libro SILENCIOS ROTOS DEL PIÑEIRO 04 11 a curvas - Hospital ...
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ESCRITO POR RESIDENTES Y USUARIOS <strong>DEL</strong><br />
HOSPITAL CENTRO GERIÁTRICO<br />
Dr. LUIS PIÑEYRO <strong>DEL</strong> CAMPO<br />
2010-20<strong>11</strong>
Silencios Rotos del Piñeyro
PRÓLOGO, DIRECCIÓN Y<br />
COMISIÓN DE APOYO<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
La aparición de un <strong>libro</strong> es siempre motivo de regocijo. Si decimos<br />
-además- que Silencios rotos del Piñeyro es la continuación de Cuentos,<br />
anécdotas y poemas del Piñeyro, que fuera publicado en 2008, la celebración<br />
debe ser aún mayor.<br />
Dijo Federico García Lorca: Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la<br />
calle, no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un <strong>libro</strong>. Yo tengo<br />
mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un<br />
hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente, con<br />
un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber<br />
y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son <strong>libro</strong>s, <strong>libro</strong>s,<br />
muchos <strong>libro</strong>s los que necesita y, ¿dónde están esos <strong>libro</strong>s?<br />
A éste -escrito por residentes y usuarios del <strong>Hospital</strong> Centro Geriátrico Dr.<br />
Luis Piñeyro del Campo- debemos recibirlo con las manos ávidas, la mente<br />
abierta y el corazón alegre. Personas con escasa formación literaria nos<br />
ofrecen sus sentimientos, sus afectos, sus aspiraciones, su relato vital con<br />
total naturalidad y una belleza que nos colma el espíritu.<br />
Pedro González nos recuerda su niñez en Pardo y pardo.<br />
Mario Troche le escribe y agradece a Mi madre, a Mis hijos: Camila y<br />
Gervasio, a Mi hermano Ricardo y a Gilda; y nos deleita con un poema<br />
hermoso ¿Dónde cantan los poetas?, que dedica a Gabriela.<br />
Aída Ciscato rememora En una tarde, el baile añorado en el Hotel del Prado.<br />
Rubén Darío Fernández nos emociona con La pequeña Olga que le repone a<br />
la abuela su jazmín maltratado.<br />
Susana Barreiro y Arsindo Farías nos regalan tres bellas composiciones La<br />
Noche, Pregunta de un Niño y Poema de Amor.<br />
Edmundo Antonio Sosa nos recuerda en El perro y yo al can que primero se<br />
mostró agresivo y amenazante y luego se volvió su fiel amigo. En Romina<br />
- 5 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
nos habla de su hija del alma y en La Tierra del suelo cultivable que el<br />
hombre hace producir con su esfuerzo y amor y, hacia el final del ciclo vital,<br />
sirve de cobijo eterno, tranquilo y oscuro a nuestros cansados cuerpos.<br />
Los poemas no están construidos con rima ni ritmo perfectos, y ese no es su<br />
propósito. La finalidad -de los autores- es plasmar una exaltación de la vida<br />
que los rodea y a la que no están dispuestos a dejar pasar en vano.<br />
En un muy lejano 1895, el Dr. Luis Piñeyro del Campo asumía su cargo en la<br />
Comisión Nacional de Caridad y Beneficencia Pública. A partir de ese<br />
momento, el Asilo de la calle Larravide concentró sus principales desvelos.<br />
Luego de su muerte acaecida en París el 21 de agosto de 1909 y en<br />
reconocimiento a su tarea la institución pasó a denominarse Asilo Luis<br />
Piñeyro del Campo.<br />
Desde el más allá, el noble benefactor y poeta leerá jubiloso Abuelos del<br />
Piñeyro de Mario Troche, Gracias mil Piñeyro del Campo de Paula Linares y<br />
Piñeyro del Campo de María Silvina Velásquez. Luego de la lectura,<br />
descansará en paz.<br />
Nosotros, que aún permanecemos en este paraíso terrenal esperamos -desde<br />
ya- el tercer <strong>libro</strong> de los residentes y usuarios del <strong>Hospital</strong> Centro Geriátrico<br />
Dr. Luis Piñeyro del Campo.<br />
- 6 -<br />
Dr. Alberto Piñeyro
Continuamos juntos,… gracias<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Por segunda vez volvemos a cumplir el sueño de trascender, al no<br />
dejar que se pierdan estos escritos que reflejan el sentir y el amar de los<br />
residentes.<br />
Este proyecto tiende a dar continuidad al primer <strong>libro</strong> ya publicado,<br />
que llevó tres años de gestación y que fue originalmente idea del residente<br />
Rubén Darío Fernández.<br />
Hoy reunimos nuevamente lo que consideramos lo mejor de cada<br />
uno de los autores, demostrando la importancia de tener un proyecto vital.<br />
El fundamento de este <strong>libro</strong> es salvaguardar aquellas cosas que<br />
algunas veces quedan en papeles olvidados o se pierden o se tiran porque<br />
no valoramos la importancia de lo hecho por nosotros mismos.<br />
El nombre de esta nueva edición surge del Taller Literario; donde un<br />
grupo de amigos se reúnen para pensar, reflexionar y apoyarse en temas<br />
de interés común.<br />
Este espacio estimula la creatividad; es un lugar en donde el<br />
respeto, la sinergia, la escucha y la aceptación son los pilares<br />
fundamentales que sostienen el trabajo del Taller.<br />
Sumamos en este <strong>libro</strong> trabajos de aquellos usuarios que no<br />
participan directamente del taller, pero a quienes les agrada escribir.<br />
- 7 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Agradecimientos<br />
A quienes participaron en el <strong>libro</strong>, desde el Taller y con el<br />
aporte de sus trabajos.<br />
Al Equipo de Gestión y a la directora del Centro, Dra.<br />
Adriana Silva, quien con su constante aliento nos impulsa a<br />
continuar nuestra labor.<br />
A la Comisión de Apoyo, en nombre del presidente, Sr.<br />
José Peralta, quien siempre nos apoya en cada emprendimiento<br />
a favor de los usuarios.<br />
Al bisnieto del Dr. Luis Piñeyro del Campo, por permitirnos<br />
publicar como homenaje extractos del <strong>libro</strong> El último gaucho<br />
(1891), escrito por quien merece el nombre de nuestro Centro<br />
debido a su innegable valor como ciudadano ilustre, amante de<br />
las causas nobles y justas.<br />
A Helder Hernández, por permitirnos recordar a Melania<br />
en este <strong>libro</strong>, que aunque hoy no está entre nosotros se mantiene<br />
viva en sus escritos.<br />
A Gloria Gómez, que trabajó con Juanita en el Viaje<br />
Imaginario y en las fotos de los trabajos de Nahír.<br />
A la Lic. Trabajo Social Sandra Sande y a la Dra. Verónica<br />
Silveira, por el aval a nuestro emprendimiento.<br />
A Marisa Palmer, por la energía que nos impulsa a<br />
concretar este proyecto.<br />
A la artista plástica Lic. Esther Meix por las fotos de sus<br />
trabajos realizados en Centro Diurno.<br />
- 8 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
A ONPLI por colaborar en nuestro proyecto al ser la<br />
imprenta que nos apoya con el <strong>libro</strong>.<br />
Al Laboratorio Bayer por el noble gesto de apoyar y<br />
financiar nuestro emprendimiento.<br />
Al fotógrafo Miguel Rojo por la foto de tapa.<br />
A Gretchen Schauricht al enriquecernos con sus<br />
invalorables conocimientos y su cariño en la corrección de<br />
nuestros trabajos.<br />
Al Asesor Legal Fabricio Méndez por su apoyo.<br />
A Marta Llabrés y Nathalie Montes por la colaboración<br />
constate en este emprendimiento.<br />
Quienes coordinamos, nos sentimos muy felices de ser<br />
los agentes motivadores que propician este trabajo.<br />
Para finalizar, hay una frase que significa mucho en este<br />
contexto: “Hacen falta sueños para aferrarse a la realidad”<br />
(Ricardo Arjona, músico).<br />
Sra. Nelvi Regalo<br />
Centro Diurno<br />
Lic. Psic. Gabriela Ferraro<br />
Oficina de Atención al Usuario<br />
- 9 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Dr. Luis Piñeyro del Campo<br />
EL ÚLTIMO GAUCHO<br />
Luces dudosas vienen extendiendo<br />
su tenue claridad por las cuchillas.<br />
Sopla ligera brisa, van ciñendo<br />
las nubes orlas rojas y amarillas.<br />
En los bajos las nieblas por los cauces<br />
deshaciéndose van de las cañadas,<br />
y en jirones, cual gasas desgarradas,<br />
flotan entre las ramas de los sauces.<br />
Fresco aroma de hierba humedecida<br />
en ondas se levanta, que a raudales<br />
recogen y desparraman en la huida<br />
las puristas auras manantiales.<br />
- 10 -
Yerguen su tallo las menudas flores<br />
al beso de la luz que se dilata,<br />
y que en haces de vívidos fulgores<br />
sobre el campo ondulante se desata.<br />
La negra tierra allí, desmenuzada<br />
a la tarda labor del buey paciente,<br />
en llanto de la noche aún empapada<br />
el seno ofrece a la feraz simiente.<br />
Del maizal a las cañas rumorosas<br />
éntrase el viento juguetón y leve,<br />
y al roce de sus alas bulliciosas<br />
hojas y tallos en desorden mueve.<br />
Y salta, y besa, en vuelos inconstantes,<br />
las mieses del maduro fruto henchidas,<br />
que deja columpiándose ondulantes<br />
cual las ondas de un lago estremecidas.<br />
Y llega ya hasta aquí; lame silbando<br />
las rojas tejas del humilde techo,<br />
y el humo del hogar arrebatando<br />
lánzalo al campo en copos de mil deshecho.<br />
- <strong>11</strong> -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Pedro González<br />
(07/12/41-13/10/10)<br />
PARDO Y PARDO…<br />
SOY COMO SOY<br />
SÉ DE DÓNDE VENGO<br />
- 12 -
PARDO Y PARDO…<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Pardo y pardo marrón glacé los padres míos.<br />
En estas callecitas de la Aduana, frente al conventillo, picadillo con<br />
pelota de trapo, este negro junto con los zurdos y los Espondaburu<br />
pardos,<br />
ellos eran muchos hermanos, había que pelear por calle Pérez<br />
Castellano.<br />
Quedaba el Boston donde peleaba Burgués y Dogomar Martínez.<br />
Tiempos lindos de nuestra niñez donde “la plata” baila y los hombres<br />
también eran “guapos”, había que pelear para ser niños de verdad.<br />
Qué te parece hermano si naciste pobre, morirás pobre con él…<br />
en tu fe… hombre serás…<br />
Tiempos pasados donde no había “pasta base”.<br />
Cumplí la misión de “humano”, vine al mundo de una mentira hecha a<br />
mi madre; ella lo quiso. Así fue que crié a mis hermanos como “hombre”.<br />
Y yo fui lo que quiso el destino: siempre negro de “Barrio”.<br />
A mis antepasados que fueron “blancos”:<br />
Mis antepasados fueron africanos “Negros azules”.<br />
Y soy feliz siendo marrón. He sido sincero con la mujer que me amó.<br />
Sabe quién soy. Ella en Europa…viviendo y yo aquí en<br />
el Piñeyro del Campo siendo quien soy, de Mundo Afro.<br />
“Misión cumplida” con mi vida de marrón glacé.<br />
- 13 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
SOY COMO SOY<br />
Soy como soy.<br />
El mundo es así.<br />
De amores no cumplidos<br />
de promesa de hombre<br />
de entrega de mujer<br />
hereda su carácter<br />
“su ser” tranquilidad.<br />
El mundo es así<br />
¡hombre! así me criaron<br />
así es morir y nos encontramos<br />
en el Piñeyro del Campo<br />
él siendo él.<br />
Cuando le dije su verdad<br />
la de mi madre<br />
él calló<br />
le vi morir “su ser”<br />
tranquilo, manso<br />
la vida es así.<br />
Sin garantía de un mundo mejor.<br />
- 14 -
SÉ DE DÓNDE VENGO<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Sé de dónde vengo ¿Quién soy?<br />
Soy Machado que encontré en Piñeyro del Campo<br />
la triste realidad siendo el mayor de mis hermanos,<br />
Bottaro ellos, siendo yo el mayor de los nietos<br />
¡el alma de ella llevo!<br />
De las brujas del Piñeyro creyendo en<br />
Cristo y su Biblia, protejo Madre Teresa.<br />
Mi abuela me crió con rigidez de un macho.<br />
Así soy, es crear una imagen<br />
Pedro Hugo…soy.<br />
- 15 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Mario Troche<br />
Unidad de Psicogeriatría<br />
A MI MADRE<br />
A MIS HIJOS CAMILA Y GERVASIO<br />
CAMILA<br />
A MI HERMANO RICARDO<br />
GILDA<br />
MATEANDO EN EL PIÑEYRO<br />
A LA MÉDICO PSIQUIATRA GIANNINA CASALI<br />
A LOS TEJANOS LOS RECUERDOS DE UN MAÑANA<br />
A ROSANA<br />
- 16 -
I - II - III<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
DESDE EL PIÑEYRO A MYRIAM CON EL CALOR DE UN ABUELO<br />
A ADRIANA, ODONTÓLOGA CON FUERZA DE CREAR NUEVAS LUNAS<br />
EN LOS ROSTROS DE LOS ABUELOS <strong>DEL</strong> PIÑEYRO<br />
LOS ABUELOS <strong>DEL</strong> PIÑEYRO<br />
UN FRAGMENTO <strong>DEL</strong> CUENTO “LA BOHEMIA DE<br />
LOS GRILLOS <strong>DEL</strong> PIÑEYRO”<br />
¿DÓNDE CANTAN LOS POETAS?<br />
A MI MADRE<br />
Se me cayó un verbo calendario de año Mamá<br />
andando, andando caminos azules, azules.<br />
Manos de otoños antiguos veíamos rostros de fuego.<br />
Te acordás Mamá de las primaveras.<br />
No te olvides nunca golondrina querida, aquel<br />
