Consejo General de Hermandades y Cofradías ... - Iglesia san Pedro

Carmona, 2010 Consejo General de Hermandades y Cofradías
suspiro, quedas tú reina de mis amores soberana
de los cielos, me quedas tú mi Esperanza, mi
Virgen, mi Madre.
Te adoro, y quien me conoce sabe donde
estoy ante ti, mi último suspiro, mi Esperanza.
Te llevo a gala lucero de la mañana, estrella de
Carmona, faro de la espadaña, madre del señor
de la Coronación, Señora como ninguna en
Carmona, Madre de Dios, Rosa castiza, Trigo de
la vega.
Qué mercader de tiempos te dejo en mi
casa el Salvador, bendita las manos que te tocaron,
si a ti te bajaron los ángeles una mañana de
mayo cuando las flores nacían mi madre María.
Si ves a un desamparado lo acoges, a un desesperanzado,
angustiado, amargado, o sofocado los
alientas, eres la mejor compañera, la mas acogedora
sierva de Dios.
Eres la reina de mis sueños y para ti no tengo
más palabras ya que tampoco puedo rezarte,
deslumbras mi semblante con tu ternura. Solo te
rezo con mi mirada.
Y es que no puedo expresar lo que siento
ante ti, mi madre la Virgen de Esperanza.
Tú que eres:
Esperanza del que sufre
Esperanza del que llora
Esperanza del que pena
Esperanza del que implora
Esperanza de los pobres
Esperanza mediadora
Esperanza del que sueña
Esperanza protectora
Esperanza del que gime
Esperanza mi señora
Esperanza de la vida
Esperanza seductora
Esperanza del futuro
PREGÓN DE LA JUVENTUD COFRADE 2009
Esperanza redentora
Esperanza en el peligro
Esperanza auxiliadora
Esperanza de este joven
Que a su pueblo hoy pregona
Y que le pide a su madre
Que cuando llegue su hora
Pueda verte así de guapa
Como te veo en Carmona.
Y como no, iba terminar mi pregón contigo,
Virgen Llena de Gracia. Siempre has estado
y estarás presente en mi vida. Siempre has sido
la primera invitada a todos los actos que me han
acontecido en mi corta vida.
Yo tuve la suerte de recibir a Jesús Sacramentado
en el Altar Mayor de Santa María y
siendo Tú la que presidías esa eucaristía en la
cual yo fui tu monaguillo. Nunca os he sentido
tan cerca ni a Dios, ni a ti, como en ese momento.
Tuve la suerte de que presidiste tú las bodas
de oro de mis abuelos, en la cual todos cantamos
tu salve, dándote gracias por ese acontecimiento
y por tantos otros que sólo tu sabes. Tengo
la suerte de pertenecer a una familia, de la cual
tú siempre has sido santo y seña. Desde mi bisabuelo
Ramón Gavira fundador de tu hermandad,
pasando por mi tío Antonio Fernández y
mis tíos José y Francisco Gavira, Hermanos Mayores
todos ellos de tu Hermandad, siempre hemos
llevado a gala esta gran devoción, este gran
regalo. E igual que ellos, no sé si en el cargo que
ocuparon, trabajaré para difundir y propagar
esta devoción que es el mejor tesoro que tiene
Carmona.
Y qué decir de los días de tu bendita Novena.
Carmona se transforma por completo.
Los cirios se convierten en nardos, las cruces y
bambalinas en rezos y oraciones y las marchas
fúnebres se unen para sólo escuchar tu hermosa
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