br />
Así, sanando la tos se controlarían, por una parte, los «vientos» que pudieran salir de<br />
la garganta, y con la práctica de los soufflaculs los que salieran del ano (Gaignebet, C. & Florentin,<br />
M.-C., 1974: «La circulation des souffles», en Id., Le carnaval, op. cit., 9-16, 117-130,<br />
133-135; Gaignebet, C. & Lajoux, J.D., 1985: art profane..., op. cit., 210-219, que aportan iconografía<br />
de estos soufflaculs y coqueluchons; Pauvert, D., 2007: «Sa majesté...», op. cit.). En esta<br />
práctica ritual el cuento de Demicoq encontraría tal vez un contexto perfecto porque, ¿qué es<br />
lo que hacía al fin y al cabo Demicoq sino mantener en su barriga las «almas» de sus ayudantes<br />
mágicos, y expulsarlos por el ano cuando le eran necesarios? Por otra parte, y en relación<br />
con el término «cocu», D. Pauvert ha establecido interesantes relaciones entre los «cornudos»<br />
del carnaval y los soufflaculs (Pauvert, D., 2007: «Sa majesté...», op. cit., 52-53).<br />
41 El motivo lo encontramos en Nelli, N., 1564: Il trionfo del carnevale nel Paese di cuccagna,<br />
B.N. Est; Bertelli, F. (1562), Trionfo di carnevale nel paese di cuccagna; La partenza di carnevale<br />
in cuccagna (Ronciglione, 1615); citados en Demerson, G., 1980: «L’utopie populaire...»,<br />
op. cit., y Boiteux, M., 2007: «L’immaginario...», op. cit., 37-39, 45.<br />
42 Demerson, G., 1980: «L’utopie populaire...», op. cit., 78.<br />
43 Delpech, F., 1979: «Aspects...», op. cit., 40-41.<br />
44 Camporesi P., 1978: «Scienza del ventre...», op. cit., 102.<br />
Historia y Utopía. estudios y Reflexiones<br />
81
TEoDoRo CRESPo MAS<br />
suo potere e stabilisce, dove si trova, il suo regno di cui si puo parlare anche<br />
in termini di Cuccagna» 45 .<br />
Visto desde esta perspectiva, un extraño «País de Cucaña», surgido en<br />
época medieval de origen desconocido y con muchas similitudes con mundo<br />
carnavalesco, habría ido paulatinamente convergiendo con la fiesta del Carnaval<br />
a lo largo de cinco siglos, hasta acabar fundiéndose. De la etimología<br />
del término cocaingne que hemos propuesto aquí, en cambio, se desprende<br />
otra cosa: que con esta unión final no se estaba procediendo a la confluencia<br />
(y confusión) de dos «utopías» en origen diferentes, sino que, por el contrario,<br />
lo que en realidad estaba teniendo lugar era el reencuentro, la re-unión entre<br />
dos mundos que habían visto bifurcada, accidentalmente, su trayectoria conjunta.<br />
La disociación que había tenido lugar en época medieval entre la fiesta<br />
del Carnaval y el paraíso de Cucaña se reparaba, la traumática separación era<br />
ahora restaurada. El mito satírico y la fiesta irreverente volvían a ser uno sólo,<br />
y Carnaval se reencontraba, en el país de la abundancia, con su homónimo<br />
el Rey de los Gallos46 .<br />
45 Boiteux, M., 2007: «L’immaginario...», op. cit., 40.<br />
46 Al momento de entregar este artículo para su publicación cae en nuestras manos<br />
una obra que vendría a confirmar, en principio, la relación «directa» del cuento de Demicoq<br />
con el país de Cucaña (podría hacernos suponer, incluso, que muchos aspectos del mismo<br />
derivaran del cuento). Se trata de la obra de Rétif de la Bretonne, N.-E., 1779: Le nouvel abeilard<br />
ou Lettres de deux amans qui ne se sont jamais vous, t. II, Libraires Associés, Suisse, en la que<br />
se recoge una versión extendida (completa, más bien) del cuento «suite du Demi poulet» (pp.<br />
262-357), y en la que encontramos gran cantidad de elementos significativos que podrían<br />
vincularse a Cucaña. Desarrollaremos el tema en otro artículo, pero entre los motivos interesantes<br />
que aparecen podemos destacar los siguientes: Demi poulet encuentra monedas de<br />
oro picando en la tierra; a Demi poulet le enseña a comprender el lenguaje humano un alquimista<br />
llamado soufflisoufflinsoufflot (hecho que lo relacionaría con el Carnaval y los soufflaculs);<br />
el protagonista del cuento llega a un castillo (rodeado por un mar) al que puede entrar después<br />
de haber dormido una noche; en él hay gran cantidad de gente asando corderos, ovejas,<br />
cabras, pollos, etc... muy baratos y comiendo en abundancia; el rey del castillo, Lustrucru-croquetout,<br />
es «conde de LaFricassé, marqués del Asado, vizconde de los Menudos de cerdo,<br />
barón de Lengua rellena, señor de Jamón, Mollejas, Lengua de Vaca, civet, Paté, cervelets,<br />
Estofado de buey, Habichuelas, olla podrida y otros lugares» (¿quién a parte de éste podría<br />
ser rey de Cucaña?), y sobre todo, cuando Demi poulet encuentra al zorro que le ayudará en<br />
sus aventuras, lo saluda diciendo: «Bel enfant d’amour, / cher renard, bon jour /Pour toi cette campagne<br />
/est pays de cocagne». ¿Habría que pensar en una elaboración literaria posterior, o formaría<br />
parte de la versión original del cuento...?<br />
82 Historia y Utopía. estudios y Reflexiones
EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA<br />
CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO UTÓPICO<br />
Dra. Beatriz Leal Riesco<br />
Universidad de Salamanca<br />
Email: leal78@usal.es<br />
I. La necesidad de pensar África<br />
«¿Qué hacer? Propongo que en cada país africano se proceda inmediatamente<br />
a una recolección tan minuciosa como posible de las estatuas y monumentos coloniales.<br />
Que se reúnan en un único parque, que servirá al mismo tiempo de museo<br />
para las generaciones futuras. Este parque-museo panafricano se usará como sepultura<br />
simbólica al colonialismo de este continente. Una vez realizado el entierro, que nunca<br />
más nos sea permitido utilizar la colonización como pretexto para justificar nuestras<br />
actuales desgracias. Asimismo, prometamos igualmente dejar de erigir estatuas, sea a<br />
quien sea. Y que, al contrario, florezcan por todos lados bibliotecas, teatros, talleres<br />
culturales, en definitiva, todo lo que alimentará la creatividad cultural del mañana» 1 .<br />
La tarea de «pensar África» 2 en profundidad y de manera rigurosa resulta<br />
un compromiso pendiente en la actualidad. El que este continente permanezca<br />
desconocido para la mayoría de los habitantes de Occidente es<br />
síntoma ineludible de una ausencia lacerante en el discurso geopolítico global<br />
y del persistente silenciamiento al que se le ha sometido durante siglos. La<br />
necesidad de recuperar una historia de África y desde África, de hacer visibles<br />
unas imágenes y unas voces ocultadas sistemáticamente, de dejar salir a la<br />
luz unas narrativas y unas reflexiones propias se empezó a realizar sistemáticamente<br />
con los movimientos de independencia de los años 50 y 60 del<br />
siglo pasado, en un acompasado baile conjunto con el Black Power emergente<br />
en aquel momento en los Estados Unidos. En esta lucha comunitaria por la<br />
1 Achille Mbembe, «Por un entierro simbólico del colonialismo Imaginario y espacio<br />
público en África»..Le Messager (Duala, Camerún): 2008. Traducción: oozebap.org. Recogido<br />
en Africaneando, revista de actualidad y experiencias. Última consulta: 20/04/2011. En<br />
http://www.oozebap.org/text/colonialismo_mbembe.htm [Traducción de la autora].<br />
2 Uno de los últimos números de la revista Africultures se titula precisamente así Penser<br />
l’Afrique: des objets de pensée aux sujets pensants. Africultures nº 82, L’Harmattan, París, septiembre<br />
2010.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones 83
BEATRIz LEAL RIESCO<br />
liberación y autodeterminación de pueblos y culturas fueron determinantes<br />
ideólogos, activistas, políticos, artistas, filósofos e intelectuales, responsables<br />
en la creación de un mapa de identidades difusas y permeables, en buena<br />
parte debido al espíritu optimista de la época y a la menor compartimentación<br />
de profesiones en un continente donde, a menudo, se ha de saber de todo<br />
para conseguir algo. Es éste el caso de buena parte de los cineastas que configuran<br />
la historia del cine africano, es decir, de aquel cine realizado por africanos<br />
desde África, en la diáspora o desde el extranjero, pero que comparten<br />
entre sí el hacer películas ligadas a su continente, su historia, sus conflictos,<br />
sus realidades y sus gentes de una manera clara. Estos «artistas totales» pues<br />
son a la vez escritores, productores, pintores, fotógrafos, músicos, historiadores,<br />
pensadores, coreógrafos, etc., se encuentran en una posición de negociación<br />
constante. Teniendo en mente la noción de Homi K. Bhabha de<br />
que «apropiación es negociación, y negociación es de lo que realmente trata<br />
la política» 3 , los artistas audiovisuales, debido a la naturaleza del medio y a<br />
las peculiaridades de la industria del cine africano, se ven embarcados en procesos<br />
de negociación complejos desde las primeras etapas de producción de<br />
una película. A lo largo de todo el proceso de realización de un filme se han<br />
de rendir cuentas, firmar pactos y capitulaciones a diferentes instancias (ideológica,<br />
productiva, poética, política, histórica, humana…) en mayor medida<br />
que en otras latitudes. Sólo así será posible ver terminada una obra, aunque<br />
a veces la hazaña se convierta en una odisea de años 4 . La capacidad de adaptación<br />
sin recapitular en los principios, repensándolos y actualizándolos, extendiéndolos<br />
e incorporando nuevas ideas y espacios, da como fruto una<br />
nómina de películas de singular valor, síntomas y fuentes privilegiadas para<br />
entender realidades presentes y asomarse con lucidez al futuro.<br />
II. Visiones actuales sobre África<br />
La imagen de África creada por Occidente ha venido construyéndose<br />
desde la Ilustración, asentándose y afianzándose en la época de los gran-<br />
3 Citado por N. Frank Ukadike, «Video booms and the manifestation of «first» cinema<br />
in anglophone Africa», en Anthony Guneratne R. & Wimal Dissanayake (eds.), Rethinking<br />
Third Cinema. Routledge. Nueva York y Londres: 2003. P. 127. [Traducción de la<br />
autora]. 4 Éste es el caso del director etíope residente hace años en los USA Haile Gerima<br />
quien, para poder tener completo dominio de todas las etapas para realizar su último filme<br />
Teza (2008), ha visto como pasaban 10 años desde su planteamiento inicial. Durante éstos<br />
ha reunido el dinero necesario de variados inversores independientes al que ha sumado sus<br />
propios ahorros, lo que le ha permitido no sucumbir a las exigencias de la industria con sus<br />
censuras y limitaciones. La película resultante, una obra maestra sobre la historia etíope contemporánea<br />
y el mundo actual, ha sido premiada en una miríada de Festivales, entre ellos<br />
FESPACO en su 21ª edición (2009) y FCAT 2010.<br />
84 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />
des imperios coloniales para convertirse hoy en día en un lugar común para<br />
teóricos, periodistas y comunicadores generalistas. El discurso compartido<br />
de nuestro mundo globalizado se sustenta en dos tendencias principales,<br />
complementarias en su paradójica oposición, al ser fruto de ideologías y planteamientos<br />
teórico-analíticos comunes:<br />
* Las narrativas distópicas que transmiten los Medios de Comunicación<br />
generalistas, donde el hambre, las guerras étnicas, el SIDA y los regímenes<br />
políticos inestables proliferan. En esta línea afirma director maliense<br />
Aberrahmane Sissako: «Nous sommes nombreuses de Moussa Touré es una película<br />
extraordinaria porque hay horror y también humanidad. Generalmente<br />
África se reduce al horror» 5 .<br />
En oposición a esta brutalidad e indiferencia contemporáneas se encuentra<br />
un África atemporal pre-moderna y nativista. Esta idea resultante es<br />
comúnmente compartida y, en muchas ocasiones, la única en el imaginario<br />
occidental. En esta línea de aproximación a la realidad africana, instrumentos<br />
de análisis como el exotismo y la alteridad son frecuentes, no sólo en la teoría<br />
sino en la praxis. Ejemplo de las contradicciones y problemas que plantean<br />
en la actualidad ciertas ideas compartidas sobre lo que sea África y su crítica<br />
desde Occidente es la película del alemán Ulrich Köhler Schlafkrankheit (Sleeping<br />
Sickness, 2011) ganadora del Oso de Plata a la mejor dirección en la última<br />
edición de la Berlinale. Este filme trata de «un doctor alemán en<br />
Camerún y un doctor francés de ascendencia africana enviado desde París<br />
para evaluarlo. Mr. Köhler, hijo de padres que habían trabajado como cooperantes<br />
en zaire, ahora República Democrática del Congo, intenta captar<br />
los enredados sentimientos de alienación y pertenencia de sus protagonistas,<br />
así como algo mucho más elusivo: la idea de África de la imaginación europea»<br />
6 . A pesar de las buenas intenciones, los leitmotivs ineludibles desde el<br />
punto de vista occidental (la enfermedad endémica, la asistencia –caridad- al<br />
3º Mundo, el contacto con el otro,…) se convierten en constantes limitadoras<br />
en la visión de África para el público que, desgraciadamente, verá con más<br />
facilidad esta coproducción europea (Alemania, Francia, Holanda) que importantes<br />
películas nativas con precaria o imposible distribución más allá del<br />
circuito de festivales o pequeños espacios de mal llamada «multiculturalidad».<br />
* Las narraciones utópicas o posibilistas: producidas por aquellos<br />
que se acercan al continente con entusiasmo por su cultura, tratando de ofre-<br />
5 Declaraciones de Abderrahmane Sissako recogidas por Olivier Barlet en Ouagadougou,<br />
febrero de 2003; «La leçon de Cinéma d´Abderrahmane Sissako». En Africultures.<br />
Última consulta: 20/04/2011. En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=2796<br />
[Traducción de la autora].<br />
6 Dennis Lim, «Somber Themes Dominate Berlinale», New York Times, 16/02/2011.<br />
Última consulta: 20/04/2011. En http://www.nytimes.com/2011/02/17/arts/17iht-berfest17.html<br />
[Traducción de la autora].<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
85
BEATRIz LEAL RIESCO<br />
cer una versión positiva esperanzadora opuesta a la anterior. La visión resultante<br />
es una pre-modernidad de resistencia de África, su gente y su cultura,<br />
contrapuesta a la manida y mal entendida Modernidad de Occidente. En esta<br />
tendencia se encuentran las películas denominadas «Return to the Source»<br />
que vieron la luz desde África en los años 80-90, en una ola de recuperación<br />
de la identidad perdida en la etapa colonial aunque, paradójicamente, ofreciendo<br />
una imagen idealizada y atemporal pre-histórica del gusto del espectador<br />
occidental especializado, asiduo a cine-club y festivales y que sólo<br />
buscaba una reafirmación de su conocimiento idealizado previo. De nuevo,<br />
la dificultad de trascender este planteamiento a primera vista dicotómico limita<br />
su operatividad.<br />
Ambas visiones comparten problemas decisivos al desligarse de cuestiones<br />
económicas e históricas concretas, apartando a África del movimiento<br />
globalizador general en el que los demás participantes estamos inmersos.<br />
Como herramienta de análisis las narrativas distópicas no ofrecen más que<br />
posibilidades de examen negativo; bien cerrándose sobre sí mismas, bien<br />
produciendo un discurso improductivo de oposición basado en dicotomías<br />
estériles. La segunda propuesta, aunque positiva en su entusiasmo, recurre a<br />
conceptos esencialistas de carácter abstracto desligados del presente y sobredimensionando<br />
lo cultural en su análisis. Para los teóricos de esta tendencia,<br />
las relaciones transnacionales básicas del mundo contemporáneo se alejan<br />
de lo económico, anclándose en la (supuesta) asepsia de lo cultural que, injustificadamente7<br />
, tiene su centro neurálgico en la población en la Diáspora.<br />
Común a las dos visiones de África es la afirmación de universalizaciones,<br />
ejercicio con consecuencias restrictivas por ocultar dinámicas de poder político-económicas,<br />
impedir forjar una imagen correcta de las realidades del<br />
continente y limitar la posibilidad de formular alternativas. Por último, para<br />
ambas perspectivas la mirada exógena tiene un peso excesivo, relegando la<br />
realidad continental a un segundo plano.<br />
* Existen, por supuesto, las visiones a partir del continente. Nacidas<br />
como revulsivo frente al discurso occidental y con ansias revolucionarias,<br />