que llevaba en el hombro como una rama<br />
del destino. Acá en el Piñeyro el viento tiene<br />
la estatua de los eucaliptos, labios de<br />
arena, sol, sol y cruz trazada en el tiempo<br />
como una consigna celeste. Te bendigo Madre.<br />
Y que nunca sea tarde como un sol<br />
en la noche; quién sabe qué noche.<br />
Qué luna, qué ida, qué destino madre mía.<br />
Tengo nubes nuevas para pintarte los labios<br />
los que tantos besos me dieron cuando estuve<br />
solo, también tengo un sol para regalártelo.<br />
Todo. Mamita linda. Me estoy cortando<br />
con los filos de un arco iris en<br />
los pupitres del atardecer.<br />
Con los codos en el horizonte donde vendrán las estrellas.<br />
lágrimas de luz para llorar mi llanto casi poeta en la noche, Mamá.<br />
- 17 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
A MIS HIJOS CAMILA Y GERVASIO<br />
En un área incierta, al centro<br />
del corazón palpitan mis hijos.<br />
Garfios de amor prendidos<br />
como las manos de Dios<br />
en el infinito azul y más.<br />
Horizontes, luna y pan, hermosos<br />
como estrenando cielos rojos.<br />
En el pupitre mayor, tiza blanca<br />
rayando el alma de un grito.<br />
¡Los amo hasta volverme poesía!<br />
Y me quedo inmóvil<br />
en los surcos del silencio.<br />
Arañas de calcio y lunas<br />
impregnadas de luz en las auroras.<br />
Incendio de amaneceres del Piñeyro.<br />
Gitano sin aros roto como un pájaro.<br />
Bullicio de golondrinas en los techos.<br />
Exaltando vernos rubios de sol.<br />
Rudo engranaje de ruedas dentadas<br />
mordiendo el calor de mis hijos<br />
porque son pan y techo tibio de amor.<br />
Aprendí de ellos no morir cada día,<br />
la edad de los árboles y otros asuntos<br />
que me llaman la atención.<br />
CAMILA<br />
Déjame despeinar los techos<br />
para mojarme de lunas<br />
y saber un poco más<br />
de la anatomía del sauce<br />
que llora en mi ventana una pena verde.<br />
Aprendí de los pájaros como tú Camila<br />
a escribir en los celestes poemas de amor.<br />
- 18 -
Y el sol me ganó en los patios del Piñeyro<br />
gritando un recuerdo en tu aniversario.<br />
Te quiero Camila, después es verano.<br />
Te quiero Camila, después recién después.<br />
Remontaré una de las palomas<br />
hasta la altura de mi frente<br />
en un vuelo de patria y cielos.<br />
Te regalo todo hija mía y la luna<br />
en un trago de luz<br />
para calmar la sed.<br />
De los camellos del mundo de arena<br />
y un globo picado en mis manos vacías<br />
con líneas que calcan rumbos del corazón.<br />
El que te lleva como una bandera<br />
en el pulso, mi gran hija querida.<br />
Eres el éxito de una golondrina<br />
alcanzando el ángulo de su cría.<br />
A MI HERMANO RICARDO<br />
Tiemblo como la mar.<br />
Cada ola es un salmo<br />
que me humedece el corazón.<br />
Voy querido Ricardo<br />
con tus palabras en las alegrías.<br />
Sé mucho<br />
de las sonrisas de los amigos,<br />
de la paz, el pan y los peces.<br />
Y mi alma multiplicando<br />
los soles y lunas en los horizontes.<br />
Para que no me falte nada,<br />
a la hora de la oración<br />
un hornero artesano de colores,<br />
me duele en el verano<br />
como un niño en los brazos.<br />
- 19 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Esperando la estatura de los hombres<br />
para andar mudos de colores,<br />
de mares techos de Dios.<br />
Desde el Piñeyro te escribo<br />
con lágrimas de emoción<br />
inundados mis párpados<br />
porque vale la pena<br />
esta lluvia…<br />
Hasta que salga el sol.<br />
¡Tú, no me dejaste solo ternura!<br />
¡Bendito sea el Señor!<br />
GILDA<br />
No me dejes solo<br />
Acá tenés un amigo ¡AMOR!<br />
Aquel que confundió los afluentes<br />
con serpentinas de sol<br />
y lloró veinte años tu ausencia<br />
en un rincón noche de Montevideo.<br />
Te amo con influencia de golondrinas,<br />
caballos que pastan en los patios del Piñeyro.<br />
Se parte el poema como un rayo<br />
en la tierra fresca, ajena y prohibida.<br />
Te acordás amor la primavera el sol<br />
y aquella luna durmiendo luceros.<br />
En tu falda mujer; qué saben aquellos<br />
que nunca despertaron llorando<br />
a las seis de la mañana y se<br />
entregaron al horizonte para verte pasar<br />
llevando la última estrella como la mano<br />
de Dios la garganta del sol.<br />
Nuevo día para sufrir tu ausencia.<br />
- 20 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Yo no sé si me recuerdas,<br />
yo no te voy a olvidar nunca, amor.<br />
Después serán los pájaros que me encenderán<br />
un ala para morir mejor.<br />
MATEANDO EN EL PIÑEYRO<br />
Hay cosas que no saben, por ejemplo que el zorro gusta de las mujeres.<br />
Eso no lo sabía, me lo enseñó Tito Juan Carlos Rodríguez, un amigo del<br />
Piñeyro, que se disfraza de zorro aunque haya 40 grados de calor.<br />
Sombrero y capa (me pidió que le consiguiera un caballo), es más bueno<br />
que una copa de agua.<br />
No sabe leer, ni escribir, no sabe la edad que tiene, pero sabe mucho de<br />
sonrisas.<br />
Una tarde que estábamos amargueando Antonio, Tito y yo a la sombra de<br />
un enero en el jardín del Piñeyro rompió el silencio y preguntó:<br />
Compañeros, ¿qué hay adentro del cielo? Quedamos rotos, prolongamos<br />
el silencio, derramé una lágrima y Antonio apenas respondió, adentro del<br />
cielo está Dios y los angelitos y volvimos a quedar en silencio, así seguros<br />
que esa no era la respuesta, no había otra.<br />
Una noche después de la cena caminábamos por el parque y así porque sí<br />
afirmó: ¡El sol ahora está en Japón! Qué lección para nosotros que nos<br />
hacíamos nudos en los horizontes.<br />
Y así pasó un termo, un mate para Tito, otro para Antonio, nos contó que<br />
nunca tuvo novia y agregó: Yo nunca me acosté con una mujer. A los tres<br />
nos ganó un gran silencio sofocante como un grito a Dios. Nos quedamos<br />
quietos, recién hechos, hasta que nos despertó preguntando: ¿De dónde<br />
sale el viento? Ni las palmeras del Piñeyro pudieron responder y eso que<br />
las palmeras saben de nidos, nubes y cielos. El silencio nos volvió a cubrir.<br />
Es raro vivir.<br />
- 21 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
A LA MÉDICO PSIQUIATRA<br />
GIANNINA CASALI<br />
Siento un profundo respeto y admiración<br />
por todo lo que es inteligente.<br />
Como el árbol, la golondrina, la luz, el amor<br />
saben regresar al ángulo de sol<br />
de las ventanas del Piñeyro.<br />
Yo estuve veinte y tres años dormido<br />
en un rincón de Montevideo.<br />
Usted señora Casali me devolvió<br />
las maravillas de las auroras<br />
y estas inmensas ganas de vivir.<br />
En los horizontes donde todo se agita<br />
y el sol salpica estrellas es tarde, es noche<br />
exactamente ahora que estoy escribiendo.<br />
Quiero gritarle gracias y se me vuelve poesía<br />
como un molino sin viento en los silencios<br />
flotando en el aire de otoño.<br />
Pájaro azul de tanto rayar el cielo<br />
un abecedario de lunas y soles<br />
me ilumina el pulso, y vivo,<br />
abierto con amigos buenos como el pan.<br />
Creo en usted señora Casali<br />
porque me hizo mucho bien<br />
como una canción de paz.<br />
En los vértices del corazón vivo feliz.<br />
Esta noche para estrenar<br />
tengo un lucero nuevo<br />
que me guiña a lo lejos, muy lejos<br />
donde todo comienza como un siglo<br />
y despiertan los bordes del silencio.<br />
Giannina, no me haga caso porque estoy loco.<br />
- 22 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
A LOS TEJANOS<br />
LOS RECUERDOS DE UN MAÑANA<br />
Desesperados granates<br />
allá en el horizonte<br />
tembló la tierra el 19 de septiembre<br />
pasó algo aquí.<br />
Más de veinte soles<br />
iluminaron la tarde.<br />
Fue un acontecimiento<br />
como sucede en mi ventana<br />
la catástrofe de un sauce.<br />
Pasaron Los Tejanos<br />
criaturas mágicas<br />
con los colores del arco iris y noche.<br />
En los patios del Piñeyro<br />
más de cien guitarras<br />
sonaron acompañando<br />
el retorno de una golondrina.<br />
Y los comediantes jugaron<br />
con ritmo de primavera<br />
la proeza de La Teja.<br />
Muy alto una paloma blanca,<br />
como una tijera, me recorta<br />
pedazos de techo<br />
para un muchas gracias<br />
por estar, por existir, por venir.<br />
En un espacio roto<br />
tal vez esta noche<br />
lluevan espigas<br />
de un cielo maduro.<br />
Nunca los voy a olvidar.<br />
- 23 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
A ROSANA<br />
Generosas las palmeras<br />
en su estatura de cielos.<br />
Varas maravillosas<br />
que todo lo transforman<br />
en una actitud mágica<br />
de palomas, en soles, poesía y pan.<br />
Y tú Rosana mirando el río verde<br />
en los patios del Piñeyro<br />
que corre en el horizonte rojo<br />
del atardecer lleno de vida<br />
golpeando el pecho<br />
con una mano de fuego<br />
con humo de sangre<br />
y cenizas de tierra blanca<br />
después de los muros.<br />
Te quiero con acento en el alma<br />
la misma que se llenó de poemas<br />
en la sonrisa de tu primavera.<br />
I<br />
Un relámpago en un grano de sal<br />
ilumina mi pulso con el que escribo<br />
estos poemas los que dedico con amor:<br />
A Anahí<br />
A mis hijos. A mi madre.<br />
A los que calcan la luna<br />
para iluminar la vida.<br />
A los perros que le ladran.<br />
A Gilda,<br />
al terciopelo,<br />
- 24 -
al sauce que llora un poema verde,<br />
a mis hermanos.<br />
A las ventanas por donde<br />
entran las estrellas. Al alba,<br />
a Papá.<br />
A los que duermen durante las noches<br />
porque de ellos es el reino de las auroras.<br />
A los abuelos y funcionarios del Piñeyro.<br />
Al reloj que da la hora<br />
al pan<br />
a los peces<br />
a las túnicas blancas<br />
a los horizontes que coleccionan primaveras<br />
al inflador de mi vieja bicicleta<br />
a la libertad<br />
a los poetas del Piñeyro<br />
al último organito<br />
a una cuchara de agua<br />
a todos los pájaros.<br />
A todos mis sobrinos que pescan arco iris<br />
en las playas del mar. Las lágrimas de luz;<br />
en los techos del desierto<br />
como manos en la ola, escribo.<br />
II<br />
Yo sé mucho de la Luna<br />
porque ella me alumbraba<br />
en mi larga soledad.<br />
Tiene claridad de cielos.<br />
Mi poema amaneciendo<br />
en el Piñeyro del Campo.<br />
Hay una mano que tiembla<br />
allá en el horizonte<br />
y se conjugan los verbos<br />
en el agua que cae, ceniza<br />
terciopelo, granate<br />
- 25 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
en la mañana de invierno.<br />
Pronto será primavera<br />
en los helechos de mi tierra,<br />
al oriente del río<br />
de los pájaros pintados.<br />
Y cantarán los abuelos<br />
loas a los patios<br />
como cosechando auroras<br />
en un afluente de patria.<br />
Girando, girasoles. Amor.<br />
III<br />
Me gasté en rojos<br />
con horizontes de sangre<br />
y aprendí a escribir algo.<br />
En cada amanecer<br />
por los caminos de las manos<br />
yo estaba sin resolver<br />
el ejercicio de la luna<br />
que me consumía cada noche<br />
de frío y soledad<br />
sin espacio, sin luz.<br />
En las sombras de las acacias<br />
con fantasmas y pájaros<br />
colgando de una nube<br />
que estaba quieta en el cielo.<br />
Como una sombra amenaza<br />
de pedazos de hielo<br />
sobre mi frente cansada<br />
en una partida con la muerte<br />
con dados de estrellas triste.<br />
Desperté en el Piñeyro.<br />
Nací de nuevo.<br />
- 26 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
DESDE EL PIÑEYRO A MYRIAM<br />
CON EL CALOR DE UN ABUELO<br />
Remonto como un sol<br />
para iluminarte ternura<br />
y con esos rayos de luz<br />
calcar mi paisaje naturaleza<br />
desde los patios del Piñeyro.<br />
Te quiero en el poema<br />
porque en un poema vivo<br />
bajo un techo de lunas<br />
y alcancías de horizontes<br />
de cada atardecer<br />
y más todavía.<br />
Soltar la línea de un círculo<br />
y caer como una lágrima<br />
en tus brazos Mujer<br />
para soñar auroras<br />
con golondrinas y todo.<br />
En tu mirar primaveras<br />
eres más linda que la última rosa<br />
que acaba de florecer.<br />
Por eso no estoy más triste, Myriam.<br />
A ADRIANA, ODONTÓLOGA CON FUERZA DE<br />
CREAR NUEVAS LUNAS EN LOS ROSTROS<br />
DE LOS ABUELOS <strong>DEL</strong> PIÑEYRO<br />
Déjame llorar<br />
donde convergen las lágrimas<br />
las manos de los ríos<br />
el cielo de las pupilas de Dios.<br />
Tu andar paladares<br />
con ternura hospitalaria<br />
me induce a escribir tu sonrisa<br />
- 27 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
con el pulso de un amigo<br />
libre como una golondrina<br />
que cada mañana va<br />
y cruza mi ventana<br />
