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Aunque Camino sin rumbo-JesusOche-IVCN - Hoz de Jaca

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<strong>Aunque</strong> <strong>Camino</strong> <strong>sin</strong> <strong>rumbo</strong><br />

A ti que me acompañas, caminante perdido <strong>sin</strong> <strong>de</strong>stino, que has llegado hasta<br />

aquí guardando mi silencio y buscando mi mano, andariego <strong>de</strong>scalzo que hoyaste los<br />

sen<strong>de</strong>ros trazados con mis palabras y mis versos, sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> gaviotas y <strong>de</strong> alondras, <strong>de</strong><br />

palomas torcaces… y has llegado hasta este recodo <strong>de</strong>l camino, pisando lodo y polvo<br />

con tus pies <strong>de</strong>scalzos y dispersos, tu que me has acompañado por el margen escrito <strong>de</strong><br />

unos versos, <strong>de</strong>scansa ahora. Bebe <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong> lo eterno y comparte conmigo la vieja<br />

melodía que cantamos un día abrazados al alcohol, la recuerdas, aquella que cantamos<br />

con los que ya no están, quedaron <strong>de</strong>scansando a lo largo <strong>de</strong> la vieja y larga trocha.<br />

Comparte conmigo la vieja melodía y bebamos un trago <strong>de</strong> este vino, vayamos a lo lejos<br />

a cruzar la línea ambigua <strong>de</strong>l horizonte inquieto, siempre la misma línea a lo lejos,<br />

siempre la misma esperanza a lo lejos. Ahora que ves cerca el último <strong>de</strong>stino, sosiega el<br />

corazón y rienda corta al caballo <strong>de</strong>sbocado, rienda corta al anhelo por tantos días<br />

perseguido y escucha aquello que en voz queda voy a <strong>de</strong>cirte:<br />

A ti, que no esperas un <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> estrellas, eres simplemente el testigo abisal <strong>de</strong><br />

mi memoria, <strong>de</strong> todo lo que escribo en esta hora, versos, cuentos y recuerdos. En esta<br />

hora cuando el <strong>de</strong>shielo hume<strong>de</strong>ce los barrancos y lloran su <strong>de</strong>sahucio las madres<br />

ultrajadas, hago recuento inútil <strong>de</strong> los años que se fueron esperando aquel día, <strong>de</strong><br />

aquellas mujeres que nunca supe que me amaron, <strong>de</strong> las batallas perdidas con huellas<br />

en la piel, <strong>de</strong> todos los duelos a primera sangre… lo cuento para ti, caminante, mi<br />

hermano, para que algún día, sentado en el fondo <strong>de</strong> una dolina o quizás en una cumbre<br />

pasajera <strong>de</strong> otro tiempo, puedas nombrar mi ausencia, y recordar que un día fuiste verso<br />

y parte <strong>de</strong> un poema.<br />

Quizás <strong>de</strong>biera callar tanta in<strong>de</strong>cencia, tanto día barato, tanta gloria excesiva,<br />

pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tantos años <strong>de</strong> vivir y ser vivido, no me asustan las lacónicas preguntas<br />

<strong>de</strong> difícil respuesta: ¿De don<strong>de</strong> coño vengo? ¿Qué hago yo aquí por el momento? ¿Por<br />

que estoy pensando? Si solo soy un ser <strong>de</strong> puño y letra, patético y vulgar, un<br />

pensamiento…<br />

Comprendo y comprén<strong>de</strong>me, estas son palabras que no <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>cirse en el día<br />

<strong>de</strong> hoy, y menos en voz alta.<br />

Ya se que entre estas cuatro pare<strong>de</strong>s te sublevas cuando la noche se hace<br />

dueña y el cansancio te pue<strong>de</strong>, y los recuerdos se juntan con los <strong>de</strong>seos y los <strong>de</strong>seos se<br />

vuelven recuerdos y la noche con su abrazo se vuelve única compañera <strong>de</strong> ayer y <strong>de</strong><br />

mañana.<br />

<strong>Aunque</strong> <strong>Camino</strong> <strong>sin</strong> <strong>rumbo</strong>, y <strong>sin</strong> tener muy claro a don<strong>de</strong> ir, por el prologo<br />

inútil e inquietante <strong>de</strong> aquel libro que tar<strong>de</strong> mas tiempo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bido en abrir, en <strong>de</strong>scubrir<br />

sus hojas y el <strong>de</strong>stino oculto <strong>de</strong> sus palabras en ellas balbuceadas, el <strong>sin</strong> saber <strong>de</strong> sus<br />

silencios, sus puntos y sus comas, sus guiones, y el relato oculto <strong>de</strong> sus años que<br />

contando los días lenta e inevitablemente pasan, aun <strong>sin</strong> pensar, y estando entretenido<br />

viendo el discurrir lento <strong>de</strong> las nubes y el silencio, ese silencio que a veces empalaga,<br />

solo roto por el agónico relincho <strong>de</strong> un caballo en celo, o el cocear can<strong>sin</strong>o <strong>de</strong> una mula<br />

que vuelve a media tar<strong>de</strong> al establo, cargados los serones <strong>de</strong> aperos y viandas, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> un día <strong>de</strong> arar por los campos <strong>de</strong> otros dueños. Y cuyo rebuzno se rompe solo por el<br />

silbido frio <strong>de</strong>l viento <strong>de</strong>l norte que abraza inclemente nuestros huesos y nuestra piel<br />

ajada, mientras el halito azul <strong>de</strong> los pensamientos, y <strong>de</strong> ambiguas certezas <strong>de</strong> esperanza,<br />

iluminan las noches acompañando a la luz inquietante y mortecina <strong>de</strong> las velas <strong>de</strong> sebo,<br />

