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LAs siete palaBras de JesÚs LAs siete palaBras de JesÚs

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Templo: era, <strong>de</strong> hecho, el puro celo<br />

por la casa <strong>de</strong> su Padre.<br />

2ª Palabra: “En verdad te<br />

digo: hoy estarás conmigo en<br />

el paraíso” (Lc 23, 43).<br />

La escena no podía ser más pungente.<br />

Jesús se encuentra entre dos<br />

E n un gesto grandioso<br />

<strong>de</strong> afecto y nobleza,<br />

Jesús encierra su rela-<br />

ción con la humanidad, legándole<br />

a María Santísima como<br />

Madre<br />

(Cristo <strong>de</strong> las Siete Palabras,<br />

paso <strong>de</strong> la Pasión en Sevilla)<br />

8<br />

ladrones. Uno <strong>de</strong> ellos hace justicia<br />

a la afirmación <strong>de</strong> la Escritura: “Un<br />

abismo atrae otro abismo” (Sl 41, 8).<br />

Blasfema contra Jesús, diciendo:<br />

“¿Acaso no eres tú el Cristo? Sálvate<br />

a ti mismo y a nosotros” (Lc 23, 39)<br />

En cuanto ese ladrón ofen<strong>de</strong>, el<br />

otro alaba a Jesús y amonesta a su<br />

compañero, diciendo: “¿Ni siquiera<br />

tú, que estás en el mismo suplicio,<br />

temes a Dios? Nosotros, en verdad,<br />

estamos justamente, porque recibimos<br />

lo merecido por nuestras obras;<br />

pero este nada malo ha hecho” (Lc<br />

23, 40-41).<br />

Son palabras inspiradas, en las<br />

cuales trasparecen la santa corrección<br />

fraterna, el reconocimiento <strong>de</strong><br />

la inocencia <strong>de</strong> Cristo, la confesión<br />

arrepentida <strong>de</strong> los crímenes cometidos.<br />

Son virtu<strong>de</strong>s que le preparan el<br />

alma para una osada súplica: “Jesús,<br />

acuérdate <strong>de</strong> mí cuando llegues a tu<br />

reino” (Lc 23, 42).<br />

El buen ladrón lo reconoce en<br />

este momento como Señor y Re<strong>de</strong>ntor.<br />

El “acuérdate <strong>de</strong> mí” es<br />

afirmativo, no tiene ningún sentido<br />

condicional, pues su confianza es<br />

plena e inconmovible. Compren<strong>de</strong><br />

la superioridad <strong>de</strong> la vida eterna<br />

sobre la terrena, por eso no pi<strong>de</strong><br />

aquello que, para el mal ladrón,<br />

constituye un <strong>de</strong>lirio: el alejamiento<br />

<strong>de</strong> la muerte, la recuperación <strong>de</strong> la<br />

salud y <strong>de</strong> la integridad.<br />

El buen ladrón confiesa públicamente<br />

a Nuestro Señor Jesucristo,<br />

al contrario incluso que San Pedro,<br />

que habría negado tres veces al Señor.<br />

Tal gesto le hizo merecer <strong>de</strong> Jesús<br />

este premio: “En verdad te digo:<br />

hoy estarás conmigo en el paraíso”<br />

(Lc 23, 43).<br />

Haretón

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