volando los jardines del Piñeyro.<br />
Tengo sensación de primaveras<br />
qué más puedo pedir<br />
si tengo el pecho lleno<br />
de alegrías nuevas<br />
y soles enteros temblando al amanecer<br />
temblando en el horizonte<br />
que no se apaguen nunca.<br />
Me hace bien escribirte<br />
Adriana, gracias por existir.<br />
LOS ABUELOS <strong>DEL</strong> PIÑEYRO<br />
Tienen murmullos de gorriones<br />
turbulencias de mar quieto.<br />
Los abuelos del Piñeyro<br />
andan con paso lento<br />
como contando distancias.<br />
Me ofrecen su mirada solidaria<br />
y sus manos generosas<br />
con la estatura de los ceibos<br />
la flor de la patria.<br />
Yo estaba en un rincón de La Teja<br />
más solo que un remo perdido<br />
en el río salado<br />
y ancho como el mar.<br />
Respiraba soledades<br />
como un pez en la arena.<br />
Solo en el trapecio de la noche<br />
como la luna andando<br />
- 28 -
de horizonte a horizonte<br />
horizontes de espuma y sal.<br />
Mi poema tiene influencia<br />
de las palomas del Piñeyro.<br />
Más luz.<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
UN FRAGMENTO <strong>DEL</strong> CUENTO<br />
“LA BOHEMIA DE LOS GRILLOS <strong>DEL</strong> PIÑEYRO”<br />
Cuando le pregunté a Café por la escoba me contestó: La tengo guardada.<br />
Averigüé, ¿por qué? Y me dijo, hoy no barro porque es feriado, los días de<br />
fiesta yo no trabajo.<br />
Perdí el conocimiento; cuando volví en mí estaba al lado de Cisto, le<br />
pregunté, ¿Qué edad tenés? Lo sorprendí, me contestó: No recuerdo y<br />
quedamos mano a mano, el tabaco y yo en la pregunta (es difícil).<br />
Rechiflado en mi tristeza, pero siempre estoy triste, no es raro, no tiene la<br />
culpa Cisto por no recordar la edad. Ni Café por interrumpir para agregar:<br />
Anote ahí Marito, peleé en la época al Batista y Caballero y mi oficio fue<br />
carpintero. Lo sé, ¡qué carpintero! (está espeso el aire).<br />
Escúchame bien Cisto: ¿Qué hiciste en la vida? Muy rápido y sabiendo lo<br />
que respondía me dijo: Herrero. Le pregunté: ¿Qué es lo que te hubiera<br />
gustado ser? Muy seco y rápido me gritó: ¡Herrero!<br />
Quedamos en un silencio rojo golpeando el recuerdo en una fragua, y<br />
aunque me puso la mano en el hombro y en un murmullo casi un grito de<br />
pan ¡No me rompas más las bolas!, me murmuró al oído he-rre-ro cayó el<br />
silencio a la tierra, quedamos mudos. Pasaron muchos años para volver a<br />
hablar.<br />
Me dirigí a Nelson. Escúchame, Nelson: ¿Qué hiciste de tu vida y qué es lo<br />
que tú habías querido hacer? No entendió la pregunta o yo le hablé mal…<br />
me apretó la mano y comenzó a plena voz a nombrar esquinas y boliches<br />
del Cerro, no podía parar. Un monólogo, para mí con limón.<br />
- 29 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
¿DÓNDE CANTAN LOS POETAS?<br />
Qué lindo está el parque del Piñeyro<br />
ahora que tú lo andas conmigo<br />
buscando abuelos nuevos<br />
para llamar golondrinas.<br />
Anunciando primaveras<br />
en dos pedazos de cielos<br />
como tus ojos Gabriela.<br />
En el tallo de una rosa<br />
con fragancias de amaneceres<br />
y el perfume de los poetas<br />
que se inclinan para escribirte<br />
por buena y hermosa.<br />
Yo copio esa actitud de glorias<br />
porque hiciste mucho por mí<br />
en un espacio de vida<br />
donde florecen los paraísos<br />
y las palomas remontan<br />
como pañuelos al viento.<br />
Cae una lágrima.<br />
En las arenas del mundo<br />
pie del horizonte<br />
alcancía de soles claros<br />
este que me llena de luz<br />
de pájaros, de cariño, de pan.<br />
Como una rayuela de tiza<br />
cuando remonta al cielo<br />
en un salto de poemas<br />
para ver las raíces enteras<br />
las flores y confundirte con ellas<br />
para perderme en un silencio azul<br />
entre nubes y lunas blancas, claras<br />
como tú, Gabriela. Amiga.<br />
- 30 -
- 31 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Melania Barreto<br />
CENTRO DIURNO<br />
Abril 2009<br />
LAS COMETAS<br />
- 32 -
LAS COMETAS<br />
Cerrando la tardecita,<br />
uno de los lindos días de verano,<br />
veo un grupo de niños<br />
jugando con las cometas<br />
que adornaron con papel de colores<br />
pero tienen la idea de ponerles luces.<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Las hay rojas, azules, verdes, amarillas<br />
y de los demás colores.<br />
lQué lindo es ver cómo giran<br />
las luces de colores a su alrededor!<br />
Es muy alegre verlas volar con tantos brillos.<br />
- 33 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Aída Ciscato<br />
Unidad de Semiválidos<br />
EN UNA TARDE…<br />
POR EL AMOR DE ESA CHINA<br />
REALIDAD<br />
- 34 -
EN UNA TARDE…<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Una tarde, hace diez o doce años, se encontraban tres buenos amigos en<br />
un reservado lugar a la entrada de un bar.<br />
- Para ti todo es muy fácil- dijo uno de ellos<br />
- Creo que he tomado demasiadas precauciones- y respondió el otro:<br />
- No hay tanto peligro como imaginaba.<br />
Apenas acabó de hablar cuando resonó una voz de mando. Entró un<br />
muchacho, un compañero, de los tres amigos diciendo: Ustedes saben que<br />
fui varias veces al Prado y no conocía el hotel, es precioso y había un gran<br />
baile estaba lleno y no había silla ni sitio para estar. Por eso la señora<br />
Gabriela nos dijo que no íbamos a estar más de una hora. Yo le dije que<br />
aguantaba estar parada y nos quedamos hasta lo último, me gustó mucho y<br />
me gustaría ir todos los sábados ya que no tenemos esa diversión.<br />
Yo le pregunté por qué no salíamos los sábados al baile que fuimos en el<br />
Prado.<br />
Ese empezar de vuelta con nuestra vida sin maldad y sin rencores y sin<br />
pelea.<br />
Espero seguir teniendo fe para proseguir mi camino que es de tambores.<br />
Desde aquí el Uruguay y los tambores del candombe oriental que llevo en<br />
mi sangre, además de ser italiana y vasca.<br />
Me encantan las cumbias, las milongas, el vals y los pasodobles.<br />
Los amigos atentos a las palabras de la muchacha no la hicieron esperar y<br />
la sacaron a bailar.<br />
POR EL AMOR DE ESA CHINA…<br />
Los cuatro hombres estaban sentados en una mesa,<br />
yo estaba en una mesa de un restaurante y ellos se sentaron<br />
frente a mí y empezaron con los versos cada uno:<br />
Ayer pasé por tu casa y me tiraste con un ladrillo,<br />
si no paso más ligero me hago en los calzoncillos.<br />
Le respondí: En el medio de la mar suspiraba una lechuza<br />
y en el suspiro decía: Salí de acá pata sucia.<br />
- 35 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Otro: Ahorré plata mucho tiempo pa' regalarte un anillo<br />
y no te lo veo puesto ¿Dónde está ese cintillo?<br />
Le dije: Al anillo que me regalaste lo tiré adentro de un pozo,<br />
¿para qué tener recuerdos de semejante mocoso?<br />
En el medio de la mar suspiraba una estrella<br />
y en el suspiro decía qué china más bella.<br />
En el cielo las estrellas en el campo las espinas<br />
y en el medio de tu pecho una pulga te camina.<br />
De vicio venís pintando florcita de garabato,<br />
no por tu linda carita voy a volver a cada rato.<br />
Yo no digo que soy linda ni soy flor de garabato<br />
pero tengo una cosita y has de volver a cada rato.<br />
Por favor permítame que presente mi más sincero perdón por ofrecerme a<br />
decirle lo que le dije.<br />
El sonido de esa voz me hizo parar en seco. Esa voz oscura me<br />
estremeció y levanté la cabeza lentamente.<br />
¿Que están haciendo ustedes aquí?<br />
Entre ellos se pelearon porque después de todo querían sacarme a bailar, a<br />
ver quién era el primero en salir.<br />
Mantengan la compostura antes que yo pierda la paciencia.<br />
Lo hice por amor, amor, amor prohibido para mí, dijo uno.<br />
El amor que siento por ella es puro porque me voy a mi casa y vivo<br />
pensando en ella, dice el segundo.<br />
¡Oh Señor! porque la quiero tanto que ya tengo destrozado el corazón, dice<br />
el tercero y los otros quedan pensando.<br />
- 36 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Vino uno de afuera y me sacó a bailar, ese… no tenía nada que ver con los<br />
otros, no entendía nada ni tenía nada que ver con los otros.Me desperté;<br />
¡qué sueño raro que tuve! y me recosté hacia un lado.<br />
REALIDAD<br />
En este presente que es mi presente, que es mi realidad, en esto está la<br />
compañía de la señora Gabriela. En este pabellón, con nuestras<br />
discrepancias con las compañeras, con la señora Gabriela inventamos<br />
cosas.<br />
El lunes por la mañana no había comenzado bien el día. Entró a su<br />
despacho, sacó sus trabajos y los repartió sobre la mesa. Era algo que<br />
tenía que presentar a las <strong>11</strong> en punto y quería darle el toque final. Sus<br />
compañeras de trabajo decían que era una perfeccionista. Estaba<br />
orgullosa de él y deseosa de ver qué pensaban los demás.<br />
Yo le pregunté por qué no salíamos los sábados al baile que fuimos al Prado<br />
y me dijo que teníamos que pedirle al director para que nos dé permiso<br />
para ir al Club Policial en el Prado. Dijeron que estábamos todos invitados<br />
para seguir yendo los sábados.<br />
- 37 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
- 38 -
Edmundo Antonio Sosa<br />
Centro Diurno<br />
EL PERRO Y YO<br />
LA TIERRA<br />
ROMINA<br />
- 39 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
EL PERRO Y YO<br />
En el trayecto desde y hacia mi casa debo pasar por una hermosa casa con<br />
rejas azules, donde hay un perro de gran porte. Ese perro me miraba con<br />
cara de pocos amigos y me ladraba en forma amenazadora; al principio me<br />
propuse ignorarlo, pues yo pasaba casi todos los días por allí.<br />
Pero transcurrido algún tiempo y como continuaba con su actitud de enojo,<br />
me propuse que no me ladrara más, que cambiara su comportamiento.<br />
Un día me detuve frente a él y lo miré fijamente, con calma y en forma<br />
tranquila.<br />
El animal continuó ladrándome en forma agresiva; eso no me cayó bien.<br />
Entonces recurrí al truco de tomar una piedra y simular que se la iba a tirar;<br />
dejó de ladrar y, lejos de asustarse, comenzó a mirarme en forma<br />
interrogante.<br />
Parecía intrigado.<br />
Me acerqué prudentemente hacia él; me detuve a casi un metro de<br />
distancia, vi que era un perro hermoso y bien cuidado.<br />
Entonces noté que bajaba su cabeza, parecía un afloje de su actitud<br />
anterior.<br />
Como me seguía mirando en forma intrigada le dediqué unas palabras<br />
cariñosas.<br />
El seguía mirándome, ahora en forma sumisa y tolerante, entonces me<br />
animé, me acerqué más y le acaricié la cabeza, entrecerró los ojos y<br />
comenzó a mover la cola.<br />
Esto ocurrió hace algún tiempo, hoy ese perro y yo somos buenos amigos.<br />
“No es cuando desaparece el bullicio que te das cuenta que llegaste a tu<br />
casa, es cuando escuchas tus propios pasos”.<br />
- 40 -
LA TIERRA<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
La tierra: una parte fundamental de nuestra vida<br />
desde que la pisamos para pararnos,<br />
que la preparamos para plantarla,<br />
que la adobamos para hacer hornos o ladrillos.<br />
Es parte de nuestro diario vivir.<br />
La tierra merece respeto,<br />
es soporte del fruto que comemos,<br />
tiene en sus entrañas las raíces de la flor que admiramos.<br />
El hornero trabaja para construir su morada.<br />
La que arada en campos roturados nos da nuestro sustento,<br />
la que en su huella forma el lecho de los arroyos,<br />
la que cobija infinidad de animales,<br />
y la que al final de nuestra vida<br />
nos recibe para nuestro último descanso.<br />
- 41 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
ROMINA<br />
Nunca voy a olvidar aquella noche de fin de año.<br />
Estaba yo en una vivienda de una familia que me dio albergue.<br />
Mientras esa familia rodeaba la mesa, muy unida, yo estaba en el<br />
portón de la casa observando los fuegos artificiales del<br />
vecindario.<br />
Me sentía el tipo más solo del mundo, cierto, ¡estaba solo! Sin<br />
familia, sin amigos, sin nada material o humano alrededor, mi<br />
estado de ánimo era deplorable. Sólo el estruendo de los fuegos<br />
de artificio y algún ladrido de perro era el coro de la noche.<br />
Cuando llegó la medianoche y me sentía aun más solo llegó la<br />
música de un saludo: Hola, Feliz Año Nuevo. Era Romina la niña<br />
menor de la familia con su figurita encantadora de <strong>11</strong> años.<br />
Desde ese día y ese momento esa niña, que hoy es una señorita<br />
muy agradable, pasó a ser mi hija del alma.<br />
Todos lo saben, su familia y la mía. Saben que Romina pasó a ser<br />
