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CAPÍTULOS - El CRISTO, Instructor de humanidades

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Calvario<br />

-Pediré que me <strong>de</strong>jen hablar al Profeta. ¿Tienes miedo acaso?.<br />

"Quédate <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> una columna <strong>de</strong>l pórtico, que yo entraré sola.<br />

-No temo por mí, sino... . -Y el pastorcillo no se atrevió a terminar la frase.<br />

-¡Ya te comprendo! -contestó María-. Temes para mí algún ultraje <strong>de</strong> los soldados. No temas.<br />

<strong>El</strong> Dios <strong>de</strong>l Profeta Nazareno está conmigo.<br />

"Espérame aquí".<br />

Y sin vacilar subió ligera las pocas gradas <strong>de</strong>l pórtico.<br />

Se <strong>de</strong>tuvo al centro <strong>de</strong> la puerta, y toda la luz dio <strong>de</strong> lleno sobre aquel bulto azul que<br />

inesperadamente surgía <strong>de</strong> las tinieblas.<br />

<strong>El</strong> guardián que estaba allí como una estatua <strong>de</strong> bronce y hierro, atravesó la lanza ante ella<br />

cerrándole la entrada.<br />

-¿Qué buscas aquí? -le preguntó en lengua latina.<br />

-Quiero hablar al prisionero -contestó secamente María.<br />

-Los presos no reciben visitas a esta hora. Vete.<br />

<strong>El</strong> Centurión <strong>de</strong> la guarnición que dormitaba echado sobre un diván en el fondo <strong>de</strong> aquella<br />

sala, se incorporó a medias a ver con quién hablaba el centinela.<br />

Al ver una mujer encubierta, se levantó y fue hacia ella.<br />

Era un noble soldado que había servido a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l Duunviro Quintus Arrius, padre<br />

adoptivo <strong>de</strong>l príncipe Judá, a cuya generosidad estaba agra<strong>de</strong>cido.<br />

-Descúbrete noble dama -le dijo con acento afable- y dime lo que buscas a estas horas.<br />

María <strong>de</strong>jó caer sobre los hombros el manto que cubría su cabeza, la que apareció como una<br />

flor <strong>de</strong> oro ante los asombrados ojos <strong>de</strong>l Centurión.<br />

-¡Por los dioses!... -exclamó- que eres una musa escapada <strong>de</strong>l Olimpo. ¿Qué quieres?.<br />

-Centurión -le dijo-. Mi madre era romana y tenía orgullo <strong>de</strong> la nobleza <strong>de</strong> los romanos. Te<br />

ruego que me <strong>de</strong>jes hablar con el prisionero que acaban <strong>de</strong> traer.<br />

-Es que son dos; pero ya me figuro cuál es el que tú buscas: el Apolo rubio y hermoso como un<br />

http://elcristoes.net/calvario.htm (26 <strong>de</strong> 32) [14/04/2004 20:47:17]

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