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Biografía Madre Laura - Misioneras de Madre Laura

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nací, me refirieron las alegrías y dolores allí pasados por mis padres. Pero ya nada me conmovió.<br />

Todo era muerto para mí, menos la fuente en don<strong>de</strong> Dios me dio su primer ósculo".<br />

Con los albores <strong>de</strong> la niñez, el carácter <strong>de</strong> <strong>Laura</strong> <strong>de</strong>spuntó alegre, pero fue un <strong>de</strong>spunte nada más.<br />

Pue<strong>de</strong>n mucho sobre un alma niña la orfandad, la pobreza rayana en miseria y esos ojos <strong>de</strong> la<br />

madre, velados frecuentemente por las lágrimas.<br />

Para esta niña, que <strong>de</strong>spués fue tan eucarística y que llegó a especializarse en preparar niñas para<br />

el gran encuentro con Jesús, la primera Comunión resultó casi improvisada.<br />

Su confesión fue precipitada, por lo cual no halló palabras convenientes para expresar sus<br />

pequeñas faltas. Y en cuanto a su primera Comunión, ella nos dice en su Autobiografía con una<br />

sinceridad y humildad que encanta: "Yo no llevé mas preparación que una mala confesión y una<br />

rabia mal reprimida, causada por tres cosas: la primera porque me llevaron en ayunas. Cuando<br />

reclamé, me hicieron repetir lo que dice Astete respecto a las disposiciones corporales. La<br />

segunda, porque me rezaban al oído, y eso no podía soportarlo. Y la tercera: porque la Sagrada<br />

Hostia me supo muy mal y me creí engañada, porque me habían dicho que comulgar era muy<br />

sabroso y yo creía que se referían al sabor <strong>de</strong> las especies. Sólo se calmó mi rabia cuando me<br />

dieron el <strong>de</strong>sayuno, que fue mejor que el ordinario".<br />

<strong>Laura</strong>, que había <strong>de</strong> ser una andariega <strong>de</strong> Dios, no tuvo en su niñez y juventud habitación fija o<br />

"ciudad permanente", por <strong>de</strong>cirlo con frase <strong>de</strong> san Pablo. De Amalfi pasó al pueblo <strong>de</strong> Donmatías,<br />

en don<strong>de</strong> su madre residió algunos meses, ejerciendo <strong>de</strong> maestra. De Donmatías volvió aún con<br />

su madre y sus hermanos a Me<strong>de</strong>llín, pero como la pobreza seguía cortejándolos porfiadamente,<br />

hubo que colocar a los tres niños en sendas casas <strong>de</strong> parientes. A <strong>Laura</strong>, le tocó vivir en Robledo<br />

en casa <strong>de</strong> un familiar algo frío y <strong>de</strong>samorado que con su conducta contribuyó al acrisolamiento <strong>de</strong><br />

su alma y a orientarla hacia lo eterno e inmutable. Para entrar <strong>de</strong> lleno en los planes divinos, "Dios<br />

- dice ella - comenzó a confitar mi alma con el dolor".<br />

Este peregrinar continuo <strong>de</strong> <strong>Laura</strong>, parece un pronóstico <strong>de</strong> las correrías asombrosas <strong>de</strong> su vida<br />

misionera. De igual modo, las obras <strong>de</strong> caridad, ya entonces practicadas, anuncian lo que fueron<br />

sus días y sus activida<strong>de</strong>s posteriores: un <strong>de</strong>sbordamiento <strong>de</strong>l alma en beneficio <strong>de</strong>l prójimo, un<br />

gastarse y consumirse para la salvación <strong>de</strong> sus hermanos. <strong>Laura</strong> Montoya no nació santa, se hizo<br />

santa con la gracia <strong>de</strong> Dios y con el propio esfuerzo. Y justamente su Autobiografía palpita <strong>de</strong><br />

humanidad. Porque ella misma <strong>de</strong>clara con llaneza los manchones y los rasguños <strong>de</strong> su espíritu.<br />

Declara que en su primera confesión, hecha sin preparación, no acertó a <strong>de</strong>cir unas faltas <strong>de</strong> su<br />

niñez y que ello le fue remordiendo y torturando hasta que a los once años hizo una confesión con<br />

integridad y dolor, en los ejercicios que predicó el celoso párroco <strong>de</strong> Robledo.<br />

<strong>Laura</strong> Montoya Upegui here<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> los valores <strong>de</strong> su raza, rompe todos los mol<strong>de</strong>s<br />

preestablecidos. Posee todas las virtu<strong>de</strong>s que necesita para lanzarse como protagonista <strong>de</strong> una<br />

historia excepcional en los anales <strong>de</strong> la historia eclesiástica latinoamericana. Logró superar el<br />

concepto <strong>de</strong> inferioridad y <strong>de</strong>bilidad femenina, <strong>de</strong>mostrando que es posible llevar a<strong>de</strong>lante obras <strong>de</strong><br />

gran contenido social y religioso. Creyó en el valor <strong>de</strong> la mujer, <strong>de</strong> su trabajo, <strong>de</strong> su capacidad para<br />

llegar al más débil y oprimido y elevarlo a su dignidad <strong>de</strong> hombre e hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

Llegó a la convicción <strong>de</strong> que las mujeres son las más indicadas para llegar como portadoras <strong>de</strong>l<br />

Evangelio, junto a los indígenas. Su feminidad con sus notas características <strong>de</strong> ternura,<br />

perseverancia, bondad, acogida, su modo <strong>de</strong> sentir y amar y su capacidad "maternal" <strong>de</strong> relación<br />

pue<strong>de</strong> establecer vínculos fructíferos en su misión evangelizadora. Se sintió madre espiritual <strong>de</strong> los<br />

indígenas e infieles <strong>de</strong>l mundo a quienes Dios ama con corazón <strong>de</strong> madre. Quiso mostrar con su<br />

vida la doctrina que enseñaba. Da una respuesta efectiva a la realidad que la circundaba. Su<br />

respuesta impactó en la sociedad porque rompió esquemas y se encarnó en la realidad <strong>de</strong>l indio<br />

<strong>de</strong>sprotegido. Su juventud fue una escuela <strong>de</strong> sufrimiento y un proceso <strong>de</strong> formación guiada por el<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios aprendió a sufrir en silencio, a integrar la fe y la vida. Estando <strong>de</strong> Directora <strong>de</strong> este

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