la hija que no tuve, ella es una luz en mi camino ya que me<br />
acompañó en momentos muy difíciles y me acompaña siempre<br />
en mi duro trajinar vaya donde vaya.<br />
Ella me guía. Y, hoy que no vivo con esa linda familia, nos vemos<br />
muy seguido como toda familia y a ellos les agradezco que me<br />
hayan dado a esa niña como amiga y como la hija del alma.<br />
- 42 -
- 43 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Rubén Darío Fernández<br />
Unidad de Semiválidos<br />
LA PEQUEÑA OLGA<br />
- 44 -
LA PEQUEÑA OLGA<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Ésta es la pequeña historia de Olga, la niñita de Olga. Olga es una niña de<br />
apenas cinco jóvenes años, hija de Olga, la señora dueña de la casa más<br />
bonita del pueblo, casa de blancas paredes, rojas tejas y amplias ventanas<br />
con blancas cortinas de seda y un jardín con rosas, jazmines y<br />
siemprevivas.<br />
La abuela Olga ocupaba sus días dándole vida de su vida, gota a gota a su<br />
jardín, caricias, dulces palabras, cual si le hablara a sus hijos más<br />
pequeños.<br />
Una mañana, la pequeña Olga, luego de tomar su desayuno, salió a jugar al<br />
jardín. Ese día de domingo no sería un día como cualquiera, este domingo<br />
quedaría grabado para siempre en la memoria de la pequeña Olga. Al fondo<br />
del jardín, al lado del jazminero, estaba la abuela Olga, cabeza baja,<br />
contemplando triste una flor de jazmín sucia de tierra, con algunos pétalos<br />
perdidos y con señales de haber sufrido severo maltrato.<br />
La pequeña Olga nunca había visto lágrimas en los ojos de su abuela, y esa<br />
mañana al verla así llorando, Olga conoció una nueva forma de dolor. Se<br />
acercó lentamente a su abuela y le preguntó:<br />
- ¿Qué te sucede abuela?<br />
- ¿Si tú un día encuentras muerto a tu hijo no llorarías como yo lo hago<br />
ahora?<br />
Olga no respondió, tal fue el dolor que las lágrimas de su abuela le causaron<br />
que sólo pudo correr a la casa con sus ojos llenos de dolido llanto. Su madre<br />
la vio correr y encerrarse en su habitación donde permaneció por una hora.<br />
Asustada se acercó a la puerta del cuarto de Olga y preguntó: ¿Me puedes<br />
decir qué te pasa hija?<br />
La pequeña Olga no respondió, sólo abrió la puerta y salió de su habitación<br />
con una diminuta flor blanca de papel entre sus manos; con breves pasos,<br />
poco a poco, se acercó a su abuela que estaba parada en la puerta de la<br />
cocina que daba acceso al patio del jardín, y le puso en las manos aquella<br />
pequeña flor de papel, diciéndole: ”Abuela, te entrego a este hijo mío que<br />
nació hoy en mi cuarto, cuídalo como cuidabas al hijo que te mataron en el<br />
jardín, yo soy muy chiquita para ser mamá”.<br />
Cuenta la madre de la pequeña Olga que hoy son sus dos nietos, Ruben y<br />
Olga, quienes trabajan el pequeño jardín que la pequeña Olga les regaló.<br />
- 45 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
- 46 -
Susana Barreiro<br />
Arsindo Farías<br />
Unidad de Psicogeriatría<br />
LA NOCHE<br />
PREGUNTA DE UN NIÑO<br />
POEMA DE AMOR<br />
- 47 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
LA NOCHE<br />
¡Oh! Si yo fuera como la noche<br />
como los astros que adornan sin palabras<br />
como las luces que adornan lo infinito<br />
y tener con los vientos mi morada<br />
y llenar tu ausencia con la soledad<br />
del grillo.<br />
Y buscar mis remedios entre<br />
mis lágrimas y gritar y gritar<br />
mis angustias con los vientos<br />
hasta confundirme allá en la nada<br />
y confundir mi alma con los tiempos<br />
y llenar de rosas blancas tus ventanas.<br />
Y entre el perfume de las flores mis suspiros<br />
para que tengas mis caricias por las mañanas.<br />
¡Oh! Si yo fuera como la noche<br />
viviría en el mundo de tus sueños<br />
viviría en las quimeras de tu alma.<br />
PREGUNTA DE UN NIÑO<br />
¡Oh! Luna hermosa que prendida<br />
estás del cielo.<br />
Que con tus rayos hermosos<br />
a mi pelo acarician.<br />
Decime, ¡oh!, Luna hermosa<br />
lo que buscas en tu ronda.<br />
Si no me cuentas tus secretos<br />
en ti hay luz, no juego más.<br />
- 48 -
¡Oh! Dime, ¡oh!, Luna hermosa<br />
por qué tus rayos si no tu tristeza.<br />
tal vez sea de tus ojos esa mirada angelical.<br />
Y por qué, por las mañanas<br />
te veo pálida y triste.<br />
Tal vez estás cansada de tu largo trasnochar.<br />
¿No me respondes? ¿Te gusta el silencio?<br />
¡Oh! Yo no quiero<br />
hacerte enojar.<br />
Tú me regalas un rayo de tu luz hermosa.<br />
Yo te regalo un precioso collar.<br />
POEMA DE AMOR<br />
Poema, poema, poema de Amor<br />
son los pájaros heridos<br />
que volando van sin nido<br />
en busca de libertad.<br />
Son las miles de canciones<br />
que en el mundo se componen<br />
de amor, de realidad.<br />
La sonrisa de los niños<br />
nos regalan su cariño<br />
y alumbran la eternidad.<br />
Los enfermos olvidados<br />
como poemas pasados<br />
y tirados a un rincón.<br />
Poema, poma, poema.<br />
Poema, poema de Amor.<br />
- 49 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Paula Linares<br />
Centro Diurno<br />
AROMAS<br />
CENTRO DIURNO<br />
CIBELES<br />
GRACIAS MIL, PIÑEYRO<br />
<strong>DEL</strong> CAMPO<br />
LOS NIÑOS<br />
NOSTALGIAS<br />
MI JUGUETE PREFERIDO<br />
SEÑORITA COCA<br />
- 50 -
AROMAS<br />
Mis recuerdos me llevan a mi niñez.<br />
El olor del anís cuando con mi madre<br />
pasábamos a una cuadra de la panadería,<br />
que hacía unos ricos bizcochos con él.<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
También mis recuerdos me llevan al aroma<br />
de un polvo facial que se llamaba Tulipán Negro<br />
ese aroma a veces me parece sentirlo otra vez.<br />
Siento que algo dentro de mí se remueve<br />
dejándome una nostalgia y cierta amargura<br />
por no poder regresar a esa época de mi niñez<br />
junto a mi madre.<br />
CENTRO DIURNO<br />
Yo no te conocía,<br />
no sabía que existías,<br />
pero tú aquí estabas.<br />
Con tus puertas abiertas<br />
como un gran corazón.<br />
Nos diste abrigo, alimento y expansión,<br />
nos cobijaste a todos como una madre amorosa,<br />
cuando en su seno reposa el hijo que ha caído.<br />
Quiero dejar un recuerdo por los que aquí ya no están, los que han<br />
debido partir por distintas circunstancias, cuando llegue mi hora de partir,<br />
Centro Diurno “nueva vida”.<br />
Lo digo con emoción con mi último suspiro<br />
te enviaré mi corazón.<br />
- 51 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
CIBELES<br />
El sol se dirige hacia el ocaso<br />
y la brisa acaricia los rubios cabellos<br />
de la joven que parece contemplar la cerca.<br />
Dos grandes perros se mantienen vigilantes.<br />
Desde la casa de la colina una campana llama.<br />
Cibeles y los perros se ponen en marcha,<br />
por ese sendero que tan bien conocen.<br />
En la puerta de la casa la espera Ama,<br />
como ella la llama, quien se ocupa de ella<br />
desde que sus padres murieron en un choque de trenes.<br />
La mesa está pronta para el té, preparado<br />
por Adela, mucama y cocinera, que con su esposo Joaquín,<br />
el chofer, son los cuatro ocupantes de la casa.<br />
Cibeles quita el arnés de Janson y Argos, los perros<br />
que terminada su labor se dirigen a su lugar de descanso.<br />
Porque Cibeles con sus ojos tan verdes y piel<br />
tan exquisita como una fina porcelana<br />
es… ciega.<br />
GRACIAS MIL,<br />
PIÑEYRO <strong>DEL</strong> CAMPO<br />
Porque tú existes y contigo todos los demás. Cuando llegué aquí quedé<br />
gratamente impresionada al ver tus hermosos edificios.<br />
Tus setos bien cortados, canteros llenos de flores, todo tan limpio y prolijo.<br />
Ancianos tomando sol, otros arrojando pan a las palomas que son como un<br />
símbolo de este lugar.<br />
Conocí luego el salón de actos, donde tantas veces vamos a disfrutar.<br />
Hoy cuenta con un invernadero, huerta y también se plantaron<br />
árboles. Se pintó un mural grande y bonito.<br />
Gente que llega de visita queda gratamente impresionada.<br />
Alguien me dijo una vez que el dinero invertido estaba muy bien empleado<br />
gracias al gran esfuerzo de la Dirección y de todo el personal que trabaja<br />
aquí. En nuestro mundo, que parece un cuento, se cuida a gran cantidad de<br />
- 52 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
residentes con los que hemos compartido fiestas y paseos.<br />
Muchas veces siento que desde lejos alguien me grita: ¡Adiós Paula!! Son<br />
todos muy buenos. Tienen una murga, hacen teatro, escriben poemas y<br />
narran sus vivencias, dibujan y más.<br />
Todo gracias al gran visionario que tal vez un día soñó con algo así.<br />
LOS NIÑOS<br />
Hace tiempo que los buenos modales<br />
que aprendimos de niños se han olvidado.<br />
Cuando una persona mayor subía al ómnibus<br />
uno se levantaba y cedía el asiento,<br />
no como ahora.<br />
No se gritaba desde arriba cualquier grosería<br />
a los que siguen abajo.<br />
Sin embargo, hay en mi barrio dos niños de<br />
corta edad que viven junto a mi casa,<br />
a mi derecha Agustina y a la izquierda Manuel.<br />
El niño es rubio, con expresión decidida, formal, es<br />
amable y obediente de su madre, corre a<br />
saludarme cuando se le indica que estoy allí<br />
si distraído en sus juegos no me ha visto.<br />
La niña tiene los modales de una señorita<br />
cuando la veo salir con su padre lleva su carterita<br />
con inocente coquetería.<br />
Sus ojos profundos y vivaces llaman la atención<br />
en su rostro enmarcado por el cabello renegrido<br />
desde que era una bebé.<br />
Cuando al volver de unos mandados vio a su<br />
madre me hizo gracia que le dijera<br />
-Hola mamá, ¿cómo estás?<br />
Ninguno de ellos tiene más de tres años,<br />
Lo que habla de cómo es posible educar bien a las hijos<br />
desde pequeños.<br />
Estos niños serán jóvenes y luego adultos.<br />
¿Cómo serán los niños que ellos conozcan<br />
cuando tengan mi edad?<br />
- 53 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
¿Seguirá cambiando el relacionamiento de las<br />
diversas etapas de la vida?<br />
¿Se cerrará la brecha generacional?<br />
¿Cada vez se alejarán más jóvenes y mayores?<br />
¿Hay esfuerzos en varios individuos por compartir<br />
lo que tienen de bueno todas las generaciones<br />
como ocurre aquí en el centro diurno?<br />
Pero ya la experiencia de los viejos<br />
va siendo sustituida por Internet.<br />
Debemos hacer un esfuerzo por comunicarnos más<br />
y buscar el interés común, algo que compartir,<br />
enseñar y aprender.<br />
NOSTALGIAS<br />
Veo desde mi ventana la lluvia caer<br />
es como si el día gris nos contagiara su melancolía,<br />
de pronto el viejo arcón de los recuerdos me hace retroceder en el<br />
tiempo hasta mis lejanos 20 años. En la calle Uruguay había un lugar<br />
muy familiar donde se iba a bailar hasta las 23 horas,<br />
se llamaba si mi memoria no me engaña “Juvenilia”.<br />
Allí la señorita de la casa nos deleitaba con<br />
una poesía que Blanca empezaba así:<br />
“Una tarde fría silenciosamente<br />
evocaba todos mis recuerdos tristes….”<br />
Creo que nos hace mal recordar esas épocas<br />
en que teníamos sueños y esperanzas<br />
que la vida se fue llevando.<br />
Esos recuerdos dejan un sabor agridulce en la boca,<br />
sacudo mi cabeza y me digo: sí, debo volver<br />
a mis tiempos y dejar atrás el pasado tan lejano.<br />
- 54 -
MI JUGUETE PREFERIDO<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Vivíamos en General Flores, a una cuadra de la Facultad de Medicina;<br />
yo tendría 7 años, estábamos con una amiga más grande que yo en el<br />
balcón de mi casa cuando vimos llegar a mis tías con un paquete. Vi que<br />
asomaba algo rosado, mi amiga dijo: “Es un bebé para ti…”.<br />
Cuando me lo entregaron sentí una gran alegría, era un muñeco<br />
precioso, tenía la cara, los brazos y las piernas de porcelana y unos<br />
hermosos ojos azules, el cuerpo estaba relleno de paja.<br />
Lo sacaba a pasear, un día lo llevé a la casa de otra niña que vivía a la<br />
vuelta, de pronto una piernita se salió de lugar, muerta de miedo lo puse<br />
sobre la cama pensando que estaba roto.<br />
Solo fue un susto, ya que la piernita pudo ajustarse de nuevo.<br />
Gracias por traer a mi memoria ese juguete tan querido.<br />
SEÑORITA COCA<br />
Contaba yo unos 6 años, cuando tenía de vecinas dos hermanas:<br />
Cándida, la mayor, era enfermera.<br />
Coca era maestra de escuela pública.<br />
Un día pidió permiso para llevarme a su escuela de visita.<br />
Parados delante de su clase ella me presentó,<br />
un niño decía: -Que se siente acá señorita<br />
y otra niña dijo: -No, acá que yo tengo lugar,<br />
y así muchos querían compartir conmigo.<br />
