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- Page 35 and 36: VI El frío era intenso en la estac
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Desiderio Gálvez jugaba con su rub
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io, que de no ser por la suerte, ha
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sucia de pisadas, migas de pan o ga
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ladar. Él la miraba en silencio y
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que un tres por dos con barras de a
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amas más largas de la palmera hast
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XI Hacía ya poco más de media hor
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colarse a hurtadillas en el desván
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Ella permaneció en pie mascullando
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XII Estaban todos allí, pululando
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la inutilidad de su soliloquio y de
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no consiguió oír nada más. Gálv
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—Recuerda lo que te dije del cuad
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—Olaya señaló a la piscina a tr
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chaqueta—. No es más que un extr
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XIII Hacía frío en el tardío ama
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verde claro, parpadeó en su fluore
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chos de ellos releídos hasta casi
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gún cliente pasaba, talón en mano
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Cerró tímido la puerta del despac
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volvía cada vez más insostenible.
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preocupado por sus propios asuntos
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fecta cuenta, mirarla a la cara, ha
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nada del cuadro ese. Lo tiene usted
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XV Aún quedaban aspirinas en el pa
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guía sin tener prisa alguna por ll
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Norberto movió sus pupilas sin fij
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es posible que se dejara olvidados
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conseguiría estar donde siempre ha
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ce de él, así es que sólo tengo
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XVII Tan pronto el endemoniado esbi
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grima tras otra, en silencio, perdi
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ginario dejando, por primera vez, e
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XVIII La mañana del jueves había
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ja, prefirió salir. Víctor acostu
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tar los pies de vez en cuando para
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Tres golpes débiles sonaron y tres
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aspeó incómodo. Los ojos de Marta
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XIX Resultaba imposible llevar la c
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Se arrepintió Norberto de su comen
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el último responsable de la devolu
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Norberto se quedó sin tiempo de pr
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—Sí, claro —dijo Domingo con e
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XX La había visto al otro lado de
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Marta se guiaba con seguridad por e
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presionó luego otro pulsador, sin
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aja, y los unió al lienzo roto. En
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—No puedo creer que fuera Víctor
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—No lo creo. Puedes dejarte la pu
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XXI El despacho era frío y húmedo
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modo que su alegato carece del fund
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XXI Hacía frío en la casa y el fa
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de Urbano porque las puertas del ba
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Domingo se aplicó a mirar la foto
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—Dos cucharadas. ¿Qué iba a pre
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dato en la memoria afloró a primer
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—Eh, espera. ¿Adónde vas?. Por
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darlo, vine con esa chica —señal
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vez. —¿Cómo es que sabía usted
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fin, en el rostro enrojecido del in
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XXIII Era un paisaje hermoso como p
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podía haber visto su pequeña pér
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suponía la obra cumbre del empresa
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XXIV Después de increpar inútilme
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siempre donde comprar café y bollo
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trecho y desgastado, aparecía plen
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cambiado. —Seis años —puntuali
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fija en el tajo que recorría de or
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de tierra está al menos a cincuent
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⎯Es una especie de siempreviva, b
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Norberto y Marta miraron a la docto
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ola, la mente dispersa. Marta tení
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—Nada. Adonde quiero llegar es a
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ella. Su grito de horror resonó de
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Marta puso al fin el limpiaparabris
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—Por favor, parecéis un par de i
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to. No quedaba nada claro qué demo
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lado. encuentro. Hubo un silencio e
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observó cómo Desiderio Gálvez le
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de la policía, que ahora giraba su
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tida, esta no iba a ser una ocasió
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le económicamente y poniendo en su
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por las pelotas”, e hizo un breve
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XXVII Arteaga tomó asiento a la de
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de reprimir un embarazoso sentimien
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XXVIII —La policía debe estar en
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Juan Pedro volvía a mirar por la v
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Lejos de detenerse Marta, Juan Pedr
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mala breva, increpaba a Marta pisto
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Cogió a Norberto de la mano y apre
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XXIX —Pues no se lo creerá pero
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compañero en el coche con los seso
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XXX De qué demonios estaban hablan
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propias pisadas hasta acceder al pi
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ahogando. la derecha. —No soporto
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. Estilo. Marta volvió a cogerle d
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sión del momento. La proximidad de
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gala! —¿No tiene una linterna?
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—Ratas de mierda, conque estaban
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Marta miraba a través del telón n
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Norberto se sentía impotente, el h
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Desiderio Gálvez apareció tras el
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—Coño Norberto. Ese cheque tiene
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por el lado derecho. Desde las camp