«durante casi un siglo el discurso africano ha estado dominado por tres paradigmas<br />
político-intelectuales (…) no excluyentes» 8 . Parafraseando a Achille<br />
Mbembe, se trata de: variantes de nacionalismo anticolonial, relecturas del<br />
marxismo (que han producido el «socialismo africano») y, finalmente, un pa-<br />
7 Aunque comprensible por ser una teoría fundamentalmente norteamericana, nacida<br />
en los años 60 con la afirmación paralela del Black Power y fuertemente vitalista, en la que<br />
sus ideólogos estaban sufriendo en carne propia la realidad de la Diáspora.<br />
8 Achille Mbembe, «Afropolitanism», en el número 66 de Africultures, 1º semestre<br />
2006, publicado previamente online en diciembre de 2005. Última consulta: 20/04/2011.<br />
En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&texte_recherche=4248<br />
[Traducción de la autora].<br />
86 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />
nafricanismo basado en dos tipos de solidaridad: racial y transnacional, e internacionalista<br />
y anti-imperialista. Corrientes de pensamiento oriundas de<br />
África y su población diaspórica, si algo aúna a estas tres tendencias es su<br />
componente crítico-negativo, que a la postre ha sido incapaz de ofrecer propuestas<br />
positivas de reforma. En efecto, no hacen sino bloquear e impedir la<br />
creatividad vital, artística y filosófica así como el cambio social, sostenidas<br />
por unas instituciones incapaces de entender los profundos cambios en el<br />
continente. Nos estamos refiriendo al panafricanismo de Frantz Fanon (Martinica),<br />
Patrice Lumumba (Rep. Dem. Del Congo) y Cheick Anta Diop (Senegal)<br />
9 , entre otros, que siguen dando coletazos con nuevos enunciados y<br />
tendencias. Grandes transformaciones hasta llegar a su casi total desaparición<br />
ha sufrido también el movimiento racial utópico de la negritude que enarbolaron<br />
desde los años 30 intelectuales francófonos con Leopold Sédar Senghor<br />
(Presidente de Senegal), Aimée Cesaire (Martinica) y el guineano León Damas<br />
a la cabeza. La búsqueda del hecho diferencial a través del color de la piel,<br />
característica hermanadora universal, se ha probado ineficaz en su esencialismo.<br />
Todos ellos literatos, políticos y activistas, postulaban un paradigma<br />
poético utópico que, a la postre, se ha mostrado insuficiente. Las posturas<br />
que las han reemplazado se muestran más calibradas en sus afirmaciones, sometiéndose<br />
a una reformulación endógena profunda en marcha desde los<br />
años 70, momento en el que las tendencias anteriores empiezan a ser cuestionadas,<br />
analizadas, criticadas y replanteadas para adaptarse a la diversificada<br />
realidad contemporánea. Pensadores, filósofos, antropólogos, sociólogos y<br />
politólogos africanos han tenido un papel determinante en esta tarea. Encontramos<br />
entre ellos de manera destacada al filósofo beninés Paulin J. Hountondji;<br />
al antropólogo, filósofo y especialista en literatura comparada del<br />
Congo M. V. Mudimbe y al semiólogo y teórico del discurso anglo-ganés<br />
Kwame Anthony Appiah 10 . Cada uno desde sus respectivas especialidades,<br />
han venido cuestionando sistemáticamente los paradigmas compartidos<br />
sobre el pensamiento africano de raigambre eurocéntrica y con origen en la<br />
etnofilosofía de raíces hegelianas, dando el paso a ser considerados por derecho<br />
propio sujetos y no, como venía sucediendo por siglos, objetos del discurso.<br />
Un paso más allá se está dando en los últimos años, siendo el<br />
camerunés Achille Mbembe su principal exponente, quien ha venido realizado<br />
una dura crítica al pensamiento africano, que él postula todavía postco-<br />
9 Este pensador lo denominaría «afrocentrité», como alternativa y reafirmación frente<br />
al «eurocentrismo».<br />
10 Paulin J. Hountondji, African Philolophy. Myth and Reality. Indiana University Press.<br />
Bloomington e Indianápolis: 1976; V. Y. Mudimbe, The Invention of Africa. Gnosis, Philosophy,<br />
and the Order of Knowledge. Indiana University Press. Bloomington e Indianápolis: 1988; V.Y.<br />
Mudimbe, The Idea of Africa. Indiana University Press. Bloomington e Indianápolis: 1994;<br />
Kwame Anthony Appiah, In My Father’s House. Africa in the Philosophy of Culture. Oxford University<br />
Press. Londres: 1992.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
87
BEATRIz LEAL RIESCO<br />
lonial y dependiente de Occidente y sus miserias. Este filósofo, politólogo y<br />
pensador residente en Sudáfrica resulta hoy día referencia obligada por su<br />
clarividencia, comprensión y rigor en la exposición de unas ideas históricopolíticas<br />
precisas sobre la situación de África en el movimiento geopolítico<br />
global 11 . Desafiando la conmiseración e indulgencia propias a la que tantos<br />
africanos recurren para no ofrecer alternativas culpabilizando a los fantasmas<br />
del colonialismo, Mbembe promulga como corriente de pensamiento y actuación<br />
contemporánea el «afropolitanismo», definido como «una estilística,<br />
una estética y una cierta poética del mundo» 12 . Se trataría de una modernidad<br />
actualizada desde África y la cultura transnacional que la conforma, con características<br />
propias y distintivas y en la que artistas e intelectuales tienen un<br />
rol destacado. En línea con lo expuesto por Achille Mbembe en su último<br />
libro Sortir de la grande Nuit. Essai pur l’Afrique décolonisée (2010); es necesaria<br />
una mezcla de utopía y pragmatismo en las nuevas propuestas, guiadas por<br />
los creadores y a través de una nueva sociedad civil. En el dominio del arte,<br />
tres son los puntos interrelacionados entre sí, sobre los que se ha de poner<br />
el acento: en primer lugar, tanto en el contenido como en la forma, las manifestaciones<br />
artísticas han de basarse en el movimiento. El cine, la música,<br />
la literatura, las artes plásticas… todas ellas se caracterizan por su componente<br />
nómada, itinerante, caravanero. Este movimiento engendra, en su dinámica<br />
cuestionadora, un lenguaje artístico imaginativo, fecundador de<br />
potencialidades emergentes, aún no definidas pero ya posibles. Nos encontramos<br />
en el dominio de la utopía real, y será a través de este acento en el<br />
lenguaje artístico y la imaginación de sus creadores que se plantea un futuro<br />
en el que África será uno de los protagonistas, reconstituyéndose como<br />
fuerza en sí misma. El «afropolitanismo» del que habla Achillle Mbembe 13 ,<br />
es una modernidad desconocida, fruto de una realidad contemporánea africana<br />
que, anteriormente en Dakar, Abidjan y Nairobi, y ahora en Johannesburgo,<br />
«se nutre en la base de múltiples herencias raciales, de una economía<br />
vibrante, de una democracia liberal, de una cultura de la consumación que<br />
participa directamente de los flujos de la globalización. Aquí estamos en el<br />
proceso de crear una ética de la tolerancia susceptible de reanimar la creatividad<br />
estética y cultural africana».<br />
11 Achille Mbembe, De la poscolonie: essai sur l’imagination politique dans l’Afrique contemporaine.<br />
Karthala. París: 2000. Sortir de la grande nuit: essai sur l’Afrique décolonisée. Editions La<br />
Découverte. París: 2010.<br />
12 Achille Mbembe, «Afropolitanism», en el número 66 de Africultures, 1º semestre<br />
2006, publicado previamente online en diciembre de 2005. Última consulta: 20/04/2011.<br />
En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&texte_recherche=4248<br />
[Traducción de la autora].<br />
13 Achille Mbembe, «Afropolitanism», en el número 66 de Africultures, 1º semestre<br />
2006, publicado previamente online en diciembre de 2005. Última consulta: 20/04/2011.<br />
En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&texte_recherche=4248<br />
[Traducción de la autora].<br />
88 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />
Los dualismos y negaciones anteriores se están actualmente cuestionando<br />
y analizando por artistas africanos contemporáneos. Una creatividad<br />
estética tolerante es capaz de convocar a las potencialidades emergentes en<br />
tránsito que suponen los creadores africanos allí de donde provengan, independientemente<br />
de donde residan y gracias a su capacidad de adaptación,<br />
negociación y cambio. A través de sus obras se reafirma la ciudad como centro<br />
neurálgico frente al nativismo de la aldea; el encuentro y el viaje en oposición<br />
a la autenticidad inmutable de la tradición; y el flujo de personas y de<br />
herencias culturales rivalizan con el estático confinamiento de ideas, propuestas<br />
políticas y ayudas económicas ajenas carentes de imaginación. Temáticas,<br />
poéticas y estéticas mestizas y bastardas de los creadores africanos contemporáneos<br />
en su tarea de reconfiguración de un imaginario y una nueva sociedad<br />
civil, en su empeño en la transmisión de un África real y futura, ligada<br />
a personas, espacios y encuentros.<br />
Son los directores de cine contemporáneos los que se encuentran, gracias<br />
al medio con el que trabajan, en el epicentro de esta misión. Actores excepcionales<br />
en la vida cultural y en la creatividad estética y política,<br />
determinados cineastas se han consagrado a este encargo, vital en el proceso<br />
de construcción de un África donde la ética de la tolerancia va de la mano<br />
de la creación estética.<br />
III. Tomando el relevo a la literatura: el cine como medio y lenguaje<br />
utópico<br />
«Éste es el papel que se atribuye el cineasta; despertar las conciencias sin dar<br />
lecciones. Se trata de recurrir a la moral más que a modelos de conducta, a costa de<br />
privilegiar al individuo frente al colectivo: la responsabilidad es la de cada uno mientras<br />
que los deberes son los del grupo» 14 .<br />
En un continente con altísimas tasas de analfabetismo, el reto ante el<br />
que se encontraron los primeros directores de cine africano, escritores en sus<br />
inicios, fue el de dar el paso a servirse del lenguaje y el medio cinematográficos<br />
frente al literario. La constatación de la imposibilidad de hacer llegar su<br />
mensaje e historias a una masa sin preparación ni recursos les llevaría a considerar<br />
el medio cinematográfico como idóneo hacer escuchar su voz a una<br />
audiencia mayor. Tras siglos de explotación, negación y aculturación de los<br />
africanos por parte de Occidente, los cineastas se convirtieron en los griots<br />
modernos de sus pueblos, culturas y tradiciones, encargados de salvaguardar<br />
esta triple tarea que viene caracterizándolos desde su origen épico en la epopeya<br />
fundacional de la cultura Mandika: preservar la tradición, honrar el pre-<br />
14 Oliver Barlet, «France, je t’aime; France, je te hais: les cinémas d’Afrique Dans le<br />
trouble de la coopération». En VVAA, Indépendances africaines: chroniques d’une relation. Africultures<br />
nº83, L’Harmattan. París: junio 2010. P. 60.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
89
BEATRIz LEAL RIESCO<br />
sente y velar por el futuro. Desde diferentes disciplinas y afirmado por los<br />
reconocidos pioneros Ousmane Sembene y Djibril Diop Mambety, el artista<br />
africano contemporáneo se convierte en un «griot moderno», que adopta camaleónicamente<br />
y a su mejor conveniencia alguna de las múltiples funciones<br />
del griot tradicional15 .<br />
En esta línea se encuentra Jean-Marie Teno (Chad, 1954), uno de los<br />
documentalistas más importantes en la actualidad, cuando habla de la labor<br />
del director africano como griot, ligándolo a diversas tradiciones narrativas<br />
originarias de las que el griot era su protagonista y difusor, situándose a la vez<br />
en relación directa con los fundadores apuntados16 .<br />
Se trata, pues, de servirse de la privilegiada voz de los directores de<br />
cine a través de obras y práctica diaria, para ofrecer una imagen diferente y<br />
opuesta a la del discurso generalista, caritativo, miserabilista o apocalíptico<br />
que inunda los medios. Tras sufrir un continuado silenciamiento y aculturación,<br />
ha llegado el momento en el que desde África se ofrezcan posibilidades<br />
para el presente y el futuro, porque, como apunta Myriam Montrat: «La visión<br />
de África en la mente estadounidense está formada por las películas, la música,<br />
el arte, el entretenimiento y las noticias de los medios de comunicación<br />
… [pero] no sólo éstos tienen la misión de informar. En lo que atañe a África,<br />
los medios de comunicación fracasan en la misión» 17 . Si queremos acceder a<br />
una imagen real de África que se oponga a la malograda empresa de los medios<br />
generalistas, hemos de recurrir a los directores de cine, acompañados<br />
15 Pueden ser denominados bardos, historiadores, músicos, narradores de genealogías,<br />
músicos, cantantes y coreógrafos, mediadores, negociadores… La capacidad de adaptación<br />
del concepto de griot a la teoría es enorme y su éxito imperecedero. Sin embargo, si una cualidad<br />
es reseñable por encima de otras para este estudio es el de ser los portadores de la palabra<br />
y transmisores de una historia que dibuja un futuro posible y utópico en su esperanza<br />
de progreso. Una ctualización matizada sería el concepto de «griauteurs» que mantiene David<br />
Murphy y Patrick William en su libro: Postcolonial African Cinema. Ten directors. Manchester<br />
University Press. Manchester y Nueva York: 2007.<br />
16 En una entrevista con motivo de Lieux Saints en el AFF, en Nueva York en 2009,<br />
cita las declaraciones de ambos directores: «Sembene : «Le cinéaste africain est comme le<br />
griot, qui ressemble au troubadour du Moyen Âge, un homme de savoir et de bon sens qui<br />
est l’historien, le raconteur, la mémoire vivante et la conscience de son peuple». Et ces mots<br />
de Mambéty : «Griot est le mot qui convient à ce que je fais, et aux rôles que le cinéaste<br />
joue dans la société. Plus qu’un conteur, le griot est un messager de son temps, un visionnaire<br />
et le créateur du futur». «Entrevista de Christine Sitchet con Jean-Marie Teno, a propósito<br />
de Lieux Saints. «On risque d’avoir une génération de jeunes qui vont grandir san savoir vu<br />
de Films africains. Africultures, Nueva York, 2009. Última consulta: 20/04/2011. En<br />
http://www.africultures.com/php/?nav=article&no=8968 [Traducción de la autora].<br />
17 Myriam Montrat, From the Heart of an African (1988). Citado en el prefacio de<br />
Aya, Marguerite Abouet y Clement Oubrier. Helge Dascher, tr. Montreal. Drawn & Quarterly<br />
(Farrar, Straus & Giroux, distr.). Montreal: 2007.<br />
90 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />
por historiadores y críticos. Su labor resulta incuestionable en el seguimiento<br />
de aquellos cineastas al rellenar vacíos, construir estructuras, recuperar y explicar<br />
historias desconocidas y ofrecer así el complemento necesario a sus<br />
miradas, ampliándolas y contextualizándolas convenientemente para un público<br />
ignorante de su desconocimiento. Como medio poderosos que son, los<br />
filmes «pueden tener un papel único en familiarizar a los occidentales con<br />
África, en entender el continente y a su gente, y en comprometerse con las<br />
experiencias africanas» 18 . Las películas, oportunamente situadas en un espacio<br />
y un tiempo históricos reales, se nos ofrecen en su complejidad como las<br />
fuentes historiográficas privilegiadas que son desde el nacimiento del medio<br />
cinematográfico hace más de un siglo ya.<br />
Si bien desde otras latitudes el cine se ha visto relegado a mero entretenimiento,<br />
la conciencia de la necesidad de cambio y progreso en sus países<br />
de origen, obliga a la mayoría de los cineastas africanos a adoptar una postura<br />
de compromiso con su gente y con el contexto histórico en el que viven.<br />
Nos encontramos ante un cine de intereses político-sociales, en su objetivo<br />
de cambio y apertura, de visibilización y denuncia, de posicionamiento y<br />
lucha pero también profundamente autoral. Resulta ineludible afirmar un<br />
concepto de autor apartado del de la «Politique des auteurs» de la Nouvelle<br />
Vague que fue acuñado por los crítico-directores de la revista parisina Cahiers,<br />
artífices de una versión del cineasta-genio, en el que primaba su subjetividad<br />
por encima de todo. Siguiendo a Olivier Barlet19 , los directores de cine africano<br />
siempre han privilegiado una faceta documental frente a la individualsubjetiva<br />