1


madurando las soleda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nostalgia con agria esperanza y bebiendo <strong>de</strong> vasos sémi<br />

vacios <strong>de</strong> espeso e inacabable vino rancio, mientras jugábamos envueltos en el calor <strong>de</strong><br />

las ascuas <strong>de</strong>l roble y las carrascas. Con las almas <strong>de</strong> los antepasados que fueron el<br />

prologo <strong>de</strong> la esperanza.<br />

Aquellos muertos nuestros habían inventado la Vía Láctea, el abrazo en la<br />

noche, la ternura <strong>de</strong> un niño y la nostalgia, el hierro, la canción <strong>de</strong> la siega y la<br />

esperanza en un día mejor. El dolor en las manos <strong>de</strong> una vieja, la curvatura <strong>de</strong> la espalda<br />

<strong>de</strong> un viejo cruelmente trabajado, la luz y el sufrimiento oculto en unos ojos <strong>de</strong> triste<br />

color gris. El arado, la piedra <strong>de</strong> amolar y la guadaña, la sonrisa en el rostro y el día <strong>de</strong><br />

mañana.<br />

Esos muertos que hoy nos contemplan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ayer, atravesaron los días<br />

sacrílegos <strong>sin</strong> pan y <strong>sin</strong> historia con esa lentitud atormentada <strong>de</strong> aquel que sabe contar<br />

hacia atrás las leguas medidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la eternidad a nuestros días, con la sabiduría <strong>de</strong><br />

saber, que son labriegos <strong>sin</strong> <strong>de</strong>stino, protagonistas <strong>de</strong> una historia que yo no se escribir.<br />

Que no te se contar, que ni tan siquiera te sabría <strong>de</strong>cir.<br />

Labraron mi conciencia, amasaron mi carne escribieron mi futuro con manos<br />

sensibles y amorosas <strong>de</strong> mujer, <strong>de</strong> eternidad, <strong>de</strong> luto. Manos <strong>de</strong> madre, <strong>de</strong> arcilla, <strong>de</strong><br />

tormento, manos <strong>de</strong> silencio.<br />

Encallecidas manos <strong>de</strong> hombre, <strong>de</strong> amargura, <strong>de</strong> días <strong>de</strong> tormenta y boina calada<br />

hasta las cejas mirando al firmamento. De sombrero <strong>de</strong> paja en el verano, <strong>de</strong> gachas <strong>de</strong><br />

harina al medio día, <strong>de</strong> hoz y <strong>de</strong> zoqueta hasta la puesta <strong>de</strong>l sol y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el alba, <strong>de</strong><br />

carámbanos <strong>de</strong> hielo en los amaneceres <strong>de</strong>l invierno, <strong>de</strong> crueles y frías madrugadas<br />

antes <strong>de</strong> amanecer y <strong>de</strong> la albada, para escribir los días <strong>sin</strong> sus noches mirando la<br />

esperanza antes <strong>de</strong> que el sol apriete <strong>sin</strong> consi<strong>de</strong>ración y <strong>sin</strong> mesura.<br />

Aquellos muertos vivientes amasaron mi conciencia, mi carne, mis recuerdos el<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ayer y mi mañana.<br />

Sembraron mi camino y me enseñaron a vivir el hoy y a compartir la senda <strong>de</strong><br />

un futuro.<br />

Hoy me siento a recordar, vestido <strong>de</strong> pretérito imperfecto in<strong>de</strong>finido.<br />

La memoria es el territorio <strong>de</strong> la ausencia, don<strong>de</strong> nos vestimos <strong>de</strong> ayer con las<br />

mejores galas <strong>de</strong> domingo y <strong>de</strong> fiestas <strong>de</strong> guardar, aquella camisa limpia que nos<br />

poníamos para “Sacar al Santo” y escribimos los libros que se han <strong>de</strong> leer mañana.<br />

El arcón don<strong>de</strong> duermen los recuerdos, los secretos, los <strong>de</strong>seos las idas y<br />

venidas, las dudas, los días <strong>de</strong>l ayer, las muñecas <strong>de</strong> trapo y aquel tren <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que<br />

nunca echó humo por sus fauces, pero nos hizo compañía cuando niños, queríamos<br />

viajar a las estrellas. Una cuerda gastada, una peonza coja, un beso en un zaguán y dos<br />

canicas.<br />

La memoria es el arcón lleno <strong>de</strong> escalofríos, <strong>de</strong> batallas, <strong>de</strong> retratos, <strong>de</strong> besos, <strong>de</strong><br />

nostalgias, <strong>de</strong> secretos que no se han compartido.<br />

La brasa, el carro, la piedra que golpea la nostalgia, el tiempo in<strong>de</strong>finido, la cal,<br />

la arena, el día <strong>de</strong> mañana que nunca pudo ser, y aquella puerta que se cerró <strong>de</strong>spacio,<br />

