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Jesus simbolo de Dios.pdf

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TRADICIÓN CLASICA<br />

naturaleza humana y el principio divino, o Logos, que está <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

él, lo controla y es él mismo. El resultado es que, a pesar <strong>de</strong> ser consustancial<br />

con nosotros, Jesús es único y diferente a nosotros por su unión<br />

con <strong>Dios</strong>. Pero los evangelios sinópticos no retratan a Jesús como una<br />

persona divina, o como relacionado con un principio divino <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

él, sino como uno <strong>de</strong> nosotros relacionado con la divinidad trascen<strong>de</strong>nte,<br />

su Padre celestial 24 .<br />

La <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Calcedonia ha sido construida como una doctrina<br />

<strong>de</strong> que Jesús es una persona divina con una naturaleza humana.<br />

Es <strong>de</strong>cir, Jesús no es realmente una persona humana, un ser humano;<br />

es más bien un ser divino, una persona o hipóstasis que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su<br />

naturaleza divina, posee también una naturaleza humana íntegra. Esta<br />

naturaleza humana queda abstraída en el sentido <strong>de</strong> que no califica o<br />

no es la naturaleza <strong>de</strong> una persona, individuo o hipóstasis humana. Hay<br />

que ser cuidadoso aquí para no confundir la persona con la i<strong>de</strong>ntidad<br />

psicológica, o la conciencia <strong>de</strong>l ego o el sentido <strong>de</strong> sí mismo. La naturaleza<br />

humana a la que se refiere Calcedonia no es abstracta en el sentido<br />

<strong>de</strong> ser una mera noción o un concepto generalizado <strong>de</strong> características 25 .<br />

La naturaleza humana <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret se refiere a su aparición concreta,<br />

totalmente humana, en la historia. Pero su naturaleza humana es<br />

abstracta en el sentido <strong>de</strong> que no es la naturaleza <strong>de</strong> una persona humana<br />

o un ser humano, sino que subsiste en otro, en el Logos o el Hijo, quien<br />

asumió esta naturaleza. Esto significa que la naturaleza humana <strong>de</strong> Jesús<br />

subsiste en la hipóstasis divina. La naturaleza humana <strong>de</strong> Jesús no tiene<br />

una hipóstasis propia. El <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> Calcedonia no afirma esto <strong>de</strong> un<br />

modo directo o explícito, pero sí implícitamente, y la interpretación<br />

posterior confirma la ten<strong>de</strong>ncia en esta dirección 26 .<br />

Así pues, el principio <strong>de</strong> la unicidad <strong>de</strong> Jesucristo es divino; es el<br />

Logos, que es <strong>Dios</strong>. Como sujeto, el Logos asume una naturaleza humana<br />

íntegra, pero no una existencia humana íntegra, o esse, <strong>de</strong> modo que se<br />

entienda que hay dos personas: «No partido o dividido en dos prósopa».<br />

El Logos divino, la persona divina distinta, asume como propia una<br />

naturaleza humana, como su instrumento. Así el sujeto, el agente en la<br />

historia, el que actúa y se mueve en la historia, no es en último término<br />

un ser humano, Jesús, sino <strong>Dios</strong>. Con este lenguaje es difícil no pensar<br />

en Jesús como simplemente <strong>Dios</strong>, <strong>Dios</strong> convertido en agente consciente<br />

en la historia, participante en el sistema <strong>de</strong> causalidad finito y creado,<br />

un agente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la creación y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la humanidad, pero que no<br />

tiene su propio ser (esse) e individualidad humanos. En pocas palabras,<br />

el que Jesús sea un ser humano íntegro queda comprometido 27 . Según<br />

este punto <strong>de</strong> vista, la consustancialidad <strong>de</strong> Jesús con nosotros se reduce<br />

a compartir una clase común <strong>de</strong> ser. Y puesto que otros seres humanos<br />

304<br />

LA INTERPRETACIÓN DE NICEA Y DE CALCEDONIA<br />

no tienen como base <strong>de</strong> su ser el Logos o el Hijo, hay que concebir a<br />

Jesús como radicalmente distinto a nosotros. Esta crítica cuenta más sobre<br />

todo porque <strong>de</strong>scribe realmente la conciencia <strong>de</strong> muchos cristianos.<br />