Cuando terminó la clase pidieron que me llevara otra vez.<br />
Cándida esperaba a su hermana todos los días a la misma hora y<br />
si pasaba 10 minutos de la hora llamaba a los vecinos diciendo.<br />
A Coca le pasó algo, todavía no llega.<br />
Ese día llegamos como media hora tarde<br />
porque a mí me mareaba viajar en ómnibus,<br />
tuvimos que bajar, caminar un rato y luego tomar otro.<br />
Cuando al fin llegamos creo que a Cándida le había dado un soponcio,<br />
estaba hecha un mar de lágrimas.<br />
La visita a la escuela no volvió a repetirse,<br />
casi enseguida nos mudamos y no volvimos a verlas.<br />
Este recuerdo es para la señorita Coca, mi maestra por un día.<br />
- 55 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
- 56 -
Roberto Martínez<br />
Unidad de Alta Dependencia<br />
CÓMO LLEGUÉ A TAXISTA<br />
- 57 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
CÓMO LLEGUÉ A TAXISTA<br />
Siendo el año 1984, tenía un tío que vivía en Buenos Aires y cuando<br />
iba a ver a su hermana, mi madre, me invita a irme para allá, y así lo hago,<br />
era para que lo ayudara a mi primo a administrar un bar en una terminal de<br />
ómnibus.<br />
Por esa relación yo conocí Carlos Paz y Mendoza.<br />
Estuve de los años 1984 a 1992 como administrador de ese bar y<br />
sucede que en ese mismo año, que fue terrible para mí, debido a que murió<br />
mi tío, que vivía conmigo y me vengo de vacaciones a Montevideo y a los<br />
seis días falleció mi madre de una enfermedad terminal, cáncer, que hizo<br />
metástasis. Me interné con ella a cuidarla hasta que murió.<br />
En ese mismo año fallece otro tío mío, y, esta gente, los dueños del<br />
bar, tienen que renovar el contrato del negocio y qué sucede: que no<br />
aceptan porque el alquiler era muy alto en dólares, entonces rescinden el<br />
contrato. Como yo siempre tenía la libreta de conducir en mi manga, como<br />
último recurso, me ofrece un amigo si quería trabajar en un taxi y yo acepto.<br />
Era un año muy malo para los taxistas ya que en esa época habían<br />
muchos asaltos a los pasajeros y de ahí surgieron los radio - taxis.<br />
Yo entro a trabajar en una empresa con el móvil 160 en un Renault 12, y no<br />
conocía mucho Buenos Aires y largaban muchos llamados en la radio que<br />
yo no contestaba, tanto es así que una vez llevaba un pasajero y largaron<br />
un llamado.<br />
El pasajero primero me preguntó por qué no contestaba y le dije que<br />
no sabía dónde quedaba ese lugar, y él me responde: “Conteste el llamado<br />
que yo le indico”. Era a dos cuadras de allí, un cliente que siempre llamaba.<br />
A partir de ese momento me decido y agarro por mi cuenta comenzando a<br />
atender llamados.<br />
- 58 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Otro día cuando me presento toco el timbre y me dice la empleada<br />
que van a demorar 15 minutos. Al saber esto, apago el motor del coche,<br />
cuando vienen los pasajeros trato de arrancar y no puedo, me comunico<br />
con la radio diciendo lo que pasaba y a los dos minutos tenía tres coches al<br />
lado mío y al encargado, que me pregunta qué me pasó y al contestarle me<br />
responde: “El motor del taxi no se apaga nunca”.<br />
En otro momento concurro nuevamente a esa dirección y tenía que<br />
llevar a cinco estudiantes hasta Santa Fe y Río Bamba; en esa esquina hay<br />
un bar que se llama Babieca (nombre del caballo del Cid Campeador,<br />
Rodrigo Ruiz Díaz de Vivar), luego me animo y empecé a contestar viajes,<br />
cada día que pasaba contestaba más.<br />
En una oportunidad sube una señora después de una misa con una<br />
nena chiquitita y le pregunto, señora: ¿No sabe si el Señor está muy<br />
enojado con nosotros?, a lo que la señora me contesta: Mire no sé decirle<br />
porque no me animé a preguntarle.<br />
Luego del atentado de la AMIA me para un rabino, un señor de<br />
particular y un chico, este último no quería subir adelante, el niño me miró la<br />
cabina y el hombre le dice: ¡Subí, dale no son todos malos!<br />
En otra ocasión, tuve un llamado a Pedro Goyena 531, sube una<br />
señora con una nena llorando, caminaba la nena, era grande, y le pregunto<br />
qué le pasaba que lloraba. La señora me responde de manera vehemente,<br />
la tía no la quiere más porque le mordió la patita a la perrita. Entonces<br />
pregunté, ¿Por qué? y la niña responde: “Porque ella me mordió primero”.<br />
Después subió un veterano canchero con dos nenas y un nene; el<br />
nene se me pone adelante, entonces las nenas embroman de los colectivos<br />
y el nene le pregunta al tío: “Vos cuando viajas en avión y tenés ganas de<br />
hacer pipí, ¿qué hacés?”, y el tío le dice: “Voy al baño”.<br />
- 59 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Entonces las niñas le toman el pelo al pibe y el niño se pone medio a<br />
lloriquear, entonces el tío le dice que no llore, que él le va a regalar una gorra<br />
para que cuando sienta que pasa un avión se la ponga, porque no sea cosa<br />
que le caiga alguna cosa rara en la cabeza.<br />
Otra vez sube una señora muy apurada con una niña y me indica un<br />
destino, justo me paro en una avenida en donde hay tres semáforos y<br />
teniendo tres coches adelante y luz roja delante, la señora insiste en que le<br />
toque bocina y lo repite varias veces, entonces me doy vuelta y le contesto<br />
que tengo tres autos y la roja, y ella me dijo: “No importa, tóquele bocina.”<br />
En otra ocasión suben dos señoras en un barrio muy coqueto y me<br />
indican el destino, el cual yo desconocía, y le pido que me indiquen. Una de<br />
ellas me dice reprochándome: “Cómo sale a calle sin una guía, tiene que<br />
saber los destinos,...”.<br />
Entonces yo la invito a que se suban cordialmente a otro taxi, a lo<br />
que acceden y les paro uno.<br />
Al taxi le llaman el confesionario en Buenos Aires porque todo el<br />
mundo llega y te cuenta algo…<br />
- 60 -
ABEJITA, MARIPOSITA Y COLIBRÍ<br />
AMOR FRUSTRADO<br />
AMOR PASIVO<br />
ATARDECER OTOÑAL<br />
BESOS DE NIÑOS ... para MÍA<br />
EL AMOR<br />
María Silvina Velásquez<br />
Centro Diurno<br />
FELIZ ENCUENTRO - Silvina y Fermín<br />
- 61 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
LOS NIETOS<br />
OTOÑO<br />
PIÑEYRO <strong>DEL</strong> CAMPO<br />
RELATO BREVE DE ALGO DE MI VIDA<br />
SOLIDARIDAD<br />
SUEÑOS<br />
YA LLEGAN LOS CELESTES
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
ABEJITA, MARIPOSITA Y COLIBRÍ<br />
Un día se encontraron Abejita, Mariposita y Colibrí.<br />
Abejita los miraba y pensaba...<br />
Colibrí es hermoso, pero yo soy más trabajadora.<br />
De repente Mariposita al pasar cerca y sin darse cuenta casi<br />
choca con Abejita que le dice: ¡Debes aletear con más cuidado!<br />
Mariposita con alegría le contesta: Te ruego me perdones,<br />
estoy distraída pues creo que estoy enamorada...<br />
-¿De quién? pregunta la abejita.<br />
-De un ser maravilloso de lindos colores que se llama Colibrí.<br />
- Pues de nuevo te recomiendo que debes<br />
tener cuidado de quién te enamoras.<br />
Y mientras cruzaban estas palabras sienten que alguien les dice:<br />
-¡Hola chicas!<br />
Sienten un zumbido, era Colibrí y a su paso las plantas bailoteaban<br />
y las flores se ponían más bellas que nunca.<br />
AMOR FRUSTRADO<br />
No le cuentes a nadie.<br />
Que por amor sufriste, que por amor fuiste capaz de matar y morir…<br />
No le cuentes a nadie, si no lo quieres contar.<br />
En tus amores de juventud tuviste un príncipe azul,<br />
un apuesto caballero que nunca pudiste olvidar.<br />
Pero a ese lugar llegó la hija de Lucifer y<br />
lo arrastró por el fango, y después se lo llevó.<br />
Siguieron días muy tristes, de amarga desolación,<br />
pues el amor que nace del alma es difícil de ocultar.<br />
- 62 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Mi corazón cada día moría un poco más,<br />
primera desilusión que en mi alma yo sentía.<br />
Después apareció un joven, ni tan apuesto<br />
ni tan bueno, pero decidí jugar a los amores con él;<br />
pero lo de él no era un juego,<br />
quería casarse conmigo y tener una familia.<br />
Aunque poco me duró ese casamiento,<br />
que en mi alma no vibraba,<br />
tuve una hija y nietas que son la luz<br />
de mi vida…<br />
AMOR PASIVO<br />
Deja que fluyan tus pensamientos,<br />
Deja que tu alma pueda recorrer sentimientos,<br />
que parecen perdidos en el horizonte.<br />
Deja que las penas que tengas,<br />
se desvanezcan con un gran amor.<br />
Deja descubrir tu alma y profundizar tu corazón y<br />
así verás que tu alma no está sola, que la soledad no puede,<br />
no debe existir en ti… en ti que eres un alma buena…<br />
en ti que tienes todo para dar y recibir. Deja que la magia del amor<br />
florezca, porque un ser como tú debe amar y ser amado siempre.<br />
ATARDECER OTOÑAL<br />
Cálido atardecer de otoño.<br />
Estoy sentada mirando una puesta de sol.<br />
Parece todo un sueño, con sus colores<br />
naranjas, amarillos y violáceos. En ese<br />
momento sentí que era un lugar encantado.<br />
Los árboles se veían más coloridos.<br />
Unos todavía muy verdes, los otros ya<br />
amarillos y hasta rojizos; es un cálido<br />
atardecer de otoño, con esa temperatura<br />
- 63 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
que te invita a estar fuera de la casa y<br />
dar rienda suelta a los pensamientos.<br />
Pensamientos que van y vienen, recuerdos<br />
inolvidables de nuestra vida que como las<br />
olas del mar llegan a la orilla y se funden<br />
con la arena.<br />
Así fue mi vida llena de<br />
confusiones, pero siempre exigiéndome,<br />
tratando de dar lo mejor.<br />
Así ha sido mi vida, inquieta y sentimental<br />
con alegrías y tristezas, pero también con increíbles milagros.<br />
BESOS DE NIÑOS... para MÍA<br />
Los besos de niños son como pétalos de rosas, que con el<br />
calor se desprenden de la flor, es como sentir las alas de<br />
una mariposa, si la acercas a tu cara es como una<br />
gota de rocío que se desliza por tu mejilla.<br />
Cuando un niño se acerca a ti viene cargado de amor...<br />
Amor que quiere compartir con todos aquellos que lo rodean.<br />
Si son pequeños te llenan de juguetes,<br />
te dan aquellos que más quieren...<br />
Por eso te ruego mamita<br />
mece, mece su cunita<br />
con mucho amor y ternura.<br />
Cuéntale un cuento si puedes<br />
un cuento que sea breve<br />
con mucho amor y dulzura.<br />
- 64 -
EL AMOR<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Ama siempre, no huyas del amor.<br />
Pues no es bueno para tu alma no ser amada.<br />
Ama un día, dos, una semana,<br />
no importa cuánto sea,<br />
pues el amor es como el néctar<br />
que a tu alma nutre, para mantenerla viva.<br />
Vivir sin amor es:<br />
como una planta que no se riega<br />
como una flor que se arranca sin piedad<br />
como si tu propia vida te molestara.<br />
Uno debe amarse a sí mismo<br />
mientras tengamos vida.<br />
FELIZ ENCUENTRO - Silvina y Fermín<br />
Almas que a lo largo del camino se encuentran.<br />
Vidas que se unen con la esperanza de vivir lo que les resta juntos,<br />
tratando de sobrellevar toda clase de obstáculos que se presenten.<br />
Esta pareja no tenía ni la más mínima idea de que esto pudiera<br />
sucederles, pero así fueron dándose las cosas, estos seres -a los que la<br />
vida les ha puesto muchas pruebas- aprendieron que si los años pasan<br />
también les dejan sabiduría, es por eso que sienten que el destino los ha<br />
puesto en el mismo camino y que Dios los guiará para que así sea.<br />
Estas personas agradecen al Centro Diurno del<br />
Piñeyro del Campo el haberse conocido.<br />
Están viviendo un sueño que se les ha cumplido, sienten que son<br />
unos elegidos, por eso creen que la vida les exige ser felices.<br />
La vida les ha cambiado, sus corazones palpitan con alegría.<br />
Que Dios los ilumine y que día a día estén más unidos<br />
por la mano del Señor.<br />
- 65 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
LOS NIETOS<br />
Son los que liman las asperezas<br />
y que rodean a sus abuelos<br />
porque con ellos se empieza vida nueva,<br />
dando luz a la oscuridad.<br />
Ya que nuestra mente van apareciendo<br />
son los que nos enseñan a sonreír<br />
de nuevo con alegría.<br />
Con ellos saltamos y brincamos,<br />
con ellos jugamos mucha rueda, rueda.<br />
con ellos ya la vida es diferente…<br />
Después los llevamos a la escuela y empezamos a<br />
deletrear un <strong>libro</strong> juntos y también a dibujar las primeras letras.<br />
También reunimos a varios niños, para que jueguen y se diviertan,<br />
para armar las grandes meriendas, que sólo las abuelas<br />
