Páginas desconocidas de Eugenio María de Hostos
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Las hienas en su banquete<br />
<strong>Páginas</strong> <strong><strong>de</strong>sconocidas</strong> <strong>de</strong> <strong>Eugenio</strong> <strong>María</strong> <strong>de</strong> <strong>Hostos</strong><br />
Félix Ojeda Reyes<br />
Especial para Claridad<br />
Los documentos que publicamos a continuación se han rastreado en el<br />
Archivo Nacional <strong>de</strong> Cuba y, como suerte <strong>de</strong> álbum, en la biblioteca privada <strong>de</strong> mi<br />
buen amigo Eduardo Rodríguez Vázquez. Se trata <strong>de</strong> cinco textos <strong>de</strong>sconocidos <strong>de</strong><br />
<strong>Eugenio</strong> <strong>María</strong> <strong>de</strong> <strong>Hostos</strong>. Cuatro <strong>de</strong> los escritos están fechados en 1882 y aparecen<br />
en el periódico dominicano El Telegrama, don<strong>de</strong> también colaboraba el Dr. Ramón<br />
Emeterio Betances. Bueno sería añadir que los artículos <strong>de</strong> prensa no requieren <strong>de</strong><br />
mayor explicación, sin embargo, la epístola hallada en La Habana me da la<br />
oportunidad para hacer unos breves comentarios sobre la penosa y lamentable<br />
<strong>de</strong>sgracia ocurrida en Cuba el 7 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1896. A Máximo Gómez Báez,<br />
dominicano <strong>de</strong> nacimiento, pero cubano por <strong>de</strong>voción, esto le confiesa <strong>Eugenio</strong> <strong>María</strong><br />
<strong>de</strong> <strong>Hostos</strong>:<br />
Los cablegramas nos tenían convulsos. Veíamos caído a Maceo, aquella columna <strong>de</strong><br />
la patria nueva, rendido a su lado por <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> amigo y patriota a aquel<br />
adolescente sublime que apareció y <strong>de</strong>sapareció como una estrella errante, fulgurando<br />
al aparecer y <strong>de</strong>saparecer larga huella <strong>de</strong> luz al tremolar; veíamos a las hienas en su<br />
banquete <strong>de</strong> Punta Brava; veíamos a nuestros pueblos y gobiernos latinoamericanos,<br />
sus amigos por fuera, rendidos por <strong>de</strong>ntro; lo veíamos a Vd. bajo el doble golpe,<br />
aterrador <strong>de</strong>l patriota, <strong>de</strong>moledor el <strong>de</strong>l padre…<br />
Las palabras <strong>de</strong> <strong>Hostos</strong> merecen algunas explicaciones. Aquel día, lunes 7 <strong>de</strong><br />
diciembre, tropas españolas abren fuego contra una columna insurrecta. El general<br />
Antonio Maceo Grajales se <strong>de</strong>sploma <strong>de</strong> su caballo. Junto a Maceo cae también,<br />
gravemente herido, su ayudante el joven Francisco Gómez Toro, hijo <strong>de</strong>l guerrero<br />
dominicano Máximo Gómez Báez.<br />
Soldados enemigos se acercan a <strong>de</strong>svalijar los cadáveres. Panchito Gómez<br />
Toro está vivo. Un práctico español lo remata <strong>de</strong> un machetazo. El General en Jefe <strong>de</strong>l<br />
Ejército Libertador <strong>de</strong> Cuba siente palpitar un sentimiento <strong>de</strong> venganza, no por la<br />
muerte <strong>de</strong>l hijo idolatrado, sino por la profanación <strong>de</strong> su cadáver: “Cortar la rosa no es<br />
tan malo, --anota Gómez en su Diario—<strong>de</strong>shojarla con <strong>de</strong>sprecio, es lo amargo”.<br />
Deplorando la terrible <strong>de</strong>sgracia, el patriarca dominicano le escribe a <strong>María</strong><br />
Cabrales viuda <strong>de</strong> Maceo una carta admirable, en la que Gómez se sitúa sobre sí,<br />
como un Zeus olímpico:
2<br />
Mi buena amiga: Nuestra antigua amistad, <strong>de</strong> suyo íntima y cordial, acaba <strong>de</strong><br />
ser santificada por el vínculo doloroso <strong>de</strong> una común <strong>de</strong>sgracia. Apenas si encuentro<br />
palabras con qué expresar a Ud. la amarga pena y la tristeza inmensa que embargan<br />