<strong>sin</strong> apenas ruido, a nuestra espalda.<br />

La memoria es la llave que se perdió y que guarda el secreto <strong>de</strong> mi yo, escrito<br />

con mi letra <strong>de</strong> caligrafía inconfundible, <strong>de</strong> caligrafía in<strong>de</strong>formable y con tinta<br />

in<strong>de</strong>leble. Diciéndome cual es mi lugar, cual es mi sitio. Grabado sobre la frente <strong>de</strong>l<br />

olvido, sobre el vientre azul <strong>de</strong> los moribundos, con palabras disfrazadas <strong>de</strong> arrugas en<br />

el alma, en la cara y piel endurecida tapizando las palmas <strong>de</strong> las manos..<br />

Silencios que tapan oqueda<strong>de</strong>s, solsticios en el alma, equinoccios <strong>de</strong> invierno en<br />

primavera.<br />

2


.-Hace frío<br />

.-cojo una manta y cubro con ella mi propio <strong>de</strong>samparo, mientras escribo en<br />

contra <strong>de</strong>l silencio, la amnesia y el olvido sepulcral <strong>de</strong> los vencidos, contra la luz cenital<br />

<strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s, y pido a todos los presentes una respuesta por la hiel que vertieron los<br />

patriarcas plasmando la mentira <strong>sin</strong> sonrojo, sobre la iniquidad y el <strong>de</strong>samparo <strong>de</strong> los<br />

cadáveres <strong>de</strong> los vencidos. Esos muertos que hace días ya que <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> beber a mi<br />

lado, <strong>de</strong> usar mi camisa <strong>de</strong> los domingos y fumarse el ultimo <strong>de</strong> mis cigarrillos.<br />

Vuelvo la vista otra vez para mirar <strong>de</strong> soslayo lo que queda <strong>de</strong> aquel camino<br />

andado. Me <strong>de</strong>tengo y entorno los ojos para saber si acaso queda algo o alguien<br />

rezagado, si acaso queda alguien <strong>de</strong> los que aquí estuvieron y anduvieron con migo, o<br />

me dijeron<br />

.-Vete por <strong>de</strong>lante que ahora sigo.<br />

Vuelvo la vista tan solo por <strong>de</strong>tenerme en un momento y <strong>de</strong>scansar en un recodo<br />

mirando atrás y mirando a<strong>de</strong>lante, contemplando la distancia <strong>de</strong> lo andado y aquella que<br />

me queda por andar.<br />

Hoy cuando claman las ausencias y recuerdo el olor <strong>de</strong> la flor <strong>de</strong> la albahaca, la<br />

aliaga y el tomillo, el romero y la yerba buena, y veo sobre mi <strong>de</strong>sgastada ropa <strong>de</strong><br />

hombre caduco, el polvo inagotable <strong>de</strong>l camino aquel que anduvimos solos mas allá <strong>de</strong>l<br />

ayer, mientras buscábamos el hoy don<strong>de</strong> florece el tiempo <strong>de</strong> un mañana y mientras la<br />

memoria porfía, vuelvo los ojos con nostalgia en busca <strong>de</strong> un tiempo gastado que no me<br />

pertenece porque solo es <strong>de</strong> ellos, <strong>de</strong> aquellos que no están porque se fueron y solo<br />

encuentro el aliento <strong>de</strong> unos muertos que reniegan a ser parte <strong>de</strong>l olvido.<br />

Suyo es el recuerdo, mía la palabra y la conjura que profana el recuerdo <strong>de</strong>l<br />

tiempo que les arrebatamos <strong>sin</strong> saber quienes eran.<br />

Quizás por eso giro la mirada en este instante para no <strong>de</strong>jarme vencer ni<br />

convencer por el perdón, buscando las palabras justas, <strong>sin</strong> saber cual ha <strong>de</strong> ser el final<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> mis versos<br />

Me he sentado al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l camino, a la hora <strong>de</strong>l ángelus y <strong>de</strong>l rezo <strong>de</strong> las<br />

animas solo para saber cual es el camino andado, por contemplar la distancia y saber,<br />

mas o menos, cual es el camino que me falta por recorrer.<br />

Pero la impunidad es imposible cuando se trata <strong>de</strong> saber que será <strong>de</strong> mañana,<br />

solo polvo, tomillo, albahaca, y flor <strong>de</strong> aliaga ha <strong>de</strong> ser mi respuesta.<br />

Pero se quien soy yo, y don<strong>de</strong> estoy, soy lo que soy, y cual es mi lugar, un verso<br />

inquieto escrito en el margen <strong>de</strong> un poema.<br />

Jesús M. Oche<br />

3

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