sabemos hacer. Para luego irnos a descansar,<br />
que mañana será un nuevo día<br />
para volver a empezar...<br />
con todo nuestro amor.<br />
OTOÑO<br />
Estamos en otoño, pero hoy el día está tan frío que parece invierno.<br />
Mirando por la ventana, veo cómo mi árbol cada vez está más triste,<br />
pues va quedando desnudo.<br />
Lo miro y me dan chuchos, pensando que viene el invierno que se me<br />
hace interminable, pero es la naturaleza y no la podemos cambiar, sólo<br />
tenemos que prepararnos para recibirlo.<br />
Me pongo a pensar en cómo he cambiado, antes me gustaba el invierno<br />
y no recuerdo haber sentido tanto frío.<br />
- 66 -
Pero ahora:<br />
Se siente, sí que se siente<br />
se siente el frío en el alma<br />
los fríos y oscuros días de invierno.<br />
Si miras el mar<br />
oscuro lo ves.<br />
Tampoco ves flores<br />
en tu triste jardín<br />
que un día viste<br />
cubierto de colores.<br />
PIÑEYRO <strong>DEL</strong> CAMPO<br />
¡Oh! Piñeyro del Campo<br />
que me traes recuerdos de toda mi vida<br />
que me has dado ganas de escribir poemas<br />
y tiempo necesario para hacerlo.<br />
Al entrar por la puerta alguien me sonríe<br />
con eso me dan fuerzas para seguir viviendo.<br />
Me siento liberada de muchas cosas<br />
y una paz invade toda mi alma.<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Y llegando al Centro Diurno, lugar donde voy,<br />
entro con alegría, saludando a todos.<br />
Nos recibe Nelvy con su sonrisa,<br />
al correr del día clase con Marisa<br />
de tejedoras alegres, tejiendo cuadrados<br />
de lindos colores para hacer una manta multicolor<br />
que servirá para darnos calor<br />
el día que alguien se sienta mal.<br />
- 67 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
RELATO BREVE DE ALGO DE MI VIDA<br />
Vine muy joven de afuera, mi deseo siempre fue hacer lo que no<br />
había podido de más chica, ya que solo fui a la escuela hasta 4º año, así que<br />
tenía una idea fija de que algo iba a estudiar.<br />
Como trabajaba cerca de un colegio de monjas, descubrí que me<br />
darían clases gratuitas una vez por semana, entonces empecé a tomar<br />
clases de lenguaje y bordado.<br />
En realidad quería estudiar algo más serio, así que fui a una<br />
academia a estudiar corte y confección, pero tampoco estaba muy<br />
conforme, y me anoté con unas amigas a estudiar mecanografía.<br />
Sucedió que me enfermé, el médico me aconsejó que hiciera<br />
reposo, entonces me fui unos meses para afuera. Cuando volví me<br />
preguntó si estudiaba o trabajaba y como le dije que hacía las dos cosas me<br />
dijo que las dos no, o volvería a enfermarme. Resolví seguir trabajando.<br />
Al mucho tiempo me casé pues quería tener una familia.<br />
Les cuento que mi matrimonio no fue lo mejor, pues él tomaba, pero de ese<br />
matrimonio nació una hija, que gracias a Dios tengo en mi vida, y me dio mis<br />
nietas.<br />
Después me jubilé, pero seguí trabajando, hasta que los años me<br />
empezaron a pesar. Un día fui a la consulta de la Dra. Núñez, que era mi<br />
doctora.<br />
Y tuvo la feliz idea de mandarme al Centro Diurno del Piñeyro del<br />
Campo, este lugar que me cambió la vida, y donde volví a sonreír al estar<br />
con personas mayores como yo.<br />
- 68 -
SOLIDARIDAD<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Nada hay que esperar,<br />
¿quieres hacer un cuento?<br />
Ven que te ayudaré.<br />
¿Piensas que tú no puedes?<br />
Ven conmigo, abre tu corazón<br />
ven que te ayudaré.<br />
Piensa que tal vez mañana<br />
ya no lo podrás hacer.<br />
Ven, ven a mirar la luna, qué serena<br />
y cálida se ve, por sus alrededores verás tenues paisajes, será por eso<br />
que se la relaciona siempre<br />
con los grandes poemas de amor;<br />
pues, ¿a quién no le ha gustado sentarse bajo la luna cuando está<br />
enamorado?<br />
Luna, luna, lunita, simpática y traviesa,<br />
que con ironía te escondes y vuelves<br />
a aparecer, como diciendo dulcemente:<br />
No te pases de la raya.<br />
SUEÑOS<br />
Sueños son aquellos<br />
que hacen volar tus pensamientos<br />
como una avecilla que vuela y vuela.<br />
Soñar es mantener vivo tu corazón<br />
tu alma y todo tu ser... por eso sueño.<br />
Sueño ser una flor con su perfume y color<br />
o un ave de lindos matices con su canto arrullador.<br />
Sueño ser manantial<br />
que siempre esté manando aguas cristalinas<br />
para que la luna brille en ellas<br />
y así poder hacer vibrar los corazones<br />
con más fuerza y amor.<br />
Porque el amor nunca debe morir.<br />
- 69 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
YA LLEGAN LOS CELESTES<br />
Ellos llegaron felices por todo lo que habían hecho<br />
pues pusieron el alma para hacer lo mejor,<br />
pero no siempre es tan fácil y se vuelve muy difícil<br />
ya que todo es un juego y como en todo juego<br />
se gana o se pierde.<br />
Llegaron con humildad pero llenos de alegría, pues habían hecho<br />
lo imposible por ganar ese trofeo, pero la suerte no los ayudó<br />
y eso quedó en el camino.<br />
Pero no tan tristemente pues obtuvieron el cuarto puesto.<br />
Pero tampoco esperaban tantos homenajes:<br />
Vieron el pueblo entero que se agolpaba en las calles para decirles<br />
¡Gracias! Y expresar su alegría por todo lo que lograron,<br />
porque el pueblo uruguayo quería nuevos campeones,<br />
pues lo pasado ya es historia. ¡Hay que vivir el presente!<br />
- 70 -
Juanita Hernández<br />
Unidad de Alta Dependencia<br />
VIAJE IMAGINARIO<br />
- 71 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
VIAJE IMAGINARIO<br />
Siempre me gustó viajar, te cuento: conozco mi país, Uruguay.<br />
Colonia, sus callecitas de piedra y ese mágico entorno antiguo.<br />
Minas, sus cerros magníficos junto a lugares como la fuente del Puma,<br />
la cascada del Penitente, hacen una fuente de transparencia y energía.<br />
Rocha, sus museos de San Miguel y Santa Teresa,<br />
sus hermosas playas hacen que se pueda caminar incansablemente.<br />
Florida, la Piedra Alta que marca nuestra historia, San Cono,<br />
lugar que el 3 de junio convoca multitudes.<br />
Punta del Este, médanos, cielo, mar, edificios,<br />
hacen de un todo algo magnífico.<br />
Piriápolis, balneario causante de escenarios misteriosos,<br />
fantasmagóricos.<br />
Chuy, mi recuerdo mayor está en sus calles,<br />
negocios y grandes compras, ¡los chocolates! ¡los bombones!<br />
Lo que me hubiera gustado conocer:<br />
México, su historia, los bailes, los carros, la cultura azteca.<br />
España, sus danzas llenas de alegría y movimiento que contagian.<br />
Qué placer sería recorrer Gabina, Palmas de Mallorca, Islas Canarias.<br />
Pero la vida no me lo permitió, el destino me imposibilitó<br />
traspasar fronteras y sólo viajo en mi espacio imaginario.<br />
- 72 -
- 73 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Luján de los Santos<br />
Unidad de Alta Dependencia<br />
EN LA CAPILLA BLANCA<br />
TE ENCONTRÉ<br />
- 74 -
EN LA CAPILLA BLANCA<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
En la Capilla Blanca de un pueblo provinciano donde corrían las<br />
aguas cristalinas, yo cuando niña me puse a jugar allí, mis manos trémulas<br />
tocaron sus aguas, sentí como un escalofrío, tomé de entre ellas, entre las<br />
mismas manos, dos ánforas de amor.<br />
Sentí un estremecimiento en mi cuerpo de joven porque no sabía<br />
dónde estaba yo.<br />
TE ENCONTRÉ<br />
Caminé con los brazos abiertos buscando un amigo, una sola amistad<br />
y te encontré, ¿qué es lo que tengo?, tú qué me diste: Tan solo cansancio,<br />
miseria, no más, déjame seguir siendo como soy.<br />
Curtida por los vientos y el sol pero también capaz de darte flores déjame<br />
seguir siendo como soy. Yo soy como los tréboles de los potreros cubierta<br />
por los vientos y el sol pero también capaz de dar flor.<br />
Déjame seguir siendo como soy, si estoy triste por algo o canto un dolor no<br />
será por capricho ni será por rencor.<br />
Hay en mí un algo raro que no alcanzo a comprender, pero por favor no me<br />
reproches eso, son cosas de ayer.<br />
- 75 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Julio María Guedes<br />
Centro Diurno<br />
MI JUGUETE PREFERIDO<br />
BRILLABAN MÁS QUE EL SOL<br />
EL LOBIZÓN<br />
- 76 -
MI JUGUETE PREFERIDO<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Mi juguete preferido del que tengo recuerdo es una pelota de fútbol de<br />
cuero, chica, regalo de mi padre.<br />
Jugábamos con los chiquilines del barrio en el campo de enfrente. Pero mi<br />
placer mayor fue cuando a los 10 años mi padre me compró los zapatos de<br />
fútbol. Los cuidaba como mi mayor tesoro, les pasaba unto sin sal para<br />
proteger el cuero.<br />
Cuando crecí le pasé mi tesoro a un botija del barrio, más chico que yo, para<br />
que él también lo disfrutara.<br />
BRILLABAN MÁS QUE EL SOL<br />
Yo tenía 15 años, vivía en la ciudad de Artigas con mi familia, pero quería<br />
trabajar. Todo lo que tenía era un petizo, que ni recado tenía.<br />
Mi padre aprontó un recado viejo y me lo dio, entonces salí, me costó un<br />
poco encontrar trabajo, tuve que andar cinco o seis leguas hasta llegar al<br />
puesto de Daniel. Hacía poco que lo había comprado, y lo estaba por<br />
reformar. Justo cuando llegué él salía a buscar peones, así que me dio<br />
trabajo.<br />
Me quedé solo volteando paredes de barro y él se fue a buscar albañiles y<br />
materiales.<br />
A eso de las 10 de la mañana estaba yo volteando una pared cuando un<br />
pedazo grande se cayó al suelo, sentí un ruido de lata que me llamó la<br />
atención, entonces me puse a cavar hasta que descubrí una lata, esas de<br />
dulce de membrillo, estaba muy bien atada con alambre de cobre.<br />
Agarré la lata, me senté en la puerta del galpón y empecé a desatar, para<br />
ver qué era aquello. Cuando la destapé fue como un relámpago del cielo el<br />
resplandor que salió y me dio de lleno en los ojos. Tanto que por una<br />
semana no pude mirar el sol.<br />
- 77 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Era algo que nunca había visto: ¡Monedas grandes de oro como doblones y<br />
otras más chiquitas con un hombre a caballo grabado!<br />
Yo las agarraba entre las manos; y las miraba… las miraba… no sabía qué<br />
era esa cosa tan linda, pero siempre pensando que eso era del patrón.<br />
Resolví tapar la lata y dejar todo como estaba. Lo colgué de un tirante del<br />
galpón.<br />
Mi ignorancia me hizo desconocer el valor de lo que había encontrado, pero<br />
mi honestidad me decía que eso no era mío.<br />
Cuando llegó el patrón ya había tirado todas las paredes, tenía el trabajo<br />
terminado.<br />
El preguntó ¿Todo bien? Yo dije - ¡Sí, todo bien! Pero el corazón se me salía<br />
del pecho, entonces le conté - Encontré algo…<br />
-¿Qué encontró? -Una lata, dije. -¿Una lata? -¿Y qué tenía la lata? - Unas<br />
cosas que brillan, le dije. Entonces me llevó apartado de los demás para<br />
mirar la lata. Muy vivo cuando vio lo que era enseguida me dijo -¡Ah! ¡Eran<br />
de mi padre!<br />
-¿Qué padre? -pensé yo, si recién había comprado el puesto.<br />
Entonces me dijo que esto tenía que quedar entre nosotros, que no lo<br />
comentara con nadie y enseguida empezó a ofrecerme regalos, me dio una<br />
capa con cadena, que recién se había comprado y que eligiera el caballo<br />
que yo quisiera.<br />
- Quiero el malacara, le dije.<br />
- Agárralo nomás, y además te voy a dar $300 y 20 días para que te vayas a<br />
pasear.<br />
Después cada vez que nos encontrábamos en los boliches o en cualquier<br />
otro lado me miraba, se sonreía, me llamaba, me preguntaba cómo estaba<br />
y me daba algún dinero.<br />
Mis amigos preguntaban qué pasaba entre ese hombre rico y yo.<br />
-¡Ah! Cosas entre él y yo, les decía.<br />
- 78 -
EL LOBIZÓN<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
En Artigas, paraje de los Terceros de Catalán, salimos al monte a buscar<br />
leña con mi compañero al que le decían Pico. Él con una carreta, yo con<br />
otra. Todo el mundo decía que el Pico era lobizón. Yo no lo creía. Cuando<br />
tuvimos que hacer noche en el campo atamos los bueyes, hicimos fuego<br />
para tomar mate y churrasquear. Comimos…. Tomamos mate… y<br />
armamos las camas para acostarnos, cada uno junto a su carreta.<br />
Yo comí y me fui a acostar, él quedó a la orilla del fuego, comió más y siguió<br />
tomando mate.<br />
Como era viernes pensé: “Lo voy a cuidar”. Él miraba para arriba y para mi<br />
cama donde yo estaba acostado y después también se fue a acostar, pero<br />
antes de sacarse la ropa fue hasta donde yo estaba, me destapó la cabeza<br />
y me miró bien a la cara para asegurarse de que estaba dormido. Empezó a<br />