mi espíritu. El General Antonio Maceo ha muerto gloriosamente sobre los campos <strong>de</strong><br />
batalla, el día 7 <strong>de</strong>l mes anterior, en San Pedro, Provincia <strong>de</strong> la Habana. Con la<br />
<strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> ese hombre extraordinario, pier<strong>de</strong> Ud. el dulce compañero <strong>de</strong> su vida,<br />
pierdo yo al más ilustre y al más bravo <strong>de</strong> mis amigos y pier<strong>de</strong> en fin el Ejército<br />
Libertador a la figura más excelsa <strong>de</strong> la Revolución.<br />
…<br />
A esta pena se me une, allá en el fondo <strong>de</strong> mi alma, la pena cruelísima<br />
también <strong>de</strong> mi Pancho, caído junto al cadáver <strong>de</strong>l heroico guerrero y sepultado con él,<br />
en una misma fosa, como si la Provi<strong>de</strong>ncia hubiera querido con este hecho conce<strong>de</strong>r a<br />
mi <strong>de</strong>sgracia el triste consuelo <strong>de</strong> ver unidos en la tumba a dos seres cuyos nombres<br />
vivieron eternamente unidos en el fondo <strong>de</strong> mi corazón. Ud. que es mujer, Ud. que<br />
pue<strong>de</strong> –sin sonrojarse ni sonrojar a nadie—, entregarse a los inefables <strong>de</strong>sbor<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
dolor, llore, llore, <strong>María</strong>, por ambos, por Ud. y por mí, ya que a este viejo infeliz no<br />
le es dable el privilegio <strong>de</strong> <strong>de</strong>sahogar sus tristezas íntimas <strong>de</strong>satándose en un reguero<br />
<strong>de</strong> llanto.<br />
El <strong>de</strong>ceso <strong>de</strong> Antonio Maceo indujo al General en Jefe <strong>de</strong>l Ejército Libertador<br />
a or<strong>de</strong>nar diez días <strong>de</strong> luto a observarse en el mayor silencio <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la manigua<br />
insurrecta. “La patria llora la pérdida <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> sus más esforzados <strong>de</strong>fensores, Cuba<br />
al más glorioso <strong>de</strong> sus hijos y el ejército al primero <strong>de</strong> sus generales. ¡El ejército está<br />
<strong>de</strong> duelo! Or<strong>de</strong>no por lo tanto: diez días <strong>de</strong> luto, sin más toques que los <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nanzas<br />
y el mayor silencio y recogimiento en los campamentos”. (La or<strong>de</strong>n militar suscrita<br />
por Gómez pue<strong>de</strong> leerse en el periódico bilingüe, La República Cubana, <strong>de</strong> París, en<br />
su edición <strong>de</strong>l 4 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1897).<br />
Tal vez lo más sorpren<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> aquella tragedia es que en Cuba periódicos y<br />
periodistas, hacendados insolentes y vicarios <strong>de</strong> parroquias, junto al aparato oficial <strong>de</strong>l<br />
coloniaje, “ahítos <strong>de</strong> alcohol”, como bien escribe José Luciano Franco, promueven<br />
comidas espléndidas para cientos <strong>de</strong> comensales que festejan la caída <strong>de</strong>l glorioso<br />
general. “Veíamos a las hienas en su banquete”, acota <strong>Hostos</strong> en su carta a Máximo<br />
Gómez.<br />
En España hubo ruidosas celebraciones. Mientras, en Puerto Rico, José <strong>de</strong><br />
Diego, dando ejemplo <strong>de</strong> <strong>de</strong>spreciable bajeza, también celebra la muerte <strong>de</strong> Maceo<br />
cuando publica sus versos en Puerto Rico filantrópico, una revista <strong>de</strong> lujo, editada por<br />
el Capitán General <strong>de</strong> la Isla para festejar la muerte <strong>de</strong>l cubano y en homenaje a su<br />
asesino, el comandante Cirujeda.<br />
*****<br />
Tres años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l asesinato <strong>de</strong> Maceo, ante inmenso gentío se exhumaron<br />
