SEMANARIO CHIHUAHUENSE... SIN ATADURAS - El Observador

Semana del 9 al 15 de Mayo de 2011
Ésta y otras conductas eran
supervisadas por las autoridades
de la institución, en la
que se impartía una educación
integral y de
calidad, ya que estudiaban
desde las Técnicas Educativas,
de Pedagogía, Estadística,
Problemas Económicos de
México, Lógica, Español,
Antropología, Ética,
Psicología, Actividades
Manuales, Actividades
Artísticas, Educación Física,
Costura, Prácticas o Faenas
Agropecuarias (donde laboraban
a la par de los trabajadores
de los campos en la
siembre del maíz y cacahuate),
Didáctica, Psicología,
Matemáticas, Ciencias de la
Educación, Educación para la
Salud y Ciencias Naturales
(dichas materias se practicaban
en un horario de 6 de la
mañana a 6 de la tarde, lapso
en el que realizaban la
limpieza de la escuela), adicional
a las prácticas de
recreación o excursiones de
estudio que se realizaban una
o dos veces por año a
Chihuahua, Delicias u otras
partes.
Recuerdo del
profesor “Che”,
ahogado al salvar
la vida de varias
personas en el
año de 1969
De manera personal la
entrevistada recuerda que
dentro de las mejores
enseñanzas que recibió en la
Normal de Saucillo fueron las
del profesor José Martínez
Estrada, a quien de cariño
nombraban profesor “El Che”,
quien siempre fue un hombre
muy recto; lamentablemente
se ahogó en el año de 1969 en
una crecida de la laguna
aledaña al río Nazas, esto al
salvar la vida a varias personas
que iban al interior de un
camión de pasajeros proveniente
de la Ciudad de México
y que fueron arrastradas varios
metros adelante.
Durante el sepelio la viuda
del profesor, “Catita”, con cierta
alegría platicó cómo
después de localizar el cuerpo
de su marido lo único que se
pudo rescatar de entre sus
ropas fue una pluma fuente de
color plateada y azul que llevaba
una inscripción de aprecio
de sus alumnas de la
Normal de Saucillo por el “Día
del Maestro”, esto sin saber
que precisamente fueron ellas
quienes se la obsequiaron.
“El profesor ‘Che’ marcó mi
vida en la Normal, siempre
vistió de manera sencilla; fue
una eminencia, ya que dominaba
muchas materias,
entre ellas Ética. Siempre nos
insistía que dentro y fuera de
la institución nuestra conducta
como maestros no debería
prescindir del sentido de
responsabilidad y la conciencia
que ésta implicaba”, afirmó
Muela Baca.
La Normal de Saucillo
(antes denominada “Flores
Magón”, cuando era mixta y
estaba ubicada en Casas
Grandes) se caracterizó como
el formador o el semillero de
luchadores sociales, el tener el
poder de ayudar a los habitantes
de las comunidades
aledañas a esta escuela, como
Saucillo y Delicias, entre otras.
“Al año de haber ingresado
a la Normal de Saucillo
estaba en plena efervescencia
el Movimiento Estudiantil y
Campesino del 68, y años
atrás el maestro que impartió
clases en sus aulas, Pablo
Gómez, perdió la vida en el
ataque el Cuartel de Madera,
donde fallecieron algunos
alumnos de la Normal de
Salaices y campesinos.
Tiempo después familiares
directos del maestro, como
Alma Gómez y Herminia
Gómez, tomarían clases en
esta escuela”, agregó la entrevistada.
Después de una ardua
La maestra
Guadalupe
Muela Baca
se jubiló en
el año de
1995.
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Maestra Muela en la zona rural. Camión de
excursión de la Normal de Saucillo.
capacitación y las experiencias
adquiridas en la Normal de
Saucillo finalmente se le permitió
salir a la práctica a la
maestra Guadalupe Muela
Baca, quien del año de 1967 a
1969 inició su práctica en la
docencia en la Colonia
Victoria, en el municipio de
Ascensión, donde los alumnos
y padres de familia nunca
habían sido partícipes de una
graduación o un festival, siendo
recibida con hospitalidad.