y egocéntrica occidental. Acercarse a éstos y a sus obras empleando<br />
dualismos de estirpe cartesiana es erróneo. Al tratarse de cineastas inmersos<br />
en un proceso de legitimación de una identidad, de una historia, de una cultura<br />
y de una realidad silenciada constantemente, sus voces se alzan para dar<br />
a conocer la autenticidad de su realidad. Si, tal y como veremos, a esta tarea<br />
se han encomendado desde los inicios de este cine sus protagonistas más<br />
destacados, en la actualidad las estrategias de los «autores» contemporáneos<br />
es menos didáctica y panfletaria y más abierta, indirecta y respetuosa con la<br />
propia capacidad de análisis y evocación del espectador, dotado ya de la posibilidad<br />
de recurrir a unas fuentes cinematográficas notables con más de un<br />
siglo de antigüedad. El documentalista Jean-Marie Teno (Camerún, 1954), el<br />
último africano premiado en Cannes Mahamat-Saleh Haroun (Chad, 1961),<br />
el internacional Abderrahmane Sissko (Mauritania, 1961) y tantos otros, se<br />
han embarcado en una tarea de dar a conocer la voz propia, enriquecida y<br />
18 Josef Gugler, «Fiction, Fact, and the Critic’s Responsability». En Focus on African Film.<br />
Françoise Pfaff (ed.), Indiana University Press. Bloomington e Indianápolis: 2004. P. 69.<br />
19 Oliver Barlet, «France, je t’aime; France, je te hais: les cinémas d’Afrique Dans le<br />
trouble de la coopération». En VVAA, Indépendances africaines: chroniques d’une relation. Africultures<br />
nº83, L’Harmattan. París: junio 2010. Pp. 59-60.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
91
BEATRIz LEAL RIESCO<br />
cuestionada por las duras realidades de las que forman parte. Tal y como<br />
afirma Teno al hablar de la tradición documental africana y su película Lieux<br />
Saints20 , el cineasta debe de mantenerse independiente de los medios de financiación,<br />
hacer películas que hablen sobre y para sus comunidades, y servirse<br />
de las nuevas tecnologías a fin de ampliar su alcance a un público<br />
transnacional. Obligado es conversar sobre el pasado, sobre la historia, sobre<br />
la necesidad de conocer a los predecesores para entender el presente. Como<br />
testigos privilegiados, estos directores se convierten en transmisores de su<br />
propia historia. Es ilustrativa la siguiente declaración de Moustapha Alassane<br />
(Níger, 1942), realizador caracterizado por su constancia en la renovación e<br />
investigación estética y formal del lenguaje cinematográfico, aspectos a los<br />
que se une el ser portador de un fuerte compromiso político-social visible<br />
en sus obras:<br />
«Para mí, el cine puede y debe servir para modificar la mentalidad de la masa.<br />
Cada uno de mis filmes toca la política, aunque sólo sea porque suscita un interés cercano<br />
a la masa y es susceptible de hacerla tomar conciencia de su cultura. Pienso que,<br />
por el momento, el cine no ha demostrado suficientemente al mundo que África tiene<br />
una cultura propia. Debe poder despertar las conciencias del espectador sobre los<br />
problemas específicamente africanos y guiar a África en la dirección más viable» 21 .<br />
Es ésta es una declaración, entre tantas otras que pueblan ya la literatura<br />
y la crítica del cine africano, a favor del cine como medio de cambio social<br />
y promoción de la imagen real de África fuera de sus fronteras, sin<br />
clientelismos, independiente y orgullosa. El cine se relaciona directamente<br />
con la masa y sitúa al espectador como agente activo de la historia guiado<br />
por los creadores cinematográficos, liberados ya de las ansias didácticas de<br />
sus predecesores.<br />
Los directores cinematográficos contemporáneos, diseminados, viajeros,<br />
diaspóricos y endogámicos, son testigos privilegiados de la realidad africana<br />
por su emplazamiento a caballo entre dos mundos. Si algo caracteriza<br />
a la historia cultural del continente es que «no se comprende sin el paradigma<br />
cultural de la itinerancia, de la movilidad y del desplazamiento» 22 . El recurso<br />
de directores de recurrir al topos del viaje (a Occidente o a otros países del<br />
20 Jean-Marie Teno, «Writing on Walls Documentary, the future of African cinema?», en Africultures,<br />
Marzo 2010. Última consulta: 20/04/2011. En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=10003<br />
21 Declaración recogida en la Biografía de Moustapha Alassane por Olivier Barlet en Africultures.<br />
Última consulta: 20/04/2011. En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=personne&no=3565<br />
[Traducción de la autora].<br />
22 Achille Mbembe, «Afropolitanism», en el número 66 de Africultures, 1º semestre<br />
2006, publicado previamente online en diciembre de 2005. Última consulta: 20/04/2011.<br />
En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&texte_recherche=4248<br />
[Traducción de la autora].<br />
92 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />
continente) resulta una actualización de este paradigma en el cine. El viaje<br />
será, por tanto, el concepto central que guiará mi análisis en su capacidad de<br />
descubrir fructíferas vías de reflexión. Los contemporáneos africanos en la<br />
diáspora son receptores de una narrativa común a intelectuales y compatriotas<br />
donde la travesía a Occidente con su retorno son temas centrales, además<br />
de ser depositaria de una mitología de lugares comunes. Estos artistas reevalúan<br />
el encuentro a través del acto de transitar espacios diversos ofreciendo<br />
respuestas múltiples y críticas a los discursos de la negritud, el pan-africanismo<br />
o el neocolonialismo; teorías que han jalonado la reflexión sobre<br />
África hasta la actualidad. El viaje funciona, por tanto, como catalizador de<br />
un obligado cuestionamiento de valores, experiencias y actitudes causados<br />
por el choque con Occidente, la necesidad de emigrar o el encuentro con<br />
otras culturas en el continente por motivaciones diversas (guerras, cambio<br />
climático, reagrupación familiar…). El topos de la odisea transoceánica o continental,<br />
compartida por tantísimos africanos residentes o no en el extranjero<br />
ha sido instaurado, mantenido y también discutido por las narrativas individuales<br />
de artífices de variados ámbitos, sirviendo como engranaje analítico<br />
central de la situación africana para escritores, músicos, cineastas, historiadores,<br />
teóricos de la cultura… desde que comenzase la formulación del discurso<br />
anticolonial un siglo atrás. Se trata de analizar, a través de las películas<br />
y sus autores (de sus textos y protagonistas) esa manera peculiar y diferente<br />
de «ser mundo, de habitar en el mundo», como dice Mbembe 23 . El papel de los<br />
directores de cine en este discurso colectivo ha resultado crucial en todo el<br />
siglo XX hasta la actualidad. Centrándome en determinados autores y obras<br />
como fuentes principales y tomando el concepto del viaje como eje organizador,<br />
es posible trazar un mapa de la evolución de las narrativas utópicas<br />
desde los primeros momentos de las independencias hasta llegar a nuestros<br />
días. Los guías en este recorrido serán un grupo de directores comprometidos,<br />
autores de películas que analizan y proponen, tanto en lo ético como en<br />
lo estético, unos discursos de posibilidad ligados a la utopía y con una base<br />
histórica real y crítica. De este modo, autores y narrativas se enmarcan objetivamente<br />
y en plano de igualdad con el resto de actores, dentro del movimiento<br />
globalizador contemporáneo afirmándose como sujetos pensantes y<br />
no como objetos del discurso. Concluiremos cómo han ido a veces a la par<br />
de los planteamientos ideológico-filosóficos, en otras ocasiones adelantándose<br />
a ellos o proponiendo nuevos paradigmas, hasta nuestros días, momento<br />
en el que un nuevo cine independiente económica, industrial, simbólica y<br />
creativamente se está estableciendo gracias a las nuevas tecnologías y a una<br />
comprensión de las necesidades reales de un público en aumento con acceso<br />
23 Ibid, continúa: «tout cela s’est toujours effectué sous le signe sinon du métissage<br />
culturel, du moins de l’imbrication des mondes, dans une lente et parfois incohérente danse<br />
avec des signes que nous n’avons guère eu le loisir de choisir librement, mais que nous sommes<br />
parvenus, tant bien que mal, à domestiquer et à mettre à notre service».<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
93
BEATRIz LEAL RIESCO<br />
a teléfonos móviles e Internet. En esta línea, el pensador ineludible de cine<br />
africano Manthia Diawara y Lydie Diakhaté, afirman:<br />
«Los cines africanos contemporáneos asumen actualmente el papel que la literatura<br />
africana tenía en los años sesenta. Hoy están emergiendo en África nuevos<br />
posicionamientos críticos y nuevos lenguajes cinematográficos, muchas veces en<br />
competición o incluso en conflicto unos con otros, cuya visibilidad ha sido puesta<br />
en duda por la visión monolítica y políticamente correcta de la definición de cine<br />
africano vehiculada por las casas de cultura y por los festivales de Occidente. Lo que<br />
es fascinante en este nuevo cine de África es la capacidad de sus cineastas de dar voz<br />
a los africanos, de manera que son capaces de comunicar sus mensajes más allá de<br />
sus fronteras y con públicos de otras esferas» 24 .<br />
Apartándose de la servidumbre impuesta por el neocolonialismo y de<br />
la que Francia con sus excolonias es todavía buen ejemplo a través de políticas<br />
de cooperación, coproducción y de instituciones potentes como los Festivales,<br />
Nigeria (Nollywood) y Ghana con su sorprendente producción de vídeo<br />
o la pujante y original cinematografía genérica de Sudáfrica, resultan exponentes<br />
de un cine hecho desde, por y para la audiencia del continente. El<br />
África resultante de este proyecto histórico y artístico es dinámica y vital,<br />
fruto de una historia humana, política y económica y se enfrenta valiente a<br />
los desafíos y posibilidades de retos futuros.<br />
IV. Viajando en secuencias: la necesidad de una utopía en tránsito<br />
La aparición del cine africano como tal (realizado desde África por y<br />
para africanos) se desarrolla a la par que las recién creadas naciones. Los especialistas<br />
aceptaban como obra inaugural de esta cinematografía el corto de<br />
1963 Borom Sarret del senegalés «padre del cine africano» Osumane Sembene;<br />
un retrato de la sociedad post-colonial de Dakar a través del viaje de un carretero<br />
desde su barrio periférico al centro aristocrático de la capital, excusa<br />
para mostrar las contradicciones, diferencias y problemas de aquella África.<br />
En la actualidad se está revisando una historia de fechas simbólicas, aunque<br />
el valor de Sembene es incuestionable. A este iniciático descenso a los infiernos<br />
de la desigualdad social le seguirá, apenas tres años después, el considerado<br />
primer largo de ficción del África subsahariana La noir de…; la historia<br />
de una mujer africana que va a Francia a trabajar para la pareja francesa que<br />
la contrata en Dakar. Pronto verá la cara más dura de la emigración y experimentará<br />
el racismo, el aislamiento y la dificultad de entendimiento entre<br />
Occidente y África en su propia carne, suicidándose al final de la cinta. Esta<br />
adaptación de un relato homónimo del propio autor, se encarga de dar el<br />
24 Manthia Diawara y Lydie Diakhaté; «Um arquipélago crioulo: Novos Cinemas de<br />
África». En BUALA, revista contemporânea africana (Trilíngüe: Pt/En/Fr). Última consulta:<br />
20/04/2011. En http://www.buala.org/pt/afroscreen/um-arquipelago-crioulonovos-cinemas-de-africa<br />
[Traducción de la autora].<br />
94 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />
verdadero pistoletazo de salida a una historia conjunta que irá creándose<br />
entre los cineastas africanos y el sueño de construcción de un África postcolonial<br />
y crítica, que quiere desembarazarse de su conexión con Occidente y<br />
con los directores como destacados voceros de tal realidad. No en vano Sembene,<br />
como tantos otros después, sintió la obligación de dar el salto de la escritura<br />
al cine para lograr una mayor difusión de sus mensajes,<br />
posicionándose en su tarea de artista responsable en la construcción de los<br />
nuevos estados y la educación de su gente25 .<br />
Durante estos primeros años tras la oleada de independencias, el cine<br />
fue de la mano de los procesos de construcción nacional26 , proponiendo una<br />
imagen utópica de las posibilidades futuras ligadas a una herencia cultural e<br />
histórica propia. Temas como la injusticia social, la corrupción o la opresión<br />
retratados con un toque social-realista caracterizaron estas películas de los<br />
años 60, configurando una «escuela sembeniana» que sigue dando sus frutos<br />
hoy en día. Al final de la década y en la siguiente, comenzaron a darse nuevos<br />
estilos y tendencias, entre ellos la experimentalidad abiertamente política de<br />
Med Hondo (Mauritania, 1936), el surrealismo rupturista de Djibril Diop<br />
Mambety (Senegal 1945-1998), el retrato de tradiciones y culturas pre-coloniales<br />
o, en fin, el recurso al humor y la sátira como herramienta estilística y<br />
discursiva (Cheick Oumar Sissoko –Mali, 1945-, Adama Drabo –Mali, 1948-<br />
2009-, Fanta Regina Nacro –Burkina Fasso, 1963-…). A partir de los 80 la<br />
diversificación va en aumento, «sirviendo las películas para interrogarse sobre<br />
el pasado de África, de manera que éste informe y haga reflexionar sobre el<br />
presente y el futuro». 27 Estamos ante un presente y un futuro africanos singularizados<br />
a través de la mezcla de tradiciones culturales diversas con el<br />
medio cinematográfico y que dará lugar a un conjunto de películas denominadas<br />
de «regreso a las fuentes», en la línea de visibilización o rescate de un<br />
pasado silenciado, pero ahora con una aproximación menos didáctica y más<br />
alegórica, ofreciendo análisis más complejos de las cambiantes realidades africanas.<br />
Si es posible encontrar una característica en años 90 es la imposibilidad<br />
de marcar como preponderantes determinadas tendencias, estilos o temáticas.<br />
El África contemporánea es urbana, veloz, híbrida y bastarda; un magma de<br />
25 Esta responsabilidad del artista aparecía claramente definida en los Acuerdos de<br />
Argel y Niamey en 1975 y 1982, respectivamente. Similares afirmaciones son propias de<br />
otros movimientos fílmico-sociales como el Cinema Novo de Brasil contemporáneo, el previo<br />
neo-realismo italiano o el realismo social de la URSS, que claramente influenciaron a<br />
estos pioneros africanos.<br />
26 También la música, presente en festivales, encuentros y celebraciones de toda índole<br />
y compañera insaciable de mítines políticos, hasta el punto de que muchos cantantes y<br />
músicos ocuparían las filas de los partidos del gobierno.<br />
27 Melissa Thackway, África Shoots Back. Alternative Perspectives in Sub-Saharan Francophone<br />
African Film. Indiana University Press., James Currey y David Philip. Bloomington, Oxford<br />
y Ciudad del Cabo: 2003. P. 10. [Traducción de la autora].<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
95
BEATRIz LEAL RIESCO<br />
identidades, tradiciones, culturas, influencias endógenas y exógenas; un espacio<br />
de encuentros e hibridaciones. Como dirá uno de sus más originales y<br />
críticos exponentes, el director camerunés Jean-Pierre Bekolo (1966): «La<br />
idea de compararme con otros directores africanos es inapropiada. Si dos cineastas<br />
provienen del mismo continente, ¿significa esto que sus películas tienen<br />
que ser parecidas? Nadie debería sorprenderse de que son diferentes» 28 .<br />
En efecto, la nomádica e itinerante África está compuesta de una miríada de<br />
voces, ideas, realidades y producciones fílmicas, por lo que no interesa ocuparse<br />
de temáticas, géneros o tendencias dominantes. Las tradicionales clasificaciones<br />
de teoría y crítica favorecían un determinado consumo occidental<br />
de connaisseurs y facilitaban la asimilación de las obras, pero resultan reductoras,<br />
limitadoras e inapropiadas para el rico mosaico que es la producción cinematográfica<br />
africana actual. Las películas contemporáneas son obras<br />
mestizas, amalgama de tendencias, identidades y poéticas, superposición de<br />
experiencias y realidades; producciones híbridas fruto de una inmersión en<br />
