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andrea frediani<br />
las manos, la boca la usa sólo para comer. ¿Cómo puede pensar<br />
que una así puede ponértelo duro? Y además no <strong>es</strong> ni siquiera<br />
atractiva, con <strong>es</strong>e cuerpo feo, como si fuera un animal de tiro,<br />
sobre todo ante los ojos de quien <strong>es</strong>tá acostumbrado a compartir<br />
el placer con los <strong>es</strong>partiatas».<br />
Concentrado en buscar justificacion<strong>es</strong> de su <strong>es</strong>casa pr<strong>es</strong>tación,<br />
no se dio cuenta que ya no <strong>es</strong>taba mirando fijamente las<br />
nalgas de la amante, sino un punto indefinido en la pared. La<br />
joven se había ido, dejándolo frente al mismo dilema de los días<br />
anterior<strong>es</strong>. ¿Qué haría durante el r<strong>es</strong>to del día?<br />
En general se había recuperado, salvo al<strong>gu</strong>nos dolor<strong>es</strong><br />
que de vez en cuando aparecían en el oído derecho. A fin de<br />
cuentas éstos le mol<strong>es</strong>taban menos que los del <strong>es</strong>píritu. Se había<br />
curado, pero pasaba todavía gran parte del tiempo en posición<br />
horizontal, pensando. Nunca, en treinta y cuatro años de vida,<br />
había pensado tanto como hasta entonc<strong>es</strong>. Le habían dicho<br />
siempre lo que tenía que hacer, dando por d<strong>es</strong>contado que él se<br />
sentiría or<strong>gu</strong>lloso de hacerlo, sólo porque era un I<strong>gu</strong>al. Y él lo<br />
había hecho, or<strong>gu</strong>lloso de pertenecer a una clase privilegiada,<br />
los <strong>es</strong>partiatas, élite de un pueblo privilegiado, el lacedemón, a<br />
su vez perteneciente a una cultura privilegiada, la helénica.<br />
No había pu<strong>es</strong>to jamás en duda nin<strong>gu</strong>no de los preceptos<br />
impartidos por la sociedad <strong>es</strong>partana. D<strong>es</strong>de que tenía siete<br />
años de edad, había compartido con sus coetáneos el adi<strong>es</strong>tramiento<br />
y la dura disciplina prevista para los <strong>es</strong>partanos, la vida<br />
comunitaria lejos de las jóven<strong>es</strong>, la comida austera que l<strong>es</strong> daban<br />
en el comedor, las expedicion<strong>es</strong> para buscar más o los castigos<br />
padecidos cuando se demostraba que no era bueno robando,<br />
los pillaj<strong>es</strong> contra los ilotas, las brev<strong>es</strong> campañas en<br />
Laconia y en M<strong>es</strong>enia. Había crecido en el culto a los héro<strong>es</strong> de<br />
Homero, de la superioridad lacedemón sobre las otras polis<br />
helénicas, y un poco también en la envidia hacia los ateniens<strong>es</strong>,<br />
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