Posteriormente del año de
1969 a 1970 en el Ejido
Corrales, del municipio de
López, siguió ejerciendo la
docencia, para proseguir del
año de 1970 a 1971 en el Ejido
Tierra Blanca, en el municipio
de Jiménez, continuando de
1971 a 9172 en Santa Anna de
Abajo, del municipio de
López; de los años de 1972 a
1981 en el ejido de San Juan,
del municipio de Allende;
para 1981 a 1982 estuvo a disposición
de la SEP hasta que
fue asignada a la plaza de
Chihuahua en la Escuela
Centauro del Norte, donde se
jubiló en el año de 1995.
“En mis 14 años de servicio
en la docencia en el medio
rural logré conseguir grandes
satisfacciones, ya que fui formada
para trabajar en sitios
muy similares al lugar en el
que crecí al lado de mis abue-
los, María Noris de Baca, José
Baca Payán y su tía Ernestina
Baca Noris, donde existen personas
sencillas y hospitalarias”,
agregó Muela Baca.
Después de esta experiencia
en el medio rural, donde
conoció a su esposo Julio
Armendáriz, a principios de la
década de los setentas se casó,
procreando años más tarde a
sus tres hijas, Lilia, María
Guadalupe e Irma, decidiendo
impartir la docencia en la ciudad
de Chihuahua en el año
de 1982 con la finalidad de
brindarle mayores oportunidades
a su familia.
“El reto en estos años como
madre y como maestra ha
sido el reconocer que he
tenido fallas como cualquier
ser humano; sin embargo,
dejando a un lado esto, me
siento satisfecha y exitosa, ya
que cumplí con una misión en
mi vida: La de formar hombres
y mujeres de provecho a
la sociedad”, afirmó la maestra
jubilada María Guadalupe
Muela Baca.
De igual manera, en la
práctica los maestros se dan
cuenta de la enorme diferencia
que existe entre lo que
aprendieron en las aulas, ya
que en la realidad son más
que docentes, ya que fungió
como secretaria al realizar en
sus ratos libres una factura de
venta de ganado en su
pequeña máquina de escribir,
ayudando a un habitante de
Guadalupe Victoria, a la par
de la elaboración de un croquis
o plano de la colonia para
un trámite de tierras, efectuar
el mapa de ubicación de la
comunidad y en censo para la
SEP y, sobre todo, fungir hasta
de “doctora corazón”, ya que
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en innumerables ocasiones le
pidieron consejos emocionales,
añadió la entrevistada.
Los docentes y
la inseguridad
en Chihuahua
Durante este camino para
convertirse en una profesional
en la educación los principales
temores y obstáculos a los
que se enfrentaron los maestros
de aquella época se
encontraban desde el más
sencillo, como qué clase de
recibimiento tendrían por
parte de los habitantes donde
impartirían clases, hasta los
más complicados, como casos
de acoso sexual, secuestros en
bailes o casas del maestro, o
inclusive en el peor de los registros
homicidios en zonas
altamente conflictivas de la
Sierra, como Guadalupe y
Calvo, Guachochi y otras más
allá de Bocoyna.
De tal manera, una de las
medidas implementadas por
cada una de las maestras que
eran asignadas a la zona rural
era buscar alojamiento con
familiares o amigos en cada
una de las comunidades, a fin
de evitar las situaciones antes
citadas.
Para finalizar la docente
jubilada subrayó que lo más
importante en estos tiempos,
en los que la inseguridad ha
permeado en la sociedad, es
que las nuevas generaciones
de maestros no pierdan la fe
nunca, se apoyen de sus familiares
y sobre todo que la clave
para ser una buena maestra es
tener vocación de servicio y
de emplear su ingenio para
salir avante.