la endogamia; sugerentes e indescriptibles bastardos culturales… Se muestra<br />
improductivo, por tanto, realizar un análisis exhaustivo de autores y obras,<br />
aunque el topos recurrente del viaje resuena por su utilidad para apuntar tendencias,<br />
opciones y posibilidades.<br />
A raíz de las celebraciones de los 50 años de independencias que se<br />
vienen produciendo desde el año 2010, el cine se sitúa en el centro de un<br />
palpitante proceso crítico de lectura y reflexión de intelectuales y artistas africanos<br />
acerca de las cinco décadas pasadas. El simbolismo de la fecha invita<br />
al análisis ponderado sobre el proceso posterior al colonialismo, en el que<br />
las actuaciones propias relevan a las actitudes de oposición crítica sobre la<br />
conflictiva posición de las antiguas metrópolis europeas con respecto a sus<br />
excolonias. Sólo así es posible enfrentarse al reto de un presente y un futuro<br />
cambiantes. Comenta la periodista y cineasta egipcia Jihan El Tahri sobre su<br />
último trabajo hasta la fecha Behind the Rainbow (2008), documental con el<br />
que, a través de las historias del presidente de Sudáfrica y el vicepresidente<br />
(Jacob zuma y Thabo Mbeki) «trato de mirar/observar las ideas, los principios<br />
y los sueños de los movimientos de liberación y qué es lo que pasa<br />
cuando se transforman en el partido de poder. Aunque se desarrolla sobre<br />
todo en Sudáfrica, en realidad es una historia que concierne a todos los continentes<br />
porque, todos los países del continente han pasado por ese momento<br />
de transformación, de soñar la liberación hasta llegar a nuestros días» 29 . A<br />
28 Entrevista a Jean-Pierre Bekolo. En Through African Eyes. Dialogues with the Directors.<br />
VVAA. African Film Festival. Nueva York: 2003. P. 82.<br />
29 Entrevista a Jihan El Tahri por la Radio Nacional de Guinea Ecuatorial durante<br />
su participación en el Foro «Independencias. Utopía y realidad», con motivo del II FCAT-<br />
Guinea Ecuatorial ; 11/02/2011. Última consulta: 20/04/2011. En<br />
http://vimeo.com/19968507 [Traducción de la autora].<br />
96 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />
este ejercicio de autoanálisis crítico le precedió Cuba, una odisea africana (2007),<br />
cuyo tema principal era la recuperación de una historia común afro-americana<br />
en el proceso de lucha por las independencias, hasta ahora silenciada por el<br />
discurso occidental. Otro aspecto determinante, efecto de una población africana<br />
en continuo tránsito, es la construcción de la identidad africana desde<br />
la diáspora. Este reflejo constante e ineludible de ida y vuelta lo encontramos<br />
también, desde otra perspectiva, en las películas del cineasta etíope, residente<br />
en los EEUU, Haile Gerima. En todas sus obras y, en especial, en Sankofa<br />
(1993), el pasado esclavista hace las cuentas con el presente diaspórico e imperialista,<br />
en una negociación de límites e identidades perpetua. El viaje, la<br />
esperanza del cambio y la decepción del regreso, es la línea argumental seguida<br />
en la epopeya de la historia de Etiopía a lo largo del siglo pasado que<br />
es Teza (2009), filme de una fuerza e intensidad arrolladoras.<br />
No sólo a través de formatos establecidos como el documental y la<br />
ficción los cineastas contemporáneos se encargan de la reevaluación crítica<br />
de sus propias actuaciones e historias post-independencia, analizando con<br />
lucidez espacios hasta ahora no explorados. Están aflorando con vigor géneros<br />
mal llamados «menores», entre ellos: los melodramas con su enorme<br />
capacidad de llegar al gran público al retratar la vida urbana diaria, con sus<br />
conflictos de religión, sexo, paro, corrupción… y, en especial, en la producción<br />
de vídeo nigeriana; la ciencia ficción en pleno con el corto Pumzi (2009)<br />
de la keniata Wanuri Kahui y su mensaje de alerta sobre la posibilidad de una<br />
distopía futurista ecológica, o el uso radical y renovador del género que resulta<br />
el inclasificable largometraje de Jean-Pierre Bekolo Les Saignantes (2005); la<br />
colaboración mestiza entre cómic, telenovelas y música popular ha llevado a<br />
producir el soberbio experimento que es el largo de animación AYA, basado<br />
en la novela gráfica homónima de la escritora de Costa de Marfil Marguerite<br />
Abouet y Clement Oubrier, parte de una corriente de afirmación de una identidad<br />
africana en tránsito que encontramos asimismo en el cómic Malamine,<br />
un africain à Paris, del tándem camerunés Christophe N. Edimo y Simon-Pierre<br />
Mbumbo, y a los que hay que añadir el gabonés Pahé y sus viñetas de aguzada<br />
crítica político-social.<br />
En estas obras contemporáneas difíciles de clasificar en lo formal (docuficción,<br />
ficción documental, ensayo fílmico, diario filmado…), ejemplos<br />
de un rico mestizaje de temas y poéticas y resultado de una colaboración basada<br />
en el encuentro y la negociación, las mujeres están adquiriendo gran<br />
protagonismo. Estas propuestas se están pudiendo realizar sin duda animadas<br />
por el impresionante fenómeno cinematográfico autosuficiente e indígena<br />
que es, desde hace una década, la industria del vídeo en Nigeria o «Nollywood»;<br />
término acuñado en 2002 por el periodista del New York Times Matt<br />
Steinglass en clara referencia a los dos únicas industrias mundiales cinematográficas<br />
mayores que aquella: Hollywood y Bollywood. Resultado de diver-<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
97
BEATRIz LEAL RIESCO<br />
sos factores en colisión, esta industria produce más de 1000 películas anualmente<br />
rodadas en diversas lenguas nativas, convirtiéndose en un espacio de<br />
debate de los problemas corrientes de un público que ya ha trascendido las<br />
fronteras nacionales, rodadas gracias a las nuevas tecnologías, creadoras de<br />
un Star System local que marca los ritmos de la moda de la población urbana<br />
y que, como colofón, ha permitido instaurar desde 2005 el African Movie<br />
Academy Award, los «oscars africanos», promovidos por la gran productora<br />
nigeriana Peace Anyiam-Osigwe30 .<br />
Dentro de este maremoto que es el cine contemporáneo africano:<br />
¿dónde ha quedado y qué función tiene el movimiento autoral, hasta hace<br />
nada el único visible desde/para Occidente y sus críticos? Sin duda, autores<br />
de la talla de Jean-Marie Teno, Mahamat Saleh-Haroun y Abderrahamene<br />
Sissako, entre otros, tienen un espacio en nuestro mundo globalizado para<br />
situar unas propuestas graves y necesarias, complicadas todas ellas de clasificar<br />
formal y temáticamente, y experimentales dentro de su respetuosa comprensión<br />
de los seres humanos individuales de África, sus problemas, su<br />
historia y sus anhelos. El mediometraje de Sissako Rostov-Luanda (1997), peregrinación<br />
autobiográfica del director en búsqueda de su amigo de juventud<br />
angolano, lo lleva de su ciudad natal en Mauritania a Berlín, (re)conociendo<br />
en el camino personas, espacios y tiempos de una Angola que ha sufrido una<br />
cruenta guerra civil de más de una década desde su independencia y, al mismo<br />
tiempo, obligando al cineasta y a sus compañeros a preguntarse sobre los<br />
sueños truncados de la historia postcolonial. Viajes de discernimiento y toma<br />
de conciencia a través de un flujo de espacios de la memoria y el presente<br />
son asimismo las obras que seguirán: al pueblo paterno en La vie sur Terre<br />
(1998), al hogar materno en Heremakono (2023) y a la terrible realidad africana<br />
que hace cuentas con Occidente desde un patio urbano en Bamako (2006).<br />
El encuentro desde la posición privilegiada de testigo y vocero del cineasta<br />
se da en todos los documentales de Jean-Marie Teno, desde sus primeras<br />
producciones en los 80 hasta el reciente Lieux Saints (2009), película donde<br />
se duplica su voz en el propietario de un cineclub en Burkina Faso, idealista<br />
empeñado en proyectar películas nacionales en lucha con los musicales indios.<br />
Finalmente y dejándome a tantos por el camino, merece la pena detenerse<br />
en el filme de Haroun, Premio Especial del Jurado en Cannes’2010, Un homme<br />
qui crie. No estamos ante héroes ni figuras a imitar, simplemente ante un padre<br />
y un hijo con dilemas personales, acaso una metáfora carnal de la historia del<br />
continente hecha de luchas, desgarros e historias profundamente humanas…<br />
Esta obra resulta paradigmática del cambio producido desde el pistoletazo<br />
de salida del cine africano; ya no se trata de afirmar la identidad del cineasta,<br />
30 Para una aproximación detallada a la realidad de Nollywood en castellano, acudir<br />
al artículo de Fernando González García «Nollywood Boulevard». En Cahiers du Cinema España.<br />
Nº 28, noviembre 2009. Pp. 48-50.<br />
98 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />
recuperar unas voces oprimidas y educar a una audiencia analfabeta, sino de<br />
dejar espacio y espacio al espectador, capaz de navegar entre un sinfín de<br />
mensajes que le llegan desde el terminal de Internet, la televisión o su teléfono<br />
móvil. Ha llegado el momento, como dice Olivier Barlet, de «despertar<br />
conciencias, pero no de dar lecciones». Junto a otros actores sociales y sirviéndose<br />
del lenguaje cinematográfico, ésta es la labor que le quedará siempre<br />
reservada al cineasta…<br />
V. A modo de epílogo y recopilación<br />
Siguiendo a Achille Mbembe, la tarea pendiente para los africanos de<br />
hoy en día es la de crear una metáfora viva idónea para transmitir una nueva<br />
democracia, válida y autónoma para el África del presente. Habiendo quedado<br />
relegada Europa a ser un museo en el futuro, sólo cabrá recurrir a ésta<br />
como lugar de visita pero no de residencia, espacio frente al que el nuevo<br />
imaginario de poder se ha de establecer oponiéndose al actual en la política<br />
africana, heredero del colonialismo y basado en la guerra civil y la brujería.<br />
Los bidonvilles («musseques» en Angola…), centros de enfrentamiento social,<br />
espacios donde la lucha de clases, etnias, razas, credos religiosos y creencias<br />
supersticiosas, muestran síntomas de la reconfiguración social en marcha y<br />
hacen visibles las luchas informales e improvisadas impidiendo la posibilidad<br />
de alianzas. La debilidad de estas posiciones es conocida, siendo necesario<br />
un cambio a través, en gran parte, de los artistas e intelectuales, que ayudarán<br />
a crear una nueva sociedad civil e imaginar un futuro.<br />
Desde las películas, los directores y directoras contemporáneos abogan<br />
por ese «afropolitanismo» de Mbembe, que él entiende como:<br />
«La consciencia de esta imbricación entre el aquí y el allá, la presencia del<br />
allá en el aquí y viceversa; esta relativización de raíces y de pertenencias primarias y<br />
esta manera de abrazar, con todo conocimiento de causa, lo extraño, lo extranjero y<br />
lo lejano; esta capacidad de reconocer el rostro propio en la cara del extranjero y de<br />
valorar los rastros de lo lejano en lo próximo; de domesticar lo no familiar, de trabajar<br />
con aquello que tiene toda la apariencia de lo opuesto; ésta es la sensibilidad cultural,<br />
histórica y estética a la que alude el término «afropolitanismo» 31 .<br />
Cada uno con un estilo y poética propia, se embarca en el objetivo de<br />
acabar con un pasado inmovilizador y carente de propuestas para así, a través<br />
de la cultura y el arte resultantes del ajuste de cuentas con el presente y el futuro<br />
inminente, construir una nueva África y ver realizada la utopía…<br />
31 Achille Mbembe, «Afropolitanism», en el número 66 de Africultures, 1º semestre<br />
2006, publicado previamente online en diciembre de 2005. Última consulta: 20/04/2011.<br />
En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&texte_recherche=4248<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
99
Bibliografía<br />
BEATRIz LEAL RIESCO<br />
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100 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
EL PAPEL DEL ARTISTA AFRICANO ACTUAL EN LA CONSTRUCCIóN DEL DISCURSO UTóPICO<br />
Artículos<br />
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Barlet en Africultures. Última consulta: 20/04/2011. En<br />
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65<br />
Homi K. BHABHA, «The Third Space: Inteview with Homi Bhabha», in Jonathan<br />
Rutherford (ed.), Identity: Community, Culture, Difference. Lawrence<br />
and Wishart. Londres: 1990.<br />
Manthia DIAWARA y Lydie DIAKHATÉ; «Um arquipélago crioulo: Novos<br />
Cinemas de África». En BUALA, revista contemporânea africana (Trilíngüe:<br />
Pt/En/Fr). Última consulta: 20/04/2011. En<br />
http://www.buala.org/pt/afroscreen/um-arquipelago-crioulo-novoscinemas-de-africa<br />
Entrevista a Jihan EL TAHRI por la Radio Nacional de Guinea Ecuatorial<br />
en el Foro «Independencias. Utopía y realidad», II FCAT-Guinea Ecuatorial,<br />
11/02/2011. Última consulta: 20/04/2011. En<br />
http://vimeo.com/19968507<br />
Fernando GONzÁLEz GARCÍA, «Nollywood Boulevard». En Cahiers du<br />
Cinema España. Nº 28, noviembre 2009.<br />
Dennis LIM, «Somber Themes Dominate Berlinale», New York Times,<br />
16/02/2011. Última consulta: 20/04/2011. En<br />
http://www.nytimes.com/2011/02/17/arts/17iht-berfest17.html<br />
Achille MBEMBE, «Afropolitanism», en Africultures, 2005. Última consulta:<br />
20/04/2011. En<br />
http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=4248&<br />
texte_recherche=4248<br />
Achille MBEMBE, «Por un entierro simbólico del colonialismo Imaginario<br />
y espacio público en África»..En Africaneando, revista de actualidad y experiencias.<br />
Última consulta: 20/04/2011. En<br />
http://www.oozebap.org/text/colonialismo_mbembe.htm<br />
Entrevista de Christine Sitchet con Jean-Marie TENO, a propósito de Lieux<br />
Saints. «On risque d’avoir une génération de jeunes qui vont grandir<br />
san savoir vu de Films africains. Africultures, NY, 2009. Última consulta:<br />
20/04/2011. En<br />
http://www.africultures.com/php/?nav=article&no=8968<br />
«Writing on Walls Documentary, the future of African cinema?», Jean-Marie<br />
TENO, en Africultures, Marzo 2010. Última consulta: 20/04/2011. En<br />
http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=10003<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
101
BEATRIz LEAL RIESCO<br />
«La leçon de Cinéma d´Abderrahmane Sissako». Declaraciones de Abderrahmane<br />
SISSAKO a Olivier Barlet, Ouagadougou, febrero de 2003. En<br />
Africultures. Última consulta: 20/04/2011. En http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=2796<br />
102 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
HISTORIADORES AL RESCATE<br />
Dra. Mercedes Rosúa<br />
Escritora. Madrid<br />
www.elrincondecasandra.es<br />
Si no fuera por el desastre, educativo y mucho más, que ha marcado<br />
las últimas décadas y de no ser por las bajas en forma de generaciones robadas<br />
de su herencia cultural, de ignorantes, de dependientes profundos creados<br />
a efectos de coreografía y voto, de aspirantes, frustrados, a la independencia<br />
laboral y económica, de víctimas físicas y no físicas utilizadas para, subido a<br />
ellas, tocar poder, de no ser por esto, cumpliría felicitar a cuantos investigadores<br />
se sientan a la mesa de trabajo, cara al futuro, con los materiales del<br />
presente y del pasado sobre ella.<br />
Porque éste es tiempo de historiadores, que, como el biólogo que descubre<br />
especies nuevas, tienen ante sí fenómenos que no por formados, como<br />
el universo, con materias antiguas dejan de ser una excitante novedad. Les<br />
esperan batallas difíciles y peligrosas dada la trama de intereses que se nutre<br />
del ocultamiento de los hechos, pero es lucha necesaria. Los aplazamientos,<br />
como el miedo, se han ido agotando; los sucedáneos y rodeos tienen sabor<br />
a marchito y a cansino; el ataque a la prolífica especie parásita que vive en el<br />
ecosistema de los tópicos ofrece pocas recompensas y muchos riesgos.<br />
Pero es la lucha por la verdad y la libertad.<br />
I. La visión de lo obvio<br />
Los historiadores se enfrentan, aquí y ahora, a un enemigo que no pueden<br />
percibir como tal porque la mayoría viven inmersos en el espacio comunicativo<br />
en buena parte por él determinado y carecen de vivencias que les<br />
permitan la comparación cronológica. Son espectadores de un durable y<br />
