Pedro Garfias - 2da. Edicion - Luis Eugenio Todd

ectas como una vocación.
Los paseos se han terminado,
la ciudad se comió toda la recta emoción,
ahora queda lo falaz, superficial e incierto
de la noche sin gran acción.
En aquel pueblo que paseaba
y que el sol iluminaba con gran plenitud,
nace la novia tierna, pura
y profunda en su expresión.
Una mujer era entonces
motivo de esa dicción,
Dios no lo fue, fue una diosa
que alcanzó su perfección,
de aquellos cabellos trenzos
que semejaban los “pecados”
ahora ni los mismos quedan,
permanecen o asemejan,
pues la noche ignota y fría
los guardó
como crujía al lado de un corazón.
Qué dulce y romántica poesía
la que con exquisita y delicada pureza
nos recuerda los sentidos lamentos
que formaban el eco ideal,
recto, digno y limpio
del amor que él siempre soñó.
Evoca el poeta de los Álamos del pueblo
la palidez del aliento,
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