los restos <strong>de</strong>l general y los <strong>de</strong> su ayudante el capitán Francisco Gómez Toro. La
3<br />
solemne ceremonia se llevó a cabo el 17 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1899 en el término<br />
municipal <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> las Vegas, al extremo norte <strong>de</strong> la finca llamada Cacahual.<br />
Recogidos e i<strong>de</strong>ntificados con minucioso cuidado, los huesos <strong>de</strong> Gómez Toro<br />
se colocan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un hule cargado por su padre. El tórax <strong>de</strong> Maceo se pone en una<br />
yagua, mientras la tibia, el fémur, los antebrazos con el cráneo y las vértebras se<br />
guardan en otro linóleo. Manuel <strong>María</strong> Coronado, José Lacret Morlot y Gabriel<br />
Casuso llevan la osamenta <strong>de</strong>l heroico guerrillero.<br />
Observando en silencio la luctuosa ceremonia vemos a una mujer valiente,<br />
alimentada en el dolor que le consume. Todos la llaman Manana. Su nombre es<br />
Bernarda Toro, la madre <strong>de</strong> Panchito, el niño mártir. Manana vio morir en los campos<br />
<strong>de</strong> Cuba a diez <strong>de</strong> sus hermanos, luchando heroicamente por la libertad <strong>de</strong> la patria.<br />
“No se <strong>de</strong>be gastar en pan lo que hace falta para pólvora”. Así, estoicamente,<br />
rehusaba el auxilio económico que en el exilio le ofrecía el Partido Revolucionario<br />
Cubano.<br />
Los restos <strong>de</strong> Maceo y <strong>de</strong> Gómez Toro se colocaron en capilla ardiente<br />
levantada en el domicilio <strong>de</strong> un hombre humil<strong>de</strong>, Pedro Pérez, a quien el Ejército<br />
Libertador le había requerido, en diciembre <strong>de</strong>l 96, el entierro en sitio seguro <strong>de</strong><br />
ambos combatientes. Por consi<strong>de</strong>rarlas <strong>de</strong> extraordinario valor histórico, transcribo a<br />
continuación algunas <strong>de</strong> las palabras pronunciadas por el general mayaguezano Juan<br />
Rius Rivera al <strong>de</strong>spedir el duelo <strong>de</strong> aquellos combatientes:<br />
Los que… sientan sus fuerzas ce<strong>de</strong>r, su fe disminuir o su voluntad vacilar,<br />
acérquense a estas venerandas reliquias, invoquen la sagrada memoria <strong>de</strong> estos<br />
ilustres muertos, pídanles fuerzas y se sentirán titanes, pídanles fe y se volverán<br />
fanáticos, pídanles resolución y sus miradas se orientarán hacia don<strong>de</strong> aparece escrita<br />
con caracteres in<strong>de</strong>lebles la palabra ¡In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia!<br />
Y en tanto esa palabra no signifique un hecho consumado; en tanto que no<br />
falte en Cuba, libre <strong>de</strong> tutela extraña, con todos los atributos <strong>de</strong> la soberanía absoluta,<br />
la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> nuestros amores, aquí quedarán, mo<strong>de</strong>stamente guardados los <strong>de</strong>spojos<br />
mortales <strong>de</strong> los dos héroes queridos, esperando el día <strong>de</strong> la apoteosis, que sólo podrá<br />
serles grata, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la patria in<strong>de</strong>pendiente y por <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> su pueblo soberano.<br />
Dos pequeñas cajas, elegantes, sencillas, se acomodan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una mayor<br />
que guardaría los restos <strong>de</strong> Maceo y <strong>de</strong> Gómez Toro. La caja <strong>de</strong> Maceo conserva la<br />
siguiente inscripción:<br />
Antonio <strong>de</strong> la Caridad Maceo,<br />
Mayor General, Lugar Teniente General <strong>de</strong>l Ejército Libertador <strong>de</strong> Cuba,<br />
nació en Santiago <strong>de</strong> Cuba el 14 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1845. Murió en Punta Brava, provincia<br />