vasto rapto de cuantos valores y sectores enriquecen, en todos los sentidos,<br />
a un país; asisten al expolio y empobrecimiento acelerados de la sociedad en<br />
la que viven y tienen asumido, por la fuerza de las reiteraciones, que tribalización<br />
equivale a democracia. Incluso podría subyacer, en el inconsciente<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones 103
MErcEdES roSúa<br />
formado por capas de mensajes efímeros, una neoutopía de redes de socialismos<br />
comunitarios, con todas las bondades y ninguno de los males de los<br />
sistemas conocidos. En la práctica, ésta se plasma en el establecimiento durable<br />
de redes parásitas sostenidas por la demagogia asamblearia al compás<br />
del dominio de gran número de los medios de comunicación.<br />
Pero tanto los historiadores como buena parte de la opinión pública<br />
son incapaces de reaccionar, denunciar y ni siquiera de percibir y de dar un<br />
nombre al enemigo porque están maniatados por el chantaje verbal y mediático.<br />
El enemigo son las clientelas de la Utopía, fenómeno de connotaciones<br />
antiguas pero novísimo en sí y digno de estudio por lo original, nocivo y por<br />
el silencio que lo recubre.<br />
II. El rescate del verbo<br />
Y no se trata del divino (aunque está cerca en la medida en que el despegue<br />
de la pura animalidad pasa por la rampa del lenguaje). Izquierdas, derechas,<br />
progresistas, reaccionarios, fascistas, proletarios, patronos, obreros, Caín, Abel, las<br />
dos Españas, capitalistas, trabajadores, revolucionarios, burgueses, pueblo, patronos, socialistas,<br />
liberales, elitistas, demócratas, pacifistas, violentos, imperialistas, tolerantes: Muy<br />
más allá de su puntual referencia sociológica, todos estos vocablos son elementos<br />
con los que se ha edificado, y mantiene, una cárcel verbal cuyo preso<br />
más antiguo es sin duda el pensamiento, pero que nada tiene, en la práctica,<br />
de abstracta y metafísica. Por el contrario, sirve eficazmente a los intereses<br />
de un sector concreto, ruinoso, improductivo y fruto, como la especie nueva<br />
que es, de la época. Tales términos, solidificados y en apariencia legitimados<br />
por la reiteración y la asociación a referentes-icono presentados como positivos<br />
al efecto, se utilizan en dualidades igualmente falsas que fuerzan a la<br />
adopción de una visión maniquea de la realidad y que se cargan de un enorme<br />
poder de identificación tribal y sociológica.<br />
amén de que las dualidades pertenecen al mundo de la acción en cada<br />
caso, se ha creado, a efectos de posterior uso, una división malos/buenos<br />
que iría, a efecto retroactivo, hasta el alba de los tiempos, tomaría cuerpo<br />
doctrinal en el XIX, con anteriores referencias a la distribución parlamentaria<br />
durante la revolución Francesa, y asentaría in perpétuum la necesidad de adscripción<br />
dual con la Lucha de clases, de manera que los hechos e individuos<br />
en sí, la responsabilidad de cada uno de éstos en cada acción concreta, desaparecerían<br />
del reino de la conciencia, se hurtarían al análisis y juicios de<br />
valor, para integrarse en primer lugar en un colectivo del que recibirían el<br />
marchamo de aceptable o no aceptable. Es decir, la censura previa configuraría<br />
el pensamiento, la expresión verbal de éste, los mensajes multiplicados<br />
por cuantos medios de comunicación existen en la vida social e incluso en la<br />
soledad del despacho del investigador, que se siente forzado a pagar peaje al<br />
104 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
HISTorIadorES aL rEScaTE<br />
dios bueno de la dualidad maniquea para hacerse oír, publicar sus libros, dar<br />
clase o encontrar un empleo.<br />
La dualidad izquierdas/derechas es, junto con progresista/reaccionario, probablemente<br />
el arma más falaz, la trampa más usada y el recurso de facilidad<br />
más socorrido de cuantos permiten encarcelar al pensamiento, raptar al legítimo<br />
sujeto ético e impedir el análisis de las realidades. Hasta tal punto que<br />
aquéllos que, con no poco valor y mérito, han denunciado al clan que vive<br />
de esos términos han recurrido sin embargo a su utilización para identificarse<br />
a sí mismos, de manera que a la Izquierda correspondería como elemento antagónico<br />
la Derecha, en un mundo bipolar que es precisamente el que resulta<br />
imprescindible combatir.<br />
Porque sólo deberían emplearse estos términos en contextos históricos<br />
y coyunturales precisos, en citas concretas y por exigencias de su valor explicativo<br />
sociológico. de lo contrario se perpetúa el rapto espurio del lenguaje<br />
y, por simple recurso de facilidad, se bloquean los debidos análisis y descripciones<br />
y las muy reales responsabilidades de los individuos.<br />
Medida inicial y profiláctica sería vetarse a sí mismo el empleo<br />
de izquierdas, derechas y descalificar de entrada a cuantos recurren a<br />
esta taxonomía como argumento de autoridad y de descalificación del<br />
oponente. El tratamiento de desintoxicación sería, al principio, duro por la<br />
fuerza del automatismo y por el sentimiento de soledad y carencia que el desgajamiento<br />
del grupo de los Buenos supone. Navegar ajeno, e incluso con<br />
franco rechazo, al mapa bipolar reprobable/Encomiable significa hacerlo<br />
corriente arriba, trillando y juzgando a cada paso múltiples datos, implicándose<br />
en juicios personales, aceptando con frecuencia un horizonte ético de<br />
valores universales que entra en confrontación con la objetividad que el historiador<br />
juzga su mejor instrumento de trabajo. El rescate del lenguaje<br />
exige, además, la renuncia a las gratificaciones reflejas que brinda la automática<br />
inclusión en el clan Positivo.<br />
III. Almenas lejanas<br />
deshacer los interesados entuertos que acompañan al rapto y tergiversación<br />
de las palabras supone batirse en varios frentes, atacar círculos sucesivos<br />
de castillos cuyos señores participan de los beneficios de la cautividad<br />
de las palabras. El estudioso tiene ante sí una labor de zoom que se extiende<br />
desde España hacia Europa, Estados Unidos y luego el resto del mundo, o<br />
a la inversa. Siempre habían existido justificaciones políticas, religiosas, ideológicas<br />
para despojo, robo, asesinato, pero nunca antes se había instalado<br />
una enorme maquinaria dual de alcance temporal y físico ilimitado en la que<br />
bastaba con introducir fenómenos y seres para que éstos salieran clasificados<br />
y provistos de etiquetas tan binarias como el código de base de los ordena-<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
105
MErcEdES roSúa<br />
dores. Paralelamente, tampoco había existido jamás una plaga tan extendida<br />
de ceguera voluntaria como la que marca el siglo XX y llega, pese a<br />
todas las evidencias, hasta el XXI.<br />
La Era de cegueras Voluntarias se asienta sobre la monopolización del<br />
sujeto ético por los términos de socialismo, comunismo, progresismo e izquierdas.<br />
El relato histórico y la conciencia popular se impregnan, con la tenacidad de<br />
la lluvia fina, en la creencia, con frecuencia inconsciente, de que cuanto y<br />
cuantos se reclamen de esos referentes disfrutan de una licencia que envidiaría<br />
el 007. La intención solidaria y la recta filiación les redimen de sus<br />
fallos. La razón les asiste por principio porque son de los nuestros, a diferencia<br />
de las derechas, un conglomerado difuso de capitalistas, burgueses, y dictaduras con<br />
ribetes de fascismos y nazismos, que pertenecen por siempre y por derecho propio<br />
al exclusivo terreno de la maldad.<br />
En este mundo dual del pensamiento totalitario, que persiste y que sobrevive<br />
a los sistemas que oficialmente lo practicaron, los hechos desaparecen,<br />
dependen, para salir a la luz de su etiqueta. de ahí la importancia de<br />
historiadores y de luchadores empeñados en la dura guerra del rescate<br />
de las palabras. Yacen todavía en la sombra demasiados millones de víctimas,<br />
apenas se ha comenzado a levantar la esquina de la alfombra bajo la que<br />
se esconden los muertos, represaliados, desaparecidos en el silencio de campos<br />
de concentración, exterminios en masa, hambrunas forzadas, cárceles<br />
de dimensiones infinitas ajustadas a cada minuto de la vida cotidiana, ruina,<br />
atraso, control, grisura. Es aún una sorpresa para la mayor parte del público<br />
occidental, un dato prácticamente ausente de los libros de historia: el hecho<br />
de que el totalitarismo de corte marxista haya sido mucho más letal que el<br />
afortunadamente breve y localizado del régimen nazi.<br />
Gozan todavía de más discreción, si cabe, los miniestados totalitarios,<br />
en forma de bandas cuyos actos, en sí criminales, crueles, fanáticos y repulsivos,<br />
pasan a ser simplemente violentos y sus proyectos, que en nada envidian<br />
a los de Pol Pot, Lenin, Stalin, Hitler o Mao excepto en el formato, se acogen<br />
al sagrado del idealismo y la reivindicación, envuelto el conjunto en la lógica<br />
de la guerra inmemorial y, con extrema frecuencia, alimentado por las donaciones<br />
y ventajas del sistema objeto de escarnio.<br />
Y esto es a nivel mundial, aunque una fina línea delimita en el mapa<br />
aquellos territorios de países que, sea porque sí han vivido en sus carnes sistemas<br />
totalitarios y ruinosos, sea por la dureza de la supervivencia, se atienen<br />
a su trabajo y a la memoria nefasta de pasadas experiencias. Sin embargo la<br />
sombra del chantaje ideológico dual, de la verbología totalitaria, se hace más<br />
espesa según se aproxima el observador a los países desarrollados, porque la<br />
impunidad de la pertenencia a los buenos y la tergiversación de los términos<br />
permiten seguir funcionando a pleno rendimiento una multinacional espe-<br />
106 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
HISTorIadorES aL rEScaTE<br />
cializada en el ordeño de los individuos productores y en la exigencia de resarcimiento<br />
de un inagotable cúmulo de deudas atrasadas.<br />
de ahí que las tareas de rescate de los historiadores estén lejos de<br />
limitarse a la clarificación del pasado. Atañen profundamente al presente<br />
y de ellas depende el futuro. Porque la escisión entre realidades y<br />
comportamientos, entre universo comunicativo y dinámica socioeconómica,<br />
entre valores universales que osan decir su nombre e iconos al uso es brutal.<br />
Y está sirviendo para que se desvíen cada día generosidad, trabajo, fuerza,<br />
fondos, iniciativa, arte hacia un sumidero de inutilidad interesada cuya estructura<br />
no tiene, si la despojamos del ropaje terminológico, otro fin que medrar<br />
sin mérito, enriquecerse mientras hay de qué y luego, al menos,<br />
mantenerse a sí misma.<br />
IV. El más cercano de los muros<br />
Todo lo expuesto es infinitamente más cotidiano, manido y tierra a tierra<br />
de lo que parece. Hasta el punto de que en la familiaridad y costumbre<br />
de sus manifestaciones reside una de las grandes armas del totalitarismo cotidiano,<br />
de ese archipiélago orwell multiforme, cambiante y adaptable que<br />
sustenta la neolengua y cubre, con significantes vaciados y rellenados según<br />
exigencias del guión, la mayor parte del espacio perceptivo. Estamos en el<br />
reino de los Ministerios de la Paz, el Amor, la Igualdad, el Clima Planetario, las<br />
Culturas Protegidas y las Especies Sagradas. Vivimos una censura, caciquismo y<br />
repentes de ordenancismo cuartelero, un derecho de pernada respecto a la<br />
expresión personal y la vida privada como no soñó ni por asomo la dictadura<br />
franquista. Se viene aceptando con total mansedumbre un rosario de falsedades<br />
históricas engarzadas en la más completa ignorancia orgullosa de serlo.<br />
Hace muchos lustros que los asesinos son luchadores a lo sumo equivocados,<br />
que los robos son transferencias de propiedad, los expolios rescates, los chantajes<br />
indemnizaciones a cuenta de la interminable guerra poderosos/oprimidos,<br />
los terroristas héroes, los muertos por tiro o bomba el lamentable saldo<br />
de un accidente, los atracos impuestos revolucionarios, los caníbales y los lapidadores<br />
de mujeres respetables representantes de culturas seculares, los<br />
gorrones exponenciales receptores de los diezmos que la sociedad debe al<br />
que concentra su energía en reclamación, queja, apropiación y/o destrozo<br />
de lo que por sí no ha producido.<br />
El último término empleado, y creado en este mismo instante, exige<br />
glosa: El Gorrón Exponencial es una categoría sociológica de peculiar y actual<br />
cuño. La especie del gorrón común siempre ha existido, pero su proliferación y<br />
ocupación de variados nichos ecológicos es fenómeno propio de esta época.<br />
No se habían avistado anteriormente bandadas tan numerosas de seres improductivos,<br />
ávidos de la cosecha ajena y, simultáneamente, blindados por la<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
107
MErcEdES roSúa<br />
capa de justificación verbo-ideológica que segregan. Tampoco se había observado<br />
con anterioridad el fenómeno paralelo por el que la sociedad, en<br />
principio sana, pierde sus reflejos de defensa y queda inerme y amedrentada<br />
ante la amenaza de improperios como derechas, fascista, reaccionario o la exhibición<br />
de pendones que remiten a los iconos socialista, sindical de clase, progresista,<br />
nacionalista, izquierda.<br />
de haber oposición institucional al expolio, normalmente en el enfrentamiento<br />
se produce un acuerdo pactado, que en el caso que nos ocupa tiene<br />
un carácter muy especial: Se da por bueno de manera implícita y sine die un<br />
estado de rendición permanente en el que toda la victoria moral corresponde<br />
al adversario, el cual, graciosamente, acepta que los enemigos se ocupen de<br />
las tareas propias del general mantenimiento a cambio de tributos, confiscaciones<br />
e indiscutibles derechos del gorrón exponencial a la totalidad. Tales<br />
derechos son efectivamente reclamados a un ritmo cíclico, que permita la<br />
acumulación de bienes por parte del vencido de forma semejante a los lapsos<br />
de descanso de la tierra, meses en que se deja crecer la lana de las ovejas o<br />
temporada de veda de la caza en época de cría.<br />
En las zonas orientales, asiáticas, africanas, este proceso tiene poco<br />
predicamento. Es también el caso de países del este de Europa que ya han<br />
degustado opciones políticas que imponían la instalación del paraíso en la<br />
Tierra. asia ha vivido infiernos, trabaja con intensidad y no admite otras cigarras<br />
que las justas, como es evidente, por ejemplo, en la ausencia de mendigos<br />
y vagabundos chinos en colonias de inmigración. En África el nuevo<br />
archipiélago totalitario se vive en un plan más bien rústico, a base de machetes<br />
tribales, bombardeos del dictador que se propone salvar el mundo y al que<br />
hasta ayer occidente distinguía con sus mimos y sus ventas de armas, y personas<br />
abandonadas a su suerte entre la Edad Media más oscura, la civilización,<br />
modernización y progreso que un día entrevieron y el desdén del que<br />
se sienten objeto. También ahí la Historia espera a historiadores que<br />
osen tener valores y criterio, desbrocen el camino de las falsas palabras,<br />
distingan los hechos que marcan mejoras y no se sometan de entrada<br />
a la censura y el temor de ser tachados de imperialistas,<br />
eurocentristas y parciales. Hace falta gente que se atreva a alzar la vista,<br />
que no tema al horizonte, que considere la amplitud y unidad del planeta y<br />
la generalidad de unas aspiraciones a la libertad, la justicia y la dicha que no<br />
por enturbiadas, traicionadas y revueltas son menos dignas de rescate.<br />
V. Volver a Alejandría<br />
Si la desaparecida biblioteca de alejandría pudiera hablar reclamaría<br />
de inmediato el regreso de los escritores de la historia, señalaría los huecos<br />
que deberían ocupar volúmenes que nunca o apenas se escribieron, supliría<br />
108 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
HISTorIadorES aL rEScaTE<br />
con la simple visión de personas y hechos los largos silencios, componendas<br />
y medrosidades que velan, como un confuso palimpsesto, la percepción de<br />
África del Norte. El rescate significa aquí vanguardia. No todo va a ser desalojar<br />
al enemigo; también habrá que ir por delante, apresurar el paso, esperar<br />
