Documento - PADRES CARMELITAS. Provincia de Aragón y Valencia

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(Madrid 1956). Puede usarse también el folletito que el P. Ismael Martínez publicó en Vida Nueva: Y tras la noche, la libertad (Madrid 1993). ► De sus obras contamos solamente con las antologías que ha publicado el P. Rafael Mª López-Melús: Ejercicios bíblicos con María para llegar a Jesús (Caudete 1978), publicado más adelante como: Vivir con María y como María (Onda 1985); El Carmelo, escuela de santidad (Onda 1985) [traducción de la voz «Carmes»: Dictionnaire de Spiritualité (Paris 1953)]; Camino del cielo (Onda 1985). ► En inglés e italiano sí existen estudios de su vida y su obra. Yo destacaría dos: la colección de ensayos y antología de textos publicada (en inglés) por el Institutum Carmelitanum con motivo de la beatificación: AA.VV., Essays on Titus Brandsma (Roma 1985). Y un interesante artículo (en italiano) publicado en Carmelus que es el resumen de una tesina sobre el P. Tito como periodista: C. BONETTO, Il giornalismo cattolico secondo Titus Brandsma: Carmelus 41 (1964) 126-164. ► Por último, una bibliografía bastante completa hasta el año 1984 fue preparada por el P. Adriano Staring, Vice-postulador de la causa: Bibliografia di Tito Brandsma: Carmelus 31 (1984) 209-230. ► Un estudio más detallado de estos rasgos que hemos indicado y de otros puede verse en el último número de nuestra revista Fonte: F. MILLÁN ROMERAL, La santidad de la humanidad: Fonte 3 (2006) 77-100. PARA EL DIÁLOGO: 1.- Leed individualmente el artículo anteriormente citado, MILLÁN ROMERAL, F., La santidad de la humanidad, en Fonte 3 (2006) 77-100. 2.- Entre los rasgos de la fisonomía espiritual del P. Tito Brandsma descritos en el artículo, cuáles consideras que pueden servirnos para nuestro propio caminar, como carmelitas del siglo XXI. 3.- Leed y comentad en comunidad aquellos aspectos que más os llamen la atención de la reflexión del P. Tito “Sobre la paz”. 64
Sobre la paz del Bto. Tito Brandsma (Deventer 1931) El amor por la paz Es curioso cómo en el transcurso de los siglos se han levantado repetidamente heraldos de la paz, predicadores del mensaje de la paz. Pero ningún mensaje de paz ha encontrado un eco más vasto que el de quien nosotros, católicos, llamamos “Rey de la Paz”. Permítaseme evocar aquí aquel mensaje. Cuando el día de Pascua parecía que para los apóstoles no iba a haber esperanza después de la muerte de Cristo en la cruz; cuando a los ojos del mundo la misión de Cristo había acabado, fallado, y era incomprendida, apareció Él en medio de los apóstoles reunidos en el cenáculo por miedo a los enemigos, y, ante rumores de guerra por el ataque de los adversarios, oyeron decir: La paz os dejo, mi paz os doy. La paz que yo os doy no es como la del mundo (Jn 14, 27). Si en aquel momento de tristeza y desesperación la primera palabra que, a pesar de todo, pronunció Cristo después de su resurrección fue la que cantaron los ángeles en el pesebre de Belén, también ahora... debemos desear la paz y llevarla a la humanidad, como ellos hicieron en aquella ocasión. Son muchas las cosas que nos pueden dividir, pero... estaremos ciertamente de acuerdo en esto: que el anuncio de paz de Cristo ha tenido, para el mundo, un significado profundo, y lo tiene todavía. El mensaje de paz de Cristo es: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen... Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Pero yo os digo: haced el bien también a los que os hacen el mal (Mt 5, 44ss.). Junto a la falta de amor encontramos la falta de perdón. Cierto, no todo se puede soportar, pero, ¿significa esto que debamos volver a la antigua idea pagana de que cada insulto debe ser pagado con sangre, y que el perdón es signo de debilidad? ¡Es triste que en las relaciones políticas internacionales las ofensas nunca falten, que entre países y entre pueblos se alimenten artificialmente antipatías y hasta odios, que una palabra buena a un viejo enemigo -y encontrar en él algo positivo- equivalga prácticamente a un crimen de lesa majestad! Sé que para muchos, en nuestra sociedad actual, esta palabra es una voz en el desierto.... A vosotros os dirijo esta palabra radical de Cristo tan difícil de llevar a la práctica, pero que es la nota esencial para entender la dirección hacia la que dirigir nuestra acción por la paz. Nuestra actuación en favor de la paz debe basarse en la reforma de la sociedad. Y, en la sociedad, deben florecer, nuevamente, principios profundos de amor y de perdón los cuales se conviertan en una práctica habitual. Suena difícil, y puede parecernos que nos exige algo que parece imposible: poner la otra mejilla para recibir un segundo bofetón después de haber sido golpeado. Muchos lo consideran una locura... pero tenemos que meternos en la cabeza que no se progresa aceptando sin más las ideas que la sociedad nos impone. Sólo cuando nos convenzamos de esto podrá llegar una reforma tal de la sociedad, tan radical, que será capaz de eliminar la guerra del mundo. Si la filosofía de Nietzsche nos conduce a la guerra, dejemos que otra filosofía inspirada en un mensaje particular del amor y del perdón nos lleve otra vez a la paz. No hay otro camino. Si queremos erradicar de nuestro mundo la peste de la guerra, debemos nuevamente introducir estas dos ideas: amor y perdón. La paz es posible. 65
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