<strong>de</strong> La Habana, el 7 <strong>de</strong> Diciembre <strong>de</strong> 1896.<br />
La <strong>de</strong> Gómez Toro tiene la siguiente leyenda:
4<br />
Francisco Gómez Toro,<br />
Capitán <strong>de</strong>l Ejército Libertador <strong>de</strong> Cuba, Ayudante <strong>de</strong> Campo <strong>de</strong>l Mayor<br />
General Antonio Maceo, nació en “La Reforma” provincia <strong>de</strong> Santa Clara, el día 11<br />
<strong>de</strong> Marzo <strong>de</strong> 1876. Murió en Punta Brava, provincia <strong>de</strong> La Habana, el 7 <strong>de</strong> Diciembre<br />
<strong>de</strong> 1896.<br />
El periodista <strong>de</strong> Ponce, el buen amigo <strong>de</strong> Martí, Sotero Figueroa Fernán<strong>de</strong>z,<br />
redactó los textos antes mencionados. Ambos tuvieron el visto bueno <strong>de</strong>l General en<br />
Jefe <strong>de</strong>l Ejército Libertador <strong>de</strong> Cuba.<br />
*****<br />
Por una pequeña rendija <strong>de</strong>l tiempo nos hemos asomado a la historia <strong>de</strong> la<br />
mayor <strong>de</strong> nuestras Antillas. Para cumplir la encomienda hemos tomando <strong>de</strong> pretexto<br />
una carta redactada magistralmente por el ilustre pensador, polígrafo y patriota<br />
mayaguezano, <strong>Eugenio</strong> <strong>María</strong> <strong>de</strong> <strong>Hostos</strong>. Espero que los textos que publicamos a<br />
continuación, <strong>de</strong>sconocidos hasta el momento, sean nuestro mejor homenaje a <strong>Hostos</strong><br />
cuando se conmemora el 168 aniversario <strong>de</strong> su nacimiento.
Texto 1<br />
5<br />
¡Se piensa en alguien para el Rectorado <strong>de</strong>l Instituto profesional? Confieso<br />
que, aplazada como veo la ejecución <strong>de</strong> la ley orgánica recientemente sancionada,<br />
creía que no era tiempo <strong>de</strong> pensar en el Rector; pero habiendo oído hablar <strong>de</strong> personas<br />
muy recomendables, supongo ya ha llegado el caso <strong>de</strong> opinar.<br />
Si hubiera prevalecido en absoluto el texto primitivo <strong>de</strong>l proyecto que hoy es<br />
ley, sería cuidado y <strong>de</strong>ber <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> Dirección elegir el Rector; pero como<br />
todavía no estamos suficientemente duchos en materia <strong>de</strong> organización y preferimos<br />
echar sobre el Ejecutivo la carga y la responsabilidad <strong>de</strong> toda organización, hasta lo<br />
que, (como la <strong>de</strong> los Institutos docentes, que ha <strong>de</strong> ser libre para que sea buena),<br />
prevaleció la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> las ternas y <strong>de</strong> la elección <strong>de</strong>l Ejecutivo.<br />
Nadie se sorpren<strong>de</strong>rá tanto como él mismo, al verse inopinadamente<br />
convertido por mí en candidato para el Rectorado, sin previo acuerdo, sin que<br />
hayamos hablado <strong>de</strong> esto ni <strong>de</strong> nada, puesto que hace más <strong>de</strong> un año que no nos<br />
vemos, él por sus tareas, yo por las mías; pero como yo no soy hombre <strong>de</strong><br />
candidaturas para nada, sino <strong>de</strong> buenas intenciones para todo, poco hay que ver con<br />
esa sorpresa, aunque, si es <strong>de</strong>sagradable, sienta producirla.<br />
El Rector que conviene al Instituto profesional es el actual Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la<br />
República.<br />
Conviene al Instituto y conviene a la República. Conviene al Instituto, porque<br />
es hombre <strong>de</strong> saber y <strong>de</strong> experiencia. Conviene a la República, porque es una buena<br />
enseñanza para ella, un buen ejemplo, una elevada manera <strong>de</strong> practicar la verda<strong>de</strong>ra<br />
doctrina <strong>de</strong>mocrática, cuya base es la instrucción general. El ver convertido a un<br />