Como ha indicado K. Rahner, aunque tengamos la doctrina <strong>de</strong> las dos<br />

naturalezas, muchos cristianos son realmente monofisitas en la práctica,<br />

porque la naturaleza humana <strong>de</strong> Jesús queda muy mitigada en la práctica<br />

y no <strong>de</strong>fine totalmente la persona o la i<strong>de</strong>ntidad ontológica <strong>de</strong> Jesús 28 .<br />

Pero la crítica principal a la forma <strong>de</strong> esta doctrina, una crítica comprehensiva<br />

y que afecta a todo lo que sigue, proviene <strong>de</strong> la situación<br />

postmo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> la cristología, que implica un cambio <strong>de</strong> punto <strong>de</strong> vista<br />

que <strong>de</strong>ja la problemática <strong>de</strong> Calcedonia muy atrás. Central en la terminología<br />

<strong>de</strong> Calcedonia, porque central era en el <strong>de</strong>bate que condujo<br />

hasta ella, es una cristología encarnacionista <strong>de</strong>l Logos, una cristología<br />

<strong>de</strong>l Logos-sarx o Logos-ánthropos, que requirió especificar en términos<br />

metafísicos la unidad y las relaciones mutuas <strong>de</strong> la divinidad y humanidad<br />

<strong>de</strong> Jesús. Este modo <strong>de</strong> concebir el problema cristológico ha cedido<br />

el paso a una problemática nueva. El punto <strong>de</strong> partida no es ya el Logos<br />

y su encarnación, sino el Jesús histórico. La cristología tiene que tratar<br />

no con la «humanidad» o naturaleza humana <strong>de</strong> Jesús, sino con la aparición<br />

histórica <strong>de</strong> una persona, Jesús <strong>de</strong> Nazaret 29 . El modo <strong>de</strong> pensar<br />

no es ya en primer lugar metafísico, sino histórico. El problema no es la<br />

conjunción <strong>de</strong> una naturaleza humana y divina en un sujeto que es metafísicamente<br />

uno, sino enten<strong>de</strong>r el carácter peculiar y distintivo <strong>de</strong> un ser<br />

humano histórico. No hay necesidad alguna ahora <strong>de</strong> perfilar los rasgos<br />

<strong>de</strong>l cambio en la cultura occi<strong>de</strong>ntal que va <strong>de</strong> un modo <strong>de</strong> pensamiento<br />

clásico a otro consciente históricamente que dé cuenta <strong>de</strong> la aparición<br />

<strong>de</strong> este nuevo marco intelectual. Va más al meollo <strong>de</strong> la cuestión en<br />

nuestro tiempo el conjunto <strong>de</strong> la investigación y la difusión general <strong>de</strong><br />

la discusión científica sobre el Jesús <strong>de</strong> la historia. De modo gradual las<br />

premisas naturalistas e historicistas <strong>de</strong> la investigación histórica se van<br />

interiorizando ampliamente. El resultado <strong>de</strong> esta evolución es un cambio<br />

en la problemática <strong>de</strong> la cristología. Tratar el material sobre el Jesús<br />

histórico, y sobre todo la interpretación imaginativa <strong>de</strong> un Jesús como<br />

ser humano integral, genera una pregunta que es análoga, pero que no<br />

es la misma finalmente, a la <strong>de</strong> Calcedonia. La premisa y el punto <strong>de</strong><br />

partida no es el Logos eterno, sino Jesús <strong>de</strong> Nazaret. El problema y la<br />

pregunta no radican en tratar <strong>de</strong> explicar su humanidad <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un<br />

consenso general sobre su divinidad. El presupuesto y el punto <strong>de</strong> salida<br />

quedan <strong>de</strong>finidos por el ser humano, Jesús, y el interés <strong>de</strong> la pregunta es<br />

qué significa <strong>de</strong>cir que Jesús es divino. En última instancia la respuesta<br />

a esta pregunta no será menos metafísica que la <strong>de</strong> Calcedonia, pero el<br />

acercamiento a tal solución se ha invertido: la divinidad <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong>be<br />

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