desvestirse, dejó el pantalón arriba del poncho, se sacó la camisa y la puso<br />
en cruz arriba del pantalón y el calzoncillo también lo puso en cruz, siempre<br />
mirando para mi cama y yo vigilando de abajo del poncho; quedó bien<br />
peladito, se recostó contra el cabezal de la carreta y como si fuera un perro<br />
mojado empezó a temblar y temblar… hasta que quedó del tamaño de un<br />
niño, entonces salió tres veces por arriba del cabezal de la carreta. Y salió<br />
aquel perro blanco lanudo que parecía tener una corbata en el cuello<br />
corriendo… corriendo… se fue para el campo, y hasta los teros armaron<br />
alboroto con el griterío.<br />
Cuando me volvió el alma al cuerpo pensé: “Le voy a esconder la ropa, a ver<br />
qué pasa cuando vuelva”. Cuando me agaché para agarrar la ropa sentí un<br />
grito: “¡No toque eso!”. Era una voz que no supe de dónde venía. Me di un<br />
susto tan grande que me acosté y me tapé hasta la cabeza con el poncho,<br />
pero cuidando cuando volviera, pero no volvía y no volvía, hasta que me<br />
ganó el sueño y me quedé dormido.<br />
Cuando me desperté estaba acostado en su cama, lo más tranquilo,<br />
durmiendo.<br />
- 79 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Eduardo Domínguez<br />
Unidad de Alta Dependencia<br />
(22/06/<strong>04</strong>-28/10/10)<br />
SE TERMINÓ 2008, OTRO AÑO QUE PASÓ<br />
- 80 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
SE TERMINÓ 2008, OTRO AÑO QUE PASÓ<br />
El tipo comenzó fenómeno, me dio un enero lleno de cosas lindas y de las<br />
otras pero no tan malas y pasajeras.<br />
Luego llegó febrero y el dios Momo me trajo su carnaval, el cual disfruté<br />
plenamente, el tablado, la gente linda de este barrio “La Unión”, los<br />
conjuntos, la militancia. El estar ahí. El ser aceptado y mimado.<br />
Tantas cosas. Oh, mi Dios…<br />
Y llegó marzo; parece que el dios de los malos ya me había tendido una<br />
trampa muy fea.<br />
Me tiró en el rostro un cáncer que supo hacer estragos en mi nariz y también<br />
en mi espíritu.<br />
Pero lo que no sabía ese dios es que yo tengo en la mochila de mi vida un<br />
montón de amigos, de compañeros, que hicieron tanto por mí, además me<br />
trajo un grupo de profesionales que siempre apuestan a la vida.<br />
Y me sacaron el mal. Y hasta me hicieron una nueva nariz. Y pasaron los<br />
meses. Allá por el mes de julio, el destino, la vida o el esfuerzo de mis<br />
compañeros hizo posible que llegara a estar en este hermoso lugar que se<br />
llama <strong>Hospital</strong> Geriátrico Piñeyro del Campo, donde hasta hoy me<br />
encuentro. Aquí me encontré con un mundo diferente, muy distinto al que<br />
tenía y comencé otra historia en la historia de mi vida.<br />
- 81 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Raquel Prats<br />
Centro Diurno<br />
TÚ Y YO<br />
- 82 -
TÚ Y YO<br />
Nos alumbrará la aurora<br />
de este año que comienza<br />
como flor que con paciencia<br />
uno la ve florecer.<br />
Si miramos el ayer<br />
mañana será divino.<br />
La calandria allá en el nido<br />
con su trino nos engalana<br />
y la criolla guitarra podrá cantarle al amor.<br />
Pero esta dulce pasión<br />
solo la vivimos<br />
Tú y Yo.<br />
- 83 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Custodio Bidarte<br />
Unidad de Semiválidos<br />
CASOS Y COSAS DE MIS DIAS II<br />
- 84 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
CASOS Y COSAS DE MIS DÍAS TOMO II (CONTINÚA)<br />
(De todo un cuaderno que es el tomo antes<br />
mencionado se copian partes de algunos días)<br />
Viernes 26 de mayo<br />
Me acuesto 17:05 hs, 18º C despierto me visto ordeno la cama listo a la calle<br />
17:25 quiosco Pasteur tuve un acierto 14, repito, me retiro Cipriano Miró 8<br />
de Octubre, J. Batlle y Ordóñez viernes 26 de mayo cruzo regreso a pocos<br />
pasos nos saludamos con don Horacio ya llegando la noche entro al HCP<br />
llego a la sala dejo abrigo sigo al comedor 18:50 hs 18º C se retira Beatriz<br />
19:22 hs 18º C dan sopa pescado con puré y boniatos, hamburguesa fue<br />
para la dieta y crema para 33 sirvió Guillermo.<br />
Se retira doña Blanca con la limpieza termina, pocos quedamos con<br />
Telemundo guardo comida crema, 20:18 hs me dedico a tomo II 21:15 hs<br />
18º C ya apagada la tele en pasillo sigo tomo II 21:22 hs 17º C Don Horacio<br />
se despide queda Solari leyendo, su vecino “fumata”, Chiche tele sigo mi<br />
Tomo II le falta pan, voy arriba consigo bajo entrego, me abrigo sigo lo mío<br />
Chiche espero boxeo 0:22 hs 17º C termina ahí cambio de canal 1:33 hs 16º<br />
C se va, llega, recibo pañal y llega mi vistosa Sonia (limpieza) termina se va,<br />
me acosté,…<br />
Sábado 27 de mayo<br />
Desperté 8:15 hs. 16º C con llegada de Mirta Arrúa ropa de cama Araceli<br />
medicamentos se retira ordeno mi ropero 10:10 hs 16º C voy mateando<br />
para arriba por agua caliente mateando, abajo Mujica fotos de “la que<br />
faltaba” veo y sigo llego a sala sigo con orden de ropa, me faltan sábanas<br />
arriba están Araceli, Alba y Arrúa las tres no hay bajo con lo que tengo me<br />
arreglo 10:17 hs 16º C Don Solari me da lista para comprar <strong>11</strong>:16 hs 16º C<br />
caminata de rigor Larravide 8 de Octubre José Batlle y Ordóñez cruzo <strong>11</strong>:40<br />
hs. 19º C regreso llego a José Serrato, levanto 2 pesos llego a Medalla<br />
cumplo me retiro llego al almacén retiro Patricia (dueña) embolsando me<br />
pregunta si tengo pensión listo quiere saber de Solari.<br />
- 85 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Domingo 18 de junio<br />
Voy al comedor ordenando el mate voy por Julio algo demoro pero juntos<br />
encontramos había gente reunida con el canal 10 relato Américo (programa<br />
Penal) <strong>11</strong>:00 hs <strong>11</strong>º C con Signorelli la filmación bajo otra linda, esta<br />
mañana las camas con sus acolchados ordenadas no sale filmación 12:10<br />
hs <strong>11</strong>º C bajo consigo me ubico ahí veo la filmación.<br />
Cuando llega dejan sopa con pastel de acelga guiso 15 comimos termino<br />
sigo con canal 10 Joana me pinta para la actuación a las 15 hs en salón de<br />
actos voy arriba varios pintados termino entre los últimos todo bien Gabriela<br />
controla el salón vamos los uniformados y quedamos a poco de lo que es la<br />
entrada a esperar que llegan de canal 10. Entre que se ordenan<br />
entrevistados entramos actuamos actuaba grupo baile clásico como fue<br />
posible ubicamos el local nunca vi tanta gente actuamos (repetición)<br />
conforme el público llega “la que faltaba” al fin sigue el festejo Día del<br />
Abuelo no había asiento ni para llegar donde se iba 18:00 hs <strong>11</strong>º C se veía<br />
gente con saludos de despedida ómnibus coches en puertas iban sumando<br />
al fin salidas yo con saludo de los que circulan llego al pabellón me ubico<br />
19:55 hs <strong>11</strong>º C llega con sopa pastel de verduras jugo pan bananas para 28<br />
que Guillermo sirvió termina con sala y se despide. Miro Telemundo<br />
Dominical veo tele película Space se va don Horacio, Chiche 0:30 hs 10º C<br />
apago tele me retiro voy orino termino llego a sala a Dios gracias por este<br />
día que sea buena la noche. Amén.<br />
- 86 -
Edison Baute<br />
Centro Diurno<br />
PRIMAVERA<br />
- 87 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
Voy a recordar un poema que hice cuando tenía 18 años,<br />
tengo muchos más, pero este es el que recuerdo como el más querido:<br />
PRIMAVERA<br />
Se acerca la primavera<br />
con gorjeos y trinos de pajarito cantor,<br />
se viste todo de verde, el color de la esperanza.<br />
Primavera llega pronto que te esperamos con ansias.<br />
Cual flores de un jardín con verde<br />
el amor en ti florece<br />
¡Oh! primavera dame el amor<br />
de tu sol quiero tibieza<br />
de tus flores el color.<br />
- 88 -
Nahír Medina<br />
Unidad de Psicogeriatría<br />
POEMA I<br />
POEMA II<br />
POEMA III<br />
POESÍA “LOS PENSAMIENTOS”<br />
MIS TRABAJOS<br />
NUEVA SELECCIÓN<br />
METEOROLOGÍA<br />
QUERIDA NELLY<br />
LOS NAIPES<br />
QUERIDA AMIGA<br />
- 89 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
POEMA I<br />
Te agradezco que te acuerdes de mí en estos días trayéndome galletitas<br />
con las cuales invité a mis amigas.<br />
Para recordar este obsequio me decidí a dibujar la bolsa con los mismos<br />
colores relampagueantes en una tarde de febrero.<br />
En pocas palabras, uniendo letras del abecedario te voy a dar las gracias<br />
pensando en tus seres queridos que viven felices recibiendo amigos en tu<br />
casa del Pinar junto a tus hijos y esposa.<br />
Espero tu llegada hoy en el horario vespertino para entregártelo.<br />
Pensando en dulces palabras como tú me recuerdas en los días anteriores,<br />
me decido a escribirte con cariño este poema, deseándote felicidad y<br />
bendiciones para todos, de Nahír.<br />
POEMA II<br />
Escribí este poema dirigido a mis amistades, como recuerdo yo a mis<br />
hermanos, porque yo les llamo hermanos a mis queridos amigos; son mis<br />
hermanos por lo cual en los días domingos le rezo a Dios pensando en mi<br />
salud, en oraciones para cada uno, que sean unidos en familia como son<br />
los abuelos de donde viví en estos años junto a ellos.<br />
Las enfermeras son como mis hermanas por la ayuda que le dan a los<br />
abuelos del Piñeyro. Pidiéndole a Dios por todos en este domingo de<br />
febrero.<br />
POEMA III<br />
En la mañana de este domingo me sorprendiste al recordar años anteriores<br />
que estuviste en los distintos pabellones.<br />
Recordando los años en que mi salud era delicada y pasaba en cama, pero<br />
agradezco a las enfermeras sus preocupaciones para mejorarme haciendo<br />
consultas con médicos.<br />
Eres simpática, agradable en tu trato y al verte hoy sentí alegría y<br />
dialogamos de meses anteriormente, cuando llegué a este pabellón.<br />
Espero que tu familia se encuentre bien para leerles este poema,<br />
- 90 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
deseándole que Mirta Raquel reciba junto a sus familiares bendiciones del<br />
Señor Dios con buena salud para todos, con encuentros agradables en<br />
días venideros, son los deseos de Nahír.<br />
POESÍA “LOS PENSAMIENTOS”<br />
Llegaste en la mañana de un día lunes del nuevo año en compañía de un<br />
amigo mío, que te presentó a una abuela de este pabellón.<br />
En la presentación nos dijimos nuestros nombres, el tuyo lo recordaré por<br />
siempre en los años que lleguen y no lo olvidaré.<br />
Admiro tu simpatía Gabriela, para poner en el <strong>libro</strong> que se editará por<br />
decisión de las autoridades mi foto en la cual elegiste con gusto la que me<br />
sonreí.<br />
En dicho diálogo cariñosamente me comentaste del <strong>libro</strong> que se editó hace<br />
aproximadamente dos años, o sea en 2008, pero lo único que no me<br />
informaste es su título.<br />
Tienes modales delicados en tus palabras sobre el título imaginario;<br />
muchos abuelos presentaron varios títulos y, según me enteré, fue elegido<br />
el pensado por un abuelo amigo.<br />
Te deseo felices pensamientos en éste para las ediciones, pensando en un<br />
segundo <strong>libro</strong> con bendiciones de Dios para Gabriela.<br />
MIS TRABAJOS<br />
En años anteriores mis trabajos fueron otros por decisiones de mi familia y<br />
después de cursar estudios en distintos colegios fui a academias para otros<br />
aprendizajes que los recuerdo en mi memoria y si me lo preguntan se los<br />
digo.<br />
Después de aquellos años mi vida cambió por obra del Señor Dios y hoy<br />
estoy en mi casa actual viviendo junto a otras abuelas.<br />
En esta tarde fui pensando en unir palabras como en tardes anteriores y<br />
meses del año anterior.<br />
Escribiendo poesías para mis amigos enfermos así como para amigos que<br />
me visitaron en los meses pasados, a los cuales les entregué poemas y<br />
ellos me agradecieron con cara de felicidad, elogiando mis escrituras para<br />
llevarlas de recuerdo.<br />
- 91 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
En el año 20<strong>11</strong> estoy esperando novedades para cuando comience el<br />
espacio literario y concurrir con mis cuentos para leer allí algunos de los<br />
poemas, y que me autoricen para hacer un <strong>libro</strong> o más las autoridades de<br />
este centro de abuelos.<br />
Logrando ello continuaré escribiendo, son los deseos de Nahír.<br />
METEOROLOGÍA<br />
Como se había anunciado han continuado los días nublados con lloviznas y<br />
espero que éste llegue a mejorar un poco en las próximas horas.<br />
Alrededor de las 10 comenzó a solearse un poco, pero deseo que los rayos<br />