Presi<strong>de</strong>nte que sale <strong>de</strong> la dirección <strong>de</strong> los negocios públicos, en director <strong>de</strong> un<br />
Instituto, enseñaría prácticamente que no hay puestos altos ni bajos para el <strong>de</strong>ber<br />
cumplido; sería ejemplo para los futuros presi<strong>de</strong>ntes, que, en vez <strong>de</strong> expatriarse o <strong>de</strong><br />
encerrarse en la infecunda infatuidad <strong>de</strong> no ser ya menos <strong>de</strong> lo que se ha llegado a<br />
ser, aspirarían a <strong>de</strong>sempeñar <strong>de</strong> un modo presi<strong>de</strong>ncial, es <strong>de</strong>cir, supremo, el puesto a<br />
que gustos y aptitu<strong>de</strong>s los llamaran; sería una manera elevada <strong>de</strong> practicar la<br />
<strong>de</strong>mocracia, porque si ésta es lo que hoy <strong>de</strong>be ser, lo es por la universalidad <strong>de</strong> la<br />
educación común, y tanto es presidir los <strong>de</strong>stinos <strong>de</strong> una <strong>de</strong>mocracia el dirigirla <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
la primera magistratura como el encaminarla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el magisterio.
6<br />
El Presi<strong>de</strong>nte Merino sale <strong>de</strong> la presi<strong>de</strong>ncia en Septiembre: esperemos que en<br />
Octubre entre en el Rectorado.<br />
El Telegrama. Santo Domingo, 11 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1882.<br />
E. M. <strong>Hostos</strong>.
Texto 2<br />
7<br />
Sres. <strong>de</strong> El Telegrama:<br />
Duro fue el inesperado golpe que Uds. y El Eco me dieron, reproduciendo<br />
compa<strong>de</strong>cidos la noticia <strong>de</strong> los muertos <strong>de</strong> hambre en Guayanilla; pero, en parte, ha<br />
sido reparación <strong>de</strong>l daño la solicitud que han mostrado en secundarme y la que ahora<br />
muestran al remitirme El Propagador <strong>de</strong> Mayagüez, y La Civilización <strong>de</strong> Ponce.<br />
En el primero <strong>de</strong> esos periódicos se publica una circular <strong>de</strong>l Gobernador <strong>de</strong> la<br />
Isla, que <strong>de</strong>smiente la noticia. En el segundo, que es el periódico que puso en<br />
circulación los datos que se le habían suministrado, La Civilización, se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong><br />
victoriosamente <strong>de</strong> los cargos <strong>de</strong> ligereza que se le han hecho; y con las cartas,<br />
rectificaciones y ratificaciones que publica, suministra nuevas pruebas <strong>de</strong>l triste hecho<br />
<strong>de</strong> Guayanilla y <strong>de</strong>l lamentable estado <strong>de</strong> la Isla. Pero como hay tanto empeño en<br />
ocultarlo y nosotros no tenemos para qué penetrar en los secretos <strong>de</strong> aquella situación,<br />
creo que ha cesado el <strong>de</strong>ber en que Uds. quisieron acompañarme al ayudarme a la<br />
suscrición que inicié.<br />
Mas como Puerto Rico quiere seguir emigrando, y Quisqueya quiere seguir<br />
recibiendo inmigrantes puertorriqueños, mañana, con mas tiempo, propondré un<br />
proyecto que servirá para utilizar el generoso espíritu <strong>de</strong> confraternidad que esa<br />
felizmente buena suscrición ha servido para <strong>de</strong>mostrar.<br />
Entre tanto, acepten los Sres. <strong>de</strong> El Telegrama, y sírvanse trasmitir a todos los<br />
que se han prestado tan noblemente a acudir conmigo en socorro <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sgracia, la<br />
viva expresión <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento que les <strong>de</strong>bo por este que consi<strong>de</strong>ro como uno <strong>de</strong><br />
los mayores servicios que he recibido aquí, don<strong>de</strong> con tantos se han pagado los que yo<br />
he intentado hacer.<br />
El Telegrama. Santo Domingo, 7 <strong>de</strong> Noviembre <strong>de</strong> 1882.<br />
