Consejo General de Hermandades y Cofradías ... - Iglesia san Pedro

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todas las Novenas. Pepe, el que te conozca sabrá,
que ya estas en el cielo haciendo un guiso
con todos los devotos de la hermandad, que
todos nos acordamos de muchos, que a buen
seguro estarán contigo, y por eso a ninguno voy
a nombrar.
Madre y en septiembre un nuevo curso,
un nuevo ciclo, en definitiva un nuevo año.
Otra vez ante Ti, haciendo balance de lo bueno
y malo, de lo que hice o dejé de hacer, de
lo que amé o deje de amar. Tú lo sabes bien
Virgen de Gracia, que siempre dejé las asignaturas
importantes para septiembre. Yo estoy seguro
Madre que cuando llegue el examen más
importante, cuando se nos examiné del amor,
como dice san Pablo, que es de lo que en el
examen final se nos evaluará. ¡Yo estoy seguro
Virgen de Gracia que aunque suspenda, Tú me
aprobarás!
Durante los días de Tu Novena, paso
muchas horas reflexionando, hablando contigo,
recordándote como era, como soy, y como
me hubiese gustado, o te hubiese gustado que
fuese. Que con eso de que llego tres cuartos
de hora antes para coger sitio, da tiempo de
muchas cosas. Este tiempo de espera termina
convirtiéndose en unos ejercicios espirituales.
Siempre empiezo por darte gracias, que es lo
primero a lo que enseñaron a aquel niño que
entraba en Santa María de la mano de su madre,
cada vez que por aquí pasaba.
Los que somos del real decimos que subimos
a ver a la Virgen de Gracia, que ir a Santa
María, a aquel niño le parecía que era como
subir al cielo. Tan oscuro todo el templo, y la
Virgen en todo lo alto, con mucha luz, con muchas
velas; de verdad, a mí de niño siempre me
pareció que así debía ser el cielo, y ella la que
más mandaba, no lo toméis como una herejía
Consejo General de Hermandades y Cofradías
PREGÓN DE LAS GLORIAS DE MARÍA 2009
www.sanpedrocarmona.es
Carmona, 2010
que eran cosas de un chiquillo. Pero Ella tenía
que poder mucho, que cada vez que subíamos
al médico, primero a ver a la Virgen, verdad
mamá, que es por eso que aquella bronquitis
tan mala, nunca tuve claro si me la curó la Virgen
de Gracia, o don Julián.
Delante de Tu Bendita Imagen, mi madre
me enseñó a rezar, primero una salve para dar
gracias, después pedir por los demás: una oración
por los abuelos que están en el cielo, por
los que están malitos, por los que no tienen de
nada, por los titos y los primos que están muy
lejos y no te pueden venir a rezar. A mí todo
aquello me iba calando hondo, me caló hasta
el alma, tanto me caló, que contigo, Virgen de
Gracia he ido creciendo. Tú siempre has estado
ahí, nunca me has fallado, aunque yo te fallara
a Ti. Siempre te he sentido cerca, aunque yo
haya estado alejado, aún cuando he tenido crisis
de fe, siempre te he sentido como algo mío,
o yo, como algo tuyo.
Sabes que siempre he venido a verte,
bueno, lo primero a darte gracias, después a
hablar contigo, a contarte mis duquelas, mis
penas, mis alegrías, mis dudas, mis certezas.
Te presenté a la que quería que fuese mi novia,
que luego subí a Santa María a casarme con
ella. Cuando nacieron mis hijas, como buenas
hijas de Carmona, la primera salida que
hicieron de su casa fue para presentártelas, al
igual que muchas generaciones de carmonenses,
que antes de que las viera don Manuel
Márquez, subieron para que las vieras Tú. Así,
siempre a ti te he consultado, te he presentado
o contigo he reflexionado todos los hechos o
decisiones importantes que he tenido que tomar
en mi vida.
Podría seguir hablando horas, mucho
tiempo, de las reflexiones que hago contem