Testimonios Para la Iglesia 9 - Iglesia Adventista Agape
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Pág. 50<br />
nas adineradas del mundo y <strong>la</strong>s traigan al banquete de <strong>la</strong> verdad que Cristo ha preparado para el<strong>la</strong>s.<br />
Aquel que dio su vida preciosa por ellos dice: "Traedlos y sentadlos a mi mesa, y yo les serviré". (94)<br />
Ministros de Cristo, re<strong>la</strong>cionaos con esta c<strong>la</strong>se de personas. No <strong>la</strong>s paséis por alto por considerar<strong>la</strong>s sin<br />
esperanza. Trabajad con toda <strong>la</strong> persuasión posible, y como fruto de vuestros fieles esfuerzos veréis en<br />
el reino de los cielos a hombres y mujeres que serán coronados como vencedores y cantarán el himno<br />
triunfante del conquistador. "Y andarán conmigo en vestiduras b<strong>la</strong>ncas, porque son dignas" (Apoc.<br />
3:4).<br />
Hasta ahora se han realizado escasos esfuerzos en favor de personas que ocupan posiciones de responsabilidad<br />
en el mundo. Muchas de el<strong>la</strong>s poseen calificaciones superiores; tienen recursos e influencia.<br />
Estos Son dones valiosos que el Señor les ha confiado para que los aumenten y empleen para el bien de<br />
otros.<br />
Procurad salvara personas adineradas. Instad<strong>la</strong>s a devolver al Señor los tesoros que les ha confiado, para<br />
que en Nueva York y otras grandes ciudades puedan establecerse centros de influencia de los cuales<br />
salgan <strong>la</strong>s verdades bíblicas en su sencillez para que <strong>la</strong> gente <strong>la</strong>s reciba. Persuadid<strong>la</strong>s a que pongan sus<br />
tesoros junto al trono de Dios al devolver al Señor su substancia y permitir a sus obreros hacer el bien y<br />
promover su gloria.<br />
PLANES PARA AUMENTAR EL NÚMERO DE OBREROS.-<br />
El poder de un ejército se mide mayormente mediante <strong>la</strong> eficacia de sus soldados. Un general sabio instruye<br />
a sus oficiales a que entrenen a cada soldado para el servicio activo, porque desea desarrol<strong>la</strong>r<strong>la</strong><br />
mayor eficacia posible en todos ellos. Si tuviera que depender únicamente de sus oficiales, no podría<br />
esperar llevar a cabo una campaña de éxito. Cuenta con el servicio leal e incansable de todos los hombres<br />
que componen su ejército. La responsabilidad descansa mayormente sobre los hombres que integran<br />
<strong>la</strong>s fi<strong>la</strong>s.<br />
Lo mismo sucede en el ejército del Príncipe Emanuel. Nuestro General, quien jamás ha perdido una batal<strong>la</strong>,<br />
espera un servicio fiel y voluntario de todos los que se han alistado bajo su estandarte. En el conflicto<br />
final que actualmente se libra entre <strong>la</strong>s fuerzas del bien y <strong>la</strong>s huestes del malo, él espera que todos,<br />
<strong>la</strong>icos y ministros, hagan su parte. Todos los que se han alistado como sus soldados deben prestarle<br />
servicio fiel, con un agudo sentido de su responsabilidad individual.<br />
Los que tienen a su cargo <strong>la</strong> responsabilidad de ve<strong>la</strong>r por <strong>la</strong> salud espiritual de <strong>la</strong> iglesia, debieran inventar<br />
medios y recursos a fin de dar (95) a cada miembro de <strong>la</strong> iglesia <strong>la</strong> oportunidad de realizar una<br />
parte en <strong>la</strong> obra de Dios. No se ha hecho esto en el pasado con mucha frecuencia. No se han trazado<br />
p<strong>la</strong>nes definidos para utilizar en el servicio activo los talentos de todos. Hay tan sólo pocas personas<br />
que comprenden cuánto se ha perdido a causa de esto.<br />
Los dirigentes de <strong>la</strong> causa de Dios, como sabios generales, deben trazar p<strong>la</strong>nes para llevara cabo acciones<br />
de avanzada a lo <strong>la</strong>rgo de toda <strong>la</strong> línea. En sus p<strong>la</strong>nes deben tomar en cuenta especialmente <strong>la</strong> obra<br />
que los <strong>la</strong>icos pueden llevara cabo en beneficio de sus amigos y vecinos. La obra de Dios en este mundo<br />
no podrá terminarse hasta que los hombres y <strong>la</strong>s mujeres que componen <strong>la</strong> feligresía de nuestra iglesia<br />
se interesen en <strong>la</strong> obra y unan sus esfuerzos con los de los ministros y dirigentes de <strong>la</strong> iglesia.<br />
La salvación de los pecadores requiere trabajo personal decidido. Tenemos que presentarles <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />
de vida sin esperar que ellos vengan a nosotros. ¡Quisiera poder hab<strong>la</strong>ra hombres y mujeres pa<strong>la</strong>bras<br />
que los despierten a <strong>la</strong> acción diligente! Los momentos que ahora se nos han concedido son escasos.<br />
Nos encontramos en el umbral mismo del mundo eterno. No tenemos tiempo que perder. Cada momento<br />
es de oro y demasiado valioso para dedicarlo únicamente a nuestro servicio personal. ¿Quiénes buscarán<br />
fervientemente a Dios para obtener de él poder y gracia para ser sus obreros fieles en el campo<br />
misionero?