E. M. <strong>Hostos</strong>.
Texto 3<br />
8<br />
Sociedad <strong>de</strong> inmigración<br />
Pensando en el triste estado en que vive la población jornalera <strong>de</strong> Puerto Rico,<br />
hace ya tiempo que <strong>de</strong>seo verla atraída a la República, en don<strong>de</strong> contribuirá<br />
eficazmente al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la riqueza, y en don<strong>de</strong> encontrará condiciones<br />
económicas muy superiores a las que podrá ofrecerle Puerto Rico, mientras no sea<br />
in<strong>de</strong>pendiente.<br />
Ahora que las sofocadas revelaciones <strong>de</strong> La Civilización han venido a<br />
aumentar la piedad que siempre me han inspirado los trabajadores Puertorriqueños, el<br />
<strong>de</strong>seo estimulado ha tomado la forma <strong>de</strong> un proyecto.<br />
Es realizable y pue<strong>de</strong> ser fecundo en resultados.<br />
Se trata <strong>de</strong> establecer una Sociedad <strong>de</strong> inmigración, cuyo objeto concreto sea<br />
el <strong>de</strong> facilitar la venida <strong>de</strong> familias <strong>de</strong> labradores Puertorriqueños, el establecimiento<br />
<strong>de</strong> colonias agrícolas, la consecución <strong>de</strong> los medios y arbitrios indispensables para el<br />
establecimiento <strong>de</strong> la corriente inmigratoria, &a., &a.<br />
De todos los servicios que hoy pue<strong>de</strong>n prestarse a la República, ninguno<br />
conducirá más pronto ni mejor que ese a la <strong>de</strong>finitiva organización económica <strong>de</strong>l<br />
país: no pue<strong>de</strong>, por lo tanto encontrar obstáculos; y espero que, siendo la prensa la que<br />
más ha <strong>de</strong> favorecer el proyecto, lo acoja y lo acalore, mientras se le da forma práctica<br />
y se convoca a una reunión.<br />
El Telegrama. Santo Domingo, 9 <strong>de</strong> Noviembre <strong>de</strong> 1882.<br />
E. M. <strong>Hostos</strong>.
Texto 4<br />
9<br />
Carta abierta al Pbro. Mena<br />
Sr. Presbítero:<br />
He recibido con satisfacción y leído con alegría la carta que Ud. me ha<br />
dirigido con el objeto <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrarme, recibo en mano, que lejos <strong>de</strong> oponerse a la<br />
fundación <strong>de</strong>l Teatro en esa feligresía <strong>de</strong> San Cristóbal, contribuyó el primero a esta<br />
buena obra.<br />
La prueba es terminante: el recibo que Ud. se tomó el trabajo <strong>de</strong> incluir en su<br />
benevolente misiva, afirma que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mayo, entregó Ud. al encargado Blanchard la<br />
cuota parte que por suscrición correspondía a Ud.<br />
Ese testimonio, que servirá para confundir a la mentira, sirve también para<br />
corroborar la buena i<strong>de</strong>a que formé <strong>de</strong>l Párroco a quien oí celebrar las excelencias <strong>de</strong>l<br />
trabajo. Ya no se me presenta solamente como consejero <strong>de</strong>l progreso material, sino<br />
como fautor <strong>de</strong>l progreso intelectual. Eso es lo que <strong>de</strong>seo ver en los ejercitantes <strong>de</strong>l<br />
influyente ministerio; eso lo que <strong>de</strong>seaba ver en mi excursión <strong>de</strong>l Ozama al Jura; eso<br />
lo que conviene al porvenir <strong>de</strong> la Sociedad dominicana; eso lo que, con el impulso<br />
que damos y la reforma que hacemos en la enseñanza, contribuirá más que nada a la<br />
organización <strong>de</strong> la República.<br />
Obrero concienzudo <strong>de</strong> esa organización es el sacerdote que favorece todos los<br />
<strong>de</strong>sarrollos sociales a que pue<strong>de</strong> contribuir; tal se me presenta Ud.; tal lo celebro.<br />
Creo en la estimación que Ud. se sirve manifestarme: crea Ud. en la mia.<br />
El Telegrama. Santo Domingo, 1 <strong>de</strong> Diciembre <strong>de</strong> 1882.<br />