a pie firme el futuro. El estallido en cadena de oriente Medio no resultaría<br />
tan sorprendente si le hubiera precedido una adecuada labor investigadora,<br />
descriptiva e informativa. occidente ha preferido, por una parte, la suave<br />
trampa de la irracionalidad ofrecida por el enemigo, la Umma, la Gran Madre<br />
Islámica, la unidad ideal y futurible de un imperio árabe unificado por la religión<br />
que es fuerza política, marco social y ley civil. Mientras, por otra parte,<br />
los negocios se trataban con el jeque visible.<br />
Por cómoda que la visión resulte, es y siempre fue perfectamente falsa<br />
y esconde, además, una gran traición: El área nominalmente islámica encierra<br />
un maremágnum de personas de adscripciones, origen, intereses y rasgos<br />
muy diferentes, marcadas en sus variadas regiones por la onda expansiva de<br />
tribus guerreras de corte clánico, premedieval, con cuyos jefes procedentes<br />
de arabia interesó identificarse en gentilicio, usos, ritos y nombre. El siglo<br />
XIX, el siglo XX y el alborear del actual han visto en esos lugares, aparentemente<br />
estancados en un callejón sin salida hacia el progreso, la formación<br />
de la clave de la modernización y el cambio: Un tejido de clase media, de aspiraciones<br />
a la laicidad, la separación de poderes, la liberación femenina (caso<br />
de segregación infinitamente superior a apartheid racial alguno que haya visto<br />
el planeta), la conciencia de la libertad y el derecho individual. Todo esto, que<br />
era visible hace tres o cuatro décadas en tales lugares, hoy se ignora, y se prefiere<br />
creer en el eterno peso secular de las inmutables tradiciones. Poca historia<br />
se ha escrito sobre la fenomenal regresión de los países llamados<br />
abusivamente árabes. a esa ola de modernización, a esas gentes genuinamente<br />
progresistas las vendieron, por contratos, facilidades y petróleo, lo hicieron<br />
desde Estados Unidos y sobre todo en Europa. Y les dieron un golpe<br />
de muerte con multiculturalismos y alianzas de las civilizaciones, una forma<br />
particularmente viscosa y dañina del racismo inmisericorde. Naturalmente a<br />
esto le acompañó el indispensable rapto del lenguaje, que eliminaba, no la<br />
barbarie, sino la palabra que la expresa y, por ende, la posibilidad mental<br />
misma del manejo del concepto y la expresión de la denuncia.<br />
Hoy hierve en África y Eurasia una demografía cuya extrema abundancia<br />
en juventud puede prometer todos los bienes y todos los males. Tampoco<br />
ellos recuerdan que hubo una regresión, otras expectativas y horizonte,<br />
hace más de tres décadas. Por entonces se sellaron las grandes traiciones, se<br />
expulsó a un emperador para imponer la dictadura teocrática de un imán<br />
iraní mimado por la gauche divine francesa y sus homólogos. También se favoreció,<br />
en los vaivenes de la Guerra Fría, a patanes del peor cuño. Porque<br />
los tiranos dejaban de serlo al convertirse en aliados. Tampoco aquí había<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
109
MErcEdES roSúa<br />
crímenes, torturas, fanatismo, matanzas, robos. Sólo usos y costumbres de<br />
culturas respetables por lo distintas.<br />
obligados a veces a manifestar cierto reproche, los medios occidentales<br />
expresaban su desagrado por los lamentables, pero comprensibles, actos<br />
de barbarie a los que se veían abocados sujetos empujados por la opresión –<br />
preferentemente ancestral- , el marco social o la pobreza. Por poner un ejemplo,<br />
la abolición en la India por parte de los británicos, del satee, la muerte de<br />
las viudas en la pira funeraria de su marido, sería hoy un claro ejemplo de intrusismo<br />
cultural, una interferencia foránea en el desarrollo milenario de esa<br />
rama zoológica de la especie.<br />
Y sin embargo hubo, siempre ha habido a lo largo de esos años, otros<br />
hechos y otra gente, que no hacía ruido, ni se atrevía a oponerse a la fuerza<br />
bruta de la policía, los vecinos del barrio liderados por los imanes, los maridos<br />
y padres. Su historia simplemente no existe, o espera, en el limbo de<br />
los justos, ser escrita y difundida. Ha sido, hasta ahora, laminada por<br />
la utilísima censura, por la vasta y perdurable campaña de terror intelectual<br />
para no ser tachado de imperialista y enemigo de la paz y la<br />
tolerancia. Es tan sumamente cómodo, y, a la vez, práctico, abandonar toda<br />
idea de valores universales, de criterio y jerarquía entre civilización y barbarie,<br />
y promocionar, con el nombre de democracia como icono útil, las preferencias<br />
mayoritarias puntuales, ya sean a favor de la lapidación o del sátrapa. Se obtiene,<br />
desde el exterior, un enorme beneficio: grandes cantidades de soma ideológico<br />
para embriaguez de buena conciencia gratuita por parte de la opinión<br />
pública occidental y grandes negocios, sin trabas, para las tribus de nuevos<br />
ricos europeos (y ahora transatlánticos) del régimen adeptos a la vasta Iglesia<br />
New age del Pluralismo cultural.<br />
No por casualidad, surgen en este momento, 2011, en países como<br />
Gran Bretaña denuncias, análisis y proyectos de Ley encaminados a rectificar<br />
el gran error del multiculturalismo, que ha sembrado de ghettos las ciudades<br />
de Europa, alfombrado el camino a los propagandistas de la discriminación,<br />
el fundamentalismo y la violencia y ofrecido escuelas, pagadas por el ciudadano<br />
contribuyente, donde lo que se enseña está en contradicción con los<br />
valores básicos del país de acogida y alimenta la hostilidad y el fanatismo del<br />
alumnado1 . conviene subrayar que esos jóvenes ilustrados en el odio a occidente<br />
gracias al Estado de Bienestar occidental no proceden con frecuencia<br />
de medios pobres y marginados sino de acomodadas clases medias. como<br />
sucedió en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, como ha ocurrido en España<br />
con ETa y con el silencio acomodaticio respecto al 11 M, la indignidad,<br />
la cobardía disfrazada de tolerancia no sirven para obtener la paz sino el deshonor<br />
y las diversas formas de la guerra. El Gobierno de Londres ha cons-<br />
1 «Bagehot: Muscle v multiculturalism». The Economist. Feb. 12 th -2011.<br />
110 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
HISTorIadorES aL rEScaTE<br />
tatado que el aparente liberalismo del apoyo económico a la proliferación de<br />
escuelas de confesión religiosa ha servido para que éstas dediquen la mitad<br />
del horario a teología y estudios coránicos y eludan las materias humanísticas.<br />
El proyecto actual propugna la general defensa de valores que no son negociables<br />
ni deben estar sometidos, en nombre del relativismo (por no hablar<br />
de la Alianza de Civilizaciones) a abandono oportunista alguno. Se trata, entre<br />
otros, de la libertad de expresión, la libertad de cultos, la separación de poderes,<br />
el Estado de derecho, la igualdad sin discriminación de raza o sexo.<br />
La Enseñanza se muestra, de nuevo, como el buque insignia del buen<br />
o mal gobierno de los países. La política educativa de las clientelas españolas<br />
lleva muchos años utilizando, además del folklore maoísta, una especie de<br />
fotocopias borrosas y desfasadas de las directivas británicas, a manera de<br />
hojas de parra con las que ocultar el crudo reparto de las seis o siete horas<br />
diarias del horario escolar entre sus clanes a golpe de batido igualitario. de<br />
ahí la importación de términos –como destrezas, habilidades- que son puros<br />
calcos del inglés y cuadran más con el mundo circense que con la adquisición<br />
de conocimientos. Esto cuando la experiencia británica de las comprehensive<br />
schools se había reconocido allí como un error manifiesto. Siguiendo su tradición<br />
de importar alimentos caducos, existe ahora en España el claro riesgo<br />
de que se caiga en la constelación de escuelitas alimentadas con cheques escolares<br />
y ajenas tanto al cuerpo general de asignaturas de base, a la envergadura<br />
real de las materias, como a los valores universales, el sustrato de<br />
civilización y los derechos humanos.<br />
¿Está la esperanza, o, al menos, una parte de ella, en el trabajo<br />
de los historiadores? Tienen ante sí la recuperación, para la conciencia<br />
propia y ajena, de la ribera sur mediterránea, de lo que fue el otro batiente<br />
de la puerta del mundo grecorromano, de la Tingitana, la cirenaica,<br />
del esplendor de alejandría. Y, con ellas, no de un imposible y muy lejano<br />
pasado, sino de una corriente que dejó semillas y que anegaron invasiones<br />
tribales. Harán falta cronistas del final auténtico del Imperio otomano, del<br />
leve, pero quizás premonitorio, rompimiento de nubes que marque la aparición<br />
de Estados, en contraposición al ficticio, y letal, mito totalitario-teológico<br />
de la Umma. ocultas por su opacidad y su peso, silenciadas por el ruido y la<br />
furia, hubo, hay en los llamados países árabes personas a las que se les deben<br />
la palabra y la luz de la superficie. Son, además, necesarias para sus vecinos<br />
del norte, pertenecen a la borda meridional del común barco mediterráneo<br />
y a la nave mayor en la que la generalidad de los humanos es cada vez más<br />
consciente de moverse. En un rincón de África está apuntando una nación<br />
nueva, la más joven, no definida por la pertenencia religiosa, que podría llamarse<br />
Sudán del Sur o Nubia. Hay mucho por describir y por escribir. a pie<br />
de Historia.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
111
MErcEdES roSúa<br />
VI. De la utopía y sus dividendos<br />
En abierta oposición a la facilidad del tópico y a la dificultad de distinguir<br />
la estructura del presente, conviene decir que la Historia no se repite<br />
jamás, que se asemejan trazos de su superficie, momentos, intervenciones<br />
de sus actores. Y ahí acaban los parecidos.<br />
como una caterva de dioses malos, se han instalado en la edad contemporánea<br />
sectas de extraordinaria rapacidad y avidez que corren paralelas<br />
a lo improductivo de su substancia. al carecer de valores propios, de aporte<br />
real a la civilización, la sociedad y el bienestar de sus paisanos, se definen por<br />
la apropiación del sujeto ético y por la invasión y ocupación agresiva del espacio<br />
mediático. No hubieran podido existir en épocas anteriores. aunque,<br />
por supuesto, tienen rasgos comunes y familiares con hechos tan habituales<br />
y antiguos como la corrupción, la explotación de la credulidad para lucro del<br />
gurú o el clero, el fraude y las diversas artimañas de la vida política, se trata<br />
de un fenómeno nuevo y, como tal, merecedor de estudio. Su nicho ecológico<br />
es el de las sociedades protegidas, las ventajas del estado de bienestar, que<br />
pretende ofrecer a su público el apetecible lujo de la superioridad moral y, al<br />
tiempo, la gratuidad de cuanto se disfruta, en un clima de compra de voto<br />
rápido y lluvia de sensaciones, fatiga perceptiva y ausencia de espacio crítico.<br />
Neolengua y cegueras voluntarias, hábito del mínimo esfuerzo, chantaje,<br />
distorsión selectiva y planificado olvido histórico, todo confluye en la<br />
creación y alimentación de la nueva especie. La utopía ha podido, anteriormente,<br />
ser letal, y también la palanca que ha movido el fondo más generoso<br />
de las personas hacia la mejora de la existencia. Pero, en cualquier caso, sus<br />
seguidores tomaban iniciativas, renunciaban a otras opciones, luchaban, corrían<br />
riesgos. Por primera vez, en el siglo XX y en lo que va del actual, surge<br />
la utopía subvencionada, que, en la práctica, consiste en un tejido, similar<br />
al de las sectas, nutrido con la regularidad de los fondos oficiales. El anterior<br />
edificio se invierte: no hay en primer lugar ideales que amalgaman luego a<br />
los interesados en trabajar para lograrlos. Las consignas, aunque se vistan de<br />
viejos tópicos, sirven desde su gestación misma para garantizar la colocación,<br />
lucro, perdurabilidad y crecimiento de cuantos se apiñan en la pirámide que<br />
recibe, con garantizada regularidad, los favores de un poder al que, a su vez,<br />
éstos, sea legitiman directamente haciéndose caja de resonancia de sus directivas,<br />
sea amenazan –con la inestimable ayuda del chantaje lingüístico dual,<br />
la agitación y la propaganda- con hacerle perder votantes de no comprarse<br />
su silencio.<br />
El fenómeno va mucho más allá de la dolencia que aqueja a las sociedades<br />
modernas: la creación de castas burocráticas que se constituyen en fin<br />
en sí mismas. cuando las condiciones son especialmente propicias, y éste es<br />
el caso español, las clientelas extienden una red parásita que se rige por el con-<br />
112 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
HISTorIadorES aL rEScaTE<br />
trol ciudadano y la persecución de la excelencia, hasta llevar al país a las peores<br />
cotas de ruina material e intelectual. Hay un común denominador en<br />
sus miembros: El ingreso y permanencia en situaciones de privilegio, no por<br />
mérito personal alguno, sino por identificación genérica, gregaria, social. Se<br />
multiplica, incrustada al cuerpo productivo, la red de nódulos que viven, prosperan<br />
y votan según consigna, fidelidad al pagador y ruido mediático que<br />
son capaces de generar. Las utopías son icono y compañero de viaje de beneficiarios<br />
sin otra labor, producto, envergadura ni currículum que la adscripción<br />
sexual, de clase, de etnia, de clan local, acompañada de la devoción<br />
a iconos siempre vagos y preferentemente lejanos para evitar las consecuencias<br />
reales de su puesta en práctica: mitos obreristas y guerracivilistas, buenismo<br />
primitivo, tribus de inocencia primigenia, edenes ecológicos, paz<br />
universal y amor planetario. En el área inmediata de acción de las clientelas,<br />
se impone el canon del listón más bajo, con exhibición de una auténtica animosidad<br />
contra grandeza y excelencia, y difusión, en defensa propia, de una<br />
doctrina de la mediocridad preceptiva y del feísmo como normas.<br />
VII. Las Clientelas de la Utopía<br />
Las clientelas de la Utopía son, pues, un fenómeno nuevo, extraordinariamente<br />
peligroso, que aparece y prospera en el siglo XX y principios del<br />
XXI. Esta red de núcleos parásitos se hace mantener, acapara bienes y se impone<br />
a costa de la extorsión oficializada. El método se basa, sea en subvenciones<br />
y transferencias de fondos directas, sea en la implantación, ocupación<br />
y gestión de organismos de control cuya función es que los individuos válidos<br />
y productivos se vean obligados a pagar peaje y someterse.<br />
Nacen con el Estado de Bienestar y son su contrapartida cancerígena.<br />
Su primera táctica es crear dualidades falsas Buenos/Malos en la opinión pública<br />
por medio del recurso totalitario de la neolengua, adaptada a los sistemas<br />
democráticos gracias al control mayoritario de los medios de comunicación,<br />
de la Educación y de la cultura.<br />
Las clientelas viven de los fondos que absorben de los ciudadanos vía<br />
Estado complaciente y sumiso, y hacen depender a aquéllos y a éste de ellas<br />
de dos formas: Por el miedo si el Gobierno no les es afín o integrándose<br />
como propagandistas y correos de transmisión del Partido en el poder. Éste<br />
último es particularmente el caso, interesante para el historiador por<br />
lo descarnado y nítido, de la España actual y reciente. Las clientelas se<br />
diferencian radicalmente de anteriores grupos en apariencia similares: Son<br />
institucionales; no corren riesgos ni se lanzan, en pro de un mejor futuro, a<br />
inciertas empresas. La causa, la adhesión al ideal, no precede al efecto. Su<br />
proceso clientelar es inverso al de los utópicos tradicionales: Las normas,<br />
disposiciones, leyes, entidades, organismos se crean porque sirven al grupo<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
113
MErcEdES roSúa<br />
de presión, cuya voracidad y tendencia expansiva son proporcionales a su<br />
necesidad de cubrir el vacío con el ruido. La utopía invocada (Igualdad, Paz,<br />
Pueblo, Progreso) es puro revestimiento. El combustible psicosocial del que se<br />
valen consiste en cualquiera de las formas de anular al individuo como sujeto<br />
responsable, ya que los elementos que forman su ecosistema funcionan en<br />
tanto que unidades gregarias alimentadas en buena parte de victimismo y de<br />
