Pedro Garfias - 2da. Edicion - Luis Eugenio Todd

continúan viniendo a nosotros
y a veces dañan nuestra realidad.
Así el hombre exclamó:
¿por qué no nos damos entonces cuenta
que nuestra propia poesía es pequeña
en la grandiosidad del más universal?
Medita y expresa una dulce letanía
para un río de aguas amargas
a quien él siempre cantó con irreal locura,
y así pide: “no me alboroten”
porque me espera con paciencia.
Refiriéndose a Dios le dice
que sabe su oficio
porque en las mañanas nos da una esperanza
y en la tarde nos da la nobleza
para que ésta flote
y camine en el río,
así espera la gran noche
que tiene entereza.
Para él dormir era llorar
porque vivió de prisa
y gozó poco pero intensamente;
reflejo de su vida fue esta emoción
que acorta distancias
y cambia el tiempo de dos dimensiones
en orfebre de tres caminos distintos.
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