E. M. <strong>Hostos</strong>.
Texto 5<br />
Sr. D. Máximo Gómez<br />
Generalísimo <strong>de</strong>l E. L.<br />
Cuba.<br />
Santiago, 25 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1898<br />
10<br />
Querido Libertador y recordado amigo:<br />
Si yo hubiera estado más cerca, en ocasiones <strong>de</strong> las mil que Vd. ha dado a la<br />
dominación <strong>de</strong> todos los amigos <strong>de</strong> la Hermandad, habría escrito quien tantos motivos<br />
tiene para agra<strong>de</strong>cerle sus eminentes servicios a la justicia, a la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, a la<br />
patria. Más como tan lejano (roto) siempre he <strong>de</strong>sistido <strong>de</strong> comunicarme con Vd.,<br />
hasta que ahora me da seguridad para hacerlo nuestro buen Arredondo.<br />
Prueba sea <strong>de</strong> ese sentimiento por temor <strong>de</strong> extravío, la afectuosa carta <strong>de</strong> mi<br />
hijita Luisita Amelia, que si como Antillana es agra<strong>de</strong>cida <strong>de</strong> Vd., como dominicana<br />
está orgullosa <strong>de</strong> su ilustre compatriota. Es probable que Vd. no se acuer<strong>de</strong> <strong>de</strong> ella,<br />
pues era una chiquitica <strong>de</strong> apenas 4 años <strong>de</strong> edad, pero como es la resultante viva <strong>de</strong><br />
todos los patriotismos que por ambos vamos, maternal y fraternal ha heredado, no<br />
sólo se acuerda <strong>de</strong> Vd. en los días <strong>de</strong> gloria, sino que como le dice en su carta, llora<br />
con Vd. en sus días <strong>de</strong> martirio.<br />
Es verdad que entonces lloramos todos. Los cablegramas nos tenían<br />
convulsos. Veíamos caído a Maceo, aquella columna <strong>de</strong> la patria nueva, rendido a su<br />
lado por <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> amigo y patriota a aquel adolescente sublime que apareció y<br />
<strong>de</strong>sapareció como una estrella errante, fulgurando al aparecer y <strong>de</strong>saparecer larga<br />
huella <strong>de</strong> luz al tremolar; veíamos a las hienas en su banquete <strong>de</strong> Punta Brava;<br />
veíamos a nuestros pueblos y gobiernos latinoamericanos, sus amigos por fuera,<br />
rendidos por <strong>de</strong>ntro; lo veíamos a Vd. bajo el doble golpe, aterrador <strong>de</strong>l patriota,<br />
<strong>de</strong>moledor el <strong>de</strong>l padre. ¿Cómo se habría <strong>de</strong> llorar entonces en ese hogar <strong>de</strong><br />
proscriptos, a dos mil leguas <strong>de</strong> la Patria?<br />
Pronto le escribiré sobre otros temas, por hoy, y para ahorrar comunicaciones,<br />
basta.<br />
Pero no quiero <strong>de</strong>spedirme sin <strong>de</strong>jar un recuerdo para nuestro Serafín Sánchez<br />
y sin enviar recuerdos a Rodríguez y a Carrillo.<br />
De Vd. con concienzuda estimación,
E. M. <strong>Hostos</strong><br />
11<br />
Carta <strong>de</strong> <strong>Eugenio</strong> <strong>María</strong> <strong>de</strong> <strong>Hostos</strong> a Máximo Gómez Báez, 25 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1898. Archivo<br />
Nacional <strong>de</strong> Cuba. Fondo Máximo Gómez. Legajo 15, núm. 2.