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Juan Sasturain, escritor, reconocido periodista de<br />
Página 12 y conductor de un famoso programa cultural<br />
en la TV, dice: “Quizás porque el régimen intentó<br />
propulsar el tango como algo propio, en detrimento de<br />
otras formas culturales. Eso determinó que hubo toda<br />
una generación, la nuestra, que no tangueó nunca. La<br />
gran expansión del tango, acá en Argentina, data a<br />
partir de los años noventa. Desde hace unos años hay<br />
tangos por todas partes y los pibes van a aprenderlo<br />
a las academias. Se da la paradoja de que los padres,<br />
nosotros, no lo bailamos, pero ellos sí”.<br />
L a<br />
LO MEJOR PARA SABER DÓNDE está el tango<br />
en Buenos Aires es conseguir el periódico gratuito<br />
La Porteña Tango, en oficinas de turismo y hoteles,<br />
o pinchar su edición online: www.lptango.com.ar.<br />
Si quieres empaparte de tango con los porteños, no<br />
debes dejar de acudir a las milongas, quiero decir a los<br />
bailes populares, y decidirse a bailar. En Argentina,<br />
milonga puede significar mentira: “No me vengas con<br />
milongas”, se dice, además, del lugar donde se baila.<br />
En realidad, la palabra milonga aludía en el siglo XIX<br />
un tipo de canción gauchesca y campesina de origen<br />
español, muy popular, que cantaban los payadores.<br />
La influencia de los inmigrantes italianos que comenzaron<br />
a llegar a Buenos Aires a mitad del siglo XIX<br />
modificó las primitivas milongas hasta crear el tangocanción,<br />
ya a finales del XIX y comienzos del XX.<br />
La recuperación de los lugares donde se bailaba –se<br />
'milongueaba'–, que solían ser clubs sociales, viejos<br />
galpones o patios de vecindad, es un fenómeno, como<br />
hemos visto, relativamente reciente. Y en casi todos,<br />
también se enseña a bailar a los neófitos. Los hay para<br />
gays, La Marshàll, en Maipú, 444, o solo para mujeres,<br />
como El Seminario de Tango, en Cochabamba,<br />
2775 (tocar el timbre verde). Las clases de todas ellas<br />
suelen ser por las tardes y el baile por las noches. Pero<br />
los que más me gustan son los que fueron antaño clubs<br />
sociales y centros recreativos que todavía conservan<br />
el viejo sabor de un tiempo que definitivamente se<br />
fue. En esta era de discotecas y de mostradores de<br />
plástico, en aquellos lugares recuperados se sigue una<br />
vieja tradición: en una fila de mesas se colocan los<br />
hombres solos, enfrente, pista de por medio, las mujeres<br />
y las parejas. Los hombres<br />
EL MITO Y EL RITO<br />
Tres mitos tiene<br />
Argentina, Evita, Gardel<br />
y el Che. El más<br />
puro, quizás porque<br />
murió antes de en-<br />
trar en zonas de<br />
sombra, fue Gardel.<br />
Adorna con su retrato<br />
una tienda de<br />
zapatos especializada<br />
en servir a bai-<br />
larines aficiona-<br />
dos o profesionales.<br />
sacan a bailar a las mujeres<br />
con una mirada, las mujeres<br />
asienten o no, con una señal...<br />
y salen a bailar. Si te gusta el<br />
tango no puede dejar de ir a<br />
la calle Sarmiento, 4006, con<br />
Medrano, a la llamada Asociación<br />
de Amigos de Corazón<br />
del Tango, aunque todo<br />
el mundo la conozca como La<br />
Catedral. No hay ningún cartel<br />
en la puerta. Lo que encontrará si entra es una mesita<br />
con un socio que le cobrará la entrada, si no es socio,<br />
a treinta pesos, con derecho a recibir una hora de clase<br />
de tango para principiantes, o veinte pesos por asistir<br />
y mirar. Una larga escalera termina en un enorme galpón<br />
de suelo encerado, con sillas y mesas enfrentadas<br />
a una especie de altar presidido por una enorme fotografía<br />
de Gardel. Allí tocarán los músicos a la hora<br />
de la milonga. Fidel, el profesor, enseña los primeros<br />
pasos del baile a un grupo de alumnos. Todos son<br />
argentinos y jóvenes, menos dos americanas, madre e<br />
hija, que bailan juntas.<br />
En el barrio de Palermo, en Armenia, 1366, sede de<br />
la Asociación Armenia, se encuentra La Viruta, otro<br />
viejo local. “Acá se entra andando y se sale bailando”,<br />
me dice un veterano camarero. “Antes solo venían los<br />
viejos a bailar, ahora vienen sus nietos”, afirma. Otros<br />
cenan en las mesas pegadas a la pared.<br />
El Salón Canning, en Scalibrini Ortiz, 1331, es el<br />
feudo de Julio Balmaceda, para muchos, uno de los<br />
mejores bailarines del llamado Nuevo Tango. Julio<br />
es hijo de uno de los grandes bailarines, Miguel Balmacceda,<br />
una institución. “Bueno, al Nuevo Tango<br />
yo no lo llamo así, es tango. Yo lo que hago es innovar.<br />
Me he criado con el tango, de niño entraba con<br />
mi padre a los cafetines y a los bulines y veía bailar<br />
Fotos: Yadid Levy / Álex del Río<br />
LA CIUDAD Y SUS<br />
SECRETOS<br />
Uno de los halls<br />
del elegante hotel<br />
Palacio Duhau; la<br />
emblemática<br />
escultura Floralis<br />
Genérica; jardines<br />
de la Recoleta,<br />
y bailarina del Rojo<br />
Tango en el hotel<br />
<strong>Faena</strong> + Universe,<br />
en Puerto Madero.