premisas antagónicas respecto a los demás, de forma que el parásito quede<br />
definido, y justificado, por su pertenencia al grupo del Bien.<br />
En términos más pedestres, y apegados al terruño, pululan los comuneros<br />
de la vida natural y la energía alternativa subvencionada siempre y<br />
cuando el dentista (que no el brujo de la tribu), el tratamiento hospitalario y<br />
el todo terreno para desplazarse hasta el refugio campestre estén a su disposición.<br />
Son legión las arriesgadas amazonas del feminismo igualitario y los<br />
valentísimos luchadores sexuales contra la Iglesia y el sistema que viven en<br />
la guardería indefinida que les procura el Gobierno y se entretienen con la<br />
guerrilla gratis total en términos de esfuerzo y coste. Proliferan los amantes<br />
de la Tierra (que nunca tuvo tantos amigos como desde que se los pagan),<br />
los adeptos a la irracionalidad total, parcial o ecolátrica confortablemente<br />
aferrados a la ubre de las catástrofes. Por no hablar de los defensores a ultranza,<br />
y a toque de manifestación y de consigna, de la paz y del amor mientras<br />
con ello puedan atacar a las encarnaciones cercanas de su dios del Mal y<br />
la oportuna ceguera les permita obviar, como si no existieran, criminales, dictadores<br />
e injusticias manifiestos.<br />
Pero los ruidosos defensores de la utopía todo a cien y el socialismo<br />
con facturas a cargo del capitalismo odioso y de la abominable burguesía de<br />
mercado no pasan de ser la espuma folklórica, los coros esporádicamente<br />
convocados ad maiorem gloriam del distribuidor de mercedes. La fiel infantería<br />
de las clientelas, el grueso de la tropa, consiste en un híbrido de clonación y<br />
holograma que extiende su red por toda la administración y organismos del<br />
Estado, vigila, exige, consume y vive para mantenerse a sí y a los suyos. El<br />
fenómeno sobrepasa con mucho cualquier tipo de corrupción clásica, es estructural,<br />
se multiplica en sucesivas metástasis por todo el cuerpo burocrático<br />
y por los puntos de contacto de los sectores socio-laborales y se envuelve en<br />
banderas de falsa libertad. La masa parásita no se conforma con ser pagada:<br />
no perdona la superioridad ajena. a la clientela puramente gástrica se superpone<br />
y mezcla la psicológica, que recibe de la Iglesia-Secta sociopolítica su<br />
reconfortante cupo cotidiano de identidad y seguridad. Los fieles repiten los<br />
mantras de rigor, participan en liturgia y exorcismos y, en el mejor estilo de<br />
las sesiones orwellianas de odio, sostienen al Gran Economato (que sustituye<br />
con ventaja al Gran Hermano) con el mantenimiento, para ellos vital, de un<br />
Mega Enemigo reaccionario.<br />
114 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
HISTorIadorES aL rEScaTE<br />
Estas huestes de nómina y prebenda vienen recibiendo en España sucesivas<br />
hornadas de tropas de refresco salidas del horno de un guerracivilismo<br />
y guerracristianismo montados y mimados para mantener<br />
indefinidamente la gallina oficial de los huevos de oro, a cuya puesta se deben,<br />
por ejemplo, las películas más aburridas y reiterativas de la historia del cine<br />
español, las agresiones más cobardes a gente indefensa y la estupidez más<br />
impresionante, extensa, abrumadora y cerril en el campo de la Enseñanza.<br />
Estamos, en lo que respecta a las clientelas actuales, no ya a años luz, sino en<br />
el extremo opuesto del universo de los defensores de utopías. Ninguna relación,<br />
excepto la perversión antinómica, con los que abandonaron todo para<br />
fundar, en territorios ingratos y durísimas circunstancias, comunas; nada que<br />
ver con las feministas de pro y de nobleza; ni asomo de semejanza con los<br />
líderes sindicales sostenidos por su honestidad y sus afiliados; distancia astral<br />
en cuanto a los solitarios luchadores en defensa de la verdad, el bien, los valores<br />
humanos universales, la libertad, la belleza. Los miembros de sectas,<br />
clanes, tribus y coros oficiosos que guían sus actos por la envidia, el odio a<br />
la excelencia ajena y el deseo de adueñarse de lo que no se han ganado ni<br />
merecen difícilmente pueden comprender la mera existencia de una calidad<br />
y unos seres que pagaban sus ideales con sus actos.<br />
Las clientelas de la Utopía no pueden asimilarse a los grupos mafiosos<br />
aunque se valgan del miedo, de la violencia (véanse sindicatos del partido en<br />
el poder) o, continuamente, del chantaje mediático. Son oficiales, perfectamente<br />
legales e incluso, como viene siendo el caso de España, instrumentos<br />
del Gobierno. En términos generales, ofrecen seguridad a cambio de la imposición<br />
del mínimo común denominador personal, ético, profesional e intelectual.<br />
Su arma más poderosa es la exclusión, para lo que se adueñan de<br />
los sectores productivos, especialmente de Enseñanza y cultura, generando<br />
e implantando controles (cursillos de capacitación, certificados de formación,<br />
etc.) que impiden y anulan el paso directo al mundo laboral por conocimientos,<br />
diplomas, oposiciones y selecciones objetivamente comprobables. Esto<br />
se efectúa en un ambiente de indefensión ciudadana generalizada, que difumina<br />
las fronteras de lo público y lo privado, crea inseguridad, culpabiliza la<br />
libre expresión y actuación individuales y monopoliza por parte del Estado<br />
el sujeto ético, debilitando y desprestigiando, de forma simultánea, a todos<br />
los posibles competidores (círculos amistosos, familiares, cuerpos profesionales,<br />
entidades religiosas). Paralelamente, la libertad crítica es sustituida por<br />
su simulacro en forma de zafiedad impositiva, con el fin de asimilar democracia<br />
a la adopción de las formas más bajas, fáciles y míseras de moral, pensamiento,<br />
artes plásticas y conducta. Las clientelas incrustan así en la<br />
sociedad una red de candados, un sistema que irremisiblemente causa el empobrecimiento<br />
del país y la degradación de ciudadanos e instituciones. Mientras,<br />
se produce paralelamente el engorde del cuerpo parasitario, en una<br />
dinámica normalmente periódica, al ritmo de los nutrientes acumulados por<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
115
MErcEdES roSúa<br />
la víctima-huésped, sin que, a falta de una toma de conciencia cívica, el ciclo<br />
pueda romperse si no es por la completa bancarrota.<br />
VIII. La incultura como poder<br />
El desastre programado de la Enseñanza española es un ejemplo perfecto<br />
de la actuación de las clientelas. La Ley –LoGSE, LoE y sus secuelas-eliminó<br />
los conocimientos y el valor mismo del hecho de adquirirlos,<br />
junto con el mérito del estudio, la valía intelectual y el esfuerzo. Se trató de<br />
un vasto golpe de Estado, que perdura, contra la jerarquía de los saberes, los<br />
derechos y valores individuales, la civilización, el Humanismo y la inteligencia.<br />
La imposición de una bolsa global de Trabajadores de la Enseñanza, al<br />
tiempo que infantilizó y mezcló todo tipo de asignaturas, alumnos, edades y<br />
niveles, permitió la sustitución de los cuerpos Profesionales, la titulación y<br />
los méritos objetivos por una red de comisariados pedagógicos, apoyados en<br />
los sectores de Maestros de Enseñanza Primaria y Formación Profesional, a<br />
los que ofrecieron promociones vertiginosas dando clase a alumnos de cualquier<br />
edad de cualquier materia. de no servir a la clientela de los dos sindicatos<br />
del partido del Gobierno, comisiones obreras y UGT, al PSoE y a<br />
las tribus autonómicas que lo sostenían en el poder, la LoGSE no se hubiera<br />
promulgado jamás. El maoísmo revenido de su fachada no fue sino decorativo<br />
aditamento.<br />
IX. Un país en la UVI<br />
En términos más amplios, España es el hombre enfermo de Europa<br />
por el largo chantaje dual del que las clientelas de una supuesta e interminable<br />
batalla antifranquista vienen haciendo objeto a todos los sectores valiosos<br />
y válidos del país. La tergiversación y el secuestro continuo de la Historia, la<br />
manipulación comunicativa, la cultura impuesta como única y la omertá cotidiana<br />
son proporcionales a la ruina, desguace, saqueo y endeudamiento de<br />
la nación. Lógica y paralelamente, feísmo, relativismo, zafiedad e incultura<br />
son recompensados e impuestos en todas sus formas. Porque cualquier superioridad<br />
individual es el enemigo a abatir en un sistema que se quiere in<br />
péctore de partido único mantenido en o por el poder.<br />
Para aquéllos a los que es difícil ver lo obvio, los que desconocen el<br />
pasado próximo y son incapaces de llamar a las cosas por sus nombres (robo,<br />
mentira, extorsión, barbarie, estulticia), que sepan que las cosas no fueron<br />
así siempre, que tampoco son como se las imponen los dogmas de obligatorio<br />
asentimiento, y que podrían ser de otra manera. Los comisariados de capacitación,<br />
accesos, cursitos y cursillos y sus correspondientes liberados<br />
sindicales instalados en la prebenda de impartirlos así como el enjambre tribal<br />
de promotores de la diferencia lingüística podrían suprimirse. El nivel de inteligencia,<br />
formación, productividad comenzaría a elevarse instantáneamente.<br />
116 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
HISTorIadorES aL rEScaTE<br />
La salud del hombre enfermo de Europa pasa por la liberación de ese entramado<br />
de cadenas que está asfixiando a su sociedad.<br />
X. La fabricación del olvido<br />
Irremisiblemente, se extiende ante los historiadores una nueva<br />
tarea, impuesta por la sociedad de la comunicación, los mensajes numerosos,<br />
la información volátil y la formación paupérrima. Además<br />
de la incidencia telemática en el curso de la historia, habrán de estudiar<br />
dos técnicas inseparables del fenómeno mismo comunicativo: la<br />
fabricación del silencio y la fabricación del olvido.<br />
afirma el ex Secretario de Estado estadounidense, dr. Henry Kissinger,<br />
en sus memorias y consideraciones sobre la época actual, que los políticos<br />
son hoy mucho peores, menos fiables y de escasa envergadura<br />
precisamente por su dependencia del mundo instantáneo de los mensajes,<br />
que les hace tener menor rigor intelectual y solidez de criterio. Precisamente<br />
por la inmensa cantidad de palabras que circulan, nunca antes fue tan importante<br />
el papel del silencio. Lo omitido, lo minimizado, las noticias que se<br />
deslizan hacia las últimas columnas y páginas de un periódico, la envergadura<br />
de personajes y hechos medida en telediarios, la nada de la pantalla y de las<br />
ondas rápidamente ocupada por referentes que no añaden, sino que borran<br />
lo anterior y lo reducen en breve a la absoluta inexistencia, todo ello funciona<br />
con mecanismos que configuran, de forma tan eficaz y sólida como el buril<br />
de un escultor, la masa de realidad perceptible. En el archipiélago totalitario<br />
de los Economatos, la represión y la censura son tareas prescindibles. Para<br />
la aniquilación del adversario, el tiro en la nuca y el cadáver en la cuneta son<br />
tosquedades de mal gusto. Basta con la adecuada dosificación televisiva, con<br />
la vacuna repetida y oportunamente aplicada de imágenes y mensajes destinados<br />
a ocupar lo que podría haber sido el espacio mental y receptivo de la<br />
realidad indeseable. Por ello, se hará mal en desdeñar las anécdotas. En la<br />
historia del olvido no puede faltar, como botón de muestra, alguna tan reciente<br />
-2010, 2011- como el veto en todas las salas de cine y en todas las televisiones<br />
de la última película de un director que, casualmente, rechaza las<br />
subvenciones y es ajeno a las clientelas fidelísimas al régimen2 . raya en el<br />
misterio la animosidad mostrada por algunos comentaristas, que incluso prohiben<br />
al espectador verla; sin duda para salvaguardar el alto nivel de exigencia<br />
estética del público español.<br />
2 Se trata de La sombra prohibida, segunda parte de La herencia Valdemar, de <strong>José</strong> <strong>Luis</strong><br />
alemán. Sea cual fuere su calidad, el fenómeno de su completa desaparición, simultánea al<br />
estreno, de todo medio visual es en España insólito. El autor es objeto de un asombroso<br />
bloqueo incluso en la web. El tema de sus películas es terror basado en los ritos y mitos demoniacos<br />
de cthulhu, de Lovecraft. El caso Valdemar era atractiva y desde luego superior a<br />
gran cantidad de bodrios hispánicos exhibidos en cine y televisión.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
117
MErcEdES roSúa<br />
España se ofrece de nuevo como perfecto espécimen de muestra.<br />
Sólo los pacientes investigadores podrían saber, de lo hecho público desde<br />
hace, el mes en que esto se escribe, siete años, que hubo manifestaciones<br />
grandes, pequeñas, medianas pidiendo que se supiera la verdad de la matanza<br />
del 11 M, que existieron concentraciones de las que apenas dan fe otros que<br />
los que las vivieron y un puñado escaso de medios de comunicación, y que<br />
esas manifestaciones tuvieron un carácter extremadamente irreal, el de una<br />
multitud que desfilaba en el orden de la dignidad y la tristeza, con carteles<br />
improvisados, por un centro urbano casi vacío, entre balcones y ventanales<br />
que se entreabrían en ocasiones para dejar paso a un rostro curioso. Las televisiones<br />
los ignoraban, las cámaras y las torres de transmisión estaban ausentes.<br />
Los participantes podían ser miles pero todo se producía en el<br />
ambiente onírico de las realidades paralelas, en el silencio que sólo se da en<br />
las ciudades de los sueños.<br />
Una y otra vez, uno y otro año, la pila de muertos del 11 M ha yacido<br />
ahí, en el centro mismo de la sociedad, del país, de su historia, de las conciencias,<br />
y un día y otro se barría con silencio, con la distancia de lo incómodo<br />
y lo zanjado, y se esparcía, para anular el olor de un cadáver que no ha cesado<br />
de aflorar, el ambientador de la vileza generalizada y asumida. Los jóvenes<br />
historiadores comprenderán difícilmente que hubo un tiempo en el que se<br />
acusó de asesino, no a los asesinos que volaron trenes en Madrid, sino al entonces<br />
Presidente legítimo de la nación, un tiempo en que se derramó y encauzó<br />
sabiamente sobre la sociedad, tres días antes de las elecciones generales,<br />
un baño de bien dirigido odio. Y no entenderán en absoluto cómo desapareció,<br />
casi en horas veinticuatro, el vasto escenario de metales retorcidos.<br />
Igualmente se fue esfumando un hecho turbio y enorme, del que pronto sólo<br />
asomaban puntos testimoniales, sin gran transcendencia pero bañados por<br />
los focos que les conferían la importancia de lo únicamente existente.<br />
El historiador avezado en la paciencia y en la exploración del aparente<br />
vacío descubrirá que muy pronto nada pareció haber sucedido, y se extrañará<br />
del empeño con el que políticos, en y sin el poder, borraron las imágenes,<br />
pasaron fugazmente, cuando pasaron, por las conmemoraciones y ritos de<br />
rigor, y el investigador observará cómo se despliegan ante él lentamente los<br />
hilos finísimos de la retícula que envolvió a la mayor parte del cuerpo social<br />
haciéndole participar, de manera activa o pasiva, en la comunión con la actitud<br />
oficial respecto a los hechos. La fabricación del olvido corre pareja a la<br />
de la impunidad y ambas confluyen en el trazado de un pavimento por el<br />
que avanza el usuario sin reparar en que únicamente se le han proporcionado<br />
fragmentos del suelo. Ha transcurrido más de medio siglo desde que en 1946<br />
el disidente arthur Koestler vendió en Francia cuatrocientos mil ejemplares<br />
de El cero y el infinito, y conviene recordar que por entonces el Partido comunista<br />
Francés adquirió partidas del libro para destruirlas y amenazó a los edi-<br />
118 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
HISTorIadorES aL rEScaTE<br />
tores. Mientras, en la universidad, un conocido intelectual aseguraba que toda<br />
crítica contra la UrSS era un acto de guerra. Los métodos han cambiado<br />
menos de lo que pudiera parecer; son menos rústicos, de coacción y agresión<br />
físicas maquilladas; están inmersos en la revolución telemática. Pero las horas<br />
del día y la capacidad de percepción y de atención del ser humano continúan<br />
siendo limitadas. El estado bélico potencial y perpetuo frente al Enemigo<br />
