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MANSIONES SECRETAS<br />
Es fácil que un lugar donde se baila<br />
tango no tenga rótulo ni señales en la<br />
puerta. Simplemente un timbre verde<br />
y el dato regalado por un portero<br />
de hotel, un buen amigo o un bailarín<br />
callejero. Estos lugares, alejados<br />
de los shows turísticos, son secretos<br />
bien guardados por los porteños.<br />
Fotos: Yadid Levy / Alvaro Leiva<br />
a los viejos, he aprendido así". Una de sus<br />
alumnas avanzadas, Marta Álvarez, coordinadora<br />
del Centro Cultural de España en<br />
Buenos Aires, dice: “El Nuevo Tango es<br />
diferente al clásico, es más abierto y hay<br />
más coordinación entre hombre y mujer”.<br />
Julio Balmaceda da clases, y con su pareja,<br />
Corina de la Rosa, actúa en shows por<br />
todo el mundo. Otro lugar emblemático<br />
es La Nacional, llamado así porque se<br />
encuentra en un palacete, sede de la Asociación<br />
Nacional de Italia, fundada en<br />
1866. Decir tango y decir Nacional ha<br />
estado unido durante más de ciento cincuenta<br />
años. La sala de baile para socios y visitantes,<br />
que abonan treinta pesos por entrada, se encuentra en<br />
el segundo piso. Allí han bailado varias generaciones<br />
de 'tanos', los argentinos de origen italiano.<br />
E<br />
EN EL BARRIO DE LA BOCA, el más antiguo de<br />
la ciudad, allí donde recalaron los primeros inmigrantes,<br />
los bailarines que actúan alrededor de la calle<br />
Caminito y en los bares al aire libre son buenos. De<br />
La Boca ve a San Telmo, allí hay un viejo intérprete<br />
que aún sigue cantando al antiguo estilo. Actúa en la<br />
calle, en Defensa, al lado de la Plaza Dorrego, donde<br />
los domingos hay un mercadillo. Carlos Luján, 'el<br />
Gardelito', suele cantar acompañado de su guitarra<br />
frente a la Casa de Cambio. Imita a Gardel a la perfección,<br />
pero no le hubiera hecho falta, es un extraordinario<br />
cantante. ¿Por qué canta en la calle? Nadie<br />
lo sabe. Cada vez que regreso a Buenos Aires voy a<br />
verlo y a escucharlo. Oslvaldo y Pochi son viejos y<br />
fueron bailarines del tango de cabaret en su juventud.<br />
Recorrieron toda América. Son maestros en el tango<br />
llamado canyengue u orillero, el primitivo baile de las<br />
barracas y de los burdeles de los suburbios. Actúan<br />
los domingos en la calle entre Defensa y Humberto<br />
I, también en San Telmo, y enseñan a los que quieran<br />
aprender. Los del barrio afirman que fueron famosos<br />
y que ahora no quieren languidecer en el asilo.<br />
Para pasar de espectador a actor, acuda a uno de<br />
esos lugares míticos mencionados antes y empiece<br />
por tomar clases de baile, que duran alrededor de<br />
dos horas. Después, podrá quedarse a bailar. En<br />
primer lugar necesita llevar zapatos adecuados. El<br />
zapato de mujer debe ser de tacón alto, sujeto con<br />
una trabilla al tobillo, y el del caballero un zapato<br />
con suela de cuero, nada de goma. Si no tiene zapatos<br />
para tango, cómprese unos. Mi tienda preferida<br />
es Victorio Zapatos, en Montevideo, 224; próxima a<br />
Corrientes. Los hay de hombre y de mujer. O vaya<br />
a Comme il Faut, en Arenales, 1239. Se trata de un<br />
apartamento privado, puerta 3, dep. M. Allí venden<br />
los zapatos de baile más chic de Buenos Aires. Si<br />
la dama quiere corresponder con otro regalo, debe<br />
regalarle a su caballero un sombrero. La tradición<br />
del sombrero en Buenos Aires es centenaria. Recomiendo<br />
un fabricante de sombreros que los vende<br />
en La Fundamental, en la calle Dr. J.M. Giuffra,<br />
370, en el barrio de San Telmo. No hace falta una<br />
ropa especial, aunque los argentinos admiran la elegancia.<br />
No son necesarias las faldas con rajas en los<br />
costados que muestran los muslos; solo las llevan<br />
las artistas de los shows, las cabareteras de otros<br />
tiempos y las alumnas aventajadas. Ritual tanguero,<br />
tiempo, estilo y ganas. Para todos, para todas, listos,<br />
la milonga va a empezar.<br />
EL LAMENTO DEL<br />
TANGO<br />
El bandoneón, pariente<br />
del acordeón,<br />
fue creado por<br />
Carl Friedrich Uhlig<br />
en Sajonia, a principios<br />
del siglo XIX.<br />
Es decir, es alemán.<br />
Heinrich Band lo<br />
comercializó con el<br />
nombre de Band-<br />
Union. Llegó a Buenos<br />
Aires en barco.<br />
Dicen que lo trajo<br />
un inglés, Thomas<br />
Moore, o un brasileño<br />
llamado Bartolo,<br />
o Pascualín,<br />
un carretero alemán.<br />
¿Qué importa?<br />
Llegó y se quedó<br />
en el arrabal, poniendo<br />
música a las<br />
penas y alegrías<br />
del Nuevo Mundo.