Testimonios Para la Iglesia 9 - Iglesia Adventista Agape
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Pág. 46<br />
y no se supo avanzar con fe. El Señor dice: "Si hubieseis creído los mensajes que os dirigí, no habría<br />
tanta falta de obreros y de medios para sostenerlos".<br />
La venida de Cristo se acerca apresuradamente. El tiempo que nos queda para trabajar es corto, y hay<br />
hombres y mujeres que perecen. Dijo el ángel: "¿No debieran los hombres que han recibido tanta luz<br />
cooperar con Aquel que envió a su Hijo al mundo para dar a los hombres <strong>la</strong> luz y <strong>la</strong> salvación?" ¿Acaso<br />
los hombres que recibieron el conocimiento de <strong>la</strong> verdad, renglón tras renglón, precepto tras precepto,<br />
un poco aquí y otro poco allá, tendrán en poca estima a Aquel que vino a <strong>la</strong> tierra para haces todo creyente<br />
partícipe de su divino poder? Así es como <strong>la</strong> divinidad de Cristo debía hacerse efectiva en <strong>la</strong> salvación<br />
de <strong>la</strong> familia humana y dar eficacia a <strong>la</strong> intercesión de nuestro Sumo Sacerdote ante el trono de<br />
Dios. En el cielo es donde el p<strong>la</strong>n fue ideado. ¿No sabrán apreciar una bendición tan grande los que<br />
fueron comprados a tan alto precio?<br />
El Señor no puede aprobar a un pueblo que, aunque hace profesión de piedad y dec<strong>la</strong>ra creer en su<br />
próxima venida, deja sin advertir a <strong>la</strong>s ciudades de que pronto vana caer juicios sobre <strong>la</strong> tierra. Los que<br />
obran así deberán dar cuenta de su negligencia. Cristo dio su preciosa vida para salvar a <strong>la</strong> gente que<br />
perece en sus pecados. ¿Nos negaremos a cumplir <strong>la</strong> obra que se nos asignó, y a cooperar con Dios y<br />
con los agentes celestiales? Mil<strong>la</strong>res de personas obran de este modo porque no se identifican con Cristo<br />
ni manifiestan en su vida su gran sacrificio, por medio de obras de justicia que sean frutos de <strong>la</strong> gracia<br />
salvadora. Sin embargo, ésta es en realidad <strong>la</strong> obra dada a los hombres por el sacrificio del Hijo de<br />
Dios. Sabiendo esto, ¿podemos quedar indiferentes? Hermanos míos, os invito a despertar. Las facultades<br />
espirituales que no se ejerciten en ganar almas para Cristo se debilitarán y acabarán por morir.<br />
¿Cómo podremos justificarnos si descuidamos <strong>la</strong> grande y bel<strong>la</strong> obra para cuya realización Cristo dio<br />
su vida?<br />
No podemos dedicara cosas vanas e insignificantes los pocos días (87) que nos quedan aquí en <strong>la</strong> tierra.<br />
Debemos humil<strong>la</strong>r nuestra alma de<strong>la</strong>nte de Dios de manera que cada cual pueda recibir<strong>la</strong> verdad y permitirle<br />
que realice en su vida una reforma que convenza al mundo de que esa verdades realmente de<br />
Dios. Permanezca nuestra vida oculta con Cristo en Dios. Cuando busquemos al Señor como niñitos;<br />
cuando dejemos de encontrar defectos en nuestros hermanos y hermanas y en los que se esfuerzan por<br />
llevar fielmente <strong>la</strong>s responsabilidades de <strong>la</strong> obra; cuando procuremos poner nuestros propios corazones<br />
en reg<strong>la</strong> con Dios; entonces, y sólo entonces, podrá él usamos para gloria de su nombre.<br />
Si queremos que Dios se agrade de nuestro trabajo, debemos asumir de<strong>la</strong>nte de él una actitud de sacrificio<br />
personal. Recordemos que <strong>la</strong> simple profesión nada es, a menos que <strong>la</strong> verdad esté en el corazón.<br />
Es necesario que el poder convertidor de Dios tome posesión de nosotros, para que podamos comprender<br />
<strong>la</strong>s necesidades de un mundo que perece. El mensaje que estoy encargada de anunciaron es éste:<br />
Preparaos, preparaos para el encuentro con el Señor. Aderezad vuestras lámparas y que <strong>la</strong> luz de <strong>la</strong> verdad<br />
brille hasta en los lugares más apartados. Hay un mundo entero que espera que se le anuncie <strong>la</strong><br />
proximidad del fin de todas <strong>la</strong>s cosas.<br />
Hermanos y hermanas, buscad al Señor mientras puede ser hal<strong>la</strong>do. Se aproxima el tiempo cuando los<br />
que habrán despilfarrado su tiempo y sus oportunidades se <strong>la</strong>mentarán de no haber buscado a Dios. El<br />
os dio <strong>la</strong> facultad de raciocinio, y desea que <strong>la</strong> uséis para vosotros mismos y para su obra. Quiere que<br />
trabajéis con celo para él en <strong>la</strong>s iglesias. Quiere que organicéis reuniones para <strong>la</strong> gente de afuera, para<br />
que el<strong>la</strong> aprenda a conocer <strong>la</strong>s verdades de este último mensaje de amonestación. Habrá lugares donde<br />
seréis recibidos con gozo, donde <strong>la</strong>s almas os agradecerán de haber ido en su ayuda. Quiera Dios ayudaron<br />
a entregaron a esta obra como jamás lo habéis hecho.<br />
Empecemos a trabajar con aquellos que todavía no tienen <strong>la</strong> luz. "Toda potestad me es dada en el cielo<br />
y en <strong>la</strong> tierra —dice el Señor, y agrega–: He aquí, yo estoy con vosotros todos los días" (Mat.28:18,<br />
20). Lo que necesitamos es una fe viva que nos haga proc<strong>la</strong>mar sobre el abierto sepulcro de José de<br />
Arimatea que tenemos un Salvador vivo, que irá de<strong>la</strong>nte de nosotros y obrará con nosotros. Dios hará <strong>la</strong><br />
obra si le damos los instrumentos. Debe manifestarse entre nosotros mucha más oración y mucho menos<br />
espíritu de duda. Debemos colocar el (88) ideal muy alto, siempre más alto ante el mundo. Debe-