Malo es, ayer y hoy, instrumento indispensable para el sistema de clientelas<br />
y clanes y suele ir asociado a la defensa angélica y abstracta de la paz universal.<br />
El mundo ya sabía de cegueras selectivas, pero el ejemplo de España<br />
es extremo. No hay en Europa nación tan avergonzada e insegura, de<br />
libros de texto cortados al servicio de tribus y caciques, no hay país en el que<br />
se prohíba la enseñanza y la expresión en la propia lengua como ocurre en<br />
grandes regiones españolas con el español. durante décadas se ha cultivado<br />
un relato del pasado hemipléjico, un guerracivilismo de supervivencia, por<br />
ordeno y mando de la clientela. Los sucesos de 2004, la matanza de la estación<br />
de atocha y su utilización deliberada para cambiar el Gobierno, el brutal<br />
giro político, la ocupación, apropiación en beneficio de los innegables clanes<br />
del cui prodest y las irremisibles ruina y endeudamiento del país, en el sentido<br />
más amplio, han marcado una inflexión que carece de parangones. Al historiador<br />
le tocará investigar el más difícil de los documentos: el de las<br />
páginas cortadas y el silencio.<br />
XI. El rescate del tiempo<br />
No se trata de un relato de ficción. de los libros de texto, y no de texto,<br />
se ha eliminado la sucesión lineal. Sus páginas son un puñado de hechos escogidos<br />
al albur de los intereses de la clientela en plaza y mando. Paralelamente,<br />
el espacio geográfico está sujeto a la misma metodología, y en ambos<br />
casos el interés esencial es reducir lo percibido a un maremágnum arbitrario<br />
cuya clave e hilo conductor proporciona el comisario que en cada caso corresponde.<br />
No hay jerarquías: El descubrimiento de américa, si se cita, no<br />
tiene mayor rango que las expediciones comerciales del gremio de tenderos<br />
local desde su pueblo a la costa; la cerda trasladada por dos vagabundos sustituye,<br />
con ventaja, a Babieca y a Bucéfalo; las últimas pateras arribadas a canarias<br />
desbancan a La Pinta, La Niña y la Santa María. En esa bruma confusa<br />
en la que han desaparecido o se confunden personas, fechas y cosas es extraordinariamente<br />
fácil seleccionar, moldear y falsear la Historia, empobrecerla<br />
hasta los insospechados límites que permiten la mediocridad normativa, la tribalización<br />
acelerada y la infantilización simplista de los planes de estudio.<br />
Sin cronología lineal ni localizaciones espaciales no hay tampoco posibilidad<br />
de juicio ético alguno porque, al eliminar el tiempo, desaparecen las<br />
relaciones causa-efecto, la responsabilidad moral y el perfil existencial de cada<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
119
MErcEdES roSúa<br />
individuo. Éste sobrenada, fugazmente, en un mar de sensaciones digitales a<br />
las que responde con actos prácticamente reflejos y originados por las substancias<br />
que, como también ocurre con sus congéneres, discurren por su persona.<br />
a partir de ahí el mecanismo de vileza asumida, que convierte en<br />
cómplices de las acciones del Gobierno, por muy canallas que éstas sean, a<br />
los ciudadanos, tiene paso franco, como lo tiene la división de la sociedad<br />
en, por una parte, la grey de clientelas-víctimas y, por otra, los trabajadores<br />
expoliados para cebar a los primeros con el producto de su esfuerzo.<br />
La memoria está, lógicamente, proscrita. La habitación mental de los<br />
conocimientos personales, de esa sabiduría intransferible que cristaliza desde<br />
edades tempranas de la vida y constituye a partir de ahí el seguro alimento<br />
de la existencia, se encuentra desvencijada y casi vacía. Por su puerta abierta<br />
entran y salen las corrientes de mensajes demasiado numerosos, breves y preparados<br />
para el inmediato consumo como para ser transformados en sabiduría.<br />
Ninguno de esos retazos de sapiencia tiene el marchamo del esfuerzo<br />
propio, de la lentitud laboriosa y la gratificación final del hallazgo, de la plasticidad<br />
y ambición sin límites de la primera juventud y de la infancia. Hay<br />
una habitación vacía en quienes tienen derecho a saber. Y espera a los<br />
historiadores que recuperen las eras, los siglos, las épocas, los grandes<br />
sucesos, las figuras señeras, los hitos que marcaron la singladura de<br />
millones de vidas, el mal y el bien que no llovieron de los modelos platónicos<br />
sino de seres con apellidos y nombres. como los de los que arrebataron<br />
la enseñanza, la cultura, el saber, la excelencia, hasta el día de hoy.<br />
Quizás éstos nunca contaron conque los historiadores acabarían viniendo<br />
al rescate.<br />
XII. Rescate de presos<br />
derribado el castillo del lenguaje, totalitario por parcelas y al hispánico<br />
modo, abiertas las mazmorras, el rescate de presos deberá complementarse<br />
con una larga recuperación. Ha sido muy larga la imposición dual,<br />
la ficción maniquea. En principio existirá el instintivo miedo a la herejía ante<br />
afirmaciones como que nunca hubo dos Españas, que jamás existieron dos<br />
bloques monolíticos, caínes y abeles, república idílica y fascismo malvado;<br />
que lo que vale en poesía o como expresión coyuntural sociológica no es de<br />
recibo en análisis dignos de ese nombre. Será difícil la renuncia al automatismo<br />
derechas, izquierdas. Y no sólo en el caso de los que así se consideran,<br />
sin mayor trabajo intelectual ni moral, incluidos en el grupo de izquierdas, ergo,<br />
de los buenos, sino también entre los que, por reacción a la manipulación<br />
neototalitaria de los términos y a la ruinosa opresión de las clientelas, han<br />
adoptado verbología y formas del adversario, se confiesan orgullosamente<br />
de derechas y, con la alegría del converso, se dejan llevar por el entusiasmo más<br />
120 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
HISTorIadorES aL rEScaTE<br />
allá de la lucidez, claman por la privatización de absolutamente hasta el último<br />
servicio y resumen la solidaridad al ejercicio de la caridad en casos extremos.<br />
En este sentido, una notable y no poco irónica distopía sería la justificación<br />
de agresiones de todo tipo a países y gentes sin sistemas democráticos en<br />
nombre de la democracia. La utopía seguirá mereciendo la pena, y también<br />
habrá que salvarla, no sólo de los que han vivido oficialmente a su costa, sino<br />
también de la lógica reacción contra ellos.<br />
XIII. Utopías segunda fase<br />
Tímidamente, a través de la espesa capa de desilusión que cubre lo que<br />
fueron proyectos, esperanzas, ideales, emergen análisis nuevos en los que la<br />
crisis económica actúa a la vez como enterrador de confortables credos platónicos<br />
y como partera de un porvenir y una toma de conciencia apegados<br />
a la tierra. como observan algunas publicaciones3 , los europeos gritan, gimen<br />
y se indignan ante la idea, probada por los hechos, de que el sistema de bienestar<br />
gratuito para todos, la seguridad de la cuna a la tumba y el progreso<br />
continuo tan fiable como la aparición del Sol y de la Luna sólo fueron hermosas<br />
quimeras ajenas a los imperativos de la realidad. Fue bello, mientras<br />
duró, apurar sorbitos de utopía con las espaldas bien cubiertas y las fronteras,<br />
en caso de auténtica necesidad, defendidas por los soldados y el dinero de<br />
otros. de repente la necesidad de trabajar y producir más y mejor, de vivir<br />
con menos, de sentirse seguro y de buscarse las formas de mejorar la propia<br />
existencia ha sacudido y hecho caer un edificio fragilísimo porque carecía del<br />
cemento y del cimiento de la clara conciencia del esfuerzo y de los precios:<br />
Ha volado de un soplo la casita de paja de la felicidad progresiva y por decreto,<br />
en la que, una vez todas las necesidades básicas ampliamente garantizadas,<br />
se podía incluso jugar a la angustia de buen tono y a la manifestación<br />
antisistema semanal.<br />
La desaparecida felicidad de renta fija no deja como panorama el vacío,<br />
sino algo mucho más peligroso: la rapiña inmisericorde de las hordas que<br />
han vivido, y aún viven, del moribundo mito del Seguro Progreso y que tienen<br />
larga práctica en picotear víctimas y en arrebatar despojos. Porque la regresión<br />
puede ser durísima y llevarse por delante logros, en derechos<br />
humanos y laborales, en equidad legal y en protección de los más débiles,<br />
que en Europa constituyen la médula de su idea de civilización. Ésta puede<br />
ser salvada, pero no sin la eliminación del cáncer tribal de cuantos aspiran a<br />
vivir de las indefinidas rentas del chantaje en nombre de las profesiones de<br />
fe angélicas y gracias a los dividendos de la partitocracia. cuanto más sube<br />
el petróleo y cuanto más inseguras e imprevisibles se hacen las fuentes de<br />
aprovisionamiento y la situación mundial, más se desmorona la fachada de<br />
3 «charlemagne: calling time on progress». The Economist. July. 17 th -2010.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
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MErcEdES roSúa<br />
hipocresía que ha permitido, a gobiernos de corto plazo electoral y muchas<br />
ganas de reparto del pastel estatal, prometer el trabajo, estudio, vida laboral<br />
y productividad mínimos y el bienestar máximo. Por supuesto, es perfectamente<br />
posible retirarse a una comuna rupestre, trabajar dos horas al día, enmarcar<br />
diplomas de estudios sin el menor rigor ni relevancia, desplazarse sin<br />
gastar energía externa alguna, jubilarse a los cincuenta años. Pero esto no se<br />
compadece con moderna atención hospitalaria, calor en invierno, tres comidas<br />
al día, posibilidad de largos desplazamientos, envejecimiento soportable<br />
y larga esperanza de vida. Por no hablar del panorama que hallarían los<br />
amigos del todo el mundo es bueno en un simple periplo por África, en cuyas<br />
profundidades podrían, por ejemplo, disfrutar el espectáculo de la esposa a<br />
la que, tras cortarle la pierna en un rapto de mal humor, el marido ha dejado<br />
tranquilamente desangrarse y que las fieras se encarguen de la limpieza de<br />
restos. Un evento más entre los masai, esos chicos tan fotogénicos, a cuyas<br />
mujeres no hay feminista que les escriba. Porque hay otro fenómeno perfectamente<br />
nuevo en espera de cronistas: coexisten por primera vez en el Planeta<br />
todas las eras de la especie humana, de la espacial a la de piedra, de la<br />
magia y los ritos tribales como únicas leyes al código de derecho internacional.<br />
No hay mito del Progreso que valga sin que los individuos lo vayan construyendo<br />
con la adaptación y cambio de sus formas de vida y con la lucidez<br />
respecto a los precios y las consecuencias que tienen todos y cada uno de los<br />
bienes y de los actos. En este sentido, con un poco de suerte, podríamos<br />
estar asistiendo, no al final de las utopías, sino al de sus clientelas.<br />
El desolador panorama de las clientelas de la Utopía tiene como víctima<br />
principal cuanto de positivo las utopías representaron y representan. El<br />
sistema de clientelas no es un error, ni un desvío en la aspiración a mundos<br />
mejores. Es exactamente su perversión, su opuesto. Las clientelas se nutren<br />
extrayendo la sustancia misma de lo que fueron nobles ideales, generosos<br />
sentimientos, y dejan la cáscara gris, el señuelo de lo que fue solidaridad, desprendimiento,<br />
audacia. El rescate es posible, pero sólo si se extiende la clara<br />
conciencia de que quienes viven –y son multitud- de esta trama no abandonarán<br />
sin áspera lucha la piel y venas de su huésped, el rosario de feudos, tribus<br />
localistas, comisariados sociales, políticos, sexuales, pedagógicos, las<br />
células de vigilantes para la igualdad y la fraternidad, las agrupaciones pro<br />
reparto de ayudas para películas edificantes basadas en el catecismo de la<br />
iglesia política oficial, la nómina, casi infinita del victimario que, además, en<br />
España se nutre del cuerpo de una nación débil, desmembrada, acomplejada<br />
y acéfala en la que, durante décadas, ha bastado con la amenaza ¡Que te digo<br />
franquista, que te digo facha! para silenciar al oponente y cometer, con patente<br />
de corso, las peores tropelías. El vasto sector de los utópicos subvencionados<br />
tiene a su favor un arma primordial: la falta de escrúpulos soldada a la imposibilidad<br />
de vivir de otra manera, puesto que no les asisten valía, trabajo, obra<br />
ni mérito. Es un formidable blindaje.<br />
122 Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones
HISTorIadorES aL rEScaTE<br />
Y sin embargo la aspiración a lo mejor, a la humanización de lo humano,<br />
posee una fuerza irrenunciable que impulsa hacia arriba cuando se<br />
toca el fondo, que perdura como el sabor de la verdadera libertad. Hará falta<br />
una larga tarea de limpieza y rescate, será difícil renunciar a los cómodos automatismos<br />
duales, a la aparente bondad garantizada por simple imposición<br />
de lo mediocre. A España le espera la tarea de su verdadera transición,<br />
la más difícil, sin tribus y contra las tribus, con Educación, conocimientos,<br />
sabiduría, Humanismo, Historia. Sólo con un mosaico de libertades e individuos<br />
puede hacerse. Vivimos en un movible, cambiante archipiélago de<br />
parcelas totalitarias. Y, asimismo, el idealismo utópico configura de continuo<br />
sus propios archipiélagos, que pueden ser benéficos<br />
Las utopías han servido, y continuarán aún sirviendo, a fines tan espurios<br />
que éstas pueden parecer irrecuperables, patologías de edades pasadas<br />
afines al fanatismo. Han tenido, con los totalitarismos, los más letales y después,<br />
con las clientelas, los más viles compañeros de viaje. Pero, de perderse<br />
las utopías de manera absoluta, las iglesias del clero estatal podrían instalarse<br />
como sujeto histórico que miraría con el mayor desdén, desde su trono papal,<br />
cuanto no fuera ellas mismas, englobado en el calificativo de superstición e<br />
idealismo improductivo. El objeto sería reemplazado por la cantidad y rapidez<br />
de su elaboración, por la accesibilidad inmediata, como la copia en tres dimensiones<br />
que está anunciando la posibilidad de inundar el mercado de auténticos<br />
Stradivarius4 , perfectos y perfectamente ajenos al desarrollo individual,<br />
a lo irrepetible del factor humano.<br />
La utopía será el último, necesario reducto de valores universales, incómodos,<br />
no rentables, a la vez imprescindibles e imposibles por su propia<br />
naturaleza.<br />
Y, como las guerras justas y perdidas, la utopía y su rescate, valdrán,<br />
una vez más, la pena.<br />
4 «Print me a Stradivarius». The Economist. Feb. 12th-2011.<br />
Historia y Utopía. Estudios y Reflexiones<br />
123
Learning to Fly<br />
Into the distance, a ribbon of black<br />
Stretched to the point of no turning back<br />
a flight of fancy on a windswept field<br />
Standing alone my senses reeled<br />
a fatal attraction is holding me fast,<br />
How can I escape this irresistible grasp?<br />
can't keep my eyes from the circling skies<br />
Tongue-tied and twisted, just an earth-bound misfit, I<br />
Ice is forming on the tips of my wings<br />
Unheeded warnings, I thought, I thought of everything<br />
No navigator to find my way home<br />
Unladened, empty and turned to stone<br />
a soul in tension -- that's learning to fly<br />
condition grounded but determined to try<br />
can't keep my eyes from the circling skies<br />
Tongue-tied and twisted just an earth-bound misfit, I<br />
above the planet on a wing and a prayer,<br />
My grubby halo, a vapour trail in the empty air,<br />
across the clouds I see my shadow fly<br />
out of the corner of my watering eye<br />
a dream unthreatened by the morning light<br />
could blow this soul right through the roof of the night<br />
There's no sensation to compare with this<br />
Suspended animation, a state of bliss<br />
can't keep my mind from the circling skies<br />
Tongue-tied and twisted just an earth-bound misfit, I<br />
(Pink Floyd. A Momentary Lapse of Reason. 1987)
Nota editorial<br />
Este libro constituye el primer número de la colección Temas y perspectivas<br />
de la Historia, editada por la asociación de Jóvenes Historiadores - Estudios<br />
Interdisciplinares (aJHIS).<br />
Iván Pérez Miranda y Javier González-Tablas Nieto<br />
(coordinadores de la comisión editorial de aJHIS)<br />
Salamanca, septiembre de 2011<br />
Más información sobre aJHIS en:<br />
http://sites.google.com/site/ajhisei