solares iluminen con fuerza en los días siguientes.<br />
Que la luna ilumine las ciudades, llene de luces los tejados y ventanas de<br />
las casas donde esperan a los Reyes Mayos los niños y abuelos y demás.<br />
Después del día 14 de enero de 20<strong>11</strong> seguiré comunicando los estados del<br />
tiempo en estas hojas de continuación de la meteorología.<br />
El día 16 de enero de 20<strong>11</strong> en las horas del atardecer comenzó a oscurecer<br />
y con el viento fuerte no sólo en la capital sino en toda la zona este y norte de<br />
nuestro país, ya que en Soriano sus habitantes perdieron a familiares por<br />
voladuras de los techos por el huracán.<br />
Al día siguiente -al observar- fue nublado aunque después mejoró, ya que<br />
salió el sol, y con sus rayos alumbró con fuerza hasta la salida de la luna.<br />
Aunque los grados llegaron a ser 23 o 25, según escuché en dichos<br />
informativos.<br />
QUERIDA NELLY<br />
En la noche de ayer<br />
me sorprendí al verte.<br />
A nuestra sala llegaste<br />
tú para descansar.<br />
Fue una agradable sorpresa<br />
para mí porque<br />
te quiero y aprecio cada<br />
día más en estos lugares.<br />
- 92 -
En días anteriores hablamos de tus<br />
sueños, cuando viajaste a Estados Unidos<br />
a ver a tus hijos<br />
y viste las nevadas de distintas<br />
ciudades. Ahora las dos podamos<br />
dialogar ya que somos<br />
compañeras y que Dios nos<br />
bendiga por muchos años.<br />
LOS NAIPES<br />
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
En la tarde de hoy, junto a mis amigas enfermeras, de las que acepté su<br />
invitación, jugamos unos partidos de conga y, según pensamos, fui<br />
ganadora. Pasamos entretenidas por unas horas de este día.<br />
Son muy simpáticas conmigo las tres.<br />
Sus nombres son Nieves, Miriam y Sandra, que llegan para los horarios de<br />
la tarde.<br />
Les agradezco su atención a todas y siempre las esperaré otros días.<br />
QUERIDA AMIGA<br />
He pensado detallar cómo nos conocimos en este lugar un domingo a la<br />
tarde cuando llegaste en compañía de unos amigos tuyos.<br />
Desde entonces nos vemos cada poquito tiempo en el Piñeyro que es<br />
donde vivimos dos amigas tuyas.<br />
A ti, Esther, te dediqué estas letras con cariño y con buen corazón que me<br />
endulzan el paladar como cuando probé los caramelos y te doy las gracias<br />
por tu atención.<br />
Te voy a preguntar por una amiga de ustedes que vino hace un mes y no la<br />
volví a ver desde que llegaron juntos en este año.<br />
Que la recuerdo bien por lo atenta conmigo y deseo ser informada por ti<br />
Esther, ¿cuál es el motivo de faltar en dichas visitas o está viajando?.<br />
Después de narrar estas letras me despido de ti Esther y pido protección del<br />
Señor Dios.<br />
- 93 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
- 94 -
Catalina Silva<br />
Unidad de Alta Dependencia<br />
EN NUESTRO HOGAR<br />
- 95 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
EN NUESTRO HOGAR<br />
Yo me llamo Gladys y mi compañera Juana, estamos en un internado.<br />
El anexo es una casita mía y de Juanita porque estamos las dos, y a veces<br />
ponen a Yolanda acá cerca.<br />
Nosotros festejamos los cumpleaños de Ivonne, Juanita y el mío, tengo una<br />
amiga que me hace torta de fiambre, pizza y me trae refrescos: se llama<br />
Anita.<br />
Desde que vine acá no salgo mucho y en diciembre salí al parque<br />
acompañada de una funcionaria, Leticia, que es enfermera, se quedó en el<br />
parque conmigo para ayudarme con el mate, me acompañó en la mañana.<br />
Salí esa vez y otra que Daniela me sacó, pero Daniela se enfermó con<br />
tendinitis, cuando se reintegre no va a poder venir y la voy a extrañar.<br />
La directora a mí me cayó muy simpática y agradable, hablé poquito con<br />
ella, pero me pareció que es una buena persona.<br />
Yo me presenté como delegada de la sala de mujeres.<br />
Con Gabriela trabajamos en la oficina en PC hasta que me enfermé, pero<br />
soy la secretaria, pasaba trabajos en PC y atendía el teléfono.<br />
Ahora espero mejorarme para volver a ir.<br />
- 96 -
Jorge Rodríguez Santos<br />
Unidad de Alta Dependencia<br />
UN SALUDO A PRIORI<br />
¿A MODO DE INICIAR MEMORIAS?<br />
- 97 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
UN SALUDO A PRIORI<br />
Un saludo a priori pero también, conjunta y gustosamente, la presentación<br />
breve y amable frente al tema que encaro por acercamiento de fechas y de<br />
tan amado tema… y de tantas bellezas de cercanías contactadas en este<br />
hospital geriátrico desde donde Jorge (quien escribe) tiene, agradecido y<br />
hasta en ocasiones maravillado de convivencias con hermosuras de<br />
espíritu y fisonomías que saben apreciar mi sensibilidad de artista del color:<br />
pinturas al óleo, durante largas temporadas (de paso un saludo al amado<br />
Gauguin -el mayor colorista del siglo XIX- por maestro, por huraño, por loco<br />
y por genial). ¡Podía haber dejado algo de su imaginería y de sus modales<br />
femeninos!<br />
Pero prosigamos presentándonos: la búsqueda filosófica y creativa de los<br />
juveniles y siempre vívidos viajes a lo largo de los ríos del Uruguay con la<br />
sola pero bien aventurada compañía de Sartre, Unamuno y Nietzsche,…<br />
Acampando en las más bellas e ignotas playas de un país desconocido.<br />
Otras veces, poniendo la canoa a modo de protección campera en<br />
revolcaderos de jabalíes y capinchos, en cercanía de cruceras y toda la<br />
fauna nacional y nativa (y hermana como decía el Santo de Asís) y el<br />
Zaratustra compañero de siempre para que espectralmente me gritara ¡Tú,<br />
tú y tú Salvaje Sabiduría! Hasta que el Mago Gardel, fogoncito y mate<br />
amargo, como siempre recordativo y mágico me llevara hasta el amor<br />
lejano de mujer: aquí estoy, sin fe, sin Dios y sin ti.<br />
Vaya a modo de presentación para llegar a la fecha actual: 8 de marzo,…<br />
Día Internacional de la Mujer ¡Puf! Seré sincero: no me gusta eso de “Día de<br />
…” (a ellas creo que tampoco), siempre le encuentro su filo comercial y las<br />
mujeres se cansaron de eso de contabilizar las fechas. Tampoco vamos a<br />
caer, ¡Vade retro!, en la bobería vulgar de afirmar desacertadamente como<br />
en otras ocasiones: son todos los días del año, ¡macanas! Me interesa el<br />
hoy, el ya; y las homenajeo con todo aprecio y gratitud, rememorando<br />
poemas de Idea Vilariño o Circe Maia o de Juana de Arco o de mi primera<br />
novia,… por la solidaridad, comprensión y bondad de mis enfermeras,<br />
nurse y doctoras. ¡Gracias amigas mías! Sin marca de almanaque que nos<br />
indiquen aquellos mercaderes que Jesús tan sabiamente expulsó del<br />
templo.<br />
Ahora sí: me despido. Sepan que fue un gustazo darles este monólogo<br />
amistoso como ahora la extensión de mi mano sana, nos precisamos todos<br />
y yo los quiero como a mi férula y al leucoplasto.<br />
¿Nos reencontraremos?<br />
- 98 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
¿A MODO DE INICIAR MEMORIAS?<br />
Llamémosle un reencuentro para los reencuentros… ¡Sí! Sin caer en<br />
decadentes nostalgias y sí y no queriendo se empalidece el alma, que se<br />
sepa que del color amarillo de mi querido Paul Gauguin o de la flor de la<br />
retama, de la retama lejana y brillante (a la entrada del hospital). Y que allá<br />
está parecida a mis recuerdos: meses ya que esa plantita me enjardiniza el<br />
espíritu y me aromatiza los sentimientos, para este tan ansiado<br />
reencuentro con ustedes, mis nuevos amigos, mis nuevos colores.Y juntos,<br />
elevadamente juntos (escribo desde una terraza), pero desde este<br />
imaginario y alto sitial lindazo de retamas y recuerdos pensamos en una<br />
unidad; busquémosla (como Danubio busca un gol) como un título<br />
nobiliario.<br />
El color es la aristocracia del espíritu. Así fue que llevado por estas<br />
locurezcas reflexiones empecé cuando muchacho mis primeros cuadros al<br />
óleo. Fue por aquella edad que un puño cerrado me quebró el caballete<br />
nasal. No obstante, atrevidamente paciente e inspirado, conseguí unos<br />
multicolores pomos, me fabriqué los primeros bastidores y un caballete de<br />
madera, como los tradicionales pintores decimonónicos (¿los pinceles?) mi<br />
mujer solidaria y amorosamente me donaba un mechón de su largo y suave<br />
pelo. En mi creativo tallercito casero yo elaboraba todos los materiales<br />
posibles en el viejo caserón de mi querida y perdida “Vieja”. También<br />
arreglando radios y TV (¡de válvulas!). De ahí también salió la primera<br />
canoa, “a posteriori” mis fluviales y uruguayazos viajes, surgió también el<br />
primer torno eléctrico (con colaboración de Yamandú, otro “Noble” de alma,<br />
amigo, familiar, extraño paralelismo de corazón y de mente, que aún hoy<br />
me visita ritualmente con su afecto y su agua mineral). Fabriqué la primera<br />
arma defensiva “pace maker” para cristalizar la ingeniería de Samuel Colt y<br />
dejarlo desde el paisito como un cohetero brasilero (¡era arma de<br />
avanzada, pesada, rústica e insegura!). Recuerdo que la mandé armar<br />
pa'dar más impresión o más pinta.<br />
¡No faltaba más! Y a mi lado, siempre compañero y leal como un primo<br />
hermano, el perro Landrú, el amado ejemplar de Collie (de quien también<br />
obtuve algún pincel de su lacio pelambre).<br />
Todo esto que narro, ¡hay juventud!, enmarcado musicalmente con el genio<br />
de Wagner, de Mahler y por supuesto del maestro Francisco Canaro<br />
(Gracias, padre por hacérmelo oír desde gurí).<br />
A propósito de Landrú, confieso a quien me lea que yo amo los perros (y que<br />
conste que conozco todas las faunas), estoy en deuda con ellos sin<br />
- 99 -
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
importar raza ni carácter y alguna vez escribiré algo sobre estos fabulosos<br />
compañeros, históricamente leales, que siguen estando más allá del bien y<br />
del mal sin mediación de Nietzsche.<br />
¡Por suerte única que tengo! Pero particularmente el Landrú, perro manso y<br />
querible, inteligentazo y algo estéril, siempre hambriento y pedigüeño como<br />
unas caderas de mujer: pero de sobremanera filosófico con sus actitudes<br />
haraganas, ¡criado en libertad se dormitaba entre <strong>libro</strong>s antiguos, obras de<br />
arte, la quinta sinfonía (de Mahler) y las siempre embelesantes veces de “El<br />
Mago” o “el Flaco” (y regularmente la guitarrera visita de mi hermano<br />
lejano). Hoy amazónicamente perdido, como decía Jorge Amado, por las<br />
tierras del sinfín.<br />
Y los años pasaron y pasaron felices, malvados ¡Ay, amigos, es la vida!<br />
La vida: es “mina” desgreñada y bella que tanto amé y sigo enamorado.<br />
¿Todo lo he perdido? ¡No! Es del español Rafael Alberti, aquello de “me<br />
queda la palabra”. Y ahora tengo raíces nuevas, visitas queridas y la<br />
plantita de retama me sigue floreciendo de amarillos gaugueanos.<br />
Esta edad que hoy tengo ¡Es la caída!: se me cayó una pierna, se me cayó<br />
una mano y se me cayó el pelo, la dentadura y lo que se te antoje pensar. La<br />
juventud se fue, pero la casa sigue estando ahí; la imagen de la madre<br />
acomodando sus macetas en aquel viejo patio donde el perro-tudo<br />
“¡Landrú espantaba calandrias y gorriones de puro perrotudo no más!”.<br />
Todo se cae,…cierto: pero para nosotros en la terraza,… ¡vamo' arriba!<br />
Queridos y nuevos compañeros: les he revelado algunas historias íntimas;<br />
revelar intimidades es como aquel que se suena las narices y muestra<br />
después el pañuelo. Empero, espero su comprensión que les devuelvo con<br />
amistad y aprecio.<br />
¿Nos reencontraremos? Con sinceridad.<br />
- 100 -<br />
Jorge Pabellón A, sala 4 (20<strong>11</strong>)
Este <strong>libro</strong> se termino de imprimir<br />
en Noviembre de 20<strong>11</strong> en los<br />
Talleres Productivos Protegidos de la<br />
Organización Nacional Pro Laboral para Lisiados<br />
ONPLI<br />
Ceibal 1629 - Tel.: 2203 3061<br />
Montevideo - Uruguay<br />
Depósito Legal<br />
Nº 335312<br />
- 101 -<br />
Silencios Rotos del Piñeyro
Silencios Rotos del Piñeyro<br />
- 102 -
<strong>DEL</strong>E UNA MANO AL<br />
HOSPITAL - CENTRO GERIÁTRICO<br />
“Dr. Luis Piñeyro del Campo”<br />
POR COLABORACIONES:<br />
0900 9<strong>11</strong>0 - $ 20<br />
0900 9<strong>11</strong>1 - $ 50<br />
0900 9<strong>11</strong>2 - $ 100<br />
0900 9200 - $ 200<br />
MONEDA NACIONAL:<br />
Cuenta BROU: 186 000 94 30<br />
DÓLARES:<br />
Cuenta BROU: 186 000 54 613<br />
COMISIÓN HONORARIA DE APOYO Y OBRAS<br />
Tel/Fax: 2509 3819<br />
E-mail: hospitalcentrogeriatrico@gmail.com